Abandonados a su destino: Desplazados en el Congo

ABRIL DE 2012 NO 53 JESUIT REFUGEE SERVICE Abandonados a su destino: Desplazados en el Congo JORDANIA p.6 HAITÍ p.8 FRANCIA p.16 AFGANISTÁN

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ABRIL DE 2012

NO 53

JESUIT REFUGEE SERVICE

Abandonados a su destino: Desplazados en el Congo

JORDANIA

p.6

HAITÍ

p.8

FRANCIA

p.16

AFGANISTÁN

p.19

Jesuit Refugee Service

ABRIL DE 2012 FOTO DE PORTADA Campamento para desplazados internos en Kishondja, Masisi, este de la RDC. (JRS Internacional)

Servir está disponible gratuitamente en inglés, español, francés e italiano. El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) la publica dos veces al año. DIRECTOR Peter Balleis SJ EDITORA Danielle Vella DISEÑADOR Malcolm Bonello

NÚMERO 53

En esta edición Editorial Albergar a los oprimidos y a los sin techo

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Internacional El JRS presenta su marco estratégico de trabajo

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Jordania Más que cifras 6 Haití ¡Ya tenemos nuestro ‘bizniz’! 8 Malawi El JRS que pude ver y tocar 9 Foco sobre el este de la RDC Olvidados en los asentamientos ‘espontáneos’ 11 Foco sobre el este de la RDC Mujeres a quienes se niegan la justicia 14

El Servicio Jesuita a Refugiados es una organización católica internacional creada en 1980 por Pedro Arrupe SJ. Su misión es acompañar, servir y defender la causa de los desplazados forzosos. Jesuit Refugee Service Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma, Italia

Francia ¿Qué hemos hecho con el derecho de asilo?



Welcome 18 Afganistán Pintando la paz a través de las fronteras Llamamiento (contraportada)

Abreviaciones Estos son algunos de los acrónimos utilizados en esta edición:

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TEL: +39 06 69 868 465 FAX: +39 06 69 868 461 [email protected] www.jrs.net

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ACNUR

Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados

ONG

Organización No Gubernamental

RDC

República Democrática del Congo

editorial

En el campamento de desplazados de Bihito, en Masisi, este de la RDC.

Albergar a los oprimidos y a los sin techo “Compartir tu pan con el hambriento y albergar a los oprimidos y a los sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.” (Isaías 58: 6-7). Este es el ayuno proclamado por el Profeta Isaías hace 2.500 años: no meros rituales y palabras, sino acciones concretas por los pobres. Todo esto me viene a la memoria al mirar a mi alrededor en el el campamento de Kishondja. Visité este campamento en Masisi, en el este de la RDC, junto a la Hna. Inés, que está entregada por completo al servicio de los refugiados. Cuando este campamento surgió ‘espontáneamente’ a principios de 2011, y no estaba reconocido como campamento oficial por ninguna organización internacional, la Hna. Inés y su equipo vinieron e hicieron

lo que pudieron para alimentar al hambriento y responder a otras necesidades básicas. Expresaron una profunda compasión por la humanidad “en los márgenes”, reflejando uno de los principales objetivos del JRS, que ha quedado ya articulado en nuestro plan de trabajo estratégico. Entre estos desplazados, las mujeres están especialmente oprimidas. En el este de la RDC prevalece la violencia sexual y de género. El JRS prioriza la atención a las mujeres y a las niñas y defiende su protección mediante programas de educación y sensibilización. El JRS se ha unido a muchas otras organizaciones que trabajan contra esta violencia y contra la impunidad de quienes la perpetran, principalmente miembros de grupos armados y del ejército. Se apremia a la comunidad

internacional para que presione a los poderes que controlan a estos grupos armados y ejércitos. Pero a su vez, la comunidad internacional tiene que ser consciente de que los minerales del este de la RDC están contribuyendo indirectamente al conflicto, moviendo a las partes beligerantes a luchar por el control de este territorio. La inacabable guerra, alimentada por intereses locales, regionales e internacionales, ha brutalizado a la gente, deshumanizado tanto a las mujeres como víctimas, como a los varones en tanto agresores. En palabras de Isaías, no bastan las declaraciones y muestras de preocupación. Sólo cuando la guerra se detenga, la gente podrá empezar a reconstruir sus hogares y familias, y las mujeres podrán disfrutar de la paz y la belleza de las colinas de Masisi.

Peter Balleis SJ | Director del JRS Internacional 3

internacional

Un campamento de refugiados srilankeses en Tamil Nadu. Miles de srilankeses han vivido en los campamentos de Tamil Nadu durante años en los “márgenes de la humanidad”. El JRS quiere fortalecer su respuesta a estos refugiados olvidados en su nuevo marco estratégico de trabajo. (JRS Internacional)

El JRS presenta su plan estratégico de trabajo El JRS ha publicado su Marco Estratégico para 2012-2015, subrayando los objetivos principales, valores, estrategias y resultados esperados para los próximos cuatro años. El P. General, Adolfo Nicolás SJ, definió el Marco Estratégico como un documento “creativo y motivador” per a su vez “cargado de desafíos”. Recordó que “es un documento lleno de retos. Seguramente implicará un duro trabajo y un riesgo considerable, pero este desafío nos brinda la promesa de un éxito continuo a la hora de servir a quienes han quedado atrás de entre nosotros”. El marco estratégico recuerda los orígenes del JRS, su naturaleza como organización católica y como trabajo de los jesuitas, y qué lo

