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DÍA 1

E

l papel que como mujeres cumplimos en la sociedad es muy importante. De hecho, en la Biblia leemos en reiteradas veces que nuestra participación fue y es esencial para cumplir el plan de Dios. Pero el sistema del mundo es muy duro con nosotras, nos muestra un prototipo de mujer perfecta, la cual su único atributo es un cuerpo escultural, dejando a un lado nuestra esencia verdadera de mujer e invitándonos a seguir una imagen errada a lo que debemos ser. Esto nos lleva a sentirnos desvalorizadas o fuera de juego. Buscando en la Biblia el modelo de mujer que debía ser, me topé con Proverbios 31. Confieso que cuando lo leí me sentí intimidada, el estándar de mujer virtuosa es muy alto, compararse con ella puede provocar culpa o sentimientos de inferioridad, porque cuando fallamos empezamos a dudar de lo que podemos lograr en Dios. Sin embargo, la mujer virtuosa para mí se ha vuelto un modelo a imitar, ya no me comparo con ella, procuro ser como ella, pues aunque fallemos o nos equivoquemos siempre tenemos la opción de empezar de nuevo y continuar siendo la mujer que Dios quiere que seamos. Creo que en lo profundo del corazón de cada mujer, hay un deseo sincero de ser lo mejor posible. Buscamos día a día renovarnos para ser la mejor versión de nosotras mismas, como hijas, como amigas, como esposas, como mamás. Con este devocional queremos invitarte a ser más que un modelo de mujer perfecta, queremos guiarte a ser la mujer que Dios quiere que seas, amándote a ti misma, amando tu cuerpo, amando lo que eres y aprendiendo a ser definida por la identidad que solo Dios puede regalarte. ¡Gracias por asumir esta aventura con nosotras, creo que Dios nos sorprenderá!

Angelique Pirela Directora de Entaconadas

Kenia Urdaneta Coordinadora de Proyectos Digitales

Laura Acosta Coordinadora de contenido Web.

Por Laura Acosta

¿H

as visto alguna vez un tapiz? ¡Son hermosos! Son el fruto de un minucioso y arduo trabajo. Fruto de la habilidad de un buen artesano que, sabiendo unir cada hilo, entretejió su gran obra maestra. Lo curioso de los tapices es que tienen dos caras: la frontal, que es hermosa y de colores brillantes y la de atrás, mucho menos atractiva y formada por una maraña de hilos sin aparente orden y sentido. Así, exactamente así, es nuestra vida y como somos.

muchas de nuestras hebras. Siempre con la mirada fija en la cara inferior del tapiz. Mirando, a lo lejos y con recelo, el diseño de otra. ¿El resultado? ¡Frustración! Aún no hemos entendido: no hay un tapiz igual a otro. Nosotras solo vemos una parte, pero Dios sí puede ver el tapiz completo y en todo su esplendor. “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien. Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz”. Salmos: 119:13-15 NTV.

Somos hechura del mejor artesano. Fuimos diseñadas con esmero y con un sinfín de características que se entretejen para formar una pieza sin igual. Así que ese cúmulo de imperfecciones o defectos, esa maraña de hilos a los que no encuentras sentido, en las manos correctas no serán otra cosa que un perfecto y hermo- Oración: “Padre, ayúdame a verme como tú me ves. so tapiz. A entender que me entretejiste con un color y brillo Cada una de nosotras fue entretejida desde el vientre único, que tengo una belleza sin igual. Ayúdame a de nuestra madre de una forma única. Nunca habrá aceptar y amar el diseño que hiciste para mí y a no una igual a nosotras, cada hilo (rasgos físicos, perso- sucumbir en la tentación de compararme con otras. nalidad, heridas, pérdidas, alegrías) se alinea para un Ayúdame a entender que aún mis debilidades serán plan perfecto e irrepetible. Lamentablemente, la ma- reflejo de tu esplendorosa gloria. En el nombre de Jeyor parte del tiempo nos pasamos cuestionando cada sús, amén”. puntada del artesano, tratándonos de deshacer de

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DÍA 2

Por Kenia Urdaneta

D

urante muchos años me sentí inferior a otras chicas por razones realmente sin importancia. Creía que por no tener la ropa más bonita, por no tener un auto, por no ser popular o no tener la mejor figura de acuerdo a los estándares del mundo, yo valía menos que otras chicas y que nadie apostaría por mí. El perfeccionismo es algo muy arraigado en nuestra sociedad y sin darnos cuenta, no nos deja vivir nuestra vida de manera plena.

“Pero el Señor le dijo a Samuel:

‘No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón’”. 1 Samuel 16:7 (NVI)

y de perdonar, tanto al prójimo como a sí mismo. Cuando te liberas de los estereotipos del mundo y te enfocas en cultivar amor en tu corazón, estás siendo perfecta ante los ojos de Dios y eso es lo que realmente importa.

