*** **,** Dirección: 87 Chester Square, Londres, S. W. 1, Inglaterra Objetos y fenómenos transicionales *

Objetos y fenómenos transicionales Un estudio sobre D. W. Winnicott la primere posesión no Yo * ** *** **** Introducción Es bien sabido que l
Author:  Benito Mora Cano

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Story Transcript

Objetos y fenómenos transicionales Un estudio

sobre

D. W. Winnicott

la primere

posesión

no Yo

*

** ***

****

Introducción Es bien sabido que los niños tienden desde que nacen a utilizar el puño, los dedos, los pulgares, etcétera, para estimular la zona erógena oral, satisfacer los instintos en esa zona, y también en los momentos de unión serena. Asimismo se sabe que al cabo de unos cuantos meses los niños de ambos sexos se aficionan a jugar con muñecas, y que la mayoría de las madres les permiten tener algún objeto especial de este tipo y dan por sentado que desarrollarán una adicción, por así decirlo, con respecto a él. Existe una relación entre estas dos series de fenómenos separadas por un intervalo, y creo que el estudio de la transición de la primera a la segunda puede resultar útil, y aprovechar importante material clínico que ha sido objeto de cierto descuido. La primera

posesión

Quienes están en estrecho contacto con las preocupaciones y problemas de las madres conocen sin duda los variados patrones que suelen exhibir los bebés en cuanto al uso que hacen de su primera posesión no Yo. Dado que dichos patrones se ponen de manifiesto, es posible observarlos directamente. Se encuentra así una amplia variación dentro de una serie de hechos que comienza con las actividades del recién nacido en las que intervienen. el puño y la boca, y que culmina eventualmente con el establecimiento de un vínculo con un osito, una muñeca o algún juguete blando, o bien con un juguete dura.

*

Basado en un trahaio presentado en la Sociedad Psicoanalítico Británica el 30 de mayo de 1951. Previamente se distribuyó una versión abreviada entre los miembros, y el doctor Winnicott limitó sus comentarios a la sección "iluslén-deslluslén".

**

Es necesaria. destacar que aquí se emplea la palabra "peseslén" y no "objeto". En la versión abreviada que se entregó a los miembros d•• la Sociedad utilicé en realidad la palabra "objeto" (en lugar de "posesión") por error, lo cual dio lugar a cierta confusión en los debotes. Se señaló que 'por lo común se considera que el primer objeto no Yo es el pecho. Se llama la atención del lector sobre el use que Fairbairn hace de la palabra "transicional" en diversos pcsejes de Psychoanalytic Studies' of the Personality (Tavistock Publications, 1952).. sobre todo en la pág. 35. (También en el Int. J. of Psycho-Anal., XXII.)

*** **,**

Publicado

en el Int. J. of Psycho-Anal.,

Dirección: 87 Chester

Square,

XXXIV, 2, 1953.

Londres, S. W. 1, Inglaterra.

817

D. W. Winnicott

Es evidente que todo esto encierra algo importante, al margen de la excitació~ y la satisfacción orales, aunque éstas podrían muy bien constituir la base de todo el resto. Además, es posible estudiar muchos otros aspectos, que incluyen: 1) 2) 3) 4) 5)

la la el la la

naturaleza capacidad lugar del capacidad iniciación

del objeto; del niño para reconocer al objeto como "no Yo"; objeto: afuera, adentro, en el límite; del niño para crear, inventar, idear, originar un objeto; de un tipo afectuoso de relación de objeto.

He utilizado los términos "objeto transicional" y "fenómenos transicionales" para designar ese área intermedia de la experiencia, entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la genuina relación de objeto, entre la actividad creativa primaria y la proyección de lo que ya se ha introyectado, entre la ausencia primaria de toda consciencia de obligación y el reconocimiento de esta última ("¡Dí: 'gracias'l"). Según esta definición, los balbuceos del bebé o la forma en que un niño algo mayor entona todo un repertorio de canciones y melodías mientras se prepara para dormir, corresponden al área lntermedic como fenómenos tra~sicionales, junto con el uso que el niño hace de objetos que no forman parte de su cuerpo pero que, sin embargo, no reconoce plenamente como pertenecientes a la realidad externa. Deficiencias

