Don Quijote de la Mancha; Miguel de Cervantes Saavedra

Literatura española del siglo XVI. Siglo de Oro. Novela renacentista caballeresca. Caballerías. Género literario. Argumento. Personajes. Temas. Estructura

0 downloads 190 Views 53KB Size

Story Transcript

Trabajo de lectura: Don Quijote de la Mancha • Lectura de la obra. • Presenta el argumento de cada uno de los capítulos. Relaciona todas las aventuras (según los títulos de los capítulos que lees). Capítulo 1: Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha En este primer capítulo el autor introduce el espacio −aunque sin concretar la zona de la Mancha− y los personajes, haciendo un retrato de sus costumbres y su modo de vida (que se entiende acomodada por los detalles que van apareciendo a lo largo de la descripción). Se cuenta que el protagonista era muy aficionado a la lectura de los libros de caballerías, afición que lo apartará poco a poco de la administración de su hacienda y de la caza. Finalmente se cuenta cómo los libros de caballerías le hacen perder el juicio hasta el extremo de decidir revivir la caballería andante bajo el nombre de don Quijote de la Mancha. Del mismo modo bautiza a su caballo y busca una dama a quién dedicarle sus azañas, concretamente una aldeana, a la que llamaría Dulcinea del Toboso. Capítulo 7: De la segunda salida de nuestro buen caballero don Quijote de la Mancha Se termina el escrutinio de los libros de don Quijote a cargo del cura y del barbero y las mujeres queman aquellos que han sido considerados peligrosos por su contenido. Acto seguido se tapia la biblioteca del caballero y a éste le explican que un encantador llamado Frestón la ha hecho desaparecer. Tras este suceso don Quijote coge algún dinero y elige a Sancho Panza, un humilde labrador al que promete el gobierno de una ínsula, como su escudero. Una noche parten de la aldea a escondidas en busca de aventuras. Capítulo 8: Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación La primera aventura tras la segunda salida de don Quijote es la de los molinos de viento. En ésta el caballero no atiene a las advertencias de su escudero Sancho y se enfrenta a un molino confundiéndolo con un gigante. De este encuentro sale mal parado el protagonista. Sin más deciden continuar su camino mientras mantienen una conversación sobre la caballería. Al poco rato ven dos bultos negros que se dirigen hacia ellos, concretamente dos frailes contra los que arremete don Quijote pensando que traían secuestrada a una dama que venía detrás en un carruaje. Uno de los jinetes cae al suelo y al intentar Sancho robarle sus pertenencias (uno de los derechos de la caballería después de haber derrotado a un adversario) es apaleado por dos mozos. Entretanto don Quijote se dirige a la dama y reta a uno de sus acompañantes. Capítulo 9: Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron El autor comenta que ha encontrado la continuación de la historia del vizcaíno, que supuestamente compró por casualidad a un chico y que hizo traducir ya que se encontraba escrito en árabe (ya en alguna otra ocasión Cervantes había puesto de manifiesto el hecho de que se basaba en una historia anterior −escrita por Cide Hamete− para narrar las hazañas del protagonista). Sigue una descripción de Sancho y Rocinante y se retoma el combate entre don Quijote y el vizcaíno. En éste sale victorioso el caballero andante, dejando marchar al vizcaíno −tras la petición de la dama del carruaje− con la condición de presentarse ante Dulcinea como pago 1

por su derrota. Capítulo 20: De la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo, como la que acabó el valeroso don Quijote de la Mancha. Es de noche y Don Quijote y su escudero se encuentran a la busca agua inmersos en una zona boscosa. A sus oídos no sólo llega el sonido del agua, sino también el ruido provocado por el hierro. Sancho, para evitar que su señor se metiese en problemas nuevamente, ata con su cinturón a Rocinante a su asno, haciendo creer a don Quijote que se trata de un augurio de un encantador para que no se dirigiese al lugar de donde procede el ruido. Para entretenerse y dejar atrás el miedo que los carcome, Sancho cuenta la historia de unos pastores, aunque de poco le sirve puesto que los nervios le hacen defecar, molestando enormemente al caballero andante. Al hacerse de día emprenden de nuevo su marcha y llegan a un poblado abandonado donde ven seis mazos de batán, de donde procedían los sonidos que tanto les habían asustado. Sancho no puede dejar de reír y don Quijote le exige que, a partir de aquel momento, mantengan una relación más distante puesto que pertenecen a grupos sociales distintos. Capítulo 21: Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero. Comienza a llover por lo que un barbero utiliza su bacía para cubrirse la cabeza. No obstante, don Quijote la confunde con el yelmo de Mambrino y acomete contra el barbero y le quita su bacía. Sancho, una vez más, pide permiso para quedarse con los despojos de la batalla, cogiendo así los aparejos del asno del barbero. Continúan su camino y don Quijote cuenta para ilustrar a Sancho una novela caballeresca protagonizada por el caballero del Sol. Al final de su historia don Quijote llega a la conclusión de que hay dos clases de linaje en el mundo. Capítulo 22: De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir. En este capítulo don Quijote y Sancho Panza encuentran a un grupo de hombres que son llevados, por orden del rey, a las galeras con el fin de cumplir la pena que les ha sido asignada. Don Quijote detiene la marcha de los galeotes y les pregunta uno a uno cuáles han sido sus faltas. Ellos, muy vivos, utilizan eufemismos para cubrir sus delitos, de manera que el caballero andante concluye que la situación de aquellos hombres es injusta y que, tal como manda el orden de caballería, debe de rescatarlos. De este modo, y haciendo caso omiso de los consejos de su escudero, se enfrenta a los guardianes, ocasión que aprovechan los galeotes para escapar. Una vez más don Quijote pide que se presenten ante Dulcinea para que le expliquen su liberación, pero los galeotes, viendo que el hombre no está muy cuerdo, deciden apedrearlo y llevarse alguna de sus pertenencias. Acto seguido los delincuentes huyen cada uno por su lado para burlar a la Santa Hermandad. Capítulo 25: Que trata de las extrañas cosas que en Sierra Morena sucedieron al valiente caballero de la Mancha, y de la imitación que hizo a la penitencia de Beltenebros. Durante el curso de este capítulo Sancho intenta razonar en diversas ocasiones con Don Quijote ya que, tras recibir golpes y más golpes por parte de todos los contrincantes contra los que se ha enfrentado su señor, y en vistas de no ser recompensado con ninguna ínsula (ya que sospechaba de la locura de Don Quijote) el escudero le comenta que quiere regresar a su hogar. Al llegar al pie de una montaña Don Quijote da inicio a su penitencia (tal como era costumbre entre los 2