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inspira, nada menos que “nuestra fe en Dios que está presente en la historia humana” y “la compasión y el amor de Jesús por los pobres y los excluídos”. El marco estratégico va a lo concreto sin olvidar los valores sobre los que se levanta la labor del JRS: compasión, esperanza, solidaridad, dignidad, hospitalidad, justicia y participación, valores “esenciales para muchas religiones y culturas con las que el JRS está tan a menundo en contacto”, en palabras del P. Nicolás. Pero este marco es, a la vez, profundamente práctico, y cada uno de los cuatro objetivos principales del JRS se presenta en forma de estrategias claras y resultados mensurables. Hay estrategias para mejorar la capacidad de respuesta

a las emergencias, para servir mejor a los refugiados urbanos, combatir al tráfico de personas, promover la educación superior y la excelencia en educación, o mejorar el desarrollo del personal. Al fin y al cabo, la meta del nuevo marco estratégico, como resume el director del JRS Internacional, Peter Balleis SJ, es hacer del JRS “una organización internacional más fuerte y unida” que responda mejor a las necesidades de los refugiados que se han visto forzados a vivir en los “márgenes de la humanidad”.

Enlace en Internet Para descargar el plan estratégico del JRS en PDF, vaya a jrs.net

internacional

El marco estratégico del JRS 1

Compasión por la humanidad en los márgenes

Movidos por la compasión y el respeto por la dignidad humana, seremos flexibles y estaremos orientados a dar una respuesta a las nuevas situaciones emergentes de desplazamiento forzoso.

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Inspirados en la fe y en los valores de inclusión y solidaridad, abordaremos las causas de la desigualdad estructural. Trabajaremos en colaboración con otros para crear comunidades de justicia, diálogo, paz y reconciliación.

Malta - Times of Malta

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La formación, una esperanza que da luz

Basándonos en nuestra fe en la dignidad y en la interdependencia de la humanidad, empoderaremos a las personas desarraigadas mediante la formación, fomentando un futuro de esperanza.

Thailandia - Don Doll SJ/JRS

Basados en la fe, actuamos en justicia

Sudán - Angela Hellmuth/JRS

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Un JRS más fuerte y unido

Profundamente enraizado en los valores de participación y de subsidiariedad, el JRS desarrolla y aplica principios coherentes en la dirección y en la gestión, de manera que pueda trabajar para y con los desplazados forzosos en unidad internacional, con transparencia y con responsabilidad. Siria - Don Doll SJ/JRS

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acompañar

Jordania

Innumerables refugiados iraquíes luchan por sobrevivir en la anónima metrópilis de Ammán. (Don Doll SJ/JRS)

Más que una cifra Colin Gilbert, director del JRS Jordania Es difícil decir cuántos refugiados hay en Jordania. Los cálculos varían desde los apenas 32.000 registrados por el ACNUR hasta los más de 450.000 que dice tener el gobierno. La discrepancia en estas cifras ha fomentado preguntas sobre la respuesta a las necesidades de unas personas cuya tierra ha quedado devastada por años de violencia. Contados o no, los iraquíes en Jordania permanecen en un limbo en que apenas unos pocos, cada vez menos, son reasentados en terceros países, la integración en Jordania es nula, y carecen de perspectivas de repatriación. Se estiman entre 105.000 y 128.000 los civiles muertos en la guerra de Iraq desde 2003. La inestabilidad política

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perpetúa la falta de seguridad en muchas regiones. En cuanto al reasentamiento, entre octubre de 2008 y octubre de 2010, más de 36.000 iraquíes fueron reubicados en Estados Unidos, que recibe a más del 70% de todos los iraquíes reasentados, mientras que 9.400 lo fueron en 2011 y sólo 826 lo fueron en los últimos tres meses del año. “Cifras, cifras… estamos hartos de ser sólo un número más,” dice Laith Eskander, un iraquí que vive en Ammán. “Es duro ser un refugiado, sintiéndote sólo parte de las gráficas o mapas del ACNUR o del gobierno estadounidense. Y ahora somos cifras de las que se están olvidando.” La opinión de Laith muestra la realidad: el pasado año, los acontecimientos revolucionarios en

Oriente Medio han apartado más que nunca la atención de Iraq. Si bien está ayudando a los nuevos desplazados por la violencia en Siria y en otras partes, el JRS sigue decidido a intentar que los refugiados iraquíes no se conviertan en números olvidados. En Ammán, un equipo visita a las familias refugiadas por toda la ciudad, acompañándolas durante los largos períodos de espera e incertidumbre. Liderados por Laith, y formado totalmente por refugiados, el equipo contacta con otras personas que han quedado al margen y sin acceso a los servicios ofrecidos por otras agencias. Khalil* es un refugiado olvidado. De 31 años, trabajó como intérprete para el ejército de los EE.UU. durante cuatro años. Khalil huyó

