Desarrollo del sector marino en la costa Caribe de Colombia

El papel del biólogo marino tadeísta Desarrollo del sector marino en la costa Caribe de Colombia IVÁN REY CARRASCO L a costa colombiana sobre el ma

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El papel del biólogo marino tadeísta

Desarrollo del sector marino en la costa Caribe de Colombia IVÁN REY CARRASCO

L

a costa colombiana sobre el mar Caribe tiene una extensión aproximada de 1.700 km, que junto con los 1.300 km de longitud de la costa sobre el océano Pacífico, generan un mar territorial de 928.000 km2 (658.000 km2 en el Atlántico), que equivalen al 81% de la superficie terrestre del país y que hacen de Colombia un país único en Suramérica en cuanto al privilegio de tener acceso directo al mar Caribe y al océano Pacífico. Éstos constituyeron una única región biogeográfica en la Era Terciaria, y por lo tanto compartían flora y fauna, hasta cuando emergió el istmo de Panamá separándolos definitivamente. Posteriormente a la aparición del istmo, se sucedieron unas reducciones drásticas en la temperatura del mar Caribe, conocidas como glaciaciones, e igualmente su nivel se disminuyó considerablemente. Dada su característica de mar semicerrado, estas variaciones tuvieron gran influencia en la biodiversidad de especies allí presentes, desapareciendo muchas y migrando otras. Pero una vez

estabilizadas las condiciones ambientales, el mar se convirtió en refugio de otras especies provenientes del océano Atlántico, y las sobrevivientes se diversificaron enormemente. Hoy por hoy, la costa Caribe de Colombia se caracteriza por contar con una amplia variedad de ecosistemas marinos importantes por su productividad biológica y económica. Alberga variadísima flora y fauna, tipificándose hacia el noreste de la desembocadura del río Magdalena como una costa seca y árida, y hacia el suroeste como húmeda y semihúmeda; en ella se reúnen ecosistemas como lagunas costeras (ciénaga Grande de Santa Marta y ciénaga de la Virgen), estuarios, zonas de manglar, arrecifes coralinos (islas del Rosario, de San Bernardo, Parque Tayrona), bahías profundas, costas arenosas y rocosas, praderas de pastos marinos y zonas de surgencia marina. De la misma manera como la aparición del istmo de Panamá separó el mar Caribe y el océano Pacífico, la des-

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Foto: Liliana Díaz

Los profesionales en Biología Marina procedentes del interior han dejado profundas huellas en el sector marino empresarial de la zona costera, con su contribución en la formación de empresas pesqueras y acuícolas, en la formulación de políticas para el ordenamiento del recurso pesquero y en la investigación básica de la vida marina.

embocadura del río Magdalena se convierte en una barrera natural que establece límites biogeográficos a los organismos que viven en el Caribe colombiano. Esta zona costera, entendida como el lugar donde el continente entra en contacto con el mar y donde confluyen el agua salada y el agua dulce, agrupa estos ecosistemas, catalogados como los más complejos y productivos del planeta. Es una zona cada día más apreciada por su belleza y como lugar de esparcimiento, y sólo como tal era considerada hasta hace cincuenta años, cuando se pensó por primera vez en mirar el mar como algo productivo y no solamente contemplativo, con la aparición en la economía colombiana del renglón relacionado con la pesca industrial, producto de las actividades pesqueras en el océano Pacífico. Sólo a finales de la década de los sesenta se iniciaron éstas en la costa Caribe de Colombia con la creación

en Cartagena de la primera compañía pesquera de camarón de aguas someras, manejada por hombres de empresa que tuvieron necesidad de recurrir inicialmente a operarios formados en las pesquerías del Pacífico para capacitar personal del Caribe para que se hiciera cargo de las faenas de pesca y procesamiento del producto en las plantas, porque existía una ausencia absoluta de mano de obra calificada. Igualmente, estos empresarios empezaron a obrar con mentalidad de largo plazo, y entendieron que este recurso vivo en el cual sustentaban su desarrollo y crecimiento no era inagotable, basados principalmente en la información científica recogida por los primeros colombianos que se formaron académicamente con una visión del mar absolutamente nueva en Colombia, cual era la de mirarlo como hombres de ciencia. Esos colombianos fueron los biólogos marinos tadeístas. Del continente al mar Los primeros biólogos marinos egresados de la UJTL participaron en las faenas de pesca exploratoria que se realizaron a finales de la década de los sesenta, con el apoyo de organizaciones internacionales con los

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FONDEADERO DE MARIE-GALANTE. Ruta colombina realizada por Mauricio Obregón y Samuel E. Morison en 1963. Foto tomada del libro The Caribbean as Columbus saw it.

