Continuidades y rupturas en la estrategia del Partido Comunista de Chile

Palimpsesto Nº1, Vol. I, 2004 Universidad de Santiago de Chile, ISSN 0718-5898 Continuidades y rupturas en la estrategia del Partido Comunista de Chi

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Palimpsesto Nº1, Vol. I, 2004 Universidad de Santiago de Chile, ISSN 0718-5898

Continuidades y rupturas en la estrategia del Partido Comunista de Chile. 1973-1986.∗ Continuities and discontinuities in the strategy of the Communist Party of Chile. From 1973 to 1986. PATRICIO GARCÍA HERNÁN VENEGAS ∗∗ RESUMEN Este trabajo reconstruye la política del Partido Comunista desde el golpe de Estado hasta la elaboración de la Política de Rebelión Popular de Masas (PRPM), a través de las lecturas y estrategias que elabora para responder a los cambios políticos. El artículo poniendo en duda la visión de que la acción directa y la lucha armada constituyan un ‘giro’ en lo que se reconoce como una ‘línea histórica’ del Partido adentrándose en sus discusiones internas. Más que preguntarse sobre un viraje profundo, lo que se expone son los elementos de la radicalización que sufre la política del Partido, sin perder la perspectiva de conquistar la revolución democrático-burguesa. PALABRAS CLAVE: Partido Comunista, Continuidad y Ruptura, estrategia política, radicalización, PRPM.



Ponencia presentada al seminario “Medio siglo de debates tácticos y estratégicos en la izquierda chilena. 1950 – 2000”. Universidad de Santiago de Chile, noviembre 2002. Este artículo forma parte de los resultados parciales del proyecto denominado "El Partido Comunista de Chile, un actor de la transición", Nº 03-0151VV, respaldado por el Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. ∗∗ Profesores del Departamento de Historia. Universidad de Santiago.

Palimpsesto 1; I, 2004

ABSTRACT This paper traces the policy of the Communist Party from the coup to the development of policy mass popular rebellion (PMPR), through readings and develops strategies to respond to political changes. The article questioning the view that direct action and armed struggle constitute a 'spin' on what is recognized as a 'story line' Party deep into their internal discussions. Rather than ask about a profound shift, which is exposed are the elements of radicalization that suffers Party policy, without losing sight of conquering the bourgeoisdemocratic revolution. KEYWORDS: Communist radicalization, PMPR.

Party,

continuity

and

change,

political

strategy,

La derrota de la Unidad Popular en 1973 tuvo un doble significado para el Partido Comunista de Chile. Por una parte, se desplomó el proyecto de transición al socialismo, dentro de los cauces institucionales y una economía capitalista dependiente, que el Partido había logrado poner en práctica. Por otra parte, esta derrota ponía a prueba la estrategia que el Partido había mantenido desde la década de los treinta como el mejor camino para la construcción del socialismo en Chile apelando a medios no violentos e institucionales de acción política. Durante los primeros años de la dictadura el Partido Comunista de Chile al igual que las demás organizaciones de la izquierda, se concentró al mismo tiempo en el desarrollo de estrategias de sobrevivencia frente a la represión y a la elaboración de una autocrítica que diera cuenta del revés sufrido y permitiese enfrentar de manera exitosa al régimen de facto. De este modo, el Partido impulsó a lo menos dos importantes estrategias tras el golpe militar de 1973. En una primera fase y a lo menos hasta 1980 es posible distinguir una búsqueda que, en lo general, conservó el trazado histórico de su política de alianzas. Esta vez bajo la forma de un Frente Antifascista. Después del ochenta, en abierta confrontación con su tradición de casi medio siglo, impuso una práctica de enfrentamiento agudo al régimen de Pinochet que para algunos ha sido leída como una transformación profunda de la línea político-ideológica de la organización. En esta ponencia se examinan los principales componentes de estas estrategias y la manera cómo se relacionan con los presupuestos teóricos que guían su acción política. La derrota de la Unidad popular fue prácticamente inmediata. A pesar de lo anunciado del golpe militar ninguno de los partidos que componían el bloque gobernante se encontraba en condiciones de resistir y liderar una alternativa eficiente frente al uso de la fuerza armada. El Partido Comunista de Chile no fue una excepción, no obstante su fuerte liderazgo en los sectores y partidos populares y su experiencia en situaciones de conflicto y persecución. Sin duda, se trató de un escenario desconocido frente al cual predominó el desconcierto y