Oración: Padre Celestial, gracias por amarme como soy. Ayúdame a dejar de juzgarme a mí misma de acuerdo a los estereotipos del mundo. Enséñame cuales son las virtudes y talentos que has depositado en mí y ayúdame a desarrollarlas para Dios no quiere que tu apariencia o tus acciones Tu Gloria. Siembra en mi un corazón sincero y sean perfectas, Él solo está buscando transformar amoroso por ti, por mi misma y por los demás. tu corazón para que sea como el suyo. Un corazón Amén. parecido al de Dios es un corazón capaz de amar

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“Deben hacer el bien, dejar de hacer el mal y vivir en paz con todos”. 1 Pedro 3:11 (TLA)

DÍA 3

Ni un segundo lejos de ti Por Laura Acosta

S

i hay algo en lo que todas podemos estar de acuerdo es en esa incomodidad que sentimos cuando debemos pasar tiempo junto a alguien que nos desagrada. Los minutos se vuelven insufribles y nuestra única esperanza es: “Al menos cuando llegue a casa no tendré que verlo/a”. ¿Pero qué pasa cuando no podemos alejarnos de esa persona que nos desagrada ni de noche ni de día?, ¿qué pasa cuándo debemos vivir con ella para siempre? Porque sí, en definitiva, nunca podemos separarnos de nosotras mismas.

Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22:34-39 (NVI). La ecuación es así: no podemos dar algo que no tenemos. La única fuente de amor puro proviene de Dios. Él está dispuesto a derramarlo todo sobre nosotras y no necesita que seamos remotamente perfectas para hacerlo. Solo debemos aceptarlo. Ahora, para aprender a amarnos y aceptarnos a nosotras mismas debemos escuchar y apropiarnos de lo que Dios dice de nosotras una y otra vez. Solo así podremos amar y relacionarnos plenamente con otros.

La calidad de nuestras vidas está intrínsecamente vinculada a la calidad de nuestras relaciones. Por eso Dios, a través de su Palabra, hace un especial énfasis en que procuraremos la paz con cada una de ellas (Deben hacer el bien, dejar de hacer el mal y vivir en paz con Oración: “Dios, ayúdame a verme como tú me ves. A todos. 1 Pedro 3:11, TLA). creer lo que tú dices de mí: que soy amada y aceptaEn la vida hay tres tipos de relaciones: nuestra relación da. Hoy le digo no a cualquier palabra o pensamiencon Dios, con nosotros mismos y con otros. El Señor to que diga lo contrario y recibo todo el amor que nos invita a correr por la paz en todas ellas. Es tan im- tienes para darme. Hoy, con la ayuda de tu Espíritu portante que tengamos un equilibrio en las tres que Santo, me comprometo a estar en paz conmigo misJesús resumió todo lo que debemos hacer en nues- ma y con quienes me rodean. En el nombre de Jesús, tro paso por esta tierra con estas palabras: “Ama al Amén”.

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“Pero yo, que soy tu Dios, borraré todos tus pecados y no me acordaré más

DÍA 4

de todas tus rebeldías”.

Apr endiendo a perdonarme

Isaías 43:25 (TLA)

Por Kenia Urdaneta

L “Acepta su perdón y libérate de toda la culpa”

a falta de perdón es un problema que está atacando a las mujeres de hoy. En algunos casos, puede que hayamos sido nosotras quienes nos equivocamos, no somos perfectas, pero otras tantas veces ese sentimiento puede deberse a una relación rota; por ejemplo: haber vivido con un padre ausente o haber sido víctimas de algún tipo de abuso, esto deja a muchas mujeres heridas y con esa sensación de “¿qué hice mal?”,”¿en qué te fallé para que me trates así?”. Estas son, sin duda, cicatrices que siembran raíces de dureza y de falta de perdón en nuestras vidas. ¿Qué hacer cuando esa persona a la que te cuesta tanto perdonar eres tú misma? Suena duro, pero sé que muchas mujeres hemos sufrido a causa de sentimientos de culpa y falta de perdón durante años, algunas incluso toda una vida. Nos culpamos hasta de lo que no somos ni siquiera responsables. Este era mi caso, hasta que fui liberada por Dios.

siendo dura conmigo misma y, por ende, sin darme cuenta, también estaba siendo dura con los demás. Dios es nuestro Padre, pero también a través de Jesús es nuestro hermano y nuestro amigo. Él tuvo el mayor y más puro gesto de amor por ti y por mí cuando se humilló y se entregó en esa cruz, en ese punto, ya habíamos sido perdonadas. Entonces, querida amiga, no te creas con mayor autoridad que Dios y no hagas que su sacrificio sea en vano, acepta su perdón y libérate de toda culpa. Dios quiere que seas libre y vivas plenamente.