818

de la formulación

habitual

En general se reconoce que una concepción de la naturaleza humana formulada en términos de relaciones interpersonales no es suficientemente completa aun cuando tenga en cuenta la elaboración imaginativa de la función y la totalidad de la fantasía, tanto consciente como inconsciente, incluyendo el inconsciente reprimido. Las investigaciones efectuadas en las dos últimas décadas permiten describir a las personas de otra manera. De todo individuo que ha alcanzado la etapa en que constituye una unidad con una membrana \imitadora, un afuera y un adentro, cabe afirmar que tiene una realidad interna,

Objetos y fenómenos

transicionales

un mundo interno que puede ser rico o pobre, estar en paz o en guerra. Sin duda, esto nos ayuda, ¿pero es suficiente? Creo que a esta doble formulación es necesario agregar otra: la tercera parte de la vida de un ser humano, que no podemos pasar por alto, es un área intermedia de la experiencia, a la que hacen su aporte tanto la realidad interna como la vida exterior. Es un área irrecusable, porque en su nombre no se hace reclamo alguno, excepto el de que se le permita existir como un refugio para el individuo inmerso en su incesante esfuerzo por mantener la realidad interna y la externa separadas y al mismo tiempo interrelacionadas. Es habitual hablar de una "prueba de realidad" y establecer un claro distingo entre apercepción y percepción. Qui'ero postular aquí la existencia de un estado intermedio entre la incapacidad del bebé para reconocer y aceptar la realidad y su creciente capacidad para hacerlo. Por lo tanto, lo que me interesa estudiar es la substancia de la ilusión, de eso que es inherente a C:-aniñez yola esfera del arte y la religión en la vida adulta, y que, no obstante, se convierte en el sello inequívoco de la locura cuando un adulto exige demasiado de la credulidad ajena y obliga a los demás a compartir una ilusión que no les es propia. Podemos compartir el respeto por una experiencia ilusoria, y, si lo deseamos, formar un grupo sobre la base de la similitud de nuestras experiencias ilusorias: ésta constituye una raíz natural de los agrupamientos entre los seres humanos. Como se comprenderá, no me refiero exactamente al osito del niño ni al primer uso que un bebé hace de su puño (pulgar, dedos). No me propongo estudiar específicamente el primer objeto de las relaciones objeta les; lo que me interesa es la primera posesión, y ternblén el área intermedia entre lo subjetivo y lo que se percibe objetivamente. Desarrollo

de un patrón

personal

La literatura psicoanalítico abunda en referencias al progreso desde la "mano en la boca" hasta la "mano en los genitales", pero quizás no tanto en cuanto al paso ulterior que significa manejar objetos verdaderamente "no Yo". En el desarrollo de todo niño, tarde O temprano surge la tendencia a entretejer

819

D. W. WinnicoH

objetos distintos del Yo en el patrón personal. Hasta cierto punto, tales objetos representan al pecho, pero no es este aspecto el que me interesa examinar aquí. Algunos niños se meten el pulgar en la boca mientras se acarician el rostro con los otros dedos mediante movimientos de pronación y supinación del antebrazo. La boca tiene entonces un papel activo en relación con el pulgar, pero no con los demás dedos. Estos, que acarician el labio superior o alguna otra región, pueden ser, o llegar a ser, más importcntes que el pulgar que entretiene la boca. Además, tales caricias pueden realizarse sin que se produzca esa unión más directa que significa el pulgar en la boca *. En la experiencia común tiene lugar alguno de los hechos siguientes, que complican la experiencia autoerótica, por ejemplo, la succión del pulgar: 1) el bebé toma con la otra mano un objeto externo, la punta de una sábana o una frazada, y se lo introduce en la boca junto con los dedos; . ~:l 2) de alguna manera, el bebé aferra y succiona, o no llega a succionar realmente, ese pedazo de tela **. Los objetos utilizados en tales casos incluyen pañales y, más tarde, pañuelos, lo cual depende de lo que está a su alcance en forma fácil y confiable; 3) desde los primeros meses el bebé. empieza a arrancar hilachas de lana y a utilizarlas para las caricias que forman parte de la actividad total ***. En casos menos frecuentes, el bebé llega a tragarse esas hilachas, lo cual le ocasiona a veces inconvenientes serios. 4) Realiza además movimientos con la boca, acompañados por sonidos, balbuceos, ruidos anales, las primeras notas musicales, etcétera ****. Cabe suponer que el pensamiento, experiencias funcionales. * ** 1***

