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DISCURSO de orden EL DIA DE LA MASONERIA EN EL PERU
R.·.H.·. Abel Contreras Sufling Gran Orador de la Gran Logia del Perú Vall.·. de Lima Or.·. del Perú
Hay hechos, actividades o circunstancias que por su trascendencia merecen ser recordados y perpetuados. Estos hechos se dan en todos los ámbitos: público o privado, mundial o nacional, en todo el territorio o en una circunscripción en particular, en personas naturales o jurídicas. Se les identifica por fechas que generalmente están ligadas a la ocurrencia del evento o al de nacimiento o muerte de quien más representa la actividad celebrada, vayan como ejemplo el 28 de julio como día de la patria porque en esa fecha del año 1821, se juró la independencia del Perú, el 23 de abril en que se celebra el día del idioma por ser la fecha en que murió don Miguel de Cervantes y Saavedra y uno muy importante pero olvidado en la masonería peruana, el 29 de enero en que se celebra el día del masón peruano por ser esa la fecha en el año de 1928 en que todas las logias simbólicas regulares de nuestro territorio patrio se reunieron bajo la jurisdicción de la Gran Logia del Perú al firmarse el “Pacto de Unión y Amistad” entre la Gran Logia del Perú y el Supremo Consejo Confederado Grado 33, para la República del Perú. El tema fue propuesto por el RH Vicente Santibáñez, Ex VM de la RLS Arca de Noé Nº 8 y acordado por la Gran Asamblea el 2 de febrero de 1928, posteriormente el 23 de enero de 1929,
mediante Decreto de Gran Maestría Nº 124, se suspendió por ese año la celebración por tener que llevarse a cabo una tenida extraordinaria para revisar temas constitucionales, según lo apunta con la pulcritud histórica que lo caracteriza el RH Abel Contreras González en su imprescindible libro “Apuntes sobre la Francmasonería en el Perú” Esta necesidad de recordar a las personas y a los hechos importantes es de antigua data, la encontramos en todas las civilizaciones antiguas y en todos los estados actuales. Solo por ilustración recordemos que en la roma antigua existian los fastos que eran calendarios en que se anotaban las fechas de celebración, justas, juegos y los acontecimientos memorables. La biblia nos habla de la pascua, pentecostés o los tabernáculos que eran días de celebración solemnes. Los estudiosos de los quipus refieren que nemotécnicamente los nudos, cintas y colores también retenían los acontecimientos importantes del imperio incaico: entronizaciones de incas o conquistas. La iglesia católica mediante su santoral le da a cada día del año los nombres de los santos o santas que se conmemoran en la fecha. Hasta la década de los cincuenta del siglo pasado, en nuestro país, a los que nacían le ponían el nombre del santo que rezaba en la fecha, de ahí viene la celebración del día del santo. Hoy por ejemplo rezan Ana, María, Bartoloméa, Doroteo, Erasto, Exupéria, Pastor y Sanforozo. Saludo a los que cumpliendo años el día de hoy llevan el nombre de su santo. Estas grandes celebraciones servían para mantener en las generaciones posteriores el respeto y veneración a los grandes hombres y mujeres y a los grandes acontecimientos.
