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Capítulo 2* La teoría del valor-trabajo en el contexto neoimperialista y dependiente Introducción
La teoría del valor-trabajo de Marx contiene los elementos metodológicos y teóricos para analizar los problemas del mundo del trabajo a pesar de quienes han negado su validez en función de conceptos abstractos como globalización, posmodernidad o razón instrumental y comunicativa.
La univerzalización de la ley del valor como base de la globalización
El postulado central de este libro es la de que la base material de la globalización del sistema capitalista contemporáneo reposa en la generalización en todo el sistema de la ley del valor y de sus categorías y contradicciones fundamentales derivadas: plusvalía, ganancia, explotación y trabajo asalariado. En otro texto lo expresamos en los siguientes términos:
La ley del valor/trabajo es la base de la globalización-mundialización del capitalismo. Éste, en su fase actual imperialista y expansionista, no se puede entender sin aquella base y las categorías que ésta implica, tales como valor, plusvalía, tasa de ganancia, composición orgánica 1 de capital, monopolios y ciclos de capital .
Sostenemos que por más que se haya alterado la forma de trabajar y de producir (modo de producción)2, sobre todo debido a los dispositivos de la informática y la electrónica aplicados al proceso productivo y a la organización social del trabajo, ello no ha hecho sino adecuar la producción de valor y de plusvalía (absoluta y relativa) a condiciones *Extraído de la obra El mundo del trabajo en tensión. Flexibilidad laboral y fractura social en la década de 2000. Adrián Sotelo Valencia, PyV. 1ª edición, 2007. 1
Adrián Sotelo, La reestructuración del mundo del trabajo, superexplotación y nuevos paradigmas de la organización del trabajo, Coedición ITACA-UOM-ENAT, México, 2003, p. 36. 2 Para este concepto y otros del marxismo, es útil recordar el libro de Martha Harnecker, Los conceptos elementales del materialismo histórico, México, Siglo XXI, 1997, donde la autora aclara que no se debe confundir el concepto abstracto de modo de producción que es teórico y refiere la totalidad social global (estructuras y superestructuras) con la noción de "modo de producción de la vida material" que es descriptiva y se limita sólo a la estructura económica de la sociedad.
cambiantes —ciertamente más complejas y extensivas— que operan en escala internacional, particularmente a raíz de la "apertura de fronteras" que ocurre luego del desmoronamiento de la URSS y del consiguiente impulso que se da a la economía capitalista mediante la incorporación de los países y regiones recién "liberados" y que aquí denominamos nuevas periferias (NP), uno de cuyos efectos es el de ampliar el radio de acción de la producción de valor y de plusvalor del capital transnacional. A éstas las diferenciamos de las antiguas periferias (AP), particularmente, de las de América Latina que surgió de los procesos históricos de descolonización en el curso del siglo XIX. Debemos detenernos, pues, en el análisis conceptual de la teoría del valor-trabajo para ubicar su funcionalidad dialéctica en el capitalismo contemporáneo y, por ende, sus repercusiones en el pensamiento conceptual, crítico y analítico.
La teoría del valor-trabajo en el pensamiento de Marx y su expresión contemporánea Brevemente hay que recordar que para Marx el valor de una mercancía, incluyendo la mercancía fuerza de trabajo, se entiende en tres niveles dialécticamente articulados: a) en cantidades: toneladas, medidas y tamaños, b) en unidades de tiempo: una hora, un día, una semana o un año y, c) en la expresión sintética de los anteriores ítems en cantidades de dinero (oro, planta, dinero plástico y otras). Lo importante aquí es constatar que tanto las cantidades, como el tiempo y sus expresiones monetarias corresponden a determinaciones y relaciones sociales que impone la sociedad nacional y mundial en términos históricos y estructurales (valor de cambio socialmente constituido) y que la globalización de las variables fundamentales del capitalismo no hace sino reafirmar y extender. Es decir, que los tres reflejan el valor social de la producción y de las mercancías de acuerdo con el tiempo de trabajo socialmente necesario que requiere su producción. Esta es justamente la dimensión de donde emana la determinación de la constitución del valor en tanto proceso de valorización del capital anterior (fijo y circulante) y de creación de un nuevo valor (los salarios y la plusvalía de que se apropia la burguesía en el conjunto del sistema capitalista) como una teoría ligada a