PATRICIO GARCÍA; HERNÁN VENEGAS, Continuidades y rupturas en la estrategia… lecturas erradas acerca del carácter de la intervención militar y la proyección de la dictadura. No obstante esto, en los primeros meses del año siguiente el Partido logró articular lo que serian las bases de su estrategia inicial. En enero de 1974 en su Boletín del Exterior señalaba las primeras precisiones acerca del carácter fascista del régimen y de las tareas a emprender. Estas decían relación con la exigencia de "que se ponga término al estado de guerra interno con el que se han encubierto los crímenes más brutales. Tarea inmediata es obtener la libertad de Luis Corvalán y otros dirigentes políticos populares. Comités de defensa de los derechos humanos constituidos con la máxima amplitud y en el más breve plazo, deben exigir el término de la represión, la libertad de los detenidos políticos, juicios justos y públicos para los acusados. Debe imponerse el derecho de funcionar normalmente de todos los partidos y organizaciones populares democráticas. La libertad de prensa debe ser reconquistada, la libertad de pensamiento respetada". 1 Como segundo imperativo se señalaba la lucha por el pan, el derecho al trabajo, en definitiva se pronunciaba contra las medidas económicas adoptadas tempranamente por la dictadura militar, careciendo aún de la percepción en torno al carácter refundacional del capitalismo chileno que ésta impulsaba. En relación con las Fuerzas Armadas, el Partido expresaba su rechazo a la concepción de una pugna entre civiles y uniformados, entendiendo que los aparatos armados han sido arrastrados por la reacción para desatar el terror contra el pueblo pese a sus sentimientos democráticos. Afirmaba además que "El movimiento popular debe hacer pesar ante los soldados y oficiales, los sentimientos democráticos y progresistas de la mayoría y evitar, en aras del interés de la patria que las Fuerzas Armadas se transformen definitivamente en cancerberos de los intereses del imperialismo y la oligarquía". 2 Así mismo, el Partido a través de su Boletín definía los principios del marco de alianzas sociales y políticos a ser impulsados como "una vasta unidad social y política en que la clase obrera tiene la capacidad para renovar su calidad de centro de la unidad y motor de los cambios revolucionarios que requiere la sociedad chilena". 3 Esta definición de alianza social y política reafirmaba la vigencia de la Unidad Popular pero también incluía a otros sectores que no le fueron proclives como las capas 1

Partido Comunista de Chile. Boletín del Exterior, Nº1, enero de 1974. Partido Comunista de Chile. Boletín del Exterior, Nº1, enero de 1974. 3 Partido Comunista de Chile. Boletín del Exterior, Nº1, enero de 1974. 2

Palimpsesto 1; I, 2004 medias, sectores profesionales y en particular la llamada burguesía progresista y democrática, encarnada en la Democracia Cristiana. Esta definición estratégica del Partido recogía y sintetizaba dialécticamente antiguas propuestas impulsadas por la colectividad desde la década de los treinta, con la tarea pendiente de revolución democrática nacional abortada por el golpe de Estado, y las condiciones de dictadura militar definida como fascista, característica que de acuerdo a los comunistas, definía el carácter del régimen y de la situación chilena. El carácter fascista de la dictadura chilena se sustenta en las definiciones más clásicas del los análisis teóricos de importantes funcionarios de la Internacional Comunista como el búlgaro Jorge Dimitrov. Así entonces, la dictadura chilena fue un recurso de fuerza al que apela, según esta definición “el sector más agresivo, reaccionario, chovinista, terrorista e imperialista de la burguesía nacional financiera.” 4 Desde esa caracterización de la dictadura chilena no resulta extraño entonces que la alianza social y política que se propone para hacerle frente y derrotarla recoja también elementos de continuidad con propuestas clásicas del Partido que habían sido practicadas desde el Frente Popular treinta años antes. Con mayor exactitud esa tesis había sido levantada por el Partido en su Conferencia Nacional de 1933. En ella dejó apuntada la que sería una de sus ideas matrices a lo largo de las décadas siguientes. En aquella instancia el Partido se interrogaba “¿Cómo liquidar el capitalismo, como hacer la revolución socialista sin antes derribar el régimen semifeudal que facilita la dominación imperialista? El proletariado no puede pasar a la realización del socialismo sin aniquilar ese régimen, sin resolver los problemas de la revolución agraria, antiimperialista que asegura el pasaje a la etapa superior de la revolución. Es igualmente falsa la teoría de que la revolución tiene carácter democrático burgués en el campo y socialista en la ciudad, teoría que sobre estima las formas capitalistas de explotación y hacer perder la línea estratégica, conduce a la pasividad y a marchar a remolque de los partidos burgueses y pequeñoburgueses. La revolución agraria y antiimperialista democrático-burguesa contiene ya en sí elementos de la revolución socialista; es decir, no existe un abismo entre una y otra. Y cuanto más decisiva y fuerte sea la primera, tanto más fácil será a la clase obrera pasar al régimen socialista. La revolución obrera y campesina forma parte de la revolución socialista mundial”. 5 Esto ratifica la adhesión de la dirigencia del Partido Comunista a formas de acción que son una expresión, siguiendo a Lenin, del análisis de las “condiciones concretas de la 4