caballeros andantes de las narraciones épicas) y escribe una carta a Dulcinea para que Sancho se la haga llegar. De este modo Sancho parte en dirección al Toboso, dejando atrás a su señor haciendo mil y una locuras por su Dama. Capítulo 31: De los sabrosos razonamientos que pasaron entre don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos. En este capítulo se muestra una vez más la inocencia del protagonista, el cual en esta ocasión es engañado por su escudero. Capítulos atrás Sancho había ido a entregar la carta que don Quijote le había dado a Dulcinea, pero al no conocer su aspecto físico −y, no poder localizarla− decidió inventarse una historia que contarle al caballero. De este modo, y mientras don Quijote le escucha atentamente, el escudero narra como se dirigió hasta la dama y le entregó la carta. Ella dijo (supuestamente, claro está) que no sabía leer ni escribir, por lo que rompió el escrito para que el amor que don Quijote le profesa no fuese descubierto. Tras el relato de Sancho, don Quijote no sabe si ir a ver a su amada o seguir con su deber de caballero andante, opción por la que apuesta finalmente después de que su escudero le recriminase que tiene una cuenta pendiente con él por sus servicios (una excusa para que el hidalgo no descubriese el engaño). Vemos que los dos protagonistas van acompañados por un grupo de gente y que se encuentran parados en un camino. En ese momento pasa por allí Andrés, el chico que don Quijote quiso ayudar cuando vio que su dueño le estaba maltratando. El chico pidió un poco de pan y queso para comer y acto seguido maldijo a todos los caballeros andantes: si don Quijote no se hubiese entrometido aquella vez, no hubiese tenido que permanecer en el hospital a causa de la paliza que recibió. Capítulo 44: Donde se prosiguen los inauditos sucesos de la venta. Don Quijote y Sancho se encuentran en una venta, donde un grupo de hombres buscan a un muchacho que se había escapado de su casa por amor. Viendo la negativa del joven a acompañar a sus siervos, interviene −sin quererlo− un vecino suyo, concretamente el padre de la muchacha de la que está enamorado. En esto que, mientras la atención se centraba en su conversación, un grupo de individuos intentan salir del recinto sin pagar, acción descubierto por el propietario, quién intentó detenerles sin mucho éxito. La hija del ventero y su mujer intentan convencer a don Quijote, quien se niega en un principio por estar bajo las órdenes de Micomicona. Va en busca de su consentimiento y una vez conseguido se dirige de nuevo hacia la entrada, pero no intervino en la lucha finalmente puesto que la orden de caballería prohibía desenfundar la espada contra escuderos, por lo que pide la colaboración de Sancho. La pelea acaba finalmente gracias a las palabras de don Quijote. Poco después aparece el barbero contra el que don Quijote arremetió en una ocasión para arrebatarle el yelmo de Mambrino (que no era más que una bacía). Se dirige directo a Sancho para pedir que le devuelva lo que es suyo. El escudero defiende el honor de su señor, de tal manera que los dejan ir de allí. II PARTE DE LA OBRA Capítulo 3: Del ridículo razonamiento que pasó entre don Quijote, Sancho Panza y el bachiller Sansón Carrasco. En este capítulo aparece el bachiller Sansón Carrasco, quién cuenta a don Quijote y a Sancho la existencia de Cide Hamete, un historiador de origen árabe que ha escrito sus aventuras. A lo largo del fragmento, el bachiller les explica con bastantes detalles el contenido de la obra y el éxito que ha tenido el libro, el cual ya ha sido traducido al castellano. 3

Don Quijote apunta que el historiador podría haber omitido algunos aspectos, los cuales no habrían alterado la veracidad de la narración y le hubiesen hecho quedar mejor entre los lectores. A través de los personajes Cervantes lanza una crítica a los detractores de la obra. Capítulo 10: Donde se cuenta la industria que Sancho tuvo para encantar a la señora Dulcinea, y de otros sucesos tan ridículos como verdaderos. Una vez más don Quijote pide a su escudero que se dirija al Toboso y se presente ante su dama y éste, al no conocer a Dulcinea, aguarda hasta el atardecer sentado a un lado del camino para que el caballero no sospeche. Algún rato después, Sancho ve a tres labradoras montadas en burros, y decide inventar una farsa que deje satisfecho a su señor. De este modo se acerca a las muchachas y les hace grandes reverencias mientras don Quijote decide acercarse al no creer que ninguna de esas mujeres sea Dulcinea. Finalmente las chicas se marchan enfadadas por ser paradas a medio camino y don Quijote queda pensativo (puesto que no está seguro de la identidad de las muchachas). Capítulo 23: De las admirables cosas que el extremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa. En este capítulo don Quijote cuenta a su escudero y a un primo de éste lo que ha visto dentro de la cueva a la que había bajado ayudado por ellos. Se trataba del refugio de Montesinos, un lugar encantado donde residían (gracias a la magia del mago Merlín) famosos caballeros y damas por los que no pasaba el tiempo. Allí vio nuevamente a Dulcinea convertida en campesina y conoció las historias de muchos personajes. Al acabar su relato Sancho comenta que no ha creído nada de lo que ha dicho el caballero. Capítulo 29: De la famosa aventura del barco encantado. Los dos personajes llegan a la orilla del Ebro, donde encuentran una pequeña embarcación amarrada. Don Quijote, siguiendo la tradición de las aventuras heroicas de los libros de caballerías, decide subir al barco ya que considera que haberlo encontrado es un señal: alguna dama u otro caballero andante precisan su ayuda. Dejan atados a un árbol sus cabalgaduras y suben a la embarcación, marchando río abajo, donde ven unas aceñas de trigo con sus correspondientes molinos. Una vez más la imaginación de don Quijote le hace perder la cordura e imagina en su lugar una fortaleza o un castillo, no percatándose del peligro que corren. Los aldeanos, viendo la suerte que correrán tanto el barco como sus tripulantes intervienen, y con la ayuda de unas baras largas consiguen tirar al caballero y su escudero, evitando que entren en la rueda del molino. Tras esto llegan los dueños de la embarcación (la cual ha quedado completamente destrozada) y, habiendo pagado por ella, dejan que ambos se marchen, tachándolos de locos. Capítulo 41: De la venida de Clavideño, con el fin desta dilatada aventura. Los duques deciden preparar un engaño a don Quijote y a Sancho. De esta manera, y estando todos en el jardín del palacio, cuatro hombres introducen un gran caballo de madera (que el caballero andante identifica con la historia de Troya) y les dicen que, para completar la aventura y desencantar a unas mujeres que allí se encontraban, deben subir al artefacto con los ojos vendados y no descender de él hasta que no relinche, señal que habrán llegado a su destino. Una vez subidos y con los ojos bien vendados, los duques y el mayordomo (por citar a algunos de los que se encontraban en el jardín) les dicen que están empezando a volar, la cual cosa es creída por don Quijote y por Sancho (gracias a unos fuelles que les daban aire por detrás y unas antorchas que les colocaban por encima simulando la zona de fuego) a pesar del nulo movimiento del caballo y de la cercanía de las voces que 4

escuchaban. Finalmente cayeron al suelo de un golpe brusco y cuando se destaparon los ojos se vieron nuevamente en el jardín. Don Quijote encontró un pergamino en el que se decía que la aventura había concluido con éxito. Sancho, en un intento de afán de protagonismo, declara que a pesar de las instrucciones recibidas se descubrió los ojos durante el vuelo y disfrutó del paisaje (historia no creída por don Quijote, quién la compara con la que contó él sobre la cueva de Montesinos). Capítulo 48: De lo que le sucedió a don Quijote con doña Rodríguez, la dueña de la duquesa, con otros acontecimientos dignos de escritura y de memoria eterna. Don Quijote aún se encontraba en la casa de la duquesa cuando una noche recibe la visita de doña Rodríguez, la dueña de la duquesa. La mujer entra a la habitación del hidalgo para pedirle su ayuda: un ganadero rico ha dejado embarazada a su hija bajo promesas de amor y no quiere responder de sus actos. De repente unos individuos entran a la habitación (tras haberse quedado a oscuras al caer la vela al suelo) y propinan una paliza a la dueña y a don Quijote, que se escondió entre las sábanas en vez de ayudar a doña Rodríguez. Capítulo 62: Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con otras niñerías que no pueden dejar de contarse. En este capítulo los dos personajes son acogidos en casa de Antonio Moreno, un personaje muy rico, donde son invitados a un banquete y tratados como caballero andante y escudero. En el transcurso de la comida Sancho cuenta alguna de las aventuras que han tenido, poniendo especial énfasis en el breve periodo de tiempo que supuestamente gobernó la ínsula Barataria. Entretanto don Antonio lleva al hidalgo hasta una sala puesto que debe mostrarle una cosa. En la estancia únicamente hacía acto de presencia una mesa de madera con una cabeza de bronce en el centro. Don Antonio le cuenta que se trata de una cabeza parlante que responde cualquier pregunta que se le haga puesto que había sido creada por un hechicero nórdico, discípulo de Escotillo. Llevan a don Quijote a dar un paseo por la ciudad a caballo y cuelgan de su espalda un cartel con su nombre para que la gente al pasar le reconozca, cosa que causó mucha sorpresa al protagonista. Al día siguiente entran todos a la sala de la cabeza y le empiezan a hacer preguntas, las cuales son contestadas rápidamente, quedando todos muy satisfechos. El rumor corre por la ciudad y la Inquisición pide a don Antonio que se deshaga del artilugio, que no era más que una estatua hueca con un tubo que comunicaba a otra habitación y a través de la que hablaba un sobrino de Antonio. Llevan a don Quijote a ver las galeras, pero antes decide dar una vuelta a pie y entra en una imprenta donde halló la segunda parte de sus aventuras y habló con un traductor. Capítulo 64: Que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas hasta entonces le habían sucedido. Mientras don Quijote pasea por la playa aparece el Caballero de la Blanca Luna, el cual reta al caballero andante. Le dice que, de ganar él, debería retirarse por espacio de un año a su hacienda abandonando el uso de las armas, pero en el caso de ser vencido por don Quijote, éste podría quedarse con sus armas, sus hazañas e incluso acabar con su vida. En ese momento llegan el virrey y don Antonio acompañados de otras personas, y después de dar consentimiento a la contienda (creyendo que se trata de un engaño más para don Quijote) empieza la batalla. Sin siquiera ser tocados directamente con la lanza, Rocinante y su jinete caen al suelo y quedan mal parados. El caballero desaparece y todos los presentes se quedan muy sorprendidos por los acontecimientos que acaban 5

