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Contra el despojo del agua Entrevista de Radio Zapata
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“Nunca nos hemos organizado como debe de ser, a reclamar lo que nos corresponde a nosotros como ejidatarios, como campesinos. Porque ya de plano nos tienen la pata en el pescuezo esos señores, los pequeños propietarios”, dicen a Radio Zapata los delegados de un grupo de ejidos de la Comarca Lagunera, en los municipios de San Pedro de las Colonias y Francisco I Madero, ubicados en donde se unen los estados de Durango y Coahuila. Las voces de los ejidatarios se van sumando para contar la larga historia de su lucha por la tierra, por el agua y por un futuro para sus hijos. Los ejidatarios de La Laguna tienen una larga tradición de lucha. Sus padres ganaron las tierras donde viven y trabajan, y construyeron el sistema de riego que permite la agricultura en una zona casi desértica. Durante los últimos años, a raíz de la contrarreforma salinista del Artículo 27 Constitucional, los ejidos fueron parcelados a través de todo tipo de trampas, chantajes y mentiras de las autoridades agrarias. Las tierras se están volviendo a concentrar, como a principios de siglo. Los latifundios de 200, 500 o más de mil hectáreas, ahora legalizados por el gobierno, están creciendo a costa de los campesinos despojados y engañados. La unidad de los ejidos está amenazada, y no sólo por el despojo de las tierras y las aguas o por la falta de créditos; sino también por la división que provocan los terratenientes y todas las instituciones del gobierno, que buscan enfrentar a los ejidatarios y privilegiar a pequeños grupos que acaparan
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los recursos a espaldas de las asambleas. Las norias, los pozos, los depósitos de agua habían sido patrimonio colectivo de los ejidos, en todo caso compartido con los pequeños propietarios. Pero ahora, conforme el latifundio se extiende en La Laguna, las norias y las licencias para la extracción de agua se privatizan, se acaparan, se venden o se rentan a quien tiene más dinero. En una asamblea en la que participaron delegados, colonos y ejidatarios de diferentes ejidos de la región, Radio Zapata recogió los siguientes testimonios de sus luchas contra el despojo y por la reconstrucción de la organización colectiva en sus pueblos. “El mismo sistema, el mismo gobierno, está permitiendo la
renta y venta de las concesiones de las norias, y ya no es para beneficio de la comunidad, sino en beneficio de una sola familia; porque esos, los que se nombran pequeños propietarios, ya no son pequeños propietarios, ya son latifundistas, porque cuentan con una cantidad de hectáreas bastante grande y toda el agua que están extrayendo de los mantos acuíferos la están convirtiendo en leche, porque con esas aguas están sembrando forrajes, bastantes para sus establos”. “La intención de nosotros, ahorita, es ver cómo nos podemos organizar los campesinos por el mal manejo que estamos viendo en la presa Lázaro Cárdenas, que se hizo con fines de ayudar a los campesinos. Nosotros estamos aquí en este ejido, porque
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queremos ver, conocer los problemas, que son los mismos que tenemos nosotros: el mal manejo del agua. Estamos ahorita con esta sequía, esta calamidad del agua. ¿Se imagina, nosotros, si dejamos esas norias? Nos van a echar pa´ fuera, las van a vender, porque eso es lo que ellos dicen, que ellos nomás arreglando las norias, nos van a echar pa´ fuera luego luego, que las van a vender y no es justo, porque no nomás son de ellos. Las norias son de todos los ejidatarios”. “Soy del ejido Alejo González y la inquietud de nosotros es pues lo del agua. Que siendo la presa para que hubiera agua para los campesinos, pues los campesinos somos los más afectados y los que se están beneficiando son los grandes empresarios, eso es una de las inquietudes que nosotros tenemos. ¿Por qué, siendo esa presa para los campesinos, mejor se benefician ellos y nosotros quedamos abajo?”. “No estamos de acuerdo con el manejo del agua, aquí los usuarios del ejido la Merced, por la corrupción que hay aquí entre los que manejan el agua”. “Yo soy del ejido El Cántaro, y también estoy protestando por todas esas anomalías que hay con respecto al agua, porque se nos dice que las presas están al 100 por ciento. Entonces nosotros, contentos, porque se nos va a dar más dotación de agua. Pero resulta que no, nos la están dando reducida a nosotros; pero ellos riegan la que quieren, porque ellos sí tienen dinero para gastar”. “Reparten el agua a su criterio. Un informe concreto y a tiempo, como debe de ser, como lo