Jorge Dimitrov. La unidad del movimiento obrero y comunista en la lucha por la paz, la democracia y el socialismo (Bulgaria: Sofía, 1964), 154. 5 Partido Comunista de Chile. Conferencia Nacional, de julio de 1933 , en Carlos Cerda, El Leninismo y la victoria popular (Santiago de Chile: Quimantú, 1971), 127-128.

PATRICIO GARCÍA; HERNÁN VENEGAS, Continuidades y rupturas en la estrategia… realidad concreta” de nuestro país. Surgidas de un análisis objetivo de las condiciones y provistas por lo tanto de un sentido histórico sin objeción. Esto es lo que les permite homologar en cierta medida las condiciones de la década del cuarenta con las que se desarrollan en los primeros años de la dictadura militar. Así en correspondencia con lo anterior, el Partido impulsó su propuesta del Frente Antifascista que movilizó a la organización y sus militantes entre 1973 y 1978. En palabras de Arrate y Rojas esta propuesta admitía incluso la posibilidad de "construir frentes amplios no necesariamente hegemonizados por partidos representativos de la clase obrera y a través de medios no violentos de lucha". 6 Estos elementos de continuidad se encuentran de modo constante en las principales publicaciones del Partido que señalaban la táctica y estrategia, lectura de la formación social chilena y estado del conflicto social y político en los primeros cinco años de la dictadura militar. En el Boletín del Exterior de febrero de 1974 se señalaba que "El Frente Antifascista se hace posible por la alianza del proletariado y demás sectores del pueblo al que se incorporan los hombres y organizaciones cuya conciencia democrática y humanista los lleva a la lucha contra la dictadura. Este crecerá hasta convertirse en el más amplio movimiento social que haya conocido la historia de la lucha social chilena." 7 Ratificando esta estrategia el Secretario General del partido Luis Corvalán Lépez señalaba en una entrevista al diario El País de Madrid, en noviembre de 1978, que para darle a Chile un gobierno sólido era preciso la participación y acuerdo de todas las fuerzas democráticas con especial hincapié en la Democracia Cristiana y la Unidad Popular. Lo que podría ampliarse eventualmente a otros sectores de la sociedad chilena, incluidos los militares democráticos. Esta actitud proclive a alcanzar salidas políticas a través de la constitución de alianzas amplias fue sostenida por el Partido hasta muy avanzada la década de los setenta. Ello se expresó en los múltiples intentos de, por una parte, mantener y consolidar la alianza popular que había llevado a la presidencia de la República a Salvador Allende, y por otra, en los intentos reiterados por tender puentes de unidad hacia la Democracia Cristiana. Así, como en tantas ocasiones llegó a sostener que “Los comunistas comprendemos que los procesos unitarios no se dan de un día para otro, pero es claro que ya existe en Chile el consenso básico para llegar a un entendimiento a fin de terminar con más de cuatro años de

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Jorge Arrate y Eduardo Rojas. Memoria de la izquierda chilena. Javier Vergara Editor. Tomo I, p. 178. Partido Comunista de Chile. Boletín del Exterior, Nº2, febrero de 1974.

