DINOSAURIOS. SUPLEMENTOS DEL HERALDO DE ARAGÓN

Canudo, J.I. y Cuenca-Bescós, G. Dinosaurios. Suplemento del Heraldo de Aragón, Noviembre-Diciembre del 2000 DINOSAURIOS. SUPLEMENTOS DEL HERALDO DE

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Canudo, J.I. y Cuenca-Bescós, G. Dinosaurios. Suplemento del Heraldo de Aragón, Noviembre-Diciembre del 2000

DINOSAURIOS. SUPLEMENTOS DEL HERALDO DE ARAGÓN

Los textos que vienen a continuación están desarrollados por José Ignacio Canudo y Gloria Cuenca Bescós del Grupo Aragosaurus (www.aragosaurus.com/) de la Universidad de Zaragoza y formaron parte de los Suplementos titulados Dinosaurios que publico el Heraldo de Aragón en Noviembre y Diciembre del 2000. Fueron 8 suplementos estructurados cada uno en los siguientes apartados - Tema Central -Descubriendo Dinosaurios - Excavaciones - Fichas de dinosaurios - Noticias e Internet

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TEMAS CENTRALES 1. PADRES E HIJOS El Origen de las especies de Charles Darwin se publico en 1876, año en el que se estudiaron en Francia los primeros restos de huevos de dinosaurios; sin embargo los descubrimientos franceses tuvieron poca trascendencia y han pasado a la historia como una mera simple relación de un descubrimiento curioso para la época. Sabemos que las cáscaras de huevo de dinosaurio fueron utilizadas por el hombre en el Paleolítico superior de Mongolia, nos la encontramos como abalorios en los yacimientos prehistóricos Indudablemente en el los hombres del Paleolítico desconocían la verdadera naturaleza de estos objetos; sin embargo les atraía tanto que las empleaban como adornos. Es la extraordinaria naturaleza de los fósiles lo que les hace tan atractivos y este atractivo vigente, de manera que hoy en día los nómadas del desierto del Gobi siguen elaborando collares con fragmentos de cáscaras perforadas, que unen con una cuerda. Como no podía ser de otra manera es en el desierto de Gobi donde en la década de los años 20 una expediciones del Natural History Museum de Nueva York hace los primeros descubrimientos paleontológicos de nidos de dinosaurios y se convierten en el punto de partida para el estudio de las relaciones de la relación entre dinosaurios padres e hijos. Las primeras ideas en que la reproducción de los dinosaurios tenía una naturaleza “reptiliana” con un escaso cuidado de padres a hijos, ha sido sustituido por un punto de vista más “aviano-mamífero” con importante cuidado de padres a hijos. Pero antes de llegar los hijos, hablemos de como se engendraban. Vamos a hablar de esto y de, como el registro fósil nos puede ayudar a resolver las cuestiones que se plantean sobre el dimorfismo sexual, reconocimiento de sexo y la reproducción en los dinosaurios. DIFERENCIANDO EL SEXO DE LOS DINOSAURIOS Cualquier niño de corta edad puede diferenciar entre un hombre y una mujer, nuestras diferencias morfológicas externas indican un dimorfismo sexual. Nuestro esqueleto, aunque menos fácilmente es diferente cuando es de hombre o de mujer, los huesos de la cadera son los más diferentes, pues en la mujer se ha desarrollado un “canal de parto” más amplio que en el hombre. En todos los vertebrados no es tan evidente, de hecho en animales como los gatos es necesario que nos fijemos en sus genitales para conocer el sexo. Una de las primeras preguntas que nos podemos plantear es si había dimorfismo sexual en los dinosaurios, es decir diferencias entre los dinosaurios hembra y los dinosaurios macho. La respuesta suele ser complicada por carecer de una amplia población con abundantes individuos, ya que muchas de las especies descritas solo se conocen por un único ejemplar. En los afortunados casos que tenemos una población relativamente abundante se han podido hacer estudios que ayudan a resolver esta cuestión. La especie de dinosaurio que está representado por un amplio número de ejemplares suele tener un patrón que se suele repetir; hay individuos gráciles pequeños y robustos. Pero cual de los dos es el macho y cual la hembra, ya que en la naturaleza nos encontramos tanto que el macho o la hembra sean los robustos. En algunos casos de grandes carnívoros, como Tyrannosaurus se ha argumentado que los morfotipos gráciles son machos y los robustos hembras. La clave está en la forma y estructura de los huesos del inicio de la cola, que estarían mejor adaptados a la puesta de los huevos) en los individuos robustos y por tanto los consideramos como hembras. El mayor tamaño de las hembras se da en muchos vertebrados de grupos tan diferentes como las aves de presa y las ballenas. Un comportamiento que se repite en las especies con hembras robustas es que suelen ser individuales y frecuentemente predadoras. Únicamente se juntan con los machos en el momento del apareamiento.

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Muchos dinosaurios tienen características esqueléticas de diferenciación sexual, que pueden haberse desarrollado dimórficamente entre los sexos, como las estructuras hipotéticamente utilizadas en combates. Algunos de estos caracteres dimórficos son los engrosamientos de los huesos del cráneo, cuernos largos, crestas, espinas, abultamientos de la cola y placas dérmicas. Las crestas de la cabeza de los hadrosáuridos parecen mejor desarrolladas en uno de los dos sexos, probablemente los machos, al menos en algunos ejemplos. La cresta de los ceratopsios y especialmente los cuernos también tienen signos de desarrollo dimórfico. Este tipo de caracteres visuales podrían establecer el dominio de los machos. Las crestas huecas de los hadrosáuridos pueden servir para hacer ruidos con ese mismo propósito. Las estructuras dérmicas y de la cola podrían servir para disuadir a los competidores y establecer la el dominio de un macho entre los demás. Las posibles heridas reconocidas en los cráneos de los ceratopsios podrían indicar combates de esta naturaleza. Incluso la rotura de las costillas de los herbívoros y en dinosaurios carnívoros podrían ser el resultado de estos combates. Entre los mamíferos puede haber serios daños durante las peleas por conseguir hembras entre los machos de leones, hipopótamos o los duelos con la testa de las cabras montesas. Hay estructuras que posibilitarían minimizar los posibles daños, como la morfología de interposición entre los cuernos, que impediría el impacto directo sobre el cuerpo del contrincante, al quedar trabados entre los dos combatientes. Una de los reconstrucciones preferidas por los libros de divulgación son dos pachicefalosáuridos luchando golpeándose con sus testas. Los restos de dinosaurios se han encontrado en rocas del Cretácico superior de Norteamérica y Mongolia. Tienen un cráneo abultado prácticamente liso en su exterior. La explicación es atractiva y merece la pena comprobarla. El profesor. Mark Goodwin de la Universidad de California en un congreso sobre Paleontología de Vertebrados que organizamos en el año 1999 en la bella ciudad de Albarracín (Teruel) nos mostró que esta explicación es dudosa. En primer lugar estudió cráneos de los carneros americano, que tienen un comportamiento de lucha similar al supuesto para los paquicefalosáuridos. El lector habrá podido disfrutar de documentales en los que dos machos se lanzan con violencia cabeza con cabeza. El ruido del testarazo es uno de los más característicos del otoño en la montaña: los machos en celo luchan por el apareamiento con las hembras. Este investigador estudio con detalle los cráneos de los machos y llego a la conclusión que estaban engrosados y endurecidos respecto a cráneos de especies parecidas, de manera que durante el choque, los carneros no sufrieran hundimientos o heridas mortales. El siguiente paso fue estudiar el cráneo de los pachicefalosáuridos . Hipotéticamente deberían ser gruesos y robustos si eran utilizados en peleas con la testa. Sin embargo Mark Godwin descubrió que los cráneos de estos dinosaurios eran relativamente delicados por lo que había que descartar su uso en peleas, ya que al primer choque se destrozarían el cráneo. No se puede destacar que fuera un atributo sexual, pero se utilizaría para exhibirse más que para pelear. EL APAREAMIENTO DE LOS DINOSAURIOS El apareamiento de los dinosaurios es un tema poco conocido, debido a la dificultad de obtener datos que se puedan interpretar. Es difícil conocer las posturas de apareamiento, sobre todo en los grandes dinosaurios o los que tienen grandes placas dorsales. Los grandes dinosaurios tienen largas colas que les ayudan a soportar su peso en sus poderosos miembros traseros, así que parece lógico que los machos para aparearse montaran sobre las hembras poniéndose sobre las extremidades posteriores. En los primates, incluido nuestra especie los órganos copulatorios son externos, como en la mayoría de los mamíferos. Sin embargo en muchos reptiles actuales y en las aves los órganos copularios son internos excepto durante la cópula y esto es probablemente es similar para los dinosaurios. En definitiva el pene de los dinosaurios machos solo sería visible en el momento de la cópula.

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PONIENDO LOS HUEVOS Muchos, si no todos los dinosaurios producían un gran número de huevos. Es difícil reconstruir la puesta de los dinosaurios más grandes dado su altura y su peso ¿Cómo se puede acuclillar una hembra de 20 toneladas de peso para que los huevos no se caigan de una altura de más de 3 metros. Desconocemos cual sería la posición de puesta, y posiblemente nunca lleguemos a conocerla, pero se han hecho sugerencias atractivas que podrían acercarse a la realidad. En la serie televisiva Caminando entre dinosaurios se reconstruye como sería la puesta de una hembra de Diplodocus, un saurópodo del Jurásico superior de Norteamérica. Nos muestran una larga estructura cilíndrica y flexible, a modo de manguera que haría que los huevos llegaran al suelo lentamente. La distribución en el nido de los huevos de dinosaurio es mayor que el de cualquiera vertebrado actual. Hay dos patrones básicos, el circular y el lineal. Los dinosaurios ornitisquios como Orodromeus , un pequeño herbívoro del Cretácico superior de Montana (EUA) disponía los huevos en espirales con el eje más largo del huevo orientado hacía el exterior. Algunos dinosaurios carnívoros los distribuían alineados y los grandes saurópodos lo hacían en círculos, arcos o líneas paralelas. Las distribuciones de los huevos implica un comportamiento complejo en el probablemente usarían sus manos para ordenar los huevos con un patrón distintivo en cada especie ¿Por qué los dinosaurios ordenaban sus huevos? Hay muchas hipótesis, pero difíciles de probar: aprovechamiento del espacio, de la radiación solar, distribución a distancias convenientes de otros nidos o de otras puestas. EL CUIDADO DE LOS HUEVOS Algunos dinosaurios herbívoros anidaban en colonias, buscando como las aves marinas actuales la protección de una colonia de cría y el aprovechamiento de un espacio reducido de una manera óptima. Las nidadas en colonias, reduce (aunque no elimina) la predación, y aumentan la protección y los cuidados de padres a hijos. Los nidos de algunos pequeños dinosaurios parecen contener más huevos de los que parece podría poner una única hembra, lo que indicaría nidadas comunales, como actualmente practican algunos grandes pájaros. En el norte de la provincia de Lérida, en las cercanías de Tremp aflora una formación geológica en la que se descubrieron huevos de dinosaurios en la década de los 50. Siempre se ha sabido que eran abundantes, pero de una manera intuitiva. Precisamente en la década de los noventa, un equipo formado por los paleontólogos José Luis Sanz y Joaquín Moratalla de la Universidad Autónoma y Nieves López Martínez de la Universidad Complutense de Madrid hicieron unas estimación del número de estos huevos. Los números fueron tan espectaculares que sirvieron para publicarlo en la revista científica más importante Nature. Habían encontrado que en un solo estrato que representaba una playa de hace 70 millones de años había miles de huevos de saurópodos. En este caso desconocemos si el resultado de un comportamiento repetitivo, en el que estos dinosaurios cada año iban al mismo lugar de puesta o representa un comportamiento más complejo como el que podemos reconocer en el hadrosáurido Maiasaura. A partir de los excepcionales yacimientos de huevos de Montana estudiados entre otros por el paleontólogo norteamericano Jack Horner, conocido por ser el asesor de la película de Parque Jurásico se ha podido investigar las puestas del hadrosáurido Maiasaura. Los huevos están distribuidos en montones, entre los que hay restos de hojas fosilizadas. Estos huevos estaban totalmente cubiertos de sedimento. La interpretación más plausible es que estos dinosaurios enterraban los huevos junto a hojas que durante la fermentación producían el suficiente calor para la incubación. Algunos pájaros actuales mueven las restos de plantas para conseguir en todo momento la temperatura más adecuada para la incubación. Es razonable que Maiasaura hiciera lo mismo con sus puestas.

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HABÍA DINOSAURIOS QUE INCUBABAN LOS HUEVOS Oviraptor es un dinosaurio carnívoro encontrado por primera vez en la década de los 20 en el Cretácico superior de Mongolia. Tiene un extraño cráneo con una estructura parecida a un pico que no tiene dientes. Cuando se descubrieron los primeros restos se hicieron en relación con huevos de dinosaurios. La interpretación clásica es Oviraptor comiendo huevos de otros dinosaurios y precisamente su cabeza modificada estaba adaptada a esta dieta. Los huevos con los que se encontraba asociado eran la prueba de su crimen, como si hubiera quedado fotografiado este momento. En la década de los noventa equipos canadienses, italianos y mongoles han hecho nuevos descubrimientos que han resultado sorprendentes. 1. Se han encontrado algunos embriones fosilizados en el interior de los huevos, y son embriones de Oviraptor. 2. Estos huevos estaban enterrados hasta la mitad, por lo que posiblemente necesitaba un calor externo y la guinda 3. fue el descubrimiento de un fósil excepcional: un esqueleto de Oviraptor situado directamente encima de los huevos. El enigma esta descifrado estos pequeños dinosaurios carnívoros empollaban sus huevos. COMO SON LOS HUEVOS DE LOS DINOSAURIOS Los huevos de dinosaurios han sido considerados en el pasado como novedades o curiosidades de museo, y no se dedicaba la investigación científica. En consecuencia han nacido concepciones erróneas que han pasado al gran público y a la industria del cine. Por ejemplo se asumía que como los dinosaurios eran grandes debían tener huevos gigantes. En películas como El “hombre de las Cavernas” (1981) se puede observar huevos más grandes que su protagonista (Ringo Starr). Si lo llevamos a un ejemplo más cercano, se puede contar una anécdota. En el área de Areny en la Ribagorza Oriental hay una formación geológica que en la vecina localidad de Tremp tiene algunos de los yacimientos de huevos de dinosaurios más importantes del mundo, como antes hemos comentado. Sin embargo, hasta el momento no se han encontrado evidencias en Aragón, en lugares semejantes a Tremp y, cuando un vecino de Areny nos dijo que había encontrado huevos de dinosaurio, fuimos a velos pero resulto ser grandes bolas de piedra de un metro o más de diámetro producto de la erosión de la arenisca formada en una playa del pasado, pero poco que ver con los huevos de dinosaurios. El huevo de dinosaurio más grande que se conoce es más pequeño que una pelota de fútbol, y generalmente son mucho más pequeños. Su forma varía desde esférica a ovalada. Además de su forma externa, lo más característico de un huevo de dinosaurio es la estructura u ornamentación de la cáscara. Los huevos forman parte de nuestra vida cotidiana, y si nos preguntan como externamente un huevo, rápidamente contestaríamos que liso. Nuestra respuesta es correcta, ya que los huevos de las aves son lisos y muy diferente de los de dinosaurio. La mayoría de sus huevos tienen una ornamentación externa que suele ser observable a simple vista. Esta ornamentación son pequeños bultos o crestas alineadas que nos permiten identificar sin dificultad un huevo de dinosaurio. Mucho cuidado con los falsos, la mayoría de los que se encuentran en tiendas o colecciones privadas no lo son. Otra de las peculiaridades de estos huevos es su estructura interna que se puede conocer haciendo secciones muy finas de la cáscara , que se estudian por transparencia en un microscopio óptico. Se ven unos haces de líneas finas que varían en grosor y forma. Entre estos haces hay tubos que conecta n la superficie interna y externa, son los poros por donde el embrión hace el intercambio gaseoso con el exterior. EL CUIDADO DE LA PROLE

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Entre los reptiles actuales nos encontramos casos de abandono completo de las crías, como el caso de las tortugas marinas que únicamente hacen la puesta en una playa y posteriormente la abandonan. Las crías tienen que ser autosuficientes desde el mismo momento de su eclosión. El lado contrario lo protagonizan algunos cocodrilos , cuyas crías están bajo la protección de sus padres durante un largo tiempo. Sin duda entre los dinosaurios había una amplia diversidad de estrategias, más amplia que en cualquier grupo de vertebrados, como resultado de combinar la puesta de huevos, el rápido crecimiento, la ausencia de lactancia y la alta capacidad de locomoción. No se han descrito casos de viviparidad como en el caso de los mamíferos y de algunos reptiles. Los largos hocicos y los grandes dientes de los tiranosauridos jóvenes son inusuales para los dinosaurios y sugiere que podían ser capaces de ser cazadores inmediatamente o muy pronto después de eclosionar. La producción de un gran número de individuos de estas características podría hacer disminuir la dependencia de los cuidados parentales Hay muchos dinosaurios con cerebros simples y pequeños que parece indicar unas limitadas respuestas nerviosas y unos cuidados menos intensos como los observados en los mamíferos y en muchos pájaros. Si los padres daban de comer a los jóvenes, podrían hacerlo regurgitando la comida, lo que tendría un importante papel en la transferencia de las bacterias intestinales para realizar la digestión. La gran diferencia de tamaño entre algunos dinosaurios adultos y los juveniles podrían hacer impracticables los cuidados parentales (podrían aplastarlos). Una posibilidad es que unos pocos adultos hicieran de “niñeras” al cuidado de los individuos infantiles hasta que el tamaño fuera lo suficiente para integrarse en la manada. En yacimientos de icnitas de saurópodos de Estados Unidos se ha observado como los ejemplares más adultos se distribuyen por la parte externa de la manada y los más pequeños, incluyendo a los juveniles iban en el interior de manada, en una disposición protectora y defensiva, que demuestra un comportamiento gregario y complejo. Volviendo a los yacimientos con Maiasaura, se han podido realizar observaciones fascinantes sobre los cuidados parentales. Maiasaura montaba los nidos en grandes colonias. Éstos y en la cercanía de los mismos se han encontrado ejemplares recién nacidos con los huesos de la cadera bien osificados, o lo que es lo mismo pueden tener movimiento propio. Sin embargo sus huesos largos no están osificados, lo que indica que no tendrían la posibilidad de alejarse mucho del nido. Horner pensó que, al menos durante unos meses la prole de Maiasaura se quedaba en el nido o en sus cercanías cuidados por los adultos. Este tipo de comportamiento se ha observado en reptiles actuales, como son los cocodrilos, en los cuales los juveniles pueden estar cerca del nido durante meses. En este punto no hay que olvidar que la microestructura de los huesos revela que el crecimiento en los dinosaurios era mucho más rápido que en los reptiles actuales. El que los Maiasaura jóvenes pudieran mantenerse cerca del nido podría ser ventajoso para los jóvenes, que podrían recibir gran cantidad de comida sin demasiado esfuerzo. ¿Y EN ARAGON QUÉ? En algunas formaciones geológicas de Teruel y de Huesca se encuentran cáscaras de tamaño milimétrico de dinosaurios. Estas cáscaras se obtienen del lavado de miles de kilogramos de roca blanda. En el Cretácico inferior de Galve, Olga Amo una integrante de nuestro equipo de investigación hizo el estudio detallado de las cáscaras de varios yacimientos. Puso de manifiesto la gran variedad, ya que se encuentran de tortugas, cocodrilos y dinosaurios. Entre los dinosaurios identifico un tipo de cáscaras pertenecientes a oviraptorinos , un tipo de dinosaurio del que no se han encontrado huesos en ningún yacimiento español. Por el momento no se han encontrado huevos enteros, pero en Galve en el año 1993 pudimos visitar un yacimiento donde había sido destruido un huevo al intentar ser extraído de la roca por personas sin la preparación necesaria. Una vez más reiterar que ante descubrimientos como éstos es necesario

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ponerse en contacto con la administración para que las excavaciones las realicen paleontólogos cualificados.

2. NOS SENTAMOS A COMER El tipo de alimentación es fundamental en la vida de los organismos. Algunas partes del cuerpo están adaptadas específicamente a la comida, como pueden ser los dientes. Un paleontólogo de vertebrados puede conocer la dieta de un organismo fósil solamente con la morfología de los dientes. Pero podemos encontrar e interpretar más pistas para darle solución a nuestra pregunta: ¿Que comían los dinosaurios? Las contestaciones a esta pregunta ha sido abordada tanto desde el mundo científico, como desde entusiastas aficionados y escritores de ciencia ficción. En algunos casos tenemos la respuesta, pero en otros hay un cierto grado de incertidumbre. Los dinosaurios vivieron en todos los ambientes terrestres. Sus dientes fueron evolucionando y adaptándose a todas las posibilidades alimentarias que les ofrecía la tierra firme. Además de la forma de los diente podemos obtener respuestas estudiando su desgaste, como es la forma de sus mandíbulas, incluso nos pueden dar pistas la forma general del cuerpo. Estas observaciones son las que generalmente se hacen para interpretar la alimentación. En casos excepcionales se puede hacer de manera directa como son los contenidos estomacales conservados y los coprolitos (heces fosilizadas). Aunque los coprolitos son relativamente abundantes es prácticamente imposible conocer cual fue su productor Los carnívoros y herbívoros actuales son capaces de seleccionar gran variedad de comida teniendo en cuenta sus necesidades alimenticias, hay algunos organismos con una alimentación muy específica que parece inconsistente con la forma de su cuerpo, o de sus dientes, como el caso de los osos panda que se alimentan exclusivamente de bambú a pesar de ser un verdadero oso. Obviamente debemos evitar las singularidades de nuestras interpretaciones. El paleontólogo debe asumir que su información es parcial y las especulaciones sobre la dieta de los distintos dinosaurios puede estar en proceso de mejora. Los dientes de los dinosaurios más antiguos como Herrerasaurus del Triásico de Argentina son típicamente de organismos carnívoros. Los dinosaurios herbívoros vendrían después. LOS DIENTES QUE NO CESAN Uno de nuestras alegrías cuando somos niños es que se nos caigan los dientes de leche para que venga el ratoncito Pérez y nos haga un regalo. Desgraciadamente si se nos cae de adulto la única manera de solucionarlo es con un dentista. Los humanos, como muchos otros mamíferos tenemos dos denticiones, la de leche y la definitiva. A los dinosaurios nunca se le acababan los dientes, ya que tenían siempre una reserva dispuestos a sustituir a los desgastados o a los rotos. Debajo de cada diente funcional había, al menos otro diente para sustituirlo. En algunos grupos como los dinosaurios carnívoros era muy común que durante la ingestión de la carne se le rompieran algunos dientes debido a la dureza de algunas partes de sus víctimas. En pocos días había otro diente en el mismo lugar que el que había desaparecido. Aunque los dientes no se le rompieran, el diente que tiene por debajo iba empujando produciendo la reabsorción de la raíz del que estaba por encima, hasta que final se desprendía. Por esa razón se suelen encontrar los dientes aislados de dinosaurio sin la raíz, son dientes que se les cayeron en vida. LOS DINOSAURIOS CARNIVOROS: THEROPODA

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La mayoría de los dinosaurios carnívoros son bípedos con poderosas piernas adaptadas a la carrera y largos brazos. Los típicos dientes de los terópodos son curvados con la sección elíptica y con pequeños dentículos en forma de sierra en uno o en los dos bordes. Los dentículos están separados los unos de los otros para tener una mayor eficiencia en el corte de las fibras musculares. Estos dentículos son muy parecidos a los que podemos observar en los cuchillos para cortar la carne. Los pequeños terópodos tenían más dientes y relativamente más pequeños que los grandes terópodos como Giganotosausus. Esta perdida en potencia en la mordedura en la caza, se compensaba con otras estructuras como las espectaculares garras de los pies de Velociraptor. Todos los grandes terópodos parece que eran cazadores activos y podían localizar, atacar y capturar a las víctimas apropiadas. Las técnicas de caza de los terópodos es un tema repetitivo en la literatura y en muchos casos se encuentra sin resolver. Por ejemplo los tiranosáuridos del Cretácico superior tendrían un tamaño similar al de sus presas, y no es descabellado suponer que era capaz de cazar de manera solitaria. Sin embargo, los terópodos más grandes del Jurásico superior eran los alosáuridos que eran diez veces más pequeños que sus posibles víctimas. Para poder cazar a los grandes saurópodos tuvieron necesariamente que desarrollar estrategias de caza, donde intervinieran varios individuos. De manera parecida a como los hacen los grupos de leones que son capaces de cazar a elefantes, que son mucho más grandes que ellos. PRUEBAS DEL CRIMEN Los huesos de dinosaurios herbívoros suelen tener marcas de dientes resultado de haber servido de alimentación a terópodos. Por ejemplo los restos del saurópodo de Peñarroya de Tastavins tienen marcas de haber sido mordidos, en especial en los extremos de algunos huesos. Uno de los casos más espectaculares es el descrito por G. Erickson que describe unas marcadas incisiones en la cadera de un individuo de Triceratops. Este investigador realizó un molde de estas incisiones y el resultado era que el diente había producido esa marca era indistinguible de uno de Tyrannosaurus rex, era la prueba directa que este Triceratops había sido devorado por este gran carnívoro. Los dientes aislados de carnívoros son especialmente abundantes en las carcasas fósiles de los herbívoros. En el yacimiento de Pajar Julián Paricio en Galve, encontramos tres dientes de un terópodo asociados a varias vértebras de un ornitópodo. Al parecer cuando comían estos carnívoros no era extraño que se le pudiera caer algunos dientes, que posteriormente eran reemplazados. Por tanto la presencia de estos dientes nos indica que el ornitópodo fue devorado por uno o varios dinosaurios carnívoros COMEDORES DE PECES En el yacimiento de Vallipón, en el límite de los términos de Castellote y Mas de las Matas son abundantes los dientes de unos cocodrilos de gran tamaño que se caracterizan por ser cónicos y tener unas estrías que los recorren desde la punta a la raíz. A lo largo del trabajo de investigación íbamos encontrando unos dientes muy parecidos a los de los cocodrilos pero tenían una significativa diferencia: poseían una pequeña sierra en uno de los bordes. Durante un tiempo desconocíamos si eran de cocodrilo o podían pertenecer algún dinosaurio. El misterio lo desentraño un miembro de nuestro equipo, José Ignacio Ruiz Omeñaca que tras compararlos con unos parecidos que se habían encontrado en Inglaterra identificados como Spinosauridae descubrió que eran similares. A los Spinosauridae pertenecen dinosaurios tan conocidos como Spinosaurus o Baryonyx y representan a un grupo de terópodos especializados en pescar y comer peces. Esto se conoce por su especializada dentición cónica y por haberse encontrado restos de peces en el interior de Baryonyx.

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¿CARNÍVOROS SIN DIENTES ? Hay dos grupos de dinosaurios carnívoros que tienen tendencia a perder los dientes: los ornitomimosáuridos y los oviraptorisáurios. Conocer que comían estos dinosaurios desdentados es difícil, por lo que tenemos que comparar con organismos actuales como podrían ser la tortugas o las aves y estudiar la biomecánica del cráneo. Los ornitomimosáuridos podrían tener una alimentación omnívora compuesta por plantas y pequeños vertebrados y los oviraptosáuridos serían capaces de romper organismos con la concha dura con su poderoso pico que se ha comparado con el de un loro. CONOCIENDO LA ÚLTIMA COMIDA Los contenidos estomacales son raros en terópodos, se conocen muy pocos casos como el de Compsognathus, un diminuto dinosaurio del Jurásico superior de Alemania. Uno de sus ejemplares tiene en su interior los restos de un pequeño lagarto del género Bavarisaurus. Un caso clásico y espectacular de contenido estomacal es el que se ha encontrado en algunos ejemplares de Coelophysis del Triásico de Nuevo Méjico en EUA. El contenido estomacal de algunos de estos pequeños dinosaurios son huesos diminutos de individuos de la misma especie, siendo uno de los pocos casos registrados de canibalismo. HERBíVOROS Los dinosaurios herbívoros tenían dos maneras de procesar la comida, una en el interior de su estómago y de su intestino y otra en la boca. Dependiendo cual de las dos estrategias utilizaba el dinosaurio tenía uno u otro tipo diferente de dentición. Los primeros tienen dientes sencillos cuya función principal sería arrancar plantas para luego tragarlas sin ser masticadas en la boca. Algo parecido a la imagen que podemos tener de un carnívoro que corta la carne con dientes afilados y se la traga en grandes trozos. La fermentación en el interior del cuerpo se encargaría de deshacer las plantas. Un segundo tipo de dinosaurio herbívoro sería el que es capaz de masticar en la boca procesando los alimentos de una manera más o menos intensa antes de tragarlos, tal y como hacemos nosotros mismos. Este tipo de alimentación implica que en la boca de estos dinosaurios deben de existir unas estructuras que impidan que los alimentos se caigan durante la masticación. DINOSAURIOS CON MEJILLAS Los ornitópodos son unos dinosaurios herbívoros que tienen unos dientes muy modificados para el procesado de los alimentos de la boca. Uno de los ornitópodos más conocidos es Iguanodon, que se encuentran en muchos yacimientos del Cretácico inferior de Europa, incluyendo varias localidades de la provincia de Teruel. Los primeros restos de este dinosaurio se encontraron el siglo pasado en Inglaterra, por lo que ha sufrido mil y una reconstrucciones. Sin embargo el correcto conocimiento de la morfología de las partes blandas de Iguanodon se debe al paleontólogo inglés David Norman. Hizo en la década de los 70 un pormenorizado estudio de los cráneos conocidos de Iguanodon, fijándose especialmente en las inserciones musculares. Poco a poco fue reconstruyendo la posición más probable de los diferentes músculos del cráneo. El resultado fue un dinosaurio con mejillas que es como lo podemos encontrar en cualquier reconstrucción moderna. Iguanodon atrapaba las restos vegetales con la parte anterior de la boca, para luego masticarlo con sus dientes, de manera similar a muelas de moler hasta deshacerlo casi por completo. BATERIAS DE DIENTES

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Los dinosaurios ornitópodos fueron perfeccionando sus métodos para masticar hasta llegar a una máxima eficiencia en los hadrosáuridos. Estos dinosaurios son muy abundantes en el Cretácico superior de todo el mundo y se caracterizan por tener una extensión de su mandíbula y su maxilar de manera parecida al pico de un pato. Pero el carácter más fácilmente identificable por parte de los paleontólogos son sus dientes distribuidos en una batería. Uno de los descubrimientos más importantes que nuestro equipo ha realizado fue una mandíbula completa de hadrosáurido que encontramos en el yacimiento de Blasi en Arén (Huesca). Esta mandíbula tiene 24 filas de dientes por cada hilera y cinco hileras de dientes, si multiplicamos tenemos más de 125 dientes en una sola mandíbula. Se distribuyen tan sumamente empaquetados, que el aspecto general es el de un empedrado. Únicamente son funcionales los 24 que afloran al exterior, los demás están esperando su turno para salir al exterior conforme se desgasten los funcionales. EN EL INTERIOR DE LOS HADROSÁURIDOS Hay pocas evidencias directas de la alimentación de los ornitópodos, una de ellas proviene de algunos ejemplares de hadrosáuridos excepcionalmente conservados. El paleontólogo P.J. Currie del Tyrrell Museum de Canadá encontró en el interior de la cavidad torácica varios fragmentos de ramas de árboles de angiospermas (árboles con flores, como el Magnolio) y de gimnospermas (árboles sin flores, como el pino), así como semillas. Estas ramas tenían de 5 a 7 años. También encontró semillas. Por el tipo de fósiles que eran y por la posición en que se encontraron las interpreto como contenidos estomacales. ENTERO Y PARA DENTRO Los gigantes saurópodos eran herbívoros pero tenían una estrategia para procesar los alimentos diferente a la que hemos visto en los ornitópodos. Los dientes de los saurópodos no están preparados para masticar, sino únicamente para arrancar o trocear los restos de plantas, que pasarían al interior de su cuerpo sin ningún tipo de procesado. La gran variedad de dientes de saurópodos nos está indicando que llegaron a especializarse en diferentes tipos de alimentación. De una manera amplia se han reconocido dos tipos de dientes, uno que son largos, estrechos y otros gruesos, anchos y en forma de cuchara. Los primeros son típicos de los diplodócidos. Su morfología es tan característica que cuando en 1994 encontramos un diente aislado en las rocas del Jurásico superior de Galve, sabíamos que habíamos encontrado el primer diente de diplodócido de España. Estos dinosaurios tienen pocos dientes y situados en la parte delantera de la cabeza y proyectados hacía el exterior. Parece que se alimentarían de restos vegetales blandos como podrían ser plantas acuáticas. El segundo tipo son los que tienen dientes espatulados que están relacionados con mandíbulas poderosas. Este tipo de dientes son más corrientes en el Cretácico inferior de Teruel y de Zaragoza. Por ejemplo Aragosaurus tendría dientes de este tipo. Estos dientes más poderosos implica que se utilizarían en una alimentación más dura, como podrían ser ramas enteras de coníferas PIEDRAS EN EL MENÚ: GASTROLITOS Los dinosaurios que tragaban entera la comida debían tener unos estómagos poderosos para poder tratar la comida, pero además tenían la ayuda de los gastrolitos (literalmente “piedras en el estomago”). Cualquiera que haya podido observar a unas gallinas en un corral se habrá dado cuenta que de vez en cuando picotean el suelo para recoger piedras. Estas piedras son lo que se conocen como gastrolitos y ayudan a algunas aves a procesar los alimentos. Su movimiento, junto a los jugos gástricos va deshaciendo los alimentos. Los grandes dinosaurios también tenían gastrolitos que en casos excepcionales los encontramos en el registro geológico. Son piedras redondeadas y pulidas que difícilmente

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se podrían diferenciar de otras piedras, si no fuera porque se han encontrado en el interior de la carcasa de un dinosaurio. A principios de los año 60 un geólogo publico un estudio en los que interpretaba una acumulación de piedras pulidas del Cretácico inferior del Maestrazgo como gastrolitos. Sin embargo estudios posteriores han demostrado que el pulido que tenían esos cantos era en realidad el resultado de un proceso largo de transporte en un río. Por tanto la identificación de gastrolitos en el registro fósil está sujeto a error si no encontramos directamente relacionados los gastrolitos con la carcasa de un dinosaurio. COPROLITOS: EL FINAL DE LA COMIDA Bajo condiciones excepcionales los excrementos pueden llegar a fosilizar en un fósil que se llama coprolito. Por su composición, son fósiles mucho más escasos que los restos del esqueleto. Los coprolitos tienen una variedad de formas que refleja el animal que produce las heces, su dieta y incluso condiciones en que se han conservado. En las rocas del Mesozoico se han encontrado muchos coprolitos, pero pocos se han atribuido a los dinosaurios. La identificación es difícil, ya que convivían con otros vertebrados. Los coprolitos muy grandes pueden ser atribuidos a dinosaurios, pero estos macrocoprolitos son raros. Puede suceder por dos razones, en primer lugar porque las grandes masas fecales tenían un potencial mayor de ser destruidas o las grandes animales no solían defecar en lugares con facilidad en la conservación de las heces. En Montana (EUA) se han encontrado alguno de ellos con un tamaño de 24x33x324 cm., que además tienen fragmentos de coníferas. Su verdadera forma no es la de un coprolito típico, pero su origen fecal esta corroborado por la presencia de restos de escarabajos descomponedores. Los coprolitos de dinosaurios carnívoros son raros, aunque son fácilmente identificables por la presencia de fragmentos de huesos. Hay un ejemplar del Cretácico superior de Norteamérica que contiene fragmentos de huesos de un herbívoro subadulto. Esto unido al gran tamaño del coprolito se ha atribuido a Tyrannosaurus rex, el único dinosaurio carnívoro de gran tamaño que se encontraba en esa edad. SABEMOS QUE COMÍAN LOS DINOSAURIOS DE LA CANTALERA Algunas de las observaciones que se han explicado hasta el momento puede parecer un poco teórico, pero vamos a dar el ejemplo como recomponiendo las pistas que nos da el registro fósil podemos llegar a conocer que comían algunos dinosaurios. La Cantalera es un yacimiento del Barremiense inferior (Cretácico inferior) que se encuentra en Josa (Teruel). Este año se han comenzado las labores de excavación financiadas por la CAI, que proseguirán en los próximos años. Es un yacimiento excepcionalmente rico en dientes de dinosaurios. El lector puede entenderlo si le decimos que en una sola campaña se han recuperado en la Cantalera más dientes que en todas las demás excavaciones realizadas en los yacimientos de Teruel. La Cantalera se formo en un pequeño lago de poca profundidad cuyo fondo estaría cubierto por unas algas que se llaman carofíceas. Todos los dientes de dinosaurios herbívoros que hemos encontrado están desgastados por el uso. Se ha recuperado más de un centenar de dientes, pero ninguno entero. Pertenecen a varias especies distintas de ornitópodos que como hemos visto anteriormente, conforme se desgastaban iban siendo sustituidos. La primera conclusión es fácil tenemos un yacimiento con dientes desgastados. En la Cantalera son relativamente frecuentes los coprolitos de pequeño tamaño de forma alargada o semiesférico. Algunos de estos coprolitos tienen en su interior fragmentos de las carofíceas. Si juntamos las dos observaciones podemos tener la respuesta: dientes desgastados de ornitópodos que se les caían mientras comían y coprolitos con restos de carofíceas. Los ornitópodos de la Cantalera comían algas carofíceas. Había diferentes tipos de ornitópodos, uno de ellos sería Iguanodon, que sea demostrado que tenía mejillas. Las algas son relativamente blandas y muy nutritivas,

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adecuadas para que sean masticadas por los Iguanodon con tranquilidad y parsimonia, y de paso ir defecando, como hace cualquier oveja o vaca en la actualidad. 3. HABLANDO Y ALGO MAS ENTRE LOS DINOSAURIOS Conforme vamos conocemos los dinosaurios más difícil no resulta imaginar un mundo sin complejos códigos de comunicación. Este tema lo hemos titulado hablando entre dinosaurios, y lo que vamos a intentar es mostrar todas las pistas que tenemos para desentrañar esos códigos. Los animales vivos tienen muchos motivos para comunicarse entre ellos. Necesitan alertarse de la presencia de los depredadores, anunciar donde hay comida, atraer a la pareja, enseñar a sus hijos, defender el territorio, reconocer a los miembros de su misma especie y muchos más. Para ello utilizan multitud de técnicas, como pueden ser los lobos marcando su territorio con excrementos, las abejas danzando para señalar a otros individuos donde hay polen etc. Los dinosaurios, como el resto de los animales debían tener unos sistemas de comunicación complejos y que variaban de unos grupos a otros. Algunos como el color no es diferente a los actuales, pero además los dinosaurios desarrollaron algunos sistemas únicos de comunicación. ¿LOS DINOSAURIOS ERAN INTELIGENTES? Una de las consecuencias de la inteligencia es la capacidad de comunicación. Somos inteligentes porque podemos comunicarnos, aunque en el caso de algunos hombres habría que pensarse esta afirmación. El tamaño del cerebro de Homo sapiens (“hombre sabio”) es desmesuradamente grande para el tamaño corporal. Por esta razón estamos acostumbrados a relacionar cerebros grandes con inteligencia y ponernos a la cabeza de la pirámide de la inteligencia. Hay animales con un cerebro más grande que el nuestro, como el elefante, pero su tamaño corporal es mayor que el nuestro. Por esta simplificación el encéfalo de los dinosaurios era bastante pequeño e inmediatamente surgía la afirmación que eran estúpidos. Pero hasta que punto se puede correlacionar tamaño encefálico y habilidad mental. Vamos a centrarnos un poco en este asunto. La palabra inteligencia proviene del latín “intelligere”, que significa entender. Sin embargo si preguntamos entre nuestros amigos, e incluso entre científicos tendremos serios problemas en definir la inteligencia. Una manera de acercarnos a la respuesta es relacionarla con la adaptación a las nuevas circunstancias, en definitiva la capacidad de aprender. No olvidemos que nuestra supuesta supremacía sobre el resto de los animales es el resultado de adaptarnos a situaciones diferentes y aprender de ellas. Damos, por tanto aceptado que el hombre es inteligente, pero ¿lo son los animales? Este problema a preocupado a la comunidad científica durante décadas, y para obtener respuestas se han diseñado multitud de pruebas que se realizaban en un laboratorio. Hoy en día sabemos que este tipo de pruebas que supone que el organismo se encuentra fuera de un ámbito natural sus resultados son poco creíbles. Por tanto las generalizaciones que han salido sobre estudios sobre que ciertos animales son más o menos inteligentes no tienen ningún fundamento. Además no nos valen ya que no podemos realizarlas a los dinosaurios. En general hay una tendencia a infravalorar la capacidad de los animales. Conforme vamos estudiando a los animales en su medio natural son capaces de mucho más de lo que podríamos esperar. Son capaces aprender del medio y de comunicarse, en definitiva son inteligentes. Las paredes externas del cerebro constituyen la corteza cerebral. En los animales con un gran desarrollo de la inteligencia, como el hombre, los grandes simios, las ballenas y los delfines, la corteza cerebral es muy gruesa y presenta gran cantidad de arrugas; en el resto de mamíferos es más lisa. En los peces, anfibios, reptiles y aves, la corteza cerebral es delgada, carece de arrugas y aparentemente está asociada al sentido del olfato. Los paleontólogos siempre han estado muy interesados en inferir la estructura del encéfalo a

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partir de la información que puedan obtener del cráneo; esto se debe a que el encéfalo puede darnos pistas acerca de los sentidos y del comportamiento de un animal. El cerebro se encuentra el interior del cráneo. En el caso de los mamíferos el cerebro esta tan cerca del cráneo que es posible observar las huellas dejadas por las venas en su superficie. Sin embargo en los reptiles el cerebro no llena por completo el cráneo, por lo que la correspondencia entre cavidad craneal y el cerebro es menos precisa. Se conocen algunos casos excepcionales en el que se han conservado los moldes internos de los cráneos, es decir tenemos moldes naturales del encéfalo de un dinosaurio. Estos fósiles son muy escasos, por lo que los paleontólogos en el pasado han optado por hacer moldes del interior de cráneo. En la actualidad estamos muy familiarizados con el término escáner en medicina. Aunque no sepamos exactamente como funciona lo que sabemos es que permite obtener información del interior de nuestro cuerpo sin necesidad de operar. Estos aparatos también sirven para los fósiles, ya que permiten escanear en el interior de una caja craneana de un dinosaurio para obtener exactamente como es sin necesidad de romper el fósil. Hay instrumental que es capaz de además hacer inmediatamente un molde de como es el interior de este cráneo. Por tanto, podemos llegar a conocer bien como era el hueco en que se alojaba el cráneo de un dinosaurio. CEREBROS DE LISTOS O DE TONTOS. Películas como Parque Jurásico han tenido la habilidad de ir desterrando la idea de los dinosaurios estúpidos, que nacieron sobre todo por tener unos cerebros pequeños. Pero como vamos a ver la variedad entre los dinosaurios es insospechada. Con vertebrados actuales se han obtenido formulas matemáticas que relacionan tamaño del cerebro con el tamaño del cuerpo, lo que se llama el coeficiente de encefalización. Utilizando esta formula para los dinosaurios nos encontramos con una amplia baraja de posibilidades. Los grandes saurópodos como Brachiosaurus, los dinosaurios con cuernos como Triceratops o los dinosaurios acorazados como Stegosaurus tenían unos encéfalos muy pequeños, incluso si consideramos únicamente los reptiles. Algunos dinosaurios carnívoros pequeños como Troodon, un terópodo de unos dos metros de largo, tenía un encéfalo muy grande, mayor que el de muchos mamíferos. Por tanto nos encontramos en los dinosaurios todas la posibilidades de desarrollo intelectual. Incluso los que tenían un cerebro más pequeño no significa que no podían tener un comportamiento complejo y comunicarse. Si nos fijamos en los cocodrilos actuales con un cerebro típicamente reptiliano. La primera imagen que nos viene a la mente es un organismo aislado, ocioso y agresivo, con poca comunicación entre sus congéneres. Cuando se ha hecho un seguimiento durante meses, los cocodrilos muestran un comportamiento complejo que incluye la caza en grupo y cuidados a sus hijos muy elaborados. Son capaces de solicitar la ayuda de otro cocodrilo si uno solo no puede despedazar la pieza cazada, y cada uno respeta la parte que va desprendiendo, sin luchar entre ellos. Son capaces de romper los huevos de los hijos, si estos tienen problemas, y luego llevarlos amorosamente en su boca para que estén protegidos de enemigos. No es difícil afirmar que incluso los dinosaurios con el encéfalo más pequeño fueran capaces de desarrollar complejos sistemas de comunicación , y posiblemente el tamaño en lo que si influiría es que fueran animales tranquilos. En cuanto a la morfología del encéfalo de un dinosaurio lo primero que se puede observar su gran parecido al resto de los reptiles. Tiene bien desarrolladas las partes que se interpretan relacionadas con el movimiento corporal. Eran organismo que estaban bien coordinados en sus movimientos, como también demuestra el estudio de sus huesos. Algunos dinosaurios tenían bulbos olfatorios bastante desarrollados, éstos eran especialmente grandes en algunos dinosaurios de cabeza abovedada, lo que sugiere que podrían tener un buen sentido del olfato. Esta capacidad olfativa la utilizaría tanto en la búsqueda de alimentos, como en la identificación de individuos del mismo o de diferente clan, en definitiva para comunicarse.