suficientes recursos técnicos y económicos para encarar el reto de demostrar que en aguas del Caribe colombiano había un recurso pesquero que racionalmente explotado generaría recursos, empleo y mejoramiento en la calidad de vida. Ellos demostraron con argumentos científicos que había muy buenas perspectivas de existencia de recursos marinos para explotar, dieron cifras de rendimientos máximos sostenibles de pesca para diferentes especies de crustáceos y peces con valor comercial, establecieron los sistemas y técnicas más adecuadas para extraerlos, las embarcaciones a utilizar, el procesamiento del producto en tierra y, sobre todo, apoyaron a los industriales en esa visión de largo plazo y del manejo adecuado de un recurso vivo, desde la óptica de la biología pesquera, la cual establece que la población adulta de un recurso (lo que se puede capturar sin afectarlo negativamente) depende del equilibrio entre las ganancias que representan los individuos jóvenes que se añaden a la población (reclutamiento) y el crecimiento de los adultos, con las pérdidas por muerte natural o captura; es decir: Stock disponible = [población de principio + crecimiento durante el año + reclutamiento durante el año] – [mortalidad por pesca + mortalidad natural] Hoy por hoy, gracias a la labor de investigación, planificación y orientación de políticas desarrollada por los biólogos marinos tadeístas, se sabe que tenemos en el Caribe colombiano un potencial de explotación de recursos pesqueros de 50.000 TM y que sólo explotamos alrededor de 15.000 TM. Colombia aprende Biología Marina Pero no solamente se ocuparon del recurso pesquero, ya que también le enseñaron al país que existían ecosistemas marinos estratégicos fundamentales para el desarrollo del ser humano en toda la costa Caribe, como los arriba citados de arrecifes de coral, bosques de manglar, praderas de fanerógamas, bahías profundas, estuarios, lagunas costeras, que adecuadamente manejados son de una alta productividad y geográficamente se encuentran en lo que se conoce como zona costera en donde la rápida expansión demográfica, las migraciones y la urbanización están ejer-

ciendo una importante presión, hasta tal punto que a escala mundial, cerca del 60% de la población vive hoy a menos de 60 km de la costa, y la mayoría de las ciudades grandes (con más de 2,5 millones de habitantes) están situadas en las proximidades de un estuario. Esta presión implica diversas actividades que necesariamente compiten por la explotación de unos recursos que no son ilimitados, y que exista degradación del medio ambiente, así como también conflictos sociales. La planificación y administración de la zona costera caribeña debe asegurarse para que se conserve su productividad y sus funciones naturales; este ordenamiento debe estar fundamentado en una sólida base científica que considere las limitaciones naturales de los ecosistemas, además de equilibrar e integrar las exigencias de los diversos sectores cuya supervivencia depende de estos ecosistemas. El Caribe colombiano, a través de los sistemas hídricos, es el receptor de todas las resultantes ambientales de los procesos naturales y antrópicos de la región andina, y por esto, la región presenta unos procesos de degradación ambiental relacionados principalmente con la salinización de los suelos y la contaminación de las aguas, especialmente en los sistemas de ciénagas, donde se acumulan procesos de colmatación y eutroficación, agravados por la contaminación por agroquímicos, detergentes y químicos. El turismo se ve afectado por la industria, cuyos residuos son vertidos directamente a la zona litoral, y este turismo, a su vez, ejerce una importante contaminación sobre los ecosistemas costeros, debido a las limitaciones de la infraestructura hotelera para absorber la sobrecarga de desechos generados por la población flotante. La infraestructura ligada a la urbanización, ha deteriorado los ecosistemas estuarinos como las ciénagas de la Virgen y Grande de Santa Marta, lo que genera un impacto directo sobre la actividad turís-

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El país y la sociedad le han asignado a la Universidad la formación de profesionales con mentalidad de empleadores y no de empleados, con espíritu empresarial, creativo, para contribuir a la solución de los grandes problemas nacionales.

tica. Los megaproyectos como el Cerrejón y Cerromatoso generan efectos sobre la pesca artesanal, y el oleoducto Caño Limón-Coveñas tiene un riesgo ambiental enorme, ya que los sistemas acuáticos son los más amenazados por los derrames de petróleo. Acciones y resultados La Facultad de Biología Marina de la UJTL, que en 2002 cumple 40 años de labores, está asistiendo a su compromiso con la sociedad en la formación de profesionales, quienes han tenido una participación activa en la definición de la política pesquera, y más recientemente en la acuícola, así como en el desarrollo de las investigaciones en nuestros mares, principalmente en el Caribe, de tal forma que la visión mediterránea que tenía el país quedó atrás, y hoy día el conocimiento de los recursos marinos cuenta con avances en los que el biólogo marino de la UJTL ha sido protagonista central. Uno de los campos de acción del biólogo marino gira alrededor de los sistemas de producción, como son la pesca y la acuicultura, siempre bajo la perspectiva de la sustentabilidad del desarrollo; y esta última, en el renglón de la camaronicultura (cultivo de camarones marinos), ha alcanzado un desarrollo considera-