de ocurrir. Capítulo 73: De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar en su aldea, con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia. Al entrar en la aldea don Quijote tiene malos augurios: una simple conversación entre muchachos (que tenían una jaula con grillos) le hacen sentir que nunca volverá a ver a Dulcinea. Se dirigen a la hacienda del hidalgo, donde les están esperando la sobrina, la ama, el bachiller y el cura. Allí Sancho se reencuentra con su mujer y su hija las cuales lo reciben bien a pesar de no regresar convertido en gobernador, tal como les había prometido. Don Quijote les explica su derrota y cómo deberá permanecer pacíficamente durante un año en la aldea, de modo que propone al bachiller y al sacerdote de hacerse pastores y componer poesía. El capítulo finaliza cuando el protagonista decide retirarse a dormir al encontrarse indispuesto. Capítulo 74: De cómo don Quijote cayó malo, y del testamento que hizo, y su muerte. Tras la derrota sufrida contra el Caballero de la Blanca Luna don Quijote se ve decaído, por lo que todos intentan animarle, pero la visita de un médico les hace regresar a la realidad: el hidalgo está enfermo y su vida corre peligro. Lo dejan descansando y, después de dormir durante seis horas hace llamar a un escribano y al cura puesto que ha recuperado la cordura y es consciente que le queda poco tiempo. Pese a los ánimos que le da su amigo y escudero Sancho Panza, Alonso Quijano acaba muriendo tres días después de hacer testamento. • Realiza una lista de palabras que estén en desuso actualmente. Clasifícalas según sean objetos, acciones, frases hechas, refranes, oficios, ocupaciones o cargos públicos. Dentro de la obra encontramos muchas expresiones y palabras que actualmente están en desuso. Este hecho es debido a la antigüedad de la obra y al uso de arcaísmos que hizo Cervantes para dar a la novela un toque más épico (una burla más a los libros de caballería). Cabe destacar que, por lo que respeta a los refranes, el personaje que más abusa de ellos es Sancho, símbolo del estamento popular y sin formación culta. Objetos: • celada (I, p.27) • cartapacios (I, p.67) • fanegas (I, p.67) • corvetas (I, p.143) • mazos de batán (I, p.145) • jayanes (I, p.146) • yelmo (I, p.147) • bacía (I, p.147) • sayo (I, p.97) • almete (I, p.149) • fenestras (I, p.112) • cinchas (I, p.130) • rodela (I, p.146) • jumento (I, p.148) • escopetas de rueda (I, p.157) • gurapas (I, p.158) 6

• péndola (I, p.158) • guardaamigo o pie de amigo (I, p.161) • galocha o becoquín (II, p.100) • capuz de bayeta (II, p.152) • gabán p.161 Acciones: • frisar (I, p.25) • yantar (I, p.55) • murasen (I, p.55) forma verbal no utilizada actualmente • encomendar (I, p.58) • fuyar (I, p.59) • acometer (I, p.59) • rogar (I, p.67) actualmente se sigue utilizando pero su uso es considerado culto. • Topar (I, p.136) • Desdeñar (I, 141) • Congojar (I, 141) • Aguardar (I, 144) el mismo caso que rogar. • Tornar (I, p.144) • Dar cordelejo (I, p.147) * • Vomitar las asaduras (I, p.150)* • Acuitárase (I, p.153) • Estar a diente (I, p.155)* *ambas pueden ser consideradas frases hechas también. Refranes: • este te quiere bien, que te hace llorar (I, p.146) • donde una puerta se cierra otra se abre (I, p.148) • buen corazón quebranta mala ventura (II, p.67) • donde no hay tocinos, no hay estacas (II, p.67) • Referencia a un refrán: Dime con quién andas, decirte he quién eres (II, p.68) • No con quien naces, sino con quien paces (II, p.68) • Haz lo que tu amo te manda, y siéntate con él en la mesa (II, p.191) • En la tardanza va el peligro (II, p.256) • Cuando te dieren la vaquilla acudas con la soguilla (II, p.256) • no pidas de grado lo que puedes tomar por fuerza p.155 • más vale salto de mata que ruegos de hombres buenos p.155 • el que compra y miente, en su bolsa lo siente p.185 • no se ha de mentar la soga en casa del ahorcado p.194 Expresiones y frases hechas: • tomar la podadora (I, p.25) • tener ojeriza (I, p.56) • ir a por lana y volver desquilado (I, p.56) • a soslayo (I, p.57) • no valer dos maravedís (I, p.58) • ¡Válame Dios! (I, p.59) • Vuestra merced (I, p.59) 7

• a tiro de ballesta (I, p.68) • y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela (p.101) • hacerme todos los sinsabores que puede (p.143) • ir crecido y casi fuera de madre (I, p.141) • todo saldrá en la colada (I, p.146) • tal podría correr el dado (I, p.146) • ha de ser mal para el cántaro (I, p.147) • de allí a poco (I, p.147) • válale el diablo por hombre (I, p.148) • ¡para mis barbas! (I, p.151) • dejándole mejorado en tercio y quinto (I, p.151) • ¡Ea, sus! (I, p.152) • a tiro de escopeta (I, p.156) • villano de hacha y capellina p.156 • perder los tragaderos p.159 • más ligero que un gamo p.260 • puso los pies en polvorosa p.262 • hizo mutatorio caparum p.263 • Oficios: • barbero (ya que antiguamente también ejercían de cirujanos) p.55 • pastor cabrerizo p.140 • muñidor p.156 • porquera p.38 • escribano p.453 (II) • traductor p.331 (II) • prioste • sedero • caballero andante p.25 • escudero p.25 Ocupación: • corredor de oreja p.158 • alcahuete p.158 • ayo p.184 • bodegonero p.61 • ventero p.57 • campesinas • molinero • galeote Cargos públicos: caballero, hidalgo, duque, rey, cura, cortesanos Encontramos, además, muchos latinismos como tantum pellis et ossa fuit o malum signum (p.447) por citar algún ejemplo. • Estructura de la obra. • Distingue partes, de capítulos y salidas. ¿Qué ideas expresa Cervantes en los dos prólogos? ¿Qué diferencias existen entre ellos? ¿Qué ha cambiado entre las dos partes de la obra?

