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COxMEDIA.

tsoiURPONMJIHEDBA

Á BUEN PADRE MEJOR HIJO,

zyxwvutsrqponmlkjih

Y DE

D.

Seleuco, Rey de Siria. Antioco y Principe, su hijo. Nicanor t Galan. .

AGUSTIN PERSONAS. Erasisírato , Barba. Estratonií\i, Reyna. Astrétf f Dama.

JORNADA PRIMERA.

MORETO.

Floríta, Criada. Luquete , Gracioso. Labradora ,,y JOantas^

azotando las muías desde el trillo, trinchar la parva de haces descompuesta, Selva \ suena, ruido de tempestad y y y despreciando al Sol, amontonarla, Im Antioea, / Luquete de camino. y quan Jo el aire corre desnudarla ^«/.Terribletenftpestiid! valgaine elCielo! con ¡a borca ganchosa contra el viento, LHÍ^. SÍ harái^oe todo se nos viene abajoj queja ligera paja lleva á un lado, a alguna claraboya de él lo, •y del pesado grano, que hace asiento, ó á un pozo, para echar p.jif el atajo^ le doxa un rubio pez amontonado, Ant, Luquete^ Lnq. Gran stñor. sin que le vea el Sol, sino es que vea, Ant. Toda mi gente que se va antes que acabe su taréa? sin duda se ha perdido. Pues si al campo vaunPrincipe, seguido de caballos, carrozas y criados, Luq-. Nosotros (sí ellos ya se han acogido) de tantas atenciones asistido, seremos los perdidos solamente; reverencias, lisonjas y cuidados, pues aqui el cielo,aunque nos coge lejoj, atreveráseá estar, sin muchos miedos, tratándonos está como abadejos. un quarto de hora alSol.'qrfe si dos credos Vive el Cielo, que qoando considero, le da en la bola, quando el colodrillo que Antioco eres tu, el hijo primero f • zyxvutsrqponmljihgfedcbaZYVTQPOMJIHEDCA no le taladra de agudo un tabardillo, deSeleucOjá quicnSiria cédióel maudo, polque fuerop sus rayos mas corteses, y que aqui, como yo, te estás mojando^ tiene jaqueca para treinta mese?. y aun mas,porque mi capa tosca,y basta, Hartase un Lgbrador (d e regla falto) algo mas tarde el agiu Ja contrasta, de ajos, mips, pepinos y tomates, que la tuya delgada, y guarnecida, y brinca treinta pies de solp un salto; caipo en lo que son houras de esta vida; tiembla unseñorde agaestos disparates, todo es mentir, á mi pobreza apelo, y solo por templanza da á su muela que aquesta burda capa cu que me fundo, pollas, capones y agua de canda} tiene menos adorno para el mundo, y si pasa un arroyo algo arrojado, pero mas resistencia para el Ciclo. del salto á casa va desvencijado. Ant. Dices verdad. Ha señor que el ser pobrí en esia vid* Luq. Y cómo que la digo? es mas riqueza y menos cottocida^ La ciiperiencid, señor, es fiel testigo. Hay.mas que ver,que alLatTrador senci< Ant. Luquete, moral vienes. lis oí dejnlio en el ardiente ¿¡esta, (lio, Luq. Heme artado ^ A y u n t a m j e n t o d e Madrid i - : :

