DOS SANTUARIOS ORACULARES EN SIRIA WADI MARTHUN Y BANASRA. I. Peña

DOS SANTUARIOS ORACULARES EN SIRIA WADI MARTHUN Y BANASRA I. Peña Wadi Marthún, villa sacra El 22 de mayo de 1990 visitamos por vez primera Wadi Mar

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DOS SANTUARIOS ORACULARES EN SIRIA WADI MARTHUN Y BANASRA

I. Peña

Wadi Marthún, villa sacra El 22 de mayo de 1990 visitamos por vez primera Wadi Marthún, sitio arqueológico de la época romano-bizantina, situado a 6 kms al suroeste de Al-Bara, en la región del Jébel Zawíe, norte de Siria. Wadi Marthún está hoy totalmente abandonado. Se llega por una estrecha carretera, asfaltada hace sólo unos años. La dificultad de acceso ha hecho que Wadi Marthún no haya sido visitado por los estudiosos de la antigüedad. La única mención que tenemos del sitio se la debemos al jesuita J. Mattern, quien describe sumariamente uno de los edificios monumentales del poblado para terminar con estas lacónicas palabras: “Au-dessous, de falaises creusées de grottes et de sepulcres”1. La finalidad de nuestra visita no era otra que la de estudiar un bajorrelieve representando un caballero esculpido en una de las paredes rocosas del wadi. El cristiano de Alepo que nos lo había señalado creía haber localizado en Wadi Marthún la figura de Mar Georgios, San Jorge. Efectivamente, en la extremidad oriental del wadi o torrentera, que costea las ruinas del poblado bizantino, se halla un bajorrelieve muy erosionado por el tiempo, representando, en primer plano, un personaje a pie, de 1,53 m de alto. Está vestido de loriga y con la mano izquierda tiene agarrada la brida. Detrás, su caballo de 1,83 m de la cabeza a la cola. Caballero y caballo miran al espectador. En la parte superior del cuadro dos águilas llevan en el pico una corona. Se trata, sin duda, de una representación funeraria. Según la creencia siria el águila era la encargada de llevar al cielo las almas de los difuntos2. No hemos encontrado la tumba del caballero, que hay que buscarla en la parte inferior de la pared rocosa,

1. J. Mattern, Les Villes Mortes de la Haute Syrie, Beyrouth 1944, 35-36. 2. S. Ronzevalle, “L’aigle funéraire en Syrie”, MFO [Extrait du tome V2], Beyrouth 1912,

V, 2, 6. LA 43 (1993) 387-401; Lám. 29-32

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cubierta hoy por una espesa masa de tierra roja arrastrada de la montaña por las lluvias. Teniendo en cuenta la actitud estática de las figuras y su posición en la escena, así como la ausencia de movimiento y de finura en la expresión de las imágenes, creemos que se trata de un bajorrelieve hecho por un artista local, marcado por influencias persas. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando, remontando el curso del wadi, descubrimos las ruinas, algunas en buen estado de conservación, de un poblado de la época bizantina con sus viviendas en piedra, su basílica en el centro y varios edificios de utilidad pública. Siguiendo el curso del wadi observamos a uno y otro lado un grandioso complejo de grutas excavadas en las paredes rocosas. No eran grutas ordinarias. ¿Qué misterios encerraban?… Más arriba, un esperonte rocoso divide en dos la torrentera y sobre la cima se eleva un alto recinto de piedra tallada que aparece desde lejos como un castillo. No es difícil subir a la cima. Ya dentro del recinto lo primero que llama la atención es una roca aislada, tallada en forma de zigurat, ejemplar único en Siria. ¿Qué finalidad tenía? Tratamos de responder en las siguientes líneas.

El enigma del zigurat Con el fin de esclarecer el enigma del zigurat y de las grutas visitamos de nuevo el sitio los días l. V. 1992, 4. V. 1992 y 23. IV. 1993. De nuestra inspección in situ resulta que la cima del esperonte fue allanada artificialmente con el fin de formar una explanada irregular de 18, 20 m de E-O, por 16,70 m de N-S, destinada a ceremonias de culto. En el interior del recinto, que limita la explanada por sus cuatro lados, se sitúa un bloque monolítico rectangular en forma escalonada. Dispuesto de N-S, mide 8,24 m de largo por 6,35 de ancho en la base y 4,30 de alto. Los siete escalones en el lado oeste nos evocan los zigurats cultuales de la llanura mesopotámica. La cima parece que originalmente fue plana; hoy está desfigurada por los martillazos asestados por manos iconoclastas. Se trata, evidentemente, de un elemento sacro de la antigua religión semita. La forma escalonada del bloque nos hace pensar que el monolito sirvió de altar para los sacrificios cruentos. En efecto, a media altura, en el lado oeste, hay dos pequeñas plataformas – la mayor mide2,30 m de larga por 1,20 de ancha –, en las que probablemente los sacerdotes se colocaban para ofrecer los sacrificios. El monolito sacro no está situado en el centro de la explanada sino en el lado oriental, lo que supone que los sacerdotes