la explotación de la fuerza de trabajo asalariado y a su dinámica dentro del proceso de producción y reproducción3. Sin embargo, este es el primer nivel de comprensión del valor, enfocado en tanto valor social que, contradictoriamente, despliega el obrero individual y, más tarde, el obrero colectivo y la sociedad subsumida en el proceso de explotación. Lo común a ambos es el hecho de que se limita aquí la producción de valor (y, por ende, de plusvalor) al tiempo de trabajo socialmente necesario mediante la explotación directa del trabajo por el capital que, en su lógica, tiende cada vez más a ser menor expresándose esta reducción de tiempo en disminuciones del capital variable y aumentos importantes del capital constante en sus dos formas: fijo y circulante, lo que en el largo plazo conduce a la caída de la tasa media de ganancia. Ciertamente tienen razón quines afirman que la teoría del valor de Marx es una teoría general de la medida del valor (y en este sentido se emparentan con las concepciones clásicas de Aristóteles y Hegel quienes la vislumbraban dentro de un orden trascendente). Pero no hay que olvidar que esta visión cuantitativa y limitada el mismo Marx la superó tanto al descubrir, contra el pensamiento clásico y neoclásico, que sólo la fuerza humana de trabajo crea valor como cuando, a través del general intellect, opera la producción de valor mediante la incorporación del conocimiento, la técnica y la ciencia al proceso productivo y al servicio de la producción de mercancías, además de la apropiación por el capital (en la mira de producir valor) de la propia naturaleza como sucede hoy en día en escala planetaria4. O sea que en el límite estrecho de la simple medida del valor opera positivamente el aumento de la composición orgánica del capital. Pero si aquí quedara la cosa, el resultado sería no la subida, sino la caída estrepitosa de la tasa de ganancia, que es la relación entre la 3
"Pero en la mercancía está objetivada una suma total de trabajo. Una parte de este trabajo objetivado (abstracción hecha del capital constante, por el cual se paga un equivalente) se intercambia por el equivalente del salario; otra parte se la apropia el capitalista sin equivalente alguno. Ambas partes están objetivadas, y por tanto existen como partes del valor de la mercancía. Caracterizar a la una como trabajo pago, a la otra como trabajo impago, resulta útil en aras de la brevedad", Karl Marx, El capital, Libro 1, Capítulo VI (Inédito), Siglo XXI, México, 1985, p. 114. Castells lo dice muy bien: "Por primera vez en la historia, la mente humana es una fuerza productiva directa, no sólo un elemento decisivo del sistema de producción", en: La era de la información, Vol. 1, México, Siglo XXI, 2004, p. 58. 4 Véase Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio, Buenos Aires, Paidós, 2002, p. 324 y ss. donde plasman esta discusión.
tasa de plusvalía y el capital total (constante y variable) y, por este conducto, el desplome del sistema. Pero esto no ha ocurrido: ¿por qué? La respuesta se encuentra en el hecho, también constatado por el propio Marx, de que el capital en su dinámica y en su lógica perpetua de valorización, no se limita a la explotación inmediata del obrero y a su subordinación real y formal, sino, en un estadio avanzado que hoy coincide con la globalización y mundialización del capital, a explotar y subordinar realmente el trabajo en general que Marx entiende como "…todo trabajo científico, todo descubrimiento, todo invento. Depende, en parte, de la cooperación con otras personas vivas, en parte del aprovechamiento de los trabajos de gentes anteriores. El trabajo en común presupone la cooperación directa entre los individuos"5. En los Grundrisse Marx es explícito al potenciar la importancia que el trabajo en general (general intellect) tiene como sustento de la reproducción capitalista a base de la producción de valor y de plusvalor. Dice:
"La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, electric telegraphs, selfacting mules, etc. Son éstos productos de la industria humana; material natural, transformado en órganos de la voluntad humana sobre la naturaleza y de su actuación en la naturaleza. Son órganos del cerebro humano creados por la mano humana; fuerza objetivada del conocimiento. El desarrollo del capital fixe revela hasta qué punto el conocimiento o knowledge social general se ha convertido en fuerza productiva inmediata y, por lo tanto, hasta qué punto las condiciones del proceso de la vida social misma han entrado bajo los controles del general intellect y remodeladas conforme al mismo. Hasta qué punto las fuerzas productivas sociales son producidas no sólo en la forma del conocimiento, sino como órganos inmediatos de la práctica social del proceso vital real"6.