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SOLOS O ACOMPAÑADOS Cuando vemos un rebaño de ovejas o una bandada de patos estamos observando una tendencia al movimiento en grupo con otros de la misma clase que se llama gregarismo. Para que suceda debe de haber comunicación entre sus miembros. En algunos mamíferos, como los primates, este comportamiento es el resultado de una estructura social. Aunque los animales gregarios no tengan necesariamente que tener una estructura social, lo que debe de haber entre ellos es una comunicación activa. Si encontramos pruebas de ese gregarismo en los dinosaurios estamos demostrando que había una comunicación activa. En una primera aproximación podríamos pensar que un yacimiento con una gran acumulación de dinosaurios de la misma especie podría ser una prueba de gregarismo. Hay ejemplos clásicos como los yacimientos con Iguanodon en Bernissart (Bélgica) o los de Coelophysis en Ghost Ranch, Nueva Méjico (EUA). Sin embargo el término gregarismo implica algo más que una múltiple presencia de la misma especie. Gregarismo denota actividad en grupo, entonces una población de sapos no puede considerarse como gregarios. Su presencia en un área con unas condiciones ambientales concretas y un hábitat preferente puede producir un yacimiento con un gran número de restos de sapos, pero en ningún modo nos indica gregarismo. Podemos extender esta observación y definir que las especies gregarias son las que son conscientes de la presencia y el comportamiento de otros de su mismo tipo, y el comportamiento individual, es al menos, estimulado por la acción del grupo. Se requiere una estructura social que no puede desarrollarse sin una comunicación más o menos compleja. En las reconstrucciones antiguas se suelen representar solitarios a los dinosaurios, aunque algunas especies pudieran tener este tipo de comportamiento, posiblemente no fuese la regla general. Hay muchas evidencias de yacimientos de pisadas fósiles (icnitas) que los dinosaurios se desplazaban en grupo que son las principales evidencias de gregarismo en dinosaurios. Alguno de los casos más espectaculares los ha estudiado el paleontólogo italiano G. Leonardi en Sudamérica. En un yacimiento del Cretácico superior de Bolivia cita 60 rastros paralelos de terópodos. La distribución regular, casi a distancias fijas, así como también la homogeneidad de las dimensiones hace pensar en un gran grupo que se desplazaban paralelos a la orilla del mar. Este comportamiento gregario se ha observado en todos los grupos de dinosaurios en los que hay buena representación de icnitas. Quizás la única excepción sean los grandes carnívoros, que pudieran tener un comportamiento solitario. ALGUNOS DINOSAURIOS HABLABAN Y ESCUCHABAN Una de las formas que más ha fascinado a profesionales y aficionados son las extrañas estructuras que presentan la cabeza de muchos hadrosáuridos. Este grupo de dinosaurios pertenece a los ornitópodos, y fueron los herbívoros más abundantes en el Cretácico superior de gran parte del mundo. Cuando se ha tenido la suerte de encontrar un cráneo, vemos que exhiben crestas de variadas formas. Se han hecho muchas interpretaciones sobre su función, pero parecía difícil encontrar soluciones adecuadas ya que en la actualidad no existe ningún organismo con algo parecido. Hay dos tipos de crestas, unos huecas y otras sólidas. Las huecas están unidas a los conductos nasales y por tanto forman parte del aparato respiratorio. La forma de las crestas sólidas variaban desde una pequeña prominencia en la parte superior del cráneo, como ocurre en Prosaurolophus, hasta un pequeño cuerno que se extiende desde la parte posterior del cráneo. También puede tener la forma del cuerno, como en el hadrosáurido chino Tsintaosaurus. Para que servían estas crestas. Una de las hipótesis más aceptada en la década de los sesenta es que eran estructuras en las que el aire se calentaba antes de llegar a los pulmones, como lo hace en nuestras narices. Independientemente que esto pudiera ser cierto, hoy en día se piensa que tendrían una función de comunicación. Las crestas

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macizas servirían para el reconocimiento visual de miembros de una misma especie, o entre machos y hembras, incluso podían estar recubiertas de colores llamativos, como se tiende a hacer en las modernas reconstrucciones. Sin embargo las huecas parecían demasiado complicadas para ser simples atractivos. El paleontólogo D. Weishampel se planteo el problema diferente. Busco similitudes del interior de la cresta de Parasaurolophus y pronto los encontró. Los tubos en forma de U que tiene este animal son parecidos a los de un trombón. A partir de aquí, y con la ayuda de sencillas teorías acústicas pudo reconstruir los sonidos que se podían producir en el interior de estos tubos. Se quedo maravillado por la extensa variedad que se generaba, únicamente cambiando las condiciones del soplido. Estos sonidos eran de frecuencia baja como se tienen muchos reptiles actuales. El descubrimiento era más fascinante si cabe, al tener en cuenta que Parasaurolophus es un hadrosáurido con una cresta sencilla, ya que el interior de la cresta de otros géneros es sumamente compleja. Esto abre un abanico inimaginable de sonidos. La idea que los hadrosáuridos utilizaban sus crestas para emitir sonidos parece adecuada. Parece demostrado podían emitir sonidos a frecuencia muy baja, pero podían escucharlos. Se han encontrado la estructura completa del oído en dos especimenes de hadrosáurido de los géneros Anatosaurus y Corythosaurus. Su estudio permite comprobar que los hadrosáuridos eran capaces de oír y que su sentido de la audición era comparable probablemente al de los cocodrilos modernos. ALGO MÁS QUE LÁTIGOS Una de las dudas que han tenido los investigadores en los gigantes saurópodos era cual era la función de sus largas colas. Hay algunos ejemplares de Apatosaurus del Jurásico superior de EUA que tenían una cola de 12 metros, de los cuales, los dos últimos metros tenían el grosor de una manguera de jardín. La interpretación clásica es que esta cola se utilizaba como arma, dado su gran parecido con un látigo. Los ordenadores además de darnos dolores de cabeza permite abordar problemas que parecen irresolubles como la cola de los saurópodos. Las respuestas comenzaron a fraguarse de las reuniones del paleontólogo Phil Currie del Museo Tyrrell de Alberta (Canadá) y J. Myhrvold, director de proyectos tecnológicos de Microsoft. Myhrvold comenzó a trabajar en un programa informático que simulara ser la cola de un saurópodo y la comparara con un látigo. Cuando con un simple movimiento de muñeca ponemos el movimiento un látigo, en el momento que la ola alcanza el extremo la velocidad de desplazamiento es de 1260 kilómetros/hora, una velocidad mayor que la del sonido. El ruido que se oye al chasquear el látigo es en realidad una pequeña rotura de la barrera del sonido. La cola de Apatosaurus podía pesar más 1500 kg., lo que parece demasiado pesada para suponer que podría moverse a la velocidad del sonido, pero hay que tener en cuenta que la mayor parte del peso se encuentra en su comienzo. En realidad los metros finales pesarían poco más de 300 kg. Las vértebras de la cola de Apatosaurus pueden llegarse a doblar 30 grados, pero incluso aunque solo pudieran hacerlo 9 grados, con muy poca energía podría mover el final de la cola a la velocidad del sonido. Parece bastante razonable que Apatosaurus utilizara la cola como si fuera un látigo. La primera parte esta comprobada, pero parece poco razonable que la usara como defensa, ya que la energía que liberaría al final de la cola sería demasiado pequeña para producir daño a cualquiera de sus poderosos enemigos. Pero lo que si que haría la cola serían un enorme ruido, el extremo final liberaría una energía 2000 veces mayor que la un látigo de piel de toro. El ruido pudo ser de más de 200 decibelios que se oiría a bastantes kilómetros. Una posibilidad es que la cola de estos dinosaurios fuera un instrumento de comunicación, bien para la búsqueda del sexo contrario o para señalar la presencia de un grupo avisando a otros posibles grupos de saurópodos.

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EL COLOR DE LOS DINOSAURIOS Una de las preguntas que más frecuentemente preguntan los aficionados es cual es color de dinosaurios. La respuesta sencilla es que no lo sabemos y difícilmente podremos llegar a saberlo. Para saber el color de los dinosaurios, deberíamos tener fosilizada la piel. Hay muy pocos casos que los dinosaurios mantengan parte de la piel fosilizada, como es Pelecanimimus que veíamos en el primer número, o los magníficos ejemplares de hadrosáuridos momificados que excavo Ch. Sternberg en Canadá. Uno de ellos se puede visitar en el Museo de Francfort y el visitante puede disfrutar de ver cada una de las escamas que compone la piel de este dinosaurio. Sin embargo el visitante no podrá observar ningún color. Los pigmentos que dan el color a la piel de los vertebrados suele ser muy inestables. En muchos casos se disuelven únicamente con agua. Solo la melanina, el pigmento responsable de los colores negros o marrones es menos insoluble, habiéndose encontrado en fósiles del Terciario, pero nunca en fósiles del Secundario. Se puede comentar la única excepción citada de coloración en un dinosaurio. Es una pequeña coloración en un anillo esclerótico (anillo que rodea al ojo) en un dinosaurio carnívoro de los espectaculares yacimientos del Cretácico inferior de China. Los artistas de principio de siglo pintaban a los dinosaurios de colores marrones, grises o grises apagados. Se basaban en los colores que tenían los grandes mamíferos actuales, como son los rinocerontes o los elefantes y los reptiles como cocodrilos. En las reconstrucciones modernas estamos acostumbrados a verlos colores más brillantes y patrones complicados, que quieren reflejar las ideas actuales de los dinosaurios como animales sociables, en los que los colores tendrían un papel importante en el reconocimiento de los individuos. Las impresiones de la piel que se han conservado indican que la piel de los dinosaurios estaba compuesta de escamas de diferentes tamaños y disposiciones, pero en ningún caso imbricadas como tienen los lagartos o las serpientes. Un plan general es que las placas más pequeñas se sitúan en la parte inferior del cuerpo. Las más grandes o las que tenían modificaciones se encuentran en la parte superior del dinosaurio. Conforme vamos conociendo un mayor número de impresiones de la piel, se reconocen que los dinosaurios estaban más ornamentados de lo que tradicionalmente se conocía. Los reptiles modernos tienen mucha variedad de colores y patrones de distribución. Una de las funciones de los colores son las relaciones sociales, en definitiva la comunicación. Por ejemplo, algunos colores indican peligro para una presa o para un posible predador, como el caso de una serpiente coral, que tiene un distintivo y llamativo color rojo. Posiblemente en los dinosaurios podemos encontrar la amplia variedad de patrones y colores que hay en los reptiles actuales, pero estamos lejos de conocerlos con certeza. 4. LOS DINOSAURIOS VIVOS: LAS ICNITAS Hace unos meses la Sociedad de Amigos del Museo Paleontológico organizo una visita guiada a uno de los conjuntos de huellas de dinosaurios (Icnitas) más importantes del mundo, los yacimientos de icnitas de la Rioja. Uno de los chavales que venía con nosotros nos comento que gracias a nuestras explicaciones hacía que viera vivos a los dinosaurios. Con unas palabras sencillas el chaval había dado en el clavo, las icnitas nos permiten estudiar aspectos de la vida de los dinosaurios. No estamos hablando de organismos muertos como son los restos de los huesos, sino las pruebas de su comportamiento. Esto hace de las icnitas uno de la partes más fascinantes en el estudio de los dinosaurios. En esa misma visita el Profesor Félix Pérez Lorente, especialista en icnitas de la Universidad de la Rioja nos contó una anécdota que vamos a reproducir. Uno de los yacimientos que se encuentra en las cercanías de Enciso tiene un espectacular rastro de un dinosaurio iguanodóntido. Cada icnita ha conservado la impresión de los tres dedos y

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de las almohadillas que tenía en la planta del pie. El yacimiento se encuentra en uno de los caminos tradicionales que unía dos pueblos, por tanto los habitantes estaban acostumbrados a verlas. La explicación popular es que eran huellas de un león. No deja de ser una interpretación sorprendente, porque difícilmente ningún habitante de la sierra riojana ha visto un león por los montes. Pero acierta en un aspecto, que son huellas de un organismo. Las icnitas cuando están bien conservadas son muy evidentes, por lo que los habitantes del campo están acostumbrados a verlas, pero la interpretación si que varía de una localidad a otra. Hemos tenido la oportunidad de disfrutar de explicaciones más o menos acertadas, como que eran huellas de gallinas, y de otras donde se mezcla la tradición popular y la religión al considerarlas como las pisadas de la burra de Cristo. EL CUERVO DE NOAH El primer descubrimiento de Icnitas del que tenemos noticias se produjo en 1802, cuando un agricultor llamado Pliny Moody trabajando en su granja de South Hadley (Massachussets, EUA) extrajo una laja con unas pequeñas pisadas que le llamaron la atención. Este curioso objeto produjo unas amplias discusiones en la familia sobre su origen y sobre la conveniencia o no de utilizarlo como decoración. Finalmente se llego al consenso de ponerlo en la parte delantera de la granja, y allí se quedo durante siete años. En 1809 paso por la puerta un autonombrado Dr. Dwight que hizo la primera interpretación por escrito de esa pieza, considero que eran pisadas del “cuervo de Noah”. Sin duda fuertemente influenciado por el integrismo religioso que dominaba en este momento en el Este de EUA. Esta pieza fue comprada en 1939 por Edward Hichcok del Amherst College de Massachussets, quien había iniciado un estudio sobre las icnitas que se encuentran en las areniscas del Connecticut Valley. Este paleontólogo era famoso entre sus conciudadanos ya que extraía lajas de la pavimentación de las calles de Greenfield. Esta piedra había sido utilizado desde hacía muchos años para pavimentar las calles. Pacientemente iba recorriendo las calles y cuando encontraba icnitas hacía levantar la calzada. Las crónicas no lo indican, pero suponemos que volvía a poner otra. De esta manera llego a recoger más de 20.000 incitas con las que hizo el primer museo de icnitas de dinosaurios. El museo era un edificio neoclásico llamado Appleton Cabinet. En su primera publicación del año 1836, considero que esas pisadas estaban producidas por pájaros antediluvianos, reptiles y mamíferos. Nunca acepto que algunas de sus icnitas pudieran ser de dinosaurios, una de las razones es que era un grupo desconocido en Norteamérica en la primera mitad del siglo XIX, de hecho hasta 1856 no se descubrieron los primeros en este continente. El 31 de diciembre de 1867, Cope el precursor de los estudios de dinosaurios en Norteamérica, afirmo que la mayoría de las icnitas de la Arenisca de Conneticut las había producido dinosaurios. Esta fecha es importante, ya que unos días más tarde, Huxley, el renombrado e influyente defensor de la evolución afirmo que algunas icnitas con tres dedos de gran tamaño que aparecían en el Cretácico inferior de Inglaterra eran muy parecidas a las que debía haber producido el dinosaurio Iguanodon. Se habían interpretado correctamente las icnitas de dinosaurios y a partir de ese momento se multiplicaron los descubrimientos en todos los continentes. LA PREGUNTA DEL MILLÓN Posiblemente sea la pregunta que más hemos tenido que contestar a lo largo de nuestra carrera profesional. ¿Como se conservan las huellas de dinosaurios? Cualquier observador de la naturaleza se da cuenta que los animales dejan huellas en el barro, pero en poco tiempo desaparecen. En efecto la gran mayoría de las pisadas que se forman no llegan a fosilizar, ya que tienen que darse una serie de acontecimientos favorables que vamos a intentar conocer.

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El modelo más sencillo es el que solemos explicar a nuestros alumnos. En la orilla del río hay una zona con abundante barro, al pasar los dinosaurios dejan impresas sus huellas. El sol seca algo el barro, de manera que tome una cierta consistencia, pero sin llegar a agrietarlo por completo. En este momento hay una avenida de agua que inunda a las huellas, pero que no las destruye por estar algo consolidadas. Además la avenida lleva granos de arena que tapan por completo a la pisada. Tenemos conservada y sellada nuestra pisada. A lo largo de los miles de años el barro y la arena se convertirán en arcilla y arenisca respectivamente. La pisada de su interior será la icnita que nos encontramos fósil. El lector intuirá que éste es el modelo que solamente explica algunas huellas, ya que en cada caso el investigador debe interpretar las múltiples pistas geológicas y paleontológicas con que dispone, como veremos más adelante. ICNITAS BONITAS Y OTRAS MENOS Cuando estudiamos el yacimiento de icnitas de los Corrales del Pelejón en Galve (Teruel), pudimos disfrutar con una icnita de un dinosaurio carnívoro que conservaba la impresión de las uñas y de las almohadillas que protegían la parte inferior de sus patas. Sin embargo en ese mismo yacimiento había icnitas que difícilmente se diferenciaban de las discontinuidades de la roca. No es extraño que en ocasiones sea difícil decidirse sobre si una estructura en la roca es una icnita o no lo es. ¿Cual es la razón para que existan icnitas tan mal conservadas? Vamos a intentar dar las claves. PISANDO FUERTE Un amigo riojano entusiasta aficionado a las icnitas, nos comento que tenía un gran interés en visitar unas icnitas que se encuentran en Ariño. Esta localidad turolense del Parque Cultural del Río Martín, además de tener un magnífico Centro de Interpretación del Arte Rupestre, tiene un yacimiento de icnitas de dinosaurios. Cuando lo visitamos se quedo desilusionado, ya que difícilmente podía identificarlas como icnitas. Tras unas explicaciones y observaciones nos tuvo quedar la razón. ¿Cual era razón que no viera claramente las icnitas de Ariño? Cuando el pie de un dinosaurio pisaba sobre un suelo producía una deformación que dependiendo del peso del dinosaurio y de la plasticidad del suelo, podía llegar de hasta de medio metro. Si fuéramos capaces de abrir cada una de las capas deformadas veríamos que cuanto más alejados estemos de la superficie, la forma se parece menos a la de una pisada. Son las subhuellas. Un dinosaurio puede pisar un lugar donde las condiciones de conservación no son las adecuadas y las huellas quedar borradas, pero las subhuellas quedar conservadas, por estar a salvo de las condiciones ambientales. El lector podrá entender que el registro fósil son más abundantes las subhuellas, que las huellas verdaderas, y esta es una de las razones por lo que las huellas de Ariño, no eran tan bonitas como las riojanas de Enciso, son subhuellas. CON EL BARRO EN LOS PIES Sentimos un gran placer paseando por el barro o la arena de una playa mirando las pisadas que hacemos. Dependiendo el tipo de suelo en nuestras pisadas podemos identificar cada unos de nuestros dedos o ser una depresión más o menos redondeada con poco parecido a la planta de nuestros pies. Los pies de los dinosaurios se comportaban de idéntica manera a las nuestros y dependiendo del tipo de material por el que se desplazaban se marcaba mejor o peor las huellas. Las mejores icnitas se encuentran en rocas de grano muy fino, como puede ser las arcillas. Conforme el grano es mas grueso (por ejemplo la arena de la playa) se observan menos detalles anatómicos. También tenemos que tener en cuenta la humedad del suelo. Es muy desagradable pisar en barro demasiado empapado en agua, ya que introducimos el pie hasta el tobillo o más. Cuando nos pasa esto, si además de protestar por nuestro descuido observamos la huella que

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hemos hecho, veremos que es solo una depresión que se parece poco a nuestro pie. Cuando los dinosaurios pisaban suelos muy húmedos producían unas depresiones que únicamente podemos identificarlas como icnitas cuando se encuentran alineadas en rastros. HACIENDO DE SHERLOCK HOLMES Sir Arthur Conan Doyle, mundialmente conocido por su personaje de Sherlock Holmes fue un entusiasta aficionado a las icnitas de dinosaurios. La portada de su libro el Mundo perdido es precisamente el rastro de un dinosaurio carnívoro. No es de extrañar que al padre del famoso detective le interesaran este tipo de fósiles, ya que aplicando la lógica de Sherlock podemos saber que dinosaurio produjo la pisada y aspectos de su vida en particular y del grupo a que pertenece. Por las propias características de los yacimientos de icnitas es fundamental documentar perfectamente la forma, tamaño, número, distribución y toda la información geológica del estrato que las contiene. En general estos yacimientos se van a estudiar en el campo, por lo que es imprescindible una toma exhaustiva de datos. En primer lugar se realiza la limpieza del nivel icnológico, con ayuda de escobas y cepillos. Se dibuja el contorno de cada icnita. Se describe, se fotografía y se realizan moldes. La ventaja de la realización de moldes es que las icnitas pueden estar en lugares de difícil accesibilidad o en procesos de destrucción por los agentes erosivos. Además los moldes artificiales pueden revelar detalles de la estructura que aparentemente no son visibles en el estudio. de campo y en tercer lugar los moldes se pueden duplicar fácilmente en el laboratorio y realizar las copias necesarias tanto para la investigación, como para la exposición. Como regla general hay que evitar extraer icnitas de los yacimientos, intentando alterarlos lo menos posible. CONTANDO DEDOS Y OTRAS COSAS Las huellas se estudian en primer lugar de manera individual. Se realiza una descripción pormenorizada sobre su morfología, que incluye los detalles anatómicos conservados en la huella, y las medidas que podamos realizar sobre la misma huella. Las pisadas tridáctilas del Mesozoico generalmente se han atribuido a Dinosaurios. De éstos, los únicos conocidos que serían capaces de dejar huellas tridáctilas, son los terópodos (dinosaurios carnívoros bípedos) y los ornitópodos (dinosaurios herbívoros, bípedos y a veces cuadrúpedos). Los dedos que se ven en una huella tridáctila son (contando a partir del pulgar, que por convenio se designa como el primero), el segundo, el tercero y el cuarto, y se nombran con números romanos (dedos II, III y IV). Además se observa si tienen almohadillas en los dedos, impresiones de las garras o la impresión de membranas entre los dedos. TYRANNOSAURUS: CONDENADO A SER EL CULPABLE Un mismo dinosaurio es capaz potencialmente de producir diferentes tipos de huellas dependiendo de su comportamiento o de las condiciones del suelo donde pisa, y al contrario, un mismo tipo de icnita puede ser producida por diferentes dinosaurios dependiendo de la interacción de estos factores. Por estas razones suele ser imposible reconocer el dinosaurio que produjo la huella, y el paleontólogo suele incluirla en un grupos principales: Sauropoda, Theropoda etc. Sin embargo, cuanto más datos tenemos sobre los restos directos (huesos) o circunstancias favorables permite hacer hipótesis en este sentido. Un ejemplo lo desarrollan dos de los mejores especialistas en icnitas de dinosaurios los norteamericanos M. Lockley y A. Hunt. Su punto de partida ¿donde están los huellas de Tyrannosaurus rex? Este dinosaurio es popularmente conocido consecuencia de la película Parque Jurásico, pero sus restos son raros, y nunca se habían encontrado sus icnitas. En los mismos niveles donde hay restos de este dinosaurio, encontraron una

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icnita de 85 cm. de longitud. Esta huella tridáctila tiene la morfología de un dinosaurio carnívoro y además tiene una pequeña impresión del dedo I. Tyrannosaurus es el único género de dinosaurio carnívoro en el Cretácico superior de EUA capaz de producir una huella con ese tamaño, y con la morfología de la impresión de los dedos. Si comparamos el pie de Tyrannosaurus tenemos la icnita de Lockley y Hunt. Hemos encontrado al culpable. PIES GRANDES Para los profanos es fácil identificar las icnitas de los dinosaurios con un pie de tres dedos, pero no es tan sencillo para las más grandes, las de saurópodos. Dado su enorme peso es difícil encontrar icnitas de estos dinosaurios bien conservadas. Son organismos cuadrúpedos, por tanto tienen impresiones de los pies y de las manos, pero no son iguales, las de las manos son más pequeñas y tienen una forma típicamente de herradura. Las de los pies son alargadas y con unas pequeñas impresiones de los dedos. Lo que más destaca es su gran tamaño. Las impresiones de los pies suelen oscilar entre 90 y 100 cm. La más grande conocida mide 150 cm. y se encuentra en España. Esta increíble icnita se llama Gigantosauropus y se puede visitar en el Jurásico superior de Asturias. Debido a su gran peso, las icnitas producidas por los saurópodos suelen tener rodetes de barro a su alrededor. La presencia de rodete de barro nos diferencia una verdadera icnita de cualquier otra depresión formada por la erosión. Cuando andamos por la playa, nos podemos fijar como se forma a un lado de nuestra huella un reborde (el rodete), ahí se acumula la arena que hemos desplazado del punto donde hemos pisado. Cuanto más pesado es el animal, este rodete es más amplio. Dependiendo si el animal apoya con más o menos fuerza la parte anterior o posterior del pie, el rodete es más o menos uniforme. JUGAMOS A CORRER Una de las pruebas que más nos maravilla en los juegos olímpicos es la carrera de 100 metros lisos. Independientemente del interés que podamos tener por los deportes resulta ver casi volar a los atletas, que por otra parte son de nuestra misma especie. Si nos fijamos entre zancada y zancada más distancia, que cuando van simplemente andando. Fácilmente podemos imaginar que midiendo la distancia entre las pisadas de los atletas podemos conocer la velocidad a la van. Lo mismo podemos hacer con las icnitas de dinosaurios. Se aplican unas formulas deducidas a partir de las mediciones sobre los rastros. Los resultados indican que los dinosaurios solían ir a velocidades que no sobrepasaban los 10 k/h. Sin embargo varía y mucho dependiendo de los dinosaurios. Los terópodos podrían alcanzar los 30 o 40 k/h. Hay quien ha apuntado que los ornitomímidos podrían llegar a los 70k/h, pero no está demostrado. Los herbívoros eran mucho más lentos. Los grandes ornitópodos como los hadrosáuridos podrían andar o trotar a un máximo de 15 ó 20 k/h. Los gigantes saurópodos nunca correrían, ya que siempre debían tener tres patas apoyadas, y no pasarían de los 17 Km./h. Siendo los más lentos los dinosaurios acorazados que raramente llegarían a los 10 Km./h. El CABALLO DE ATILA: LA DINOTURBACIÓN Cuando una manada de saurópodos pasaba por un lugar con el suelo algo blando lo destruían por completo. Este fenómeno se conoce en paleontología como dinoturbación. Puede ser tan intenso que destruya más de medio metro del substrato. Ejemplos muy bonitos de este efecto se pueden observar en el Jurásico de Asturias. Tal era el poder destructor de los saurópodos, que en algunos yacimientos de la Formación Morrison en EUA se ha observado bivalvos aplastados por el paso de un saurópodo que recorría el borde de un lago. Eran verdaderos caballos de Atila. Un tipo dinoturbación menos agresiva es el que se puede ver en el Cretácico inferior de la Rioja. Hay yacimientos con cientos de

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icnitas de dinosaurios carnívoros distribuidas en todas las direcciones posibles. En estos casos suele ser muy difícil diferenciar entre rastros individuales e interpretar el tipo de comportamiento que produjo a esta concentración. LA CAZA Uno de los rastros de dinosaurio más famosos del mundo se encuentra en la exposición permanente del American Museum of Natural History de Nueva York. Es un maravilloso rastro de un saurópodo del Cretácico inferior de Tejas, paralelo a él discurre el rastro de un gran terópodo. La interpretación que han escuchado los miles de visitantes de este museo es que estaban ante el momento congelado del ataque del carnívoro al herbívoro. Incluso la ausencia de algunas icnitas del terópodo vuelve más atrevido al guía y afirma que el terópodo se encontraba encima del saurópodo. Esta explicación sin duda resulta fascinante para la exposición ha maravillado a miles de visitantes durante décadas. En la actualidad se tiene bastante dudas sobre la base científica que apoya esta interpretación, pero indudablemente es difícil convencer de lo contrario a nuestro querido guía. ICNITAS “MADE IN SPAIN” Hoy mismo escuchábamos que el yacimiento paleontológico de Atapuerca era declarado Patrimonio de la Humanidad. Debemos de estar contentos porque es el primer yacimiento de fósiles en España que tiene esa etiqueta y esperamos que no el último. Promovido desde el Gobierno de la Rioja y apoyado entre otros por nuestro gobierno autónomo existe el proyecto de declarar las icnitas de dinosaurio de España como Patrimonio de la Humanidad. Salvando las distancias, por nuestro lógico interés por la evolución humana, los yacimientos españoles de icnitas en su conjunto se pueden considerar como únicos a nivel mundial. Desde aquí les invitamos a conocer los que se encuentran a disposición del público. Una de las mayores concentraciones de yacimientos españoles de icnitas se encuentra en la Rioja, Burgos y Soria donde hay cientos de yacimientos y miles de icnitas en rocas del Cretácico inferior. Se puede decir que cuando aflora la roca, tiene icnitas. Además es un ejemplo de como un bien paleontológico puede utilizarse para revitalizar un área muy deprimida. La primera vez que estuvimos en Enciso hace 20 años, lo que vimos fue un pueblo prácticamente abandonado y sin esperanzas. En la actualidad Enciso recibe miles de visitantes de años, hay varios restaurantes, tiendas y personas que se ofrecen como guías para visitar los yacimientos que están protegidos. En Asturias se encuentran los yacimientos de icnitas más antiguos, ya que son del Jurásico. Muchos de los yacimientos están señalizados a lo largo de la costa y pueden visitarse con ayuda de folletos y de guías. El viaje es perfecto, ya que puede compaginarse la visita turística con el chapuzón en la playa. Sobre todo son muy espectaculares las icnitas de saurópodos, encontrándose algunas de las más grandes del mundo. En Aragón tenemos icnitas de dinosaurios desde el Jurásico superior hasta el Cretácico superior. Por tanto tenemos la representación más completa a lo largo del tiempo, aunque nuestros yacimientos no tienen la calidad de conservación que los riojanos o asturianos. Tenemos yacimientos en las tres provincias, siendo los de Galve los únicos que están preparados para la visita, confiamos que poco a poco puedan estudiarse y puedan ser contemplados por los visitantes.

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5. SER GIGANTES En nuestras clases de Paleontología en la Universidad de Zaragoza cada día tenemos que girar más la cabeza hacía arriba. Todos somos conscientes que cada vez los españoles son más altos. Esta simple observación al alcance de todos nos puede ayudar a comprender la siguiente afirmación: algunos organismos tienden a ser cada vez más grandes y en algún caso alcanzar el gigantismo. En los mares actuales tenemos algunos de esos colosos como son las ballenas, que representan uno de los animales marinos más grandes que han existido. Sin embargo en tierra firme no tenemos el honor o la suerte de vivir coincidiendo con los más grandes organismos terrestres, que fueron los dinosaurios saurópodos. El gigantismo no es un privilegio de los dinosaurios. La tendencia hacia el gran tamaño es tan común en el registro fósil que ha sido descrito con la regla de Cope. Este paleontólogo fue el primero en describirla en sus publicaciones. Es muy simple: los seres vivos tienen una tendencia a aumentar de tamaño. El porque sucede este fenómeno, es una pregunta de difícil respuesta, sobre todo porque es el resultado de diferentes factores que conocemos y posiblemente otros que desconocemos. Es complicado buscar las palabras adecuadas para describir el enorme tamaño de un dinosaurio saurópodo. Esta sensación la pueden sentir visitando el Museo de Berlín donde se encuentra montado el esqueleto de Brachiosaurus, en su momento el dinosaurio más grande encontrado. Un elefante adulto podría caminar entre sus patas sin rozar la caja torácica, y la cabeza de un hombre de 1,80 metros de pie frente a una de sus patas anteriores apenas alcanzaría el codo del dinosaurios. El gigantismo se dio en muchos grupos de dinosaurios herbívoros y carnívoros, pero fue en los saurópodos donde se encuentran los más grandes, con tamaños que desafían las leyes de la física. Es precisamente de los saurópodos y de su tamaño de lo que va a tratar este capítulo. PESANDO A LOS GRANDES ANIMALES Cuando se plantea una ficha de un dinosaurio, es difícil entenderla si no hay dos datos, la longitud y el peso. La longitud, sobre todo si hemos recuperado el individuo es simplemente medirla. Sin embargo el peso ¿como pesamos a un dinosaurio? Nos vamos a plantear una meta más sencilla ¿como pesamos a un elefante? El paleontólogo canadiense C. McGowan nos da un ejemplo muy didáctico. Piense el lector que se encuentra en Kenia realizando un safari fotográfico, y tiene la suerte de toparse con el elefante macho más grande que ha visto. Dada la suerte, le entran unas ganas irresistibles de pesarlo. Aunque tuviera una balanza para pesar camiones, dificilmente convencería al animal para que se pusiera encima. En el pasado se han realizado barbaridades como era matar al animal y trocearlo en partes manejables para poderlo pesar. Este método además de impreciso, es poco adecuado sobre todo desde el punto de vista del elefante. A partir de estas medidas se propusieron formulas que relacionaban el peso con la altura del elefante. McGowran nos cuenta que tuvo la oportunidad de pesar un gran elefante que acababa de morirse en el zoo. Utilizando las formulas obtenidas con las matanzas, la error era de casi un 20%. Realmente de poco había servido las cacerías. Por tanto el peso de los grandes animales, como el del elefante debe tomarse como una mera aproximación. Como podemos llegar a conocer el peso de un saurópodo. El método más usado se basa en primer lugar en hacer un modelo aproximado del dinosaurio. Se pesa el modelo en el aire y luego en el agua. La diferencia entre los dos pesos se debe, por el principio de Arquímedes, el volumen desplazado por el modelo. Para conocer el volumen del modelo, se requiere únicamente dividir esta cantidad por la densidad del agua. El volumen del modelo multiplicado por el cubo del factor de escala da el volumen del dinosaurio a tamaño natural. Por ejemplo, si el modelo era 1/40 del animal en cuestión, su volumen debe multiplicarse por 403 = 64,000). Para obtener una estimación del peso del dinosaurio debe multiplicarse por una estimación de la densidad del dinosaurio. A partir tenemos un peso aproximado que es que suele aparecer en los libros de divulgación.

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Los reptiles, a diferencia de la mayoría de los mamíferos y de las aves crecen durante toda su vida, pero la velocidad de crecimiento disminuye durante la madurez. En los esqueletos de los dinosaurios adultos de una especie hay gran variedad de tamaños y pesos musculares. Como puede suponer el lector, el método esta sujeto a muchas imprecisiones, empezando por la inexactitud del modelo del dinosaurio. Por tanto más aún que con los elefantes el peso de dinosaurio debemos tomarlo como una mera aproximación, tonelada arriba, tonelada abajo. VENTAJAS DE SER GIGANTES En los años 60 los coches eran grandes y pesados. El consumo de gasolina de un solo coche nos pondría hoy en día los pelos de punta. Se puede afirmar que un coche cuanto más grande, más gasolina consume por unidad de peso. Sin embargo en los animales es lo contrario. En estudios sobre mamíferos y aves actuales se ha visto que cuanto más grande es un animal menos energía consume comparativamente con un organismo pequeño. Por ejemplo, en una relación de peso a peso, un ratón de 30 gramos utiliza en cada segundo que corre una cantidad de energía seis veces superior a la que consume un caballo de 300 kilogramos. Esto puede deberse a que los organismos pequeños dan más pasos por segundo y las extremidades de los animales más pequeños generan una mayor fuerza. Una de las ventajas que parecen más evidentes es la de intimidar a posibles predadores. En la actualidad no existen reptiles de este tamaño, por lo que difícilmente podemos realizar esta comprobación. Si comparamos con los elefantes, podemos observar que son muy raramente atacados por los leones y si lo hacen suelen ser el objetivo individuos juveniles o enfermos. ¿ERAN LOS SAURÓPODOS ANIMALES MARINOS? El inmenso tamaño de los saurópodos, mucho mayor que cualquier vertebrado terrestre actual hizo que los primeros paleontólogos que estudiaron los saurópodos interpretarán que eran marinos. Estaban tan impresionados por la proporciones que parecía imposible que estos organismos pudieran andar por tierra firme. Además se añadía que sus restos se solían encontrar en medios costeros o incluso marinos y como veremos posteriormente la posición de las narinas supuestamente pertenecían a un organismo marino. Era tal la rotundidad de las supuestas evidencias, que hasta la segunda mitad de este siglo se consideraba como un hecho incuestionable. La hipótesis parecía sugerente, pero era cierta? Richard Owen el padre de la palabra dinosaurio fue el primer investigador que estudio huesos de saurópodos. Concluyo que debían pertenecer a un animal marino, sin duda esta primera afirmación influenció en los paleontólogos del siglo pasado. Conforme se fueron conociendo cráneos de saurópodos fueron amontonándose nuevas evidencias. Los cráneos de Camarasaurus y Brachiosaurus tienen las narinas en la parte superior de su cráneo. Los pioneros en el estudio de los dinosaurios norteamericanos, Edward Drinker Cope y Othiel Charles Marsh estaban muy impresionados por la posición de estos orificios. Argumentaban que la posición de las narinas en la parte de arriba de la cabeza era similar a como la tienen algunos animales acuáticos vivos como las ballenas y los cocodrilos. A raíz de estas ideas no es raro ver antiguas reconstrucciones de saurópodos con el cuerpo bajo el agua, de la que únicamente asomaría su cabeza. LOS SAURÓPODOS ERAN ANIMALES TERRESTRES Las primeras evidencias a favor de que los saurópodos eran organismos terrestres las encontró Roland Bird. En noviembre de 1938, este paleontólogo del Museo de Historia Natural de Nueva York descubrió un rastro de un saurópodo en el lecho del río Paluxy en

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Tejas. En el rastro perfectamente conservadas las impresiones de los pies y de las manos. El substrato donde habían quedado impresas era un barro algo húmedo en tierra firme. Las huellas traseras eran más grandes que las anteriores, lo que reforzaba una observación realizada sobre los esqueletos, es que la parte trasera aguantaba más peso que la delantera. Estas huellas son tan claras que se conservaban el rodete de barro resultado del desplazamiento por el peso del saurópodo. A raíz de este descubrimiento, comenzaron a identificarse cientos de icnitas de saurópodos por todo el mundo. La interpretación es clara los saurópodos se desplazaban por tierra firme. Si volvemos a las narinas nos daremos cuenta que la argumentación que considera como una adaptación al medio marino es ambigua. En efecto, hoy en día hay animales como los elefantes y los tapires que tienen las narinas altas. Independientemente que les guste bañarse de vez en cuando, no se nos ocurriría pensar que son animales acuáticos. Al contrario, las tortugas marinas tienen las narinas bajas, y su única relación con la tierra firme es durante la puesta de los huevos, el resto viven en el mar. Si dejamos de lado las narinas, la interpretación marina tiene una gran dificultad para explicar como los saurópodos podrían hinchar los pulmones que estarían situados a varios metros de profundidad. Hay que tener en cuenta que la presión del agua se incrementa una atmósfera cada 9.8 metros de profundidad. Por ejemplo en Brachiosaurus los pulmones estarían a casi 7 metros por debajo del nivel de la cabeza. Al estar sumergido tendría que soportar una presión de unos dos tercios de una atmósfera. Parece poco probable que sus pulmones pudieran soportar esta presión durante un tiempo prolongado. Los saurópodos eran organismos totalmente terrestres, pero esto nos hace ir al punto de partida. ¿Como solucionaron sus problemas derivados del gran peso en tierra firme? PERO, ¿CUANTO COMÍAN? Un elefante africano pesa como máximo entre 5 y 6 toneladas y está alimentándose el 80% de su tiempo. Parece que está al límite del tamaño máximo que puede tener un mamífero herbívoro actual. Sin embargo no es el mayor mamífero que ha existido, ese honor lo tiene Baluchitherium, un rinoceronte del Oligoceno que pesaba alrededor de las 25 toneladas, unas cinco veces más que el elefante. La pregunta surge, como haría este rinoceronte para comer todo lo que necesitará, si un elefante se pasa todo el día comiendo. Sin duda esta es una de las preguntas que hacen disfrutar a los biólogos. La respuesta se encuentra en la eficiencia del sistema digestivo. Los elefantes procesan el alimento con mucha rapidez, y sus heces contienen gran cantidad de vegetales sin aprovechar. Otros mamíferos, como los rumiantes tienen sistemas más eficaces en los que aprovechan mejor la comida. Aunque Baluchitherium era un rumiante resulta difícil imaginar que tuviera tiempo más que para comer. Un saurópodo pequeño tiene un peso similar a Baluchitherium, por lo que se puede pensar que con aprovechamiento del alimento similar, pudieran tener un metabolismo similar al de un mamífero. Pero es difícil de argumentar que los saurópodos más grandes pudieran tener idéntico metabolismo. Además de por la cantidad de alimento necesaria para alimentarse, hay otros impedimentos biomecánicos. Un saurópodo de 50 toneladas si tuviera que tener un metabolismo elevado necesitaría poseer un corazón de 1,6 toneladas, 8 veces más que el de una ballena de ese mismo peso. Esto significa que los saurópodos más grandes llevarían una vida poco activa, ocupándose la mayor parte del tiempo en comer. Sus movimientos no podrían ser rápidos, por la simple razón que la inercia de su gran masa corporal podría producirles daños irreparables. LOS PRIMEROS INGENIEROS Los saurópodos estaban solos en soportar su propio peso. Hay autores que comparan el esqueleto de un saurópodo con la estructura de un puente colgante. Sin duda algunas de las soluciones que han diseñado los ingenieros estaban anteriormente exploradas por los

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saurópodos. . En primer lugar vamos a observar los cimientos, que en el caso de los saurópodos son las extremidades. Los brazos y las piernas se mantienen rectos de manera tal que sus patas funcionan como columnas verticales de soporte, capaz de soportar cualquier peso. Es lo que se llama estructura graviportal. En la actualidad la tienen organismos como el elefante. La columna vertebral formaría un arco entre la cintura pélvica y la escapular. Esta disposición se habría mantenido por la forma de cada vértebra individual y por la acción de los ligamentos y de los músculos. Posiblemente en vida del saurópodo las vértebras estuvieran cargadas como vigas. Sobre ellas actuarían fuerzas de compresión y de estiramiento. Los centros de las vértebras tienen profundas depresiones, de manera que su forma general se asemeja al de las vigas en doble T que se utilizan en la construcción. Unas verdaderas maravillas de la ingeniería MANTENIENDO EL CUELLO Con la diferencia de su tamaño, las vértebras de los saurópodos son similares a otros vertebrados terrestres. Están formadas por un centro más o menos masivo, de la que salen una serie de estructuras laminares que es donde se sujetan los músculos que recorren el cuello. En la parte anterior y posterior de las vértebras hay unos salientes (zigapófisis) que hacen de topes de manera que el movimiento del cuello está limitado. Las zigapófisis de dos vértebras consecutivas no pueden llegar a tocarse, ya que se dañarían. Se encuentran separados por un ligamento lleno de fluido, muy parecido a la juntura sinovial que mantiene en su sitio a nuestros hombros. En un primer vistazo, el cuello de un saurópodo tiene un gran parecido al de los camellos, pero cuando se observa con detalle las zigapófisis nos damos cuenta que tienen una gran variedad de formas. La diferencia más mínima en sus formas puede cambiar radicalmente la flexibilidad del cuello. El especialista en informática K.A. Stevens y el paleontólogo M. Parrish de la Universidad del Norte de Illionis idearon un programa de ordenador para simular los movimientos de los cuellos de los saurópodos. Sus resultados reflejan la variabilidad que se observa en las zigapófisis. Una imagen muy difundida es la de un saurópodo con una cabeza hacia arriba, parecida a la que tienen las jirafas. Esta imagen nace de las reconstrucciones de Brachiosaurus, el dinosaurio jirafa como se le suele conocer. Sin embargo esta posición es incorrecta ya que no podría tener el cuello totalmente vertical. En realidad sostendría sus 9 metros de cuello a unos 20 grados del plano horizontal. La movilidad del cuello era tan pequeña que apenas podría desplazarlo un par de metros a derecha o a izquierda. Si tenía que beber era incapaz de llegar con su cuello al agua, por lo que tendría que colocar las piernas abiertas en una posición muy poco elegante, tal y como hacen las jirafas en la actualidad, El cuello de Brachiosaurus resulta chocante con la idea que tenemos de los cuellos largos, capacitados para moverse en todas direcciones. Pero si que había saurópodos que tenían un cuello con una gran movilidad como el diplodócido Apatosaurus. Su cuello podría desplazarse hasta 5 metros a derecha a izquierda. Se podría doblar en forma de U, pudiendo ver lo que había detrás suyo e incluso podría beber agua de un río que estuviera dos metros por debajo de donde tenía los pies. ANCIANOS, MUY ANCIANOS Hay una fuerte relación entre longevidad y peso corporal. los animales más grandes viven más tiempo. En el caso de los saurópodos las consecuencias de esta afirmación pueden ser fascinantes. Los datos con que podemos comparar son los de mamíferos y de aves. Si los aplicamos a saurópodos como Diplodocus, Apatosaurus, Brachiosaurus y Ultrasaurus, obtendríamos unos valores de 79, 88, 114 y 140 años respectivamente. Pero

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hay que tener en cuenta que los reptiles crecen más lentamente que los mamíferos. El paleontólogo Ted Case ha hecho estimaciones a partir de los datos que se tienen del saurópodo Hypselosaurus Las observaciones son estimativas ya que se desconocen el tamaño exacto de sus huevos, y por tanto el tamaño de los individuos al nacer. Case predijo que este saurópodo pudo haber vivido entre 104 y 208 años según hubiese o no mantenido constante su crecimiento durante toda la vida. Las previsiones de Case eran para un saurópodo relativamente pequeño, que podía pesar entre 5 y 6 toneladas. Independientemente que los números sean más o menos acertados, parece probado que los saurópodos vivían durante muchos años, en una existencia que pasaría de un siglo a otro CRECIENDO A OJOS VISTA Debido a que los dinosaurios gigantes tenían huesos grandes, han tenido las más altas relaciones de crecimiento reconocidas en vertebrados terrestres. Los recién nacidos tendrían un tamaño similar a una pelota de fútbol, por tanto habría miles de kilogramos de diferencia con los adultos. Estos extremos de tamaño implica un crecimiento juvenil muy rápido para conseguir la madurez sexual en dos o tres décadas. Podemos considerar a un saurópodo de 100 toneladas, que comenzase a reproducirse a un tercio de su vida. Necesitaría ganar 5 kg. por día, un crecimiento solo observado en las ballenas, incluso aunque este crecimiento fuera de 2kg. por día, es un crecimiento que excede el de cualquier reptil terrestre viviente. LOS GIGANTES ARAGONESES Como estamos viendo a lo largo de esta serie, Aragón es tierra de dinosaurios, y como no podía ser de otra manera se han encontrado abundantes e interesantes restos de saurópodos. Son sin duda los habitantes más grandes que han existido de lo que hoy llamamos Aragón. Hay especies bien representadas con el 40-50% de su esqueleto, de otros solo conocemos dientes o restos aislados. También tenemos pruebas de su actividad por medio de icnitas e incluso fragmentos de cáscara de Huevo. Los más antiguos se han encontrado en el Jurásico superior de Teruel. En estos materiales son relativamente frecuentes las icnitas, como las que se encuentran en Ababuj, Galve o Miravete de la Sierra. La parte más moderna del Jurásico en Teruel era una línea de costa donde abundaban los saurópodos, ya que la mayoría de los icnitas pertenecen a este grupo. En Galve se han encontrado los huesos de un saurópodo que actualmente esta estudiando un miembro de nuestro equipo José Luis Barco. Parte de los restos de este saurópodo se encuentra en una colección privada y confiemos que pasen a formar parte del patrimonio común para que pueda ser estudiado el dinosaurio por completo. El fósil aragonés más famoso es sin duda Aragosaurus (El dinosaurio de Aragón). Este saurópodo del Cretácico inferior fue definido por el paleontólogo José Luis Sanz de la Universidad Autónoma de Madrid. Pertenece a los Camarasáuridos, un grupo de saurópodos que fueron abundantes en el Jurásico superior, pero su presencia en el Cretácico inferior indica que son auténticos fósiles vivientes. En materiales un poco más modernos de Peñarroya de Tastavins excavamos los restos de un saurópodo de unos 17 metros de longitud. Recuperamos toda la parte posterior del dinosaurio. En la actualidad se encuentra realizándose el estudio que nos va a permitir definirlo como nuevo, en el que será el segundo gigante de Aragón.