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miraban en dirección del sol naciente durante los sacrificios. Es interesante señalar que el Museo de Louvre conserva un Sit shamshi (Salida del sol), exvoto de bronce procedente de Susa, del siglo XII a. C., representando una escena de culto al alba. Un personaje con las manos extendidas recibe agua para las abluciones. A sus lados, dos minúsculos zigurats, una mesa para las ofrendas y varios vasos sagrados. El rito está relacionado con los usos religiosos semitas celebrados en los lugares altos. En fin, cabe subrayar que un altar en forma de zigurat se encuentra en el naos del templo de Hosn Soleimán, en la montaña alawita siria.

El recinto sacro del lugar alto A la explanada del lugar alto se accede por dos entradas: la principal al norte a la que se llegaba probablemente, visto el declive del terreno, por una escalinata de la que no quedan rastros visibles; la otra, reservada a los encargados del culto, al este. En el interior del recinto sacro llaman la atención dos grutas excavadas en la pared rocosa. La del sur, de 2,10 m de profundidad y 2,90 de altura, tiene entrada en forma de arco y en su interior hay una concavidad para recibir una lámpara. No hay señales de haber tenido puerta. Esto supone que estaba permanentemente en comunicación con la explanada y el zigurat. La segunda gruta, al oeste, con puerta rectangular, guarda en su interior varios elementos cuya finalidad no es fácil precisar: dos especies de abrevaderos a los que llegaba el agua filtrada de las paredes rocosas por medio de un canal, una pila circular excavada en el pavimento rocoso y cuatro asas pétreas de forma curva, abiertas en la roca. La entrada tiene señales de haber tenido puerta con fuerte cerradura. Al nivel del suelo se abre un ventanuco, hoy agrandado por los pastores de la zona. De estos elementos se deduce que la gruta estaba generalmente cerrada con llave y el ventanuco era el solo medio para comunicarse con el exterior. Encima de la gruta hay un edificio con dos amplias habitaciones, hechas con hermosos sillares, comunicadas entre sí por una puerta. Las ventanas dan a la explanada. Podrían haber servido de residencia de los servidores del lugar alto. En la planta baja de un tercer edificio, situado en el ángulo noroeste de la explanada, hay una cavidad circular excavada en la roca, de 1, 70 m de profundidad y 0,75 de diámetro, con señales de haber estado cubierta por una tapadera. Por su situación y por el hecho de estar coronada por un arco descansando sobre dos columnas en bajorrelieve creemos que en ella se guardaba el aceite sacro que los devotos del santuario ofrecían a la

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divinidad como exvoto, uso que se conserva todavía hoy en los santuarios sirios. Hemos hallado cavidades circulares como ésta en el lugar alto de Banasra, del que trataremos a continuación, y en las capillas monásticas de Borj el-Mu‘allaq en el Jébel Baricha, de Kusik en el mismo Jébel, y de Qasr Bent el-Malek, monasterio rupestre en la orilla derecha del río Orontes que probablemente ha sucedido a un lugar alto pagano. Fuera de la explanada se hallan instalaciones para la extracción del aceite de oliva, probablemente propiedad del santuario, varias cisternas y una necrópolis que remonta a la época romano-bizantina. Es sabido que los devotos de la divinidad solían elegir el descanso eterno a la sombra de los santarios célebres, la depositio ad sanctos. A unos 150 metros del santuario, dirección noroeste, se encuentra en el lado izquierdo del wadi un sepulcro excavado en la roca, ornado con un bajorrelieve del difunto – de 1, 25 m de alto – con inscripción griega erosionada por las injurias del tiempo.

