COYUNTURA DE SEGURIDAD

COYUNTURA DE SEGURIDAD EL REPLIEGUE DE LAS FARC: ¿DERROTA O ESTRATEGIA? “La guerra es un camaleón” decía Clausewitz para referirse a cómo la guerra ne

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ANÁLISIS DE COYUNTURA ECONÓMICA 2007 1 2 ILDIS ANÁLISIS DE COYUNTURA ECONÓMICA 2007 3 ANÁLISIS DE COYUNTURA ECONÓMICA 2007 Resumen ejecutivo

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COYUNTURA DE SEGURIDAD EL REPLIEGUE DE LAS FARC: ¿DERROTA O ESTRATEGIA? “La guerra es un camaleón” decía Clausewitz para referirse a cómo la guerra necesita cambiar sus formas para poder adaptarse a las circunstancias sociopolíticas variables en que debe ser conducida. Al explicar esta metáfora distinguió tres factores de la conducción bélica: la violencia original de su elemento, la creatividad del conductor estratégico y la racionalidad de quien toma la decisión política. La “violencia original de su elemento, en tanto odio y enemistad, hay que verla como un instinto ciego”, dice este teórico de la guerra. Clausewitz considera que el segundo, “…el juego de probabilidades y el azar que hace de la guerra una actividad libre del espíritu”, es asunto del conductor de la guerra; entiende, por último, que “…la naturaleza subordinada, propia de una herramienta política, por lo cual pertenece estrictamente a la razón…”, hace de la guerra un instrumento de gobierno.1 Para Hefried Münkler, al tenor de esta definición de guerra dada por Clausewitz, se puede destacar la especial creatividad del teórico de la guerra de guerrillas Mao TseTung, al descubrir la prolongación, es decir la desaceleración de los acontecimientos, como una oportunidad para una victoriosa resistencia armada contra un enemigo superior tanto en la tecnología como en la organización militar. De esta manera menciona el autor “… la guerra de guerrillas, concebida por Mao en principio como una estrategia acompañante en la guerra grande, adquirió el rango de una estrategia político – militar autónoma”.2

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Los aparatos militares estatales han tendido a provocar una aceleración de la guerra, como forma de hacer valer sus ventajas. Según Münkler con este proceder la caballería de Murat, destrozaba en veloz persecución a los enemigos que Napoleón expulsaba del campo de combate; lo mismo que sucedía con los tanques del general alemán Guderian, que aprovechaban pequeñas rupturas en las líneas enemigas para golpear profundamente o, en la segunda guerra del Golfo, los bombarderos y cohetes teledirigidos del general estadounidense Tommy Franks, paralizaron el comando y las estructuras de abastecimiento iraquíes, antes de que comenzara la ofensiva terrestre.3 Desde esta perspectiva,

el desarrollo de la guerra estaría constantemente sometido al imperativo de la aceleración, y el triunfo por lo tanto correspondería a quien tiene un mayor potencial de aceleramiento. Según Münkler, la creatividad de Mao radica en no caer en la tentación del gran aceleramiento, con el cual nada tenía que ganar su ejército campesino, sino convertir la debilidad en fuerza: él contrapuso la lentitud al principio de la aceleración al definir la guerra de guerrillas como guerra prolongada.4 De esta manera, la estrategia de la guerrilla consiste en tomar en cuenta todas las posibilidades de hacer pagar al enemigo verdaderamente el precio de la aceleración y en tal medida que le resulte insostenible. Raymond Aron resume este planteamiento en la siguiente fórmula: los guerrilleros ganan la guerra cuando no la pierden, y quienes luchan contra ellos la pierden si no la ganan. En este contexto se inscribe el actual repliegue estratégico de las FARC, el cual pretende desacelerar la ofensiva de las Fuerzas Militares, para producir su desgaste, restándole peso a su superioridad militar - expresada en el mayor número de combatientes, mayor poder de fuego y capacidad aérea, así como de artillería entre otros elementos -. En esta pretendida dilatación de las acciones la insurgencia está dispuesta a ceder espacio a cambio de tiempo; incluso aprovecha las ofensivas de las Fuerzas Militares para atacar a sus tropas, en un territorio conocido, de fácil movilidad y repliegue. Esto se ve ilustrado en las siguientes palabras de uno de los miembros del Secretario de las FARC, el “Mono Jojoy” cuando dice: “Mientras más hombres llegan a combatirnos más blancos hay”.5 Alfredo Rangel hace referencia a esta dinámica en una columna titulada La Fricción y el Plan Patriota6 , publicada el 4 de junio de 2004, de la siguiente forma: “... la guerrilla busca convertir a su oponente en «esclavo del espacio», como decía Gabélic. La guerrilla nunca defenderá un área a toda costa, solo dejará allí pequeños reductos de guerrilleros, trampas y campos minados por doquier, para hostigar y hacer más doloroso y lento el avance y la permanencia de la tropa en la región.” Continua diciendo: “Frente a un poder militar abrumador, un ejército guerrillero relativamente débil buscará aprovechar el espacio del que dispone para darle tiempo al tiempo, de lo cual espera salir beneficiado. ‘Aguantar hasta

1

Carl von Clausewitz, De la guerra, editorial Labor, Barcelona, 1984. Original alemán: Vom Kriege, 19a ed., Werner Hahlweg, Bonn, 1980. 2

Hefried Münkler, “Las Guerras del Siglo XXI”, en Análisis Político, Instituto de Estudios Políticos, Universidad Nacional de Colombia, No. 51, Bogotá, mayo/agosto de 2004. Pág. 3.

3

Ibídem. Pág. 4.

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Ibídem.

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Citado por alias Plotter

Rangel, Alfredo. De la Teoría a la Práctica – La Fricción y el Plan Patriota. El Tiempo, Junio 4 de 2004. 6

COYUNTURA DE SEGURIDAD el último cuarto de hora’, diría Clemenceau. Es la típica estrategia de aproximación indirecta, o de desgaste. La apuesta de la guerrilla es que el adversario se agote y en algún momento se retire desmoralizado. Entonces ella retornará a las zonas de donde fue forzada a salir por la presencia de las tropas gubernamentales y la situación quedará como al comienzo”. Cuando se le preguntó a Carlos Alberto Plotter, hasta ahora el insurgente de las FARC de mayor importancia que ha dejado las armas, cómo afectaba en los planes las FARC la llegada de Álvaro Uribe a la Presidencia, el guerrillero respondió: “Cuando subió Uribe la orientación que se dio fue seguir haciendo actividad operacional. Llega Uribe y hay una mayor presencia del enemigo... Pensamos que como estábamos en la fase operacional desplegábamos 200, 500 hombres y deteníamos el operativo. Vino un desgaste físico para los combatientes, un desgaste de material bélico y como había cobertura de las carreteras, no se podía reamunicionar la gente. No se pudo seguir cumpliendo con la fase operacional y se dijo repleguémonos tácticamente y no hagamos el gasto nosotros, que lo haga el Estado. Nosotros nos quedamos acá, tranquilos, quietecitos, conservando la fuerza.” En el marco de las ofensivas llevadas a cabo durante el gobierno de Uribe, es cierto que la insurgencia ha perdido espacio y se ha tenido que replegar; sin embargo, han ganado tiempo y conservan fuerzas como para poder desacelerar las acciones armadas de las Fuerzas Militares. El general Ospina en una de sus declaraciones, refiriéndose a uno de los ataques de las FARC a la Fuerza Pública, mencionó: “...son acciones de las FARC para contrarrestar que en lo estratégico han perdido espacio y en el campo de combate están en declinación”; no obstante también habría que mencionar que en lo estratégico han ganado tiempo. Como mencionaba Liddell Hart, es su libro “La Estrategia de la Aproximación Indirecta”: “El factor tiempo domina las guerras”.7 Mientras que las fuerzas regulares pretenden influir en el conflicto armado de manera determinante buscando la victoria en el menor tiempo posible, la insurgencia procura prolongar la confrontación, al máximo tiempo posible. Para esto la guerrilla implementa tácticas dirigidas contra los civiles y sus bienes, así como contra las Fuerzas Militares y los grupos paramilitares, en el marco de lo que Hart denomina precisamente la estrategia de la aproximación indirecta. Para este teórico el objetivo

de la estrategia es conducir la batalla en las mejores circunstancias posibles y su perfección se alcanza cuando se produce una decisión a favor, sin una importante pelea. Lo que propone Hart es el uso de acciones intentando, según la línea de menor expectativa, producir el colapso del enemigo. En este sentido, es de vital importancia, una distracción que corte la libertad de acción del enemigo, como un ataque efectuado sobre la retaguardia o en sus líneas de comunicaciones, así como por efecto de un señuelo en donde se le induzca a un falso movimiento, lo cual puede producir un desbalance temporal que lo vaya desgastando. En otras palabras, lo que se busca con la aproximación indirecta es obtener una victoria por medio de la maniobra más que por el combate directo. Eric Lair, define esta dinámica, haciendo referencia al caso colombiano, como un conflicto de “atrición”8 distorsionado y discontinuo que se desenlaza en una dimensión espacio – temporal de tácticas de enfrentamientos mediante emboscadas, ataques relámpago y atentados que buscan debilitar moral y físicamente al enemigo sin comprometerse en una lógica bélica directa, que sería particularmente costosa.9 Edward N. Luttwak, en su obra “Strategy, the logic of war and peace”, aporta importantes elementos de análisis a la estrategia de aproximación indirecta al contraponer lo que él llama “la acción paradójica” o de la línea de menor expectativa a la acción por sentido común o del mínimo esfuerzo, que es una decisión usual en los comandantes cuyas fuerzas son, o creen serlo, en su conjunto superiores a las del enemigo. Contar con un ejército poderoso los hace conducirse por métodos muy simples y con el mínimo riesgo de organización. Quienes poseen mayor debilidad material tienen buenas razones para temer el choque directo y pueden obtener el máximo beneficio recurriendo a una conducta, paradójicamente autodebilitante, siempre que les sirva para asegurar la sorpresa y quizás lograr la victoria.10 En esto precisamente consiste el actual repliegue estratégico de las FARC, el cual aunque parezca una conducta 8

Basándose en Hervé Contau – Bégarie, en su libro Traité de stratégie, Eric Lair define la atrición de la siguiente manera: una serie de operaciones violentas, no necesariamente frontales, que buscan desgastar al otro de manera gradual. El término atrición es la traducción textual de “attrition”, aunque generalmente se usa la palabra desgaste, ya que la atrición hace referencia al pesar de haber ofendido a Dios, no tanto por el amor que se le tiene como por temor a las consecuencias de la ofensa cometida. 9

«La Estrategia de la Aproximación Indirecta», Liddell Hart, Barcelona, España, 1946, pág. Pag. 288 7

Eric Lair, pág. 131

Luttwak, Edward N. “Strategy, the logic of war and peace”; The Belknap Press of Harvard University Press; Massachusetts; 1987; página 16

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COYUNTURA DE SEGURIDAD autodebilitante, brinda la oportunidad de la sorpresa, de la aproximación indirecta y por lo tanto de la prolongación y del desgaste. Esta actitud es ilustrada acertadamente por Carl Schmitt en la “Teoría del Partisano” de la siguiente manera: “En la lucha partisana (en este caso insurgente) surge un nuevo espacio de acción de estructura muy complicada, porque el partisano (subversivo) no lucha en un campo de batalla abierto ni en el mismo plano de una guerra de frentes declarado. Más bien le impone al enemigo otro espacio distinto. Al plano evidente del escenario de guerra regular y tradicional se añade otra dimensión poco clara, la dimensión de profundidad. En este plano, el uniforme que ostenta abiertamente resultará mortal”.11 En otro de sus apartados Schmitt menciona “El soldado enemigo uniformado es el verdadero blanco de tiro para el partisano...”, en contraposición a lucha armada del partisano – insurgente, el cual “evita precisamente llevar sus armas a la vista; Lucha en emboscadas y utiliza lo que sea para su camuflaje... Disimulo y oscuridad son sus mejores armas. No puede prescindir de ellas sin perder el espacio de la irregularidad...”.12

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La guerra subversiva entonces se constituye como una acción pasiva frente al combate directo – del cual se prefiere huir – y una actividad para la aproximación indirecta, que busca por medio de la sorpresa, concentra su propia fuerza sobre las debilidades del enemigo. En este sentido no busca tanto el daño físico como la ruptura de la cohesión, organización, mando y equilibrio psicológico del enemigo. Alfredo Rangel hace referencia a esta dinámica como la combinación de la defensa estratégica con tácticas ofensivas, que puede lograr victorias en el campo de batalla, pero no obtiene resultados definitivos en el campo de la guerra. Citando a Mao Zedong, pone de presente: “... la estrategia de la guerrilla es oponer un hombre contra diez, pero su táctica es oponer diez hombres contra uno”. Esto significa que una guerra de guerrillas bien conducida, aunque estratégicamente esté a la defensiva, tácticamente esta a la ofensiva.13 Hasta ahora parece haber un consenso entre militares, académicos y analistas acerca de la actitud defensiva de la insurgencia, ante la actual ofensiva de las Fuerzas Militares; sin embargo en la discusión pocas veces se menciona la actitud ofensiva de la guerrilla en algunas situaciones y territorios. Esta es precisamente la temática que pretende abordar este documento, el cual tiene como objetivo analizar 11

Schmitt, Carl. Teoría del Partisano: Acotación del concepto de lo político. Instituto de Estudios Políticos de Madrid. 1966 Schmitt, Carl. Teoría del Partisano: Acotación del concepto de lo político. Instituto de Estudios Políticos de Madrid. 1966 12