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PEQUEÑOS Y EMPLUMADOS Al explicar cómo se encontraban los dinosaurios en “Cazando dinosaurios” planteábamos el deseo de ¿quién no desearía encontrar un dinosaurio en su jardín?. Que las aves tienen plumas lo sabe todo el mundo, que las aves son dinosaurios emplumados y que también había dinosaurios con plumas es posible que lo sepa menos gente, pero que además España es uno de los países clave en los que se encuentran las llaves de la evolución de los pequeños y emplumados dinosaurios creemos que lo sabe menos gente aún. Por esta razón, en el artículo de hoy vamos a desarrollar este tema, uno de los más dinámicos y productivos tanto por los hallazgos como por los estudios que se están realizando en diversos países en la paleontología de hoy: el origen y las relaciones familiares entre dinosaurios y aves. Cuando conocemos la historia natural de los fósiles podemos entender sus relaciones de familia y su posición en el mundo actual. Como ya hemos ido desvelando en este curso de paleontología de dinosaurios del Heraldo de Aragón, los lazos de familia se establecen por medio de los caracteres morfológicos tan evolucionados y exclusivos que nos permiten reconocer a los miembros del grupo natural, y las plumas son uno de esos caracteres. Como las plumas son unas estructuras tan complejas nadie duda en considerarlas derivadas, es decir evolucionadas en relación con las escamas de los reptiles, sin embargo las plumas son tan frágiles y delicadas que su fosilización es rara y además, cuando en el caso de los dinosaurios de hace 120 millones de años (Cretácico Inferior), encontramos esta estructura en sus estadios más primitivos, las llamadas protoplumas, aún es más difícil encontrarlas e interpretarlas correctamente. En China se han encontrado estas estructuras y es de estos fósiles de los que vamos a escribir hoy para después analizar el origen de las aves y la importancia del yacimiento Conquense de Las Hoyas para el conocimiento de la historia evolutiva de las primeras aves que poblaron la tierra. En la última década del siglo XX los descubrimientos paleontológicos han sido únicos y espectaculares pero no inesperados, casi doscientos años de quehacer paleontológico predecían estos y nuevos descubrimientos pues la nuestra es una ciencia pronosticable una vez que se ha hecho el correcto análisis de caracteres evolutivos. Citemos como ejemplos las aves de Las Hoyas, los dinosaurios con plumas y las aves de China, Homo antecessor de Atapuerca, entre muchos otros en todo el mundo. LAS AVES Y DINOSAURIOS CON PLUMAS DEL CRETÁCICO DE LIAONING (CHINA) Los fósiles de China dan nuevas pistas para el origen de las aves, geológicamente los sedimentos donde se encuentran son el sueño de todo paleontólogo. La antigua actividad volcánica en la actual provincia de Liaoning cubría de cenizas los sedimentos del lago de Sihetun durante las etapas activas. Así tenemos intercaladas cenizas volcánicas con sedimentos lacustres, arcillas y limos con un espesor de varias decenas de metros, de edad Cretácico Inferior. Los animales que morían en las cercanías de un gran lago en Sihetun quedaban rápidamente enterrados por un fino sedimento que los preservaba de la destrucción y los amortajaba conservando hasta los detalles más finos de su anatomía, tanto mineralizada (el esqueleto) como orgánica (los músculos, la piel y las plumas, incluso los contenidos estomacales). En estas capas se han encontrado miles de fósiles de insectos, plantas, cardúmenes completos de peces que vivían en el lago que se encontraba rodeado de abundante vegetación, cocodrilos, ranas, lagartos y mamíferos. Cuando las nubes envenenadas vinieron desde los volcanes de la actual Mongolia, cientos de animales y plantas murieron instantáneamente y quedaron sellados para siempre en el sedimento. Este tipo de yacimientos se llaman “lagërstaten”, palabra alemana que significa capas de conservación. En los casos en los que predominan los sedimentos carbonatados, formados en las profundidades de un lago, las llamamos calizas litográficas, porque por su grano finísimo son rocas utilizadas en litografía. Las Hoyas son

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el lagërstaten español del Cretácico Inferior, otras calizas litográficas se encuentran en el Mioceno de Aragón, los conocidos sedimentos lacustres de Libros (las ranas de Libros) y Rubielos de Mora (las arañas, los insectos, los olmos, arces, salamandras de Rubielos). El paleontólogo Ji Qiang, Director del Museo Geológico Nacional de Beijing recibió un día un paquete de Liaoning. A sus ojos surgió una lasca de la característica caliza litográfica de Sihetun con un fósil extraordinario: del tamaño de una gallina, tenía las mandíbulas con agudos dientecitos en forma de aguja, brazos fuertes y cortos y una larga serie de vértebras caudales que hacían una cola que doblaba en longitud a su cuerpo. Además el estado de conservación era tan bueno que Ji pudo distinguir a lo largo de todo el esqueleto, un contorno de líneas fibrosas. ¿Podrían estas extrañas fibras ser el primer ejemplo, el primer modelo, de las plumas de las aves, las protoplumas?. Además, en su región abdominal, por detrás de las costillas, se conservaban los restos de su última comida, un pequeño mamífero (que para los que hacemos micromamíferos resulta fascinante). Para Ji Qiang, desde que vio el fósil estuvo claro que tenía ante sí una nueva clave para entender uno de los grandes misterios de la evolución: el origen de las aves. El fósil fue descrito como Sinosauropterix prima, que traducido al castellano sería el primer dragón chino con plumas pues fue encontrado en Sihetun en 1996, un año antes de otros famosos descubrimientos que le siguieron, de aves y dinosaurios emplumados en esta misma región y a los que dedicaremos los párrafos siguientes. Otros fósiles que nos han impresionado mucho de Sihetun son los “dinosaurios de la frontera” aviana-dinosauriana: Protoarchaeopterix, Confuciusornis y Caudipterix. y de ellos iremos hablando en este y en otros capítulos, más adelante. La primera ave primitiva de China se encontró en 1994 en Sihetun y fue comparada inmediatamente con Archaeopteryx (de las calizas litográficas del Jurásico de Solnhofen, de Baviera, en Alemania), famoso fósil que inspiró a Huxley (el mejor amigo de Darwin) su hipótesis sobre las relaciones entre los dinosaurios y las aves. Hoy vemos que las ideas de Huxley, denostadas durante muchos años por sus contemporáneos y por los paleontólogos de este siglo hasta los estudios de Ostrom, son plenamente actuales y bien fundadas, pues Huxley comparó con otro pequeño dinosaurio bávaro: Compsognathus, también perfectamente conservado en las calizas de Solnhofen. Sin embargo Archaeopteryx tiene dientes y Confuciusornis sanctus, que así llamó el paleontólogo Hou Lianhai al fósil chino, tiene un pico carente de dientes. Desde entonces se han encontrado cientos de Confuciusornis han sido extraídos del antiguo lago, tal vez una de las mejores piezas es la que se puede ver en la fotografía de National Geographic de Julio de 1998, en la que una pareja, macho y hembra, de Confuciusornis sanctus muestran el marcado dimorfismo sexual de estas primitivas aves. Hace 120 millones de años machos y hembras se distinguían como en la mayoría de las aves actuales, por elementos distintivos que en el caso de Confuciusornis son dos plumas muy alargadas de la cola del macho y el tamaño, ligeramente mayor como se puede apreciar en la fotografía. ¿LOS DINOSAURIOS EVOLUCIONAN DE LAS AVES? No, la cuestión se debate acaloradamente, aunque la discusión de algunos oponentes se sale en algún caso de los cauces científicos; parece un encuentro entre oponentes políticos dice Rex Dalton, corresponsal de la importante revista científica Nature, en un reportaje sobre el V congreso de la Sociedad de Paleontología de Aves y Evolución en Pekín, la primavera pasada, y publicado en esta revista en este mismo año. Los paleontólogos consideran que debería interrumpirse el debate para profundizar más sobre la paleobiología del origen de las aves. Pero cuando argumentan que las plumas tienen el mismo origen evolutivo que los filamentos observados en la piel de muchos dinosaurios fósiles, entonces Olson, el líder de la oposición al origen ave-dinosaurio rechaza esta hipótesis, lo mismo que Feduccia, con argumentos poco convincentes y un

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tanto rayanos en el fanatismo creacionista. En el congreso de Pekín, Mary Schweitzer de Montana mostró que la proteína característica de las plumas, la queratina b se encuentra en dinosaurios de Mongolia. José Luis Sanz, en su libro “Los dinosaurios voladores” desarrolla la historia de las ideas sobre el origen de las aves propuesta por unos y otros autores. Como dice Sanz, lo importante es utilizar el método adecuado y mas (o mejor) consensuado, es decir, aquel que se presta a refutación y contrastación como ya hemos comentado en otros capítulos. En los apartados siguientes vamos a hacer un repaso a los argumentos principales a favor del origen dinosauriano de las aves, aspectos desarrollados por los distintos investigadores que trabajan en las aves del Mesozoico, especialmente del Cretácico (de 130 a 65 millones de años) etapa clave para la evolución no sólo de las aves sino también de los mamíferos.

¿QUÉ NECESITA UN DINOSAURIO PARA VOLAR? Las aves tienen plumas, y éstas son estructuras que participan en el vuelo de las aves. Las plumas son estructuras de queratina y están constituidas por un largo eje longitudinal llamado raquis cuyo extremo que se une a la piel se llama cañón (si todavía escribiéramos con plumas de ave el cañón es lo que se llena de tinta y con lo que, convenientemente afilado, se escribía). Desde el raquis, y a ambos lados de éste, se extienden los filamentos que forman la mayor parte visible y colorida de la pluma y que se llaman barbas. Nuestro amigo Carlos Lastanao, un naturalista entregado a la divulgación y defensa del medio natural del vedado de Peñaflor identifica cualquier pajarito de su entorno con sólo ver una pluma suelta, de las que se encuentran por el suelo durante un paseo. Y sabemos que como él hay muchos otros, porque las plumas son tan características que nos permiten clasificar a las aves. Las barbas constituyen como hemos dicho lo mas vistoso de la pluma y se llama limbo o vano. Las barbas se mantienen unidas entre si por otros elementos (como si de un velcro se tratara) y son estas uniones las que hacen que la pluma se vea brillante y colorida. Cuando un pajarito ha descuidado sus deberes y no se ha atusado bien el plumaje se le ve sucio y descolorido (como les sucede a los desgraciados animales de granja). Un ave tiene miles de plumas, y el total puede pesar dos y tres veces más que el propio esqueleto, tranquilos, que podemos seguir diciendo ligera como una pluma, pero no ligero como un pájaro, o un dinosaurio. Además, y sobre todo las plumas de las alas tienen un diseño aerodinámico, con un borde anterior agudo, especialmente en la zona exterior del ala, que sirve para “cortar” el flujo del aire y por esto es recto y tiene menos barbas, e incluso en la primera pluma del ala, la más externa de todas las plumas del ala, este borde que corta el aire está formado exclusivamente por el raques y las barbas sólo se encuentran en la mitad posterior de la pluma. ¿Así que una cubierta de plumas es todo lo que necesita un dinosaurio para volar? Si y no. Vamos a verlo: Las plumas simétricas de los terópodos emplumados como Caudipterix y Protarchaeopterix carecen del diseño que identifica a una pluma de un ave como apta para el vuelo. A pesar de ser plumas no ayudarían en mucho al animal que pretendiera volar. En parte ya lo hemos visto, porque todas las plumas de Caudipterix y Protarchaeopterix son simétricas. Además la cola de estos dinosaurios era demasiado larga como para constituir un timón efectivo, otra condición indispensable para un vuelo activo. Sin embargo, las plumas del primer ave conocida Archaeopterix, del Jurásico de Solhofen, en Alemania (Baviera) tiene las plumas con cierta asimetría y la región de las barbas anteriores o eje de ataque es más estrecho que la mitad de barbas posterior. Esta

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disposición permite que las alas corten el aire en lo que podría ser un vuelo rudimentario o al menos un intento de planeo. Pero lo más importante para que el vuelo sea activo es la presencia en las aves de una pequeña estructura llamada álula. El álula se encuentra por primera vez en el registro fósil en el ave del yacimiento Conquense de Las Hoyas, Eoalulavis. En el congreso sobre paleontología de vertebrados que organizamos en Albarracín el año pasado, nuestro amigo José Luis Sanz nos ofreció una magnífica conferencia en la que aprendimos algunos detalles sobre vuelo de las aves. Y el álula es uno de estos detalles, sin el cual la mayoría de las aves no podrían despegar o aterrizar. Si estuviéramos haciendo un curso sobre aves actuales nos sorprendería conocer las extraordinarias adaptaciones para los distintos tipos de vuelo, pues no es lo mismo volar en la espesura del bosque que en lo alto de los Pirineos, pero ésa es otra historia que dejaremos para contar otra vez.

COMPARANDO EL ESQUELETO DE UN DINOSAURIO Y EL DE UNA AVE Primero tenemos que aclarar que no todos los dinosaurios son los ancestro de las aves. Sólo son el grupo de los dinosaurios conocidos por sus hábitos carnívoros, los terópodos, que incluyen a dinosaurios como Tyrannosaurus, Allosaurus o el malo de la película Dinosaurios, el argentino Carnotaurus. Cualquiera relaciona al pacífico canario enjaulado con los carnívoros más terribles, ágiles y listos carnívoros que hayan existido jamás. En un ave el cráneo tiene mayor volumen cerebral y carece de los dientes que tienen la mayoría de los terópodos, sin embargo, las aves primitivas, como Archaeopterix, la primera de todas y que se encuentra en el Jurásico de Baviera hace 150 millones de años tienen dientes. Los dinosaurios terópodos más estrechamente emparentados con las aves como Caudipterix tiene plumas, dientes y 22 vértebras caudales. En el curso de la evolución los caracteres dientes se van reduciendo, las plumas cambian hacia una forma más aerodinámica y los elementos caudales se reducen. Además, la fúrcula o hueso del deseo tan característica de las aves no es un carácter exclusivo de éstas sino que también la tienen algunos dinosaurios terópodos como Velociraptor. La fúrcula es en realidad un hueso formado por las dos clavículas que se fusionan formando una Y. El extremo inferior de la Y es el hipocleidio ¿quién no ha pedido un deseo tirando fuertemente de los dos extremos superiores de la Y? el que se queda con el hipocleidio tiene asegurado el deseo. No os molestéis en buscar el hipocleidio en un pollo asado de ahora, los matan tan jóvenes que no les ha dado tiempo de osificar por completo y la fúrcula está todavía incompleta y sin fusionar. En las aves, la fúrcula tiene un papel primordial en el vuelo, sirve para que no se colapsen los huesos del hombre cuando la potente musculatura de vuelo está actuando. No hay nada que nos produzca más satisfacción que conocer cómo evolucionan las estructuras que permiten el vuelo en las aves. Huesos aislados deben ajustarse de tal forma que entre todos permitan una función. En el caso de las aves no es sólo el miembro anterior, los brazos y las manos que se transforman en alas, sino también todos los huesos del hombro y del esternón, sin mencionar, el cráneo, la columna vertebral, los huesos de la cadera y las piernas. Algunas estructuras de las alas y del pie las tiene ya Archaeopterix. Sin embargo, adentrándonos ahora en el registro de los fósiles españoles, vamos a analizar un fósil poco conocido todavía, el fósil de un ave joven que se encontró en la última década en las calizas litográficas del Montsech, en Lérida. Una de las mayores satisfacciones que puede tener un paleontólogo es, no el descubrimiento de un fósil extraordinariamente bien conservado y completo sino del fósil que cumple con las expectativas, el fósil que tiene las características que ha sido predichas gracias al análisis paleontológico (filogenético) más importante pues es el que nos permite conocer los lazos de familia gracias al análisis de los caracteres derivados únicos que comparte un grupo como ya hemos escrito en el

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primer capítulo en el que hablábamos del orden y la clasificación en los dinosaurios. Y este es el fósil del pollito del Montsech. No sólo nos impresiona el hecho de ser el único pollo fósil de ave conocido más antiguo sino además su mezcla de caracteres derivados y primitivos que nos muestran la relación de parentesco de esta ave con los dinosaurios y como ya habían previsto los paleontólogos: hay un diminuto orbitario detrás de las órbitas, carácter que en las aves adultas desaparece porque se fusiona con el resto de los huesos del cráneo y además ¡tiene dientes! por lo que tenemos un ave de hace 120 millones de años que presenta tanto caracteres de sus ancestros, los dinosaurios como de las aves, grupo al cual pertenece. El pollo del Montsec es un ejemplar de un joven enantiornite. Las Enantiornites son aves primitivas, extinguidas que vivieron o son conocidas exclusivamente en el Cretácico y que tienen el cráneo primitivo, parecido al de Archaeopterix aunque el esqueleto postcraneal (es decir lo que no es cráneo) nos habla de aves con sus capacidades voladoras bien desarrolladas. Muchas enantiornitas tienen dientes, como la del Montsec ya que son aves primitivas que conservan más caracteres dinosaurianos, el ancestro todavía no suficientemente alejado en el tiempo, que cualquier otro grupo de aves cretácicas y que ahora vamos a ver. Lo que nos ha faltado durante todos los años transcurridos entre el descubrimiento del primer ave, Archaeopterix y las aves del Cretácico superior, las esperornitiformes y las ictiornitiformes bien conocidas gracias al famoso paleontólogo norteamericano Marsh en 1880 han sido aves intermedias que llenaran el vacío en la historia paleontológica del grupo, pues desde el Jurásico de Solhofen, 150 millones de años al Cretácico superior de Norteamérica, entre 90 y 75 millones de años quedan mas de 60 millones de años sin registro. Afortunadamente este vacío lo viene a llenar los yacimientos del Cretácico inferior (120-130 millones de años) de Las Hoyas en Cuenca y de la Provincia de Liaoning, en China. Se puede decir que también hay un vacío en la historia del quehacer paleontológico aviano pues los primeros descubrimientos de aves fósiles se hicieron entre 1860 y 1880 y los principales hallazgos de las aves del Cretácico inferior datan de la última década del siglo XX. Y además podemos estar orgullosos de que los principales hallazgos hayan sido españoles, como el de Las Hoyas en Cuenca y el de Santa María de Meiá en el Montsec de Lérida.

7 DRAGONES EN EL AIRE Y EN EL MAR Siempre parece que las mujeres tienen poco protagonismo en la ciencia y la verdad es que no hace falta una investigación muy profunda para reconocer que las mujeres científicas han estado en minoría, al menos en las publicaciones que es al final lo que nos queda del quehacer de los investigadores. Sin embargo, la historia en los comienzos de la paleontología le debe mucho a Mary Anning, una emprendedora mujer que vivió a principios del siglo XIX gracias a su tienda de fósiles en Lyme Regis, pequeña ciudad de la costa sur de Inglaterra que fue muy visitada por los más grandes hombres de ciencia de aquellos tiempos para conocer sus opiniones y aprender de sus conocimientos y comprar sus fósiles. Mary Anning es la descubridora del primer pterosaurio británico y del primer ejemplar conocido para la ciencia de un plesiosaurio (casi lagarto). Cuando sólo tenia once o doce años, Mary Anning ya sabía excavar un ictiosaurio. En el aire los pterosaurios, en el mar ictiosaurios, plesiosaurios, tortugas y grandes lagartos fueron los acompañantes de los dinosaurios durante el Mesozoico. Hace entre 200 y 65 millones de años, durante gran parte del Secundario o Mesozoico, el viejo sueño del dragón era una realidad, sólo que no echarían fuego ni vendrían caballeros a matarlos para defender a damiselas en peligro. El Secundario (Triásico, Jurásico y Cretácico) fue el periodo de esplendor de los reptiles, entre los que los dinosaurios fueron uno más. Además de grupos de reptiles que

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conocemos bien por tener representantes actuales como son tortugas, cocodrilos, lagartos etc., hay otros que aparecieron y desaparecieron casi a la vez que los dinosaurios son los dragones del aire y del mar. En el mar vamos a hablar de dos grupos: los ictiosaurios y los plesiosaurios, y de los dueños del aire que fueron los Pterosaurios. ICTIOSAURIOS Si todos pudierais viajar por Europa visitando sus museos de Paleontología podríais disfrutar de verdaderas maravillas como son los ictiosaurios del Jurásico inferior de Alemania. que se pueden visitar en Stuttgart o los ingleses en Natural History de Londres. O como cuando estuve en una estancia de estudios en el Instituto de Paleontología de Tübingen, tomando el café mientras un ictiosaurio te mira la nuca. La calidad de los yacimientos alemanes y el esfuerzo de nuestros colegas ha hecho que una importante colección de fósiles de estos reptiles marinos pueda ser vista en numerosas instituciones del país. Están colgados como los cuadros, en las escaleras de acceso a las plantas, en el vestíbulo principal, en las aulas y salas de reuniones. MAGNIFICOS NADADORES: su contorno recuerda al de un delfín. Los ictiosaurios son los reptiles que mejor se han adaptado al medio marino, del que posiblemente no salieran, salvo como los actuales delfines en casos de varamientos en las playas debidos a otras causas. Su cuerpo es más parecido al de un pez como los tiburones y a un delfín que al de un reptil. Algunos ejemplares de Alemania conservan la impresión de la piel, por lo que conocemos como era la forma de su cuerpo. Tenía una cola en la que el soporte óseo sólo estaría en la parte inferior y la superior sería sólo de tejido blando o de cartílago como el soporte de la aleta dorsal, por esto su contorno nos recuerda al de un delfín, con el rostro (o morro muy alargado hacia adelante). Esta morfología hidrodinámica nos indican que sería un nadador bien adaptado y veloz. COMO Y DE QUE SE ALIMENTABAN LOS ICTIOSAURIOS Los ictiosaurios tenían unas órbitas oculares grandes, lo que hace suponer que la visión era su principal sentido. Además los lóbulos ópticos están bien desarrollados en el cerebro, como se ha podido estudiar con los moldes endocraneales (una técnica muy utilizada en paleontología para estudiar un órgano, que por su carácter orgánico desaparece durante la fosilización. Los cetáceos actuales tienen buena vista, aunque para encontrar la comida y evitar los obstáculos utilizan un sistema más complejo de localización de los objetos por medio de sonidos de alta frecuencia, de manera similar como lo hacen los murciélagos (ecolocación). Sin embargo este sistema no debió de desarrollarse en los ictiosaurios porque no hemos encontrado en su cabeza estructuras capaces de recibir estos sonidos. El hecho de reconocer que eran magníficos nadadores nos da pistas sobre sus preferencias alimenticias. Pero en además también nos podemos fijar en sus dientes, las herramientas que procesan los alimentos. La dentadura de los ictiosaurios suele ser una apretada fila de dientes cónicos, que suelen tener una variedad de formas: desde afilados hasta gruesos con las puntas romas. Los dientes están muy cerca unos de otros y cuando las mandíbulas se cierran encajan perfectamente, sin dejar huecos. Este tipo de dentición se encuentra en los animales ictiófagos, como en delfines y en focas que comen presas pequeñas y de movimientos rápidos. Suelen ser peces y cefalópodos (calamares, pulpos y similares). Para coger este tipo de presas es necesario cerrar las mandíbulas de manera rápida, sin masticar y se tragan enteras. Se ha observado que los ictiosaurios presentan una modificación en sus mandíbulas que las adecuan para realizar este movimiento. La imagen que podríamos utilizar es la de unas pinzas, como las de depilar: con un pequeño esfuerzo de los dedos pulgar e índice se puede ejercer una gran fuerza.

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Si podemos contrastar las observaciones para realizadas en los dientes para deducir las paleodietas con otros factores que las corroboran entonces podemos decir con satisfacción que una hipótesis ha sido comprobada. Y esto ha sido posible en los ictiosaurios gracias a los fósiles, increíbles, que aún conservan, fosilizados también, sus contenidos estomacales. Ya en el siglo pasado, William Buckland en 1836 encontró escamas de peces del género Pholidophorus en el interior de un ictiosaurio. Este pez es similar en tamaño y forma a los actuales arenques y razonablemente sería un nadador veloz. También encontró unos pequeños ganchillos que pertenecían a las ventosas de tentáculos de belemnites, unos cefalópodos actualmente extinguidos pero que fueron muy abundantes en los mares del Jurásico. Aquí tenemos la confirmación que los ictiosaurios eran predadores activos capaces de capturar las presas más difíciles de cazar, como peces y calamares. UNA CUESTIÓN MUY DEBATIDA, LOS ICTIOSAURIOS ERAN CANÍBALES O MADRES Chaning Pearce un paleontólogo que trabajaba en Inglaterra en la limpieza de un esqueleto de ictiosaurio se quedó sorprendido cuando observó que cercano a la cintura pélvica comenzaban a aparecer unos costillas y un cráneo de ictiosaurio, pero mucho más pequeño que el que estaba restaurando. En el años 1846 y con muchas reservas se atrevió a publicar su descubrimiento que interpreto como un caso de viviparismo entre reptiles marinos, es decir, que al contrario que la mayoría de los reptiles los pequeños ictiosaurios venían al mundo vivos, como lo hacen las crías de todos los mamíferos, sin pasar por el estadio previo de un huevo. Este sería un caso extremo de independencia del medio terrestre ya que los reptiles más marinos que viven en la actualidad como las tortugas de agua, siempre dependen de la tierra para poner los huevos y las puestas deben permanecer en la playa hasta el momento en que se produce la eclosión. Esta incubación interna de los huevos en animales que se reproducen por huevos es muy rara en la actualidad, tal vez una de las más conocidas es la de los caballitos de mar, unos peces en los que la hembra deposita los huevos en el macho ¡y es éste el que “pare” a las crías”. Unos años más tarde, el paleontólogo alemán Friedrich Quenstedt a partir de los descubrimientos de los ricos yacimientos del área de Holzmaden consideró que los restos más pequeños que encontraba en el interior de los ictiosaurios eran en realidad restos de individuos juveniles devorados por los adultos. Durante todo el resto del siglo XIX hubo una gran polémica científica en los que se daban argumentos para las dos posibilidades. ¿Cómo podemos decidir los paleontólogos si lo que tenemos ante nosotros son embriones o víctimas?. El paleontólogo canadiense Christopher McGowan, el mejor especialista en ictiosaurios en palabras de Stephen Jay Gould, nos da una pauta para interpretar los hechos, y es la más científica: cada fósil debe tratarse de una manera independiente. Es posible que los ejemplares más pequeños fueran embriones. Si nos encontramos sus restos desperdigados a lo largo de un cuerpo adulto y sobre todo si están junto a contenidos estomacales, como por ejemplo cefalópodos, se puede interpretar que fueron devorados. Sin embargo si nos encontramos a los pequeños icitiosaurios enteros cerca o en el canal del parto o cerca de la región pélvica podemos interpretarlos como un embrión. Si el cuerpo se encuentra cerca de la cabeza del adulto, sobre todo si la cabeza se dirige hacía atrás, lo más probable es que estemos ante una presa devorada y sea un caso de predación. Desde los tiempos de Chaning Pearce se han encontrado cientos de ictiosaurios más o menos completos, sin embargo los embriones o las pruebas de “canibalismo” no superan unas pocas docenas. DIMORFISMO SEXUAL: RECONOCIENDO A LAS HEMBRAS La identificación de los embriones en el interior de la cavidad corporal de los ictiosaurios sería una forma de reconocer a las hembras. En el tema que desarrollamos sobre Padres e hijos repasamos cuáles son las observaciones que podemos hacer para reconocer a los machos de las hembras en los dinosaurios; sin embargo en los ictiosaurios

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y si hemos aceptado que el individuo en el interior del cuerpo es un embrión o un pequeño ictiosaurio a punto de nacer entonces tendremos la seguridad de que son hembras. Esta observación nos lleva a la siguiente conclusión: que los huesos de los ictiosaurios machos son iguales que los de las hembras y no existiría dimorfismo sexual. LOS HIJOS Los individuos recién nacidos y los jóvenes tenían la cabeza comparativamente mayor que los adultos. Este carácter es común en muchos vertebrados, incluido el hombre mismo en el que los bebés tienen una cabeza voluminosa. De hecho en las representaciones de los dibujos animando los personajes siempre tienen una cabeza desproporcionada, infantil que nos inspira inmediata ternura. Debido a su pequeño tamaño el nicho ecológico que ocuparían los ictiosaurios recién nacidos no sería el mismo que el de sus padres. De hecho hay ictiosaurios como Stenopterygius del Jurásico inferior cuyas crías tienen dientes, sin embargo los adultos los han perdido. PLESIOSAURIOS Como hemos dicho al principio, el primer plesiosaurio fue encontrado por la naturalista Mary Anning en la costa sur de Inglaterra en 1821. Un cuerpo fusiforme, un largo cuello y la cola relativamente corta y cilíndrica y unas aletas con forma de remos de gran tamaño puede ser el logotipo del plesiosaurio típico. Los plesiosaurios fueron reptiles marinos, como los ictiosaurios aunque anatómicamente diferían. Parecían tortugas a las que se les hubiera alargado el cuello y la cola y se les hubiera quitado el caparazón. No tenían ni colas ni aletas dorsales similares a la de los tiburones o ictiosaurios sino que la propulsión en el agua la lograban gracias a las grandes manos y pies con aspecto de remo que les servirían para avanzar como empujándose en el agua. PTEROSAURIOS Según el libro de Sir Arthur Conan Doyle, el Mundo perdido, los pterosaurios obscurecían el cielo. También se conocen en los libros antiguos y relatos anticuados, como pterodáctilos. El nombre de “pterodáctilo” se origina porque el primer pterosaurio que se encontró fue definido y nombrado como Pterodactylus que significa literalmente “dedo alado”. El padre de la Paleontología, el francés George Cuvier fue el primero en describir el género en 1809 y el grupo en que se englobaba recibió el nombre de Orden Pterosauria. De esta manera los “dragones del aire” se conocen de una manera más correcta como pterosaurios y no pterodáctilos. Los reptiles voladores del Mesozoico son tal vez de los primeros protagonistas de los relatos de ciencia ficción, como en el caso del Mundo Perdido pues fue también la naturalista inglesa Mary Anning quien encontró el primer pterosaurio británico, y todo lo que rodeaba en aquella época a los descubrimientos de estos fósiles excepcionales se hacía inmediatamente objeto de fama. Para los mismos científicos, estos reptiles alados resultaban fascinantes, el reverendo inglés Buckland en 1836 escribía que “por su aspecto exterior, estos animales se parecen algo a nuestros actuales murciélagos y vampiros. Como el demonio de Milton, estaban capacitados para todos los servicios y todos los elementos. La compañía justa para sus parientes reptiles que hormigueaban en los mares o se arrastraban por las costas de un planeta turbulento”. Buckland no fue el primero ni el único que comparó a los pterosaurios con los murciélagos, una comparación bastante adecuada, ya que ambos grupos tienen las alas membranosas que les permiten un vuelo activo aunque la forma y el tipo de vuelo en los pterosaurios es hoy objeto de debate. LOS PTEROSAURIOS ERAN ANIMALES COSTEROS

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Aunque se han hallado restos de pterosaurios en todo el mundo, la mayoría de los esqueletos provienen de unos pocos yacimientos formados en ambientes marinos someros como lagunas costeras y playas. Esto parece sugerir que la mayoría habría vivido cerca o en las costas, de manera parecida a como lo hacen las aves marinas actuales. Se han encontrado ejemplares que han conservado los más delicados detalles de las membranas de las alas en los yacimientos del Cretácico inferior de Santana, en la formación Crato, de la que ya hablamos cuando explicamos los yacimientos formados en las calizas litográficas (Brasil) y del sur de Alemania. En Aragón hemos encontrado restos aislados en el Cretácico inferior de Teruel, en Castellote dientes aislados y algunos huesos del esqueleto en varios yacimientos de Galve. A pesar del interés, se han descrito pocas especies de pterosaurios debido a su rareza en el registro paleontológico.. Las especies más completas como las de Crato en Brasil y las de los yacimientos Chinos muestran que exhiben unas grandes y singulares estructuras, formadas por tejido blando, a modo de crestas, especialmente en la cabeza. El género Dsungaripterus, del Cretácico inferior de Sinkiang, (China), tenía las mandíbulas terminadas en punta y vueltas hacia arriba. Es posible que las haya usado para obtener su alimento del interior de las conchas. Pterodaustro, del Cretácico inferior de Argentina tiene unas amplias mandíbulas con una especie de dispositivo de filtración formado por unas filamentos similares a las barbas de las ballena, probablemente atrapara microorganismos marinos mientras recogía agua con su pico en vuelos rasantes. El paleontólogo argentino José Bonaparte que lo encontró interpreta que lo utilizarían como las barbas de las ballenas, que filtran el agua marina recogiendo microorganismos de los que se alimentaría. LAS INCREIBLES MAQUINAS VOLADORAS Las rocas del Cretácico de Kansas son ricas en fósiles marinos, pero además, entre los vertebrados terrestres, el más abundante es Pteranodon, un pterosaurio gigante cuyas alas alcanzaban los 7 metros de envergadura. Durante mucho tiempo ha sido considerado el vertebrado volador más grande que ha existido, aunque en la actualidad ese honor esta reservado a otros pterosaurios. Pteranodon es uno de los organismos del pasado que más ha excitado la imaginación de profesionales y aficionados a la Paleontología. Desde que se descubrieron los primeros restos en 1870, los paleontólogos han especulado sobre el vuelo de este enorme animal. Las respuestas comenzaron a llegar cuando la paleontóloga Cherrie Bramwell y el ingeniero aeronáutico G.R. Whitfield comenzaron a trabajar en conjunto, por una parte estudiando con mucho detalle los huesos y por otra aplicando modelos de ordenador desarrollados para el vuelo de los aviones, especialmente los planeadores. Los huesos de este gigante son prácticamente huecos, al igual que los de los demás pterosaurios, los de las aves y los de los murciélagos, lo que permite aligerar su peso, aunque lleguen a alcanzar un gran tamaño. Esto, unido a la arquitectura de su alas les permitía tener una gran capacidad de maniobra y ser capaces de hacer movimientos lentos en el aire. Sería capaz de hacer giros cortos para aprovechar las corrientes térmicas por débiles que fueran. Podría mantenerse en el aíre a pesar que el viento fuera débil. Por contra no podría volar en contra del viento y tampoco podría hacerlo cuando el flujo fuera muy rápido, algo parecido a lo que les sucede a los ultraligeros. En cualquier ser vivo o inventado por el hombre que ha despegado de la tierra, el aterrizaje es la parte del vuelo que más riesgos entraña, por lo que un aterrizaje lento probablemente ayudaría a los pterosaurios a evitar a accidentes. Precisamente la ligereza de su cuerpo le permitiría iniciar el vuelo simplemente poniéndose a favor del viento y con las alas extendidas, como cuando queremos levantar una cometa. El estudio de las inserciones de los músculos del vuelo en los huesos, permite hacernos pensar que podía agitar sus alas, pero durante espacios de tiempo cortos, por ejemplo durante el despegue o durante corrientes de aire menguantes.

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Muchas aves marinas como los pelícanos son capaces de plegar sus alas y mantenerlas muy cerca del cuerpo para hacer espectaculares clavados y capturar los peces que se encuentran cerca de la superficie del agua. Aunque hay autores que han apuntado que Pteranodon pudiera tener un comportamiento similar, parece que su esqueleto es demasiado endeble para soportar semejantes zambullidas rápidas. Bramwell y Whitfield propusieron una hipótesis interesante, según ellos Pteranodon volaría a ras de la superficie del agua y para pescas debía girar su cabeza primero hacía abajo y luego hacia atrás en dirección a los pies (las vértebras del cuello permitían este movimiento), mientras seguían su planeo rasante. De esta manera, el animal podía atrapar el pez con la punta de su pico y seguir planeando con una mínima perdida de energía. Uno de los problemas que más ha preocupado a los paleontólogos sobre los pterosaurios es sobre su medio de locomoción en tierra, es decir si eran capaces de detenerse en y caminar por tierra o lo hacían únicamente en algunos puntos elevados desde donde se lanzarían en sus planeos. En la película caminando entre dinosaurios se describe magníficamente cómo camina el gran pterosaurio. El descubrimiento cada vez más frecuente de icnitas (huellas fósiles) de pterosaurios de pequeño tamaño confirma que eran capaces de desplazarse por el suelo. Se ha sugerido que serían animales que evitaban las áreas arboladas por la fragilidad de sus alas. Las de los murciélagos, también son finas pero es difícil que se rasguen, y en el caso de rotura cicatrizan con rapidez, además, los murciélagos son capaces de volar a pesar de tener destacables agujeros en sus alas. Por tanto no es de extrañar que los pterosaurios también pudieran desplazarse entre los árboles. En el estudio del paleontólogo Unwin sobre las garras de Dimorphodon, muestra que éstas están adaptadas para sujetarse y trepar por los árboles. 8. AL FINAL: GEMIDOS O ESTALLIDO Los dinosaurios dominaron la tierra durante 150 millones de años, teniendo en cuenta que el hombre lleva en ella únicamente 100.000 años, nos damos cuenta que algo importante tuvo que suceder para que terminará tan larga historia. Para obtener respuestas es necesario reconstruir el registro fósil saber que sucedió en los últimos días antes del final. Una revisión de la bibliografía existente sobre la extinción de los dinosaurios nos permitiría llenar muchas estanterías. Incluso a alguno de nuestros lectores se le habrá ocurrido alguna hipótesis al respecto. En este punto siempre nos acordamos de un chiste en el que se ven cuatro ó cinco dinosaurios fumando de manera compulsiva. Debajo se puede leer una inscripción “La auténtica razón de la extinción de los dinosaurios”. Si nos olvidamos de la ideas jocosas, se han propuesto en trabajos más o menos unas 80 causas distintas en la extinción de los dinosaurios. Vamos a hablar de las que tradicionalmente y en la actualidad han tenido y tienen una mayor aceptación. Podemos agruparlas en varias categorías. - causas internas de los dinosaurios: Las especies llegan a extinción por causa de la reproducción, la gran talla, competición con otros vertebrados, especialmente los mamíferos - causas alimentarias: presencia de alcaloides de las plantas - agresiones biológicas: epidemias, parasitismo - causas climáticas: Cambio climático, bajada de las temperaturas - causas geológicas: regresiones marinas, erupciones volcánicas, desplazamientos del eje de rotación de la tierra, cambios de la presión atmosférica. - causas extraterrestres: meteoritos, cometas, supernovas, radiación cósmica. ALGUNAS IDEAS QUE PODEMOS DESCARTAR

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La mayoría de las ochenta causas están descartadas, bien porque no se pueden probar, bien porque hay datos que las hacen inviables. Sirva como ejemplo, algunas que podemos descartar. El Cretácico, el último período en que vivieron los dinosaurios es el momento de la proliferación de las plantas con flor (angiospermas). Una de las hipótesis tradicionales relaciona la muerte de los dinosaurios con la abundancia de estas plantas. Solo tenemos una manera de comprobarlo que es estudiando contenidos estomacales y los coprolitos y conocer si comían o no las angiospermas, y el impacto que podía tener en ellos estas plantas. Pero no tenemos respuesta a esto, ya que ambos tipos de fósiles son demasiados escasos para comprobar esta hipótesis. Una teoría parecida la ha relacionado con el aumento del polen en el aire y el consiguiente problemas de alergias. Aparte de la imposibilidad de comprobar estas teorías, la extinción del límite Cretácico-Terciario también afecto a numerosos microorganismos marinos que no tienen ninguna relación con las plantas terrestres Siguiendo con una visión humana del problema. Las plagas diezman a los ser humanos y presumiblemente a la vida en general. Incluso en la actualidad, enfermedades como el SIDA pueden diezmar a la población. Ha habido autores que han considerado la posibilidad de las epidemias. La practica escasez de la conservación de las parte blandas impide reconocer las enfermedades. De todas maneras en el grupo de los dinosaurios hay variedad de formas y es improbable que tuvieran similares sistemas inmunológicos. El tamaño gigante de algunos dinosaurios es algo que nos fascina, por esa razón también se argumentado que llegaron a tener un tamaño tan desmesurado que simplemente les resulto la vida imposible. Sin embargo los dinosaurios más grandes vivieron mucho antes de su desaparición, y además hay que recordar que hay muchos dinosaurios pequeños. Una teoría que durante mucho tiempo estuvo en boga, relaciona extinción con dificultades de los embriones para romper las cáscaras. Algunos huevos del Cretácico superior tienen una cáscara desmesuradamente gruesa. Sin embargo, se conocen huevos eclosionados en cáscaras gruesas, y aparentemente sin ningún problema para los embriones. En esta línea, hay investigadores que argumentan que el aumento de sustancias tóxicas en el aire por alguno de los procesos que vamos a hablar a continuación, podría concentrarse en las cáscaras y producir una verdadera trampa para los embriones. En la actualidad se invocan tres causas como las más probables en la extinción de lo dinosaurios: regresión del mar con la Desaparición de las plataformas marinas. Erupciones volcánicas masivas y un impacto extraterrestre. Estos tres eventos fueron de importancia excepcional al final del Cretácico, y coinciden de forma significativa con la extinción. Cada una de estas causas puede explicar parte de las extinciones en la transición entre el Cretácico y Terciario, pero no todas las evidencias disponibles, en particular el carácter selectivo de estas extinciones. No hay que olvidar que al final del Cretácico además de los dinosaurios desaparecieron organismos de todos los grupos. Vamos a plantear los dos escenarios más posibles involucrados en la extinción de los dinosaurios. UNA EXTINCIÓN GRADUAL Si pudiéramos ir al último día del Cretácico sería idéntico a los anteriores del último medio millón de años. La atmósfera estaría muy pesada, casi irrespirable como resultado de las erupciones masivas de los volcanes. En algunas partes, como en la India se habían acumulado en pocos miles de años casi dos millones de kilómetros cúbicos de lava, apilados en varios miles de metros de espesor. Estas erupciones del final del Cretácico son las mayores de la historia de la Tierra. Trillones de toneladas de partículas de polución, como son el dióxido de carbono, sulfuros etc., inyectados directamente a la atmósfera. Desde hacía tiempo se habían ido deteriorando las condiciones ambientales con la desaparición de las áreas costeras. En solo un millón de años la línea de costa se había desplazado hacía la cuenca oceánica, dejando al descubierta la mayoría de las plataformas

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marinas. Es precisamente en las plataformas marinas donde se produce la mayor parte de los nutrientes marinos que empezaban a escasear. Este proceso se había acelerado en los últimos 50.000 años. En tierra las plantas estaban sujetas a continuados episodios de lluvia ácida, que había hecho desaparecer numerosos bosques. El clima lenta, pero inexorablemente se había degradado, desde las idílicas condiciones subtropicales que habían sido las predominantes en toda la era de los dinosaurios. Los días eran cada vez más cálidos y las noches más frías. Estas condiciones, mezcla de falta de alimentos, cambio climático y envenenamiento termino por extinguir a los herbívoros y casi a la vez a los carnívoros EL ESCENARIO DE UN IMPACTO CATASTROFICO El escenario catastrófico sería muy diferente. Nos podemos imaginar una plácida noche de hace 65 millones de años, solo rota por el sonido del algún lejano Triceratops. Las condiciones ambientales serían las mismas que durante millones de años habían permanecido inalteradas en la costa este de Norteamérica. En ese momento, hacía el sur se vería una gran bola de fuego que se acercaba a la tierra a una velocidad que podía variar entre 80 y 250.000 kilómetros por hora. De manera instantánea atraviesa la atmósfera y se estrella muy cerca, de que hoy conocemos la península del Yucatán, en Méjico. Tal sería la violencia del impacto que se produjo un cráter entre 21 y 40 km. de diámetro. La explosión sería equivalente a 10.000 veces una explosión nuclear. El objeto extraterrestre cayo en el mar, lo que produjo una ola gigante (tsunami) que podría oscilar entre 75 y 90 metros de altura, que azoto a las costas de todo el mundo. Junto al objeto principal había multitud de pequeños e incandescentes que cayeron en muchas partes del mundo produciendo grandes incendios a nivel global. Durante meses la atmósfera se llena de partículas en suspensión que impiden la llegada de la luz solar. Las temperaturas sufrieron un bajón que duró entre 1 y 6 meses produciendo la muerte de los dinosaurios en un instante en términos geológicos. EL MISTERIO DEL ASESINATO El misterio del asesinato del final del Cretácico es uno de los problemas más fascinantes para los científicos y el público en general. A pesar del gran número de claves. Cual es de las tres razones es la responsable todavía no esta clara. El jurado compuesto por la comunidad científica aún no ha dado su veredicto. Muchos piensan que el impacto es el responsable, otros que la actividad volcánica o incluso la combinación de ambos. El registro geológico nos indica que cada uno de los tres eventos ha sido el mayor de la historia de la tierra. Por otra parte ninguno de los tres explica por separado el proceso de la extinción. Como hemos visto en el escenario anterior, los efectos del impacto operaron durante un período de varios meses, sin embargo el volcanismo y el cambio del nivel del mar operaron durante miles de años. En realidad el problema radica en una cuestión de tiempo que nos tiene que solucionar el registro geológico. Para poder diferenciar cómo actuaron estos tres eventos en la extinción de los dinosaurios debemos tener una buena documentación del registro de dinosaurios del Cretácico superior a nivel mundial ¿Pero la tenemos? DONDE ESTA EL LÍMITE CRETÁCICO-TERCIARIO En primer lugar hay que situar el límite entre el Cretácico-Terciario. Permítanos la licencia, pero no hay un letrero en el campo que diga hasta aquí el Cretácico y hasta aquí el Terciario. Una de las tareas más complicadas de los geólogos es situar los límites entre los períodos geológicos. El del Terciario se encuentra en un corte geológico de Túnez donde se localizo fuerte concentración de Iridio. Este pico de Iridio es precisamente el criterio más utilizado para situar el límite, pero no es tan sencillo. Esta fuerte anomalía de

