Vetera corpora morbo afflicta Actas del XI Congreso Nacional de Paleopatología Malgosa A, Isidro A, Ibáñez-Gimeno P, Prats-Muñoz G (eds.) (2013) ISBN: 978-84-940187-5-6. p 549-572
DEMOGRAFÍA Y LESIONES DE GUERRA EN UNA FOSA COMÚN DE SOLDADOS DE LA BATALLA DE ALFAMBRA (SINGRA, FEBRERO 1938) Polo Cerdá M1, García-Prósper E1, Cruz Rico E1, Ruiz Conde H1 1
Grupo Paleolab, Apdo. correos 6017, CP 46011, Valencia
Correspondencia a:
[email protected]
RESUMEN. Entre los días 5 y 7 de febrero de 1938 se desarrolló la denominada Batalla de Alfambra (en el contexto de la Batalla por la toma de Teruel). Supuso el plan de ataque final a las posiciones del Ejército republicano, que sufrió centenares de bajas y quedó aislado en una amplia zona de territorio situada entre las poblaciones de Singra, Villarquemado y Camañas. Por primera y única vez en la Guerra Civil, entra en combate una gran unidad de caballería. Entre diciembre de 2007 y agosto de 2008 Grupo Paleolab realizó la exhumación de una fosa común en el interior del cementerio de la localidad de Singra (Teruel), correspondiente a soldados fallecidos en la mencionada batalla y cuyos cuerpos quedaron en las tierras de cultivo que circundan la población. Se recuperaron un total de 36 esqueletos. Se realizó un estudio antropológico que ha permitido establecer que todos los esqueletos son varones con edades preferentemente muy jóvenes (15-30 años). En la mayoría de ellos se pudo establecer la talla por diversos métodos. Desde el punto de
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vista patológico se han documentado abundantes ejemplos de lesiones perimortem de guerra por armas de fuego, pero también se han podido analizar heridas inciso-punzantes craneales compatibles con el uso de armas blancas que pudo utilizar la unidad de caballería. PALABRAS CLAVE: Fosa común, 1938, paleopatología, guerra, caballería, Singra ABSTRACT. Between the 5th and 7th of February 1938 a battle known as the Battle of Alfambra was fought between the villages of Singra, Villarquemado and Camañas. This battle, which was fought within the greater context of the Battle of Teruel, was part of a planned final assault on Republican Army positions, who suffered hundreds of losses in the event. For the first and only time in the Civil War a great amount of cavalry took part in combat. Between December 2007 and August 2008, the Paleolab Group exhumed the bodies of a common grave within the cemetery at Singra (Teruel). These bodies correspond to soldiers who fell in the aforementioned battle and whose corpses lay strewn over the farmed land around the village after the fighting. A total of 36 skeletons were recovered. An anthropological study has successfully determined that all bodies were male of a very young age (15-30 years old). The height of the majority could be determined through various methods. From a pathological perspective, an abundant amount of perimortem war lesions from firearms were recorded, but several injuries to the cranium were found which could be attributed to bladed weapons as were commonly used by cavalry units. KEYWORDS: Common grave, 1938, paleopathology, war, cavalry, Singra
INTRODUCCIÓN Entre diciembre de 2007 y agosto de 2008 Grupo Paleolab realizó en diferentes fases la exhumación de una fosa común de grandes dimensiones en el interior del cementerio de la localidad de Singra (Teruel).
