DIRECTORIO NACIONAL DE CATEQUESIS

DIRECTORIO NACIONAL DE CATEQUESIS NIHIL OBSTAT Este Dicasterio ha examido detalladamente el “Directorio Nacional de Catequesis de Ecuador” y ha cons

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DIRECTORIO CENTRO MÉDICO NACIONAL
DIRECTORIO CENTRO MÉDICO NACIONAL "20 DE NOVIEMBRE" Junio 2016 CENTRO MÉDICO NACIONAL "20 DE NOVIEMBRE" DIRECTORIO ÁREA PAG. Dirección 1 Asis

Contenidos de la Catequesis
Contenidos de la Catequesis La Iglesia ha dispuesto las formulaciones de la fe que en forma breve condensan lo esencial de lo que Ella cree y vive,

MINISTERIO DE CATEQUESIS DE ADULTOS
MINISTERIO DE CATEQUESIS DE ADULTOS CATEQUESIS 4: “Guía e Instrucciones para el catequista” 1 PRESENTACIÓN En la línea de la Nueva Evangelización

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DIRECTORIO NACIONAL DE CATEQUESIS

NIHIL OBSTAT Este Dicasterio ha examido detalladamente el “Directorio Nacional de Catequesis de Ecuador” y ha consultado la Congregación para la Doctrina de la fe en relación a los elementos de su competencia. Ahora esta Congregación comunica que el mencionado Directorio se considera un válido instrumento para promover y coordinar el ministerio catequístico en Ecuador. Por esto es aprobado.

Cardenal Darío Castrillón Hoyos Prefecto de la Congregación para el Clero

Mons. Csaba Ternyák S e c retario de la Congregación para el Clero

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TEXTO: Emisión Episcopal de Magisterio de la Iglesia DISEÑO GRÁFICO: Pop Design IMPRESIÓN: Gráficas Iberia DISTRIBUCIÓN:Librería de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana Telf.: 2 554 672 - 2 509 609 Fax: (593-2) 2 551 763 E-mail: [email protected] Quito - Ecuador

Presentación a Iglesia que peregrina en Ecuador frente a los desafíos de la Nueva Evangelización ha emprendido un proceso de renovación de la catequesis en sintonía con las orientaciones dadas por el Directorio General para la Catequesis. Así trata de responder con eficacia evangélica a los retos que la cultura adveniente presenta.

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Dentro del Área de Magisterio de la CEE, el Programa de Catequesis entrega el presente Directorio Nacional de Catequesis. Este documento fue elaborado por un grupo de expertos que recogieron los criterios, experiencias y sugeren cias dadas por los Directores Nacionales de catequesis. El primer documento de trabajo fue examinado por la Asamblea Plenaria de Obispos que apro b a ron el documento con algunas observaciones y sugerencias. Las observaciones fueron sistematizadas por el Programa de Catequesis, y fuero n presentadas al Consejo Permanente de la CEE. El Dire c t orio Nacional de catequesis fue remitido a la Congregatio Pro Clericis. En su contestación, esta Congregación dice: "El mencionado Directorio se considera un válido instrumento para promover y coordinar el ministerio catequístico en Ecuador. Conforme a los principios generales presentados en el D.G.C., son rectamente presentadas la naturaleza y la finalidad de la catequesis y se toman en la justa consideración las condiciones religiosas, sociales y culturales de los destinatarios. Por esto el mismo es aprobado." El presente Directorio Nacional de Catequesis está en línea de continuidad con el Directorio de 1981 y con las

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enseñanzas de "Opciones Pastorales" y "Líneas Pastorales". Además, actualiza los principios y normas orientadoras fundamentales de la pastoral catequística en el contexto de la "Globalización" y "Nueva Cultura". El Directorio Nacional de Catequesis promueve la inculturación del Evangelio, la promoción humana, la misión y la auténtica liberación, la celebración gozosa de la fe en la comunidad cristiana que crece y se consolida por el anuncio y la praxis de la Palabra Liberadora. Este Directorio Nacional de Catequesis se propone ayudar a los catequistas en su formación, y en la aplicación de su ministerio catequístico, que mira a la formación integral de las personas, a la educación en la fe, al fortalecimiento de la comunión eclesial, al crecimiento de la comunidad cristiana, y a la eficaz construcción y extensión del Reino de Dios. Invitamos a todos los catequistas y a los Dire c t o res Diocesanos a estudiar y profundizar este material que será de gran provecho para la formación y consolidación de la vida cristiana de todos los evangelizadores y educadores en la fe. Que La Santísima Virgen María, la Hija predilecta de Dios Padre acompañe y guíe nuestro caminar eclesial a la casa del Padre.

Mons. José Mario Ruiz Navas

Presidente en la Comisión de Magisterio de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana

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Introducción a Catequesis en El Ecuador, ha sido y sigue siendo la tarea prioritaria, asumida con gozo y entusiasmo, en todos los sectores de la Iglesia Católica.

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A ella han dedicado sus mejores iniciativas y energías Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Seglares, ofreciéndose como catequistas o elaborando material didáctico que ha facilitado enormemente esta acción evangelizadora. Por eso, la Jerarquía, en sintonía con el Magisterio Universal, siempre ha estado promoviendo, animando y estimulando la labor catequística en los Agentes de Pastoral y en todo el Pueblo de Dios, en todo tiempo y circunstancia. Para orientar esta labor se ha elaborado este Directorio que, partiendo de una visión pastoral de la realidad nacional trata de responder a algunos interrogantes que conviene tener siempre presente: ¿Para qué catequizar? ¿Cómo catequizar? ¿A quiénes catequizar? ¿Dónde y cuándo catequizar? Unos principios teológico-pastorales de caracter fundamental, un itinerario catequístico que toma en cuenta a niños jóvenes y adultos, la pedagogía y metodología propia de la catequesis y la organización de la catequesis tanto a nivel nacional como diocesano, constituyen los ejes de este Directorio Nacional de Catequesis. En el Directorio Nacional de Catequesis se encuentran orientaciones no solo para la catequesis sino también,

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para la elaboración de los Directorios diocesanos y sobre todo, para la elaboración de los textos para la catequesis a fin de mantener la necesaria unidad en la entrega del Mensaje. De esta manera el Directorio se propone no solamente actualizar sino dinamizar y hacer fecunda la catequesis. Manteniendo los puntos centrales de Catechesi tradendae que inspiró el primer Directorio y siguiendo muy de cerca el Directorio General, en el Directorio Nacional de Catequesis se toman muy en cuenta las Orientaciones y Normas de Opciones Pastorales y Líneas Pastorales para la Evangelización en El Ecuador, documentos que guían la acción pastoral de nuestra Iglesia. Confiamos que este instrumento al servicio de la catequesis en El Ecuador sea bien acogido, bien utilizado y bien fecundo en realizaciones y frutos.

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Siglas CAT

Catecismo de la Iglesia Católica.

CIC

Código de Derecho Canónico.

CT

Catechesi Tradendae.

DCG

Directorio Catequético General, Roma, 1998.

DNC

Directorio Nacional de Catequesis, Quito, 1981.

DV

Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación. Vaticano II.

EN

Evangeli Nuntiandi.

GS

Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual.

LP

Líneas Pastorales. Documento de aplicación de Santo Domingo a la Iglesia en el Ecuador, Quito, 1994.

OP

Opciones Pastorales. Documento de apliación de Puebla a la Iglesia en el Ecuador, Quito, 1980.

P

CELAM, Documento de Puebla, III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,

SC

Constitución Dogmática sobre la sagrada liturgia.

SD

CELAM, Documento de Santo Domingo, IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Santo Domingo, 1992.

SSLC Segunda Semana Latinoamericana de Catequesis. Caracas 1996.

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VISIÓN PASTORAL DE LA REALIDAD ECUATORIANA

a Catequesis se realiza en un mundo concreto y con personas c o n c retas. La Iglesia y, con ella, los catequistas deben leer en el libro de la vida los signos de los tiempos, e interpretarlos a la luz de la Palabra de Dios y de la Doctrina Social de la Iglesia. Así, se imita a Jesucristo, catequista por excelencia, el Hijo de Dios encarnado en una realidad cultural, social, política, económica, re l igiosa concreta. Como Jesús, el catequista ha de encarnarse en la realidad en la que vive y actúa para conocerla y transformarla.

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1. REALIDAD CULTURAL El Ecuador es un país pluriétnico y pluricultural. Su geografía, su historia y sus gentes tienen rasgos comunes y diversos. La diversidad geográfica no influye únicamente en la producción agrícola ni significa solo diversidad de paisajes. Influye, sobre todo, en la sicología de los habitantes. La sierra, la costa, el oriente amazónico y las islas marcan con rasgos propios a quienes las habitan. La historia del Ecuador es, como la de todos los pueblos, muy compleja. Cada etapa histórica va creando una sociedad particular; somos herederos de épocas pasadas: pueblos primitivos, dominación incásica, conquista y colonia española, independencia y república. Una historia influenciada por el mundo que la rodea en cada momento. La diversidad social y cultural son factores predominantes en la nación ecuatoriana. Los pueblos aborígenes, los conquistadores, colonos europeos y los negros arrancados de Africa caminan lentamente al mestizaje. Los pueblos indios y afroecuatorianos, marginados por años, van haciéndose presentes con mayor fuerza en la sociedad ecuatoriana. En ciertos grupos aún se mantiene un racismo latente, ifícil de extirpar; y aparecen otras formas de dividir a la población, fundamentadas en el poder económico y político.

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La lengua común es el español. Esta unidad se ve disminuída por la dificultad de una buena parte de la población ecuatoriana indígena de expresar con fidelidad sus sentimientos e ideas en esa lengua común. El español sirve al indígena, sobre todo, para el intercambio económico. Su lengua propia no es aún suficientemente apreciada y ha perdido pureza al contacto con la lengua predominante. Junto a la lengua y a la historia, la religión católica es principio de unidad; la gran mayoría de los ecuatorianos son bautizados en la Iglesia católica. La invasión de nuevos movimientos religiosos de la más diversa especie, disminuye y, a veces, rompe esta unidad.

Reconocer la presencia del Espíritu en las diferentes culturas; es decir, evangelizar desde la cultura, asumiendo la diversidad simbólica, musical, litúrgica, como riqueza y no como obstáculo para la evangelización. Crear instrumentos de catequesis que se adapten a la realidad de los sujetos: campesinos o urbanos; de costa, sierra o amazonía; indígenas; negros o mestizos. Cultivar desde la catequesis elementos que configuren la identidad nacional (regional, local, étnica), con un profundo sentido de comunión y respeto hacia la diversidad.

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2. REALIDAD SOCIAL La familia, célula y fundamento de la sociedad, se mantiene como tal en Ecuador. En general, la familia se inscribe en el modelo inspirado en el Evangelio y propio de la naturaleza humana. Varios factores, sin embargo, inciden negativamente sobre esta institución fundamental: factores tradicionales como ciertas formas de poligamia, de matriarcado en la costa y de machismo generalizado; y nuevos, como el creciente número de divorcios, la no valoración de la fecundidad matrimonial (anticoncepción), elementos atribuidos a la cultura adveniente y secularista, fuertemente promocionada por los medios de comunicación social. Comienzan a aparecer nuevas corrientes, derivadas de tendencias existentes en pueblos nórdicos, que pretenden poner al lado del modelo de familia, acorde con la naturaleza (padres, madre e hijos), modelos nuevos del todo opuestos a la ley natural, como serían los “hogares” formados por homosexuales. La participación social se ha manifestado, tradicionalmente, a través de los partidos políticos y del populismo. Desde hace poco intentan intervenir los llamados “movimientos sociales”, pero con poca claridad en su constitución y de su misión en la sociedad. Se ha pasado de la antigua forma de estructuración de la sociedad (aristocracia, burguesía y plebe) a otras formas, fundamentadas en el poder económico. En un extremo está un grupo social, formado por pocos muy ricos y, en el otro, un extenso estrato social pobre, caracterizado por un fuerte movimiento migratorio, que vive en la pobreza y, muchos, en la miseria. En el centro, una clase media cada vez más débil y reducida. Esta estructuración no favorece la participación de los ciudadanos en la vida política, económica y cultural. La presencia de numerosas instituciones llamadas ONGs (Organizaciones no Gubernamentales) revela cierta vitalidad social

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y la incursión del sector privado en lo que antes era casi monopolio del Estado: la promoción del desarrollo y de la asistencia social. No siempre estas ONGs llenan las expectativas de la gente, pues algunas resultan ser una forma de vida para sus promotores. La corrupción ha existido siempre en la esfera privada y pública, pero en los últimos años se ha acentuado de manera tal que se ha constituido en un cáncer difícil de extirpar. Se manifiesta de modo particular en la contratación pública en forma de coimas, en el uso deshonesto de los recursos del Estado, en su apropiación, en la evasión de impuestos y en una administración de justicia alejada de las normas de equidad. Para algunos, la ética ha pasado de ser la norma moral superior que rige las relaciones sociales a ser dependiente de la economía. El lucro es el valor supremo.

Hacer una catequesis con mayor participación familiar y tratar de fortalecer los valores profundos de nuestras familias. Realizar con los catequizandos, desde temprana edad, encuentros con otros grupos para que se descubra la importancia de formar el tejido social y eclesial, como fuerza transformadora. Realizar una catequesis oportuna para catequizandos con características migrantes.

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3. REALIDAD POLÍTICA Desde 1979, los ecuatorianos vivimos en un estado de Dere c h o , en el que se respetan las libertades públicas de pensamiento, conciencia, sufragio y prensa. La participación es la prueba de la democracia. Teóricamente, todos los ecuatorianos podemos y estamos llamados a participar en la vida pública. No siempre se cumple esto, a causa de la presión que ejercen grupos de poder en la política y la economía. Con el ocaso de los partidos políticos, tradicionales conservador, liberal y socialista, han aparecido nuevos partidos políticos que tratan de ocupar un espacio. Grave mal es la multiplicación de los partidos políticos, empeñados en ocupar el mismo espacio y c reando confusión e indiferentismo en el pueblo frente a su compromiso auténticamente político (el bien común). El populismo es un fenómeno político de larga tradición en Ecuador; está aún muy arraigado y se presenta con diversos nombres, disfrazado de partido político y de movimiento social. Merecen especial atención el deterioro de los partidos políticos y la tendencia de los laicos católicos a no intervenir en ellos, prefiriendo funciones meramente intraeclesiales.

O f recer formación socio política, para que las personas sean militantes en la sociedad civil y asuman su participación como una responsabilidad histórica.

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Formar políticamente al pueblo, para que sepa discernir y escoger apropiadamente en las elecciones a los mejores candidatos, sin caer en el espejismo de la demagogia. Cultivar en las personas el sentido de participación, ejercitándose en la familia y en los pequeños grupos.

4. REALIDAD ECONÓMICA El fenómeno más sobresaliente y preocupante es el hecho de que una gran mayoría de ecuatorianos vive en la pobreza y aún en situación de extrema pobreza (miseria). La pobreza actual es diversa a la de los años de la revolución industrial. Afecta sobre todo a los “no productivos”: niños, mujeres, ancianos, discapacitados. Tres factores contribuyen al nacimiento de la nueva pobreza: la crisis del Estado de bienestar, la crisis de la economía y la crisis de los valores. Al desaparecer el Estado de bienestar, la asistencia y el seguro social se vuelven insuficientes y miles de personas quedan al margen, o reciben servicios del todo insuficientes. La crisis económica fomentada por la economía de mercado y el crecimiento de la deuda externa concurren, en diverso grado, a agravar el sistema social caracterizado por el desempleo y la inseguridad laboral. La crisis de valores da lugar a la anti-ciudad con sus áreas de exclusión, prostitución, droga y criminalidad. Con la caída del muro de Berlín, desaparece del escenario la fórmula marxista y queda solo el capitalismo que intenta una

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nueva fórmula económica: el neoliberalismo. Lamentablemente, este modelo no logra superar el creciente abismo entre un grupo minoritario que se torna cada vez más rico, mientras muchos son cada vez más pobres. La realidad económica debe situarse en un nuevo contexto: el mundo se presenta como aldea global. Nadie puede intentar vivir fuera de ella.

Es necesario analizar la realidad económica con seriedad científica, a la luz del Evangelio de la fraternidad y de la Doctrina Social de la Iglesia. Los cristianos deberán comprometerse en formas sociales y económicas que hagan posible una economía de solidaridad. El verdadero desarrollo socio-económico debe tener como centro la persona humana. La economía está sujeta a la ética y no la ética a la economía.

5. REALIDAD RELIGIOSA En la actualidad se destaca una situación de pluralismo religioso que tiene diversas expresiones en los distintos estratos que conforman la sociedad ecuatoriana. Así, los campesinos, los

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grupos étnicos, las poblaciones populares urbanas han ido abandonando los comportamientos rurales, los intelectuales se encuentran fuertemente marcados por una cultura secularizada, los empresarios y los grupos sociales más acomodados tienden a estar más apegados a las tradiciones. Avanza el secularismo, que aleja de Dios cada vez más a la persona, suscita una actitud de fuga frente al Creador y, en muchos casos, cuestiona hasta la propia esencia del ser humano. El ser humano de hoy pareciera no contar con Dios a la hora de pensar y tomar decisiones: en la familia, en el trabajo, en el ejercicio de la profesión, en la elaboración de nuevas leyes, en el comercio, en el arte, en la vida cotidiana. Asistimos a un auge del fenómeno de la religiosidad, en donde predomina una búsqueda de lo trascendente, en sus múltiples y variadas expresiones, con un talante individualista, cósmico y masivo. Esta verdadera ansia por lo religioso ha generado un supermercado de oferta religiosa en la sociedad que va más allá de las religiones tradicionales e históricas, ya que constantemente surgen nuevos movimientos religiosos y sectas. De alguna manera se quiere dar respuesta a la necesidad que tienen las personas de sentirse acogidas en el seno de un pequeño grupo en medio del anonimato urbano. Lo religioso, en sus diversas expresiones, se relega cada vez más a lo privado y al terreno de lo personal. En contraste con las décadas de los sesenta y setenta, el compromiso social religioso va perdiendo fuerza porque lo público ha perdido credibilidad y produce un repliegue del individuo sobre sí mismo en la búsqueda de la armonía personal. El fenómeno de la New Age se extiende cada día más. Esta “nueva religión”, “nueva espiritualidad” o “nuevo paradigma” sin Dios atrae indiscriminadamente a muchas personas. Se presenta como una religión planetaria que pretende dar respuesta de manera integral a los diversos enigmas humanos (vida, dolor, convivencia, muerte y vida futura) promoviendo una vivencia religiosa cósmica de bienestar personal sin Dios.

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La creciente urbanización y los efectos de la globalización dificultan la comprensión de la unidad parroquial en términos de límites territoriales. Lo que explica la creciente adhesión a los movimientos como punto de referencia eclesial, pero no siempre en comunión con las Iglesias Particulares. El número de cristianos sin Iglesia (indiferentes) va creciendo, especialmente entre los jóvenes. Más aún, para muchas personas la p ropia Iglesia es entendida como un punto de referencia más que de pertenencia, ya que no se sienten totalmente identificadas con ella, con su misión, con su ética ni con sus declaraciones oficiales. Sin embargo, la religiosidad popular sigue siendo la característica predominante en nuestro pueblo, con sus variadas expresiones personales, comunitarias y masivas (peregrinaciones, visitas a los santuarios, preferentemente a los marianos, devociones, sacramentales). Las expresiones de piedad popular son numerosas y ricas. De hecho, pueden ser oportunidad para que los fieles encuentren a Cristo Viviente. Es urgente realizar, en las manifestaciones de la religiosidad popular, un proceso de discernimiento, a fin de purificarlas de elementos incompatibles con la fe católica y para descubrir verdaderos valores evangélicos que pueden ser enriquecidos con la genuina doctrina católica, de modo que esta religiosidad lleve a un compromiso sincero de conversión y a una experiencia concreta de caridad. Actualmente son muchos los factores que amenazan la solidez de la institución familiar y que son, a la vez, grandes desafíos para los cristianos. Entre ellos, podemos mencionar el aumento de divorcios, la difusión del aborto, del infanticidio y de la mentalidad contraceptiva. La formación cristiana impartida por los padres de familia desde la más tierna infancia se ve reforzada por medio de su testimonio de vida cristiana. En un ambiente familiar en donde se vive el amor, el respeto, la práctica de la oración, no será difícil que los hijos sepan descubrir su vocación al servicio de la comunidad y de la Iglesia.