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Iridio solo se encuentra en rocas marinas y en rocas continentales del centro de Estados Unidos. En el resto del mundo no tenemos este criterio para situar el límite y lo tenemos que hacer por correlación. En muchos casos no sabemos exactamente donde está el límite y esto trae una cierta incertidumbre para abordar la extinción de los dinosaurios. Tradicionalmente se ha considerado que si había dinosaurios eran rocas del Cretácico, y que cuando desaparecían eran Terciarias. El problema es que se daba como hecho que ningún dinosaurio sobrevivió a la gran extinción, y esto al menos hay que probarlo. Lo primero que vamos a hacer es buscar a los últimos dinosaurios. DONDE ESTAN LOS FÓSILES DE LOS ÚLTIMOS DINOSAURIOS La gran mayoría de los dinosaurios que conocemos del final del Cretácico provienen de los espectaculares yacimientos del Centro de Norteamérica, en EUA y Canadá. En las “bad lands” de Montana y Alberta afloran horizontales sedimentos que contienen la mayor concentración de yacimientos de dinosaurios que se conocen. En esta área se puede reconocer el pico de Iridio que marca el límite. Aparentemente tenemos la historia detallada de los últimos instantes. Si encontráramos abundantes restos de dinosaurio en al límite y por encima ninguno, la respuesta sería sencilla el culpable fue el impacto. Sin embargo, nunca se ha encontrado un hueso asociado al límite. El esqueleto más cercano se descubrió dos metros por debajo del límite. Incluso se han encontrado dientes de dinosaurios por encima del límite, que se han interpretado como erosionados de rocas más antiguas. Vamos a seguir hurgando el problema. Hay dos formaciones geológicas famosos entre los aficionados que contienen los últimos dinosaurios norteamericanos , una es la "Judith River Formation" de Alberta (Canadá) donde se han registrado más de 30 géneros de dinosaurios. Por encima esta la "Hell Creek Formation" donde se sitúa el límite, en la cual el número disminuye a una veintena de géneros. A pesar de esta disminución la fauna de la Formación Hell Creek está bien diversificada y dominada por ceratópsidos, hadrosáuridos evolucionados y tiranosáuridos, pero otros grupos (hipsilofodóntidos, anquilosáuridos, paquicefalosáuridos, dromeosáuridos, troodóntidos, elmisáuridos) también están representados. La reducción de diversidad antes del Maastrichtiense superior también ha sido observada en los demás grupos de reptiles. Tales diferencias no se pueden achacar a problemas de muestreo, ya que ambas formaciones han sido intensamente muestreadas en los últimos 100 años. Por tanto podemos afirman que las especies de dinosaurios van disminuyendo al final del Cretácico en La formación Hell Creek, pero antes del límite había dinosaurios. QUE SUCEDE EN EL RESTO DEL MUNDO En el resto del mundo los yacimientos del final del Cretácico (Maastrichtiense) son pobres en dinosaurios, y en la mayor parte de los casos es difícil situar el límite CretácicoTerciario, por lo que suele haber polémicas respecto a sus resultados. Además los dinosaurios que encontramos fuera de Norteamérica son diferentes, por lo que nos queda la duda si en Norteamérica son singulares o lo son en el resto del mundo. En Asia, las dataciones palinológicas de la Cuenca de Nanxiong en China, indican que hay cáscaras de huevo de dinosaurio por encima del límite (pero no se ha encontrado el pico de Iridio). En los depósitos basálticos del Deccan y capas infrayacentes (Formación Lameta) del Maastrichtiense superior de la India se ha encontrado una variada representación de titanosáuridos y abelisaurios. En el “Maastrichtiense” de África y Sudamérica hay fundamentalmente titanosáuridos y abelisáuridos como dinosaurios más característicos. Nos falta Europa, lo hemos dejado para el final, ya que a los europeos nos queda dar la medida como en otros aspectos de la investigación a los americanos. Al final del Cretácico, Europa estaba formada por serie de islas separadas por un mar poco profundo. En los últimos años estamos empezando a desentrañar la historia de estos últimos dinosaurios. Desde principio de siglo se conocen los ricos yacimientos de Rumania. Pero en la

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actualidad empiezan a ser muy importantes los del Pirineo. Tanto en la parte francesa y española se están haciendo descubrimientos que pueden complementar y en el futuro competir con los norteamericanos. ARENY, LA MAGIA DEL CRETÁCICO Areny (Aren) es una bella localidad oscense de la Ribagorza Oriental que puede resultar una de las piezas claves para saber que les sucedieron a los últimos dinosaurios. En un capítulo anterior comentamos sobre las excavaciones que desde hace cuatro años venimos desarrollando en varios yacimientos, pero ¿por qué son tan importantes estos descubrimientos? La respuesta esta bien resumida en el titular de prensa que acompaño a la noticia del descubrimiento hace varios años. “Descubiertos los dinosaurios más jóvenes”. Esta es la clave, habíamos descubiertos los dinosaurios más jóvenes de toda Europa y sobre todo los mejores yacimientos. Los que se conocían de edad parecida en otras partes de los Pirineos tenían un material escaso y fragmentario, sin embargo los yacimientos de Blasi (así los bautizamos) escondían piezas extraordinarias. De este proyecto van a escuchar muchas noticias en el futuro, ya que pretende ser ambicioso, por lo que aglutinado además de investigadores del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, a la Universidad Complutense de Madrid y empresas privadas como Paleoymas y Geoprep. Pero sin la ayuda personal de los vecinos de Areny y económica de instituciones como el ayuntamiento, la DPH o la DGA este proyecto no se podría realizar. Blasi 1 es un yacimiento muy espectacular ya que en una superficie de varios miles de metros cuadrados de arena blanca se encuentran cortados por la erosión los huesos de los dinosaurios. Son restos de hadrosáuridos comidos por depredadores, posiblemente cocodrilos. Por esta razón nos encontramos los huesos fragmentados, pero el primer año dimos con una de esas piezas que valen una excavación. Son varios fragmentos de cráneo de un hadrosáurido, incluyendo la mandíbula y el maxilar. Creemos que es una especie nueva y estamos a la espera de confirmarlo cuando podamos compararlo con material más completo de Norteamérica. Pero el nivel que más alegrías nos da cada año es Blasi 3. En este yacimiento se han encontrado más de 200 huesos de varios dinosaurios diferentes. Hay partes de todo el cuerpo, de la cabeza, del cuello, del cuerpo, de la cola y de los miembros. Una de nuestras problemas es conocer si pertenecen a la misma especie que el de Blasi 1 o es otra diferente. Lo que si les podemos adelantar que de uno de los dinosaurios de Blasi 3 hemos recuperado casi el 50% de su esqueleto. Conforme el material se va limpiando en el laboratorio nos llevamos nuevas sorpresas. Al día de hoy tenemos la confirmación que en los cinco yacimientos de Blasi están representados al menos seis especies de dinosaurios: tres terópodos de pequeño tamaño (dos dromaeosáuridos y un "euronicodóntido"), dos hadrosáuridos distintos y un saurópodo titanosáurido. LOS DINOSAURIOS DEL PIRINEO El registro de dinosaurios del Pirineo muestra, en primer lugar, que los dinosaurios no desaparecen en esta región dos millones de años antes de límite, en contra de lo que algunos investigadores habían apuntado. En segundo lugar, muestra una relativa diversidad de dinosaurios en Europa al final del Cretácico Comparando los dinosaurios de Huesca con los de otros yacimientos de Europa Occidental, se encuentran diferencias y similitudes. Los yacimientos de Areny son los más ricos en número de restos y diversidad del final del Cretácico de Europa occidental, ya que aparecen agrupados en una localidad los dinosaurios que parcialmente se encuentran en yacimientos aislados. En Areny, como en los yacimientos franceses, holandeses y belgas, los dinosaurios más abundantes del Maastrichtiense son los hadrosáuridos. Además de Areny, hay otros yacimientos en el Pirineo de Huesca, precisamente en uno de ellos que esperamos poder excavar en los próximos años se ha encontrado un gran fémur de un saurópodo. Precisamente esta es

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una singularidad de los yacimientos de Huesca, ya que hasta el momento no se había documentado la presencia de estos gigantes tan cerca del límite con el Terciario en ninguna otra parte del mundo Y AL FINAL QUE SUCEDIO. Para conocer la causa que produjo la extinción de los dinosaurios, en primer lugar debemos saber si desaparecieron brusca o gradualmente. El registro de dinosaurios del final de Cretácico es escaso a nivel mundial. Solo dos áreas parecen aportar información fiable sobre los patrones este problema: el “Western Interior” de Norteamérica y los Pirineos en Europa. En ambas áreas se observa una importante disminución de especies de dinosaurios a lo largo del final del Cretácico, que se aceleró un poco antes o en el límite. Por el momento no tenemos suficientes datos para dar respuesta a este significativo matiz. Sin duda nuestros trabajos en el Pirineo de Huesca puede arrojar luz en este problema. Independientemente del matiz, lo que no se puede negar es que la extinción de los dinosaurios fue catastrófica en términos geológicos, independientemente que se prologara durante varios miles de años o varios meses. Pero el lector pensará que nos podríamos mojar, y tienen razón, nosotros pensamos que resulta un poco infantil el escenario idílico en el que vivían todos los dinosaurios en armonía y cayo un meteorito para extinguirlos. Pensamos que de una u otra manera tenía que haber afectado el gran volcanismo y los cambios del nivel del mar, quizás el meteorito acelero un proceso que por otra parte era irreversible, la extinción de los dinosaurios. Pero nuestro lector es libre de pensar lo más adecuado.

DESCUBRIENDO DINOSAURIOS 1. QUÉ ES UN DINOSAURIO Retamos al lector a decirnos qué es un dinosaurio. Seguramente se encontrará con dificultades ya que no es nada fácil, incluso para los paleontólogos determinar donde empiezan y terminan los dinosaurios. Estos organismos son exclusivamente fósiles y dominaron la tierra firme durante 165 millones de años (Mesozoico). En la mayoría de los casos solo se conocen por sus huesos y sus dientes. Las partes blandas del cuerpo, la piel, los músculos y otros órganos solo se conservan en casos excepcionales. Por esta razón la identificación de los dinosaurios se hace del estudio de estas partes duras y su reconocimiento se tiene que realizar a partir de los huesos y dientes. Las películas como Parque Jurásico han logrado aparcar del conocimiento popular la imagen clásica de animales lentos, torpes y sin inteligencia, pero hay más ideas preconcebidas que es necesario desterrar. Una de ellas es su tamaño, ya que los había más grandes que una ballena, pero también tan pequeños como una gallina. Los había que iban a dos y a cuatro patas etc., formando uno de los grupos de vertebrados más diversos que han existido sobre la tierra firme, ya que ninguno colonizo el mar ni el aire. No se conoce ningún dinosaurio que presente adaptaciones para la natación (como ocurre con las focas entre los mamíferos) y mucho menos para estar toda su vida en el agua, como podrían ser los delfines entre los mamíferos actuales. Tampoco desarrollaron estructuras para el vuelo, que si lo hicieron otros reptiles del Mesozoico. Sin duda el lector se sorprenderá de esta afirmación, ya que la cultura popular ha incluido a otros grandes reptiles de la época de los dinosaurios, al considerarlos como grandes monstruos de las profundidades marinas o de los cielos. Como vamos a ver en los próximos días la gran diversidad de formas aparentemente dificulta definir exactamente lo que es un dinosaurio y separarlo de otros reptiles, pero

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tienen unos caracteres distintivos (novedades evolutivas) que permiten hacerlo. A lo largo de la historia de la vida los dinosaurios han ido cambiando, pero poder estudiar esta evolución el paleontólogo tiene que reconocer las novedades que han sufrido, algo parecido a tener un collar exclusivo que únicamente lo tiene una persona que la diferencia de las demás. Son precisamente estas diferencias (novedades) lo que nos ayudar a clasificar a los organismos. Vamos a ir viendo en lo que es igual a otros reptiles y en las novedades que se diferencia de ellos Los dinosaurios tenían una espina dorsal protegida por una columna vertebral, lo que nos permite identificarlo como un vertebrado. Su piel estaba cubierta de escamas con cuatro extremidades y ponían huevos como el resto de los reptiles. La primera utilización de la palabra Dinosaurio (los grandes y terribles reptiles) fue hecha en 1842 por el gran paleontólogo inglés Richard Owen. Este investigador tuvo una gran intuición ya que reconoció a los restos de los grandes reptiles que iban apareciendo en el Jurásico de Inglaterra como un grupo diferente y desconocido. El nombre de dinosaurio introdujo el factor del tamaño (los grandes), sin embargo como veremos en próximas entregas en el Mesozoico (La época de los dinosaurios) había otros grandes reptiles marinos que se diferenciaban de los dinosaurios entre otros caracteres por su estructura de los huesos de la cadera. Richard Owen estaba definiendo un grupo monofilético, un término complejo que en el siglo pasado no estaba inventado. El lector lo va a entender fácilmente: Todos los dinosaurios tienen el mismo origen, algo así como que todos provienen de un Adán y una Eva. Si consideramos la evolución de los dinosaurios como un árbol, en los extremos nos encontramos organismos tan diferentes como un gran dinosaurio de 40 toneladas u otro de pocos kilogramos de peso. Si investigamos como eran sus ancestros (bajamos en el árbol) las ramas se van juntando hasta llegar a un tronco común que sería el primer dinosaurio. ¿Pero como diferenciamos a un dinosaurio de los otros reptiles?,, dicho de otra manera de otros árboles. Los cambios que sufrieron los dinosaurios en su diferenciación de otros reptiles están en relación con la locomoción. Mejoraron notablemente su capacidad de moverse respecto al resto de los reptiles. Las novedades evolutivas de los dinosaurios se centran en cambios de su cadera y sus patas traseras. Si nos fijamos en el movimiento de una lagartija veremos que va describiendo arcos hacía los lados cuando anda. Esto es una consecuencia de tener las patas separadas del cuerpo. Esta disposición primitiva dificulta movimientos rápidos y que el crecimiento desmesurado. Si nos fijamos en cualquier reconstrucción de una dinosaurio veremos que tienen las patas directamente debajo del cuerpo de manera similar a un mamífero. Si nos fijamos en nuestro perro, veremos que tiene las patas directamente debajo de su cuerpo, de igual manera las tenían los dinosaurios. De esta manera las patas actúan como pilares que pueden soportar el peso de un animal grande. Además le permite dar pasos muy largos y tener un menor gasto energético. Los ancestros de los dinosaurios fueron cuadrúpedos, pero a lo largo de la evolución los dinosaurios evolucionaron hacía la verticalidad, al igual que hizo Homo sapiens a partir de sus primates ancestros. Los dinosaurios alcanzaron la verticalidad cuando el giro del fémur la y la rótula cambió hacia el interior (antes giraba hacia afuera como sigue ocurriendo en los reptiles actuales), lo que les permitía andar a dos patas. El hueso del dedo central del pie era más largo que el resto de los dedos. Al quedar liberadas las dos manos podían utilizarse para procurarse la comida, especialmente útil en organismos carnívoros como fueron los primeros dinosaurios.

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2. VAMOS A ORDENAR Y CLASIFICAR A LOS DINOSAURIOS Cuando en la droguería vemos un armario de cajones lleno de tornillos y pedimos que nos vendan 10 de aluminio, cabeza plana, 0,5mm de diámetro y 20mm de largo, el vendedor se dirige a uno de los cajoncitos, lo abre y nos entrega los diez objetos, idénticos entre sí, que le hemos pedido. Si algún accidente hiciera caer todos los cajones y se mezclaran sus contenidos, con no poco esfuerzo (y hastío) se volvería a colocar los tornillos en sus respectivos lugares sin más que mirar su tamaño, composición y forma de la cabeza. Sin ser tan dramáticos, no hace falta ningún accidente para que los tornillos nuevos que llegan a la tienda para reponer existencias, sean colocados sin mayores problemas en su cajón o casilla correspondiente. Este proceso que nos permite ordenar y clasificar tornillos es un ejercicio que requiere conocer ciertas características técnicas, como las antes mencionadas y lo que para cualquier cliente pudiera resultar difícil y lento pues se tiene que leer todas las etiquetas del nuevo pedido, para el dependiente es inmediato con sólo echar un rápido vistazo al tornillo. Clasificar es ordenar y reunir en el mismo grupo (no se pueden sumar clavos de hierro con tornillos de aluminio) los objetos que tienen la misma forma, tamaño y composición, esta es una clasificación llamada natural. Ordenar y clasificar dinosaurios es una tarea bastante más compleja pues como todos los seres vivos y que han vivido tienen una historia detrás, una memoria paleontológica que les ha llevado hasta la forma y atributos que le son propios y exclusivos de cada grupo natural (o monofilético) a través de una serie de cambios acaecidos en el curso de su evolución durante cientos, miles, o millones de años. Por si esto fuera poco, los fósiles tienen además una historia tafonómica, que podríamos resumir como la historia de todos los procesos que transforman un animal desde su muerte hasta que lo encontramos fósil en el terreno, durante una prospección de campo o una excavación. Del trabajo de un paleontólogo para reconstruir la historia tafonómica de los fósiles de dinosaurios hablaremos en otros capítulos, cuando expliquemos cómo se excava y se reconstruyen los hechos que han permitido el traslado de un organismo que vivió hace millones de años, hasta nosotros, a través del tiempo geológico. En este artículo vamos a exponer cuál es nuestro método, el método científico de clasificación en paleontología y su aplicación al estudio de los dinosaurios. Las características que se utilizan en clasificación en paleontología son aquellas que tienen un significado filogenético, es decir aquellas que nos permiten reconstruir la historia de las relaciones de familia y que se denominan caracteres; los distintos pasos evolutivos por los que pasa un carácter se denominan estadios evolutivos. En la práctica utilizamos los caracteres morfológicos que se pueden observar mejor, en el caso de los dinosaurios sólo los huesos (como ya hemos comentado) nos permiten hablar de la evolución de los caracteres. En el análisis de los caracteres es necesario asignar un grado de evolución que permita distinguir lo “viejo” o primitivo de lo “nuevo” o derivado. Vamos a dar un ejemplo, lo primitivo y derivado, en la evolución de la cultura humana, podemos verlo con la evolución de los recintos destinados a los grandes espectáculos en los que pueden participar a la vez cientos o miles de personas (la televisión no vale); sabemos que los romanos construían enormes edificios destinados a seguir las peleas mortales entre gladiadores, espectáculo que seguían con igual interés emperadores, senadores y pueblo llano. El coliseo romano es el estadio primitivo del campo de fútbol; el carácter es el estadio o lugar de celebraciones multitudinarias, los estadios evolutivos serían coliseocampo de fútbol. Diríamos que este carácter tiene dos estadios 0 y 1, pues utilizamos la nomenclatura binaria para poder trabajar los caracteres con ayuda de un ordenador pues se manejan cientos de datos. Una de las partes del esqueleto de un dinosaurio que mejor fosiliza es la cadera, mejor dicho, los huesos que la forman, el ilion, el pubis, el isquion, así como la disposición de los tres huesos. La cadera evoluciona hacia la cadera saurisquia con el pubis, isquion e ilion

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orientados hacia delante, atrás y dorsal respectivamente y hacia la cadera ornitisquia con el pubis e ilion orientados hacia atrás, es decir hacia la cola del animal. Hace 200 millones de años, casi al comienzo de su existencia los dinosaurios se dividen ya en Saurisquios y Ornitisquios, los cuales se distinguen por la posición de los huesos de la cintura pélvica como ya hemos dicho. Los dinosaurios llegaron a ser organismos tan especializados, que generalmente pueden llegar a clasificarse a nivel familiar con casi todas las partes del esqueleto. Sin embargo para poder identificarlo a nivel de especie es necesario tener una gran parte del esqueleto. En algunos grupos hay partes que son más importantes a la hora de identificarlos. Por ejemplo en los dinosaurios carnívoros un solo diente puede ser suficiente para clasificarlos correctamente, sin embargo una vértebra puede no ser diagnóstica. En general, cuantas más partes del cráneo tengamos, más nos acercamos a identificarlo correctamente. Se puede dar una clasificación general de los dinosaurios que nos va a servir de guía en las próximas guías. Dinosaurios saurisquios: (cadera de reptil) se dividen en Sauropodomorpha, son herbívoros, la mayoría cuadrúpedos y tanto el cuello como la cola bien desarrollados. Theropoda incluye a todos los dinosaurios carnívoros. Es el grupo a partir del que evolucionan las aves. Los Ornitischia (cadera de ave) son todos herbívoros y hay tres grandes grupos: Thyreophora incluye a todos los dinosaurios acorazados como Ankylosauria y Stegosauria. El segundo grupo son los Marginocephalia que incluye a todos los dinosaurios con cuernos (Ceratopsia) y los Ornithopoda que incluye a dinosaurios tan conocidos como son los Iguanodontia y los Hadrosauridae. 3. CAZANDO DINOSAURIOS Vivimos en una pequeña localidad cercana a Zaragoza, que se llama Sobradiel. Como es una comunidad pequeña no es raro que nuestros vecinos, que conocen nuestras andanzas, nos pregunten si vamos a encontrar dinosaurios en las proximidades del pueblo. Nuestra respuesta es siempre parecida, en Sobradiel no vamos a encontrar, muy a pesar nuestro, dinosaurios (aunque, ¿quién no desearía tener un dinosaurio en su jardín?). Hay amigos que nos miran con incredulidad, como diciendo y ¿cómo pueden saberlo, si no han excavado aquí nunca?. Lo sabemos porque Sobradiel, como Zaragoza se asienta en materiales cuaternarios que ha ido depositando el río Ebro a su paso. Haría falta profundizar varios cientos de metros para llegar a rocas que pudieran tener dinosaurios. Es por tanto necesario tener estos conocimientos geológicos, antes de ponernos a prospectar el terreno a la búsqueda y captura del dinosaurio. En pocas palabras: sabemos dónde tenemos que buscar, nuestros hallazgos no se deben a la suerte o al azar. Cuando se quiere hacer una prospección paleontológica con el fin de encontrar dinosaurios lo primero que hacemos los paleontólogos es estudiar los afloramientos con rocas de la Era Secundaria (entre los 240 y los 65 millones de años). Ni en materiales más antiguos, ni más modernos podemos encontrar restos de dinosaurios. Además aunque tengan esa antigüedad no nos valen todos, ya que sabemos que los dinosaurios vivían en tierra firme, por tanto nuestra búsqueda se limitará a las rocas de la Era Secundario (Triásico, Jurásico y Cretácico) formadas en medio continental, como son los ríos, lagos, o en zonas costeras donde podían ir los huesos de dinosaurios transportados. En Aragón son especialmente abundantes las rocas de esta edad en la Cordillera Ibérica. Esta es la razón por la que se han encontrado, y se encontrarán todavía muchos más, restos de dinosaurios en la provincia de Teruel. Hay ocasiones en las que personas aficionadas a la Paleontología hacen descubrimientos fortuitos de restos de dinosaurios. El buen aficionado lo comunicará a la Dirección de Patrimonio Paleontológico y Arqueológico de la Diputación General de Aragón y el mal aficionado se pondrá a excavar inmediatamente. No es que nadie pueda excavar,

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un profesional tampoco excava cuando hace un descubrimiento, pero ésta es otra historia que desarrollaremos en el siguiente capítulo: “Desenterrando dinosaurios”. El descubrimiento de los dinosaurios forma parte de programas de investigación en los que se planifica previamente lo que se pretende hallar y porqué y especialmente porque nos hemos planteado una hipótesis de trabajo cuya ratificación o desmentido será posible con los nuevos hallazgos. A veces el descubrimiento de los dinosaurios es un hecho fortuito por parte de buenos aficionados, o de obras públicas y se requiere la inmediata actuación de los profesionales (que son avisados por la Dirección de Patrimonio de la DGA) para evitar que los restos expuestos por la erosión o las obras puedan perderse. Nosotros, y la comunidad aragonesa, les debemos mucho a los buenos aficionados, de los malos aficionados mejor no hablar. ¿CUÁNDO SE PLANIFICA UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN EN DINOSAURIOS? ¿Porqué nos interesamos por los dinosaurios? Cuando nos hacemos esta pregunta, creo que honradamente debemos contestar que porque nos gustan, o al menos esa es la motivación inicial, el sueño infantil, de adolescente o de adulto hecho realidad. Particularmente no podemos decir que quise estudiar dinosaurios desde que mi padre me llevó a los 5 años a visitar el Museo de Historia Natural de Nueva York como escribe Stephen Jay Gould, pero sí que cuando vi. por primera vez los enormes huesos y las huellas de dinosaurios de Galve nos sentimos inmediatamente atraídos por los grandes vertebrados del Mesozoico. Y entonces es cuando se planifica un proyecto de investigación. CAZANDO DINOSAURIOS La prospección geológica es la base del descubrimiento de nuevos yacimientos de dinosaurios. Cuando ya hemos recopilado toda la información bibliográfica, es decir que conocemos dónde afloran los sedimentos y las formaciones geológicas en los que podemos encontrar dinosaurios o huellas de su actividad como pisadas y cáscaras de huevo, hacemos una prospección paleontológica que consiste en “peinar” el terreno acotado palmo a palmo. Durante la prospección nunca se excava, como mucho se recoge algún fragmento en superficie que sea susceptible de ser destruido por la erosión o el paso de animales y vehículos si se encuentra en una vía de paso. La prospección nos sirve para acotar aún más el terreno en el que podamos planificar eventualmente alguna excavación. Las capas geológicas en las que se encuentran los dinosaurios pueden a veces tener decenas de metros y entonces tenemos que elegir el lugar de la excavación en función de factores como la mayor acumulación de restos o, y no es menos importante, el lugar técnicamente más asequible. En la mayoría de los casos, un hallazgo es un hecho aislado y es necesario excavarlo en el lugar donde se ha encontrado. Nuestro amigo Jean le Loeuff, el director del Museo de dinosaurios de Esperaza (sur de Francia) nos dijo una vez cuando hablábamos de esto, si yo encuentro una cáscara de huevo en prospección sé que voy a tener un nido entero. El optimismo de Jean no siempre se ve recompensado y en muchos casos una esquirla de hueso no nos proporcionan el dinosaurio entero, ni el diente el cráneo completo pero sí es normal que cuando encontramos esquirlas de huesos o fragmentos de cáscaras vamos a encontrar más fósiles en el mismo sitio. Así que los pequeños fragmentos en superficie son ya un buen indicio de un posible yacimiento de dinosaurios. La decisión de dónde, cómo y cuando se excava se toma después de un cuidadoso análisis del terreno y de las posibilidades técnicas con las que contamos. Aragón es una comunidad privilegiada en la caza de los dinosaurios por varios agentes ajenos a nuestra ciencia: hay pocos habitantes y por tanto la posibilidad de encontrar un dinosaurio en el jardín es menor (nadie va a permitir que le excaven un dinosaurio debajo de su casa), no hay demasiada cobertura vegetal por lo que la prospección es

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relativamente sencilla y sobre todo, porque tenemos los mejores profesionales trabajando en paleontología en Aragón, que ayudados por los buenos aficionados han podido sacar adelante proyectos como el de Peñarroya, Arén, Galve y un largo etcétera de futuro que, por el momento no podemos revelar.

4. DESENTERRANDO DINOSAURIOS Uno de los momentos más emocionantes en el trabajo de un paleontólogo es cuando empiezan a desenterrarse hueso a hueso, un esqueleto articulado de un dinosaurio. Hasta el momento hemos disfrutado de ese momento en dos excavaciones, que son en Peñarroya de Tastavins (Teruel) y en Arén (Huesca), de las que hablaremos en capítulos siguientes. Pero este momento no llega del fruto de la improvisación, sino de un trabajo preliminar que es necesario conocer. Una vez localizado el punto a excavar, como explicamos en el número anterior, el siguiente paso es pedir los permisos correspondientes. La legislación cambia de país en país, pero en general siempre es necesario pedir una autorización del gobierno. La Comunidad aragonesa tiene las competencias sobre el patrimonio paleontológico, por lo que es necesario hacer una solicitud, que incluye el permiso del dueño del terreno, un detallado proyecto de la actuación que se propone y un aval de una institución científica. No hay que olvidar que la excavación de dinosaurios es una investigación, como puede ser las que se hacen sobre el Sida, y para los paleontólogos no es entretenimiento, sino su trabajo. El Departamento de Cultura de la DGA da el permiso correspondiente con el compromiso de depositar el material en un plazo razonable que se utiliza para estudiarlo en el Museo. Hasta el año 2000 se hacía en el Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, el único museo paleontológico de nuestra comunidad. Además si considera adecuado apoya económicamente el proyecto. Una vez hecho el papeleo nos ponemos manos en la obra. Para excavar dinosaurios se necesita un equipo paleontólogos preparados. Por nuestra experiencia pensamos que el equipo más eficaz esta formado por 6-7 paleontólogos que puede estar ayudado por 2 o 3 aficionados o estudiantes. En una excavación todo debe funcionar como un reloj, cada uno tiene que tener una misión especifica y siempre bajo la supervisión del director. Es muy divertido extraer huesos, pero si no lo hacemos bien, no tendremos la información para poder hacer la reconstrucción del yacimiento. En primer lugar se delimita el área de excavación. Esta área va a depender del yacimiento, pero también de nuestras posibilidades económicas, ya que únicamente se debe comenzar la excavación, en las partes que se supone que se puede acabar. Una excavación de dinosaurios supone aproximadamente un millón de pesetas por semana, dinero que es de todos y que no debe ser desperdiciado. La parte del yacimiento que vamos a excavar se divide en cuadros de 1 metro de lado. En rocas blandas se utiliza goma elástica, así cuando hay los inevitables tropezones no se destruye la cuadrícula. Si la roca es dura se puede pintar encima con tiza o con pintura. Cada cuadrícula tiene un número y una letra, siguiendo el mismo esquema que cuando jugamos a los barcos. Por ejemplo el cuadro J4. Cada fragmento de hueso que se obtiene se sitúa en la cuadrícula y se le pone un número. Debe de haber un paleontólogo (“El cajonero”) que sea el encargado de anotar cada una de las incidencias de la excavación. Va adjudicando el número y va haciendo un pequeño mapa donde sitúa los restos. En el caso que sean los huesos largos se mide la orientación que tienen, para conocer si fueron transportados por una corriente. La interpretación de un yacimiento es muy diferente si todos los huesos de un yacimiento están enteros o articulados, que si la mayoría son esquirlas o fragmentos transportados. Por eso es fundamental recuperar cada pista que nos da el yacimiento.

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Los huesos fósiles son frágiles, por lo que es necesario utilizar técnicas específicas para extraerlos para que se dañen lo menos posible. Se utilizan consolidantes como el Palaroid que compactan el frágil hueso. En realidad son pegamentos que están diluidos en disolventes que facilita que penetre en el fósil. Cuanto mayor sea esta penetración, mejor es el consolidante. Para pegar los fragmentos del fósil hay que elegir cuidadosamente el adhesivo. En el campo se trabaja en muchas ocasiones bajo condiciones difíciles, lo que dificulta mucho que el pegado sea el más adecuado. Por esta razón se suele utilizar pegamentos como el popular Imedio, que luego en el laboratorio puede retirarse disolviéndolo con acetona. Cuando ya se quiere que la unión sea definitiva, se utilizan Cianocrilatos, como Loctite, para los huesos pequeños y que tengan un corte limpio. Si hay que pegar un hueso grande se utilizan resinas sintéticas que son el adhesivo más poderoso y a la vez rellenan los huecos que quedan en las roturas. En la extracción de los huesos del yacimiento se utilizan distintas técnicas, la más estándar es hacer momias. En primer lugar delimitamos por completo el hueso y excavamos por los lados hasta llegar a un nivel por debajo del fósil. Empezamos a excavar por debajo del fósil, siempre teniendo mucho cuidado que no se nos caiga encima. El siguiente paso es hacer tapar la parte del hueso que esta expuesta con un armazón de escayola o de espuma de poliuretano. Una vez seco, con ayuda de unas palancas se le da vuelta a la momia. De esta manera extraemos el hueso entero y protegido por la escayola. Esta momia se limpia en el laboratorio. En general, cuanto menos se limpien los huesos en el campo es mejor, ya que la matriz que los contiene es la mejor protección para el transporte. Como resumen, mi querido aficionado a los dinosaurios, si alguna vez se encuentra unos huesos dinosaurio, debe en todo momento evitar excavar estos restos, en primer lugar porque la ley lo prohíbe, pero sobre todo por el sentido común. Es muy sencillo ponerlo en conocimiento de las autoridades pertinentes. Los fósiles de dinosaurios son excepcionalmente escasos y muy frágiles. Es necesario unos medios en la excavación que impida la recogida de datos fundamentales para los estudios posteriores. El paleontólogo recoge absolutamente todos los restos, y la pieza maravillosa no deja de ser una más. Sin embargo una persona sin la suficiente preparación tiende a recoger la pieza pudiendo destruir una valiosa información imprescindible para la reconstrucción del lugar donde vivían los dinosaurios.

5. EL PRIMER DINOSAURIO: “SCROTUM HUMANUM” Las leyendas de los países europeos están repletas de dragones y gigantes. Muchas de ellas nacen como consecuencia de los frecuentes descubrimientos de grandes huesos de vertebrados fósiles, fundamentalmente de mamíferos del Cuaternario. Los estudiosos a lo largo de los siglos los atribuían a restos de los elefantes de Aníbal o de los ejércitos que le enfrentaron, en una interpretación fantástica, aunque cercana a la realidad. Sin embargo la hipótesis histórica se encontraba enfrentada con los partidarios de la gigantología, muy en boga en Europa hasta el siglo XVIII. Se basaban en la Mitología, las Sagradas Escrituras y en otras fuentes que afirmaban la presencia de gigantes. En estas interpretaciones había un total desconocimiento de la anatomía de los vertebrados. Hoy en día conocemos que son muy diferentes los huesos de un elefante a los de hombre, sin embargo hace 3 ó 4 siglos apenas se conocía la morfología del ser humano. En este contexto se encontró y documento el primer hueso de dinosaurio. El reverendo inglés Robert Plot publicó en 1676 una obra titulada “Natural History of Oxford-shore being an essay toward the natural history of England”. Plot, el primer conservador del Ashmolean Museum de Oxford describía con mucho detalle las curiosidades naturales que había encontrado en los alrededores de Oxford. La mayor parte del libro trababa sobre la descripción de los fósiles de invertebrados que iba encontrando.

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Plot consideraba que los fósiles eran el resultado de la “vis plastica” del interior del roca, y por tanto nada que ver con una posible naturaleza orgánica. Esta idea de una fuerza misteriosa capaz de formar objetos semejantes a seres vivos en el interior de las rocas no era nueva. Muchos autores la habían aplicado desde la Edad Media. Como ejemplo el anatomista italiano Falopio (más conocido por haber descubierto las trompas que llevan su nombre y que sirven de desembocadura de los ovarios) había explicado de este modo los hallazgos de colmillos fosilizados de elefantes. Volviendo a Plot, en su libro figura un hueso grande y enigmático recogido en una cantera de Cornualles. Lo más interesante es que lo considero de naturaleza orgánica, por lo marca unas importantes diferencias con el resto de los fósiles. La traducción de su descripción más o menos sería esta: “Tiene exactamente la misma forma que la parte inferior del hueso correspondiente al muslo de un hombre, o al menos, del de cualquier animal”. Esta claro que lo considera como un hueso petrificado y no como un juego de la naturaleza. Argumenta que es improbable que este gran tamaño se haya producido durante los procesos de petrificación, y por tanto es su tamaño auténtico. A partir de este momento comienza un auténtico trabajo de argumentación que mezcla las observaciones sobre el hueso de Cornuelles y sobre otros huesos gigantes encontrados en Gran Bretaña. En primer lugar considero “que era de algún elefante llevado a esa región durante la dominación romana”, pero lo descarto por tres razones: en primer lugar la ausencia en las obras de los autores latinos de referencias sobre que los romanos llevaran elefantes a Gran Bretaña. La segunda es por la presencia de grandes huesos en el suelo de algunas iglesias, un lugar poco adecuado para enterrar a los elefantes. La única explicación es que los elefantes estuvieran antes que llegara el cristianismo a Gran Bretaña, y que las iglesias se hubieran erigido en el mismo lugar que estaban enterrados los elefantes. Una posibilidad difícil de admitir. La tercera y definitiva es cuando Plot tuvo la oportunidad de ver un elefante y dedujo que sus huesos eran mucho más grandes que el de Cornualles. No podían ser de elefante Con estas y parecidas argumentaciones llego a la conclusión que no podían ser de buey, ni de caballo, ni de elefante. Únicamente podían ser de un hombre o mujer de un tamaño descomunal. Quedaba demostrada la presencia de gigantes en Inglaterra. Plot hace una exhaustiva descripción de los gigantes mencionados por la Biblia, en la mitología y la historia. Para dar más contundencia a sus argumentos concluye que los gigantes habían sido visto por los marineros en el Estrecho de Magallanes y en el Río del Plata en Argentina (Los primeros conquistadores se habían quedado sorprendidos por la altura de algunos de los patagones). Plot no estaba equivocado del todo, al no atribuir a este hueso a ninguno de los animales conocidos. La mayoría de los restos de gigantes que cita en su obra son en realidad fósiles de elefantes del Cuaternario, sin embargo del hueso de Cornualles es de un vertebrado mucho más antiguo. Aunque el fragmento de hueso había desaparecido, en 1871 el geólogo John Phillips a partir de las figuraciones lo identifico como el extremo distal de un hueso largo de un dinosaurio, pero no se decidió si era un ceratosáurido o era un gran Megalosaurus. En la actualidad, los paleontólogos consideran que pertenecía a un Megalosaurus, un gran dinosaurio carnívoro, cuyos restos son abundantes en el Jurásico de Gran Bretaña. Este fragmento de hueso de Megalosaurus se vio involucrado en una curiosa historia que reconstruye el paleontólogo inglés L.B. Halstead. En 1763, R. Brookes escribe una obra en la que basándose en las figuraciones de Plot, nombra al hueso de Cournalles como “Scrotum humanum”, debido a la sugestiva forma de los dibujos de Plot. Unos años antes, Linneo había introducido la nomenclatura binomial con la que actualmente se nombra a todos los seres vivos y a los fósiles. Por tanto el término de Brooks podía considerarse como el nombre científico de Megalosaurus. Ningún autor volvió a utilizar ese nombre ( al menos con este significado ), por lo que teniendo en cuenta las reglas de la nomenclatura zoológica tuvo que considerarse como “nomen oblitum” o nombre olvidado que no se

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puede utilizar. Sin duda es lo mejor que podía pasar, ya que no parece un nombre muy digno el de “Scrotum humanum” para el primer dinosaurio. 6. BUSCANDO DINOSAURIOS EN ARAGON Los descubrimiento de dinosaurios en Aragón suelen ser portada en los periódicos como el que esta leyendo. Estos logros en los últimos años se deben fundamentalmente al equipo de Dinosaurios de la Universidad de Zaragoza. Este equipo comenzó a formarse en el año 93, y en la actualidad es uno de los más importantes de nuestro país. Sin embargo con anterioridad había una historia que vamos a conocer. En 1873, uno de los padres de la paleontología que se llamaba J. Vilanova describió el los primeros huesos de dinosaurio de nuestro país. Uno de los restos provenía del Cretácico inferior de Utrillas (Teruel), y se había recogido de una de las explotaciones mineras de carbón. Vilanova no estuvo en Utrillas ya que los dos huesos largos que formaba parte del descubrimiento se los envió el médico de Montalbán que se llamaba Jerónimo Valduque. Este material esta desaparecido, pero uno de nuestro equipo José Ignacio Ruiz-Omeñaca rebuscando en los archivos del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid ha encontrado algunas figuraciones de este material que parecen de un dinosaurio terópodos. Independientemente que sean de uno u otro dinosaurio. En Utrillas se encontraron los primeros dinosaurios de España. Entre 1914 y 1926, Royo y Gómez, un paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid comenzó un exhaustivo estudio de los materiales del Cretácico Inferior de la Cordillera Ibérica, desde la Rioja hasta Valencia. En Aragón dio a conocer dos yacimientos que actualmente se desconoce su ubicación, uno en Mora de Rubielos (Teruel), donde describe resto de Iguanodon, y otro en la provincia de Zaragoza. A pesar del gran impulso que suponen los trabajos de Royo y Gómez para el conocimiento de los dinosaurios en Aragón, hay que esperar hasta finales de los años 50 para que reinicie su investigación, no solamente en Aragón sino en toda España. Esta nueva etapa es el resultado del esfuerzo del paleontólogo francés Lapparent. Este profesor francés junto a sus discípulos inicia una serie de prospecciones intensivas de varias zonas del centro y este de la Cordillera Ibérica. Esto lleva a encontrar nuevos yacimientos en Teruel. Describe en sus trabajos restos de saurópodos, terópodos e Iguanodon en Aliaga, Cantavieja, Castellote, Ejulve, Mora de Rubielos y Rubielos de Mora. El depósito de este material es desconocido, aunque posiblemente se encuentre en el Museo de Ciencias Naturales de Paris o en el Instituto Católico de la misma ciudad. Algunas de las localidades de Castellote han sido "redescubiertas" por nuestro equipo y una de ellas ha dado una interesante y variada fauna de dinosaurios. Punto y aparte es Galve, donde José María Herrero, un aficionado de la localidad, desde los años cincuenta recogía y anotaba cuidadosamente todos los restos que aparecían en el término municipal. Tras cuarenta años de actividad, la colección particular de José María Herrero es sin duda la más importante de Aragón, aunque desgraciadamente esta la mayor parte sin estudiar al no estar integrada en una colección pública. Hay parte del material de Galve que se ha ido estudiando a lo largo de los años. Lapparent en 1960 realiza el primer estudio en profundidad de dinosaurios españoles con los de Galve (Teruel). Estos restos fueron identificados por Lapparent como pertenecientes a un nuevo género de saurópodo camarasáurido, del que luego hablaremos y a un ornitópodo típico del Cretácico inferior, Iguanodon bernissartensis. En los años 60, el profesor Kühne de la Universidad de Berlín y el equipo del profesor Crusafont de Sabadell inician la búsqueda de mamíferos mesozoicos, en varias localidades de la Cordillera Ibérica, entre ellas Galve. Ambos equipos algunas toneladas de sedimentos de distintos yacimientos mediante la técnica del lavado-tamizado con agua en mallas de 0,5 mm, Kühne lavó sedimentos del yacimiento Colladico Blanco y el equipo de

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Crusafont del Yacimiento Herrero, y en ambos encontraron restos de pequeño tamaño fueron solo mencionados en sus trabajos. En los años 80 un equipo mixto de la Universidad Autónoma de Madrid y el Instituto de Paleontología de Sabadell comienzan el estudio exhaustivo de los restos de dinosaurios que se conocían hasta ese momento en Galve. Determinan doce taxones diferentes. Estos restos provenían de las colecciones del Museo de Teruel, de la colección de José María y de sus propias excavaciones. También estudiaron las primeras huellas de dinosaurios conocidas hasta ese momento en Aragón. En el año 1991 se inicia la etapa, que en la que actualmente nos encontramos. Nuestro equipo de la Universidad de Zaragoza retoma el estudio paleontológico de las faunas de vertebrados continentales del Mesozoico de Aragón, especialmente de dinosaurios y de mamíferos. Este trabajo consiste en sintetizar y poner al día todos los descubrimientos anteriores, catalogar los yacimientos y describir nuevos restos de dinosaurios de distintas localidades aragonesas. Una tarea importante de nuestro equipo ha sido la de recuperar restos fósiles de pequeño tamaño gracias a la técnica de lavado-tamizado, por lo que se han descubierto nuevos yacimientos de mamíferos, cáscaras de huevo y pequeños dinosaurios. La historia de los descubrimientos de los dinosaurios en Aragón acaba de comenzar. Esta afirmación se basa en las pocas excavaciones que se han hecho hasta el momento. En las que se han realizado han aparecido restos espectaculares. En Aragón son más abundantes los dientes y los huesos que las icnitas, a diferencia de otras regiones como Asturias o la Rioja. Hay dinosaurios en Teruel, Zaragoza y Huesca. Hasta el momento en Teruel es donde se han encontrado más restos, sin embargo en las otras dos provincias se encuentran intervalos de tiempo no representados en Teruel. En este punto es donde radica uno de los intereses de los dinosaurios aragoneses, es que tenemos la representación más amplia en edad de todos los dinosaurios españoles. Tenemos yacimientos desde el Jurásico superior hasta el Cretácico superior, o dicho de otra manera desde hace 150 hasta los 65 millones de años, 85 millones de años de dinosaurios. En la actualidad solo hay un género descrito que es Aragosaurus, aunque próximamente tendremos el segundo: el dinosaurio de Peñarroya. No van a ser los únicos, ya que hay restos de por lo menos un docena de dinosaurios que están sin describir, pero se necesitan restos más diagnósticos que permitan tener el dinosaurio más entero. Confiamos que en los próximos años, con la ayuda de todos podamos desenterrar esta maravilla que nos aguarda nuestra tierra.