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Singra es una localidad que pertenece a la comarca del Jiloca. Se encuentra a 1047 SNM y a 32 kilómetros de Calamocha, cabecera comarcal, en el límite con la comarca Comunidad de Teruel. Esta zona es un territorio muy plano. El pueblo se asienta sobre una de las pequeñas elevaciones rocosas que sobresalen en el cerro de una llanura aluvial encajonada lateralmente por la Sierra Palomera y las estribaciones de Sierra Menera. El cementerio se encuentra situado a 904 m de distancia de la población, en dirección Este, y tiene una superficie aproximada de 1067 m2. La fosa común exhumada corresponde cronológicamente a la “Batalla de Alfambra” y los esqueletos recuperados corresponden a los soldados caídos durante aquella (mayoritariamente del ejercito republicano), cuyos cuerpos quedaron en las tierras de cultivo que circundan la población de Singra (fundamentalmente se encontraban entre el paisaje de campos de cereales que rodea al municipio) (Fig. 1), y que vecinos de la misma se encargaron de inhumarlos posteriormente tras la retirada de las nieves del invierno (estas circunstancias se han contrastado a través de varios testigos vivos cuyos testimonios orales fueron recogidos durante 2007-2008).
Figura 1. Soldados durante a batalla de Alframbra en los campos de cereales que circundan la población de Singra (Modificado de: Teruel, la batalla del frío. Febrero 1938. Colección La Guerra Civil Española mes a mes. vol. 22. pg. 8. Editorial Biblioteca El Mundo. 2005).
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La “Batalla de Alfambra”, forma parte del contexto bélico de la Guerra Civil en Teruel, y aunque no es nuestro cometido efectuar ninguna investigación histórica al respecto, si conviene contextualizar históricamente la fosa objeto de investigación y exhumación. Conviene recordar que esta batalla tiene lugar entre los días 5 y 7 de febrero de 1938, en el contexto de la “Batalla por la toma de Teruel”. Supuso el plan de ataque final a las posiciones del Ejército republicano, que sufrió centenares de bajas y quedó aislado en una amplia zona de territorio situada entre las poblaciones de Singra, Villarquemado y Camañas (Fig. 2). La población de Singra fue sitiada en pleno frente inicial de la batalla entre los días 15 y 20 de diciembre de 1937 hasta febrero de 1938. Se documentan ataques tanto del ejercito republicano como del ejercito sublevado hacia la propia población de Singra. Por parte del ejército rebelde participan diferentes fuerzas de ataque: el cuerpo del ejército marroquí (bajo el mando del General Yagüe), el cuerpo del ejército de Galicia (bajo el mando del General Aranda) y la Agrupación Monasterio, en las que se integran dos divisiones, la Quinta División Navarra de Infantería (bajo el mando el Coronel Bautísta Sánchez) y la primera división de Cabellería (bajo el mando del General Monasterio) (Maldonado, 2007). El análisis de la prensa del momento nos ha permitido recuperar la crónica de la batalla, como por ejemplo el artículo publicado en el número 10.816 del periódico ABC (Sevilla, 29 de enero 1938) que junto al parte oficial de guerra se hablaba de “Ese episodio de Singra”. Un hecho significativo es que en esta batalla, por primera y única vez en la Guerra Civil, entró en combate una gran unidad de caballería. Esta situación se ha podido documentar en este trabajo a partir de la descripción de lesiones atribuibles a armas blancas (bayonetas).
OBJETIVOS Este trabajo tiene tres objetivos:
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• Describir la tipología de una fosa común de grandes dimensiones con combatientes caídos en la Guerra Civil. • Reconstruir la demografía de los cadáveres inhumados y por extensión de los soldados caídos en la batalla de Alfambra (febrero 1938). • Describir y cuantificar las lesiones perimortem de guerra en el conjunto de esqueletos exhumados.
