CÓRDOBA, LA CIUDAD DE LA MEZQUITA (REFLEXIONES SOBRE EL MONUMENTO)

1 CÓRDOBA, LA CIUDAD DE LA MEZQUITA (REFLEXIONES SOBRE EL MONUMENTO) Por RAFAEL MIR JORDANO 2 Conferencia pronunciada en el ATENEO de Córdoba el 1

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La mezquita catedral de la ciudad de Córdoba
La mezquita –catedral de la ciudad de Córdoba. Nombre: Isabel Vicente Ortiz. Curso: 3ºB. Asignatura: Historia y gestión del patrimonio artístico. S

REFLEXIONES SOBRE LA VENGANZA
REFLEXIONES SOBRE LA VENGANZA Richie Seco Parques de Estudio y Reflexión Punta de Vacas Abril de 2013 1 CONTENIDO ANTECEDENTES 3 LA PREGUNTA 4

REFLEXIONES SOBRE LA PREVISIBLE
REFLEXIONES SOBRE LA PREVISIBLE EVOLUCION DE LOS AÑOS OCHENTA Pere Duran Farell Texto de la conferencia pronunciada en el circulo de Economía de Barce

Story Transcript

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CÓRDOBA, LA CIUDAD DE LA MEZQUITA (REFLEXIONES SOBRE EL MONUMENTO) Por RAFAEL MIR JORDANO

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Conferencia pronunciada en el ATENEO de Córdoba el 14 de octubre de 2015.

Empezaré por el principio, por esgrimir mis credenciales. Aparte de que lo negativo no puede probarse, supongo que no tendré que esforzarme en demostrar que mi reiteración escrita y verbal sobre el tema de la Mezquita no está provocada por los petrodólares, puesto que es sabido, o por lo menos fácilmente

comprobable, que soy un simple

pensionista que no nada precisamente en la abundancia. Por si hay un malicioso o maligno –seguro que hay más de uno—que dice que

mi dedicación al monumento es cosa reciente, entretenimiento de

jubilado: he aquí mi respuesta que se materializa en tres apuntes: 1) Este artículo que les muestro, publicado

por mí en 1947, cuando

contaba dieciséis años de edad; se titula La Mezquita-Catedral De Córdoba, monumento árabe universal (Número 4 de la revista RUMBOS de Granada) 2) En el verano de 1986, como en algún otro anterior y posterior, publicaba yo en el diario Córdoba artículos miscelánea que titulaba Serpientes de verano. En el del siete

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de septiembre probablemente fui pionero en pedir públicamente que los cordobeses tuviéramos entrada gratuita a la Mezquita. 1 3) Tengo un ejemplar de la magnifica obra La búsqueda. La mezquita de Córdoba, editada por la fagocitada por el penitenciario y añorada Caja Provincial de Ahorros, con magníficas fotografías de Alberto Schommer y buenos textos del catedrático de Arte Alberto Villar Movellán . Ambos, fotógrafo y catedrático, manuscribieron sus dedicatorias a mi persona el 20 de diciembre 1993: en la de Villar se lee Para R.M.J. etc. etc. con todo afecto y agradecimiento de cuanto ha hecho por Córdoba y por este monumento… La dedicatoria está quizá relacionada con mi mandato de Delegado Provincial del Ministerio de Cultura (1978-1979), pero así como recuerdo mis grandes esfuerzos por Medina Azahara, no tengo conciencia de haber hecho nada especial por la Mezquita. Pero naturalmente no voy a contradecir al catedrático.

PRIMERA REFLEXION EL NOMBRE DEL MONUMENTO Córdoba canta lo que siente y Queco ha cantado que Córdoba es la Mezquita que llevamos dentro. La canción suena muy bien y ha gustado, menos a algunos 1

La Mezquita es el mejor negocio turístico de la provincia por volumen de negocio y por la cuenta de beneficios. La operación es fácil…etc. Pues bien los beneficiarios particulares de la mayor parte de tales cuantiosos ingresos podrían sacrificar una mínima porción de sus ganancias y abrir las puertas de la Mezquita, todos los días y todas las horas en que los museos y los monumentos suelen ser visitados, a los cordobeses, porque el fin de la escandalosa situación actual (que un cordobés que puede entrar gratuitamente a casi todos los museos y lugares visitables, tenga que pagar cuarenta duros para entrar en su Mezquita) sería un buen logro de la efemérides. La apertura de la puerta cuyo cierre no tiene perdón, llenaría una conmemoración hasta ahora solo inflada de palabras, palabras, palabras.

