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Makhmalbaf, Hana Film-ficha 65 Buda explotó por vergüenza TÍTULO ORIGINAL Buda az sharm foru rikht / Buddha Collapsed out of Shame AÑO 2007 DURACIÓN

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Makhmalbaf, Hana

Film-ficha 65

Buda explotó por vergüenza TÍTULO ORIGINAL Buda az sharm foru rikht / Buddha Collapsed out of Shame AÑO 2007 DURACIÓN 81 minutos PAÍS

, Irán

DIRECTOR Hana Makhmalbaf GUIÓN Marzieh Makhmalbaf-Meshkini MÚSICA Tolibhon Shakhidi FOTOGRAFÍA Ostad Ali MONTAJE Mastaneh Mohajer GÉNERO Drama PRODUCCIÓN Maysam Makhmalbaf PRODUCTORA Coproducción Irán / Francia REPARTO Nikbakth Noruz (Bakhtay), Abbas Alijome (Abbas), Abdolali Hoseinali (chico talibán). RECONOCIMIENTO 2007: Premio especial del Jurado en el Festival de San Sebastián; Premio de

Sinopsis.- Buda explotó por vergüenza comienza con las imágenes retrospectivas de la voladura, en 2001, de dos estatuas gigantescas de Buda talladas en roca viva. En este escenario de barbarie talibán se nos relata la historia de Bakhtay, una niña afgana de seis años que, siendo mujer, comete el "delito" de querer aprender a leer y escribir. El escueto anecdotario que escalona la aventura de la pequeña comienza ya en la mísera cueva donde vive con su familia. Mientras intenta acallar a su hermanito que llora de hambre, en la cueva contigua un niño vecino repasa en voz alta el abecedario. Bakhtay se acerca a él; éste le recita una historieta y le dice que los libros traen historias divertidas. A partir de ese momento, la niña sólo sueña con poder ir a la escuela; y emprende un accidentado itinerario para conseguirlo. Hacerse con el cuaderno y el lápiz que necesita se convierte ya en una entrañable odisea. Pero acceder a ella devine un calvario: de camino es acosada cruelmente por un grupo de niños que juegan a la guerra, la toman como rehén y ensayan con ella la lapidación (talibán) y el fusilamiento (americano); la escuela de niños también le queda vetada… Tan oscuro panorama parece iluminarse en escenas de fascinante poesía y plasticidad cuando un pastor a la orilla del arroyo indica a la niña errante: "¿Buscas la escuela? Pues sigue la luz del sol y la encontrarás. No puedes perderte". Pero, ¿será capaz Bakhtay de superar todos los obstáculos que todavía le esperan? La realizadora: Hana Makhmalbaf.- Nace en Teherán el 3 de septiembre de 1988. Pertenece a una distinguida familia de cineastas: es hija del guionista / director Mohsen Makhmalbaf (uno de los representantes más significativos del mejor cine actual iraní) y de Marzieh Makhmalbaf-Meshkini (igualmente guionista / directora); es hermana de Maysam Makhmalbaf (guionista, además de fotógrafo de casi todo el cine del clan y director de documentales) y de la también directora Samira Makhmalbaf. Apenas acabado el segundo curso de educación básica, Hana ingresa –con ocho años– en la escuela de cine Makhmalbaf, fundada y dirigida por su padre, en la que estudia cine durante seis años. Tenía 9 cuando presentó su primer cortometraje, The Day My Aunt Was ill, en el Festival de Locarno de 1997. A los 14 años, realiza el documental Joy of Madness (sobre el rodaje del film de su hermana Samira A las cinco de la tarde, 2003), que se estrena en el Festival de Venecia de ese año y pasa, así, a convertirse en el realizador / la realizadora más joven en competir en el Festival [28 de agosto de 2003; debido a su edad estuvo a punto de no poder presenciar la proyección de su propio film; según la ley italiana, los menores no pueden ver una película todavía no calificada; los organizadores nunca habían tenido un caso igual]. A los 15 publica su primer libro de poesía, Visa for One Moment. Casi al mismo tiempo inicia los preparativos para Buda explotó por vergüenza, su primer largometraje, que se estrena en 2007