De esta cita podemos inferir que Marx es consciente del hecho de la limitación que el tiempo de trabajo implica en la producción de valor. Por ello afirma categórico que el conocimiento social en general (aquí incluimos los productos de la ciencia y de la técnica materializada en instrumentos), en tanto fuerza productiva, ha terminado por controlar y subsumir las condiciones mismas del proceso de la vida social encaminadas a la producción de valor y, por ende, de plusvalor dentro del sistema capitalista. A partir de esta concepción sobre el general intellect y su repercusión en la producción y en la sociedad esta cita extiende la teoría del valor-trabajo más allá del trabajo inmediato y del límite que marca el 5
Carlos Marx, El capital, FCE, México, 2000, Tomo III, Capítulo V, p. 115. Carlos Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, 1857-1858, Siglo XXI, México, Tomo II, 8ª edición, 1980, pp. 229-230. 6
tiempo de trabajo material y socialmente necesario para trascender las condiciones de producción locales y nacionales para, de este modo, abarcar el universo del trabajo humano como un coagulo de trabajo abstracto (globalización) que envuelve y subordina al hombre, a la naturaleza, a las fuerzas físicas y materiales, la tecnología y la ciencia; al trabajo inmaterial de la fuerza de trabajo del obrero abstracto que interactúa en escala mundial. Esta envoltura y las sobredeterminaciones de las anteriores categorías constituyen la verdadera extensión y definición de la globalización capitalista de la actualidad7. Aquí debemos considerar dos contradicciones profundas de este proceso de extensión del valor. En conversación privada Giovanni Alves apunta que es preciso diferenciar dos conceptos directamente relacionados con la lógica de reproducción del capital. El primero es lo que él llama: "desmedida del valor" —utilizado por los estudiosos de los Grundrisse, como André Gorz, en su libro: Lo inmaterial— y que en esencia refiere las contradicciones internas de la dinámica del capital expresadas en el hecho de que cada vez más la riqueza social producida entra en contradicción con la lógica del valor de cambio de la mercancía y, por ello mismo, no puede ser medida con sus criterios cuantitativos y racionales. En su libro Lo inmaterial Gorz dice sintéticamente que la burbuja especulativa expresa "…la dificultad que tiene el sistema capitalista para transformar en valor (monetario) y hacer que funcione como capital el valor por definición no medible y no intercambiable del 'capitalismo inmaterial' para poner en funcionamiento el 'capitalismo cognitivo' como un capitalismo a secas. Los equivalentes monetarios, tanto de los activos como de las mercancías inmateriales, ya no miden nada que sea medible. Reflejan una relación de fuerzas, y no relaciones de equivalencia". De alguna manera es lo que Marx caracterizó como entrada en contradicción de la socialización de las fuerzas productivas materiales de la producción con las formas y mecanismos dominantes de apropiación privada de las mismas bajo el imperio del valor de cambio. El otro concepto, continúa Alves, es el de "desvalorización de la fuerza de trabajo" que refleja una contradicción interna, pero de otro tipo encaminada a la producción de plusvalía relativa: el movimiento del capital, su lógica de valorización, entra en contradicción con la fuerza de trabajo que produce el valor. Mientras que en el primero caso, el valor producido pierde su referente de medida de acuerdo con la lógica del capital, 7
Véase más adelante esta discusión sobre el trabajo inmaterial.
en el segundo, la producción de valor corroe su propia base material que sustenta la producción de valor debido a que la desvalorización de la fuerza de trabajo también tiene un límite material e histórico-moral más allá del cual cesa la producción de valor y de plusvalía. Es decir, la plusvalía relativa, con cargo en la explotación de la fuerza de trabajo y en el incremento de la productividad, entra en contradicción con las necesidades inmanentes de valorización del capital y de incrementos estructurales de la tasa de ganancia que son vitales para afianzar la reproducción ampliada del sistema. En la actualidad estas dos contradicciones, agregamos nosotros, se han potenciado a la par con el desarrollo científico y tecnológico. Pero al hacerlo han puesto en jaque, como sostenemos en este libro, la producción de valor por lo que debido tanto a que el sistema sigue reposando en el modo de producción capitalista y en sus conceptos y categorías fundamentales así como en la lógica del capital, como corolario resulta la necesidad de la extensión de la superexplotación del trabajo sin límites, como un proceso universal que se impone para mantener la continuidad de la reproducción del valor y del régimen de producción de mercancías encaminado a la producción de plusvalía y de ganancias incrementadas. Giovanni Alves lo dice con palabras diferentes que expresa con el concepto de valorización problemática: "…lo que se denomina crisis de valorización puede ser considerada como una valorización problemática, por cuenta de la necesidad de la reproducción ampliada del capital a partir de una escala superior —la escala del mercado global. Es la valorización problemática que explica la ofensiva del capital contra los derechos de los trabajadores en los países capitalistas industrializados, buscando incrementar la tasa de explotación global de la fuerza de trabajo"8.
