De los cuatro capítulos o panfle

NOTAS LA ARROGANCIA VIRTUOSA * Rodolfo Vázquez * * D e los cuatro capítulos o panfle­ del derecho, que es en 10 que he ve­ tos ' civiles' o ' ra

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INTRODUCCION A LOS CUATRO EVANGELIOS Los cuatro evangelios no son cuatro diferentes ediciones de la vida de Cristo, sino cuatro pinturas de Cristo des

Story Transcript

NOTAS

LA ARROGANCIA VIRTUOSA *

Rodolfo

Vázquez * *

D e los cuatro capítulos o panfle­

del derecho, que es en 10 que he ve­

tos ' civiles' o ' razonables ' �como

nido trabajando durante los últimos

los llama Carlos Pereda� que com­

años; me refiero al �iemp10 de la im­

ponen este exquisito libro, quisiera

punidad de que gozan los violado­

detenerme en el segundo, titulado:

res de los derechos humanos. Pero

"¿Hay que defender la primacía de

antes de pasar a los comentarios pun­

la moral?" por dos razones: 1 . en mi

tuales de este capítulo me parece ne­

lectura del libro creo que es en este

cesario decir, al menos, que e1 1ibro

capítulo donde el autor condensa

en su conjunto debe ubicarse, por un

mej or sus argumentos fi10soficos, y

lado, en la filosofía instalada baj o el

2. me resultó especialmente provo­

signo de 10 que Habermas denomina

cador uno de los ej emplos que ilus­

"el pensamiento postmetafísico", a

tran su posición porque tiene que ver

partir de 10 que se ha dado en llamar

no sólo con cuestiones éticas s ino

' el giro lingüístico ' ; y por el otro,

también con problemas de filosofía

en lo que se conoce desde principio s

* Comentarios a Crítica de la razón arrogante de Carlos Pereda ( 1 998, Mé­

ción de la razón práctica", a partir

xico, Tauros) leídos en la Universidad

del Claustro de Sor Juana el 26 de oc­

de los setenta como "la rehabilita­ de lo que, para seguir con el símil, podríamos llamar ' el giro moral' .

tubre de 1 999 con la participación de

Baj o estas coordenadas el trabaj o

** D epartamento Académico de De­

analítica; pero no se agota en los pro­

Adolfo Castañón y el autor.

recho, ITAM.

queda enmarcado en la tradición

blemas de metaética sino que asume

147

NOTAS

explícitamente los retos de la ética

pasado a la arrogancia normativista

normativa. Desde esta p erspectiva,

moralizante, que piensa que toda la

como veremos, Pereda hace suyas

complejidad se puede reducir a unos

las premisas básicas de una ética que

poco elementos, a un tipo de norma,

no dudaría en calificar de liberal, si

por ej emplo las morales. Contra la

bien de un liberalismo moderado o,

para usar sus propios términos, 're­

aboga por una ' razón virtuosa ' . Una

flexivo' o ' aspectal ' .

razón imaginativa, abierta a la incer­

lista' y su decidida indiferencia o

interpelar.

1 . Contra l a ' arrogancia neutra­

rechazo a las razones morales, ante­

tidumbre' que argumenta y se dej a

2. Pero rechazar los extremos, y

rior a la década de los setenta, se

especialmente la razón moralizante,

plantea desde principios de la misma

no significa el rechazo de la morali­

una revitalización de la moral, una

dad sin más. Para Pereda en el con­

re-moralización delmundo. Pero, se

texto de las sociedades modernas, la

pregunta el autor: "¿hay que defen­

moralidad supone la aceptación de

der esa enérgica subordinación de

148

razón arrogante, Pereda propone y

al menos dos principios regulativos:

todas las razones a las razones mora­

el de universalidad o mandato de

les?" Contestar afirmativamente sería

igualdad ("no hagas a nadie 10 que

aceptar, en este movimiento p endu­

no quieras que te hagan a tí") y el

lar, otra fOlIDa de arrogancia, no ya

de autonomía personal ("cualquier

neutralista sino la arrogancia mora­

agente debe auto determinar su vida,

lista. Ambas igualmente dogmáti­

sin permitir que sus deci siones le

cas, excluyentes, fieles seguidoras

sean ' arrancadas' por la opresión

de la regla de la desmesura: siempre

externa o la propia incontinencia"),

es bueno más de lo mismo y nada de

dado que ambos principios son "re­

lo otro. Conservadora por definición

glas constitutivas de la institución de

y autoritaria, la razón arrogante se

la moralidad". No hay moral si al

ubica siempre en los extremos; supo­

menos no s e aceptan estos dos prin­

ne un exceso de autoafirmación que

cipios.

