Anarquismo

Política. Justicia. Religión. Autoridad. Libretad. Terrorismo. Anarcosindicalismo. Individualismo. Violencia. Orígenes. Desarrollo. Actualidad

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ANARQUISMO Y ORGANIZACIÓN
RUDOLF ROCKER ANARQUISMO Y ORGANIZACIÓN 2 INDICE Nota editorial____________________pag2 Capítulo 1 _______________________pag8 Capítulo 2.________

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Anarquismo ¿Qué es el anarquismo? El anarquismo, es una doctrina que sostiene que toda autoridad polÃ−tica es innecesaria e incluso nociva. Cuestiona además otras formas de autoridad como la jurÃ−dica y religiosa porque sostiene que una sociedad justa solo podrÃ−a lograrse a través de una abolición de la autoridad que diera curso a la bondad innata del hombre para cooperar solidariamente con los demás. De esta forma, para la anarquÃ−a, es posible una forma utópica de organización social que excluye al Estado de modo que este puede mantiene sin coacción. Se basa en las libertades individuales y promueve la absoluta libertad del individuo. El anarquismo fue postulado por primera vez por W. Godwin y su obra continuada por Bakunin, Kroptkin, Malatesta y otros. Fue 1872, en la 1ra. Internacional, cuando se produce un cisma entre los partidarios de Marx y los de Bakunin y los anarquistas decidieron utilizar el terrorismo como método de lucha. El anarquismo no considera a la persona como un sujeto de derechos, la constancia ética del anarquista es su campo de batalla e implica un testeo permanente de la relación entre la propia vida y los ideales. “Nunca existieron demasiados anarquistas. Hacia 1910, la policÃ−a calculaba que habÃ−a entre 5000 y 6000 fieles a ´las ideas´ en Argentina”, cuenta el sociólogo Christian Ferrer. Esta limitación demográfica explica porqué cada vida de anarquista se volvÃ−a preciosa como “ejemplo moral”. En cada vida se realizaba, mediante prácticas éticas especÃ−ficas, la libertad prometida. A principios de siglo la encrucijada entre anarquistas individualistas y colectivistas o comunistas era si organizar o no a la clase obrera, no incorporada aun polÃ−ticamente. Surgieron cÃ−rculos culturales, escuelas anarquistas, libres o racionalistas, revistas, obras de teatro y hasta un periódico, “La protesta”, existente hasta hoy. A la par, la acción directa de los anarquistas insurreccionales o individualistas daba el mote de violencia y caos al anarquismo ante la opinión pública. El rostro bifronte llega hasta nuestros dÃ−as. El anarquismo es un mosaico doctrinario que se mantiene unido por el racionalismo y en el que “la figura de Dios es reemplazada por el hombre y se resalta la naturaleza, el progreso unido a la ciencia, la libertad individual y la justicia, la desaparición de los privilegios asÃ− como la crÃ−tica al estado y la religión.”, resume el historiador Juan Suriano en el libro “Anarquistas”. Anarcosindicalismo A principios del siglo XX, los anarquistas se unieron a los sindicatos obreros de tendencia revolucionaria, surgiendo asÃ− el anarcosindicalismo. El anarcosindicalismo, otorgaba a los sindicatos un papel fundamental en la lucha por la emancipación de la clase obrera y proclamaba el apolitismo, la negociación directa entre los obreros y sus patrones, y la huelga general revolucionaria. Surgió especialmente en España a principios del siglo XX y su entidad se consolidó en la Confederación Nacional del Trabajo (CGT). En Argentina, se conformó en 1905 como la Federación Obrera Regional, extendiendo su influencia hacia otros paÃ−ses de latinoamérica. Cuando los bolcheviques toman el poder en Rusia en 1917, la penetración del comunismo en los sindicatos, promovió la decadencia del anarcosindicalismo. La excepción es España, cuya vigencia se mantuvo hasta 1939. 1

