Danilo R. Streck1 OTRA MANERA DE LEER Y CAMBIAR EL MUNDO. LA MÍSTICA EN LA EDUCACIÓN POPULAR. Resumen El artículo analiza el papel de la mística en el contexto de la educación popular latino‐americana. Desde su etimología y la tradición de los clásicos, la mística sugiere algo que no es fácilmente accesible a la percepción, promoviendo así otra forma de leer el mundo, de estar en el mundo o con el mundo. Son ejemplos notables de mística, nuestros grupos religiosos vinculados a las comunidades cristianas de base (CEBs) de la Iglesia Católica y del movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra en Brasil. El significado del concepto se explica a partir de una confirmación extraída del trabajo de investigación con los grupos populares donde destacan los siguientes aspectos: el apoderamiento, la identidad, la solidaridad, los valores compartidos y la reflexión colectiva. Mas lo propio del ser humano es amar y conocer. Una de las cuestiones planteadas en este contexto es saber en qué consiste la felicidad esencial. Algunos maestros dirán que está en el amor, otros que en el conocimiento, y aún hay otros que dicen estar en el amor y en el conocimiento y, estos están más acertados. Nosotros, sin embargo, afirmamos que no está ni en el amor ni en el conocimiento, antes bien, existe algo en el alma y de ese algo emanan el amor y el conocimiento; algo que el amor no conoce como son las fuerzas del alma. Quien llega a conocer ese algo comprende en qué consiste la felicidad. Eso que él no tenía antes, no espera que algo sobrevenga, ya que no puede ni ganar ni perder nada. (Maestro Eckart, 2004, p.37)
Aproximaciones al tema (1) Parece extraño, a primera vista, proponer la “mística” como objeto de reflexión en el contexto académico. La modernidad realiza algunas divisiones, dentro de las cuales busca una ciencia no contaminada por la subjetividad. Y dentro de los factores subjetivos, la mística ocupa un lugar especial por estar asociada con lo religioso (2), cuando no con fenómenos esotéricos que normalmente parecen debidos al subdesarrollo de la racionalidad o a un pensamiento posmoderno subjetivista. Por lo tanto, trato inicialmente de situarme en relación con lo que “la palabra” podría significar dentro del tema general de la reunión del Corredor de Ideas (2011) (3) que tiene por título “Nuestro rostro latino‐americano.” No es difícil, recordando la participación en reuniones de educación popular en América Latina, verificar que en 1
Danilo R. Streck es profesor en el Programa de Posgrado en Educación de la UNISINOS (Universidad de Vale do Rio dos Sinos‐RS, Brasil). Doctorado en Educación por la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, EE.UU.) Realizó estudios posdoctorales en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Ha sido profesor invitado en la Universidad de Siegen (Alemania), Universidad de Toronto (Canadá) y en la Universidad Javeriana de Colombia. Es editor del "International Journal of Action Research". Autor de libros como: Tendencias Pedagógicas: un enfoque interdisciplinar o Pedagogía en el encuentro de tiempos: ensayos inspirados en Paulo Freire. Es co‐editor del Diccionario Paulo Freire y editor de Fuentes de Pedagogía Latino‐América: una antología, y de la Revista Internacional de Investigación‐ Acción. Contacto: UNISINOS, São Leopoldo, RS, Brasil.
