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CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO EN EL AUTISMO. APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE ITERACIÓN.1
PRESENTADO POR: ANGIE GIOVANNA TRUJILLO SANCHEZ2 ASESORA: MONICA PATRICIA LARRAHONDO ARANA3
UNIVERSIDAD DE SANBUENAVENTURA FACULTAD DE PSICOLOGÍA ESPECIALIZACIÓN EN PSICOLOGÍA CLÍNICA CON ORIENTACIÓN PSICOANALÍTICA SANTIQGO DE CALI 2015 1
Este artículo se deriva del estudio realizado como trabajo de grado para optar el título de Especialista en Psicología Clínica con Orientación Psicoanalítica. Inicio Octubre 2014, finalización Agosto 2015 2 Estudiante de la facultad de Psicología – Especialización en Psicología Clínica con Orientación Psicoanalítica de la Universidad de San Buenaventura seccional Cali, Colombia
[email protected] 3 Psicóloga, Magíster en Psicoanálisis de la Universidad de Buenos Aires. Docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura Cali
[email protected]
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CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO EN EL AUTISMO. APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE ITERACIÓN Resumen: el actual trabajo de grado busca comprender la constitución del sujeto en el autismo teniendo como marco conceptual la enseñanza de Lacan, especialmente las últimas conceptualizaciones desarrolladas por el Campo Freudiano; retomando las elaboraciones de autores contemporáneos como Jaques- Alain Miller, Eric Laurent, Silvia Tendlarz y Jean- Claude Maleval. Lo que se pretende es realizar una aproximación paulatina al concepto de iteración, planteado por Jacques- Alain Miller, partiendo de las primeras conceptualizaciones de Lacan respecto a la constitución del sujeto. Para ello se realiza el abordaje en seis momentos diferentes de la constitución subjetiva, desde el estadio del espejo hasta aquellas elaboraciones que giran en torno al concepto de goce, realizando una lectura transversal de la obra de Lacan y relacionándolo con pequeñas viñetas clínicas. En esa línea de ideas se concluye que
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comprensión del autismo como la forma más extrema de la psicosis esquizofrénica, pasa a ser definida en los últimos años por autores contemporáneos como un funcionamiento subjetivo singular, caracterizado por el retorno de goce en el neo borde y la iteración de la letra. En relación a esta última característica, se comprende que el autismo es un funcionamiento subjetivo en donde se rompe la cadena de significantes quedando obstaculizado el sentido, es decir hay un S1 solo que no remite a un S2, por tanto lo que el sujeto manifiesta no tiene sentido, y se percibe como la iteración de un significante aislado que corresponde a un modo particular de goce. Palabras claves: autismo, iteración, alienación, separación, enunciación, goce, psicoanálisis.
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1. INTRODUCCION
Las últimas elaboraciones conceptuales realizadas por Eric Laurent y Jacques- Alain Miller definen al autismo como un funcionamiento subjetivo singular diferente al de la esquizofrenia infantil. Teóricamente ambos autores parten del planteamiento de que el autismo se diferencia de la psicosis, y aunque presentan algunas características similares en la infancia, pues pertenecen a la esfera macro de la estructura psicótica, no corresponden uno con el otro. Como menciona Eric Laurent, remiten a “dos modos de relación al Otro del significante” y “modos distintos de retorno del goce”. (Laurent E. 2010 p. 12).
En el autismo tenemos que el sujeto no se relaciona con el Otro. Es común encontrar en la clínica sujetos autistas encapsulados y rechazando al Otro a través de diferentes formas, entre las cuales se evidencian el mutismo, el no contacto visual, la iteración, entre otros. Y en lo que respecta al retorno de goce, J- A Miller y E. Laurent diferencian la clínica de la psicosis marcando los distintos modos como retorna el goce en cada tipo clínico. Entonces, encontramos que en la paranoia el retorno del goce recae sobre el Otro. En la esquizofrenia el retorno del goce recae en el cuerpo, y en el autismo el goce retorna en el neo-borde.
Ahora bien, J-A Miller ha señalado una especificidad en el autismo: la iteración. Por consiguiente, resulta importante precisar lo que se entiende por iteración, siendo esta, la repetición acentuada de un solo significante al que Lacan llama S1, y que podría evidenciarse a través de repeticiones que tiende a caracterizar a los sujetos autistas en el uso del lenguaje, en la
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fijeza de los movimientos, la exigencia de lo mismo, las conductas estereotipadas, la elaboración de trayectos fijos, los circuitos y las series prolongadas y repetitivas durante el análisis. (Tendlarz, S. E; Larrahondo, M.P & Mas, M. 2013).