Anarquismo individualista En Estados Unidos surgió el anarquismo individualistacon Josiah Warren, Benjamin Tucker o Henry David Thoreau, pero, hacia finales de siglo con la inmigración europea, el anarcosindicalismo también cobró importancia, teniendo lugar la famosa huelga por la jornada laboral de ocho horas del 1 de mayo de 1886 que llevó tres dÃ−as más tarde a la Revuelta de Haymarket, acontecimiento que dio origen a la celebración del 1 de mayo como DÃ−a Internacional de los Trabajadores. El anarquismo hoy Luego de la segunda guerra mundial, el anarquismo ha cobrado cierto auge entre algunos sectores intelectuales. Personalidades de la talla de Noam Chomsky, Ursula K, Le Guin, Howard Zinn, Nicolás Roselló y el Hans Alfredsson, o Alan Moore. En la actualidad, y en parte, como consecuencia de la difusión mediática que rodea a algunas de estas celebridades, el anarquismo es a menudo, ingrediente de la cultura popular, conviritiéndose en la insignia que identifica ciertos grupos que actualmente se conocen como “tribus urbanas” (ej: Punks). La organización En busca de la unidad del desperdigado movimiento trabaja la Red Libertaria Argentina. Javier tiene 29 años, participa en la Red y estudia Ciencia PolÃ−tica, él considera que las prácticas insurreccionales actuales “están buenas si se enmarcan en un proyecto, si no es sólo un mensaje de contrapropaganda… con un stencil sólo no vas a hacer la revolución”. Agrega que la pérdida de masividad es consecuencia de que el anarquismo “no se supo organizar y actualizar, se quedó como algo anacrónico, todo se redujo a luchar contra el estado cuando hoy Microsoft es doscientas veces más poderoso que un estado, en especial si es sudamericano”. Desde la Red se apuesta a la organización y a la revisión de los errores del pasado, tiene nodos de “militancia concreta en barrios, sindicatos, facultades, organismos de derechos humanos”. Javier cree que antes de la revolución tiene que haber una construcción social real, “la revolución tiene que ser porque lo sienta el pueblo, no la va a hacer el movimiento, la revolución es del pueblo”. El desafÃ−o es cómo articular la doctrina con los nuevos tiempos, por ejemplo “la mayorÃ−a del pueblo rescata el voto como conquista social y nosotros somos antielectoralistas pero nos actualizamos y respetamos eso”. La Red Libertaria funciona en la Biblioteca José Ingenieros, una histórica buhardilla de anarquistas intelectuales que rivalizaba con la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y con la Federación Libertaria Argentina (FLA, desde 1959, antes Federación Anarco Comunista Argentina). La postura de la Red es la búsqueda de una inserción social real y si algo de la doctrina llega a caer en el camino no se agacharán a buscarlo, “veo que las prácticas anarco las hacer gente que no son anarcos…yo me voy con esa gente”, resume Javier. Una misma orientación tendrÃ−a la Organización Socialista Libertaria (OSL), desde su periódico “En la calle” (nro.56, 2005) insta a recuperar el sindicalismo como herramienta de lucha de la clase trabajadora, “la confianza en la masa, en su fuerza, en su poder de acción y reflexión es lo que caracteriza al anarquismo”, y es la organización la que debe articular y expandir las prácticas de lucha de los trabajadores ocupados o desocupados. Origen y desarollo de las ideas anarquistas. Es evidente que la teorÃ−a anarquista no surgió de una pieza, armada y presta a formularse, de una sola cabeza. Hasta llegar a la formulación de un Godwin, de un Proudhon, a la tesis polémica de un Bakunin, pasó por un largo perÃ−odo de maduración que se extiende desde los filósofos griegos, el pensamiento chino de Lao Tsé hasta nuestros dÃ−as, pasando por la Edad Media, el Siglo de Oro español, el 2