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buena medida lo que “fue” y fue decisivo para muchas personas y acontecimientos importantes está conectado con la “mística”. Podría ser una celebración litúrgica sencilla, un festival cultural en las noches o una ceremonia celebrada en Guatemala antes del amanecer. Pero también pueden ser reuniones de investigación con grupos de base. Es la mística la que ayuda a percibir lo que está detrás de la diversidad de rostros que encontramos en América Latina y tal vez sea la que mejor revele el rostro del pueblo en su conjunto. El origen etimológico de la palabra es el verbo griego myein que significa permanecer o permanencia, fundamentalmente en los órganos de la percepción. Los exégetas del Nuevo Testamento dicen que el término implica dos significados distintos: a) se refiere a cosas escondidas, ocultas a nuestros sentidos; es un tipo de conocimiento que la fe posee; b) se refiere a lo que no es percibido por nuestros sentidos y sólo pertenece a Dios (Silva, 1995). Su uso actual, sin embargo, es secular y sólo lo recuerdan los grandes místicos de la historia del cristianismo, como el Maestro Eckart o Ignacio de Loyola. En la vida cotidiana, usamos más el término misterio, que no sólo tiene el mismo radical, pero es el sustantivo a partir del cual se deriva el adjetivo místico: el misterio de las novelas de detectives, los misterios del universo, del funcionamiento de nuestro cerebro, del sentido de nuestra vida, entre otros. Misterio tiene que ver con la búsqueda, con aquello que nos hace “ir al fondo”. Es un lugar de desafíos y un lugar de riesgos. En cierto sentido, es también el misterio que nos mueve en la educación: como investigador en este campo, quiero saber más sobre lo que sucede cuando los alumnos aprenden o no aprenden; o las circunstancias en las que aprenden. Una perspectiva intercultural, tratar de comprender la ceguera que no nos permite ver y reconocer al otro. El misterio y la mística, tiene que ver con el conocimiento de nuestro mundo, nuestra relación con él. No interesa en este artículo hacer una discusión filosófica sobre el conocimiento y su producción, pero tiene la intención de señalar el hecho de que parece ser el misterio el que nos desafía a querer saber. Para Paulo Freire es la curiosidad con la que venimos al mundo y que precisa ser cultivada en el proceso educativo, convirtiéndose en lo que él denomina “curiosidad epistemológica” en la medida en que –conocer un objeto‐ es en sí mismo parte de la reflexión. En sus propias palabras: “El ejercicio de la curiosidad es la forma crítica más curiosa, más metódicamente “acosadora” de su objeto. Cuanto más se intensifica la curiosidad espontánea, y sobre todo, si se “rigoriza”, tanto más epistemológica se convertirá”.(Freire 1997, p. 97) Pasemos ahora más específicamente al tema central al que este trabajo pretende contribuir: “La mística popular latino‐americana”. El título sugiere que existen más tipos de mística y que, por tanto, la mística popular es una de ellas. Entiendo lo popular como referido a los saberes y poderes al margen de la resistencia, de la supervivencia – en fin, los saberes de los que precisan o desean no necesariamente Número Uno (Febrero 2012) Issue One (February 2012)
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cambiar de lugar, sino construir otro lugar. Existe también la mística de aquellos que no quieren el cambio, con sus rituales y liturgias. O sea, la mística tiene lugar dentro de la historia, dentro de las luchas por el poder. Especificando que se trata de un misticismo popular latinoamericano, el título también sugiere que aquí se manifiesta de manera distinta de otras partes del mundo. Los cantos y danzas, los silencios pueden tener significados diversos en culturas diferentes. E incluso en América Latina y en los grupos populares latinoamericanos existen múltiples formas de misticismo. Los tres ejemplos siguientes ilustran los diferentes lugares de la mística. Ella es parte constitutiva de las comunidades eclesiásticas de base y de los movimientos de la juventud en el ámbito de la Iglesia Católica Romana (4). Leticia Da Silva (5), describe así el sentido místico en su grupo de jóvenes: La mística de nuestro grupo acontece en todos los encuentros, acontece cada vez que nos reunimos para combinar las actividades, las lecturas, las canciones, los objetos, todo lo que está en el encuentro está conectado y es esto lo que hace surgir la mística. No planeamos que en ese momento la gente va a llorar o reír, se va a emocionar o sólo va a participar; simplemente planeamos momentos en los que, espontáneamente, la