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con notable eco internacional. En la Mostra de Venecia de este año (2009) ha presentado fuera de concurso su último film Ruzhaye sabz / Días verdes. Hana ha crecido entre focos y equipos rodantes de cine. Desde los 9 años trabaja en ese mundo como supervisora de guión, fotógrafa, ayudante de dirección, script... "Vivo con mi madre en Teherán – declara–, aunque nos movemos mucho. La censura nos ha convertido en una familia de nómadas. Mi padre vive como un gitano para poder hacer el cine que le interesa. Hace años él decidió que su único hogar era el cine. Nosotros nos movemos menos que él, pero tampoco vivimos en un sitio fijo. He vivido 18 años a su lado y estudié seis en su escuela de cine. He aprendido todo con él pero lo que más le agradezco es que cuando decidí dedicarme al cine, él dio un paso atrás y me dejó cometer sola los errores. Él sabe que esos errores son ahora mi mejor aprendizaje". [La familia Makhmalbaf es inseparable del cine. Además de la acrisolada experiencia y reconocida repercusión internacional del padre Mohsen Makhmalbaf, tanto la madre Marzieh Makhmalbaf-Meshkini como el hermano mayor Maysam y las hermanas Samira y Hana se dedican al séptimo arte en cuerpo y alma. Con éxito y hasta con precocidad, si tenemos en cuenta que Samira ya participaba en rodajes cinematográficos a los ocho años para posteriormente dirigir con 18 La manzana (1998) o poco después A las cinco de la tarde (2003); algo similar sucede con Hana, como hemos visto. Tenía 18 años cunado rodó Buda explotó por vergüenza y 19 recién cumplidos cuando recibió en septiembre de 2007 el Premio Especial del Jurado del Festival de San Sebastián. La familia de los Makhmalbaf continúa creciendo como estandarte del cine iraní. Ha trabajado como de varias películas]. Recapitulamos la actividad de la joven Hana hasta este momento (2009): Dirección: • The day my aunt was ill (cortometraje) • Joy of Madness (documental) • Buda explotó por vergüenza (largometraje), primera película de ficción de Hana. • Ruzhaye sabz / Días verdes (documental / ficción, presentado fuera de concurso en la Mostra de Venecia, 2009) Supervisión de guión: • The Apple / La manzana, de Samira Makhmalbaf, 1997 • The Silence / El silencio, de Mohsen Makhmalbaf, 1997 • The Door / La puerta, de Mohsen Makhmalbaf, 1998 • The day I became a woman / El día en que me convertí en mujer, de Marziyeh Meshkini, 1999 • God, construction destruction / Dios, construcción y destrucción, de Samira Makhmalbaf, 2001 Fotografía: •

The day I became a woman / El día en que me convertí en mujer (Primer episodio) de Marziyeh Meshkini, 1999 • Sex & Philosophy / Sexo y filosofía, de Mohsen Makhmalbaf, 2005 Libro: • Visa for one moment, 2003 Buda explotó por vergüenza: La puesta en escena.- Cuesta pensar que Hana Makhmalbaf sólo tuviera 16, 17… años al comenzar el rodaje de su primer largometraje de ficción. Aunque de aparente simplicidad, la tesitura global del film, cuya historia funciona a varios niveles, no deja de ser compleja. Y puede decirse que, a pesar de ciertos desajustes, la realizadora nos entrega una obra impactante; con lenguaje luminoso acierta a dar cuerpo a una poderosa inspiración creativa al servicio de su compromiso humanista socio-político y cultural. 1) Trasfondo histórico.- A principios de marzo de 2001 el mullah Mohammed Omar hizo público un edicto que mandaba destruir todas las estatuas existentes en Afganistán como contrarias al Corán. Poco después (a pesar de la indignación mundial y desatendiendo las peticiones de la ONU, así como de diferentes gobiernos y organismos y internacionales –incluida la "Organización Mundial de la Conferencia Islámica", que agrupa a más de medio centenar de países musulmanes–), la milicia ultraortodoxa islámica talibán dinamitaba los Budas de Bāmiyān. Se trata de dos estatuas monumentales, [email protected]