Palimpsesto 1; I, 2004 martirio del pueblo de Chile, para hacer realidad lo que exige la mayoría del país. En la lucha contra la tiranía se han acercado las posiciones de la UP y la DC pero se mantiene, hay que reconocerlo, incomprensiones de unos y otros, desconocimiento del pensamiento profundo de cada cual y diferencias reales generadas por las posiciones de clase de cada colectividad. Reiteramos que estamos dispuestos a conversarlo todo acerca de lo que queremos para hoy, para mañana.”8 No obstante, el inicio de la década de los ochenta y la implementación del plan de institucionalización de la dictadura militar trajo aparejados importantes cambios en la tonalidad del discurso y propuesta estratégica del Partido. Esto decía relación con la finalización del apoyo a la línea del Frente Antifascista o al menos una matización de aquella. Al mismo tiempo implicaba una ruptura con la más antigua línea de alianzas políticas y sociales impulsadas por el Partido en la historia de Chile, situación que coincide, además, con la ruptura definitiva de la Unidad Popular, crisis profundizada por las sucesivas divisiones del Partido Socialista de Chile. No se trataría tan sólo de un cambio en la tonalidad o en los discursos sino en la práctica e inserción política de esta organización en la década de los ochenta, así como una radicalización que se mantendría hasta los prolegómenos de la llamada transición chilena a la democracia. Tres factores, entre otros, parecen haber influido de modo importante en este proceso de radicalización. En primer término, el Pleno del Comité Central celebrado en agosto de 1977, denominado " La revolución chilena: sus grandes méritos y las causas de la derrota". En este se realizó un balance del gobierno de la Unidad Popular en el cual se señalaba la existencia de una debilidad ideológica que era indispensable resolver y subsanar a futuro y que se puede sintetizar como la toma de conciencia y la preparación para las más diversas formas de acción política y de lucha, incluidas aquellas, se decía, que exigiesen la utilización de la "violencia aguda". El informe al Pleno, hacía una profunda autocrítica a partir del convencimiento de que la política sostenida por el Partido en décadas de existencia - reafirmada por el Secretario General de la colectividad, Galo González, en 1956 - , caracterizada como vía no violenta de la revolución chilena, constituía una seria limitación para el éxito político de la izquierda chilena. 9

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Partido Comunista de Chile. Boletín del exterior Nº 29, mayo-junio 1978. El Pleno corresponde en la organización del Partido Comunista a la reunión plenaria del Comité Central, máxima autoridad partidaria a la cabeza de la organización entre dos Congreso Nacionales que se realizan cada cuatro años.

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PATRICIO GARCÍA; HERNÁN VENEGAS, Continuidades y rupturas en la estrategia… "Al sostener nuestro partido desde 1956 la posibilidad de la vía no armada tuvimos en cuenta que se trataba sólo de una posibilidad y que de abrirse paso la revolución por dicha vía, en algún momento podría surgir la alternativa de la lucha armada. Esta justa consideración debió haber ido acompañada de una política militar que en primer término debía contemplar el estudio, el conocimiento de las instituciones armadas de nuestro país y un trabajo dirigido a promover en su seno las ideas democráticas, el interés por la lucha del pueblo". 10 Surgía de este análisis autocrítico la llamada tesis del "Vacío Histórico" que hacía alusión a la ausencia de una política hacia las Fuerzas Armadas y de una capacidad material y de formación militar dentro del Partido que pudieran confrontar con éxito a la contrarrevolución, constituyéndose así en una causa significativa de la derrota de 1973. Un segundo factor que influyó en la radicalización del Partido lo constituyó la puesta en marcha de la institucionalización de la dictadura militar así como la constatación tardía pero evidente de la fortaleza del régimen, de su carácter refundacional político y económico y, el convencimiento de que no se trataba tan sólo de un período excepcional en la democracia chilena, sino de un diseño más complejo y permanente con componentes represivos, autoritarios y anticomunistas. Por último, un tercer factor que influyó en la política implementada por el Partido en los ochenta provino de procesos políticos, de movilizaciones de masas y de insurrecciones ocurridas desde mediados y hasta finales de los setenta en Portugal, Irán y Nicaragua hasta los prolongados conflictos civiles de El Salvador. Estos procesos de lucha militar y de masas causaron gran impacto en los militantes más críticos. Particularmente en los cuadros exiliados al punto que estimularon el debate en torno a nuevas políticas necesarias para enfrentar a la dictadura. Algunos jóvenes comunistas en los hechos participaron activamente en las guerras centroamericanas. Un dirigente público del Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez, hoy en día expresión política cercana al Partido afirmó que "La experiencia combativa de cuadros militares del Partido en Nicaragua, que habían comenzado a prepararse en el año 1975 contribuyeron en una medida importante a la lucha internacionalista, a la solidaridad internacional y al triunfo de esa revolución hermana. A esa participación se unen otras como la acontecida en El Salvador". 11