7. FALSIFICACIONES Y ERRORES No hay nada como ser famoso para que surjan multitud de imitadores. El gran comercio que todo lo santo, artístico, popular y científico engulle se ha visto manchado también por las falsificaciones que hacen que lo genuino pierda credibilidad. Los fósiles no son objeto de compra y venta pues son un bien patrimonial. Además los fósiles no deben manipularse y convertirse en artefactos. Sin embargo, los fósiles se siguen comprando y vendiendo en todo el mundo y además, también se manipulan y modifican y se convierten en fraudes. Hay una diferencia clara entre error y el fraude. Al error o quizás más correctamente expresado la interpretación equivocada es cuando el paleontólogo es incapaz de interpretar correctamente los datos que tiene. Sin embargo el fraude es cuando a sabiendas el supuesto paleontólogo modifica los datos para adaptarse a su hipótesis, o simplemente para buscar la fama. Uno de los fraudes más famosos de la historia de la Paleontología es el de la mandíbula de Piltdown, pero como éste es un especial dedicado a los dinosaurios y Piltdown es una parte de la historia negra de la paleontología humana, lo dejaremos para otra ocasión.

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Recientemente, la famosa (y magnífica) revista americana de divulgación geográfica y científica, National Geographic tuvo que pedir disculpas pues en sus 150 años de buen quehacer nunca había publicado un error o un fraude. Esta única y primera vez tenía la culpa “Archaeoraptor liaoningensis”, un artefacto formado por dos fósiles hábilmente ensamblados, el de un ave y el de un dinosaurio terópodo de la famosa cantera de fósiles del Cretácico Inferior en la Provincia de Liaoning, China. El nombre es un nombre nulo afortunadamente para la ciencia pues no ha llegado a ser publicado en medios científicos ya que tras un primer examen los científicos vieron que algo “no iba bien”. Tras este fraude se encuentra un aficionado a la paleontología y magnífico ilustrador Stephen Czerkas quien, metiéndose en camisa de once varas decidió que el fósil que le quería vender un traficante de fósiles era un importante eslabón en la evolución de las aves y dinosaurios. Convenció a un importante Museo de Utah para que comprara la pieza por una cantidad de varios millones de pesetas. Ni existe el eslabón perdido ni el fósil intermedio en paleontología. Tampoco se puede comprar un fósil y menos aún darle valor científico pues como otros contenidos geológicos, cuando está fuera de contexto pierde toda la información que permita situarla en el orden natural. Pero el mal ya estaba hecho, Czerkas convenció a la National Geographic Society para publicar el supuesto fósil en su número de Noviembre de 1999. Previamente había intentado publicar el descubrimiento en las prestigiosas revistas Nature y Science, pero se lo rechazaron, porque los árbitros que habían visto el trabajo, les resultaba un poco extraño. Hay que apuntar que en las revistas científicas de prestigio no se puede publicar lo que quiere. Cada trabajo se envía a unos especialistas (los árbitros) que evalúan si la publicación es correcta, sobre todo para evitar posibles fraudes. Sin embargo National Geographic no es una revista científica, sino de divulgación científica y es ahí donde se publicó. Nada más que el número salió a la venta, se armo el escándalo. El gobierno chino hizo una protesta formal ante el norteamericano reclamándole el “valioso” fósil, ya que en China los fósiles son propiedad pública y no se puede comerciar con fósiles. Tales son las leyes, que en algún caso el comercio de un yacimiento excepcional se ha penado con la muerte. El gobierno norteamericano empezó a pedir los permisos de exportación u cuando se dio cuenta del problema exigió que se devolviera el fósil. El gobierno chino pidió a algunos especialistas norteamericanos de dinosaurios carnívoros que hicieran un informe del fósil. Cuando llego a sus manos se dieron inmediatamente cuenta que era un fraude, ya que se habían juntado una parte de un dinosaurio y una parte de una ave. Ambos fósiles eran verdaderos y venían de la misma formación geológica pero era evidente que era dos individuos diferentes. En palabras de Ph. Currie era tan evidente el fraude que parecía imposible que nadie se diera cuenta. El editor de National Geographic hizo un editorial pidiendo disculpas a sus millones de lectores, ya que por primera vez en 150 años la revista había publicado un fraude. Y finalmente se repatrió el fósil al Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Pekín (IVPP) en Mayo de 2000. Tristemente los vendedores de fósiles saben el precio que pueden alcanzar los fósiles “extraños” y si no se detecta el fraude ¿a quién le importa? ¿no se venden también obras de arte falsas y verdaderas aunque son un patrimonio mundial? Los fósiles ni se compran ni se venden, como el cariño verdadero de Marisol. Sin embargo, la historia no acaba aquí. Los dos especimenes se separaron en Pekín, y una vez limpiados de adhesivos se ha descubierto que el dinosaurio es un ejemplar excepcional. El paleontólogo chino Sing. Su ha publicado en Diciembre de este año en Natura un artículo donde lo describe como el nuevo género Microraptor. Este es el dinosaurio más pequeño que se conoce con un longitud de 30 centímetros, de los cuales 24 centímetros es de cola, más o menos cabría en la mano de un adulto. Aunque en un primer momento parecía un individuo juvenil, el estudio detallado indica que es adulto, ya que tiene fusionados los espinas neurales con los centros vertebrales, un carácter

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exclusivo de los adultos. Afortunadamente este fósil ha tenido un final feliz para la sociedad, ya que de su estudio podemos disfrutar todos. 8. CÓMO, QUÉ, CUANDO Y PARA QUIENES ESCRIBIMOS SOBRE DINOSAURIOS El pensamiento y el trabajo científicos sólo adquieren su verdadero valor cuando son transmitidos a la sociedad. En realidad cualquier conocimiento si no es transmitido carece de valor, porque la comunicación e intercambio del saber es lo que le permite crecer, corregirse, intercambiarse y ser aplicado. Un idioma se pierde cuando ya nadie lo habla, el pensamiento científico no existe si nadie lo escucha. El paleontólogo debe transmitir e intercambiar sus métodos de trabajo, sus tablas de datos, sus resultados y sus ideas con otros investigadores, con los que le han enseñado y a los que está enseñando, con los técnicos de los laboratorios en los que se restauran los fósiles, con los técnicos de las bibliotecas, laboratorios y cuanta institución le permita continuar y ampliar el estudio de los fósiles y, no menos importante, con la sociedad que tiene el derecho de saber y el deber de aprender lo que se hace en el corazón de las universidades, museos e instituciones públicas que dependen del estado (y por lo tanto de los fondos públicos) para continuar y desarrollarse. Sin embargo, este compromiso dista de ser unilateral, la comunidad debe poner los medios para que el paleontólogo pueda organizar y desarrollar su trabajo con éxito, lo que implica no sólo ayuda económica para extraer fósiles sino también medios para estudiarlos y prepararlos convenientemente a fin de estudiarlos y poder publicar los resultados. Así llegamos a poder decir que la publicación es el fin último de todo trabajo en dinosaurios. De la publicación científica se puede pasar a la divulgativa pero sin la primera jamás podremos tener la segunda. Lo ideal es que sea el mismo paleontólogo el que transmita sus conocimientos científicos en forma más asequible y sea él mismo el que divulgue sus conocimientos a través de los medios de comunicación como el Heraldo, en el que hemos escrito estos ocho capítulos sobre dinosaurios, o de la literatura de divulgación científica o a través de tecnologías más recientes como la televisión y el cine. Cómo escribimos sobre dinosaurios La paleontología es una ciencia que precisa de mucha interacción entre los investigadores. Así que lo primero que hacemos es recopilar toda la literatura científica sobre el sujeto. Los artículos científicos no son siempre fáciles de conseguir, algunos han sido escritos hace mucho tiempo y en revistas locales que tienen escasa o nula difusión por lo que tenemos que pedir al Servicio de Publicaciones (SP) y a las Bibliotecas Universitarias (BU) que nos localice el artículo que necesitamos. Afortunadamente nuestros compañeros del SP y BU son tan profesionales que en pocos solemos conseguir lo que pedimos. La comunicación con los paleontólogos de (casi) todo el mundo nos ha permitido también recopilar una gran cantidad de separatas (artículos sueltos de revistas científicas) sobre sus trabajos más recientes. Una vez recogida la información empezamos a comparar con los parámetros que nos sirven para clasificar, edad de muerte, sexo en algunos casos, patologías, modo de vida, procesos de fosilización y otros datos que podamos obtener del estudio de “nuestro” dinosaurio en relación con todo el cuerpo de conocimientos que sobre el grupo en particular se tiene. Como ejemplo podemos citar la comparación exhaustiva que ha habido que hacer del saurópodo de Peñarroya con los demás saurópodos del mundo. Ha sido necesario leer todas las separatas sobre saurópodos del Jurásico y del Cretácico para saber que nuestros dinosaurio del Tastavins se encuentra más cercano a los titanosauromorfos del Cretácico de Argentina que a los Diplodocus del Jurásico de Norteamérica. Cuando se ven las reconstrucciones, esta conclusión es evidente, pero no cuando sólo tenemos un puñado de huesos que es necesario descifrar

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QUÉ ESCRIBIMOS SOBRE DINOSAURIOS En primer lugar estudiamos a qué período geológico pertenece, y si murió cerca de un lago, río o mar es importante saber su situación paleogeográfica. Por ejemplo los dinosaurios llamados polares son Australianos ¡y Australia no está en el polo sur ahora!, pero sí hace unos 70 millones de años. Después de conocer su marco geológico tenemos que describirlos, morfológica y biométricamente y comparar todas las medidas y formas con las de otros dinosaurios, primero de edad y sitio parecidos y vamos ampliando la comparación hasta abarcar casi todos los dinosaurios de la familia. Escribimos también cuantas patologías encontremos y describimos las articulaciones para saber si son jóvenes o adultos. Además, cuando tenemos suficientes esqueletos de una sola especie intentamos descubrir si hay dimorfismo sexual, variabilidad geográfica y finalmente intentamos reconstruir la evolución de los caracteres de cada grupo para intentar relacionarlos y establecer los lazos familiares. Al escribir sobre las relaciones de familia los situamos en el grupo natural al que pertenecen. Terminamos identificándolo como un dinosaurio conocido en otra parte del mundo, o como nuevo, en cuyo caso el paleontólogo es quien decide el nombre que se le pone. CUÁNDO ESCRIBIMOS SOBRE DINOSAURIOS Una vez hecho el estudio se redacta el artículo científico. Se utiliza un lenguaje técnico. El artículo suele ordenarse de la siguiente manera: una introducción, a continuación una descripción de las técnicas y métodos empleados, una reconstrucción espacial de los restos (si la excavación ha sido hecha con rigor, se utiliza el mapa de la excavación), una descripción de todas las piezas fósiles con sus ilustraciones y finalmente las conclusiones y referencias bibliográficas. La mayor parte de los trabajos científicos que se publican en la actualidad están escritos en inglés porque este es el idioma que pueden leer mejor los colegas de otros países como Polonia, Mongolia, Marruecos.... PARA QUIENES ESCRIBIMOS SOBRE DINOSAURIOS Los dinosaurólogos tenemos dos audiencias: la científica y la pública. Las revistas científicas son casi siempre inasequibles para el aficionado, así que después de la publicación científica es importante escribir en revistas de divulgación. El interés social que despiertan los dinosaurios es tan grande que ha resultado obligatorio divulgar el conocimiento sobre los dinosaurios por el valor social y didáctico que tienen.

DINOSAURIOS POR EDADES TRIÁSICO: El período Triásico (245 -208 millones de años) comprende el primero de los tres períodos del Mesozoico (Era Secundaria, la era de los dinosaurios). Los restos más antiguos de dinosaurios se han encontrado en el Triásico superior de Sudamérica. Por lo que en realidad los dinosaurios solo se encuentran al final del Triásico. Durante el Triásico, la mayor parte de los continentes se encontraban agrupados en un gran continente que se llama la Pangea, el cual se situaba simétricamente respecto al ecuador. El clima del Triásico en muchas partes fue seco y con una marcada estacionalidad. Al final del Triásico comienza a ser más cálido y húmedo. Se produjo al final del Triásico una de las grandes extinciones de la historia de la vida desapareciendo muchos de los grupos de reptiles que habían dominado el mundo Triásico, sin duda esto favoreció la posterior diversificación de los dinosaurios en el Jurásico.

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Los dinosaurios aparecen en el registro fósil prácticamente a la vez que los mamíferos y que los demás grupos de grandes reptiles del Mesozoico. Se produjo una explosión de la vida con la aparición nuevos organismos. Los primeros dinosaurios se han encontrado en Argentina (Herrerasaurus, Pisanosaurus, Eoraptor) y Staurikosaurus (Brasil). Otros dinosaurios del Triásico bien conocidos son los que provienen de los espectaculares yacimientos de Coelophysis, un pequeño carnívoro de Nuevo Méjico (EUA) y de Plateosaurus, uno de los primeros dinosaurios herbívoro que pertenece al grupo de los Prosaurópodos, un grupo de dinosaurios del que evolucionarían los gigantes saurópodos. Plateosaurus con sus ocho metros de longitud tiene el honor de ser el primer gran dinosaurio (según nuestra escala). Sus restos se han encontrado en Alemania, además de otro saurópodo Sellosaurus y dos pequeños terópodos Halticosaurus y Procompsognathus. En la India se ha descrito Walkeria Hasta el momento no se han encontrado restos de dinosaurios del Triásico en España, aunque especialmente en la provincia de Teruel tiene unos afloramientos con rocas propicias para poderlos tener. Una selección de dinosaurios del Triásico en el mundo (Algunos géneros conocidos son). - Canadá. Icnitas y huesos. Theropoda (Arctosaurus), Prosauropoda. Ornithischia - EE.UU. Icnitas y huesos. Theropoda (Coelophysis), Prosauropoda (Palaeosaurus), Ornithischia (Thecodontosaurus). - Reino Unido. Icnitas y huesos Theropoda (Saltopus), Prosauropoda (Camelotia) - Luxemburgo: huesos. Theropoda - Francia. Icnitas y huesos. Theropoda. Prosauropoda - Alemania. Icnitas y huesos. Theropoda. Prosauropoda (Sellosaurus, Plateosaurus). Ornitischia - Suiza. huesos. Theropoda. Prosauropoda. Ornithopoda - Italia. Icnitas. Theropoda - Polonia. huesos. Theropoda - India. huesos. Theropoda (Walkeria). Prosauropoda China. huesos. Theropoda (Lukousaurus). Prosauropoda (Lufengosaurus, Yunnanosaurus) - Brasil. huesos. Theropoda (Staurikosaurus) - Argentina. huesos. Theropoda (Herrerasaurus, Eoraptor). Prosauropoda (Riojasaurus). Ornithischia (Pisanosaurus) - Marruecos. Icnitas y Huesos. Theropoda. Prosauropoda (Azendohsaurus). Ornithischia. - Zimbawe. Huesos. Prosauropoda - Sudáfrica. Icnitas. Huesos. Theropoda. Prosauropoda (Euskelosaurus, Melanosaurus). Ornithischia. - Australia. Icnitas. Huesos. Theropoda. Prosauropoda. Los yacimientos del Triásico con dinosaurios del mundo son los que se han encontrado en Argentina, Sudáfrica y Alemania. En estos países se han recuperado numerosos esqueletos completos y se han descrito más de veinte géneros distintos. El dinosaurio más antiguo reconocido proviene de Argentina.

JURASICO INFERIOR A partir del Jurásico inferior los dinosaurios invaden y colonizan todos los ecosistemas terrestres que estaban vacíos debido a la gran extinción de los reptiles en el límite entre el Triásico y el Jurásico. En el Jurásico inferior nos encontramos con la mayoría de los

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principales grupos de dinosaurios que se encuentran bien distribuidos mundialmente. También comienza a producirse el gigantismos de algunos grupos de dinosaurios que tan significativo es su evolución Tenemos poco conocimiento de los dinosaurios del Jurásico inferior. A pesar de los pocos yacimientos que existen en el mundo, nos permite conocer que los dinosaurios en este momento estaban bien diversificados. Si vamos a buscar dinosaurios en el Jurásico inferior hay dos áreas fundamentales para encontrarlos son Sudáfrica donde se han descrito más de una docena de géneros pertenecientes a la mayoría de los grupo, y China donde a partir del Jurásico inferior vamos a encontrar dinosaurios de casi todas las edades. Es posiblemente el país con un registro más continúo de dinosaurios. También son importantes los yacimientos de icnitas de Estados Unidos de América y los saurópodos de la India. El resto de descubrimientos son parciales y solo tienen la importancia de documentar la presencia. Hasta el momento no se ha encontrado ningún resto del Jurásico inferior en España. Algunos de estos dinosaurios se conocen relativamente bien, sin embargo sus nombres son poco conocidos popularmente. Sin duda al no haberse encontrado en EUA ha impedido el gran plan de promoción que han tenido los dinosaurios norteamericanos. Dinosaurios del Jurásico inferior en el mundo hay los siguientes (Algunos géneros conocidos son). - Canadá. Icnitas y huesos. Theropoda, Prosauropoda. Ornithischia - EE.UU.: Icnitas y huesos. Theropoda (Dilophosaurus, Syntarsus), Prosauropoda (Anchisaurus). Ornithischia. Thyreophora (Scutellosaurus). - Suecia: Icnitas. Theropoda - Inglaterra. Huesos. Theropoda, Thyreophora - Francia: Icnitas. Theropoda - Portugal: huesos. Thyreophora - Alemania: huesos. Theropoda. Sauropoda (Ohmdenosaurus) - Italia. Icnitas. huesos. Theropoda. Ornitischia - Polonia. Icnitas. Theropoda - Hungría. Icnitas. Ornithischia - Irán. Icnitas. Theropoda - Afganistán. Icnitas. Theropoda. Sauropoda. Ornithopoda - India: Huesos. Theropoda. Sauropoda (Barapasaurus) - China: Huesos. Theropoda (Lukousaurus). Prosauropoda (Lufengosaurus). Sauropoda (Zizhongosaurus). Thyreophora (Tatisaurus). Ornithopoda (Dianchungosaurus). - Brasil. Icnitas. Theropoda Ornithopoda - Marruecos. Icnitas. Theropoda. Sauropoda. Ornithopoda. Stegosauridae - Argelia. Icnitas. Theropoda. - Zinbawe. Huesos. Sauropoda (Vulcanodon). Theropoda (Syntarsus) Prosauropoda (Massospondylus). - Namibia. Icnitas. Theropoda - Sudáfrica. Prosauropoda (Massospondylus). Ornithopoda (Heterodontosaurus). Theropoda (Syntarsus). 3. JURASICO MEDIO Las rocas del Jurásico medio en el mundo suelen estar formadas en medios marinos donde abundan los restos de ammonites y otros invertebrados marinos. Las tierras emergidas eran relativamente poca lo que hace que el registro fósil de los dinosaurios del Jurásico Medio es generalmente pobre a nivel mundial. A pesar de esta escasez se conocen yacimientos en todos los continentes con excepción del Antártico. La mejor representación la tenemos de Inglaterra en Europa y de China en Asia

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Los yacimientos del Jurásico medio de Inglaterra son los más conocidos y los que más abundantes restos de dinosaurios de este tiempo han dado en Europa. Son conocidos porque fueron los primeros que se encontraron en el siglo pasado. Algunos de los dinosaurios como Megalosaurus que se describieron en estos materiales son clásicos para conocer los primeros pasos de la Paleontología de Dinosaurios. Nombres de R. Owen, W. Buckland, A.S. Woodward están íntimamente ligados a estos yacimientos. Los dinosaurios del Jurásico medio de China se han encontrado en la provincia de Sichuan y representan el material más abundante y más completo conocido en este intervalo a nivel mundial. Estos descubrimientos es fruto del trabajo del paleontólogo Don Zhiming y colaboradores del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Pekín. Los yacimientos de Marruecos son quizás los más prometedores, ya que en los últimos años se han hecho descubrimientos de ejemplares relativamente completos. Estos yacimientos solamente excavados de manera parcial pueden llegar a ser tan importantes de los chinos. Su principal dificultad es que suelen encontrarse en áreas de difícil acceso, lo que dificulta y encarece mantener una infraestructura de excavación Una de las características de estos yacimientos del Jurásico Medio es la diversificación y la abundancia de los saurópodos. Estos gigantes se encuentran en todos los continentes y solo los más comunes en los yacimientos. Se puede decir que en el Jurásico Medio comienza el dominio de los saurópodos. Sin embargo los dinosaurios carnívoros no alcanzaron el tamaño gigante que lo haría en el Cretácico. Los terópodos que se han encontrado en el Jurásico Medio son siempre de mediano tamaño, por lo que los saurópodos cuando alcanzase un tamaño tendrían pocos problemas con los predadores del Jurásico Medio. Dinosaurios del Jurásico medio en el mundo hay los siguientes (Algunos géneros conocidos son). - México. Icnitas. Theropoda. Ornithopoda - Inglaterra. Icnitas Huesos. Sauropoda (Cetiosaurus). “Carnosaurio” (Megalosaurus). Stegosauria (Lexovisaurus). Ankylosauria (Sarcolestes) Ornithopoda - Francia: Icnitas. Huesos. “Carnosaurio”. Sauropoda - Portugal: huesos. Theropoda. Ornithichia (Alocodon) - China: Huesos. Theropoda (Xuanhanosaurus ). “Carnosauria” (Gasosaurus) Sauropoda (Shunosaurus, Omeisaurus). Stegosauria (Huayangosaurus). Ornithopoda (Yandosaurus). - Chile. huesos. Theropoda - Argentina. Icnitas. Huesos. Theropoda. “Carnosauria” (Piatnitzsaurus) Sauropoda (Amigdalodon, Patagosaurus) -

Marruecos. Icnitas. Huesos. Theropoda. Sauropoda (Atlasaurus) Argelia. Huesos. Sauropoda. Madagascar. Huesos. Sauropoda. (Bothriospondylus) Australia. Icnitas. Huesos. Sauropoda (Rhoetosaurus). Theropoda.

DINOSAURIOS DEL JURÁSICO SUPERIOR La idea tradicional que tiene el gran público sobre los dinosaurios, viene en gran medida marcada por los dinosaurios del Jurásico superior. Muchos de ellos son muy conocidos como los saurópodos Diplodocus, Apatosaurus, Brachiosaurus etc., o el carnívoro Allosaurus. En el Jurásico superior hay pocos, pero importantes yacimientos. Además en el final del Jurásico se han encontrado los huevos de dinosaurios más antiguos. Especialmente importante es el descubrimiento reciente de un nido completo de terópodos en Portugal.

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Se han encontrado restos en todos los continentes con excepción de Australia y la Antártida. En el Jurásico superior se encuentran las dos formaciones geológicas más famosas por su contenido en dinosaurios. Las Capas de Tendaguru en Tanzania (África) y la Formación Morrison en EUA. Solo en la Morrison se han descrito más de una docena diferentes de dinosaurios, desde el siglo pasado y se siguen realizando nuevos descubrimientos. En Asia, los yacimientos son escasos y fragmentarios con excepción de los de China, donde se han encontrado uno de los dinosaurios con el cuello más largo (Mamenchisaurus). En Europa están bien caracterizados en Inglaterra y Francia. En España hay importantes yacimientos de icnitas en Santander, en Soria y en la Rioja. Los dinosaurios más antiguos que se han encontrado en Aragón provienen de varios yacimientos de Galve. Son un diente de diplodócido, de un yacimiento que fue parcialmente destruido en las obras de ampliación de la carretera al pueblo, y sobre todo un esqueleto de un gran saurópodo que fue parcialmente excavado a principios de los noventa y que en gran parte se encuentra en una colección privada en Galve. También se han encontrado varios yacimientos con icnitas de dinosaurios, especialmente importante es el de las Cerradicas, por ser la primera evidencia de un comportamiento cuadrúpedo por parte de un iguanodóntido. Los dinosaurios del Jurásico superior se caracterizan por la gran abundancia y diversidad de los saurópodos. Los dinosaurios carnívoros no alcanzaban un gran tamaño en comparación con los saurópodos. Los ornitópodos pequeños comienzan a ser abundantes. Los dinosaurios acorazados suelen estar presentes en todos los yacimientos. EE.UU.: Pisadas, huesos y cáscaras de huevo. Sauropoda (Diplodocus, Apatosaurus, Barosaurus, Camarasaurus). Theropoda grande (Allosaurus) y pequeño. Ornithopoda pequeño (Othnielia, Dryosaurus, Camptosaurus). Stegosauria (Stegosaurus). Colombia: huesos. Sauropoda Chile: pisadas. Sauropoda. Theropoda. Stegosauria Argentina: pisadas y huesos. Sauropoda (Amygdalodon). Theropoda Inglaterra: Pisadas y huesos. Sauropoda. Theropoda grande y pequeño. Ornithopoda pequeño. Stegosauria (Dacentrurus). Ankylosauria Francia: Pisadas y huesos. Sauropoda. Theropoda grande. Ornithopoda pequeño. Stegosauria. Ankylosauria. España: Pisadas y huesos. Sauropoda. Theropoda grande y pequeño. Ornithopoda pequeño Portugal. Pisadas, huesos y huevos: Sauropoda (Lourinhasaurus). Theropoda grande y pequeño. Stegosauria. Ankylosauria (Drakopelta). Ornithopoda pequeño. Alemania. Pisadas y huesos. Sauropoda. Theropoda pequeño (Compsognathus) Suiza. Pisadas y huesos. Sauropoda. Theropoda grande. Marruecos. Pisadas y huesos. Sauropoda. Theropoda. Ornithopoda pequeño. Tanzania. Huesos y cáscaras de huevo. Sauropoda (Brachiosaurus, Dicraeosaurus, Tornieria). Theropoda grande. Theropoda pequeño (Elaphrosaurus). Ornithopoda pequeño. Stegosauria (Kentrosaurus). Sudáfrica. Huesos. Sauropoda. Ornithopoda pequeño. Stegosauria (Paranthodon) India. Huesos. Sauropoda China. Huesos y pisadas. Sauropoda (Mamenchisaurus, Omeisaurus). Theropoda (Yangchuanosaurus). Stegosauria (Chungkingosaurus). Ornithopoda pequeño.

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5. CRETÁCICO INFERIOR INICIAL (BERRIASIENSE - BARREMIENSE). Se conocen desde el siglo pasado buenos yacimientos del principio del Cretácico inferior de Europa como son los del “Wealden” en la Isla de Wight en Inglaterra o los de Bernissart (Bélgica). En algunos de ellos se han descrito géneros tan conocidos como Hypsilophodon o Iguanodon. Hasta la década de los noventa, en las rocas del comienzo del Cretácico había pocos yacimientos en los países como Mongolia, China y Estados Unidos, que son donde más abundan en otros períodos. Únicamente en Europa, incluida España parecía que había una buena representación de este intervalo de tiempo. Sin embargo en los últimos años se han encontrado yacimientos en el Barremiense de EUA, donde se ha descrito el enigmático Utahraptor, y los extraordinarios yacimientos chinos también del Barremiense, donde se han encontrado esqueletos completos. Durante el Jurásico las asociaciones de dinosaurios son bastante similares a nivel mundial, ya que los continentes estaban bastante agrupados. A partir del Cretácico inferior se acelera el proceso de fracturación en diferentes continentes. Esto se refleja en que los dinosaurios cambian de un continente a otro. Una característica de los yacimientos del Cretácico inferior en el hemifesferio norte es que los saurópodos comienzan a ser escasos y son reemplazados paulatinamente por los grandes ornitópodos, como son los iguanodóntidos. Sin embargo en algunas en los yacimientos del Hemisferio sur como son los de Argentina, los saurópodos siguen siendo los dinosaurios más abundantes, manteniendo la situación que había en el Jurásico. Si viviéramos en el Cretácico de Argentina, diríamos que eran verdaderos fósiles vivientes. En Aragón, en la provincia de Teruel y de Zaragoza hay muchos yacimientos del principio del Cretácico inferior, especialmente importantes son los del Hauteriviense y del Barremiense. En ellos hemos reconocido más de 15 dinosaurios diferentes, en algunos casos se han descrito géneros nuevos, como Aragosaurus. En otros se han identificado otros géneros conocidos, como Iguanodon y en la mayoría de los casos el material es todavía demasiado fragmentario como para definir una nueva especie. También se han encontrado cáscaras de huevo e icnitas. Los yacimientos aragoneses del Cretácico inferior nos deparan muchos nuevos descubrimientos en los próximos años. Los Dinosaurios de la parte inicial del Cretácico inferior (Berriasiense - Barremiense) son los siguientes (Algunos géneros conocidos son). - Canadá. Icnitas. Theropoda. Ornithopoda - EE.UU. Icnitas, huesos y cáscaras. Sauropoda (Cedarosaurus). Theropoda grande (Utahraptor) Theropoda pequeño(Nedcolbertia). Ankylosauria (Gastonia) - Noruega. Icnitas. Theropoda. Ornithopoda - Inglaterra. Icnitas y huesos. Sauropoda (Ornithopsis) Theropoda (Altispinax, Baryonyx). Ornithopoda grande (Iguanodon). Ornithopoda pequeño (Hypsilophodon). Ankylosauria (Hylaeosaurus). Stegosauridae (Craterosaurus) - Francia. huesos. Theropoda. Ornithopoda - España. Icnitas, huesos y cáscaras. Sauropoda (Aragosaurus). Theropoda grande. Theropoda pequeños (Pelecanimimus). Ornithopoda grande. Ornithopoda pequeño. Nodosauria. Ankylosauria - Portugal. Icnitas. Theropoda grande. Ornithopoda - Alemania. Icnitas y huesos. Theropoda grande. Ornithopoda grande. - Rumania. Huesos. Theropoda. Ornithopoda pequeño. Ornithopoda grande - Yugoslavia. Icnitas. Theropoda - Rusia. Icnitas. Theropoda. Ornithopoda

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-

China. Huesos. Theropoda pequeño ( Protarchaeopteryx, Caudipteryx) Corea. Icnitas. Sauropoda. Theropoda. Ornithopoda Tailandia. Icnitas y huesos. Sauropoda (Phuwiangosaurus). Theropoda Japón. Huesos. Sauropoda. Ornithopoda

- Argentina. Icnitas y Huesos. Sauropoda (Amargasaurus). Theropoda - Brasil. Icnitas. Sauropoda. Theropoda. Ornithopoda - Chile. Icnitas. Ornithopoda. - Sudáfrica. Huesos. Theropoda pequeño (Nqwebasaurus) - Níger. Huesos. Sauropoda (Jobaria) 6. CRETÁCICO INFERIOR FINAL (ALBIENSE - APTIENSE). La parte final del Cretácico inferior (Albiense-Aptiense) es uno de los intervalos con mayor número de yacimientos de dinosaurios. Hay buenos yacimientos en todos los continentes. Sin embargo Europa pierde el protagonismo, especialmente Inglaterra, ya que con excepción de España, los descubrimientos son fragmentarios y aislados. En la Rioja se encuentra uno de los megayacimientos de icnitas de dinosaurios más importantes del mundo. En un área geográficamente pequeña se pueden observar todos los tipos de icnitas con un excepcional grado de conservación. Respecto a restos directos algunas, partes de Teruel (dinosaurio de Peñarroya de Tastavins) y fundamentalmente la provincia de Castellón es un área donde se han encontrado muchos restos, por el momento, muchos de ellos sin estudiar. En el Albiense de Argentina se concentran muchos de los descubrimientos de grandes saurópodos (Argentinosaurus, Andesaurus etc. ) o de terópodos tan conocido como Carnotaurus, que han sido noticias en los últimos años. En Argentina se encuentran materiales de esta edad dispuestos horizontalmente en áreas desérticas que favorecen los descubrimientos. Una de las características de estos yacimientos es que se han encontrado algunos dinosaurios muy parecidos a los del norte de África, lo que demuestra la presencia de un puente intercontinental entre Sudamérica y Afrecha en el Albiense. Junto con Argentina, el desierto del Sahara son los lugares más privilegiados para buscar dinosaurios de la parte más moderna del Cretácico inferior. Han trabajado varios equipos, fundamentalmente los franceses del Museo de Historia Natural de París. En los últimos años el famoso paleontólogo Paul Sereno ha organizado varías campañas que le ha permitido recuperar piezas como un cráneo entero de Carcharodontosaurus (Uno de los mayores dinosaurios carnívoros) y varios esqueletos completos de saurópodos y terópodos. Los descubrimientos de los dinosaurios polares de Australia tienen un gran interés ya que demuestran que podían adaptarse a unas condiciones de varios meses sin luz, e incluso a algunas heladas. La diversidad de estos dinosaurios demuestran como estaban adaptados a todos los nichos ecológicos. Los Dinosaurios de la parte final del Cretácico inferior (Aptiense - Albiense) son los siguientes (Algunos géneros conocidos son). - Canadá. Icnitas. Theropoda. Ornithopoda - EE.UU.: Icnitas, huesos y cáscaras. Sauropoda (Pleuroceolus). Theropoda grande (Acrocanthosaurus) Theropoda pequeño (Deinonychus, Microvenator) . Orntihopoda grande (Tenontosaurus). Ankylosauria (Hoplitosaurus ) - Inglaterra. huesos. Sauropoda (Macrurosaurus). Nodosauridae (Acanthopholis) - Bélgica. huesos. Theropoda (Altispinax). Ornithopoda grande (Iguanodon)

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- Francia. huesos. Sauropoda (Aepysaurus). Theropoda (Erectopus). Ornithopoda. Nodosauridae (Hylaeosaurus) - España. Icnitas, huesos, Sauropoda. Theropoda grande. Theropoda pequeño Ornithopoda grande. Ornithopoda pequeño - Portugal. Icnitas. Sauropoda. Theropoda grande. Ornithopoda grande - Alemania. Icnitas y huesos. Theropoda grande. Ornithopoda grande. Ornithopoda pequeño. - Mongolia. Huesos y huevos. Theropoda pequeño. (Harpymimus).Ceratopsia (Psittacosaurus). Ornithopoda grande. Ankylosauridae (Shamosaurus). - China. Huesos e Icnitas. Sauropoda (Asiatosaurus). Theropoda grande (Chilantasaurus). Theropoda pequeño. Ornithopoda grande (Probactrosaurus, Nanyangosaurus). Ceratopsia. Stegosauridae (Wuerhosaurus). - Corea. Huesos y huevos. Sauropoda. Theropoda grande. Ornithopoda grande. Ornithopoda pequeño. - Tailandia. Huesos. Ornithopoda grande Laos. Huesos. Sauropoda (Tangvayosaurus) Ornithopoda grande (Mandschurosaurus). - Japón. Huesos e Icnitas. Sauropoda. Theropoda. Ornithopoda - Brasil. Icnitas y huesos. Sauropoda. Theropoda grande (Santanaraptor). Ornithopoda. - Argentina. Huesos e Icnitas. Sauropoda (Andesaurus, Argentinosaurus). Theropoda (Carnotaurus). - Marruecos. Huesos. Sauropoda (Rebbachisaurus). Theropoda grande (Afrovenator, Carcharodontosaurus). Theropoda pequeño. - Argelia. Huesos. Sauropoda. Theropoda grande. - Túnez. Huesos. Sauropoda. Theropoda grande. Ornithopoda grande - Libia. Huesos. Theropoda grande - Mali. Huesos. Sauropoda (Malawisaurus). Nodosauridae. - Níger. Huesos. Sauropoda (Nigersaurus) Theropoda grande (Bahariasaurus). Ornithopoda pequeño (Ouranosaurus) Ornithopoda pequeño. Ankylosauria. - Australia. Huesos e Icnitas. Sauropoda (Austrosaurus). Theropoda grande. Theropoda pequeño. Ornithopoda grande (Muttaburrasaurus). Ornithopoda pequeño (Leaellynasaura). Nodosauridae (Minmi) 7. EL CRETACICO SUPERIOR INICIAL (CENOMANIENSE-SANTONIENSE) La parte inicial del Cretácico superior es uno de los intervalos temporales en la historia de los dinosaurios que peor conocemos. Hay pocos yacimientos, en los cuales se han descrito pocas especies. No hay datos que indiquen una extinción en este tiempo, además los mismos grupos que había en el Cretácico inferior se mantienen y diversifican en el Cretácico superior. Para entender esta escasez hay que conocer la paleogeografía de este momento. Se inicia una importante subida del nivel del mar, lo que en geología llamamos transgresión, que inundó muchas de las zonas costeras que abundaban en el Cretácico inferior. Posiblemente en este momento ha sido cuando el nivel del agua del mar ha estado más alto en toda la historia moderna de la Tierra. Simplemente sucede que hay una disminución importante de las áreas continentales donde pueden formarse los yacimientos. Incluso muchos de los que se conocen de esta edad son marinos, a donde llegaron transportados las carcasas de los dinosaurios. Si planeáramos estudiar dinosaurios de esta edad. Nuestras excavaciones tendrían muchas posibilidades en las repúblicas soviéticas de la URSS. Tradicionalmente, y más en los últimos años políticamente son áreas muy inestables, por lo que se han realizado pocos trabajos de excavación. También son importantes los yacimientos de Mongolia, que

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empiezan a apuntar la gran diversidad que vamos a encontrar en la parte final del Cretácico. En los últimos quince años se están haciendo importantes descubrimientos en Argentina, se puede destacar el ornitópodo primitivo Gasparinisaura y el saurópodo titanosáurido Epachtosaurus. En África hay importantes yacimientos en Marruecos, aunque los mejores se excavaron en Egipto a principios de este siglo. En ellos se encontraron entre otros, a dos famosos dinosaurios carnívoros: Spinosaurus y a Carcharodontosaurus. Desgraciadamente todos estos fósiles desaparecieron durante la segunda guerra mundial En Europa los restos de dinosaurios de este momento son escasos y muy fragmentario. La situación en España en donde no hay restos publicados de dinosaurios del Cenomaniense-Santoniense. Sin embargo, en Aragón tenemos el privilegio de tener un yacimiento de icnitas de dinosaurios en Avenfigo (Teruel). Es un yacimiento con varias docenas de icnitas de terópodos que andaban por un área costera que en ese momento tenían la marea baja. Los Dinosaurios de la parte inicial del Cretácico superior (Cenomaniense - Santoniense) son los siguientes (Algunos géneros conocidos son). Canadá. Icnitas. Theropoda grande EE.UU. Huesos. Ornithopoda grande (Protohadros) Alaska. Huesos. Theropoda grande. Theropoda Ornithopoda pequeño. Ceratopsidae. Honduras. Huesos. Ornithopoda grande

pequeño.

Ornithopoda

grande.

Inglaterra. Huesos. Ornithopoda grande. Nodosauridae (Acanthopolis) Bélgica. Huesos. Ornithopoda grande (Craspedodon) Francia. Huesos. Theropoda grande. Ornithopoda grande España. Icnitas. Theropoda pequeño. Checoslovaquia. Huesos. Ornithopoda grande Rusia. Huesos. Theropoda grande Israel. Icnitas. Theropoda pequeño Siria. Huesos. Theropoda grande URSS. Huesos e Icnitas. Sauropoda. Theropoda grande. Theropoda pequeño. Ornithopoda grande (Aralosaurus). Ankylosauridae. India. Huesos. Theropoda grande. Stegosauridae (Dravidosaurus) Mongolia. Huesos. Theropoda grande. Theropoda pequeño. Segnosauria (Enigmosaurus). Ornithopoda grande. Ceratopsia (Microceratops). Ankylosauridae (Talarurus). Nodosauridae (Malleevus) Uzbekistan. huesos. Theropoda grande (Itemirus). Ornithopoda grande (Gilmoreosaurus) Argentina. huesos y cáscaras. Sauropoda (Epachtosaurus). Theropoda grande (Megaraptor). Ornithopoda grande (Secernosaurus). Ornithopoda pequeño (Gasparinisaura) Argelia. Icnitas. Theropoda grande Egipto. Huesos. Sauropoda (Aegyptosaurus). Theropoda grande (Carcharodontosaurus, Spinosaurus). Theropoda pequeño. Níger. Huesos. Sauropoda. Theropoda grande (Bahariasaurus) Sudáfrica. Huesos. Sauropoda Australia. Icnitas y huesos. Sauropoda. Theropoda grande. Ornithopoda grande

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8. EL CRETACICO SUPERIOR FINAL (CAMPANIENSE -MAASTRICHTIENSE) Desde hace 82 hasta 65 millones de años Al final del Cretácico superior, y especialmente el Campaniense concentra casi la mitad de todos los yacimientos de dinosaurios del mundo. Hay una buena representación en todos los continentes. Una de las características que se puede observar es que hay muchas diferencias entre las asociaciones de dinosaurios entre los distintos continentes. Si recordamos la historia de los continentes, en el Triásico estaban todos unidos y paulatinamente se van separando en el Jurásico y en el Cretácico. Por lo que esa separación empieza ser clara en el Cretácico superior. Por ejemplo en Norteamérica los dinosaurios que más abundan son los hadrosáurido y los ceratopsios, sin embargo en Sudamérica lo que abunda son los saurópodos. De manera general lo que observamos en Norteamérica se da en el hemisferio norte, y lo que observa en Sudamérica se puede trasladar al hemisferio sur. La mayor concentración de yacimientos de dinosaurios del mundo (no solo del Cretácico superior) se ha encontrado en Norteamérica, tanto en la Formación Judith River (Canadá, Alberta), como en la Formación Hell Creek en (EUA, Montana). Sirva de ejemplo, que en la primera se han descrito 56 especies diferentes de dinosaurios, algunos tan conocidos como Dromaeosaurus, Troodon o Chasmosaurus. En la Hell Creek se han encontrado los restos de Tyrannosaurus. En Asia son muy abundantes los yacimientos del final del Cretácico, se puede destacar por su excepcional conservación los de Mongolia. Donde diferentes expediciones han recuperado ejemplares completos de dinosaurios tan conocidos como Tarbosaurus, Velociraptor y Protoceratops. Para conocer lo que sucedió en el límite son de especial interés, los yacimientos de la India. Se encuentran entre las erupciones volcánicas del Deccan, que para algunos fue una de las responsables de la extinción de los dinosaurios. En España son especialmente importantes y abundantes los yacimientos del Campaniense - Maastrichtiense del Norte de España (Lérida, Huesca y Burgos). Se han descrito especies de saurópodos como Lirainosaurus o el Lambeosaurino Pararhabdodon. De especial interés tienen las extraordinarios yacimientos de nidos de dinosaurios de la Cuenca de Tremp (Lérida). Donde se ha calculado que se encuentra la mayor concentración conocida de nidos de huevos de dinosaurios en el mundo. En Aragón desde hace unos años se están excavando varios yacimientos en Areny (Huesca) que son los mejores de Europa del final del Cretácico. Los Dinosaurios de la parte final del Cretácico superior (Campaniense - Maastrichtiense) son los siguientes (Algunos géneros conocidos son). Canadá. Icnitas, huesos y cáscaras. Theropoda grande (Albertosaurus). Theropoda pequeño (Ornithomimus, Troodon, Dromaeosaurus). Ornithopoda grande (Corythosaurus, Lambeosaurus). Ornithopoda pequeño (Thescelosaurus). Pachycephalosauria (Stegoceras), Ceratopsia (Chasmosaurus). Ankylosauria (Euoplocephalus). Nodosauridae (Edmontonia). EE.UU. Icnitas, huesos y cáscaras. Sauropoda (Alamosaurus) Theropoda grande (Tyrannosaurus). Theropoda pequeño (Avisarus). Ornithopoda grande (Edmontosaurus, Maiasaura). Ornithopoda pequeño (Orodromeus). Pachycephalosauria (Pachycephalosaurus). Ceratopsia (Triceratops,Styracosaurus). Ankylosauria (Ankylosaurus). Nodosauridae. Méjico. Huesos. Theropoda grande. Theropoda pequeño. Orntihopoda grande. Ceratopsia. Ankylosauria Bélgica. Huesos. Ornithopoda grande Holanda. Huesos. Theropoda grande. Ornithopoda grande

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Francia. Huesos y cáscaras. Sauropoda (Ampelosaurus, Hypselosaurus). Theropoda grande. Theropoda pequeño (Variraptor). Ornithopoda grande. Ornithopoda pequeño (Rhabdodon). Ankylosauria. España. Huesos, icnitas y cáscaras. Sauropoda (Lirainosaurus). Theropoda grande. Theropoda pequeño. Ornithopoda grande (Pararhabdodon). Ornithopoda pequeño. Nodosauridae. Austria. Huesos. Theropoda grande. Ornithopoda grande. Nodosauridae (Struthiosaurus). Rumania. Huesos. Sauropoda (Magyarosaurus). Theropoda grande. Theropoda pequeño. Ornithopoda pequeño. Ornithopoda grande (Telmatosaurus). Nodosauridae Rusia. Huesos. Ornithopoda grande. India. Huesos y cáscaras. Sauropoda (Titanosaurus). Theropoda grande (Majungasaurus). Theropoda pequeño. Ankylosauridae. Mongolia. Huesos y cáscaras. Sauropoda. Theropoda grande (Tarbosaurus). Theropoda pequeño (Ingenia, Saurornithoides, Velociraptor). Ornithopoda grande (Saurolophus). Pachycephalosauria (Tylocephale). Ceratopsia (Protoceratops). Ankylosauridae (Tarchia) China. Huesos, icnitas y cáscaras. Theropoda grande (Chingkankousaurus). Theropoda pequeño. Ornithopoda grande (Tanius, Tsintaosaurus). Pachycephalosauria. Ceratopsia. Nodosauridae. Japón. Huesos. Ornithopoda grande. Laos. Huesos. Sauropoda. Ornithopoda grande. Colombia. Huesos. Theropoda . Bolivia. Icnitas. Sauropoda. Theropoda grande. Ornithopoda grande. Ceratopsia. Perú. Huesos. Sauropoda. Theropoda grande Brasil. Huesos y cáscaras. Sauropoda (Antactosaurus). Theropoda grande. Uruguay. Huesos y cáscaras. Sauropoda. Theropoda pequeño. Ornithopoda pequeño. Chile. Huesos. Sauropoda. Argentina. Huesos, icnitas y cáscaras. Sauropoda (Saltasaurus, Aeolosaurus). Theropoda grande (Abelisaurus). Ornithopoda grande (Kritosaurus). Marruecos. Icnitas. Theropoda grande Egipto. Huesos. Theropoda grande Madagascar. Huesos. Sauropoda. Pachycephalosauridae (Majungatholus)

Theropoda

grande

(Majungasaurus).