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lladas a los lados de un acantilado en el valle de Bāmiyān, en Afganistán central, situado a 230 km. al noroeste de Kabul, a una altura de 2500 metros sobre el nivel del mar. Las estatuas –una de 55 metros de altura y 1500 años; la otra de 36, 5 metros, del siglo III– fueron construidas cuando Afganistán era uno de los centros de la civilización budista y antes de que los ejércitos árabes introdujeran el Islam en la región, en el siglo VII. Eran las más antiguas y estimables de Afganistán. Habían sido declaradas por la UNESCO patrimonio cultural universal de la Humanidad. [Los talibanes utilizaron misiles antiaéreos, tanques y dinamita. En su comunicado oficial, el Ministro de Asuntos Exteriores afgano-talibán Mutawakel subrayaba que su gobierno reconocía que las reliquias eran de importancia cultural, pero que "su presencia en el Emirato Islámico iba contra los principios del Islam". Parece ser que el responsable inmediato de tales tropelías fue un tal Mullah Fazlullah, cuyo "programa cultural" incluye capítulos como: ƒ Destrucción de obras de arte "alevosas" con el Islam ƒ Prohibición de la música, el baile, los vídeos, la televisión, los ordenadores y cualquier otro medio de incitación al pecado (en consecuencia: quema de las tiendas que los venden). ƒ Prohibición de que las mujeres y niñas estudien (en las zonas que controla, fueron sacadas de las escuelas). ƒ Prohibición de vacunar a los niños contra la polio, ya que se trata de una estratagema de los judíos y los cristianos para volver impotentes a los musulmanes]. Con ese inmediato pasado afgano como telón de fondo, Hana reflexiona sobre el presente y el más que previsible futuro de una sociedad gestada y modelada bajo la égida talibán. Comenta (2007, Entrevista con la Agencia EFE en Madrid): "Intenté reflejar los efectos de años de violencia a través de la imagen del Afganistán actual, para que los adultos puedan darse cuenta del modo en que su comportamiento afecta a las generaciones más jóvenes. Los niños son los adultos del mañana. Si se acostumbran a la violencia, el futuro del mundo correrá un gran peligro. Un chico adolescente dice en la película: 'Cuando sea mayor, te mataré', porque de niño ha vivido en un ambiente muy violento: la violencia ha pasado a formar parte de su vida diaria. Creo que la verdadera escuela de los niños es observar y copiar el comportamiento de sus padres y los demás adultos que los rodean. Por ejemplo, hace algunos años en Bāmiyān se produjo una terrible masacre en la que muchos hombres y chicos jóvenes fueron decapitados justo delante de sus esposas y madres. Lo irónico es que incluso aquellos que llegan para rescatar a Afganistán, lo destruyen primero; y luego no tienen tiempo para reconstruirlo. Después llega el siguiente 'grupo de rescate' y se vuelve a repetir el mismo ciclo de destrucción y violencia, una y otra vez. Primero fueron los rusos, luego los talibanes, y ahora los americanos. Comunistas, musulmanes y ateos / cristianos, pero todos con una cosa en común: la violencia. Y esta violencia ha sido inyectada una y otra vez por parte de tres grupos diferentes en la cultura de la gente de este país, hasta tal punto que es posible verla en los juegos de sus hijos. A diferencia de sus homólogos en América, que aprenden la violencia de las películas de acción hollywoodienses, los niños en Afganistán la han aprendido al presenciar las atrocidades sufridas por sus familiares. Han sido testigos de cómo sus padres eran decapitados en sus propios jardines". 2) Guión literario.- Corre a cargo de Marzieh Makhmalbaf-Meshkini, la madre de Hana, aunque la realizadora confiesa que en su origen se halla una idea poética suya, en sí intrascendente, que desde hacía tiempo le rondaba en la cabeza: un día en la vida de una niña de 6 años empeñada en ir a la escuela y sus peripecias para conseguirlo. "Cuando terminó la primera parte del rodaje, durante los trabajos de edición me pareció que los personajes estaban de algún modo incompletos. Así que acudí a mi madre, la guionista, y comenzamos a trabajar de nuevo en el argumento". El título hace referencia a una frase de su padre: "Hoy hasta las estatuas se avergüenzan de contemplar tanto horror" (EFE). [email protected]

