Story Transcript
Celebraciones de clausura del Tricentenario de la Muerte de San Luis María Grignion de Montfort 1716-2016
Calvaire de Pont-Château …..11 septembre 2016
Celebración eucarística presidida por Mons. Jean Paul James obispo de Nantes
Vemos cuanto Un Dios nos ama, Cuanto ama Locamente En este sacramento, Es el exceso mismo. Dándose todo en nosotros Nos tiene este Lenguaje: “Toma, cómeme, Soy tuyo, En mis arrebatos, Toma todos mis tesoros, En mis arrebatos, Mi sangre y mi cuerpo.” ¿Nos puede Amar más?
11 de septiembre 2016 Celebración eucarística Apertura de la celebración Canto de entrada ¡Regocíjense! ¡Griten de alegría ¡Aclamen al Dios tres veces santo! Vengan a orarle en la paz Dar testimonio de su amor ¡Regocíjense! ¡Griten de alegría Por Dios, nuestro Dios 1. Alaben al dios de luz, Nos arranca de las tinieblas. Permanezcan en su claridad Unos hijos de su luz. 2. Abran, abran vuestros corazones Al Dios de misericordia Déjense reconciliar Déjense transfigurar
3. Nuestro Dios es todo amor Toda paz, toda ternura Permanezcan en su amor Les colmarán de él. 4. A toda la obra de su gracia, Ofrezcan toda vuestra vida, Podrá transformarles. Él, el Dios que santifica. 5. Alabanza al Padre y al Hijo, Alabanza al Espíritu de gloria, Dichosa Trinidad, Nuestra alegría y nuestra vida
Acogida Presidente: Hermanos y hermanas, estamos aquí reunidos en una misma fe en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Que la gracia de Cristo resucitado, la misericordia infinita del padre y el poder de vida del Espíritu Santo estén siempre con vosotros. Y con su Espíritu Santo
Mons. Jean Paul James Obispo de la diócesis de Nantes
(Palabra de acogida por el P. Olivier Maire, Provincia de Francia) Preparación penitencial Bendición del agua y aspersión Presidente: Hermanos y hermanas: vamos a celebrarlo con alegría, porque celebrar a San Luis María es volver a nuestro bautismo, al punto de salida de nuestra fe. Todo ha empezado para nosotros alrededor de la pila bautismal. Al principio de esta eucarist-
ía, pidamos al Señor bendecir el agua bautismal con la cual estaremos rociados, al recordar nuestro bautismo. Señor, Padre todo poderoso, has creado el agua para fecundar la tierra y dar a nuestros cuerpos frescura y pureza. Has hecho también de ella el instrumento de la misericordia. Por ella, has liberado a tu pueblo de la esclavitud y has apagado su sed en el desierto. Por ella, los profetas han anunciado la nueva alianza que has querido, para unirnos a ti en tu Hijo Jesús. En él, que fue bautizado en el Jordán y que en la cruz, ha dejado brotar el agua de su corazón, has renovado nuestra naturaleza herida por el mal. Dígnate bendecir esta agua ahora para que despierte en nosotros la alegría de nuestro bautismo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén
He visto el agua viva 1. ¡He visto el agua viva brotando del corazón de Cristo, Aleluya! ¡He visto la fuente ser un río inmenso, aleluya! ¡Todos los que limpia esta agua se salvarán y cantarán: Aleluya! 2. ¡He visto el templo en adelante abrirse a todos, aleluya! ¡He visto el Verbo darnos la paz de Dios, aleluya! ¡Todos los que creen en su nombre se salvarán y cantará: 3. Quién tiene sed de Dios vivo que venga a mí, aleluya De su corazón brotará el Espíritu de Dios, aleluya Los hijos de Dios cantarán al festín del cordero: aleluya 4. El que come mi carne y bebe mi sangre, aleluya En verdad os lo digo, está en mí y yo en él. Los hijos de Dios cantarán al festín del cordero: aleluya 5. Soy la estrella radiante de la mañana, aleluya Mi vuelta es próxima, dichoso él que cree en mí He aquí las bodas del cordero y su esposa se ha embellecido:
Gloria a Dios Presidente: Juntos ahora, cantamos la gloria de nuestro Dios
