Desarrollo humano

Técnica psicoanalítica. Crecimiento del bebé. Consciente. Inconsciente. Preconsciente. Complejo de edipo

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NOMENCLATURA Las pulsiones: (instintos) son impulsos primarios de fuentes fisiológicas que tienden a un fin y que exigen una gratificación. El sujeto piensa y actúa entonces siguiendo móviles que derivan de su desconocimiento de estas determinaciones inconscientes, mientras que su necesidad de lógica logra siempre justificarlo ante sus ojos. Castración: En el lenguaje corriente es la destrucción de las glándulas genitales, la supresión de las necesidades sexuales y del comportamiento concomitante, pero en el sentido psicoanalítico significa, frustración de las posibilidades hedónicas, frustración de las posibilidades de búsqueda del placer. Sería como la prohibición a un deseo, que a su vez podrían ser buenas, que son aquellas que se hacen con amor y ternura y que su único fin es hacerle bien al niño, mientras que las malas son aquellas que se hacen de manera violenta y que puede generar un miedo a ese deseo. Las necesidades de la personalidad según el psicoanálisis Freudiano. El ello: Es la fuente de todas las pulsiones y energía libidinal, es como el niño que todos llevamos dentro, es la mas primitivo. El Yo: Centro de satisfacciones y de insatisfacciones conscientes. Es el núcleo organizado, coherente y lúcido de la personalidad. Es como si fuera el negociador entre el ello y el superyo; representa el equilibrio. El yo empieza a partir de los seis meses, antes de eso el niño cree que es una continuación de la madre. A través de ella entra en contacto con el mundo exterior. El Superyo: Especie de guía formado por la integración de experiencias permitidas y prohibidas, tal como fueron vividos en los primeros años. Es el que lleva toda la carga moral y se forma partir de los 7 años. A partir de ahí un niño sabe lo que hace. Consciente, inconsciente, preconsciente. El conjunto de ideas que nos representamos en un momento dado constituye el consciente. Todas aquellas ideas que están fuera del estado consciente decimos que son inconscientes. Entre estas ultimas es necesario distinguir las que podemos evocar a voluntad o pre−conscientes. Un fenómeno psíquico puede ser por lo tanto inconsciente y eficiente. Racionalizaciones: Es como un mecanismo de defensa en que el individuo busca explicaciones a algo que no sabe por lo que hizo. Angustia: Malestar inefable que va a depender en su intensidad de dos factores: por un parte de la importancia de la carga afectiva, separada de su apoyo original, y por el grado mas o menos categórico de la prohibición. En otras palabras, es cuando hay una prohibición muy rígida hacia ese impulso. Angustia primaria: Es el sufrimiento resultante de un conflicto entre las pulsiones libidinales y las prohibiciones a cosas del mundo exterior. Ocurre en niños antes de los siete años. Angustia secundaria: Es el conflicto entre el superyo y el ello. Esto va a ocurrir después de los siete años.

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El papel del superyo es favorecer las sublimaciones, que no son mas que mecanismos de defensa positivos; son la utilización de la libido en actividades sociales toleradas o estimuladas por el mundo exterior. El elemento dinámico del ello es la libido y el elemento dinámico del superyo es también esa misma libido. Si las sublimaciones utilizan plenamente el dinamismo de las pulsiones reprimidas, la represión será silenciosa y sin angustia. Sublimar es como cambiar un placer por actividades que sean socialmente toleradas. Consecuencias para la técnica psicoanalítica. El tratamiento psicoanalítico esta fundado en el análisis de las resistencias. Por esto en el psicoanálisis se distinguen sucesivamente la etapa oral, etapa anal y la etapa fálica, llamados también estadios pregenitales. Evaluación de los instintos. ETAPA ORAL Tal es el nombre que se le da a la fase de organización libidinal que se extiende desde el nacimiento hasta el destete y que esta colocada bajo la primacía de zona erógena bucal. La parte pasiva va desde los 0−6 meses y la parte activa desde los 6 meses hasta el año y medio. El placer de la succión, independientemente de las necesidades alimenticias es un placer erótico. Es un tipo de placer narcisista primario, autoerotismo original. Aviso ver al objeto, participar de él, implica el placer de tener, que se confunde al bebé con el placer de ser. El niño morderá todo lo que tenga en la boca, los objetos y también el seno de la madre como su primera pulsión agresiva. La manera en que se lo permita o no el objeto de amor es de primerísima importancia, hasta el punto de que de ello depende el aprendizaje de la lengua materna. Si un destete brusco priva al niño del seno materno, puede así conservar un núcleo de fijación que entrará en resonancia con la ocasión de una frustración interior y eventualmente podrá ayudar a que surja una neurosis. En conclusión, aquí en la etapa oral se debe tratar al niño como el objeto de amor, llenarlo de atención, demostrarle lo valioso que es para que cuando crezca el niño tenga muy buena autoestima e independencia. En esta etapa se da la ambivalencia del apego y el desapego y se sabe que marca al individuo de tal manera que en un futuro puede sufrir algún tipo de desorden en la personalidad o bien ser una persona equilibrada. La etapa oral se sublima siendo cantante u orador. ETAPA ANAL Para el niño de 1 a 3 años, el 90% de los intercambios con los adultos son a propósito del alimento y del aprendizaje de la limpieza y el control de esfínter. El chupeteo lúdico de la etapa oral provoca la atención lúdica de las heces o la orina. De todas maneras, a causa de la satisfacción fisiológica de la zona erógena, este aseo es agradable. Se asocian a la madre emociones contradictorias. El niño no renuncia a un placer si no es cambio de otro. Aquí la invitación del adulto amado. La identificación es uno de sus placeres. 2

