21 de Enero de 2000 en Ecuador

Democracia. Golpe de Estado. Indígenas. Huelgas. Revolución. Situación económica ecuatoriana. Sociedad ecuatoriana. Política ecuatoriana. Ejército. Implicación militar

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¿DEMOCRACIA? El gobierno del pueblo o un pueblo ingobernable Nuestro país es un caos. Y los acontecimientos ocurridos el 21 y 22 de Enero lo demuestran. En mi opinión fue una jornada tensa, trágica y completamente inútil. Si el objetivo de los indígenas era renovar los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, con nombres frescos y visiones distintas del poder; entonces fallaron. Se convirtieron en los borregos, la masa que apoyó a los militares para hacer lo que querían. La Fuerzas Armadas Ecuatorianas, en mi opinión, actuaron en contra de la Constitución. Su deber era apoyar al Doctor Jamil Mahuad, en cambio, tramaron muy bien para ubicar a Gustavo Noboa en el sillón presidencial. ¿Salida constitucional o golpe de estado oculto? En todo caso, Noboa ahora le debe demasiados favores al Ejército y a los indios, y con el alto grado de ingobernabilidad que presenta esta nación, no se puede asegurar que los vaya a cumplir. Lo que tranquilamente nos puede llevar a la repetición de episodios como éste cada año o cada seis meses. Jamil está a punto de caer. En su mandato de un poco menos de dos años lleva ya varios paros, huelgas nacionales y marchas de protesta que no se han de tomar a la ligera. Se le acusa de ser un mal líder, de ser lento en sus decisiones y de no presentar una política económica y de estado viables. El congelamiento de los capitales pareció haber firmado su sentencia de muerte. Un domingo, antes de que se inicie una nueva jornada de protestas, en cadena nacional, decide anunciar la dolarización: el Ecuador tendrá que trabajar con un dólar fijo a cambio de veinticinco mil sucres. Por una parte, asegura, que esto detendrá la devaluación de la moneda y la hiper−inflación que se venía acumulando desde unos meses atrás. Promoverá la inversión extranjera y estabilizará por fin la economía del país. Por otro lado, el pueblo ecuatorianos no entiende realmente lo que esto significa y las consecuencias que conlleva. No sabe cómo funcionaran sus sueldos y los pagos que tengan que hacer, cómo se van a fijar los precios, cómo se manejarán los centavos, en qué va a quedar el sucre, etc. Y como no es raro en este país, cada vez que se realiza un anuncio de esta naturaleza, comienza la especulación. No sólo de precios, sino de teorías, que terminan confundiendo más al pueblo. A mi parecer esta fue una decisión súbita e inclusive alocada. La dolarización se iba planteando desde el gobierno de Bucaram, y muchos consideran que fue una de las causas que más impulsó a su caída. Luego, el partido político Social − Cristiano la propuso, pero ni el Banco Central ni el Gobierno estuvieron de acuerdo. Tanto así que se tomaron una serie de medidas para tratar de estabilizar el precio de la divisa, que no funcionaron y nos dejaron con un dólar que se cotizada en treinta mil sucres. Cuatro días antes, la dolarización no era una posibilidad, y el Doctor Mahuad respaldaba a Better en toda su política monetaria. Pero se anuncia una paralización y Jamil decide que es una buena idea. Que es tan viable que si la gente del Banco Central no está de acuerdo se puede despedir de su empleo, para dar paso a la serie de enmiendas y leyes necesarias para su implantación. Y el ánimo del pueblo se apaciguó por un momento. ¿Fue en verdad una maniobra económica para suprimir la hiper−inflación o se trató de un ardid político que le garantizó su estancia en el poder unos meses más? En mi opinión es medida razonable. El único modo de parar la especulación de precios, es decir saber cuánto va a costar algo mañana, es estabilizar la economía. Y si la única forma de conseguirlo es trabajar con una unidad monetaria internacional, así sea, porque lastimosamente hay que admitir que nuestro sucre ya no tiene bases. Si una persona sabe que invierte un dólar de veinticinco mil sucres y tiene la certeza que recuperará otro dólar de veinticinco mil sucres, ya no tiene miedo de invertir. Esto puede reactivar el aparato productivo, y, junto con estabilidad social y política tributaria, de verdad atraer inversiones extranjeras, que son necesarias para salir de la crisis en la que estamos. Ahora, hay que admitir que Mahuad no pudo haber tomado la decisión en un mejor momento. ¿Porqué los dirigentes del Banco Central estuvieron en contra? Son ellos lo que conoce más acerca de la política monetaria. El Gobierno y la prensa se encargaron de desprestigiarlos, hasta lograr que renuncien. Así, el Congreso Nacional podrá nombrar nuevos titulares y tramitar las leyes necesarias para el nuevo modelo 1