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Informe al Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Chile. Agosto de 1977. César Quiroz, “La Política de Rebelión Popular de Masas”, en Manuel Loyola y Jorge Rojas, compiladores, Hacia una historia de los comunistas chilenos (Santiago: 2000), 256 - 257. 11

Palimpsesto 1; I, 2004 La política de rebelión popular de masas. La nueva política del Partido Comunista. Esta línea política - que constituyó una verdadera ruptura con la historia del Partido desde la década de los treinta - fue implementada a modo de síntesis dialéctica entre las debilidades de la organización anotadas en el Pleno de 1977 y las condiciones de institucionalización del régimen militar chileno, especialmente a partir del 11 de marzo de 1981, cuando entró en vigencia la nueva Constitución política diseñada por la dictadura. El itinerario de la política de Rebelión Popular de Masas (PRPM) se inicia el 3 de septiembre de 1980 cuando Luis Corvalán plantea por vez primavera el derecho indiscutible del pueblo a la rebelión. En la ocasión Corvalán se expresó en estos términos “Los días que vienen son de luchas arduas, difíciles e inevitables. Para imponer su política Pinochet seguirá reprimiendo y el pueblo, para defender sus derechos, seguirá combatiendo. Este sabrá descubrir en la lucha las formas específicas de expresión de su proceso democrático y revolucionario, dando paso, seguramente, a los más variados métodos que ayuden a desarrollar el movimiento de masas, aislar a la dictadura, aunar fuerzas, abrir perspectivas de victoria. Es el fascismo el que crea una situación frente a la cual el pueblo no tendrá otro camino que recurrir a todos los medios a su alcance, a todas las formas de combate que lo ayuden, incluso de violencia aguda, para defender su derecho al pan, a la libertad y a la vida.”12 El discurso de Corvalán revelaba entre otras cosas el impulso a fases superiores de la lucha y movilización contra la dictadura teniendo presentes las condiciones históricas por las que se atraviesa y sintetiza un , marcado eclecticismo en cuanto a la definición de formas específicas de lo que denomina “ violencia aguda” o “combate contra la tiranía. Este último es un rasgo permanente y distinguible en cada uno de los discursos, conclusiones y definiciones de las autoridades del Partido durante toda la década en que se impulsó la PRPM, lo cual les permitía no aparecer ante la opinión pública, la Democracia Cristiana e incluso sectores de las Fuerzas Armadas como impulsores de la lucha armada. Dos meses más tarde, el 16 de noviembre en Suecia, Corvalán señalaba la firme decisión del Partido para impulsar las más diversas formas de combate contra la dictadura militar. De acuerdo al Boletín del Exterior es a mediados de 1981, cuando estas formulaciones iniciales adquieren mayor desarrollo y la Política de Rebelión Popular de Masas define la incorporación de formas armadas de combate y de la llamada violencia revolucionaria en la lucha contra el régimen.

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Partido Comunista de Chile. Boletín del Exterior Nº 47, mayo – junio, 1981. pág. 90.