MATERIAL Y MÉTODOS El planteamiento metodológico del proyecto incluye cuatro fases, cada una de las cuales aglutina diferentes protocolos y metodologías, teniendo como referencia los protocolos de Minnesota (1991) y Estambul (1999) de Naciones Unidas, y se ajusta plenamente a lo dispuesto en las recomendaciones o guía metodológica para la actuación científica y multidisciplinar que establece el “Protocolo de actuación en exhumaciones de víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura” (ORDEN PRE/2568/2011 de 26 de septiembre, BOE de 27 de septiembre 2011). Las exhumaciones de fosas de la Guerra Civil y la dictadura franquista vienen reguladas por la Ley 52/2007 de 26 de diciembre, en sus artículos 11 a 14, “por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura” (BOE de 27 de diciembre de 2007). La creación de la Comisión Interministerial para el “estudio de la situación de las víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo” por el Ministerio de Presidencia (R.D. 1891/2004 de 10 de septiembre), y las convocatorias de ayudas públicas (en 2005 y siguientes), permitieron cumplir algunos de los fines de esta Comisión, y sentaron algunas de las bases de actuación en materia de exhumaciones, que más tarde vendrían reguladas en el anteproyecto de ley de 2006 y finalmente en la vigente Ley 52/2007 y el protocolo. El proyecto de exhumación de Singra está incluido dentro de todas estas acciones. No obstante, sobre este marco legal básico que constituye la Ley 52/2007, en los casos de exhumaciones en cementerios en uso, como el caso que nos ocupa, estas quedan supeditadas a la
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legislación vigente en materia de prácticas tanatológicas o la reglamentación que las Comunidades Autónomas hayan dispuesto en materia relativa a cadáveres y cementerios.
Figura 2. Acciones de combate en la batalla de Alframbra (Modificado de: http://www.terueltirwal.es/teruel/mapa_batalla_teruel5.html).
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Las fases metodológicas que se han seguido son cuatro: (a) Fase I: Análisis documental y recogida de datos antemortem En esta primera fase se procede al estudio documental, toma de contactos personales con familiares de los desaparecidos-fallecidos, estudio de archivos (civiles, parroquiales, judiciales, etc…), búsqueda de testigos en caso de que no haya documentos, búsqueda del lugar de la fosa donde presumiblemente se encuentra la/s fosa/s (en el caso que nos ocupa no ha requerido de prospección de ningún tipo por tratarse de una tumba colectiva reglada y delimitada), estudio preliminar del lugar, solicitud de los permisos correspondientes, toma de datos antemortem, toma de muestras biológicas dubitadas a los familiares válidos para la identificación y consentimiento médico informado a los representantes de las familias, promotores de la búsqueda. En esta fase se generan los siguientes documentos médico-legales: ficha de registro de datos antemortem, hoja de consentimiento informado de toma de muestras biológicas para anàlisis genético identificativo. (b) Fase II: Exhumación y recuperación de los restos cadavéricos de la fosa En esta fase se plantea la logística de la exhumación y del equipo de trabajo (arqueólogos, antropólogos, genetistas, documentalistas, auxiliares). Requiere de una dirección compartida arqueológica funeraria (dirige todo el proceso de exhumación) y antropológica forense-tanatológica. Las tareas de exhumación siguen la metodología teniendo como referencia el citado protocolo de Minnesota (1991) de Naciones Unidas (Skinner et al., 2003). Además de documentación fotográfica digital y videográfica del proceso de exhumación especialmente ubicando posición, orientación, superposición y deposición de los restos cadavéricos y de sus objetos relacionados , así como de los gestos funerarios de la descomposición cadavérica (Duday et al., 1990; Mallegni y Rubini, 1994), observaciones tafonómicas (Polo et al., 2004), documentación de lesiones in situ, etc… Es recomendable que todo el equipo de exhumación se encuentre identificado genéticamente a efectos de posibles contaminaciones secundarias.
