Desigual pero fluido: El patrón chileno de movilidad en perspectiva comparada

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ISSN 0717-9987 Desigual pero fluido: El patrón chileno de movilidad en perspectiva comparada

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Desigual pero fluido: El patrón chileno de movilidad en perspectiva comparada Florencia Torche*

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Desigual pero fluido: El patrón chileno de movilidad en perspectiva comparada

Introducción Movilidad y desigualdad son dos temas establecidos en las ciencias sociales. Aunque íntimamente relacionados, estos dos aspectos de la distribución de recursos sociales son conceptualmente diferentes(1). La desigualdad describe la distribución de recursos en un momento determinado del tiempo, mientras que la movilidad mide movimientos individuales en dicha distribución a través del tiempo(2). Expresado en medidas estadísticas estándar, la desigualdad se refiere a la varianza, en tanto que la movilidad a la correla- Las perspectivas teóricas que vincución intertemporal(3). De este modo, lan movilidad y desigualdad tienden a aunque conectados, no hay una aso- enfocarse en las motivaciones y reciación necesaria entre desigualdad y cursos que determinan decisiones inmovilidad. Más aún, algunos analistas dividuales, pudiéndose distinguir dos plantean que un aumento en la movili- perspectivas. La de los “recursos”, dad puede contrarrestar incrementos que indica que el aumento de la desde la desigualdad, asumiendo tácita- igualdad reducirá la movilidad (al bemente que estos fenómenos se mue- neficiar a aquellos que poseen más ven en direcciones opuestas(4). recursos en la competencia por el asLas perspectivas teóricas que censo social) y la de los “incentivos” vinculan movilidad y desigualdad que, en contraste con la primera, tienden a enfocarse en las motivacio- plantea que la mayor desigualdad aunes y recursos que determinan deci- menta el ‘premio’ de la competencia siones individuales, pudiéndose dis- por ascenso social y, de este modo, tinguir dos perspectivas. La de los induciría mayor movilidad social. “recursos”, que indica que el aumento de la desigualdad reducirá la movilidad (al beneficiar a aquellos que poseen más recursos en la competencia por el ascenso social) y la de los “incentivos” que, en contraste con la primera, plantea que la mayor desigualdad aumenta el ‘premio’ de la competencia por ascenso social y, de este modo, induciría mayor movilidad social. A fin de cuentas, la pregunta sobre el vínculo entre movilidad y desigualdad es empírica y, a la fecha, esta evidencia es pobre y poco conclu(1) (2) (3) (4)

Hout, 2004. Marshall, Swift, y Roberts, 1997. Gottschalk y Danzinger, 1997. Friedman, 1962.

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yente. Una limitación que, en parte, se debe a que la movilidad se ha estudiado en un número pequeño de países, la mayoría de ellos industrializados, los cuales comparten bajos niveles de desigualdad. En este sentido, la contribución de este artículo está en que introduce el caso chileno al proyecto comparativo de movilidad, explorando el vínculo entre desigualdad y movilidad. Chile es un país de ingreso medio que ha experimentado una significativa transformación política y económica en las últimas décadas. A mediados del siglo 20, su estrategia de desarrollo se basaba en la industrialización sustitutiva de importaciones. Su economía estaba cerrada al comercio internacional y el Estado desempeñaba un rol económico y productivo central. Crecientes demandas sociales asociadas con el desigual desarrollo, acompañada de una masiva migración urbana, ayudaron a dos gobiernos progresistas a llegar al poder en la década de los 60 y comienzos del 70. Estos gobiernos condujeron significativas reformas redistributivas, incluyendo la nacionalización de empresas y una reforma educacional y agraria. Este camino reformista, sin embargo, fue violentamente cortado por el golpe militar de 1973. Al mando del general Pinochet, las Fuerzas Armadas tomaron y mantuvieron el poder hasta 1990. Instalado en el poder, el gobierno militar llevó a cabo una profunda y vertiginosa transformación económica, que incluyó un ajuste macroeconómico, privatización de empresas y del sistema de bienestar, además de la liberalización de precios y mercados. En consecuencia, Chile se transformó de una economía cerrada, con alta injerencia estatal, a una de las economías más abiertas y libremercadistas del mundo. Luego de una profunda recesión a principios de los 80, Chile experimentó un significativo crecimiento económico, además del restablecimiento de su democracia. El período de ‘redemocratización y crecimiento’, vivido durante la década de los 90, permitió un considerable mejoramiento en la calidad de vida de su población, con un aumento de los salarios reales y una significativa reducción de la pobreza. El lado oscuro de este proceso, sin embargo, se encuentra en la persistente desigualdad. Históricamente alta, esta creció durante el gobierno militar y Chile es hoy el décimo país más desigual del mundo. Su patrón de desigualdad se caracteriza por la “concentración en la elite”, donde el sector de más altos