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recluidos en el canto gregoriano naturalmente. Espero y deseo que oigamos la canción con frecuencia y durante mucho tiempo. El nombre Mezquita está tan arraigado y extendido en Córdoba que así se llaman, y la tienen registrada como marca, un aceite, dos inmobiliarias, una televisión, unas bodegas, una agencia de viajes, una heladería, una cafetería, una churrería, una empresa de saneamientos, otra de toldos, los conocidos premios Mezquita, una cerveza…Y Mezquita se llama a tantas cosas cordobesas, que así se titula un equipo de rugby de nuestra ciudad que acaba de ingresar en una categoría modesta. La Iglesia, negando fines lucrativos (vid. Diario Córdoba del 16 de enero de 2015), ha hecho múltiples registros de la marca Mezquita, pero no para propagar el nombre, sino para evitar que otros lo usen, lo que concuerda con el propósito del obispo Demetrio de extirpar de Córdoba el nombre de Mezquita, propósito que hizo público nada más llegar y que ratificó en unas manifestaciones de octubre de 2010 . El afán destructivo de Demetrio y su secuaces, un reducido número de integristas dentro de la comunidad católica cordobesa, ha llegado a intentar borrar el nombre de la Mezquita de Google y de Apple, intento que fracasó por la enérgica reacción de individuos y colectivos cordobeses a una primera substitución de la palabra Mezquita por la de Catedral. El cabildo se va acostumbrando a perder los juicios que se plantean por sus apropiaciones y sus exclusiones. Por ejemplo, en este tema de la denominación, el Tribunal Superior de Madrid desestimó sus reclamaciones a Mahou por la marca

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Y lo condenó en costas. Para concluir y resumir esta breve reflexión, voy a citar literalmente al profesor de Derecho Constitucional de nuestra universidad Alejandro Ruiz Huerta que escribió en el volumen 3 de la revista Rebel-Arte, de los tres amparados por el titulo Mezquita-Catedral: un debate ciudadano. Dice el profesor: Es necesario que se mantenga el nombre de Mezquita--Catedral (…) cualquier otra alternativa diferente pondría en cuestión una identidad colectiva de la Mezquita en Córdoba y pondría en peligro su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad Y no vaya a creerse que hablar de peligro es alarmismo. Oigan lo que voy a leerles de un recorte del diario Córdoba de 8 de abril de 2014: Mayor Zaragoza insistió en que la UNESCO concedió esta clasificación2

al

monumento

“por

su

excepcionalidad”,

por

la

“convivencia y la armonía entre religiones que permite que sea una mezquita-catedral”. Por tanto, añadió, “pretender excluir la palabra mezquita va en contra de las propias circunstancias que llevaron a la concesión” del título (…) Demetrio, que es tan osado como poco sabedor, en la entrevista a que antes me he referido mantiene una inexactitud: que llamar al templo

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Se refiere a la de Patrimonio de la Humanidad

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Mezquita es una moda de “unas cuantas décadas”. Pues no, unos cuantos siglos, sí. Yo doy fe de las décadas de mi vida, que son ya más que unas cuantas. Convendría que Demetrio lea más y que hable más con la gente. Y he aquí un auténtico sofisma episcopal: la gente que llega a Córdoba y pregunta donde está la catedral queda confundida. ¡Que barbaridad! La gente, el turismo, viene a ver la Mezquita, que es por lo que pregunta, que es lo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984. La confusión que siembra el denominar ex novo al monumento catedral está muy bien expresado en una carta al director (diario Córdoba 11 de mayo de 2014) de Ángel Aroca Baeza y seis creyentes murcianos más: …estando nosotros en la cola para comprar la carísima entrada (por cierto, nos enteramos de que el importe de dicha entrada se considera una donación, por

lo que está exenta de impuestos, lo que consideramos

cuando menos insolidario) hubo quien la abandonó pensando que se había equivocado puesto que en todos los carteles de la taquilla se hace referencia a la Catedral de Córdoba. Asimismo hubo quien la abandonó al comprobar la situación real.