Un segundo lugar alto: Tubán En la vertiente izquierda del wadi, aproximadamente en el centro del complejo de grutas, se alzan, sobre la cima de un cerro conocido con el nombre de Tubán, cimientos medio tallados en la roca de un edificio alargado dispuesto de S-N con amplio patio al este. El edificio, construido con grandes bloques regulares ensamblados en seco, está compuesto de dos salas y un vestíbulo, según la clásica división tripartita de los lugares de culto semita. La sala del sur, un cuadrado de 5 m de lado – medidas interiores – , comunica por una puerta con su antesala, de 5,40 m de largo por 5 de ancho. Ésta se abre, a su vez, a un vestíbulo hipetro, al norte, medio tallado en la roca, de 6,65 m de largo por 5 de ancho. Del ambiente hipetro se pasa a un patio, de forma casi rectangular de 27 m de largo por 14 de ancho. Dentro del patio, allanado artificialmente, hay una gruta del mismo tipo de las mencionadas en la explanada del zigurat, y dos sepulcros. Por su situación en un altozano, así como por su disposición, opinamos que el edificio alargado es un lugar alto semita. En los alrededores se encuentra una necrópolis con sarcófagos de las épocas romana y bizantina, algunos con tapadera en acrotera. Varios hipogeos de la época romana tienen grabadas cruces, señal de la posterior conversión de la familia al cristianismo.

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El enigma de las grutas El componente más enigmático de Wadi Marthún es, sin duda, la presencia de 29 grutas excavadas en las paredes rocosas del wadi y alineadas a ambos lados de la torrentera. Comienzan a unas decenas de metros del lugar alto con zigurat para terminar en la última casa del poblado bizantino. Todas presentan los mismos elementos. Sólo cambian las dimensiones. Hay grutas de capacidad media, como la situada a unos 200 m del zigurat, orilla derecha del wadi. Mide 9,80 m de larga, 6,50 de ancha y 3 de alta. Está dotada de dos puertas al norte. Las hay más grandes, como la ubicada más abajo, al lado izquierdo del wadi, con 40 m de larga por una media de 8 de ancha. Está dividida en seis ambientes comunicados entre sí, pero cada ambiente goza de ingreso independiente. Hay grutas dobles y triples, es decir, situadas a niveles diferentes, comunicadas entre sí por medio de pasadizos interiores. Las características comunes de estas grutas son: l El interior cuidadosamente tallado a escuadra, lo que excluye que hayan sido cortadas con una finalidad simplemente utilitaria. 2 Tienen puertas con señales de haber tenido fuertes cerrojos. Varias grutas están provistas de ventanucos al lado de la puerta, horadados en la pared rocosa, lo que hace suponer que estaban habitadas por personas que permanecían enclaustradas, al menos, por un cierto tiempo. Es significativo observar la semejanza de estos ventanucos con los hallados en algunos reclusorios de monjes que se daban a la pura contemplación en la misma región3. 3 En el interior se hallan pequeñas hornacinas probablemente para recibir las lámparas. Todas las grutas tienen uno o varios nichos, cuadrados o rectangulares, cuya finalidad exacta ignoramos –¿para colocar objetos de uso común? ¿depositar ofrendas? ¿colocar la imagen del dios protector y salutífero?–. Asimismo, las grutas están dotadas de dos, tres y hasta doce asas pétreas horadadas en la roca, cuya finalidad es un enigma. 4 En las paredes de las grutas han sido talladas hendiduras en forma de canales. Parece que no han tenido otro objeto que el de recoger el agua filtrada de las paredes y conducirla a una pila o a una especie de abrevadero tallados en la roca. Las pilas se hallan a ras de tierra, mientras que los

3. I. Peña - P. Castellana - R. Fernández, Les Reclus Syriens (SBF Collectio Minor 23),

Milano 1980, 61-62.

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abrevaderos a unos centímetros elevados del suelo. La presencia de canales y pilas suponen una persistente humedad ambiental y excluyen, por tanto, que las grutas hayan servido de habitación familiar. 5 Están precedidas de un patio, generalmente amplio. El patio estándar mide 20x17 m. Para acceder a la gruta, por consiguiente, hay que pasar por un patio delimitado por muros hechos con piedra labrada. Algunos conservan la puerta monumental que los comunicaba con la vía pública, en el fondo del wadi.