Tendlarz & Álvarez en su libro “¿Qué es el autismo?” mencionan que existen dos valores de S1: hay un S1 que remite a un S2, es decir al resto de la cadena significante, y hay un S1 que no llama a la cadena de significantes, un S1 solo. En el autismo solo hay un S1 sin S2, por tanto, el S1 se repite constantemente y no presenta ninguna significación. Esto es lo que se denomina “iteración de la letra sin cuerpo”. (Laurent, 2011, en Tendlarz & Álvarez, 2013. p 94)
En el desarrollo del trabajo se busca dar cuenta de la construcción de sujeto en el autismo teniendo especial interés en el concepto de Iteración. No obstante, se considera necesario realizar una revisión conceptual respecto a la forma como se ha entendido la constitución del sujeto en el autismo previo al concepto de Iteración, con el objetivo de comprender el desarrollo teórico que dio lugar a esta particularidad clínica del autismo.
Teniendo presente todo lo anterior, se tiene como objetivo general comprender la constitución del sujeto en el autismo teniendo en el horizonte el concepto de Iteración. De allí que el marco conceptual corresponde a la enseñanza de Lacan, especialmente las últimas conceptualizaciones desarrolladas por autores contemporáneos como: Jaques- Alain Miller, Eric Laurent, Silvia Tendlarz, Jean Claude Maleval, entre otros. Por otra parte, se pretende introducir
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pequeñas viñetas clínicas que ejemplifiquen los conceptos teóricos, haciendo especial énfasis en el concepto de Iteración. Para lograr dicho objetivo general hace falta plantear los siguientes objetivos específicos:
Explicar la constitución subjetiva en el autismo a partir del Estadio del Espejo.
Explicar la constitución del sujeto en el autismo a partir de las operaciones de alienación y separación.
Situar desde la teoría lacaniana el modo particular como el sujeto autista se ubica en el lenguaje.
Describir la especificidad del autismo a partir del concepto de Goce.
Explicar el concepto de iteración a partir de una viñeta clínica.
Por consiguiente el marco teórico se divide en cinco puntos específicos: El primero consiste en una breve descripción de la constitución subjetiva del autismo según las conceptualizaciones desarrolladas en el “Estadio del espejo” de Lacan. En éste apartado se puede observar cómo este desarrollo conceptual se encuentra relacionado con la constitución del cuerpo. El segundo punto se enfoca en la constitución del sujeto a partir de las operaciones de alienación y separación. El tercer punto hace referencia al modo particular como el autista se inserta en el lenguaje. El cuarto punto aborda elaboraciones teóricas en relación con el Nacimiento del Otro en el autismo, el quinto punto describe la constitución subjetiva del autismo a partir de las elaboraciones conceptuales de analistas contemporáneos, incluyendo el concepto de retorno del goce y finalmente el sexto punto aborda la iteración.
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2. MARCO TEORICO
2.1 AUTISMO: FORMA EXTREMA DE LA ESQUIZOFRENIA Durante la primera época de la enseñanza de Lacan se hace énfasis en el estadio del espejo, elaboración conceptual que retoma lo planteado por Freud en “Introducción al Narcicismo”. Esta enseñanza introduce la concepción que se tiene del autismo en los años 50`s y años anteriores.
A partir de lo referido por Lacan se conceptualiza el estadio del espejo como un proceso de identificación que posibilita la transformación “producida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinación a este efecto de fase está suficientemente indicada por el uso, en la teoría, del término antiguo imago”. (Lacan 1949, p. 100).
La fase del estadio del espejo ocurre antes de que la dialéctica de la identificación con el otro se dé, al igual que antes de que el lenguaje le retorne al sujeto su función de sujeto, y es también la base de las identificaciones secundarias; las cuales tienen como función la normalización libidinal.
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La función del estadio del espejo se muestra como un caso particular de la función de la imago4, la cual es establecer una relación del organismo con su realidad. Es así como en un inicio se plantea que el sujeto presenta un yo-cuerpo desintegrado, y es a partir de la introducción de lo simbólico que se pasa a un yo-cuerpo unificado. Esto relacionado con la función de la imagen especular sancionada desde lo simbólico.
En relación a lo anterior, en el autismo se puede apreciar cómo no se constituye una imagen unificada del cuerpo. Es decir el sujeto autista no se identifica con su imagen en el espejo. “C”, joven autista de 14 años, grita sin cesar “¡dónde estoy!”. Ante el encuentro con el espejo, “C” desatiende su propia imagen, no solo evadiendo la mirada, sino realizando estereotipias frente al encuentro con el semejante. “C” nos enseña que en el autismo, al igual que en la esquizofrenia, no se encuentra la imagen de un cuerpo unificado, falta la intervención simbólica del Ideal del yo que designe que ésa imagen que él mismo ve en el espejo es él. Así mismo, nos indica ése efecto de perplejidad y júbilo que suscita el encuentro con su propia imagen.