Jordania

de Bagdad en 2008 tras quedar atrapado en el fuego cruzado y recibir amenazas de muerte. Él y sus padres se trasladaron a Mosul en el norte de Iraq, donde vivieron con la esperanza del reasentamiento. Tras serle negado por los canales normales, Khalil solicitó una Visa Especial de Inmigrante, que permite un proceso de reasentamiento expeditivo a los EE.UU para los iraquíes que trabajaron, al menos, un año con una empresa estadounidense o con el ejército de los EE.UU en Iraq. Cuando Khalil fue aceptado el 21 de octubre de 2010, comenzó inmediatamente los preparativos para añadir a sus familiares directos a la solicitud. El padre de Khalil regresó a Bagdad porque sus amigos le dijeron que la situación de seguridad había mejorado. Diez días después de que la solicitud de Khalil fuera aprobada, su padre, junto a otras 45 personas, moría en un atentado con bomba en la iglesia de Saedat al Najah. Tres meses después, informaron

a Khalil que su solicitud de visado había sido revocada sin ninguna explicación. “Después de la muerte de mi padre, y de que me quitarán la oportunidad de ir a los EE.UU., supe que tenía que salir de Iraq,” dice. Amenazado de muerte en Mosul, el día después de recibir el pasaporte de su recién nacida, Khalil y su esposa partieron a Jordania con su hija. Khalil ha vivido en el barrio de Hashemi Al Shamali, en el este de Ammán, durante cinco meses, sin poder trabajar y haciendo lo imposible para ganar dinero con que comprar los pañales de su hija y otros insumos básicos. Es muy difícil para los iraquíes en Jordania conseguir un permiso de trabajo: primero deben tener un permiso de residencia, que puede costar hasta 25.000 euros, y después conseguir un trabajo en la dura economía jordana. El equipo de visitas familiares está acompañando a Khalil, poniéndole en contacto con abogados voluntarios del Proyecto

acompañar

de Asistencia a Refugiados Iraquíes, que se encarga de los candidatos a la Visa Especial de Inmigrante. El JRS también invitó a Khalil a asistir a las clases de informática y de lengua para, así, encontrarse con otros refugiados. Aparte de estar allí por los iraquíes como Khalil, en peligro de quedar olvidados, el equipo de visitas familiares apoya también a muchas familias sirias que necesitan ayuda urgente, la mayoría fugitivos de Homs y que, por miedo, no tienen contacto alguno con el ACNUR u otras ONG en Ammán. Los iraquíes del equipo han estado consolando a los sirios, compartiendo la esperanza surgida de su experiencia como refugiados en Jordania. Al llegar tanto a los ‘viejos’ como a los ‘nuevos’ refugiados, el JRS Jordania seguirá identificando a los más vulnerables, caminando con ellos y dejándoles bien claro que son mucho más que números. *No es su nombre real

Atención individual El JRS organiza clases de inglés para refugiados iraquíes en Ammán. Jasim Misban aprendió a hablar inglés cuando era estibador en Mosul (Iraq) y, en Ammán, aprendió a leer y escribir.

Don Doll SJ/JRS

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acompañar

Haití

¡Tenemos nuestro ‘bizniz’! Rosa María del Socorro López, una misionera comboniana de México, coordina un proyecto del JRS para mujeres en siete campamentos para supervivientes del terremoto en Port-au-Prince. Nos cuenta porque le impresionaron tanto esas mujeres. Un dicho haitiano dice que un hogar sin una mujer es como un cuerpo sin alma. Creo que eso es cierto. Nuestro proyecto con mujeres revela el creciente deseo de levantarse por su propio pie y de cambiar no sólo su propia situación sino también la de Haití para dar a su país un rostro más justo. Lo que me llama la atención sobre las mujeres en los campamentos es su sufrimiento y aislamiento. Pero también su sentimiento de resistencia y esperanza. Recuerdo a Pierre Caroline, una mujer que superó sus dificultades de comunicación y ahora participa activamente en nuestros debates. Por eso fue elegida por las mujeres de los campamentos para presentar una petición al Ministro para el

Estatuto y los Derechos de las Mujeres. Trabajamos duro para crear una ‘economía solidaria’ donde las mujeres sean las protagonistas de su desarrollo. En Haití tienes que pagar por todo. Sin un empleo, no hay forma de sobrevivir: ni salud, ni educación, nada. Unas buenas condiciones económicas son esenciales: pero las que peor están, las más vulnerables, son las mujeres haitianas. Se han formado grupos de mujeres en cuatro campamentos. Ellas se comprometen a hacer una pequeña contribución semanal, que les garantiza que recibirán sus préstamos. Algunas tienen un puesto callejero donde venden frutas, verduras, vasijas y otras cosas. Un día, cuando caminábamos por las calles de

Port-au-Prince, oí a una mujer que me llamaba: “Hna. Socorro, venga a ver el negocio que he puesto con el préstamo”. Y una orgullosa Saint Luis Marie Nicole me mostró su bisniz, como le llaman aquí. Esta experiencia servirá de modelo en los otros tres campamentos. También ofrecemos formación en derechos de la mujer, liderazgo, igualdad de género, y resolución de conflictos. Como soy enfermera, imparto salud comunitaria. De todos los talleres, el que tuvo mayor impacto fue uno sobre enfermedades por la falta de un alojamiento adecuado. Esto despertó en las mujeres el deseo de tener un hogar propio donde poder vivir con dignidad, dejando atrás las carpas. Mi motivación y esperanza es que esto se haga realidad. Punto Info En enero de 2012, dos años después del terremoto de 7.0 grados de magnitud que sacudió Haití, unos 515.000 haitianos seguían viviendo en 707 campamentos repartidas por Port-au-Prince.

Un campamento en Port-au-Prince, donde el JRS está presente, fotografiado en febrero de 2011. (JRS Internacional)

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Pierre Caroline

Malawi

servir

Mujeres hacen cola para recibir comida en el campamento de Dzaleka a mediados de los 90. (Michael Coyne)

El JRS que pude ver y tocar Claudine Leary es una estudiante de teología que vive en Estados Unidos con su esposo y tres hijos. Consiguió rehacer su vida después de huir del genocidio de Ruanda en 1994. Claudine recuerda su vida como refugiada y cómo el JRS la ayudo a comenzar de nuevo.