La finalidad religiosa de las grutas ¿Qué finalidad tenían las grutas de Wadi Marthún? Debemos excluir, ante todo, una finalidad funeraria, por no hallarse en ellas sarcófagos, ni tumbas, ni inscripciones funerarias. No eran tampoco reclusorios de monjes, ya que no se encuentran capillas, ni monasterios en sus alrededores. Ni fueron excavadas como vivienda de trogloditas, pues es difícil explicar la ausencia de dependencias agrícolas y almazaras. Además, varias grutas tienen acceso difícil, lo que no conviene a viviendas rurales. Ni servían de almazaras, pues carecen de aquellos elementos de tipo industrial que encontramos en las grutas destinadas a este fin, por ejemplo, las grutas-almazaras de Kherbet Rumán en el Jébel el-A‘la4. Es harto probable que las grutas de Wadi Marthún fueron talladas con una finalidad esencialmente religiosa, es decir, como dependencias cultuales de los dos lugares altos y, por consiguiente, toda la zona que ocupaban era considerada sacra. Es bien sabido que el temenos de los santuarios semitas podía englobar una vasta superficie de terreno, más allá de los estrechos límites en torno al altar. Podía comprender, por ejemplo, toda una montaña (Ex 19,12). Por otra parte, las grutas del wadi son réplica exacta, por su forma, disposición interna y elementos arquitectónicos, de las grutas situadas en la explanada de los dos lugares altos. Si, debido a su situación, sacras eran éstas, es de suponer que igualmente lo eran aquéllas. Por los datos arqueológicos se deduce que estamos ante grutas destinadas a la incubatio, grutas oraculares y, acaso también, grutas-sanatorios. Eran

4. I. Peña - P. Castellana - R. Fernández, Inventaire du Jébel el-A‘la (SBF Collectio Minor

31), Jerusalem 1990, 22, 156.

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formas arcaicas de culto que encontramos en los santuarios paganos de la antigüedad. Según me ha comunicado el P. Pasquale Castellana, los elementos que se hallan en las grutas de Wadi Marthún: nichos, asas pétreas, absidiolas, pilas para la recogida de agua, se encuentran en la gruta del santuario pagano de la sibila de Cumas, en la Campania romana. Cumas era, en efecto, un célebre santuario oracular. La incubatio era un rito oficial, litúrgico, destinado a obtener sueños mediante los cuales se interpretaba la voluntad divina. Era creencia general que Dios se comunicaba con los hombres a través de los sueños. El rito pagano de la incubatio pasó al cristianismo5. En los santuarios donde se practicaba el rito había habitaciones o amplios pórticos destinados a este fin. Así, una matrona llamada Sergia practicaba la incubatio con su hijo enfermo en una habitación situada junto a las reliquias del santo mártir Artemio6. Respecto a los oráculos, los principales santuarios paganos de la antigüedad tenían salas oraculares. En Siria conocemos los templos oraculares de Apolo en Dafne (Strab. XVI, 2, 6), Zeus Belos en Apamea (Dio Cass., LXXVII, 8.40), Zeus Helios en Hierápolis (Macrob., Sat., I, 23, 13-15), Zeus Cassios al norte de Ugarit (Strab. XVI, 1, 1. 2) y Zeus Kikephoros en Nikephorion-Raqqa (Spart., Hadr., 2). Es necesario observar que el rito de los oráculos no estaba reglamentado. Cada divinidad determinaba los procedimientos que debían seguirse para obtener sueños, revelaciones y oráculos. De aquí que no se puedan aplicar leyes generales y, como resultado, los oráculos están rodeados por un espeso velo de misterio. Se sabe que las grutas situadas dentro del períbolos del santuario eran lugares idóneos para la obtención de oráculos, ya que el contacto directo con la madre tierra era un requisito básico para entrar en comunicación con la divinidad. El aditon del templo de Apolo en Claros, al norte de Efeso, era una gruta subterránea7. Otra gruta oracular la encontramos en el santuario de Cesarea-Paneas. Aquí un tal Agripa recibió en sueños, en el año

5. Peña - Castellana - Fernández, Les Reclus Syriens, 57-58. 6. H. Delehaye, “Recueils antiques de miracles des saints”, AB (1925) 34-35 7. Tacito, Annales, II, 54.