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Exhumados los restos se procede al inventario en un laboratorio de campo, previo lavado con agua y secado natural, y finalmente se trasladan al laboratorio para su estudio bioantropológico. En esta fase los documentos médico-legales que se generan son: diligencias individualizadas de levantamiento de cada esqueleto, siguiendo modelo analógico de lo dictaminado por la Ley de Enjuiciamiento Criminal (requiere de fotografía cenital y planimetría a escala 1:10), acta de exhumación firmada por el médico tanatólogo que deberá registrarse en los servicios administrativos del cementerio. Otros documentos no médico-legales que se generan son: planimetrías de la exhumación y diagrama de relaciones de deposición de cadáveres (por analogía se emplea un modificación del sistema Harris empleado en arqueología). (c) Fase III: Estudio antropológico forense, de patología forense e identificativo En esta fase se realiza un abordaje forense pluridisciplinar del análisis de los restos óseos exhumados y de sus objetos asociados (indumentaria, objetos personales, balística, etc…). En el laboratorio, inicialmente se realiza el estudio antropológico físico forense que establece el perfil bioantropológico (edad, sexo, estatura, raza, lateralidad, variantes anatómicas epigenéticas, marcadores de estrés ocupacional, etc…) (Polo, 2009). Para el análisis antropométrico y cuarteta básica de identificación se emplea el programa FORDISC, el manual de Krogman e Işcan (1986), los Standards for Data Collection from Human Skeletal Remains de Buikstra y Ubelaker (1994), los Data collection procedures for forensic skeletal material de la University of Tennessee (MooreJansen et al., 1994), las propuestas del Worksop of European Anthropologists (1980), y también resulta útil en el análisis discriminante sexual las ecuaciones de Alemán et al. (1997) y las de Mendonça (2000) para el cálculo de la estatura. Para el estudio de restos óseos infantiles y juveniles se pueden emplear los manuales de Kazékas y Kósa (1978) y Scheuer y Black (2004). Para el estudio odontológico forense se emplea la ficha dental del protocolo de Chimenos et al. (1999). Para el estudio de marcadores estrés ocupacional y variantes anatómicas epigenéticas se emplean los atlas de Capasso et al. (1999) y Pastor et al. (2001). Para el estudio de patología ósea pueden ser orientativas las recomendaciones de
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la Paleopathology Association (1991) entre otras referencias. El estudio antropológico forense permite establecer cotejos con la información documental y/o testimonial y establecer tentativas identificativas o exclusiones. También se pueden emplear técnicas reconstructivas cráneo-faciales para establecer posibles identidades (Villalaín y Puchalt, 2000). Posteriormente se realiza el estudio de patología forense, especialmente en lo referente a una correcta valoración de los patrones lesivos perimortem en el hueso antiguo (Etxeberria y Carnicero, 1998), lo que permite establecer la etiología médico-legal de las lesiones y la causa de la muerte siguiendo las pautas de la Medicina Legal y Forense. La presencia de patología antemortem puede ayudar a establecer compatibilidades en la identidad siempre que existan testimonios o documentos que acrediten su estado anterior a la muerte. Otras ciencias complementarias que se aplican son la balística forense (entre otras), que permiten analizar las armas empleadas a través de la munición documentada en las fosas y de las lesiones óseas objetivadas. La restauración y conservación de materiales recuperados en ocasiones es necesaria para su restitución a las familias de los desaparecidos, si así ellos lo estimaran oportuno. Finalmente, se procede a la identificación genética forense en un laboratorio de referencia a través de marcadores genéticos recomendados por la International Society for Forensic Genetics (siguiendo lo dispuesto en las Recomenedaciones para la recogida y el envio de muestras con fines de identificación genética publicadas por el Ministerio de Justicia del Gobierno de España): para ADNn 15 STRs y amelogenina a través de los kits algunos de los comerciales MasterPure DNA Solution, PreFiler Express BTA Forensic Extraction Kit, Automate Express DNA, Identifiler o Yfiler, y para ADNmt las regiones HV1 16024-16365 y HV2 73-340. Previamente se realiza un análisis genealógico de los familiares vivos válidos, si los hubiera. Se procede al análisis genético de piezas dentales y óseas procedentes de los diferentes restos humanos indubitados, y por otra parte se procede al análisis genético de las muestras dubitadas obtenidas a los sujetos vivos donantes de familiares desaparecidos.