participación y la emoción surgen. Incluso aquellos que vienen por la primera vez al grupo, participan y después siempre comentan que es bueno sentirse parte de ese momento, y cómo es agradable ese momento. Otro espacio donde la mística ocupa un lugar central es el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra). Gran parte de los artículos sobre el MST abordan el tema, mostrando su importancia para el mantenimiento del movimiento y los debates. Es imposible pensar en la MST sin su bandera, sus gorros, su música y sobre todo sus marchas. Ademar Bogo (MST, 1998, p. 15), uno de los dirigentes del MST que más escribe sobre el tema, demuestra las dificultades de definir el tema: La mística para los Sin Tierra, es más que una palabra o concepto. Es una condición de vida que se estructura a través de las relaciones entre personas y cosas del mundo material. Entre ideas y utopías en el mundo ideal. Es decir, son diferentes formas de motivación que buscamos para continuar luchando por una causa justa, procurando “aproximar” al futuro el momento presente. La mística, sin embargo, apenas está presente en los grandes movimientos. En una encuesta realizada en los grupos populares vinculados al trabajo del Centro de Formación Urbano‐Rural, Irma Araújo (CEFURIA), de Curitiba, era común escuchar la frase “¿Y quién se encarga de la mística?” Por ello también las reuniones de investigación incorporarán la mística para posibilitar la búsqueda colectiva de su conocimiento. Así, al iniciar una sesión, se buscaba integrar algún movimiento corporal, un canto conocido o construir una mándala, donde eran colocados objetos que pasaban a ser significativos para los miembros del grupo a partir de su experiencia. Un libro sobre un mantel en el centro del círculo formado por trabajadores de la comunidad, educadores e investigadores, tiene ciertamente un significado diferente Número Uno (Febrero 2012) Issue One (February 2012)
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para un académico que escribe libros que para una persona analfabeta que, en aquel momento, se reúnen para leer y cambiar la realidad. El papel y el lugar de la mística Al buscar definiciones y explicaciones teóricas sobre la mística, éstas parecen ser siempre parciales, tal vez por la naturaleza misma del fenómeno. O hacen hincapié en el misticismo como un fenómeno que conecta con el supuesto centro del ser o con la trascendencia, o como un instrumento político, o simplemente una dinámica. He encontrado lo que buscaba en las notas de una ronda de evaluación que el grupo de investigación realizó con entidades de grupos de educación popular, en este caso, con un grupo de economía solidaria en el proyecto CEFURIA referido anteriormente. Cuando se les preguntó sobre la importancia de la mística en los procesos de formación de grupos de Economía Solidaria, obtuvimos la siguiente respuesta: La Mística da voz a la persona, es una señal de nuestro grupo, no puede faltar – aproxima, hace pensar y reflexionar, despierta otros sentidos, es una parte de los valores. Ponemos frases de Paulo Freire, alimentos, símbolos, la Biblia. Veamos brevemente cada una de las partes: ‐ La mística de la voz: Se trata de ir más allá, de ser la voz del otro y permitir y ayudar a que eso ocurra ‐ que cada persona pueda “decir su palabra” (Paulo Freire, 1981). Para Hannah Arhent (2004), este es el primer paso para la constitución del espacio público. Stephen Stöer (2004), habla de la rebelión de las diferencias, cuando ya no quieren “ser dichas” por los otros, pero se dicen a sí mismas. En América Latina vemos como a lo largo de las décadas, desde el surgimiento de la educación popular y de la teología de la liberación de los pobres y de los oprimidos, “se generalizaron” y fueron dando lugar a rostros y voces distintas, como la de los pueblos indígenas, de los grupos de jóvenes, de las mujeres, de los trabajadores en diferentes áreas del mercado. Esto tiene importantes implicaciones en un contexto donde políticos, académicos y clérigos se han acostumbrado a hablar por el pueblo. En el campo de la investigación se produce a partir de este reconocimiento de la metodología de investigación‐acción participativa ó investigación participante. Entre sus principios está el reconocimiento del otro como sujeto capaz de ser un productor de conocimiento sobre su situación de vida y su realidad y no simplemente un informante para un especialista que tiene que interpretar las preguntas y las respuestas. Una de las funciones de la investigación es servir como instrumento de auto‐reconocimiento en la comunidad y como una ayuda para acciones de cambio.(Brandao e Streck, 2006; Fals Borda, 2009). ‐ El misticismo es una marca de nuestro grupo: ¿Por qué el MST pone a la mística como un punto no negociable en su agenda? O, ¿qué es el “tren de la CBEs”? O ¿Qué son sino las manifestaciones y marchas de los movimientos sociales? La respuesta es que se trata de buscar la “marca” del grupo, su identidad. Pueden ser consignas, cantos, oraciones – todos ellos ayudan a construir, en el lenguaje sociológico, la cohesión Número Uno (Febrero 2012) Issue One (February 2012)