8

En la obra se observan dos partes que a menudo encontramos separadas en dos libros (tal como se editó el original). Cabe destacar que la primera podemos dividirla en otras cuatro que irían del capítulo I al VIII; del IX al XIV; del XV al XXVII y finalmente, de la que va de los capítulos XXVIII al LII. A lo largo de este primer bloque el protagonista hace dos salidas: la primera que ocupa hasta el capítulo VII y la segunda, situada del capítulo VIII al LII. En la primera salida Don Quijote parte solo y en ella podemos encontrar distintas aventuras como la Argamasilla de Alba, patria de Don Quijote, la venta donde fue armado caballero y la aventura del mozo Andrés entre otras. La segunda salida se inicia en el VIII capítulo y cuando don Quijote cuenta ya con los servicios de su escudero, Sancho Panza. Esta salida ocupa lo que queda de la primer parte, y en ella se sitúan, por nombrar algunos, el episodio de los molinos de viento, el encuentro con los monjes y el vizcaíno, los batanes el barbero del yelmo de Mambrino Así pues, no es hasta el segundo libro (o segunda parte) cuando da comienzo la tercera salida. Es la más larga de todas pero sin embargo los episodios que en ella se cuentan −a pesar de ser más numerosos que en las otras dos partes− no son quizás tan conocidos. A continuación citaremos algunos para ilustrar un poco su contenido: la aventura de las aldeanas y el encanto de Dulcinea, el episodio del carro de las cortes de la muerte, la aventura del caballero del bosque, la bajada a la cueva de Montesinos, la aventura del barco encantado en el Ebro, la Insula Barataria, el capítulo de la venta donde don Juan y don Gerónimo le dijeron que Avellaneda había escrito la historia de otro Don Quijote, etc. Sus aventuras terminan con su derrota contra el Caballero de la Blanca Luna, suceso que le obligará a retirarse del uso de las armas durante un año pero que no podrá cumplir porque le sorprendería la muerte. Con respeto a los prólogos, cabe destacar que se encuentran muchas diferencias entre ellos y una de ellas tiene que ver con el estilo: en el primer prólogo Cervantes sitúa al lector en la historia que va a leer a continuación y con ese fin incluye diversos poemas −inventados por él pero firmados por algunos personajes− e incluso un breve diálogo entre Rocinante y el caballo de un famoso caballero andante (en este sentido la crítica a los libros de caballería se inicia ya en el prólogo: porque todo de él es una invectiva de los libros de caballerías () pág. 17). En el segundo prólogo, en cambio, el autor se centra en hacer una crítica más dura contra los libros de caballerías, género literario que aún no ha sido erradicado del panorama literario español de la época. Además, lanza una crítica tanto a la censura −por considerar poco moral el utilizar a un loco para convertirlo en protagonista de una obra− como a los detractores de la primera parte del Quijote. Por lo que respeta al estilo de los prólogos, decir que el segundo tiene un discurso menos altisonante que el primero y que en él únicamente se recoge un pequeño cuento (a diferencia del otro que contenía diversas composiciones líricas). Sin duda el intervalo de tiempo que separa una parte de la obra de la otra hacen ganar a Cervantes en fluidez y claridad ya que, mientras en la primera parte algunas aventuras quedaban cortadas (como si fuesen impulsos del autor), en la segunda el argumento es mucho más unitario, por lo que no permite la intercalación de novelas cortas. En relación con el hilo argumental, es interesante subrayar el hecho de que, mientras en la primera parte era don Quijote quien se hacía pasar por caballero andante y quien iba forjando su historia, en la segunda permite que sean otros (como por ejemplo los duques) quienes preparen el terreno para nuevas aventuras. Esto se debe al hecho de que en la segunda parte don Quijote es un personaje público que ha conseguido la fama a través de la publicación de sus aventuras −escritas por un historiador arábigo llamado Cide Hamete−. Aunque, tal como hemos señalado, se encuentran diferencias importantes entre las dos partes, podemos decir que entre ellas existe una fuerte unidad puesto que el personaje que verdaderamente inventa Cervantes (es 9

decir, Alonso Quijano) aparece al inicio del primer libro y al final del segundo, únicos momentos con los que cuenta con un estado mental en perfectas condiciones. Por otro lado, coincidiendo con este hecho, se produce el retorno del protagonista a su hogar, símbolo al mismo tiempo de la causa de su locura (los libros de caballerías) y del reencuentro con su verdadera personalidad. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero () (p.25) Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente don Quijote de la Mancha () cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero (p.456, II) • La intertextualidad: novelas breves, poemas, cuentos dentro del Quijote. Recoge todas las manifestaciones que encuentres de textos dentro de la obra. Una de las características principales del Quijote es su fragmentación narrativa, en buena parte debida al modo de edición de la época (el libro fue impreso en un primer momento por capítulos, como si de una serie se tratase). De este manera el lector puede seguir la historia del protagonista sin necesidad de conocer todos los episodios, por lo que cada capítulo (pueden ir agrupados) constituye una pequeña historia dentro de la novela que no siempre queda conectada con el conjunto de la obra. Otro aspecto importante a destacar es la existencia de una serie de pequeños escritos de diversos tipos que pueden encontrarse dentro de la novela (cartas de amor, versos de villancicos populares, poemas), tal como veremos en los ejemplos que vienen a continuación: en el capítulo XX de la primera parte encontramos un cuento que el autor incluye de boca de Sancho Panza (en la aventura de los batanes). Se trata de una breve narración sin desenlace que cuenta la historia de Lope Ruiz y Torralba, dos pastores que mantienen una peculiar relación amor−odio con la intervención del mismo demonio. En un lugar de Extremadura había un pastor cabrerizo, quiero decir que guardaba cabras () se llamaba Lope Ruiz; y este () andaba enamorado de una pastora llamada Torralba () hija de un ganadero rico, y este ganadero rico ( I pág.140). Tal como observamos en el fragmento el estilo narrativo es sencillo −hay que tener en cuenta que representa que lo explica una persona poco culta− y se observan muchas repeticiones (algunas elididas por los puntos suspensivos entre paréntesis). En el capítulo XXV encontramos la carta que don Quijote de la Mancha dirige a Dulcinea del Toboso, donde vemos un cambio de estilo y registro radicalmente diferente al primer caso citado: Soberana y alta señora: El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que, además de ser fuerte, es muy duradera. ( I pág.195). Observamos un estilo muy retórico y culto, con diversos arcaísmos, tópicos caballerescos y fórmulas hechas de inicio de carta que posiblemente estaba fuera de uso en la composición de epístolas. El escrito queda firmado bajo el nombre de El Caballero de la Triste Figura, fórmula anacrónica si tenemos en cuenta que la figura del caballero ya no existía como tal. En el mismo capítulo se halla una nota que el protagonista escribe a su sobrina dándole instrucciones para pagar a Sancho por su trabajo de escudero. Aquí el estilo es más llano, aunque sin salir del tono altisonante que caracteriza al personaje: Mandará vuestra merced, por esta primera de pollinos, señora sobrina, dar a Sancho Panza, mi escudero, tres de los cinco que dejé en casa () se los mando librar y pagar por otros tantos aquí recibidos de contado, que consta, y con su carta de pago serán bien dados. Fecha en las entrañas de 10

Sierra Morena a veinte y dos de agosto deste presente año. ( I pág.195) Ya en la segunda parte encontramos, concretamente en el capítulo XXIII, una pequeña composición pronunciada, supuestamente, por un difunto caballero llamado Durandante (recordemos que se trata de los hechos de la cueva de Montesinos): ¡Oh, mi primo Montesinos! Lo postrero que os rogaba, que cuando yo fuera muerto, y mi ánima arrancada, que llevéis mi corazón, adonde Belerma estaba, () (II pág.153) Observamos el uso de rima asonante y de versos cortos, no muy comunes en épica. En el capítulo XLI aparece un pequeño escrito a modo de desenlace de la aventura del caballo de madera preparada por los duques. El autor hace uso de este recurso para variar la manera de finalizar los capítulos: en vez de ser él en tercera persona quien nos desvele los hechos, hace uso de una especie de carta. El ínclito caballero Don Quijote de la Mancha feneció y acabó la aventura de la condesa Trifaldi [...]; que así está ordenado por el sabio Merlín, protoencantador de los encantadores (II pág.261). Las dos últimas manifestaciones que aparecen dentro de la obra en sí son, por un lado dos versos de un villancico popular: Pastorcillo, tú que vienes, pastorcico, ¿tú que vas? (capítulo LXXIII) y por el otro, la inscripción de la sepultura de don Quijote recogida en el último capítulo (supuestamente compuesto por Sansón Carrasco): Yace aquí el Hidalgo fuerte, que a tanto extremo llegó de valiente, que se advierte que la muerte no triunfó de su vida con su muerte () (II pág.455) Observamos que tiene forma de égloga puesto que se destacan los valores del difunto para rendirle homenaje. 'Tate, tate, folloncicos! De ninguno sea tocada; Porque esta empresa, buen rey, Para mí estaba guardada. (II pág.456).