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222 de nuestra era, un oráculo de la divinidad y, como reconocimiento, ofreció al santuario una estatua de Echo8. Tito Livio (XLV, 27) habla del general romano Pablo Emilio quien viajó al templo de Lebadea-Livadia para consultar a la divinidad en la caverna oracular de Trofonio. En efecto, la caverna de Trofonio era uno de los oráculos más famosos del mundo griego de tal manera que tenía una sucursal en Siria. Una curiosa inscripción griega hallada en el pueblo sirio de Khereibe, a 30 kms al noreste de Isreye-Seriane, nos habla de una caverna donde se manifestaba el oráculo de Trofonio venerado en Lebadea9. Las grutas de Wadi Marthún, ¿han servido para fines terapéuticos, es decir, para encadenar epilépticos, poseídos del demonio y otras enfermedades convulsivas en espera de curación? No excluimos esta posibilidad. La presencia de asas pétreas podrían confirmar esta hipótesis. En efecto, el uso de encadenar enfermos era frecuente en el Oriente antiguo. Por las fuentes literarias cristianas conocemos el uso generalizado de este procedimiento en los santuarios. El santuario de S. Tito, por ejemplo, estaba provisto de esposas para encadenar a los poseídos del demonio10. En la vida de Jacobo Baradeo se narra lo que le sucedió a un monje que, creyéndosele poseído del demonio, sus compañeros le ataron al sepulcro de Jacobo Baradeo con la esperanza de verle liberado del espíritu inmundo11. No excluimos que las asas pétreas hayan servido para recibir tabletas votivas en las que se escribían las curaciones obtenidas, según uso en los santuarios paganos, como en el de los “grandes dioses” de Samotracia, según cuenta Diógenes el Cínico12. Por medio de la incubatio, los oráculos, el enclaustramiento, los santuarios aseguraban una función terapéutica tan eficaz como la medicina antigua. De aquí la aceptación generalizada de estos métodos relacionados con lo sacro. La sala para la incubatio del santuario de Asclepio, al sur de

8. W. H. Waddington, Inscriptions grecques et latines de la Syrie, Roma 1968, 1894. 9. R. Mouterde - A. Poidebard, Le limes de Chalcis, Paris 1945, 216. 10. “Vita S. Titi”, Biblioth. Hagiograph. Graeca, 1850, rec. A, ll; AB, 79, 251. 11. M.- A. Kugerer, “Récit de Mar Cyriaque racontant comment le corps de Jacques Baradée fut enlevé au couvent de Cassion et transporté au couvent de Phesilta”, ROC 7 (1902) 196-207. En el santuario de S. Jorge en Lida se ataban a los epilépticos, hasta finales de los años veinte, con cadenas. Las “cadenas de S. Jorge” están suspendidas hoy en una de las columnas de la iglesia (Tierra Santa, Jerusalén) marzo-abril 1988, 82). 12. J. Leipoldt - W. Grundmann, El mundo del Nuevo Testamento, Madrid 1973, I, 76-79.

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Epidauro, en Grecia, tenía una altura de dos pisos y una longitad de 60 metros. Aquí las personas podían practicar la incubatio y quedar sanas por efecto de la autosugestión. Como remedio se prescribía el ayuno13.

La diosa siria de las aguas El ayuno junto con los baños rituales y el sacrificio de animales eran algunas de las ceremonias preparatorias para lograr sueños, oráculos, revelaciones y curaciones. La abstención de alimentos provocaba, según la creencia de los antiguos, sueños, visiones y alucinaciones. En algunos templos oraculares y templos-sanatorios el consultante quedaba en la gruta sin alimentos hasta tener alucinaciones. Refiere Estrabón que en la cueva de Acharaca los enfermos permanecían varios días sin alimentos: “Los sacerdotes llevan a los enfermos al antro, les cierran como en una madriguera, les obligan a estar tranquilos y les dejan varios días sin comer”14. Con el fin de estimular los sueños y visiones se usaban determinadas plantas o productos derivados de ellas como estupefacientes y fumigaciones. En el templo oracular de Efira, Grecia, se han descubierto trozos negruzcos de hachís que los consultantes consumían para entrar en un estado que favorecía el sueño15. El agua era otro elemento capaz de producir la inspiración oracular. En la Grecia pagana los manantiales, los antros y las grutas eran sitios idóneos donde se rendía culto a las ninfas, pues se consideraban estas divinidades como autoras de inspiración16. En el templo de Delfos la Pitia bebía un sorbo de agua para adquirir el don del oráculo. Con este fin solían tener los santuarios un manantial o estanque acreditado por sus virtudes milagrosas. Tácito describe en sus Annales (II,54) el oráculo de Apolo en Claros con estos términos: “No reside allí mujer, como en Delfos, sino sacerdotes de ciertos linajes particulares, ordinariamente de Mileto, el cual tomando el número y el nombre de los consultantes, entrado en la gruta y bebida el

13. Ph. Vandenberg, El secreto de los oráculos, Barcelona 1991, 22. 14. A. Maury, Histoire des religions de la Grèce antique, Paris 1857, II, 493; Strabon, Voy. XIX. 15. Vandenberg, El secreto de los oráculos, 22. 16. Maury, Histoire des religions, 474.

