1. MANIFIESTO DE SAN PABLO

1. MANIFIESTO DE SAN PABLO Con ocasión de la XV ASAMBLEA GENERAL DE ICOMOS BRASIL, celebrada en el Museo Brasileño de Escultura de San Pablo, entre el
Author:  Adolfo Luna Franco

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1. MANIFIESTO DE SAN PABLO Con ocasión de la XV ASAMBLEA GENERAL DE ICOMOS BRASIL, celebrada en el Museo Brasileño de Escultura de San Pablo, entre el 10 y el 12 de marzo de 2006, los miembros brasileños y los invitados de los Comités Nacionales de Argentina, España, Italia, México y Portugal reflexionaron sobre las propuestas incluidas en la llamada “Declaración de XI’AN”. Los resultados de esta deliberación se reflejan en las siguientes consideraciones que, a modo de recomendaciones, se dirijen al Comité Ejecutivo internacional de ICOMOS y a los miembros de su Buró:

2.

Introducción

La ciudad de San Pablo, fundada por los Jesuitas en 1554, fue el primer hito de la colonización portuguesa fuera de la región costera, y su terreno urbano perteneció durante siglos a las órdenes religiosas que sucedieron a la Compañía de Jesús y que construyeron sus conventos y barrios adyacentes: San Francisco, San Benito, Carmelitas y, aproximadamente, un centenar de parroquias regentadas por el clero secular. La población colonial fue el punto de partida de las Partidas y Expediciones organizadas por los Paulistas, como primeros brasileños y pioneros de la conquista del vasto territorio nacional. Hasta que en 1830 surgieron las plantaciones de café, organizadas en grandes haciendas, fue una pequeña ciudad cuya única actividad académica giró en torno a los estudiantes del Colegio de DERECHO situado en la Plaza de San Francisco. A comienzos del pasado siglo, la acumulación de riqueza procedente de la comercialización internacional del café, unida al espíritu ahorrador de los Paulistas, dio lugar a la industrialización que transformó San Pablo en el centro industrial más importante de América Latina. En el siglo veinte algunas ideas “desarrollistas” asociadas al concepto de progreso produjeron la destrucción de los testimonios históricos, sociales y urbanos y dieron paso a la megalópolis contemporánea. Situada en un área geográfica de empinadas colinas, atravesada por tres ríos[1], sus afluentes y riachuelos comenzaron a configurar los violentos contrastes de nuestros días, determinando que la reflexión y la preocupación de los profesionales del área patrimonial gire en torno a dos polos contrapuestos, como son la riqueza y la miseria extrema. La periferia, que cuenta actualmente con 7.100.000 habitantes, representa el 48% de un total de 16.383.000, de los que una parte vive en aproximadamente 1.900.000 viviendas precarias (barracos) de aglomeraciones peligrosas e insalubres (favelas). Sólo un 13% habita en barriadas adecuadamente urbanizadas, algunas de ellas de alta calidad, lo que acentúa una diferencia entre clases sociales que va desde una gran riqueza hasta una extrema pobreza. El hecho de celebrar la XV Asamblea General y las Elecciones de ICOMOS Brasil en la ciudad de San Pablo, junto a la Mesa Redonda Internacional sobre PROPUESTAS DE GESTIÓN DEL PATRIMONIO MATERIAL E INMATERIAL EN LA ACTUALIDAD: ACCIÓN PÚBLICA Y DE LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES, obedeció al deseo de enlazar la actividad de los miembros de ICOMOS con la acción de las instituciones gubernamentales de la ciudad, del Estado y de la Nación ya que las entidades de defensa del patrimonio que disponen de una legislación estricta en lo concerniente al uso del suelo y a la protección del entorno no tienen suficiente capacidad para castigar a los transgresores, representantes éstos de la especulación inmobiliaria cuyo poder es tan global como absoluto. Por tanto, la ley no es bastante para salvar la historia. El arma para salvaguardar el patrimonio requiere denuncias, así como un trabajo heroico en las universidades, en las asociaciones ciudadanas y en los Consejos de Protección, sobre todo los de San Pablo capital, mediante tareas de inventario y estudios esclarecedores sobre aquellos testimonios del extraordinario Patrimonio Histórico y Artístico de San Pablo, tanto material como inmaterial, que precisa la acción y la dedicación de especialistas de todo el mundo.