11

Esta composición −que recuerda el estribillo de una canción− fue escrita (según Cervantes) por Cide Hamete, el historiador que recogió buena parte de las aventuras del protagonista según cuenta la obra. Para concluir este apartado, decir que en el primer prólogo se encuentran una serie de composiciones poéticas (incluso un diálogo entre dos caballos −Rocinante y Babieca) escritas por Cervantes pero firmadas por distintos personajes pertenecientes, o no, a la obra. Este aspecto remarca la parodia que el autor pretende hacer con esta novela de los libros de caballería. • Personajes. • Caracteriza la naturaleza de la locura quijotesca. ¿Qué transformaciones realiza de la realidad? La locura que padece don Quijote no es total en el sentido estricto de la palabra, sino que debe ser considerada más bien como una situación de tránsito en la que Alonso Quijano se transforma en caballero andante para hacer realidad las aventuras y proezas que tantas veces había leído en los libros de caballerías. Tal como le definen los propios personajes del libro, don Quijote es cuerdo y a la vez loco (lo que hablaba era concertado, elegante y bien dicho, y lo que hacía disparatado, temeroso y tonto), y este detalle se ve claramente en la consecución de sus salidas. ¿Si estuviese totalmente loco decidiría emprender la marcha durante la noche para no ser descubierto por la ama y su sobrina? No tendría necesidad puesto que consideraría que sus actos son oportunos y totalmente comunes. Pero no: Alonso Quijano sigue presente dentro de la personalidad de don Quijote, haciendo que su mente cree una visión de la realidad totalmente contrapuesta con la del resto de individuos que le rodean. Es decir, para evitar reconocer su obsesión por las historias y la vida caballerescas, su mente crea una especie de mundo dual; de un lado se encuentra don Quijote, conocedor de la verdad y de lo que es real, y del otro el resto del mundo, todos ellos encantados por la magia y destinados a no llegar a alcanzar la verdad. Este aspecto se observa claramente en el episodio de los molinos de viento o en el de los ramados de ovejas (este último no presente en la selección que estamos estudiando): En ambos aparecen elementos reales que, en la mente de don Quijote e influido por su imaginación, adoptan formas diversas propias de las historias caballerescas (gigantes, ejércitos, ). Por lo que respeta al amor, decir que le pasa algo muy similar, ya que −atribuyendo la acción de la magia− confunde a Dulcinea con una labradora poco agraciada a través del engaño de su escudero Sancho. Esto último constituye un punto importante en la locura del protagonista: a parte de la transformación de la realidad, lo que hace a don Quijote creer que vive en la época en la que la caballería andante seguía vigente es el engaño de la gente que le rodea. Cuando revisan y tapian su biblioteca, aluden a la acción de un mago imaginario para evitar el cólera del hidalgo y cuando Sancho va a buscar a Dulcinea hace creer a su señor que la labradora del camino era su amada (sólo por poner algunos ejemplos). En definitiva, lo que hace don Quijote es hacer una transmutación de lo real, provocando un efecto de hiperrealidad en el que no hay relación entre el significado y el significante, en el que el sujeto no se relaciona directamente con la realidad, sino con imágenes y simulacros que la mediatizan, tal como apuntó el estudioso Helmut Hatzfeld. • ¿Qué relación se establece entre Sancho Panza y el Quijote? ¿Por qué se suele hablar de la contraposición entre los dos personajes? ¿Qué reacciones y elementos de su conducta convierten a Sancho en gracioso? Analiza el último capítulo en relación a esta cuestión. En un primer momento lo que mueve a los dos personajes (sobretodo a Sancho) es el interés: don Quijote va en busca de aventuras y necesita de la compañía y los servicios de un escudero y Sancho se siente atraído por la idea de convertirse en gobernador de una ínsula. Pero poco a poco la relación se va estrechando (a pesar de los intentos de don Quijote por diferenciar la jerarquía caballeresca) hasta que se convierte en una amistad verdadera tal como vemos en el último capítulo. 12

Se suele hablar de contraposición entre los dos personajes por muchos motivos; en primer lugar cabe destacar sus respectivas posiciones sociales. Don Quijote representa la figura del hidalgo, un cristiano viejo que vive de rentas y que −en líneas generales aunque no siempre− cuenta con un capital importante, herencia de generaciones pasadas más prósperas. Sancho, en cambio pertenece al vulgo, estamento social más desfavorecido de la época por no contar con derechos civiles de ningún tipo y por pasar por muchas estrecheces económicas. El primer personaje, pues, a tenido acceso a la cultura, por lo que sabe leer y escribir a parte de tener ciertas nociones de latín (ya que en más de una ocasión don Quijote hace referencia a algún refrán o proverbio latino), mientras que el segundo es iletrado y no ha recibido ningún tipo de educación específica. Esto último se demuestra en las equivocaciones que comete Sancho a la hora de pronunciar ciertas palabras de origen culto. Este aspecto, juntamente con otros que pasaremos a comentar a continuación es lo que convierten a este personaje en gracioso. A lo largo de la historia el escudero demuestra su sencillez a través de sus actos; no está acostumbrado a codearse con personajes importantes, por lo que a menudo olvida los buenos modales, convirtiéndolo en una figura muy humana, totalmente alejada del mundo de las apariencias de los aristócratas. Cabe decir, en contraposición con lo que comentábamos de don Quijote, que a pesar de no contar con una formación académica su noción de la realidad es mucho más verosímil que la del hidalgo: sabe que la vida no es un camino de rosas y no está dispuesto a pasar por más calamidades que pongan en peligro su vida (o al menos esa idea expresa a lo largo de toda la historia). Quizás por inocencia y fe ciega en don Quijote o quizás por amistad, permaneció a su lado todo el tiempo que duraron sus aventuras, hasta el punto que en el último capítulo el escudero le pide que no se deje desfallecer, que eso no es digno del orden de la caballería andante y que si lo deseaba podía cargar las culpas de todo sobre él: Si es que muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber cinchado mal a Rocinante le derribaron (...) (p.454) De la intervención de Sancho en este capítulo es necesario subrayar, además, el hecho de que, habiendo soportado tantas locuras de su amigo, quisiese que perdiese de nuevo la cabeza sin con eso recuperaría las fuerzas para seguir adelante. Finalmente, tras la muerte de don Quijote, vuelve a ser el Sancho del inicio de la obra, un pobre campesino interesado únicamente en tener algo que comer todos los días: () y se regozijaba Sancho Panza; Que esto de heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto. (p.455). En definitiva, se nos presentan dos personajes de distintos estamentos sociales que comparten características comunes pese a la gran diferencia existente entre la concepción que tiene cada uno del mundo (ambos son muy inocentes, sobretodo don Quijote, siguiendo la influencia erasmista de Cervantes). • ¿Qué elementos convierten la obra en un retrato social de la época? Busca ejemplos particulares. El Quijote de Cervantes es una obra literaria que, entre otras interpretaciones, puede llegar a ser una gran crítica a la sociedad española del siglo XVII. Es la utopía del espíritu caballeresco, presente en las novelas de caballerías de la época feudal, contrastando con la nueva organización política y económica del Estado. El esplendor económico y cultural que España había conocido en el pasado y que había dado origen a una sociedad estructurada en base a la propiedad territorial, ya no se sustentaba más dentro de esas características, situación ésta que para muchos habitantes españoles, principalmente de las clases sociales más elevadas, era difícil de aceptar. Se dice que el arte representa una forma de conciencia, un reflejo de la vida real. Cervantes era un escritor que anhelaba como muchos otros alcanzar el éxito a través de la pluma y vio en la situación social que lo rodeaba una buena oportunidad para ello. Es probable que convencido del autoritarismo que imperaba en el momento histórico que se vivía, decidiera elegir un personaje aparentemente loco como forma de expresar abiertamente su juicio sobre los hechos más importantes que marcaban el cotidiano del pueblo español, esquivando así de ser censurado. De otra forma correría el riesgo de permanecer el resto de su vida en la prisión o ser condenado a muerte por la Inquisición, ya que nadie en esa época tendría coraje de criticar o burlarse de la monarquía, la 13