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agua de cierta fuente, si bien es de ordinario hombre sin letras y ciencia de poesía, da las respuestas en versos formados sobre el concepto que otros tienen en la imaginación”. También los cananeos reconocían en los manantiales que fecundaban la tierra manifestaciones de la presencia divina17. En Siria eran célebres el manantial sacro de Palmira, el estanque de Atargatis, la diosa de las aguas, la lluvia y la fertilidad, en Hierápolis, y la fuente de Afqa en Fenicia. Estos usos fueron cristianizados en el período bizantino. Así, en el santuario de S. Menas en Egipto un grafito invita a beber el agua de la fuente santa: “Bebe el agua maravillosa de Menas y el dolor desaparecerá”. Recordemos que en nuestras grutas hay pequeñas pilas circulares para recoger el agua filtrada de las paredes18. Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿qué divinidad se invocaba en Wadi Marthún? Los datos literarios así como los epigráficos nada nos dicen a este respecto. No excluimos un culto a la diosa siria Atargatis cuyo santuario principal se encontraba en la “ciudad santa” de Hierápolis-Menbej y cuyo culto estaba extendido por toda la Siria romana. Es interesante notar que a cinco kilómetros al nordeste se halla el antiguo pueblo de Beliún, nombre teóforo: Casa de Elion, donde con toda probabilidad se daba culto a este dios cananeo. Wadi Marthún está unido a Beliún por una antigua vía de 3,80 m de ancha que sigue el curso del wadi.

La villa bizantina En la orilla derecha de la torrentera se sitúa la villa bizantina de Wadi Marthún. Estaba constituida por 15 viviendas de las que se conservan restos arqueológicos, una basílica y cinco hospederías monumentales, todo en buen estado. Nos sorprende la situación del poblado, construido en una hondonada carente de panorama, cuando a unas decenas de metros más arriba se halla una llanura de amplios horizontes. La razón es que el poblado existía en función de los santuarios.

17. R. De Vaux, Les institutions de l’Ancien Testament, Paris 1960, II, 144. 18. La tradición del agua como elemento terapéutico se ha perpetuado hasta nuestros días en Siria. En el santuario de Santa Tecla en Ma‘lula hay una gruta sacra de cuyo techo cae, gota a gota, agua a una cavidad excavada en el suelo. Los devotos de la Santa creen que el líquido posee virtudes terapéuticas.

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Las viviendas son edificios de planta rectangular, constituidas por planta baja y piso con amplios ventanales. Los sillares, de piedra calcárea de buen corte en bloques regulares, atestiguan la prosperidad que reinaba en la localidad. Ésta carece casi por completo de almazaras, silos y piedras para moler los cereales, prueba de que sus habitantes vivían esencialmente de las actividades relacionadas con los peregrinos. La mayoría de las viviendas tienen la cruz esculpida o grabada en el dintel de la puerta. La basílica está formada por tres naves separadas por pilastras y rematada en ábside semicircular. Mide 16,85x11,35 m. El ábside está flanqueado, al sur, por un bautisterio, de 3,10x2, 61 m, y al norte por un edificio rectangular de 7,00 m de largo por 2,85 de ancho, formado por una planta baja – el diaconicón – y un piso – ¿sala para la incubatio? ¿habitación para el guardián del santuario? –. Las fachadas meridional y septentrional tenían pórticos sostenidos por columnas. La basílica tiene acceso por tres puertas ubicadas al sur, al oeste y al norte. Delante de la fachada oeste hay una columna de 1,07 m de diámetro de la que se conserva un trozo de 1,40 m de altura. Esta columna, que arquitectónicamente no tiene sentido utilitario, nos evoca a las existentes ante la entrada de los templos del paganismo sirio o a los obeliscos egipcios. Dentro de la basílica se guarda una pila monolítica de 0,80 m de diámetro que, seguramente, servía para las abluciones rituales, elemento cultual que encontramos con relativa frecuencia en las iglesias sirias de la misma época. La parte inferior de la basílica ha sido tallada en la roca viva y la primera fila de sillares está formada por bloques ciclópeos. Uno de ellos mide 2,70 m de largo, l,40 de alto y 0,45 de espesor. Fuera de la basílica, lado sudoriental, se observan cimientos de tres ambientes. Eran dependencias eclesiásticas, acaso una hospedería.