Esta valorización problemática actúa como un acicate de la revolución tecnológica a la par que incrementa las contradicciones estructurales de capitalismo que en el largo plazo sólo se resuelven a través de la lucha social y del proceso político. Reducción del valor, superexplotación del trabajo e inversión del ciclo económico
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Giovanni Alves, "Crise estrutural do capital, trabalho imaterial e modelo de competencia-notas dialéticas", en: Vários, Trabalho educação, contradições do capitalismo global, Editora Praxis, 2006, Maringá, Paraná, p. 55.
Por otro lado, la universalización de la producción de valor en un contexto de desarrollo científico-técnico, la consecuente reducción del trabajo vivo y la extensión del trabajo muerto por efecto de la automatización flexible, han provocado lo que en otro lugar hemos denominado "inversión" de los ciclos económicos capitalistas"9, fenómeno que se traduce en la aceleración de las innovaciones tecnológicas, en la aplicación de la ciencia y la tecnología a los procesos productivos y de trabajo y en la presión del capital hegemónico para obtener ganancias extraordinarias (por ejemplo organizando el proceso de trabajo con arreglo a la flexibilidad y desreglamentación laboral en contraposición con los intereses materiales y sociales del obrero colectivo). Las fases de prosperidad se están reduciendo en el mundo mientras que aumenta peligrosamente la duración de las de recesión y de crisis como indica el comportamiento histórico de la tasa global de crecimiento económico, la cual pasó de 5% en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, a 3.5% promedio en los sesenta y a 2.7 % en los decenios de los ochenta y noventa, es decir, en el periodo neoliberal10. Por su parte, Luciano Vasapollo detecta este proceso de inversión del ciclo económico durante la década de los ochenta al advertir que se registraron cambios en su duración en relación con su comportamiento histórico durante el período de la posguerra. En tanto en ésta el ciclo "…se caracterizó por ciclos económicos de aproximadamente cinco años, a partir de 1980, los periodos de recesión se extendieron por más de 10 años, incluyendo algunas mejoras económicas"11. Por su parte la CEPAL asegura que el cambio en el comportamiento procíclico afectó la política macroeconómica latinoamericana que se venía implementando en términos cortoplacistas debido a que: "…antes los períodos de auge y recesión se medían en decenas de años (el alto crecimiento de los años sesenta y setenta, seguido por la década perdida de 1980), mientras que ahora se alternan en lapsos mucho más cortos. Cabe temer que en el futuro, la limitante externa sea más acentuada, una vez que se debilite la dinámica de privatización que atrajo un monto sin
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Adrián Sotelo, Globalización y precariedad del trabajo en México, El Caballito, México, 1999. Datos tomados de: James Petras y Henry Veltmeyer, Imperio con imperialismo. La dinámica globalizante del capitalismo neoliberal, Siglo XXI, México, 2006, p. 206. 11 Luciano Vasapollo, Novos desequilíbrios capitalistas. Paradoxos do capital e competição global, Londrina, Editora Praxis, 2004. 10
precedentes de recursos provenientes del exterior y contribuyó a financiar el equilibrio de las 12 cuentas externas del decenio" .
La CEPAL reconoce que las reformas estructurales implementadas por los gobiernos neoliberales y el capital extranjero encaminadas a reformar las legislaciones en materia de control de las inversiones extranjeras para liberalizar su entrada en los mercados locales, tuvieron efectos contractivos en el "ahorro interno", sobre todo privado nacional, que quedó, así, sustituido por el "ahorro externo" privado extranjero debilitando las bases nacionales. De tal manera que, aunado al déficit comercial y de la balanza de pagos, el crecimiento global de las economías de América Latina y el Caribe, terminó por dislocar su centro de gravedad —y hacerlo depender todavía más— de la disponibilidad, siempre creciente, del capital externo para financiar el déficit corriente de la región13. Obviamente estos fenómenos (hegemonía del capital ficticio, ciclos económicos contractivos y crisis sistémicas) están impactando negativamente el empleo, aumentando la desocupación y estimulando la flexibilización, la desregulación y la precarización de la fuerza de trabajo. Pero esto se impone más como una necesidad del capital para mantener su reproducción y sus tasas de ganancia en niveles ascendentes que como un sistema capaz de sustentarlas con masas crecientes de valor derivadas del desarrollo tecnológico y del incremento de la productividad del trabajo (plusvalía relativa). En otras palabras, el capitalismo ha entrado en un foso sin salidas, donde cada vez más produce menos valor y plusvalía, cuestiones que inducen una extensión de la superexplotación del trabajo en escala universal como mecanismo recurrente para mantener al sistema en niveles crecientes de ganancias extraordinarias que son estimuladas por una intensificada competencia intercapitalista entre los grandes monopolios y conglomerados mundializados.