Recuerdo la vida en el campamento de Dzaleka, en Malawi, entre 1995 y 1997, como una bendición y como una de las situaciones más estresantes de mi vida. Bendición porque fue un lugar al que pertenecía legalmente. Era un hogar. Estaba viva, me tenían en cuenta, alimentada, vestida y podía ir a la enfermera o al doctor si enfermaba. No se oían disparos, granadas ni bombas. Estaba en calma; podía realmente dormir. Al poco tiempo, devolví la tienda en la que vivía y me fui a una casa. A pesar de que teníamos

que compartirla, un campamento de refugiados con casas era una oportunidad. Vendía arroz, tortas de aceite y azúcar en el mercado de Dowa para poder abastecerme de lo que el ACNUR no proveía. La gente de Malawi siempre fue amable. Compraban mis productos no porque los necesitaran, sino para no desilusionarme. Tenía que vender mis productos en pequeñas porciones para que su deseo de complacerme no afectara a sus pobres bolsillos. Leía compasión en su mirada, comprensión y

Quizás nunca sepas para quien son una respuesta las plegarias de tu vida.

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servir

Malawi

(arriba) Claudine con su familia. (abajo) Joe Moretti con el refugiado ruandés, Eraste Nkundumukiza, en Lilongwe, 1997.

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pena por no poder hacer más. Eran pobres, pero encantadores conmigo. La vida en Dzaleka era difícil por muchas razones. Cargábamos con un gran dolor desde nuestro país. Nuestra comida dependía de los camiones de suministro del ACNUR. No veíamos cómo salir de esa vida, no había perspectivas de futuro. Siempre me gustó rezar y la vida en Dzaleka hizo que volviera a arrodillarme. Recé como jamás lo había hecho. Al amanecer, iba a orar a las aulas. Al mediodía, una amiga y yo íbamos a una colina a rezar, y por la tarde volvíamos a ir. Entre tanto, rezaba en silencio en todo lo que hacía. Leía la Biblia y quería creer con toda mi alma en las promesas escritas allí. Pero mi fe había quedado socavada; tantas oraciones no habían conseguido detener las matanzas de inocentes en mi país, incluso en las iglesias. Estaba confundida sobre Dios y, sin embargo, rezaba. Joe Moretti, del JRS, fue la respuesta a mis plegarias. De Joe sólo sabía que era un voluntario de New Jersey. Con nuestras historias por explicar, nosotros los refugiados raras veces les damos a quienes nos ayudan la oportunidad de que nos cuenten la suya. Mientras que la Hna. Yolanda y la Hna. Catherine tenían ocupadas a las mujeres cortando y cosiendo, Joe se reunía con algunos hombres y hablaban de filosofía; ese era el grupo que me gustaba más. Sólo tenía un diploma del instituto y necesitaba practicar mi inglés. Nuestro grupo hablaba de muchas cosas, pero la que más me impactó fue “la búsqueda de la felicidad”. Nunca había oído hablar de eso. Yo relacionaba este

concepto con otro: “la educación es la clave”, que era algo que había oído muchas veces. Le hablé a Joe de mis aspiraciones de ir a la universidad, para ganarme bien la vida y cómo esto me parecía totalmente imposible. No contestó, simplemente escuchó, como solía hacer. No me podía creer cuando la siguiente vez que vi a Joe, me dio unos formularios para la universidad. Me dijo: “Nosotros podríamos ayudarte a entrar”. Ese “nosotros” era el JRS. Me gradué en empresariales por la Africa University, en Zimbabwe, en 2001. Me trasladé a los EE.UU. en 2003. Allí hice un máster en gestión empresarial y trabajé unos años. Sin embargo, inspirada por Joe y otras buenas personas que han pasado por mi vida, en especial mi esposo y su familia, supe que la verdadera felicidad es dar felicidad a los otros en el nombre de Dios. Con esta definición actualizada de la felicidad, he hecho un cambio y ahora estoy cursando un máster en teología. Quiero formar parte de los Metodistas Unidos para hacer de este mundo un lugar mejor. Joe siempre insistió en que no era él, sino el JRS, quien me ayudaba. Sin embargo, él era el JRS que pude ver y tocar. Oswald Chambers escribió: “Tu has nacido en este mundo y quizás nunca sepas para quién son una respuesta las plegarias de tu vida”. Joe fue la respuesta a las mías. Él ahora vive con el Señor y en los corazones de tantos de nosotros. Cada Semana Santa y cada Navidad pongo flores en el altar en su memoria, rogando para que su sacrificio y sus esfuerzos sean siempre reconocidos en mi vida y en la de aquellos a quienes ayudó incansablemente.

