CORRESPONSALÍA “ING. ALBERTO BUSTAMANTE VASCONCELOS” DE OAXACA DEL
SEMINARIO DE CULTURA MEXICANA
NOTA: El material contenido en este documento puede ser reproducido libremente, citando al autor y a la Corresponsalía del SCM-Oaxaca. Se sugiere citar así la FUENTE: Sánchez, Prometeo (2014) La “limpieza cultural” es un retroceso de la civilización. Ed. Acontragolpe, Oaxaca, México. Consultado en: http://seminariodeculturaoaxaca.org/ Serie:
E001
Autor:
Sánchez Islas, Prometeo Alejandro. MA y MH
Organismo:
Fundación Amigos de la Hemeroteca “Néstor Sánchez H.” de Oaxaca
Cargo:
Tesorero
Contacto:
[email protected]
Fecha:
27 de junio de 2015
Título:
La “limpieza cultural” es un retroceso de la Civilización
Reseña:
Breve reflexión sobre la fragilidad de los bienes culturales ante la barbarie (en este caso de la organización ISI), y la misión autoasumida de algunos organismos y personas por preservarlos. Originalmente publicada en la revista Acontragolpe Letras en julio de 2015.
Palabras Clave
Limpieza cultural. Limpieza étnica. Estado Islámico ISIS. China y Tíbet. Cruzadas destructivas. Evangelización de América.
La “limpieza cultural” es un Retroceso de la Civilización Para proteger los patrimonios que la humanidad ha creado durante milenios, no es necesario -ni podría hacerlo-, un ejército. La preservación se da porque las pueblos y los gobiernos se preocupan por conservar sus valores, tangibles e intangibles, manteniendo vivas las tradiciones o la memoria de lo que antaño fue creado por los ancestros y que hoy nos otorga identidad. Por Prometeo Alejandro Sánchez Islas*
¡Es una tragedia que vivimos impotentes día a día! ¡Es una pérdida irreparable para la especie humana! Tanto en Irak como en Siria, el Estado Islámico destruye actualmente mausoleos, edificios y obras museísticas, mientras que en otros países, en los que no hay guerra, sus habitantes se esmeran en borrar el pasado bajo el pretexto de que es obsoleto o que es ideológicamente incorrecto… o simplemente por la miopía modernizadora, mediante la cual la humanidad pierde objetos en los que está (o estaba) asentada su identidad. Así, son tan dañinas las espectaculares voladuras con explosivos de monumentos en el Oriente Medio, como el arrasamiento que se hace, a nivel hormiga, del idioma, el vestuario, la comida y las leyendas de las culturas populares, que son las que en conjunto le otorgan al mundo la riqueza de la multiculturalidad.
El caso de ISIS Muy notorio es en estos momentos el caso del Estado Islámico de Irak y al-Sham (ISIS por sus siglas en inglés), quienes mediante una amplia estrategia publicitaria presumen, como parte de un procedimiento mediático, primero sus asesinatos, luego los bombardeos, y en seguida, la destrucción de vestigios que no corresponden a su visión del Islam, ya que en su obtusa forma de pensar, la única manera correcta de interpretar el Corán es la de su secta yihadista suní. Para entender esa ramplona forma de cavilar, le explico, amable lector, lo siguiente: los miembros del ISIS son yihadistas porque promueven la yihad o “guerra santa”, y son suníes1 porque se consideran sucesores directos del profeta Mahoma
1
Los suníes representan el 85% de los musulmanes. Ellos creen en las interpretaciones que hicieron sus sabios durante los primeros cuatro siglos de existencia de esa religión. Sus tradiciones quedaron plasmadas en “madhabs” o leyes islámicas, las cuales desde entonces se estudian en universidades y espacios jurídicos, pues conforman un complejo sistema de pensamiento. Su más alto gobernante tiene el título de califa. Otra ramificación de los musulmanes son los chiítas o chiíes, quienes son seguidores del Imám Alí, pues dicen que
(fundador del Islam, a quien el arcángel Gabriel dictó el libro sagrado del Corán), quien habitó en el monte Sunna, donde él daba ejemplo de trabajo. Según ISIS, entonces, ellos actúan asistidos por Alá (Dios) en una guerra santa que, bajo ese supuesto, está bendecida, y además, la realizan bajo la protección moral de Mahoma, su máximo líder espiritual. Esos combatientes siguen ciegamente las instrucciones del autoproclamado “Califa Ibrahim”, quien formó parte de la red de guerrilleros creada por Estados Unidos y Arabia Saudita para atacar a los rusos en Afganistán, llamada Al-Qaeda. Ese líder fanático y anhelante de poder, quien se doctoró en Bagdag en estudios islámicos, ordena a sus ignorantes huestes, además de cumplir acciones militares y terroristas, destruir con gran despliegue televisivo los tesoros que la UNESCO considera patrimonio mundial, como una demostración de su poder, tanto ante el mundo occidental, como ante los dioses del pasado, lo que le acarrea gran prestigio en ese ámbito en el que el analfabetismo, la manipulación, los botines resultantes del saqueo y el mesianismo, se unen para justificar (desde aquel punto de vista) cualquier tipo de atentado bárbaro. Para ellos, el discurso de “limpieza cultural” tiene mucho sentido, pues a quienes no piensen como ellos, actúen como ellos, crean lo que ellos y hagan lo que ellos, se les debe eliminar. De esa forma “limpian de contaminantes” su cultura, y “salvaguardan la pureza del Islam”.