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interna del grupo Y, con este contexto, a movilizarse para la acción en el mundo “allá afuera”. Cuando se habla de “nuestro grupo” puede entenderse que hay una pluralidad de místicas, debido a que estos objetos, los símbolos provienen de la realidad del grupo. Como dice la frase que sirve de referencia para esta reflexión, puede ser una palabra de Paulo Freire, la Biblia, un alimento o cualquier otro objeto que establezca alguna relación con lo cotidiano. La idea de transcendencia es ahora construida a partir de conceptos o de ideas traídas de afuera, pero emerge al tomar cosas o acontecimientos del día a día como punto de partida para la reflexión y para la proyección de nuevas realidades. Leonardo Boff explica así el sentido sociopolítico de la mística: “la mística es, pues, el motor secreto de todo compromiso, aquel entusiasmo que anima permanentemente al militante, aquel fuego interior que alienta a las personas en la monotonía de las tareas cotidianas” (Boff e Betto, 1994, p.25). ‐ La mística aproxima: La mística es común al contacto físico: un abrazo del semejante, “sintonizar” el tono de voz en el canto, recordar a un compañero o compañera enfermo o en dificultad, celebrar los logros de los miembros del colectivo o grupo. Es una especie de “cimiento” para la formación del espíritu colectivo. Se crea un espíritu de comunión que no hace desaparecer las diferencias, pero hace que éstas sean simbólicamente asumidas dentro de una unidad. Hablando de esta cercanía en nuestro grupo de evaluación, mencionamos algunos de nuestros grandes pensadores. José Martí escribe que los maestros de nuestra América deben llevar por los campos la ternura junto con los conocimientos técnicos. ¿Por qué? Para hacer verter la sangre coagulada en las venas del pueblo. Paulo Freire habla del ser amoroso como una forma de ser en el mundo. Además, no es una idealización de una supuesta naturaleza amorosa del pueblo Latinoamericano, sino como una necesidad para la recuperación de la dignidad del oprimido. ‐ Te hace pensar y reflexionar: Es erróneo relacionar la mística con un sentimentalismo excesivo. En un informe de nuestra evaluación, que parte de la investigación se demostró que, en una de las panaderías de una de las comunidades periféricas de Curitiba, tenían un fondo místico. Las mujeres tomaron elementos de su trabajo para la reunión: llenaban un vaso con agua, un poco de azúcar y aceite. ¿Qué pasa cuando se mezcla el agua y el azúcar? ¿Y cuando se añade el aceite? Pues hace al grupo pensar acerca de la vida y de la relación con el grupo, con la comunidad, es un paso muy simple y se convierte en un ejercicio al alcance de todos. Se dice que no solo ayuda a pensar, sino que “hace pensar” el introducir un elemento que provoca y perturba. Dijo un erudito bíblico muy conocido, que en los tiempos de oro de la lectura popular de la Biblia, el estudio de la Biblia era la liturgia. Creo que éste es el sentido de hacer pensar y reflexionar. Sabemos de grupos populares que cultivaban etimológicamente esa curiosidad y estudiaban griego y hebreo para poder leer la Biblia no vernácula. Número Uno (Febrero 2012) Issue One (February 2012)
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Igualmente eso, “hacer pensar” da razones para un no agotamiento de la experiencia por la razón. Eymard Vasconcelos habla de su experiencia como médico y educador popular, y tiene la obra de Carl Jung como una de sus referencias: El intenso dinamismo experimentado en la experiencia mística proviene de las zonas más profundas de la subjetividad y el inconsciente, en el que la voluntad sólo puede estar dispuesta a aceptar o negarse a participar. Lo que sigue de esta experiencia es impredecible y traza un gran impacto en la vida de quien a ella se entrega. Se movilizan sentimientos y emociones muy intensas, capaces de liberar sorprendentes energías de transformación interior y para hacer frente a la realidad externa. (Vasconcelos, 2011, p. 35) Frei Betto y Leonardo Boff (1994, p. 15) expresan la misma comprensión de misterio y de mística en relación con el pensamiento: El