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Rangel Guerra insurgente pag 426.

aquellas herramientas tácticas utilizadas por la subversión para desgastar a la Fuerza Pública, con el ataque directo a sus tropas. Hay que aclarar que ésta no es la única forma de desgaste, también llevan acciones que afectan la infraestructura del Estado, pretenden sabotear la economía local, realizan actos terroristas en las ciudades, llevan a cabo secuestros y homicidios, de tal manera que tanto la opinión pública como la Fuerza Pública vean un escenario incierto en el conflicto armado y una victoria que se presenta como lejana. Las herramientas tácticas escogidas para este análisis son las emboscadas, los hostigamientos14 y los ataques a instalaciones militares y de la Policía, que tienen como característica común la confrontación directa a la Fuerza Pública, en pleno ejercicio de sus funciones y de su actividad operacional. No se toman los homicidios fuera de combate, los cuales van dirigidos aquellos combatientes que se encuentran fuera de actividad, ya sea porque se encuentran en el período de vacaciones, porque tienen un permiso o por cualquier otra situación en la que se cesan sus labores. Tampoco se tomarán las minas antipersonal, las cuales tienen una función más defensiva que ofensiva, además de no distinguir su objetivo, afectando tanto a combatientes como a civiles. Si bien estas dos últimas categorías – homicidios fuera de combate y víctimas de minas antipersonal -, concentran una considerable proporción de los miembros de la Fuerza Pública que son muertos por la subversión, no cumplen con las dos condiciones antes esbozadas: 1) ataque directo a la Fuerza Pública, 2) en pleno ejercicio de sus funciones y de su actividad operacional. Hasta ahora los análisis mezclan categorías que afectan a los civiles con aquellas que se enfocan directamente en atacar a la Fuerza Pública. Este es el caso de lo que el Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Vicepresidencia denomina la “intensidad del conflicto”, la cual es la suma de las acciones de sabotaje, con las emboscadas, los hostigamientos, los ataques a población, los contactos armados (combates) y los hechos de piratería terrestre. Sin embargo, pocas veces se considera la intensidad de las acciones que la guerrilla realiza contra la Fuerza Pública directamente. Este es precisamente el objetivo de este documento, es decir, observar en términos de la confrontación estrictamente militar, cómo ha sido el impacto de las acciones de las FARC en la confrontación armada. 14

La diferencia entre la emboscada y el hostigamiento es la relación de la fuerza que ataca con la que se defiende. Mientras que en el primer caso la que ataca es mayor que la que se defiende, en el segundo caso, la relación es inversa, es decir es mayor la que se defiende que la que ataca.

COYUNTURA DE SEGURIDAD RUPTURAS ESTRATÉGICAS Y ATAQUES DE LAS FARC CONTRA LA FUERZA PÚBLICA El conflicto armado colombiano se inscribe en lo que Licklider15 denomina “protracted civil wars” que son aquellas guerras civiles que duran más de diez años; el autor señala que en el período 1945 – 1993 el 21% de las confrontaciones armadas internas, tuvieron una duración en este rango. En esta categoría se encuentran conflictos armados tales como el Israel/Palestina, Myanmar (antigua Birmania), Sri Lanka y Sudán. Esta prolongación debe ser entendida de manera dinámica, ya que a pesar de su duración, la confrontación ha cambiado y tanto las estratégicas como las tácticas de los grupos han sufrido alteraciones. En este contexto deben ser observadas las FARC, una organización insurgente que, como lo señala

Alfredo Rangel, ha pasado por sucesivas transformaciones en su naturaleza, en sus fines y en su modo de operar, que han tendido lugar más o menos cada diez años. Este grupo armado pasó de ser un grupo espontáneo de autodefensa campesina, a ser un movimiento agrarista en busca de una ideología política que posteriormente se convirtió en un instrumento estratégico del Partido Comunista colombiano para la toma del poder mediante la combinación de todas las formas de lucha, y finalmente una organización con plena autonomía política, financiera y militar.16 Para observar los cambios que han experimentado las FARC, desde su aparición entre los años 1964 y 1966, es importante hacer una repaso de las ocho conferencias que ha tenido este grupo insurgente y el pleno realizado en 1985, en las cuales se han planteado los lineamientos estratégicos de la organización. 5Principales Lineamientos

Primera Conferencia 1964

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Se desarrolló la concepción político-militar enunciada en el Programa Agrario Guerrillero que se dio a conocer a la opinión el 20 de Julio de 1964 y en ella se nombró un Estado Mayor, se destacaron los principales cuadros políticos y militares para que apoyaran los movimientos agrarios y de autodefensas que paulatinamente se transformaron en guerrillas, así como se elaboró un plan de acciones. De gran significación fue la conclusión sobre las “guerrillas móviles” en contraposición a la no-existencia de condiciones para resistir en un solo territorio y el planteamiento de organizar un ejército revolucionario.

Segunda Conferencia 1966

Adquirió el nivel de lineamiento político el planteamiento del “despliegue de fuerzas” que sirvió de base para que después acabara imponiéndose uno segundo, el de las guerrillas móviles, dejando cada vez más atrás la idea de luchar por conservar o recuperar un pedazo de tierra. Se decidió adoptar el nombre de FARC y se plasmaron en un reglamento interno las normas que la rigen, su régimen organizativo y disciplinario. El plan operacional que se diseño determinó el primer despliegue de fuerzas

Tercera Conferencia 1969

Aparte de hacerle algunas enmiendas al reglamento interno e introducir algunos conceptos políticos militares, se concentró en analizar la experiencia de los destacamentos en las cordillera central y oriental a la luz de los acuerdos a los que se había llegado en 1966. Se trazaron nuevos lineamientos y entre los más importantes se decidió penetrar de nuevo las mismas áreas “con grupos menores, pero más ágiles, más operativos, más actuantes”.

Cuarta Conferencia 1971

Se concibió la idea de los frentes y se insinuó su desdoblamiento, planteamiento que se consolidaría en la quinta conferencia, tres años después y que seguiría siendo el derrotero de la organización muchos años después. En lo esencial se trata de “comisiones que marchan en una u otra dirección” y su trabajo consiste en “la organización de la población, el desenmascaramiento de la política oficial del gobierno en lo político, lo económico, lo militar”. La idea era que al instalar los frentes en los lugares escogidos, debían fortalecerse, crecer y posteriormente desdoblarse en otros frentes, multiplicarse en personal y en armas, lo mismo que en el apoyo de la población.

Quinta Conferencia 1974

Se determinó organizar el Estado Mayor, se creó el secretariado como organismo permanente y se dictaron normas sobre aspectos financieros, al tiempo que se ratificó la idea de poner en práctica la creación de muchos frentes en diferentes sitios del territorio nacional, con el propósito de evitar un nuevo cerco como el que se produjo en Marquetalia en 1964. De especial importancia fue la decisión de impulsar el quinto frente en el Urabá antioqueño, consolidando esta zona como salida al mar y vía de aprovisionamiento de armas y pertrechos.

Licklider, Roy. The Consequences of Negotiated Settlements in Civil Wars. American Political Sciencie Review 89 (3). 1993, September 1995, Págs. 684.

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Rangel, Alfredo. Las FARC-EP: una Mirada actual. En Deas, Malcolm y Llorente, María Victoria (Comp.). Reconocer la guerra para construir la paz. Bogotá: CEREC, Ediciones Uniandes. 1999, Pág. 23.

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Sexta Conferencia 1978

Se reajustó el Estado Mayor central y toda la estructura de mandos, al tiempo que se crearon los Estados Mayores de frentes, aspectos que quedaron consignados en el estatuto de las FARC. De especial importancia fue la definición que se hizo de la estructura de la organización guerrillera. Se discutió la idea de no esperar al enemigo sino de atacarlo; se planteó que al mismo tiempo que un frente golpea deben golpear todos, evitando de esta manera la concentración de fuerzas por parte del enemigo; se debatió la tesis de operar con grandes concentraciones de hombres, es decir unir la fuerza de dos e incluso tres frentes para golpear unidades enemigas grandes, desplegarse y volverse a unir y volver a golpear y así sucesivamente.

Séptima Conferencia 1982

La principal conclusión fue la integración de un ejército revolucionario que desde entonces se denominó Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo, FARC - EP. De particular importancia fueron las decisiones de situar el eje del despliegue estratégico en la cordillera oriental y a Bogotá como su centro así como crear una cadena de no menos de doce frentes que partía desde Uribe y que llegaba hasta la frontera con Venezuela con lo que también se buscaba dividir la Orinoquía y la Amazonía con el resto del país. La séptima conferencia también aprobó una nueva versión de ley de reforma agraria y de reformas al programa agrario de los guerrilleros, un reglamento de Régimen Disciplinario y unas normas de Comando.

Pleno de la Organización 1985

Crecer militarmente y desplegar frentes en prácticamente todo el país como condición para ejecutar el plan estratégico; controlar la cordillera oriental y cercar la capital de la República para lo que se dispuso crear una fuerza disponible de 15000 hombres y unas autodefensas campesinas de 5000; atacar simultáneamente en todo el territorio nacional para inmovilizar al Ejército y a la Policía, impulsar insurrecciones en las ciudades, buscar el control de las poblaciones situadas al oriente y crear un gobierno provisional, con lo que se puso en evidencia que la búsqueda de la toma del poder por las armas era prioritaria respecto de cualquier posibilidad de llegar a un acuerdo político negociado.

Octava Conferencia 1993

Se analizó y evaluó la experiencia política y militar desde 1982 y se concluyó que si bien se había progresado en la cobertura de la organización, todavía les faltaba la implantación en algunas áreas importantes del país. Adicionalmente definieron la versión definitiva al Programa Agrario y se insistió sobre la necesidad de reconstruir, a partir de estructuras clandestinas, la organización política diezmada por el genocidio de la UP y por su distanciamiento del PCC.

Desde la “Primera Conferencia”, en la cual se decidió optar por la guerra de guerrillas móviles; En la Segunda Conferencia, el principal cambio fue la adopción del esquema de despliegue de fuerzas; la organización de frentes en la “Cuarta Conferencia”, En la Séptima Conferencia la decisión de situar el eje del despliegue estratégico en la cordillera oriental y a Bogotá como su centro así como crear una cadena de no menos de doce frentes que partía desde Uribe y que llegaba hasta la frontera con Venezuela con lo que también se buscaba dividir la Orinoquía y la Amazonía con el resto del país, en el Pleno de 1985; el despliegue de frentes y el crecimiento militar en prácticamente en todo el país, finalmente; en la Octava Conferencia la reconstrucción de la organización política a partir de estructuras clandestinas. Esta ha sido la evolución de los lineamientos estratégicos de las FARC desde sus inicios, que van desde una organización de autodefensa campesina que pretendía conservar ciertas áreas a un ejército insurgente poderoso que ejerce presencia con sus frentes en buena parte del territorio nacional. Para entender la actual organización subversiva es de especial importancia la “Séptima Conferencia”, en la cual se configuran realmente las FARC-EP. A partir de ahí Eric Lair identifica tres rupturas estratégicas,

entendidas éstas como un salto cualitativo y cuantitativo sin precedente.17 Para Lair, la “Primera Ruptura” se produjo a finales de los años ochenta cuando las insurgencia decidió desdoblar sus frentes, diseminarse geográficamente según una lógica centrífuga, diversificando sus fuentes de financiamiento e irrumpiendo en el nivel local. Las FARC sacaron provecho del proceso de paz adelantado bajo la presidencia de Belisario Betancur (1982-1986) para aumentar su poder bélico y su presencia en los municipios del país. La “Segunda Ruptura” identificada por Lair, se inicia con el ataque de las tropas regulares a las FARC en Casa Verde en 1990 bajo la presidencia de Cesar Gaviria, el cual originó la descentralización geográfica de la cúpula guerrillera y desató una ola contra-ofensiva por parte de sus facciones en los años posteriores, siguiendo una política militar agresiva. Desde la segunda mitad de los noventa, las grandes unidades armadas estatales se convirtieron en los objetivos principales de las acciones de la insurgencia, con una intensificación de los ataques de las FARC en su contra. 17

Lair, Eric. Op. Cit. Pág. 113.