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a) Planteamiento.- Dos son los componentes principales que sustentan el guión, como se desprende de las declaraciones de la realizadora: 1) El hálito poético que irradia la figura y la historia de la niña afgana. En este campo, el guión comienza conjugando el realismo de una vida inmersa en la pobreza (la escasez de medios para vivir, la ausencia de derechos tan elementales como la enseñanza…) y la poesía de un mundo infantil de candor y sencillez. 2) La alegoría socio-político-cultural. La puesta en escena de su idea poética matricial golpea pronto con violencia a un espíritu inquieto y comprometido, como es el de Hana Makhmalbaf. Ésta se ve fuertemente interpelada por la dureza del realismo envolvente: además de los males señalados, el menosprecio de la mujer, el fanatismo, la intransigencia… Hana ve necesario redimensionar el elemento lírico con la denuncia. Surge así, de la misma fuente poética, la metáfora lacerante. Todos los datos de la historia comienzan a emitir en registro simbólico con trasfondo de alegoría socio-político-cultural del Afganistán talibán y post-talibán. b) Argumento.- Un día en la vida de Bakhtay: ése podría ser el resumen argumental de la historia de Bakhtay, la niña de seis años obsesionada con ir a la escuela y aprender a leer; espoleada por otro niño, su vecino Abbas; y obstaculizada por otros niños que "juegan a las guerras" y otras niñas que no saben qué significa solidaridad o compartir; en el contexto de una sociedad post-talibán anestesiada por la miseria, la violencia, el machismo, fundamentalismo… c) Estructura narrativa.- El tratamiento narrativo viene condicionado en buena medida por las coordenadas que brotan del planteamiento mismo de la historia, hábilmente intercaladas en un entramado de situaciones en suave ascenso dramático-tensional y cuidadosamente marcadas, desde el punto de vista temático, por la presencia omnipresente del escenario. Así, podemos apreciar estos tres núcleos de articulación: 1) La imagen poético-lírica de Bakhtay.Se sustenta sobre la serie de pequeños momentos que escalonan la minúscula aventura de la niña, relatados mediante un discurso sencillo y minucioso, que registra morosamente los mínimos detalles y describe sus reacciones, siempre en perspectiva de ternura y complacencia. 2) La denuncia sociopolítico-cultural del mundo talibán y sus secuelas en la sociedad afgana.- Se apoya en la dureza intrínseca al contexto global de la historia, acentuando –probablemente en exceso– el significado metafórico de los sucesos infantiles (las carencias, los juegos, las trabas socio-culturales, las proclamas); cobijada en la perspectiva ingenua y trasparente de una historia infantil, la alegoría alcanza tono de denuncia dramática, pero sin incidir en estridencias trágicas ni deslizarse por derroteros lacrimógenos. 3) El escenario.- La primera secuencia marca ya el escenario geográfico y temático: De entrada se rememora la destrucción de los Budas de Bāmiyān a manos de la milicia talibán. E inmediatamente después la historia entra en el presente (en torno al 2005): el mismo escenario geográfico se ha convertido en un erial minado, flanqueado por un laberinto de cuevas escavadas en la misma montaña rocosa, que antes había serdio de hornacina a los Budas explosionados y ahora dan cobijo a miles de afganos empobrecidos. Entre ellos Bakhtay, la niña empeñada en aprender a leer para acceder a las "historias divertidas" de los libros, y los niños que "juegan a las guerras", remedando la violencia que han mamado y ensayando su ejercicio futuro. 3) Guión técnico.- A la realizadora "le basta con una cámara, escenarios naturales, niños que desprenden autenticidad y tener claro lo que quiere describir para lograr un documento terrible, tierno y necesario" (Carlos Boyero, El País, 29.02. 08). a) Cámara y fotografía.- Es éste, sin duda, uno de los haberes más brillantes del film. La cámara (digital) se mueve con soltura por todo el panorama escénico y humano, con un dominio absoluto de los enfoques y los contrastes, con un auténtico derroche de luminosidad y colorido. Emergen así frente a nosotros paisajes de sobrecogedora adustez, imágenes impactantes de acendrada belleza descriptiva, rostros cincelados –verdaderos espejos del alma–, que aciertan a plasmar y transmitir estados de ánimo tan multiformes como anhelo, decepción, miedo, desdén, odio, indiferencia, intransigencia, inseguridad… La cámara sigue en especial a Bakhtai por todos los espacios en que se mueve: recorta su silueta en los distintos pasajes y escondrijos; observa sus reacciones en todas las situaciones; la [email protected]