Renacimiento italiano, la Revolución francesa sin olvidar las agitaciones sociales del siglo XIX en Rusia, Italia, España, Francia, Alemania y la aportación de los economistas ingleses. Sócrates, Heráclito, Demócrito, Epicuro, Epicteto Diógenes, Platón, Aristóteles, en el conjunto de su concepción filosófica aparecen ideas sobre el hombre, la vida, las pasiones, la sociedad, en las que hay atisbos de crÃ−tica común a lo que más tarde debÃ−a ser pensamiento anarquista. En los primeros apóstoles del cristianismo, las formulaciones aparecen aún más claras. En la propia Edad Media, calificada como perÃ−odo de máximo oscurantismo, fueron numerosos los pensadores que expusieron teorÃ−as audaces, demoledoras, socialmente hablando. En nuestro Siglo de Oro, el pensamiento ya se afina y se perfila. Baste sólo recordar el Discurso a los pastores del inmortal Cervantes. Rabelais, Montaigne, Restif de la Bretonne, aportaron ya ideas concretas. El "Haz lo que quieras" rabelaisiano, inscrito en el pórtico de la abadÃ−a de Thelème, es todo un poema y todo un programa. En las UtopÃ−as aparecidas por esa época -"La Ciudad del Sol", de Campanella y la "UtopÃ−a", de Tomás Moro- por el contrario, la obsesión autoritaria aparece muy presente. Pero, en cambio, en obras literarias del Renacimiento italiano, y sobre todo en las personas y el pensamiento de algunos de sus hombres -Vanini, Leonardo da Vinci, Giordano Bruno, Miguel Servet, Luis Vives, San Juan de la Cruz, por no citar más que algunos, se muestran las aspiraciones a la libertad, la concepción de un hombre en plena posesión de sus derechos individuales y deseando la justicia, la igualdad, la fraternidad sobre la tierra. Pero es en el siglo XVIII, antes y durante la Revolución francesa, como las ideas más definidamente libertarias florecen y se manifiestan los llamados enciclopedistas y los hombres que prepararon en las conciencias la Revolución, llevaban ya en ellos las fórmulas que más tarde expresaran con mayor coordinación y fuerza, Proudhon en Francia, Pi y Margall en España. La aparición del famoso libro de Godwin "Investigación sobre la justicia polÃ−tica" y de la primera Declaración de los Derechos del Hombre de Paine,san ya considerados formando parte de los clásicos del anarquismo. En ellos, y en Coeurderoy, Rousseau, La Boetie, Bellegarrigue y Dejacques , encontraron Proudhon y Bakunin principios y crÃ−ticas por ellos ampliados y profundizados. En, los años II, III y IV de la Revolución francesa, cuando se escribe y se pronuncia por primera vez la palabra "anarquistas", como sinónimo de hombres con un pensamiento social y polÃ−tico revolucionario. El grupo de Los Iguales, Babeuf y sus amigos, fueron calificados de "anarquistas". Hubo incluso un joven barón alemán, Clotz, subyugado por los principios de libertad, igualdad y fraternidad de la Revolución, que los hizo suyos y que transformó su nombre patronÃ−mico convirtiéndolo en Anarchasis. No es posible tampoco pasar sin citar la aportación al anarquismo de los individualistas americanos, sobre todo de Thoreau, Mackay, Tucker y Warren, que tanto contribuyeron a la evolución de la literatura y del pensamiento americano. No hay que olvidar que en un memento dado, hasta polÃ−ticos como Jefferson, sintieron simpatÃ−a por el anarquismo. Ello explica el auge obtenido en Estados Unidos por el Movimiento Libertario, que llevó a la burguesÃ−a americana a buscar el pretexto para destruir la serie de organizaciones de grupos y de periódicos que existÃ−an en U.S.A. en los años 1880. El pretexto fue la huelga en la fábrica MacCormick de Chicago, la bomba arrojada contra la policÃ−a, obra probablemente de un agente provocador, el arresto y condena a muerte de los mártires de Chicago que dio origen al 1." de Mayo en 1886. Figura señera del movimiento y de la literatura anarquista americana fue una mujer, muerta desgraciadamente muy pronto, Voltaire de Cleyre, hija de emigrados franceses y cuyo aporte como escritora y como poetisa es inestimable. En otro capÃ−tulo de este estudio, al tratar del anarquismo internacional desde la Revolución rusa de 1917 a la Revolución española de 1936, hablaremos de otra mujer excepcional, Emma Goldmann. Aunque de origen ruso, la mayor parte de la vida de Emma Goldmann y del que fue su compañero, Alejandro Berkman, transcurrió en Norteamérica. En Estados Unidos, como obra extraordinaria y perdurable, se citará siempre lo que fueron las joyas tipográficas, realizadas por un hombre que editó con amor y arte exquisitos diferentes obras maestras de la literatura libertaria universal y singularmente de Thoreau, Kropotkin, Reclus y Voltairine de Cleyre: Joseph Ishill, fundador de la célebre colección "Prensa de la Oropéndola". Nettlau lo admiraba profundamente y a la obra de Ishill dedicó un escrito. Tampoco puede desdeñarse la aportación de los individualistas alemanes como Max Stirner, Nietzsche. Del primero citemos "EI à nico y su Propietario" y del segundo "El Anticristo", "AsÃ− hablaba Zarathustra", 3