Ahora bien, el planteamiento del estadio del espejo permite pensar en la teoría simbólica de Lacan de los años 50’s, donde el Otro antecede al nacimiento del sujeto, en tanto el Otro puede estar representado en el lenguaje mismo. (Waelhens, 1972). Desde esa perspectiva el sujeto al nacer se incorpora a los significantes y representaciones del lenguaje, separándose así del resto
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Se comprende por imago aquellas representaciones inconscientes que orientan la forma en que el sujeto se relaciona con los demás. Según el diccionario de psicoanálisis la imago se designa como un “prototipo inconsciente de personajes que orienta electivamente la forma en que el sujeto aprehende a los demás; se elabora a partir de las primeras relaciones intersubjetivas reales y fantaseadas con el ambiente familiar (Laplanche & Pontalis, 1996. p. 191)
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de los animales, o como menciona Poissonnier (1998) retomando a André Leori-Gourhan, “el lenguaje como índice de la aparición del hombre en la filogénesis” y “la frontera particular de la humanidad” (p. 51). En ese sentido el lenguaje posibilita el paso entre la inmediatez y la mediación. Es en ese sentido que Waelhens (1972) menciona respecto del lenguaje que “se trata en primer término… de renunciar a la inmediatidad e ingresar en la mediación, revelándose esta última inseparable de la constitución de un simbolismo” (p. 39). Por otra parte, aborda la represión primaria mencionándola como “lo concerniente al primero y más temprano representante de la pulsión,” (p. 43) de lo cual la conciencia no tiene ningún indicio. Y en esa línea de ideas, Waelhens (1972) se pregunta sí esto que Freud denomina represión primaria no estaría relacionado con la renuncia a lo inmediato y el paso a lo mediático, como ocurre en la instauración del lenguaje. Waelhens (1972), retomando a Freud, menciona que la ausencia o la insuficiencia de la represión primaria son responsables total o parcialmente de la psicosis. Así como la incapacidad de ingresar en la cadena de significantes del lenguaje, también caracterizaría la constitución psicótica en el sujeto. Este planteamiento se ejemplifica a partir de lo mencionado en el texto El Acceso al Lenguaje y la Represión Primaria. Su Fracaso en la psicosis Esquizofrénica, en cuanto el sujeto psicótico no ha logrado constituir la esfera simbólica de la cual el mayor representante es el lenguaje.
En el Seminario 1 Lacan introduce para el autismo la falta de constitución de la dimensión del llamado y sus efectos en la comunicación. En el autismo, considerado como un subtipo clínico de la psicosis, hay una incapacidad radical para ingresar a la cadena de significantes, dificultando el llamado. Es así como en los años 50’s se refiere que por las características que presenta la constitución autística, (su limitación frente a la inscripción del sujeto en el lenguaje),
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este se sitúa como una manifestación extrema de la psicosis esquizofrénica. En el sujeto autista algo ha quedado detenido en ese paso del lenguaje a la palabra, por su rechazo a entrar a la dimensión del llamado. Es decir, “el sistema por el que el sujeto lleva a situarse en el lenguaje está interrumpido a nivel de la palabra”. (Tendlarz & Alvarez 2013, citando a Miller 1988, p. 39). Y en aquellos casos donde el sujeto autista habla, lo que se observa es un lenguaje desafectivizado, descripto como robotizado, y que desde la teoría lacaniana se entiende como “sin enunciación”.
Lacan, citado por Tendlarz & Alvarez (p. 38), se refiere a Karl Bühler para situar la importancia y la función del llamado en la direccionalidad con el Otro. Así retoma a Bühler y sus tres niveles en el lenguaje los cuales son: 1) la enunciación (que implica el significado), 2) la comunicación y 3) el llamado (que implica dirigirse al Otro). En esa línea de ideas Lacan refiere que se puede estar dentro del lenguaje pero no disponer del llamado, siendo así que este último es la primera forma de dirigirse al Otro, y es en ese sentido que se refiere a un lenguaje sin Otro. (p. 38). Así también se puede estar inmerso en el lenguaje pero no disponer de la enunciación, lo que caracteriza al sujeto autista. Para Lacan la enunciación implica la posición subjetiva del sujeto en su característica de deseante. En la enunciación el sujeto de deseo se encuentra implicado. Y hay que ver hasta qué punto el sujeto autista en su discurso robotizado no está incluyendo la iteración significante con el objetivo de evadir su enunciación.
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2.2 EL AUTISTA ALIENADO
Posterior a las conceptualizaciones realizadas por Lacan sobre el estadio del espejo y la relación de esta fase con la constitución del autismo como forma extrema de la esquizofrenia, se pasa a conceptualizar la constitución subjetiva a partir de los tiempos lógicos de la alienación y separación. Estos dos tiempos lógicos dan cuenta de otra forma de considerar la constitución de los sujetos autistas, en relación a la época.
Durante los años 60’s – 70’s Lacan se orienta en la descripción del proceso de alienación y separación como tiempos lógicos en la constitución subjetiva.
La alienación para Lacan está relacionada con un proceso que funda al sujeto, pero teniendo en cuenta al Otro. Así cumple la tercera función matemática de inclusión. La alienación consiste entonces en una elección que a su vez está relacionado con “saber si uno se propone conservar una de las partes, ya que la otra desaparece de todas formas”. Lacan 1964. (p. 78).