misterio corresponde a “la dimensión de la profundidad que se inscribe en cada persona, en cada ser, y en la totalidad de la realidad y que es, un carácter definitivamente indescifrable.” Reconocer el misterio y la mística no significa abdicar de procurar respuestas, pero sí reconocer las fuerzas donde se origina el dinamismo de la vida, el espejo de libertad y de saber y ser más. El mito bíblico de la creación del hombre y de la mujer coloca en entredicho el conocimiento del bien y del mal como un castigo a las creaturas por comer de la fruta que les permitiría conocer como su creador. Desde una perspectiva secularizada, se trata del reconocimiento de los límites de la inteligencia humana. En el mito de la creación del maya‐quiché (Popol Vuh), los dioses igualmente lanzan un velo sobre los ojos de sus criaturas para que no compitan con ellos en el conocimiento de las cosas del mundo. Esto plantea el desafío constante de pensar, sabiendo que el resultado del esfuerzo jamás será definitivo. ‐ La mística despierta otros sentidos: Esta afirmación es de extrema riqueza, porque apunta a varias posibilidades de entendimiento: 1. En la escuela aprendemos desde niños que tenemos cinco sentidos. Para mí fue una sorpresa oír de un indígena colombiano que ellos tienen más sentidos para relacionarse con el mundo. Incluían en ellos los sueños, la habilidad de predecir el futuro, entre otros. Con ello están diciendo que existen muchas formas de “sentir” el mundo y de dar sentido a las cosas que nos rodean. 2. Despertar los sentidos puede ser como una forma de “abrir la cabeza” para lo inusitado, lo diferente. El místico se basa en la metáfora: el agua ya no es simplemente H2O, sino también fuente de vida; una azada simboliza el trabajo en la tierra, etc. Boaventura de Sousa Santos (2004, p. 782) critica la razón técnico‐científica por su carácter metonímico, o sea, reduccionista por tomar la parte por el todo. En lugar de una lógica que se cierra (como el discurso académico), aquí tenemos una lógica que se abre (tal vez más próxima al ensayo). 3. La referencia a los otros sentidos, puede estar relacionada con Mário Peresson (1994) las llamadas “otras racionalidades”. Al lado de la racionalidad moderna Número Uno (Febrero 2012) Issue One (February 2012)
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científico‐técnica, deberíamos reconocer nuestros grupos populares, por lo menos otras dos racionalidades: la simbólica (el símbolo como elemento capaz de evocar, de llevar a cabo, de provocar y de convocar) y la sapiencial (la sabiduría como un saber radical sobre el sentido último de las cosas). En consecuencia, dijo, podríamos hablar desde una perspectiva popular, de una verdadera ruptura epistemológica que supera la lógica moderna, científica y racional. 4. La mística no puede desgajarse del arte. Hacen parte de la mística la música, los adornos de flores, las poesías, los niños, las mándalas en el centro de la calle. No es por casualidad que la pedagogía de Paulo Freire se desenvuelve en el contexto del Movimiento de la Cultura Popular de Recife, en el que participan, entre otros, artistas e intelectuales. ‐ La mística es intercambio de valores: Un pensador venezolano, Alejandro Moreno Olmedo (1993), argumenta que en las culturas populares encontramos al homo convivialis (no el moderno homo aeconomicus, ni el posmoderno homo ludens, ni tampoco el novísimo homo zapiens). Ahora se puede, también de forma ingenua, idealizar las culturas populares. Basta que se reconozca, sin un juicio de valor a priori, que allí se cultivan y reparten valores que ayudan a sobrevivir y a resistir en un ambiente repleto de dificultades. Y más que eso, contienen importantes enseñanzas para toda la sociedad. En la actual crisis, identificada por algunos como crisis de civilización y no sólo de un modelo de desarrollo, algunos valores ‐o contra valores‐ cultivados por la mística popular pasan a ser vistos como señales de esperanza y no de atraso. Sin duda uno de estos es la solidaridad, que hoy se concretiza en millares de empresas de economía solidaria que se debaten entre la integración a la lógica capitalista hegemónica o la construcción de formas alternativas de producir y consumir. ‐ La mística no puede faltar: Así dicen los grupos y movimientos que de ella se alimentan. Para nosotros, en la academia quedan algunas preguntas a partir de la reflexión más arriba indicada: ¿Esta mística es solamente un objeto de estudio? ¿Qué mística nos alimenta en el mundo educativo? ¿Buscamos o desechamos el contagio con una mística popular de nuestro diversificado rostro latinoamericano? El testamento que yo llamo