Las Cruzadas Otras intervenciones militares afamadas, en las que la idea de que sólo hay una religión verdadera, y que sirvieron de subterfugio para extender dominios territoriales y apropiarse de rutas comerciales, se sucedieron entre los siglos XI al XIII, instigadas por el Papa Urbano II, quien citando a Mateo (16:24) “renuncia a ti mismo, toma tu cruz y sígueme”, enardeció a muchos, quienes a la voz de Deus le volt (Dios así lo quiere), acudieron a las expediciones hacia la llamada Tierra Santa con el fin quitar el control de Jerusalén a los musulmanes. Bajo esa consigna se cometieron muchos actos bárbaros, especialmente matanzas de civiles, incluso de pueblos igualmente cristianos, solo porque Deus le volt. En aquellos años, el emperador de Oriente, Alejo I, había pedido ayuda a Roma debido a los abusos y actos nada piadosos que los turcos selyúcidas2 cometían con los peregrinos cristianos. Por su parte, la crueldad en nombre de la religión se manifestó desde la primera Cruzada durante el paso de los Cruzados por Hungría, donde masacraron a miles de judíos húngaros. Cabe mencionar que los “sarracenos”, como eran llamados los musulmanes por
aquel sacerdote recibió directamente de Mahoma la instrucción de continuar su labor, poco antes de morir. También tienen su propia escuela de jurisprudencia islámica y representan al 10% de los musulmanes. 2 Los selyúcidas reinaron en los actuales Irán e Irak, provenientes de Asia central, creando una dinastía turcaoguz. Pelearon contra los mongoles, a quienes dificultaron el paso hacia Europa, y contra los Cruzados que intentaban llegar a Jerusalén. También atacaron al Imperio Bizantino hasta prácticamente resquebrajarlo en el siglo XI.
los cristianos europeos, tenían una actitud muy civilizada con todas las religiones y que por ello Tierra Santa era un crisol multinacional. De cualquier forma, aquellas invasiones sirvieron para sustentar un oscurantista concepto de cristiandad, hoy calificado peyorativamente como “medieval”, porque para conservar la escrupulosidad de su religión, destruyeron sin consideración pueblos rusos, mongoles, cátaros, husitas, prusianos, valdenses, judíos y cristianos ortodoxos griegos, y de paso combatieron a los enemigos políticos del papado. Adicionalmente, los Cruzados, fuesen nobles o de la gleba, actuaban altamente motivados, pues por su participación obtenían indulgencias por todos sus pecados pasados, es decir, garantizaban su entrada al cielo.
Conquista de América Durante la invasión de europeos al continente que después se llamaría América, la explotación, la crueldad y el expolio se justificaron argumentando la limpieza del paganismo, ya que los españoles y portugueses, actuaban a nombre de la Inmaculada Concepción de María, con el fin de darle alma a los seres “recién descubiertos”. De esa forma, se destruyeron edificios, se arrasaron ciudades, se quemaron miles de códices y se devastaron imágenes religiosas bajo el epíteto –entonces maligno- de que eran “ídolos”.