Oración: Amado Padre, gracias por haberme perdonado. Reconozco que he sido dura conmigo misma y que debo aceptar tu perdón de corazón. Necesito de tu ayuda, Señor, enséñame con paciencia a aceptar mis fallas con humildad, enséñame a perdonarme y a perdonar a los demás, muéstrame cómo amarme de una forma sana conforme a tu Un día en medio de una prédica sobre el perdón de voluntad. Te entrego mi corazón para que sea transDios hacia nosotros, El Señor habló directo a mi cora- formado por tu amor. En el nombre de Jesús, Amén. zón y me dijo: “Hija mía, mi princesa, si yo te he per- . donado todo, ¿por qué no aceptas mi perdón y dejas de sentirte culpable?” ¡Fue una revelación! Yo misma me estaba condenando por algo que Dios ya había resuelto y que estaba perdonado y olvidado. Yo estaba

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“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” Salmo 27:10 (RVR 1960)

DÍA 5

Definida solo por el amor de Dios Por Kenia Urdaneta

F

uimos creadas por un Dios de amor, heredamos de Él la necesidad de expresar y dar amor, pero también la necesidad y anhelo de recibir amor. De allí a que siempre estemos en una carrera constante en la búsqueda de este tesoro. En los recuerdos que aún conservo de mi niñez, no viene a mi memoria ningún juguete en especial que me hiciera tan feliz como el amor de papá y mamá, como el cariño de mis abuelitos, tíos, primos y amigos. Sin lugar a duda, mis mejores recuerdos están definidos por la presencia del amor y los más amargos por la ausencia del mismo. Entonces, de niñas buscamos el cariño de nuestros padres y familiares, de jóvenes buscamos el amor de un “príncipe azul”, de adultas nos refugiamos en el amor de los hijos, y así se nos pasa la vida en una constante carrera, de relación en relación, en busca de llenar ese vacío en nuestra alma. En lo particular, y ya en la adultez, he evidenciado cómo las carencias de amor nos comienzan a pasar factura; se empiezan a notar las ausencias y rechazos, se manifiestan como pequeñas cicatrices en nuestro corazón, que cada vez se hacen más grandes y más profundas. Y, de pronto, vemos cómo se vuelve común el intento desesperado de taparlas, maquillarlas o simplemente ignorarlas. Esta es la historia de tantas mujeres hoy en día.

Pero no tienes que hacerlo más. No tienes que seguir pretendiendo que no necesitas amor, pero tampoco buscarlo desesperadamente en cualquier persona. La verdad es que tu valía no depende de cuánta gente a tu alrededor te ame, da lo mismo si eres popular o no, si le caes bien a todos o no, si tuviste un padre ausente o si tu pareja te ha abandonado, debes tener muy claro que el único amor que podrá llenarte verdaderamente es el amor de Dios, y ese ya lo tienes garantizado. Solo el amor de Dios puede definirte y darte valor. Solo el amor de Dios puede hacer desaparecer esas cicatrices que tanto te empeñas en maquillar. Dios ya pagó un alto precio por amor a ti: la muerte de Jesús en la cruz. Abre tus brazos y recíbelo. Su amor es tuyo y está allí esperándote para llenar tu corazón. Oración: Amado Dios, gracias por enseñarme cuánto me amas. Admito que me he pasado toda la vida buscando amor en otras personas en lugar de mirarte a ti y aceptar el amor que tú me ofrecías. Te pido perdón por haber estado ciega, pero ahora puedo ver y quiero con todo mi corazón recibirte y amarte tal como tú me amas a mí. Gracias por haberte entregado por mí. Gracias por nunca desistir de amarme, a pesar de mis fallas, tu amor es perfecto. Te amo. Amén.

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DÍA 6

“En vez de su vergüenza, mi pueblo recibirá doble porción; en vez de deshonra, se regocijará en su herencia; y así en su tierra recibirá doble herencia, y su alegría será eterna”. Isaías 61:7 (NVI)

Tus ci rcunstancias no definen tu valor Por Kenia Urdaneta

H

ay un dicho que dice: “Algunos nacen con estrellas y otros estrellados”. Lamentablemente muchas mujeres se lo creen. Se pasan la vida quejándose sobre sus circunstancias, nunca están conformes con nada porque, según sus creencias, nacieron sin la bendita estrella y se visualizan a sí mismas más estrelladas que los cometas que formaron los cráteres de la luna.

menos no en esta tierra. La intención de Dios para tu vida no era que tuvieras una vida cómoda, mas sí que fueras edificada para convertirte en una mujer que enfrenta circunstancias difíciles con valentía, una guerrera, una luchadora. Aunque a veces sientas que ya no puedes más, Dios te ha dado la capacidad, pues todo lo podemos en Cristo quien nos da las fuerzas necesarias.