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La presencia de los laicos en la acción evangelizadora de la Iglesia es cada vez mayor. Los espacios en los que los laicos realizan su vocación son dos. El primero, y más propio de su condición laical, es el de las realidades temporales, que están llamados a ordenar según la voluntad de Dios. El otro, en el que muchos fieles laicos están llamados a trabajar y que puede llamarse “intraeclesial” orientado a la construcción de la comunidad eclesial, como ministros de la Palabra, ministros extraordinarios de la Eucaristía, catequistas, animadores de comunidad, visitadores de enfermos, etc. La Iglesia sigue siendo la Institución pública con mayor credibilidad. Por su participación activa y protagónica en la promoción y defensa de los derechos humanos, por su mediación y participación para solucionar los problemas sociales, por su participación en la vida social, su palabra es escuchada con respeto.

Propiciar con la catequesis el diálogo entre fe y cultura. Dios está presente con su Espíritu en todas las culturas. El mensaje de Jesús necesita encarnarse en una cultura concreta para llegar a todas las personas de manera auténtica y creíble. Ayudar a las personas a suscitar una auténtica experiencia de Dios a partir del encuentro personal con Jesucristo vivo, camino para la comunión, la conversión y la solidaridad y el diálogo con la cultura. Orientar la catequesis en orden a la maduración de la fe de las personas como un proceso integrador en el seno de una

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comunidad para vivir en ella la comunión, el servicio, el anuncio y el testimonio. Caminar hacia una catequesis más participativa y concientizadora, en cuyo mensaje esté presente la lucha por la justicia, los anhelos de liberación y la opción preferencial por los pobres, a la luz de la Enseñanza Social de la Iglesia. Acompañar con la catequesis a las familias en su tarea natural de ser educadoras de la fe, para que vivan y transmitan a las nuevas generaciones la fe cristiana como un tesoro. Así, las familias católicas realizan el ideal al que están llamadas por voluntad de Dios: convertirse en verdaderos focos de evangelización. Reconocer las tareas de los laicos a nivel intraeclesial, como ministros laicos, fundamentados en los sacramentos del bautismo y la confirmación. Será necesario procurar que el apostolado intraeclesial de los laicos coexista con la actividad propia de los laicos, en la que no pueden ser suplidos por los sacerdotes: el ámbito de las realidades temporales.

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LA CATEQUESIS EN LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA

1. LA REVELACIÓN, LA EVANGELIZACIÓN Y LA CATEQUESIS a) La Revelación “En diversas ocasiones y bajo diferentes formas, Dios habló a nuestros padres, por medio de los profetas, hasta que en estos días que son los últimos, nos habló a nosotros por medio de su Hijo” (Heb 1,1-2). El Vaticano II presenta la Revelación como el acto por el cual Dios se manifiesta personalmente a los seres humanos. Dios se muestra, en efecto, como alguien que quiere comunicarse a sí mismo, haciendo a la persona humana partícipe de su amor. (DCG 36). La Iglesia está convencida de que su principal tarea es la comunicación de la Buena Nueva de Dios a todas las personas. La Iglesia sabe que sólo vive para comunicar el Evangelio a todos los seres humanos, hombres y mujeres. “Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautícenlos” (Mt 28,19). Llamamos revelación a la comunicación del Padre al mundo, para dar a conocer el Misterio de sí mismo y su designio de salvación para todos los hombres: Dios revela la verdad sobre sí mismo y la verdad sobre el hombre. Por medio de su revelación, el Padre nos manifiesta su amor y su misericodia; nos señala la vocación a la que todos estamos llamados, una vocación para la comunión con Él y con todos los seres humanos; nos ofrece, como don de su bondad y de su amor, la salvación y la liberación plenas y definitivas; nos invita a la conversión y a la reconciliación. El Padre se revela de muchas formas movido sólo por su ternura hacia los seres humanos. Dios ha hablado bajo diferentes formas a lo largo de la historia humana. Habló y habla a través de la creación, sembrando huellas de sabiduría, belle-

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za, bondad y providencia. Ha hablado, a través de la historia por medio del Espíritu Santo, haciéndose presente en signos de salvación. Pero nos entrega estupendamente su Evangelio sobre todo en la persona de su Hijo Jesús. Dios ha hablado sobre todo en Jesús de Nazaret, la Palabra misma de Dios hecha persona y hecha historia. Jesús es la Buena Nueva de Dios (cf. Mc 1,1). Quien ve y se encuentra con Jesús, está ante la presencia del Padre (cf. Jn 14,9). Jesús se declara enviado para revelar el Evangelio del Padre, especialmente a los débiles y a los pobres (cf. Lc 4,43). Él es el signo supremo para la comunicación con Dios. “Nadie viene al Padre sino por Mí” (Jn 14,6). Jesús, la Palabra de Dios que en la plenitud de los tiempos se hizo hombre en el seno de María (cf Gál 4,4), es el centro, la plenitud, el objetivo final de la revelación de Dios: una vez más la Palabra de Dios se hace acontecimiento, se hace historia, se hace hombre-Dios. Cristo es, en la revelación, la Palabra suprema y definitiva: punto culminante de la manifestación de Dios y de su proyecto de salvar la humanidad.1 El anuncio de Jesús se centra en la voluntad del Padre, cuya ternura y misericordia constituyen la portentosa revelación del Hijo. En palabras del documento de Puebla: Jesús aparece actuando en la historia de la mano del Padre, siguiendo sus caminos y sus ritmos, sintonizando fiel y a m o rosamente con su quere r, tratando de conocer y aguard a r la hora que el Padre le tiene señalada, escudriñando los signos de su providencia (cf. P 246-277). En la sinagoga de Nazaret, Jesús recurre a la profecía de Isaías para explicar en qué consiste ese proyecto, cuál es su programa, cuál es su misión: “El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer Buenas Noticias a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir libres a los oprimi1 Cf CAT 51, 54, 65, 75.

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dos y a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18-19). La misión evangelizadora de la Iglesia tiene su fundamento en el anuncio y en la praxis del mismo Cristo, que no vino a anunciarse a sí mismo, sino a poner toda su vida, palabras y obras al servicio del Reino de Dios. El “acontecimiento Cristo” se realizó de una vez por todas en la plenitud de los tiempos. Cristo sigue presente y revelándose en la historia humana para ser comprendido y vivido en cada circunstancia. Por eso podemos hablar del carácter dinámico de la revelación. Viviendo nuestra historia a la luz de la revelación, podemos expresar nuestra única fe de forma tal que la verdad revelada sea cada vez mejor percibida, mejor entendida y mejor expresada. Dios sigue hablando hoy en los acontecimientos de nuestra historia y en la realidad concreta que llamamos “signos de los tiempos”. Dios se revela en la Biblia; y con esa luz nos corresponde a nosotros encontrarlo en el libro de la vida, para transformarla.2 La Palabra reveladora de Dios ilumina e interpreta los acontecimientos, los problemas existenciales e históricos y hace de ellos una lectura creyente a la luz del proyecto salvífico de Dios, y nos compromete activamente en la construcción de su reino de fraternidad, de justicia, de amor y de solidaridad.3 Así lo han hecho, en estos 500 años, testigos de la fe: santos, mártires y catequistas de América Latina. b) La evangelización La Iglesia, comunidad de discípulos, prolonga y continúa la misión evangelizadora de Cristo, obedeciendo el encargo completado y concretizado después de la resurrección. El mandato de Jesús comporta varios aspectos, íntimamente unidos entre sí: anuncio, testimonio, enseñanza, celebra2 Cf SD 95; CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA, En Camino hacia el Reino de Dios, Quito 1996, 5. 3 Cf En camino hacoa elReino de Dios 19, 21-22

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ción, sacramentos, unidad, comunión con Cristo, amor al prójimo, hacer discípulos y discípulas. Todos estos aspectos son vías y medios para comunicar y compartir el único Evangelio y constituyen los elementos de la evangelización.4 Insertar la catequesis en el contexto de la nueva evangelización exige desplegar e incorporar los diversos aspectos: el testimonio y el anuncio, la palabra y el sacramento, el cambio interior y la transformación social. Los agentes de evangelización han de saber trabajar con una visión global de la catequesis e identificarla con el conjunto de la misión de la Iglesia.5 Nuestra misión, como discípulos de Jesús y miembros de la comunidad eclesial, es evangelizar. Esa misión la concretamos en dar la Buena Noticia y buenas noticias a los pobres, acercar y construir el Reino de Dios, luchar por la justicia, denunciar y combatir las injusticias, crear comunidades que vivan y comuniquen el anuncio del Dios Amor y de su Hijo Liberador. Movidos por la fe y la caridad, toda actividad que realizamos d e n t ro de la comunidad es evangelizadora: las visitas a las familias y las misiones para formar comunidades vivas y CEBs, el fortalecimiento de las mismas; las mingas y trabajos comunitarios; la búsqueda de alternativas solidarias como tiendas, bodegas, botiquines, comedores, la comercialización e intercambio de productos, los talleres populares; las acciones solidarias con enfermos, ancianos, niños de la calle; el compro m iso por la defensa de los derechos humanos; los rezos, novenas, semana bíblica, la búsqueda y formación de guías y catequistas, la catequesis presacramental, la catequesis de adultos, los c í rculos bíblicos, las asambleas cristianas, diversas obras de educación, las reuniones de los diferentes grupos eclesiales… c) La catequesis En las iglesias particulares, como un aspecto importante de la misión evangelizadora, dedicamos mucho tiempo, esfuerzo, 4 Cf DCG 46.

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5 Cf DCG 46.

recursos humanos y materiales a la tarea de la catequesis. Debemos tener muy claro por qué y para qué hacemos catequesis. Para muchos, la catequesis no es más que un trámite para que sus hijos reciban los sacramentos: el bautismo, la eucaristía, la confirmación. El encargo que Jesús nos da es mucho más amplio, no se reduce a la sacramentalización. Él nos convoca a evangelizar, a ser sus testigos en el mundo. La catequesis no se reduce a la preparación para la celebración de los sacramentos, aunque ciertamente, “una forma eminente de catequesis es la que prepara a los sacramentos” (CT 23). No se puede identificar sin más evangelización con catequesis, aunque entre una y otra no existe separación sino complementariedad.

2. LA CATEQUESIS EN EL PROCESO DE LA EVANGELIZACIÓN a) En los orígenes de la Iglesia Jesús es el primer evangelizador: con sus palabras y con sus obras, con su mensaje y con sus signos. Él anuncia la Buena Noticia a los pobres, anuncia que el Reino de Dios está cerca y entre nosotros, anuncia a Dios como un Padre todo amor, misericordia y perdón, anuncia las Bienaventuranzas como actitudes permanentes para construir el Reino. Los discípulos y las discípulas de Jesús reciben el encargo de continuar la tarea evangelizadora. Primero, en la vida pública de Jesús (misión de los doce y misión de los setenta y dos) y, después, en la resurrección. Los apóstoles, los discípulos y discípulas, cumpliendo el encargo de Cristo y animados por el Espíritu Santo, fueron anunciando la Buena Noticia desde Jerusalén y Judea hasta Samaria y los confines del mundo conocido. Iban anunciando el mensaje y creando comunidades de seguido-

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res de Jesús que, a su vez, eran germen de evangelización. Desde el principio, la vivencia de la fe se realiza en comunidad. A partir de esa fe, vivida en comunidad, los discípulos se convierten en pregoneros de una realidad totalmente nueva: “El Señor ha resucitado y está de nuevo entre nosotros”. La fe en Jesús resucitado lleva consigo la misión de evangelizar.6 b) En América Latina Con la llegada de los primeros misioneros, comenzó la evangelización de los pueblos que la habitaban. Desde entonces, y en estos cinco siglos, la tarea evangelizadora se ha desenvuelto entre luces y sombras, fidelidad y traición, actitudes evangélicas y antitestimonio, martirio y colaboracionismo culpable con los opresores, denuncia profética y apoyo al statu quo.7 Desde los primeros evangelizadores, la Iglesia en América ha tenido la catequesis como instrumento privilegiado de evangelización. Hay que reconocer su esfuerzo por la evangelización para mantener incólume el depósito de la fe. Pero, a veces, la catequesis ha sido utilizada para reforzar la estructura eclesiástica y social, adoctrinando a los fieles y provocando en ellos actitudes sumisas y descompro m e t i d a s .8 Dios renovó su Alianza con nuestro pueblo, cuando hace quinientos años se inició la siembra del don precioso de la fe. Agradecemos a Dios por el don de la fe (SD 16-21). Él nos ha acompañado en toda nuestra historia, aún antes de haber recibido la luz del Evangelio. Nuestros pueblos indígenas supieron reconocer la presencia de Dios creador en la naturaleza y en la vida. (LP 25-26). En los primeros años de evangelización, la catequesis fue vista como una necesidad sentida. Según lo expresan los 6 Cf SD, Mensaje a los pueblos 26. 7 Cf SD 2, 16-20

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8 Cf LP 27.

obispos reunidos en III Concilio Limense de 1584, quieren cuidar estas nuevas y tiernas plantas de la Iglesia. Para esto, se empeñan en la elaboración de un catecismo bajo el título de “Doctrina cristiana y catecismo”. Este catecismo está dividido en dos partes: “Catecismo breve”, destinado para los rudos y ocupados; y el “Catecismo mayor”, para los más capaces Estos catecismos están redactados en tres idiomas: español, quichua, aymara. Los catequistas (obispos, curas de indios, doctrineros, los indígenas mismos) debían enseñar el mismo contenido: el símbolo (credo), los mandamientos, los sacramentos y la oración del Padre Nuestro. Para ello se utilizaba la repetición y la memoria como métodos. Era necesario enseñar que este catecismo en la propia lengua del destinatario. Como resultado de esta evangelización, se formó el catolicismo popular, que es expresión de una fe inculturada, caracterizada por la devoción a Jesucristo, al Santísimo Sacramento, a la Vi rgen María, a los santos. El mayor signo de re s p u e sta de nuestro pueblo a la acción salvífica de Dios en nuestra historia es la presencia de santos, profetas y mártires del Ecuador, algunos canonizados y muchos anónimos, quienes han dado testimonio de seguimiento fiel a Jesucristo, han anunciado la verdad y denunciado las injusticias. (LP 33) c) En la segunda mitad de este siglo Resaltamos como hitos importantes en la evangelización de América Latina el Magisterio de la Iglesia, en especial, el del Vaticano II; la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, que definió la evangelización como tarea esencial de la Iglesia; la ex. ap. Catechesi Tradendae, el Catecismo de la Iglesia Católica y el nuevo Directorio General de la Catequesis; también, las Conferencias del Episcopado Latinoamericano: Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979). En Ecuador, la Declaración Programática de la Iglesia ecuatoriana para la aplicación del Vaticano II, en 1968; el do-

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cumento de la Conferencia Episcopal “Opciones Pastorales”, instrumento de aplicación de las Conclusiones de Puebla a nuestra realidad más cercana. d) La aplicación del documento de Santo Domingo en el Ecuador El año 1992, en la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano, reunida en Santo Domingo, el Papa Juan Pablo II convocó a los obispos a iniciar la “Nueva Evangelización”, en la que expresamente pide: “Todos los evangelizadores han de prestar una atención especial a la catequesis… Se trata de un valioso instrumento para la Nueva Evangelización”.9 El Documento de SD define en forma muy clara el sujeto de la Nueva Evangelización: “toda la comunidad eclesial”; su finalidad: “formar personas y comunidades maduras en la fe y dar respuesta a la situación que vivimos”; su contenido: “Jesucristo, evangelio del Padre”; y cómo debe ser: “nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”. Todo lo cual atañe íntimamente a la catequesis.10 La aplicación del documento de Santo Domingo en el Ecuador tiene su expresión en el documento Líneas Pastorales, de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. En él encontramos un d e s a r rollo de las ideas de Santo Domingo mucho más cercano a nuestra realidad ecuatoriana y una definición más concreta de la Nueva Evangelización y de sus características.11 Dentro del gran proyecto de Nueva Evangelización, la catequesis tiene una importancia especial. Santo Domingo presenta la catequesis como elemento de la revelación y elemento evangelizador que hace madurar una fe inicial, nutriéndola con la Palabra de Dios y llevándola hacia el seguimiento de Cristo en las situaciones históricas concretas. Dice también: “Nuestra catequesis ha de ser un itinerario continuado que 9 SD. Discurso de Juan Pablo II 6-7, 9-11 10 Cf SD 25-28; cf En camino hacia el Reino 1928 - 1932 11 Cf LP 70-78, 86, 183.

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abarque desde la infancia hasta la edad adulta, utilizando los medios más adecuados para cada edad y situación” (SD 49). Líneas Pastorales también resalta la importancia de la catequesis en la tarea evangelizadora: “Entre todos los medios de evangelización, la catequesis tiene prioridad”.12 Santo Domingo nos dice que “el compromiso es de todos y desde comunidades vivas”. Líneas Pastorales también afirma: “La Nueva Evangelización es tarea de todos: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos”, e indica cómo cada uno de estos sujetos está cumpliendo o debe cumplir su cometido en la Iglesia ecuatoriana. En cuanto a los compromisos pastorales y las acciones necesarias para cumplirlos, son abundantes en Líneas Pastorales, pero destacamos en el campo específico de la catequesis la siguiente: “Orientar la catequesis, tanto la presacramental como la de adultos, en la línea de un profundo servicio a los demás, que promueva la vivencia comunitaria de la fe”.13 e) En los últimos años Se ha avanzado en la valoración de la inculturación del Evangelio, aplicándola también al campo de la catequesis. Se ha avanzado igualmente hacia una metodología concreta de catequesis, la catequesis familiar, considerada en Santo Domingo como uno de los modos de fortalecer la vida de la Iglesia y de la sociedad; y en Líneas Pastorales se constata que “se va logrando la integración de la catequesis familiar y la vinculación de los padres de familia al proceso de la catequesis de sus hijos”.14 La catequesis ha de considerarse como un elemento evangelizador privilegiado, relacionado íntimamente con otros elementos igualmente evangelizadores, que deben enriquecerse mutuamente. La catequesis ya no consiste únicamente en 12 LP 126; cf SD 33, 41, 49, 293-294. 13 LP 197-201 14 LP 126; cf 177, 197, 177, 197, 200, 265, 267-269, 271, 274, 479, 482, 492, 521; Cf SD 115, 230.

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adquirir unos conocimientos de la doctrina cristiana y del dogma, ni su finalidad es únicamente preparar a los niños y los jóvenes a recibir los sacramentos. Es un elemento evangelizador de alcance e importancia mucho más amplios.