República Democrática del Congo

Olvidados en los asentamientos ‘espontáneos’

servir

FOCUS

EL ESTE DE LA RDC

Hna. Inés Oleaga, directora del proyecto del JRS en Masisi ¿Qué definición daría de espontaneidad? La primera entrada del diccionario dice que espontáneo es algo “voluntario o de propio impulso”. Según la gente común, espontáneo es sinónimo de fresco, libre, sorpresivo, generoso. En Masisi y sus alrededores espontáneo es sinónimo de campamento de desplazados: miseria, abandono, mendicidad, humillación, miedo, supervivencia. ¿Y esperanza? ¡Siempre! Aquí es el rostro más visible del amor del que vivimos y en el que no queremos dejar de creer. Tengo ante mí a 50 mujeres con un bolígrafo y un cuaderno en sus manos. Tienen entre 16 y 50 años, y por primera vez albergan la esperanza de aprender a leer y escribir. Ellas, los suyos y otras 1.500 familias fueron forzadas a abandonar sus pueblos de origen debido a ataques y enfrentamientos entre diferentes grupos armados y caciques interesados en controlar las tierras ante las elecciones de finales de 2011. Las batallas se recrudecieron por la desaparición repentina de los soldados gubernamentales que fueron convocados ¡para unas maniobras! El único impulso propio y voluntario que les animó fue el de la supervivencia, sin saber quién les recibiría. Imagino que tenían la esperanza de que fuera lo que fuera lo que les esperaba era algo mejor: conservar la vida, ya que sus pocos bienes los perdieron por los incendios provocados en sus pueblos.

Sor Inés con un amigo en el campo “espontáneo” de desplazados de Kishondja. (JRS Internacional)

Esta nueva oleada de desplazamientos forzados de febrero de 2011 ha provocado la creación de dos nuevos campamentos ha sido desde el inicio una denuncia a la comunidad

humanitaria. Al ser “campamentos espontáneos” no reciben asistencia regular de las agencias internacionales como el ACNUR – tras un año de estar allí – y las

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servir

República Democrática del Congo

ONG de la zona no tienen en sus presupuestos estos desplazados “espontáneos”. Las familias desarraigadas viven en pequeñas cabañas construidas con hojas de plátano, pasando los días sin saber si podrán comer porque dependen de lo que los autóctonos les ofrezcan de trabajo a cambio de comida. Saneamiento, atención médica, agua y acceso a otros útiles de primera necesidad como una cazuela donde cocinar dependen absolutamente de que las ONG encontremos un presupuesto disponible para ser aplicado a situaciones de emergencia. Otro problema es que su localización provoca muchas veces la inaccesibilidad desde Masisi donde se “cuecen” las decisiones y desde donde puede partir alguna ayuda. Visitamos a los ‘nuevos’ desplazados por primera vez en marzo de 2011. Sus necesidades eran tantas que resultaba

imposible decidir qué hacer. Sin duda se trataba de considerarlos prioritarios, visitarlos asiduamente, acompañarlos y conseguir que esos campamentos estuvieran presentes en cada agenda de la coordinación humanitaria de la zona. Algo hemos ido consiguiendo entre todos y al menos ya tienen letrinas, han recibido bidones para agua, cazuelas y alguna asistencia puntual en alimentos de emergencia, aunque a menudo pasan hambre. Los meses y el curso escolar pasaban. A iniciativa de un grupo de profesores se organizó una escuela y con algunos apoyos del JRS lograron finalizar el curso 2010-2011. La educación en estas situaciones es todo un desafío. Otra prioridad del JRS en Masisi es estar junto a las mujeres, que nos digan cómo podemos ayudarlas. Aquí abusar o violar a una mujer se ha convertido en rutina. Además de una atrocidad cotidiana, la

violencia sexual se ha convertido también en tema y contenido de muchos informes, artículos y denuncias. Muchas organizaciones “trabajan” con la intención de que la situación mejore, pero la realidad es que no es proporcional el beneficio de las víctimas o la disminución de los actos de violencia, con los fondos que llegan o con las miles de páginas que se escriben para luchar contra el abuso. Al reunir a las mujeres las primeras veces nos lo dejaron clarísimo: antes de pensar en ellas su preocupación es encontrar comida para sus hijos y que estos puedan ir a la escuela. Respecto a la comida continuamos siendo su voz ante las organizaciones y asistimos a las familias más vulnerables. Respecto a la educación hemos llegado a un acuerdo con la escuela primaria más cercana: el JRS ha entregado el material para construir dos nuevas salas de

El JRS presta atención especial a los desplazados más vulnerables. Fotografiados, una pareja de ancianos en un campamento en Mweso, también en Kivu Norte. (JRS Internacional)

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República Democrática del Congo

servir

Campamento de Kishondja (JRS Internacional)

clase y la comunidad educativa construirá las salas, acogerá a los niños y niñas del campamento y facilitará el espacio para el curso de alfabetización para las mujeres tres veces por semana. También construimos una escuela de secundaria en una localidad vecina. La población local con ayuda de familias desplazadas que tienen hijos en secundaria han reunido ya el 10% del material necesario para la construcción de seis aulas y el JRS ha puesto el resto y se ocupa de la construcción. Todos trabajamos sin tregua y más de una vez, cuando los lunes nos dirigimos hacia allí, debemos volvernos porque cayó el puente o un árbol corta el paso. Cuando eso ocurre, no tardamos en recibir una llamada preguntándonos si vamos a ir, que ellos arreglarán el camino. El temor que tienen a ser olvidados en aquella colina lejana de los centros

de poder y cercana a los conflictos, es evidente. El JRS recorre un camino plagado de incertidumbres junto a estos desplazados: ¿qué ocurrirá ahora que ya han pasado las elecciones? ¿Se decidirá el gobierno a restablecer la seguridad en sus pueblos de origen? ¿podrán volver a cosechar sus tierras y dejar de humillarse pidiendo que alguien se apiade de ellos? ¿Su supervivencia

literal seguirá a expensas de presupuestos aprobados en Washington, Bruselas o Roma? ¿Seremos nosotros capaces, a través de nuestras acciones y el amor en ellas puesto, de hacerles sentir que antes que desplazados, pobres, dependientes, víctimas... son nuestros hermanos y compañeros de camino? ¿Cómo agradecerles que alimenten nuestra fe, esperanza y amor?