Se globaliza y generaliza el régimen de superexplotación del trabajo Si la vigencia de la ley del valor y su extensión explican la base de la globalización del capital, una segunda hipótesis postula que el régimen de superexplotación del trabajo que en su libro Dialéctica de la dependencia (1973) Marini circunscribió a las economías 12
CEPAL, Una década de luces y sombras, América Latina y El Caribe en los años noventa, Bogotá, ALFAOMEGA, 2001, pp. 72-73. 13 Ibíd., pp. 80-81.
dependientes de la periferia capitalista, significativamente comienza a extenderse a los países desarrollados, aunque adoptando formas particulares, en sus NP surgidas de la desintegración del bloque socialista a finales de la década de los años ochenta y en el curso de la de los noventa del siglo XX. Esta hipótesis encuentra respaldo en el pensamiento de Marini, particularmente en un ensayo14 en el que formula los siguientes planteamientos que enseguida resumimos. a) La economía mundial entró en una fase caracterizada por la progresiva disminución de las fronteras económicas nacionales (globalización) para cubrir mercados cada vez más amplios y complejos, lo que produjo una intensificación de la competencia entre las grandes y poderosas empresas del orbe para obtener —y apropiarse— ganancias extraordinarias que constituyen el motor del desarrollo histórico y contemporáneo del capitalismo. b) En este contexto se generó una tendencia caracterizada por el hecho de que la difusión tecnológica tiende a estandarizar las mercancías para facilitar su intercambio en escala global, lo que a la larga, b1) ha provocado una cada vez mayor homogeneización de los procesos productivos, b2) igualación de la productividad del trabajo y, concomitantemente, de su intensidad. De los puntos anteriores se concluye que, b3) "...paralelamente, el notable avance logrado en materia de información y comunicaciones proporciona una base mucho más sólida que antes para conocer las condiciones de producción y, pues, para establecer los precios relativos. En sus sectores productivos más integrados el mercado mundial camina en el sentido de nivelar, cada vez de manera más efectiva, los valores y, tendencialmente, a suprimir las diferencias nacionales que afectan la vigencia de la ley del valor"15 para lo que coadyuvan eficientemente las prácticas económicas y políticas del neoliberalismo. c) En este nuevo escenario aumenta la importancia del trabajador como fuente de ganancias extraordinarias, así como la superexplotación del trabajo para enfrentar la agudización de la competencia capitalista en escala mundial.
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Ruy Mauro Marini, "Proceso y tendencias de la globalización capitalista" en Marini y Millán (coord.), La teoría social latinoamericana, vol. IV, Cuestiones contemporáneas, Ediciones El Caballito, México, 2000, 2ª edición, pp. 49-68. 15 Ibíd. p. 64 (cursiva mía).
Para nosotros es en este contexto que se deben ubicar los nuevos métodos de organización del trabajo como el toyotismo y otros dispositivos correspondientes al posfordismo encaminados a intensificar la fuerza de trabajo en escala global16 y, pues, a revalorar al obrero como fuente de producción de valor y de competitividad. d) Además, la aplicación de nueva tecnología implica la extensión del desempleo y subempleo —fenómenos que se ven agudizados en las sociedades dependientes y subdesarrolladas y a los que hoy se suman la flexibilidad del trabajo y la precariedad laboral—, lo que provoca un incremento en la tasa de explotación de los trabajadores ocupados a través del aumento de la jornada de trabajo (plusvalía absoluta), de su intensificación (plusvalía relativa) y de la remuneración de la fuerza de trabajo por debajo de su valor (superexplotación). e) Por cierto estos elementos comienzan a operar en el seno de lo países desarrollados (Alemania, Francia, Japón, Estados Unidos) y en sus estructuras productivas y laborales, de donde Marini destaca que "…se generaliza a todo el sistema, incluso a los centros avanzados, lo que era un rasgo distintivo (aunque no operativo) de la economía dependiente: la superexplotación generalizada del trabajo"17, aunque ciertamente con modalidades específicas que es preciso estudiar y definir por tratarse de una nueva realidad en el capitalismo mundial. Emir Sader corrobora estas reflexiones cuando afirma que: "Los análisis innovadores de Marini, válidos para la periferia capitalista en el momento de su formulación, se trasladaron a los países centrales cuando el pleno empleo del Estado del bienestar social fue sustituido por los 30 millones de desempleados, a los que se sumó el trabajo informal, que afecta a un tercio de la fuerza de trabajo, principalmente la inmigrante dentro de la cual se localiza el 'trabajo sucio', peligroso y contaminante. En el mismo Estados Unidos, que protagonizó el ciclo expansivo más largo en la década de los noventa y consagró el 'modelo anglosajón' en la medida en que también fue reproducido como modelo dominante por Inglaterra, se apoyó abiertamente esa expansión en la flexibilización laboral, expresión que denota la presencia ostensiva de diferentes formas de superexplotación del trabajo, creando 90 18 por ciento de sus empleos en la economía informal".