De ahí sea preciso que el niño encuentra sustitutos sobre los que pueda desplazar sus afectos: serán toda la serie de objetos que en esa edad el niño arrastrara consigo siempre y los que nadie podrá tocar sin despertar su enojo, sus caprichos sobre el que tiene sobre ellos derechos de vida y muerte, es decir, de apretarlos entre sus brazos o de destruirlos y tirarlos, en una palabra de darles o no la existencia, como a sus excrementos. En esta etapa se ha logrado la identificación. Si le complace molestar y golpear es porque ama al adulto. La ambivalencia aparecida al final de la etapa oral se consolida. En fin, los componentes sádicos y masoquistas de este periodo explican las perversiones correspondientes en el adulto, así como el interés libidinal exclusiva por el orificio anal, en el acto sexual, en detrimento y sobreestimado a la vez, de esa infancia pregenital en la que el valor mágico del poder del educador o de la educadora se le imponía a el, corporalmente subyugado, aun en los casos en que su voluntad, verbalmente expresada parece oponerse al maestro. Subyugar o ser subyugado es una ética de la posesión. Una homosexualidad latente e inconsciente está implícita en la elección del objeto, se tratara o no de una persona de otro sexo. El masoquista a nivel activo busca el sufrimiento, por lo tanto, busca ser subyugado, busca sufrir. El masoquista tiene un sádico reprimido. En la etapa anal el niño aprende a socializar con reglas, se inicia a partir del año y medio hasta los tres años y dependiendo de cómo viva la etapa anal sale obsesivo o no. Aquí es que se sabe que pervierte tanto el autoritarismo extremo como la permisividad, generando delincuencia o personas obsesivas. Los tipos extremos en los hombres están representados por el rufián y el pedomasta; sublimados, en los cirujanos, médicos o educadores. Se comprende que la neurosis tome prestado de esta fijación lo principal de la sintomatología corriente de la histeria, de la neurosis obsesiva y la patología orgánica lo trastorna menos de la salud y su letanía de mediaciones conjuratorias continuas y emocionantes. En esta etapa el niño comienza a entender la diferencia entre el día y la noche, la ambivalencia entre el sentimiento de amor y odio hacia su madre, ya que ella puede ser el hada madrina de un cuento, mamá buena o la bruja, mamá mala Los mecanismos de identificación y proyección se efectúan siempre en el cuadro dualista inherente a la ambivalencia sadomasoquista de las relaciones. Es la época de los animales y de las folias que traducen la angustia ante un objeto investido por el propio niño de un poder mágico. En conclusión, la pulsion en la etapa anal es ensuciarse, ya sea con pinturas o con lodo, como lo hacen en el pre−escolar, pero aquí el niño aprende a que se puede equivocar y los errores tienen solución. El que pasa bien la etapa anal es una persona que no roba, es trabajadora y buena. Se origina la fobia, cuando el niño le teme a uno de sus padres y desplaza ese temor que le tiene a alguien significativo, a un objeto o a un animal. ETAPA FALICA La masturbación infantil secundaria ha sido pasada por alto durante mucho tiempo por los adultos, a causa de la represión impuesta a ellos por el superyo civilizado. Esto prueba que a la pulsion libidinora se ha venido añadir una reacción neurótica: angustia, provocación, búsqueda del castigo y sobre todo, ausencia del vinculo afectivo real con el adulto actual. La atmósfera afectiva de las fantasías masturbatorias es entonces sadomasoquista, con predominio de sadismo en el niño y masoquismo en la niña, en caso de que la madre sea normal. • Hasta entonces el niño actuaba según sus pulsiones inmediatas, por el solo placer de satisfacerlas. Será mas tarde aun cuando cobrara la noción del pasado, traducido en formulas como una vez y ayer, que se aplican tanto al pasado inmediato como los días mas remotos del presente atrás y que ya este hecho se confunda 3