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ingresos recibe una proporción sustancial del ingreso total, mientras que las diferencias entre los sectores pobres y medios son menos marcadas (incluso menores en relación a algunos países desarrollados). Aunque por definición desigualdad y concentración del ingreso están relacionadas, el caso chileno Chile es hoy el décimo país más deses extremo si se lo compara con países igual del mundo. Su patrón de desindustrializados e incluso con otros igualdad se caracteriza por la “concentración en la elite”, donde el sector de países latinoamericanos. Estas características transfor- más altos ingresos recibe una proporman a Chile en un caso especial. Si ción sustancial del ingreso total, mienhay una relación entre movilidad y tras que las diferencias entre los secdesigualdad, la tasa chilena de movi- tores pobres y medios son menos lidad debería ser significativamente marcadas (incluso menores en reladiferente a la de los países desarro- ción a algunos países desarrollados). llados, dado que Chile experimenta una mayor desigualdad. Para explorar esta hipótesis, este documento estudia el patrón de movilidad intergeneracional en Chile usando métodos log lineales para la tabla de movilidad. A diferencia de otros análisis que identifican la posición en la estructura social de padres e hijos a través del ingreso, en este caso se distinguen estratos socioeconómicos basados en la posición de padres e hijos en la estructura productiva. Posteriormente, se compara estos resultados con el nivel de movilidad en otros países (Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Suecia, Estados Unidos e Israel), todas naciones que tienen niveles de desigualdad mucho menores que Chile. Avanzando algunos de los resultados, el análisis obtenido presenta una interesante contradicción. Por una parte, el régimen de movilidad chileno está significativamente determinado por la distancia jerárquica entre estratos socioeconómicos lo que, a su vez, es una función del nivel de desigualdad en el país. Este resultado es consistente con la relación negativa entre movilidad y desigualdad planteada por la “perspectiva de recursos”. Por otra parte, la comparación internacional indica que la movilidad en Chile es sorprendentemente alta, a pesar de la alta desigualdad económica. Este hallazgo parece contradecir la relación negativa entre movilidad y desigualdad y sugiere, como lo plantea la “perspectiva de incentivos” que la desigualdad podría motivar una mayor movilidad.

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Resolver esta aparente contradicción requiere trasladar el foco analítico desde el nivel hacia el patrón de la movilidad y la desigualdad. Cuando se considera el patrón de estos fenómenos distributivos, la contradicción desaparece y Chile emerge como un país en que el patrón de movilidad reproduce el patrón de desigualdad. El presente trabajo se divide en seis secciones. Luego de esta introducción, la sección 2 presenta evidencia empírica y teórica sobre la asociación entre movilidad y desigualdad. La sección 3, en tanto, describe el patrón chileno de desigualdad. La sección 4, por su parte, introduce los datos y metodología utilizada. La sección 5 presenta el análisis comparativo de movilidad entre Chile y otros países; y la sección 6, finalmente, concluye y discute implicancias de los resultados.

Asociación entre desigualdad y movilidad a nivel teórico y empírico Aunque la desigualdad y la movilidad “van intuitivamente juntas”(5) estas corresponden a diferentes dimensiones de la distribución de recursos sociales. La primera es la dimensión transversal, que determina la posición individual en una jerarquía social. La segunda, en tanto, responde a la dimensión intergeneracional, especíMientras la desigualdad describe la ficamente el acceso diferencial a didistribución de recursos en un mo- chas posiciones, determinado por la mento del tiempo, la movilidad grafi- posición de origen(6). Al nivel conceptual, las difeca la “igualdad de oportunidades”, esto es, la probabilidad de que al- rencias entre estos dos fenómenos guien –con un origen social particu- son claras. Mientras la desigualdad lar– obtenga una posición alta ver- describe la distribución de recursos sus baja, independiente de la en un momento del tiempo, la movidistancia socioeconómica entre es- lidad grafica la “igualdad de oportunidades”, esto es, la probabilidad de tas posiciones. que alguien –con un origen social particular– obtenga una posición alta versus baja, independiente de la distancia socioeconómica entre estas posiciones. Por esta razón, ‘los indivi(5) Hout, 2004: 969. (6) Marshall y Swift 1999: 243; Marshall et al., 1997: 13.

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duos son anónimos en términos de desigualdad pero no en términos de movilidad’(7). De hecho, el análisis de la movilidad asume la dependencia intergeneracional en la reproducción de la estructura social, y estudia el grado y la morfología de dicha dependencia. Esta distinción conceptual tiene importantes implicaciones prácticas. Como lo plantea Friedman (1962: 171), “un determinado grado de desigualdad económica bajo condiciones de alta movilidad y cambio es menos razón de preocupación que el mismo grado de desigualdad en un sistema rígido, en el que la posición de familias particulares en la distribución del ingreso no varía significativamente a través del tiempo”. La cuestión central es si estos dos fenómenos distributivos son independientes. Dos perspectivas teóricas responden esta pregunta focalizándose en los mecanismos de nivel micro que supuestamente vinculan estos fenómenos estructurales: las decisiones de actores individuales. La “perspectiva de incentivos” plantea que la motivación para lograr movilidad es proporcional al nivel de desigualdad social. Si la desigualdad es cercana a cero, el incentivo para moverse en la escala social será nulo. Asimismo, gran desigualdad aumenta tanto la motivación para avanzar entre aquellos que se ubican inicialmente en posiciones bajas como los incentivos para resistir dicha movilidad entre aquellos que ocupan posiciones altas (8). La “perspectiva de recursos”, por su parte, indica que la movilidad depende en forma crítica de los recursos, no de incentivos. A mayor movilidad, mayor será la distancia en términos de capital humano, financiero, cultural y social entre distintos orígenes sociales. En una sociedad muy desigual, los incentivos de la movilidad son altos para todos, pero los recursos necesarios para actualizarlos están tan desigualmente distribuidos que la competencia beneficiará necesariamente a aquellos con orígenes sociales aventajados(9). El resultado de alta desigualdad será entonces la rígida reproducción de la estructura social, por tanto, baja movilidad social. (7) Behrman, 1999: 72. (8) Hout, 2004: 970; ver también Tallin, 2004. (9) Para la elaboración temprana de este argumento ver Goldthorpe, 2000: 254, Stephens, 1979: 54, y Tawney, 1965).