"GenealogÃ−a de la Moral", "La Gaya Ciencia", etc., que tanta influencia tuvieron entre la juventud de fines del siglo XIX y principios del XX. Pero serÃ−a injusto olvidar lo que aportaron a las ideas libertarias, la obra y la acción de hombres como Juan Most, Gustavo Landauer, Rudolf Rocker, Max Nettlau, el austriaco Pierre Ramus y Fritz Kater, primer secretario de la Asociación Internacional de los Trabajadores, fiel a la IÃ−nea bakuniniana, reconstruida en BerlÃ−n en 1922 y que pese a los múltiples avatares y persecuciones sufridas por las sindicales que la integran en los diversos paÃ−ses, la mayor parte caÃ−dos bajo regÃ−menes de dictadura, aún existe. Inglaterra fue, como Suiza, lugar de refugio, a últimos del siglo XIX, de perseguidos polÃ−ticos. AllÃ− fueron a parar Malatesta huyendo de Italia, Kropotkin, expulsado de Suiza y de Francia, Fernando Tarrida del Mármol, ingeniero y anarquista español, expulsado de España. Todos estos hombres aportaron al movimiento anarquista inglés y a la cultura británica en general contribuciones valiosas. Buena parte de la producción literaria de Kropotkin, asÃ− como Tarrida del Mármol, apareció en la famosa "Nineteenth Century", la célebre revista cientÃ−fica que fue exponente de las más audaces teorÃ−as. Pero cabe recordar que Godwin y su "Investigación sobre la justicia polÃ−tica" están en los orÃ−genes del anarquismo; que Darwin, con su teorÃ−a de la evolución de las especies, y Herbert Spencer, con su ·El Hombre contra el Estado·, sin ser anarquistas, verificaron y dieron base a numerosas afirmaciones libertarias. Es en inglés donde se editó, por primera vez, lo que consideramos obra fundamental de Kropotkin, "à tica: Origen y evolución de la moral" Sin calificarse especÃ−ficamente de anarquistas, hubo hombres, como el poeta Shelley, primero, y el escritor William Morris, después, que expusieron ideas completamente libertarias y que nosotros consideramos como poetas y pensadores tan estrechamente emparentados con el anarquismo como lo fue Guyau en Francia. Tampoco es posible desdeñar el aporte de los economistas, como Stuart Mill y Henry James, entre muchos otros, cuya crÃ−tica y cuyo análisis fueron importantes y sirvieron de base a mucha argumentación libertaria. En el terreno que nos es propio, la obra realizada por la revista "Freedom" llena varios años de actividades del movimiento libertario en Gran Bretaña. En Bélgica, durante un perÃ−odo agitado de luchas polÃ−ticas en Francia y en Alemania, se reencontraron allÃ− también muchos hombres perseguidos por los gobiernos de los paÃ−ses en que nacieron o que, por oposición a los regÃ−menes allÃ− establecidos, en Bruselas buscaron asilo. Aparte el más conocido e ilustre de estos emigrados, Victor Hugo, no hay que olvidar la parte activa que tuvo en la creación y funcionamiento de la llamada Universidad Libre de Bruselas, nuestro compañero Eliseo Reclus, profesor en ella. Naturales de Bélgica y figuras destacadas e insignes, cabe citar los nombres del filósofo Paul Gille, autor de "La gran metamorfosis" y del publicista Ernestan, cuyos escritos, de una limpidez y una elegancia de estilo inimitables, continúan siendo de actualidad permanente. Más cerca de nosotros, tampoco es desdeñable la obra realizada por Hem Day y sus cuadernos "Pensamiento y acción". En Holanda, una figura lo domina todo y ella sola basta para que el nombre de los PaÃ−ses Bajos ocupe lugar predilecto en este pequeño recuento de figuras libertarias: el de Domela Niewenhuis, uno de los pocos anarquistas que poseen un monumento público. La estatua