Desde una perspectiva sociointeractiva, y haciéndonos

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ORIGINALES

Rev. Logop., Fon., Audiol., vol. XIV, n.o 3 (148-155), 1994

INFLUENCIA DEL HABLA MATERNA EN LOS INICIOS DE LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE: PRIMERAS PALABRAS Y PRIMEROS ENUNCIADOS DE MÁS DE UNA PALABRA Por M. Rivero García Profesora asociada. Departament de Psicología Evolutiva i de l’Educació. Facultat de Psicología. Universitat de Barcelona.

INTRODUCCIÓN Algunos planteamientos acerca de los inicios del lenguaje

D

esde una perspectiva sociointeractiva, y haciéndonos partícipes de algunos postulados fundamentales de la teoría de Vygotsky (1978), situamos nuestro trabajo en la línea de aquellos que intentan comprender los orígenes interpersonales del lenguaje. De acuerdo con autores como Bates (1976), Bateson (1975), Bruner (1975), Del Río (1987), Fernández (1992), Ninio (1992), Ryan (1974), Triadó (1991), Vila (1989) y un largo etcétera, consideramos que el niño adquiere las primeras formas lingüísticas motivado por el hecho de que éstas le sirven para el logro de sus objetivos sociales. En otras palabras, el niño aprende a usar procedimientos lingüísticos como medios para expresar intenciones comunicativas (Ninio, 1992). Los adultos, especialmente los padres, atribuyen intenciones comunicativas a los bebés prácticamente desde el nacimiento, interpretando sus expresiones como voluntarias, conscientes e intencionales, cuando de hecho aún no lo son desde el punto de vista del pequeño. El adulto que interactúa con el bebé alimenta la ficción de que este último llora, gimotea, refunfuña, ríe o da patadas a la mesa para que él se haga cargo de sus deseos y responda de manera adecuada. Por consiguien-

te, el adulto trata de interpretar correctamente las «intenciones» del niño. No obstante, esta sobrevaloración —o sobreatribución— de las competencias infantiles no constituye un obstáculo para el desarrollo, sino todo lo contrario, tal y como ha argumentado Kaye (1982). El adulto que atribuye intenciones comunicativas al bebé, que interpreta sus demandas y que responde de forma contingente y consistente a las mismas, le está ayudando a construir un sistema de signos al servicio de la comunicación. Las conductas expresivas del pequeño (llanto, sonrisa, rostro sorprendido o de miedo…) u otras como «intentar alcanzar un objetivo» o «llevarse la comida a la boca» pueden llegar a ser signos de un código para la comunicación en la medida en que el adulto los interprete y responda a ellos de forma consistente. En el último tercio del primer año el niño manifiesta comportamientos que muestran, ya sin lugar a dudas, una intención de comunicarse con el adulto: le pide agua, le ofrece una galleta, le muestra un muñeco o sacude de un lado a otro la cabeza porque no quiere comer. Los medios que el niño utiliza en ese momento para expresar sus intenciones comunicativas son vocálicas o gestuales. Entre los 12 y los 18 meses el niño emitirá las primeras palabras —primeros procedimientos lingüísticos al servicio de la comunicación— y poco más tarde, entre los 18 y los 24 meses comenzará a producir los primeros enunciados de más de una palabra.

Correspondencia: Magda Rivero García. Departament de Psicologia Evolutiva i de l’Educació. Facultat de Psicologia. Universitat de Barcelona. C/ Adolf Florensa s/n 08028 Barcelona. Este trabajo es una re-elaboración de los presentados en la Vth European Conference on Developmental Psychology y en la I Conference for Socio-Cultural Research, celebradas en Sevilla y Madrid respectivamente en septiembre de 1992.