COYUNTURA DE SEGURIDAD En 1993 ya se vislumbran los primeros ensayos por dar un salto cualitativo en la guerra, como con el ataque a Dabeiba y el bloqueo en la región de Urabá, acción en la que participan más de 500 hombres del Bloque José María Córdoba. Pero es solo hasta la toma a la Base de Las Delicias en 1996, que se establece el punto de partida de una serie de éxitos militares indicativos de una mayor y contundente capacidad operativa. El 30 de agosto de 1996 en el departamento de Putumayo fue atacada la base de Las Delicias, en desarrollo de la acción se produjeron 28 bajas del ejército y 60 más fueron secuestrados. Posteriormente el 7 de septiembre de 1996 la base militar de La Carpa en el departamento de Guaviare fue atacada, produciéndose la muerte de 30 soldados. El 21 de diciembre de 1996 la ofensiva se dirigió contra la base militar de Patascoy en el departamento de Nariño. En 1998 los ataques continuaron; el 3 de marzo la Brigada Móvil No. 3 del ejército fue atacada en el caño El Billar, en el departamento del Caquetá; en desarrollo de los combates se produjo la muerte de 63 militares y el secuestro de 43 más. El 3 de agosto de ese año, la guerrilla atacó las bases de la Policía en Miraflores (Guaviare) y Uribe (Meta) y del Ejército en Pavarandó en Urabá; entre civiles y uniformados murieron cerca de 100 personas y 133 miembros de la fuerza pública fueron secuestrados. En el mes de noviembre, en momentos previos a la creación de la zona de distensión para adelantar las conversaciones de paz entre el Gobierno de presidente Pastrana y las FARC, ésta guerrilla tomó por asalto a Mitú, capital del departamento de Vaupés en el suroriente colombiano.

taron para retomar la zona de distensión y golpear las estructuras de las FARC superaron notablemente en número a lo registrado en el 1991 con la toma de Casa Verde y lo ocurrido en 1993, cuando se rompieron los diálogos entre el Gobierno y las guerrillas en Tlaxcala (Méjico) a raíz de lo cual las Fuerzas Militares incrementaron sus operativos para neutralizar a la subversión. Respecto a las FARC, como lo describe Rangel, se pasó de una estrategia directa a una indirecta. El autor explica esta alteración de la siguiente manera: “La directa prefiere la confrontación y busca victorias militares. La indirecta a veces es más eficiente, porque permite una mayor economía de recursos y actúa sobre la línea de menor resistencia, en el plano psicológico, equivale a la línea de menor expectativa, o sea, golpear donde nadie los espera”.19 Este es precisamente el marco del actual repliegue estratégico. En el intermedio de cada una de estas rupturas las FARC han implementado determinadas tácticas que le han permitido sostener su lucha insurgente por cuarenta años, manteniendo una confrontación constante con la Fuerza Pública, que ha implicado tanto combates directos como acciones propias de la guerra de guerrillas, como los son las emboscadas, los hostigamientos y los ataques a instalación. Si se consideran este último conjunto de eventos, en el marco de las rupturas estratégicas antes nombradas, el resultado es el siguiente gráfico. Las curvas señalan el número de acciones para cada año y el total es la sumatoria de los hostigamientos, las emboscadas y los ataques a instalación. Rupturas estratégicas y ataques de las FARC a la Fuerza Pública

La “Tercera Ruptura” obedece principalmente a la modernización de la Fuerza Pública. De acuerdo a Eric Lair, ésta ha tomado la iniciativa militar contra los grupos ilegales desde 1998, a raíz de la reforma fomentada por la administración de Andrés Pastrana con el respaldo de Estados Unidos, la cual ha sido ampliada por el presidente Álvaro Uribe. Según Andrés Villamizar: “Tras un proceso de fortalecimiento y modernización, las Fuerzas Militares lograron transformarse, al mejorar considerablemente su equipamiento, aumentar y profesionalizar su pie de fuerza y actualizar su doctrina a las realidades del conflicto”.18 Habría que agregar una “Cuarta Ruptura” al planteamiento de Eric Lair. Con la terminación de las negociaciones en febrero de 2002, tanto las acciones de la insurgencia como la ofensiva de las Fuerzas Militares aumentaron en una escalada sin precedentes. Las operaciones que se adelan18

Villamizar, Andrés. “Fuerzas Militares para la Guerra. La agenda pendiente de la reforma militar”. Bogotá: Fundación Seguridad y Democracia. 1993, Pág. 102.

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Nota: Los números de la gráfica corresponde a cada una de las rupturas señaladas. *Para 2004 se hizo una proyección con base en lo registrado hasta el mes de agosto. Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

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Rangel, Alfredo. “Guerreros y políticos. Diálogo y conflicto en Colombia, 1998-2002.” Bogotá: Intermedio Editores. 2003, Pág. 247.

COYUNTURA DE SEGURIDAD Luego de la “Primera Ruptura” las FARC privilegiaron las emboscadas, por encima de los hostigamientos y los ataques a instalaciones. Se destaca el año 1987, año en que las FARC rompen el cese al fuego, pactado bajo el acuerdo de la Uribe, el cual había sido firmado el 28 de marzo de 1984. Como lo menciona Camilo Echandía, la tregua se extendió hasta el mes de junio de 1987, cuando la administración Barco la declaró rota a raíz de que las FARC tendieron una emboscada a una patrulla militar en Puerto Rico (Meta), con saldo de dos oficiales y veinticuatro soldados muertos.20 Hay que decir que durante el proceso de negociación en el gobierno de Betancur la FARC tuvieron un importante crecimiento, bajo la determinación de crecer militarmente derivada de la “Séptima Conferencia”.

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Al respecto se debe señalar que a los frentes 1, 3, 7, 13, 14 y 15 que ya se habían situado en los departamentos de Meta y Caquetá en 1982, se le sumaron los frentes 26, 27 y 31 en Meta con lo que se buscaba estabilizar al Secretariado suministrándole una importante protección militar que era posible gracias a la enorme cantidad de recursos que se derivaba de la economía de la coca. El frente 32 en Putumayo también creció gracias a la economía de la coca, mientras que los frentes 2 y 17 en el Huila, 22 en Cundinamarca, 11, 12, 20 y 23 en Santander, 28 y 38 en Casanare y 33 en Norte de Santander cumplían con el propósito de tomarse la cordillera oriental como centro de despliegue estratégico uniendo de esta manera las fronteras de Ecuador y Venezuela. En otro nivel los frentes 24 en el sur de Bolívar, 35, 36 y 37 en el nordeste antioqueño y el bajo cauca, el 18 en Córdoba y los frentes 5 y 34 en Antioquia y Chocó completaron la cadena de frentes que unió el municipio de Uribe, sede del Secretariado, con la región de Urabá, consolidando de esta manera la salida al mar vital para el comercio de la coca y la entrada de armas. El despliegue en el occidente del país en las cordilleras central y occidental donde las FARC tuvieron enormes dificultades para asentarse en los años sesenta, no fue tan marcado aunque no hay que despreciar que a la presencia de los frentes 6 y 8 en Cauca y Valle hay que añadirle el nacimiento del 30 en este último departamento, y de los frentes 21 y 25 en el Tolima y del 29 en el occidente del Huila. A este dispositivo hay que agregarle el 19 en la Sierra Nevada de Santa Marta con el que las FARC buscó ir generando las condiciones para crear una retaguardia en el extremo norte del país.

La “Segunda Ruptura” comienza con la toma de Uribe por parte de las Fuerzas Militares. En noviembre de 1990 se terminó la primera fase de una operación militar que tenía como propósito tomar los campamentos del Estado Mayor del Bloque Oriental (EMBO) y en diciembre se ejecutó la segunda fase de la misma, con la que se produjo la toma de los campamentos del Secretariado Nacional de las FARC, en Casa Verde, en el municipio de Uribe, Meta21 . En los meses siguientes a esta operación, las FARC pusieron en práctica lo dispuesto en las conferencias, combinando acciones contra la fuerza pública con acciones de sabotaje22 , adicionalmente se dio cumplimiento a lo estipulado desde hacía varios años en torno al crecimiento y desdoblamiento de los frentes existentes. En efecto, entre 1990 y 1995 surgieron no menos de quince frentes. A los frentes 45 en la región del Sarare, en los departamentos de Boyacá y Arauca, hay que sumarle los frentes 46 y 47 en los departamentos de Santander y Antioquia en la región del Magdalena Medio y el 48 en el sur del Chocó. En 1993 se da el segundo pico en este período en lo que se refiere a los ataques desarrollados por las FARC contra la Fuerza Pública. En este año este grupo insurgente comenzó a dar un salto cualitativo, con acciones como el ataque a Dabeiva y el bloqueo sobre la región de Urabá. En este año se destacan las siguientes acciones: una emboscada en el mes de mayo en el sitio Las Changas en el municipio de Arboletes, donde tres agentes de la Policía murieron; en este mismo mes insurgentes de las FARC atacaron un puesto de la Policía en Mompós (Bolívar), resultando muertos tres miembros de esta institución; En junio, en Garzón (Huila), un Cabo segundo y tres soldados perdieron la vida en una emboscada a una patrulla del Ejército; en septiembre en Sacama (Casanare), las FARC realizaron una emboscada, dando muerte a un subteniente y a cuatro soldados; finalmente en noviembre, en La Uribe (Meta), un Cabo Primero y seis soldados perdieron la vida en una emboscada. El año 1994 se da el nivel más alto de ataques a la Fuerza Pública por parte de las FARC, desde el surgimiento de esta organización. En este año, como lo señala Camilo Echandía, a partir de la segunda mitad del mes de julio y hasta la 21

Una descripción sobre el asalto a Casa Verde se encuentra en PARDO, Rafael, De Primera Mano, Bogotá: CEREC – Norma, 1996, pp. 353 y ss. 22

Echandía, Camilo.” El conflicto armado y las manifestaciones de violencia en las regiones de Colombia”. Bogotá: Oficina del Alto Comisinado para la Paz, Observatorio de Violencia, Presidencia de la República. 1999. Pág. 47. 20

La ofensiva se concentró entre enero y marzo de 1991 y tuvo a las FARC como su principal protagonista. Se movilizaron casi todos los frentes del país, incluso aquellos que habían permanecido inactivos en el pasado. Más de la mitad de las acciones (54%) de las guerrillas en el primer trimestre de 1991 recayeron contra la infraestructura y en total el 84% fueron de su iniciativa; el 16% por ciento restante fueron iniciativa de la Fuerza Pública.

COYUNTURA DE SEGURIDAD primera mitad de agosto, las FARC ponen en marcha la realización de acciones dirigidas principalmente contra la Fuerza Pública con el propósito de despedir al Presidente Gaviria y hacer demostraciones de fuerza ante el nuevo gobierno. En 1995 el repunte de la actividad armada de la guerrilla coincide con la intensificación de los operativos militares en el departamento del Meta, particularmente en el municipio de Uribe. Muchas de las acciones que las FARC realizan, especialmente en el mes de febrero, parecen responder a las operaciones de las Fuerzas Militares en la zona propuesta como escenario de un primer encuentro entre los representantes del gobierno y la guerrilla para dar inicio a los diálogos de paz. El aumento de las acciones también estuvo dirigido a conmemorar el aniversario 31 del grupo subversivo.23 A partir de 1996, si bien el número de ataques contra la Fuerza Pública desciende, se producen acciones de mayor impacto, en términos de muertes en las filas de las Fuerzas Militares. Como lo muestra Alfredo Rangel, desde este año y hasta mediados de 1998, la insurgencia comenzó a poner en práctica la “Nueva forma de operar”, según la cual “...dejarían de esperar al enemigo para emboscarlo y que en su lugar irían en pos de él para buscarlo, asediarlo y coparlo”.24 En esta marco, se producen una serie de ataques que comienzan con una emboscada del frente 48 de las FARC en Puerres (Nariño), en la cual murieron 31 militares; continua con lo ocurrido en la base militar de Las Delicias, donde murieron 54 soldados; el ataque a efectivos de la Brigada Móvil No. 2 cerca de la base militar de La Carpa en San José del Guaviare, donde perdieron la vida 30 soldados; el ataque a la base militar ubicada en el cerro Patascoy en el departamento de Nariño, donde ocho militares murieron. Sin embargo el evento de más grandes dimensiones se da el 3 de marzo de 1998, cuando tropas del Batallón de Contraguerrillas No. 52 de la recién creada Brigada Móvil No. 3, fueron emboscadas cerca de la quebrada El Billar en Caquetá, siendo prácticamente aniquiladas con la muerte de 62 soldados. Luego de esto, el 3 de agosto de 1998, aproximadamente 1.200 insurgentes atacaron simultáneamente a una compañía del Batallón de Infantería No. 19 y a la base de la Policía Antinarcóticos en Miraflores (Guaviare); el saldo de estas acciones fue la muerte de 30 efectivos. Finalmente en noviembre de 1998 las FARC se tomaron Mitú, capital del departamento de Vaupés.25 23

Echandía, Camilo. Op. Cit. Pág. 218.

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Rangel, Alfredo (1999), Op. Cit., Pág. 48.

Es precisamente en este último año cuando se produce la “Tercera Ruptura”. A partir de noviembre de 1998, cuando las Fuerzas Militares recuperaron Mitú de la toma de las FARC, comienza a registrarse una serie de operaciones exitosas para la Fuerza Pública. A las acciones de julio de 1999 en Puerto Rico (Caquetá) y Puerto Lleras (Meta), se suma en agosto del mismo año una operación aérea en Hato Corozal (Casanare) que causó la muerte de 45 miembros de las FARC. Hacia finales del año 2000, en el municipio de Suratá (Santander) la Fuerza Pública dio de baja a 72 miembros de las FARC y capturó a 136 más, con lo cual desarticuló una columna que había partido de la zona de distensión con el propósito de recuperar territorios bajo control de los paramilitares en el Magdalena Medio. Más tarde el Ejército cercó la región del Sumapaz, corredor estratégico de las FARC entre Bogotá y la zona de distensión; en desarrollo de la operación fueron dados de baja 16 guerrilleros. En el mes de febrero de 2001, la operación “Gato Negro” en el departamento de Vichada, produjo la captura del narcotraficante Fernandiño y la baja de 19 integrantes de las FARC. Durante el mes de agosto las FF.AA. despliegan la más grande ofensiva contra las FARC en el suroriente colombiano, cuando la columna Juan José Rondón integrada por más de mil guerrilleros que había partido de la zona de distensión con el propósito de tomar por asalto Barrancominas (Guainía), fue interceptada en el departamento del Guaviare logrando frustrar sus planes, causándole un elevado numero de bajas entre las cuales se cuenta el propio comandante de la columna Urías Cuellar. En una columna en la que Alfredo Rangel hacía referencia a la operación “7 de Agosto”, publicada en agosto de 2001, describía la situación de la siguiente manera: “Se evidencia una vez más que por cuenta de sus progresos – los de las Fuerzas Militares -, las mayores dificultades que tiene la guerrilla las encuentran en las zonas donde ayer campeaba a voluntad... Los avances de inteligencia técnica, la mayor movilidad, el incremento del poder de fuego aéreo y la mayor flexibilidad operacional de las Fuerzas Militares le han restado a la guerrilla mucha libertad de movimiento...”.26 Como se puede observar en el gráfico, a pesar de esto la insurgencia mantuvo los ataques a la Fuerza Pública, paralelamente a la negociación con el gobierno de Andrés Pastrana. De 1998 a 2001, los hostigamientos se situaron abajo del pico registrado en el año de 1995, las emboscadas descendieron al nivel de lo presentado en 1989, sin embargo los ataques a instalación aumentaron, alcanzado su punto más alto en el año 2000 con 59 acciones, superando a los 31 de 1991 y a los 37 de 1992. Como lo muestra el Observatorio de DDHH y DIH de la Vicepresidencia de la República, en

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Para una descripción más profunda de estos hechos ver Villamizar, Andrés. Op. Cit., Págs. 21 – 25.