3. LA CATEQUESIS EN SÍ MISMA a) Primer anuncio y catequesis La evangelización, invita a hombres y mujeres a la conversión y a la fe. Las palabras de Jesús “conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15), siguen resonando hoy por la acción evangelizadora de la Iglesia. La fe es un encuentro personal con Jesucristo, es hacerse discípulo suyo, exige el compromiso permanente de pensar como Él, juzgar como Él y vivir como Él lo hizo. El primer anuncio de la Buena Nueva se dirige a los no creyentes y a quienes de hecho viven en la indiferencia religiosa. El Kerigma anuncia el Evangelio y llama a la conversión. La catequesis promueve y hace madurar la conversión inicial, educando en la fe al convertido e incorporándolo a la comunidad cristiana. De aquí se destaca la relación existente entre primer anuncio del Evangelio y catequesis como distintas y complementarias. El primer anuncio del Evangelio está en el corazón de la acción misionera de la Iglesia. Misión que se realiza mediante el testimonio de los cristianos en medio de todos los ambientes y estructuras de la sociedad. La misión de la Iglesia no es completa si no lleva consigo un anuncio explícito de la buena noticia del Reinado de Dios. Este primer anuncio tiene como finalidad: suscitar inicialmente la fe (DCG 17), suscitar la conversión (CT 19), suscitar la ad-

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hesión global al Evangelio del Reino. El primer anuncio quiere lograr, mediante el influjo del Espíritu, la adhesión inicial, radical, global al Reino de Dios, es decir al mundo nuevo, a la nueva manera de ser y de vivir que inaugura el Evangelio. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida, deberá ser, tarde o temprano, proclamada por la Palabra de Vida. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios (EN 22). La catequesis debe ser considerada como un momento prioritario de la evangelización en cuanto constituye enseñanza y aprendizaje del mensaje cristiano que se extiende a lo largo de toda la vida. Los creyentes son iniciados en el misterio de la salvación y en el estilo de vida propio del Evangelio. b) La catequesis al servicio de la iniciación cristiana La fe evangélica no es algo con lo que se nace, sino que es un acontecimiento que sucede en la vida de la persona y que la persona acepta consciente y libremente. Así, la catequesis es un elemento fundamental para iniciación cristiana y está estrechamente vinculada a los sacramentos de la iniciación, especialmente al Bautismo, sacramento de la fe. La finalidad de la catequesis es la educación en la fe del creyente con vistas a iniciarle en la comunidad cristiana que construye el Reino de Dios en el mundo. Por ello, junto a la profesión de fe, a la celebración de los misterios y a la vivencia de los valores evangélicos, la comunidad es meta de la catequesis y en ella desemboca. En la acción pastoral, la iniciación cristiana habrá que plantearla desde la perspectiva de la Iniciación a la vida de la comunidad. La integración en la Iglesia-Comunidad es signo o sacramento de la participación en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Y es en este gran signo donde encuentran pleno sentido los sacramentos.

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c) Naturaleza de la catequesis: ¿Qué es? La catequesis es una educación orgánica y sistemática de la fe. Más que una enseñanza es un aprendizaje de toda la vida cristiana. Se trata ya de una auténtica iniciación cristiana integral, que propicia un auténtico seguimiento de Jesucristo centrado en su persona. La catequesis, por ser orgánica y sistemática, es formación para la vida cristiana, se centra en lo común para todo cristiano, incorpora a la comunidad, celebra y testimonia la fe. Por tanto la catequesis, al mismo tiempo, ejerce las tareas de iniciación, educación e instrucción. El anuncio Kerigmático es un momento que antecede a la catequesis sistemática. La acción catequizadora sigue al Kerigma y desencadena un proceso de iniciación, de crecimiento y de maduración en la fe. Como iniciación, pone al creyente en marcha para que aprenda a escudriñar el misterio de Cristo. Como crecimiento, lo sitúa en el ámbito de la comunidad para que se inserte en su vida y viva la comunión y la fraternidad. Como maduración, lo va conduciendo a la estatura del hombre perfecto, cuya madurez se expresa la decisión personal de seguir a Cristo, en el testimonio y el servicio a los hermanos. La catequesis, por ser educación en la fe, se realiza en forma gradual y progresiva. Todo lo que hace la Iglesia contribuye, de alguna manera, a educar la fe de los creyentes. La Iglesia educa en la fe no solo por su predicación y catequesis, sino también por sus celebraciones litúrgicas, por la acción solidaria y el testimonio de sus miembros e, incluso, por su misma configuración. La Iglesia en todo su ser y vivir tiene una dimensión educativa. La catequesis, como servicio a la educación permanente del cristiano, propiciará una iniciación a la comunidad para bautizados que comprende cuatro dimensiones: 1) iniciación

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en el conocimiento del misterio de Cristo y del designio salvador de Dios; 2) iniciación en el estilo de vida evangélica, según las bienaventuranzas; 3) iniciación en la experiencia religiosa genuina, en la oración y en la vida litúrgica; 4) iniciación en el compromiso apostólico y misionero de la Iglesia, como confesión de su fe. Algunas orientaciones del Magisterio aclaran la naturaleza de la catequesis.15 - No es un acción aislada: su lugar está dentro de la actividad pastoral y misionera de la Iglesia, esto es, dentro de la misión evangelizadora de la Iglesia. Y dentro de esta misión, tiene un papel esencial. - “La catequesis es uno de los momentos -¡y cuán señalado!- en el proceso de la evangelización”16. - Es parte del ministerio profético de la Iglesia y actualiza permanentemente la revelación manifestada en Jesucristo. - “Es una educación en la fe (no solo instrucción) de los niños, de los jóvenes y adultos («nadie debería sentirse dispensado de recibir la catequesis»), que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana (es el mensaje que transmite la catequesis), dada generalmente de modo orgánico y sistemático (para dar a esa enseñanza seriedad, coherencia, integralidad), con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana (la fe, iluminada por la doctrina, madura y se hace operativa)”17. - Es un proceso en el que se implica toda la comunidad cristiana, catequista y catequizandos, pues la Iglesia es, al mismo tiempo, “la gran catequista y la gran catequizanda”18. 15 16 17 18

Cf Sínodo 1977, 1, Propuesta 21; DNC 1981, 14, 16, 21; SD 33, 49, 239; LP 183. CT 18. CT 18. CT 45..

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d) Finalidad de la catequesis: ¿Para qué es? El Magisterio de la Iglesia19 nos dice que la catequesis tiene algunas finalidades: - “Hacer madurar la fe inicial y educar al verd a d e ro discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo… Poner a uno, no sólo en contacto, sino en comunión e intimidad con Jesucristo. (Es) el fin definitivo de la catequesis”20. - Suscitar la adhesión personal a Jesucristo y a la Iglesia; esto es, formar cristianos “adultos”, “comprometidos personalmente con Cristo, capaces de comunión y participación en el seno de la Iglesia y entregados al servicio salvífico del mundo”21. - Fortalecer la comunión e intimidad con Jesucristo a través de la práctica de los sacramentos, especialmente de la eucaristía, y de la oración, para alcanzar la santidad, sentido último de la vida del hombre. Esta comunión impulsará al discípulo a unirse con todo aquello con lo que el propio Jesucristo estaba unido: con Dios, su Padre y con el Espíritu Santo; con la Iglesia, su cuerpo; con sus hermanos, cuya suerte quiso compartir. - Edificar y robustecer la comunión e insertar plenamente a los discípulos de Jesús en la vida de la comunidad. Comunidad eclesial, pero también comunidad humana. Formar no sólo la pequeña comunidad local, sino la gran comunidad universal. - Promover el compromiso de los miembros de las comunidades cristianas, para que sean testigos de Jesús mediante la escucha de su Palabra y ejemplo de vida; para que hagan opción preferencial por los pobres, como lo hizo Jesús; para que conozcan y analicen la realidad y encuen19 Cf DNC 1981, 14.1, 18-19; LP 199; En camino hacia el Reino 1929; DCG 80. 20 CT 19 y 5. 21 P. 1000

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tren posibles soluciones a la luz de la Palabra de Dios; para que trabajen por la justicia y por la paz y promuevan un mundo más humano y fraterno. - Actualizar constantemente la Palabra de Dios, iluminando las realidades concretas de hoy, pues “las situaciones históricas y las aspiraciones auténticamente humanas forman parte indispensable del contenido de la catequesis”22. e) La comunidad, fuente, lugar y meta de la catequesis23 La catequesis es acción de la Iglesia. No puede ser asumida de manera individual y aislada. Toda la comunidad cristiana, en comunión con sus legítimos pastores y guiada por ellos, es el sujeto responsable de la catequesis, tanto para atender a la educación de la fe de sus miembros como para ofrecerles un ambiente propicio donde puedan vivir lo aprendido. La catequesis es responsabilidad de la comunidad por diversas razones: - Dios es familia, es comunidad. - En la comunidad hemos nacido y crecemos en la fe, en ella nos vamos haciendo cristianos, somos evangelizados y evangelizamos, construimos el Reino y nos ponemos al servicio de los demás. - La comunidad es el lugar de encuentro con Dios y con el prójimo. - El primer núcleo o célula de la comunidad es la familia, donde se asume el compromiso de educar a los hijos en la fe. - La comunidad encomienda a la familia la tarea de evangelizar: los propios padres son los evangelizadores de sus hijos y la comunidad los guía y alienta en la tarea de comunicar la experiencia de la vida comunitaria. 22 SEGUNDA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO L ATINOAMERICANO (Medellín, 1968), VIII, 6. 23 Cf II Congreso Nacional de Catequesis del Ecuador, Quito, 1992

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- La Iglesia latinoamericana y ecuatoriana han hecho opción por los pobres y opción por las CEBs como forma de hacer más viva la experiencia de fraternidad, de compartir, de vivir como hermanos en el mandamiento nuevo del Señor. - La familia que participa en las CEBs y en las comunidades vivas es al mismo tiempo objeto y sujeto de evangelización, es evangelizada y evangelizadora. f) Tareas de la catequesis24 Se desprenden de la naturaleza y de la finalidad de la catequesis. Se podría agruparlas en cuatro bloques, que deben estar muy relacionados entre sí, enriqueciéndose mutuamente. 1) Propiciar el crecimiento de la fe, a nivel de conocimiento y de vida - La catequesis es un periodo de enseñanza y de madurez. Utilizando los medios más adecuados para cada edad y situación, la catequesis comunicará un conocimiento amoroso de las verdades de la fe, explicándolas mediante un discurso dirigido a la razón y al corazón, orientándolas hacia la práctica cristiana en la Iglesia y en el mundo, descubriendo sus exigencias morales, conectándolas con la liturgia y la escatología.25 - La catequesis hará conocer lo básico de la fe: el Credo. Conocer a Dios, su designio, su proyecto, su señorío sobre la creación; conocer la Biblia, la Palabra de Dios; conocer a Jesucristo, su vida y misterio, su mensaje, parábolas, signos, las Bienaventuranzas como código de conducta; ayudar a orientar la ética y la moral; conocer y alimentar la conciencia con la doctrina social de la Iglesia. Educar litúrgicamente para explicar qué 24 Cf Ct 20-21, 23, 27, 53; En 18-20; DNC 1981; P 226-227, 361-368, 997-998, 1000, 1006, 1008; II Congreso Nacional de Catequesis; LP 27, 38, 126, 198-199, 267, 438, 566; En camino hacia el Reino 1321-1313, 1315, 1767, 3186-3187; DCG 85-86. 25 Cf CT 23, 25, 29.

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es la liturgia cristiana y qué son los sacramentos, experimentar los diferentes tipos de celebración, para descubrir y amar el sentido profundo de los símbolos y de los gestos.26 2) Posibilitar la vivencia y el compromiso La catequesis es una llamada a la conversión. Debe mostrar la exigencia ineludible de acomodar la conducta al modelo que Jesús ofrece. Así, la catequesis ayudará a superar la falta de coherencia entre la fe y la vida.27 Por esto, la catequesis debe hacerse desde y para la vida concreta y real, a todos los niveles: -

Personal: lleva al seguimiento, adhesión y compromiso personal con Cristo y la comunidad.

-

Familiar: fortalecer los lazos familiares, mediante la catequesis familiar y comunitaria; hacer que los padres sean los primeros catequistas de sus hijos; llevar a la participación de la familia en la vida de la comunidad eclesial.

-

Comunitario: orientar hacia la participación en las CEBs, comunidades vivas, grupos juveniles y otras formas de vida comunitaria; participar en la vida celebrativa, litúrgica, sacramental y misionera de la Iglesia, viviendo una religiosidad popular evangelizada y purificada.

- Social: suscitar el diálogo y la relación crítica y enriquecedora con el mundo; favorecer la comprensión de la realidad y el compromiso para transformarla; asumir los compromisos socio-políticos; iluminar desde el Evangelio las relaciones sociales, económicas, políticas, culturales. 26 Cf DCG 87.

27 Cf SD 24, 44, 48.

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3) Hacer análisis crítico y concientizador de la realidad Aprender a mirar la realidad, dominar las claves para interpretarla, descubrir los “signos de los tiempos”, utilizar preferentemente el método Ver-Juzgar-Actuar, luchar por la transformación de la realidad, acercando el Reino. Tomar conciencia de la realidad y asumir compromisos concretos para cambiarla, participando del plan de Dios. Comprender las estructuras sociales, económicas, políticas, culturales (los fenómenos nuevos como globalización, neoliberalismo, cultura adveniente, “New Age”...) 4) Valorar las culturas Respetar las culturas tradicionales y nuevas, considerando los distintos pueblos, etnias, estratos culturales, tradiciones que componen el Ecuador. Conocer las culturas e insertarnos en ellas; valorar sus lenguas, sus expresiones más significativas, sus valores, riquezas. Descubrir y hacer germinar “las semillas del Verbo”. Elaborar catecismos en las distintas lenguas y culturas; inculturar el evangelio y la catequesis. Contribuir al surgimiento de una nueva cultura para la vida, basada en el mensaje del Evangelio.

4. CATEQUESIS Y ENSEÑANZA RELIGIOSA ESCOLAR (ERE) Con la Revolución Liberal de 1895, el Ecuador dejó de ser un Estado confesional, separando Iglesia y Estado e implantando la educación estatal laica. Esto impidió durante cien años ofrecer educación religiosa escolar en las escuelas fiscales. La Iglesia defiende el derecho de los padres de familia para decidir, de acuerdo con sus convicciones, el tipo de educación pa-

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ra sus hijos; por lo tanto, garantiza el derecho de recibir ERE a todo nivel.28 Como respuesta a este derecho de los padres de familia, la Iglesia ecuatoriana se comprometió en 1994 a “gestionar la promulgación en las escuelas y colegios fiscales de la enseñanza religiosa escolar”.29 El compromiso de la Iglesia Ecuatoriana, asumido en el documento Líneas Pastorales, en 1994, se hizo realidad en el mismo año a través de la Ley de Libertad Educativa de las Familias del Ecuador, y del Reglamento para la aplicación de la Ley, en 1995. La enseñanza religiosa escolar se desarrolla en contextos escolares diversos, por ello adquiere diversos matices de acuerdo a las condiciones históricas, políticas, legales, a los modelos pedagógicos, a los presupuestos y a las relaciones con la catequesis familiar y parroquial; condiciones que varían notablemente en cada nación de nuestro continente. Es compromiso de cada Iglesia particular preparar y acompañar a los profesores de religión, según los programas establecidos por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Entre la catequesis y la enseñanza religiosa escolar (ERE) existe una relación de distinción y complementariedad: “Hay un nexo indisoluble y una clara distinción entre catequesis y enseñanza de la religión”.30 Esto proporciona a la Educación religiosa escolar su característica propia: penetrar en el ámbito de la cultura y relacionarse con los demás saberes. Es esta una forma original del ministerio de la Palabra, pues hace presente el Evangelio en el proceso personal de asimilación sistemática y crítica de la cultura.31 La catequesis, cuyo ambiente propio es la parroquia, y la educación religiosa escolar desarrollada en la escuela, se encuen28 Cf SD 272. 29 LP 548. 30 CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la educación en la Escuela Católica (7 de abril 1978), n. 68, Roma, 1988. 31 Cf CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La Escuela Católica (19 de marzo 1977), n. 26.

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tran en íntima conexión por el sujeto a quien se dirigen, por el contenido del anuncio y por el educador, que debe ser un cristiano con conciencia de su propia identidad. La educación religiosa escolar tiene un carácter racional, pues se da dentro de una estructura escolar. La catequesis, sin perder el carácter racional, trata de promover la maduración espiritual, litúrgica, sacramental y apostólica que se realiza en la comunidad eclesial local. Si la educación religiosa escolar hace conocer lo que Jesús dice y hace, la catequesis motiva a aceptarlo y vivirlo.32 Es necesario que la educación religiosa escolar aparezca como disciplina escolar, con la misma exigencia de sistematicidad y rigor que las demás materias y en diálogo interdisciplinar. La presentación del mensaje cristiano incidirá en el modo de concebir, desde el Evangelio, el origen del mundo y el sentido de la historia, el fundamento de los valores éticos, la función de las religiones en la cultura, el destino de la persona humana, la relación con la naturaleza. Por esto, la educación religiosa escolar fundamenta, potencia, desarrolla y completa la acción educadora de la escuela.33 La educación religiosa escolar “deberá hacer conocer de manera documentada y con espíritu abierto al diálogo, el patrimonio objetivo del cristianismo según la interpretación auténtica e integral que la Iglesia Católica da de él, de forma que se garantice tanto el carácter científico del proceso didáctico propio de la escuela, como el respeto de las conciencias de los alumnos, que tienen el derecho de aprender con verdad y certeza la religión a la que pertenecen”.34 Los alumnos de los establecimientos educativos católicos reciben la educación de la fe a través de la aplicación de la Ley de Libertad Educativa de las Familias del Ecuador, cuya finalidad primera no es la preparación para la celebración de los sacramentos. 32 Cf CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión, n. 69. 33 Cf CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión, n. 70. 34 JUAN PABLO II, Discurso en Simposio Internacional sobre ERE, Roma, mayo 24, 1991.

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Los sacramentos tendrán que prepararse y celebrarse en las comunidades parroquiales respectivas. En algunos casos, cada diócesis decidirá sobre la posibilidad de que en los establecimientos educativos se celebren excepcionalmente los sacramentos, como una labor de suplencia. Se debe propiciar el diálogo entre la parroquia y los centros educativos, con el fin de promover comunidades educativas relacionadas e insertadas vitalmente en la comunidad parroquial.

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EL MENSAJE EVANGÉLICO

EL MENSAJE EVANGÉLICO

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La Iglesia “existe para evangelizar”, esto es, para “llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad”.2 “El ministerio de la Palabra es elemento fundamental de la evangelización”.3 Este ministerio se ejerce “a través de formas muy variadas”.4 “ F o rmas importantes del ministerio de la Palabra son: el primer anuncio o predicación misionera, la catequesis pre y pos bautismal, la forma litúrgica y la forma teológica”. 5 “Cada forma del ministerio de la Palabra ordena y pre s e n t a el mensaje evangélico con arreglo a su carácter pro p i o ” . 6 Así, pues, se trata aquí de “las normas y criterios que debe seguir la catequesis para fundamentar, formular y exponer su propio contenido”.7 “Aunque estos criterios son válidos para todo el ministerio de la Palabra, aquí se presentan referidos en relación a la catequesis”.8 Los ejes y criterios que aquí se presentan no determinan necesariamente el orden que hay que seguir en la exposición del mensaje cristiano. Este orden puede organizarse de diferentes maneras, según las condiciones y la situación de fe de los destinatarios. “Hay que escoger el itinerario pedagógico más adaptado a las circunstancias por las que atraviesa la comunidad eclesial o los destinatarios concretos a los que se dirige la catequesis”.9 “La exquisita fidelidad a la doctrina católica es compatible con una rica diversidad en el modo de presentarla”.10 1 2 3 4 5

Cf DCG, 94ss. EN 14 Y 18; Cf DCG 46. DCG 50. DCG 50. DCG 52; Cf 51.