PATRICIO GARCÍA; HERNÁN VENEGAS, Continuidades y rupturas en la estrategia… Mientras ello adquiría cuerpo el Partido buscaba aún acercamientos con la Democracia Cristiana, sectores del radicalismo y del llamado socialismo renovado, que sólo serían abortados en el año 1983 cuando se constituye la llamada Alianza Democrática de la cual el Partido es explícitamente excluido. Será entonces cuando éste fortalezca alianzas hacia la izquierda constituyendo el Movimiento Democrático popular con el MIR y el partido Socialista-Almeyda. La PRPM comienza a adquirir un mayor desarrollo a inicios de la década de los ochenta coincidiendo con la aguda crisis económica que golpea al continente, y el inicio el 11 de mayo de 1983 de las protestas sociales contra el régimen de Pinochet. En esa coyuntura el Partido impulsa a sus militantes a "desarrollar nuevas formas y tácticas de lucha, a que las masas empleen métodos de autodefensa, desgaste y desestabilización del régimen fascista, que realice sabotajes, estos son los primeros caminos de la rebelión. La experiencia de Nicaragua muestra que la violencia si se pone en función de la lucha de masas contribuye a cambiar cualitativamente la cuestión."13 Bajo esta política el Partido engloba las más variadas formas de lucha de masas tales como huelgas y movilizaciones, barricadas, acciones armadas, de sabotaje y de desgaste de las fuerzas represivas. En los hechos la directiva del Partido Comunista no define ni prioriza tal o cual forma de enfrentamiento a la dictadura optando por un ecléctico "todas las formas de lucha", que le permitirá más adelante sortear las críticas de quienes eligieron el camino institucional para recuperar la democracia. Esto aparece prístino en el Boletín del Exterior Nº 68, de noviembre de 1984, cuando la dirección del Partido aseguraba a sus bases que la política de PRPM no es sinónimo de confrontación armada, sino que reivindica el derecho de todo pueblo a luchar contra la tiranía por sus derechos recurriendo a todos los medios posibles, pacíficos o violentos, derecho por lo demás consagrado por las clásicas doctrinas humanistas incluida autoridades eclesiásticas y emblemas de la Iglesia Católica como Santo Tomás de Aquino. 14 La materialización de la PRPM se hizo más evidente a partir de la creación el 14 de diciembre de 1983 de la organización político-militar considerada más adecuada para la implementación de esta línea, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). A la cabeza de esta organización se designó a jóvenes comunistas con formación militar en Cuba y Europa Oriental y experiencia práctica, particularmente en los conflictos centroamericanos. Las relaciones entre la directiva del Partido y el Frente son permanentemente ambiguas y se mueven entre el regocijo por algunas acciones de sabotaje significativas y su distanciamiento frente a otras que pudieren haber causado víctimas fatales. 13 14

Luis Corvalán Lépez. Boletín del Exterior Nº 54, julio-agosto, 1982. Partido Comunista de Chile. Boletín del Exterior Nº 68 Nov- Dic, 1984.

Palimpsesto 1; I, 2004 Es posible identificar momentos más concretos en que el partido comienza a hacer suyo algunos aspectos del accionar frentista coincidente con el espiral de reclamos de parte importante de la sociedad chilena hacia 1985. En tal sentido el Partido sugería la "introducción a la vida regular del Partido y de la Jota, del tratamiento y preparación práctica de la conspiración revolucionaria y de los elementos generales de la ciencia militar, conocimiento y manejo de armas. El Partido no desecha ni descarta la vía insurreccional y será posiblemente la culminación de nuestro camino de lucha.” Centenares de combatientes del pueblo se educan en acciones que requieren de una gran disposición de combate, valentía y audacia, derriban torres de alta tensión, averían oleoductos y, recuperan armas para el pueblo." 15 A contar de 1985 las acciones del Frente van claramente en aumento construyendo de tal modo la coyuntura necesaria para la implementación de uno de los niveles más altos en la PRPM, que será conocida como "el año decisivo" o de la sublevación nacional del 1986. De acuerdo al diario La Tercera de la época, las acciones con explosivos entre septiembre de 1983 y octubre de 1984 fueron 1.138, los sabotajes, 229 y 36 los atentados selectivos, haciendo énfasis en que los últimos meses de 1985, fecha de la publicación, el promedio de acciones armadas llegó a doscientos cuarenta y tres. 16 La respuesta del régimen pinochetista apeló a varios mecanismos al mismo tiempo para enfrentar y derrotar la acción desestabilizadora impulsada por el Frente. Reforzaba el énfasis en su discurso anticomunista haciendo ver a la población que el país enfrentaba no sólo una amenaza terrorista interna, sino que decididamente una guerra contra el "imperialismo soviético", lo que fue reiteradamente expuesto por el general Pinochet en sus apariciones pública. Como una manera de acallar las protestas nacionales, en particular de los pobladores de Santiago, entre 1985 y 1986 la dictadura gobernó entre estados de sitio reiterados, toque de queda, allanamientos a poblaciones consideradas conflictivas como la Legua, la Bandera y otras del sector sur de la ciudad. Finalmente, el régimen apelaba a un mayor despliegue de sus servicios de seguridad y represión - Central Nacional de Informaciones- para identificar, detener y eliminar a los dirigentes de la organización armada y desactivar su capacidad operativa. Sin embargo, 1986 constituía un momento determinante en la lucha del Partido y sus organizaciones que avanzaba con gran fuerza en particular tras las jornadas del 2 y 3 de julio de ese año. Lo inesperado para los impulsores de la PRPM ocurriría justamente entre julio y septiembre del año decisivo, periodo en el cual fue desarticulada la operación de ingreso de

