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Estimado lector: Este material (folletos, cartas, libros y revistas) es una recopilación del material publicado por la Iglesia de Dios Universal bajo la dirección de Herbert W. Armstrong (1892 – 1986). Para garantizar el contenido auténtico de esta información hemos agregado este CERTIFICADO DE AUTENTICIDAD. Con ello, usted cuenta con la seguridad de que este material es una reproducción fiel del original. Puede imprimirlo y distribuirlo libremente siempre y cuando el contenido del mismo no sea alterado. Para obtener copia de otro material así como actualizaciones, por favor visite nuestra BIBLIOTECA ELECTRONICA en: http://hwa.tcogmexico.org/ Para recibir notificación de nuevo material, o para cualquier pregunta o aclaración, por favor escriba a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected] O llene nuestro Formulario de solicitud en: http://ayuda.tcogmexico.org/

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Publicación ID: 0702QES

¿Qué es la verdadera santidad? Mucho se habla de la santidad en ciertos círculos religiosos. Pero ¿qué es en realidad? ¿Lo sabe usted? Por L. Leroy Neff

L

a santidad es importante para Dios y debe serlo pare nosotros porque ¡sin ella no veremos a Dios! (Hebreos 12:14). ¿Qué es la santidad? Para entender las enseñanzas bíblicas al respecto, debemos entender primero el significado de la palabra. Hay quienes hablan mucho de la santidad pero no saben qué significa. Lo que significa santidad La palabra santidad es un sustantivo que indica el estado o calidad de santo. Santo es un adjetivo que significa "aquello que pertenece a una potencia divina, se deriva de ella o se asocia con ella". También es algo “apartado para el servicio de Dios". En otras palabras, lo santo pertenece a Dios, y todo lo que pertenece a Dios es santo. Es santificado, que significa “apartado para uso o fines santos". Dios puede santificar un objeto o una persona cuando Él lo reclama o se convierte en su dueño. Cuando un individuo le da o le dedica una cosa a Dios, la propiedad pasa a ser de Dios, y siendo Él el dueño, el objeto es santo. ¿Por qué santifica Dios a una persona o cosa? Lo hace con el

fin de valerse de aquella persona o cosa pare cumplir su propósito divino, de llevar a cabo una función especifica o de realizar una tarea. Lo santo no solamente es apartado, por Dios o para Dios, sino que El rehusará utilizarlo si no lo encuentra a la altura de lo que quiere. Dios escoge los instrumentos que sirven para cumplir su propósito, y si no lo cumplen, escogerá otros. El gran Dios del universo espera tener lo mejor para su uso. Los sacrificios ordenados bajo el sacerdocio levítico habían de ser perfectos y sin mancha. Para la construcción del tabernáculo y el templo se emplearon únicamente materiales de la mejor calidad. Todo lo dedicado a Dios tenia que ser lo mejor. Si alguien le daba algo de calidad inferior, era inaceptable (Malaquías 1:13-14). Todas estas cosas físicas representaban la perfección espiritual que vendría más tarde. La palabra "santidad" proviene de dos palabras hebreas: qodesh y qadash, de raíces diferentes pero afines. En el griego del Nuevo Testamento encontramos una situación similar con la palabra griega hagios y sus variaciones.

¿Cómo se santifica una persona? "Os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo", dijo Dios a la antigua Israel (Levítico 11:44). Así como Dios esperaba que ese pueblo fuera santo, también espera lo mismo de los cristianos. Pedro repitió este mandato: "Sed santos, porque yo soy santo" (I Pedro 1:16). Esto implica algo más que ser apartado. El contexto de Levítico y de I Pedro indica vivir de una manera especial y diferente del resto del mundo. Para vivir de esta manera tenernos que participar de la santidad de Dios (Hebreos 12:10). Los cristianos deben parecerse más a Dios cada día, y luego en la primera resurrección serán iguales a Él (I Juan 3:2). Dios ha escogido a sus siervos y los ha llamado a salir del mundo para que sean diferentes y apartados del resto del mundo. Jesús dijo: "Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo" (Juan 17:14-16). El cristiano ha de vivir dentro de este mundo malo, pero su vida 1