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Los niños aprenden cómo expresar sus intenciones por medios lingüísticos siguiendo las reglas de realización modeladas en el habla que los hablantes competentes de la lengua les dirigen (Bruner, 1975; Snow, 1979; Ninio, 1983). De ahí nuestro interés por el análisis del habla que los adultos, particularmente las madres, dirigen a sus hijos. EL PAPEL DEL HABLA MATERNA EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE Los estudios realizados en los años 70 acerca de las características del habla que los adultos1 dirigen a los niños que están adquiriendo el lenguaje2 coinciden en mostrar que el input que el niño recibe no es pobre ni deficitario. El habla que los adultos dirigen al niño tiene unas particularidades propias que la diferencian del habla entre adultos. Se utiliza el término motherese, que nosotros traducimos como «habla de estilo materno», para hacer referencia al conjunto de características propias del habla que los cuidadores dirigen a los niños pequeños3. La llamada motherese hypothesis, «hipótesis del habla de estilo materno» o «hipótesis del input», afirma que las propiedades especiales del habla del cuidador juegan un papel causal en la adquisición del lenguaje4. En nuestra opinión, la influencia del habla adulta sobre la adquisición del lenguaje no debe entenderse en términos de causalidad undireccional. Los procedimientos lingüísticos utilizados para expresar las intenciones comunicativas son resultado de una negociación entre el niño y el adulto en la que ambos desempeñan un papel activo, confiriendo sentido a su actividad conjunta. Los aspectos físicos y no-verbales de la situación en que tiene lugar la interacción niño-adulto juegan un papel importante en la

atribución de significado, pero es el sentido negociado de la interacción lo que hace del habla adulta la base fundamental para la adquisición de procedimientos lingüísticos. De este planteamiento se deriva que el papel de dicho habla en la adquisición del lenguaje debe estudiarse sin aislar las producciones verbales del contexto de actividad que les confiere sentido. Por otra parte, el análisis de la negociación de procedimientos lingüísticos en situaciones de interacción ha de complementarse, a nuestro entender, con modelos que intenten dar cuenta de cómo los niños procesan el h abla. Dichos modelos nos han de permitir formular hipótesis acerca de la adquisición de aspectos específicos del lenguaje como sistema formal (Rivero, 1993). En el trabajo que presentamos, el análisis de la posición que ocupan las palabras en los enunciados maternos y la propuesta de segmentos privilegiados para el procesamiento no constituye más que un primer tanteo en este sentido. Determinar el papel del habla adulta en el proceso de adquisición del lenguaje, además de ser un objetivo relevante para la explicación de dicho proceso, resultaría de interés para el diseño de estrategias de intervención en los distintos ámbitos en los que se persigue una optimización lingüística. ESTUDIO EMPÍRICO Objetivos e hipótesis Nuestro objetivo general es aproximarnos a la adquisición inicial del lenguaje considerando el habla dirigida al niño por hablantes competentes de la lengua (el habla materna en nuestro caso) como el modelo fundamental para aprender a expresar intenciones comunicativas por medios lingüísticos.

1 La mayoría de los estudios se refieren al habla de las madres. No obstante, algunos trabajos han constatado que las características propias del habla materna pueden hacerse extensibles al habla de cualquier adulto que interactúe con el niño —independientemente de su sexo o status materno— e incluso a los niños mayores de cuatro años que se dirigen a un niño pequeño. 2 La mayoría de los estudios acerca del habla materna y de su papel en la adquisición del lenguaje se han realizado con niños de entre uno y tres/cuatro años de edad, es decir, con niños que inician la adquisición del lenguaje o que se encuentran en el primer período de gran expansión lingüística. Con objeto de disminuir las reiteraciones en el texto, en ocasiones utilizaremos la expresión «niños pequeños» para referirnos a aquellos que se encuentran en dicho período de desarrollo lingüístico. 3 Para una revisión de las características propias del habla de estilo materno véase Snow y Ferguson (1977) y Snow (1977). Síntesis en castellano pueden hallarse en Garton y Prat (1991) y Rivero (1993). 4 Para una valoración reciente de la hipótesis del input véase Rivero (1993).