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noticias de la rebeldía marcan los estatutos del módulo, eso no nos lo dan a conocer. Nosotros estamos viendo que en los módulos debe de haber un ajuste, porque ahorita está habiendo un derroche muy grande de agua, que año con año se viene acumulando. En algunos, hasta se debe agua, le deben a otro módulo. Entonces, en este caso, nosotros estamos viendo a otros campesinos de otros módulos, para ver si nos podemos organizar para denunciar las anomalías”. El delegado ejidal del Módulo 14 de riego, del municipio de San Pedro de las Colonias, Coahuila, resume, en su explicación, la forma en que se distribuye el agua, marginando a los ejidos: “Mire, la inquietud mía es respecto a que ahora, en el cambio de autoridades del módulo, no tomaron en cuenta a las clases sociales, se podría decir. Porque del módulo dependen distintas clases sociales. Pero, según ellos, la cámara Agrícola y Ganadera fue la que los puso ahí, en esos puestos, y esa es la inconformidad por parte mía: ¿por qué no contaron con todas las clases sociales? Porque ahí depende el sector social, la pequeña propiedad, el colono y otras clases sociales que dependen del campo. Entonces, deberían de haberlo tomado el parecer de todos, para que de ahí salieran todas las mayorías de la asamblea, de todos los que conformamos la asociación civil del módulo 14. Esa es la inquietud, que no nos dan el informe que nosotros queremos y que ellos reparten el agua a su criterio. A favor de la pequeña propiedad, que son los del dinero”.
Los terratenientes manejan la región Lagunera
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“Platicaba mi papá que cuando el reparto agrario, lo que fue el latifundio se redujo a 150 hectáreas y con una noria. Por eso le llamamos pequeña propiedad, porque se redujo. Los ejidos nacieron, casi 300 ejidos y entonces la mayoría de los pozos profundos de bombeo estaban en manos de los ejidatarios. En cambio ahorita, a la fecha, es al revés: ya las pequeñas propiedades no tienen 150 hectáreas. Hay ya unas de 200, otras de 500, algunas llegarán a mil hectáreas; y ahora, una buena cantidad de los pozos profundos de bombeo está en manos de los terratenientes, de los estableros, que son los que manejan ahorita la región de La Laguna. “Nosotros andamos luchando por rescatar una noria del ejido de Las Mercedes (del municipio de Francisco I Madero, Coahuila), que la tiene rentada uno de los más ricos de aquí de la región Lagunera. Prácticamente, la Secretaría de la Reforma Agraria, como que está de parte de ellos, y no hemos podido nosotros rescatar esa noria. Pero nosotros no somos gente que nos damos por vencidos y esta lucha que tenemos, pues no la comenzamos ahora. Seguiremos luchando hasta que se acabe esto. “La lucha que hemos tenido es en cuanto al agua. Tienen tres norias de regadío, una ya se caducó, por falta de organización, por falta de crédito y todo eso. Entonces quedan dos norias, son la 625 y 626, porque las norias van por número, cada pozo que está asignado a los ejidos lleva una numeración. Nosotros aquí empezamos
muy poquitos a expender el agua, hemos venido luchando, hemos venido tratando de convencer a más gente, y nos hemos topado con muchas dificultades. Entonces nosotros vemos que lo del agua es una cosa muy desigual. Aquí, de las dos norias que están con sus vigencias, están 19 gentes nomás, que son las que están rentando esas norias. Una, la están rentando trece gentes; la otra, la están rentando seis gentes. Si hay 127 ejidatarios que son los que tienen derecho a esas norias, les dan nomás la renta, se las dan nomás a 19 gentes. Entonces, ese dinero que entra al ejido, entra nomás para 19 gentes. Lo primero que teníamos que pedirle al comisariado ejidal, es que citara a una junta para eso. Para eso tuvimos que preguntar. Nos dicen que el 20 por ciento de los ejidatarios son los que tienen derecho, ya la ley nos autoriza para pedir una junta para que nos expliquen de esa noria. Lo hicimos, y ya después nos fuimos a la Procuraduría Agraria. Pero tuvimos ahí un problema con los de la Procuraduría Agraria, porque todo el tiempo están de parte de los que van a rentar las norias, que son los terratenientes. Pero bueno, ahí nos fuimos. En la asamblea ejidal, se quedó de que se iban a discutir dos puntos. Uno era que se asignaran las norias dentro de una asamblea; otro era que se fueran a los Tribunales. Los votantes fueron 49 gentes. Por que se fuera a la asamblea, votaron 24; y 25 que se fuera a los tribunales agrarios. La lucha, donde la tenemos ahorita, es en los tribunales agrarios y ya sabemos que son muy mañosos, que ellos están de parte de los terratenientes.