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Partido Comunista de Chile. Boletín del Exterior Nº 70, marzo-abril, 1985. La Tercera, 18 de noviembre 1985.

PATRICIO GARCÍA; HERNÁN VENEGAS, Continuidades y rupturas en la estrategia… un arsenal de guerra por la costa norte de nuestro país y en septiembre el general Pinochet resultaba ileso de una emboscada a escasos kilómetros de la capital. De ahí en más el FPM R, pareciera entrar de acuerdo a lo señalado por Hernán Vidal en una creciente tensión con la dirección del Partido que culminaría fatalmente en la llamada operación Albania en 1987 y el asesinato de 12 integrantes de esa organización. Esta derrota no detendrá su marcha sino hasta culminar con la fractura del Frente en 1989. 17

La rebelión Popular de Masas ¿giro en la política del Partido? Sobre este punto no existe un acuerdo entre quienes han estudiado la evolución y la historia del Partido Comunista de Chile. Así, por ejemplo, para el ya citado César Quiróz, la adopción de esta política no constituye un cambio de línea sino un cambio en la línea al validar la tesis del vacío histórico como debilidad fundamental de la organización para sustentar un proceso revolucionario exitoso. Para otros autores como Arrate-Rojas, la adopción de la PRPM y la creación del Frente significaron una ruptura con las más viejas tradiciones del Partido en lo que dice relación con las alianzas sociales a construir, siempre proclives a la inclusión de sectores de la burguesía nacional y los métodos a emplear siempre priorizando la vía pacífica - institucional. Es posible pensar que la radicalización el Partido Comunista de Chile en los ochenta tiene elementos propios de la realidad nacional y del carácter de la dictadura militar, de la experiencia e impacto de procesos revolucionarios en Centroamérica, Europa, Asia y África, pero que solo terminan por instalarse sobre una matriz ideológica marxista – leninista a la que el Partido adhiere desde su misma fundación. Si se revisa con detalle las líneas argumentales que sostenían la vía pacífica como medio de la revolución chilena adecuado a las condiciones nacionales, la historia y el movimiento de masas de nuestro país, se distinguen los planteamientos eclécticos permanentes en toda la historia de Partido cuando Corvalán afirma que “Cuando hablamos de prepararse para cualquier cambio en la situación y, por tanto para emprender, si llega el caso, la vía de la violencia, nos estamos refiriendo sobre todo a la necesidad de tener claridad ideológica y política, al estudio del arte de la revolución en cualquiera de sus formas, a la labor del Partido en relación a los cuerpos armados y también a la conveniencia de que el Partido comprenda que aún habiendo conquistado su legalidad no tiene que mostrar todo el cuerpo y su trabajo debe continuar en su triple aspecto de legal, clandestino y secreto.” 18 Esta visión se fortalece cuando el Secretario General del Partido afirmaba que 17

Hernán Vidal, El Frente Patriótico Manuel Rodríguez y el tabú del conflicto armado en Chile (Santiago de Chile: Mosquito, 2000). 18 Luis Corvalán Lépez. “La Vía Pacífica y la alternativa de la vía violenta”. Revista Principios, octubre de 1961, en Camino de Victoria, 1971, 60.