se configura por un exceso de des­

tiene que ver con la existencia, ne­

El

problema, entonces, no

precio: "los desbordes del yo se apo­

cesidad o importancia de la morali­

yan en un implacable desdén por el

dad. La pregunta medular más bien

valor del otro y, en general, un tener

es si estos principios -el de univer­

en menos a todo 10 otro". De la arro­

salidad y el de autonomía personal­

gancia neutralista, que cree que se

constituyen "criterios precisos, fijos y

puede prescindir de las normas, se ha

generales para generar y juzgar los

NOTAS

pensamientos, los deseos, las emocio­

civil del derecho al honor contra un

nes y las acciones" de los individuos,

periodista, un entrevistado (exj efe de

y si realmente deben concebirse como

la Gestapo de nombre Léon Degre­

las razones últimas, es decir, a las que

He) y el director de la revista Tiempo,

deben subordinarse todas las demás.

que en el No. 1 68 , correspondiente

3. Para responder a este cuestiona­

a la semana del 29 de julio al 4 de

miento, por lo pronto Pereda comien­

agosto de 1 985, publicó un reportaj e

za por distinguir dos modelos de

titulado "Cazadores de nazis vendrán

moralidad: la que llama ' criterial' ,

a España para capturar a Degrelle",

que responde afirmativamente, e s

donde Degrelle afmnaba 10 siguiente:

decir, tales principios deben conce­ birse como criterios precisos y gene­

-¿Los judíos? Mire usted, los ale­

rales; y la ' reflexiva' , que debilita

manes no se llevaron judíos bel­

tales pretensiones de generalidad y

gas, sino extranj eros. Yo no tuve

precisión. Planteado en otros térmi­

nada que ver con eso. Y evidente­

noS: formalismo moral o ética de los

mente, si hay tantos ahora, resulta

imperativos, como Kant; o ética de

difícil creer que hayan salido tan

la virtud, de la ' vida buena' o de la

vivos de los hornos crematorios.

moral comunitaria a la manera de

-El problema con los judíos es

Aristóteles y Hegel. Si entendí bien

que quieren ser siempre las vícti­

a Carlos, no se trata de negar los

mas, los eternos perseguidos; si

rasgos positivos de una ética criterial

no tienen enemigos, los inventan.

pero si de acentuar la insuficiencia

-Falta un líder; ojalá que viniera

de ésta cuando se trata de enfrentar

un día el hombre idóneo, aquel

los casos límite, difíciles, trágicos o

que podría salvar Europa . . . Pero

de ' no ganador absoluto' . Permítan­

ya no surgen hombres como el

me traer a cuento un caso judicial,

Führer...

entre los miles existentes, que puede

-Han sacado los huesos y hasta

mostrar esta situación dilemática,

los dientes de Mengele. . . ¡Hasta

como el de Violeta Friedman, judía

dónde llega el odio! A mi juicio,

que estuvo internada en el campo de

el doctor Mengele era un médico

exterminio de Auschwitz, donde toda

normal y dudo mucho que en las

su familia murió en la cámara de gas

cámaras de gas existieran alguna

por orden del doctor Mengele. La

vez, porque hace dos años que hay

Sra. Friedman formuló ante el juz­

una recompensa en los EE.UU.

gado de primera instancia No. 6 de

para aquel que aporte pruebas de

Madrid una demanda de protección

las cámaras de gas. Son 50 millo-

149

NOTAS

nes de dólares y todavía no ha ido

mitiria la justificación de una deci­

nadie a recogerlos.

sión desencarnada.