6 DCG 93. 7 DCG 93. 8 DCG 97. 9 DCG 118. 10 DCG 122.

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1. EJES DE LA CATEQUESIS a) La Palabra de Dios “La catequesis extraerá siempre su contenido de la fuente viva de la Palabra de Dios”.11 La Escritura, que nace de la Tradición, es la fuente primera de la predicación, por la fuerza de su divina inspiración. Ella contiene la Palabra de Dios y, por ser inspirada, es Palabra de Dios para siempre. Esta Palabra contiene la revelación del misterio de Cristo y en Él, el misterio de Dios y de la humanidad. La Escritura es el libro por excelencia de la catequesis. No es un simple subsidio. Para comprender su mensaje necesitamos conocer los modos históricamente diversos de los cuales Dios se sirvió para revelarse. Una interpretación segura solo es posible si tenemos presente la unidad de la Escritura y si recurrimos a la fe y al Espíritu de la Iglesia, que se manifiestan en su Tradición y en la doctrina viva del Magisterio. No podemos tampoco olvidar que la Escritura ha de ser leída e interpretada con la ayuda del Espíritu Santo que la inspiró y que siempre hace resonar la viva voz del Evangelio en el mundo. Hablar de la Tradición y de la Escritura como fuentes de la catequesis es subrayar que ésta ha de estar totalmente impregnada por el pensamiento, el espíritu y las actitudes bíblicas y evangélicas, a través de un contacto asiduo con los mismos textos sagrados; y es también, recordar que la catequesis será tanto más rica y eficaz, cuanto más lea los textos con la inteligencia y el corazón de la Iglesia. (DCG 127) La lectura e interpretación de la Biblia es responsabilidad de toda la comunidad. En ella deben participar todos los cris11 CT 27; Cf DCG 94.

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tianos, cada cual desde su propia competencia y en comunión con quienes Dios llamó a ser pastores. De esta búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios en la lectura y meditación de la Palabra de Dios, nace el “sentido de fe de la Iglesia”.12 La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la Palabra de Dios confiado a la Iglesia, fielmente guardado y transmitido bajo la guía amorosa y vigilante de los pastores (los obispos), en comunión con el sucesor de Pedro, el Papa, es el espacio dentro del cual se debe leer e interpretar la Biblia: es lo que llamamos el Magisterio de la Iglesia.13 Interpretar la Biblia de acuerdo con la Tradición y el Magisterio exige ante todo nuestra identificación “teórica” con la doctrina de la Iglesia (ortodoxia), pero exige también nuestra identificación “práctica” con la vida de la Iglesia (ortopraxis), nuestro compromiso cristiano concreto en una comunidad donde actúa el Espíritu Santo. La Palabra de Dios es transmitida y está contenida en la sagrada Tradición y en la sagrada Escritura: ambas constituyen “el único depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia”.14 Esta Palabra de Dios:15 - es meditada y comprendida más perfectamente por el sentido de la fe de todo el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio eclesiástico, que “tiene la función de interpretar auténticamente la Palabra de Dios”; - es profundizada en la reflexión teológica; - es celebrada, proclamada, interiorizada y actualizada en la liturgia; - resplandece en la vida de la Iglesia, en su historia y en el testimonio de los cristianos; 12 Cf CAT 94. 13 Cf DV 10; CAT 85.

14 DV 10a; Cf DCG 94. 15 Cf DGC 95.

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- se manifiesta en los valores religiosos y morales presentes, como semillas de la Palabra, en las diversas culturas. Por consiguiente, la catequesis debe presentar el mensaje desde una perspectiva bíblico-teológico-litúrgica: - Fundamentar, formular y exponer la catequesis desde la Palabra de Dios: “La Nueva Evangelización ha de hacerse necesariamente con la Biblia, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia”.16 - Hacer ver cómo hombres y mujeres, en todo tiempo y lugar, encarnan en su vida la Palabra de Dios. - Proclamar la Palabra de Dios en fidelidad a la verdad contenida en la Biblia. - Anunciar las maravillas de Dios que constituyen la historia de salvación. - Presentar el mensaje bíblico en relación con la vida de la Iglesia. - Proclamar un mensaje esencialmente religioso: “dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo”.17 - “Llevar a los fieles a la experiencia de Dios, como la máxima preocupación de los pastores”.18 - “Intensificar el conocimiento, difusión, manejo y reflexión de la Biblia, debidamente interpretada de acuerdo a las normas impartidas por el Magisterio de la Iglesia”.19 - “Promover una seria y permanente formación litúrgica”,20 a fin de lograr una “participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas”.21 - “Formar a los fieles para una vida de oración contemplativa como respuesta a la Palabra de Dios y con el compromiso de vivir la fe en sus propios ambientes”.22 - “Celebrar liturgias más vivas y participativas”.23 16 17 18 19

LP 59. EN 26. LP 194. LP 195.

52

20 SC 51. 21 SC 14; Cf LP 202-204. 22 LP 202. 23 LP 204.

b) Jesucristo24 “No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios”.25 “Jesucristo no sólo transmite la Palabra de Dios: Él es la Palabra de Dios. Por eso, la catequesis -—toda ella-— está referida a Él”.26 La catequesis debe ser cristocéntrica:27 - anunciar la Persona de Jesucristo, Dios verd a d e ro y hombre verd a d e ro, enviado del Padre, Salvador y Señor: “el cristianismo no puede ser sólo un conjunto de enseñanzas teóricas y de prácticas morales; es, ante todo, la presencia viva de una persona viva en medio de nosotros, de la persona de Jesucristo en cada corazón y en la sociedad entera”.28 - Poner a Jesucristo como centro de la fe y de la vida cristiana. - Presentar a Jesucristo como centro hacia el cual converge y en el cual se realiza la historia de la salvación. - Mostrar el rostro verdadero de Jesucristo, “en toda su riqueza y plenitud, tal como se desprende de las sagradas Escrituras tomadas en su integridad”.29 - Ayudar a los catequizandos a hacer una opción personal y decisiva por la persona de Jesús y su Evangelio. - Exponer el pensamiento, criterios, estilo de vida, enseñados y propuestos por Jesús (la verdad sobre sí mismo, la verdad sobre Dios, la verdad sobre la persona humana). - Presentar a María Virgen en relación con Jesucristo. - “Acompañar, evangelizar y purificar la religiosidad popular”,30 orientándola hacia el encuentro con Jesucristo. 24 25 26 27

Cf DCG 98. EN 22. DCG 98. Cf. DCG 98.

28 LP 47. 29 LP 50. 30 LP 196.

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- Propiciar el seguimiento de Jesucristo y la comunión con Él, como finalidad propia de la catequesis: “El espíritu de la Nueva Evangelización supone, pues, una conformación radical con Jesucristo”.31 - Llevar a los fieles hasta la cumbre de la vida cristiana, hacia la santidad, principalmente por medio de los sacramentos. c) La Santísima Trinidad32 “La Palabra de Dios, encarnada en Jesús de Nazaret, Hijo de María Virgen, es la Palabra del Padre, que habla al mundo por medio de su Espíritu. Jesús remite constantemente al Padre, del que se sabe Hijo Único, y al Espíritu Santo, por el que se sabe Ungido. Él es el camino que introduce en el misterio íntimo de Dios”.33 La catequesis debe ser cristocéntrica y trinitaria: - Al exponer el mensaje, tomar en cuenta que “el misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana”34 y constituye “la originalidad del mensaje cristiano”.35 - Mostrar la vida íntima de Dios a partir de las obras salvíficas realizadas por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en comunión de amor, de vida y de acción. - Presentar las relaciones vitales que el misterio de Dios Uno y Trino conlleva para toda la humanidad: filiación divina, paternidad-maternidad, dignidad, fraternidad, comunión, igualdad, solidaridad, vocación de eternidad, etc. - Presentar a la Iglesia como comunión de personas, en la unidad y en la diversidad, a imagen de la Santísima Trinidad. - Presentar a María en relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. 31 LP 73. 32 Cf DCG 99-100 33 DCG 99.

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34 DCG 99. 35 DCG 100.

d) La Iglesia36 La catequesis tiene su origen en la Iglesia, pues anuncia y transmite la fe de la Iglesia. “En su mensaje resuena la fe de todo el pueblo de Dios a lo largo de la historia... En la catequesis está presente la fe de todos los que creen y se dejan conducir por el Espíritu Santo”.37 Pero la catequesis, al mismo tiempo, ayuda a la Iglesia a entender y vivir su identidad y su misión. La catequesis debe tener un carácter eclesial: - Proclamar y enseñar la fe auténtica y verdadera tal como la Iglesia la ha recibido, la comprende, la celebra, la vive y la comunica. - Hacer notar que “el Evangelio que se entrega es sólo uno”, así como hay “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos (Ef 4,5)”.38 - “Presentar las dos dimensiones de la Iglesia: como misterio de comunión con Dios Trino y como sacramento, signo de unidad e instrumento de salvación para toda la humanidad”.39 - Crear en todos los bautizados conciencia de ser Iglesia y de pertenecer a la Iglesia de Jesucristo, una y única (cf SD 26). - Unir a los miembros en comunidades cristianas concretas, en las que cada creyente participa efectivamente y se siente acogido personalmente; insertado en la comunidad de comunidades donde vive la universalidad y la unidad de la única Iglesia.40 - Alentar la conciencia misionera de los bautizados, para que todos participen en la obra evangelizadora, según la función, vocación y circunstancias de cada uno.41 - Presentar a María, primera creyente, madre y modelo del caminar de la Iglesia. 36 Cf DCG 105-106 37 DCG 105. 38 DCG 106.

39 DNC 35. 40 Cf CT 24; Cf SD 54. 41 Cf CT 24; Cf LP 249.

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2. CRITERIOS PARA LA PRESENTACIÓN DEL MENSAJE Son criterios que brotan de la Palabra de Dios y “están íntimamente relacionados entre sí”.42 a) La persona humana “La catequesis, al presentar el mensaje cristiano, no sólo muestra quién es Dios y cuál es su designio salvífico, sino que, como lo hizo el propio Jesús, muestra también plenamente quién es la persona humana: su naturaleza, fragilidad, debilidad, tendencia al pecado, y cuál es su altísima vocación”.43 La catequesis debe contener una dimensión antropológica: - Mostrar el sentido primario de la vida del ser humano, su dignidad de hijo de Dios. - Responder a uno de los interrogantes profundos de toda persona humana: ¿Quién soy yo? - Descubrir las exigencias que de ese interrogante brotan para la conducta humana: ¿Qué debo hacer? - Presentar una antropología personalista, en la que se afirme la centralidad, el valor y la dignidad en sí de toda persona humana. - Al mismo tiempo, destacar la dimensión dialogal del ser humano, abierto a la relación interpersonal. - “Impulsar la educación en la libertad y en la responsabilidad”44 y la educación del amor. - Destacar la dimensión trascendente de la persona humana, creada por Dios y a Él ordenada como sentido último de la existencia humana. - Presentar al ser humano como un ser-en-proceso, llamado y comprometido a SER cada vez más plenamente, en ejercicio auténtico de su libertad. 42 DCG 96. 43 DCG 116.

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44 LP 543.

- Acentuar la realidad unitaria de la persona humana, con sus dimensiones espiritual y corpórea. - Revalorizar la sexualidad, destacando su significado humano e integrándola en el proyecto de vida elegido por cada persona para dar sentido y realización a su vida. b) Salvación y liberación45 “Como núcleo y centro de la Buena Nueva, Cristo anuncia la salvación: ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno... La Buena Nueva del Reino de Dios, que anuncia la salvación, incluye un mensaje de liberación dirigido de una manera muy particular a los pobres”.46 Por consiguiente, la catequesis debe anunciar la salvación y promover la liberación: - Hacer “una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a toda la humanidad, como don de la gracia y de la misericordia de Dios”.47 - Proclamar al Dios liberador, tal como fue experimentado por el pueblo de la Biblia. - Presentar el Reino de Dios como centro de la predicación de Jesús; y como realizado ya plenamente en la Persona de Jesucristo. - Anunciar el Reino de Dios como presencia cercana, amorosa y salvadora de Dios que actúa en medio del mundo y de la humanidad. - Hacer ver que la salvación es, a la vez, histórica y escatológica, inmanente y trascendente: “comienza ciertamente en esta vida, pero tiene su cumplimiento en la eternidad”.48 45 Cf DGC 101-104. 46 DCG 101 y 103.

47 EN 27. 48 EN 27.

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- Anunciar que la historia humana, entre la gracia y el pecado, camina y se orienta hacia su plena realización en la vida futura, vocación profunda y definitiva de la existencia humana. - Anunciar las exigencias de conversión y de fe en el Evangelio como condiciones para pertenecer al Reino de Dios: conversión a la justicia, a la paz y al amor. - Presentar la Iglesia de Jesús como germen y comienzo del Reino en la tierra. - Anunciar la liberación de los pobres y de los que sufren pobreza económica, cultural y religiosa; liberación del hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la injusticia, las discriminaciones. - Alentar a los cristianos en su compromiso por hacer que se re alice esta liberación y por dar testimonio de ella; y apoyar todo esfuerzo y toda lucha en favor de la libertad y de la liberación. - Promover en los cristianos el amor al trabajo como co-creadores y administradores de la creación. - Comprender la liberación como parte integrante de la evangelización. - Enseñar la moral social cristiana, como exigencia de la liberación total obrada por Jesucristo. - Impulsar la opción preferencial por los pobres, que lleva consigo el compromiso por la justicia y el amor. - Presentar a María como mujer salvada y liberadora. c) La historia49 La salvación “tiene un carácter histórico, pues se realiza en el tiempo: “empezó en el pasado, se desarrolló y alcanzó su cumbre en Cristo; despliega su poder en el presente; y espera su consumación en el futuro”.50 Así pues el designio de Dios para la salvación humana se realiza dentro de la historia concreta. 49 Cf DCG 107-108.

58

50 DCG 107.

La catequesis debe ser “histórica”: - Presentar la historia de la salvación -hecha de obras y palabras- a través de los grandes acontecimientos del Antiguo y del Nuevo Testamento, centrándolos en el tema clave de la Alianza. - Presentar la historia de la Iglesia, leída desde la fe y como parte fundamental del contenido de la catequesis. - Iluminar e interpretar, desde la Biblia, “los acontecimientos actuales de la historia humana..., la vida de los hombres de nuestra época, los signos de los tiempos y las realidades de este mundo”.51 - Ayudar a vivir las situaciones, problemas y aspiraciones de hoy como historia de salvación, en los cuales Dios continúa revelándose y realizando su proyecto. - Situar los sacramentos y la liturgia dentro de la historia de salvación, cuyos hechos se releen, reviven y actualizan en el “hoy” de la liturgia. - Ayudar a descubrir el valor y la importancia de los signos de los tiempos, como huellas y presencia de Dios: “el conocimiento de la fe es un conocimiento por medio de signos”.52 - Presentar el papel y el lugar de María dentro de la Historia de la Salvación, como mujer de esperanza, abierta al querer de Dios. d) La inculturación53 “La Palabra de Dios se hizo hombre, hombre concreto, situado en el tiempo y en el espacio, enraizado en una cultura determinada... Ésta es la originaria “inculturación” de la Palabra de Dios y el modelo referencial para toda la evangelización de la Iglesia”.54 51 DCG 107 y 108. 52 DCG 108.

53 Cf DCC 109-110. 54 DCG 109.

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“La inculturación de la fe...es un proceso profundo y global y un camino lento... Se trata de la penetración del Evangelio en los niveles más profundos de las personas y de los pueblos, afectándolos... hasta las mismas raíces de sus culturas”.55 La catequesis debe inculturarse e inculturar el Evangelio: - “Promover la inculturación del Evangelio en todas las culturas indígenas, afroecuatoriana, mestiza y adveniente”.56 - “Conocer vivencialmente la historia del pueblo (sus valores, lengua, cosmovisión, costumbres, etc.) y su ‘memoria cristiana’, presente en la religiosidad popular”.57 - Conocer las raíces y el ambiente cultural dentro del cual se proclama el Evangelio. - Ayudar a discernir las riquezas culturales (criterios, valores, expresiones, estilos de vida) compatibles con el Evangelio, para asumirlas; y aquello que contradice o se opone a la fe cristiana, para sanarlo, purificarlo y transformarlo. - Evangelizar la religiosidad popular, en actitud de respeto crítico hacia sus manifestaciones y en un esfuerzo por penetrar en sus motivaciones internas y profundas.58 - Ayudar a dar el paso desde una fe meramente “cultural” o intelectual hasta una fe de compromiso personal con Jesucristo. - Capacitar a los cristianos para que sepan «dar razón de la esperanza»59 en ambientes no creyentes. - Propiciar el diálogo fe-cultura, fe-ciencia. - Proclamar el mensaje perenne del Evangelio con un lenguaje nuevo en los signos y en las palabras. - “Asumir en las celebraciones litúrgicas los símbolos, expresiones e idioma de las diversas culturas”.60 55 DCG 109. 56 LP 513. 57 LP 514.

60

58 Cf SD 36, 53, 247; LP 517. 59 1P 3, 15. 60 LP 522.

- Elaborar catecismos, guías y subsidios catequéticos, que respondan a las exigencias de las diferentes culturas, a sus aspiraciones, interrogantes y problemas propios. - Presentar a María como modelo de inculturación del Evangelio. e) Integralidad61 Inculturar la fe no significa “adaptar” el Evangelio, para hacerlo más atractivo. Tampoco significa deformarlo, falsearlo, mutilarlo o disminuir sus exigencias. Al contrario, el discípulo de Cristo “tiene derecho a recibir la palabra de fe... completa e integral, en todo su rigor y su vigor”.62 “A ningún verdadero catequista le es lícito hacer por cuenta propia una selección en el depósito de la fe, entre lo que estima importante y lo que estima menos importante, o para enseñar lo uno y rechazar lo otro”.63 La catequesis debe presentar íntegramente el mensaje evangélico: - Exponer en forma íntegra y gradual, el mensaje evangélico adaptándose a la edad, conocimiento y capacidad de los destinatarios de la catequesis. - Presentar el mensaje evangélico auténtico, tal como se contiene en la sagrada Escritura y es interpretado por el Magisterio de la Iglesia; sin reducir sus exigencias, pero también sin “fantasías” o “invenciones” que desvirtúan o falsifican el mensaje. - Presentar los diferentes aspectos del mensaje cristiano en forma ordenada. f) Organicidad y jerarquización64 La catequesis consiste en la exposición ordenada y progresiva del mensaje evangélico, constituyendo una síntesis orgá61 Cf DGC 111-113. 62 CT 30; Cf DCG 111.

63 CT 30.

61

nica, coherente, vital y armoniosa de las diferentes verdades de la fe. Esta síntesis se articula y “se organiza en torno al misterio de la Santísima Trinidad, en una perspectiva cristocéntrica” (DCG 114); y a partir de allí se establece una “jerarquía de verdades”. En esta “jerarquía de verdades”, todas ellas pertenecen por igual a la fe y son verdades de fe, aunque «algunas verdades se apoyan en otras como más principales y son iluminadas por ellas».65 La catequesis debe presentar un mensaje orgánico y jerarquizado: - Desarrollar “una enseñanza sistemática, no improvisada, siguiendo un programa que le permita llegar a un fin preciso”.66 - Destacar nítidamente las verdades esenciales y fundamentales de la fe, sin pretender “abordar todas las cuestiones disputadas ni transformarse en investigaciones teológicas o en exégesis científicas”.67 - Suscitar la obediencia en la fe y la adhesión a todo cuanto Dios ha revelado. - Presentar las grandes síntesis orgánicas de la fe, tal como han sido formuladas por la fe de la Iglesia: la historia de la salvación, el credo, los sacramentos, los mandamientos, el Padre nuestro. - Utilizar métodos y recursos que faciliten una presentación ordenada del mensaje. g) Significatividad68 La finalidad de la catequesis es ayudar a realizar la comunión de la persona humana con Jesucristo, enseñando “a pensar como Él, obrar como Él, amar como Él”, de modo que 64 Cf DCG 114-115. 65 DCG 114. 66 CT 21.