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Debido a que recursos e incentivos operan en direcciones opuestas, el efecto de la desigualdad en la movilidad puede entenderse como un cálculo aditivo. Si el impacto de los recursos sobrepasa el de los incentivos, se espera una asociación negativa entre movilidad y desigualdad. Si, por el contrario, los incentivos son más poderosos que los recursos, la asociación debería ser positiva. A continuación, se plantea que el estudio de recursos e incentivos que afectan la movilidad a nivel micro debe ser precedido de un estudio de la desigualdad y moviliDebido a que recursos e incentivos dad a nivel macro. Este estudio debe operan en direcciones opuestas, el considerar el patrón de desigualdad y efecto de la desigualdad en la movili- movilidad, y no solo el nivel de estos dad puede entenderse como un cálcu- dos fenómenos. lo aditivo. Si el impacto de los recursos sobrepasa el de los incentivos, se a) Evidencia empírica La evidencia sobre la asociaespera una asociación negativa entre movilidad y desigualdad. Si, por el ción entre desigualdad y movilidad contrario, los incentivos son más po- es escasa. Aunque existe información derosos que los recursos, la asocia- de calidad sobre desigualdad para la mayoría de los países(10), la información debería ser positiva. ción sobre movilidad está disponible para un número reducido de naciones, la mayoría de ellas industrializadas. La fuente más importante de datos comparables de movilidad existente a la fecha es el Análisis Comparativo de la Movilidad Social en Países Industrializados (CASMIN, por su sigla en inglés), el cual incluye 15 naciones(11). Este proyecto descubrió que la movilidad varía entre países –y a través del tiempo– debido a diferencias en la estructura social, aun cuando la asociación entre origen y destino social neto de cambios estructurales es extremadamente homogénea a través de los distintos países. Un análisis comparativo más reciente de tendencias de movilidad entre 1970 y 1990 efectuado en 11 países industrializados, sin embargo, no encuentra evidencia sobre una relación entre desigualdad y movilidad(12). (10) Entre otros, Deininger y Squire 1996. (11) Las naciones originalmente incluidas son: Inglaterra, Francia, Alemania (ex República Federal), Hungría, Irlanda, Irlanda del norte, Polonia, Escocia. Suecia, ex Checoslovaquia, Italia, Holanda, Estados Unidos, Australia y Japón. (12) Breen y Luijkx, 2004: 396.

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Este resultado reproduce un trabajo más temprano que tampoco encuentra asociación(13). En resumen, la evidencia sobre una potencial asociación entre movilidad y desigualdad basada en comparaciones internacionales no es concluyente, no solo por los resultados divergentes, sino también debido al pe- Chile presenta un caso ventajoso queño número de países analizados, y para examinar la asociación entre a la potencial colinealidad entre des- movilidad y desigualdad. Dada la exigualdad y otros factores explicati- trema desigualdad en el país, si la vos. En este contexto, Chile presenta desigual distribución de recursos o un caso ventajoso para examinar la incentivos tiene algún impacto en las asociación entre movilidad y des- oportunidades de movilidad, su nivel igualdad. Dada la extrema desigual- de movilidad debería ser significatidad en el país, si la desigual distribu- vamente diferente al de las naciones ción de recursos o incentivos tiene industrializadas. algún impacto en las oportunidades de movilidad, su nivel de movilidad debería ser significativamente diferente al de las naciones industrializadas.

El patrón chileno de desigualdad en perspectiva comparada Desde fines de los 80, Chile experimentó una significativa expansión económica, con un crecimiento del PIB per cápita de más de 6% anual durante 15 años, una tasa inédita para este país, solo comparable con el ‘milagro asiático(14). Gracias a este rápido crecimiento, Chile se transformó en un ‘país de ingreso medio’. En el año 2000 su ingreso per cápita era aproximadamente US$ 5.000, mucho más pequeño que los US$ 31.910 de Estados Unidos, pero el más alto de Latinoamérica(15). Como resultado de este rápido crecimiento, la población chilena alcanzó niveles de consumo impensables hace dos décadas, y la pobreza cayó desde 45% a 21%, entre 1985 y 2000(16). El lado oscuro de esta exitosa historia es la enorme desigualdad. Basada en una estructura agraria semifeudal, herencia institucional del perío(13) Grusky y Hauser, 1984. (14) World Bank, 1993. (15) World Bank, 2003ª. (16) Mideplan, 2000; Raczynski, 2000.

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do colonial, y en la lenta expansión de la educación(17), la desigualdad ha permanecido persistentemente alta durante el siglo 20. En los 90 el coeficiente Gini era 0.58, en comparación con un promedio de 0.34 en los países industrializados, e incluso alto para el promedio latinoamericano de 0.49(18). Como lo indica la Figura 1, la desigualdad en Chile es el doble que la de la mayoría de los países industrializados, y 1.5 veces la de Estados Unidos, el país más desigual del mundo industrializado.

Figura 1 Distribución del ingreso (índice de Gini). Chile y países desarrollados seleccionados, 2000

Japón

Fuente: World Bank 2001.

(17) Engerman y Sokoloff, 1997; World Bank, 2003b. (18) Deininger y Squire, 1996; Marcel y Solimano, 1994.