China y el Tíbet Otro caso ampliamente documentado es el de la invasión que hizo China al Tíbet en 1950, con la excusa de “la integración cultural”, arguyendo que esa vasta y agreste región del Himalaya les pertenecía históricamente y de que el idioma, las costumbres, las leyes y la subordinación de la religión al estado, debería practicarse al estilo chino, por lo que ese pueblo debería ser reeducado. El concepto de “reeducación” ha sido muy socorrido por los regímenes totalitarios comunistas y fascistas, y abarca desde la deportación de líderes intelectuales a lejanos campos de internamiento, hasta el control de la educación formal de niños y jóvenes mediante profesores ad hoc y material didáctico elaborado para dicho efecto. El Tíbet fue intervenido anteriormente, durante períodos no muy largos, por mongoles, ingleses y chinos, habiendo salido siempre bien librados gracias a la tenacidad de su gente y a la fortaleza de su espíritu. Su gobierno había sido casi siempre de tipo secular, en el que los terratenientes, la nobleza y los monasterios ejercían los poderes predominantes. Hoy en el Tíbet (del lado chino porque en el costado sur del Himalaya que corresponde a India, Nepal y Bután eso no sucede), se ejerce una “limpieza cultural” en la que el Dalai Lama (líder que hoy vive exiliado en India) dejará de ser su sabia guía espiritual, para hacer transitar la administración hacia un ser elegido por el gobierno chino. Por lo pronto, la educación en los lamasterios va siendo sustituida por las instituciones formales en lengua china, bajo las leyes chinas y mediante mecanismos cívicos propios de China. Se espera
que en dos generaciones más (ya van dos anteriores), el Tíbet haya diluido su identidad para integrarse completamente como una “región autónoma de China”.
Limpieza étnica Una variante de lo anterior se identifica con la expulsión de “cualquier etnia que no sea la propia” de cierto territorio, lo cual incluye cualquier tipo de hostigamiento cultural, económico y policial, más las políticas abiertas de deportación y genocidio. De hecho, el concepto de “limpieza étnica” se utilizó como un eufemismo de la comunidad internacional para encubrir el asesinato de masas sucedido en la región que abarca a Serbia, Albania y Yugoeslavia durante la década de 1990, donde las diferencias religiosas, políticas y de tradiciones históricas, se esgrimieron como pretexto para escalar la violencia hasta perpetrar los más horrorosos crímenes de lesa humanidad. Ya en décadas anteriores, los alemanes del Partido Nacional Socialista habían emprendido campañas contra judíos, negros, homosexuales, gitanos y cualquier otra “raza” que no fuese la “aria”, culpándoseles de toda clase de transgresiones y violaciones a su prejuicioso código social. Aunque la limpieza étnica se refiere principalmente a personas, no a monumentos, durante las persecuciones y genocidios, también se destruyeron, colateralmente, elementos representativos de otras razas, así como sus templos y sus memorias históricas. En paralelo, se han saqueado los objetos de valor y las cuentas bancarias. El resultado esperado de esa “limpieza” ha sido el borrar de la faz de la Tierra las presencias real y simbólica del “enemigo”. Muera la inteligencia Uno de los episodios más vergonzosos de la humanidad sucedió durante la Guerra Civil Española, cuando el general Millán-Astary, miembro de la Falange que apoyaba al dictador Francisco Franco, vociferó en la Universidad de Salamanca “muera la inteligencia, viva la muerte”, al interrumpir los trabajos académicos que desarrollaba Don Miguel de Unamuno y sus condiscípulos. Como consecuencia, se quemaron libros y se realizó una leva de jóvenes, a pesar de la alocución de aquel sabio que sentenciaba: “estáis profanando un recinto sagrado: este es un templo a la inteligencia… y venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis”.
La UNESCO hoy Irina Bokova, Directora General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), afirmó recientemente que ante la disyuntiva de proteger vidas o preservar monumentos frente a la tragedia que se vive en Siria en estos días, “ese es justamente el pensamiento perverso al que quieren forzarnos los extremistas: permítaseme recordar que ellos no distinguen entre vidas humanas y patrimonio cultural;
atacan ambos en una estrategia global de limpieza cultural con el objetivo de eliminar cualquier forma de diversidad cultural y pensamiento libre. Nuestra herencia cultural defiende valores como la identidad y la pertenencia. Los señores de la guerra lo saben, por eso apuestan por la destrucción de la cultura como método de guerra para dividir a las sociedades y lograr la mayor atención mediática posible”.
En los días aciagos que hoy nos toca vivir, parece que la barbarie va ganando. ¿Hasta dónde llegará?
(*) Ingeniero Arquitecto, Maestro en Administración, Maestro en Humanidades, Doctorante en Innovación de Instituciones, Miembro del Seminario de Cultura Mexicana y de la Construction History Society of America.