De dónde vienen las ideas Flipbook PDF

libro album. de dónde vienen las ideas

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N D A O C S U U N B A S I D Á EA? T S ¿E

Clara Marcenaro ilustraciones Oliver Fagnani

Oliver miraba su hoja en blanco con la cabeza cansada. No era la primera sobre su escritorio esa tarde. Ya rebalsaba el tacho de basura con bollos de papel con más garabatos que palabras. Cuando esto pasaba se preguntaba por qué a otros de sus compañeros le salía más fácil y rápido que a él. No es que no supiera escribir, eh. Podía escribir perfectamente las palabras y hasta poner los puntos y comas. No le costaba escribir, le costaba pensar qué escribir. Decía que no tenía ideas, que no sabía inventar cosas… Por eso prefería dejar la tarea para hacer en casa y que alguien de su familia lo ayude.

Ya no había uñas para morder y la silla se estaba poniendo incómoda. Decidió entonces ir a dar una vuelta manzana que era para lo único que podía salir sólo de su casa.

M ie n

tras caminaba pensaba

s s e e t t a a r r a a m m : : u u s s a a a a íe dirí r i d e lque l e u q en en

Casi como un chiste, apareció lo que parecía ser la solución. Era la esquina de siempre de su casa que estaba HQFRQVWUXFFL®QKDF¨DWLHPSR\DOůQODKDE¨DQLQDXJXrado.

Vio la puerta abierta

y decidió asomarse.

Entró despacito y en silencio esperando a encontrar al dueño del local, pero no había nadie. Sin embargo empezó a explorar el lugar.

El lugar era más grande que un estadio. Estaba todo pintado de blanco, y cubierto de espejos... Tuvo la misma sensación que en su cumpleaños cuando abrió un regalo pensando que iba a ser su videojuego favorito y en su lugar había una campera. Estaba siendo larga “la vuelta a la manzana” y decidió marcharse.

Al salir vio que dos vecinos entraron muy contentos al lugar. Miró su reloj, y aunque no le iba a gustar nada la cara de sus papás si se demoraba, volvió a entrar. Vio que cada uno eligió un espejo diferente. Se miraban, se reían, conversaban y anotaban en una libretita.

Podría haberles preguntado qué hacían con esos espejos y aclarar sus dudas, pero ¿vieron cuando no querés que te den la respuesta a un acertijo o adivinanza porque la querés averiguar vos? Eso mismo le pasó a Oliver.

Ya era demasiado tarde y no dudó sobre las caras que lo esperarían en su casa. Salió corriendo y obvio que ahí estaban , tal cual los había imaginado, pero encontró la excusa perfecta.

. . a a r r o o ñeñ e s s AA a a yuyduédéa a n n u u a a e e l l l l a a c c crcurza uza r lrala

Durmió muy poco esa noche porque no paraba de pensar en aquel extraño lugar, y obviamente en su tarea. Cada vez faltaba menos para la entrega.

Al día siguiente, apenas sonó su alarma hizo videollamada con sus amigos y les contó sobre aquel cuarto espejado con lujo de detalles.

Sin dudarlo, decidieron ir juntos esa tarde, cuando volvían del colegio. De nuevo tenía que ser una “pasada rápida”.

Hicieron tal cual les había dicho Oliver: con libreta en mano se pararon frente al espejo. 6XVUHŰHMRVTXHGDURQHQXQVHJXQGRSODQRSRUOD cantidad de imágenes móviles que se les aparecían.

n n c c e e o o e e n u u tnrtér!é! q q o o l l n n e e ir ir ¡M¡M

Sin entender de qué hablaba Julia, todos corrieron a su lado. Pero no vieron nada de lo que ella decía. Cada uno seguía viendo lo mismo, imágenes revoloteando y tras ellas, su UHŰHMR-XOLDOHVH[SOLFDEDTXHUHFRQRF¨DODVPD\RU¨DGHODV cosas que veía porque eran personajes de sus cuentos. Entre ellos, encontró al nuevo protagonista de su historia y lo dibujó en su libreta.

Todos volvieron a sus espejos y comprendieron lo que Julia decía. Aquellas imágenes dando vueltas eran las ideas que alguna vez habían tenido. También aparecían nuevas, pero si no les prestaban atención, se iban y ya no las veían...

Oliver no reconocía muchas ideas en su espejo. No estaban la de los cuentos anteriores. Detrás de tantas imágenes revoloteando la vio bien chiquita… pero ahí estaba. Como si las ideas estuvieran alUHGHGRUVX\RUHŰHMœQGRVHHQHOHVSHMR$JLW®VXVEUD]RV para correrlas y así poder verla bien. Tanto espacio le dio a esa pequeña idea que creció hasta ocupar todo el espejo. Era justo la que necesitaba para que los personajes de sus cuentos entren en acción. Todos empezaron a encontrar lo que tanto buscaban. Estaban tan divertidos que empezaron a hablar de sus ideas y a compartirlas para crear historias juntos.

Luego de despedirse de sus amigos, Oliver volvió corriendo a su casa, pero esta vez, no por la hora, ni caritas de enojo. Su mano estaba inquieta por escribir. No quería que la idea se escapara. Qué linda sensación que tuvo Oliver esa tarde. No sólo había escrito el cuento él sólo, sino que lo había creado él, y puso algunas ideas que le dieron sus amigos.

Volvió varias veces a ese lugar para estar seguro de encontrar buenas ideas. Pero después de un tiempo ya no fue necesario.

Oliver entendió que las ideas están revoloteando por ahí… Sólo es necesario estar listo para anotarlas y que no se escapen, porque si la dejás ir va a otra personita cercana…

Pero cuidado, no intentes anotar las ideas cuando estás andando en bici.

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