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No solo el nivel, sino que también el patrón de desigualdad es significativamente diferente en Chile respecto del mundo industrializado. Este se caracteriza por la enorme ‘concentración en la elite’, ya que el decil más rico recibe el 42.3% del total del ingreso nacional(19). Aunque por definición la desigualdad se relaciona con la movilidad, el caso chileno es extremo si se lo compara con el mundo industrializado e incluso con Latinoamérica. La comparación del ingreso de cada decil con el ingreso del decil siguiente (más pobre) ilustra este punto. La razón entre el decil más rico y el siguiente es dos veces más grande en Chile que en Estados Unidos e Inglaterra, y una de las más grandes en Latinoamérica, lo que indica una alta concentración en la cúspide. En contraste, la razón entre el segundo decil más pobre y el más pobre en Chile corresponde a la mitad de estos dos países, situación que demuestra que la desigualdad en Chile es mucho menor en el extremo inferior de la distribución(20). De hecho, como lo indica la Figura 2, Chile es el cuarto país más desigual de la región más desigual del mundo. Sin embargo, si se excluye el decil más rico, la desigualdad chilena se reduce dramáticamente y Chile es el cuarto país más desigual este país se transforma en el más de la región más desigual del munigualitario de Latinoamérica, supe- do. Sin embargo, si se excluye el derando incluso a Estados Unidos(21). cil más rico, la desigualdad chilena Lo anterior permite concluir que se reduce dramáticamente y este Chile es desigual, porque su elite país se transforma en el más igualiconcentra una proporción extrema- tario de Latinoamérica, superando damente alta del ingreso nacional. incluso a Estados Unidos. Esto contrasta con lo que sucede en las clases medias y bajas, en las cuales la distribución de recursos es mucho más uniforme.

(19) Mideplan, 2001. (20) Szekely y Hilgert, 1999. (21) Inter-American Development Bank, 1999.

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Figura 2 Desigualdad total excluyendo el decil más rico (índice de Gini). Chile, países latinoamericanos y EE.UU., 1998 más

Brasil

Fuente: Inter-American Development Bank 1999.

En la sección que sigue se analiza el vínculo que existe entre este particular patrón de desigualdad y la movilidad intergeneracional en Chile.

Datos y su recolección El presente estudio se basa en la Encuesta Chilena de Movilidad Social 2001 (ECM), implementada por el Departamento de Estudios Sociológicos de la Universidad Católica de Chile. Esta encuesta recoge una muestra representativa a nivel nacional de aproximadamente 3.000 hombres jefes de hogar entre 24 y 69 años de edad. El trabajo de campo consistió en la realización de entrevistas cara a cara en el hogar del encuestado, a cargo de personal especializado. La encuesta excluyó a hombres no jefes de hogar, quienes representan el 17% de la población masculina de edad relevante(22). El tamaño pequeño de este (22) Mideplan, 2001.

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grupo y su distribución ocupacional, similar a la de los jefes de hogar, sugiere que su inclusión no alteraría los resultados de este estudio.

La estructura de estratificación socioeconómica chilena Con el fin de describir la estructura social chilena, este estudio utiliza una perspectiva de estratos socioeconómicos. Estos se basan en la participación actual o reciente del jefe de hogar en el mercado laboral. Específicamente, emplea el esquema de siete estratos diseñado por el proyecto CASMIN. Ampliamente utilizada en comparaciones internacionales, esta clasificación describe los fundamentos de la estratificación en sociedades industriales a partir de ‘relaciones de empleo(23). El esquema parte de la distinción básica entre empleados e independientes, a la que se añade diferencias sectoriales (manual/ no manual, y agrícola/ no agrícola) y consideraciones en términos de calificaciones profesionales. Los siete estratos que se distinguen son los siguientes: profesionales (estrato 1), empleados de rutina no manual (estrato 2), trabajadores independientes (estrato 3), supervisores manuales y trabajadores manuales cualificados (estrato 4), trabajadores manuales no cualificados (estrato 5), propietarios agrícolas (estrato 6) y trabajadores agrícolas (estrato 7). Como muestra la Figura 3, existe un claro ranking socioeconómico entre estratos, indicado a través de los años de educación promedio e ingreso promedio del hogar de los miembros de cada estrato. En este sentido, los estratos socioeconómicos representan una división jerárquica de la sociedad, similar al ranking de ingreso. La principal ventaja de esta clasificación de estratos es que incluye factores que determinan estratificación social más allá del ingreso, como el sector de la economía (no manual, manual, agrícola) y la propiedad (independientes, empleados). Su principal desventaja es que los estratos socioeconómicos pueden incluir significativa variación interna en cuanto a sus niveles de ingreso, ocultando parte de la movilidad que se produce al interior de cada estrato. De este modo, un análisis de la movilidad se beneficiaría de la combinación y comparación de formas alternativas de operacionalizar la estructura social, entre ellos, estratos socioeconómicos e ingresos. (23) Erikson y Goldthorpe, 1992: 35-47; Goldthorpe y Heath, 1992.

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Figura 3 Promedio de educación e ingresos por estrato socioeconómico, Chile 2001

Agrícolas

Agrícolas

Educación

Fuente: Encuesta de Movilidad Social en Chile 2001. Educación medida como años de estudio completados, ingresos medidos como total de entradas del hogar.

a) Metodología de análisis Este documento presenta el análisis de los flujos de movilidad por medio de una tabla de clasificación cruzada. Las filas contienen el origen de los encuestados –el estrato socioeconómico del padre cuando el encuestado tenía 14 años–, en tanto que las columnas, su destino o estrato actual. Los flujos de movilidad de la tabla pueden separarse en dos componentes. El primero de ellos, el estructural, identifica los cambios en la estructura social a través de generaciones. Por ejemplo, las transformaciones económicas, tecnológicas y demográficas pueden provocar que el porcentaje de personas en estratos agrícolas de una sociedad disminuya desde un 40% –en la generación de origen– a un 10% en la generación de destino. O, del mismo modo, que el porcentaje de profesionales aumente desde un 10%, en la generación de origen, a un 25% en la generación actual. Estas transformaciones estructurales ‘fuerzan’ procesos de movilidad: algunas personas con origen en la agricultura deben moverse a posiciones urbanas, debido a la reducción de su sector, en tanto que los estra-