!Gloría, gloría, in excelcis Deo! (bis) Paz en la tierra a los hombres que ama Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, Te glorificamos, te damos gracias para tu inmensa gloria, Señor Dios, rey del cielo, Dios Padre todo poderoso. !Gloría, gloría, in excelcis Deo! (bis) Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, recibe nuestra oración; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; !Gloría, gloría, in excelcis Deo! (bis) Porque sólo tú eres santo, sólo tu Señor, sólo tú altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre !Gloría, gloría, in excelcis Deo! (bis)
Oración de apertura Oremos al Señor. Oh Dios, que encendiste en san Luis María el anhelo de anunciar tu Evangelio a las gentes, concédenos, por sus plegarias, que conducidos por María, seamos dóciles a tu Espíritu y nos convirtamos en apóstoles infatigables de tu Reino atendiendo con solicitud fraterna el clamor de los pobres. Por Nuestro Señor Jesucristo… LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura (Hch 1, 6-14) Lectura de los Hechos de los apóstoles Después de la resurrección de Jesús Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?» El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.» Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos. Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.» Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor Salmo 18, 8-15 Revelas tu sabiduría a los pequeños, bendito seas Señor La ley del Señor es perfecta; es descanso para el hombre; * el mandato del Señor es firme; hace sabio al ignorante.
Los preceptos del Señor son rectos: dan alegría al corazón; * el mandamiento del Señor es diáfano: da luz a los ojos. El temor del Señor es puro: estable para siempre; los juicios del Señor son verdad: todos justos son preferibles al oro, al oro mas 'fino; y más dulces que la miel, más que el jugo del panal.
por
igual;
*
Que te agraden las palabras de mi boca, el meditar de mi corazón,* y llegue a tu presencia, Señor, Roca mía, Redentor mío!
Segunda lectura (1 Corintios 1, 17-25) Lectura de la primera carta de San Pablo Apóstol a los Corintios Hermanos: Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. La sabiduría de Dios en Cristo. Pues el mensaje de la cruz es necedad para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el docto? ¿Dónde está el sofista de este tiempo? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo? Y puesto que, en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación para salvar a los que creen. Pues los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados —judíos o griegos—, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor Aclamación del Evangelio (1 Corintios 1, 30) Mi alma exalta al Señor, exulta mi Espíritu en Dios mi Salvador, aleluya. Vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención. Mi alma exalta al Señor, exulta mi Espíritu en Dios mi Salvador, aleluya.
Evangelio (Mateo 28, 16-20) Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús
Credo : Credo in unum Deum, credo in inum Deum
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, Credo in unum Deum, credo in inum Deum padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Credo in unum Deum, credo in inum Deum Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Credo in unum Deum, credo in inum Deum
ORACIÓN UNIVERSAL En unión con toda la familia montfortiana, religiosos, religiosas y asociados laicos, en unión con los creyentes que hacen suyo el camino espiritual de Montfort, ofrezcamos a Dios nuestro Padre una oración confiada. Por la fe profunda de Montfort, por su amor entero de Cristo-Sabiduría, - Alabado seas Señor. Alabado seas Señor. Por la familia montfortiana, para que cada uno de sus miembros sea renovado en su amor de Cristo, Padre, te rogamos. - Padre te rogamos. Padre te rogamos
Acoje en el hueco de tus manos la oración de tus hijos.
Por la pasión misionera de Montfort, por su trabajo incansable a renovar en todas las poblaciones, la alegría del bautismo, - Alabado seas Señor. Alabado seas Señor. Por los cristianos de hoy, para que tengan la audacia de dar testimonio de su fe en todos los lugares y periferias del mundo, - Padre te rogamos. Padre te rogamos
Acoje en el hueco de tus manos la oración de tus hijos.
