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DOCUMENTACIÓN 200607401 PLANIFICACIÓN DE ACTIVIDADES FÍSICODEPORTIVAS PARA DISCAPACITADOS FÍSICOS Y PSÍQUICOS

Prácticas de adaptación de sillas de atletismo

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CLUB DE ATLETISMO PORTUFÍSICO

Sevilla Del 26 al 28 de octubre de 2006

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PRUEBA REAL DE COMPETICIÓN EN PISTA Atleta aspirante Se observa a los discapacitados, sus habilidades personales, su autonomía e independencia a la hora de realizar las transferencias (paso de silla a silla), y con el alto nivel de exigencias que requiere la práctica de este deporte, se les invita a probar el atletismo en silla de ruedas, y para ello se observan los siguientes aspectos: a. Perfil del aspirante a corredor Saber el tipo de minusvalía es importantísimo para cuantificar y calificar tanto los materiales a usar como la posición más idónea, así como las ayudas que va a necesitar el corredor. Su autonomía personal nos permitirá saber si es autosuficiente y cómo realiza las transferencias, además de qué tipo de ayuda necesita, y buscar la postura en la silla más idónea, agresiva (de rodillas), convencional (sentado), cómoda (iniciación), etc. Para el paso del aspirante a la silla de competición el propio atleta nos va a orientar sobre la ayuda que necesita, no debiendo tener el monitor ningún tipo de reparo en preguntarle cuáles son sus necesidades, y dependiendo de las necesidades de cada uno se le facilitarán las ayudas necesarias. El paso debe ser lento, corto y seguro, prestando la ayuda en el ángulo de desequilibrio que observemos en el corredor, además de agarrar la parte delantera de la silla para evitar que se levante, provocando el vuelco y la caída del corredor al suelo. Otros factores a tener en cuenta son la edad, ya que evidentemente se tendrán menos problemas con personas jóvenes y con ganas que con personas mayores, aunque lo que verdaderamente influye es su mentalidad y su estado físico, el cual nos determinará el nivel de exigencia que le marcaremos en su trabajo diario de entrenamiento, y las posibles ayudas que necesitará a la hora de realizar la transferencia y acoplarse a la silla de competición. Su minusvalía nos indica qué ayudas, materiales y posturas son idóneas para él. Algunas de las minusvalías que nos encontraremos serán: • Amputados: dentro de esta minusvalía, donde nos encontraremos más dificultades es en la doble amputación femoral, ya que al carecer de piernas el corredor no tiene peso delantero y es difícil guardar el equilibrio cuando se impulsa la silla. El corredor deberá sentarse adelantado al eje de las ruedas, que es el centro de gravedad de la silla, evitando de este modo el vuelco de la misma. • Polios: en estos casos la mayor dificultad nos la encontraremos en aquellas personas que tengan inmovilizadas las articulaciones para poder caminar, ya que no nos permitirá ni doblar ni buscar la postura ideal, por lo que sujetaremos la pierna al chasis de la silla con velcros, estribos o cinchas que sean cómodas y no ocasionen ningún tipo de lesión al corredor. • Parapléjicos de lesión alta: son los que carecen de tronco, necesitarán más ayudas a la hora de realizar transferencias y la iniciación con ellos deberá ser lo más cómoda y fácil que se pueda. Lo ideal es adoptar una posición de sentado, con los pies sobre los estribos y el cuerpo en V descansando sobre las rodillas.

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Parapléjicos de lesión baja: aquellos que tienen activa toda la musculatura de su tronco y por ello suelen ser mas autónomos, por lo que necesitarán menos ayudas y se les puede exigir desde un principio posturas más agresivas a la hora de practicar atletismo, como la posición de rodillas. Tetrapléjicos de lesión medular muy alta: suelen tenr afectados las manos y los dedos, imprescindibles para el impulso de la silla, por lo que existen guantes de agarres a muñeca que inmovilizan la articulación entera, para facilitar el golpe con la seguridad y garantía de imprimir la fuerza suficiente sobre los aros. Al carecer del control de la musculatura casi total del cuerpo, estas personas tendrán que ser especialmente atendidas para garantizar su seguridad. Lo ideal para las transferencias es realizarlas entre dos personas, una se coloca detrás del atleta y le agarrará los antebrazos por debajo de las axilas, mientras que la otra persona sujeta las rodillas, sincronizando el movimiento para el cambio de silla.