de Domela domina el puerto de Amsterdam y dice el grado de influencia y el enorme prestigio adquirido por este hombre, uno de los mejores y más profundos pensadores anarquistas. Bakunin tuvo en Holanda amigos fieles, que le ayudaron en su combate, como César de Paepe, que apoyó la actitud de su compañero en sus luchas contra Marx, que no vaciló en calificar a Miguel Bakunin de "agente del zarismo". Tal infamia ha sido recogida por discÃ−pulos de Marx, cuando de atacar y de difamar a los anarquistas se ha tratado. En Rusia el nihilismo fue poco a poco adquiriendo fisionomÃ−a ideológica. Primero fue un movimiento de protesta y de acción contra los abuses y atrocidades del zarismo. Por ejemplo, los llamados diciembristas no tenÃ−an caracterÃ−sticas ideológicas muy definidas. Estaban movidos por un espÃ−ritu de justicia y por la vaga influencia del hegelianismo, pero aún no habÃ−an llegado a conclusión alguna. En ese ambiente de agitación casi mÃ−stica se forjó el joven Bakunin y, con él, los primeros socialistas revolucionarios que, más tarde, se definieron como anarquistas. Fue asimismo en ese clima de luchas, de persecuciones, de sacrificios y de actos individuales desesperados, 4

como se formaron, surgieron e irradiaron hacia el mundo, el anarquismo cientÃ−fico del prÃ−ncipe Pedro Kropotkin y el anarquismo cristiano del conde Leon Tolstoy. Hay paÃ−ses en donde las ideas libertarias adquirieron más rápidamente influencia y difusión. En Francia, después de La Commune, se produjo un perÃ−odo de enorme actividad anarquista. Figuras como la de Luisa Michel, Sebastián Faure, Carlos Malato, Juan Grave y tantos otros que sucedieron a los Reclus y demás pensadores que, a su vez, habÃ−an ampliado Y definido el pensamiento proudhoniano, crearon periódicos, revistas y, unidos a los obreros sindicalistas revolucionarios como Pataud, Pouget, Pelloutier, Grifuelhes, etc.., constituyeron en 1905 la C.G.T. Señalemos, para ilustración de los lectores, que de ese perÃ−odo del anarquismo en Francia, extraordinariamente rico, en el que florecieron numerosas revistas, como «Le Temps Nouveauxu, fundada por Kropotkin y continuada por Grave y en que nació "Le Libertaire", fundado por Luisa Michel y Sebastián Faure, la historia general apenas hace referencia. Lo que de él retiene, son los nombres de los que realizaron actos de terror, movidos por la desesperación Y guiados por las reacciones de sus temperamentos. Se cita a Vaillant, a Emilio Henry, a Ravachol; pero no se habla de Reclus, de Kropotkin, de Jean-Marie Guyau, estrechamente emparentados con el anarquismo y tantos otros. Se citan los actos de Ravachol, pero no se dice que en aquellos tiempos aparecieron obras fundamentales como "El Hombre y la Tierra" y la "GeografÃ−a Universal" de los hermanos Reclus, "La Conquista del Pan", "El Apoyo Mutuo", "Campos, fábricas y talleres" de Kropotkin, "Ensayo sobre una moral sin obligación ni sanción", "La irreligión del porvenir", "El Arte desde el punto de vista sociológico", de Guyau, "La sociedad moribunda y la anarquÃ−a", de Grave, "El dolor universal" de S. Faure. Y paramos la lista, que se harÃ−a interminable. Siempre se ha procurado desfigurar al anarquismo y destacar sólo de él los aspectos de violencia o de ilegalismo. AsÃ− también, de los anos que precedieron a la primera guerra mundial, al tratarse del anarquismo, en Francia, no se cita más que la "banda Bonnot". Para nada se habla de las actividades culturales, sociológicas y sindicales de los anarquistas, como hemos dicho antes, primeros y auténticos creadores de la C.G.T. y del sindicalismo revolucionario. En Italia, al producirse la división de la Primera Internacional, una parte siguiendo el pensamiento polÃ−tico de Carlos Marx, partidario de la acción múltiple y de la intervención parlamentaria y otra, la posición de Miguel Bakunin, partidario de la acción directa y revolucionaria contra el Capitalismo y el Estado, sin admitir la actuación polÃ−tica y mucho menos parlamentaria, convencido de que los socialistas que