con sus fantasías. En esta etapa el niño aprende la noción del tiempo. • El tiempo de paciencia animado de inteligente observación dependerá de los ritmos propios de cada niño, pero también de la presencia afectiva, del buen humor, de palabras que le dirija la madre aun estando en sus ocupaciones. El niño puede sentirse desgraciado por la sensación de abandono aun cuando está pegado a su madre y animado de alegría comunicativa, aun cuando la madre este en la pieza vecina. Para que esto se convierta en su leitmotiv ante todo lo que le interesa. Se despega así por primera vez del interés exclusivo en los casos por relación a si mismo. Las ganas engendran la ambición por aprender y conocer y su valoración creciente del saber. • Tiene otro descubrimiento, la muerte. Descubre la muerte al observar a los animales. Cuando se le explica a un niño que la muerte llega cuando se hacen demasiado viejos, o porque han sido atacados por otros, es cuando el niño comprende en el estado anal y en el fálico, y por esto el niño juega a matar por ambición y omnipotencia sádica. Cuando un niño descubre la muerte y la sexualidad no se le debe hablar mentiras diciéndole, por ejemplo, que la persona que murió se fue de viajes y que regresara pronto, o que a los niños los trae la cigüeña, porque esto a la larga lo que hace es confundir al niño. El silencio y la inmovilidad del niño bueno son raras vez para él otra cosa que una mutilación dinámica, una reducción al estado de objeto fetal, muerte impuesta y sufrida. Las compulsiones masturbatorias rítmicas, los tics, los tartamudeos, el insomnio, la aneopresis, la enuresis, etc., son los últimos refugios de la libido en este moribundo social, puesto al suplicio de una educación perversa. En el estado fálico la niña juega a las comiditas, a las muñecas, acostadas, vistiéndolas. Ella se identifica en todo lo posible con su madre, imitando sus acciones, lo mismo pasa con el niño, pero en vez de muñecas sus juegos son más agresivos. Para plegarse a la naturaleza, el niño deberá no solamente abandonar su rivalidad, a veces odiosa, con el progenitor del mismo sexo, sino identificarse con él. ETAPA DE LATENCIA Esta fase es muda en cuanto a sus manifestaciones y curiosidades sexuales. Es el aspecto cultural de la fase de latencia, fase no solamente pasiva, sino altiva, puesto que implica la síntesis de los elementos así recibidos y su integración al conjunto de la personalidad irreversiblemente marcado por su sello masculino y femenino. Aquí el niño comienza a sublimar todos los impulsos que tnga actividades importantes, sociales, culturales, para que crezca su autoestima. La libido, no inmoviliza en el inconsciente (como el niño neurótico, para dominar los efectos reprimidos) estará enteramente al servicio de un superyo objetivo. El complejo del Edipo será progresivo. Esta etapa es entre los 7 y 12 años. ETAPA GENITAL En esta etapa lo importante es centrar el objeto de ternura y la pasión, el amor maduro, amar a alguien tal como es. La inteligencia se caracteriza porque es una persona flexible y creativa, con meta profesional, vocación donde expandir su creatividad y su energía. Esta etapa se caracteriza por el amor oblativo, que cuando la persona es capaz de dar y de ayudar a los demás, una entrega absoluta y total. Para la mujer, este tipo de amor llega cuando es capaz de dar un hijo a voluntad propia al hombre que ella ama. 4