La superexplotación del trabajo se está convirtiendo en un importante factor de la economía mundial al grado que dos autores reconocen que: "...hay que ser geógrafo para 16
Véase Adrián Sotelo, La reestructuración del mundo del trabajo, op. cit. y Benjamín Coriat, Pensar al revés. Trabajo y organización en la empresa japonesa, México, Siglo XXI, 1992. 17 Ruy Mauro Marini, "Proceso y tendencias…", op. cit., p. 65. 18 Emir Sader, op. cit., pp. 142-143.
trazar el mapa topográfico de la explotación"19. En el mismo sentido, al confirmar la existencia de lo que denomina "sociedad del riesgo"20 en la Europa del capital y las corporaciones, Ulrich Beck afirma que "...cuantas más relaciones laborales se 'desregularizan' y 'flexibilizan' más rápidamente se transforma la sociedad laboral en una sociedad de riesgo...la inseguridad endémica será el rasgo que caracterice en el futuro el modo de vida de la mayoría de los humanos, ¡incluso de las capas medias, aparentemente bien situadas!"21 Evidentemente la causa última de la sociedad del riego es la crisis del Estado de bienestar derivada de la crisis del capitalismo y del fordismo a partir de la segunda mitad de la década de los años setenta del siglo pasado. La extensión de la ley del valor y de la superexplotación del trabajo está moldeando la fisonomía de las sociedades productivas contemporáneas del siglo XXI. La producción de valor, de plusvalía y de ganancias confirma la vigencia de la fuerza de trabajo como productora de estas categorías, a pesar de los cambios que han ocurrido en la organización y estructura del mundo del trabajo hacia uno flexible, desregulado y polivalente22 y que se expresan en una nueva coyuntura político-sindical caracterizada por la existencia de organizaciones sindicales débiles, situación que, entre otros factores —como la influencia que ejerce la ideología al reforzar el economicismo y el corporativismo entre la clase obrera— posibilitó el golpeteo sistemático del neoliberalismo en todo el mundo en el curso de las dos últimas décadas del siglo XX23. Es en este sentido que se debe comprender la dinámica del toyotismo que, antes que condiciones técnicas y organizativas, tiene como premisa funcional el ataque y la derrota de la clase obrera y de sus organizaciones de clase por el capital y el Estado. Por eso resultan 19
Michael Hardt y Antonio Negri, Multitud, Barcelona, Debate, 2004, p. 195. De estos mismos autores véase su libro Imperio, Buenos Aires, Paidós, 2002. Una caracterización de estos libros es la siguiente: "El primero es un intento de rectificar algunas de las tremendas debilidades teóricas, conceptuales y empíricas de Empire", James Pretras y Henry Veltmeyer, op. cit., p. 304. 20 Para Ulrich Beck Un nuevo mundo feliz, la precariedad del trabajo en la era de la globalización, Paidós, Barcelona, 2000, la "sociedad del riego" surge de la desregulación y flexibilización de las relaciones laborales y de la extensión de este fenómeno a las sociedades del mundo occidental y se traduce en el fin de la sociedad del pleno empleo. Sólo hay que aclarar que una sociedad constituida y jerarquizada en clases sociales el riesgo, la tensión y la fractura social son elementos constituyentes del sistema capitalista. 21 Ibíd., p. 11. 22 Para este tema Ricardo Antunes, Los sentidos del trabajo, Herramienta, Buenos Aires, 2005. 23 Un interesante estudio al respecto desde la perspectiva de la teoría del sistema mundial, lo ofrece Beverly J. Silver, Fuerza de trabajo. Los movimientos obreros y la globalización desde 1870, Madrid, AKAL, 2005.