intervendrÃ−an en ella serÃ−an fatalmente absorbidos por el Estado al servicio de las clases dirigentes y poseedoras en Italia, repetimos, el movimiento anarquista adquirió inusitado auge e influencia. Justo es decir que en Italia surgieron figuras magnÃ−ficas de pensadores y de revolucionarios, pertenecientes a todas las clases sociales, desde el aristocrático Duque de Pisacane, protector de Bakunin al que tanto ayudó financieramente, hasta el humilde obrero electricista Enrique Malatesta, pasando por grandes abogados como Pedro Gori y hombres de acción y de pensamiento como Giovanni Bovio, Cafiero y Merlino. La realidad es que en Italia ha existido siempre un movimiento anarquista prestigioso y respetado, hasta por Mussolini, que tuvo a gala conservar en vida y en libertad vigilada a Malatesta, considerando que con ese gesto se honraba al fascismo, que respetaba a la figura más prestigiosa de un ideal que nunca cesó de inspirar simpatÃ−a a los italianos. Por eso, al producirse en 1945 la caÃ−da del fascismo resurgió con fuerza en Italia el movimiento libertario, aunque tradicionalmente muy influenciado por el individualismo. En Rusia a donde habÃ−a acudido a aportar su concurso a la revolución de 1936. murió a manos de los agentes rusos, en mayo de 1937. el pensador e historiador Camilo Berneri. Diseminados por el mundo, sobre todo en América latina, actuaron y vivieron grandes figuras del pensamiento anarquista italiano como Luigi Fabbri, Hugo Treni, Armando Borghi, Virgilia d'andrea y muchos otros. Durante todo el siglo XIX y parte del XX, Suiza fue uno de los centros de reunión internacional de las anarquistas. Los rusos, perseguidos, allÃ− iban a parar. AllÃ− murió Bakunin. Y cuando se produjo la división de la Internacional, la Federación del Jura, una de las más importantes de la Primera Internacional, siguió la lÃ−nea bakuninista. HabÃ−a una potente organización obrera -la de los relojeros- y hubo un hombre, amigo personal de Bakunin, que tuvo enorme influencia sobre el proletariado suizo y los diversos grupos étnicos en Suiza refugiados. Nos referimos a James Guillaume. Muerto éste, le sucedió, en la misma obra y con' considerable influencÃ−a, Luigi Bertoni, que publicó durante largos años, "Le Réveil-Il Risveglio", revista en francés y en italiano, que habÃ−a sido fundada por el propio Kropotkin, 5

que en Suiza vivió también varios anos refugiado. En América latina, donde mayor influencia e irradiación adquirió el anarquismo fue en Argentina. Es allÃ− donde existió la única organización obrera que se calificó a sÃ− misma de anarquista, la F.O.R.A. Se publicó allÃ− un diario anarquista, órgano de la F.O.R.A., "La Protesta", que además constituyó una de las mejores bibliotecas de ediciones existente en el mundo a fines y principios de siglo. Nettlau publicó en ella diferentes obras de historia y allÃ− empezaron a editarse las obras completas de Bakunin en español. AllÃ− apareció la primera edición española de "à tica: origen y evolución de la moral" de Pedro Kropotkin. El anarquismo argentino contó con grandes escritores, como José Ingenieros, Rodolfo González Pacheco, Teodoro Antilli, Emilio López Arango, con excelentes poetas, como Alberto Ghiraldo y Herminia Brumana. A primeros de siglo realizaron Luisa Michel y Pedro Gori una histórica labor de propaganda. Que ganó para el anarquismo miles de adeptos en diferentes lugares de Hispano-America. Todo esto duró hasta que las dictaduras, de Incloyen primero, de Uriburu después. lo aniquilasen todo encarcelando, deportando a los hombres más representativos de la izquierda y suprimiendo la prensa, ediciones y organizaciones obreras y polÃ−ticas. Hubo otros hombres, a caballo sobre diversas nacionalidades y paÃ−ses, como Rafael Barret, nacido en España, pero que vivió en la Argentina, hijo de padre inglés y de madre española, como Enrique Nido y Pierre Quiroule, asiduos colaboradores de "La Protesta", pero que habÃ−an ido a parar allÃ− después de múltiples avatares. En México. la Revolución de 1910 estuvo