820

****

o el fantaseo,

llega a vincularse

con estas

Cf. Freud: "El caso de Dora". Asimismo, Willi Hoffer, The Psychoanalytic 5tUldy of the Child, III·IV, pág. 5l. Un ejemplo reciente es el muñec~.frazada del protagonista infantil de A Child Goes lo Hospital, película realizada por Robertson (Tavistock Clinic). . Esto podría explicar el empleo de la expresión "recoger los vellones" [que en inglés también . significa "ensimismamiento" (wool-gathering)], en el sentido de inhibir el érec transicional o intermedia. Véase el reciente trcbojc de W. C. Scott, "Blathering".

Objetos y fenómenos transicionales

Considero que todos éstos son fenómenos transicionales. Asimismo, si estudiamos a un niño determinado, de todo esto puede surgir un objeto o un fenómeno, quizás un montoncito de lana o la punta de una frazada o un cobertor, una palabra o una melodía, algún gesto habitual, que adquiere una importancia vital en el momento en que el niño se va a dormir *, y constituye una defensa contra la ansiedad, sobre todo la de tipo depresivo. Quizás el niño ha descubierto y utilizado algún tipo de objeto o algo blando, que llega a convertirse en lo que' llamo objeto transicional. Los padres reconocen su importancia y lo llevan consigo cuando viajan. La madre deja que se ensucie e incluso que se vuelva maloliente pues sabe que al lavarlo rompe la continuidad en la experiencia del niño y podría destruir así el significado y el valor que el objeto tiene para aquél. Sugiero que el patrón de los fenómenos transicionales comienza a manifestarse entre los 4-6-8-12 meses, oproxlrncdcmente, con toda intenci6n tengo en cuenta la posibilidad de amplias variaciones en tal sentido. Los patrones establecidos en la temprana infancia pueden persistir durante la niñez, de modo que el objeto blando original sigue siendo absolutamente necesario en el momento de irse a la cama o cuando el niño se siente solo o al borde de la depresión. En otras circunstancias, sin embargo, el campo de los intereses se va ampliando gro1dualmente, y se mantiene aun cuando exista la amenaza de experimentar una ansiedad depresiva. La necesidad de un objeto específico o un patrón de conducta que comenz6 en una época muy temprana puede reaparecer más tarde ante la posibilidad de sufrir una deprivaci6n. Esta primera posesión se utiliza junto con técnicas especiales originadas en la más temprana infancia, que pueden incluir o no las actividades autoeróticas más directas. Poco a poco en la vida del' niño van apareciendo ositos, muñecos y juguetes duros. Los varones exhiben preferencia por los objetos duros, mientras que las niñas manifiestan mayor tendencia a pasar directamente a la adquisici6n de una familia. Con todo, es importante señalar que no existe una diferencia notable entre varones y niñas en cuanto al uso que hacen de la posesión original no Yo, a la que llamo objeto transicional. '"

Véase R. S. IlIingworth,

"Sleep

Disturbances

in Young Children",

en el B.M.J., 7 de abril de 1951.