La separación como la segunda lógica que conduce al sujeto, permite ver como surge la superposición de dos faltas para dejar ver el deseo, es decir que el sujeto aprehende del deseo del Otro en lo que es diferente. Parafraseando a Lacan (1964) el deseo del sujeto es el deseo del Otro. “Por la separación el sujeto encuentra, por así decirlo, el punto débil de la pareja primitiva de la articulación significante, en tanto que su esencia es alienante”. Lacan, 1964. (p.
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81). A partir de ello Lacan (1964) refiere que los dos elementos fundamentales de la nueva operación lógica son “la no reciprocidad y la torsión en el retorno” (p. 79).
Lacan define entonces las operaciones de alienación y separación así: en la alienación se constituye el sujeto, y en la separación se produce el deseo. Estos dos procesos son consecuencia de la constitución de la estructura neurótica o psicótica, que se podrían aplicar también en el autismo.
Tendlarz & Alvarez (2003) realizan una abstracción de los conceptos de alienación y separación para comprender lo que ocurre en el sujeto autista, en ese sentido proponen que en el caso del autismo se trata de un rechazo a la alienación en el lenguaje y para que ello se dé, el sujeto debe consentir a ella. (p. 48). Tendlarz & Alvarez (2003) retoman lo planteado por Miller, el cual define dicho consentimiento no como una elección voluntaria o consciente de una persona, sino inconsciente de un sujeto que lo determina. Se produce antes de que se pueda hablar de Sujeto, y que lo hace surgir como tal.
El concepto de alineación implica entonces el llamado que remite a un consentimiento; pero en el que el sujeto se inscribe en la cadena significante del Otro a través de un primer significante (S1) que lo representa ante otro significante (S2).
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En ese sentido solo hay un sujeto cuando un S1 que representa al sujeto se inscribe en relación al S2 que representa al Otro, y es por esto que el nacimiento del sujeto es simultáneo al nacimiento del Otro. Así se comprende el momento de la alienación como el nacimiento del Otro simbólico.
Según Tendlarz & Álvarez (2013) La separación se define entonces como el momento lógico en el que se extrae el objeto a en el Otro, lo que le permite ubicarlo en un momento especifico de la constitución subjetiva. Así en la alienación se produce el “nacimiento del Otro simbólico” y en la separación “el nacimiento del Otro deseante”. (p. 56-57). El tiempo de la separación implica el nacimiento del Otro deseante, en tanto el objeto a se ubica como objeto que causa el deseo, que será el punto de intercepción entre el sujeto y el Otro.
Se menciona entonces que en el autismo hay sujeto en tanto el autista ha consentido a ser representado por un significante, S1, solo que se trata de un consentimiento particular. J- A Miller, en Donc, citado por Tendlarz & Alvarez (2011), indica que el sujeto, dado el caso, también puede elegir el vacío, haciendo alusión al concepto de “conjunto vacío” en matemáticas. Entonces, explica Miller, que elegir el vacío significa no quedar del lado del sentido, sino del lado de la petrificación del S1. Tendlarz & Alvarez retomando a Miller explican que la elección del vacío tiene dos consecuencias: no consentir a la alienación al lenguaje, ni consentir al nacimiento del Otro. Dicen: “esta elección no significa que no haya sujeto en el autismo, sino que se constituye un sujeto del lado del vacío y no del lenguaje.” (Tendlarz & Alvarez, p. 51) Es
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decir, hay sujeto en el autismo, pero se trata de un sujeto petrificado en el S1 sin consentir a la cadena significante, y por ende al lenguaje.
Por otra parte, en lo que respecta a la operación de la separación, cabe resaltar que al no haber nacimiento del Otro, ni sujeto dividido por la cadena significante; tampoco hay la constitución de un Otro deseante. Por lo que se podría decir que en el autismo no hay un cuerpo, en tanto que no se realiza la operación de la separación, no se crea un agujero5 y su borde, el cual contendría el objeto a; sino que hay un encapsulamiento que le permite funcionar como borde, en un sujeto que no tiene cuerpo, ni agujero, ni imagen. Eric Laurent plantea que se trata de un sujeto sin cuerpo; pero con un neo borde. Esto implicaría que el sujeto autista recurre a crear envolturas que lo protegen de lo perturbador que resulta el otro y de todo aquello que ocurre en el Otro, siendo así como aparecen los movimientos, los objetos autistas los cuales no puede ser modificados pues podrían producir episodios de crisis, entre otros.
Por otra parte, conviene mencionar que al haber petrificación del S1 y ausencia de la operación lógica de separación, el sujeto queda sin enunciación. Es decir, no solo no hay constitución del Otro deseante, sino que no hay sujeto deseante, lo que implica la presencia de enunciados pero sin enunciación. Así mismo, los enunciados proferidos por el autista pueden repetirse hasta el infinito, en tanto se trata de la repetición constante y petrificada del S1. Y esto
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Agujero hace referencia a una de las formas de extracción del objeto a. fue definido por Lacan en el Seminario 9 “para localizar un agujero real, que no puede representarse ni simbólica ni imaginariamente”. Este requiere de tener un borde que lo delimite como tal. Tendlarz & Alvarez (2013) p. 59.