nobleza o el clero sin correr el riesgo de perder la vida. Para comprender mejor el Quijote es necesario comenzar por analizar la situación económica y social del territorio español del final del siglo XVI e inicio del XVII. Había comenzado la decadencia del poderío español después de haber protagonizado una era de conquistas y opulencia y se iniciaba un período de profunda crisis económica y social. Algunos de los factores que contribuyeron para eso fueron: una gran subida de los precios así como de los impuestos; faltaba mano de obra en el campo que sumándose al aumento de la miseria resultaba en un éxodo de la población hacia las ciudades. La falta de alimentos y las malas condiciones de salud hicieron aumentar las enfermedades, fue así que la peste bubónica exterminó una gran parte de la población. El oro y la plata que, proveniente de las Indias, comenzaban a disminuir ya que la explotación de las minas había exterminado la mayor parte de la población indígena, principal mano de obra en esa función. Al mismo tiempo la extracción excesiva había terminado prácticamente con las reservas de esos metales. Los gastos del Estado así como sus deudas obligaban a España a enviar su moneda fuerte al exterior, al mismo tiempo que se veía en la necesidad de fabricar una otra de baja calidad para el uso interno. Con relación al aspecto social, Europa del siglo XVI conservaba todavía características semifeudales. Este tipo de organización social se fundamentaba en la posesión de la tierra, principal fuente de riqueza y poder. A falta de un Estado fuerte y representativo, que pudiese ofrecer seguridad, protección y supervivencia a todos los integrantes de la población; la autoridad máxima pasó a estar representada por señores feudales, dueños de grandes extensiones de tierras, que administraban justicia con total autonomía a parte de acuñar monedas, cobrar impuestos a sus súbditos y poseer un ejército personal. La mala administración política y administrativa del Imperio, así como la falta de protección de la población contra los frecuentes ataques de los invasores vecinos, terminó fortaleciendo este tipo de autoridad. Esos representantes de la clase más poderosa tenían como principal actividad la formación militar, la participación en batallas y la devoción religiosa. El joven señor feudal comenzaba su carrera militar a través de una ceremonia de iniciación en que recibía el espaldarazo de caballero. Sólo así quedaba habilitado para participar de batallas y cumplir con las reglas de la caballería, una especie de código de honra que defendía altos valores morales. Esto a la vez le otorgaba el reconocimiento y el estatus de su clase social privilegiada. Las personas correspondientes a este grupo adquirían por linaje de sangre, al nacer, la herencia de tierras, prestigio y poder del nombre de familia. De esta forma tenían asegurado el privilegio de una vida de riquezas, ropas, banalidades, ocio, propiedades, privilegios e inmunidad política entre otros. No todos los integrantes de este grupo gozaban de los mismos beneficios, existía una diferencia marcada por el capital económico de que cada uno disponía, o sea la posesión de propiedades, servidumbre, animales, etc. Otro grupo que disfrutaba de privilegios era la formada por los clérigos. También eran dueños de tierras y riquezas. Tenían asegurados los beneficios de la nobleza por la relación que unía la Iglesia al Feudalismo así como más tarde a la corte de los Reyes Católicos. Por otro lado existía una gran masa de la población que era muy pobre y no tenía medios de subsistencia. Estos se colocaban como súbditos y trabajadores del señor feudal a cambio de protección y trabajo. Las condiciones de pobreza eran tan grandes que no les quedaba otra opción de vida que servir y hacer parte del patrimonio feudal. La época que le tocó vivir al Quijote reflejaba una gran decadencia económica. La miseria y la falta de trabajo había provocado un abandono de los campos en dirección a la corte, y por consiguiente una disminución de la producción de alimentos. Con la falta de trabajo y de alimentos hubo un aumento de mendigos, prostitución, 14

asaltos y robos. En uno de los pasajes del Quijote, éste despierta debajo de un árbol con varios bandoleros ahorcados. Esta escena se volvió común principalmente en Barcelona, donde se trataba de contener la onda de asaltos ahorcando a los bandidos y dejándolos a la vista de todos para servir de escarmiento. Las dificultades económicas también habían afectado la vida de la nobleza. Muchos ya no conseguían mantener sus propiedades, así como su nivel de vida relacionado con fiestas palaciegas, lujos y diversiones. Las luchas militares también habían disminuido, la sociedad en sí estaba sufriendo grandes modificaciones y el ideal de la caballería ya no encontraba más aplicación. Pero la nobleza no reconocía ni aceptaba esa decadencia ni la posibilidad de perder su estatus y su poder. El propio Quijote era un hidalgo, una clase empobrecida de la nobleza, vivía de los símbolos de sus antepasados, luchando para mantener la posición que le dio el nombre de familia. Los libros de caballería le ayudaban a vivir en ese pasado de opulencia e importancia social, encontrando en sus propósitos una escapatoria a la realidad que le rodeaba. La pobreza estaba cada vez más pobre y siempre soñaba con ascender en la escala social, ya sea trabajando y adquiriendo propiedades o hasta llegando comprando un título de nobleza. La mayoría continuaba representando una comedia de apariencias y este fue uno de los puntos que Cervantes buscó criticar a través de algunos de los personajes del Quijote. Muchos de los señores que gobernaban, poco se importaban con la situación de sus súbditos desde que pagaran sus impuestos. Sancho dice en determinado momento: ...y ellos se tienen cuidado del gobierno, y el señor se está a pierna tendida, gozando de la renta que le dan, sin curarse de otra cosa. ( I, p.50) En otro momento se censura el privilegio que tenían los nobles de tener derecho al poder muchas veces sin merecerlo, sólo por haber recibido por linaje los títulos de nobleza. Por otra parte las condiciones de pobreza eran sinónimo de vergüenza e ignorancia:... Haz gala Sancho de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores. () No hay para que tener envidia a los que los tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.( I, p.360). También entre los consejos que el Quijote le da a Sancho, haciendo alusión a las vestimentas que sólo las personas de la alta sociedad podían usar, deja claro que también estos pecaban de ignorancia: Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida, con los ignorantes que presumen de agudos. (I, p.360). Cervantes, del principio al fin del Quijote, consigue retratar en sus personajes todas las características de una sociedad en decadencia que no acepta perder su estatus y el reconocimiento de estar viviendo una vida totalmente fútil y egoísta. Al mismo tiempo que realiza esa función se descubre una valorización de la sencillez y humildad de la gente menos privilegiada, representada por Sancho. Este representa todo lo contrario de la nobleza con su hipocresía, como su situación era desprovista de toda exigencia de apariencia, no se preocupaba con las formalidades, actuaba y decía lo que pensaba con sinceridad, resaltado aun más la falsedad de la sociedad aristocrática. Por último decir que en la novela aparece una visión del ser humano desde dos puntos de vista distintos: la ternura del hogar familiar y los amigos y la crueldad de las personas, las cuales, acostumbradas a vivir en un mundo que les es hostil, dejan de lado su humanidad (esto se ve claramente en todas las ocasiones que don Quijote es apedreado aun siendo conocedores de su estado mental sus agresores). • Autor y narrador. Técnica novelesca. • Analiza el capítulo IX e identifica los juegos de autores que establece el autor. ¿Quién es Cide Hamete Benengeli? Los juegos de autores que se establecen constituyen un elemento paródico más a los libros de caballería, del mismo modo que hemos visto con la doble personalidad del protagonista. 15

Cide Hamete Benengeli representa el primer autor del Quijote en la obra, un historiador árabe que supuestamente se interesó por las aventuras del hidalgo castellano y decidió pasarlas por escrito. Cervantes interviene entonces como un personaje más de la obra (tal como muestra el esquema del apartado siguiente) y comenta que él simplemente fue encontrando los manuscritos de Cide y fue configurando la historia de don Quijote. De esta manera Cervantes consiguió crear una obra de un complejísimo sistema de narradores, provocando en algunas páginas el aturdimiento y la duda entre los lectores. Estando yo un día en Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos carpatacios y papeles viejos a un sedero () tomé un carpatacio () y vile con caracteres que conocí ser arábigos (). Cuando yo oí decir Dulcinea del Toboso, quedé atónito () contenían la historia de don Quijote () volviendo de improviso del arábigo en castellano, dijo que decía: «Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo» (p.68 parte I) • Explica las voces narrativas de la obra: el narrador y las referencias a los escritores. ¿Qué punto de vista narrativo introduce Sancho? Por si no bastase, ese entramado enloquecedor y paródico de acercamientos a la realidad (del cual hemos estado hablando en apartados anteriores) se ve definitivamente enriquecido por el inagotable juego de voces que Cervantes despliega a lo largo de su historia, a partir siempre de su absoluto dominio de la tercera persona narrativa. Desde su plataforma, se urde un laberinto de perspectivas que introduce un punto de vista multitudinario: 1.− Miguel de Cervantes (preliminares): autor / coautor. 2.− Miguel de Cervantes: narrador. 3.− Narrador: recopilador de tradiciones (I,1). 5.− Narrador: segundo autor (I, 7). 6.− Cide Hamete (I, 9). 7.− Tradiciones orales (I, 52) y rumores en general. 8.− Personajes: 8.1.− Hablan como narradores. 8.2.− Inventan la novela: Montesinos, Clavileño. 9.− Avellaneda: continuador apócrifo. 10.− La pluma de Cide Hamete. Este pequeño esquema muestra esta variedad de voces narrativas, pero pasemos a explicarlo de una manera más completa: Cervantes (el autor del libro) inventa a un personaje (Alonso Quijano), el cual −a su vez− hace una caricatura de sí mismo creando a don Quijote y a otro autor (Cide Hamete), cuya obra servirá como fuente de información para una traducción posterior −según se cuenta en la obra−. En definitiva, un personaje −don Quijote− imagina como será la versión literaria de su vida caballeresca mientras la estamos leyendo a modo de traducción de una historia arcaica, es más, vive la impresión de su historia e incluso comenta la primera 16