3.

Justificación y objetivos

La Mesa Redonda Internacional desarrollada en este encuentro ha tenido como telón de fondo el documento titulado “Declaración de Xi’an”, relativo a la Conservación del Entorno de los Edificios, los Sitios y la Áreas del Patrimonio Cultural, que fue aprobado en la XV Asamblea General de ICOMOS celebrada en dicha ciudad de China en octubre de 2005. A la luz de las comunicaciones y aportaciones de especialistas de ICOMOS del Comité Brasileño, así como de los invitados internacionales pertenecientes a los Comités de Portugal, España, Argentina, Italia y México, se han realizado análisis y propuestas sobre los postulados doctrinales existentes y los aspectos operativos que podrían contribuir a garantizar la adecuada preservación, gestión y tratamiento de los bienes culturales, no sólo en Brasil, sino dentro de una perspectiva universal, solidaria, y respetuosa con la diversidad de los diferentes pueblos y culturas del mundo. •1

I.

SOBRE LOS ASPECTOS DOCTRINALES

I.1. La “Declaración de Xi’an” constituye un instrumento de actualidad que viene a recordar y poner en evidencia la importancia de respetar el entorno y dar a conocer el significado del patrimonio en su auténtico contexto. Este documento evidencia también que, a lo largo de los años, ICOMOS ha ido desarrollando aspectos doctrinales cuyos postulados básicos se encuentran en el magistral documento que inspiró su existencia y que fue adoptado como texto fundacional de esta organización mundial: la Carta de Venecia de 1964.[2] I.2. En sintonía con todo el elenco doctrinal elaborado por ICOMOS a partir de dicha Carta, en el presente encuentro se ha puesto de manifiesto la importancia que representan los valores humanos, de naturaleza espiritual o intangible, así como las tradiciones seculares de los distintos pueblos en la conservación del patrimonio ya que, más allá de razones técnicas, estéticas, económicas, o de otro tipo, dichos valores constituyen el fundamento ético para su protección.[3] II.

SOBRE LOS ASPECTOS OPERATIVOS

II.A. ACCIÓN DE LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES CON ESPECIAL REFERENCIA A ICOMOS Y SU RELACIÓN CON LA UNESCO EN LA DEFENSA DEL PATRIMONIO. II.A.1. A pesar de los avances teóricos en el campo doctrinal realizados por ICOMOS, así como la existencia de una normativa internacional plasmada en la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO de 1972 y en las Directrices para su aplicación, estos logros no van acompañados, hoy en día, de una necesaria eficacia en el terreno práctico de la protección y conservación del patrimonio a escala local, nacional e internacional, ni siquiera respecto a aquellos bienes que deberían constituir un ejemplo modélico como son los inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. II.A.2. La aludida falta de eficacia es, desgraciadamente, evidente en la vertiente internacional de ICOMOS y se traduce en una indefensión de los Comités Nacionales que carecen del apoyo necesario y de un procedimiento de cobertura ágil y eficiente por parte de la Directiva Internacional para llevar a cabo acciones