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que se nombra como “la repetición constante y petrificada del S1”, no es más que la iteración de un S1 solo.
2.3 AUTISTA, SUJETO DEL ENUNCIADO
Teniendo en cuenta que el lenguaje de los sujetos autistas se relaciona por el carácter desafectivizado, robotizado, o como menciona Lacan “sin enunciación”, puesto que no implicaría al sujeto en su decir, se hace preciso poder ampliar algunos puntos importantes en relación a dicha falta de enunciación, y que se podría relacionar con la iteración o repetición del significante S1.
Maleval, en su texto “Más bien verbosos los autistas”, retoma la siguiente cita de Lacan: "Que usted [el analista] tenga dificultad para escucharlo [al autista], para dar su alcance a lo que dicen, no impide que sean personajes más bien verbosos”. (Lacan, 1975. p. 134- 135). Allí Lacan (1975) propone que los sujetos autistas se caracterizan por el mutismo o la verborrea. Desde su perspectiva, la verborrea es un uso particular de lalengua, donde la enunciación se ausentó. Maleval refiere que una constante del funcionamiento autístico es la de protegerse de toda emergencia angustiosa propia del objeto voz, a través de la verborrea o el mutismo, o de la emergencia angustiosa del Otro, recurriendo al evitamiento de la interlocución. El sujeto autista procura comunicarse sin poner en juego su goce vocal, ni su presencia, ni sus afectos. (Maleval, 2007). Los autistas podrían pronunciar palabras, pero sin establecer procesos de intercomunicación con otros, posiblemente porque no hay llamado. Dice Maleval: “entre los
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autistas de alto nivel, se encuentra regularmente una voz artificial, particular, sin expresividad”. (Maleval 2007). La verborragia en el sujeto autista parece tener por función la de “asfixiar y de contener una voz de la que teme la manifestación”
Donna Williams (1992), citada por Maleval (2007), menciona diversas maneras de declaraciones verbosas utilizadas por los sujetos autistas en las que ponen a distancia la presencia del Otro: “1° hablar para no decir nada, 2° hablar para no ser comprendidos, 3° hablar sin dirigirse al interlocutor, 4° cantar no es hablar (cantar no conviene a la comunicación seria, la presencia enunciativa se encuentra allí aliviada [disminuida], 5° decir sólo cosas sin importancia”.
Lo anterior estaría en relación con la negativa de apelar al Otro, y la negativa de alienación del ser de goce en el significante constituyen estrategias del sujeto para protegerse de la presencia angustiosa de un Otro demasiado real. La escisión entre voz y lenguaje es experimentada como enigmática y dolorosa, pero se impone a voluntad.
De este modo encontramos a “S”, niño autista que en espacios terapéuticos, en los que la actividad es colorear, repite constantemente: “a “S” lo quieren mucho, a “S” lo quieren mucho, ¿cierto que lo quieren mucho?”. Así como suele repetir, “a “S” lo cogió un carro porque salió desnudo a la calle, lo cogió el carro de la policía y lo llevaron a donde una madre prostituta, ¡una madre sustituta sí!”. En “S” podemos ver, cómo en el autismo hay enunciados pero no una
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enunciación, pues la enunciación implica la presencia de un deseo, de un querer decir. Como bien lo plantea Donna Williams, se trata de un hablar para decir nada, o hablar para no ser comprendidos.
2.4 EL NACIMIENTO DEL OTRO
Otra perspectiva que amplía la reflexión conceptual sobre el autismo, en el que se tiene en cuenta las últimas enseñanzas de Lacan, son las comprensiones realizadas por Jaques-Allain Miller y Eric Laurent. Ambos autores ponen el acento en el Goce, entendiéndolo como mezcla pulsional que habita un cuerpo, y que se satisface en el cuerpo mismo auto eróticamente. El goce siempre es autoerótico, luego entonces es autista.
En esa línea de ideas, se introduce la reflexión acerca de sí el sujeto autista rechaza al Otro o no. Esto, por el hecho de que si el goce es autista por estructura, ¿por qué el sujeto tendría que relacionarse con el Otro? Y más específicamente, si en el autismo no se ha constituido simbólicamente un Otro, ¿cómo se lo puede rechazar? Se plantea entonces que no existe el Otro para el sujeto autista. De ahí que la expresión “nacimiento del Otro”6 de los Lefort, ubica que el Otro no se ha constituido cuando falta “la dimensión del llamado” (Tendlarz & Alvarez 2013, p.41). Esto es lo que ocurre en el autismo, puesto que el sujeto autista tiene para si dentro de su encapsulamiento todo aquello que cree necesitar, y la introducción del Otro implicaría peligro, en tanto que el medio resulta siendo abrumador. Lo que caracteriza al autismo es que el Otro
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“Nacimiento del Otro” es el título de un libro publicado por los Lefort.
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puede constituirse o no, así como el llamado puede existir pero puede no constituirse en instancia simbólica.