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estudia, singularmente, a través de un espectacular álbum de primeros y primerísimos planos de su carita vivaracha y restallante de vida. Nos acerca, así, a su personalidad más íntima, desplegada en espontaneidad, inocencia, firmeza… b) Banda sonora.- Está expresamente ideada al servicio de la imagen y del doble mensaje poético / político en que se mueve el film. De ahí que la música, muy exigua, y los sonidos apenas cobran protagonismo, pero se hacen presente como discreto y eficaz subrayado, allí donde lo reclama la importancia del momento. En esta tesitura están diseñados también los diálogos, más abundantes y muy perfilados por lo general, casi siempre en función de dar cabida al doble sentido inmediato y alegórico. c) La magia del lenguaje.- Detrás y más allá de los componentes concretos del lenguaje fílmico (luz, imagen, palabra-diálogo, música-sonido, movimiento…), palpita en el film una especie de metalenguaje que aúna sus mejores las esencias. En Buda explotó por vergüenza asoman: 1) Un lenguaje narrativo "inocente", capaz de contar historias de hueso duro bajo piel infantil y de contagiar fantasía de "inocencia" en el mundo ignoto de los libros. 2) Un lenguaje cuasi-documental –estrechamente asociado al anterior– capaz de espejar lacras lacerante de la sociedad adulta bajo la máscara del juego infantil. 3) Un lenguaje neorrealista, en sintonía con el ideario esencial del hiperrealismo iraní y emparentado con las reglas del neorrealismo italiano de hace unas décadas: historias sencillas, escenarios naturales, gente del común, dramaturgia de lo cotidiano, sometido al marco de tiempo real (www.20minutos.es). Su puesta en escena, despojada de artificio, presenta la realidad en su desnudez inmediata y suscita en el espectador incomodidad o asombro. 4) Un lenguaje poético-lírico, que traspasa tanto el horizonte emotivo como el esquema narrativo. Aplicado al horizonte emotivo, el lenguaje poético-lírico convierte los nimios eventos que vive Bakhtay en pasos de una gran aventura, jalonada de resonancias que repercuten en el espectador con eco de metáfora. En este sentido, todo el film deviene, de hecho, una secuencia de pequeñas metáforas, que configuran la alegoría global sobre la sociedad afgana post-talibán y hacen de Bakhtay una figura cautivadora. Aplicado al esquema narrativo, el lenguaje poético-lírico convierte a los personajes en figuras arquetípicas y a la historia en un bello aunque agrio cuento oriental sobre una niña que emprende un viaje a ninguna parte, porque su destino no encuentra cumplimiento. Su enseñanza es triste, pesimista. En esta doble órbita parece reflexionar H. Makhmalbaf sobre los actuales niños iraníes y el futuro de Afganistan. 5) Un lenguaje de denuncia socio-político-cultural, amparado en la exploración intracutánea del mundo infantil post-talibán y su contexto, cuyos eventos son trabajados por la realizadora de manera que puedan repercutir en el espectador con eco de metáfora. De hecho, todo el film puede ser leído como una sucesión escalonada de pequeñas metáforas, que vienen a configurar la alegoría global de la sociedad afgana actual. Así, apenas encontremos en la cinta gesto o frase, que no sea susceptible de connotación simbólica y, por esta vía, de delación implícita sobre la violencia y la guerra, las diferentes modalidades de discriminación, la difícil convivencia de las mujeres en comunidades de régimen musulmán talibán, etc. d) Montaje.- Como ya he apuntado, el film marca de comienzo el escenario geográfico-argumental de la historia, a la vez que con ello nos proporciona el trasfondo temático en que se va a mover. Lo hace magistralmente mediante los dos escuetos flash-back con que se inicia la primera secuencia y termina la última, rememorando la destrucción años atrás de las estatuas de Buda. Ambos constituyen un alarde de densidad y eficaz precisión en la combinación de motivos y elementos de lenguaje de cara a impactar al espectador. Fuera de este paréntesis retrospectivo, el relato se desarrolla con lógica lineal en el trascurso exiguo de un día. Pero un montaje inteligente y certero se las ha ingeniado para suscitar focos de interés contemplativo y para aligerar el ritmo (éste es bastante acompasado por lo general. Aunque en algún momento puede resultar algo cansino por el exceso de minuciosidad descriptiva o a causa de la redundancia de situaciones y motivos que, además de reiterativos, preanuncian lo que va a suceder y ocasionan un alargamiento innecesario del metraje). [email protected]