parte (revisar los resúmenes de los capítulos). Tal como ya hemos ilustrado en el esquema, los personajes también actúan como narradores y un ejemplo claro lo tenemos en Sancho. No sólo cuenta historias populares que Cervantes va intercalando en la obra para crear una miscelánea, sino que hace la función de vista y oídos de don Quijote al ir a hablar con Dulcinea (aunque en realidad su encuentro fuese hábilmente inventado por el escudero). Es través de Sancho que, tanto el protagonista como el lector, tiene noticias de la muchacha. En otras ocasiones, además, cuenta a otros personajes algunas de las aventuras que han pasado (como por ejemplo en el capítulo en el que comen en casa de Antonio Moreno). • Intención y fuentes. • ¿En qué elementos argumentales se basa la parodia de los libros de caballería? Realiza un retrato de qué es un caballero andante para el autor. Ya desde el inicio de la obra, según las declaraciones del propio autor, El Quijote fue concebido como invectiva contra los libros de caballerías ("todo él es una invectiva contra los libros de caballerías", I, "Prólogo") y ese fue siempre su objetivo principal: "pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna" (II, 24). Con ello, Cervantes se inscribía en la corriente culta de protestas contra la "mal fundada máquina" de los disparates caballerescos, con la diferencia de que su parodia sí terminaría erradicándolos del panorama literario, pese a la ingente difusión que los Amadises, Palmerines o Belianises habían alcanzado durante el XVI. Para lograrlo, constituye un diseño bien estructurado, basado en la locura de su protagonista: ésta ha sido provocada por la lectura de los libros de caballerías, precisamente el objeto de la parodia. Ello le permite sumarse a las denuncias de moda e inscribirse en la abundante literatura del Renacimiento sobre la locura (Erasmo, Elogio de la locura; Huarte, Examen de ingenios; Arisosto, Orlando furioso, etc.). De este modo, en un principio, don Quijote está completamente loco: "se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio" (I, 1), si bien no se trata de una esquizofrenia general, sino más bien de una obsesión por el mundo caballeresco ("tenía buen entendimiento y buen discurso en todas las cosas que trataba, le hubiese perdido tan rematadamente, en tratándole de su negra y pizmienta caballería", I, 38), que deja espacio para la cordura: "no le sacarán del borrador de su locura cuantos médicos y buenos escribanos tiene el mundo: él es un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos" (I, 18). Esto es, Cervantes se ha cuidado mucho, ilustrándose en los tratados médicos de la época, de matizar perfectamente la locura de don Quijote, a fin de utilizarla como le interesa (cabe destacar que la novela empieza cuando Alonso Quijano enloquece y acaba cuando recobra el juicio). El pobre hidalgo, colérico donde los haya, tiene su "imaginativa" trastornada por la lectura de los libros de caballerías y comete dos grandes errores: cree en la verdad de cuantos disparates ha leído y piensa que en su época la caballería andante puede resucitar: "aquel don Quijote de la Mancha, digo, que de nuevo y con mayores ventajas que en los pasados siglos ha resucitado en los presentes la ya olvidada andante caballería" (II, 23). Ello lo convierte, antes que en caballero, en todo un "anacronismo andante", cuyo atuendo y figura no deja de ser objeto de burla: "pusiéronle el balandrán, y en las espaldas, sin que lo viese, le cosieron un pergamino, donde le escribieron con letras grandes: Éste es don Quijote de la Mancha" (II, pág. 62). Pero Cervantes, muy por encima de las burlas, perfiló minuciosamente cada matiz de ese enloquecimiento, para explotarlo novelísticamente. No se trata de una situación estática, sino de un proceso complicadísimo, que no deja de entrañar un "proyecto consciente de vida": la empresa caballeresca se planifica detenidamente y se asume con decisión ("Yo sé quién soy −respondió don Quijote−; y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los Nueve de la Fama" (I, 5); tramada casi racionalmente, la supuesta locura evoluciona de forma lógica (primera salida: se desfigura la realidad; segunda salida: la realidad se acomoda al mundo caballeresco; tercera salida: se asume un mundo encantado 17

por los demás). En definitiva, la demencia no deja de ofrecer perfiles de simple juego socarrón (cuando se mofa de lo caballeresco en la Cueva de Montesinos, por ejemplo) tal como su inventor desvela al final del libro: "Yo, señores, siento que me voy muriendo a toda priesa; déjense burlas aparte" (II, pág. 452). Más que de un caso de locura, parece tratarse de un procedimiento creativo que tiende a ilustrar literariamente el problema de la realidad y de la ficción. De hecho, Cervantes plantea con exquisito cuidado cada uno de los acercamientos de don Quijote a la realidad de Alonso Quijano, de modo que sus continuos equívocos no dependen necesariamente de la demencia (sí en el caso de la primera venta o de los frailes benitos); al contrario, suelen caer frecuentemente dentro de la más prosaica verosimilitud: son las circunstancias (el viento, cuando los molinos; la oscuridad y el ruido, si pensamos en los batanes; etc.), el contexto caballeresco (la estancia con los duques), las malas mañas de los demás (encantamiento de Dulcinea, Clavileño) o el sueño (cueva de Montesinos) los que traicionan la percepción quijotesca de su entorno. Mucho más claramente: la realidad es tratada por el narrador de una forma ilusionista, prismática, como si estuviera contagiado de la misma locura del personaje, de modo que el pobre hidalgo, aquejado de su delirio caballeresco, es una permanente víctima, no más loco que nosotros mismos. Por eso, ante una realidad tan oscilante, no tiene por menos que engañarse, como lo hacemos nosotros mismos en ocasiones (batanes) y como lo hace sistemáticamente Sancho (con la ínsula Barataria). La locura, así, es una estrategia de acercamiento a la realidad, un modo muy original de realismo que sutura perfectamente lo más prosaico a lo más disparatado, mostrando ironía por lo que respeta a los libros de caballerías. Otro punto importante a destacar lo constituye sin duda alguna los personajes: si en los libros de caballería el protagonista era siempre un hombre joven, fuerte, de una habilidad inaudita en el uso de las armas y de una heroicidad casi divina, en El Quijote encontramos la figura opuesta. Este punto se ve claramente a lo largo de la obra, por ejemplo en el capítulo en el que don Quijote no defiende a la dueña de la duquesa cuando se encuentran los dos hablando en su habitación o en su última lucha contra el caballero de la Blanca Luna, en la que caen sin siquiera recibir un golpe él y rocinante. Cervantes humaniza la figura del caballero, haciendo ver al lector aficionado a los libros de caballerías que las hazañas que en ellos se cuentan no son más que fantasías. Si analizamos cualquier libro de caballería de los muchos que se nombran en la obra, veremos que todas las mujeres a las que rendían homenaje los caballeros eran damas de alta cuna y de finos modales, mientras que Cervantes nos presenta a una campesina −concretamente una porquera−, sencilla y humilde (aunque en ningún momento aparece de modo directo en la narración). Para el autor, pues, el caballero andante es una figura del todo anacrónica que debe de ser eliminada de la literatura de su tiempo. De alguna manera, tal como comentábamos anteriormente, pretende establecer las bases de la novela moderna de un modo muy parecido a como la entendemos hoy en día. Cervantes da a entender, a través de las hazañas de don Quijote y de la actitud de la gente, que la sociedad del momento no permite la supervivencia de un estamento que tiene como única función la de combatir cuerpo a cuerpo. Los ejércitos se estaban modernizando, y este hecho contribuyó en buena medida al cambio de mentalidad de la población y al anacronismo de la figura del caballero. Por otro lado considera exageradas las muestras de amor que supuestamente hacían estos personajes a sus damas (en el libro aparece el ejemplo de Amadís de Gaula, que se retiró a la montaña a pensar en su amor, tal como hizo don Quijote −pero de un modo exagerado y paródico, ya que el autor lo presenta como un acto ridículo). • ¿Qué relación existe entre las obras de caballería y El Quijote? Comenta el capítulo de la quema de libros. Los libros de caballerías eran unas narraciones en prosa extensas en líneas generales que relataban las aventuras de un caballero andante, un hombre extraordinario −de fuerza considerable, hábil en el manejo de las armas, incansable en la lucha, valiente− que recorre el ancho mundo enfrentándose a todo tipo de seres, ya 18