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Si en el proceso de exhumación se abrieran diligencias judiciales la normativa aplicable en este caso sería la correspondiente a la Orden JUS/1291/2010, de 13 de mayo por la que se aprueban las normas para la preparación y remisión de muestras objeto de anàlisis por el Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses del Ministerio de Justicia, o en su defecto la que estableciera la Autoriadad Judicial. Con la integración y análisis transversal de todos los estudios (bioantropológicos y genéticos) se establece, en base a los resultados, la propuesta identificativa de los restos hallados. Los documentos médico-legales que se generan en esta fase son: informe de antropología forense, de patología forense, de balística, de objetos personales e indumentaria, informe genético identificativos y finalmente un informe forense integrado (que aglutina los anteriores). (d) Fase IV: Restitución de los desaparecidos a sus familiares y reinhumación La última fase del proyecto incluye la entrega de los restos óseos identificados a la familia solicitante, siguiendo la normativa de Policía Sanitaria Mortuoria aplicable. Los documentos médico-legales que se generan en esta fase son: certificado médico de defunción o inscripción de defunción del desaparecido durante la guerra civil o la dictadura en caso de que proceda según la LEY 20 /2011 de 21 de julio del Registro Civil (disposición adicional octava). Siguiendo el esquema metodológico expuesto, en el caso que nos ocupa, debido a la tipología de las víctimas (soldados combatientes no identificados), y a instancias de la Dirección General de Patrimonio Cultural de Aragón, se procedió en fecha 23 de diciembre de 2008 a la reinhumación de los restos exhumados en dos nichos del cementerio de Singra, una vez fueron realizados los estudios de antropología y patología, así como la catalogación de objetos personales e indumentaria.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN (a) Tipología de la fosa común de Singra La fosa común exhumada se encuentra situada en las coordenadas UTM X: 64375395 Y: 45018642, en el extremo norte del cementerio y discurre paralela a la tapia del cementerio en un espacio cuyas dimensiones son 7,25x3 m. La fosa ocupa todo el espacio existente entre una construcción de nichos antigua (s. XIX) y un edificio de nichos de la década de 1980. La morfología es rectangular y estrecha. El estudio dinámico reconstructivo de la inhumación de los cadáveres en la fosa común ha permitido documentar hasta tres niveles más o menos diferenciados de deposición de cadáveres. La exhumación ha permitido recuperar 36 esqueletos total o parcialmente conservados, quedando dos esqueletos más en el margen de seguridad de la fosa que linda con los nichos construidos en la década de 1980 (NMI: 38 esqueletos, pero la muestra analizada es de 36 esqueletos) (Figs. 3 y 4). Algunos de los esqueletos exhumados portaban la propia indumentaria militar (botas, restos de correajes, placas, cartucheras y munición) (Fig. 5).
Figura 3. Planta general de la fosa común de Singra.
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Figura 4. Preparación de los 36 esqueletos exhumados para su estudio bioantropológico.
Figura 5. Últimos dos esqueletos exhumados que conservan la indumentaria militar y munición.
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(b) Índice de conservación esquelética (ICE) El ICE pone de manifiesto que el 83,3% de la muestra (30 esqueletos) tiene un ICE entre 75-100%, el 5,5% (2 esqueletos) entre 50-75%, el 2,7% (1 esqueleto) entre 25-50% y el 8,3% (3 esqueletos) entre 0 y 25% (Fig. 6, Tabla 1).
Figura 6. Índice de conservación esquelética de la serie osteológica de Singra.
(c) Perfil demográfico (c.1) Edad y sexo Se realizó un estudio antropológico forense que ha permitido establecer que todos los esqueletos son varones, con edades preferentemente jóvenes, pues más del 50% de los esqueletos se sitúan entre 15 y 30 años. El perfil demográfico se sitúa de la siguiente forma (Fig. 7; Tabla 1): entre 15-20 años el 8,3%, entre 2125 años el 30,5%, 26-30 años el 16,6%, entre 31-35 años el 25%, entre 36-40 años el 11,1%, entre 41-50 años el 2,7%. No se ha documentado ningún esqueleto con una edad superior al 50 años, aunque en el 5,5% de la muestra la edad es indeterminada por el bajo ICE.