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Rangel, Alfredo. (2003), Op. Cit., Pág. 173.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD la publicación “Colombia, Conflicto Armado, Regiones, Derechos Humanos y DIH, 1998 – 2002”, la prevalencia que las FARC le dieron al ataque a las instalaciones de Policía, se constituyó en todo un proceso estratégico: “En efecto, este compartamiento se encuentra inscrito dentro del desarrollo de planes de guerra dispuestos a lograr el control de zonas específicas cada vez más amplias que se constituyen en nucleso de expansión de control militar... entre 1997 y 2001, 134 municipios fueron atacados por la guerrilla lo que definió un patrón de concentración geográfica que pone de presente el interés de las FARC por crear un corredor desde el suroriente colombiano y la costa pacífica”.27

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La “Cuarta Ruptura” se da con la interrupción de los diálogos entre las FARC y el Gobierno y la terminación de la zona de distensión en febrero de 2002. Definitivamente este evento produjo una alteración el conflicto armado, cambiando los cálculos de los actores en confrontación. En marzo de 2001, Rangel escribió en una de sus columnas: “En adelante, para la guerrilla ya no se tratará sólo de continuar su parsimonosia ‘acumulación de fuerzas’, ni para el Estado y sus Fuerzas Militares el asunto se limitará a mantener rutinariamente el ‘control del orden público’”.28 En el año 2002 los combates contra las FARC ascendieron en un 92% y en el 2003 en un 34%; paralelamente a este alza, se presentó un aumento en los ataques a la Fuerza Pública, que fue del 54% en 2002 y del 38% en 2003. Estos ascensos son muy dicientes ya que muestran como a partir de la ruptura de los diálogos no sólo se intensifica la confrontación de las Fuerzas del Estado contra este grupo insurgente sino que también se incrementan los ataques de las FARC contra la Fuerza Pública. Lo que demuestra que si bien esta guerrilla se encuentra en un repliegue estratégico ante las ofensivas militares, especialmente en el suroriente del país, también hay que señalar que desarrolla una ofensiva táctica que pretende desgastar a su contrario. La siguiente gráfica contrasta el número de combates sostenidos por la Fuerza Pública contra las FARC, con el número de ataques de esta organización subversiva. Al aplicar el Coeficiente de Correlación de Pearson (CCP), el resultado de la ecuación aplicada con base en lo registrado de 1985 a 2004 es de 0.95, mostrando de esta manera una alta correlación entre combates y ataques, es decir que a mayores valores en la categoría combates, mayores valores en la categoría de ataques. 27

Observatorio del Programa Presidencia de Derechos Humanos y DIH, Vicepresidencia de la República. “Colombia, Conflicto Armado, Regiones, Derechos Humanos y DIH, 1998 – 1992”. 2002. Pág. 24. 28

Rangel, Alfredo. (2003), Op. Cit., Pág. 179.

Si aplica el CCP al período de 1985 a 2001, la correlación de las dos variables es 0.84, mientras que si se hace con el período de 2001 a 2004 el resultado es de 0.93, lo que quiere decir en los últimos dos años la correlación ha sido más fuerte, lo que permitiría pensar en un nivel alto de respuesta por parte de las FARC a las ofensivas emprendidas por el Ejército. Si bien es cierto que el número de combates anuales alcanzó su punto más alto en 2003 con más de 1200 contactos armados, también los es que los ataques a la Fuerza Pública se elevaron a un nivel sin precedentes: 102 ataques a instalaciones – casi doblando a los 59 de 2000 y triplicando a los registrados en 1991 -; 81 emboscadas – 25 menos que las acontecidas en 1987, 12 menos que las presentadas en 1991, pero 26 más que las realizadas en 2002 –; 314 hostigamientos - superando sustancialmente a los 165 resgistrados en 1994, los 157 de 2001 y los 259 de 2002 -; para un total de 497 ataques. Combates contra las FARC y Ataques a la Fuerza Pública

*Para 2004 se hizo una proyección con base en lo registrado hasta el mes de agosto. Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

El compás de la confrontación entre las Fuerza Pública y las FARC en el marco inercial de la interacción estratégica El documento de doctrina del cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos denominado “Warfighting”, hace referencia en el capítulo “Speed and Focus” al término tempo29 , entendido este como la relación de la velocidad sobre el tiempo. La traducción más cercana de esta noción es ritmo o compás.30 29

Warfighting /Manual de Docrtina del Cuerpo de Infantería de los Estados Unidos, MCDP 1), disponible en http://www.adtl.army.mil/cgibin/adtl.dll/fm/90-4/toc.htm. Aunque también podría entenderse como aceleración ya que desde la física ésta se define como la tasa de variación de la velocidad, es decir, el cambio de la velocidad dividido entre el tiempo que se produce.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD Para empezar, se debe entender la velocidad de la confrontación como la variación por unidad de tiempo del conjunto de acciones. Esto quiere decir que a más acciones en un mismo período de tiempo, mayor velocidad. De esta manera se podría plantear, siguiendo el gráfico anterior, que la velocidad de la confrontación armada fue mayor en 2003 que lo sucedido en los años 1991, 1994 o 1995 ya que hubo más combates y más ataques por año. Esto plantea de cierta manera un ritmo en la confrontación. Sin embargo si se pretende descifrar la aceleración de la guerra – compás -, hay que observar la tasa de variación de la velocidad (TV).

Tasa de variación de velocidad (Compás) de los Combates contra las FARC y los ataques contra la Fuerza Pública

coincidió con las elecciones de los miembros que iban a integrar la Asamblea Nacional Constituyente -.31 De ahí en adelante las tasas de variación de los combates son mucho más bajas, alcanzando su caída más pronunciada en el año de 1998 con un descenso en los enfrentamientos del 47% con respecto a lo registrado en 1997. Es posible decir que desde el año 1992 y hasta 1998, la Fuerza Pública mantuvo un compás negativo, presentando bajas progresivas en el número de contactos armados para cada año. Durante la administración Gaviria (1990 –1994), bajo el marco de la llamada “Estrategia Nacional Contra la Violencia”, a excepción de lo que ocurrió a finales de 1991 cuando se dio la citada operación contra el EMBO, los esfuerzos se dirigieron a la principal amenaza que se percibía en el momento, es decir al Cartel de Medellín y específicamente a su líder, Pablo Escobar, mientras que la confrontación con la subversión adquirió un lugar secundario e incluso marginal. Durante el gobierno de Ernesto Samper (1994 – 1998) el compás de los combates siguió desacelerándose, con énfasis en el período de 1996 a 1998. Durantes estos tres años tuvo lugar la más grave crisis militar, en un contexto en el cual las Fuerzas Militares subestimaron la capacidad de la insurgencia, propiciando el espacio y el tiempo para que las FARC intentaran dar el paso de una guerra de guerrillas a una guerra de movimientos.

Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

El anterior gráfico muestra la tasa de variación de la velocidad (TV) de los combates de la Fuerza Pública contra la guerrilla de las FARC y la TV de los ataques de esta organización subversiva contra la Fuerza Pública del año 1990 al 2004. Lo que indica cada porcentaje es la variación en el número de combates y ataques, con respecto al año anterior. Como se puede observar la primera variación en la aceleración se produce en el año 1991, cuando los combates de la Fuerza Pública aumentan en un 109% con con relación a lo registrado en 1990, y los ataques crecen en un 122%. Esta alteración es el resultado de dos dinámicas que tuvieron lugar en 1990: por un lado la quinta cumbre de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar que tuvo lugar en el mes de septiembre, donde sus miembros acordaron la ejecución de operaciones contra las Fuerzas Armadas y la infraestructura económica del país; por otro lado la denominada operación “Centauro” con el objetivo de tomar los campamentos del EMBO de las FARC – La operación más importante se llevó a cabo el 9 de diciembre, fecha que

En contraste con esta desaceleración, las FARC incrementaron su accionar contra las Fuerzas Militares en 1994 y en 1997. En el primer año los ataques ascendieron en un 99% con respecto a 1993, en el segundo el ascenso fue del 30% con relación a 1996. Si bien no se presentó un aceleramiento constante, la insurgencia en estos años llevó la iniciativa y manejó el compás de la confrontación. Esta situación cambio en el año 1999 cuando las Fuerzas Militares comenzaron a dar un salto cuantitativo y cualitativo en la guerra, que les permitió imponer el compás de la guerra, acelerando la confrontación de forma progresiva, llegando a su máxima velocidad en 2002, año en el cual a raíz de la retoma a la zona de distensión, los enfrentamientos aumentaron en un 92% con relación a lo registrado en 2001. Las FARC pretendieron responder esta aceleración en lo combates con un mayor número de ataques, sin embargo como lo muestra la curva se conservó en un umbral mucho más bajo, siendo incapaz de alcanzar el ritmo de la confrontación dispuesto por la Fuerza Pública. Año a año la insurgencia tuvo aceleración inferior: Mientras que en 1999 los combates aumentaron en un 21%, 31

Echandía, Camilo. Op. Cit. Pág. 215.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD los ataques lo hicieron en un 15%; en 2000 los combates crecieron en un 44% y los ataques en un 23%; en 2001 las relación fue de un alza del 36% a una del 5% y en 2002 mientras que los enfrentamientos subieron en un 92% los ataques lo hicieron en un 53%. El ritmo ascendente que llevaba la confrontación parece llegar a su tope en el año 2002. Luego de un período de aceleración constante, la curva de variación de la velocidad de los combates comienza a decaer. Esto no significa que el número de enfrentamientos sea menor en los años siguientes – de hecho el año 2003 supera al 2002 por más de 300 combates -; lo que muestra esta variación es que la guerra se desaceleró. Resultará extraño este planteamiento en un contexto en el cual tanto el gobierno como las Fuerzas Militares exponen resultados operativos positivos en términos de más número de combates y mayores bajas; sin embargo, es útil en la medida que muestra que las variaciones en la velocidad no implican necesariamente cambios en la aceleración – es decir alteraciones en el ritmo de la confrontación -. Esto tiene que ver con la inercia del conflicto armado. Este término hace referencia a la propiedad que tienen los cuerpos (en este caso los actores armados) de oponer resistencia a la alteración de su movimiento instantáneo.32 Partiendo de esta noción, para cambiar el compás de la guerra es necesario un cambio sin precedentes en la velocidad, es decir que la Fuerza Pública duplique o triplique los enfrentamientos de manera constante (en este caso anualmente) o que la insurgencia golpee de tal manera a las fuerzas armadas del Estado como para que estas reduzcan su capacidad de acción. Hasta ahora, ninguno de estos dos escenarios ha tenido lugar.

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La noción de estrategia aquí es principal, entendida como lo hace Eric Lair, bajo el signo de la diversidad; refiriéndose a este término explica: “Se descompone en una sucesión de procesos de acción en la que los cálculos, las elecciones y las decisiones nacen, evolucionan o desaparecen principalmente a través de interferencias. Hablar de estrategia es introducir la intencionalidad que no es sistemáticamente anterior al actuar porque las preferencias, los objetivos y los medios, no siempre están determinados ni son fijos”.33 32

La ley de la inercia formulada por Galilei en 1609 dice que todo cuerpo permanece en estado de reposo o de movimiento rectilíneo y uniforme mientras que ninguna fuerza externa actúe sobre el. Newton formuló en 1670, la inercia en forma de ley para los cambios de movimiento, diciendo que la masa por la aceleración es igual a la fuerza que actua sobre el cuerpo. Lair, Eric. “El Terror recurso estratégico de los actores armados: Reflexiones entorno al caso colombiano” en Revista Análisis Político. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional. No. 37, Mayo/Agosto 1999, Pág. 67. 33

Boris Salazar y María del Pilar Castillo entienden la estrategia como “…los planes de acción – contingentes sobre las acciones de otros agentes armados – que cada agente elige en el curso de la interacción en que se encuentra, y que cada acción de un agente armado es el producto de su interacción con agentes enemigos”.34 Desde este marco las acciones de las Fuerzas Militares contra las FARC están de cierta manera determinadas por las acciones de este grupo subversivo y viceversa, en un proceso de adaptación y de aprendizaje. Salazar y Castillo analizan esta situación desde el punto de vista de la teoría de las jugadas (Theory of moves) de Steve J. Brams35 , obteniendo resultados interesantes acerca del carácter y las perspectivas del conflicto armado colombiano. En lugar de situarse en el contexto tradicional de la teoría de juegos, en que agentes racionales juegan simultáneamente y alcanzan un equilibrio de Nash36 , Brams supone que toda situación de juego es el resultado de una historia anterior que desemboca en un estado, a partir del cual los jugadores deciden como continúan su interacción. Un alternativa entre muchas, es el que si los jugadores consideran que no hay incentivos para moverse del estado en que se encuentran, éste se mantendrá, constituyéndose así en un status quo, cuya inercia proviene de la historia anterior y de la falta de incentivos de los jugadores para alejarse de ella.37 Paradójicamente, el carácter inercial de la guerra debe ser entendido desde su carácter camaleónico. Tanto la Fuerza Pública como las FARC han intentado escalar el conflicto por medio de una aceleración de sus acciones en distintos momentos, buscando de esta manera impactar con tanta fuerza sobre el otro, interrumpiendo su movimiento de modo tal que se propicie una victoria. La insurgencia lo hizo en el período de 1996 a 1998 principalmente; las Fuerzas Militares lo han pretendido hacer desde el año 2002, realizando una ofensiva contra la insurgencia que conlleve al aniquilamiento de la organización insurgente. A pesar de esto, no se ha llevado un cambio abrupto en el compás de la guerra que 34

Salazar, Boris & Castillo, María del Pilar. “Conflicto interacción y territorios”. Diciembre 19 de 2003, Pág. 2. http://socioeconomia.univalle.edu.co/ pregrado/economia-paginaweb/documentos-prof/doc-prof-enero-jun2004/conflicto,interacicion-territorios.pdf 35

Brams, Steve. “Theory of moves”. New York: Cambridge University Press. 1994.