b. Familiarización con el material •

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Silla de competición De materiales de aleaciones ligeras y con una aerodinámica total, la silla deberá ajustarse lo máximo posible al atleta discapacitado que la use. Lo ideal es hacer la silla a medida del aspirante, pero hasta no tener la certeza de que pueda tener una trayectoria deportiva buena no merece la pena hacer una inversión de más de 6000 euros sólo para probar la práctica de este deporte, con lo que nos lleva a adaptar al aspirante a los materiales de los que se disponga. Chasis El chasis deberá de ajustarse en la medida de lo posible al tamaño de las caderas del aspirante. Ruedas Traseras, están diseñadas para una única posición que dependerá de cómo esté colocado el aro de impulso. La cogida del aro debe ir por detrás del radio, ya que con el impulso del atleta puede sacar la cogida de su sitio o descolocar el aro. Las delanteras normalmente son de 20 pulgadas y marcan la dirección de la silla. Reposapiés Es un estribo extensible cogido al chasis de la silla, que nos permite fijar los pies y regular la altura de las rodillas para buscar la posición más cómoda del aspirante. Guantes de impulso De un material de caucho muy resistente, se usa para el impulso de la silla, y deberá acoplarse perfectamente a la mano del aspirante, para lo cual usaremos la talla más adecuada. Existen varios modelos que se usan en función de la situación en que nos encontremos. Cabe destacar: Guantes de caucho, son los más usuales; se cierran con velcros para fijar la mano cerrada en puño. Guantes de agua, son los que se usan en días húmedos o lluviosos. A los guantes que se usen se les pegará una capa de lija para evitar que resbalen los aros al impulso del corredor. Guantes rígidos de material termo-moldeable, que se harán a medidas de los dedos pulgar e índice; su peso, coste, y rendimiento hacen que sea el ideal para los atletas que necesiten mejorar sus marcas personales.

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Los tetrapléjicos tienen unos guantes-manoplas que se acoplan a las muñecas para inmovilizar la articulación. Para los días húmedos o semi-lluviosos recomendamos usar una resina que se usa en balonmano para que no patine el guante en el aro y nos permita impulsar mejor la silla. El modo de usar esta resina es untar una capa muy fina en los aros y los guantes, y siempre debe ser en seco y el día anterior; cuando el día se ve que está muy lluvioso es conveniente llevar el bote abierto y adherido al chasis para ir mojando el guante cuando notemos que resbala el aro, mientras dure la carrera. Aros de impulso Se colocan en cada rueda trasera de la silla, y dependiendo de su diámetro funcionará mejor en una u otra prueba. Su función es similar a un piñón de una bicicleta, mientras más pequeño, mayor velocidad, pero mayor será la fuerza a emplear para desarrollar velocidad. Así, podremos elegir el aro dependiendo de la prueba a realizar y de la potencia muscular de nuestro corredor. Con un perfil llano o con tendencia a bajadas se recomienda el aro pequeño, mientras que si es una prueba de muchas cuestas el aro grande nos permitirá ser más constantes en nuestro ritmo de impulsos. Protecciones Debido a algunas posturas en la silla algunos corredores por no ir bien adaptados a la silla tienen roces con las ruedas, los aros, las piernas, por lo que es conveniente usar sudaderas, muñequeras o incluso rodilleras para colocarlas en muñecas, codos, bíceps, cabeza, piernas, etc. Casco de protección Vale cualquiera siempre que sea homologado, hay que usar la talla adecuada y es obligatorio en competiciones oficiales, siendo motivo de descalificación el no usarlo. Contamos también con cinchas, velcros, cojines, esponjas; son los objetos que hay que usar para dejar perfectamente ajustados a los atletas en las sillas de competición intentando conseguir un bloque entre hombre-silla. -

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c. Iniciación deportiva Después de hablar con nuestro aspirante e informarnos bien de todo lo que necesita para garantizar el éxito de su preparación como atleta, elegiremos la silla de competición más adecuada y el material que vamos a usar para ayudarnos a fijar al corredor a la silla. Desde un principio perseguiremos utilizar el mínimo de ayuda para establecer como norma básica el perseguir la autonomía del atleta, ya que no siempre estaremos junto a él, una cosa es facilitarle su labor y otra muy distinta es hacerlo dependiente, caso en el cual el corredor sin ayuda no podría ni entrenar ni competir. Con la mínima ayuda deberá asistir a entrenamientos y carreras. El conocimiento de todo el material a usar, además del montaje y desmontaje de la silla y sus accesorios, es importantísimo. Comenzar las primeras prácticas por sentarlo muy cómodo, y que impulse la silla en periodos cortos de tiempo para adaptarse a la postura, a los impactos en los aros, a las ataduras de las manos en los guantes, y comenzar con un esfuerzo mínimo para ir incrementando progresivamente. La adaptación de la postura, los esfuerzos y las