Por el amor de Montfort hacia los pobres, por el respeto y el cariño que sabía mostrarles, - Alabado seas Señor. Alabado seas Señor. Para que sepamos ver en cada pobre la presencia viviente de tu Hijo, y ser para ellos una tela que les viste de dignidad, - Padre te rogamos. Padre te rogamos
Acoje en el hueco de tus manos la oración de tus hijos.
Por todos nosotros aquí reunidos, por nuestro deseo común de seguir tras los pasos de Montfort, - Alabado seas Señor. Alabado seas Señor. Para que este tricentenario no sea solo un fuego de paja, sino que lleve unos frutos abundantes en cada una de nuestras vidas, - Padre te rogamos. Padre te rogamos
Acoje en el hueco de tus manos la oración de tus hijos.
Dios Padre nuestro, en ti Montfort siempre a puesto su confianza más enteras. Te rogamos: pon en nosotros esta confianza para que sepamos esperar de ti más de los que nos atrevemos a pedir. Por Cristo nuestro Señor. Amen LITURGIA EUCARISTICA
Oración sobre las ofrendas Acepta Señor, como un homenaje de tus siervos, la ofrenda que depositamos en tu altar, en esta fiesta de san Luis María; permite que al destacarnos de los bienes de la tierra, rindamos toda gloria a tu nombre santo y poderoso. Por Jesucristo, nuestro Señor;
Plegaria eucarística Prefacio V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu V/. Levantemos el corazón. R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor V/. Demos gracias al Señor nuestro Dios. R/. Es justo y necesario. Realmente es justo darte gracias y es bello cantar tu misericordia, Padre santo, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado a los pobres el misterio de tu Reino por Cristo Señor nuestro. En la escuela de la divina sabiduría formaste a san Luis María, para que, bajo el impulso del Espíritu Santo, predicase a tu pueblo la locura de la Cruz. Consagrado totalmente a ti por amor y animado de entrañable amor a la Virgen María, llamó a todos a renovar en la fe los compromisos de la alianza bautismal. Y nosotros (en la plenitud de la gloria pascual) unidos a los ángeles y santos cantamos a una sola voz el himno de tu gloria:
Santo Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
Plegaria eucarística (Asambleas C: Jesús modelo de caridad) Te glorificamos, Padre santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida, sobre todo cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de su amor. Como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, él nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan. Te rogamos, pues, Padre todopoderoso, que envíes tu Espíritu sobre este pan y este vino, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Él mismo, la víspera de su Pasión, mientras estaba a la mesa con sus discípulos, tomó pan, te dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros. Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino, te dio gracias con la plegaria de bendición y lo pasó a sus discípulos, diciendo: Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.
ACLAMACIÓN Gloría a ti, que estabas muerto, Gloría ti, Jesús Gloría a ti que está vivo, Gloría a ti. Gloría a ti resucitado, ven vivir en nosotros, Hoy y hasta el último día. Por eso, Padre de bondad, celebramos ahora el memorial de nuestra reconciliación, y proclamamos la obra de tu amor: Cristo, tu Hijo, a través del sufrimiento y de la muerte en cruz, ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha. Dirige tu mirada, Padre santo, sobre esta ofrenda; es Jesucristo que se ofrece con su Cuerpo y con su Sangre y, por este sacrificio, nos abre el camino hacia ti. Señor, Padre de misericordia, derrama sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo. Fortalécenos con este mismo Espíritu a todos los que hemos sido invitados a tu mesa, para que todos nosotros, pueblo de Dios, con nuestros pastores, el Papa N. nuestro Obispo N., los presbíteros y los diáconos, caminemos alegres en la esperanza y firmes en la fe, y comuniquemos al mundo el gozo del Evangelio. Acuérdate también, Padre, de nuestros hermanos que murieron en la paz de Cristo, y de todos los demás difuntos, cuya fe sólo tú conocis-
te; admítelos a contemplar la luz de tu rostro y llévalos a la plenitud de la vida en la resurrección. Y, cuando termine nuestra peregrinación por este mundo recíbenos también a nosotros en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria. En comunión con la Virgen María, Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, [san N.: Santo del día o patrono] y todos los santos, te invocamos, Padre, y te glorificamos, por Cristo, Señor nuestro.