Las hospederías Están situadas las hospederías en el lado occidental del poblado, formando un “complejo turístico”. Todas presentan idénticas características arquitectónicas: nobles edificios rectangulares constituidos por planta baja y piso, con vasto patio ante la fachada principal. Hay patios de 30x25 m y de 40x20 m. En el centro del patio está excavada una cisterna alimentada por las aguas pluviales de los tejados. Protegidas del polvo y de la evaporación por largas lastras que las cubren totalmente, las cisternas miden una media de 8,00 m de largo, 3,00 de ancho y 4,00 de profundidad. Los dinteles de las puertas están ornados con cruces y rosetones esculpidos con gran

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perfección técnica. En las paredes exteriores de las hospederías hay grafitos representando la cruz en sus diferentes formas, lo que supone el paso de peregrinos cristianos. Es sabido que junto a los grandes santuarios de la antigüedad, tanto paganos como cristianos, había hospederías para recibir a los visitantes que llegaban de lejos y a los enfermos que pasaban temporadas a la sombra del santuario con el fin de verse libres de sus dolencias. El santuario central de Asclepio en Grecia era una especie de sanatorio para enfermos y tenía una hospedería-hospital de 150 camas19. En el santuario oracular de Anfiano, en Atica, se practicaba la incubatio y dentro del recinto sacro había hospederías para peregrinos20. Asimismo, en los centros de peregrinación de la Siria cristiana encontramos hospederías al lado de los santuarios21.

Una segunda villa sacra: Banasra Banasra, poblado de la época romano-bizantina, hoy abandonado, se encuentra a 4 kms al nordeste de Derkush, en el Jébel Wastani. No es fácil llegar a sus ruinas, dado que están comunicadas con el mundo exterior por un tortuoso sendero abierto entre la espesura de la montaña. Hoy el gobierno está abriendo una carretera asfaltada que facilitará el acceso a este importante centro arqueológico. En efecto, Banasra es un importante complejo religioso formado por dos lugares altos semitas, varias grutas cultuales, dos basílicas gemelas y, al menos, dos hospederías. La parte más antigua de la localidad está ocupada por dos lugares altos de la época prerromana, situados en la cima de un cerro. Están separados por una distancia de unos 70 m. El lugar alto llamado Shir en-Nafesh, el primero que se encuentra viniendo del sendero de Ma‘rata, está constituido por tres ambientes semi-tallados en la roca, a los que se accede por dos escalinatas , una al sur, la otra al oeste. El segundo lugar alto, llamado por los pastores de los alrededores Umm el-Qal‘a, a causa de su semejanza con un castillo, está formado por un ambiente principal hipetro, de planta

19. Vandenberg, El secreto de los oráculos, 241. 20. Vandenberg, El secreto de los oráculos, 237. 21. I. Peña - P. Castellana - R. Fernández, Les Cénobites Syriens (SBF Collectio Minor 28),

Milano 1988, 41-42.

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rectangular, buena parte de él tallado en la roca. Mide cerca de 7,00 m de largo, 3,00 de ancho y 4,50 de alto. Tiene acceso por dos puertas, al norte y al oeste. Adosado a este ambiente principal hay dos secundarios. El situado al suroeste, en la parte baja, tiene la particularidad de guardar una cavidad circular excavada en la roca, de 0,92 m de diámetro. Estaba destinada, sin duda alguna, a recibir el aceite ofrecido por los devotos de la divinidad. A ambos lados hay cuatro nichos probablemente destinados a recibir ofrendas. En la cima del cerro sacro se ven almazaras y grandes cisternas, seguramente para el mantenimiento del culto. En las laderas del cerro se sitúan unas 15 grutas, réplicas de las ya estudiadas en Wadi Marthún. Cada gruta está precedida de su patio con muros hechos de sólidos bloques ensamblados en seco. En el interior se encuentran nichos, asas pétreas, canales para la conducción del agua filtrada de las paredes y ventanucos al lado de las puertas. Todo cuidadosamente labrado en la roca. El poblado de Banasra está formado por varias decenas de casas de la época romano-bizantina, en mal estado de conservación. De la mayoría sólo quedan los cimientos. El emplazamiento de Banasra es desfavorable para el desarrollo normal de la vida rural, pues se encuentra en una cuenca sin horizontes, situación que no se explica sino es en función de los santuarios prerromanos y después cristianos. Al este del poblado se sitúa un grandioso complejo eclesiástico formado por dos basílicas gemelas, separadas por un patio de 13,50 m de ancho, y dos hospederías. La iglesia norte – 18,55x13,20 m – tiene tres naves separadas por columnas. Está rematada en ábside semicircular, flanqueada por dos salas. La meridional o capilla de los mártires conserva un relicario doble con tapadera rematada en acrotera. La basílica tiene la particularidad de poseer columnas coronadas por capiteles dobles. Caso raro en Siria. La basílica del sur, igualmente de tres naves separadas por columnas y ábside semicircular, es más amplia que la anterior: 20,40x12,50 m. El pavimento está ornado de mosaicos policromos, con bema en el centro de la nave central. El ábside está flanqueado por dos salas. La del sur está rematada en absidiola saliente semicircular. El complejo eclesiástico era centro de peregrinaciones atestado por la riqueza ornamental de los edificios, la presencia de grafitos en los muros y