Punto Info El JRS tiene tres proyectos en el centro de Masisi, en la volátil región de Kivu Norte: servicio a personas vulnerables en ocho campamentos de desplazados, cinco oficiales y tres ‘espontáneos’; alfabetización y generación de ingresos para mujeres y jóvenes, desplazados o en situaciones parecidas; y educación formal, concretamente apoyando a 70 escuelas de secundaria

mediante la formación de maestros, la construcción y el suministro de materiales. La ayuda de emergencia es también parte de la respuesta del JRS, especialmente cuando hay nuevos desplazamientos, tal y como ocurrió en febrero de 2011 y de nuevo a principios de 2012, en el distrito fronterizo de Walikale, por los enfrentamientos entre milicias congoleñas y ruandesas.

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defender

República Democrática del Congo

Un campamento de desplazados en Mweso. (JRS Internacional)

Mujeres a quienes se niega la justicia

FOCUS

EL ESTE DE LA RDC

Danilo Giannese, responsable de comunicación y advocacy del JRS Grandes Lagos Es una mañana como cualquier otra. Blandine*, una mujer de 29 años, que vive en un campamento de desplazados internos, sale de su desvencijada choza en la aldea de Mweso en busca de comida y leña. Como ocurre a muchas otras mujeres, el esposo de Blandine no puede ir con ella; él salió a trabajar de madrugada y no regresará hasta que el sol se ponga. Así que ella deberá caminar sola varios kilómetros bajo el abrasador sol congoleño. Finalmente, encuentra lo que está buscando y comienza el regreso a su hogar. En el camino de vuelta, piensa en que pronto

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podrá alimentar a sus tres hijos pequeños. De repente, se tropieza con cinco hombres armados que bloquean el camino. Estos empiezan a burlarse de ella y a empujarla hasta que cae al suelo. Entonces uno tras otro la violan. “Cuando, por fin, se fueron, no sabía si estaba viva o muerta. Mi rostro estaba humedecido por las lágrimas, pero no quería que nadie me viera. Estaba avergonzada por lo que me ocurrió”, recuerda Blandine. Por suerte, ella sabía qué tenía que hacer: ir al hospital antes de 72 horas para conseguir los

medicamentos necesarios (píldoras para aquellas personas que piensan que han podido quedar expuestas al VIH). Pero no podía contar a su esposo lo ocurrido por miedo a que la repudiara, la echara de su hogar y pusiera a la familia en su contra. Los hombres a menudo culpan a las mujeres de ser las responsables de abusos sexuales o las acusan de tener un amante. En este caso, probablemente, Blandine también habría sido víctima del rechazo por parte de los otros residentes del campamento. Pero la dura prueba de la violación fue sólo el principio de más sufrimientos. Sin la ayuda

República Democrática del Congo

del esposo, Blandine no podía ir al hospital, demasiado lejos para llegar sola sin algún tipo de transporte privado. “Para conseguir que mi marido me acompañase, le dije que estaba teniendo convulsiones. El doctor le pidió que esperase fuera y entonces pudo darme las tabletas. Si me las hubiera llevado a casa, mi esposo habría entendido inmediatamente lo ocurrido. Todos los hombres de aquí saben muy bien para qué son estas pastillas del VIH y el color que tienen”, explica Blandine. La violencia sexual y de género es la causa de un terrible sufrimiento en la RDC, hasta el punto que este país es conocido como la capital mundial de las violaciones. Según un estudio reciente, cada hora 48 mujeres y niñas son víctimas de este tipo de violencia. La situación es aún mucho peor en Kivu, las provincias orientales del Congo, un área caracterizada por la presencia de grupos rebeldes armados tanto locales como extranjeros y por un desplazamiento forzoso masivo de civiles. Sólo en Kivu Norte hay más de 500.000 desplazados, el 25 por ciento de todos los del país. Los autores de los actos de violencia sexual y de género pueden ser tanto rebeldes como soldados del ejército regular, pero también puede también puede tratarse de civiles corrientes e incluso de desplazados que viven en los campamentos. Sus víctimas – mujeres, chicas e incluso niñas – quedan con cicatrices físicas y psicológicas imborrables. Uno de los mayores obstáculos para reducir la violencia sexual y de género en el Congo es la impunidad de los responsables. Si bien el país ha aprobado una de las legislaciones más severas del

mundo contra la violencia sexual – con penas que van de los cinco a los veinte años de cárcel, o el doble si se trata de miembros de las fuerzas armadas – muy pocos autores de violaciones han sido condenados. En estas circunstancias, las víctimas de la violencia sexual y de género prefieren callar y no denunciar lo sufrido. Confían así en evitar represalias de sus agresores cuyo crimen quedará sin castigo. Poner fin a la impunidad de los autores de la violencia sexual y de género es una prioridad en Kivu Norte. Todo el mundo debe identificar esta violencia con duras sentencias de cárcel; quienes cometen estos actos deberían ser puestos entre rejas. Sólo cuando la comunidad internacional, y en particular los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea, presionen a las autoridades congoleñas para que apliquen las leyes contra el abuso sexual, esta sensación de impunidad empezará a disminuir. Un primer paso sería que los grandes donantes vinculen la ayuda al desarrollo a la reducción de la impunidad. Además, hay que trabajar más en sensibilizar sobre el problema mediante servicios educativos tanto formales como informales a las comunidades desplazadas. Hay que dar más apoyo a las ONG y a las comunidades locales para que organicen campañas en aldeas y escuelas para concienciar sobre los derechos humanos en general y sobre la legislación contra la violencia sexual en particular. Hay que brindar un apoyo más práctico a quienes trabajan con las víctimas de la violencia sexual y de género, así como información básica sobre qué hacer en caso de ataque. El resultado de la lucha contra

defender

la impunidad depende, por encima de todo, de la voluntad de las autoridades congoleñas. Educar a la gente a oponerse a cualquier forma de violencia con todos los medios a su alcance es un objetivo concreto que se puede alcanzar con un compromiso diario alimentado por la pasión y la esperanza. El JRS, firmemente convencido de ello, continuará estando junto a las poblaciones de esta parte de África cada vez más olvidada.