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Es una situación en la que ninguno de los jugadores siente la tentación de cambiar de estrategia ya que cualquier cambio implicaría una disminución en sus pagos. 37

Salazar, Boris & Castillo, María del Pilar.

COYUNTURA DE SEGURIDAD permita pensar en la alteración del carácter inercial de la confrontación y la posibilidad de la derrota de las FARC. Para analizar esta dinámica es oportuno detenerse en el análisis de la confrontación entre las Fuerza Pública y las FARC, tomando como marco temporal el período presidencial de Pastrana (agosto de 1998 a julio de 2002) y los dos años corridos del presidente Uribe (agosto de 2002 a julio de 2004). La siguiente gráfica muestra el aumento gradual que han tenido los ataques de la guerrilla contra la Fuerza Pública. Mientras que en los tres primeros años del presidente Pastrana las FARC realizaron cada dos días un ataque, en el último año de esta administración el promedio ascendió a casi dos dias y en los dos primeros años de Uribe cada dos días realizó tres acciones de este tipo. Es decir, en los dos primeros años de la administración Uribe, las FARC han realizado diariamente el tripe de acciones que en los primeros tres años de la administración Pastrana, es más, el número de ataques de la insurgencia en los dos primeros años de Uribe (900) casi iguala al total de acciones de los cuatro años de Pastrana (907). Mientras que en la administración Pastrana el 18% de los eventos se dirigieron contra instalaciones de la Policía y el Ejército, el 14% emboscadas y el 68% hostigamientos, durante los primero años de Uribe los ataques a instalación representaron el 16% de los eventos, las emboscadas el 20% y los hostigamientos el 63%. Ataques de las FARC contra la Fuerza Pública

iniciativas de la Fuerzas Militares y los ataques se desarrollan por iniciativa de la insurgencia. Sin embargo, un evento puede llevar a otro, es decir un ataque de la subversión puede ser el inicio de un enfrentamiento con el Ejército y una operación militar puede encontrarse con una serie de ataques por parte de la guerrilla. Lo que se pretende entonces con este ejercicio más que establecer causalidades, es determinar qué tipo de hecho llevó a la reacción de la contraparte, es construir las relaciones existentes entre los combates y los ataques. Desde el punto de vista estadístico, al aplicar el coeficiente de correlación de Pearson, el resultado es 0.99, para un correlación positiva casi perfecta. Combates contra las FARC y ataques a la Fuerza Pública

Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

En cuanto a la tasa de variación de velocidad de los combates contra las FARC y los ataques contra la Fuerza Pública, los resultados se expresan en el siguiente gráfico: Tasa de variación de velocidad (Compás) de los Combates contra las FARC y los ataques contra la Fuerza Pública

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Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

El ascenso en los ataques de las FARC a la Fuerza Pública está directamente relacionado con el aumento en los combates de éste contra aquellos. Como lo muestra la siguiente gráfica, las dos curvas tienen un comportamiento muy parecido, tendiendo hacia el ascenso. Esto da cuenta de la interacción estratégica de los actores armados, los cuales responde a las decisiones y acciones de la contraparte. En principio se asume que los combates se realizan por

Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

En cuanto a los combates contra las FARC realizados por la Fuerza Pública se nota una importante aceleración en el cuarto año del gobierno Pastrana, que es antecedida por una desaceleración en el tercer año, cuando los enfrentamientos

COYUNTURA DE SEGURIDAD aumentaron en un 37%. En el cuarto año de Pastrana, los contactos armados por iniciativa de la Fuerza Pública subieron en un 64%, en el marco de la operación “Tanathos” la cual tuvo como misión la recuperación de los cinco municipios despejados para el desarrollo de los diálogos con la guerrilla. Esta operación fue planeada para ejecutarse en tres fases: en una primera instancia la Fuerza Aérea adelantó labores de inteligencia y bombardeos que tuvieron como objetivo la destrucción de las bases de las FARC, incluyendo campamentos y pistas, entre otras instalaciones; en una segunda fase, la tropas en tierra integradas por hombres de contraguerrilla, de las Fuerzas Especiales, unidades antiexplosivos y tanques blindados, comenzaron a hacer presencia en las áreas rurales; en una tercera fase se instalaron unidades militares permanentes en los municipios antes ocupados por los insurgente. Según el comandante de las Fuerzas Armadas de ese momento, general Fernando Tapias, solo en las primeras tres horas de esta operación militar se realizaron 200 misiones aéreas desde la Base de Tres Esquinas (Caquetá), en las misiones, participaron aviones OV-10, AT-37, aviones fantasma DC-34 y los tradicionales Kafir, además de los helicópteros Black Hawk. Definitivamente esta operación le inyecto la velocidad suficiente a la confrontación como para producir su aceleración.

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En el primer año de Uribe, las Fuerzas Militares mantuvieron una aceleración con un incremento del 62% en relación a lo registrado en último año del gobierno Pastrana. Desde la posesión del Presidente Uribe hasta julio de 2003 la Fuerza Pública realizó una serie de operaciones que lograron incrementar el compás de la confrontación. Una de las más importantes la operación “Marcial”, llevada a cabo desde el mes de marzo de este año bajo la conducción del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, utilizando tropas de las Brigadas IV, VIII y XIV, con el apoyo constante de la Fuerza Aérea y la aviación del Ejército. Esta operación cubrió los municipios de San Francisco, San Luis, Argelia, Cocorná, Sonsón, La Unión y El Carmén de Viboral en el oriente antioqueño, obteniendo importantes resultados. Además, en los últimos meses de este período, especialmente desde junio, se puso en marcha la operación “Libertad Uno” que fue desarrollada por 1.000 hombres de la Primera, Sexta y Decimotercera Brigadas del Ejército, la Brigada Móvil No. 8, el Comando Operativo de Acción Integral del Sumapaz y tres Brigadas móviles de la Fuerza de Despliegue Rápido, FUDRA y produjo la baja de algunos comandantes de las FARC, el debilitamiento de la estructura militar, logística y financiera de la organización subversiva así como impacto en los mandos de los frentes Esteban Ramírez, Policarpa Salavarrieta y Reinaldo Cuellar.

Las FARC por su parte registraron una desaceleración de los ataques contra la Fuerza Pública en el último año del presidente Pastrana, con un aumento de las acciones del 34%, inferior al alza del 37% presentado en el penúltimo año de esta administración. En octubre de 2001 las conversaciones entre el Gobierno y las FARC entran en un estado crítico. En este mes la organización insurgente declara que no hay garantías para continuar con el diálogo; luego de este hecho se da un cruce de recriminaciones mutuas por medio de cartas y declaraciones divulgadas en el Caguán y Bogotá que tienen como punto central las medidas de control impuestas por el Gobierno Nacional a la zona de distensión. Como se puede ver en la siguiente gráfica, en enero y febrero de 2002 las FARC aumentan el número de sus acciones contra la Fuerza Pública como parte del pulso en la negociación, en medio de una fuerte tensión que va a terminar con la finalización de la zona de distensión y una ofensiva por parte de las Fuerzas Armadas para recuperar los municipios que se encontraban despejados. Paralelamente a este proceso las FARC desarrollan una oleada terrorista que afectó la infraestructura vial, así como la energética, la petrolera y la de comunicaciones, además realizaron una serie de ataques contra la Fuerza Pública. A pesar de esta escalada el nivel de aceleración no fue alto y se mantuvo por debajo de la tasa de variación de la velocidad de los combates. Combates contra las FARC y ataques a la Fuerza Pública

Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

A pesar de los ingentes esfuerzos por parte de las Fuerzas Militares de revertir lo sucedido en el período de 1996 a 1998 lo que muestra la anterior grafica es que las FARC lograron conservar de cierta manera la iniciativa en la confrontación. Así lo muestran los siguientes hechos: la emboscada ocurrida en la Paz (Cesar) en el junio de 1999, donde murieron ocho efectivos de la Policía; en noviembre de este mismo año subversivos de los frentes 41 y 49 emboscaron a una patrulla del Ejército donde resultaron

COYUNTURA DE SEGURIDAD muertos un Teniente y nueve soldados; en marzo de 2001 en Dagua (Valle), en la inspección Queremal, sitio Cerro Tokio, guerrilleros de las FARC atacaron con cargas explosivas la infraestructura departamental de comunicaciones, custodiada por un puesto de Infantería, resultando muertos 16 efectivos; en junio de 2001 en Puerto Leguízamo (Putumayo), en la inspección La Tagua, guerrilleros de las FARC atacaron las instalaciones del Batallón de Selva Juan Bautista Solarte Oviedo, resultando muertos 34 efectivos. Los tres primeros años y medio de la administración Pastrana se pueden considerar una etapa de transición a lo que sucedió luego de terminado los diálogos en los últimos seis meses de este Presidente. Esta fase (agosto de 1998 a enero de 2002), como lo muestra la curva mensual, se caracteriza por niveles constantes en los combates por iniciativa de las Fuerzas Militares interrumpidos por picos de ataques de la insurgencia. Esta situación varía en febrero de 2002 cuando el Gobierno decide combatir abiertamente a la insurgencia y cerrar cualquier posibilidad de negociación. Desde este momento definitivamente la Fuerza Pública impone un compás que obliga a la insurgencia a defenderse estratégicamente – repliegue estratégico – y situarse tácticamente en ofensiva. Esto quiere decir que de pasar a imponer el ritmo en la confrontación – años 1996 a 1998 -, las FARC comienzan progresivamente a intentar desacelerarlo. En este sentido, si bien este grupo insurgente mantiene un nivel de ataques superior a lo registrado históricamente, estos responde a una aproximación indirecta que pretende desgastar al enemigo para de esta forma prolongar la confrontación y debilitar las ofensivas, más que a un disputa abierta con la Fuerza Pública. Para analizar la desaceleración, tanto de los combates como de los ataques, registrada en el segundo año del gobierno de Uribe hay que tener en cuenta varios aspectos. El primero de ellos, es la posibilidad de que la capacidad operacional de las Fuerzas Armadas haya llegado a su tope en el primer año de Uribe; en este período los combates ascendieron en un 62% con relación a los registrado en el último año de Pastrana, sin embargo en el período de agosto de 2003 a julio de 2004, los enfrentamientos solo crecen en un 6%, es decir que más que aumentar se mantuvieron. Lo mismo sucede con la insurgencia, que luego de aumentar los ataques en un 38% en el primer año de Uribe, los mantienen con un crecimiento de solo el 2% en el segundo año de esta administración. Habría que cuestionarse entonces si la confrontación armada de nuevo recuperó su carácter inercial, lo que mostraría que a pesar de la actitud ofensiva de la Fuerza Publica y el nivel operacional, no ha logrado

alterar la tasa de variación de velocidad de los ataques de la guerrilla. Por otro lado, la desaceleración registrada en el segundo año de Uribe puede estar relacionada con el subregistro propiciado por la falta de información sobre los combates desarrollados en el sureste del país en el marco de la denominada operación “Patriota”. Es posible que de sumarse los enfrentamientos no reportados la cifra ascienda y se registre una aceleración. Sin embargo para alcanzar la aceleración registrada en el primer año de Uribe – con un aumento en los combates del 62%-, la operación “Patriota” debería registrar 650 enfrentamientos. Teniendo en cuenta que esta operación solo abarca cuatro meses del segundo año de Uribe, es improbable que este nivel sea alcanzado, es decir que, trabajando bajo este supuesto, con todo y operación “Patriota” en el período de agosto de 2003 a julio de 2004, el compás de la confrontación no tiene una cambio importante, registrando una desaceleración en la ofensiva de la Fuerza Pública. Respecto a los ataques de las FARC, sucede lo mismo. Así como hay un subregistro del número de combates que ha realizado las Furzas Militares en el sureste, también lo hay sobre el número de acciones que la insurgencia ha desarrollado en respuesta a esta ofensiva. Para que la insurgencia alcance la aceleración que presentó en el primer año de Uribe –la cual fue del 38%, los eventos en el sureste deberían ser del orden de los 150, una cifra difícil de alcanzar en tan sólo cuatro meses. Por lo tanto, aun si se considera el subregistro, la probabilidad de que la confrontación entre la Fuerza Públlica y las FARC haya experimentado una aceleración en el segundo año de Uribe es muy baja.