económico. Yo todavía creo que de parte de Better, los dirigentes del Banco Central, y todos los analistas económicos que están en contra de la dolarización, todavía hay algo que se debe decir pero que al Gobierno no le conviene que sepamos. O se trata solamente de burócratas dorados defendiendo su puesto, porque después de la dolarización el Banco Central quedará relegado a funciones de segundo orden, ya que quien controlará la emisión de la moneda, las tasas de intereses, etc., será el Gobierno de los Estados Unidos. ¿Es otro caso de lucha por intereses propios, o realmente la economía del país no está preparada para un cambio así? De cualquier modo, la dolarización fue aceptada por la comunidad general. Pero se oyó la propuesta de que el cambio debería ser a quince mil sucres. Yo entiendo que existe una reserva monetaria en dólares, y con base en esta reserva se fijó el precio, porque el Banco Central debe ser capaz de receptar todo el capital circulante en sucres y transformarlo a dólares. Con el cambio a veinticinco mil sucres, todavía existe un colchón de reserva para la capitalización. Según me han explicado, inclusive el dólar podría ser de veinte mil sucres, pero no de quince mil, porque no existen tanto dólares en la reserva. A varios sectores sociales, probablemente ignorantes de esta circunstancia, la idea de un dólar de quince mil sucres les pareció la más apropiada y se reiniciaron las protestas. Cuando los indígenas anunciaron que se tomaban Quito, nadie les prestó mayor atención. Que acampen otra vez en el Parque del Arbolito, se dijo, que estamos en Estado de Emergencia y si intentan algo habrá represalias. Pero el viernes 21 de enero, alrededor de las diez de la mañana, se apoderaron del edificio del Congreso Nacional. Creo que también de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Constitucional. Con Antonio Vargas, Presidente de la Conaie, como representante, propusieron el cambio inmediato de todos los poderes del estado. Se acudió a las Fuerzas Armadas, hasta entonces fieles al Presidente Mahuad, para que tranquilicen la situación. El asunto se complicó cuando nos enteramos que un grupo de coroneles apoyaban a los indígenas. Los fantasmas del Golpe de Estado y la Guerra Civil comenzaban a rondar la mente de los ecuatorianos. La prensa cumplió un papel importantísimo. Cada canal de televisión y estación de radio peleaba por las primicias y todos transmitieron informativos continuos desde que se inició la toma del Congreso hasta que Gustavo Noboa fue declarado presidente. Se dice que tres de cada cuatro ecuatorianos siguieron paso a paso el desarrollo de los acontecimientos. Todos los políticos se hicieron presentes en un canal u otro, a distintas horas y con variadas opiniones. A mi parecer, cada uno quería quedar bien ante un pueblo consternado, que urgentemente buscaba un líder que le ponga fin a esta situación. Luchando por su propio bien, como siempre, saben aprovechar cada fúnebre oportunidad que se presenta. Pero no existían noticias del Presidente Mahuad. Mientras tanto, el Ejército se iba dividiendo. Estimo yo, que esta fue la causa del derrocamiento del Presidente. Unos sectores lo apoyaban, y a la constitución, pero no tenían órdenes claras de cómo y cuándo actuar. Otros sectores se iban uniendo a Vargas, que junto con los coroneles Cobo y Gutiérrez, y el Doctor Carlos Solórzano, habían instaurado el Gobierno de Salvación Nacional. Pretendían tomarse Carrondelet con el Coronel Cobo como Jefe Conjunto de las Fuerzas Armadas, y un triunvirato, Gutiérrez, Vargas y Solórzano, que gobernaría el país. Para mí, es triste tener que abrir este paréntesis, ya que por medio de la prensa se divulgó que los coroneles insurrectos incurrieron en ese acto por dos razones: usurpar el poder de los altos mandos y por su sueldo, ya que de al verse reducido el presupuesto del Estado, se recortaron los gastos militares. La intención del pueblo indígena era librarnos de la corrupción, según gritaban sus consignas. Esta es una propuesta loable, aunque el método no sea el más apropiado. Si los militares se les unieron con esa intención, bien sea. Si fue por obtener beneficio propio, es triste admitir que todo aquí sea de esa manera. Lo más gracioso de todo este asunto es que unos "sucios indios" y un grupo de "oficiales de segundo orden" hicieron temblar al país por más de doce horas, y en menos de seis cambiaron al Presidente de la República Se reunió la cumbre las Fuerzas Armadas y le pidieron la renuncia a Mahuad, dijeron que seguían siendo 2