de protección y defensa de dicho patrimonio dentro de sus respectivos países. II.A.3. No existen dentro de ICOMOS dos entidades diversas y contrapuestas como equivocadamente se viene preconizando en los últimos tiempos, es decir, un erróneamente llamado “ICOMOS Internacional” por una parte, y los Comités Nacionales por otra. Los Comités Nacionales son los pilares necesarios e insustituibles de ICOMOS en todos los países del mundo, sin cuya existencia y voluntad común de colaboración no existiría ICOMOS a escala internacional. De ellos y de sus profesionales se nutre tanto la Junta Directiva Internacional como la mayor parte de los miembros de los Comités Científicos Internacionales, todos los cuales permiten la existencia de dicha Junta internacional a la cual eligen. II.A.4. La carencia de estímulo, el aislamiento y la marginación de los Comités Nacionales en las tareas de investigación, defensa y seguimiento de los bienes enclavados en el territorio de sus respectivos países y la falta de suficiente atención y cobertura prestada a dichas tareas por la Junta Directiva Internacional está produciendo un aletargamiento crónico y un desencanto creciente en los Comités Nacionales que son las células vivas y el semillero de profesionales que aseguran la presencia y la misión de ICOMOS a lo largo y ancho del mundo. II.A.5. La excesiva acumulación de competencias y funciones en el reducido núcleo de la Junta Directiva Internacional de ICOMOS, así como su, con frecuencia, complicado y lento procedimiento interno que impide la toma de decisiones con la agilidad y oportunidad necesarias, unido a la impuesta canalización de todos los contactos institucionales de ICOMOS con el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO a través del mal llamado “ICOMOS Internacional”, se traduce en una lamentable exclusión de los Comités Nacionales que, fieles a su misión y a sus Estatutos, trabajan por salvaguardar y defender el patrimonio “in situ”. Esta dinámica excesivamente centralista y minimalista no garantiza el empleo de los conocimientos, la experiencia y los criterios que deben ser aplicados en cada caso y que son manejados con mucha mayor solvencia por los especialistas de cada país que por otros que, con harta frecuencia, desconocen sus realidades históricas, culturales y sociológicas y no saben interpretarlas adecuadamente. II.A.6. En sintonía con lo anterior, es muy de destacar que el citado Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, creado en 1992 a efectos de actuar como la Secretaría del Comité del mismo nombre, según lo estipulado en el Artículo 14 de la Convención, con funciones netamente administrativas, últimamente parece estar sobrepasando y confundiendo sus cometidos, con actitudes y acciones que aparentemente invaden y suplantan la función de asesoría científica e imparcial que la UNESCO tiene encomendada a ICOMOS. II.A.7. Esta aparente superposición y mixtificación en la ejecución de tareas y cometidos parece haberse complicado, por otra parte, con los contactos directos con los que los responsables públicos de algunos sitios y bienes decla2•