La señora Violeta Friedman se

parcialidad y de autonomía personal

sintió ofendida por estas declaracio­

que en el contexto de la tradición

Si aceptar los principios de im­

nes, intuyo que con toda razón, e interpuso la demanda. Su derecho al

150

ilustrada definen distintivamente a

un liberal, Pereda es un liberaL Si

honor y el de su familia entró en

de 10 que se trata es de suavizar su

conflicto con el derecho a la líber­

rigidez y generalidad para enfatizar

tad de expresión del periodista, del

los rasgos peculiares que definen el

entrevistado y del director de la

'carácter' de un individuo (genero­

revista. Ambos derechos se hallan

sidad, templanza, valentía, honor,

consagrados en la Constitución, es

culpa, remordimiento, indignación),

decir, ambos tienen el mismo nivel

entonces Pereda es un liberal, pero

jerárquico, son generales y fueron

reflexivo, o mejor, un liberal "que

promulgados y publicados al mismo

sopesa, gradúa, matiza, separa y re­

tiempo. El caso y la resoluciónjudi­

laciona las varias facetas de una

cial dividió a la opinión pública. En

cuestión"; que está atento a los ' as­

estos casos trágicos, creo con Javier

pectos ' de un asunto, es decir, un

Muguen'a, "que la conciencia moral

' liberal aspectal'

del juez no es algo que éste pueda

.

*

5. Permítanme pasar ahora al caso

colgar en el perchero, como hace con

que propone Carlos para dar cuenta

el abrigo, al vestirse la toga y pasar

de las relaciones entre derecho, moral

a la sala donde aplica la ley", pues

y política: el de "la impunidad que

aquí no es válido postergar la deci­

suelen gozar los violadores de los

sión indefinidamente como puede

derechos humano s". Como puede

suceder con la ética en la vida cotidia­ na. El juez está obligado a resolver.

4. En una situación semej ante, Carlos Pereda, pensaría que la ética reflexiva está mej or equipada para resolverla, sin que esto suponga caer en el extremo de la casuística arbi­

traria. Por el contrario, una ética cri terial perdería de vista las peculia­ ridades de las personas implicadas,

el sentido comunitario, es decir, per-

advertirse, no sólo es un ejemplo que goza de plena actualidad sino que per*

Para satisfacer a los curiosos informo

que el juzgado que conoció del caso falló en contra de la señora Friedman; en se­

gunda instancia se confirmó el fallo; y el Tribunal Supremo ante el recurso de casación por infracción de ley, también

resolvió en contra. Se privilegió el dere­

cho a la libertad de expresión por encima

del derecho al honor de la Sra. Friedman.

NOTAS mite el análisis ético, político yjurí­

olvido' en el presente y hacia el futu­

dico como quizás pocos ej emplos 10

ro con la idea de construir institucio­

puedan hacer hoy día. Carlos co­

nes democráticas justas. ¿Acaso, se

mienza por presentar las dos alter­

pregunta Carlos, 10 que importa en

nativas que se han ofrecido para la

la vida no es el presente y su prolon­

solución de este problema a partir

gación en el futuro? Pero, ¿en pro de

del fin de la segunda guerra mundial:

la conquista de aspectos muy desea­

a) la estrategia moral y jurídica del

bles de la 'buena vida' social -paz,

'juicio y castigo', o b) la estrategia

democracia, estabilidad. . .- se deben

política del 'perdón y olvido ' .

eliminar las exigencias de la 'vida

En la primera, el mensaj e que los

buena' , las exigencias morales?

aliados quisieron enviar a los mi­

Carlos piensa que la opción por una

litares nazis, a partir del juicio de

o por otra llega a ser perniciosa. Son,

Nürenberg, fue el de cumplir con el

de nueva cuenta, manifestaciones de

punto de vista moral, con toda la

una razón normativa arrogante. Más

fuerza del derecho. Recordemos que

aún, el propio planteamiento de una

las razones morales fueron tan rele­ vantes que pasaron por encima del

principio jurídico de la no aplicación

retroactiva de las leyes penales en per­

alternativa inconciliable y la consi­

guiente elección de una de ellas es otra forma de apelar a la razón arro­ gante. En este caso, la alternativa se

juicio del inculpado, situación que

estaría planteando exclusivamente

suscitó la conocida polémica entre

desde la perspectiva del derecho como

Herbert Hart y Gustav Radbruch. En

única vía de resolución de un con­

la segunda se ha apelado a la estrate­

flicto; pero éste, si bien es un ins­

gia po litica de reconciliar y estabili­

trumento imprescindible de la vida

zar a aquellos estados que salían de

civilizada, "no agota las posibili­

dolorosas dictaduras y que habían

dades personales ni las sociales de

dividido a grandes sectores de la po­

juzgar". Pereda piensa que existen

blación. La estrategia ético-jurídica

otras posibilidades. Veamos.