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tos profesionales en expansión tendrán que reclutar a algunos individuos de origen no profesional. El segundo componente de los procesos de movilidad es la asociación neta de cambios estructurales entre origen y destino, lo que representa el nivel de igualdad de oportunidades de una sociedad. Debido a ello, este es el fenómeno que interesa para el análisis de la movilidad. Para distinguir el componente estructural y de asociación de la movilidad se utilizan métodos log lineales que miden asociación origen-destino a través de las ‘razones de odds’(24) que no son afectadas por los movimientos marginales de la tabla de movilidad(25). En el caso de Chile, se utilizan dos modelos de log lineales. El modelo de Fila-Columna II (RCII)(26) que se usa para describir su patrón de movilidad –a la vez de asociarlo con el patrón de desigualdad– y el modelo de ‘diferencia uniforme’ (UNIDIFF)(27), con el fin de comparar su nivel de movilidad respecto de otros países. En el modelo RCII las clases de origen y destino se escalan de modo que la asociación entre ellas pueda ser expresada con un solo parámetro. Este parámetro corresponde a una variable latente continua, que se manifiesta en la posición relativa de las clases entre sí. Empíricamente derivados de los datos, el valor del parámetro se puede interpretar como ‘distancias’ y producen un ranking óptimo de las clases en términos de la movilidad entre ellas (ver anexo 1). Adicionalmente, se incluyen parámetros ‘de herencia’ en la diagonal principal de la tabla que capturan la tendencia a inmovilidad (herencia social). La bondad de ajuste del modelo RCII es rechazada bajo criterios de bondad de ajuste estándar(28), el elevado número de casos, unido a un bajo BIC (29) indica que este es altamente preferido al modelo saturado(30). Más importante aún, en el caso de Chile, el modelo RCII explica el 95% de la asociación bajo hipó(24) La fórmula clásica de probabilidades de odds es la razón entre éxito’ y ‘fracaso’, donde ‘éxito’ es probabilidad de que un evento ocurra (p) y fracaso es la probabilidad de que el evento no ocurra (1 - P), donde p + (1-p) = 1. (25) Hout, 1983. (26) Goodman, 1979; ver también Hout, 1983, y Wong, 1992, (27) Erikson y Goldthorpe, 1992; Xie, 1992. (28) El modelo presenta una estadística de desviación (Deviance) de 36.5, grados de libertad = 18, p =. 006, BIC = -107.58. (29) Coeficiente de Información Bayesiano. Estadística de ajuste que permite comparar modelos, porque es insensible al número de casos. (30) Raftery, 1995.

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tesis de independencia, dando cuenta de la mayor parte de la asociación relevante de la tabla. El buen funcionamiento de este modelo indica que una escala unidimensional de los estratos sociales captura adecuadamente su distancia en términos de movilidad. La pregunta lógica que sigue aquí es: ¿Qué representa esta escala? ¿El ranking jerárquico de las clases en términos de su educación e ingresos? Si se encuentra una alta correspondencia entre la distancia de las clases y la movilidad en términos socioeconómicos, este resultado indica que la distribución intrageneracional de recursos –expresada en el ranking de estatus– determiParticularmente notable resulta la na el proceso intergeneracional de distancia que separa al estrato profe- movilidad. En otras palabras, este resional superior del resto de la estruc- sultado sería consistente con la tura social, y la relativa ‘cercanía’ en “perspectiva de recursos”, que indica cuanto a patrones de movilidad y a que la desigualdad de acceso a los posiciones de estatus socioeconómi- recursos, por medio de las clases, reco en los sectores medios de la tabla gula las oportunidades de movilidad (estratos independientes, manual a través de generaciones. cualificado y supervisores, manual Para examinar esta posibilidad no cualificado e incluso trabajadores se comparan los valores de las clases de rutina no manual y propietarios obtenidos del modelo RCII con aqueagrícolas). llos derivados del ranking de los estratos en términos de su educación e ingresos (cuyo promedio simple define el estatus socioeconómico de cada uno). La figura 4 presenta la comparación entre los puntajes estandarizados de ambos valores. La correspondencia es impresionante: las distancias de movilidad entre clases cercanamente reproducen la distancia en términos de estatus socioeconómico. Particularmente notable resulta la distancia que separa al estrato profesional superior del resto de la estructura social, y la relativa ‘cercanía’ en cuanto a patrones de movilidad y a posiciones de estatus socioeconómico en los sectores medios de la tabla (estratos independientes, manual cualificado y supervisores, manual no cualificado e incluso trabajadores de rutina no manual y propietarios agrícolas). Esta alta fluidez en el medio, que cruza barreras sectoriales importantes en otros países, contrasta con la gran distancia de las clases en los extremos de la

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estructura jerárquica chilena, particularmente la que se observa en la clase profesional. Este alto isomorfismo entre ranking de estatus socioeconómico y oportunidades de movilidad, al menos en Chile, determina el proceso de movilidad intergeneracional debido, en gran parte, a la desigualdad intrageneracional en la distribución de recursos sociales. Figura 4 Distancias de movilidad obtenidas del modelo RCII y ranking socioeconómico de estratos, Chile 2001

Agrícolas

Agrícolas

Ranking socioeconómico

Nota: Ranking socioeconómico es promedio simple de educación e ingresos de cada clase (ver figura 3).

En suma, el modelo RCII identifica las características centrales del régimen chileno de movilidad: significativas barreras a la movilidad de ‘distancia larga’ –particularmente entre la elite profesional y el resto de la estructura social– se combinan con sustancial fluidez en los sectores medios y medios-bajos.