Palimpsesto 1; I, 2004 “La clase obrera y su vanguardia marxista- leninista tienden a hacer la revolución socialista por la vía pacífica y que en las condiciones de resistencia aguda de las clases reaccionarias la dureza y las formas de la lucha de clases no dependerán tanto del proletariado como de la resistencia que los círculos reaccionarios opongan a la voluntad de la inmensa mayoría del pueblo.”19 En tal sentido la elaboración de la línea de Rebelión Popular de Masas es una manifestación muy clara del realismo político del Partido Comunista de Chile que siguiendo a Lenin hace de los medios de la revolución una decisión que provine del análisis de la correlación de fuerzas en un momento específico. Pero no se trata de una revisión profunda de los fundamentos políticos- ideológicos que definen la línea del Partido sino una manifestación palmaria del uso del marxismo leninismo como herramienta de construcción de línea política en consonancia con los elementos constitutivos del momento histórico determinado en que se quiere operar. Entre los que alcanzan notoriedad variable como: correlación de fuerzas, enemigo principal, carácter de la clase dominante, etapa y período de la revolución nacional. No es el Partido Comunista de Chile la primera organización de este tipo que en un determinado momento de la historia latinoamericana optó por la violencia armada. Ejemplos hay para realidades muy distintas en el Partido Comunista salvadoreño en la década de los treinta y el Partido Comunista colombiano de los últimos cuarenta años. De tal modo el Partido nunca descartó en su trayectoria histórica la adopción de formas de luchas radicales o violentas si las condiciones lo ameritaban, más bien estas estuvieron siempre consideradas, al menos discursivamente, como un aspecto más de los desafíos de un Partido revolucionario. Resulta más esclarecedor para fortalecer esta interpretación de la política del Partido citar a Lenin cuando afirma que: “El marxismo se distingue de todas las formas primitivas de socialismo en que no liga el movimiento a una sola forma determinada de lucha, sino que admite las formas más diversas de ésta, exige que se preste atención a la lucha de masas que se está desarrollando, aprende de la práctica de las masas. Exige que la cuestión de las formas de lucha sea considerada desde un punto de vista histórico.” 20 El mismo Lenin continuaba precisando el carácter multivariado que puede tener la lucha política y de esta manera se constituía en un claro referente para los comunistas chilenos al afirmar que 19

Luis Corvalán Lépez, “La Vía Pacífica y la alternativa de la vía violenta”. Revista Principios, octubre de 1961, en Camino de Victoria, 1971, 62. 20 Lenin, Guerra de Guerrillas. (Moscú: Progreso, 1945), 120.

PATRICIO GARCÍA; HERNÁN VENEGAS, Continuidades y rupturas en la estrategia… “El marxismo admite las formas más diversas de lucha además que no las inventa, exige atención a la lucha de masas que se está desarrollando, no se rechaza de plano, ninguna forma de lucha. En los diversos momentos de la evolución económica y social según las diferentes condiciones políticas, cultura nacional, costumbres, aparecen en primer plano distintas formas de lucha que se hacen preponderantes y en relación con esto se modifican a su vez las formas de lucha secundarias, accesorias.” 21 Entonces, si bien en la redefinición de la línea del Partido no es posible hablar de un giro radical y novedoso en su planteamiento y discurso, sí es posible hacerlo en lo que dice relación con su práctica política. Ello fue así pues en el análisis que sustenta la organización las condiciones "objetivas" planteadas por la dictadura y la prolongación del régimen, así como los difíciles momentos ocasionados por la aguda crisis del capitalismo hacían viable una estrategia más radical. Sin embargo, el carácter transitorio de la crisis económica y las rápidas mudanzas producidas en la correlación de fuerzas terminaron por aislar a la organización de un movimiento social más vasto. La lentitud para reaccionar a aquellos cambios y la mantención de una propuesta política en contradicción a las levantadas por otros actores políticos y sociales, incluyendo amplios sectores de la izquierda nacional, - a medida que el proceso de transición a la democracia avanzaba- se constituyeron en los factores más poderosos que debilitaron social y políticamente al Partido Comunista de Chile hasta hoy día.

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Lenin, Guerra de Guerrillas. (Moscú: Progreso, 1945), 85.

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