fieles a la democracia, pero que debía ceder su mandato. En mi opinión, se acabada de instalar el Golpe de Estado. La comunidad internacional estaba con el entonces Presidente. La OEA, la Cumbre de Países Latinoamericanos, los Presidentes del Perú, España, Colombia, etc., el Gobierno de los Estados Unidos, la cumbre de apoyo para la frontera Ecuador − Perú, reunida en París; todos demostraron su apoyo al régimen. Finalmente el Presidente Jamil Mahuad se hizo presente, en cadena de radio y televisión, diciendo que no renunciaría. Urgiendo a toda la comunidad a la sensatez y a que se demuestre su apoyo saliendo a las calles para que, según él, la opinión de la mayoría de los ecuatorianos se vea reflejada. Creo que el mensaje debió haber sido que, si lo que costaba para que el país retornara a la normalidad, era su cargo, que lo entregaba. Y pedir a la comunidad a salir a las calles, me pareció un llamado a la Guerra Civil. Efectivamente, frente a la Tribuna de los Shyris se llevó a cabo una manifestación que apoyaba al régimen. Y he de anotar la diferencia de los estratos sociales que pertenecieron a las dos manifestaciones. Por un lado, los indígenas, reflejo de la inclemencia del gobierno en los habitantes, el rostro vivo de la pobreza. Por otro, gente de clase media y media alta, con ropa y consignas que reflejaban su condición. En todo caso, Mahuad abandonó Carrondelet. Algunos opinan que fue un secuestro militar. Otros que salió por su propia seguridad personal, pero que nunca abandonó el cargo. Inclusive se rumoraba que pidió asilo político en Chile. Lo que yo sé es que Jamil nunca renunció al cargo, y que lo del asilo son sólo rumores. Por lo tanto, Mahuad seguía siendo el Presidente. Horas más tarde, el Gobierno de Salvación Nacional se tomó el Palacio Presidencial. El General Mendoza, Jefe del Comando Conjunto de Fuerzas Armadas, se reunió con ellos y el triunvirato quedó consolidado como Mendoza, Vargas y Solórzano. Pero esto duró solamente tres horas, ya que cerca de la media noche Mendoza renunció, y con él el apoyo de las Fuerzas Armadas, quienes respaldaban la Constitución. El triunvirato perdió fuerza, cediéndole así el poder a Gustavo Noboa. El asunto es que, el 22 de enero, Noboa firmaba como Presidente de la República en el Ministerio de Defensa. Según la constitución, el vicepresidente reemplaza al presidente en caso de dimisión. Jamil Mahuad nunca renunció. Este es un punto que todavía no me queda claro. Horas más tarde el Presidente Mahuad se presenta en cadena nacional diciendo que ha sido derrocado. A la final, los militares fueron los que tomaron la decisión. Y lo único que quedará sentado es que este es un país ingobernable. Acepto que Mahuad era un poco lento en sus decisiones, que debió haber tomado las riendas con más firmeza, pero no era un mal líder. La mayor parte de sus elecciones fueron acertadas y aceptadas, como el bono de la solidaridad, la paz con Perú, el bono de la vivienda, los tratos con el FMI, el desayuno escolar, los planes sociales de medicina pagada, la dolarización, etc. La más controversial de sus decisiones, el congelamiento de fondos, para mí fue bien tomada. Porque de no haber sido, todo el capital del país se fugaba al exterior y no existía manera de recuperarnos. El problema fue el planteamiento de la prórroga para los descongelamiento. Ahí fue cuando el pueblo se colmó. El salvataje de los bancos siempre quedará como la más funesta de sus obras, al igual que el que nuca propuso una política fiscal y tributaria claras. Sobre la dolarización, creo que depende de nosotros cuánta identidad vayamos a perder con ella. Personalmente no quiero ser otro Puerto Rico, pero debemos abrir los ojos y aceptar que los Estados Unidos nos controlan por debajo de la mesa. En realidad, nunca se le dejó gobernar. No salía de un problema con los transportistas para entrar a otro con los indígenas y salir para entrar a otro con los sindicatos. Creo que los problemas urgentes le venían uno sobre otro y por eso no pudo prever a largo plazo. Ahora, los indígenas se creen con poder, justo reconocerlos porque forman parte del país, pero no son todo el país. Y la próxima vez que se tome una decisión que no les guste, amenazarán con tomarse Quito nuevamente. Como ya lo están haciendo. Sobre los militares, creo que debería establecer claramente cómo funcionan las 3

cadenas de poder, porque la mayor parte de la confusión se originó porque no saber quién estaba al mando. Y sobre las influencias extranjeras, hay que admitir que somos una estrella aún no−pintada en la bandera yankee, aunque nos duela. Porque estoy casi segura de que gran parte de las decisiones que se tomaron pasaron por el veto de la Embajada. Lastimosamente el pueblo ecuatoriano no tiene ni voz ni voto. Somos sólo una manada que se deja conducir por los mismos pastores de siempre. Y los indios fueron ahora el ejemplo. Y nosotros lo somos apoyando a los estadistas de siempre. Y lo son los médicos que salen apoyando al sindicato. Y lo son los maestros de la Une, y lo son los políticos que se dejan llevar por el Exterior. Y lo más penoso es que lo somos los jóvenes, que nunca nos sentamos a pensar detenidamente en lo que pasa. Me cuento entre la fila que quería que Abdala se vaya, pero encuentro ahora que su política económica no era tan descabellada. Pero seguimos a la masa. Nos fascinan las huelgas aunque no sepamos por qué. Nadie va a poder gobernar con un país en el que basta una manifestación para que se realicen concesiones insalvables. Espero que Noboa tenga muchísima suerte para sortear los ánimos de la gente. Porque lastimosamente hay que ver de qué ánimo amanece el dirigente del pueblo para hacer un anuncio. De otra manera cambiaremos de presidente con cada decisión que éste tome. Si la democracia significa el gobierno del pueblo, quiero ver quién se atreve a gobernar este pueblo ingobernable.

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