21 El impacto de las acciones y su contribución a la prolongación del conflicto armado Por razones metodológicas, en este apartado el impacto de las acciones hará referencia estrictamente al número de bajas causadas al enemigo. En este sentido sólo se considerarán el número de acciones y de dados de baja – siguiendo el denominado “computo de cuerpos” utilizado desde la guerra del Vietnam 38 -, dejando de lado cuestiones como la afectación sobre los mandos, la desarticulación de estructuras, la “liberación de territorios y la interrupción de corredores, asuntos que desde el punto de vista cuantitativo son más difíciles de abordar dada la escasez de información. 38

Ver Neale, Jonathan. 2003. La otra historia de la Guerra de Vietnam. España: El Viejo Topo. Pág. 101.

COYUNTURA DE SEGURIDAD Según la información disponible, por cuenta de los combates han sido dados de baja en los seis años considerados (cuatro de Pastrana y dos de Uribe), alrededor de 6.500 subversivos de las FARC. Por otro lado, en las acciones de este grupo insurgente contra la Fuerza Pública, han muerto alrededor de 730 efectivos, para una relación de 9 insurgentes dados de baja por cada miembro de la Fuerza Pública muerto. Complementando este ejercicio, si al análisis se le agregan los miembros de la Fuerza Pública muertos en combate y los subversivos que perdieron la vida en el desarrollo de los ataques, la relación cambia. En los seis años, alrededor de 1.050 hombres de la Fuerza Pública murieron en combates contra las FARC, lo que quiere decir que el 58% de los efectivos perdieron la vida en enfrentamientos y el 42% en ataques. Estas proporciones son muy dicientes ya que muestran que la letalidad de los combates es mayor que la de los ataques: de cada diez miembros de la Fuerza Pública muertos, 6 fallecieron atacando y cuatro defendiendo. En contraste con esta proporción en los seis años considerados, alrededor de 90 guerrilleros murieron en medio de los ataques contra la Fuerza Pública, es decir que el 99% de los subversivos murieron defendiéndose y sólo el 1% falleció atacando. Teniendo en cuenta estos nuevos elementos, la relación sería: por cada cuatro insurgentes dados de baja muere un efectivo de la Fuerza Pública.

Al considerar sólo los guerrilleros dados de baja en acciones de iniciativa de la Fuerza Pública y lo efectivos de la Fuerza Pública muertos en ataques de la insurgencia se encuentra lo siguiente: mientras que el gobierno de Andrés Pastrana comienza con un relación de 7:1 y termina con un estimado de 12:1; en el primer año de Uribe menos insurgentes fueron dados de baja por cada efectivo muerto en ataque, con una relación de 8:1. En el segundo año de Uribe la relación es de 10:1, conservándose por debajo de lo registrado en el cuarto año de Pastrana. Esto mostraría que ahora, en medio de su repliegue, la guerrilla rehuye el combate contra la Fuerza Pública, mientras en los años anteriores encaraba con más decisión esos combates. De todos modos hay que decir que esta relación de bajas es “normal” en el caso de una guerra irregular, donde una fuerza superior – en este caso las Fuerzas Armadas del Estado busca “aniquilar” a una fuerza inferior – las FARC -, la cual, ante esta desventaja, persigue el desgaste. Además este indicador muestra también cómo la relación de bajas durante el gobierno de Uribe se inscribe dentro de los niveles históricos e incluso es más baja que lo registrado en el último año de Pastrana. Guerrilleros de las FARC dados de baja y Efectivos de la Fuerza Pública muertos

Si se considera esta relación por años de gobierno, se encuentra que cada vez hay más insurgentes dados de baja por cada efectivo muerto. En el primer año de la administración Pastrana la relación fue 2:1, en el segundo 3:1, en el tercero descendió de nuevo siendo de 2:1, el último año fue de 4:1. En los dos primeros años de Uribe la relación favorece más a la Fuerza Pública ya que en el primer año de esta administración fue de 5:1 y en el segundo de 6:1. Esta tendencia se ve expresada en el siguiente gráfico.

22 Guerrilleros de las FARC dados de baja y Efectivos de la Fuerza Pública muertos

Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

Como se puede ver en la gráfica, las FARC han seguido el ritmo de la confrontación y así como las Fuerza Pública ha incrementado el número de bajas, la insurgencia también ha causado más muertes en sus acciones. Algunos análisis, como el publicado en el diario El Espectador, en un artículo titulado “Las FARC en los tiempos de Uribe”39 , escrito por un especialista que se hace llamar “Zachariah Bruyn Decker”, presentan a este grupo insurgente como una organización inofensiva y desconcertada ante las

39

Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

El Espectador. “Las FARC en los tiempos de Uribe”. Semana del 10 al 16 de octubre de 2004. 12 A.

COYUNTURA DE SEGURIDAD operaciones de las Fuerzas Militares.40 Como respuesta a este planteamiento habría que mencionar que en el primer año de Uribe, los efectivos muertos en ataques cometidos por las FARC aumentaron en un 81% y cada dos días un miembro de la Fuerza Pública fue muerto. Además, de seguir la tendencia registrada en los dos primeros años de Uribe, al final de la administración se registraría un aumento del 71% con relación a los cuatro años del presidente Pastrana. Esto sin contar los homicidios fuera de combate y las víctimas de mina antipersonal, las cuales fácilmente pueden producir la duplicación de esta cifra. Mientras que en la presidencia de Andrés Pastrana, el 48% de los efectivos perdieron la vida en una emboscada y el 44% en medio de ataques a instalaciones, en los dos primeros años de Uribe, el 82% murió en una emboscada y el 16% en ataques a instalaciones. La variación de estos porcentajes muestrn dos cuestiones principales: primero, el aumento de las operaciones del Ejército ha elevado su nivel de exposición y vulnerabilidad, segundo, las FARC han cambiado la estrategia de atacar bases fijas para hacer énfasis en las móviles, aprovechando lo blancos de oportunidad. En este sentido habría que señalar que la disposición ofensiva de las Fuerzas Militares tiene un costo en términos de exposición de sus tropas y de probabilidad de ataques por parte de la insurgencia, es decir que el aumento en los combates también implica el alza en los ataques. Esto confirma entonces que si bien la insurgencia se encuentra en un repliegue estratégico, no ha perdido capacidad para realizar ofensivas tácticas en desarrollo de ese repliegue. En este análisis también es importante considerar el índice de letalidad de las acciones, el cual ha venido descendiendo desde el segundo año del presidente Pastrana, como se observa en el siguiente gráfico, contribuyendo a la prolongación del conflicto armado y a su baja intensidad. Mientras que en el primer año de Pastrana por cada combate tres insurgentes fueron dados de baja, este índice desciende, alcanzando su nivel más bajo en el segundo año de Uribe con un índice de 1.27 subversivos muertos en combate. La insurgencia también ha tenido una baja en el índice de letalidad: mientras que en el primer año de Pastrana por cada ataque 0.62 miembros de la Fuerza Pública murieron, en el segundo año de Uribe el índice cae a 0.32. 40

Según Bruyn a principios de 2003, el “El Mono Jojoy” habría ordenado a los frentes de las FARC formar un grupo de francotiradores, para que entre las acciones de estos y los ataques de hostigamiento con explosivos cada frente diera de baja un miembro de la Fuerza Pública por día. De acuerdo a Bruyn “…si las FARC hubieran cumplido con su objetivo, entre el promedio de 60 frentes hubieran causado 60 bajas diarias, 1.800 mensuales y casi 22.000 anuales”.

El índice de letalidad de las dos partes muestra cómo el conflicto armado colombiano sigue siendo de baja escala. Teniendo en cuenta lo anterior entonces se podría decir que la guerra no sólo se ha desacelerado, sino que también es menos “letal” contribuyendo de esta manera a su prolongación, principal factor en la guerra de guerrillas. Índices de letalidad de la Fuerza Pública y de las FARC

Fuente: Sistema de información de la Fundación Seguridad y Democracia.

Hay que insistir en no perder de vista la clase de guerra que está desarrollando las FARC, la cual no busca una confrontación abierta con la Fuerza Pública sino más bien producir su desgaste mediante la prolongación. En este sentido lo que este grupo insurgente pretende es aguantar el actual “chaparrón” contra sus frentes, en una estrategia que aunque autodebilitante le puede permitir sobrepasar la ofensiva, para luego recomponer sus frentes y recuperar los territorios de donde ha sido replegada. Fudenberg y Levine al preguntarse ¿Cuánta racionalidad atribuir a los agentes? – Haciendo referencia a los modelos de aprendizaje – respondían: “Creemos que para casi todos lo usos, los modelos correctos son aquellos que no involucran ni racionalidad total ni la extrema ingenuidad de la mayoría de los modelos de estímulo y respuesta, ‘los mejores modelos’ poseen agentes que tratan consciente, pero quizás imperfectamente, de lograr un buen pago”.41 Acciones ofensivas de las FARC en el Gobierno Uribe En este aparte, se pretende analizar a la luz de la teoría de guerra de guerrillas y de los principios generales de la guerra, las acciones ofensivas de las FARC de mayor magnitud en términos de número de bajas causados a miembros de la Fuerza Pública entre agosto de 2002 y septiembre de 2004. 41

Fudenberg. G & Levine, D.K. “Lerning and Evolution in Games”. Mimeo Summer Metting of the Econometric Society. 1996. Pág. 3.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD Como se mencionó anteriormente, existe cierto consenso en diversos sectores sociales en torno al repliegue de las FARC a partir de una actitud más ofensiva de la Fuerza Pública en pro de la recuperación del control territorial en todo el país. En el plano estratégico, el agregado de la población colombiana tiene una percepción de mayor seguridad, ratificada por la mayoría de las encuestas de opinión realizadas en torno a este tema. Visto desde otra perspectiva, el resultado de estas encuestas también podría indicar, no sólo, que hay una mayor confianza en la labor Fuerza Pública, sino además y como consecuencia de lo anterior, que la población ya no ve en los grupos armados ilegales, particularmente en las FARC, la enorme amenaza a la seguridad, las instituciones y la democracia, que veía en años anteriores. Esto por supuesto, sin más herramientas analíticas que la percepción y la experiencia personal. La teoría de guerra de guerrillas enseña que una posición defensiva en el plano estratégico, complementada por una actitud ofensiva en el escenario táctico no solo significa una guerra viable, sino bien conducida. Dado que la actitud defensiva de las FARC en el ámbito estratégico, es hasta cierto punto perceptible y evidente para la población, tal como lo evidencian las encuestas de opinión, es necesario mostrar la otra cara de la moneda, es decir, la actitud ofensiva de este mismo grupo en el plano táctico, medido como ya se explicó, en términos de ataques contra miembros de la Fuerza Pública.

24

Durante el periodo en estudio, se cuentan 15 casos de acciones ofensivas de las FARC que causaron, en cada evento, la muerte de cinco o más miembros de la Fuerza Pública y que sumados ocasionaron 128 bajas a las fuerzas del Estado. De los 15 casos, 13 corresponden a emboscadas realizadas a patrullas o unidades tanto de la Policía Nacional como del Ejército y la Armada. Adicionalmente se presentó un ataque contra una base del Ejército en Santa María, Huila, el 24 de febrero de 2004. Antes de entrar en el detalle de estos ataques es pertinente abordar los principios generales de la guerra, aplicables por extensión a la guerra de guerrillas y que pueden relacionarse e identificarse en las acciones ofensivas de las FARC, evidenciando que este grupo, lejos de permanecer en la inactividad operativa, se encuentra haciendo uso de enseñanzas y herramientas tácticas como el más aplicado alumno de la teoría guerrillera. Dada la multiplicidad de análisis y analistas que ofrecen importantes puntos de vista, para este caso particular se ha tomado como base el aparte que sobre los principios de la guerra escribió Alfredo Rangel en su libro “Guerra

Insurgente42 ”, complementándolo con citas y apartes de clásicos de la estrategia como Sun-Tzu, Mao Zedong y Liddell Hart. Partiendo de la lista de principios, compilada por Rangel, se destacan para este análisis los principios de: objetivo, ofensiva, masa, maniobra y sorpresa. Objetivo. Aunque este principio hace referencia a que toda acción armada debe estar dirigida por un objetivo político, cuestión que se sale del ámbito de este análisis, es aplicable en uno de sus componentes en la medida en que para trazar un objetivo, se debe primero entender la guerra en la que se está envuelto y así mismo para entender la guerra es preciso entender plenamente contra quien se combate. El conocimiento del enemigo, es un aspecto central para Sun-Tzu43 cuando afirma: “Conoce a tu enemigo y a ti mismo, y podrás pelear cien batallas sin el riesgo de ser derrotado. Si eres ignorante de tu enemigo y solo te conoces a ti mismo, tendrás la misma posibilidad de ganar o perder. Si no conoces a tu enemigo ni a ti mismo, estás destinado a perder en cada batalla”. Hart, por su parte en su obra “Estrategia44 ” afirma: “Es sabio en la guerra no subestimar al oponente. Es igualmente importante entender sus métodos y como funciona su mente. Ese conocimiento es la base necesaria de un esfuerzo exitoso para prever y obstruir sus movimientos”. Ofensiva. Es el principio fundamental de la guerra de guerrillas, por medio del cual se consiguen resultados, tácticos en principio, asegurando libertad de acción y lo que es más importante la iniciativa. Para Sun-Tzu45 “la invulnerabilidad se basa en la defensa, mientras que la oportunidad de victoria lo hace en el ataque”. Mao Zedong refiriéndose a la actitud ofensiva destaca el manejo del espacio, de manera que al realizar múltiples acciones ofensivas en la mayor extensión territorial posible, se obliga al oponente a dispersas sus fuerzas para cubrir y resistir la ofensiva, atándolo de esta manera al territorio e inclinándolo a adoptar una posición defensiva mientras las propias fuerzas mantienen la iniciativa de combate. Para Mao “el efecto total de varios éxitos locales será el cambio de la fortaleza relativa de las fuerzas opositoras”, también opina que la guerrilla puede ganar la iniciativa estratégica si tiene siempre en mente los puntos débiles del enemigo”, afirma incluso que “aun en la defensa, todos los esfuerzos deben estar dirigidos a recuperar la iniciativa, 42

RANGEL, Alfredo. Guerra Insurgente. Intermedio. 2001. Pg. 421-438

43

SUNZI. The Art of Wor Foreign Languajes Press. 1999

44

HART, Liddell. Strategy. Meridian.1991. Pg. 207

45

Op. Cit / SUNZI, The Art or Wor.