Nueva Zelanda. Huesos. Theropoda. Ornithopoda pequeño Antártida. Huesos. Ornithopoda grande. Ankylosauria.

EXCAVACIONES 1. LOS DINOSAURIOS DE TENDAGURU (TANZANIA) La primera vez que conocimos una referencia directa de los yacimientos de Tendaguru fue en un congreso celebrado en Esperaza, un pequeño pueblo del Sur de Francia con una fantástica exposición de dinosaurios. La profesora Christa Werner de la Universidad Técnica de Berlín nos explico el proyecto de reabrir las excavaciones en Tendaguru. Alguna de las fotos que mostró nos impacto, ya que se podían ver cientos de porteadores llevando a su cabeza los restos fósiles de numerosos dinosaurios. El empeño de esta profesora ha resultado baldío por el momento, debido a que la excavación es económicamente inviable.

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Tendaguru se encuentra en plena selva tropical a unos 75 km. al noroeste de Lindi (Tanzania),. A principios de este siglo el ingeniero W. Bernhard Sattler durante una prospección en busca de granates encontró los primeros restos que identifico como dinosaurios. Este territorio formaba parte del protectorado alemán, por lo que sus informes llegaron al paleontólogo Eberhard Fraas de Stuttgart. Poco después realizó un viaje para comprobar los hallazgos y se quedo impresionado por la extraordinaria acumulación de huesos. Además contrajo la disentería; las enfermedades fue una de las constantes en la explotación del yacimiento, ya que Tendaguru se encuentra en una área pantanosa y poco saludable para el ser humano. De vuelta a Alemania contactó con Wilhelm von Branca, en ese momento el director del Museo de Historia Natural de Berlín, el cual puso toda la maquinaría del museo para recabar fondos y seleccionar un equipo de investigación. En 1909 Werner Janensch y Edwin Henning comenzaron los trabajos. Contrataron a 180 trabajadores locales y comenzaron a remover toneladas de sedimentos. El comienzo de la estación lluviosa en Enero de 1910 hizo parar la excavación, que volvió a ponerse en marcha en Abril de ese mismo año. Se construyo una aldea alrededor del yacimiento, en la llegaron a vivir más de 400 trabajadores con sus familias. Los huesos eran empaquetados y transportados regularmente por los porteadores, casi siempre en sus cabezas. Este peculiar transporte terminaba en el puerto de Lindi, donde eran embarcados rumbo a Berlín. En el Museo de Berlín se tuvo que trabajar deprisa para buscar acomodo a la extraordinaria cantidad de restos fósiles que comenzaban a llegar. En esta campaña, la mayor de las desarrolladas, se excavaron más de 100 yacimientos en un área de 30 km. cuadrados. Se encontraron esqueletos completos y restos aislados. Aproximadamente se habían extraído 225.000 kg. de fósiles empaquetados en más de 850 cajas de madera. El transporte por barco a Berlín se estuvo realizando durante dos años y medio. Tal fue el volumen de fósiles extraídos que alguno de ellos siguen en los almacenes del Museo sin estar preparados, ni extraídos de la matriz que los contiene. W.D.Heinrich del Museo de Berlín nos comentaba que recientemente habían extraído una mandíbula de un mamífero en unos de los bloques sin limpiar de Tendaguru, y que conforme los trabajos de extracción siguieran, podían encontrar nuevas maravillas, además de los grandes dinosaurios ya conocidos. Durante la primera guerra mundial la colonia paso a manos inglesas. En 1920, el British Museum de Londres organizó una campaña de excavación para lo que contrato a un experto recolector de fósiles, el canadiense William Cutler. Su ayudante era un joven Louis Leackey que años más tarde paso a ser uno de los paleontólogos más famosos de este siglo por sus descubrimientos en los homínidos fósiles del Este de África. En esta expedición se detectaba la competencia entre los ingleses y los alemanes tan trascendente en la historia de la primera mitad del siglo XX, pero eso es otra historia. Se contrato a más de un centenar de trabajadores, pero los descubrimientos no eran tan espectaculares como los previstos. Cutler murió de malaria y Leackey volvió a Cambridge. Progresivamente las dificultades de financiación fueron aumentando y los equipos disminuyendo hasta cesar por completo las actuaciones en Enero de 1931. A pesar de todo, estos diez años de trabajos fueron productivos, y se transportaron cientos de cajas a Londres, incluyendo los restos de un gran saurópodo. Sin embargo a este material se le ha sacado poco partido científico, ya que no se ha investigado sobre ello, ni partido expositivo, ya que estos restos no se encuentran expuestos. Sin embargo, el trabajo de los investigadores alemanes ha dado muchos resultados, lo que ha hecho a Tendaguru y a sus dinosaurios como unos de los más importantes del mundo. El principal mérito de las excavaciones de los alemanes es que por primera vez, además de recoger los esqueletos de dinosaurios se hacía un estudio geológico detallado de los rocas que los contenían, incluyendo la determinación de su edad. Esta metodología en la actualidad es incuestionable, a principios de siglo suponía una novedad. Los primeros buscadores de dinosaurios se preocupaban exclusivamente de los restos de dinosaurios y se olvidaban de su contexto geológico con la pérdida de información que esto suponía.

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La formación geológica que contiene los restos de dinosaurios está compuesta por tres capas de rocas terrestres con intercalaciones de rocas marinas. Los ríos llevaban periódicamente los restos de los dinosaurios hacía las áreas costeras donde eran rápidamente enterrados y fosilizados. Un grupo multidisciplinar ha examinado miles de restos de invertebrados, plantas y muestras geológicas. Se ha reconocido docenas de géneros distintos de cefalópodos, corales, bivalvos, braquiópodos y gasterópodos. En cuanto a los vertebrados se ha descrito cinco familias de dinosaurios, cocodrilos, “peces”, tiburones, pterosaurios y un mamíferos. Los esqueletos fueron preparados, estudiados y montados en el Museo de Berlín, donde en la actualidad pueden ser visitados. El estegosaurio Kentrosaurus (1924), los saurópodos Dicraeosaurus (1931) y Brachiosaurus (1937) y el hypsilofodóntido Dryosaurus en 1961. Además se han encontrado restos de dinosaurios carnívoros y de ornitópodos que no se han llegado a reconstruir. Se siguen realizando estudios sobre el material antiguo, lo que permite hacer nuevos descubrimientos con la descripción de nuevos géneros de saurópodos como Janenschia y Tendaguria.

2. LOS DINOSAURIOS DE MONGOLIA El desierto del Gobi en Mongolia es uno de esos lugares misteriosos y desconocidos cuyo nombre hace volar la imaginación. Es un desierto situado en el centro de Asia cuya extensión y condiciones climáticas extremas hace que esté totalmente despoblado. En la primera parte del siglo XX había teorías que situaban el origen del hombre en Asia Central, por lo que explorar las grandes superficies sin vegetación de Mongolia parecía una buena oportunidad de encontrar homínidos fósiles. A principio de la década de los años 20, el American Museum of Natural History decidió organizar una expedición al desierto de Gobi para buscar restos de mamíferos primitivos y homínidos primitivos. En su momento fue una de las expediciones más caras del Museo, ya que se invirtieron unos 50 millones de pesetas de 1920, que en gran parte fueron subvencionados por los famosos financieros J.P. Morgan y J.D. Rockefeller. El encargado de organizar toda la compleja infraestructura fue Roy Chapman Andrews, tarea muy complicada ya que en el Gobi había ausencia total de asentamiento humano. Tras un año de preparación, se tres hicieron campañas de campo en 1922, 1923 y 1925. Las expediciones tuvieron muchos problemas políticos, ya que Mongolia fue el segundo estado comunista en el mundo tras declarar su alianza con Moscú en 1922. Si a esto unimos la tumultuosa situación en China hizo que la expedición tuviera numerosos encuentros que terminaron a balazos, pero afortunadamente no hubo ninguna desgracia.. Su técnica era sencilla: iban buscando todos los afloramientos donde la erosión hubiera puesto al descubierto los rocas. Hubo jornadas que llegaban a hacerse 160 kilómetros lo que les permitió prospectar una amplia zona. Los vehículos iban y venían utilizando técnicas marinas de localización con sextantes náuticos y compases. La metodología de prospección era perfecta pero no encontraron ningún resto de homínido ya que las rocas de Gobi son mucho más antiguas que la aparición del hombre. Para algunos Roy Chapman a pasado a ser un aventurero y para otros como el gran descubridor de los dinosaurios del Gobi. La realidad es que el segundo de la expedición el paleontólogo Walter Granger fue el verdadero responsable de los descubrimientos y sobre todo la extracción correcta de los fósiles. En los textos de Roy Chapman se puede leer como se sentía un poco acosado ya que Granger estaba constantemente encima para que utilizase los instrumentos correctos en la excavación, ya que siempre él quería ir más deprisa. Seguramente esta simbiosis entre efectividad y pausa fue uno de los éxitos de la expedición. En la campaña de 1922 recogieron un cráneo de un reptil desconocido y fragmentos de cáscaras de huevo que pensaron en un primer momento que eran de pájaro. Durante el

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invierno se estudiados en Nueva York. El cráneo resulto ser de un dinosaurio emparentado con el familiar Triceratops. En las campañas de 1923 y 1925 recogieron cientos de restos fósiles que incluía a pequeños carnívoros que posteriormente se describirían como Velociraptor, Saurornithoides y Oviraptor, Protoceratops, el ankilosaurio Pinacosaurus y numerosos huevos y nidos enteros de dinosaurio. Todo este material ha estado expuesto en la Sala de los Dinosaurios Museo de Nueva York, siendo uno de sus principales atractivos. La Academia de las Ciencias de Rusia organizo varias campañas de excavación de 1946 a 1949, en las que se utilizaron por primera vez camiones todo terreno. El organizador de las expediciones fue Iouri Orlov. Hicieron importantes descubrimientos al oeste del Gobi. Excavaron 10 esqueletos completos de dinosaurios carnívoros y de hadrosáuridos. De ente los carnívoros se puede destacar Tarbosaurus, un tiranosáurido parecido a T. rex de Norteamérica, pero algo más pequeño. En total se trasladaron 120 toneladas de fósiles. Este material se encuentra expuesto en el Museo Paleontológico de la URSS en Moscú y una parte en el Museo de Oulan Bator (Mongolia). Los paleontólogos soviéticos describieron una docena de géneros distintos de dinosaurios. Entre 1963 y 1971 se organizaron una serie de importantes expediciones por parte del Instituto de Paleozoologia de la Academia de Ciencias de Polonia en colaboración con la de Mongolia. Como resultado de las excavaciones se definieron 11 nuevas especies de dinosaurios, de las que hay que destacar a Nemegtosaurus, un saurópodo enigmático que se pudo reconstruir prácticamente completo, con excepción de la cabeza. También el equipo polaco excavo uno de los fósiles más famosos de Mongolia. Un ejemplar de Velociraptor luchando con un Protoceratops. Posiblemente una tormenta de arena los atrapo para la posterioridad cuando los dos estaban en plena lucha. En la década de los noventa ha habido nuevas expediciones ya que es una de las áreas más atractivas para proponer una excavación a pesar de las duras condiciones ambientales. Hay una razón para este interés los yacimientos del desierto de Gobi tienen una conservación excepcional, ya que se encuentran en rocas horizontales que no han sufrido ningún plegamiento. Además están conservadas en arenas que favorecido la escasa mineralización de los huesos. Si a esto añadimos la ausencia de la vegetación, cuyas raíces es uno de los factores más determinantes en la destrucción de los huesos fósiles, hace de los yacimientos de Mongolia unos de los mejores del mundo. Hasta el momento en Mongolia se han descrito más de 50 géneros de dinosaurios, siendo casi el 20% de todos los géneros válidos. Muchos de estos taxones se basan en ejemplares relativamente completos y algunos están representados por miles de individuos. Los dinosaurios mongoles son prácticamente todos del Cretácico superior. 3 LA ACUMULACIÓN FANTASMA

DE

ESQUELETOS

DE

DINOSAURIOS

EN

EL

RANCHO

El famoso paleontólogo norteamericano Edwin Drinker Cope describió en 1887 el dinosaurio Coelophysis bauri. La nueva especie se basaba en unos pocos fragmentos de huesos recuperados en 1881 en un rancho de Nuevo Méjico (EUA) llamado Ghost Ranch (El rancho fantasma). El material resultaba muy interesante ya que representaba uno de los primeros dinosaurios del Triásico. La escasez del descubrimiento desanimó a comenzar estudios en profundidad, a pesar que la formación donde se encontraron era ya muy conocida por la presencia de espectaculares yacimientos de troncos fósiles. En el verano de 1947, el Dr. Edwin Colbert se puso al frente de una expedición del American Museum of Natural History cuyo objetivo era prospectar el área donde se habían encontrado en el siglo anterior los restos de Coelophysis. El primer día de prospección marco la pauta, ya que encontraron un esqueleto completo de un fitosaurio, un reptil extinguido del Triásico. El segundo día aparecieron los primeros fragmentos de Coelophysis. Con detalle y precisión buscaron los afloramientos de donde se había

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erosionado dichos fragmentos. Al localizarlos se dieron cuenta que habían hecho uno de los mayores descubrimientos de dinosaurios de este siglo. El nivel fosilífero estaba completamente repleto de huesos, e incluso había esqueletos completos. Desde este momento el Dr. Colbert hizo del estudio de este yacimiento su principal línea de investigación, dedicándose a él por más de 40 años. Debido a la dureza de la roca, la técnica que se seguía era la extracción de grandes bloques, incluso de varias tonelada para excavarlos en los laboratorios del museo. Al limpiar los primeros bloques extraídos en 1947 y 1948 comenzaron las sorpresas. Dos esqueletos de individuos adultos contenían en su interior huesos que indudablemente correspondían con individuos juveniles de Coelophysis. Colbert no tenía duda era la primera prueba de canibalismo en dinosaurios. Al principio de la década de los ochenta se planteo un proyecto conjunto del Carnegie Museum of Natural History, Yale University, the Museum of Northern Arizona y el New Mexico Museum of Natural History. El objetivo era reabrir el yacimiento para recuperar nuevos ejemplares de este dinosaurio. Se utilizó maquinaría pesada, incluyendo orugas de gran tonelaje. Se extrajeron docenas de grandes bloques, uno de ellos obtenido en 1985 pesaba más de 8 toneladas. Este bloque se ha preparado e instalado en el Ruth Hall Museum of Paleontología en el Centro de Conferencias de Ghost Ranch, donde puede ser disfrutado por los visitantes. El resto de los bloques fueron distribuidos por diferentes museos de EUA y Canadá, ya que la preparación de este material desbordaba las posibilidades de un único museo. Para que nos hagamos idea de la riqueza de este yacimiento, se puede apuntar que hasta el año 1986 se habían recuperado restos de más 1000 individuos de Coelophysis, incluyendo ejemplares completos y restos más fragmentarios. Estos números hacen del yacimiento del Rancho fantasma el más rico del mundo en número de individuos del mismo dinosaurio. Además de la inusual cantidad, este yacimiento se caracteriza por la increíble abundancia de una sola especie de dinosaurio respecto al resto de vertebrados. El 95% de todos los restos conocidos son de Coelophysis. Hay varios centenares de ejemplares completos, aunque el número exacto no se conoce ya que no han finalizado las obras de extracción de la roca. Hay de diferentes tamaños, lo que indica que hay ejemplares adultos y juveniles. También se han encontrado individuos robustos y gráciles, indicando quizás la presencia de machos y hembras. En definitiva tenemos una población bastante homogénea de Coelophysis. La singularidad de este yacimiento hizo que desde un principio se planteará el origen de esta acumulación. Se han propuesto muchas ideas para explicar el origen de este yacimiento y la mayoría suponían que era el resultado de un evento catastrófico, bien de origen terrestre ó extraterrestre. Se puede apuntar algunas de ellas como que era el resultado de una muerte más o menos instantánea de los dinosaurios por las emisiones venenosas de un volcán o de la caída de un asteroide. Otra posibilidad era buscar los culpables en el clima, es fácil que el lector haya podido encontrar alguna reconstrucción que nos sitúa el siguiente escenario: Una repentina avenida arrastró a una numerosa población de estos dinosaurios y los enterró aguas abajo. Esta explicación esta influenciada por el conocimiento de las migraciones en los actuales ñus. Estos herbívoros se desplazan en manadas de miles de individuos que al traspasar ríos caudalosos se produce la mortandad de cientos de individuos. Por terminar por esta descripción de posibles calamidades. Se puede citar que el yacimiento de Ghost Ranch pudiera ser una trampa, de manera parecida al famoso yacimiento del Cuaternario de la Brea en California donde se han encontrado cientos de esqueletos de mamíferos que murieron atrapados en un lago de asfalto. Para buscar respuestas era necesario plantear un estudio geológico y paleontológico que pudiera dar luz al problema. La roca en que se encuentra el yacimiento no tiene trazas de elementos volcánicos, ni extraterrestres, por lo que lo que hay descartar esas dos posibilidades. Los ejemplares completos de Coelophysis tienen su cabeza

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distintivamente girada hacía atrás. Esta disposición es bien conocida por las personas que han visto cadáveres al aire libre, ya que al secarse los tendones del cuello estiran de la cabeza hacía atrás. Este curioso efecto permite conocer al paleontólogo si un esqueleto ha permanecido un tiempo al aire libre o se ha enterrado con rapidez, ya que entonces la cabeza tiene una disposición más natural. La primera conclusión es que los cadáveres estaban un tiempo al aire libre, pero este tiempo era pequeño, ya que sino serían destruidos por el medio ambiente. Incluso los huesos que no están articulados no se encuentran fracturados. El estudio geológico permitió descubrir que los huesos se encontraban en el fondo de un canal formado en un momento de avenida, por tanto habían sido transportados en una gran tormenta. Estos fenómenos tan corrientes en nuestro clima, también debieron serlo en el Triásico. El clima tenía unas estaciones muy bien marcadas. Una estación seca y otra húmeda. Precisamente en el período seco se producía la mortandad de los dinosaurios. Posiblemente las condiciones llegaban a ser tan duras que se producía el canibalismo que no tenía porque ser habitual. Esta mortandad masiva se ha observado en la actualidad en algunas zonas del Amazonas, donde en algunas años especialmente secos, se han podido contar hasta 8000 carcasas de cocodrilos. El paisaje sería desolador con cientos de cadáveres de Coelophysis en diferentes estadios de putrefacción. La primera gran tormenta arrastraría todos estos restos hasta acumularlos en zonas tranquilas de los canales. Esta tormenta llevaría consigo gran cantidad de arcilla que enterraría a los huesos de dinosaurios y permitiría una buena fosilización que nos ha permitido conocer el yacimiento del rancho fantasma. 4 LAS CALIZAS LITOGRÁFICAS : LOS MEJORES YACIMIENTOS DE DINOSAURIOS El Montsec en Lérida y la Cordillera Ibérica en la provincia de Cuenca guardan uno de los mayores tesoros de la paleontología española, las calizas litográficas del Cretácico Inferior. Nos revelan, como si de auténticas litografías de entre 130 y 110 millones de años se trataran, parte del paisaje que contemplaron los dinosaurios durante esta época. Lagos de dimensiones y profundidad variable ocuparon gran parte de la geografía del noreste peninsular durante el Cretácico Inferior. La sedimentación fue lo suficientemente rápida como para que los cadáveres de insectos, aves, dinosaurios, plantas…que caían en el fondo de estos lagos se cubrieran rápidamente de sedimentos y quedaran preservados de la actividad de predadores y descomponedores de cadáveres. Tenemos un pequeño acuario con un ecosistema de agua dulce de las charcas del Ebro y pueden creernos, los cangrejos (los introducidos, el cangrejo rojo americano que es ahora el único que se encuentra en las riberas del Ebro a su paso por Zaragoza) devoran y alteran en segundos cuanto cae al fondo. Sin un rápido enterramiento la mayor parte los cadáveres se descomponen y dispersan de tal manera que es muy difícil que puedan pasar a formar parte del registro fósil. En estas calizas se conservan fosilizados no sólo los tejidos mineralizados como los huesos y dientes, sino también la impresión de los tejidos blandos, y las estructuras propias de la piel como plumas, escamas y uñas. Este tipo de materiales forman los llamados yacimientos de conservación excepcional, en los que la preservación de los fósiles es casi perfecta. La excavación en calizas litográficas es diferente a lo que intuitivamente podemos pensar como una excavación clásica: se extrae la placa después de conocer su situación en la cuadrícula de excavación como en los demás yacimientos paleontológicos, pero en este caso la roca se abre en capas como si de libros se tratara. Se pasan cuidadosamente las hojas, una tras otra, porque la caliza litográfica tiene un grano tan fino y los planos de sedimentación suelen estar tan juntos y tan bien marcados que se pueden separar en lajas o láminas de grosor variable. Si la suerte acompaña, al abrir una laja en dos podemos encontrar un fósil completo, conservados los más pequeños detalles tanto de su esqueleto como de su aspecto externo. Como en el resto de las excavaciones paleontológicas se extrae el material desde el techo hacia la base. Aunque se conserve

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bien la ornamentación externa, no se puede conserva el color de la piel. Las calizas litográficas sólo pueden ser estudiadas si con enorme paciencia y tiempo se van separando laja tras laja. Un martillo y un cincel es todo lo que necesitamos para separarlas. Es muy posible que el premio salga sólo en la (pen)última de varios centenares, pero el esfuerzo seguro que habrá merecido la pena. LAS HOYAS, EL ANTIGUO LAGO DEL CRETÁCICO INFERIOR DE CUENCA Las Hoyas tiene su merecida fama por el descubrimiento de uno de los dinosaurios terópodos más completos del registro paleontológico, Pelecanimimus polyodon, del que hablamos en el primer número. Además en Las Hoyas se encuentra la primera ave moderna conocida, capaz de tener con vuelo activo efectivo, probablemente muy semejante al de las aves actuales, Eoalulavis hoyasi; y otras dos aves muy completas, Iberomesornis romerali y Concornis lacustris. Las calizas litográficas de las Hoyas son producto de un proceso complejo en el que intervienen unas agua muy carbonatadas. Se producía la precipitación del carbonato debido a la importante actividad de invertebrados acuáticos. El escenario se completa con el aporte de lodo fino que llegaba al lago en momentos de tormentas. Las orillas del lago albergaban una vida diversa de plantas y animales lo atestiguan los fósiles que se encuentran en Las Hoyas: polen, carofitas, aves, dinosaurios, cocodrilos, tortugas, ranas, salamandras, lagartos, peces, insectos y cangrejos de río como Austropotamobius, el mismo género que el actual cangrejo de río español. SANTA MARÍA DE MEIA Una delicada pluma de ave y un individuo juvenil de un ave primitiva en el Montsec son una buena recompensa a varios años de esfuerzo por parte de los paleontólogos de Lérida, del Instituto de Estudios Ilerdenses con Antoni Lacasa como unos de sus estudiosos más activos. Este ejemplar juvenil, el primero del registro paleontológico que se conoce, nos ha dado mucha información sobre el origen y evolución de las enantiornites, grupo de aves primitivas que se extingue en el Cretácico como veremos en el capítulo dedicado a los dinosaurios voladores. LA FORMACIÓN CRATO, DEL CRETÁCICO INFERIOR DE ARARIPE, CEARÁ, BRASIL El maravilloso ejemplar de pterosaurio, con una vistosa cresta de tejido blando que iba desde la parte delantera de la cabeza hacia el cuello, a modo de gollete, y además se soportaba por una cresta ósea, fue descrito con evidente orgullo por sus descubridores, el británico Dave Martill, y el Alemán Eberhard Frey, en nuestra reunión anual de paleontólogos de vertebrados, esta vez en Esperaza, pequeño pero magnífico Museo de dinosaurios situado en los Pirineos orientales franceses, cerca de la conocida ciudad de Carcasonne. Martill y Frey que trabajan desde hace años en la famosa Formación Crato, en el Cretácico inferior del Brasil, ha estudiado numerosísimos fósiles de vertebrados en Crato, pero ninguno como el que nos presentó el año 1997 en Esperaza. También nos hablaron de un pterosaurio representado tan sólo por el cráneo y algunas vértebras cervicales con una envergadura calculada en 4,6 metros (el Cóndor de los Andes, el ave más grande que existe puede tener 5 metros de envergadura). Crato es una de las Formaciones de calizas litográficas más conocidas por los coleccionistas de fósiles de vertebrados, prácticamente la mayoría de peces y reptiles de pequeño tamaño que se encuentran en colecciones privadas de medio mundo proceden de esta unidad. Los paleontólogos afirman que los vertebrados de Crato están muy completos y articulados o en conexión anatómica, cuando se encuentran incompletos se debe a una excavación poco cuidadosa pues son muchas las extracciones ilegales que destruyen los fósiles.

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LAS CALIZAS LACUSTRES DE LIAONING, CHINA Junto con Las Hoyas, las calizas de Liaoning han producido los fósiles clave para comprender la evolución inicial de las aves y las relaciones de parentesco entre aves y dinosaurios. Los fósiles de dinosaurios emplumados como Caudipterix y Protarchaeopterix y de aves con caracteres de dinosaurios como Confuciusornis, son tan completos como bellos y constituyen uno de esos maravillosos regalos que nos ofrecen las capas geológicas y que iluminan un trozo de la historia de la vida en nuestro planeta. LAS CALIZAS LITOGRÁFICAS POR EXCELENCIA: SOLHOFEN, DEL JURÁSICO SUPERIOR DE BAVIERA, ALEMANIA. EL PRIMER AVE CONOCIDA. También son calizas litográficas las calizas de Solhofen en Baviera, Alemania de las que hablaremos cuando desarrollamos el tema del origen de las aves, pequeños y emplumados. En la calizas bávaras se encuentran perfectamente conservados los esqueletos casi completos de al menos 8 ejemplares de Archaeopterix litographica y de Compsognathus longipes, uno de los pequeños dinosaurios del Jurásico medio alemán. Estas calizas se formaron en una laguna costera, protegida por una barrera de coral en un ambiente tropical. Para hacernos una idea de la riqueza en fósiles de la Formación Solnhofen diremos que la colección del médico alemán Häberlein, había en 1961, catalogados 1703 fósiles distintos, entre reptiles, plantas, invertebrados y peces y por supuesto el famoso ejemplar de Archaeopterix litographica que hoy se encuentra en el Museo Británico de Londres.

5. EL DINOSAURIO QUE SALIÓ DEL FRÍO Una tarde, en el Otoño de 1996 fuimos a ver unos restos fósiles que, según unos buenos aficionados de Fuentespalda, eran de dinosaurios. El Servicio de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de la Diputación General de Aragón se había puesto en contacto con nosotros ante la posibilidad de un hallazgo excepcional. La visión del enorme fémur que nos enseñaron los hermanos Pedro y Andrés Ortiz, superó todas nuestras previsiones. Pero antes de hablar de la excavación, dejad que os contemos lo que hicimos ese día, el primer día que conocimos esta preciosa orilla de Teruel, a la gente que allí vive y lo que vimos en el campo, en el lugar del yacimiento paleontológico. Pedro y Andrés nos estaban esperando en Fuentespalda y de allí fuimos a Peñarroya de Tastavins, pequeño pueblo encaramado en las laderas de las rojas rocas del borde terciario de la Cuenca del Ebro, de ahí su nombre. Tastavins es el río, afluente del Matarraña, que pasa a la entrada de Peñarroya. El yacimiento se encuentra en un precioso lugar, alejado de toda ruta importante y con numerosas masías hoy abandonadas. Los huesos de dinosaurio se encuentran en las tierras de la Masía de Arsis, en donde su dueña Amparo creció y vivió hasta hace no muchos años. Ahora los dueños de Arsis, Miguel y Amparo viven en Peñarroya y siempre nos han facilitado los trabajos de excavación. En la visita los hermanos Ortiz no enseñaron lo que pensaban que eran huesos de gran tamaño; su conocimiento les venía de su afición a la paleontología fomentada entre otras cosas gracias a un Museo que hay en la vecina ciudad castellonense de Morella, en donde viven la mayor parte del año. Su ojo les permitió calcular la importancia y dimensiones del estrato fosilífero, pues en la vecina Castellón no es raro encontrar fragmentos de huesos de grandes saurópodos y el tipo de materiales no difería mucho de aquellos. De hecho, apenas dos kilómetros separan el yacimiento de Arsis, de la frontera entre las provincias de Teruel y Castellón.

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Seguimos a los hermanos Ortiz hasta Peñarroya y de allí nos desviamos por el camino que sube por el barranco de l’Escresola donde se encuentran varias Masías, además de la de Arsís. Después de una corta caminata nos encontramos con un barranco, producto de la erosión reciente que había cortado los materiales del Cretácico Inferior donde se encontraban los huesos de dinosaurio. Algunos huesos ya habían rodado pendiente abajo, y lo que quedaba allí, nos marcó el inicio de una de las más exitosas excavaciones que hemos organizado en los últimos años. Como dice Rafael Royo, la historia de nuestro equipo de trabajo tiene un antes de Peñarroya y un después de Peñarroya. Nos pusimos en contacto con el alcalde de Peñarroya, Román Roda y el secretario del Ayuntamiento, Juan José. Si teníamos alguna duda sobre el éxito de nuestra excavación, al menos aquella tarde se nos disiparon todas, Román ponía todo lo que tenía en sus manos para ayudarnos, y fue entre otras cosas, la máquina excavadora que nos prestaron, la que permitió que el dinosaurio de Peñarroya fuera extraído con tanto éxito, pues el tiempo no nos acompañó. Román y Juan José nos aseguraron que el invierno era suave en Peñarroya, y a juzgar por las abundantes macetas de crasas que se veían en los balcones un 22 de diciembre, así debía ser. Necesitaríamos bastantes personas, vehículos todo terreno y material de excavación. Nuestra actividad anterior nos había permitido acumular una buena cantidad de herramientas “de paleontólogo de campo”: picos, palas, cinceles, martillos y material fino. Las fechas serían las de las vacaciones de navidad. Mientras tanto organizábamos las peticiones de permisos correspondientes y la campaña de trabajo. Los vehículos todo terreno los pusieron los miembros del APA. El 26 de diciembre estábamos todos alojados en los pisos que nos prestó el Ayuntamiento, habíamos llegado el 25 de diciembre para conocer a nuestros vecinos por unos días, y aquella noche apenas dormimos pues la fiesta navideña se prolonga en Peñarroya hasta la noche. El 26 por la mañana empezamos el trabajo con la impresionante ayuda de la retro manejada por Eliseo, con cuya máquina llegó hasta un nivel de glauconias (bivalvos marinos) a unos 10 centímetros por encima del nivel con huesos. Hacia el final de la tarde invernal, y con el motor de la excavadora como música de fondo encontramos el primer hueso. El que no haya visto nunca un hueso de gran tamaño recién excavado no sabe lo que se experimenta al descubrir que la vida, el paisaje, las formas hace millones de años no tienen nada que ver con lo que nuestros ojos ven hoy. Y es el deseo de reconstruir todo este pasado el que te impulsa a seguir trabajando bajo cualquier condición climática. Al día siguiente recogimos algunos huesos dispersos de las capas superiores que resultaron ser piezas aisladas y a las 12 de la mañana salió el primer hueso “in Situ”, no tocado antes por ningún ser humano. Era una preciosa garra o falange ungueal de saurópodo, de unos 20cm de largo, se había quedado a escasos centímetros de los “dientes” de la pala excavadora que ya estaba sólo limpiando la superficie del estrato fosilífero. Una vez tuvimos clara la superficie que íbamos a excavar dibujamos la cuadrícula de 5x2metros dividida en cuadros de 1metro e indispensable para hacer el mapa de los restos fósiles y obligatoria en cualquier excavación, con una metodología parecida a la que utilizan los arqueólogos, aunque el estrato estaba bastante inclinado por lo que no fue nada fácil de diseñar. La pendiente de la capa alcanzaba una inclinación de 40º. El ida 28 de diciembre de 1996 fue un día memorable, la excavación mostraba que teníamos unas dos cuadrículas más con huesos, 12 metros cuadrados con los huesos articulados de un gran dinosaurio que por sus dimensiones y forma de las vértebras y huesos largos parecía un saurópodo, un cuello largo sin duda desconocido hasta el momento pues la edad de las capas de Peñarroya era más joven que las que se conocían hasta el momento en Teruel, y además y esto no se nos podrá olvidar nunca ¡los huesos estaban casi articulados! Las vértebras de la cola iban apareciendo una tras otra bajo las magníficas manos del equipo. Era tal la emoción que la intensa nevada que casi nos impide llegar al yacimiento el día 29 no nos impidió seguir trabajando bajo unos toldos de

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tractor que nos prestaron los vecinos de Peñarroya. Pero la prudencia de la Guardia Civil de Monrroyo nos salvó de quedarnos convertidos en otros fósiles en Arsis. Ni nuestros todo terreno consiguieron bajar. Y tuvimos que ir andando a nuestro cuartel general. Nada más frustrante para un paleontólogo que tener que interrumpir el trabajo. Pero mereció la pena. A finales de enero de 1997 terminamos de sacar el dinosaurio de Peñarroya, uno de los más completos del registro español y desde luego, uno de los que en menos tiempo se ha excavado y limpiado, gracias a un equipo de paleontólogos supervisado por Rafael Royo que en todo momento mantuvo el orgullo de equipo en una tarea tan complicada y novedosa. La experiencia fue tan positiva que se agruparon en una empresa de la que hablaremos otro día. Esta actuación fue en parte subvencionado por la DGA y Dinópolis lo que suponía la primera ayuda a los dinosaurios aragoneses por parte de la administración. El Dinosaurio de Peñarroya todavía no tiene nombre pero os podemos adelantar que llevará el nombre de la tierra que lo ha visto nacer por segunda vez y el de un paleontólogo importante en la historia de la paleontología de dinosaurios española. En la actualidad los restos se encuentran en las instalaciones del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, donde se están realizando los estudios científicos, para que en un futuro cercano pueda ser disfrutado por todos en una exposición que se planea hacer en el mismo Peñarroya de Tastavins.

6. LA EXCAVACIÓN DE ARÉN (HUESCA) En el Otoño de 1995, fuimos con Lluis Ardévol a Arén, un pueblo ahora pequeño, como muchos pueblos del Pirineo de Huesca, a orillas del Noguera Ribagorzana, río que separa las vecinas provincias de Huesca y Lérida. Queríamos ver los restos de grandes huesos de dinosaurios que Lluís había descubierto unos meses antes, pues es un geólogo de campo que se conoce al dedillo cada palmo de terreno de su natal Tremp, en la provincia de Lérida y es por tanto el geólogo más indicado para elaborar el mapa geológico de la gran cuenca prepirenaica. Por esto, y como las formaciones geológicas no tienen límites provinciales, Lluis seguía a la formación Tremp, moviéndose de este a oeste, pues ésta es la dirección del afloramiento de esta formación con el objetivo de cartografiar la arenisca de Arén. El nombre de esta unidad geológica se debe a que Arén está situado encima de esta roca, al igual que el castillo ahora en ruinas y la mayoría de los viejos huertos del pueblo, con su sistema árabe de riego y con aljibes tan ingenioso para el óptimo aprovechamiento del agua de lluvia que es una pena que estén en su mayoría abandonados. Gracias a estos capítulos sobre dinosaurios estamos descubriendo que casi todos nuestros primeros contactos con los dinosaurios de Aragón han sido otoñales, es coincidencia, aunque es una buena estación pues la luz y la limpieza del aire mejoran nuestra visión de campo, y para ver dinosaurios hay que saber mirar. Tremp es conocido por los paleontólogos desde hace varias décadas. El paleontólogo francés Lapparent junto con colaboradores españoles como Emiliano Aguirre, trabajó en varios yacimientos de dinosaurios del Cretácico Superior de la cuenca de Tremp en Lérida, sin embargo, y a pesar de que geológicamente las capas son muy parecidas, nadie se aventura por tierras oscenses hasta que Ardevol decide continuar hacia el oeste buscando los límites de la formación Tremp y de la arenisca de Arén. Este primer encuentro ha marcado nuestra relación con el mundo de los dinosaurios al borde de la extinción pues la formación Tremp tiene el privilegio de ser una de las pocas unidades geológicas en el mundo que registra el límite Cretácico con el Terciario, es decir el límite que coincide con la desaparición de los dinosaurios, una de las extinciones más importantes en la historia de la vida como se verá en el tema que escribimos sobre el final de los dinosaurios. Por esto nuestros trabajos en Arén han tenido desde el primer momento un doble objetivo, encontrar dinosaurios y otros vertebrados fósiles y situarlos

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en la estratigrafía para saber cuántos hay, cómo son y a cuantos metros, centímetros o milímetros se quedan por debajo del límite y sobre todo asegurarnos, como parece indicar el conocimiento paleontológico actual, de que no hay dinosaurios después del limite cretácico / terciario. Nuestra primera tarea fue la de pedir un permiso de excavación. Tanto el entonces alcalde de Arén, Joaquín Pallarés como su sucesor, Miguel Gracia han sido siempre el puntal que nos ha permitido seguir adelante con este proyecto. La primera petición no tuvo mucho éxito y hubo que esperar al año 1997, en el que Miguel Gracia consiguió hacernos un camino hasta el mismo yacimiento y por el que pudimos por fin subir hasta los huesos con el pesado equipo que necesitábamos. ¿Porqué un camino? Hay yacimientos en rocas blandas, que se pueden excavar con azadas, palas y punzones y otro material fino y hay yacimientos en rocas duras. La arenisca de Arén en la que se encuentran la mayoría de los huesos es una antigua playa /marisma de arenas que hoy están endurecidas por una fuerte capa de cemento, es una roca dura que hay que cortar y trabajar con una metodología propia de un cantero, y de hecho son los consejos de un cantero que vende material especializado en Zaragoza, Pedro Domínguez, los que más nos han servido para extraer la roca y recuperar los fósiles que en ella están cementados. Para cortar esta roca utilizamos sierras radiales y martillos pilones eléctricos que necesitan un potente generador para funcionar. Además hay que llevar también los sacos de escayola, agua, y material de excavación que ya conocemos para la extracción final de los huesos. Un tractor con remolque fue nuestro transporte hasta el yacimiento. Los paleontólogos fuimos en varios todo terreno que nos prestó el ayuntamiento y en los de Lluis Ardévol y Nieves López, paleontóloga de la Universidad Complutense de Madrid que trabaja con nosotros en los yacimientos de Arén. También necesitábamos un camino para bajar las toneladas de tierra que íbamos a lavar en Arén. Al ser unos niveles muy ricos en fósiles vimos que era necesario recuperar todo el material por pequeño que fuera. Afortunadamente, entre las dos capas de roca dura había una marga o capa de tierra blanda con abundantes restos de fósiles de pequeño tamaño. Los microfósiles nos han permitido saber que había al menos tres pequeños terópodos en Arén, abundantes cocodrilos, pequeños dinosaurios herbívoros, hadrosaurios y una gran cantidad de tortugas, pequeños lagartos, anfibios y peces. También hay siete tipos distintos de cáscaras de huevo que pueden pertenecer a aves o a dinosaurios. Todo este material aunque está aislado, y junto con los grandes huesos de hadrosaurios que están en los niveles más duros nos hacen ver un escenario en el que los dinosaurios y otros vertebrados vivían a las orillas del gran mar Atlántico norte que entonces entraba como un gran golfo hasta el límite oriental de la provincia de Huesca. Desde 1997 no hemos dejado de ir a Arén a excavar grandes fósiles de dinosaurios y tortugas y lavar tierras en un afluente del Noguera Ribagorzana para recuperar los pequeños restos de menos de dos centímetros de tamaño. Cada excavación nos aporta nuevo material del que no podemos saber nada hasta que no lo extraemos en el laboratorio, es como volver a excavar de nuevo. Nuestros amigos de Paleoymás están haciendo el trabajo pues ellos conocen bien el material y han aprendido con nosotros a re-excavar dinosaurios. En el laboratorio se utilizan las herramientas pequeñas y percutores y taladros eléctricos que permiten ir desgastando la roca hasta la liberación total del hueso. Como todos los huesos fosilizados, aunque estén relativamente bien conservados es necesario ir aplicando consolidantes para endurecerlos durante el proceso de extracción de la roca. El resultado final es magnífico. Hay que verlo en la futura exposición de los dinosaurios de Arén, en las instalaciones que se están construyendo a tal fin en el pueblo, en donde se podrán ver unos huesos que están necesitando cerca de tres años de trabajo para poder

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finalmente contemplarlos, desde que se excavan en el yacimiento hasta que se extraen de la roca y que sin embargo nos van a dar una información única sobre lo que les ocurrió a los dueños de la tierra hace 65 millones de años. 7. GALVE, un lugar EN LA PALEONTOLOGÍA DE DINOSAURIOS EN ARAGÓN Tanto en el reducido mundo de los que profesionalmente nos dedicamos a la Paleontología como entre los aficionados, el pequeño pueblo turolense de Galve es bien conocido por los descubrimientos de fósiles de vertebrados del Jurásico superior y del Cretácico inferior, entre los que destacan por su espectacularidad los restos de dinosaurios. La historia comienza en la década de los cuarenta cuando un vecino del pueblo de 10 años de edad y de nombre José María Herrero se interesaba por los fósiles de invertebrados, sobre todo por las explicaciones que su maestro le daba sobre la fosilización. Cuando, años más tarde, labraba unas tierras familiares encontró un fragmento de tronco fosilizado que le hizo pensar que esos terrenos eran diferentes de los que se encontraban en la parte más alta del valle de Galve (geológicamente conocido como sinclinal de Galve) donde abundaban los fósiles de conchas marinas. Conocía las historias de los pastores que hablaban sobre grandes huesos petrificados y se puso a buscar esos fósiles. Finalmente, el tesón premió a José María porque encontró los primeros restos de dinosaurios en un yacimiento conocido en la literatura paleontológica como La Maca. En el transporte de estos huesos le ayudó su hermana Teresa, y utilizó una yegua y un serón aprovechando los relativos descansos que tenían en el trabajo de campo. En el pueblo había gente que le animaba y había quien se le reía, pero José María no se desanimó, sino que comenzó una prospección exhaustiva que ha durado los siguientes 40 años de su vida. Primero en solitario y posteriormente junto a los hijos que iban creciendo y aprendiendo el “oficio”. Este singular equipo encontró más de 60 yacimientos de vertebrados, algunos de ellos de gran interés científico. Uno de los descubrimientos más interesantes fue el del yacimiento de las Zabacheras. Este yacimiento lo encontró José María a la orilla de la carretera de entrada al pueblo, construida en la década de los treinta. Su trazado cortó el yacimiento, y según cuenta y otros que la habían visto construir, los obreros utilizaban los fragmentos de hueso para hacer de base para la carretera. Quizás nunca lleguemos a saber lo que está en el lecho de la carretera, pero sí que gracias a Herrero se pudo recuperar un abundante material, la mayor parte husos pertenecientes a una misma especie de dinosaurio, con el que años más tarde se describiría un nuevo saurópodo, Aragosaurus del que más tarde hablaremos. Un primo de José María, Luis Español Marzo, escribió a finales de los cincuenta un artículo en el periódico Lucha (Hoy Diario Teruel) en el que hablaba sobre los huesos de Galve. Este fue el punto de partida para que Fernández Galiano, un profesor de Ciencias Naturales de Teruel, se interesara por los huesos. Se iniciaron las excavaciones promovidas por el Museo Provincial de Teruel y la especialista entonces, del patrimonio del Museo de Teruel, Purificación Atrián hizo su primera visita a Galve y se hicieran las primeras excavaciones. Resultado de estas primeras investigaciones y de una donación inicial de José María son el importante material de Galve que se encuentra depositado en el Museo de Teruel. Actualmente se encuentra en una exposición permanente que muchos de nuestros lectores habrán podido visitar. Cuenta entre otras cosas con el pubis de Aragosaurus y varios huesos de Iguanodon uno de los herbívoros más conocidos del Cretácico Inferior en Europa. Un poco más tarde el paleontólogo francés, Lapparent termina su primer estudio sobre los dinosaurios de Galve, basándose en las citas previas de Fernández-Galiano. Fue Lapparent quien propuso que los huesos de Las Zabacheras pertenecían a un nuevo género de saurópodo camarasáurido, y así lo clasificó después José Luis Sanz y colaboradores cuando le pusieron el nombre a Aragosaurus. Lapparent identificó también en estos años a un ornitópodo típico del Cretácico inferior, Iguanodon en varios de los yacimientos que Herrero le enseñó.