*No es su nombre real

Una sesión de sensibilización organizada por el JRS en Mweso. (Danilo Giannese/JRS)

Esta lacra sólo se erradicará cuando quede claro a quienes cometan actos de violencia sexual que esto significa una condena grave.

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defender

Francia

¿Qué hemos hecho con el derecho de asilo? JRS Francia

Un hombre cargando sus pertenencias camina mientras unos manifestantes muestran pancartas contra el desalojo de cientos de solicitantes de asilo de un edificio ocupado en Niza en diciembre de 2010. (Reuters/ Eric Gaillard, courtesy Trust.org – AlertNet)

¿Puede la ley triunfar “creando un espacio dónde esto es válido?

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Denise, de Ruanda, tenía tres años cuando su familia fue exterminada. De un campamento de refugiados a otro, cruzó Tanzania y se encontró en Mayotte, en las islas Comores. Mayotte es un territorio francés, así que cuando Denise llegó a los 18, fue llamada por el Tribunal Nacional de Asilo. Lo dejó todo y viajó a París donde descubrió que su audiencia había sido pospuesta. Denise estaba totalmente sola. Seis meses después, su solicitud fue desestimada. ¿La iban a devolver a Ruanda? “¿Cuándo podré regresar a Mayotte, con mis libros y mis amigos?” repite una y otra vez. La ley no le garantiza el derecho a hacerlo, y en cambio le abre un futuro de explotación. ¿Cómo puede un proceso totalmente legal de asilo convertirse en un camino degradante? Durante más de 200 años, Francia ha reafirmado su compromiso con el derecho de asilo. Sin embargo, cada vez se dan más razones para retroceder en este derecho. Su legitimación suele residir en las estadísticas del gobierno, que muestran a Francia como un faro de generosidad, un país que hace más que su parte en la acogida de refugiados. Ello no oculta la violencia real de una política que excluye a los extranjeros, de una ley que organiza y trivializa la violencia. Las estadísticas no dicen nada sobre las brutales redadas policiales, ni sobre las medidas que separan familias, o sobre los retrasos administrativos y las humillaciones incesantes. Las estadísticas callan sobre

la deliberada y sistemática marginación de hombres y mujeres cada día. Esta es la violencia más escandalosa porque se encubre y se apoya en la ley. Nos llegan a la memoria innumerables casos. Algunos solicitantes de asilo queman sus huellas dactilares antes de entrar en Francia, para evitar que la policía de fronteras les identifique y deporte. Las autoridades han emitido una circular denegando el asilo, en principio, a aquellos que llegan a este extremo en su desesperación. En febrero de 2012, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció que la “vía rápida” del proceso de asilo francés no dio respuesta efectiva a un solicitante de asilo en primera instancia. El hombre, sudanés, al que se le concedió asilo tras apelar, habría sido probablemente deportado de no haber recurrido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En 2010, el 24% de todos los solicitantes de asilo se vieron obligados a hacerlo por la vía rápida, y no se les dio la misma asistencia básica que la recibida por los que siguen los trámites habituales. Aunque para estos tampoco es fácil la vida: por ejemplo, Barnabé, que pidió asilo hace un año, sigue esperando que le entrevisten. Fue a la prefectura para que le renovasen el ‘recibo’ unas diez veces: primero se presentó él mismo y luego para que le dieran el documento, después para rellenarlo, más adelante porque los documentos no eran los correctos, luego expiraron,

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Fortaleza Europa

Unos solicitantes de asilo desembarcan en Malta tras haber sido rescatados en el mar. A pesar de las dificultades que conlleva tratar de llegar a Europa, esta región es el primer destino de los solicitantes de asilo individuales. En 2010, Francia era el principal destino dentro de Europa y el tercero del mundo. Times of Malta

después la foto era demasiado oscura. “Solía ponerme en la cola a las cinco de la madrugada, pero no podía entrar porque sólo atienden a unas pocas personas. Entonces vine a las 3 de la madrugada, cuando había gente haciendo cola para vender su puesto al mejor postor. Ahora llego a las 2 de la madrugada y es perfecto,” dice. Perfecto. Al menos tendrá los beneficios sociales de los solicitantes de asilo, pero el 1 de febrero de 2012, la temperatura nocturna alcanzo los -9 grados, y Barnabé estaba allí de pie haciendo cola. ¿Puede la ley redescubrir su

vocación de garantizar la seguridad humana y la dignidad? En palabras de Hannah Arendt (1906-1975), una judía alemana, referente de los filósofos políticos del siglo XX, ¿puede la ley triunfar “creando un espacio donde ella sea válida, un mundo donde nos podamos mover libremente”? Al tratar de complacer las investigaciones de opinión, ofreciendo una ilusoria seguridad jurídica, la ley ha perdido sus legítimos fundamentos: sabiduría, justicia y la universalidad de los valores. Si la gente pierde sus derechos como ciudadanos, deberían tener

protección y disfrutar de sus inalienables derechos humanos. Sin embargo, “ocurre lo contrario,” dice Arendt. “Un hombre que no es más que un hombre ha perdido las cualidades que hacen posible que otros le traten como a un igual.” No podemos permanecer indiferentes ante la violencia contra los extranjeros. Todos somos emigrantes y viajeros sobre la tierra, mañana más que ayer. Quizás nuestros hijos y nietos estén exiliados lejos del hogar. ¿Los tratarán con la misma violencia en esos países donde busquen ser recibidos?