Tendlarz & Alvarez (2013) mencionan que en el autismo la constitución del sujeto queda detenida, por lo que la forclusión se da de forma diferente. Como consecuencia el sujeto no logra entrar en la dimensión del llamado, es decir no entra en la dimensión del lenguaje, no se aliena al lenguaje, y por ende no se produce la constitución del Otro.
Frente a ello, Jaques- Alain Miller citado por Tendlarz & Alvarez (2011), menciona que el llamado supone al Otro, mientras que el grito prescinde de él, sería como si concerniera solamente al organismo. Para ser un llamado se necesita entonces el reconocimiento del Otro. “… llamar al Otro implica fundarlo como tal, y simultáneamente, el Otro funda al sujeto”. (p. 37), es en ese sentido que Rosine y Robert Lefort utilizaron la expresión “Nacimiento del Otro”.
Es por lo anterior que se menciona que el Otro no es previo al sujeto, que el significante no es lo primero que se constituye a nivel simbólico, y que el inconsciente puede no estructurarse como un lenguaje, pues el llamado se sitúa anterior a la constitución del lenguaje y del Otro. Es así como el autismo permite comprender cómo la instancia del lenguaje, como sistema de oposiciones significantes, puede estar constituida y no ponerse en funcionamiento, lo cual produce que lo simbólico y lo imaginario no esté anudado.
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En el sujeto autista algo quedó detenido en ese pasaje del lenguaje a la palabra, por su rechazo a entrar en la dimensión del llamado. Es decir “el sistema por el que el sujeto lleva a situarse en el lenguaje está interrumpido a nivel de la palabra”. (Miller, 1988. en Tendlarz & Alvarez 2011. p. 37). Es en ese sentido que Lacan menciona que para el autismo existe un lenguaje desafectivizado.
2.5 AUTISMO: RETORNO DE GOCE SOBRE EL NEO BORDE
Por otra parte, los planteamientos de Eric Laurent (1992) en Tendlarz & Alvarez (2011) en el autismo introducen el concepto de goce, y refiere que en el autismo el retorno de goce se da sobre el borde. Distinto de la paranoia en el que hay un retorno sobre el Otro, y de la esquizofrenia en el cual el retorno del goce es sobre el cuerpo. (p. 78).
El retorno de goce designa dos elementos: primero, retorna un goce de lo forcluido, ese goce que irrumpe y desarma aquello que se había armado, y segundo, designa que ese goce se localiza, se ubica en un campo determinado. (Tendlarz & Alvarez, 2013. P. 79).
Decir que en el autismo hay un retorno del goce sobre el borde, implica que el goce se localiza en una forma específica; sin embargo en el autismo no se ha producido el agujero real, es decir, no se ha producido un borde topológico. En ese sentido, Eric Laurent en Tendlarz & Alvarez (2011) menciona que el tipo de borde que se constituye en el autismo es un neo-borde,
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que suple el borde simbólico- real que no se ha producido por efecto de la no extracción del objeto a. (p.79).
El retorno del goce sobre el borde autista corresponde a la creación del encapsulamiento, en el que el sujeto se goza, según Laurent, sin el trayecto de la pulsión que podría articular su cuerpo al Otro. Respecto del retorno del goce sobre el borde, Eric Laurent menciona que esto implica que el goce retorna en el encapsulamiento y que incluye al objeto autista, que además está pegado a ese borde que se arma. Entonces se trata de un sujeto sin cuerpo, ni imagen y sin Otro (Laurent 2010)
Así, el sujeto queda entonces encapsulado como una forma de defenderse frente al Otro que representa una amenaza, y también como una forma de suplir la imposibilidad de constitución de un cuerpo.
Maleval, en Tendlarz & Alvarez (2013), plantea el autismo como una estructura que se caracteriza por un rechazo de la alienación significante. Define al borde autista como una formación protectora que dispone de tres componentes esenciales: la imagen del doble, los islotes de competencia y el objeto autista. Por ejemplo, frente a la imagen del doble, “F”, niño de 5 años de edad, logra tranquilizarse frente a accidentes que ocurren en la mesa, en momentos de almuerzo cuando algo de la comida cae por fuera del plato, cuando su cuidadora repite el mismo accidente, es decir cuando a ella también le ocurre el mismo accidenten en la mesa. De no ser
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así, “F” entra en crisis de llanto y gritos. En este caso la cuidadora entra como un doble real que se instala como borde en el autista y que, efectivamente, lo tranquiliza.
Ahora bien, en lo que respecta al objeto autista, se trata de un juguete, de una tela que tenga una textura determinada, de un objeto específico, entre otros, y se caracteriza por no poder realizarle ningún cambio ha dicho objeto, porque de hacerlo, el sujeto sufre una crisis de agitación.
Este objeto se caracteriza también por la fijeza, la imposibilidad de perderlo y el hecho de que no se abandona ni se olvida, como sí ocurre con el objeto transicional. Esto demuestra que en el autismo no se puede realizar la extracción del objeto a. El objeto autista tiene la función específica de establecer un punto exterior al “cuerpo” que no hay, y que funciona como un borde.