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. ¡Amén, amén! ¡Gloria y alabanzas a nuestro Dios! (bis) Padre nuestro Unidos en el mismo espíritu, podemos decir con confianza la oración que hemos recibido del Salvador:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor La paz del Señor esté siempre con vosotros.
Y con tu espíritu.
En la caridad de Cristo, comparta un signo de paz
Cordero de Dios (1 y 2) Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros, Señor. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz, Señor, danos la paz. Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepci6n de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Canto de comunión He aquí el cuerpo y la sangre del Señor, La copa de la Salvación y el pan de la vida, Dios inmortal se da en comida, Para que tengamos la Vida eterna. 1. En el momento de pasar al Padre, El Señor tomó pan y vino, Para que se cumpla el misterio, Que apacigua para siempre nuestra hambre. 2. Dios mismo se entrega en el reparto, Por amor por su pueblo hambriento, Nos colma con su heredad, Para que estemos saciados. 3. La fe nos hace reconocer, En esta pan y este vino consagrados, La presencia de Dios nuestro Maestro, El Señor Jesús resucitado. 4. Qué nuestras lenguas proclamen sin cesar, La maravilla que Dios hace por nosotros, Hoy, enciende una llama, Para que le amemos hasta el final. CONCLUSIÓN DE LA CELEBRACIÓN
Oración después de la comunión Oremos al Señor Oh Dios y Padre nuestro, por el poder misterioso de estos sacramentos, confírmanos en la fe para que, consagrados totalmente a ti por amor, podamos testimoniar siempre la sabiduría evangélica por la cual san Luis María trabajó infatigablemente hasta la muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén El Señor esté con vosotros. - Y con tu espíritu.
La bendición solemne - Qué Dios Padre Nuestro, que nos ha reunido para celebrar hoy la fiesta de san Luis María, nos confirme en vuestro compromiso de fidelidad a su llamada? Amén
- Qué Cristo Señor, que ha inaugurado su reino por la fe de la Virgen, os haga servir a Dios y al prójimo con la prontitud y la generosidad de san Luis María. Amén - Qué el Espíritu Santo, que ha encendido el alma misionera de san Luis María, haga de vosotros unos testigos auténticos de vida pascal para todos los que encontraréis en vuestro camino. Amén Qué Dios todopoderoso os bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. Podéis ir en paz. - Demos gracias a Dios.
Canto de salida Sobre los pasos de Montfort, cantamos nuestra alegría, Su amor por Dios solo ha trazado el camino. Testigos como él, el Señor nos envía, Para construir en el Amor la Ciudad de mañana. 1. Dios solo es mi ternura, Dios solo es mi amparo, Dios solo es mi riqueza, Mi vida es todo mi bien. Su bondad se soporta, Su luz me instruye: Su amor me transporta Su belleza me encanta.
3. O divina Sabiduría, Fuente de verdad, El mundo os deja Siguiendo la vanidad. O Sabiduría asistente De la Divinidad, Estemos en espera De ver vuestra belleza.
2. Sabe nuestra debilidad, Nuestra incapacidad, Y nuestra pequeñez, Y nuestra pobreza… Demos alabanza y gloria Á Dios por sus beneficios, Guardemos la memoria Meditémoslos en paz.
4. Llamemos a la puerta De un Dios lleno de bondad, EL mismo nos exhorta A la importunidad. Vibremos de alegría, Creamos sin dudar, Tendremos la Sabiduría Guardémonos de dudar de ella