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ORIGINALES

Los objetivos específicos de este trabajo consisten en analizar las relaciones entre el habla materna y (a) los primeros enunciados infantiles de una palabra y (b) un tipo particular de los primeros enunciados de más de una palabra (Pronombre demostrativo + X). Nuestra hipótesis general plantea que los procedimientos lingüísticos para expresar intenciones comunicativas son negociados por la pareja madre-hijo en episodios interactivos previos de actividad conjunta. Más concretamente, respecto a nuestros objetivos (a) y (b), esperamos: a) Hallar una alta coincidencia entre las intenciones comunicativas expresadas por los enunciados infantiles de una palabra y por los enunciados maternos precedentes que incluyen las palabras del léxico inicial del niño. b) Mostrar que los procedimientos formales para construir enunciados de más de una palabra son negociados por el niño y el adulto en episodios interactivos de actividad conjunta, sobre una base comunicativa. Por otra parte, esperamos que las palabras adquiridas por el niño aparezcan en el habla materna previa en determinadas posiciones predominantes. Existirían segmentos del input privilegiados para el procesamiento y aprendizaje de los elementos lingüísticos (Brown, 1965; Broen, 1972; Clark, 1974; Garnica, 1977; Chapman, 1981; Ninio, 1992; Slobin, 1985). METODOLOGÍA Nuestra investigación general es un estudio longitudinal de tres parejas madre-hijo/a desde el nacimiento hasta los tres años de edad. Se registraron con cámara de vídeo actividades cotidianas de baño, comida y juego en el domicilio familiar. Las observaciones fueron realizadas con una periodicidad aproximadamente mensual durante 30-60 minutos hasta finales del segundo año y en intervalos de dos meses durante una hora a lo largo del tercer año. En este trabajo hemos analizado datos procedentes de una de las parejas. Se trata concretamente de una pareja madrehija de habla castellana. Procedimientos de análisis La estrategia general del análisis ha consistido en 150

TABLA 1. — Producciones infantiles de una palabra

Palabra

Edad en que la palabra está adquirida

«yaya» (agua)

1.2.13

«am» (comer) «nene»

1.2.13 1.3.11

«no»

1.3.11

«ji» (sí)

1.4.15

«papá»

1.4.15

Intención comunicativa Referencia al foco de atención/ acción conjunta (objeto) Referencia a la acción conjunta Referencia al foco de atención/ acción conjunta (objeto) Negociación de la acción Rechazo de la acción Negociación de la acción Aceptación de la acción Vocativo de atención (Padre ausente)

identificar los primeros enunciados infantiles de una palabra y de más de una palabra, para pasar posteriormente a identificar los enunciados maternos precedentes en los que aparecieran los elementos lingüísticos de los enunciados infantiles. Las producciones verbales maternas se han analizado desde la edad de 0.10.145, ya que situaríamos alrededor de los 10 meses —como criterio orientativo— los inicios de comprensión del habla adulta por parte del niño (Ingram, 1989). Detallaremos a continuación los detalles particulares del procedimiento de análisis en relación a cada uno de los objetivos propuestos. a) Identificamos los enunciados infantiles de una palabra (Tabla 1) que aparecieran en los registros hasta el momento de la aparición del primer enunciado de más de una palabra. El período de edad analizado se extiende desde 1.2.13 (edad en que consideramos adquirida la primera palabra infantil que aparece en los registros) hasta 1.5.13 (edad del primer enunciado registrado de más de una palabra). Consideramos que una palabra está adquirida cuando ha aparecido de forma claramente espontánea al menos dos veces en el mismo contexto de uso. La tabla 1 muestra, para cada una de las primeras palabras de la niña, la edad en que consideramos adquirida la palabra y la intención comunicativa expresada. La determinación de la intención comunicativa 5

La edad de la niña se expresa en años, meses y días.

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TABLA 2. — Patrones estructurales e intenciones comunicativas de las producciones infantiles que incluyen pronombres demostrativos entre las edades de 1.9.13 y 2.0.19 Pronombre

Edad

Patrón estructural

Intención comunicativa

«Ete» (Este)

1.9.13/1.11.13 1.11.13 1.9.13/1.11.13/2.0.19 1.9.13/1.11.13 1.9.13/2.0.19 2.0.19 2.0.19

Pronombre Pronombre Pronombre «ara» (ahora) + Pronombre Pronombre + Nombre Pronombre + «ti» (sí) Pronombre + «e» (es) + «mío»

Requerimiento del objeto Regulación de la acción conjunta Designación del objeto Regulación de la acción conjunta Nombramiento del objeto Aceptación del objeto Comentario sobre el objeto (poseedor)

Pronombre ausente

1.9.13 1.11.13 1.11.13/2.0.19

(Pronombre ausente) + «e» (es) + «mono» (Pronombre ausente) + «e» (es) + «mío» (Pronombre ausente) + «e» (es) + Nombre propio