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TABLA 1. Resultados del estudio bioantropológico y paleopatológico. Batalla de Alfambra (Singra, 1938) Individuo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36
UE 2008 1021 1029 2013 2005 1006 1009 1013 1020 1015 1017 1019 2011 1023 1027 2009 1022 1025 1010 1014 1012 1018 2006 1024 1016 1011 2004 1028 2012 1008 1026 2007 2010 1007 1004 1005
ICE 100 100 100 89 100 93 95 100 67,5 100 93 80 100 14 88,5 100 93 90 85,5 92 85 100 45 55 100 100 95,5 13,5 100 100 13,5 95 100 93 100 91
Sexo V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V
Edad 30-35 21-25 30-35 35-40 20-25 33-42 21-25 30-35 20-25 18-20 30-35 40-45 20-21 INDET 25-30 35-38 21-25 30-35 14-17 21-25 30-35 21-25 18-21 25-30 26-30 25-30 25-30 INDET 21-25 30-35 20-25 30-35 35-40 20-23 22-28 30-35
Talla 153 163 167 163 162 168 168 170 163 159 159 178 161 172 160 162 167 150 169 159 159 154 160 160 158 168 170 164 163 155 152 158 158 162 171 159
Nº lesiones 5 2 7 1 2 2 1 0 4 6 3 5 4 0 1 2 4 2 1 0 1 2 19 2 2 8 1 0 4 0 1 1 2 12 2 1
UE: Unidad estratigráfica (código esqueleto). ICE: Índice de conservación esquelética.
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Figura 7. Perfil demográfico de la serie osteológica de Singra.
(c.2) Estatura En la mayoría de los esqueletos se pudo establecer la talla por diversas tablas y fórmulas. Por ejemplo, la estatura media del grupo de los soldados, según las tablas y fórmulas regresivas de Mendonça (2000), es de 162,22 + 6,14 cm. Las estimaciones se han obtenido a partir de longitud máxima del fémur en 33 casos, y en 3 casos a partir de la longitud máxima del húmero (Fig. 8, Tabla 1). (d) Lesiones de guerra Desde el punto de vista paleopatológico y cuantitativo se han documentado abundantes ejemplos de lesiones perimortem, concretamente se han contabilizado 110 lesiones esqueléticas vinculadas al mecanismo de lesiona que originó la muerte violenta en los 36 esqueletos exhumados. No obstante, en un 13,8% de la muestra estudiada (5 esqueletos) y debido a un bajo ICE, no se han registrado lesiones esqueléticas perimortem. Según el número de lesiones presentes en cada esqueleto la distribución de lesiones es la siguiente (Fig. 9): el 25% de la muestra tiene una lesión, el 47,2% presenta entre 2 y 5 lesiones, el 8,3% tiene entre 6 y 10 lesiones, y el 5,5% tiene más de 10 lesiones.
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Figura 8. Estatura de los soldados exhumados en Singra según Mendonça (2000).
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Figura 9. Distribución del número de lesiones perimortem en la serie osteológica de Singra.
Según la topografía de las lesiones documentadas destaca un 36,1% a nivel craneal (Fig. 10), un 19,4% en húmeros (Fig. 11), 30,5% en escápulas y clavículas, un 22,2% en costillas, 11,1% en manos, 22,2% en pelvis y sacro (Fig. 12), 19,4% en fémures (Fig. 13) o 5,5% en tibias. Para más información, en la Tabla 2 se recogen los valores del número de lesiones registradas según la zona anatómica afectada, su porcentaje, el número de esqueletos que tienen determinada zona anatómica lesionada y el porcentaje que representa en la muestra estudiada. Por lo que respecta a la tipología de las heridas de guerra documentadas, estas obedecen a lesiones tanto por armas de fuego como armas blancas. La tipología lesiva permite clasificarlas en tres tipos: • Heridas por arma de fuego. • Heridas por arma blanca (bayonetas de la División de Caballería). • Traumatismos diversos inespecíficos (vinculados a artillería).