rados Patrimonio Mundial dan la impresión de buscar cobijo, comprensión y apoyo en el citado Centro intentando conseguir su anuencia para justificar actuaciones y proyectos contrarios o difícilmente compatibles con la normativa interna e internacional (Convención y Directrices) aplicable a dichos bienes y sitios, muchas veces en clara contradicción con informes elaborados por los Comités Nacionales de ICOMOS y otras instituciones del mayor prestigio de los correspondientes países. II.A.8. Como consecuencia de ello, ciertas autoridades públicas, aparentemente animadas por el deseo de encontrar comprensión a sus planteamientos en el referido Centro de carácter administrativo, parecen ufanarse de haber hallado un interlocutor directo para asesorarse sobre sus proyectos e intervenciones. Esta aspiración contrastaría con el procedimiento establecido por la Convención del Patrimonio Mundial para asegurar su cumplimiento y, de confirmarse y llevarse a la práctica, se pondría en riesgo la garantía internacional derivada de estas normas que consiste en la tutela que ha de ser ejercida por el Comité del Patrimonio Mundial con el asesoramiento de una institución científica e imparcial como ICOMOS. II.A.9. La participación de la población de los lugares que atesoran valores patrimoniales ha sido repetidamente invocada por ICOMOS, en numerosos documentos y encuentros, como un elemento decisivo para su protección y conservación. También la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO y las Directrices para su aplicación consideran indispensable que la población concernida se involucre y se manifieste solidariamente de acuerdo con las candidaturas de bienes que aspiran a ser inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. Sin embargo, es tan asombroso como contradictorio que cuando la conciencia social sobre los valores del patrimonio expresa un rechazo masivo a determinados proyectos e intervenciones en áreas y bienes inscritos en dicha Lista, ni el Centro del Patrimonio Mundial ni el propio ICOMOS se hagan el debido eco de tales reivindicaciones sociales. Especialmente el Centro del Patrimonio Mundial debería cuidar exquisitamente no recomendar determinados expertos para efectuar misiones “reactivas” cuyas opiniones resultan tan discutibles en los sectores especializados de los países afectados como aparentemente poco imparciales y que provocan el escándalo de la población concernida y un deterioro irreparable de la imagen de ICOMOS y de la UNESCO. II.A.10. El papel atribuido a ICOMOS por la Convención debe respetarse y prevalecer, permitiendo que este organismo actúe como correa de transmisión entre los principios que han de presidir la protección del patrimonio y las diferentes instancias de la Administración pública y entidades privadas encargadas de su custodia. Ello exige necesariamente que la Junta Directiva internacional de ICOMOS reconozca y refuerce el papel fundamental y continuo que debe corresponder a los Comités Nacionales dentro de sus respectivos países. II.A.11. La diversidad cultural, reconocida y ensalzada en numerosos documentos de alcance internacional, e invocada como una base fundamental en los planteamientos teóricos de ICOMOS, no debe consistir en un pronunciamiento meramente retórico. A pesar de las aseveraciones doctrinales y las manifestaciones públicas de ICOMOS, lo cierto y real es que en el momento actual no se concede ni la participación ni el protagonismo propio – tan genuino como insustituible e irrevocable – que corresponde a las diferentes culturas, regiones y países en términos de justicia y equidad. II.A.12. La constatación anterior se traduce en una falta de democracia interna en el actual panorama de ICOMOS en el que muchas culturas no se sienten debidamente representadas. Refiriéndonos a los últimos tiempos, esta falta de democracia interna y de libertad de participación genuina y equitativa se hizo patente a partir de la XIV Asamblea General, celebrada en Zimbabue, y se consolidó en la XV Asamblea de Xi’an, imponiéndose así una distribución de fuerzas que, de hecho se traduce en una jerarquía entre unas culturas pretendidamente superiores y asimiladas o afines a éstas, y otras relegadas al papel de inferiores o marginadas. Frente a ello, quienes justamente no se sienten representados y se resisten a ser dirigidos e interpretados por otros en sus manifestaciones culturales, son conscientes de que tal desequilibrio atenta contra los principios de ICOMOS y de la UNESCO, ya que lo que realmente existe y es preciso respetar solidariamente es un mosaico universal de culturas diferentes. En ello consiste la diversidad cultural, y no en el avasallamiento. II.B.