^Antioco , y zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGF Seleuco, i'^ií nunca ver he querido su retrato. lc rnOTarnTfr^ i ^ i iiJii»»ioralizado. An.', De este monte al abrigo esperaremos Luq. Si lisonja no fue del ptncél grato, «en manos de tu padre su pintura al dla.i-ü./. A-qui la noche pasaremos, he viuo. aunque poco del agua defendidos. Aquí es fuerza quedarnos detenidos, Ant. Y sus facciones son tan bellas? Luq.Con sus ojos son hongos lasEstrellas. porque el lerraino es este señalado, Dent. 2iic. Acia el monte guiad. donde á la Reina he de encontrar. Otros. Por la ladera. Luq. Que ha dado Ant. Mas qué voces son estas? tu padreen ser marido, porqueyacinquenta años que ha vivido Luq. Malo. Ant. Espera, SI es acaso mi gente, de tres mugeres ha arrastrado el luto, que me busca? y aun no de la tercera el llanto enjuto, Luq. No es, porque de enfrente se casa con la quarta: viene el tropel que escucho, si Como á las otras esta ensarta, que aunque yo no lo veo suena á mucho u ha de hacer con la quinta y la requinta, con qnc puede , si asi el naipe le pinta, Detit. íiic. Este abrigo tomemos hasta el Luq. Quién serán? (dia, para cantar de todas los placeres, hacer una guitarra de mugeres, (das, Ant. Que es la Reina he imaginado: pues si esta noche aquí llegar debía, y porque en la alusión nada me muerj lo mismo que á mi les ha pasado, esto será porque ellas fueron cuerdas. como el caso es testigo, Ant.En ninguna elección mi padre ha sido fuerza es que tomen este mismo abrigo. mas atento, que en esta, pues ha unido con su poder, el deDemetrio el grande, Luq. Tate , la Reina es. Ant. De qu^ lo infieres? (ge res. para que el Asia mande, Luq. Del mucho ruido que hacen las mupues porque toda su valor la rija, Ant. En qué hacen ruido? casa con Estratonica su bija, Luq. Con sus pompas vanas, con qüe será el señor mas poderoso y pOr eso andan ya como "campanas. del Imptírio Oriental. Dfíi/.ííff.Aqni puede apearse V . Alteza. Luq. Pues mas glorioso, ^MíLaReina eí.Zíi'^.Apearseuna belleza? casandoic con ella, no quedaba, Siilen ¡a Reina, Nicamr, Damas jy pues el mismo troféo en tí lograba, sin la desproporción de su edad vieja, Criados , todos de camino. habiendo un mozo con que hacer pareja? JvVf. Aqui puede su Alteza retirarse, hasta que el Cielo llegue á serenarse Ant. A mí me casa con mi prima Astréa, de tanta tempestad, no quiera el Cielo qte mi amor látvea, Rept. Qué obscura noche! (che. que mi vida será desesperada. A j sombra de mi error idolatrada! aj). iíf^.Yosolo por el ruido he visto e l c o aunque no la encuentre con la pues desde que el pincél te dio i mis ojos, vista, solo vivo de penas, y de enojos. tiene ya vuestra Alteza quien la asista, ^Astréa, en lín, ya la ofreció mi mano, 4pie esto bebe ser hija de su hfermanp- Repu Quién es? Zuq.Y por qüé por la Reina á tí te envía? Aiit, Quien , como hijo venturoso, de vuestra mano el triunfo generoso Ant- l'^r ver si acaso mi melaticolia, á vuestros pies espera. arrodilLug. v(eudodiver^as tierras, se divierte. Acierte, Rx^yn. Quien sois dudo. Litq, Qu mdó h» fama dé l.t ReinazyxvutsrqponmljihgfedcbaZYVTQPOMJIHEDCA Lnq, Manos y pies? entrada de luenodo, cuy.i hermosura iguíl i conSu buelo, Ant. Aniioco soi, señora. no te envi.t A ver tierra, sino Ciclo. yvutsronlihfecaTSRNLKJEA áthfazale. Aiit Por v«r si es como dicen su herm^>f un^ Re^n, Vuestra Alteza }]e

Be Don Agustín Moreto.zyxvutsrqponmljihgfedcbaZYVTQPOMJIHED 3 Ilettuc á mU brazos,pues,y la estrnñeza Luq. Camara? Flor. No gasto aycdas. jicguc 'J .. Lu^. « forque no tuvo mas hijos. hallé siempre mi aJvedrio, tni prima Astréa heredera hasta que i,n día á mi mano de sus gloriáis, y su br¡o, acaso un retrato vino, V iCHdo mi padfe la deuda que guardó por su beroiosura de Ja sangre, y los servicios, curioso un criado mÍo. que en dilatar sus estados Mallole entre los despojos «Icbió á bermano tan amigo. ' de una batalla, perdido, por cumplirzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA la obligadon de dueño ignorado, siendo sí mismo, también ignorado él mismo, resolvio hacerla mi esposa i'uso el píncél á mis ojos a costa de mi martirio. nn rostro tan peregrino, «Q porque este casamiento que aunque cabe en mi memoria, íucsc contra mi alvedrio, no cabe en los labios mios. porque yo Ja miré siempre i>esde que vi este retrato, sin adversión , ni cariño; aquel agrado indeciso, iiiporqueá mis ojos nunca que tenia con mi prima, tuviese en talle, ó estilo «a trocó todo en desvío; desproporción la herinosara. porque como la miraba * « desaires el aliño; como á estorvo de mi alivio. "I sin amor la miraba, Juego mi temor h puso "i con él, que siempre ha habido, la mascara de enemigo. cu dos que se crian juntos, Ve secreto mi cuidado unlinagede cariño, • anas diligencias hizo, 3 gue aunque es amar, no es querer; remitiendo á varias partes que en el querer es preciso la copia de este prodigio, quehayadeseo, y amores po.r SI acaso de su dutño íin deseo, hay infinitos, los ojos, ó Jos oídos i este amor, que en el querer de los que andan varías tierras, se W-e del otro disrinto, me pudiesen dar indicio: es hijo de admiración; mas todas fueron en vano, porque guaotos Jian querido, y yo mas inadvertido, es porque un sugeto vieron, que á g„ SoJ de sombras cubiertc donde hallaron por destino nadie pudo haberle vi«o. «na proporcioB igual J-on quitattne Ja esperanza, á su geuto y sus sentidos, llegué a perder el sentido: que nunea vieron en otro, y quanto perdí en razón, y esta admiración los hizo creció mi amor en delirio, entregar la voluntad; que es el amor como el árbol, J o s . que siempre se han visto, a quien quitan lo florido, como incapaces están y cortandole.Jas ramas de esta admiración que díco, fortaJe».-eii su principio. íuiique se aman, no se quieren, Tomaba el retrato á solas, . «jue es efecto mui disiimo y hablando con él sin juicio, deJ i-:: A y u n t a m j e n t o de Madrid