El nivel de movilidad social en Chile y su comparación internacional Para explorar con detalle el nivel de movilidad existente en Chile, esta sección compara la asociación entre origen y destino social entre este país y otras siete naciones industrializadas: Inglaterra, Francia, Suecia, Ir-

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landa, Escocia, Estados Unidos e Israel. Entre ellos, y como parte del grupo de países CASMIN, Escocia e Irlanda son los más rígidos(31) y Suecia y EE.UU. están entre los más fluidos del grupo, en tanto que Israel es el país más fluido del cual existe estudios empíricos. Significativamente más fluido que todos los países CASMIN(32). Para evaluar la variación internacional en fluidez social, se estima un conjunto de modelos para la tabla de tres dimensiones que clasifica estrato de origen, estrato de destino y país (Tabla 1). El modelo de independencia condicional, que asume asociación nula entre origen y destino (columna 1), se presenta como un referente para evaluar otros modelos. Como es esperado, el ajuste del modelo de independencia es muy pobre, lo que indica que en los países analizados existe una significativa asociación entre origen y destino. Tabla 1 Estadísticas de ajuste, modelos de movilidad social en ocho países Modelo L2 Grados de libertad BIC Asociación explicada φ Israel φ Chile φ USA φ Suecia φ Inglaterra φ Francia φ Irlanda φ Escocia

1. Independencia condicional 16971.7 288.0 13823.0 0.0%

2. Fluidez social común

3. UNIDIFF

987.2 252.0 -1767.8 94.2%

639.7 245.0 -2038.8 96.2% .25 .26 .30 .31 .39 .41 .42 .43

Nota: φ = desviación específica de cada país del patrón de movilidad común. Mientras más alto el valor, más rígido es el país. (31) Erikson y Goldthorpe, 1992, capítulo 11. (32) Goldthorpe et al., 1997; Yaish, 2000. Datos de Inglaterra, Francia, Suecia, Estados Unidos, Irlanda y Escocia fueron obtenidos de la base de datos CASMIN. Datos de Israel fueron obtenidos de la Encuesta de Movilidad Social realizada en ese país en 1991. Las muestras se reducen a hombres entre 25 y 64 años en los países CASMIN y a ciudadanos judíos hombres de la misma edad en Israel.

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El segundo modelo a estimar es el de ‘fluidez común’, que postula que la asociación entre origen y destino es la misma a través de los distintos países. Como lo indica la columna 2 de la Tabla 1, este modelo mejora significativamente el ajuste comparado con el modelo de independencia condicional(33). Aunque el modelo no se ajusta bien a los datos bajo criterios estadísticos estándar, da cuenta de un revelador 96% de la asociación bajo independencia. Este porcentaje indica que la enorme mayoría de la asociación entre origen y destino social de la tabla es capturada por ese modelo. En otras palabras, el modelo da precisa cuenta del patrón de movilidad. El paso siguiente aborda la pregunta sobre variación internacional. Para testar la hipótesis de que el nivel de asociación entre origen y destino (i.e. el nivel de fluidez social) es distinto a través de los países, se utiliza el modelo de diferencia uniforme (UNIDIFF)(34). Este modelo estima un nivel de movilidad común para todos los países comparados y luego añade un parámetro para cada país (k) que indica cuánto se aleja dicho país del nivel común La comparación de parámetros a tra(expresado en el parámetro φk). Valo- vés de países produce un resultado res más altos del parámetro φk identi- sorprendente: Chile es más fluido que fican una mayor asociación entre ori- cualquiera de los países industrializagen y destino el país k, es decir, dos CASMIN y tiene un nivel de fluimenor fluidez social o menor movili- dez que se sitúa entre Estados Unidos y la altamente móvil sociedad israelita. dad (ver anexo 2). Como lo indica la columna 3 en la Tabla 1, el ajuste del modelo mejora significativamente cuando se permite que la asociación varíe a través de países. Los parámetros φks indican el nivel de asociación específica para cada país(35). La comparación de parámetros a través de países produce un resultado sorprendente: Chile es más fluido que cualquiera de los países industrializados CASMIN y tiene un nivel de fluidez que se sitúa entre Estados Unidos y la altamente móvil sociedad israelita. Encontrar alta fluidez en un país en desarrollo no es completamente inédito. De hecho, Park (2004) demostró que la movilidad en Corea es mayor que en Francia, Inglaterra e (33) L2 = 987.2 grados de libertad = 252 BIC = -1767.8. (34) Erikson y Goldthorpe, 1992, Xie, 1992. (35) Siguiendo la formulación de Xie (1992), la escala de los parámetros fk se normaliza de modo que ∑øk2 = 1.

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incluso la igualitaria sociedad sueca. Sin embargo, el nivel de desigualdad en Corea es comparable a las sociedades industrializadas occidentales(36). Lo que es realmente sorprendente, y contradice la “perspectiva de recursos”, es encontrar alta fluidez en un país con una de las distribuciones de ingreso más desiguales del mundo(37).