62

67 CT 21. 68 Cf DCG 116-117.

“todo lo que Cristo vivió, hace que podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros”,69 actualizado en la vivencia litúrgica de la Iglesia. De esta manera, al conocer y descubrir a Jesucristo, la persona humana se conoce y se descubre a sí misma y conoce el sentido último de su existencia, pues “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado”.70 Por consiguiente, la catequesis debe ofrecer un mensaje significativo para la persona humana: - Prestar atención a “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los hombres de la época actual”,71 a sus grandes interrogantes, anhelos y aspiraciones.72 - Partir de las situaciones y experiencias humanas más importantes, tanto personales como sociales, iluminarlas con la Palabra de Dios y volver a ellas, transformándolas y superándolas. - Mostrar cómo el Evangelio “satisface plenamente el corazón humano”73 y da respuesta segura a sus inquietudes más profundas. - Presentar a Jesucristo y a su Evangelio como luz que ilumina y como fuerza que transforma y da esperanza. - Enraizar la moral evangélica, los mandamientos y las bienaventuranzas en los valores y virtudes humanas, presentes en el corazón humano. - Relacionar la celebración de los sacramentos con las grandes experiencias de la existencia humana. - Presentar a María como mujer plenamente realizada desde la fe. 69 DCG 116. 70 GS 22a; Cf DCG 1106. 71 GS 1.

72 Cf SD 48. 73 DGC 117.

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- Promover la oración cristiana expresada desde la vida y que impulsa al cristiano a transformar la realidad personal y social. - Ayudar al cristiano para que celebre la fe desde la vida. h) El ecumenismo “Jesús quiere la unidad de la Iglesia. Debemos promover la oración y la unidad de todos los cristianos”.74 “El ecumenismo es una prioridad en la pastoral de la Iglesia de nuestro tiempo”.75 “La catequesis no puede permanecer ajena a esta dimensión ecuménica”.76 La catequesis debe contener una dimensión ecuménica: - Suscitar y alentar un deseo de unidad en la verdad.77 - “Alentar un cambio de actitud de nuestra parte, dejando atrás prejuicios históricos, para crear un clima de confianza y cercanía”.78 - “Descubrir y reconocer los valores que están presentes en otras Iglesias y religiones, para propiciar el diálogo con todos los creyentes y llegar a la unión con los hermanos de otras Iglesias”.79 - “Desarrollar una catequesis que instruya debidamente al pueblo, explicando” aquellos aspectos en los que podría darse alguna confusión con los miembros de otros movimientos religiosos.80 - “Sin renunciar a enseñar que la plenitud de las verdades reveladas y de los medios de salvación instituídos por Cristo se halla en la Iglesia Católica”.81 74 75 76 77

LP 180. SD 135. CT 32. Cf CT 32.

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78 SD 138. 79 LP 180. 80 Cf SD 142. 81 Cf SD 142.

3. EL CATECISMO Este capítulo se refiere al contenido de la catequesis que la Iglesia propone a la comunidad eclesial a través de los catecismos, los cuales son una exposición oficial de la fe en forma sintética y abreviada. a)

El catecismo en general

• ¿Qué es un catecismo?82 Un catecismo: - es un texto oficial del Magisterio de la Iglesia, - que expone en forma precisa, sistemática y orgánica y a modo de síntesis lo que la Iglesia Católica cree, celebra, vive y proclama, - en sintonía con la sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, - recoge lo que es básico y común en la vida cristiana, - sin proponer como doctrina de fe interpretaciones particulares u opiniones privadas. • El Catecismo de la Iglesia Católica El Catecismo de la Iglesia Católica83 “es una exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, atestiguadas por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio de la Iglesia... Es un catecismo de carácter universal, ofrecido a toda la Iglesia. En él se presenta una síntesis actualizada de la fe, que incorpora la doctrina del Concilio Vaticano II y los interrogantes religiosos y morales de nuestra época”.84 El Catecismo de la Iglesia Católica constituye un servicio eclesial, en cuanto:85 82 Cf DCG 119, 124. 83 Promulgado mediante la Contitución Apostólica Fidei Depositum, de Juan Pablo II, el 11 de octubre de 1992.

84 DCG 120 y 124. 85 Cf DCG 121.

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- instrumento válido y autorizado al servicio de la comunión eclesial, que facilita la unidad de la fe; - norma segura para la enseñanza de la fe, que responde al derecho de todo bautizado a conocer lo que la Iglesia cree; - punto de referencia para la redacción de catecismos destinados a una porción determinada del Pueblo de Dios: el Catecismo de la Iglesia Católica, de valor universal, no sustituye a los catecismos locales. • Dimensiones del catecismo86 El Catecismo de la Iglesia Católica -y todo catecismo- se articula en torno a cuatro dimensiones fundamentales de la vida cristiana: - Creer: la fe conocida, aceptada y creída, tal como está contenida en el Credo y es enseñada por la Iglesia; - Celebrar: la fe celebrada en la liturgia, que comunica la gracia divina y santifica; - Obrar: la fe hecha vida y concretada en obras, centrada en el amor a Dios y al prójimo, núcleo de la moral evangélica; - Orar: la fe hecha oración, alentada por la esperanza cristiana. Estas cuatro dimensiones se corresponden con los cuatro pilares que sostienen la transmisión de la fe: - Credo o Símbolo de la fe - Sacramentos - Mandamientos o Decálogo - Padre Nuestro. Cada Iglesia particular debe considerar el modo más conveniente de ordenar y comunicar este contenido fundamental de la fe, en un catecismo que responda a las circunstancias concretas que ella misma vive. 86 Cf DGC 122.

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• Jesucristo, inspiración y centro del catecismo Jesucristo, “Camino, Verdad y Vida” (Jn 14,6), es el eje central del catecismo: Él nos introduce en el misterio de Dios, Uno y Trino, e ilumina el misterio de la persona humana. La profesión de fe, la liturgia, la moral evangélica y la oración deben tener, como inspiración y como hilo conductor, el misterio de la Santísima Trinidad, que es “el misterio central de la fe y de la vida cristiana”.87 Al mismo tiempo, el catecismo debe mostrar las consecuencias vitales que brotan del misterio Trinitario para la persona humana y para la sociedad: creación de los seres humanos por Dios y para Dios, vocación a la filiación divina, dignidad e igualdad de todas las personas, llamamiento a la fraternidad y a la comunión universales. • Contenido del catecismo La catequesis transmite la Revelación de Dios, tal como está contenida en la Tradición y en la sagrada Escritura y es interpretada por el Magisterio de la Iglesia. Por esto, el catecismo debe contener, de forma sobria y clara, a modo de síntesis orgánica y atendiendo a la “jerarquía de verdades”, los acontecimientos y verdades fundamentales de la Revelación, pues ésta se realiza mediante obras y palabras.88 El catecismo expone este contenido fundamental de manera que ofrezca una respuesta a las diferentes culturas, edades y situaciones sociales y eclesiales de cada lugar; de manera que ilumine las diversas situaciones históricas, ya que éstas forman parte integrante del contenido de la catequesis.89 El contenido concreto de las guías catequéticas para cada etapa del itinerario de catequesis parroquial está presentado en las Matrices de Contenidos para la Catequesis. 87 DCG 99. 88 Cf DV 2.

89 Cf Medellín, VII, 6.

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b) Relación entre Sagrada Escritura, catequesis y catecismo La Escritura, inspirada por el Espíritu Santo, es la norma suprema de la fe de la Iglesia. La catequesis, ministerio de la Palabra y actividad profética de la Iglesia, es la educación de la fe de manera ordenada y progresiva, realizada por la comunidad eclesial, en el seguimiento de Jesús. El catecismo es una exposición breve y sistemática de la fe de la Iglesia. La Biblia y el catecismo son referencia e inspiración de toda la acción evangelizadora de la Iglesia en nuestro tiempo: la fecundan, inspiran la catequesis bíblica y son el apoyo de la comunidad, de los catequistas y catecúmenos.90 • Sagrada Escritura La Sagrada Escritura juntamente con la Tradición son la “regla suprema de la fe”. Por ello, la sagrada Escritura debe tener un puesto preeminente en el ministerio de la catequesis. “Hablar de la Tradición y de la Escritura como fuentes de la catequesis es subrayar que ésta ha de estar totalmente impregnada por el pensamiento, el espíritu y las actitudes bíblicas y evangélicas, a través del contacto asiduo con los mismos textos; y es también recordar que la catequesis será tanto más rica y eficaz cuanto más lea los textos con la inteligencia y el corazón de la Iglesia”.91 • Catequesis La catequesis debe ser una auténtica introducción a la “lectio divina”, es decir, a la lectura de la sagrada Escritura, hecha según el Espíritu que habita en la Iglesia.92 La catequesis transmite el contenido de la Palabra de Dios según la Iglesia lo posee, lo interioriza y lo vive: como narración de la historia de la salvación y como explicitación del símbolo de la fe. 90 Cf DCG 127. 91 DCG 127.

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92 Cf ibidem.

• El Catecismo El catecismo está al servicio del anuncio del Evangelio y de la comunicación de la fe. Tiene en la Palabra de Dios la referencia suprema.93 El catecismo es un instrumento al servicio de la catequesis y del catequista, servidores de la educación y de la vivencia de la fe. c) Criterios para elaborar catecismos en las Iglesias Particulares • Características de los catecismos locales94 Un catecismo local: - Es el que ha sido asumido como propio por una Iglesia local; - guarda la unidad de la fe y la fidelidad a la doctrina católica; - es elaborado o aprobado por los obispos diocesanos o por la Conferencia Episcopal; - debe estar al día en cuanto a métodos y contenidos; - es un instrumento indispensable para la educación de la fe; - comunica el Evangelio de una manera accesible y adaptada a las personas históricas y concretas, hablándoles en su propia lengua95; - es un texto de base y de carácter sintético; - juntamente con la sagrada Escritura, es un instrumento referencial para hacer catequesis; - adopta una pedagogía. 93 Cf DCG 125. 94 Cf DCG 131, 132. 95 “La evangelización pierde mucho de la fuerza y de su eficacia, si no toma en consideración al pueblo concreto al que

se dirige, si no utiliza su “lengua”, sus signos y símbolos, si no responde a las cuestiones que plantea, si no llega a su vida concreta” (EN 63).

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- criterios para su elaboración - Adaptación, tomando en cuenta:96 - La cultura, de modo que el catecismo asuma la mentalidad, valores, expresiones, celebraciones propios de los destinatarios; - La edad, de modo que el catecismo, asumiendo las experiencias vitales fundamentales de los destinatarios, presente un mensaje significativo para ellos; - El ambiente, de mayor o menor religiosidad; - La necesidad de establecer el diálogo fe-ciencia y fe-vida; - La realidad social, económica, política, familiar, etc., de modo que el catecismo proporcione criterios evangélicos para iluminar y transformar esa realidad; - La situación eclesial concreta que vive la Iglesia particular, de modo que el catecismo acentúe la evangelización en los aspectos más urgentes. - Creatividad97 - El catecismo local debe ser verdaderamente tal, en el sentido de que responda a las situaciones y necesidades concretas de la Iglesia particular. - Creatividad en cuanto a la selección, estructuración y formulación de contenidos y métodos, haciendo un esfuerzo por “buscar siempre el modo más apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de nuestra época, porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea sus verdades, y otra cosa es el modo de formularlas, conservando el mismo sentido y el mismo significado”.98 - Creatividad, particularmente, en cuanto a la expresión: “La Nueva Evangelización requiere nuevos signos y lenguajes que, de acuerdo con las realidades culturales de 96 Cf DCG 133. 97 Cf DCG 134, 135.

70

98 GS 62b.

hoy, acerquen el Evangelio de Jesucristo a los hombres y lo encarnen en sus culturas... Es preciso expresar el mensaje evangélico de modo que los pobres y sencillos lo entiendan...”.99 - Unidad y diversidad El Catecismo de la Iglesia Católica y los catecismos locales son expresión concreta de la “unidad en la misma fe apostólica” y, al mismo tiempo, de la rica diversidad de la formulación de esa misma fe. Lo cual manifiesta: - La catolicidad de la Iglesia: las riquezas culturales de los pueblos se incorporan a la expresión de la fe de la única Iglesia. - La comunión eclesial: uno de sus vínculos visibles es la “profesión de una sola fe”. - La realidad de la colegialidad episcopal: los obispos, cada uno en su diócesis, y juntos como colegio, en comunión con el sucesor de Pedro, tienen la misma responsabilidad de la catequesis en la Iglesia. La unidad entre las guías de catequesis del itinerario de catequesis parroquial está dada por las Matrices de Contenidos de la Catequesis aprobadas por la Conferencia Episcopal, las cuales deberán ser necesariamente acomodadas a la diversidad de realidades siguiendo los criterios de adaptación y creatividad. Los catecismos elaborados por las Iglesias locales pueden tener un carácter diocesano, regional o nacional y, serán aprobados por la Santa Sede, la Conferencia Episcopal y el obispo diocesano, según sea el caso.

99 LP 82 Y 83,

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PEDAGOGÍA Y METODOLOGÍA PARA LA CATEQUESIS

1. PEDAGOGÍA DIVINA EN LA CATEQUESIS a) La pedagogía de Dios La pedagogía de Dios en la historia de la salvación ha sido seguida muy de cerca, tanto por los Santos Padres como por la Iglesia de hoy, a través de la homilética y el catecumenado, entendido como educación de la fe. La salvación de la persona, que es el fin de la revelación, se presenta como fruto de una original y eficaz pedagogía de Dios. La sagrada Escritura nos presenta a Dios como Padre misericordioso, maestro sabio que toma a su cargo a la persona en las condiciones en que se encuentra para liberarla de los vínculos del mal, la atrae con lazos de amor, la hace crecer progresiva y pacientemente hacia la madurez de hijo libre y obediente a su Palabra.1 b) La pedagogía de Cristo En la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo, quien nos entregó el don supremo de la Salvación, realizando su misión redentora a través de un proceso que continuaba la pedagogía de Dios. A lo largo de la breve e intensa vida de Jesús, sus discípulos tuvieron acceso a la experiencia directa de los rasgos fundamentales de la pedagogía de Jesús: - La acogida al otro, preferencialmente al pobre, al pequeño, al pecador; - el anuncio genuino del Reino de Dios, como Buena Noticia de la verdad y misericordia del Padre; - un amor fuerte y tierno que libera del mal y promueve la vida; 1 Cf DCG 139.

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- la invitación apremiante a vivir la novedad de la fe en Dios, la esperanza en el Reino y la caridad hacia el prójimo; - el empleo de todos los recursos de la comunicación interpersonal; - la coherencia entre lo que vive y hace; - la adaptación e identificación con cada persona; - la actitud de buen pastor que busca, acoge y da la vida por su rebaño; - la conmoción frente al sufrimiento y desesperanza; - la intensidad con que presenta y vive la misión encomendada por el Padre. c) La pedagogía de la Iglesia Desde sus comienzos, la Iglesia vive su misión en continuidad visible y actual con la pedagogía del Padre y del Hijo, bajo la iluminación del Espíritu Santo. En esta continuidad la comunidad cristiana es en sí misma catequesis viviente que anuncia, celebra, vive y permanece siempre como el espacio vital indispensable y primario de la catequesis.2 d) La pedagogía divina y la catequesis La catequesis, en cuanto comunicación de la Revelación divina, se inspira radicalmente en la pedagogía de Dios, y bajo la guía del Espíritu Santo desarrolla una sabia síntesis de esa pedagogía favoreciendo así la verdadera experiencia de fe y el encuentro filial con Dios. De este modo la catequesis: - es una pedagogía que se inserta y sirve al diálogo de salvación entre Dios y la persona, 2 Cf DCG 141.

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- acepta el carácter progresivo de la revelación como también su adaptación a las diversas personas y culturas, - reconoce la centralidad de la persona de Jesús, Palabra de Dios encarnada, - reconoce el valor de la experiencia comunitaria de la fe, como propia del pueblo de Dios, de la Iglesia, - se enraíza en la relación interpersonal y hace suyo el proceso del diálogo, - se hace pedagogía de signos, en donde se articulan enseñanza y experiencia, - encuentra su fuerza de verdad y de compromiso en el testimonio inagotable del amor divino. La catequesis desarrolla al mismo tiempo una acción de educación, enseñanza y aprendizaje. La catequesis de la Iglesia debe inspirarse en la pedagogía de Dios con su pueblo, integrando y armonizando la riqueza catecumenal de los Santos Padres con la concepción y los contenidos de la catequesis de hoy, configurada en siete elementos básicos: - Las tres etapas de la historia de la salvación: el Antiguo Testamento, la vida de Jesucristo y la historia de la Iglesia. - Los cuatro pilares del catecismo: el símbolo de la fe, los Sacramentos, los Mandamientos y el Padre Nuestro. Estos elementos deben articularse íntimamente, tanto en la catequesis de iniciación como en el proceso permanente de maduración de la fe, en la variedad de catecismos, según los destinatarios y las diferentes situaciones culturales.3 e) Fidelidad a Dios y a la persona “Por fin, Dios se reveló y habló por su Hijo” (Heb 1,2), de modo que ya no hay otra revelación que la que Dios ha hecho por Jesús. 3 Cf DCG 130.

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La pedagogía tratará de utilizar todos los medios posibles para acercar a la persona a Dios y viceversa, para que pueda darse el verdadero encuentro. Se busca, pues, hacer una presentación de la persona de Jesús, tal como ocurrió en los inicios de la Iglesia, para que sea Él el que transforme el corazón de toda persona. A partir de ahí encuentra sentido y tendrá eco la doctrina y el mismo Magisterio de la Iglesia: Jesucristo es el único modelo del cristiano. La pedagogía buscará adecuarse a cada grupo humano y a cada persona, para que puedan encontrarse con el Señor, que sale al encuentro en todos los momentos y circunstancias de sus vidas. Cada persona es un ser concreto, con un nombre y apellido, ubicado en unas coordenadas históricas concretas. Dotada de dignidad y llamada por Dios a la plena felicidad. Hay que ser fiel a esa persona y no a otra, irreal, ideal.

2. METODOLOGÍA El método se puede describir como el conjunto de técnicas y procedimientos que van de acuerdo con un criterio determinado y que tienen en vista un determinado fin. El método no es neutro, siempre va acompañado de una ideología. Se fundamenta en concepciones o cosmovisiones, tanto de la realidad del ser humano, como de educación. Para que un método pueda ser aplicado a la catequesis será necesario tener en cuenta la coherencia con los criterios evangélicos y con la finalidad de comunicar la verdad revelada. En catequesis el principio de fidelidad a Dios y fidelidad al hombre afirma la necesaria correlación e interacción que se da en-

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t re contenido y método. Por otra parte, el catequista sabe que el contenido de la catequesis no es indiferente a cualquier método, sino que exige un proceso de transmisión adecuado a la naturaleza del mensaje, a sus fuentes y lenguajes, a las circunstancias c o n c retas de la comunidad eclesial, a la condición de cada uno de los fieles a los que se dirige la catequesis (DCG 149). La comunicación de la fe en la catequesis es un acontecimiento de gracia, es un regalo de Dios, que se hace realidad en el encuentro de la Palabra de Dios con la libertad de la persona. Este encuentro se realiza por medio de signos visibles y abre a la comprensión del proyecto amoroso de Dios. Método es el camino que se elige y se sigue para el logro de esta meta. En catequesis, cualquier método es bueno, siempre que dé espacio a la gracia de Dios y siga la pedagogía que empleó Dios con su pueblo. La catequesis implica la metodología como elemento constitutivo para que ésta logre su objetivo: la educación y maduración de la fe, sin perder el sentido último de la existencia: la vida eterna y el llamado a la santidad. A lo largo del tiempo, el método de transmisión del mensaje cristiano ha evolucionado de acuerdo con la época, las culturas y las personas concretas, desde formas metodológicas espontáneas hasta procesos más sistemáticos. Actualmente, la metodología de la catequesis se ha enriquecido con los adelantos de la pedagogía general, la antropología, la historia, la psicología y la sociología. Lo cual ha permitido que el método actual de la catequesis sea situacional, antropológico y concientizador. Es frecuente caer en el error de confundir el método con los recursos, los procedimientos, las ayudas metodológicas o las prácticas usadas en el desarrollo del proceso de comunicación de la fe. El método es el proceso, considerado globalmente, de las diversas etapas que implican su desarrollo y los principios teóricos que orientan su realización concreta. Las técnicas metodológicas, actividades y recursos son resultados directo del método y ayudan a conseguir sus objetivos.