ACCIÓN PÚBLICA. CONSIDERACIONES DE CARÁCTER GENERAL Y PARTICULAR.

II.B.1. Tras reflexionar sobre los textos doctrinales de ICOMOS y, en especial, la “Declaración de Xi’an”, se ha abierto un interrogante sobre las dificultades que plantea, en la práctica, la operatividad y eficacia de estos documentos ante las fuerzas destructoras del patrimonio y su entorno y la responsabilidad de la Administración competente, lo que obliga tanto a ICOMOS como a la UNESCO a reconsiderar con el mayor rigor las exigencias de sus respectivos cometidos y a reforzar sus actuaciones y compromisos internacionales ante las autoridades responsables y los profesionales cuyas intervenciones repercuten en la conservación de los bienes patrimoniales. •3

II.B.2. La protección y conservación del entorno de los edificios, sitios y áreas patrimoniales, cualquiera sea su naturaleza y escala, implica una acción de planificación que debe involucrar a los diferentes ámbitos gubernamentales, según la organización jurídica de los países, en una acción coordinada y complementaria. En el marco de un desarrollo sustentable, la gestión debe asegurar la conservación de los rasgos esenciales del entorno y su papel en relación con los bienes patrimoniales. A tales efectos, los principios de la Declaración de Xi’an, servirán de guía teórico doctrinaria, y deberán ser adaptados a la realidad de los diferentes países o regiones culturales. II.B.3. La educación patrimonial debe ser priorizada. El patrimonio incorpora valores simbólicos, de pertenencia social, política y económica. En este aspecto se ha destacado también la importancia de que la educación patrimonial incida en los valores propios de cada sociedad. La conciencia social de los diversos sectores sociales y políticos debe ensancharse, no de forma impositiva, sino a partir de la reflexión y de la necesidad del individuo y de los diversos grupos sociales y culturales. Si la educación proviene de fuera, puede resultar impositiva hacia la comunidad local; resulta oportuno, por tanto, buscar un equilibrio de métodos y contenidos que asegure incorporar la visión de tales comunidades. En este aspecto se ha hecho patente, por ejemplo, que en determinadas sociedades la población indígena o autóctona no siempre ha producido o participado en la producción del patrimonio creado a partir del período colonial o del que algunas minorías defienden, por lo que habría que hacerles comprender que les pertenece desde hace quinientos años, como es el caso de Brasil, o desde un determinado momento de la historia. II.B.4. La trayectoria de la conservación está atravesando un momento difícil. Las etapas técnicas de identificación y protección están superadas. La revitalización del acervo patrimonial se enfrenta hoy en día con la creciente fuerza del poder económico. Se hace necesario buscar un equilibrio ambiental y cultural, teniendo en cuenta los valores intrínsecos del patrimonio y la necesidad de rentabilizar sus valores económicos. Para hacer frente a la destrucción de dicho acervo patrimonial es fundamental extender la conciencia sobre el patrimonio como elemento clave de la estructuración de la sociedad, especialmente entre los dirigentes y los políticos, tanto del ejecutivo como del legislativo, de forma que se garantice la expresión de la diversidad. II.B.5. La rentabilidad del patrimonio es deseable, siempre que se ampare en criterios técnicos. El turismo debe incorporar conceptos de desarrollo sustentable y de conservación. Las experiencias positivas de revitalización del patrimonio deben ser incentivadas y divulgadas. II.B.6. Es preciso impregnar la política de desarrollo urbano de una visión que integre en sus objetivos la preservación y conservación del patrimonio material e intangible como parte sustantiva de tal desarrollo, así como contar necesariamente con la participación de la población. A este respecto, ha de reconocerse que el patrimonio intangible es el que refleja las tradiciones de los pueblos y se proyecta en las creaciones tangibles o materiales. II.B.7. En Brasil, o en cualquier otro país, no se debería hacer una declaración protectora[4] sin definir claramente el área protegida, con una demarcación nítida de sus límites, y estableciendo con precisión lo que se quiere hacer en ella, lo que se debe y puede hacer, y aquello que no se debe ni, por tanto, se puede.[5] Esta consideración es igualmente e, incluso, particularmente aplicable a los bienes que se inscriben en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Inscripción ésta que, muchas veces, no va acompañada de los necesarios compromisos y garantías para su adecuada conservación y gestión. II.B.8. En Brasil hay 52 conjuntos urbanos, la mayoría de los cuales carecen de una definición de su entorno. Se hace necesario establecer una colaboración entre los órganos encargados de la conservación y los poderes municipales para definir la legislación que debe aplicarse a las áreas que constituyen el entorno, así como el desarrollo de prácticas dirigidas a su conservación que incluyan la participación de la población local. Es también preciso definir el papel de ICOMOS BRASIL en la gestión del patrimonio. II.B.9. La redistribución y utilización de los recursos fiscales de nivel superior (estatal, federal, etc.) por las instancias de la Administración Local del Estado de Minas Gerais para la protección del patrimonio a su escala territorial constituye un ejemplo que podría ser seguido por las comunidades locales de otros Estados brasileños y servir de modelo a otros países.[6] II.B.10. Respecto a la actual fisonomía urbanística de la ciudad de Sao Paulo, que fue muy bien explicada en este encuentro[7], no se debe perder de vista que en la interpretación de su actual configuración y significado ha de tenerse en cuenta que sus fundamentos históricos tienen su base en el ordenamiento eclesiástico que dio origen a la ciudad, así como la gran variedad de clases sociales que conviven en ella y que dan lugar a profundos contrastes entre los barrios céntricos y prósperos y el cinturón de marginación de otros sectores periféricos.