En un mundo en donde las apariencias y posesiones le dan cierto estatus a la gente, es fácil dejarse llevar por los sentimientos de que no somos especiales por el simple hecho que las circunstancias en las que vivimos no son las más idóneas.

Tus circunstancias no te definen, el único que ya te definió es Dios y te hizo a su imagen y semejanza. Te ha llenado de talentos que quizás aún no descubres y otros que de seguro estás apenas en pleno proceso de desarrollar, así que no te veas como una “estrellada”, no te desanimes ni te culpes por no tener una vida perfecta, eso solo existe en los cuentos de hadas. Sigue siempre adelante, aprende a apreciar lo que Dios va haciendo en ti a medida que creces en la fe y madura tu carácter en medio de cualquier situación.

Tal vez estés pasando por un momento amargo a causa de un rompimiento familiar; porque no lograste quedar en esa universidad soñada y tus padres no la pueden pagar, tal vez te toque trabajar de día y estudiar de noche y llegar a tu casa agotada, o quizás eres una madre soltera que lucha incansablemente por llevar un sustento a casa. Hay tantas historias como mujeres han sido creadas. No vives las circunstancias más bonitas, te tocó el capítulo difícil de la historia, pero eso no te hace menos mujer ni menos hija de Dios que las demás.

Oración: Padre, gracias por haberme hecho como soy y por haberme dado la vida que tengo. Entiendo que mis circunstancias pasadas, presentes y futuras no definen mi valor, porque soy tu princesa y valgo lo que Tú dices que valgo. Enséñame, Señor, a poder apreciar lo bueno de la vida y a confiar en ti, aunque esté en medio de la tormenta. Guíame para poLa Palabra de Dios dice que como sus hijas seremos der transformar todo lo malo que me ha sucedido en perseguidas, las cosas no siempre nos saldrán de la algo bueno para Tu Gloria. Amén. mejor forma y no llevaremos una vida de ensueño, al

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“Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu projimo como a ti mismo”. Gálatas 5:14 (JBS)

DÍA 7

Me quiero, me cuido Por Kenia Urdaneta

A

lo largo de nuestra vida aprendemos a olvidarnos de nosotras mismas, durante la adolescencia y la juventud se nos olvida que, después del amor por Dios, amarnos antes que amar a otros es importante, (sin intención de caer en el extremo del egoísmo, claro está), después de todo la Biblia nos manda a amar a nuestro prójimo como a nosotras mismas y no viceversa. Pero no, allí estamos nosotras, destruyéndonos tras el fracaso de una relación, deprimidas tras el rechazo de un hombre, o bien, agotadas por entregar toda nuestra energía a un trabajo o a los hijos. Está bien amar a otros, está muy bien ser una profesional exitosa, una novia o esposa abnegada y una madre incondicional para los hijos, lo que no está bien es olvidarnos de que somos mujeres y merecemos también de cuidado, descanso y mimos. Nuestro cuerpo es templo de Dios, así como nuestro desarrollo espiritual es muchísimo más importante que nuestra vida profesional, es por ello que debemos aprender a cuidarnos primero. ¿Cómo? Comienza por mejorar tu alimentación, menos azúcar y más frutas, menos comida chatarra y más vegetales. Caminar en lugar de ir en auto, elegir sonreír y cantar una buena canción antes que quejarnos por el terrible tráfico de regreso a casa. Todas esas son buenas opciones.

Dedica menos tiempo a la TV y más tiempo a la oración, menos tiempo al internet y más a una salida al aire libre y a una buena conversación con alguien que ames. Esos son momentos que alimentan nuestra alma y nos mantiene felices y calmadas, aún en momentos difíciles. Elige quererte un poco más cada día sin caer en el egoísmo, elige cuidarte en todo ámbito y recordar que tu vida tiene un gran propósito para Dios. Tú eres importante, tu vida vale la pena. Oración: Amado Padre celestial, gracias por darle a mi vida un sentido y un propósito importante para ti. Ayúdame a entender que yo también merezco amor y cuidados, y que yo misma debo cuidarme y amarme, porque tú me amas y yo valgo mucho. Enséñame a balancear mi vida de manera sana para poder dedicar tiempo a las cosas que son verdaderamente importantes. Guíame para saber lo que está bien y lo que está mal para mí. Gracias por mostrarme que soy importante para ti y por ocuparte de mi salud y bienestar. Sé que quieres lo mejor para mí y que tus planes para mí son maravillosos. Día a día, enséñame a caminar a tu lado. Amén.

Laura Acosta

Angelique Pirela

Dayanni Sánchez

Kenia Urdaneta

Rouse Nelson

Andrea Colina