profundamente marcada por la influencia anarquista, a través de la acción y de la presencia de tres hombres, entre otros muchos, que dejaron huella indeleble: Librado Rivers, Ricardo Flores Magón y Práxedes G. Guerrero, a quien se debe la frase de que más tarde de apoderó la Pasionaria; "Vale más morir de pie que vivir de rodillas". De pie murió Guerrero, ya que dio su vida por la libertad y los derechos de los campesinos mexicanos. En el Perú, el anarquista González Prada es hoy considerado como un maestro de periodistas y de escritores, pues su estilo, la profundidad de su pensamiento hacen de él un hombre realmente excepcional. Es imposible detallar todo lo que ha sido la influencia anarquista en ambas Américas y a través de los diferentes paÃ−ses. El mundo ignora lo que ha sido la labor propagandÃ−stica, cultural, de liberación de las conciencias y simplemente las manifestaciones artÃ−sticas del pensamiento mundial del anarquismo.

Relación entre anarquismo y violencia Periodico EN LA CALLE, organo de difusión del anarquismo organizado (Argentina) La relación entre anarquismo y la violencia ha sido objeto, sea por ignorancia o por malicia, de malos entendidos y difamaciones. Intentemos abordar la cuestión despejando las confusiones y procurando distinguir los medios y formas que ha tomado y toma la acción violenta libertaria y popular. El primer nudo a desatar es el que pretende que los anarquistas anhelamos una vida social signada por la violencia. Claramente los libertarios hemos señalado que nuestra finalidad es erradicar la violencia de las relaciones sociales al tiempo que reivindicamos el ejercicio de la violencia en nuestra lucha por la libertad. Ante el aparente discurso contradictorio señalamos la inevitabilidad de la resolución violenta de nuestro enfrentamiento con los sistemas de dominación. Para entender la cuestión es necesario diferenciar entre una violencia y otra, entre el recurso para perpetuar un estado de cosas inaceptable para la dignidad humana y el acto liberador herramienta de los oprimidos. El orden sistémico en última instancia, se sostiene por la violencia, explÃ−cita o latente. Una vez que su andamiaje ideológico se revela ineficaz, su carta final la juega su aparato de represión y encierro. Y no solamente es utilizada en casos en que la totalidad del régimen peligra. Sistemática y selectivamente 6

aplicada es un eficaz disciplinador social, vigilando y castigando conductas, de tal modo que el ejemplo disuasor juegue su rol. Y no sólo. La incapacidad de un determinado gobierno de dar respuesta ante demandas populares que en otra coyuntura no hubieran significado mayor conflicto, o cuando su debilidad polÃ−tica y su incapacidad de lograr concenso de los de abajo lo arrinconan, se desata la represión. Es claro que el estado, en diferentes momentos de la lucha social hace uso de la violencia como modo de resolución de conflictos que inevitablemente genera la imposibilidad que tiene de dominar totalmente. Dado asÃ− el juego, a los pueblos en su lucha y a los anarquistas en tanto expresión y opción revolucionaria de su seno, nos está planteada la cuestión de continuar nuestra resistencia defendiéndonos activamente de la violencia de arriba o dejarnos caer en manos de los asesinos. No aceptamos el llamado a la no violencia del recurso pacifista. Por un lado porque al establecer la disyuntiva violencia/no violencia deja de lado la situación concreta en que la violencia entra en juego, igualando la criminal violencia de arriba y la legÃ−tima violencia de abajo. Y por otro lado, al hacer desechable toda violencia, y por lo tanto, al hacer preferible toda situación no violenta, da lugar a aceptar servidumbres no violentas... De ahÃ− que la violencia de los de abajo ejercida en su lucha contra los opresores resulte inevitablemente justa. No abordaremos en esta ocasión las variadas formas en que la violencia se expresó en la acción polÃ−tica libertaria y popular a lo largo de la historia. Planteamos el tema para futuras notas, dada la