ble, tanto desde el punto de vista técnico y de producción como del generador de divisas, por ser un producto fundamentalmente de exportación. La génesis y el desarrollo de esta industria guarda una estrecha coincidencia con la de la industria pesquera, con una diferencia de veinte años. Al igual que en la pesca, la camaronicultura se inició en la zona costera del litoral Pacífico, en tierras no aptas para cultivos agrícolas, a finales de la década de los años setenta, cuando visionarios empresarios colombianos entendieron que el camarón, como recurso capturado en su medio natural, debía contar con una alternativa de producción menos incierta y más controlada con miras a asegurar su rentabilidad. Nuevamente con el apoyo de asesoría extranjera, porque en el país no había recurso humano capacitado, se formó a un grupo de biólogos marinos tadeístas en la tecnología del cultivo de camarones, que fueron los pioneros y han sido el soporte técnico de una industria que pasó de producir 1.282 TM en 1988 a 9.228 TM en 1999, por un valor mayor a US$ 55’000.000. Actualmente la zona de Cartagena concentra la industria del cultivo de camarones en grandes granjas, varias de ellas con más de 1.000 Ha de espejo de agua sembradas, y se ha calculado que en todo el país existen alrededor de 40.000 Ha potencialmente utilizables para la siembra de camarón. Existe, además, toda una infraestructura al servicio de la industria, como plantas de procesamiento, laboratorios para la producción de semilla (larvas), maquinaria pesada, comercialización nacional, zonas francas para la exportación de este recurso marino –cuya especie más productiva, curiosamente, es nativa y exclusiva de la costa Pacífica, pero que ha sido adaptada bajo condiciones controladas a las características ambientales de la costa Caribe– y, ante todo, un recurso humano de alto nivel técnico, conformado en su gran mayoría por biólogos marinos tadeístas, que incluso han traspasado las fronteras colombianas y prestan sus servicios profesionales en países vecinos como Ecuador, Panamá y Venezuela. En este contexto, es preciso señalar un interesante factor sociológico que debe tenerse en cuenta, cual es el origen regional de los estudiantes y profesionales de la biología marina, apreciándose claramente un

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Si tus cielos azules son tan puros, y el mar que más rumorosa es el Caribe; si el alma se recoge y no concibe epopeya más grande que tus muros... CAMILO VILLEGAS ÁNGEL, A Cartagena

predominio sustancial de los alumnos originarios de la región Andina, que representan un poco más de las tres cuartas partes de toda la población estudiantil, siguiendo en representatividad el Eje Cafetero, la región oriental, los costeños del Caribe, los del Pacífico, los extranjeros, los del archipiélago y, por último, los de la Orinoquía. Si se considera a los del archipiélago como pertenecientes a la región Caribe, ésta última alcanzaría alrededor del 6,0% de la población total de estudiantes de biología marina, y se puede afirmar que esta proporción, reflejada en la población estudiantil actual, es muy similar a la de los profesionales formados en toda la historia del programa. Este dato permite vislumbrar, sin certeza estadística alguna, el escaso interés de los costeños del Caribe por estudiar los recursos marinos, fenómeno que se presenta también entre la población de cadetes de la Escuela Naval y oficiales de la Armada Nacional, donde predominan las personas oriundas de regiones del país diferentes a la costa Caribe, no obstante que esta institución tiene su sede en Cartagena y cuenta con gran reconocimiento, antigüedad y aceptación social. Compromiso con el futuro Se aprecia, entonces, que la presencia desde 1968 del programa de Biología Marina con sus estudiantes “cachacos” en la costa Caribe ha dejado profundas huellas en el sector marino empresarial de la zona costera, con la contribución de éstos en la formación de empresas pesqueras y acuícolas, así como en la formulación de políticas para el ordenamiento del recurso pesquero y en la investigación básica de la vida marina. Esta simbiosis cachaco-costeña permitiría igualmente hacer una analogía con la relación connatural que debe existir entre la universidad y el sector productivo, porque un papel primordial de la universidad es la generación de conocimiento como factor de producción y desarrollo. El país y la sociedad le han asignado a la Universidad la formación de profesionales con mentalidad de empleadores y no de empleados, con espíritu empresarial, creativo, para contribuir a la solución de los grandes problemas nacionales. Estamos empeñados en lo-

grar que los vínculos de la Universidad con el sector productivo sean cada vez más fuertes, acercándonos a un proceso educativo realista, innovador y de alta calificación, en el cual logremos personas capacitadas, talentosas y con vocación para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo, no sólo en asuntos tecnológicos, sino en la construcción de una sociedad guiada por los principios de la justicia y la ética. El desarrollo del país exige la afirmación de una identidad nacional, uno de cuyos pilares fundamentales es la confianza en nuestro talento, y ésta resulta, con seguridad, de la fructífera interrelación universidad-sector productivo, pero también de entender que la educación no puede sustentarse solamente en una cultura que tiene su ética y su política basadas en la competitividad, la eficiencia o la productividad del ser humano, porque se garantizaría el éxito en términos económicos, pero el fracaso en el aspecto humano. Estas relaciones cachaco-costeño y universidad-sector productivo deben mantenerse como en un principio, cuando estaban unidos el océano Pacífico y el mar Caribe y compartían los mismos ambientes, la misma fauna y flora y no existía el istmo de Panamá.

IVÁN REY CARRASCO, biólogo marino. Decano, Facultad de Biología Marina, UJTL.

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