La constitución del agujero y su borde no está efectuada en la estructura. Podría constituirse como un efecto del tratamiento o una invención del sujeto mismo, esto último a través del encapsulamiento autista y su objeto. Por el contrario se crea la angustia al agujero. “F” hasta sus 4 años no lograba realizar sus deposiciones en el sanitario, puesto que una vez se ingresaba al espacio iniciaba crisis de agitación que se caracterizaba especialmente por el llanto y los gritos. Logró sentarse en la vasenilla por un tiempo con momentos de intranquilidad. Hasta que su cuidadora reduce el diámetro del inodoro colocando un reductor de diámetro y de esa
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forma “F” logra acercarse. Vemos entonces la angustia de “F” frente al agujero del sanitario, de allí la dificultad para depositar su objeto anal.
2.6 ITERACIÓN
Resulta Importante mencionar que el retorno de goce en el autismo recae sobre el neo borde, lo cual fue abordado en el apartado anterior, pero al introducir el concepto de iteración nos aproximamos a mencionar que aquello que se itera, también puede transportar un goce cuando del autista se habla.
Finalmente, tenemos el concepto de iteración, el cual ha sido una de las elaboraciones más contemporáneas en lo que al autismo respecta, y ha sido abordado por Laurent, siguiendo las enseñanzas de Jaques- Alain Miller. Para definir la palabra iteración se hace referencia al concepto de repetición: reiteración de un acto o dicho que vuelve a realizarse como si fuera la primera vez.
La palabra iteración tiene dos acepciones, por una parte de repetición, que es usada en psiquiatría para hablar de repeticiones involuntarias e inútiles de un mismo acto motor o verbal; y por otro lado en la matemática, para nombrar un método de resolución de una ecuación.
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Miller emplea la expresión “iteración de la letra” para hablar del sujeto en relación con el Otro a partir del S1. Por su parte, Eric Laurent, menciona que en el autismo se trata de la iteración de la letra sin constitución de Otro. Es decir se repite el significante S1 cada vez como si fuera siempre la primera vez, pero aquello que se repite no remite a otro significante, no remite a un sentido, es decir no remite a la cadena significante S2 del lenguaje, y tampoco remite a un Otro.
Mas, M. (2015) refiere que para ubicar el alcance clínico de esta formulación de Laurent, se sirve del concepto de iteración propuesto por Jacques Alain Miller, el cual surge de la lectura del trabajo Lacaniano sobre el Uno en el Seminario 19.
Es así como S1 tiene dos valores: por un lado un S1 solo que Lacan llama “hay Uno”, y por otro lado, un S1 que se encadena a un S2 y al resto de la cadena significante. En lo que respecta al autismo hay un S1, hay Uno, pero sin S2. Se trata de un S1 que funciona como iteración de la letra sin cuerpo, según Laurent. En ese sentido da cabida al hecho de que en el autismo hay una repetición constante de S1, que no remite a S2, por tanto el significante no se significa. En el autismo no hay inclusión en el discurso. El Otro se vuelve real, no simbólico. En ese sentido se da un aislamiento, una repetición del S1 sin lazo social.
En el Seminario de 1972, titulado “ …O peor”, Lacan retoma el planteamiento de lo Unario para introducir que en el Uno se ubican dos niveles: 1) el Uno que se repite y que cifra el
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goce mediante el sentido; 2) el Uno que por el contrario no se enlaza a la cadena significante produciendo un efecto de goce, es decir, la iteración.
La iteración permite mantener la igualdad. (Mas, M 2015). La iteración entonces funciona como el estabilizador de la angustia en el autismo. Eric Laurent (2012) menciona que “dentro del campo del espectro de los autistas el Uno de goce no se borra. No puede ser borrada esta huella del acontecimiento de cuerpo: una palabra provoca terror”. (Laurent, E. 2012). Al respecto, menciona Mas, M (2015): “es la iteración entonces la que nos permite ubicar la labor constante del funcionamiento subjetivo singular de los autistas”.
En relación al concepto de iteración, se trae a colación la siguiente viñeta clínica: “SR” presenta como característica la constante repetición en el discurso, especialmente al referirse a sus hermanos que fueron dados en adopción, pero también otras observaciones al comportamiento muestran que en la actualidad su discurso gira en torno a su “pareja sentimental” y su interés de formar un hogar con él “yo me voy a vivir con él. Él me dijo que me iba a sacar a vivir juntos. Yo me voy a vivir con él” En este punto “SR” repite con constancia “nadie me da razón de mis hermanos, me los robaron, yo voy a buscarlos porque hasta que me muera serán mis hermanos, yo no los voy a olvidar ni dejar de querer, porque son mis hermanos, sangre de mi sangre”.