Comentario sobre el objeto (atributo) Comentario sobre el objeto (poseedor) Comentario sobre el objeto (poseedor)

«Eto» (Esto)

1.9.13/1.11.13/2.0.19 2.0.19 2.0.19 2.0.19 2.0.19 2.0.19

Pronombre Pronombre Pronombre Pronombre Pronombre Pronombre

Designación del objeto Comentario sobre el objeto (atributo) Comentario sobre el objeto (poseedor) Comentario sobre el objeto (poseedor) Comentario sobre el objeto (poseedor) Rechazo del objeto

+ + + + +

«e» (es) + «mono» «e» + «mío» «e» (es) + Nombre propio Nombre propio «no»

subyacente a un enunciado se realizó sobre la base del contexto verbal y no verbal del mismo. — Examinaremos los enunciados maternos previos que incluían las primeras palabras del niño. Se analizaron los enunciados maternos registrados en el período comprendido entre 0.10.14 y el momento en que se consideró que la niña había adquirido la palabra. — Establecimos el nivel de concordancia entre la intención comunicativa expresada por los enunciados infantiles y por los enunciados maternos previos. Para la codificación de las intenciones comunicativas nos hemos basado en el sistema elaborado por Ninio y Wheeler (1984). — Finalmente, analizamos la posición de las palabras infantiles en los enunciados maternos previos. b) Identificamos en el habla infantil —a la edad de 1.9.13— una palabra muy frecuente, usada para referirse a los objetos («ete»6 [este], así como un procedimiento principal —también altamente frecuente a la 6 En todos los casos se reseña la forma-tipo de las producciones infantiles, consistentes en una transcripción alfabética (no fonética) del modelo al cual se aproximan las diversas variaciones fonéticas emitidas. Cuando se considera necesario, se incluye entre paréntesis la forma adulta que correspondería a la producción infantil.

edad de 2.0.19— para la construcción de enunciados de más de una palabra. Este procedimiento consistía en la siguiente estructura lingüística [patrón estructural]: «Pronombre + X» [forma infantil: «Eto/Ete + X». Forma adulta: «Esto/Este/Esta + X»). — Analizamos los enunciados infantiles que incluían pronombres demostrativos desde su primera aparición en los registros a la edad de 1.9.13 hasta la edad de 2.0.19. El análisis se ha centrado en la intención comunicativa expresada por los enunciados infantiles y en los patrones estructurales de los mismos (Tabla 2). — Analizamos los enunciados maternos que incluían pronombres demostrativos («esto/este/esta», «eso/ese/esa» y formas plurales) desde la edad de 0.10.14 hasta 1.9.13 - edad de la primera aparición espontánea de la estructura «Pronombre + X» en el habla infantil. El análisis se ha centrado en la intención comunicativa expresada por los enunciados maternos y en la posición que en ellos ocupa el pronombre. RESULTADOS En relación al primer punto de nuestro análisis los resultados han sido los siguientes: 151

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ORIGINALES

Con respecto a la intención comunicativa expresada, hamos encontrado un alto grado de concordancia entre los primeros enunciados infantiles de una palabra y los enunciados maternos precedentes en que aparecían. Únicamente la palabra «papá» no apareció en el habla materna en el período de edad analizado. Este hecho puede ser explicado por el sistema de recogida de datos. Para tres de las palabras infantiles que aparecen en los registros («yaya» [agua]; «am» [comer]; «nene») hallamos un 100% de concordancia con las producciones maternas precedentes que incluían la palabra. El nivel de concordancia con respecto a la intención comunicativa es alto (73,4% y 76,2%) para las otras dos palabras infantiles («no»; «ji» [sí]). Veamos un ejemplo de la coincidencia entre la intención comunicativa expresada por la madre y por la niña cuando usan la palabra «am»: Edad de la niña: 0.10.147 *MOT: am! %act: le acerca una cuchara de papilla a la boca *CHI: 0 %pgx: mira hacia la madre %act: abre la boca y traga la papilla En este fragmento la madre emite «am» acercando la comida a la boca de la niña. Es decir, refiriéndose a la acción de comer. Edad de la niña: 1.2.13 *MOT: 0 [>]

%act: continúa guiándole hacia la boca la mano con la que sostiene el tenedor %com: la niña sujeta el tenedor con la mano derecha *CHI: am [] y [

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