COYUNTURA DE SEGURIDAD ya que solo a través del ataque es posible extinguir al enemigo y preservar las propias fuerzas”.

atacar con mayor facilidad, evitando la resistencia y preparación del enemigo.

Masa. Este principio representa el poder de combate tanto cuantitativa como cualitativamente, es decir número de hombres y armas, pero igualmente importante, entrenamiento y habilidad táctica de los combatientes, así como tipo de armamento y equipo. Con respecto a este principio, Sun-Tzu en su libro “El Arte de la Guerra46 ” establece que “si nuestras fuerzas están concentradas en un lugar mientras las fuerzas contrarias están dispersas en diez lugares diferentes, entonces la proporción será de diez contra uno cuando lo ataquemos en un lugar”. Mao Zedong por su parte afirma en sus escritos47 que “aunque la guerra de guerrillas es la guerra de unidades dispersas, a veces es deseable concentrarlas con el fin de destruir al enemigo” y también que “las guerrillas deben concentrarse cuando el enemigo está avanzando hacia ellos y existe la oportunidad de atacarlos y destruirlos. La concentración es deseable cuando el enemigo está a la defensiva y las guerrillas quieren destruir un destacamento aislado en alguna localidad”.

De acuerdo con Sun-Tzu49 “la guerra es un juego de engaños. En esta medida, finge incapacidad cuando de hecho eres capaz, finge inactividad cuando estés listo para atacar, aparenta lejanía cuando en efecto estás cerca, y viceversa”, igualmente “cuando el enemigo está ansioso de resultados, ofrécele una carnada para atraerlo”, también afirma que “aquel que está entrenado en el arte de la guerra doblega a su enemigo sin combatirlo. Triunfará el lado que sepa cuando combatir y cuando no”.

Para Hart48 “la concentración de fuerza frente a debilidades, depende de la dispersión de las fuerzas del oponente, que a su vez se produce por la distribución de las propias”. Esto en clara relación a lo expuesto en el principio de ofensiva cuando Mao Zedong habla del manejo del espacio, realizando operaciones ofensivas simultáneamente en puntos opuestos y lejanos para promover la correspondiente dispersión de las fuerzas enemigas. Maniobra. En el ámbito táctico, el principio de maniobra hace referencia al empleo efectivo y eficaz de la fuerza de combate, con el ánimo de mantener la libertad de acción, causar mayor impacto sobre el enemigo y al mismo tiempo reducir la propia vulnerabilidad. Para usar debidamente este principio, resulta indispensable la buena planeación de las operaciones, contar con información de inteligencia que contribuya a la conducción de las acciones, el conocimiento y aprovechamiento del terreno donde se realizará la operación, la correcta selección del objetivo, así como una adecuada dotación y uso de armamentos y equipos. Un par de elementos fundamentales de este principio, son la creatividad y el engaño. Creatividad para adaptarse a condiciones cambiantes y desarrollar nuevos métodos y tácticas de combate. Engaño para confundir y 46

Por su parte, Mao Zedong50 establece que “la guerra de guerrillas debe aprovechar factores como el terreno, el clima y la sociedad como elementos de resistencia y eventual derrota del enemigo”, recalca que “la dispersión, concentración y cambio permanente de posición es la forma en que las guerrillas emplean su fuerza”, también afirma que “en general, las guerrillas deben dispersarse cuando el enemigo tenga una defensa extensa y no sea posible concentrar suficiente fuerza en su contra; cuando esté rodeado por el enemigo; cuando la naturaleza del terreno limite la capacidad de acción; cuando la disponibilidad de las provisiones limite la acción y con el fin de promover movimientos masivos del enemigo en un área extensa”. Liddell Hart, formulador de la “estrategia de aproximación indirecta” reconoce un inmenso valor al principio de maniobra, en la medida en que permite establecer formas creativas de ataque que golpean la línea de menor expectativa del enemigo, reduciendo no solo su capacidad de resistencia sino de reacción. Para Hart51 “el acercamiento indirecto más efectivo es aquel que conduce al oponente a realizar movimientos en falso de manera que, como en el ju-jitsu, su propio esfuerzo se vuelve en su contra y apalanca su derrota”, igualmente afirma que “para atacar con un fuerte impacto, se deben golpear los puntos débiles”. Así mismo en explicación de su teoría expresa que “pueden cristalizarse muchas lecciones en dos simples máximas, una negativa y una positiva. La primera es que, en presencia de evidencia abrumadora de la historia, ningún general está justificado al lanzar a sus tropas a un ataque directo contra un enemigo que está firmemente establecido en su posición. La segunda, es que en vez de buscar alterar el equilibrio enemigo por medio de un ataque, se debe alterar este equilibrio incluso antes de que el ataque sea lanzado”.

Ibidem

ZEDONG, Mao. On Guerrilla Warfare. http://www.marxists.org/ reference/archive/mao/works/1937/guerrilla-warfare/

49

Op. Cit SUNZI

50

Op. Cit ZEDONG, Mao

48

51

Op. Cit Liddell Hart

47

Op. Cit, Liddell Hart.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD Sorpresa. Este principio está estrechamente ligado al principio de maniobra. En especial en la guerra de guerrillas se podría decir que no existe uno sin el otro, pues en la mayoría de los ataques guerrilleros, la maniobra se sustenta en la sorpresa. Tácticamente, la sorpresa implica golpear al enemigo cuando no lo espera y donde no está preparado. En este principio aparecen como elementos indispensables la velocidad de acción, el engaño, la inteligencia y contrainteligencia operacional, así como la variación constante de tácticas y métodos. En sus escritos52 , Sun-Tzu recomienda que “si el enemigo está unido, divídelo. Atácalo donde está menos preparado. Actúa cuando menos lo espere”, también “tomar al enemigo por sorpresa, avanzar por rutas inesperadas y atacar donde está menos preparado”. Mao Zedong a su vez recomienda que “los movimientos de la guerrilla deben ser secretos y de una rapidez sobrenatural; el enemigo debe tomarse desprevenido”

26

El Capitán de Navío de la Armada chilena, Gustavo Jordán, dedica un artículo53 al principio de la sorpresa, citando y comentando importantes conceptos y recomendaciones de diferentes estrategas a lo largo de la historia. Cita por ejemplo al Almirante Alfred T. Mahan, uno de los clásicos de la estrategia naval, quien a su vez hace referencia al oficial de marina francés, Daveluy, cuando afirma que “el solo hecho de verse impelido a una situación inesperada lo coloca en una situación de inferioridad, impidiéndole restablecerse rápidamente, mientras que al mismo tiempo las fuerzas propias pueden ser empleadas en forma ventajosa”. Jordán también hace referencia a Liddell Hart cuando asegura que “lo inesperado no garantiza el éxito, pero garantiza la mejor probabilidad de lograrlo” y al General inglés Jhon Fuller quien opinaba que “la inteligencia debe reemplazar cada vez más a la fuerza bruta, y los ataques morales, la guerra de nervios, cada vez más a la colisión física o guerra de cuerpos”, también que “el aumento de la movilidad lleva consigo un aumento de la posibilidad de sorpresa”. El mismo Fuller vuelve a ser citado cuando afirma que “la velocidad es la premisa de la sorpresa, y ésta del pánico. A un ejército preso del pánico se le vence de un solo golpe”. El artículo cita incluso el manual de doctrina estratégica de la Infantería de Marina de los Estados Unidos54 donde está consignado que “la sorpresa es por sí misma el auténtico multiplicador de 52

Op. Cit SUNZI

JORDÁN, Gustavo. La Sorpresa: El multiplicador de fuerzas por excelencia. En http://www.revistamarina.cl/revistas/2000/2/jordan.pdf 53

54

Warfighting. 1989.

fuerzas, dados sus efectos psicológicos. La sorpresa puede afectar en forma decisiva el resultado del combate más allá de los medios físicos que se empleen”. Después el mismo Jordán concluye que “por complejas que sean las estrategias defensivas, siempre un enemigo inteligente y audaz podrá atacar logrando la sorpresa, y en la mayoría de los casos junto a ella, la victoria” y que “el límite de la sorpresa, más que la tecnología, está en la inteligencia de los contendores, en su capacidad para desarrollar nuevos procedimientos estratégicos y planes de operaciones audaces y originales. El límite está, en consecuencia, en el hombre más que en los medios de combate”. A la luz de estos principios, es posible analizar las acciones ofensivas de mayor letalidad de las FARC contra la Fuerza Pública en lo que va corrido de la presente administración, que como se mencionó anteriormente, están constituidas por 15 ataques de los cuales 14 corresponden a emboscadas y un ataque a instalación militar. En lo que tiene que ver con las emboscadas, cuatro ocurrieron en los primeros nueve meses del 2004, siendo la más reciente la del 4 de septiembre pasado, en el municipio de Trujillo, Valle, donde guerrilleros de la Columna Arturo Ruíz las FARC activaron un artefacto explosivo al paso de una patrulla de la Policía, dejando nueve muertos. De acuerdo con declaraciones del Director General de la Policía Nacional, los uniformados cayeron en una trampa tendida por los guerrilleros quienes hicieron previamente una llamada a la estación de policía de Tulúa para reportar el robo de unos computadores en una hacienda en la inspección de Andinápolis. - El 2 de agosto, en el mismo municipio, al paso de tres patrullas de la Policía que iban a atender un aviso de ataque en la población de Andinápolis, guerrilleros de la Columna Arturo Ruiz activaron un artefacto explosivo, dejando diez policías muertos. - El 22 de julio del presente año, el Ejército perdió 13 hombres en una emboscada realizada por las FARC en la inspección de San Juan de Villalobos, Cauca, en los límites con Huila y Putumayo. En esta acción, el Frente 13 de las FARC concentró 200 combatientes, contra 36 soldados que se encontraban en ese momento en el lugar. - En el municipio de Frontino, Antioquia, el 19 de julio, guerrilleros del Frente 34 atacaron con cilindros y balones bomba una patrulla del Ejército que se desplazaba por una vía de la vereda La Cueva. En este ataque murieron cinco militares.

COYUNTURA DE SEGURIDAD - En el municipio de Puerto Rico, Caquetá, el 18 de abril, 5 miembros del Escuadrón Móvil de Carabineros de la Policía Nacional, perdieron la vida cuando fueron atacados por guerrilleros de la columna móvil Teófilo Forero de las FARC quienes activaron una carga explosiva al paso de la patrulla. Cinco policías murieron en el acto y dos más en los combates posteriores. - En el 2003, las emboscadas se presentaron en el municipio de Galeras, Sucre, el 1º de diciembre, cuando según las autoridades, guerrilleros del Frente 35 de las FARC activaron una carga explosiva de 450 kilos de dinamita al paso de una patrulla de la Policía, con un saldo de cinco uniformados muertos. La patrulla se dirigía a una finca en la vereda de Punta de Blanco para atender una denuncia sobre el asesinato del administrador de una finca. - El 21 de julio en el municipio de Quinchía, Risaralda, guerrilleros del Frente 47 de las FARC atacaron una patrulla de la policía con artefactos explosivos y fuego de fusil, dejando seis uniformados muertos. La patrulla venía persiguiendo a estos mismos guerrilleros que horas antes habían realizado un secuestro masivo en la carretera troncal. - En el Carmen de Bolívar, departamento de Bolívar, el 24 de junio, tropas de la Infantería de Marina fueron emboscadas por el Frente 37 de las FARC, quienes utilizaron artefactos explosivos lanzados ala patrulla en su paso por la vía que comunica a Carmen de Bolívar con Zambrano. El ataque ocasionó la muerte de 13 infantes. En este mismo municipio, el Frente 37 ya había hecho una emboscada el 20 de enero, en esa ocasión, contra un vehículo donde se movilizaban policías vestidos de civil, dejando siete muertos. Para este ataque utilizaron armas de largo alcance y granadas. Voceros de la Policía aseguraron en su momento, que la información sobre el desplazamiento se filtró y por eso los guerrilleros los esperaban en la vía.

al paso de una patrulla del Ejército dejando nueve militares muertos. Un día antes, es decir el 25 de noviembre, guerrilleros de las FARC emboscaron una unidad del Ejército que acudían a desmontar un reten ilegal puesto por las FARC en la vía a la población de Paz de Aiporo en el departamento de Casanare. En el ataque murieron 14 soldados. - El 2 de noviembre, el frente 59 de las FARC emboscó una patrulla del Ejército en San Juan del Cesar, Guajira, con un saldo de 5 militares muertos. Así mismo, en Pueblo Rico, Risaralda, las FARC emboscaron una patrulla del Ejército dejando 5 militares muertos. En cuanto a los ataques contra instalaciones militares o de policía, se debe mencionar el ataque que realizaron 50 guerrilleros de la Columna Joselo Lozada de las FARC contra una base militar el Ejército en la población de Santa María en el Huila el 24 de febrero de 2004, dejando 12 militares muertos. En el ataque fueron utilizados cilindros de gas y armas de largo alcance. Estas 15 acciones ofensivas de las FARC son una muestra de aplicación práctica de los principios de la guerra anteriormente explicados. El principio del objetivo por ejemplo, en lo que tiene que ver con el conocimiento del enemigo para entender la guerra, tiene una gran aplicabilidad en el caso de las FARC. Las 14 emboscadas ejecutadas en el periodo estudiado, hacen evidente el hecho de que las FARC tienen muy bien estudiada a la Fuerza Pública en términos de estructuras, tácticas y estrategias. Un acción de este tipo solo puede ser exitosa en la medida en que la guerrilla sepa como se mueve una patrulla ya sea policial o militar, cuantos hombres acostumbra a agrupar, que defensas tiene, en que vehículos se moviliza, por qué vías suele transitar, que tan rápido pueden llegar los apoyos, que equipos de comunicación tiene, cual es la unidad fija más cercana, etc.