NUESTRA SEGUNDA REFLEXIÓN SE CENTRA EN LA TITULARIDAD DE LA MEZQUITA

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Hay que partir de una base, cuando Demetrio dice—y lo dice con frecuencia-- que la legislación española y la legislación extranjera atribuyen a la Iglesia la propiedad de la Mezquita va de farol. No puede citar ni un solo precepto; ni uno solo. Es tangencial el tan famoso como anticonstitucional artículo 206 de la Ley Hipotecaria, derogado al fin, aunque esperamos la anulación legal de sus efectos: la inmatriculación registral de la Mezquita con un simple certificado del diocesano y por tan solo 30 euros de costo.3 Cientos de personalidades de todo el mundo (desde Norman Foster a Antonio Gala, Caballero Bonald, Mayor Zaragoza, Manolo Sanlucar, Muñoz Molina, el cientifico Miguel Delibes, Josefina Molina, Benito Zambrano y otros muchos más) y cuatro exalcaldes de Córdoba (Rosa Aguilar, Herminio Trigo, Manuel Pérez y Julio Anguita) han reclamado la titularidad pública de la Mezquita. Así también, y sin ambages, la Junta de Andalucía y su presidenta, aunque a la hora de la acción se hayan visto encorsetadas por la mayoría absoluta del PP en el Congreso. Todas las mayorías absolutas son nefastas. ¡Que lástima que en este país no haya una ley como la francesa de 1905 – aludida, sin repercusión adecuada, por Carmelo Casaño--que prescribe que todos los templos son de dominio público sin perjuicio de sus usuarios, la 3

Desde hacía mucho tiempo el artículo 206 de la L.H. era una bomba, pero la espoleta se la puso Aznar en 1998, puesto que hasta la reforma del artículo 5.4 del Reglamento Hipotecario, mediante Real Decreto 1867/1998 de 4 de septiembre los templos destinados al culto católico estaban excluidos de acceso al Registro de la Propiedad..

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Iglesia por ejemplo! Repugnaría a cualquier francés, por muy católico que fuera, que la Iglesia francesa se apropiara de la catedral de Notre Dame. Suele olvidarse que nuestra República proclamó la nacionalización de todos los templos mediante su ley de 2 de junio de 1933, y que durante Franco los templos no podían inscribirse en los registros de propiedad, posibilidad que sí abrió el ínclito Aznar, que pasará a la historia por la guerra de Irak y por esta escandalosa amortización (Se ha permitido a la Iglesia inscribir por sí y ante sí miles de espacios y locales en toda España, siendo en todo el mundo la más asombrosa la inscripción registral de la Mezquita de Córdoba). Como recuerda el profesor Rodríguez Ramos “la inmatriculación no supone en absoluto la adquisición del derecho real inscrito sobre el inmueble” y puede llegar a consagrarse la realidad contraria a la inscripción por vía legal (¿Qué pasará en las elecciones generales del próximo diciembre?) o por vía judicial (¿Habrá por fin persona o institución que demande en base a la clara inconstitucionalidad del famoso articulo 206 de la Le hipotecaria?)4 La prescripción, que claramente busca la Iglesia, es un peligro, pero un peligro relativo, ya que los bienes de dominio público –y la Mezquita lo es, como veremos—no pueden prescribirse. Yo no reclamo, yo proclamo la titularidad pública de la Mezquita: 4

A mi modo de ver la derogación de la Ley Hipotecaria no empece a que se anulen por ley los efectos producidos por una norma que el momento de producirlos era claramente inconstitucional.

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La Iglesia nunca se proclamó ni se comportó como propietaria de la Mezquita; solo lo ha hecho a partir de 2006 –a partir de la subrepticia y enmascarada inscripción registral—que empezó a ser conocida hacia 2009, cuando era obispo de Córdoba el funesto monseñor Asenjo, cuya voracidad inmobiliaria ya han refrenado en varias ocasiones los tribunales. La Iglesia evidentemente no tiene el papel –el título de propiedad-- que muchos le hemos reclamado en vano. En realidad al acogerse al artículo 206 de la Ley Hipotecaria reconoce no tenerlo, porque el artículo ampara precisamente a quienes carecen del título escrito. Para la Iglesia, adquirió la propiedad de la Mezquita con la ceremonia de trazar una faja de ceniza extendida en el pavimento en forma de de cruz diagonal con letras de los alfabetos griego y latino, es decir con la ceremonia del hechicero de la tribu. Ceremonia inadmisible como forma de adquirir el dominio aun en nuestra legislación civil del siglo XIII. En la V de las Partidas del Rey Sabio, aclarada por el interprete realmente autorizado, Gregorio López, se establecía que “en las donaciones reales requiérese escritura si exceden de 500 sólidos (moneda romana que equivalía a 25 denarios de oro)”, norma que trataba de impedir el expolio del patrimonio real. Dado el enorme valor de la Mezquita si Fernando III no la dio por escrito, es porque a la Iglesia dio solo la posesión como usuaria, manteniendo la realeza el dominio sobre aquella.