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Figura 10. Diagnóstico diferencial de lesiones: S-2013 orifico de entrada de herida por arma de fuego. S-1011 orificio fistulado de sinusitis frontal (véase el tejido inflamatorio circundante al orificio con morfología periostítica).
Figura 11. Diversas tipologías documentadas en húmeros.
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perimortem
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Figura 12. Diversas tipologías de fracturas perimortem documentadas en pelvis y sacro.
Figura 13. Diversas tipologías de fracturas perimortem documentadas en fémures.
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TABLA 2. Distribución topográfica de las lesiones perimortem de guerra documentadas en los soldados caídos en la Batalla de Alfambra (Singra, 1938) Área topográfica Cráneo y mandíbula Húmero Cubito Radio Escápula y clavícula Esternón Costillas Raquis Pelvis y sacro Fémur Tibia Peroné Manos Pies TOTAL
N 15 8 3 2 14 1 22 16 9 7 3 2 5 3 110
% Nº esqueletos afectados 13,63 13 7,27 7 2,72 2 1,81 2 12,72 11 0,90 1 20,00 8 14,54 7 8,18 8 6,36 7 2,72 2 1,81 2 4,54 4 2,72 3 100
% 36,11 19,44 5,55 5,55 30,55 2,77 22,22 19,44 22,22 19,44 5,55 5,55 11,11 8,33
Las heridas por arma de fuego, incluidas aquellas que se relacionan con el uso de artillería pesada, representan casi la totalidad de las lesiones perimortem registradas (98,18%, n=108), mientras que las heridas por arma blanca aunque son escasas (1,81%, n=2), corresponden a heridas incisas y punzantes con afectación exclusiva craneal y que permiten inferir el uso de armas blancas, vinculadas a la documentada participación de una unidad de caballería durante la batalla de Alfambra (Figs. 14 y 15).
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Figura 14. Herida inciso-contusa en parietal izquierdo de 36 x 6 mm atribuible al uso de bayoneta.
Figura 15. Herida inciso-contusa en parietal izquierdo de 48x12 mm atribuible al uso de bayoneta.
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CONCLUSIONES • La exhumación de una fosa común en el cementerio de la población de Singra durante 2007-2008 ha permitido recuperar 36 esqueletos correspondientes a los soldados fallecidos que combatieron en la batalla de Alfambra (febrero 1938) y cuyos cuerpos fueron recogidos por los vecinos de la población e inhumados posteriormente. • Desde el punto de vista demográfico toda la muestra analizada corresponde a varones y más del 50% de los esqueletos tenían edades entre 15 y 30 años. • La estatura media de los soldados se puede situar en 162,22 + 6,14 cm. • El análisis paleopatológico ha permitido documentar 110 lesiones perimortem de guerra de las cuales el 98,1% se atribuyen al uso de armas de fuego y artillería. También se han podido documentar en 1,8% heridas inciso-punzantes craneales compatibles con el uso de armas blancas de las que pudo utilizar la unidad de caballería (bayonetas). • A instancias de la Dirección General de Patrimonio Cultural de Aragón, en diciembre de 2008, los 36 soldados exhumados fueron reinhumados en el cementerio de de Singra.
Agradecimientos A los profesionales que han colaborado con Grupo Paleolab en la exhumación de Singra: Carme Coch, Alejandro Martínez Gimeno, Susanna Llidó, y Sergio Polo. A la Asociación Pozos de Caudé (Teruel), co-promotora de la exhumación junto a la Dirección General de Patrimonio Cultural de Aragón, que nos acompañaron durante los trabajos de campo. Este trabajo ha sido realizado gracias a subvenciones concedidas en convocatoria pública a la Asociación Pozos de Caudé por el Ministerio de Presidencia del Gobierno de España y el Gobierno de Aragón.
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