completamente falsas afirmaciones que le adjudican un papel positivo a esta forma dominante de organización del trabajo. En efecto, "La hipótesis central de que el toyotismo despótico, coercitivo y repetitivo está siendo paulatinamente sustituido por formas voluntarias, de alta calificación y gratificantes de trabajo no se verifica en la realidad económica. El mismo Coriat relata que el toyotismo se implantó con fuerza en Japón a partir de 1949-1950, al final de una largísima huelga que terminó con la dimisión en masa de los obreros. Sin la destrucción de los sindicatos por categoría y su substitución por organizaciones de gremios debilitadas y circunscritas al ámbito de cada empresa, las innovaciones laborales japonesas no habrían avanzado"24.
A partir de sus dos principios básicos (la autoactivación y el método justo a tiempo) Coriat reconoce en el toyotismo un proceso de racionalización del trabajo superior, incluso, al fordismo y al taylorismo tendiente a desespecializar el saber de los obreros calificados, a disminuir su poder de control y negociación sobre la producción e incrementar, simultáneamente, la intensidad del trabajo. El problema se agudiza cuando estas medidas empresariales de organización científica del trabajo encaminadas a la destrucción de los sindicatos y de las organizaciones combativas de las clases trabajadoras de todo el mundo, operan en el seno de una larga onda depresiva de la economía capitalista mundial que surgió en la segunda mitad de la década de los setenta del siglo pasado y que facilita enormemente el buen cumplimiento de esos objetivos. En efecto, conviene hacer aquí un paréntesis al respecto. Consideremos la cuestión de los ciclos largos del desarrollo capitalista25. Más allá de la discusión que es tanto académica como política, nos inclinamos por la vertiente que sostiene la existencia, desde inicios de la década de los setenta del siglo pasado, de un largo periodo de declive que, en términos de ciclos kondratiev, estaría 24
Claudio Katz, "Evolução e crise do processo de trabalho", en: Claudio Katz, Ruy Braga y Osvaldo Coggiola, Novas tecnologías. Critica da atual reestructuração produtiva, XAMA, Sao Paulo, 1995, p. 34. 25 En forma peculiar y crítica León Trotsky fue de los principales exponentes de la teoría de los ciclos o fases largas del desarrollo capitalista que explica que los ciclos no abarcan la explicación de todos los problemas de las estructuras y superestructuras del capitalismo por la sencilla razón, agrega Trotsky, de que "…los ciclos mismos no son fenómenos económicos fundamentales, sino derivados", Naturaleza y dinámica del capitalismo y la economía de transición, Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones de León Trotsky, Buenos Aires, 1999, p. 7. Particularmente véanse sus ensayos: "La curva del desarrollo capitalista" (pp. 69-85) y "Sobre la cuestión de las tendencias en el desarrollo de la economía mundial" (pp. 86-101) en esta misma obra.
marcando todavía (2007) el predominio de severos procesos recesivos tendientes, incluso, al estancamiento estructural. En esta vertiente, por ejemplo, Robert Brenner, plantea que en dos siglos se habrían producido tres fases largas descendentes: la de 1870, la de la década de los treinta y la que arranca desde mediados de la década de los setenta, a la que corresponde strictu sensu el comienzo de la reestructuración de la economía capitalista mundial y el surgimiento de una nueva fase caracterizada por la tendencia al predominio de las finanzas sobre el ciclo del capital productivo26. Si bien el autor advierte una cierta recuperación económica particularmente en Estados Unidos en la segunda mitad de la década de los noventa, sin embargo, a diferencia de otros autores (teóricos de la new economy27 como Steven Weber), plantea la insuficiencia de la misma para desencadenar una nueva fase ascendente28. El hecho de que estemos dentro de un etapa de crisis y recuperación del capitalismo contemporáneo que opera en el interior de una onda larga con predominio depresivo de la economía mundial desde el punto de vista de la teoría de los ciclos Kondratieff 29 ha permitido introducir —y comenzar a generalizar— la superexplotación del trabajo en los países avanzados y en sus NP surgidas de la nueva división internacional del trabajo en la década de los noventa del siglo pasado. Ello profundiza y ensancha la brecha entre la antigua división entre centros y periferias (modelo clásico que construyó la CEPAL) para incluir una doble competencia por mercados, salarios y mundos de trabajo flexibles y 26