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la existencia de dos grandes hospederías. Efectivamente, a unos 10 metros al sur de la basílica del sur se encuentra un noble edificio rectangular, dispuesto de E-O y precedido de un patio. Se trata de un xenodokíon construido con bloques de mediano y gran aparejo. Uno de los sillares mide 1,35xl,10 m y 0,45 de espesor. La segunda hospedería, del siglo VI, se sitúa al oeste de la basílica del sur. Está constituida por planta baja y piso, con dos puertas en la fachada occidental, una de ellas mide 1,90 m de anchura. Estaba concebida, por tanto, para la entrada de carruajes. En torno al poblado se encuentran varios sarcófagos de acrotera y bellos hipogeos, unos de puro estilo pagano, los más ornados de cruces y símbolos cristianos.

El cristianismo no paralizó las peregrinaciones Los sitios paganos de Wadi Marthún y Banasra no desaparecieron con el triunfo del cristianismo sino que siguieron prosperando y, lo que es más extraño, recibiendo peregrinos en el período cristiano-bizantino. Lo prueban las cinco hospederías levantadas en Wadi Marthún en la época bizantina y, al menos una, en Banasra. En Wadi Marthún, concretamente, fue cristianizado el lugar alto del zigurat. Lo confirma una inscripción griega esculpida en el dintel caído de una puerta, donde se lee la clásica invocación a Jesús: “Kyrie, boethé…”, y a unos metros yace un capitel en el que está esculpida una cruz. Era práctica común en esa época de cristianizar los templos del paganismo22. Respecto a los dos lugares altos de Banasra no tenemos pruebas seguras de que fuesen adaptados al culto cristiano. Probablemente fueron abandonados por falta de adoradores. Sin embargo, la presencia de un importante complejo eclesiástico, centro de peregrinaciones, supone que la Iglesia local intentó con este medio, y parece que lo consiguió, contrarrestar la influencia de los dioses ancestrales. Ultimo dato en tener en cuenta es el hallazgo en abril de 1993 de un tercer grupo de grutas, aparentemente sacras, en ‘Ain es-Sokhne, a 3 kms

22. Peña - Castellana - Fernández, Les Reclus Syriens, 34; Les Cénobites Syriens, 241, 260.

Basta recordar el célebre santuario salutífero de Isis en Menuthis. Con el triunfo del cristianismo fue transformado en santuario de los mártires taumaturgos Ciro y Juan. Allí llegaban enfermos de todo Egipto en busca de curación (L. Deubner, De incubatione, Leipzig 1900, 80-96).

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al sur de Derkush, en la orilla izquierda del Orontes. El complejo cultual pagano comprende tres grutas. La mayor mide 20 m de largo – con seis ingresos – por 7 de ancho. En su interior se encuentran los mismos elementos cultuales que hemos hallado en las grutas de Wadi Marthún y Banasra. Asimismo, alrededor de las rutas se extiende una necrópolis romana de los siglos II-III de nuestra era. Comprende, al menos, l2 hipogeos familiares excavados en la ladera de la monaña. Tienen la particularidad de guardar las figuras de los difuntos en bajorrelieve, o los distintivos militares de los colonos romanos, “veterani emeriti”, junto con inscripciones en griego. Este hallazgo, que requiere un estudio detallado, viene a confirmar el carácter sacro de las grutas anteriormente estudiadas. Ignacio Peña, ofm Custodia de Tierra Santa, Jerusalén

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