Una persona esta bien en esta etapa cuando es capaz de entender el punto de vista del otro, con buen sentido, prudencia y con pensamiento racional. La hipertrofia de la inteligencia con relación al resto de la actividad psicofisiológica da un sujeto que merece el nombre de síntoma neurótico. Esto es cuando la persona tiene un perverso dentro inhibido por el superyo., Por lo general son personas que sufren mucho. EL COMPLEJO DE EDIPO Aquí cuando ocurren prohibiciones a la masturbación, puede generar muchos conflictos en el futuro, mas cuando se hace con violencia y sin ninguna explicación aparente. El niño obedece, pero se manifiesta en su carácter convirtiéndose en un inestable, colérico, indisciplinado y rebelde. EL NIÑO En la lucha contra la angustia de castración, el niño se siente privilegiado por tener un pene, mientras que la niña se siente desfavorecida. Para que un niño se desarrolle con normalidad es necesario que la madre lo este apoyando constantemente en sus actividades y se sienta con la confianza de llorar delante de ella, lo que no pude hacer delante del papá, puesto que para él los hombres no lloran. Si su padre le hace algún reproche, entonces dice que el papá ha sido muy severo con él y se queja con su mamá. Si el padre es viril y sano, severo, pero justo, el Edipo se va a plantear sin ningún problema, porque la imagen del padre soporta la agresividad del niño sin crearle culpa. De lo contrario, si el padre es demasiado severo entonces le creara al niño una culpa en su inconsciente y el superyo reacciona como si en verdad lo fuese. El niño que ha superado el complejo de Edipo es aquel que tiene renunciamiento a las pulsiones agresivas respecto de la madre, debe pues ir acompañado del renunciamiento a las pulsiones pasivas seductoras respecto del padre, los demás al inspirarle confianza, rubricaran este renunciamiento. Este será seguido por el desinterés afectivo por las cosas de las personas mayores, dejara a los padres en su vida adulta. Pero si esta actitud de complejo de Edipo tardío se acompaña de una inhibición bastante fuerte de la agresividad inconsciente, esto propicia una neurosis en el curso de la vida por lo que todo le genera angustia, el casarse, le teme a la llegada de los hijos, y cuando los tiene se siente muy celoso de ellos y tiende a ignorarlos, derivada de una represión de una rivalidad edípica y no de su solución. La verdadera madre castradora es aquella que inspira al niño a las actividades propias de su sexo, que requieran de audacia, fuerza y rudeza y viste al niño con pantalones, tirantes y le mantiene su pelo corto, y no aquella que le dice a su hijo que hubiese preferido una niña o que el niño no realice las actividades propias de su sexualidad fálica. También el complejo de castración entra en juego en las actividades intelectuales sobre todo en la aritmética. Cuando un niño tiene problemas con esta asignatura es porque esta relacionando inconscientemente la semejanza, la diferencia, la inferioridad y la igualdad. LA NIÑA En esta la niña descubre que hay criaturas poseedoras de algo que ella no tiene que son los niños. Para que la niña supere esta angustia del complejo de castración debemos decirle que ella tiene una maquina especial para hacer bebes que el niño no tiene. El retiro de la catexis de zona erógena fálica no puede realizarse en la niña sin compensación, es decir que el abandono de la masturbación clitoridea va acompañado de un desplazamiento hacia el rostro y el cuerpo 5

interiormente dedicado al clítoris. Por eso es que todas las mujeres del mundo dependiendo de su cultura se embellecen y se miran al espejo con admiración. Es importante que un padre le diga a su hija lo bonita que es para que crezca con normalidad. La niña se dirige a los hombres y desea conquistarlos como lo hace su madre. El reprimir su sexualidad puede surgir trastornos neuróticos, propensión a sufrir sentimientos de culpa y de inferioridad. También siente la necesidad de sublimar sus pulsiones pasivas dando afecto a adultos fuertes que puedan protegerla y sobre todo a hombres y muchachos mayores que tienen el poder que las mujeres no tienen. Por eso halagan a papá. Cuando la niña crece y elige muchachos de su edad entonces se dice que ha eliminado su complejo de Edipo. Si por el contrario la madre elige sus actividades, lo que se va a poner y no la deja ser independiente, entonces la niña se sentirá fea y renunciara as u narcisismo natural. Si la niña no tiene la presencia de un padre o una figura paterna, entonces será como la bella durmiente, estará ahí para que la despierten. El primer escollo es cuando hay una identificación ambivalente con ambos sexos y un desinterés consciente por la sexualidad genital, esto se traduce a una frigidez vaginal total. Si la hija esta fijada afectivamente a su padre, el complejo de virilidad es extremadamente fuerte. Ella tiene un superyo violento que no le permite identificarse con la madre y la seducción femenina con respecto al padre. En la pubertad esta actitud del Edipo invertido es entonces una rivalidad sexual, ella huye de las mujeres y se acerca a los hombres para identificarse con ellos, entonces se entrega a la soledad. El segundo escollo es la frigidez por un infantilismo afectivo, estando en ese momento con una madre cerrada, puede quedarse siempre en una actitud narcisista, afectiva y culturalmente infantil.

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