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Los principios son válidos en forma general, pero cada persona los pone en práctica en función de sus aptitudes y necesidades concretas. El rendimiento de una actividad depende en gran parte de la calidad del método utilizado y éste, a su vez, depende de la persona del catequista. Sus cualidades humanas y la madurez de su compromis cristiano son elementos esenciales de una buena catequesis que garantizan el uso correcto de los textos y de otros instrumentos de trabajo.4 El catequista es el mediador que facilita tanto la comunicación entre Dios y los catequizandos y la interlocución entre la comunidad y sus miembros; en este contexto, el Directorio General para la Catequesis afirma que una sólida espiritualidad y un testimonio de vida cristiana en el catequista constituyen el alma de todo método. (DCG 156) a) Tendencias metodológicas La Iglesia no se atiene a un único método en la comunicación de la fe, sino que a la luz de la Pedagogía de Dios, reflexiona y discierne entre los métodos característicos de cada época y de cada contexto, y asume con libertad de espíritu aquellos elementos metodológicos que son coherentes con la pedagogía divina y que favorecen la educación en la fe. Método deductivo, que en la acción catequística se denomina procedimiento kerigmático o vía descendente. Parte de la fe como expresión del mensaje, para llegar a la vida. Método inductivo, que en los itinerarios operativos se menciona como procedimiento existencial o vía ascendente. Éste parte de la vida humana con sus problemas y situaciones, para proceder seguidamente a iluminarlos con la Palabra de Dios. Se caracteriza por tener en cuenta la situación de la persona, está inspirado en una educación liberadora que da mayor importancia al sujeto de la catequesis. Parte de lo conocido a lo desconocido, de la situación de la persona hacia 4 Cf DCG 156.

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el descubrimiento y formulación del mensaje, de situaciones concretas de la vida para descubrir en ella la presencia o ausencia de los valores del Reino. En la praxis catequística estos dos métodos no se excluyen sino que se complementan mutuamente, en tanto que son modos legítimos de educación de la fe, si se respetan todos los factores en juego: el misterio de la gracia y la existencia humana, la comprensión de fe y el proceso de racionalidad. La persona humana es considerada en su integridad. La catequesis no se toma como un adoctrinamiento sino como un proceso de concientización fiel a la pedagogía de Dios, quien para dialogar con el ser humano se valió de su lenguaje, tomó su naturaleza y se encarnó asumiendo no sólo su corporeidad, sino también su situación social e histórica. En muchas de nuestras comunidades los catequistas están privilegiando los métodos participativos que faciliten al catequizando el desarrollo de la capacidad de construir el conocimiento propio de la fe y propicien el desarrollo de una inteligencia emotiva en coherencia con los valores evangélicos. b) La memorización en la catequesis La catequesis está vinculada a la “memoria” de la Iglesia, que mantiene viva entre nosotros la presencia del Señor. Por tanto, el ejercicio de la memoria es un elemento constitutivo de la pedagogía de la fe. Habrá que superar los riesgos de una memorización mecánica, integrando armónicamente el ejercicio de la memoria a las diversas funciones del apre n d i z a j e . Se han de considerar como objeto de memoria las principales fórmulas de la fe, los textos de la Escritura, del dogma, de la l i t u rgia y oraciones más conocidas en la tradición cristiana. Lo esencial es que los textos memorizados sean interiorizados y entendidos pro g resivamente en su profundidad para que sean fuente de vida cristiana personal y comunitaria.5 5 Cf CT 55.

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c) Método de la catequesis El método de la catequesis es, fundamentalmente, el camino del seguimiento de Jesús. “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6). El seguimiento implica la búsqueda de comunión e identificación con Cristo. Según el evangelista Marcos, no basta ver los milagros de Jesús y oír sus palabras. Es necesario seguirlo. Tanto es así que muchos que no siguieron a Jesús interpretaron de modo bien diferente lo que habían visto y oído (cf Mc 2, 6-7; 3, 6; 3, 22). La santidad de los que anuncian el Evangelio es, por tanto, método básico de la catequesis.6 En continuidad con la pedagogía de Dios, que se manifiesta en la experiencia de cada persona y de cada grupo humano, es fundamental que en el método catequístico se tome en cuenta la realidad concreta de los catequizandos, la realidad social, cultural, religiosa, etc. “Las situaciones históricas y las aspiraciones auténticamente humanas forman parte indispensable del contenido de la catequesis. Deben ser interpretadas seriamente, dentro de su contexto actual, a la luz de las experiencias vivenciales del pueblo de Israel, de Cristo y de la comunidad eclesial, en la cual vive y actúa continuamente el Espíritu de Cristo Resucitado”.7 De ahí que el método catequístico opte por una pedagogía que sea experiencial, participativa y transformadora. La catequesis es un proceso permanente. Ha de llevar gradualmente a una formación integral y sistemática, buscando la unidad del Mensaje en la diversidad de sus expresiones y teniendo en cuenta el contenido del Catecismo de la Iglesia Católica. Es siempre necesaria la práctica del mensaje, su celebración y el testimonio por la profesión de la fe. d) Momentos del método catequístico Existen, como anotamos arriba, diversos métodos para lograr la experiencia catequística. Lo importante es discernir 6 Cf SSLC 104.

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el más apropiado para el grupo humano con el cual vamos a compartir y acompañar el camino de crecimiento en la fe, llegando a la adhesión libre y consciente al proyecto de Dios. En la realidad concreta de nuestro país, desde la experiencia de los últimos años, el método que mejor responde a las necesidades y desafíos que vive nuestra gente es el método del Ver, Juzgar, Actuar, Evaluar y Celebrar. Aquí lo pre s e n t a m o s detalladamente, en sus cinco momentos, no excluyendo que o t ros métodos pueden servir en situaciones particulares. • VER Es un acercamiento a la realidad, presentada como acontecimiento, hecho de vida, experiencia o situación humana. En lo posible debe elegirse un solo hecho, una sola experiencia. Es necesario que el catequista aprenda a ver la realidad: Actitues para ver: - Ver con ojos de fe, con los ojos de Cristo, - ver lo profundo de la realidad, ir a las causas, - descubrir la vida como signo y lenguaje, - ver la realidad tal como se presenta, sin desfigurarla, juzgarla o condenarla, - partir de situaciones concretas de la vida personal o de la comunidad, - descubrir los “signos de los tiempos”, - ver desde los pobres con ojos y corazón de pobre, - acoger amorosamente la realidad, - contemplar la realidad como don de Dios y tarea humana, - ver con amor, lo cual se expresa en la solidaridad. 7 Medellín VIII, 6.

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• JUZGAR Es el momento de escuchar a Dios que habla: qué piensa, qué dice, cuáles son sus proyectos, qué actitudes tiene, cómo actúa, con qué criterios juzga, qué pide. Se trata de mirar la realidad desde el proyecto de Dios. Este momento debe ser considerado como el corazón de la catequesis, ya que implica el anuncio de la Palabra que ilumina la realidad. La iluminación de la Palabra de Dios debe cuestionar la realidad personal y comunitaria, debe llevar al compromiso, a la conversión y a la transformación de la realidad en clara sintonía con el Reino. Actitudes para juzgar: - escucha orante de la Palabra de Dios, - fidelidad a la Palabra, - capacidad de diálogo, - apertura a la presencia del Espíritu, - conversión continua, - cuestionamiento frente a la realidad. - actitud contemplativa y de búsqueda de la sabiduría que da sentido a las manifestaciones del Dios de la vida. • ACTUAR Es el momento de confrontar la vida con la Palabra anunciada y escuchada. Es urgente tomar decisiones, a fin de que la realidad se ajuste a las exigencias del proyecto de Dios. Es el tiempo de la acción, del compromiso, de las respuestas, del encuentro personal y comunitario con Dios, a través de la oración y de las opciones asumidas para la transformación de la realidad. Actitudes para actuar: - confianza y abandono en Dios; apoyarse en la gracia divina, - valor y fidelidad para mantenerse en camino,

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- coherencia entre fe y vida, - decisión para emprender los cambios que permitan transformar la realidad, - actitud de consenso y de búsqueda de la unidad, - respeto por el otro y sus ideas, - testimonio inspirado en el seguimiento de Jesucristo, - búsqueda de la verdad. • EVALUAR Es el momento para sintetizar las vivencias, los contenidos del mensaje y hacer que el grupo lo verbalice y memorice. También es el momento de verificar el camino recorrido tanto por las personas como por la comunidad. Actitudes para evaluar: - disponibilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo, - creatividad para asumir los correctivos necesarios dentro del proceso, - flexibilidad y adaptación a los ritmos personales y comunitarios, - escucha atenta y reflexiva a las personas y a la comunidad, - dinamismo para evocar y provocar. • CELEBRAR Es el momento del encuentro gozoso y celebrativo con Dios. Momento privilegiado para dejar que actúe la gracia de Dios, que anima e impulsa el proceso catequístico. Es un camino para educar a la persona y al grupo en la oración y en la contemplación en el diálogo filial y amoroso con el Padre, en el

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encuentro personal y comunitario con Él. Habrá que superar las formas de oración puramente rutinaria y memorística, al inicio o al término del encuentro, para llegar a una oración que nazca espontánea y libre como respuesta de amor a lo que se ha reflexionado juntos. Actitudes para celebrar: - vivir la experiencia personal y de grupo como don de Dios, - relacionarse con Dios personal y comunitariamente, - amar a Dios y al prójimo, - superar el individualismo y la competencia con acciones de perdón y reconciliación, - llegar a la Eucaristía (acción de gracias de la comunidad) como cumbre de toda celebración. - educar para la participación en la liturgia, - vivir la celebración de cada sacramento como meta del camino recorrido y como invitación a alimentarse personal y comunitariamente para seguir caminando. e) Sugerencias para los cinco momentos del método Debe propiciarse la creatividad, tanto del catequista como del grupo. Es conveniente partir de la vida personal o comunitaria que estamos viviendo, de modo que evitemos escaparnos de la realidad que vivimos. La proclamación, ya sea de la Palabra de Dios o del Magisterio de la Iglesia, se puede hacer a través de dramatizaciones, lectura dialogada, mímica, diapositivas, cartas, dibujos, etc. Para que el “actuar” pueda influir positivamente en los catequizandos y ayudarlos como grupo a cambiar, a tomar pos-

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turas distintas, debemos escoger de común acuerdo un compromiso concreto, significativo y evaluable. Fomentar la oración personal para provocar un encuentro profundo con Dios Padre, oración que asuma los símbolos de la vida y de nuestra experiencia personal.

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LOS DESTINATARIOS DE LA CATEQUESIS

esús anunció la Buena Nueva a todas las personas, primordialmente a los más pobres. Por eso, la catequesis tiene como destinataria a la comunidad cristiana, en cuanto integrada por obispos, sacerdotes, religiosos/as y laicos/as.1

J

Para responder al creyente y a la comunidad en forma conveniente y satisfactoria, la catequesis debe tener en cuenta la situación en la que se encuentran sus destinatarios. Por eso, para atender a las personas en sus distintas y variadas situaciones, la catequesis debe recorrer múltiples caminos para salir al encuentro de sus diversas necesidades y adaptar el mensaje cristiano y la pedagogía de la fe a cada circunstancia. Se considera a los destinatarios desde sus exigencias peculiares: - La evolución física y psíquica de los catequizandos. Así se tiene la catequesis según las edades. - La situación especial en que se encuentran: discapacidad, marginación, diferencia de mentalidad, ambientes. - El contexto socio-religioso en el que se encuentran los sujetos. - El contexto socio-cultural en el que están inmersos los fieles.

1. CATEQUESIS SEGÚN LAS EDADES La catequesis según las edades es una exigencia esencial para la comunidad cristiana. Por eso, es indispensable tener en cuenta todos los aspectos tanto los antropológico-evolutivos, como los teológico-pastorales, en lo que concierne a cada una de las edades. Además, es necesario integrar las diversas etapas del camino de la fe. En esta integración es pedagógicamente eficaz hacer referencia a la catequesis de adultos y desde ahí orientar la catequesis de las otras etapas de la vida.2 1 Cf DCG 167-168.

2 Cf DCG 171.

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a) Catequesis de los adultos • IMPORTANCIA Los adultos son, en el sentido más amplio, los destinatarios del mensaje. De ellos depende la formación de las nuevas generaciones cristianas a través del testimonio en la familia, en el mundo social y político, en el ejercicio de la profesión y en la práctica de vida en la comunidad.3 La catequesis debe tener muy en cuenta las experiencias vividas, los condicionamientos y los desafíos que tales adultos encuentran, así como sus múltiples interrogantes y necesidades respecto a la fe. En consecuencia, es necesario distinguir: adultos creyentes, adultos bautizados (que no viven su compromiso bautismal), adultos no bautizados. • CRITERIOS Atención a los destinatarios adultos teniendo en cuenta sus problemas y experiencias, capacidades espirituales y culturales; atención a su condición laical; atención por despertar el interés de la comunidad, para que sea lugar de acogida y ayuda; y atención a un proyecto orgánico de pastoral de adultos que integre la catequesis, la liturgia y la caridad.4 • OBJETIVOS La catequesis de adultos debe proponer la fe cristiana en su integridad, autenticidad y sistematicidad. Sus tareas son: - Ayudar a vivir una vida de gracia alimentada por los sacramentos. - Promover una sólida formación de los laicos. - Promover la formación y la maduración de la vida en el Espíritu de Cristo resucitado. 3 Cf DNC (1981), 85.4.

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4 Cf DCG 174.

- Ejercitar las obras de caridad-solidaridad. - Cumplir los deberes del propio estado de vida: casado, soltero, consagrado. - Educar para juzgar con objetividad y a la luz de la fe los cambios socio-culturales de la sociedad . - Dar respuesta a los interrogantes religiosos y morales de hoy. - Desarrollar los fundamentos de la fe, que permita dar razón de la esperanza. - F o rmar para asumir responsabilidades en la misión de la Iglesia y para saber dar testimonio cristiano en la sociedad.5 - Formar verdaderas comunidades cristianas. • MODALIDADES Es necesario tener en cuenta que: - hay situaciones y circunstancias que exigen particulares formas de catequesis: la catequesis de la iniciación cristiana o el catecumenado de adultos que está expresado en el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos; - la catequesis al pueblo de Dios en forma ordinaria o en la forma extraordinaria de misiones populares; - la catequesis avanzada para dirigentes; - la catequesis con ocasión de los principales acontecimientos de la vida (matrimonio, bautismo, enfermedad, etc); - la catequesis con ocasión de acontecimientos particulares que afectan a la vida de la Iglesia y de la sociedad (servicio militar, emigración); - la catequesis para personas que viven situaciones irregulares (divorciados, separados, unión libre); - la catequesis para personas que “regresan” de las sectas. 5 Cf DCG 175.

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b) Catequesis de la infancia y de la niñez • IMPORTANCIA La niñez y la infancia se caracterizan por tener la gracia de una vida que comienza, de la cual brotan admirables posibilidades para la edificación de la Iglesia y humanización de la sociedad, p e ro también grandes necesidades a las que responder. Hoy el niño/a tienen derecho al pleno respeto y ayuda para su crecimiento humano y espiritual; están necesitados de la catequesis, que nunca les debe faltar. • CRITERIOS La infancia y la niñez constituyen el tiempo de la primera socialización y de la educación humana y cristiana en la familia, en la escuela y en la comunidad; por eso, hay que considerarlas como una etapa decisiva para el futuro de la fe. Ordinariamente en esta etapa tiene lugar la iniciación cristiana con la recepción del sacramento del Bautismo. • OBJETIVOS El proceso catequético en esta etapa será eminentemente educativo y estará atento a desarrollar el sentido de la contemplación, de la confianza, de la gratuidad, del don de sí, de la comunicación con Dios, de la alegre participación. La educación para la oración y la iniciación a la sagrada Escritura son aspectos centrales de la formación cristiana de los pequeños. • MODALIDADES La catequesis de los pequeños es fruto de la intervención de distintos educadores. Hay que tener en cuenta la importancia de dos ámbitos educativos: la familia y la escuela. La catequesis familiar es insustituible.

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En algunas escuelas se imparte enseñanza religiosa escolar. Todo esto requiere que la catequesis y los catequistas realicen una colaboración constante con los padres y con los maestros. En nuestro país, a muchos niños les falta un apoyo religioso familiar adecuado por no tener una verdadera familia, por no f recuentar la escuela, por condiciones de inestabilidad social y de inadaptación y causas ambientales. Muchos no están bautizados; otros no realizan el camino de iniciación. Corre sponde a la comunidad cristiana suplir estas care n c i a s .6 c) Catequesis de los jóvenes • IMPORTANCIA En la actual situación de crisis espiritual y cultural, los jóvenes son las primeras víctimas, aunque también en ellos están puestas las esperanzas de una sociedad mejor. La Iglesia los contempla como un gran desafío para el presente y futuro. Para mayor claridad, es útil distinguir tres etapas: la preadolescencia, la adolescencia y la juventud. - Preadolescencia: se puede afirmar que es una etapa ignorada. En esta edad, al recibir la Confirmación, muchos jóvenes concluyen el proceso de iniciación sacramental y tienden a alejarse de la práctica de la fe. - Adolescencia: es la etapa de la vida que precede a la asunción de las responsabilidades propias del adulto. - Juventud: tiempo de espera, a veces de desencanto y de insatisfacción, incluso de angustia y de marginación. El alejamiento de la Iglesia, o al menos la desconfianza hacia ella, está presente en muchos jóvenes, como actitud de fondo. Se nota la falta de apoyo espiritual y moral de 6 Cf LP 115, DCG 180.

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las familias y la precariedad de la catequesis recibida. Muchos tienden a la búsqueda del sentido de la vida, a la solidaridad, al compromiso social, e incluso a la experiencia religiosa misma.7 • CRITERIOS La catequesis debe estar atenta a las luces y a las sombras de la condición de los jóvenes, tal como se dan en las distintas regiones y ambientes. El corazón de la catequesis es la propuesta explícita de Cristo al joven del Evangelio: “Vende todo, dáselo a los pobres y sígueme” (Lc 18,22). Pero esta propuesta no es impuesta, pues los jóvenes no son sólo objeto de la catequesis; son, sobre todo, interlocutores, sujetos activos, protagonistas de la evangelización y artífices de la transformación social. La catequesis para jóvenes debe tener presente las diferentes situaciones religiosas, emocionales y morales. Por ejemplo, la de jóvenes no bautizados; la de jóvenes bautizados pero que no han realizado el proceso catequético ni completado la iniciación cristiana; jóvenes que atraviesan crisis de fe, a veces graves; otros, con posibilidades de hacer una opción de fe o que ya la han hecho y esperan ser ayudados.8 • OBJETIVOS Esta catequesis será más provechosa si se lleva a cabo al interior de una pastoral más amplia de preadolescentes, adolescentes y jóvenes orientada al conjunto de problemas que afectan sus vidas. A este fin, la catequesis debe integrar aspectos tales como el análisis de la situación actual, el aporte de las ciencias humanas, de la educación, la colaboración de los laicos y de los mismos jóvenes. 7 Cf DCG 181-182

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8 Cf DCG 184.