debe ser diferente de las vidas de otros. Tiene que salir de los caminos pecaminosos o malos de la sociedad. Tiene que salir de la “Babilonia" religiosa y espiritual que es este mundo (Apocalipsis 18:4). Los cristianos deben ser diferentes porque, corno dijo Pablo, "habéis sido comprados por precio" (I Corintios 6:20). Ese precio: él sacrificio de Cristo, hace posible el perdón de nuestros pecados y nos permite recibir el Espíritu Santo. Pero “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él" (Romanos 8:9). Muchos no ven la diferencia entre lo santo y lo profano. Hacer esta distinción y vivir de acuerdo con ella es lo que separa a los siervos de Dios del resto del mundo. Cuando una persona recibe el Espíritu Santo, se convierte en un templo santo: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (I Corintios 3:16). El Espíritu Santo se recibe después del arrepentimiento y el bautismo (Hechos 2:38). ¿Qué significa arrepentirse? Es lamentar profunda y sinceramente los pecados pasados, pedir el perdón de Dios y dar media vuelta con la decisión de no pecar más. Cuando dejamos de pecar, comenzamos a obedecer la ley espiritual de Dios porque el pecado es infracción de esa ley (I Juan 3:4). Dios dará su Espíritu Santo únicamente a quienes le obedezcan (Hechos 5:32). ¿Necesitamos solo amor? Algunos piensan que lo único necesario para agradar a Dios es amor. Esto es cierto, pero

hay que entender de qué amor se trata, qué significa y cómo se manifiesta. ¡La mayoría no lo sabe! El amor que se requiere es mucho más que afecto o cariño por otros. El amor es más que culto a Dios. Cristo dijo que muchos lo adoraban en vano, enseñando y cumpliendo mandamientos de hombres y no de Dios (Marcos 7:6-7). Juan también lo dijo: "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos" ( I Juan 5:3). El amor que Dios pide incluye obediencia a Él y guardar sus mandamientos. Cuando Dios nos llama, somos 100 por ciento carnales, inconversos e imperfectos. Pero Dios busca la perfección en nosotros: "Sea, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto'' (Mateo 5:48). ''Anda delante de mí y sé perfecto'' (Génesis 17:1). Dios quiere una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga (Efesios 5:27). Quiere la perfección. Quiere que cambiemos, que llevemos una vida santa. Esto significa vivir de una manera nueva, de una manera que se acerca cada vez más a la vida de Jesucristo. Tenemos que andar en santidad, no sólo hablar de santidad. "Santificado sea tu nombre", dijo Jesús (Mateo 6:9). Santificar es hacer santo. Debemos santificar el nombre de Dios en todos nuestros pensamientos, palabras y obras. Vivir una vida de santidad, salir de este mundo y apartarnos de él es algo que afecta cada aspecto de nuestra vida (II Corintios 6:14-17).

Lo santo y lo profano Muchas personas piadosas no ven la diferencia entre lo profano y lo santo. Un ejemplo que muchos no ven o que rechazan aparece en I Timoteo 4:5. Allí vemos que Dios creó ciertos alimentos para que se recibieran con acción de gracias. Son santificados por la Palabra de Dios con este fin. Ya hemos visto que santificar es hacer santo o apartar. ¿Qué alimentos ha santificado o apartado Dios para el consumo humano? La respuesta se encuentra en Levítico 11, donde Dios le mostró a Moisés la diferencia entre lo santo y lo profano, entre lo aceptable y lo abominable. Fue dentro de tal contexto que Dios dijo: "Seréis santos, porque yo soy santo" (versículo 44). La diferencia entre lo santo y lo profano es algo que Dios determinó y que nadie puede cambiar, aunque pretendan leer lo contrario en los pasajes del Nuevo Testamento. Para una descripción detallada de lo que enseña la Biblia al respecto, solicítese nuestro articulo gratuito titulado "¿Es todo tipo de carne propio para alimento?" Hacer diferencia entre lo santo y lo profano y vivir de acuerdo con los mandatos de Dios al respecto son algunas de las muchas cosas que distinguen a los siervos de Dios del resto del mundo. En vez de sumergirnos en los caminos pecaminosos e impíos del mundo, debemos pensar en cosas mejores: “Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si

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algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8). A juzgar por la manera como viven algunos, se diría que este versículo reza así: "Todo lo que es falso, todo lo deshonesto, todo lo injusto, todo lo impuro, todo lo repugnante, todo lo que es de mal nombre, si hay maldad alguna, si algo digno de desprecio, en esto pensad". Esta escritura nos está diciendo que no llenemos la mente con distracciones caracterizadas por el pecado, la lujuria, lo sexualmente ilícito, ni con asesinatos, odio o mal. Hay quienes dirán: "Es sólo una canción, es sólo una película”. Pero Pablo dijo que debemos estar “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”(II Corintios 10:5). Una vida santa Los cristianos tienen que ser distintos del resto del mundo. Tienen que decirle "no'' al pecado, al mal y a las cosas indebidas. Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios" (II Corintios 7:1). Seguiremos siendo santos mientras llevemos una vida de santidad. Este es el camino de la obediencia y del acatamiento a las leyes espirituales de Dios. A continuación demos algunos ejemplos de cosas que fueron santas en el pasado pero que ya no lo son porque no estuvieron a la altura de lo que Dios pedía: La antigua Israel fue una nación escogida y santa, mas se rebeló