- El 7 de enero, en el municipio de Quipile, Cundinamarca, las FARC hicieron explotar dos cilindros bomba al paso de una patrulla de la Policía Nacional donde se movilizaban 18 carabineros. El saldo del ataque fue de ocho policías muertos.

Pero como bien lo anota Sun-Tzu, no basta solo con conocer al enemigo, sino que además es necesario conocer las propias fortalezas y debilidades o en otras palabras, conocerse a sí mismo. De manera que estas acciones aun bajo un buen conocimiento de la Fuerza Pública, no tendrían garantizado su éxito, si no hubiera en el caso de las FARC un adecuado conocimiento de sus propias fuerzas, para saber en que caso es posible atacar y en cual no.

- En el año 2002, el 26 de noviembre, en la vía que conduce de Pitalito, Huila, a Mocoa, Putumayo, el Frente 13 de las FARC activó una carga explosiva

El principio de masa por su parte, fue aplicado contundentemente en la emboscada realizada por las FARC en San Juan de Villalobos, Cauca, donde un grupo de 36 soldados

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COYUNTURA DE SEGURIDAD se vio enfrentado en un momento a aproximadamente doscientos guerrilleros. Y aunque de todas las emboscadas, esta representa el mejor ejemplo de aplicación del principio de masa, no es la única, de hecho está presente en todas las demás, pues se entiende en principio que toda emboscada consiste en una acción ofensiva, en la que el número de atacantes es mayor al número de hombres que se defienden o que son atacados. Incluso, la correcta aplicación de este principio va más allá de lograr una simple mayoría numérica en términos de combatientes. De hecho la esencia del principio consiste en determinar y utilizar un poder de fuerza suficiente para atacar las debilidades del enemigo y lograr la victoria. Por esto, si bien las FARC no concentran tan habitualmente como lo hacían en años anteriores cantidades de 200 o más hombres para una sola acción, no implica que no hagan uso del principio de masa, pues con el hecho de concentrar 50 hombres como en el caso de Santa María pudieron ejecutar acciones de gran impacto. De ahí que tome enorme importancia el principio de objetivo, en la medida en que el conocimiento del enemigo, de sus fortalezas pero en especial sus debilidades, permita a las FARC saber cuando y en que circunstancias, la utilización de un cierto grupo de hombres y medios técnicos, sin que se constituya en una cantidad abrumadora, representa en términos de poder de combate una ventaja sobre el oponente.

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Otro aspecto determinante en la aplicación del principio de masa, depende de la dispersión de las fuerzas del oponente. De ahí la importancia del principio de ofensiva en la medida en que la guerrilla realiza acciones tácticas ofensivas en toda o la mayor parte de la extensión del territorio nacional, obligando a la Fuerza Pública a dispersar sus tropas para atender y mitigar estos ataques. Esta situación tiene importantes efectos, como el hecho de que amarra a las fuerzas del Estado al territorio, pues se entiende como su misión, defender a la población y la infraestructura de las diferentes zonas que sufren los embates de la subversión. Lógicamente, dado un número determinado de soldados y policías, entre más territorio deban cubrir, menor será la concentración posible de efectivos en un mismo lugar. Este es un aspecto que sin duda es aprovechado por las FARC y que facilita la aplicación del principio de masa, especialmente a través de emboscadas a patrullas de la Fuerza Pública. Es claro como lo menciona Hart, que la dispersión del oponente depende también de la dispersión de las propias tropas y evidentemente, para poder realizar acciones ofensivas de manera simultánea en diferentes partes de la geografía nacional, las FARC deben igualmente dispersarse a lo largo y ancho del territorio, esta es sin embargo la esencia de una guerrilla, de manera que no implica mayor cambio o esfuerzo en la disposición estratégica de sus fuerzas.

Pero más allá de buscar la dispersión de las fuerzas del Estado, para las FARC, como para cualquier guerrilla este tipo de acciones ofensivas son fundamentales, pues son las que le dan la iniciativa en la confrontación, que en un conflicto irregular como el colombiano, resulta determinante. En el plano táctico la iniciativa permite mayor libertad de acción para ejecutar diferentes maniobras a conveniencia de la fuerza atacante, de acuerdo con sus medios y recursos, por otro lado, la fuerza que no tiene la iniciativa, por consiguiente adopta una actitud defensiva que la limita a ejecutar acciones reactivas como resistencia los ataque s de su oponente. De ahí que Mao Zedong insista en que “aun en la defensa, todos los esfuerzos deben estar dirigidos a recuperar la iniciativa, ya que solo a través del ataque es posible extinguir al enemigo y preservar las propias fuerzas”. Adicionalmente, Mao recuerda que la suma de varios éxitos tácticos serán los que a la postre permitan cambiar la fuerza relativa del oponente, lo que en otras palabras implicaría una inclinación a su favor en el balance estratégico de la confrontación. Las 15 acciones ofensivas de las FARC listadas anteriormente, también permiten apreciar la correcta aplicación del principio de maniobra. En efecto, las 14 emboscadas y el ataque a la base militar en el Huila evidencian un buen desenvolvimiento de las unidades tácticas que ejecutaron estas acciones. En primer término, denotan una adecuada planeación, destacando un aspecto muy importante como es el hecho de contar con información de inteligencia operacional que se obtiene por diferentes medios, por ejemplo, la infiltración de unidades de policía o militares con informantes que posteriormente transmitirán a los comandantes guerrilleros, información detallada sobre desplazamiento de patrullas, número de hombres por patrulla, armamento y equipos que utilizan, así como disposición de las fuerzas de determinada unidad, son algunos de los aspectos clave a la hora de planear una acción ofensiva. La interceptación de comunicaciones e incluso la simple observación rutinaria son medios alternativos para recolectar esta información de inteligencia. Igualmente en el caso de ataque a una unidad fija, resulta indispensable contar con información como el número de hombres que permanecen en determinado momento, sistema de guaria y defensa, turnos de guardia, posibles apoyos, distancia de unidades cercanas. En el caso de la emboscada realizada el 20 de enero de 2003 en el Carmen de Bolívar, la misma Policía reconoció que la información sobre el desplazamiento de un grupo de policías había sido filtrada, lo que permitió a los guerrilleros esperarlos en un tramo de la vía y atacarlos con granadas y fusiles de largo alcance, con un saldo final de siete policías muertos.

COYUNTURA DE SEGURIDAD Pero aun sin que las autoridades lo reconozcan en el resto de los casos, es indiscutible que ninguna de estas emboscadas se realizó al azar y que previo al ataque, los guerrilleros tuvieron que haber recolectado el tipo de información del que se hablaba en el párrafo anterior. De otra manera sería prácticamente imposible coordinar tiempos, medios, lugar y objetivo a la hora de realizar los ataques. Otro aspecto fundamental de las maniobras tácticas de las FARC en desarrollo de estas acciones ofensivas tiene que ver con la utilización del engaño o lo que Sun-Tzu llamaría “estratagema”. En el caso de las dos emboscadas en el municipio de Trujillo, Valle en septiembre y agosto del presente año, así como en el de Galeras, Sucre, las patrullas de la Fuerza Pública se movilizaron para atender llamadas de emergencia en lugares cercanos. De acuerdo con declaraciones de la Policía Nacional, quedó plenamente identificado que en la emboscada del 4 de septiembre pasado en Trujillo, los policías cayeron en una trampa de las FARC que previamente hicieron una llamada a la estación de policía de Tulúa, para reportar un robo en una hacienda de la inspección de Andinápolis. Cuando la patrulla fue a atender la denuncia fue emboscada con artefactos explosivos, dejando nueve policía muertos. En los otros dos casos, las patrullas iban a atender llamados por la inminencia de un ataque sobre la población de Andinápolis en el caso de Trujillo y en el caso del municipio de Galeras la patrulla respondió a una denuncia sobre el asesinato del administrador de una finca. Si bien, la información disponible no permite saber con certeza si estas denuncias fueron realizadas previamente por miembros o colaboradores de las FARC como medio para engañar a la Fuerza Pública y posteriormente atacarla, es factible suponer que fue así, pues se ajusta a su forma de operar. Pero aun cuando no fuera así, y las FARC no hubieran tenido nada que ver con estas llamadas, lo único cierto es que conocían del desplazamiento de las patrullas, lo que lleva a pensar que también conocían las denuncias. Esto a su vez demuestra que la recolección de inteligencia operacional funciona bastante bien para las FARC a la hora de realizar este tipo de acciones ofensivas. Un aspecto que vale la pena resaltar es el hecho de que si bien, hasta ahora hemos visto como las FARC aplican rigurosamente varios de los principios y recomendaciones generales de la guerra y particularmente de la guerra de guerrillas, hay una recomendación que deliberadamente deciden no aplicar en ciertos casos: cambiar constantemente su forma de operar para evitar que la Fuerza Pública conozca su dinámica de operación y pueda hacerle frente con mayor

efectividad, así como para aprovechar el factor de sorpresa que se discutirá a continuación. Como se puede ver, de las 15 acciones ofensivas de las FARC que causaron la muerte a cinco o más miembros de la Fuerza Pública, catorce corresponden a acciones prácticamente calcadas. Emboscadas a patrullas en movimiento que son atacadas inicialmente con la detonación de artefactos explosivos y rematadas con fuego de fusil. En algunos casos se utilizan también granadas y cilindros de gas lanzados. Incluso la guerrilla ha llegado a utilizar esta misma táctica en el mismo municipio en un lapso de un mes, como sucedió en el municipio de Trujillo, Valle, donde el Frente 37 de las FARC realizó dos emboscadas de las mismas características a patrullas de la policía el 4 de septiembre y el 2 de agosto de 2004. Podría inducirse que las FARC al ver como esta forma de operar sigue arrojando resultados positivos aun cuando la han aplicado recurrentemente y que la Fuerza Pública parece no encontrar aun una forma efectiva de contrarrestarlas, seguirá realizando acciones de este tipo. Finalmente, se encuentra el principio de sorpresa, que sin duda alguna es la médula de las operaciones tácticas analizadas. En todos los casos, las unidades de la Fuerza Pública han sido tomadas por sorpresa, lo que por consiguiente le permite a la guerrilla golpearlos en los puntos más débiles y con el mayor impacto, minimizando simultáneamente la capacidad de resistencia y de reacción. De ahí que se hable de la sorpresa como el verdadero multiplicador de fuerzas, en la medida en que la contundencia del ataque es tal, que en condiciones normales y de preparación del oponente requeriría un poder de combate mucho mayor del que originalmente se utilizó en el ataque.

29 Una vez más resulta fundamental la inteligencia operacional con el fin de aplicar el principio de sorpresa. La sorpresa solo es posible usarla cuando se tiene pleno conocimiento de las características y movimientos del objetivo que se piensa atacar. Una emboscada es por definición una acción sorpresiva y con seguridad se podría pensar que el ataque a la base militar de Santa María en el Huila tomo por sorpresa a los miembros del Ejército presentes en esta unidad. La utilización de la sorpresa también ofrece otra gran ventaja y es que otorga la iniciativa y relega al oponente a realizar maniobras reactivas y de preservación, pero difícilmente de ataque. En conclusión, es posible apreciar como las FARC han mantenido durante este gobierno una vocación ofensiva en

COYUNTURA DE SEGURIDAD el plano táctico, representada en importantes acciones que han tenido un considerable impacto sobre la Fuerza Pública, medida en este caso en número de bajas. Un aspecto adicional es el hecho de que estas acciones no han sido improvisadas o producto del azar, sino por el contrario acciones que responden a planteamientos y recomendaciones que desde siglos atrás reposan en manuales y escritos sobre estrategia y forma de conducción de operaciones de guerra.

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Hasta el cansancio, estrategas y analistas recomiendan no subestimar al oponente, sino por el contrario conocerlo hasta en el más mínimo detalle. Al reconocer que la forma de operación de las FARC sigue unos planes y lineamientos, y que lejos de la inactividad, en varias regiones del país se encuentran a la ofensiva, se da un primer pasó hacia el objetivo de entender su dinámica y de actuar eficazmente en su contra.

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