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aídleber al ed saiciton “Pero es un derecho nuestro, porque estos son derechos comunales que tenemos desde hace muchos años. Esto nos lo heredaron nuestros padres, nuestros abuelos, es un derecho que tenían ellos. Estas gentes que están ahorita apoderados de esta noria no tienen documentos, porque nosotros sí tenemos documentos donde consta que la concesión de la noria, de las dos norias, están a nombre del ejido Las Mercedes. Ahí no habla que es de un grupo. Tenemos los documentos donde lo comprobamos. Pero para la Procuraduría Agraria, pues tiene que turnarse al ejido o a los tribunales agrarios. Estamos en los tribunales agrarios. ¿Qué necesitamos ahí? Pues esperar dos años, tres años, porque son juicios muy lentos. Entonces, en eso estamos. Para que tengan una idea de la lucha que estamos nosotros llevando a cabo. Nosotros luchamos por el agua y la tierra. Eso es hasta donde llevamos ahorita nuestra lucha.
Que los hechos, la gente los vaya mirando “Cuando nos pusieron de autoridades del ejido Huitrón, del municipio de San Pedro, la meta que el ejido nos puso fue tratar de aclarar los pozos, en qué posesión estaban, si eran ejidales o eran de los grupos que estaban posesionados de ellos. Así le supimos decir a la misma gente que nos propuso, que conforme a la ley, no tenían dueño las vigencias, las concesiones por el uso del agua. Que el dueño era todo el ejido. “Yo era una de las personas muy incrédulas en esto. Yo había estado en un grupo anteriormente, ya estaba harto de aquellas gentes,
las mismas que tenían las norias. Fueron varias veces los compañeros conmigo, a hacerme la invitación para hacer este movimiento; y yo no quería, yo me rehusaba, porque ya estaba hasta el gorro. Uno quisiera que la gente reclamara en realidad lo que le corresponde, no que unos cuantos estén explotando a su ejido, a su comunidad, por ver la debilidad de nosotros. Entonces ya estas gentes, cuando volvieron a ir conmigo, pues yo les puse de traba. No, les dije, pues sí le entro, pero con la condición de que vamos a remover al comisariado, ustedes dicen. Y pues sí, me dijeron que sí, y por eso ando en este movimiento. Y afortunadamente ganamos, pero yo quisiera decirles a las gentes, que el comisariado que se vaya a poner, pues
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que sea muy legal, porque si les toca otro de esos que les gustan los billetes... ¡pues olvídese! “En algunos ejidos, a mí me han preguntado ¿oye cómo le hiciste? No, les digo, pues es que se necesita mucha energía y ser sincero. Que los hechos, la gente los vaya mirando. Porque aquí alrededor de nuestros ejidos, como que algo les ha admirado a la gente que nosotros hemos recolectado después de tantos años. Esta fue una larga batalla, como por arriba de seis años. Seis años estuvimos luchando. Pero ya ahorita, gracias a Dios, estamos trabajando a gusto. Estamos echándole todas las ganas, por ganas no va a quedar aquí. “Luego que recuperamos las concesiones del agua que nos corresponden, establecimos alfalfa, unos sembramos sandía, otros maíz, otros espiga. Pero no estamos todavía establecidos el número de gente que correspondemos a este pozo, por falta de recursos, porque todo lo hemos hecho a puro esfuerzo, a puro rigor. Por eso, pues yo les aconsejo a ustedes y a otros ejidos más que hay que luchar y no hay que dejarnos de la mafia, los que queremos trabajar. Porque el apoyo del gobierno se los está dando a los que están vendiendo, a los que están negociando, a los que están regalando sus derechos, son los que tienen el apoyo de las dependencias, y el que en realidad quiere trabajar, no. Pues todo lo que tengo que decirles, de que hay que tener mucho cuidado con las autoridades y el pleito está ganado. Ahora el asunto es echarle ganas. Todos tenemos el derecho de reclamar lo que nos corresponde y que se nos respete a cada quien lo que corresponde. Si las