La excepción del caso chileno y su redefinición del vínculo entre movilidad y desigualdad Los resultados de este trabajo indican que las dinámicas de movilidad en Chile están definidas por fuertes efectos jerárquicos, en combinación con barreras sectoriales débiles. De hecho, el modelo RCII demuestra que basta una escala unidimensional de las clases sociales para capturar la distancia de movilidad entre ellas, y que esta escaLos resultados de este trabajo indi- la es un reflejo cercano de las distancan que las dinámicas de movilidad cias de clases en términos de estatus en Chile están definidas por fuertes socioeconómico. En otras palabras, en efectos jerárquicos, en combinación gran medida, las oportunidades de con barreras sectoriales débiles. De movilidad intergeneracional reflejan hecho, el modelo RCII demuestra la distancia entre estratos en términos que basta una escala unidimensional de recursos sociales. Este resultado es de las clases sociales para capturar completamente consistente con la la distancia de movilidad entre ellas, “perspectiva de recursos”, que indica y que esta escala es un reflejo cer- que las oportunidades de movilidad cano de las distancias de clases en están determinadas por el acceso difetérminos de estatus socioeconómico. rencial a recursos sociales. La comparación internacional parece contradecir, sin embargo, la asociación potencial entre desigualdad y movilidad. La comparación con siete países industrializados indica que Chile es altamente fluido, incluso comparado naciones mucho más igualitarias. Estos resultados describen a Chile como un caso excepcional en que la alta desigualdad parece no deprimir las oportunidades de movilidad. Sin embargo, si el foco se traslada desde el nivel al patrón de la desigual(36) Deininger y Squire, 1996. (37) Nótese que este modelo es un test global de la asociación en la tabla, que no permite hacer un desarrollo sobre las fuentes de fluidez en cada país. Para hacerlo, se requerirían test parciales en los cuales se modelen grupos específicos de celdas (Wong, 1990).

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dad, dicho excepcionalismo desaparece. Si la atención se centra en el patrón de la desigualdad chilena, se obtiene que Chile es desigual, porque la elite concentra una alta proporción del ingreso nacional. Una alta concentración en el decil más rico, sin embargo, se acompaña de una mucho menor desigualdad en el resto de la estructura social, incluso menor que la de Estados Unidos. El patrón de la movilidad, por su parte, cercanamente refleja el tipo de desigualdad que caracteriza a Chile. Barreras jerárquicas significativas, especialmente entre el estrato superior y el resto de la estructura social, se combinan con barreras sectoriales débiles entre clases que no se diferencian significativamente en términos de estatus socioeconómico. En otras palabras, el caso chileno puede verse como la combinación de dos regímenes de desigualdad y movilidad distintos. Alta concentración de recursos económicos en la elite determina fuertes barreras a la movilidad entre la elite y los sectores bajos, y una distribución de los recursos más igualitaria entre las clases medias y bajas resulta en una mayor fluidez entre ellas. La distinción entre estos dos componentes de la movilidad chilena sugiere que desigualdad y movilidad están relacionadas, pero esta conexión solo puede ser capturada cuando se consideran las características específicas de estos dos fenómenos distributivos.

Conclusiones El análisis planteado tiene múltiples implicaciones para el estudio comparativo de la movilidad. La conclusión inmediata es que el importante vínculo que existe entre movilidad y desigualdad debe estudiarse en términos del patrón de estos fenómenos, el cual puede ser oscurecido por completo si, tal como se ha hecho estudios previos, solo se considera el nivel agregado de la movilidad y desigualdad. El análisis chileno también sugiere que la comprensión de la variación de la movilidad a través de los países se beneficiaría si se consideraran dos elementos. Primero, la inclusión de países en desarrollo, lo que añadiría una importante variación en términos de factores estructurales e institucionales que afectan la movilidad. Segundo, la combinación de una cuidadosa comparación de las barreras específicas de la movilidad a través de países, con una ponderación de ellas según la distancia jerárquica entre cada una.

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Si preocupa e importa la movilidad social es porque no es lo mismo ser un trabajador manual no cualificado que un profesional, ya que ambas categorías dan un distinto acceso a recursos y oportunidades de bienestar. Si fuera lo mismo y la diferencia entre estas posiciones sociales no fuera jerárquica sino que únicamente sectorial, la necesidad de movilidad no sería un requisito para la igualdad de oportunidades. Por ello, es importante distinguir entre barreras ‘decisivas’ y ‘no decisivas’. Si la barrera se localiza entre dos clases que tienen una posición similar en la jerarquía de estatus socioeconómico, esta es menos decisiva para la igualdad de oportunidades, en el sentido que aquellos que la cruzan no verán sus oportunidades de bienestar significativamente alteradas. Consecuentemente, en este caso el cruce de esa barrera debiera tener poco peso en el cálculo de la movilidad. Si, en contraste, la barrera se localiza entre clases distantes en la jerarquía social, cruzarla es decisivo en términos de oportunidades de bienestar, y dicha barrera deberá tener un peso mucho mayor en el estudio de la movilidad. En este sentido, Chile es un caso paradigmático de un alto grado de movilidad ‘no decisiva’, pero con menor movilidad ‘decisiva’. Al nivel teórico, el análisis chileno enfatiza las limitaciones de perspectivas que vinculan desigualdad y movilidad focalizándose solamente en los mecanismos micro, como los recursos e incentivos individuales. Los resultados sugieren que dichas teorías deben ser precedidas por una comprensión macro del patrón, así como de la topografía de la desigualdad y movilidad en cada país, de modo de determinar precisamente la distancia entre clases, en términos de los recursos asociados a cada una de ellas. Un cambio del foco desde el nivel hacia el patrón de la movilidad y desigualdad puede iluminar también otros casos. Por ejemplo, el de Estados Unidos, el cual ha sorprendido a los investigadores debido a su alta fluidez, a pesar de ser el país más desigual del mundo industrializado(38). En un intento por explicar este resultado, algunos investigadores han usado la perspectiva de incentivos, planteando que la desigualdad promueve los esfuerzos individuales para ‘triunfar’ y, de este modo, aumenta la movilidad social. Una explicación alternativa, sin embargo, considera el patrón de la movilidad y desigualdad americanas. A pesar de la reciente preocupación (38) Erikson y Goldthorpe, 1992: 381.