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Hay varias muestras históricas evidentes de que los reyes se consideraban y eran considerados como los propietarios del monumento: como tal se comportaron en varias ocasiones la reina Isabel la Católica y Alfonso X, a quienes el cabildo municipal rogó subsanaran el deterioro del monumento. Y es especialmente elocuente que en 1523, cuando el obispo Manrique tuvo la ocurrencia de destruir parte de la Mezquita para implantar el crucero en su centro, y Córdoba, la ciudad que ya llevaba dentro de su alma a la Mezquita, se levantó para impedirlo decretando el corregidor De la Cerda la pena de muerte para quien moviera un solo ladrillo, fue el rey Carlos I quien decidió la cuestión, como titular del dominio que era. De su desgraciada decisión él se arrepintió, como expresó en su famosa frase “Habéis destruido lo que era único en el mundo y habéis puesto en su lugar lo que puede verse en cualquier parte” frase que según un autotitulado historiador cordobés no pudo decir… ¡Porque no sabía español! Tiene bemoles el argumento. Es común que todo propietario se ocupe de las reparaciones necesarias para mantener la cosa, salvo que derive este compromiso hacia terceros, como puede ocurrir en caso de arrendamiento. Que se ocupe y que las costee. Pues bien durante siglos las numerosas y costosas obras necesarias en la Mezquita, fueron afrontadas por la Administración, por el Estado. La Iglesia no pasó de sufragar los pequeños gastos –limpieza, por ejemplo—

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que atañen normalmente al usuario. Y tras la Administración central, siguió haciéndolo la Junta de Andalucía, que de 1986 a 2006 invirtió en la Mezquita casi cinco millones de euros. Únicamente las obras de restauración de la torre, cuyas visitas cobra ahora el cabildo, costaron más de dos millones. Solo desde 2006, año de la indignante inmatriculación, la Iglesia está afrontando gastos de obras…Naturalmente con dinero procedente del turismo. Que debiera ser, y que probablemente lo es, dinero público. Así puede leerse en el reverso de los tickets de entrada que el importe de la entrada tiene como primero de los destinos la “conservación y restauración del edificio”. ¿Por cuánto? ¿Hasta dónde? Casi nada se sabe, porque las cuentas de la Iglesia son más opacas que la más oscuras de las noches. Como colofón a esta segunda reflexión diré que según Juan José Tamayo, Director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, la campaña de la devolución de la Mezquita al Estado, para su disfrute por la ciudadanía, es una reivindicación que debería ser apoyada por todas las administraciones públicas5 La tercera y última reflexión de esta tarde sobre la Mezquita se va a centrar en 5

Véase Rabel-Arte, volumen 1 página 43

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LA

GESTION

QUE

HACE

LA

IGLESIA

DE

LA

MEZQUITA En primer lugar hay que señalar que el gestor, el cabildo catedralicio, tiene un currículo económico funesto: Cajasur ha sido principal protagonista de la deriva de la economía cordobesa a los últimos puestos del ranking español; ha sido benefactora del primer deudor del Ayuntamiento y delincuente financiero convicto, el tal Gómez, y de otros empresarios que han terminado siendo solo grandes en sus deudas y en el número de despido de trabajadores; ha llevado nuestros ahorros y el Palacio de Viana a manos vascas; casi todos los componentes de su consejo de administración6 han sido condenados por la Administración y los tribunales…No cabe mayor esplendor. ¿Qué es lo peor que podría hacer el responsable de un buen negocio? Quitarle la marca. ¿Bebería alguien ese líquido marroncete si no se llamara Coca-Cola? Pues eso es lo que intenta hacer el obispo Demetrio, evidentemente solo por razones religiosas reivindicativas…que están en el polo opuesto de una buena gestión. Únicamente con esas razones religiosas, que solo comparten los integristas, puede aceptarse lo que el diario El País llamó el 7 de enero de este año “La Colonización de la (ex) mezquita”. El subtitulo de este artículo reza así: La 6

La mayoría eran canónigos.