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En ese sentido se percibe que, especialmente el discurso reiterativo acerca de su familia biológica, así como de su “relación de pareja” y los intereses puestos en la misma, podrían ser frases que corresponderían al S1, que en la medida en que se iteran no cobran sentido, y por tanto no entran en la cadena significante, con S2. También se podría comprender que no cobra sentido en la medida en que “SR” se limita a repetir dichos acontecimientos de su vida, así como sus intereses, pero no establece una acción para transformar dicha realidad ni tampoco le otorga un sentido, es decir estos dichos esta por fuera de cualquier acto asociativo.
Otro ejemplo sería el caso de “S” relatado anteriormente, en el que el sujeto repite constantemente enunciados7 aislados que no llaman a la cadena significante.
“S”, al igual que “SR”, repiten sin cesar frases que no remiten a un S2, frases que están por fueran del sentido; pero que en su iteración enuncia la fijeza de un acontecimiento que ha dejado letra en su cuerpo. Así mismo, se puede apreciar como en “S”, a pesar de la presencia de un lapsus, el mismo no se encuentra asociado con un sentido, con un S2. El lapsus no supone un “querer decir.” Entonces, de lo que se trata es de la presencia de una iteración en el lenguaje.
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“a “S” lo quieren mucho, a “S” lo quieren mucho, ¿cierto que lo quieren mucho?”, o si no “a “S” lo cogió un carro porque salió desnudo a la calle, lo cogió el carro de la policía y lo llevaron a donde una madre prostituta, ¡una madre sustituta sí”
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En efecto, el autista puede hablar, pero con la particularidad que emite enunciados sin enunciación. Parafraseando a Donna Williams se podría decir que iterar en el discurso no es hablar, no implica el funcionamiento propio del discurso.
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3. CONCLUSIONES
El presente trabajo de grado tiene como objetivo comprender la constitución de sujeto en el autismo teniendo en el horizonte el concepto de iteración, planteado por Jacques Alain Miller. Para ello es necesario realizar una revisión conceptual respecto a la forma como se ha entendido la constitución del sujeto en el autismo, con el objetivo de asimilar el desarrollo teórico que dio lugar a esta particularidad clínica.. En ese sentido, se aprecia un pasaje que va desde la comprensión del autismo como la forma más extrema de la psicosis esquizofrénica a ser definida como un funcionamiento subjetivo singular, caracterizado por el retorno de un goce en el neo borde y la iteración de la letra.
Entonces, se plantea que a la altura del “Estadio del espejo” el autismo aparece como una forma extrema de la esquizofrenia, en donde ambos carecen de la constitución de un cuerpo unificado. Tanto el autista como el esquizofrénico carecen de imagen especular. Esto, sin duda, abre múltiples interrogantes alrededor del estatuto que tiene el cuerpo en el autismo, aspecto que excede los objetivos planteados en este trabajo. No obstante, se puede apreciar que desde la concepción de Eric Laurent, el sujeto autista no tiene un cuerpo; pero sí un neo borde, en el cual participa el objeto autista.
La constitución subjetiva a partir de los conceptos de alienación y separación dan cuenta de dos tiempos lógicos por los que el sujeto atraviesa para finalmente constituir su objeto de deseo.
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En esa línea de ideas el sujeto autista no logra entonces dar cuenta de dichos tiempos lógicos, pues en él no hay separación, por tanto se aliena (pues se constituye como sujeto) de una forma particular, pero no entra en la cadena de significantes del Otro y por tanto no se constituye como sujeto deseante. Hay sujeto en el autismo, pero se trata de un sujeto petrificado a un S1 sin consentir a la cadena significante, y por ende al lenguaje.
Posteriormente, se sitúa al sujeto autista en el lenguaje, en el cual se observa la presencia de un sujeto que habla sin enunciación, es decir el sujeto autista es un sujeto que no reconoce al Otro del lenguaje, que no sede a su goce vocal, como menciona Maleval, que no se aliena a la cadena de significantes porque no se constituye en el llamado. En otras palabras, el sujeto autista no requiere- no llama- al Otro porque en él no se ha constituido la falta, porque en su encapsulamiento encuentra su propio objeto a. de ahí que sus frases no comunican nada a pesar de pronunciarlas, puesto que no pone en juego el deseo.
Finalmente, se amplía el abanico de comprensión frente al autismo a partir de los planteamientos conceptuales que aborda Eric Laurent sobre la iteración en el autismo, basándose en las elaboraciones de Lacan sobre el goce. Se comprende entonces que en el autismo se rompe la cadena de significantes quedando obstaculizado el sentido de lo que el sujeto autista expresa, es decir hay un S1 solo, que no remite a un S2 por tanto lo que el sujeto manifiesta no tiene sentido y se percibe como la repetición constante, es decir se itera, y esto correspondería con una manera de goce.
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Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, la comprensión del concepto de iteración gira en torno a mantener una igualdad. (Mas, M 2015), funcionando así como el estabilizador de la angustia en el autismo. En ese sentido las viñetas clínicas de “S” y “SR” dan cuenta de la iteración en el autismo, en donde se verifica que frente a la emergencia de Otro amenazador, el sujeto autista itera en su discurso, lo que no significa un decir en el sentido de la enunciación.
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4. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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