De Don Agustín Moreto. del no responderme ingrato le arguia en el delito: ojos hermosos: decía, para matarme tan vivos, cómo no veis lo que lloro, \ si estáis mirando los mios? Si mi fineza os merece piedad, por qué estáis esquivos? si no veis, por qué miráis? si miráis , .cómo sois tibios? Habíame, hermoso milagro, que aunque sin alma te miro, la que roe has quitado á mí, puede servir este oticio. Con la vida que me quitas, ni tú vives, ni yo vivo: si mi vida no aprovechas, para qué has hecho el delito? Pero si yo te la he dado, culparte es ciego delirio, que no es en tí tiranía, lo que es en mi sacrificio: mas íi te la di agradece; y si te falta el sentido, habíame con este aliento, que te estoi dando en suspiros; y si no puedes, qué espero? qué bien en tí solicito, si eres capaz de mi daño, é incapaz del beneficio? Pero el dolor de no hablarme me eiivuelves en un alivio, que aunque favor no me has hecho^ tampoco me has ofendido. Lo ignorado de mi maJ dispertó , con sus indicios, en el amor de mi padre mas temor de ipi peligro. Y ño hallíuido en mi dolencia mas señas, ni mas indicios, que de una melaucplia interpuesta en parasismos, vieron que el mejor remedio era, que el tiempo remiso hiciese en mi mal la cura, que suele hact?r el olvido. A un tiempo se suspendieron mis bodas , y mi peligro,

zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPON porque cesó la violencia, • pero no el incendio mió. A este tiempo quiso el Cielo, I' I ó mi ventura lo quiso, que lograse el Rey mi padre el acierto de elegiros: y hasta llegar á su Corte, para tan largo camino , el veniros á servir fió del cuidado mió. Viéndome yo en esta dicha, i y habiéndome ya traido vuestra fama la noticia del discurso peregrino, que os ilustra, les di luego albricias á mis sentidos; porque luego me ofreció mi misma pena el arbitrio ' de daros yo parte de ell?, pues vos podéis ser mi alivio. Mi dolor, señora es ( verme, que estando, como os he dicho) ipe manden dar á otro dueño lo que no tengo por mip: el alivio que yo espero de vuestro ingenio divino, es dilatarme esta muerte, que, aun temida , no resisto. Vuestros prudentes alhagos, vuestros discretos cariños podrán solo con mi padre revocarme este peligro. ^ Suspéndase mi desdicha, hasta que el cruel destino se temple en la tiranía de su violencia conmigo, yvutsronlihfecaTSRNLKJEA 6 halle yo el dueño que adoro, 6 se enmiende mi delirio, ó se acabe l{t esperanza, ó me remedie el olvido, ó mi ceguedad conozca, y á no tener otro alivio, ó muera yo de infeliz, que es el remedio mas íi'p. Jl¿yn. Admirada os he cícu diado, y antes que os responda, os pido, que me digáis el retrato donde le leneis. Aní. Conmigo.

i-:: Ayuntamjento de Madrid

// T . . .zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA ^fitíoeo , ^ Seleuce. Jí^yn. Lo que admiración me muevff, porque veáis la fineza no es el hüberos rendido con que siempre he de serviros, á amar una copia muda, -bsta, señora, es mi vida, ¿¿ale el retrae, guando su sombra es preciso, ^eyn. Yo la fineza os estimo, que os reliera á la memoria Luq. Muy largo va aquel coloquio, el sugeto. peregrino, y estot por íilterrampirlos, que ella os está retratando; porque hablan mil necedades, y y3 en ei mundo se ha visto ^/or. Pues sabes tu lo que han dicho? amor tan ciego, y tan loco, í.ttq. Dice el Principe, que el Rey que jjicn á una estatua quiso, su padre, como es tan' rico, sin referirse á sugeto, tiene sacado recado siendo bárbaro delirio, para cosa de treinta hijos; pues contra naturaleza y la Reyna dice, que ell» quiso bien i un marmol fóo: no trae tanto prevenido, lo que me admira es, que traiga porque no puede parir vuestro corazon consigo arriba de Veinte y ciaco, el alimento del daño, y lo están regateando. quando ig norais el camino Tient. me. Por delante dezyxvutsrqponmljihgfedcba aquel risc» del remedio; porque acaso, czmx^Uevmt. ^

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