Para este tema véase: Françoise Chesnais, "La 'Nueva Economía': una coyuntura singular de la potencia hegemónica americana" en: F. Chesnais, G. Dumenil, D. Lévy y I. Wallestein, La globalización y su crisis, interpretaciones desde la economía crítica, Catarata, Madrid, 2002, pp. 43-72. En este mismo libro, entre los autores, la discusión sobre la naturaleza de esta nueva fase: "Tres interpretaciones marxistas", pp. 97-120. 27 Para Gerard Duménil y Dominique Lévy la nueva economía está sustentada en un conjunto de innovaciones tecnológicas y financieras, véase: "Salida de crisis, amenaza de crisis y nuevo capitalismo", en: F. Chesnais, G. Dumenil, D. Lévy y I. Wallestein, La globalización y su crisis, interpretaciones desde la economía crítica, Catarata, Madrid, 2002, pp. 13-41 28 Robert Brenner, Turbulencias en la economía mundial, LOM, Santiago, 1999. Para una posición contraria, Theotônio Dos Santos, Economía mundial, la integración latinoamericana, Plaza y Janés, México, 2004, especialmente el Posfacio (133-168). 29 Immanuel Wallestein acepta esta tesis en: "¿Mundialización o época de transición? Una visión a largo plazo del sistema-mundo", en: F. Chesnais, G. Dumenil, D. Lévy y I. Wallestein, La globalización y su crisis, interpretaciones desde la economía crítica, Catarata, Madrid, 2002, pp. 73-95, cuando afirma que: "El período de 1945 hasta hoy es un típico ciclo Kondratieff de la economía-mundo, donde se pueden distinguir, como siempre, dos partes: una fase A, fluctuación al alza o expansión económica, que se extiende de 1945 a 1967-1973; y una fase B, fluctuación a la baja o contracción económica, predominante de 1967-1973 hasta hoy, y que probablemente continuará todavía algunos años", p. 74 (cursivas del autor).
precarizados: la que proviene directamente de los centros imperialistas y la que irradian los países ex-socialistas constituidos en prolongaciones de los territorios productivos de las empresas de países de la Unión Europea como Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y, en menor medida, España y Portugal. La teoría de la dependencia30 se enriquece con la inclusión de las NP surgidas de la transición revertida del socialismo al capitalismo en la Europa del Este en la última década del siglo XX. Pero hace falta relacionarlas con los procesos latinoamericanos y sus efectos productivos y laborales en la región, porque hoy esta nueva división internacional del trabajo está redefiniendo y presionando a las antiguas periferias dependientes de América Latina para adoptar los cambios de orden económico, productivo, sindical y laboral acordes con la (nueva) lógica de mundialización del capital, caracterizada por la simultaneidad de sus ciclos económicos (producción-circulación-producción) y por el predominio del neoimperialismo y el capital ficticio como formas dominantes del modo capitalista de producción31.
Conclusión La teoría del valor trabajo es la base de la globalización. En este contexto la magnitud cuantitativa de la medida de valor es insuficiente para garantizar tasas razonables de plusvalía e incrementos sustanciales de ganancia. Razón por la cual el capital mundializado y el Estado tienden a generalizar el régimen de superexplotación de la fuerza de trabajo y a recurrir a todo tipo de políticas y medidas estratégicas para apoderarse y explotar las fuerzas humanas y los recursos naturales del planeta para usufructuarlos en tanto mercancías que realicen crecientes masas de valor, de plusvalía y garanticen, al mismo 30
La teoría del sistema mundial de Immanuel Wallerstein incluye los centros, las periferias, la semiperiferias y lo que llama áreas externas, véase: El moderno sistema mundial, vol. 1, La agricultura capitalista y los orígenes de la economía, México, Siglo XXI. Realizo un análisis crítico de la teoría de Wallerstein en mi ensayo: "Dependencia y sistema mundial: ¿convergencia o divergencia? Contribución al debate sobre la teoría marxista de la dependencia en el siglo XXI", revista da Sociedade Brasileira de Economia Politica n. 17, Río de Janeiro, diciembre de 2005, pp. 72-91. 31 Para antecedentes de este tema véase Ruy Mauro Marini, "El ciclo del capital en la economía dependiente", en Úrsula Oswald (coord.), Mercado y dependencia, Nueva Imagen, México, 1979 y André Gunder Frank, Lumpenburguesía: lumpendesarrollo, ERA, México, 1974.
tiempo, la producción ampliada del modo de producción capitalista.