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noticias de la rebeldía personas que se encuentran aquí para escuchar lo que nosotros hicimos para llegar a esto, creo yo que son muy importantes las autoridades ejidales; pero también fuera de las autoridades ejidales, yo creo que todos tenemos un derecho.”
Villa nos puso la muestra, Zapata igual “No puede ser, no pueden venir otros a explotar los mantos acuíferos que están dentro de un territorio que es del ejido. Los primeros que tienen derecho a esa explotación son los 127 ejidatarios de Las Mercedes. Pero la gente no se puede traer a fuerza. Si hay veinte o treinta gentes que son los que quieren trabajar, pues trabajarán, qué se le va a hacer. A los otros se les dará su parte proporcional por su renta del agua, del derecho que tienen de su agua. Eso es lo que nosotros pensamos, que no hay mucho beneficio en cuanto se renta en un ejido, porque ya estamos viendo en otros ejidos que muchas norias ya se vendieron, y nosotros no queremos que esta noria se rente, ni que se venda. Esos mantos acuíferos deben de ser aprovechados por los habitantes de este mismo ejido. Entonces, por eso nosotros estamos en esta lucha, que es dura, pero estamos puestos a defender nuestros patrimonios. Los vamos a defender. “Ahorita somos alrededor de unas 37 gentes las que tenemos una denuncia en los tribunales agrarios. Pero vamos a ir convenciendo a más gentes pa´ que se metan. Son las que tenemos y vamos a llevarle hasta las últimas consecuencias. Nosotros pensamos que el trabajar las tierras debe dejar más beneficios porque hay
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más trabajo, porque aquí el que tenga sus animalitos pues ya no tiene que traer pastura más cara de otras partes, aquí la tiene, porque hay un empleo más y es directamente aquí al ejido. Entonces es el pensamiento que tenemos, porque nosotros queremos la noria para trabajar, para que trabajen todos los que así lo deseen; y los que no quieran trabajarlo, pues están en su derecho de rentarlo. Nosotros decimos que la renta tiene que ser a los mismos ejidatarios del ejido. Nosotros estamos oponiéndonos a que sea por fuera, porque si los mantos acuíferos están en un territorio que es de nosotros, ese territorio debe ser explotado por habitantes del poblado. Yo creo, en mi forma de pensar, que la Secretaría de la Reforma Agraria, o sea el Estado de gobierno, no quiere reconocer esas norias o apoyarnos, porque no es una ni dos, son muchas las norias que ya están rentadas y vendidas. ¿Y quién las tiene? Pues los capitalistas, los ricos. Todo mundo sabemos que los mantos acuíferos no pertenecen nada más a un estado o a una región. Los mantos acuíferos son nacionales. Pero prácticamente muchos ejidatarios están rentando y están vendiendo algo que verdaderamente es de la Patria”. La lucha de los ejidatarios de La Laguna va a contracorriente de las políticas agrarias neoliberales. A contracorriente de la parcelación de ejidos y la privatización de tierras y aguas. La Secretaría de la Reforma Agraria ha impuesto, por las buenas o por las malas, el Programa de Certificación de Derechos Ejidales (Prodede). A través de los certificados individuales, el