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Lo consigue mediante un abanico de contrastes a diversos niveles: paisajes de severa adustez y rincones casi bucólicos; situaciones de agobiante realismo y espacios de ensueño; momentos de tensión dramática y de humor distendido; proclamas de denuncia e instantes de embeleso lírico. Por lo demás, el montaje tuvo que modificar y ampliar sobre la marcha la hechura original de un guión, que a lo largo del rodaje de quedó pequeño ante los agregados de la directora durante el rodaje [existe mucho material rodado, que no ha sido incorporado al formato definitivo de la cinta]. 4) La interpretación.- Para encontrar a los intérpretes –ninguno de ellos profesional– recorre Hana la zona de Bāmiyān. "Visité –dice– muchas escuelas en Bāmiyān y sus alrededores, vi a miles de niños y realicé pruebas a cientos de ellos, hasta que encontré a los que me parecieron más adecuados para mi historia. Dirigirlos fue duro, pero satisfactorio. Duro porque no estaban familiarizados con el cine. Nadie había rodado antes una película en su ciudad, nunca habían tenido un canal de televisión local que les permitiera acostumbrarse a ver su propia imagen en la pantalla. No obstante, fue tremendamente satisfactorio trabajar con todos estos niños, tan llenos de energía, ver sus preciosas caritas inocentes. Al dirigirlos, intenté adoptar un enfoque diferente, hacer que todo pareciera un juego. Y dicho ambiente puede verse reflejado en el largometraje". La elección de la protagonista (Nikb-akht Noruz) resulto particularmente ardua. Después de buscar en decenas de escuelas, da con ella. "No encontré en ninguna otra tanta energía, su cara y su inocencia eran diferentes a las de todos las demás", recuerda la directora, que confiesa además que rodar con ella constituyó todo un ejercicio de improvisación, imaginación y mucha paciencia: Ella es en realidad "como aparece en el film, tiene mucho genio y carácter. Nunca se dejó llevar por nosotros, nunca hacía lo que le pedíamos y cada día quería abandonar el rodaje. No le gustaba nada la película, ni verse en una pantalla, yo tenía que jugar con ella, inventarme todo" (Efe. Madrid). Que la elección fuera acertada no resta mérito al soberbio trabajo realizado por Hana con los pequeños. Consigue que se comporten ante las cámaras con absoluta naturalidad y frescura, con la expresiva espontaneidad de quienes juegan, hablan, gritan, sienten… como hacen todos los días. Las cámaras captan la sinceridad de sus miradas en espectaculares primeros planos de unos rostros restallantes de vida. El realismo "interpretativo" vale para todos ellos, pero cabe destacar a Abbas Alijome (en el rol de Abbas) y a Nikbakth Noruz (como Batkay). Sobre todo ésta derrocha raudales de ingenuidad y encanto, domina con soltura las situaciones desfavorable, gestiona a la perfección las ilusiones y los miedos; su cara, perseguida con insistencia por la cámara, suscita agobio cuando llora, ternura cuando ríe, temblor cuando está asustada. 5) Localizaciones y rodaje.- Buda explotó por vergüenza está filmado en Afganistán (fundamentalmente en Bāmiyān, bajo los restos de las estatuas de Buda). Porque –justificaba Hana en 2007– "comparte con Irán todos los problemas políticos, sociales y culturales"; y porque, una vez concluido el primer guión, lo enviamos al Ministerio de Cultura iraní para recabar el permiso que exige para rodar en su territorio y aún estamos esperando su autorización. El rodaje fue largo y dificultoso. Duró nueve meses (primavera, verano y otoño). El montaje se llevó a cabo en Tayikistán. La mezcla, en un laboratorio en Alemania. En España se estrenó el 29 Febrero 2008 con buena acogida de público y crítica. A modo de ejemplo: "Es la película más ingenua, deliciosa, pura, penetrante, alegórica, inteligente, sencilla y a la vez enrevesada que habrán visto en mucho tiempo" (E. Rodríguez Marchante: Diario ABC).

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Alegato contra la violencia y la discriminación en cualquiera de sus formas.- El mero análisis de los componentes que concurren a la puesta en escena de Buda explotó por vergüenza ha hecho notoria toda una serie de contenidos de denuncia, que H. Makhbalbaf describe como estampas oscuras del mundo talibán. El elenco de negatividades es extenso y, lamentablemente, también extensible en diferentes medidas a otras culturas y sociedades. Sin perder de vista esta obligatoria universalización, quiero restringirme aquí al contexto acotado por la realizadora. El clamor de su denuncia acusa aberraciones como: miseria, fundamentalismo, fanatismo, intolerancia, machismo, violencia, crueldad, vejación, tortura, guerra, discriminación… Ella, más concreta, pone sujetos reales a estos conceptos abstractos y habla, con singular énfasis, de juegos de guerra y ejercicios de intransigencia de los niños; de discriminación, menosprecio, vejación… de la mujer en el contexto de la sociedad / cultura talibán. De su denuncia se infiere, en positivo, el aserto contundente: ni la guerra es un juego para niños, ni la mujer un ser inferior. 1) Itinerario infantil entre la inocencia y el juego de la guerra.- Cuando ir a la escuela se convierte en una odisea prácticamente imposible y jugar a las guerras constituye un ejercicio distractivo de imitación de la realidad, sólo cabe constatar con desolación: el universo de los niños se ha puesto al revés.