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La riqueza fosilífera de Galve y los trabajos de Lapparent atrajeron a los equipos de la Universidad de Berlín y del Museo de Paleontología de Sabadell que se interesaron más que por los dinosaurios por los mamíferos y por esto, no fue hasta los años 80 que no se volvieron a hacer estudios sobre los dinosaurios de Galve. En esta década José Luis Sanz y sus colaboradores de la Universidad Autónoma de Madrid hicieron una importante revisión de todos los vertebrados de Galve, definieron el nuevo saurópodo como Aragosaurus y estudiaron otras especies de dinosaurios, entre ellas los numerosos restos de Iguanodon y los menos abundantes pero espectaculares restos de grandes terópodos. A comienzos de los años 90, tomamos la antorcha dinosauróloga y empezamos a trabajar en Galve, en los primeros años restauramos y estudiamos las huellas de los Corrales del Pelejón y de Las Cerradicas y en el año 1994 conseguimos situar todos los yacimientos de vertebrados (unos 60) en la columna estratigráfica de Galve. Si los yacimientos o los fósiles son de paradero desconocido no tienen ningún valor científico. Y esto le hicimos ver a José María Herrero quien, con gran satisfacción nos fue llevando a todos los sitios que él había descubierto y del que había recogido algún fósil en superficie. Fueron unos días deliciosos e intensos pues José María nos iba adornando el paseo con su impresionante memoria que nos traía al presente las historias vividas por el pueblo de Galve durante la guerra, cómo trabajó en los primeros tiempos, su agradecimiento a los paleontólogos alemanes Kühne y Krebs por su temprano reconocimiento y las numerosas anécdotas que el y su singular equipo protagonizaron durante sus prospecciones. Dos años antes habíamos trabajado en el yacimiento de Cuesta Lonsal, donde se encuentra el saurópodo más antiguo de Aragón (los más antiguos de España serían los Asturianos, de los que hemos hablado en otros capítulos de esta serie). Cuesta Lonsal también promete un nombre de dinosaurio nuevo, y si finalmente la colección Herrero encuentra su hueco en el mundo de la ciencia, entonces aún habrá muchos más nombres de dinosaurios por conocer, seguramente nuevos para la ciencia. ¿QUÉ SIGNIFICA QUE LA COLECCIÓN HERRERO ENCUENTRE SU LUGAR EN EL MUNDO DE LA CIENCIA? Los fósiles son parte del patrimonio de Aragón (para que lo sean de la humanidad como Atapuerca es necesario que una comisión internacional lo decida). Especialmente los que tienen un interés social y se les quiere sacar un rendimiento económico y de turismo cultural deben se de titularidad pública. Sólo una institución pública puede ser la salvaguarda del patrimonio y especialmente en Aragón en donde hay un Servicio de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico que vela correctamente por estos asuntos. Desde hace más de seis años se llevan unas conversaciones entre la DGA y la familia Herrero para que la colección tenga una titularidad pública que favorezca las inversiones en Galve. Es indudable que los dinosaurios han cambiado la dinámica de un pueblo que en algunos aspectos es modélico en la provincia. Pero el hecho fundamental es que la colección Herrero está en manos privadas, que impide que la administración invierta adecuadamente en la protección y difusión de este patrimonio y que los paleontólogos estudien ese material, poniéndose en valor, de manera adecuada. Nuestros lectores debe saber que a los paleontólogos profesionales nos está vedado el estudio de fósiles de colecciones privadas. Las razones son varias, en primer lugar la sociedad invierte en nosotros para que investiguemos en fondos públicos. En segundo la paleontología tiene entre otras, la norma de que cualquier investigador debe tener acceso al material científico una vez estudiado y que la colección debe estar bien protegida y asegurada por personal adecuado. Los fósiles que se publican en revistas internacionales de prestigio exigen que dichos fósiles se encuentren gestionados en Museos respaldados por instituciones científicas, que asegure su correcta gestión en el futuro cercano y lejano. Para nosotros, Galve es el lugar señero y el más querido en la paleontología de dinosaurios en Aragón, y nos gustaría que fuera señero en el mundo, pero para eso se

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necesita que los paleontólogos podamos trabajar. Si esto sucede, sin duda Galve será el más beneficiado.

LOS MEGAYACIMIENTOS DE PISADAS DE DINOSAURIOS DE LA RIOJA El profesor de la Universidad de la Rioja y paleontólogo Félix Pérez Lorente nos llevó este Otoño a Igea para extraer una diminuta mandíbula de vertebrado, no sabemos todavía si pertenece a un dinosaurio porque aún la tierra tapa lo que nos permite identificar el hueso aunque los puntiagudos dientes son sin duda alguna de un pequeño predador. Pero ¿qué hacía tan minúsculo animal entre gigantes?; porque lo más importante del yacimiento de Igea no es la mandíbula que ha pasado inadvertida durante muchos años, sino las inmensas huellas que Pérez Lorente, profesor de la Universidad de La Rioja y su equipo están estudiando. En Igea nos impresionaron las crestas de piedra, de casi un metro de altura que levantaron los enormes saurópodos al pisar en el blando terreno de entonces, y que, por su gran peso se levantarían alrededor de los enormes pies (que alguien haga la prueba, mientras más presión se ejerce con la mano o con el pie en el barro blando y húmedo, más sube alrededor); el que hayan fosilizado es una de las muchas maravillas que encierra el registro fósil y que no nos hemos cansado de alabar durante el desarrollo de toda esta serie sobre dinosaurios. Desde hace más de 15 años varios equipos trabajan en La Rioja estudiando este magnífico legado de los dinosaurios: la firma de sus pies y manos en el barro, una pequeña ventana a lo que sería su vida pues como hemos comentado en otros capítulos, las huellas de las pisadas de los animales nos revelan parte de la historia del comportamiento de los animales, no son fósiles de un cadáver sino del paso de algo vivo. Los equipos de investigación mas importantes son los de Félix Pérez Lorente y los de Javier Moratalla y José Luis Sanz. Los yacimientos de icnitas de dinosaurios de La Rioja son los más importantes del Cretácico Inferior de España (cuando hablamos de la ruta Asturiana comentamos sobre la importancia de las huellas del Jurásico de Ribadesella a Tazones) y su importancia radica en la magnitud de los yacimientos, pues son lo que en lenguaje técnico se conocen como megayacimientos. También hemos visto bastante sobre huellas en el capítulo siguiendo a Sherlock Holmes, así que si tienen alguna duda con los términos pueden ir ahí. Lo más notable de los megayacimientos riojanos es la enorme cantidad de huellas de dinosaurios terópodos, reconocibles por las afiladas marcas del final de los dedos que corresponden con la garra. Uno de los primeros yacimientos descubiertos, el de Valdecevillo, en Enciso, tiene 4 pisadas de terópodos pertenecientes a un gran carnívoro, las cuatro icnitas pertenecen a un solo rastro. El trabajo continuado de Félix en Enciso ha logrado que en Valdecevillo y en los alrededores de Enciso se hayan cuidado y restaurado las huellas año tras año (pues están a la intemperie) y además los yacimientos tienen todos su mapa que nos permite interpretar lo que se observa en el estrato. En el yacimiento de Valdecebillo es notable además un rastro de un saurópodo que se prolonga varios metros, y varios ornitópodos en los que se distinguen además pisadas de animales de menor tamaño que pueden interpretarse como las de un clan o grupo familiar. En la parte baja del yacimiento hay una buena reproducción de este grupo familiar hecho a tamaño real. En lo alto, dominando el paisaje está una de los primeras reproducciones de los dinosaurios que habían dejado sus huellas en Enciso, la vimos casi recién puesta cuando en 1992 fuimos con el grupo que había participado en la restauración de las huellas de Los Corrales del Pelejón y Las Cerradicas en Galve, haciendo un poco de “paleoturismo”. En el yacimiento de la Virgen del Campo una gran colada de barro, que parece aún fresca cuando todavía no se ha tocado, nos indica que una inestabilidad producida tal vez por un pequeño terremoto levantó el terreno en el que pisaban un grupo de dinosaurios

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terópodos. En este yacimientos se ven también numerosas huellas del paso de artrópodos, probablemente cangrejos. Siguiendo el camino de Valdecevillo hacia Poyales encontramos un yacimiento con unas pisadas muy especiales. Se trata de pisadas tridáctilas, con los tres dedos terminados es una aguda punta que nos indican que se trata de un terópodo, pero cuando las vemos en detalle se observa que la planta está bien marcada, son más alargadas que las de cualquier otro terópodo riojano y además siguiendo el rastro vemos que hacia el final sólo se ven uñadas ¿qué pudo pasar? que el dinosaurio entrara en una zona de agua más profunda y tuviera que nadar apoyándose sólo en las puntas de los dedos? Como hipótesis es sugerente. Si van a visitar Enciso pueden intentar plantear nuevas hipótesis. Otro yacimiento interesantes es el de Los Cayos. En él se encuentran huellas de hasta 70 cm. de longitud, con dedos anchos y robustos en un número altísimo, 425 huellas repartidas en 36 rastros. En algunas pisadas se puede ver bien el pulgar del pie claramente marcado. Estas pisadas han sido producidas por un terópodo de grandes dimensiones. Las pisadas más pequeñas de La Rioja son las de Valdevajes, tienen de 10 a 15 centímetros de longitud y han podido ser hechas por un dinosaurio herbívoro de pequeño tamaño, como un hipsilofodóntido. La mayoría de las huellas dejadas por dinosaurios en La Rioja son de carnívoros, un 80%, ornitópodos o herbívoros, un 16% y sólo un 4% corresponderían a los saurópodos. Aunque el impactante descubrimiento de Félix en Igea, todavía sin publicar, hará variar estos números, pues en este yacimiento predominan las huellas de saurópodo. Según Moratalla y Sanz estos porcentajes son similares a los de otros megayacimientos norteamericanos como los de la formación Glen Rose, en Texas, uno de los primeros yacimientos de huellas estudiados por el legendario cazador de dinosaurios R.T. Bird. Aunque no esté dedicado a los clásicos yacimientos del río Paluxi, en la Glen Rose, no podemos evitar comentar aquí que este yacimiento, aunque estudiado en los años 40 está ahora en pleno ojo del debate entre unos dinosaurólogos y otros, ¿se trata de la evidencia de caza de un dinosaurio saurópodo, un herbívoro gigante del Cretácico Inferior, el Pleurocoelus, por un terópodo, el Acrocantosaurus?. Tenemos que decir que Pleurocoelus guarda cierta relación con nuestro saurópodo de Peñarroya de Tastavins, pero esta será otra historia. Una observación interesante de Moratalla y Sanz es que en las huellas riojanas se puede observar un cambio en las faunas Cretácicas y este cambio se refleja en las huellas, desde los yacimientos más antiguos, Berriasiense medio a los más modernos, del Aptiense inferior. Por una parte las faunas más antiguas están dominadas claramente por la presencia de terópodos y por otra, tanto el registro paleontológico como la diversidad (o abundancia de tipos distintos) de rastros de ornitópodos y de saurópodos aumenta desde los yacimientos más antiguos a los mas modernos. Los dos equipos de Madrid y La Rioja coinciden en que los yacimientos riojanos confirman el comportamiento gregario de los dinosaurios tanto terópodos, como grandes y pequeños herbívoros.

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FICHAS DE DINOSAURIOS PELECANIMINUS (EL DINOSAURIO QUE SE PARECE A UN PELÍCANO) FICHA TECNICA: Género: Pelecanimimus Especie: Pelecanimimus polyodon Clasificación: Theropoda, Coelurosauria, Ornithomimidae Material: Un esqueleto parcial articulado Autores: B. Pérez-Moreno, J.L. Sanz, A.D. Buscalioni, J.J. Moratalla, F. Ortega, y D. Rasskin-Gutman. (Universidad Autónoma de Madrid). Año de su publicación: 1994 Longitud: Unos 2 metros Peso: Unos 25 kg. Alimentación: Carnívoro de pequeños vertebrados Período: Cretácico inferior (Barremiense). Hace unos 120 millones de años Distribución: Yacimiento de las Hoyas, Cuenca (España) El descubrimiento de dinosaurios en el yacimiento de las Hoyas (Cuenca) es sin duda uno de los casos de perseverancia y dedicación. El yacimiento fue encontrado por J. Romeral, un aficionado a la paleontología que observo fósiles de cangrejos en lajas de rocas utilizadas en la construcción. Una vez localizado el lugar se puso en contacto con la Universidad Autónoma de Madrid, que desde hace veinte años realiza excavaciones sistemáticas en el yacimiento. El equipo esta dirigido por el profesor José Luis Sanz y lo que se explica a continuación es el resultado de las investigaciones del equipo. Las Hoyas se encuentra en la Serranía de Cuenca, en rocas que su equivalentes en edad a algunos de los yacimientos de Galve (Teruel) bien conocidos por los aragoneses. El yacimiento de las Hoyas (Cuenca) es mundialmente conocido por tener sus fósiles conservación excepcional. Se encuentran en una caliza laminada en cuyo interior guarda fósiles que han conservado todos sus caracteres anatómicos y en algún caso hasta su color original. El trabajo en el yacimiento consiste en abrir manualmente lajas hasta que la suerte nos permita dar con el fósil de su interior. Este trabajo es lento y delicado ya que la gran parte de las lajas están vacías. En las Hoyas se han encontrado miles de restos de plantas (cicadales, helechos, coníferas y angiospermas primitivas) e invertebrados (insectos, crustáceos y vertebrados). Se han encontrado esqueletos articulados de peces, salamandras, sapos, lagartijas, cocodrilos, aves y dinosaurios. Hasta el año 1993 los dinosaurios eran escasos habiéndose encontrado restos aislados de carnívoros y fragmentos de saurópodos. El resto fósil de dinosaurio más importante que ha aparecido en este yacimiento es parte de un esqueleto articulado que fue descubierto en 1993 con el que se describió el nuevo género Pelecanimimus. Se ha recuperado la parte anterior del esqueleto que incluye el cráneo, el cuello, el cuerpo y las patas. Hay impresiones de la piel que nos permiten conocer estructuras formadas por las partes blandas. Pelecanimimus se ha incluido en los ornitomimosaurios, un grupo de dinosaurios bien conocidos en el Cretácico

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superior de Asia y Norteamérica. Los ornitomimosaurios se caracterizan por sus magníficas condiciones para correr por lo que se los ha comparado con las avestruces. Los géneros americanos y asiáticos carecen de dientes, lo que ha hecho pensar a los investigadores que eran omnívoros y que se alimentarían tanto de plantas, como de animales. Pelecanimimus es singular por ser el ornitomimosaurio más antiguo que se conoce, por ser el único que se ha encontrado en Europa y por tener dientes. En efecto el carácter más interesante de Pelecanimimus es la presencia de 220 dientes muy finos, que parecen adaptados a cortar carne de pequeños animales y también podrían servir para arrancar hojas y frutos, de manera similar como harían los representantes más modernos de la familia. Un hecho excepcional en Pelecanimimus es la presencia de impresiones de la piel, por lo que podemos tener información de estructuras insospechadas a partir del estudio de los huesos. como es la impresión debajo de su garganta que tiene una forma parecida a la de los pelícanos (de ahí viene el nombre del dinosaurio) que desconocemos cual sería su función, pero podría ser perfectamente una bolsa de recepción de la peces pescados, al igual que hacen los pelícanos. También tenía una pequeña cresta en la parte trasera del cráneo, por eso en las reconstrucciones se hacen con esta estructura. Es curioso que en los sedimentos donde se ha encontrado Pelecanimimus, a pesar de las excavaciones continuadas, no se han recuperado restos de dinosaurios grandes. En cuanto a otros vertebrados, también son de pequeño tamaño. Quizás las condiciones ambientales de las Hoyas eran inadecuadas para la vida de los grandes dinosaurios y únicamente lo podían hacer pequeños como Pelecanimimus. Es sin duda una sugerencia interesante que esperemos que el equipo del Doctor José Luis Sanz nos revele en los próximos años.

THERIZINOSAURUS (EL DINOSAURIO GUADAÑA) Género: Therizinosaurus Especie: Therizinosaurus cheloniformis Clasificación: Theropoda Coelurosauria Therizinosauoidea Material: Fragmentos aislados de su esqueleto. No hay un ejemplar completo Autores: E. A. Maleev (de Rusia) Año de su publicación: 1954 Longitud: Se considera que estaría entre 4 y 9 metros Peso: Hasta 2 toneladas Alimentación: Incierta. Parece que sería herbívoro, pero no hay que descartar que comiera también pequeños vertebrados terrestres o peces. Período: Cretácico superior (entre 70 y 65 millones de años) Distribución: Mongolia y China Therizinosaurus es un dinosaurio que pertenece al extraño grupo de los Therizinosauria, del cual se conocen seis géneros: Alxasaurus, Enigmosaurus, Erlikosaurus, Nashingosaurus, Segnosaurus y Therizinosaurus. Su escasez y su morfología poco habitual ha provocado muchas interpretaciones diferentes sobre su modo de vida. Hasta el

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momento solo se han encontrado en el Albiense (entre 112 y 97) millones de años y en el Maastrichtiense (entre 74 y 65 millones de años) de China. Algunos fragmentos encontrados en Norteamérica podrían pertenecer a estos dinosaurios, pero está por confirmar. Unicamente se han podido realizar reconstrucciones más o menos fiables de Alxasaurus y Therizinosaurus. Las primeras garras de este dinosaurio se encontraron en el desierto del Gobi en el transcurso de una expedición rusa-mongola en 1948. Estas garras eran tan diferentes a las de cualquier dinosaurio conocido que se atribuyeron a una gran y enigmática tortuga. En años posteriores fueron encontrándose restos aislados que indudablemente pertenecían a dinosaurios, pero que era imposible situarlos en alguno de los grupos conocidos. Un brazo desmesuradamente largo se clasifico como de terópodo. Unos fragmentos de la pelvis y del cráneo se incluyeron en Prosauropoda, un grupo de dinosaurios de Triásico, que supuestamente habían desaparecido hacía 100 millones de años. Algo que resultaba sorprendente. El misterio empezó a solucionarse cuando en 1988 se descubrió un esqueleto prácticamente completo por parte de una expedición chino-canadiense al desierto de Alshan en el norte de China. A partir de este y otros descubrimientos posteriores se pudo incluir a Therizinosaurus y a otros dinosaurios cercanos en los Theropoda, aunque como vamos a ver son unos terópodos muy peculiares. Los Therizinosáuridos son unos terópodos que se diferencian por tener un cráneo pequeño y con pocos y pequeños dientes que se encuentran en la parte posterior de la boca. Tienen un largo, poderoso y complejo cuello. El cuello y la cabeza son muy diferentes de los grandes terópodos (carnosaurios) que tienen una cabeza grande y poderosa que les permite penetrar en sus víctimas. El cuello se parece más al de un saurópodo. La cola es corta. Los brazos estaban distintivamente alargados y terminan en unas largas garras que varían de algo curvadas a prácticamente rectas. Las garras de Therizinosaurus son las más grandes conocidas. Los huesos del brazo tiene unas inserciones musculares bien marcadas, lo que indica unos brazos poderosos. Las piernas eran cortas y poderosas. Sus pies eran cortos y anchos. Los Terizinosáuridos conocidos variaban entre 4 y 8,5 metros y su peso entre los 160 y las dos toneladas. Uno de los misterios es la alimentación de estos poderosos dinosaurios. Los dientes parecen adaptados a una dieta vegetal, aunque no se puede descartar que pudieran comer pequeños vertebrados. Las manos pueden girar y flexionarse con una cierta facilidad. Al final de las manos hay unas grandes y rectas garras son totalmente diferentes de las curvadas que tienen los dinosaurios carnívoros. Por tanto no parece que estuvieran adaptadas para desgarrar a las presas. Para interpretar su función, nos podemos fijar en las rocas de donde se han recuperado estos dinosaurios. Los esqueletos fosilizaron en sedimentos depositados en lagos o en ríos, a las orillas de los cuales estos animales acudirían a comer de los arbustos y de los árboles de la orilla. En primer lugar tendrían un papel defensivo de los grandes depredadores como el tiranosáurido Tarbosaurus que abunda en las mismas rocas que Therizinosaurus, pero además esta garra podía tener un importante papel en la alimentación. Algunas de las partes del cuerpo de los Terizinosauridos tienen paralelismo con dos mamíferos, uno extinto los chalicotéridos y uno actual los gorilas. Los chalicotéridos (los caballos con garras) tenían unos largos brazos al final de los cuales había unas garras que les servía para romper la vegetación. La forma del cuerpo recuerda a la de un gorila, un mamífero de selva acostumbrado a romper las plantas para alimentarse. Este paralelismo entre dinosaurios y mamíferos se llama convergencia adaptativa, y en definitiva se trata que aparezca estructuras similares en organismos de distintas épocas como respuesta a unas similares condiciones de vida o de alimentación. Si esta interpretación es correcta Therizinosaurus utilizaría sus potentes garras para romper el follaje posteriormente comérselo. Su largo y poderoso cuello le permitiría moverse con facilidad entre ramas y arbustos. En definitiva sería uno de los pocos casos conocidos de terópodos vegetarianos.

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Esta interpretación de los hábitos alimenticios de Therizinosaurus es objeto de polémica, ya que hay autores que consideran que sus largas garras podrían utilizarse para la pesca o para destruir termiteros. En este segundo caso estaríamos ante un dinosaurio comedor de insectos, lo que supondría un caso único en este grupo.

COMPSOGNATHUS (EL DINOSAURIO CON MANDÍBULA ELEGANTE) Género: Compsognathus Especie: Compsognathus longipes Clasificación: Theropoda, Coelurosauria Compsognathidae Material: 2 esqueletos prácticamente completos Autores: A. Wagner Año de su publicación: 1861 Longitud: Entre 70 y 90 cm. Peso: Ente 2 y 3 kg. Alimentación: Carnívoro de pequeños vertebrados Período: Jurásico superior. Hace unos 155 millones de años Distribución: Baviera (Alemania) y el sur de Francia Hasta la década de los setenta Compsognathus ha sido el dinosaurio mejor conocido, a pesar que su principal característica está relacionada con lo contrario a la mayoría de los dinosaurios. Compsognathus es el dinosaurio más pequeño que se conoce. En vida difícilmente superaría los 90 cm. del extremo de la nariz hasta el final de la cola. En libros de divulgación se compara su tamaño al de una gallina con una larga cola. La fama de Compsognathus se debe sobre todo por ser uno de los primeros especimenes de dinosaurios prácticamente completos que se encontraron. Lo describió el paleontólogo alemán A. Wagner en 1861, sin embargo no fue capaz de identificarlo como un dinosaurio, quizás por su pequeño tamaño o quizás porque en ese momento se tenía una idea muy parcial de la morfología de los dinosaurios. Wagner lo consideró como un tipo de Saurio. Pero sus peculiares características anatómicas no pasaron desapercibidas para el paleontólogo inglés Huxley, uno de los precursores de la teoría de la evolución. En un trabajo de 1868 considero que Compsognathus era un dinosaurio o muy cercano a ellos. En trabajos posteriores apunto su parecido a las aves, lo que le sirvió para relacionar dinosaurios y aves. Este autor se adelanto en más de 100 años a uno de los hechos que está comprobado en la actualidad, que las aves provienen de los dinosaurios, son verdaderos dinosaurios con plumas como veremos más adelante. Las hipótesis de Huxley hicieron que la visita para estudiar el fósil de Compsognathus depositado en el Museo Paleontológico de Munich fuera obligada para todos los especialistas en dinosaurios del Mundo. Algunos se atrevieron a lanzar hipótesis sobre la vivaviparidad de los dinosaurios, ya que en el interior del ejemplar se podían ver unos huesos diminutos de reptil, que podrían ser embriones. Como veremos después estas ideas iban descaminadas, pero sirvieron para acrecentar la fama del ejemplar. En la época moderna, lo primero que se planteó era conocer la exacta localización donde se encontró este dinosaurio, ya que originalmente no se sitúo, posiblemente debido a que fue recogido por una persona diferente de Wagner. El Dr. Wellhofer, el mayor

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especialista mundial en Pterosaurios y el Dr. J. Ostrom famoso paleontólogo americano que estudio Deinocychus hicieron un verdadero trabajo de investigadores. Primero desempolvando viejas anotaciones y en segundo lugar visitando los diferentes afloramientos concluyeron que provenía de las Calizas de Solnhofen en las cercanías de Kelheim. Las calizas de Solnhofen son famosos por sus espectaculares restos de vertebrados como ictiosaurios, pterosaurio, Archeopteryx e invertebrados que conservan sus partes blandas. La pista se las dio la presencia de varios ejemplares de Saccocoma. Este organismo es un invertebrado marino relacionado con los actuales “lirios de mar”. Por tanto nos está indicado que el esqueleto de Compsognathus fosilizó en un fondo marino. Posiblemente llego hasta allí transportado por las corrientes marinas desde el continente cercano. Algunos de los niveles de las Calizas de Solenhofen tienen acumulaciones de Saccocoma, el misterio estaba desvelado. Hasta el momento no se ha encontrado un nuevo ejemplar de Compsognathus en las calizas de Solenhofen. El otro ejemplar que se conoce se encontró en 1972 en una calizas del final del Jurásico del sur de Francia. Es algo más grande que el ejemplar alemán, pero esta mal conservado. Compsognathus era un dinosaurio que andaba a dos patas (bípedo) que estaba adaptado a la carrera. Tenía unos dientes típicos de un predador. Dado su pequeño tamaño debía alimentarse de insectos y de pequeños vertebrados como lagartos, mamíferos o anfibios. El esqueleto de Alemania tiene en su interior los restos de un lagarto llamado Bavarisaurus, que en algunos casos se confundió con un pequeño dinosaurio y de ahí nacieron las ideas que Compsognathus era vivíparo. Bavarisaurus es un lagarto parecido a los actuales y por tanto rápido. Si Compsognathus era capaz de predar este pequeño reptil demuestra además de por la arquitectura de sus huesos que era un depredador rápido y ágil, que se ayudaría de sus largos brazos para inmovilizar a sus víctimas.

GIGANOTOSAURUS (EL DINOSAURIO GIGANTE DEL SUR) Género: Giganotosaurus Especie: Giganotosaurus carolini Clasificación: Theropoda, Tetanurae Material: Dos ejemplares. El holotipo casi el 70%. Del segundo una mandíbula Autores: R. Coria y L. Salgado Año de su publicación: 1995 Longitud: Podría llegar a los 16 metros Peso: Unas 8 toneladas Alimentación: Carnívoro de grandes dinosaurios Período: Cretácico inferior (Albiense) Distribución: Argentina Giganotosaurus tiene el privilegio de ser el dinosaurio carnívoro más grande que se conoce, mayor que el famoso Tyrannosaurus rex. Sus primeros restos se descubrieron en 1993 por parte de Ruben Carolini, un aficionado y entusiasta prospector de dinosaurios. En su vehículo arenero se recorría largas distancias por la Patagonia hasta que dio con el descubrimiento más importante de su vida. En las cercanías de El Chocón, al norte de la

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Patagonia encontró unos enormes huesos. Puso el descubrimiento en conocimiento de las autoridades locales, quienes encargaron la excavación a los paleontólogos R. Coria (Museo Carmen Funes de Neuquén) y L. Salgado (Museo Universidad Nacional de Comahue, Neuquén). Los restos se encontraron en Formación Rio Limay, que tiene una antigüedad de unos 100 millones de años (Albiense-Cenomaniense). La excavación cumplió las expectativas más optimistas, ya que se pudieron recuperar casi el 70% del dinosaurio. incluyendo la mayor parte del cráneo, vértebras dorsales, de la cola, la escápula, la cadera, los fémures, la tibia y la fíbula. El director del Museo de Comahue, el paleontólogo Jorge Calvo, mientras nos enseñaba las fotografías de la excavación nos comentaba que los huesos estaban cerca unos de otros, pero no en total conexión. La explicación que nos daba es que una vez enterrados, se había producido un pisoteo de otros dinosaurios lo que habría producido el desplazamiento de los huesos dentro de la arcilla donde habían comenzado los procesos de fosilización. En 1995, Coria y Salgado dieron a conocer este dinosaurios en la prestigiosa revista Nature y dedicaron el nombre de la especie al descubridor de los primeros restos. La rapidez que se planteo la extracción y estudio de estos restos, era debido a que inmediatamente se dieron cuenta que era un terópodo gigantesco. Basta decir algunas medidas, su fémur medía 1.43 cm. y su cráneo 1.80 cm. Del segundo ejemplar solo se ha recuperado una mandíbula, que pertenecería a un ejemplar que podría tener un cráneo de casi 2 metros de longitud. Aunque su principal arma sería su gran y poderosa cabeza capaz de atacar cualquier herbívoro gigante. Cada uno de sus dientes tiene 20 cm. de longitud, se pueden reconocer fácilmente, además de por su tamaño, por tener unas típicas ranuras en sus afilados bordes. En el Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza hay un molde de uno de esos dientes que ocupa toda la mano. Los huesos de este dinosaurio son más robustos que los de Tyrannosaurus, por lo que podemos suponer que se trataba de un animal mucho más peso. Otra peculiaridad es que tiene unas manos más grandes que el gigante norteamericano. Es de suponer que tuvieran la función de agarrar a sus presas. Giganotosaurus perteneció a un grupo de terópodos carnívoros entre los que también se encuentra Carcharodontosaurus (dinosaurio con dientes afilados) que se ha encontrado en el norte de África, un gigante de 14 metros. Sin embargo pertenecen a otro distinto que Tyrannosaurus rex, que evoluciono independientemente de otros ancestros. La similitud entre dinosaurios como Carcharodontosaurus y Giganotosaurus es una de las pruebas que demuestra que África y Sudamérica estaban poco separadas en el Cretácico inferior. Posteriormente fue creciendo el Atlántico Sur hasta llegar a ser el gran océano que conocemos actualmente. España se encontraba cerca de África, por lo que surge la pregunta si podemos encontrarlos aquí. La respuesta es que es posible. Por el momento no se han encontrado restos de Carcharodontosaurus y Giganotosaurus en Aragón, pero hay algunas evidencias que nos permiten suponer que podemos encontrarlos. Estas evidencias son varios fragmentos de dientes recuperados en Zaragoza y Teruel que por su desmesurado tamaño podrían pertenecer a algún pariente cercano de estos terópodos. Conforme nuestras investigaciones se vayan desarrollando y con un poco de suerte quizás podamos tener nuestro gigante. Con su gran tamaño, Giganotosaurus estaba capacitado para predar cualquier dinosaurio grande. En los niveles donde se ha encontrado son abundantes los saurópodos como Rebbachisaurus, que sin duda sería uno de sus presas. Su cuerpo esta preparado para la caza activa, aunque no sería de extrañar que se aprovechara de restos abatidos por otros carnívoros, a los que espantaría de sus presas aprovechando su gran tamaño.

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SEISMOSAURUS (EL DINOSAURIO QUE HACÍA TEMBLAR) Género: Seismosaurus Especie: Seismosaurus hallorum Clasificación: Sauropoda. Diplodocidae Material: Un ejemplar del que se ha recuperado aproximadamente el 50% Autor: D. D. Gillete Año de su publicación: 1991 Longitud: Entre 39 y 52 metros. Peso: Más de 50 toneladas Alimentación: Herbívoro Período: Jurásico Superior. Entre 150 y 145 millones de años Distribución: EE.UU. El esqueleto de Brachiosaurus montado en el Museo de Berlín ha sido durante décadas el mayor dinosaurio conocido. Sin embargo a partir de los años ochenta se encadenaron una serie de descubrimientos de saurópodos que pretendían ser cada uno de ellos el mayor de todos. Nombres como Ultrasaurus y Seismosaurus en el Jurásico superior de Norteamérica, y Argentinosaurus y el nuevo Rocasaurus en el Cretácico de Argentina se han ido sucediendo. Independientemente de cual pueda ostentar el récord, Seismosaurus es uno de esos gigantes que parece imposible que hubieran podido moverse por la tierra firme y basta con mirar la ficha técnica. En 1979 dos geólogos Arthur Loy y Jan Cummings realizando prospecciones en busca de uranio, encontraron los primeros restos en unas areniscas de la Formación Morrison en Nuevo Méjico (EUA). En un principio se quedaron sorprendidos del descubrimiento ya que nunca se había encontrado dinosaurios en estos niveles. Seis años mas tarde el paleontólogo D.D. Gillete visito el yacimiento. Lo que pudo ver era unas vértebras caudales gigantescas que se encontraban en conexión anatómica. También se atrevió a una primera identificación, era un saurópodo cercano a Apatosaurus y a Diplodocus, pero mucho más grande. En 1985 se iniciaron los trabajos de excavación de Sam, tal y como se lo bautizo. Se comenzó a desenterrar vértebras de lo cola, que en ese momento no se conocía si la posición en la cola era anterior o media. Al final de la campaña el problema que tenía Gillette es que no sabía por donde seguir. Una vez recuperado el material que afloraba en superficie intuía que podía haber más dinosaurio enterrado, pero el problema era ¿por donde? La ayuda vino por parte de geofísicos del Laboratorio Nacional de Los Alamos (el lugar donde se hizo la primera bomba atómica). Aplicando técnicas de prospección geofísica, en las que se produce una explosión controlada y se registra la velocidad de las ondas que produce. Cuando hay cambios en la velocidad, es porque hay material diferente, por ejemplo un hueso. De esta manera pudieron delimitar exactamente donde estaban el resto de los huesos y excavarlos con precisión. Los trabajos de excavación resultaban relativamente sencillos ya que la arena que formaba la matriz se limpiaba con instrumentos sencillos. Más complicado fue el traslado de los huesos, especialmente el sacro, debido a que pesaba varias toneladas. Una vez en el laboratorio Gillete se encontró con el problema añadido de delimitar el hueso. Los diplodócidos tienen unas láminas de hueso tan finas, que en ocasiones resulta difícil diferenciarlo de la matriz, si no tienen diferente color. Para ayudarse utilizo una

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técnica novedosa que consistía en iluminarlas luz ultravioleta. Dada la diferente composición, con esta luz no había ninguna dificultad en diferenciar adecuadamente el hueso. En donde se alojaba la cavidad torácica se encontraron 101 gastrolitos. También se encontraron dientes de terópodos alosáuridos que demuestran que Sam fue devorado por los carnívoros antes de su definitivo enterramiento. Tras varios años de excavación se ha recuperado de Seismosaurus vértebras del cuello; del cuerpo y de la cola; costillas y la cintura pélvica. Su morfología se adapta bien a la de un diplodócido, pero sin duda el más grande y el más largo conocido. La medida de la longitud es aproximada, ya que no se ha recuperado el esqueleto completo. Para obtenerla se ha tenido en cuenta las proporciones de otros dinosaurios cercanos como Diplodocus carnegii. Los restos de Seismosaurus son posiblemente los más modernos de su familia, lo que podría representar que es uno de sus últimos representantes. Se podría especular que precisamente el desmesurado tamaño que llegaron a alcanzar fuera una de las razones por la que finalmente desaparecieron, pero la razón no la conocemos. Los otros gigantes que le sucedieron en el Cretácico Inferior corresponden a otras distintas familias de saurópodos

SALTASAURUS (EL DINOSAURIO DE SALTA) Género: Saltasaurus Especie: Saltasaurus loricatus Clasificación: Sauropoda. Titanosauridae Material: Varios ejemplares incompletos del mismo yacimiento Autores: José Bonaparte y Jaime Powell Año de su publicación: 1980 Longitud: Hasta 12 metros. Peso: Unas 50 toneladas Alimentación: Herbívoro Período: Cretácico Superior. Sobre los 70 millones de años Distribución: Argentina Saltasaurus esta incluido en los Titanosauridae, la única familia de saurópodos que se encuentra en el Cretácico superior. A pesar de ser la única, se han reconocido sus restos en todos los continentes. Los mecanismos que utilizaron para este poblamiento resultan desconocidos. Lo que si se puede apuntar es que la familia de saurópodos que tiene un mayor número de géneros, y una de ellas es Saltasaurus Lo primero que puede resultar chocante es el nombre de este dinosaurio. En muchas ocasiones se utilizan nombre de localidades o regiones para nombrar a un dinosaurio. Precisamente de ahí viene su nombre. Salta es una provincia del noroeste de Argentina, donde se encuentra la zona del Brete. Esta zona fue objeto de un intenso estudio en busca minerales de uranio. Como una de los resultados de estas prospecciones, C. Danieli da a conocer el descubrimiento de fragmentos de hueso con radiactividad. La mala conservación y el estado fragmentario de los restos impedía cualquier tipo de identificación del dinosaurio.

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En 1975 una expedición dirigida por el famoso paleontólogo argentino J.F. Bonaparte localizó una acumulación de huesos sobre una loma cercana a una cantera de cal situada en la finca de “El Brete”. Las excavaciones duraron varios meses, encontrándose restos de dinosaurios saurópodos, terópodos grandes y pequeños y de aves. Es de destacar que las aves de este yacimiento son únicas en el mundo, por lo que se ha descrito con ellas un grupo que se ha llamado Enanthiornites. El yacimiento se ha interpretado como un lugar costero donde desembocaba un río. En las orillas había abundante vegetación que es de la que alimentaría Saltasaurus. Los restos recuperados de Saltasaurus provienen de varios individuos distintos, aunque no se pudo recuperar un ejemplar completo. Por ejemplo del cráneo únicamente hay fragmentos, desconociendo la morfología general. Entre los distintos individuos se conoce casi el 90% de Saltasaurus, entre todos los restos podemos tener una bastante idea aproximada de como era. Era un saurópodo de miembros robustos y con un tronco en forma de barril acentuado por el ancho de la pelvis. El paleontólogo argentino J. Powell, lo describe como un cuerpo hipopotamoide. Este esqueleto robusto también se puede interpretar a partir de sus poderosos huesos apendiculares, por tener las vértebras del cuello cortas y anchas. Las vértebras de la cola tienen unos centros vertebrales anchas. Uno de los descubrimientos más interesantes de Saltasaurus es que por primera vez se pudo demostrar que había saurópodos acorazados. Anteriormente se habían encontrado placas dérmicas aisladas que se identificaban siempre de ankilosáuridos. Sin embargo la presencia de ocho placas óseas junto a uno de los esqueletos demuestra que las poseían. Hace que sea el mayor dinosaurio con armadura que se conoce. Las placas son ovaladas y con unas distintivas y gruesas púas. Su tamaño es variable, las más grandes llegan a ser de 20cms, como el de un plato de postre. La distribución exacta de las placas es desconocida, pero es previsible que estuvieran situadas en la parte de arriba del cuerpo del saurópodo, además formarían un pavimento bien empaquetado. Este pavimento conformaría un sistema de defensa pasiva como la que tienen los armadillos actuales. La posesión de esta armadura los habría protegido en parte de los depredadores, ya que sus huesos son de un dinosaurio relativamente lento. Una de las dudas que tienen los paleontólogos en la actualidad es si las placas dérmicas son exclusivas de Saltasaurus y de los dinosaurios más cercanos. O por el contrario las tenían todos la familia Titanosauridae. Las dudas nacen de encontrar placas dérmicas en titanosaúridos del Cretácico superior de España y de Francia, si fueran cercanos a Saltasaurus implicaría una unión del Sur de Europa con Argentina que por el momento no esta demostrada.

HERRERASAURUS: EL DINOSAURIO DE HERRERA Género: Herrerasaurus Especie: Herrerasaurus ischigualastensis Clasificación: Theropoda, Herrerasauridae Material: 10 especimenes con el esqueleto casi completo de un sólo yacimiento, el Valle de la Luna, en el Noroeste de Argentina Autor: O. A. Reig Año de su publicación: 1963 Longitud: 3 a 4,5 metros Peso: de 250 a 300 kg Alimentación: Carnívoro

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Periodo: Triásico superior, hace unos 225-231 millones de años Distribución: Noroeste de Argentina Este dinosaurio carnívoro, casi del tamaño de un hombre sería el predador más grande de su tiempo en Argentina. Los huesos de las extremidades de Herrerasaurus son huecos y largos y la cola tiene sus vértebras trabadas de modo que debía de tener cierta rigidez, lo que, como en otros dinosaurios bípedos le daría mayor estabilidad en la marcha. Los dientes son agudos y aplastados lateralmente, además tienen el borde aserrado como los de los dinosaurios carnívoros más modernos, sin embargo las presas favoritas de Herrerasaurus, los primitivos reptiles herbívoros del triásico, los rincosaurios desaparecieron al final de este período. En el árbol genealógico de los dinosaurios el lugar del más antiguo, el más primitivo de todos los dinosaurios lo ocupan dos terópodos de pequeño tamaño, Herrerasaurus y Eoraptor. Sin embargo no son estos dos géneros el nudo común del que parten todas las ramas del árbol de los dinosaurios. Hay algún dinosaurio todavía desconocido que ha de tener caracteres más primitivos que los de los saurópodos, los terópodos y los ornitisquios a la vez pero que a la vez sea un carácter único para todos los dinosaurios, tiene que ser además mas moderno que Lagosuchus, un pequeño reptil considerado por la mayoría de los dinosaurólogos como el pariente más cercano a los dinosaurios. No lo conocemos todavía, pero si se encuentra, seguro que tiene una edad más antigua que el primer dinosaurio y más moderna que Lagosuchus, es decir es anterior al Triásico superior, entre los 230 y los 220 millones de años. Además todos los parientes más cercanos a los dinosaurios y los primeros dinosaurios se encuentran en lo que hoy es Argentina por lo que podemos decir que el origen de los dinosaurios tiene que estar en algún lugar de América del Sur. Además podemos predecir que será un animal bípedo. Hasta la aparición de Lagosuchus los tetrápodos o vertebrados terrestres eran cuadrúpedos, sólo con sus parientes cercanos y los dinosaurios se tienen las primeras evidencias de una locomoción bípeda. La aparición de la locomoción bípeda es un importante hito en la evolución de los vertebrados terrestres pues libera las manos para otras tareas como la sujeción de alimentos y ayuda en la predación. Herrerasaurus presenta un mosaico de caracteres, es decir tiene tanto caracteres primitivos como derivados, y en paleontología a esta mezcla se le llama mosaico. Se dice que un grupo tiene una evolución en mosaico cuando conserva caracteres primitivos y van apareciendo nuevos caracteres a la vez. Así, los primeros dinosaurios como Herrerasaurus y Eoraptor tienen caracteres primitivos y derivados juntos. Imaginen la dificultad de clasificar un animal de estos cuando sólo encontramos parte del esqueleto. Afortunadamente de Herrerasaurus tenemos unos 10 esqueletos casi completos en los que vemos que este animal tiene el número más bajo de vértebras sacras de todos los dinosaurios, pues el sacro sólo lo forman dos; aunque las costillas sacras son bastante más robustas que en otros reptiles con el mismo número de vértebras sacras. Este es un carácter primitivo en los reptiles y si no fuera por otros caracteres no podríamos clasificar a Herrerasaurus como un dinosaurios pues la condición para ser dinosaurio es tener tres vértebras o más en la región sacra (cuando vean un esqueleto de dinosaurio. Les sugerimos que cuenten el número de vértebras que se encuentran entre los dos huesos más grandes de la cadera, el ilion, rara vez encontrarán menos de 4). Por otra parte la mandíbula tiene una doble articulación, la llamada articulación intramandibular, que es un carácter muy moderno, típico de los grandes dinosaurios carnívoros como Tyrannosaurus rex entre otros y que hace que la boca pueda abrirse más de lo normal, como las puertas o ventanas con más de una hoja que están articuladas por bisagras.

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TSINTAOSAURUS: EL DINOSAURIO DE TSINTAO Género: Tsintaosaurus Especie: Tsintaosaurus spinorhinus Clasificación: Ornitischia, Hadrosauridae Material: Un ejemplar desarticulado. Autor: Young Chung Chien Año de su publicación: Longitud: 15 metros Peso: de 2-3 toneladas Alimentación: Herbívoro Período: Cretácico superior, hace unos 70 millones de años Distribución: Noroeste de China Tsintaosaurus es un hadrosaurio que se encontró en China. en la década de los cincuenta. Los hadrosaurios son conocidos también como dinosaurios “pico de pato” por la forma anterior de la mandíbula que probablemente iría recubierta de un “pico” semejante al de los patos actuales. Son los dinosaurios más abundantes y diversos durante el Cretácico superior. Eran grandes dinosaurios herbívoros, de unos 15 metros de longitud en su mayoría y con pesos que solían oscilar entre 2 a 3 toneladas. Podían desplazarse indistintamente de manera cuadrúpeda o bípeda, en cuyos casos apoyarían las manos. Los hadrosaurios son los dinosaurios más abundantes de su tiempo, se han encontrado desde cientos de huesos desarticulados a esqueletos completos, articulados y con la impresión de la piel y el contenido estomacal en algunos casos. Es tal vez el grupo de dinosaurios más cosmopolita pues encontramos representantes suyos en todo el hemisferio norte, en Sudamérica y en Indochina. El primer dinosaurio completo, que permitió que el mundo viera cómo era un dinosaurio, apareció en el jardín de Joseph Leidy, un importante paleontólogo que había estudiado huesos sueltos de hadrosaurios en Filadelfia, Estados Unidos. Leidy encontró el primer dinosaurio completo, lo estudió y lo llamó Hadrosaurus foulkii en 1858. Por esto, a la familia se le llama Hadrosauridae, y el dinosaurio de Leidy es su prototipo. No es de extrañar que el primer dinosaurio americano fuera un hadrosaurio, ya que son muy abundantes en el Cretácico superior. Mas escasos son en Asia, donde las excavaciones de la década de los cincuenta en el yacimiento de Hsikou dio los restos de al menos seis individuos diferentes de hadrosaurios, con los que se describió dos especies: Tsintaosaurus spinorhinus y Tanius chingkankousens. Los restos no aparecieron en conexión, por lo que ha habido discusiones sobre la reconstrucción de Tsintaosaurus, ya que ha habido investigadores que conmiseraban que era un artefacto, al tener huesos de varios dinosaurios diferentes, pertenecientes a los hadrosaurios con cresta (lambeosaurinos) y sin cresta (hadrosaurinos). Hay fósiles excepcionales de hadrosáuridos y son especimenes que se han encontrado momificados. Estos dan mucha información sobre estos dinosaurios como: El “pico” o ramfoteca, que cubriría la parte anterior de la mandíbula superior. No se ha encontrado en la inferior. Una piel formada por escamas octogonales como en Edmontosaurus, una momia que se encuentra en el Museo de Historia Natural de Nueva York, o por placas poligonales y con tubérculos organizadas en distintos modelos. Desafortunadamente ningún fósil conserva el color original que tendrían en vida. Tal vez lo más característico de los hadrosáuridos son sus baterías de dientes. Como corresponde a animales herbívoros, los dientes tenían una corona alta y la superficie de

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masticación es plana, pero lo novedoso es que los dientes se encuentran adosados formando auténticas baterías dentales, compuestas por hasta tres filas unidas con 30 a 45 dientes desde la parte anterior a la posterior. Los dientes gastados estaban siendo reemplazados continuamente por los nuevos de manera que existía siempre una amplia superficie que molía eficazmente las duras fibras de las plantas de las que se alimentaban. Los hadrosaurios jóvenes sólo tendrían 10 a 12 dientes por fila, con un total de 30 a 36 dientes en cada batería dental mientras que los adultos podían alcanzar hasta 45 dientes por fila, esto es unos 135 dientes por batería dental. Otro carácter notable de los hadrosáuridos lambeosaurinos como Tsintaosaurus es la prolongación de los nasales (los huesos de la nariz) que contribuirían tal vez en la construcción de un aparato fonador. Este género y otros lambeosaurinos como Parasaurolophus y Corythosaurus se comunicarían eficazmente en las inmensas llanuras que caracterizaron las tierras que habitaban durante el Cretácico superior. En Tsintaosarus esta estructura es maciza y prolongada hacía adelante por lo que podría tener un papel de reclamo o distinción sexual.