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ataduras del cuerpo y de las manos se deben soportar poco a poco al principio para llegar a aguantar el máximo tiempo posible, ya que perseguimos que el corredor esté sentado e impulsando la silla en pruebas muy largas, como es una maratón. Adaptación del aspirante a la silla La postura ideal para el comienzo de la práctica deportiva es la de iniciación (que es la mas cómoda), teniendo que tener en cuenta tres fijaciones al chasis (caderas, rodillas y pies). Las caderas deben ir siempre por debajo del nivel de las rodillas, e intentar que exista la menor holgura posible con respecto al chasis, usando para ello ataduras de velcros, esponjas, cojines o cualquier objeto que nos sea útil. Las rodillas se inmovilizarán juntas, con el objeto de evitar el balanceo lateral que provoca los movimientos del cuerpo del corredor en silla en cada uno de sus impulsos; para ello usaremos cintas, velcros, correajes, en definitiva ataduras que fijen el atleta al chasis de la silla. Los pies se fijarán en unos estribos móviles teniendo en cuenta que deberemos regularlos tanto en altura como en longitud, hasta conseguir que las rodillas estén en un plano superior a las caderas. Dependiendo del aspirante y su discapacidad le pondremos más altas o bajas las rodillas, para la comodidad casi plena del atleta. Conforme pasen los días y la iniciación deportiva se cumpla, y se vea un aumento de velocidad y soltura en el corredor, la postura de sentado irá cambiando adoptando una más aerodinámica, retrasando los reposapiés para pegar los talones lo máximo posible a las nalgas, además de bajar al máximo las rodillas para que el cuerpo baje y tenga menos resistencia al aire, etc. Para la iniciación deportiva lo mejor es la pista, ya que es más segura, en caso de caída hace menos daño, vemos todo el tiempo a nuestro corredor, y no hay tráfico o gente que se cruce y pueda accidentar la práctica deportiva, aunque si no es posible, tendremos que elegir alguna zona poco transitada de carriles o carreteras cortadas al tráfico, ya que el manejo de la silla de competición con las manos atadas en forma de puño se hace complicado, aunque una vez que veamos la soltura del corredor podremos arriesgarnos a que practique en situaciones más complicadas que le harán coger experiencia. d. Entrenamientos Influirán los materiales con que contamos, el estado físico que tenga el candidato, la edad del corredor, su mentalización, las ganas y la minusvalía, etc. Es conveniente entrenar en grupo para que la práctica deportiva sea menos dura y se vean los distintos estilos que existen de impulso, además de probar varias posturas y consejos de los más veteranos en el mundo del atletismo en silla. Se tendrán en cuenta los recursos propios para el desplazamiento a las pistas de atletismo, carriles o carreteras de poco tránsito, y si usa o no silla de ruedas para el traslado de todo el material, y con qué vehículo contamos para el corredor, así como todos los materiales a usar en el entrenamiento. Irán enfocados a poder superar pruebas de carreras populares, medias maratones y maratones, por lo que el tiempo de entrenamiento será lo mas prolongado posible. Controlaremos desde un principio varios aspectos:

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Duración: debe aumentarse cuando la adaptación del atleta al chasis y la habilidad se han desarrollado; siempre será parecida a la carrera a la que asista el corredor, evidentemente no es lo mismo un velocista que un maratoniano. Atletas de alto nivel en España entrenan 50 km diarios en cargas de 30 por las mañanas y 20 por las tardes, cambiando el recorrido, carreteras de perfil de cuestas 30 km y en pistas 20 km. Distancia recorrida: aumentaremos distancia conforme coja experiencia el atleta, para aumentar la capacidad de resistencia del corredor y prepararlo para superar distancias largas aumentando su rendimiento aeróbico durante el esfuerzo. Velocidad media: se controlará sabiendo que el asfalto de una carretera es más rápido que la pista, que todas las pistas no son igual de rápidas, y que la mañana o la tarde influyen, así como si hace aire a favor o en contra; todos estos factores pueden aumentar o disminuir en un entrenamiento el resultado final de una media. Perfil cubierto: el perfil nos marcará el ritmo y el tiempo empleado en cubrir cierta distancia, ya que no es igual cubrir una distancia en llano, en subida o en bajada, y dependiendo del grado de inclinación de la carretera se hará más rápido o más lento. Para no equivocarnos, tomar como referencia desde la primera vez que lo ha cubierto, teniendo en cuenta si es por la mañana o por la tarde y si ese día hace o no aire, y ver la evolución que tiene en días posteriores con idénticas características. Técnica: el impulso en el aro se debe hacer para sacar la mayor velocidad posible empleando la menor fuerza; hay ocasiones en que el perfil acompaña, llano o bajadas donde con un esfuerzo inicial aumentamos la velocidad y con un golpe seco balanceando sólo los hombros mantenemos esa velocidad punta. En otras ocasiones en que el perfil se hace duro y asciende es cuando debemos emplear fuerza para mantener la velocidad que llevamos sin agotarnos; reducir velocidad y aguantar un ritmo lento es preferible a agotarnos innecesariamente en una subida que sólo es parte del trayecto. El acompañar con el cuerpo al impulso de las manos nos aporta más fuerza y más velocidad pero también nos agota más, por lo que cuando se trata de cubrir distancias largas hay que ser muy reservados en el consumo de energías para poder acabar la prueba con el mejor resultado de tiempo posible. Recogida de material y montaje de la silla Dispondremos de un chasis, unos estribos, dos ruedas traseras, casco, guantes de impulso y materiales para acople y fijación, que incluirían velcros, cinchas, correajes y esponjas, además de crono y utensilios de cada silla deportiva. El montaje de las sillas, acople del estribo, etc. se hará en grupo, supervisado por algún atleta del club y con un voluntario discapacitado al cual se le buscará la postura ideal para que pueda practicar atletismo en silla. Después de las pruebas y de entrenar a nuestro atleta discapacitado, daremos paso a la competición que será una carrera de 400 y otra de 800 metros para ver los resultados reales de los entrenamientos con personas minusválidas novatas en la práctica del atletismo en silla de ruedas.

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