821

D. W. Winnicott

oCuando el niño empieza a utilizar sonidos organizados (ma, ta, da) puede aparecer una "palabra" para designar al objeto transicional. El nombre que el niño da a estos tempranos objetos a menudo resulta significativo, y pOI lo común incorpora en parte una palabra utilizada por los adultos. Por ejemplo si el nombre es "bas", la "b" puede provenir de la palabra "bebé" que emplear los adultos. Quisiera mencionar que, en algunas ocasiones, no hay más objeto trensicional que la madre misma, en otras, se trata de un niño tan perturbado er su desarrollo emocional que no puede disfrutar del estado de transición o bier sucede algo que rompe la secuencia de los objetos utilizados, a pesar de le cual dicha secuencia puede mantenerse en forma encubierto. Resumen de las cualidades especiales de la relación 1) El niño asume derechos sobre el objeto, y nosotros aceptamos su actitud; no obstante, existe desde el comienzo una cierta Iimitaciór de la omnipotencia. 2) El objeto es afectuosamente acariciado pero también violentamente amado y mutilado. 3) No debe cambiar jamás, a menos que el niño mismo lo modifique. 4) Debe sobrevivir a las manifestaciones del amor instintivo, y tambiér a las del odio, incluyendo, de ser ése el caso, la agresión pura, 5) No obstante, debe darle al niño la impresión de que brinda calor, de que se mueve o tiene cierta textura o hace algo demostrativo de que posee vitalidad o realidad propia. 6) Proviene de afuera desde nuestro punto de vista, pero no desde el del niño. Tampoco tiene su origen adentro; no se trata de una alucinación.

822

7) Su destino consiste en que se le permita gradualmente ser desprovisto de cargas, de modo que con el correr de los años queda nc tanto olvidado como relegado al limbo, esto es, que en el caso de los niños sanos el objeto transicional no se "incorpora" y el sentimiento relacionado con él tampoco queda necesariamente sometidc

Objetos y fenómenos transicionales

a la represion. El niño no lo olvida ni hace un duelo por él: simplemente pierde significado, y ello se debe a que los fenómenos tr'!nsicionales se han vuelto difusos, se han extendido a todo el territorio entre la "realidad psíquica interna" y "el mundo externo tal como lo perciben dos personas en común", es decir, a todo el campo cultural. En este punto el tema se amplía y abarca todo el campo del juego, de la creatividad y la sensibilidad artísticas, del sentimiento religioso y de los sueños, y también el fetichismo, las mentiros y los robos, el origen y la pérdida de los sentimientos afectuosos, la adicción a las drogas, el talismón de los rituales obsesivos, etcétera.

Relación entre el objeto transicional y el simbolismo No cabe duda de que la frazada (o cualquier otro objeto) simboliza un objeto parcial, por ejemplo, el pecho, pero lo importante aquí no es su valor simbólico, sino su realidad. El hecho de que no se trate del pecho (o la madre) y sin embargo sea real, reviste tanta importancia como el hec~ de que represente al pecho (00 la madre). Cuando utiliza el simbolismo, el niño ya distingue claramente la fantasía de la realidad, los objetos internos de los externos, la creatividad primaria y la percepción. Pero el término objeto transicional, de acuerdo con mis sugerencias,)ncluye el proceso a través del cual el niño se vuelve capaz de aceptar ~f~r~~y la sim~ Creo qUE~necesitamos un término para designar la raíz del simbolismo en el tiempo, un término que describa el progreso del niño desde lo puramente subjetivo a la objetividad; y pienso que el objeto transicional (la frazada, etcétera) es la manifestación observable de ese cvojice hada la experiencia. Es factible comprender el concepto de objeto transicional aunque no se entienda claramente la naturaleza del simbolismo. Parecería que éste sólo puede estudiarse adecuadamente en el proceso del crecimiento individual y que, en el mejor de los casos, tiene un significado variable. Por ejemplo, si consideramos la hostia de la Comunión, que simboliza el cuerpo de Cristo, me parece correcto afirmar que para los católicos es el cuerpo, mientras que para

823

D. W. WinnicoH

los protestantes

constituye

men!e el cuerpo

mismo.

Una paciente Navidad,

si había

comido realmente tivas podría respuesta. Descripción

esquizoide

disfrutado

un recordatorio, en ambos

me preguntó,

comiéndola

o sólo en la fantasía.

satisfacerla,

clínica

un sustituto, Sin embargo,

de las vacaciones

que ninguna

la llevaba

y recl-

de un símbolo.