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iglesia llena con sus símbolos el templo cordobés tras registrarlo a su nombre. Lamentablemente es cierto. El avance de estos cruzados de mente estrecha llega al siguiente extremo: cuando visiten la Mezquita fíjense en las lámparas contiguas a los maravillosos bosques de columnas. Se instalaron no hace mucho a bombo y platillo, presumiendo de haberse hecho profundos estudios históricos, pues bien todas ellas llevan unas crucecitas. ¿Una sutileza? No, una bárbara incongruencia. Igual a la que se cometería colocando pequeñas medias lunas en las lámparas del crucero. El cabildo no tiene empacho en cometer con reiteración el pecado de mentir. Miente cuando dice e imprime que la Catedral fue declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO7, lo que hace en la publicidad (Cf. Las páginas amarillas de la guía telefónica)8 y lo que es muy grave, en el registro de la propiedad, al realizar la inmatriculación. Pero no contento con tratar de quitarle a la Mezquita su nombre, el obispo Demetrio y compañía, tratan de diluir, camuflar o desdibujar el esplendido pasado andalusí de nuestra ciudad, cuando como dice el citado Juan José Tamayo El Islam medieval consiguió las más altas cotas de grandeza en la mayoría de los campos del saber y del quehacer humano.9

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Literalmente lo fue “La Mezquita de Córdoba”. Así, ni siquiera Mezquita-Catedral. En esa publicidad la Iglesia no convoca a rezar, sino a pasar por taquilla. 9 Rebel-Arte, volumen 1, Pág. 45. En ella se puede también leer que “mientras los europeos se la lavaban en los ríos y los lagos, los habitantes de la España musulmana contaban con más de un millar de baños. Mientras las calles de las ciudades europeas estaban embarradas, las de Córdoba gozaban de un empedrado muy firme. La nobleza europea era analfabeta, mientras los niños de Córdoba iban a la escuela. Los maestros de Córdoba crearon una biblioteca de doscientos mil volúmenes de ciencia, arte, derecho, filosofía,etc.” 8

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Demostración de la desislamización de la Mezquita a que antes me he referido es esta confrontación: Los folletitos o guías de mano que se entregan con las entradas, en 1981 eran encabezados por el nombre Mezquita-Catedral y de sus 123 líneas, 84 estaban dedicadas al arte islámico (un 70%) y 39 al cristiano (30%). Los de 2014 se encabezan con el título “Catedral de Córdoba” y de sus 162 líneas 47 se dedican al arte islámico (30%) y 115 al cristiano (70%) 10 Pero la gestión del cabildo de la Mezquita no solo es oscura y maliciosa desde el punto de vista histórico, sino que además deja mucho que desear en otros aspectos, como recuerda José David Luna (Licenciado en Historia del Arte y experto universitario en animación sociocultural) Leo cita: pero incluso el propio uso turístico es manifiestamente mejorable desde el punto de vista de la gestión cultural y de la gestión económica, opaca y discutible11. Una gestión orientada al ciudadano generaría áreas de trabajo hasta ahora inéditas en el bien: centro de interpretación, biblioteca, fototeca, espacio

para

actos,

recursos

didácticos,

programación

cultural

consolidada, programas educativos, intercambios culturales, etc.12 No estamos hablando de un tema menor ni de un tema local. En su número del día ocho pasado, el muy prestigioso semanario londinense The

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Vid. Rebel-Arte, volumen 1, página 22. Vid. Rebel-Arte cit. Vol. 3,pág. 49 12 Loc. cit.. Pág. 56 11

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Economist expresa que esta actitud de la institución católica choca con la estrategia de imagen adoptada por la ciudad que habla del “espíritu de Córdoba” y que hace referencia al periodo en el que “musulmanes, cristianos y judíos vivieron juntos en notable armonía. La publicación londinense subraya que el presidente de Estados Unidos Barak Obama, puso a la ciudad como ejemplo de “tolerancia musulmana” en su discurso en El Cairo en el año 2009. El anterior Defensor del pueblo Andaluz, que lo fue desde 1996 a 2013, el sacerdote católico José Chamizo, alzó su voz con rotundidad y claridad contra el comportamiento del cabildo cordobés para la con la Mezquita. En la prensa de hoy han podido ustedes leer lo dicho por el actual Defensor del pueblo Andaluz, José Maeztu. Con sus palabras termino: El objetivo es que la gestión de la Mezquita tenga criterios profesionalizados, turísticos, para la ciudad distintos de la Catedral (…) La Catedral tiene instrucciones y normas religiosas de culto católico, pero la gestión de la Mezquita no debe unirse a la de la Catedral como un todo de un edificio. Así, dijo, acentuaría aquello que era de Córdoba y del patrimonio de todos, la Mezquita, tuviera gestión profesionalizada (…) y que se siga llamando Mezquita-Catedral, que no fuera Catedral solo y engullera a la Mezquita. Añado y finalizo: porque Córdoba es la ciudad de la Mezquita, porque Córdoba es la Mezquita que llevamos dentro.

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Muchas gracias por su atención.

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