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Welcome Defender la dignidad humana acogiendo a los necesitados es tan esencial como luchar por una reforma legal, tal y como ha descubierto Nadette Noël. Allí está él, sentado en el suelo de la cocina pelando patatas, sintiéndose como en casa, como si estuviera de regreso a su campo afgano. “¡Buenas tardes! ¡Qué tenga un buen día!” La verdad es que tenía un mal día y que su sonrisa de bienvenida me hizo sentir mejor; estoy contenta con ese rayo de luz en mi cocina. Luego, me invita a probar lo que preparó, orgulloso de poder ofrecerme algo. Y me cuenta que está feliz de no tener que hacer cola en el frío, ni luchar por un puesto en la fila para tener su cena. Pertenezco a la red Welcome del JRS Francia, lo que significa que ofrezco alojamiento a los solicitantes de asilo durante un máximo de seis semanas. Ya conocía al JRS, y era consciente de los problemas que tenían los extranjeros para encontrar alojamiento en París. Veía cada vez más gente deambulando por

las calles y por las estaciones de metro, pero ¿qué podía hacer yo? No estaba en mi poder resolver los problemas del mundo. Entonces yo pertenecía a una Comunidad de Vida Cristiana (CVX) y, de repente, estar bautizada resultó algo más que una convención social. Era el momento de pasar a la acción, de poner en práctica el urgente llamado a ser concreto al dar la bienvenida a los otros en mi propio hogar. Me vinieron a la cabeza las palabras “era forastero y me acogistéis” y “hoy vendré a tu casa”. Solía decirme que como periodista hacía lo que estaba en mi mano para dar voz a los pobres, para denunciar injusticias. Pero me sentí llamada a pasar a la acción, y tras hablarlo con mis hijos, que me alentaron, me lancé a la aventura. Desde entonces vienen a casa algunos jóvenes afganos, y estoy

descubriendo la realidad de su país, los horrores de la guerra y el desplazamiento, y la dureza del viaje de los solicitantes de asilo. Comparto su angustia mientras esperan una respuesta de las autoridades que decidirán sobre su futuro. Veo su humillación al tener que poner la mano para que les den comida o ropa, para estar en un lugar cálido. Todo es una lucha. También estoy descubriendo el goce de recibirles y de saber que, por un tiempo, mi invitado no tendrá ni hambre ni frío. Descubro la gracia de sonreir cuando me da la bienvenida cada tarde. Admiro su valentía y esperanza, su fe en la vida. Tengo mucho por lo que estar agradecida.

Enlace Internet Para leer más sobre la red Welcome, ir a www.jrsfrance.org

Hacer que los solicitantes de asilo se sientan en casa: una actividad organizada por la red Welcome para los voluntarios del JRS y los solicitantes de asilo; a la izquierda, Nadette.

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Pintar la paz a través de las fronteras Stan Fernandes SJ, director del JRS Asia del Sur Afganistán es uno de los países menos desarrollados del mundo. Los jóvenes, que constituyen el 70% de la población, anhelan “paz, la seguridad y una buena educación”. Eso es lo que dicen nuestros estudiantes cuando les preguntamos. No están solos en sus sueños. La Dra. Margret Bergmann es una entusiasta, incansable y creativa benefactora de los proyectos educativos del JRS Afganistán. Junto con la Dra. Petra Eisentecken, está reuniendo amigos, funcionarios y más de 5.500 estudiantes (en el último conteo) de Bozen/Bolzano en el sur de Tirol, Italia, para construir puentes en una exposición llamada ‘Pintemos la paz ¡y la paz vendrá!’ Con envidiable entusiasmo, los niños y los jóvenes que aprenden inglés en los proyectos del JRS en Afganistán, y los

niños de las escuelas del Sur de Tirol, han cogido sus lápices y los colores para pintar la paz. Sus trabajos se presentarán en el centro cultural Walther von der Vogelweide, de Bozen/ Bolzano del 16 al 24 de abril, una semana durante la cual se realizarán muchas actividades. “Cuando sueñas solo, es sólo un sueño; pero cuando soñamos juntos, es el principio de una realidad.” Margret y Petra comparten nuestro sueño por la juventud de Afganistán.

Cuando sueñas solo, sólo un sueño; pero cuando soñamos juntos, es el principio de una realidad.

Niños y niñas en Italia y en Afganistán pintan por la paz.

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Jesuit Refugee Service Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma, Italia TEL: +39 06 69 868 465 FAX: +39 06 69 868 461 Servir está editado, producido e impreso en Malta

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Una de las muchas maneras en que el JRS llega a los refugiados es respondiendo a sus necesidades básicas de comida y alojamiento, especialmente cuando se han olvidado de ellos o cuando hay una emergencia. Su donativo nos ayudará a reaccionar a tiempo cuando los refugiados necesiten de nuestra ayuda para sobrevivir.

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