• MODALIDADES Para ser eficaz, la catequesis puede servirse de los siguientes espacios: - una acción de grupo bien orientada, - encuentros para vincular al joven con la familia, - la pertenencia a asociaciones juveniles de carácter educativo, - un acompañamiento personal al joven, en el que destaca la dirección espiritual, - la formación de la personalidad del joven, teniendo en cuenta las diferentes situaciones sociales, económicas, religiosas y su proceso evolutivo de maduración. La catequesis de jóvenes puede ser realizada en form a de catecumenado juvenil o bien como una catequesis que complete y culmine la iniciación cristiana, también como una catequesis sobre cuestiones específicas o en f o rma de encuentros más o menos ocasionales e informales. Es urgente proponer a los jóvenes una catequesis con itinerarios nuevos, abiertos a la sensibilidad y a los problemas de esta edad que son de orden teológico, ético, histórico, social. En particular, deben ocupar un puesto adecuado la educación para la verdad y la libertad según el Evangelio, la formación de la conciencia, la educación del amor, el planteamiento vocacional, el compromiso cristiano en la sociedad y la responsabilidad misionera en el mundo. La evangelización contemporánea de los jóvenes debe adoptar un carácter misionero más que estrictamente catecumenal. La catequesis debe adaptarse a los jóvenes, sabiendo traducir a su lenguaje, con paciencia y buen sentido, el mensaje de Jesucristo.9 9 Cf DCG 185.

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d) Catequesis de los ancianos • IMPORTANCIA Es necesario destacar el valor de las personas ancianas como un don de Dios a la Iglesia y a la sociedad, por su aporte de experiencia y de vida. A ellos hay que dedicarles también una catequesis adecuada. Tienen, con respecto a ella, el mismo derecho y deber que los demás cristianos. • CRITERIOS La catequesis de los ancianos debe estar atenta a los aspectos particulares de su situación de fe; pero, en cualquier caso, la condición del anciano reclama una catequesis de la esperanza, que proviene de la certeza del encuentro definitivo con Dios.10 • OBJETIVOS El anciano es, de hecho, testigo de la tradición de fe, maestro de vida y ejemplo de caridad. La catequesis debe valorizarle y ayudarle a redescubrir las ricas posibilidades que tiene dentro de sí, ayudándole también a asumir funciones catequéticas en relación con el mundo de los pequeños, de los jóvenes y de los adultos. Esto favorecerá un diálogo intergeneracional en la familia y en la comunidad.11

2. CATEQUESIS PARA SITUACIONES ESPECIALES a) Discapacitados e inadaptados La pobreza y la debilidad de los discapacitados e inadaptados, por dificultades de carácter físico, psíquico y social, son muy graves. A todos ellos y especialmente a los niños que se 10 Cf DCG 186-187.

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11 Cf DCG 188.

encuentran en tales condiciones hay que ofrecerles una catequesis apropiada, a la que por otra parte tienen derecho como bautizados; y, si no están bautizados, como llamados a la salvación. Las características peculiares de esta catequesis exigen de parte de los catequistas una preparación específica.12 Una de las tareas más importantes de la catequesis sería el integrar a los discapacitados en la comunidad. Mención especial requieren los sordos, para quienes la catequesis deberá elaborar itinerarios adecuados, personalizados, que faciliten la acogida y maduración de la fe en sus vidas. b) Marginados La catequesis irá al encuentro de los marginados y de los más pobres consciente de que todo el bien que se hace a los “hermanos más pequeños” se lo hace a Jesús. Se pueden considerar marginados: los emigrantes, las personas sin hogar, los enfermos crónicos, los tóxico-dependientes, encarcelados y prisioneros. Dentro del grupo de los pobres, encontramos a los indígenas, los afroecuatorianos, los desempleados, las mujeres, los niños y niñas de la calle. La catequesis, a la luz de la Palabra de Dios, debe comprometerse de manera preferencial con su realidad lacerante, pues en cada uno de sus rostros está el rostro del Señor. c) Personas en situación familiar irregular La catequesis deberá tomar en cuenta también a las personas que viven en situación familiar irregular, que con frecuencia son mal vistas y resultan ser marginadas. La catequesis deberá partir de su situación para poder llegar a alguna solución, para acompañarles y ayudarles a aceptar y vivir el amor en su situación actual. 12 Cf DCG 189.

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d) Grupos diferenciados Hay personas que por su profesión específica, y más ampliamente por su situación cultural, requieren itinerarios especiales de catequesis. Tal es el caso del mundo obrero, de las profesiones liberales, de los artistas, de los hombres y mujeres de ciencia, de los grupos del poder político, militar y económico, de la juventud universitaria.13 e) Ambientes La catequesis debe tener muy en cuenta el ambiente, pues éste ejerce una gran influencia sobre las personas y viceversa. En general, el ambiente rural y el urbano exigen formas diferenciadas de catequesis. La catequesis en el mundo rural ha de reflejar las necesidades que están unidas a la pobreza y a la miseria y, a veces, a miedos y supersticiones. Pero también ha de tener en cuenta que este ambiente es rico en experiencias de sencillez, de confianza en la vida, de sentido de la solidaridad, de fe en Dios y fidelidad a las tradiciones religiosas. La catequesis debe llevar a los campesinos a tomar conciencia de ser una fuerza dinamizadora en la construcción de una sociedad más participativa.14 La catequesis en el medio urbano ha de tener en cuenta una amplia variedad de situaciones, que van desde las de bienestar hasta las de pobreza y marginación. El ritmo propio de vida de la ciudad es, a menudo, fuente de estrés, de gran movilidad, de sugestivas llamadas a la evasión y al desinterés, donde es frecuente la situación de anonimato y de soledad.15 13 Cf DNC 6; DCG 191. 14 Cf DCG 192.

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15 Cf DCG 192.

3. LA CATEQUESIS SEGÚN EL CONTEXTO SOCIO-RELIGIOSO a) Situación de pluralismo y de complejidad En esta situación, algunos cristianos pueden confundirse y desorientarse. Su fe corre el riesgo de morir. Es indispensable, entonces, una catequesis evangelizadora que eduque a los cristianos en el sentido de su identidad de bautizados, de creyentes y de miembros de la Iglesia, abiertos y en diálogo con el mundo.16 b) En relación con la religiosidad popular En nuestro país, la religiosidad popular es una realidad rica y a la vez expuesta a deformaciones, en la que la fe, que es su fundamento, necesita purificación y robustecimiento.17 Se requiere una catequesis que, asumiendo tal riqueza religiosa, sea capaz de percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables, ayudándola a superar los riesgos de fanatismo, superstición, sincretismo e ignorancia religiosa. Es necesaria también una catequesis que permita superar los elementos caducos de la piedad, que subraye los valores perennes y que incorpore aquellos datos doctrinales que son fruto de la reflexión teológica y son enseñados por el Magisterio de la Iglesia.18 c) En relación con el ecumenismo La catequesis debe asumir una dimensión ecuménica que permita el diálogo con los hermanos de otras Iglesias cristianas.19 Para ello, ha de ofrecer una exposición completa de la revelación; ha de poner de manifiesto la unidad y diversidad 16 Cf DCG 193. 17 Cf LP 41.

18 Cf DCG 195. 19 Cf SD 135, LP 180.

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de fe de los cristianos, pero suscitando el deseo de unidad; preparará para vivir en contacto con gente de otros grupos cristianos, cultivando la propia identidad católica en el respeto a la fe de los otros. Para facilitar el diálogo ecuménico con otros grupos cristianos, será muy oportuno programar, con la debida prudencia, determ inadas actividades de colaboración en el campo de la enseñanza religiosa, de la promoción humana y de la justicia, celebraciones en tiempos litúrgicos fuertes, tales como la semana de oración por la unidad de los cristianos y encuentros de diverso tipo.20 d) En relación con otras religiones En el Ecuador, la mayoría de las personas son cristianas. Pero están presentes también personas que practican religiones no cristianas. Para afrontar esta situación, la catequesis debe profundizar y robustecer la identidad de los bautizados; ayudar a tomar conciencia de la presencia de otras religiones e impulsar el diálogo interreligioso y promover un vivo sentido misionero.21 e) En relación con los nuevos movimientos religiosos y las sectas Los nuevos movimientos religiosos (corrientes espiritistas, rosacruces, gnósticos, Hare Krishna, Luz Divina, grupos derivados del budismo y del hinduismo, etc.) existen en nuestro país, pero no son tan conocidos como las sectas fundamentalistas.22 Las sectas son grupos religiosos que: - interpretan la Sagrada Escritura exclusivamente en forma individual y fundamentalista, - insisten en la proximidad del fin del mundo y afirman que el juicio final está próximo. 20 Cf DCG 197. 21 Cf SD 122. DCG 200.

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22 Cf LP 122.

- desprecian la religiosidad popular y por ello han dejado un gran vacío espiritual que lleva a muchos al indiferentismo religioso. - traen división en muchas comunidades, especialmente en los indígenas, - tienen en general un carácter muy proselitista y combativo. - a veces responden a la necesidad de relaciones interpersonales y otras veces llenan el vacío religioso creado por el horizontalismo.23 Para hacer frente a las sectas, la Iglesia está llamada a promover al interior de la comunidad una catequesis bíblica, mariana, integral y sistemática, a la que indispensablemente ha de acompañar el testimonio cristiano auténtico.24

4. LA CATEQUESIS SEGÚN EL CONTEXTO SOCIO-CULTURAL Es urgente promover la inculturación del evangelio en las culturas indígenas, afroecuatorianas, mestiza y adveniente; conociendo las culturas de nuestro pueblo y encarnando el evangelio en ellas; asumiendo sus formas y símbolos en las celebraciones litúrgicas; caminando hacia la apropiada inculturación de la Iglesia con rostro propio según las diferentes culturas.25 a) Tareas en la inculturación La catequesis está llamada a llevar la fuerza del evangelio al corazón de la cultura y de las culturas; por eso, entre sus tareas están: - Conocer en profundidad la cultura específica de cada grupo humano y el grado de penetración en su vida. - Reconocer la presencia de la dimensión cultural en el mismo evangelio. 23 Cf LP 120. 24 Cf DCG 201.

25 Cf LP 513.

103

- Anunciar el cambio profundo, la conversión que el evangelio opera en las culturas. - Dar testimonio de que el evangelio trasciende toda cultura y no se agota en ella y, a la vez, discernir las semillas del evangelio presentes en cada una de las culturas. - Promover, desde el interior de cada una de las culturas, nuevas expresiones del evangelio, procurando un lenguaje de la fe que sea patrimonio común de los fieles y, por tanto, factor fundamental de comunión. - Mantener íntegros los contenidos de la fe de la Iglesia y explicarlos teniendo en cuenta las situaciones culturales e históricas de los destinatarios. b) Proceso metodológico en la inculturación La catequesis debe proponer el evangelio de manera viva, en profundidad y tocar hasta las raíces mismas de la cultura y de las culturas. Esto determina un proceso metodológico integrado por diversos momentos: escuchar en la cultura el eco de la Palabra de Dios; discernir cuanto hay de valor evangélico o al menos abierto a él; purificar lo que está bajo el signo del pecado (pasiones, estructuras del mal) o de la fragilidad humana; suscitar en los catequizandos actitudes de conversión radical a Dios, de diálogo con los demás y de paciente maduración interior.26 Hay que procurar verificar si en el proceso de la catequesis se han infiltrado elementos de sincretismo. La catequesis es auténtica si, a más de asimilación intelectual del contenido de la fe, alcanza al corazón y transforma la conducta, genera un modo de vida dinámico y unificado por la fe, establece la unión entre la fe y la vida, entre el mensaje cristiano y el contexto cultural y produce frutos de santidad.27 c) Espacios privilegiados para la inculturación La catequesis está llamada a acercarse a las personas allá donde viven, en particular a la familia, la escuela, el trabajo y el tiempo 26 Cf DCG 204.

104

27 Cf DCG 205.

libre. Así mismo, es importante que se haga presente en algunos ámbitos antropológicos como la cultura urbana, el turismo y las migraciones, el mundo juvenil y otros fenómenos de relieve social. También deben ser iluminadas con la luz del evangelio algunas áreas como la comunicación, el compromiso por la paz, el desarrollo, la liberación de los pueblos y la ecología; el área de la defensa de los derechos humanos, sobre todo los de las minorías, de la mujer y del niño; el área de la investigación científica y de las relaciones internacionales.28 Una forma adecuada de inculturación es la catequesis de jóvenes y la de adultos; también la catequesis de iniciación cristiana de los niños. La catequesis litúrgica es una vía privilegiada, por la riqueza de símbolos con que se expresa el mensaje y porque a ella tiene acceso una gran parte del pueblo de Dios. Son útiles también los contenidos de los leccionarios, la estructura del año litúrgico, la homilía dominical, etc. También la familia, ya que es el agente primario de una transmisión inculturada de la fe.29 d) La comunicación al servicio de la inculturación Con respecto al lenguaje, la inculturación de la fe es, en ciertos aspectos, obra del lenguaje. Por eso la catequesis debe respetar y valorar el lenguaje propio del mensaje y también entrar en comunicación con formas y términos propios de la cultura de sus destinatarios. Debe encontrar el lenguaje adaptado a cada edad, el lenguaje de los estudiantes, de los intelectuales, de los analfabetos y personas de cultura elemental, de los minusválidos, etc.30 Los medios de comunicación están íntimamente ligados al lenguaje corporal, verbal, simbólico. Por eso la catequesis deberá favorecer una mayor valoración de los medios, la promoción de la madurez crítica de los destinatarios, la elaboración de materiales catequéticos en relación con los medios de comunicación social y la colaboración provechosa entre los agentes de pastoral.31 28 Cf DCG 211. 29 Cf DCG 207.

30 Cf DCG 208. 31 Cf DCG 209.

105

LA CATEQUESIS EN LA IGLESIA PARTICULAR

a Iglesia universal está presente en cada Iglesia particular. Es aquí, en una situación y lugar concretos, donde quienes han optado por seguir a Jesús llevan adelante su proyecto, reunidos en comunidad, alrededor del obispo:

L

- Anuncian el Reino de Dios (ministerio profético), - comienzan a realizarlo con Él y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad (ministerio real), - celebran, con la presencia de Jesús resucitado, el proceso del Reino en la historia (ministerio sacerdotal). La catequesis participa del ministerio profético de la Iglesia con su servicio específico: hacer resonar en una comunidad cristiana la Buena Noticia de Jesús y de su Reino ya presente, para que quienes forman parte de esta comunidad, empapados por esta Buena Noticia, se conviertan y se comprometan a trabajar para que el mundo camine según el proyecto del Reino. Se trata de un servicio indispensable para el crecimiento de la Iglesia en fidelidad a su misión. Es un servicio único realizado de modo conjunto por presbíteros, diáconos, religiosos/as y laicos/as, en comunión con el obispo.

1. RESPONSABLES Y AGENTES DE LA CATEQUESIS La catequesis es responsabilidad de toda la comunidad cristiana. De la comunidad debe nacer la preocupación por la catequesis en sus distintos niveles. La catequesis debe desarrollarse en la comunidad, animada por catequistas que sean miembros activos y responsables de ella. Una catequesis que sea auténtica debe caminar hacia una verdadera experiencia comunitaria. Aunque toda la comunidad cristiana es responsable de la catequesis y aunque todos sus miembros deben dar testimonio de su fe, no todos reciben la misión de ser catequistas. Los padres tienen esta misión respecto de sus hijos. A otros, especialmen-

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te llamados, la Iglesia confía oficialmente esta delicada tarea de transmitir y hacer crecer la fe dentro de la comunidad. a) El Obispo En la Iglesia particular el obispo es “el primer responsable de la catequesis, el catequista por excelencia”.1 Esta re s p o n s a b ilidad es compartida por la Comisión Diocesana de Catequesis. b) El presbítero Por el sacramento del Orden, el pre s b í t e ro, en comunión con el obispo, es educador nato de la fe: es su tarea fomentar la vocación y el ministerio de los catequistas dentro del Plan de Pastoral de Conjunto de la diócesis. El párroco, en particular, tiene algunas tareas propias, en lo que se re f i e re a la catequesis: - Promover en la comunidad parroquial la conciencia de responsabilidad que todos tienen en relación con la catequesis; y promover el reconocimiento y aprecio hacia los catequistas. - Fomentar y discernir las vocaciones para el servicio catequístico y cuidar de la formación inicial y permanente de los catequistas. - Cuidar la orientación de fondo de la catequesis y su adecuada programación y organización. - Asegurar la integración de la catequesis en la realidad sociocultural y en el plan pastoral de la parroquia, que estará en sintonía con el plan diocesano. c) Los padres de familia Por el sacramento del matrimonio, los padres de familia reciben la gracia y la responsabilidad de ser los primeros cate1 Cf CT 63.

110

quistas de sus hijos. La catequesis familiar debe preceder, acompañar y enriquecer toda otra forma de catequesis.2 El programa Familia, Vida y Fuerza de la Comunidad de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, es un subsidio válido que ayudará a asumir esta tarea. d) La vida consagrada Las personas de vida consagrada dan un aporte original y fundamental a la catequesis mediante el testimonio público de su consagración, que los convierte en signos vivientes de la realidad del Reino, en la perspectiva específica de cada uno de sus carismas. Además, pueden estar llamadas a dedicar sus capacidades y sus posibilidades a la obra específica de la catequesis: muchas familias religiosas nacieron para la educación cristiana de niños y jóvenes. e) Los laicos Los laicos ejercen la catequesis viviendo dentro de las condiciones de vida ordinarias en el mundo. La vocación específica para la catequesis tiene su raíz en el sacramento del Bautismo y es robustecida por el sacramento de la Confirmación. El obispo y el párroco, en la comunidad, suscitan y disciernen esta llamada divina y confieren a los laicos la misión de catequistas que, de hecho, puede ejercerse en grados diversos de dedicación, según la situación y las posibilidades de cada persona. f) El catequista La figura del catequista en la Iglesia presenta modalidades diferentes que responden a situaciones distintas. Por ejemplo: - Catequistas en tierras de misión, que son los responsables de la inculturación del Evangelio en sus comunida2 Cf CT 68.

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des y, además, cooperan en otros servicios de animación comunitaria. - Catequistas que en pequeñas poblaciones rurales y en barriadas de las grandes metrópolis prestan un servicio catequístico y, al mismo tiempo, de animación comunitaria. - Catequistas que acompañan el proceso de iniciación cristiana de jóvenes y adultos y animan la catequesis específica de adultos en encuentros presacramentales (Bautismo y primera Comunión de los hijos, Matrimonio...). - Catequistas de niños y adolescentes que se preparan para los sacramentos de la Reconciliación, Eucaristía y Confirmación. - Catequistas para categorías de personas que necesitan una atención especial: desadaptados, discapacitados, migrantes, excluídos, etc.