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sobre ‘los ricos volviéndose más ricos’(39), el patrón de desigualdad estadounidense es exactamente el opuesto a Chile. Estados Unidos es desigual, porque el extremo inferior de la estructura social recibe una porción extremadamente baja de los recursos totales(40). Consistentemente, un examen de los patrones de movilidad en Estados Unidos refleja barreras significativas a la movilidad ascendente desde las clases más bajas, junto a una mayor fluidez en el resto de la estructura social, lo que resulta en un nivel agregado de alta fluidez(41). La combinación de un cuidadoso análisis de las distancias jerárquicas entre clases sociales –para evaluar cuán ‘decisivo’ es el movimiento entre ellas–, con un detallado examen de barreras específicas de la movilidad, permitirá tener un significativo avance en el estudio comparativo de la La combinación de un cuidadoso asociación entre arreglos económicos análisis de las distancias jerárquicas e institucionales en distintos países, entre clases sociales –para evaluar además de las oportunidades de me- cuán ‘decisivo’ es el movimiento enjoramiento de las condiciones de vida tre ellas–, con un detallado examen de sus ciudadanos. de barreras específicas de la moviliSituándonos en la dimensión de dad, permitirá tener un significativo políticas, este análisis sugiere que cual- avance en el estudio comparativo de quier intervención que busque facilitar la asociación entre arreglos econóla fluidez social debe considerar el par- micos e institucionales en distintos ticular patrón de la movilidad de Chile. países, además de las oportunidaSi la barrera más importante es la que des de mejoramiento de las condisepara a la elite del resto de la socie- ciones de vida de sus ciudadanos. dad, iniciativas que hagan más igualitario el acceso a la educación terciaria –el principal activo que permite acceso a posiciones de elite en Chile– cobra especial importancia. En este sentido, la experiencia del Sudeste Asiático es ilustrativa: El milagro asiático es, en gran medida, un resultado de la intervención del Estado centrado en expandir la educación primaria y secundaria de alta calidad e igualitaria para toda la población. Este esfuerzo redundó en una (39) Mishel et al., 2005; Wolf, 1995. (40) Alesina y Glaeser, 2004: 47; Atkinson, 1996, Tabla 2; Smeeding y Rainwater, 2002. (41) Para un análisis temprano de movilidad de clases ver Gottschalk y Danziger, 1998, Tablas 2 y 3, con evidencia sobre movilidad de ingresos y Featherman y Hauser, 1978, Tabla 4.12.

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expansión ‘natural’ del nivel terciario impulsada por la propia demanda, que puede ser apoyada con créditos a familias de bajos recursos. Junto con promover el acceso a altos ingresos que se desprenden de la educación terciaria, esta política tiene un efecto igualador general: al aumentar la oferta de personas con alta cualificación, el ‘premio’ que ellas ganan disminuye, lo que reduce la brecha entre los ingresos de la elite con educación y el resto de la población. En otras palabras, la expansión igualitaria de la educación abriría avenidas de movilidad y, al mismo tiempo, reduciría la enorme distancia que existe entre la elite y el resto de la sociedad que caracteriza a nuestro país.

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Anexo 1 La forma multiplicativa de este modelo es la siguiente: Fij = τ τiO τjD exp(φ µi νj), donde i representa la clase de origen, j representa la clase de destino, Fij es la frecuencia esperada de la celda (i,j) en la tabla, τ es la media generalizada, τiO captura los efectos marginales de las clases de origen, τjD expresa los efectos marginales de las clases de destino, φ es un parámetro global de asociación, µi es el valor que escala la clase de origen i, y νj es el valor que escala la clase j de destino, sujeto a las siguientes ajustes de normalización: ∑µi = ∑νj = 0 (normalización de la posición de cada clase) y ∑µi2 = ∑νj2 = 1 (normalización de la escala).

Anexo 2 La formulación multiplicativa de este modelo es la siguiente: Fijk = τ τiO τjD τkC τikOC τjkDC exp(ψijφk), donde i identifica clase de origen, j identifica clase de destino, k identifica país, Fijk es la frecuencia esperada en la celda (i,j,k), los parámetros τ están sujetos a la normalización ANOVA en la cual su producto es 1 en todas las dimensiones adecuadas, τ representa la media generalizada, τiO identifica el efecto marginal de la clase de origen, τjD identifica el efecto marginal de la clase de destino, τkC refleja el efecto marginal de país, ψij describe la asociación origen-destino para todos los países, y los coeficientes φks describen la desviación de cada país con respecto a dicho nivel de asociación para todos los países. El nivel de asociación en el país k es ahora un producto de dos componentes: la asociación origen-destino común a todos los países, y el parámetro específico para cada país φk.

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Autora Florencia Torche Socióloga. Profesora del Instituto de Sociología de la Universidad Católica y de CUNY y directora de investigación del Centro de Estudios para la Riqueza y la Desigualdad, Columbia University.

© 2005 Expansiva La serie en foco recoge las investigaciones de Expansiva que tienen por objeto promover un debate amplio sobre los temas fundamentales de la sociedad actual. Este documento, cuya presente edición fue editada por Cony Kerber y contó con la colaboración de Uca Pérez, es parte de un proyecto de la Corporación que funcionó con el objetivo de analizar propuestas sobre movilidad social en Chile. Esto, bajo la premisa de que el estudio y discusión sobre este tema es clave para futuras decisiones de política en esta área. Esta iniciativa fue coordinada por Heidi Berner. Estos documentos, así como el quehacer de Expansiva, se encuentran en www.expansiva.cl Se autoriza su reproducción total o parcial siempre que su fuente sea citada.

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