a) La odisea de aprender a leer.- El film va concatenando las peripecias de ese "camino del aprender" iniciado por Bakjtan, sorteando barreras y venciendo trabas: carencia de medios (no tiene dinero para comprar cuaderno y lápiz); recurso a la imaginación (las sucesivas tentativas de cambio y compra); obstinación por alcanzar el sueño (educación y apertura a un mundo nuevo; o con la gráfica expresión de la cinta: "encontrar historias divertidas en os libros"); búsqueda de alianzas y estrategias (Abbas es su inspirador y único sostén); fortaleza y constancia ante los problemas (asaltada por niños que juegan a ser talibanes y / o americanos, destrozan su cuaderno, simulan su lapidación / su fusilamiento; es sistemáticamente rechazada por las diferentes escuelas e incluso por las mismas "niñas"); morir, si es preciso, por defender sus derechos y su dignidad (en el simulacro final de fusilamiento, Abbas de grita: "Bakjtay, muérete; si no, no te dejarán en paz / no serás libre). En este mundo del revés, la escuela, la educación, parece un sueño inalcanzable para una niña que sólo aspira que sólo quiere que le cuenten historias divertidas. "Mal negocio querer aprender el alfabeto en Afganistán, si además has tenido la punitiva desgracia de nacer mujer" (Carlos Boyero). b) Los hijos de la violencia.- La otra cara, todavía más escandalosa, de este universo al revés corre a cargo de ese grupo de niños que juegan a las guerras. Lo hacen con la increíble versatilidad de [email protected]