de Edgar Morin (2000, p. 61) argumenta que apoyarse en la mística popular puede ser una condición indispensable para producir un conocimiento transformador: La búsqueda, los descubrimientos, avanzan en el vacío, en la nada de la incertidumbre y en la incapacidad de decidir. El genio brota en la brecha de lo incontrolable, allí donde la locura ronda. La creación brota de la unidad entre las oscuras profundidades psico‐ afectivas y la llama viva de la conciencia. Como educadores, el misterio y la mística son elementos esenciales para reconocer el lugar donde se desarrolla lo aprendido. Una mística crítica, esto es, que no niega el intelecto y la reflexión, donde las certezas ceden el lugar a las posibilidades, el Número Uno (Febrero 2012) Issue One (February 2012)
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individuo reconoce sus limitaciones y apuesta por el diálogo con el otro, y profesores y alumnos están sujetos de cuerpo y mente a enseñar y a aprender. Notas 1. Colaboran en la investigación para el presente texto los siguientes becarios de iniciación científica: Letícia da Silva (FAPERGS), Jonas Hendler da Paz (CNPq), e Vinicius Masseroni (UNIBIC). 2. El tratamiento del tema en la sociología moderna tiende a limitarse al campo religioso que, según Sell e Brüseke (2006 p. 151), implica una especialización temática, pero “anula la dimensión `crítica´ del tema de la mística como un lugar privilegiado para el pensamiento , a partir del `otro´, de la razón, `condición y `contradicciones´ de la modernidad racionalizada de los tiempos modernos.” 3. El Corredor de las Ideas del Cono Sur es una instancia de encuentro y reflexión de humanistas y estudiosos del pensamiento y de las culturas latinoamericanas, en la que participan los países del Cono Sur de las Américas, y se celebra cada año en una universidad distinta de la región. En septiembre de 2011 se realizó el XII Encuentro, en la Universidad del Valle de Rio dos Sinos – UNISINOS (Brasil) 4. La mística medieval, de la que el maestro Eckart fue un exponente, puede ser vista como una rebelión contra la racionalización teológico de la escolástica. Sobre la relación entre teología, mística y magia ver Sell y Brüseke (2006, p. 169‐181). 5. Leticia da Silva, licenciada en Historia en UNISINOS, y secretaria del CLJ Área Montenegro. Traducción: Concepción Manrique de Lara (ECM) Notas bibliográficas ‐ ARENDT, Hannah. A condição humana. 10. ed. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2004. ‐ BOFF, Leonardo e BETTO, Frei. Mística e espiritualidade. Rio de Janeiro: Rocco, 1994. ‐ BRANDÃO, Carlos R. e STRECK, Danilo. Pesquisa participante: o saber da partilha. Aparecida: Idéias e Letras, 2006. ‐ ECKART, Mestre. Sobre o desprendimento e outros textos. São Paulo: Martins Fontes, 2004. ‐ FALS BORDA, Orlando. Uma sociologia sentipensante para América Latina. Bogotá: Siglo del Hombre Editores y Clacso,2009. ‐ FREIRE, Paulo. Pedagogia da autonomia: Saberes necessários à prática educativa. Paz e Terra, 1997. ‐ FREIRE, Paulo. Pedagogia do oprimido. 9. Ed. São Paulo: Paz e Terra, 1981. ‐ MORENO OLMEDO, A. El aro y la trama: episteme, modernidad y pueblo. Caracas: Centro de Investigaciones Populares, 1993. ‐ MORIN, Edgar. Os sete saberes necessários à educação do futuro. São Paulo: Cortez, 2000. ‐ MST. Mística: uma necessidade no trabalho popular e organizativo. Caderno de Número Uno (Febrero 2012) Issue One (February 2012)
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Formação n° 27. São Paulo, 1998, p.15. ‐ PERESSON, T.( S.D.B.), Mario. Educar desde las culturas populares. Cuadernos de Educación y cultura. Bogotá: Família Salesiana, 1994. ‐ POPOL VUH (Las Antíguas Histórias del Quiche). Versión Adrián Recinos. México: Editorial Concepto, s.d. ‐ SANTOS, Boaventura de Sousa. Para uma sociologia das ausências e uma sociologia das emergências. In: SANTOS, Boaventura de Sousa (Org.). Conhecimento prudente para uma vida decente: “Um discurso sobre as ciências”revisitado. São Paulo: Cortez, 2004. p. 777‐815. ‐ SELL, Carlos Eduardo e BRÜSEKE, Franz Josef. Mística e sociedade. Itajaí: Universidade do Vale do Itajaí; São Paulo: Paulinas, 2006. ‐ SILVA, Jessé Pereira da. A mística do princípio protestante em Paul Tillich. Cadernos de Pós‐Graduação/Ciências da Religião (Pastoral e mística), n. 8, ano XIII, n. 8, 1995. p. 49‐66. ‐ STOER, S.R.; MAGALHÃES, A.M; RODRIGUES, D. Os lugares da exclusão social: um dispositivo de diferenciação pedagógica. São Paulo: Cortez, 2004. ‐ VASCONCELOS, Eymard Mourão. A espiritualidade no trabalho em saúde. 2. Ed. São Paulo: Hucitec, 2011.
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