4•

Consideraciones finales Por razones evidentes para todos los que acudieron a esta cita en San Pablo, las propuestas surgidas de la reunión suponen un reto para los actuales directivos del Buró y del Comité Ejecutivo de ICOMOS ¿Cómo deben reaccionar los profesionales implicados en la conservación del patrimonio cultural cuando han de enfrentarse con las diferencias sociales y económicas que caracterizan a los países del Tercer Mundo? Entre otras cuestiones críticas acuciantes, tal reflexión parece haberse afianzado, especialmente a la hora de preguntarse si vale la pena permanecer en ICOMOS. Se hizo patente que la representación democrática no existe siquiera en las Asambleas Generales trienales, a las que sólo pueden permitirse asistir unos 700 u 800 de los 6.200 miembros de ICOMOS, ya que su alto coste constituye un impedimento para los que proceden de países en desarrollo. A causa de ello, las decisiones son siempre tomadas por la misma pequeña minoría de los miembros más ricos, lo que convierte a ICOMOS en un Club Elitista y sitúa el magnífico patrimonio de los países económicamente más débiles en un plano prácticamente invisible. Por tanto, se hace imprescindible llevar a cabo una reforma estatutaria para cambiar el actual sistema electoral introduciendo la modalidad del voto postal que es intrínsecamente más abierto y democrático. Los miembros invitados de los Comités Nacionales de Argentina, Italia, México, Portugal y España han tenido la oportunidad de presenciar una elección en la que, gracias a la posibilidad de ejercer el voto postal, un 75,67% de los miembros del Comité Brasileño de ICOMOS han podido expresar libremente su opinión. Brasil tiene la dimensión de un continente y el problema de los desplazamientos es similar, en todos sus aspectos, al descrito más arriba. Por otra parte, la actual hegemonía lingüística que impera actualmente relega varias lenguas a un papel secundario, y esto debe ser corregido: todas las lenguas nacionales merecen un profundo respeto puesto que constituyen el elemento genuino más importante del Patrimonio Intangible de todos los pueblos del universo. Suscriben todos los miembros de ICOMOS/Brasil.

NOTAS [1] Ríos Tietê, Pinheiros, Tamanduateí y sus afluentes, canalizados: Anhangabaú, Pacaembu y entre los innúmeros arroyos, el Aricanduva, Pirajuçara e Ipiranga que corren a cielo abierto, inundando en la época de las lluvias, las antiguas llanuras a lo largo de las aguas, hoy construidas y habitadas caóticamente. [2] “La conservación de un monumento implica la de un marco a su escala. Cuando el marco tradicional subsiste, éste será conservado, y toda construcción nueva, toda destrucción y cualquier arreglo que pudiera alterar las relaciones entre los volúmenes y los colores, será desechada”. (El Entorno en la Carta de Venecia). [3] “Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su salvaguarda. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad”. (El Significado Espiritual, las Tradiciones Seculares, los Valores Humanos, la Solidaridad Mundial y la Autenticidad en la Carta de Venecia). [4] “tombamento” en portugués. [5] “Los valores a conservar son el carácter histórico de la población o del área urbana y todos aquellos elementos materiales y espirituales que determinan su imagen, especialmente: • la forma urbana definida por la trama y el parcelario; • la relación entre los diversos espacios urbanos, edificios, espacios verdes y libres; • la forma y el aspecto de los edificios (interior y exterior), definidos a través de su estructura, volumen, estilo, escala, materiales, color y decoración; • las relaciones entre población o área urbana y su entorno, bien sea natural o creado por el hombre; • las diversas funciones adquiridas por la población o el área urbana en el curso de la historia.” (Carta de Ciudades y Poblaciones Históricas. Artículo 2) [6] La descentralización de la gestión del patrimonio material e inmaterial en Minas Gerais: el ICMS. Se presentó el criterio patrimonial cultural a través de la presentación de enfoques: 1. política cultural local/educación patrimonial; 2. inventario de protección del acervo cultural; archivos de declaración protectora municipal y laudos del estado de conservación de las propiedades declaradas protegidas a nivel municipal; 3. informes de inversiones en manifestaciones y bienes culturales. Entrega anual con plazo del 15 de abril; 4. el material es analizado y marcado. Esa marcación es transformada en recursos que son repasados a los municipios al año siguiente. Cada marcación representó alrededor de 20 mil reales por año, distribuidos en parcelas mensuales de acuerdo con la recaudación del ICMS (impuesto sobre la circulación de mercaderías y servicios). [7] Para enfatizar los aspectos geográficos y de ocupación del suelo, se presentó la ciudad de São Paulo vista desde una vuelta por helicóptero. Las vistas de los ríos Tietê, Pinheiros y Tamanduateí fueron privilegiadas para la comprensión de los visitantes extranjeros de la ocupación de las áreas de las planicies bajas y de los espigones que fueron los primeros centros de la pequeña ciudad colonial e imperial y la transposición de los nuevos centros para las Avenidas Paulista y Berrini. Finalmente fue mostrada la presencia de la cultura italiana al comienzo del siglo XIX, la presencia inglesa con la vía férrea y la transformación de la plaza Sé.

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