complejidad y riqueza del tema. No nos es posible en esta nota analizar profundamente experiencias tan disÃ−miles que van desde la acción de los anarquistas expropiadores, los atentados individuales, las guerrillas libertarias macknovistas, las milicias en la revolución libertaria española, la lucha armada encarada por la OPR 33 en el Uruguay en la década del 70. Simplemente nos acercaremos a la violencia popular que asoma hoy en Argentina. Si bien somos conscientes de que los niveles de actividad de la lucha social pueden retroceder, sea por la posibilidad de que el enemigo encuentre manera de descomprimir la situación y/o porque las fuerzas populares y revolucionarias no sepamos darnos una polÃ−tica correcta, entendemos que los niveles alcanzados son un piso en la lucha popular, y que la violencia expresada en las luchas reivindicativas y en las manifestaciones callejeras van a ir en aumento. Esto no es casualidad, claro está. La incapacidad y debilidad polÃ−tica del actual gobierno, que no logra aún hacer pie en medio del conflicto no resuelto entre los bloques dominantes y la cada vez mayor imposibilidad de lograr concenso entre los de abajo, nos muestran un futuro inmediato plagado de luchas cuyo nivel polÃ−tico irá en aumento a medida de que la capacidad gubernamental de dar respuesta sea menor. El gobierno débil, en riesgo permanente de saltar por los aires, echa mano a la represión. Al disciplinamiento social -represión policial cotidiana, pena de muerte extralegal, torturas y apremios, detenciones arbitrarias- y a la criminalización de la protesta social -expresada en el encarcelamiento de luchadores populares y procesamiento de más de 2800 compañeros- se le suman las amenazas y secuestros por horas de compañeros referentes de diferentes sectores en lucha. Y no nos olvidamos de que entre la capacidad represiva del gobierno se encuentran los grupos especiales entrenados para la resolución de conflictos de baja intensidad cuya principal hipótesis de enfrentamiento es la insurrección popular generalizada. En este contexto están planteadas nuestras tareas en las que el correcto uso de la acción violenta se torna fundamental. Se hace necesario que los anarquistas, en tanto partÃ−cipes de las organizaciones populares de masas, actuemos de acuerdo a la importancia de la situación. Por un lado es de fundamental importancia la capacidad de los sectores en lucha de hacer frente común a la ofensiva represiva y de lograr una contención cada vez mayor por parte del conjunto de la población. Por el otro, dado que a la represión del gobierno deberá el pueblo oponer una fuerza resistente efectiva, es necesario que los mecanismos de autodefensa populares se perfeccionen y se adecuen a las nuevas circunstancias. Tanto en las luchas reivindicativas puntuales como en la autodefensa en las manifestaciones callejeras. Desde OSL constantemente planteamos la necesidad que tenemos los trabajadores y el pueblo de dotarnos de herramientas de construcción adecuadas que nos permitan ir de la actual furia social hacia el ejercicio del poder popular. Es en este marco que la acción violenta cobra un sentido realmente polÃ−tico, dado que 7

enfrentando la violencia del sistema y tratando de doblegar su fuerza estamos defendiendo la posibilidad de construcción de poder de abajo. La violencia no debe ser porque sÃ−, y no es necesariamente deseable y útil en cualquier circunstancia. La lectura de la realidad nos debe determinar las formas de la acción polÃ−tica, y la violencia es una de las formas que ésta puede tomar. De ahÃ− que sea necesaria la subordinación de la violencia a lo polÃ−tico, de que su puesta en práctica contenga siempre un contenido polÃ−tico que trascienda las formas. De esto se desprende que ni la acción violenta ni ninguna otra forma de acción tienen sentido sin un hacer cotidiano de acuerdo al proyecto revolucionario de la organización polÃ−tica de los anarquistas, en el seno de las organizaciones de los oprimidos.

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