contra Dios y sus leyes adoptando la idolatría y el pecado. Dios la rechazó, y ella ya no es su pueblo escogido y santo. En su lugar, Dios llamó a su Iglesia que si es una nación santa (I Pedro 2:9). Los levitas eran santos, pero no cumplieron lo que Dios les había asignado, por lo cual dejaron de ser santos y fueron remplazados por el sacerdocio de Melquisedec (Hebreos 7). El templo fue santo, mas Israel y Judá lo profanaron con sus pecados y su maldad, y fue destruido. Ya no existe; ha sido remplazado por un templo espiritual, nuevo y santo, que es la Iglesia (I Corintios 3:16-17). Otros ejemplos bíblicos muestran lo que fue santo en el pasado y que sigue siendo santo actualmente: El diezmo fue santo para Dios y lo sigue siendo hoy (Levítico 27:32; Malaquías 3:8-12). El diezmo pertenece a Dios y Él nunca declaró que dejara de ser santo. El sábado semanal fue y sigue siendo santo para Dios (Levítico 23:3; Marcos 2:28; Hechos 17:2). ¿Lo recordaremos y lo mantendremos santo, u olvidaremos lo que Dios todopoderoso ordenó para siempre? Es tiempo santificado, y nosotros debemos mantenerlo así. Hay muchos pasajes más que se refieren a la santidad. Para llevar una vida de santidad debemos seguir aprendiendo acerca de la naturaleza y los caminos del gran Dios. A medida que aprendemos, debemos cambiar, acogiendo aquellos caminos de Él que vamos conociendo. Todo lo anterior nos muestra que la santidad no es un sentimiento ni una emoción "del

corazón". No es seguir las tradiciones religiosas de los hombres. Para andar en santidad, la persona tiene que ser llamada por Dios, apartada del resto del mundo. Luego debe arrepentirse, bautizarse y recibir el Espíritu Santo. En seguida, debe mostrar su acatamiento a los mandatos y caminos de Dios todopoderoso. Solamente entonces empieza a cumplir el fin y el propósito santo para el cual Dios la llamó. ¿Qué es un santo? La Biblia menciona frecuentemente a los santos, mas pocas personas entienden qué es un santo. ¿Lo sabe usted? La Biblia no dice ni da a entender que un santo sea una persona piadosa que murió hace muchos años y que fuera canonizada por una iglesia. No es una persona que tenga aureola, pues si lo fuera la Palabra de Dios así lo diría. Un santo es una persona santa para Dios. Es una persona que Dios ha santificado y apartado y que lleva una vida santa. En el idioma griego del Nuevo Testamento, como en el español, el sustantivo "santo" es la misma palabra empleada como adjetivo. En el Antiguo Testamento puede ser la misma palabra o una derivada de la misma. Los siervos de Dios son “llamados a ser santos" (Romanos 1:7). Son “santificados” (I Corintios 1:2), pero aún no son perfectos; la Biblia dice que necesitan perfeccionarse (Efesios 4:12). El apóstol Juan describe a los santos en Apocalipsis 14:12: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús". 3

El premio de los santos Los santos han sido apartados por Dios para sus propósitos y usos santos. Ojalá estemos cumpliendo este propósito. Si es así, nos reuniremos con Cristo en el aire a su segunda venida (I Tesalonicenses 4:17) y regresaremos con Él a la tierra (Zacarías 14:43, momento en el cual los santos poseerán el reino de Dios bajo Cristo para gobernar a las naciones en la tierra (Daniel 7:18, 22; Apocalipsis 5:10). Los cristianos tienen que ser distintos del resto del mundo. Tienen que decirle no al pecado. Este es el camino de la obediencia a las leyes de Dios.

Este es el glorioso futuro que espera a los santos que realmente anden en santidad... a los que realmente sean santificados. Para más información, solicítese un ejemplar gratuito de nuestra publicación titulada ¿Qué significa salvación? Debe ser obvio ya que la santidad es mucho más de lo que suele creerse. No nos conformemos con una “santidad" falsa. Busquemos la verdadera. Entreguemos nuestra vida a Dios como sacrificio viviente, santo y aceptable para Él, y no nos conformemos a este mundo, sino transformémonos por medio de la renovación de nuestra mente (Romanos 12:12). Fuente: El MUNDO DE MAÑANA Agosto 1986

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