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sentar indistintamente lo peor de los enemigos talibanes y americanos. "Las destrucciones actuales sufridas en Afganistán –comenta la directora– no sólo se limitan a ciudades y hogares. Ahora los niños de ésta región juegan a dispararse entre sí con armas de madera, juegan a lapidar a niñas y colocan minas en los pies del contrario. Estos niños que han aprendido a jugar simulando las guerras entre adultos, ¿cómo actuarán con el prójimo y el futuro de la humanidad?". Por lo demás, esos niños ya tienen claro que la mujer es un ser inferior; y también, por qué hay que castigarla: por ser guapa, por tener "ojos de lobo", por ser pagana, por llevar un lápiz de labios o un chicle con el cromo de un futbolista (escena de las niñas prisioneras en la cueva). 2) La verdad de la metáfora político-social referida a Afganistán.- H. Makhmalbaf procede a la denudación del Afganistán post-talibán actual, valiéndose de un doble instrumental: el trasfondo de la metáfora y la perspectiva de los niños. a) De la metáfora a los hechos históricos: los orígenes del mal.- Ya he explicitado suficientemente los repliegues simbólicos, desde los que opera la realizadora. Pero, ¿qué verdad se esconde en realidad detrás de la metáfora? Afganistán es un país extraño. En un periodo de 25 años, ha tenido varios gobernantes; los rusos comunistas, Al-Qaeda, el grupo islámico extremista talibán y los cristianos o laicos occidentales. Cada gobernante ha contribuido a la destrucción de Afganistán con el objetivo de salvar al país de la hegemonía del contrario (H. Makhmalbaf), en vez de ocuparse en mejorar la vida de la gente. Aunque no justificable, si resulta comprensible que se radicalice un país castigado por la intolerancia religiosa de grupos internos y por las invasiones de ejércitos extranjeros que se han esforzado por eliminar las jerarquías fundamentalistas. Ni unos ni otros han respondido a las expectativas de cambio de las gentes; a la inversa, han provocado que se ahonden todavía más las raíces del miedo, la incultura, la desprotección y la miseria. Y ésta es la verdad resultante: Afganistán contemporáneo es un país a la deriva, tanto política como culturalmente, aguijoneado sin piedad por la envestida talibán y su ideología fundamentalista. b) La perspectiva de los niños: ¿es Afganistán un paraíso de violencia?.- La exploración de la enquistada situación afgana desde la óptica infantil presenta una originalidad doble. 1) De un lado, nos proporciona la visión del enorme crimen cometido con esos niños nacidos y crecidos en medio de un torbellino endiablado de burkas, guerras, lapidaciones públicas, terror interiorizado…, cuyo máximo – acaso único– valor consiste en lograr sobrevivir; en este contexto de asfixia de valores y horizontes cerrados no puede extrañar que la "distracción" con la que se evaden en el juego reproduzca los roles de verdugo, del fanático, del guerrillero y sus rituales inmisericordes; simplemente copian, asimilan. 2) De otro lado, la reflexión a partir de los niños significa tanto como orientación hacia el futuro. Los futuros adultos están ya de camino, bien entrenados en el odio y la devastación; asumen la violencia como ley de vida y argumento decisivo; la inocencia no tiene lugar en este mundo (Bakhtay se halla siempre en medio de todos los ataques: de niños "talibanes" y "americanos"; de alumnos, alumnas y maestros; de gentes indiferentes que trabajan en las eras; siempre lleva las de perder). Por fortuna, el film entreabre una rendija a la esperanza con Bakhtay y Abbas. Ella "no quiere jugar a la guerra", ni aunque la maten, Él vela por la supervivencia de la pequeña: muérete para que te dejen en par y puedas ser libre… Pero ¡a qué precio! El futuro está en peligro, concluye la realizadora sobre su cinta, después de en la sociedad afgana los nueve meses de rodaje en las laderas de Bāmiyān, a trece horas de cualquier centro civilizado. 3) Mensajes de amarga autenticidad.- "Sutilmente desoladora, irrespirablemente gráfica, Buda explotó por vergüenza es una mirada real, furibunda y, lo mejor, orgullosamente auténtica del conflicto a ras del suelo. No es éste el Afganistán de los niños sino, mucho mejor, el Afganistán tal cual lo ven los niños, aquellos para los que la educación y la concordia es (y aquellos que para los que no es) aún una engorrosa utopía bajo la mirada atenta y demasiado cercana de las atrocidades del pasado. La ópera [email protected]

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Hana Makhmalbaf– Buda explotó por vergüenza '07

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prima de Hana Makhmalbaf duele a base de transparente honestidad, llorando el espejismo de una nueva era que no llegó, que pasó de largo por el infierno afgano sin mirar atrás. Llama poderosamente la atención el cariz de la mirada en una joven iraní de 18 años que tan prematuramente parece haber perdido la esperanza en un mañana más halagüeño. Su indignado desencanto, su aparente resignación no consienten filtro alguno de luz artificial o artificiosa. Su película es tan seca como hermosa, tan dura como armónica. Testimonio, en última instancia, del advenimiento de un genio que, para más inri, se ve empujada al arte del malabar y el funambulismo para poder hacer cine en un territorio hostil a la creación artística no institucional" (www.20minutos.es/cine). El film no concita a la lágrima epidérmica, pero consigue ese dolor reflexivo profundo, que atornilla en nuestro interior la expresión "inocente" de Bajhtay y la saña "aprendida" de los niños de la guerra. La reflexión de Hana es desoladora, pero también esperanzadora. Desoladora: porque los niños reflejan el mundo de su entorno, que lamentablemente ya encarnan influenciados por él; y porque proyectan irremediablemente el futuro inmediato de esa sociedad. Esperanzada: porque la niña y su amigo no cejan en seguir adelante, contra viento y marea, en busca de una escuela, de un cuento, de juegos infantiles sin guerras. Buda explotó por vergüenza es un film tal bello como sobrecogedor, tan deslumbrante en su ropaje formal como sombrío en el fondo de su historia. En su factura formal cabe subrayar sus impresionantes paisajes naturales, su fotografía cruda y límpida, así como la sorprendente interpretación de unos niños afganos, desbordantes de espontaneidad. Temáticamente destaca su inapelable denuncia sociopolítico-cultural del mundo talibán (pobreza, violencia, discriminación femenina, fundamentalismo…), a la vez que su fervor humanista en medio de un mundo hostil y sus vibraciones líricas, que componen un refrescante poema de candor infantil y de auscultación de la naturaleza.

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