Se exaltaba a la patria, al valor de los héroes, a la entereza del pueblo ante la adversidad, al amor a la madre y al reforzamiento de la fe en las actividades religiosas. Estas celebraciones servían para engrandecer el alma, el espíritu y los sentimientos más nobles que dios ha encerrado en nosotros. Se hacían merecedores a estas distinciones las personas naturales, acontecimientos e instituciones que salían de lo ordinario para convertirse en paradigmas, en derroteros de la comunidad. ¿Tiene la masonería en el Perú la importancia suficiente como para que oficialmente el estado peruano mediante un decreto supremo declare un día del año como fecha jubilar? Evidentemente si. Y sin arrogancia, soberbia ni resentimiento, nuestra tolerancia esperó todos los años que el dispositivo tardo en dictarse. Hace exactamente dos años el diario oficial el peruano publicó el D.S. Nº 064-2011 de fecha 25 de julio de 2011, en que se declara el 27 de julio de cada año como “DÍA DE LA MASONERÍA EN EL PERÚ”. Lo firmó el Presidente de la República Doctor Alan García Pérez y su Presidenta del Consejo de Ministros. Vaya nuestro fraternal agradecimiento recordemos nuestra trayectoria: La masonería especulativa, que es la que practicamos, llegó al Perú, durante el virreinato. Militares, viajeros e intelectuales la practicaban. Ricardo Palma nos cuenta de su persecución y castigo por la Santa Inquisición. Era la época en que como nos dice con tanta agudeza Don Manuel González Prada en un epigrama de su obra “presbiterianas”: “Cuando una luz de libertad asoma corre a apagarla un sacristán de roma” Sin embargo a fines del siglo XVIII estos principios universales calan en los criollos y mestizos convirtiéndolos en precursores o próceres de la independencia, tal vez el más ilustre, culto y controvertido fue Pablo de Olavide y Jáuregui, sin restarle méritos a hombres como:
Francisco de Zela, Toribio Rodríguez de Mendoza, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, José Faustino Sánchez Carrión, José Baquijano y Carrillo, y otros. La independencia se consolida con los Libertadores San Martin y Bolivar, Antonio José de Sucre, Hipólito Unanue, Javier de Luna Pizarro, José de la Riva Agüero, Manuel Lorenzo de Vidaurre, Francisco Mariátegui y Tellería y muchos guerreros anónimos que con el mandil del trabajo sujetado con un juramento de honor rindieron la prueba de la sangre en el campo de batalla, el destierro o las cárceles, brille para ellos la luz perpetua del medio día. La Republica llena de ambiciones económicas, políticas y sociales amenguó el espíritu libertario y predispuso al hombre a la satisfacción exterior más que a la del espíritu. Sin embargo cuando la patria estuvo amenazada, junto al buque, al cañón o a la metralla estuvieron José Gálvez Egúsquiza, Lizardo montero, Francisco Bolognesi, Andrés Avelino Cáceres y Dorregaray, Leoncio Prado y otros ilustres masones. En el campo político, hermanos como José de la Riva Agüero, Felipe Santiago Salaverry, Rufino Echenique, Lizardo Montero, Antonio Arenas, Andrés Avelino Cáceres, Óscar R. Benavides entre otros desempeñaron el cargo de Presidentes del Perú. El Congreso de la Republica tuvo como Presidente del Congreso Constituyente 1978/79 a Víctor Raúl Haya de la Torre, ilustre pensador y político peruano y a otros no menos distinguidos parlamentarios como Luis Heysen Inchaustegui y Luis Alberto Sánchez, polígrafo, pensador, literato y maestro universitario. En el campo del conocimiento destacan el sabio Federico Villareal, Jorge Basadre y el mencionado Luis Alberto Sánchez. He dejado par el final de esta relación al peruano más ilustre del milenio, a Don Miguel Grau Seminario, quien un día como mañana cumpliría 179 años. Su sola presencia en la masonería peruana es motivo suficiente como para que nuestra orden tenga el
reconocimiento eterno de todo el Perú y de todos los peruanos. Si Grau decidió ser masón entonces la masonería peruana es buena. No me cabe la menor duda que el premio de dios a tan dilecto hijo fue inspirar al gobernante para escoger el día del nacimiento de Grau como el “DIA DE LA MASONERIA EN EL PERU”. No menciono a los masones actuales porque están probando su juramento y compromiso para con la humanidad, pero si pondero la labor de la masonería peruana en el campo de la educación. El colegio Concordia Universal, con más de cincuenta años de creado, es una lámpara de conocimiento en el distrito de la perla en el callao y el colegio Arturo Padilla Espinoza, en mi Perú, al servicio de los más necesitados, es un volumen de la ley sagrada abierto en el versículo “dejad que los niños se acerquen a mi---“ Esto y la cosas buenas que hacemos en nuestras Logias es lo que tenemos que celebrar, y a pesar de lo dura de nuestra piedra, seamos optimistas, nuestras herramientas nos pueden convertir en hombres como los que acabamos de recordar o en caso menor, en ejemplo para nuestros semejantes. Muchas gracias