2. FORMACIÓN DE CATEQUISTAS La pastoral catequética, a nivel diocesano y parroquial, debe dar absoluta prioridad a la formación catequística de los presbíteros (en los seminarios), de los/as religiosos/as (en las casas de formación) y de los catequistas laicos/as. La formación de catequistas es tan importante como la renovación de los textos y la organización de la catequesis. a) Perfil del catequista La formación trata de capacitar a los catequistas para transmitir la Buena Noticia de Jesús, inculturándola en todas las culturas, adaptándola a edades y situaciones. Se necesitan catequistas: - con madurez humana;

112

- con fe profunda y clara identidad cristiana y eclesial, alimentada por la oración y la experiencia sacramental; - con honda sensibilidad cultural y social para interpretar desde el Evangelio la realidad en que viven, con sus valores, sus desafíos y sus sombras; - con sólidos y amplios conocimientos doctrinales y pedagógicos; pero dispuestos a seguir formándose; - que participen activamente en la vida de la comunidad parroquial o de alguno de sus grupos o movimientos; - que sean al mismo tiempo maestros, educadores y testigos, capaces de comunicar no sólo una enseñanza, sino una formación cristiana integral; - que sean críticos para no dejarse llevar por tendencias contrarias al Evangelio y ofrezcan una catequesis plena y completa, conjugando la ortodoxia y la ortopraxis, el sentido social y el eclesial; - que se sientan miembros activos y responsables dentro del grupo de catequistas. - si son laicos/as, que sean conscientes de su misión y espiritualidad específicas. b) Líneas para la formación de los catequistas La formación de catequistas comprende varias dimensiones. Se trata ante todo de formar el ser del catequista, ayudándole a madurar como persona, como creyente y como apóstol. Después está lo que el catequista debe saber, en fidelidad al mensaje, a la persona humana y a la realidad en que actúa. Finalmente, está la dimensión del cómo enseñar, ya que la catequesis es un acto de comunicación.3 Partiendo de una madurez humana inicial, la formación apunta a ayudar al catequista a crecer en equilibrio afectivo, 3 Cf DCG 238.

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en sentido crítico, en unidad interior, en capacidad de relación, de diálogo, de amor y cariño auténtico y de trabajo en equipo. Al mismo tiempo, debe alimentar su espiritualidad y su conciencia apostólica, configurándolo siempre más con Jesús Maestro, de modo que su acción brote del testimonio de su vida. Para cumplir con su misión de testigo de la fe que anuncia, el catequista debe ser una persona de oración personal y comunitaria, capacitada para celebrar con su gente el camino de fe que van haciendo juntos. Una seria formación litúrgica y una oportuna creatividad le ayudarán a realizar esta importante tarea. Además de testigo, el catequista debe ser maestro de fe. Una formación bíblico-teológica adecuada le debe proporcionar un conocimiento orgánico del mensaje cristiano, articulado en torno al eje central de la fe que es Jesucristo, respetando la “jerarquía de verdades”. La Biblia debe ser el centro de toda la formación; el Catecismo de la Iglesia Católica, el Directorio Nacional, las Matrices de Contenidos y las Guías de Catequesis de la Conferencia Episcopal son elementos de referencia doctrinal fundamental. La formación debe ser muy cercana a la experiencia humana, capaz de relacionar, en perspectiva profética, los diferentes aspectos del mensaje cristiano con la historia y con la vida concreta de los hombres y mujeres, teniendo en cuenta el aporte y el valor de la Doctrina Social de la Iglesia. Para poder cumplir con su misión de maestro, es importante que el catequista conozca algunos elementos fundamentales de psicología: los dinamismos psicológicos que mueven al ser humano, la estructura de la personalidad, las necesidades y aspiraciones más hondas del corazón humano, la psicología evolutiva, la psicología religiosa, etc. Así mismo, la formación debe proporcionar al catequista una creciente capacidad educativa (saber hacer), que implica: la atención a las personas, la habilidad para interpretar y res-

114

ponder a la demanda educativa, la iniciativa de activar procesos de aprendizaje y el arte de saber conducir hacia la madurez humana y cristiana. c) Espacios para la formación de los catequistas Todas estas actitudes y técnicas pueden adquirirse mejor si se imparten al mismo tiempo que se realizan: formarse en el ejercicio mismo de la catequesis, oportuna y seriamente evaluado. La comunidad cristiana, la parroquia en especial, es el lugar donde el catequista experimenta su vocación, alimenta constantemente su sentido apostólico y encuentra la oportunidad para su formación permanente, por medio de la participación en actividades comunitarias, cursos periódicos de puesta al día, retiros, convivencias. La aportación y el interés del párroco son fundamentales para que la comunidad se preocupe por estas tareas. La Escuela de Catequistas, a nivel zonal, diocesano y/o parroquial, debe ser una instancia que proporcione a los catequistas las dimensiones más específicamente catequéticas de la formación: el mensaje cristiano, el conocimiento del ser humano y del contexto socio-cultural y la pedagogía de la fe. Para favorecer la preparación de responsables de la catequesis en parroquias o zonas pastorales, es necesaria la presencia de escuelas o cursos específicos, que pueden convertirse o integrarse en centros de formación de agentes de pastoral. El Instituto Nacional de Catequesis tiene una importancia fundamental. Sus tareas principales son animar y acompañar en cada una de las jurisdicciones eclesiásticas la formación de catequistas y de responsables de catequesis a distintos niveles y proporcionar líneas y materiales oportunos para esta formación.4 Es también su tarea apoyar la preparación de los Profesores de Enseñanza Religiosa Escolar.5 4 LP 216.

5 LP 549.

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Una formación catequética de nivel superior, a la que puedan acceder sacerdotes, religiosos/as y laicos/as, es indispensable para la catequesis. Las universidades católicas del país y o t ros institutos superiores deben ofre c e r, bajo diferentes modalidades, este aporte calificado a la catequesis nacional.

3. LUGARES DE LA CATEQUESIS La comunidad cristiana fundamentada en la Palabra de Dios, animada por el Espíritu Santo en el seguimiento de Jesucristo, es el origen, lugar y meta de la catequesis. Es la comunidad la que acoge a quienes quieren conocer a Jesús y llevar adelante su misma misión. a) La familia La familia, como “Iglesia doméstica”, debe reflejar el compro m iso de la Iglesia entera -anuncio, construcción y celebración del Reino- por medio de la catequesis, el testimonio y la oración. Como lugar de catequesis, la familia debe transmitir el Evangelio, inculturándolo y enraizándolo en el contexto de profundos valores humanos. Se trata de una educación cristiana sobre todo testimonial, situacional, permanente y cotidiana.6 b) La parroquia La parroquia, como casa de familia, fraternal y acogedora, donde los cristianos se hacen conscientes de ser “Pueblo de Dios”, es el ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe. A pesar de los cambios sociales, especialmente a nivel urbano, que la afectan y la cuestionan, sigue siendo el lugar privilegiado para la catequesis,7 aunque puede haber situa6 CF LP 267-268.

116

7 Cf CT 67.

ciones en las que deba complementarse con otras instituciones e instancias supraparroquiales. Para que la parroquia cumpla con su misión respecto de la catequesis, debe tomar en cuenta algunas condiciones: - Dar importancia prioritaria a la catequesis de adultos. - Plantearse con valor el anuncio del mensaje cristiano a los alejados. Son ocasiones oportunas los encuentros presacramentales de preparación al Matrimonio, al Bautismo y primera Comunión de los hijos. - Promover y animar el camino de CEBs y de movimientos eclesiales como referente concreto para la catequesis, de jóvenes o de adultos. - Apoyar los planes para la aplicación de la ERE. c) En las Comunidades Cristianas (CEBs) En las CEBs los cristianos se reúnen para escuchar la Palabra de Dios (que ilumina la realidad desde la experiencia de los pobres), para vivir relaciones más fraternas, para celebrar desde la vida su propia fe y para asumir el compromiso de transformación de la sociedad. En estas comunidades, la catequesis puede encontrar un lugar muy fecundo para una adecuada inculturación del mensaje y para una experiencia auténtica de vivir el Evangelio. Igualmente, las comunidades educativas promovidos por laicos, por CEBs u otras asociaciones de cristianos, que siempre deben ser luz del mundo. d) La comunidad educativa católica Las comunidades religiosas que tienen a su cargo establecimientos educativos son lugares importantes de la catequesis; en sintonía con el párroco, formarán comunidades educativas que se integren activamente en la vida de la parroquia, comunidad de comunidades.

117

e) Las diversas asociaciones Las diversas asociaciones, movimientos y agrupaciones eclesiales quieren ayudar a los cristianos a realizar su misión laical en el mundo y en la Iglesia. La catequesis es una dimensión esencial en el proceso de formación de los miembros de estos grupos. Además, sin pretender ser una alternativa a la parroquia, sino en comunión con ella, pueden dar un aporte a la catequesis, respetando siempre su naturaleza propia. Fieles a su carisma, pueden ofrecer, a quienes recorren el camino de la catequesis, un espacio para vivir concretamente el mensaje evangélico.

4. ORGANIZACIÓN PARROQUIAL, DIOCESANA Y NACIONAL a) A nivel parroquial En cada comunidad parroquial habrá un equipo de catequistas responsable de la actividad catequística parroquial. Algunas de sus tareas son: - comunicarse con la Comisión Diocesana de Catequesis. - Establecer y apoyar centros catequísticos en distintos lugares de la parroquia, según las necesidades. - Promover reuniones periódicas de formación de catequistas y para la organización de la catequesis. - Fomentar reuniones de preparación y evaluación. - Proveer materiales para la formación y transmisión de contenidos. - Procurar que el coordinador de catequistas haga parte del Consejo de Pastoral Parroquial.

118

- Apoyar el trabajo con los Padres de Familia. b) A nivel diocesano La organización de la Pastoral Catequética tiene como punto de referencia al obispo y a la diócesis. La Comisión Diocesana de Catequesis apoya al obispo en su tarea de dirigir y orientar todas las actividades catequéticas de la diócesis. Ninguna diócesis puede carecer de una Comisión de Catequesis propia.8 Esta comisión, formada por personas dotadas de competencia específica (sacerdotes, religiosos/as, laicos/as), tiene tareas fundamentales: - asegurar en la Iglesia particular la prioridad efectiva de la catequesis dentro de la pastoral. - Suscitar y mantener una verdadera mística de la catequesis, reflejada en una organización catequística dinámica y eficaz. - Elaborar e impulsar un proyecto global de catequesis, integrado en la pastoral de conjunto de la Iglesia particular, en el que se determinen líneas pastorales, objetivos y medios comunes; y en el que se tome en cuenta: - la realidad y las necesidades propias de la Iglesia particular, en sus diferentes aspectos; - el plan diocesano de pastoral; - el Directorio Nacional de Catequesis; - las matrices de contenidos para la catequesis y otras orientaciones catequéticas aprobadas por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana; - la relación con la enseñanza religiosa escolar (ERE); - las normas de la Iglesia Universal. - Velar por la autenticidad de la doctrina y por la calidad de 8 Cf DCG 267, LP 216.

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los textos e instrumentos utilizados en la catequesis de la Iglesia particular. - Promover la formación gradual y permanente de catequistas, apoyando las escuelas de catequistas (organizadas, según las posibilidades, a nivel zonal, diocesano, regional) y otros centros y medios de formación. - Aprobar o elaborar textos, materiales y otros instrumentos utilizados para la catequesis en la Iglesia particular. Estos instrumentos deben ser adaptados -en lenguaje y en orientación de contenidos- a las distintas culturas.9 - Mantener comunicación con los responsables de la catequesis a nivel nacional (con el Programa de Catequesis de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana). Para la preparación o selección de textos didácticos (catecismos), guía para catequistas y medios audiovisuales para la catequesis, debe tomarse en cuenta la doble fidelidad a Dios y a la persona humana, el respeto de los valores de las culturas y de la religiosidad popular.10 La publicación de catecismos, preparados con la participación de los agentes de la catequesis, en sintonía con el catecismo de la Iglesia Católica y con las matrices de contenidos aprobadas por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, es una responsabilidad que atañe directamente al obispo. Es deseable que varias diócesis con características similares unan su acción para poner en común experiencias y proyectos, servicios y recursos. c) A nivel nacional Dentro de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana debe funcionar el Programa de Catequesis, cuya función es promover y orientar en todo el país la pastoral catequética.11 Se proponen estas tareas: 9 Cf LP 566. 10 Cf LP 200.

120

11 Cf CIC 775, 3.

- preocuparse de todas aquellas tareas que exceden las posibilidades de las diócesis, - responder a las necesidades catequéticas concretas de cada una de las diócesis, conforme éstas requieran, - ofrecer publicaciones de interés nacional, - organizar congresos nacionales de catequesis, - relacionarse con los medios de comunicación social nacionales, - mantener contacto con organismos catequísticos internacionales, - coordinar acciones con otros departamentos de la CEE, - promover, a nivel nacional, regional y diocesano, la formación de catequistas y responsables de la catequesis, - establecer un sistema de formación a distancia para catequistas, - apoyar a las diócesis en la publicación de informaciones, materiales y proyectos catequéticos, - tramitar la aprobación de la Santa Sede para los catecismos emanados de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.12

12 Cf CIC 775, 3.

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INDICE GENERAL Presentación …………………………………………………………………………………………………………………………………… 3 Introducción …………………………………………………………………………………………………………………………………… 5 Siglas …………………………………………………………………………………………………………………………………………………… 7 UNIDAD 1 Visión Pastoral de la realidad ecuatoriana 1. Realidad cultural ……………………………………………………………………………………………………………… 2. Realidad social …………………………………………………………………………………………………………………… 3. Realidad política …………………………………………………………………………………………………………………… 4. Realidad económica ………………………………………………………………………………………………………… 5. Realidad religiosa ………………………………………………………………………………………………………………

11 13 15 16 17

CAPITULO II La Catequesis en la misión evangelizadora de la Iglesia 1. La revelación, la evangelización y la catequesis ………………………………………… a) La Revelación…………………………………………………………………………………………………………………… b) La evangelización ………………………………………………………………………………………………………… c) La catequesis ……………………………………………………………………………………………………………………

25 25 27 28

2. La a) b) c) d)

catequesis en el proceso de la evangelización ………………………………………… En los orígenes de la Iglesia ……………………………………………………………………………… En América Latina …………………………………………………………………………………………………… En la segunda mitad de este siglo …………………………………………………………………… La aplicación del documento de Santo Domingo en el Ecuador ……………………………………………………………………………………………………………… e) En los últimos años ……………………………………………………………………………………………………

3. La a) b) c) d) e) f)

catequesis en sí misma ………………………………………………………………………………………… Primer anuncio y catequesis ……………………………………………………………………………… La catequesis al servicio de la iniciación cristiana ……………………………… Naturaleza de la catequesis: ¿Qué es? ………………………………………………………… Finalidad de la catequesis: ¿Para qué es? ……………………………………………… La comunidad: fuente, lugar y meta de la catequesis ………………………… Tareas de la catequesis …………………………………………………………………………………………

4. Catequesis y enseñanza religiosa escolar (ERE)

29 29 30 31 32 33 34 34 35 36 38 39 40

…………………………………………

42

CAPITULO III El mensaje evangélico 1. Ejes de la catequesis ………………………………………………………………………………………………………… a) La Palabra de Dios …………………………………………………………………………………………………… b) Jesucristo ………………………………………………………………………………………………………………………… c) La Santísima Trinidad ……………………………………………………………………………………………… d) La Iglesia …………………………………………………………………………………………………………………………

50 50 53 54 55

122

2. Criterios para la presentación del mensaje …………………………………………………… a) La persona humana …………………………………………………………………………………………………… b) Salvación y liberación ……………………………………………………………………………………………… c) La historia ………………………………………………………………………………………………………………………… d) La inculturación ………………………………………………………………………………………………………… e) Integralidad …………………………………………………………………………………………………………………… f) Organicidad y jerarquización ……………………………………………………………………………… g) Significatividad ……………………………………………………………………………………………………………… h) El ecumenismo ………………………………………………………………………………………………………………

56 56 57 58 59 61 61 62 64

3. El catecismo ………………………………………………………………………………………………………………………… a) El catecismo en general ………………………………………………………………………………………… b) Relación entre Sagrada Escritura, catequesis y catecismo ………………………………………………………………………………………………………………………… c) Criterios para elaborar catecismos en las Iglesias particulares ……………………………………………………………………………………………………………………

65 65 68 69

CAPITULO IV Pedagogía y metodología para la catequesis 1. Pedagogía divina en la catequesis ………………………………………………………………………… a) La pedagogía de Dios ……………………………………………………………………………………………… b) La pedagogía de Cristo……………………………………………………………………………………………… c) La pedagogía de la Iglesia …………………………………………………………………………………… d) La pedagogía divina y la catequesis ……………………………………………………………… e) Fidelidad a Dios y a la persona …………………………………………………………………………

75 75 75 76 76 77

2. Metodología ……………………………………………………………………………………………………………………………… a) Tendencias metodológicas …………………………………………………………………………………… b) La memorización en la catequesis …………………………………………………………………… c) Método de la catequesis ………………………………………………………………………………………… d) Momentos del método catequístico ……………………………………………………………… e) Sugerencias para los cinco momentos del método ………………………………

78 80 81 82 82 86

CAPITULO V Los destinatarios de la catequesis 1. Catequesis según las edades …………………………………………………………………………………… a) Catequesis de los adultos …………………………………………………………………………………… b) Catequesis de la infancia y de la niñez ………………………………………………………… c) Catequesis de los jóvenes …………………………………………………………………………………… d) Catequesis de los ancianos ……………………………………………………………………………………

91 92 94 95 98

2. Catequesis para situaciones especiales ……………………………………………………………… 98 a) Discapacitados e inadaptados ………………………………………………………………………… 98 b) Marginados …………………………………………………………………………………………………………………… 99 c) Personas en situación familiar irregular …………………………………………………… 99 d) Grupos diferenciados ……………………………………………………………………………………………… 100 e) Ambientes ………………………………………………………………………………………………………………………… 100

123

3. La a) b) c) d) e)

catequesis según el contexto socio-religioso ………………………………………… 101 Situación de pluralismo y de complejidad ……………………………………………… 101 En relación con la religiosidad popular …………………………………………………… 101 En relación con el ecumenismo ………………………………………………………………………… 101 En relación con otras religiones ………………………………………………………………………… 102 En relación con los nuevos movimientos religiosos y las sectas ………………………………………………………………………………………………………………………… 102

4. La a) b) c) d)

catequesis según el contexto socio-cultural ……………………………………………… 103 Tareas en la inculturación …………………………………………………………………………………… 103 Proceso metodológico en la inculturación ……………………………………………… 104 Espacios privilegiados para la inculturación ………………………………………… 104 La comunicación al servicio de la inculturación …………………………………… 105

CAPITULO VI La catequesis en la Iglesia particular 1. Responsables y agentes de la catequesis ………………………………………………………… 109 a) El Obispo ………………………………………………………………………………………………………………………… 110 b) El presbítero …………………………………………………………………………………………………………………… 110 c) Los padres de familia ……………………………………………………………………………………………… 110 d) La vida consagrada …………………………………………………………………………………………………… 111 e) Los laicos ………………………………………………………………………………………………………………………… 111 f) El catequista …………………………………………………………………………………………………………………… 111 2. Formación de catequistas ……………………………………………………………………………………………… 112 a) Perfil del catequista …………………………………………………………………………………………………… 112 b) Líneas para la formación de los catequistas ………………………………………… 113 c) Espacios para la formación de los catequistas …………………………………… 114 3. Lugares de la catequesis ……………………………………………………………………………………………… 116 a) La familia ………………………………………………………………………………………………………………………… 116 b) La parroquia …………………………………………………………………………………………………………………… 116 c) En las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) …………………………………… 117 d) La comunidad educativa católica …………………………………………………………………… 117 e) Las diversas asociaciones …………………………………………………………………………………… 118 4. Organización parroquial, diocesana y nacional ………………………………………… 118 a) A nivel parroquial ………………………………………………………………………………………………………… 118 b) A nivel diocesano ………………………………………………………………………………………………………… 119 c) A nivel nacional……………………………………………………………………………………………………………… 120 Índice general

124

………………………………………………………………………………………………………………………………

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