del juicio y castigo cedió en estos

7. En un Estado de derecho, pien­

casos ante la estrategia política. Pen­

sa Pereda, sólo se puedejuzgar indi­

semos , por ej emplo, en las transicio­

viduos en un juicio l egal aportando

nes de España, Sudáfrica, Chile y

pruebas de acuerdo a procedimien­

Argentina.

tos establecidos por la misma ley

6. Como es fácil . de apreciar, la

(principio de legalidad). Sin embargo,

estrategia del 'juicio y castigo' se di­

cuando se trata de un pasado de ho­

rige hacia el pasado; el 'perdón y el

rror, más que eljuicio y castigo, debe

151

NOTAS importar ' despersonalizar el j uicio'

la moral, hay que defender la subor­

y tratar de resistir a los deseos de

dinación de todas las razones a las

venganza. Pereda echa mano al pro­

morales? la respuesta es no, pues

cedimiento de "reformulación de los

hacerlo en estas circunstancias no

problemas y el debate", sugiriendo

parece aconsejable.

para el caso, cambiar una formula­

8 . Espero no malinterpretar la

ción ético-jurídica por una política,

propuesta de Carlos. Si mi interpre­

consistente en "abandonar la esfera

tación es correcta entonces debo

de competencia del derecho e ins­

manifestar algunas dudas y, quizás,

titucionalizar en la vida pública la

algún desacuerdo. Siempre a la luz

memoria social del terror" . En estas

del ej emplo propuesto -la impuni­

circunstancias, la razón reflexiva o

dad de los violadores de los dere­

aspectal debe sustituir a la razón

chos humanos- tengo la impresión

arrogante criterial propia del dere­

de que Pereda parte de una concep­

cho y sus normas generales, fij as,

ción demasiado estrecha del Estado

pena (finalmente una versión más

clusivamente en su acepción débil o

con una concepción retributiva de la

152

de derecho, ya que concibe a éste ex­

sofisticada del "ojo por ojo y diente

formal y no en la fuerte o sustantiva.

por diente") para dar lugar a una re­

En los términos de Luigi Ferrajoli,

construcción de la "historia patria"

quien sigue en este punto a Norberto

que recoj a el sufrimiento de las víc­

Bobbio, la acepción débil del Esta­

timas como parte del pasado, de la

do de derecho significa que "cual­

propia tradición y advertencia de

quier poder debe ser conferido por

las permanentes amenazas latentes.

la ley y ejercido en las formas y pro­

El principio de legalidad, que no es

cedimientos por ella establecidos",

sino la expresión en el derecho del

mientras que la acepción fuerte im­

principio de universalidad en la

plica que "cualquier poder debe ser

moral, debe ceder o debe adecuarse

limitado por la ley, que condiciona

a las exigencias de una razón reflexi­

no sólo sus formas sino tambi én sus

va que busca institucionalizar la me­

contenidos". Como puede apreciar­

moria social del terror. Recordar, sí,

se, en la acepción fuerte, los poderes

pero sin venganza. Es probable, conti­

del Estado se hallan al servicio de

núa Carlos, que esta exigencia resul­

los derechos humanos, con 10 que el

te insuficiente frente al sufrimiento

poder queda limitado no sólo en sus

vivido; quizás sea una herramienta

formas y procedimientos sino en

frágil, pero es la única. A la pregun­

sus contenidos, es decir, por los de­

ta: ¿hay que defender la primacía de

rechos de los propios individuos.

NOTAS Una c(lt)cepción débil o fonnalista, grala al positivi�ojurldico, podría

pendiente; el principio de legalidad

de la Administración y de c"ntro¡

.03lener que no e. inoompatible el

tantojudicial CO

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