gobierno trata de legalizar la renta y la venta no sólo de las tierras, sino también, como ocurre en la Comarca Lagunera, de las aguas: “Hace más de cincuenta años que se extendieron los certificados agrarios de los ejidatarios. Pero nomás hoy sacan el nuevo certificado parcelario (el de Procede), y pues ya lo sacan con colindancias. Por eso el ejidatario se confundió, porque creyó que ya era un título de propiedad. Entonces, ahora, nos oponemos a que se hagan las rentas y ventas de tierras y de agua, porque sentimos que nos afectan; pero los que rentan o venden sienten que es de ellos, porque creen que ya tienen un título de propiedad a su favor. Pero se están malconfundiendo, y es lo que quería que quedara grabado. “Los problemas sociales de las comunidades, están sufriendo las familias porque no tienen qué comer, son porque desgraciadamente algunos —algunos, no todos— vendieron sus tierras, y ese es el otro problema grande que tenemos en la región Lagunera. Los deslumbraron con un dinerillo, y se los dieron en abonos y nunca les lució. Y, ahora, pues ven pasar a los que tienen sus tierritas, cuando menos su rentita, y como que se sienten muy tristes y es un problema social, porque va en aumento, porque sí están vendiendo sus tierras y baratas. Algunos están vendiendo las norias de los ejidos a los grandes empresarios, a los que tienen dinero, a los que tienen establos y tienen grandes empresas, a los grandes lecheros, que son los que siembran alfalfa, cebada y avena para sus animales y realmente están acabando con el campesino, con el ejidatario.
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aídleber al ed saiciton “Eso da coraje, porque vienen los compradores de derechos prometiendo que se les va a dar trabajo a nuestras familias. Pero ¿qué pasa? Vienen a esclavizar, no pagan lo que es debido y los obligan a entrar desde las siete de la mañana y a salir hasta las 2 o 3 de la tarde. Entonces, ya no hay quien quiera trabajar en el campo, porque no se les paga lo justo, no tienen servicios médicos. Entonces, ojalá ahí quien nos escuche se una a nuestros problemas, y de veras saber que no estamos solos. “¿Qué le estamos dejando a nuestros hijos? Lo que nuestros viejos nos quitaron, se los estamos dejando a nuestros hijos: la explotación. Tienen que ir a trabajar por
un sueldo mísero, cuando tenemos la fuente de trabajo, para así valernos por nosotros mismos. Nuestros hijos tienen que andar trabajando en maquilas. Salen estrellados y entran estrellados, las horas que entran son muy tempranas y regresan a sus casas ya muy tarde. Pero ¿qué es lo que están consiguiendo esos hijos, perdiéndole el amor a la tierra? Traen productos de otras naciones, de azúcar, maíz, frijol de otras naciones, porque aquí es mucho muy caro el producir. Si a mí una papa me cuesta veinte centavos y me la traen importada de los americanos a diez centavos, pues claro que voy a preferirla, y ahí es donde nos están quitando el amor a la tierra. El gobierno se está
encargando de eso. Nosotros pensamos que ese es el problema en el cambio de leyes, que están hechas en contra de nosotros. Por ejemplo ¿dónde está la ley de créditos? Acabaron con ella. “Yo siento que hablo, que me quejo y que nadie me escucha, pero esto ya es de ponerle un hasta aquí. Sólo por medio de una organización campesina. Eso sería todo. Villa ya nos puso la muestra, Zapata igual, lucharon por la tierra y libertad. ¿Y nosotros, qué es lo que estamos haciendo? Entregándola otra vez al rico. Si la tierra no costó dinero. Costó sangre, vidas, mucho derrame de vidas. Que no venga Villa ni Zapata, porque nos la van a partir a nosotros”.
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