sean reales o fantásticos en escenarios exóticos. Basándonos en estos rasgos básicos (tanto del género como del propio protagonista) observamos claramente su total contraposición con el Quijote y la imagen que se da de los libros de caballerías. Partiendo de esta base, explicada más extensamente en el apartado anterior, y después de haber leído los capítulos seleccionados, vemos que el capítulo donde se aprecia mejor la relación entre esta obra y el género de caballería es el de la quema de libros. En este capítulo, mientras don Quijote permanece en cama después de su primera salida, el barbero y el cura entran en la biblioteca del hidalgo para erradicar de raíz la causa de su locura; el Quijote transforma la realidad, pero en ningún momento deja de estar en contacto con ella. Piensa que son los demás quienes no ven lo que deberían, ese es su problema. Observamos que, a la hora de escoger los libros que deben salvarse de las llamas, los dos personajes se centran en la veracidad y el estilo narrativo, de manera que aquellas obras consideradas demasiado fantasiosas (y en definitiva paganas) son destruidas, mientras que las que poseen un alto grado de verosimilitud de contenido (como por ejemplo Tirant lo Blanch, considerada una novela de caballería por la falta de elementos exóticos o fantásticos y cargada de un fino sentido de la ironía) son conservadas. () y en verdad que no sepa determinar cuál de los dos libros es más verdadero, o por decir mejor, menos mentiroso ()¿Ahí está el Florismarte? () pues a fe que ha de parar presto en el corral, a pesar de su extraño nacimiento y soñadas aventuras, que no da lugar a otra cosa la dureza y sequedad de su estilo () Esa oliva que se haga luego rajas y se queme, que aun no queden dellas las cenizas; y esa «palma» de Inglaterra se guarde y se conserve como a cosa única () este libro () tiene autoridad () porque él por sí es muy bueno () y de grandes razones cortesanas y claras, que guardan y miran el decoro del que habla, con mucha propiedad y entendimiento (). ( I pág. 50 y 51). En este sentido vemos que no se hace un escrutinio desde el estricto punto de vista religioso, ya que si hubiese sido así muchas otras obras hubiesen sido quemadas por su carga erótica entre otros aspectos. Un punto importante a destacar es el hecho que, pese a la crítica que Cervantes hace de Amadís a través del comportamiento de don Quijote, pone en boca de sus personajes elogios para el libro, posiblemente por ser una de las obras más leídas en su época: () que éste y Amadís de Gaula queden libres del fuego, y todos los demás, sin hacer más cala y cata, perezcan ( I, pág.51). En definitiva, lo que pretenden los dos personajes es acabar con la locura de don Quijote mediante la destrucción de la procedencia del mal, sin saber que el hidalgo continuará en sus treces hasta poco antes de su muerte (en parte debido a los engaños que preparó la gente de su entorno). 6.Interpretación. 6.1 El texto como colección de reflexiones. Interpretación filosófica. ¿Qué intepretación se le ha atribuido a la figura del Quijote? Relaciona la influencia eramista en la obra cervantina. (Americo Castro). Sin duda Don Quijote de la Mancha ha sido y sigue siendo considerado como uno de los personajes más humanos y entrañables de la literatura castellana, tal como demuestran la cantidad de estudios que se han realizado sobre la obra y más concretamente sobre su locura. A través de su locura don Quijote pretende crear una realidad menos cruel, más justa para aquellos que 19

precisan de la ayuda de la figura del caballero andante, sean del estrato social que sean y teniendo el amor y la justicia como estandartes de su discurso. Se han hecho diversas interpretaciones de esta figura, y en primer lugar destacaremos la que lo sitúa como mito literario, más allá de símbolo. Esta teoría explica como don Quijote forma parte de un juego codificado por la ficción, por unas reglas que se verá obligado a cumplir siempre y por las que entrega su vida entera. Pero la sociedad ha cambiado mucho desde la época en la que los caballeros andantes se paseaban por la geografía ibérica, por lo que sus ideales entran en enfrentamiento directo contra las nuevas ideas sociales. Si los demás no cumplen las reglas del juego, los ideales del caballero nunca se verán cumplidos. Por lo que respeta a Cervantes, autor de la obra, podemos decir que su trayectoria ha sido dividida en dos periodos: el primero estrechamente relacionado con el Renacimiento y la segunda influenciada por la Contrarreforma. En su primera etapa encontramos una fuerte influencia de Erasmo de Rotterdam, máximo representante del Renacimiento que se caracterizaba por una implacable inquietud. Es precisamente esa inquietud la que le permitió abrir su mente a muchas cuestiones, ser erudito e ingenioso y convertirse en el precursor del espíritu moderno. Cabe destacar que sus ideales se movieron siempre dentro de lo ético, ya que pretendía una reforma gradual y pacífica de la Iglesia y de la sociedad civil de manera que se consiguiese una sociedad más humana, donde las personas se pudiesen desarrollar al máximo. Todos los intentos de incluirlo en alguna corriente religiosa (librepensador, católico, protestante) fracasan puesto que da prioridad a su inteligencia y a su cultura sin importarle las consecuencias. En este sentido rechaza cualquier solución dogmática. De este autor podemos destacar Elogio a la locura, obra que podríamos considerar un antecedente del Quijote −puesto que el título ya nos remite a ella− y que constituye un canto a la cultura libre a la vez que una crítica en clave de sátira contra las costumbres retrógradas. En dicho libro el protagonista critica la humanidad viviente clasificándola por edades, por profesiones, por religión, por sexos Demostrando así que la felicidad sólo es posible si está presente la Locura. Desde el punto de vista literario y filosófico la influencia de Erasmo de Rotterdam sobre Cervantes es muy evidente, sobretodo por lo que respeta a la estructura dialógica y los toques de humor que quedan abiertos al optimismo cristiano gracias al compromiso entre fe y razón (sin depender jamás exclusivamente de la fe). Otro aspecto a destacar −por lo que a semejanzas entre Elogio de la locura y El Quijote ser refiere− es la existencia de apariencias de ilusiones y perceptivismos a parte de considerar la realidad algo relativo y elogiar a la locura. Ambos, además, usan la demencia de sus personajes para dotar a sus obras de un trasfondo político y social sin poder ser perseguidos por ningún tribunal religioso (puesto que los personajes, al representar el papel de locos, quedan libres de toda culpa, al igual que sus creadores). Por último decir que en la segunda etapa de Cervantes observamos un cambio importante debido al contexto histórico del momento (el reinado de Felipe II, 1556−1598), en el que la Contrarreforma se convirtió en un repliegue defensivo de la Iglesia católica, instaurando la censura y persiguiendo el ideal eramista. Bibliografía Para la realización del trabajo he consultado diversas páginas en internet a parte de utilizar el material adjunto en el dosier de textos de apoyo correspondiente: • www.rincondelcastellano.es • www.cervantesvirtual.es 20

• www.google.com 16

21

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.