NOTICIAS, CRÓNICAS E INTERNET UNA VISIÓN DE “CAMINANDO CON DINOSAURIOS” La cadena Tele 5 ha programado la serie divulgativa sobre dinosaurios más ambiciosa que se había realizado hasta el momento: Caminando entre dinosaurios. Esta compuesta por siete capítulos que nos relatan la vida durante el Mesozoico basándose fundamentalmente en vertebrados, entre los que los dinosaurios son las estrellas de la serie. A partir de paisajes reales que podrían asemejarse a los del Mesozoico, maquetas articuladas y reconstrucciones por ordenador la BBC da vida a algunos de los seres más fascinantes que han poblado la tierra. La serie tiene rigor científico y demuestra como la divulgación científica no tiene que ser sinónimo de aburrimiento. Los guionistas han utilizado tanto datos comprobados como interpretaciones basadas sobre todo en el actualismo, o dicho de otra manera en la comparación con organismos actuales que podían tener comportamientos similares. No se va a desgranar la serie en profundidad, pero si que vamos a repasar algunas partes lo que nos puede permitir conocer lo que razonablemente es cierto, de las partes que son mera especulación. Están representados otros grupos fósiles que no son dinosaurios. Los lectores de este artículo tienen claro que un invertebrado como un ammonites no es dinosaurio, pero donde hay mayores dudas son en los reptiles voladores o reptiles marinos. En la serie se explica que son líneas evolutivas distintas a la de los dinosaurios, pero estos comentarios pasan desapercibidos ante la riqueza visual de las imágenes. De hecho si hiciéramos una encuesta entre los que han visto la serie la mayoría hablaría sin problema de los dinosaurios voladores. Aquí puede venir el equivoco ya que no hay dinosaurios voladores y no hay dinosaurios adaptados a la vida marina, los dinosaurios eran exclusivamente terrestres. Los pterosaurios, plesiosaurios, ictiosaurios etc. son en realidad otros grupos de reptiles, muy distintos a los dinosaurios. Tenemos un hijo de 6 años de edad de nombre Lorenzo, junto al que vi. la serie. Sin duda lo que menos le gusto es que los padres se coman a los hijos, y especialmente desagradable es en el primero cuando una pareja de reptiles mamiferoides se comen a sus crías al sentirse atrapados dentro su madriguera por varios dinosaurios del género Coelophysis. Es este aspecto morboso quizás lo que menos nos ha gustado la serie. En el registro fósil hay algunos ejemplos de canibalismo que son la presencia de restos de individuos juveniles en individuos adultos. Sin embargo esto es anecdótico ya que los

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contenidos estomacales y los coprolitos (heces fosilizadas) que se han encontrado en el registro fósil aportan pocas pruebas sobre este canibalismo. En la serie también se tienden a exagerar los tamaños y pesos. Un ejemplo puede ser Liopleurodon , el gran reptil marino del Jurásico que en la serie tiene más de 20 metros, en realidad el tamaño máximo que conocemos sería de unos 12 metros. Siempre se puede argumentar que los reptiles no paran de crecer y que un organismo adulto podría alcanzar ese tamaño, pero no hay evidencias sobre ello. Una de las escenas más espectaculares es sin duda el “vuelo” de los dinosaurios tras la llegada de la onda de choque, resultado del impacto meteorítico que supuestamente marca el final de la era de los dinosaurios. Esta imagen resulta muy televisa pero, al menos, para un importante número de científicos esta lejos de estar demostrada. Acierta la serie en plantear un escenario complicado para los últimos dinosaurios en los que se había acabado la abundancia de alimentos debido a los cambios climáticos y a las erupciones volcánicas. Se podrían poner otras objeciones pero prefiero ver todo lo que de positivo tiene la serie. Se puede citar el movimiento de los dinosaurios, de los plesiosaurios y de los pterodáctilos me parece fascinante y sobre todo bastante real. En el caso de los dinosaurios este movimiento se conoce a partir de los estudios biomecánicos de los esqueletos articulados y del estudio exhaustivo de las icnitas (huellas fósiles). Combinando estos dos estudios y a partir de simulaciones por ordenador podemos acercarnos al movimiento de estos colosos. Por ejemplo a partir de las icnitas se ha descubierto que los saurópodos, los organismos terrestres más grandes que han existido, eran incapaces de correr, y además necesitaba tener tres de sus miembros a la vez en el suelo. Esto se refleja bien en la serie en el movimiento cansino de los diplodódicos del Jurásico. Si pudiéramos viajar en el tiempo y observáramos a los dinosaurios, con toda seguridad no variarían mucho de las reconstrucciones de la serie, con la única excepción del color de la piel. Hasta el momento nunca se han encontrado restos pigmentados de piel por lo que desconocemos por completo sus colores ¿Los dinosaurios tendrían una piel gris y monótona? o más bien se acercaría a la sinfonía de colores que tienden a adjudicarle en las reconstrucciones modernas y en la serie de la BBC. Para aclarar esta cuestión se puede comparar con la pigmentación de la piel de los modernos reptiles, pero en la actualidad en estos organismos hay un poco de todo, desde colores chillones hasta monocromos, grises o marrones. En la serie también se reflejan muchas de las líneas de investigación en los dinosaurios más importantes en los últimos años, como es el caso de los dinosaurios polares. Plantean las dos hipótesis más comunes para la colonización de este medio, en principio inhóspito por la ausencia de luz solar durante varios meses al año. Por un lado estarían los emigrantes que aprovecharían los meses más cálidos para desplazarse hacía los polos en busca de comida fresca, y por otra estarían los dinosaurios que vivirían en los polos para lo cual habían adquirido una visión adaptada a la oscuridad casi completa. Esto se ha visto en algunos hipsilofodóntidos del Cretácico inferior de Australia con una órbita mayor que especies similares pero que vivían en latitudes más altas. Otra línea de investigación es buscar el porque de la rápida diversificación de los dinosaurios en el Triásico superior, que supuso la desaparición de muchos grupos de reptiles que habían dominado el mundo hasta ese momento. En la serie se apunta la hipótesis más aceptada, que considera a los dinosaurios como unos organismos mejor adaptados, tanto por su rapidez como por su fisiología que les supuso una ventaja evolutiva diferente de sus parientes reptiles. Mucho más se podría escribir sobre esta fascinante serie, pero prefiero que los lectores la vean y disfruten con ella. LA PÁGINA WEB DEL NATURAL HISTORY DE NUEVA YORK: http://www.amnh.org/

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Siempre es un buen momento para entrar en la página Web del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York. Pero especialmente ahora es interesante porque se está celebrando una exposición sobre los últimos descubrimiento de dinosaurios en Mongolia. La exposición se denomina “Fighting dinosaur. New discoveries from Mongolia”. Para entrar en este apartado simplemente hay que pinchar en “exhibitions” y una vez dentro hay un póster con esta exposición En la página Web se pueden encontrar desde animaciones en 3D, imágenes de vídeo, espectaculares reconstrucciones y reproducción de algunas de las magníficas piezas que se exponen. Aunque sea una página en inglés aconsejamos que no se desanimen ya que sin necesidad de leer se puede disfrutar de lo más interesante. Queremos destacar la reconstrucción de Velociraptor, un dinosaurio bien conocido gracias a Spielberg y su película Parque Jurásico. Los que visiten la página se darán cuenta que esta nueva reconstrucción poco tiene que ver con la vimos en la película, sobre todo por haber puesto unas plumas en la cabeza del Velociraptor. También queremos destacar que el internauta puede ver el ejemplar de Oviraptor junto a sus huevos, del que se ha comentado en Padres e Hijos. NUEVO DINOSAURIO EN ITALIA: Paleontólogos italianos han descubierto un nuevo terópodo en rocas del Sinemuriense (Jurásico inferior). El resto proviene de la Lombardia, en el norte de Italia. Este dinosaurio carnívoro tenía 8 metros de largo. Su cráneo medía 70cms. Los restos se encuentran en una roca calcárea de la es necesario extraerlo lentamente. Unicamente se ha excavado el 10% del dinosaurio, para lo que se ha empleado más de 1800 horas distribuidas en 3 años de trabajo. Lo interesante de este nuevo dinosaurio según Cristiano Dal Sasso de Milán, uno de los paleontólogos que investigan lo restos, es que tiene caracteres de dinosaurios carnívoros modernos para lo que cabría esperar en un espécimen tan antiguo. Estos restos se expondrán en el Museo di Storia Naturale di Milano. SE HAN ENCONTRADO 5 ESQUELETOS DE TYRANNOSAURUS REX EN EE.UU. Jack Horner, conservador de Paleontología del Museum of the Rockies en Bozeman (EUA) y famoso paleontólogo por ser el asesor científico de las películas de Parque Jurásico, ha dirigido una excavación en la que se han encontrado cinco esqueletos de tiranosauridos en un yacimiento de Montana. Uno de ellos es puede llegar ser un ejemplar muy conocido, ya que por lo menos es un 10% más grande que Sue. Recordar que Sue es un ejemplar que fue comprado por el Museo de Chicago tras haber sido decomisado por parte de las autoridades federales a unos expoliadores. El plan es comenzar las excavaciones el próximo verano en cooperación con la Universidad de California. Estos ejemplares pueden ayudar a conocer la evolución de T. rex a lo largo de los últimos millones de años del Cretácico. El yacimiento es espectacular ya que además de estos grandes carnosaurios han aparecido varios esqueletos de Triceratops, cocodrilos y tortugas, que para transportarlos es necesario la ayuda de helicópteros. LAROUSSE DE LOS DINOSAURIOS. DEL INICIO A LA EXTINCIÓN Autores: Paul Barrett y José Luis Sanz Ilustraciones: Raúl Martín Editorial: Larousse Editorial S.A. Año 2000. La enciclopedia Larousse de los Dinosaurios es una de esas obras de divulgación científica que el aficionado a los dinosaurios no puede pasar sin comprarla. La gran

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mayoría de los libros de dinosaurios que nos llegan hasta nuestras librerías son traducciones de publicaciones inglesas o norteamericanas. Sin embargo la enciclopedia Larousse de los Dinosaurios es una parte del proyecto más ambicioso realizado en España para la divulgación de los dinosaurios. Para realizarlo se reunieron paleontólogos de la Universidad Autónoma de Madrid, el ilustrador Raúl Martín y la empresa Tryo Edición Digital, especializada en multimedia. De esta colaboración surgió un CD-Rom muy completo que se puede encontrar en las tiendas especializadas y que también recomendamos vivamente. Sin duda lo que resulta más atractivo del libro son las magníficas ilustraciones realizadas por Raúl Martín. En el campo de los dinosaurios los ilustradores norteamericanos son tradicionalmente los que han ido a la cabeza respecto a la calidad y fiabilidad. Sin embargo las ilustraciones de Raúl están a la altura de los mejores ilustradores mundiales. Un aspecto que se ha cuidado es que estas fotografías del pasado no cayeran en la excesiva fantasía y que en la medida de lo posible fueran fiables. Indudablemente en la labor del ilustrador de dinosaurios hay una parte donde tiene que desarrollarse la imaginación, ya que no podemos ver con nuestros ojos como eran en realidad. Pero este libro demuestra como puede obtenerse un equilibrio entre la fantasía y el rigor científico de manera que los resultados sean impecables La estructura del libro es clásica con una primera parte de generalidades que incluye aspectos tan generales como la clasificación de los dinosaurios o como se encuentran y se estudian. El resto de libro son fichas donde además de incluirse los clásicos que podemos encontrar en cualquier libro de divulgación se incluyen descubrimientos de los últimos años que hacen del texto bastante novedoso. Las fichas de los dinosaurios resultan agradables de consultar ya que han jugado con fotografía de huesos reales y reconstrucciones de manera que el lector pueda darse una imagen bastante fidedigna de cada dinosaurio. Especial interés tiene la ficha de Aragosaurus con una de las pocas reconstrucciones que se han hecho del saurópodo de Aragón. Además cada ficha incluye donde se ha encontrado, la edad explicada con una barra del tiempo y la escala relacionándola con el hombre. Los textos del libro están muy cuidados y la información que contiene esta al día. Se nota que están realizados por uno de los mejores equipos de dinosaurio de nuestro país con ganado prestigio internacional. De cada dinosaurio se ofrece una información paleobiológica, se trata de conocer a estos organismos del pasado como seres vivos, y para eso se explica como y donde vivían. DANN’S DINOSAUR RECONSTRUCTIONS: http://www.alphalink.com.au/~dannj/index.htm Una de las maravillas de Internet es que les permite viajar a cualquier parte del mundo únicamente tecleando unas letras. Hoy nos vamos a Australia, a visitar los dinosaurios australianos. En esta página se puede encontrar actualizada toda la información y reconstrucciones de los dinosaurios que se han encontrado en este continente. Tiene de interés que son géneros poco conocidos para el gran público, como Timimus o Austrosaurus. En la página se detallan los descubrimientos y los restos que se han encontrado de cada uno de ellos. También hay apartados de los reptiles voladores y marinos con algunas magníficas fotos de los hallazgos. Para el que tenga más interés y se anime a leer en inglés en la página hay información sobre los dinosaurios polares, que es uno de los temas de investigación en Paleontología de dinosaurios. Basta apuntar que Australia en el Cretácico se encontraba muy cerca del Polo Sur, por lo que los dinosaurios que vivían en este territorio debían estar adaptados a estar casi 6 meses al año sin la luz del día, e incluso a esporádicas heladas. Los yacimientos están situados geográficamente en un mapa de Australia, lo que nos permite estar situados en todo momento en este gran continente. En Australia se han encontrado muchos yacimientos de icnitas fósiles, en la

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página nos muestran unas de dinosaurios carnívoros y herbívoros del Jurásico con un excelente grado de conservación. EURODINO PROJECT: En el primer simposium sobre los dinosaurios europeos realizado en Düsseldorf (Alemania) se ha propuesto la realización del “Eurodinos Database Project”. Se trata de crear una base de datos entre los paleontólogos europeos que pueda ser utilizado tanto por los profesionales como los aficionados que necesitan comparar entre los huesos de los dinosaurios en sus investigaciones. Es un proyecto con una perspectiva totalmente altruista que dirige el paleontólogo portugués Octavio Mateus. Se trata de conocer que ejemplares originales y que moldes de cada dinosaurio se encuentra en cada museo de Europa. Por ejemplo no se necesita a Argentina para ver Carnotaurus, un dinosaurio encontrado en el Cretácico superior de la Patagonia, ya que hay un molde casi completo en Madrid y otro en Aathal (Zurich) y un cráneo en Munster (Alemania). No se necesita ir a EUA para ver un ejemplar completo de Allosaurus, un dinosaurio carnívoro del centro de EUA, porque muchos museos europeos tienen copias completas. Otro aspecto es que desgraciadamente algunos holotipos de los dinosaurios europeos están en exposiciones particulares, como el caso de Aragosaurus. La ausencia de paleontólogos profesionales en estas exposiciones particulares se traduce en la falta de garantía de la conservación de los ejemplares para el futuro. LOS HUESOS CORROBORAN LA RELACION ENTRE LOS DINOSAURIOS Y LAS AVES J. M. Rensberger, un investigador del Burke Museum of Natural History de Washington (EUA) y M. Watabe del Hayashibara Museum of Natural Sciences de Okayama (Japón) han encontrado nuevas evidencias en los huesos que confirman que las aves evolucionaron de un grupo de dinosaurios. Sus investigaciones se han hecho a partir de huesos recogidos en el Desierto de Gobi y en la Hell Creek formation de Montana (EUA). Han realizado 550 secciones de diferentes huesos y han estudiado su microestructura que varía en los vertebrados. Por ejemplo hay un grupo de dinosaurios, los Ornitomímidos que tienen los microcanales del interior del hueso más parecidos a los de un ave, que a los de un mamíferos. Las diferencias en las estructuras lamelares y caniculares reflejan que la explicación más racional es que las aves desciendan de un grupo de dinosaurios carnívoros. La aportación de estos autores refuerza cada vez más la teoría que considera que las aves son un grupo descendiente de los dinosaurios que no se extinguieron en el límite Cretácico-Terciario. Incluso van un poco más al considerar a las aves como dinosaurios con plumas. LIBRO: MITOLOGÍA DE LOS DINOSAURIOS Autor: José Luis Sanz Editorial: Taurus Año 1999 Quien lee el índice de Mitología de los dinosaurios tiene un grave problema: debe leer el libro entero, pedirlo prestado, comprarlo o acudir a una biblioteca y pedir que se lo presten. José Luis Sanz escribe este libro queriendo hacer público un reconocimiento a toda una cultura popular inspirada en el estudio de los paleontólogos profesionales y transformado en todo aquello que al científico le gustaría escribir y no puede (o firmar con un seudónimo como hizo Lewis Carrol en su Alicia). No hemos disfrutado tanto de una historia de los primeros descubrimientos de dinosaurios como en los dos primeros capítulos del libro. Sólo podemos entender el éxito de películas como Parque Jurásico y Dinosaurio si conocemos cómo se la jugaban (la vida)

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los cazadores de dinosaurios en la Norteamérica de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX. Y además escribían sobre ello, tanto en el ámbito científico como en el divulgativo. El estudio de los fósiles y las pistas fosilizadas del paso de los dinosaurios inspiraron al mejor divulgador del estudio de las pistas de todos los tiempos, Sir Arthur Conan Doyle un libro tan delicioso (que también hay que leer) como El Mundo Perdido. Y es de éste libro como de toda una serie de películas fantásticas en las que se mezclaban hombres, dinosaurios y otros “seres prehistóricos” de lo que se habla en el tercer capítulo. Como en la historia de los primeros descubrimientos, José Luis Sanz relata en los capítulos siguientes la importancia que ha tenido la labor divulgativa de los paleontólogos profesionales (Cope, Marsh, Chapman Andrews, Osborn) estadounidenses en el conocimiento e interés por los dinosaurios. La difusión pública de los dinosaurios, fue una de las principales inquietudes de Osborn a comienzos del siglo XX (como lo es ahora para nosotros, los que escribimos sobre dinosaurios) y esto de refleja en las decenas de películas, exposiciones, y dibujos inspirados en los dinosaurios en la primera mitad del siglo XX. De una forma abierta, José Luis Sanz critica el academicismo de los dinosaurólogos americanos del primer tercio del siglo XX cuando en el capítulo 6 escribe sobre la supuesta estupidez de los dinosaurios. Si los dinosaurios se comportaban como los reptiles actuales las escenas sobre el cuidado de los padres a nidos y crías era una fantasía decía la ciencia; sólo en los años 60 se confirmaron algunas de las interpretaciones fantásticas sobre la paleobiología y los cuidados parentales entre distintos grupos de dinosaurios y renace (después de casi 30 años de flojera) el interés (por parte de los paleontólogos también) por los dinosaurios que en la última década del siglo XX se conoce como la dinomanía. A partir del capítulo 9, el libro hace un estupendo repaso a todas las manifestaciones artísticas en las que se recrean a los dinosaurios, la interacción dinosaurios-hombres, los dinosaurios extraterrestres, los dinosaurios terroríficos todas ellas inspiradas en mayor o menor medida en el trabajo de los científicos y artistas científicos y que, como dice en el epílogo, debe continuar. Que estos científicos nos explique lo que hacen, que para eso lo pagamos entre todos. LA PÁGINA WEB DE DINOSAURIOS DE NATIONAL GEOGRAPHIC Dirección http://www.nationalgeographic.com/dinorama National Geographic es una de las instituciones privadas que mas ha ayudado al estudio de los dinosaurios a lo largo de todo el mundo. Subvenciona excavaciones y expediciones a sitios recónditos como el desierto del Sahara o el desierto del Gobi en Mongolia. Los reportajes de divulgación sobre dinosaurios que pueden consultar en su revista son una verdadera gozada para aficionados y profesionales. En su página sobre dinosaurios se pueden consultar sobre algunos de los proyectos en los que ha participado y enlaces interesantes para el que quiera más información. En este momento se pueden consultar sobre huevos de dinosaurios. Los últimos descubrimientos de dinosaurios en África. Un estudio sobre movían los cuellos y la cola los gigantes saurópodos. Todo lo que quería saber sobre Sue, el Tyrannosaurus rex más grande que se conoce y que le costo a McDonalds y la compañía Disney más de 1000 millones de pesetas. La calidad de la página es buena e incluye animaciones por vídeo, que permite observar a alguno de los fósiles en diferentes vistas. HABÍA SAUROPODOS PEQUEÑOS, QUE NO ENANOS Los profesores J. Mussell y D. Weishampel de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EUA) hacen un estudio sobre Magyarosaurus, un saurópodo enano del Cretácico superior de Hungría. Los saurópodos son los animales terrestres más grandes

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que han existido. Magyarosaurus representa a un saurópodo muy pequeño que vivía en las islas que formaban el centro de Europa al final del Cretácico. Tradicionalmente se ha considerado que Magyarosaurus era el resultado de una reducción de tamaño al vivir en una isla. Algo parecido a lo que les sucedió a los elefantes enanos que vivieron en las islas del Mar Egeo, hace unos miles de años. Sin embargo estos autores tras hacer un exhaustivo estudio de la morfología de los huesos concluyen que en estos saurópodos se produjo el proceso de enanización, sino que posiblemente son una línea de saurópodos pequeños que hasta el momento está poco documentada en el registro fósil. Quizás nos tengamos que acostumbra a ver a saurópodos de un tamaño parecido a un caballo, poco que ver con los gigantes de más de veinte metros de longitud que son algunos de sus parientes. NUEVOS DESCUBRIMIENTOS EN LA FORMACIÓN MORRISON La Formación Morrison es una unidad geológica en la que se han encontrado muchos de los dinosaurios que podemos encontrar en cualquier libro de divulgación. De esta formación provienen Camarasaurus, Apatosaurus, Diplodocus, Barosaurus, Allosaurus. The Museum of the Rockies de la Universidad de Wyoming ha vuelto a excavar en alguno de los yacimientos clásico de esta formación, lo que le ha permitido recuperar un esqueleto prácticamente completo de un ejemplar adulto del dinosaurio carnívoro Allosaurus. También ha recuperado nuevo material de Diplodocus y de estegosáuridos. Además de estos importantes descubrimientos el equipo que dirige el paleontólogo B.H. Breihtaupt ha utilizado una nueva técnica de situar los mapas utilizando técnicas de 3D, lo que permite una mejor orientación real de los huesos en el yacimientos. LA PELÍCULA, DINOSAURIO Si un niño escribiera este artículo probablemente diría como nuestro hijo Lorenzo, la película es triste ¿porqué los malos siempre mueren? y además ¿porqué tienen que ser necesariamente malos? ellos sólo quieren y necesitan comer. Creo que no se debe hacer una crítica científica de una película como Dinosaurio con un prisma técnico pues no tiene nada de científica, ni ésta de Disney, ni Parque Jurásico ni Algo ha sobrevivido de Spielberg. No son científicas ni pretenden serlo, pero no sé porqué hay mucha gente que piensa que gracias a estas películas se desarrolla nuestra ciencia. Y es más bien al contrario, estas últimas películas sobre dinosaurios son tan buenas porque los asesores científicos que están detrás son de primera línea, por no hablar de los dibujantes, técnicos de la maquetación, y todo el enorme esfuerzo de un personal que ni siquiera podría decir cuál es la especialidad que desarrollan porque la desconozco ¿cómo llamar al infógrafo que se ha estado cientos, miles de horas creando las imágenes en un ordenador? o al que ha buscado los paisajes, y los ha modificado o al que ha seguido el vuelo simulado de un pterosaurio que roba un huevo de dinosaurio del agua. ¿y qué podemos decir de esos ojos de lémur que casi parecen de verdad?. Nuestra mayor pena es que sólo haya durado unos minutos la escena inicial, en la que se ve la llanura repleta de dinosaurios de todas las especies que vivieron en los 150 millones de años de su existencia. Como en Algo ha sobrevivido, las escenas en las que podemos atisbar el gigantismo de los animales terrestres más grandes que han existido, los saurópodos son magníficas, sobrecogedoras. Tengo que decir que me impresionan más que los dientes llenos de sangre que tanto les gusta a los productores de Caminando entre dinosaurios. Otra cuestión es que ya estemos deseando que hagan otra porque las reconstrucciones son magníficas y por un momento te permite transportarte al maravilloso mundo del cine en el que todo vale, que se encuentren en la misma manada animales que vivieron separados por varios millones de años de diferencia (unos 70) como la vieja Brachiosaurus del Jurásico y los protagonistas principales, los Maiasaura del Cretácico superior

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Probablemente sin estas películas seguiremos sobreviviendo como paleontólogos, como espectadores ya las estamos echando de menos.

LA WEB MUSEO SENCKENBERG DE FRANCFORT: http://senckenberg.uni-frankfurt.de/index.htm Seguimos viajando por el mundo y hoy nos vamos a parar en el Museo Senckenberg de Francfort. En Alemania hay una tradición desde el siglo pasado en los museos paleontológicos, y son de los mejores de Europa, y uno de ellos es el Senckenberg Museum. La página es muy amplia, pero si solo se quiere consultar la parte de dinosaurios, recomendamos que se opte por la versión inglesa (si no se sabe alemán). Se puede seguir el siguiente recorrido. Natural History Museum, Exhibitons, Dinosaurs. Una vez llegado a los dinosaurios se pueden contemplar los ejemplares que tienen en exposición, entre los que se puede destacar un Edmontosaurus momificado. Hay magníficas reconstrucciones de Deinonychus y Allosaurus. Para los más jóvenes hay varios juegos, uno de los cuales se puede montar un esqueleto de Diplodocus, a partir de fotografías. Resulta curioso. Además está página tiene varios interesantes enlaces. Uno de ellos al Museo de Nuevo Méjico donde se puede descargar el sonido de un dinosaurio DESCUBRIMIENTO DEL DINOSAURIO DE 50 METROS DE LARGO Hace unos diez años, Raúl Avelas encontró unos gigantescos restos de saurópodo en una localidad que se llama la Buitrera. Se encuentra muy cerca de la ciudad de Roca, a unos 90 km. de Neuquen, en la Patagonia (Argentina). En las excavaciones actuales se ha recuperado una vértebra del cuello que mide 1.20 y el fémur más de dos metros. Los paleontólogos Salgado y Azpilicueta lo han descrito como un nuevo saurópodo de la familia de los Titanosauridae dándole el nombre de Rocasaurus muniozi. El trabajo lo han publicado en la revista paleontológica argentina Ameghiniana. A partir de los restos recuperados se ha hecho la reconstrucción del dinosaurio y las medidas se escapan de la compresión humana. Este saurópodo mediría entre 48 y 50 metros y tendría una altura de 14 metros. Resulta difícil imaginarse un animal con estas dimensiones, y sobre todo en que ambiente podría vivir para alimentarse y poderse desplazar con facilidad. Rocasaurus le ha quitado el récord del mas grande, que en la actualidad lo ostentaba Argentinosaurus huinculensis., otro gigantesco saurópodo de Argentina. Sin embargo, al parecer el peso de este último sería mayor (unas 100 toneladas). Las excavaciones continúan, y los nuevos descubrimientos nos ayudarán a comprender este dinosaurio aparentemente incomprensible. LOS DINOSAURIOS VOLADORES. HISTORIA EVOLUTIVA DE LAS AVES PRIMITIVAS Autor: José Luis Sanz Editorial: Libertarias, Prodhufi, Colección Mundo Vivo José Luis Sanz es tal vez el dinosaurólogo, así les llamamos a los paleontólogos que estudian dinosaurios, incluidas las aves, más conocido en España no sólo por su labor científica sino por su labor divulgativa. Podríamos decir que es a la paleontología de dinosaurios lo que Juan Luis Arsuaga es a la paleontología humana. José Luis Sanz es bien conocido por ser el autor de libros como Los dinosaurios y su entorno biótico, en el que habla sobre todo de las calizas litográficas de Las Hoyas, en Cuenca, Los reptiles mesozoicos del registro español de la serie de monografías publicadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (el CSIC en breve), el

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CD-Rom Historia Natural de los Dinosaurios, y finalmente los otros dos libros que comentamos en este apartado: Dinosaurios. Los Señores del Pasado y Mitología de los Dinosaurios. En este libro, Los dinosaurios voladores, Sanz analiza todos los aspectos biológicos y biomecánicos que permiten que un ave actual vuele y cómo han evolucionado los caracteres exclusivos de losa aves a partir de sus ancestros, los dinosaurios. Analiza también las diferentes teorías sobre el origen de las aves pues no todos los investigadores están de acuerdo en el origen a partir de los dinosaurios como se detalla en el próximo capítulo Pequeños y emplumados de esta serie. Es interesante seguir al principio el orden de lectura que el autor propone en el libro, empezando con los 2 primeros capítulos en los que explica cómo es el esqueleto de un ave y las plumas, como herramientas de vuelo pero nosotros recomendamos seguir con la historia del aparato volador y del vuelo y de las plumas (capítulos 5, 6 y 7) para terminar leyendo los capítulos 3 y 4 en los que nos habla del registro paleontológico de las aves durante el Mesozoico y del origen de las aves en el que analiza la herramienta más científica y moderna en clasificación y taxonomía en la paleontología y biología actuales: la sistemática filogenética en la que las relaciones familiares se establecen a partir de los caracteres derivados o más modernos que comparten todos los miembros de un grupo y de la que ya hablamos cuando escribíamos sobre el orden y clasificación en los dinosaurios. DINODATA Dirección http://www.dinodata.net/ Esta página de es para los muy aficionados a los dinosaurios. Es una página que esta al día, pudiéndose encontrar un amplio listado de dinosaurios y de yacimientos. La relación es bastante completa y además resulta fiable. Se puede hacer búsqueda por diferentes campos. Por ejemplo si se quiere buscar Aragosaurus, puede encontrarlo además de por nombre, por la geografía. Incluye un listado de paleontólogos y sus publicaciones científicas. Se puede bajar una revista digital que se llama Paleozoica donde hay interesantes artículos (en inglés) sobre temas de actualidad. Se puede consultar las últimas noticias sobre los dinosaurios y la explicación de algunos términos técnicos sobre la morfología de los huesos que pueden resultar de interés. De algunos dinosaurios incluyen reconstrucciones o dibujos originales de los huesos. CENTRO DE INTERPRETACION DE PALEONTOLOGÍA DE ALACÓN (TERUEL) Alacón es una de las localidades que forma parte del Parque Cultural del Río Martín. Es famosa por tener en su término municipal importante arte rupestre. En el antiguo ayuntamiento se encuentra el centro de interpretación de la Paleontología, que actualmente es la mejor exposición paleontológica de Aragón. En un espacio digno se hace repaso de la historia de la vida en el Parque. Se puede destacar una reconstrucción de un dinosaurio dromaeosáurido a tamaño natural que es la estrella de la exposición. También hay una representación de los fósiles más abundantes del Parque, todo ello explicado con paneles explicativos que cubren la información desde los más interesados o los que meramente quieren disfrutar con una visita agradable. Cuando la vean, les gustará. LA COSTA DE LOS DINOSAURIOS. RUTAS POR EL JURÁSICO DE ASTURIAS. COLUNGA, RIBADESELLA, VILLAVICIOSA Autores: García Ramos, Aramburu, Piñuela y Lires El pequeño librillo de 33 páginas que edita la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno del Principado de Asturias es una verdadera joya en lo que a coordinación entre

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la ciencia y una adecuada promoción y proyección social se refiere. El librito sigue a un magnífico desplegable que ya se hizo en su día y que nos sirvió, para que durante unas cortas vacaciones del verano de 1996 pudiéramos sin dificultad alguna seguir la ruta de los dinosaurios astures. No hay mayor placer que ver el mar desde los acantilados rocosos, en las tardes del verano Astur, siempre ligeramente teñido de gris aunque aquel agosto del 96 fue extraordinario pues apenas llovió, ya había llovido bastante antes de ir nosotros y todavía se podían ver rastros de las pasadas tormentas. Si alguien tiene intenciones de pasar el próximo verano en Asturias no debe perderse la ruta Jurásica, pues los libritos guía pueden pedirse en cualquier caseta de información turística de las muchas que se encuentran a lo largo de la costa. Las rutas propuestas por García Ramos y Colaboradores son todas bastante accesibles, hasta para los niños pequeños en la mayoría de los casos, pero eso sí, siempre que la marea no esté muy alta. Tampoco es aconsejable quedarse embelesado con las huellas, podría ocurrir (como nos ocurrió a nosotros) que haya que hacer algún tramo de los que se han hecho andando a la ida, a nado, o vadeando la playa inundada. Si hacemos un repaso de los yacimientos de huellas de dinosaurios (en negrita) del Jurásico de Asturias de este a oeste iremos encontrando los de la Playa de Ribadesella, al final, por el oeste de la playa de Santa Marina; los acantilados de Tereñes (son de pendiente suave aunque el acceso es una estrecha carretera que baja hacia el mar); la playa de la Vega (aquí hay que mojarse si se quiere estar un rato contemplando las huellas, pero la playa merece la pena); y lo mismo pasa en la playa de la Griega. Cerca de la Griega y los acantilados de Lastres, en Colunga se ubicará el Museo Geológico del Jurásico y los Dinosaurios. Un puertecito fantástico y un buen sitio para ver huellas y comer es el de Tazones. Más hacia el Oeste se encuentran los yacimientos de Oles y de la playa de Merón que no llegamos a ver aquel verano. Es posible que en el verano de 2001 os encontremos por allí. MUSEO DE PALEONTOLOGÍA DE OSLO http://www.toyen.uio.no/palmus/index.html Que no se asusten los internautas cuando abran esta página y encuentren todo escrito en Noruego. Damos por sentado que hay pocos que lo conozcan, pero está página es muy interesante la descripción del proyecto Tarbosaurus. Desde la página principal entramos en Tarbosaurus. Veremos dos magníficas fotos de este dinosaurio. Entramos en “Mer om Tarbosaurus-prosjektet”. Desde ahí podemos elegir una versión en inglés. Podemos todos los pasos (con muchas fotografías) seguidos en la limpieza de un cráneo de Tarbosaurus (un tiranosáurido de Mongolia) excavado en los años 60 por una expedición polacomongola. La calidad de las fotos es buena y se puede seguir día a día la reconstrucción del cráneo hasta la exposición en el Museo de Paleontología de Oslo. Desde la página principal del museo, también se puede acceder a un banco de fotografías con todas las reconstrucciones de la serie de la BBC, caminando con dinosaurios. MICRORAPTOR: EL DINOSAURIO MÁS PEQUEÑO DEL MUNDO En la revista Nature acaba de publicarse el dinosaurio más pequeño del mundo. Su nombre es Microraptor y proviene de la formación Yixian, del Cretácico inferior. Es un individuo adulto de solo 39 cm. de longitud, de los que 24 es una larga y recta cola. El cuerpo cabe en una mano, más o menos como una codorniz con una cola desmesuradamente grande. El cuerpo de finos filamentos que podrían indicar la presencia de plumas o al menos de plumón. El individuo es totalmente adulto, ya que tiene fusionados los huesos de las vértebras. Microraptor sería dromaeosáurido, el grupo de dinosaurios a los que pertenece Velociraptor y que se considera más relacionados con las

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aves. Microraptor es el más pequeño y el más primitivo de los dromaeosáuridos y sin duda nos ayudara a conocer la relación entre aves y dinosaurios. DINOSAURIOS. LOS SEÑORES DEL PASADO. Autores: José Luis Sanz como autor y coordinador de la obra y varios autores más: Ortega, Buscalioni, Bravo, Moratalla, Pérez-Moreno, Pereda-Suberbiola, dos Santos, Dantas, Canudo, Cuenca, Royo, Casanovas, Santafé, Astibia, Murelaga, Badiola. Editorial: Martínez Roca Este libro está escrito en dos partes muy distintas, por un lado hay una clásica enumeración sistemática de todos los grupos de dinosaurios conocidos, incluidos los correspondientes apartados dedicados a las huellas, huevos de dinosaurio y una sugerente introducción a la metodología de estudio en dinosaurios en la cual, de manera nada convencional se explica cómo se estudian, cómo se ordenan, cómo se clasifican y cómo se escribe sobre dinosaurios. Como dicen Ortega y Buscalioni. Cada vez es mayor la demanda social, más numerosa la gente que quiere saber sobre dinosaurios, y sobre paleontología en general, y esto obliga a los investigadores a publicar además de sus resultados en medios científicos, a divulgar sus resultados de forma que los no especialistas puedan saber. Ya no se trata sólo de dar el nombre del “más” grande, antiguo, poderoso. Se trata de explicar cómo vivían, cómo se desarrollaban. Como lo estamos haciendo nosotros para ustedes en ésta serie de Los Dinosaurios. Tal vez lo más novedoso de este libro es que hay un capítulo dedicado a los yacimientos ibéricos de dinosaurios. El aficionado a los fósiles conoce a la perfección los nombres de Sihetun, Ceará o Santana, Marruecos e incluso Solnhofen, y sin embargo desconoce (afortunadamente cada vez menos) la importancia de yacimientos como los de Galve, Las Hoyas, La Rioja, Guimarota, las magníficas huellas de dinosaurios de la ruta Jurásica de Asturias y del Cabo Espichel en Portugal o Morella, Tremp, Laño, Armuña. En nuestras primeras batallas defendiendo la importancia histórica, material y científica de la dinosaurología aragonesa se nos llegó a decir que en Aragón no había dinosaurios (eran ignorados casi 50 años de trabajo). Ahora parece que la cosa va bien. La dinosaurología en España es una ciencia que está en pleno auge como podemos leer en el libro de Sanz y colaboradores. Además de ser un texto obligado para el que quiere conocer de cerca lo que tenemos en los alrededores de casa. LA PAGINA DEL INSTITUTO DE PALEONTOLOGÍA DE LA ACADEMICA DE CIENCIAS DE MOSCU Dirección: http://www.mathematical.com/dinoexpo.html El Museo de Paleontología de la Academia de Ciencias de Moscú es uno de los más importantes del mundo, ya que recoge las colecciones paleontológicas recogidas en la URSS durante todo este siglo. En la página hay muchas fotografías de fósiles de vertebrados, con información sobre la excavación y los yacimientos. En cuanto a los dinosaurios se puede visitar los ejemplares excavados en las expediciones a Mongolia en los años 40. Si entran en esta página no se olviden de visitar a Tarbosaurus, un tiranosáurido del Cretácico superior de Mongolia. En las fichas de los organismos, se incluyen fotografías de los fósiles y reconstrucciones bastante adecuadas. En la página también hay reconstrucciones de mamuts y de otros animales del Cuaternario. REALIZADA LA RECONSTRUCCIÓN DE SANTANARAPTOR

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Un equipo dirigido por Alexander Kellner, profesor de la Universidad federal de Río de Janeiro (Brasil) acaba de terminar la reconstrucción de Santanaraptor placidus. Los resto de este dinosaurios se encontraron en 1991 en un yacimiento del estado de Ceara, unos 2000 kilómetros al noreste de Río de Janeiro. Unicamente se pudieron recuperar restos de un único individuo, del cual conocemos las piernas, la cadera y las vértebras de la cola. Su conservación es excepcional, ya que se pueden observar la impresión de las partes blandas. Con la parte conservada y extrapolando a partir de dinosaurios más completos, se ha realizado la reconstrucción. Este dinosaurio carnívoro tendría un tamaño relativamente pequeño y pesaría unos 30 kg., más o menos como un perro o una cordero. DESCUBIERTO UN DINOSAURIO SAUROPÓPODO EN EL DESIERTO DE ATACAMA (CHILE) Una expedición conjunta del Museo de Historia Natural de Santiago, el Museo Nacional de Brasil y la Universidad Católica del Norte de Chile ha encontrado un esqueleto prácticamente completo de un saurópodo en el desierto de Atacama, al norte del país. El yacimiento se encuentra en un área inexplorada hasta el momento, abriendo el descubrimiento unas grandes expectativas sobre este desierto. Los restos tienen una excelente conservación, perteneciendo a un Titanosauridae, por el momento sin precisar si es una especie nueva o se puede incluir en alguna de las conocidas. CENTRO PALEONTOLÓGICO DE ENCISO, LA RIOJA Y HUELLAS DE DINOSAURIOS DE LA RIOJA Enciso, en palabras de Félix Pérez Lorente, alma mater del centro Paleontológico y un auténtico Sherlock Holmes aragonés; ha revivido gracias a las huellas de dinosaurios, pero sobre todo a los que las visitan. Pérez Lorente es profesor de la Universidad de La Rioja aunque sus raíces y ancestros están en Alagón. Y como Enciso podemos nombrar también a Igeas. Si alguien tiene un día de asueto y quiere disfrutar de la ruta de los dinosaurios cretácicos puede acercarse a Calahorra que desde allí a Arnedo y pasando por el balneario de aguas termales de Arnedillo tiene un precioso paseo por el norte de la Sierra de la Demanda hasta llegar a Enciso, centro del que parten la mayor parte de las rutas. Se puede ir en grupos y hacer visitas concertadas llamando al teléfono 941 39 60 93, del Centro Paleontológico de Enciso. Las huellas de dinosaurios de Enciso e Igeas están en continuo estudio y restauración por parte del equipo de Félix, además los mapas y la interpretación de las huellas se encuentran en cada uno de los yacimientos por lo que el visitante, aunque tenga escasos conocimientos sobre paleoicnología puede aprender y obtener muchos datos de cómo eran las pisadas de dinosaurios, cómo se movían y cómo pueden quedar unas pisadas fosilizadas en la roca. Como dice el desplegable en sus recomendaciones: hay que visitar primero el centro paleontológico de Enciso. Allí encontrarán la información necesaria sobre la paleontología de La Rioja y sus yacimientos. Tampoco hay que tener prisa e intentar descubrir y apreciar el detalle, una uña o un talón más marcados, el rastro alargado de algún otro animal como un cangrejo o ¿porqué no? ¡Descubrir huellas que los especialistas no han visto!. Por supuesto es mejor seguir las rutas y señales propuestas puesto que así se puede seguir un orden lógico y si se necesita se puede pedir ayuda a los guías que conocen mucho mejor el territorio. Y, aunque éste no es un folleto turístico, nadie se puede ir de Enciso sin haber visitado la tienda y la vieja fábrica de mantas de pastor, como las de antes. Ahora hacen muy

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pocas pero la presencia de ésta fábrica nos indica la antigua importancia ganadera de la región. Y gracias a la fábrica de mantas pudimos sacar, hace unos meses, las mandíbulas de dinosaurios, los primeros huesos que se han encontrado en la zona. Pero ésta es otra historia. MUSEO PALEONTOLÓGICO DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA: http://ebro.unizar.es/uz/museo/ La página del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza es algo más que una página de dinosaurios, ya que se puede encontrar información sobre paleontología que permite responder a muchas de las preguntas que se pueden formular. En su momento pretendía tener al día los descubrimientos paleontológicos más importantes de nuestra comunidad. Cuando la consulten se darán cuenta que estas novedades están un poco obsoletas por la falta de financiación que sufre el Museo. Esperemos que esto mejore. Pueden ver fotos de la excavación de Peñarroya de Tastavins o de Areny que varias se han comentado desde estos cuadernillos. Hay información sobre las asociaciones paleontológicas que actualmente funcionan en Aragón. Pueden ver algunas caras de nuestros investigadores en Paleontología y ver algunas de las piezas que se encuentran en exposición en la Sala Lucas Mallada que próximamente volverá a abrirse al público. También hay un apartado con la legislación aragonesa sobre los fósiles, que cualquier buen aficionado debe conocer para evitarse cualquier tipo de problemas. NUEVO DINOSAURIO TERÓPODO DE CANADÁ Un equipo del Royal Tyrrell Museum de Canadá ha descubierto los dientes de un dinosaurios carnívoro (terópodo) hasta el momento desconocido. Este equipo lleva quince años de lavado intensivo en la Formación Judith River en Alberta, conocida por ser la formación geológica donde más dinosaurios se han encontrado. Han logrado recuperar más 1700 dientes que les ha permitido reconstruir la diversidad de este grupo., fundamental para conocer como le afectó la extinción del límite Cretácico.- Terciario. Lo más interesante es que han reconocido una nueva especie de Richardoestesia, un enigmático terópodo pequeño, del cual solo se conocer los dientes. REDESCUBRIMIENTO DE UN DINOSAURIO JAPONES: NIPPONOSAURUS Nipponosaurus es un hadrosaurio que fue descubierto en Japón en la década de los 30. Sin embargo debido a que la definición inicial era imprecisa y el holotipo era difícil de consultar ha sido una especie olvidada en las síntesis sobre hadrosaurios. Un equipo japonés y norteamericano liderado por D. Suzuki ha vuelto a estudiar el dinosaurios lo que le ha permitido situar en las modernas clasificaciones. Es un individuo subadulto que tiene un mosaico de caracteres que lo acercan más a los Lambeosaurinae (hadrosaurinos con cresta) que a los Hadrosaurinae (hadrosaurinos sin cresta), y lo relacionan con algunos dinosaurios encontrados en China.

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