la fiesta, y también

Comprendí

pues su disociación

de un objeto

después

durante

pero no esencial

casos se trata

de

si la había

de las alterna-

a necesitar

una doble

transicional

Quienes están en contacto con padres y runos, cuentan con una infinita cantidad y variedad de material clínico ilustrativo =. Los siguientes ejemplos tienen como único fin recordar a los lectores material similar de su propia experiencia. Dos hemanos:

contraste

en cuanto

al uso temprano

de las posesiones

(Distorsión en el uso del objeto transicional.) X, en la actualidad un hombre sano, tuvo que luchar denodadame.nte para alcanzar la madurez. Su madre "oprendló a ser madre" cuando tuvo que cuidar de X, y ello le permltlé evitar ciertos errores con sus otros hijos. Además, hubo motivos externos por los cuales la madre se sentía ansiosa en la época en que debió arreglárselas sola con su primer hijo. Tomó muy en serio su papel de madre y amamantó a X dUrante siete meses. Hoy piensa que fue un período excesivamente largo y que el niño se mostró muy reacio al destete. Jamás se succionó el pulgar ni los dedos y cuando finalmente lo destetó "no tuvo a qué recurrir". Nunca. se

*

824

El único artículo que pude encontrar sobre el mismo tema ofrece excelentes ejemplos. Evidentemente, Wulff ("Fetichism and Objete Choice in Early Childhood", Psychoanal. Quart., 1946, XV, pág. 450) examina este mismo fenómeno, pero habla de "objetos-fetiche". No estoy muy seguro de que se trate de un término correcto, cuestión que considero más adelante. No tuve oportunidad de leer el trabajo de Wulff hasta después de haber escrito éste, pero me proporcionó gran satisfacción y aliento comprobar que un colega había encontrado este tema digno de estudio. Véase, asimismo, la descripción de un coso! en A,braham, "The First Pregenital Stage of the Libido", Selected Papers, (Hogarth Press), pág. 267, Y Lindner: Jahrbuch für Kinderheilkunde, N.F., XIV, 1879.

Objetos y fen6menos ti'ansicionales

alimentó con mamadera ni aceptó el chupete. Manifestó un 'apego muy intenso y temprano con respecto a ella como persona, y lo que necesitaba era, en efecto, su persona concreta. Cuando tenía un año adoptó un conejo que solía acariciar, afecto que, eventualmente, transfirió a conejos vivos. Conservó ese juguete hasta los cinco o seis años de edad. Podría describírselo como un consolador, pero jamás poseyó la verdadera cualidad de un objeto transicional. Nunca fue' 'más importante que la madre, ni una parte casi inseporcble del niño, como habría ocurrido con un objeto transicional genuino. En este caso particular, las ansiedades Erovocadas por el destete a los siete m.~ses de edad trajeron como consecuencia 'una .9~lencia asmática, que resultó difícil de superar. Fue muy importante que el paciente pudiera encontrar empleo lejos de su ciudad natal. Su apego a la madre sigue siendo intenso, ounque ahora puede incluírselo dentro de la definición amplia del término normal o sano. X no se ha casado. (Uso típico de un objeto transicional.) Y, el hermano menor de X, tuvo un desarrollo normal. Se casó y ya tiene tres hijos propios. Tomó el pecho hasta los cuatro meses y no tuvo diflcultodes con el destete *. Se succionó el pulgar en las primeras semanas de vida, lo cual "hizo que fuera más fácil destetarlo que a su hermano mayor". Poco después del destete, cuando tenía cinco o seis meses, adoptó el extremo de la Frozodo donde terminaba la costura. Le alegraba encontrar allí alguna hilacha de lana, que utilizaba para hacerse cosquillas en la nariz. Este objeto se convirtió desde muy temprano en su "baa", palabra que él mismo inventó en cuanto pudo usar sonidos organizados. A partir del año reemplazó la frazada por un pulóver verde con una corbata roja. Aquí no se trata de un "consolador", como ocurría en el caso del hermano mayor depresivo, sino de un "trcnqulllzodor", un sedante que siempre resultaba eficaz. Este constituye un ejemplo típico de lo que denomino objeto transicional. Cuando llegaba la hora de dormir, y si alguien le daba su "baa", Y comenzaba a succionarlo de inmediato, su ansiedad disminuía y, de hecho, se quedaba dormido en pocos minutos." La succión del pulgar persistió hasta los tres o cuatro años,

*

La madre "aprendió con su primer hl]e que convenía darle una mamadera por día odemés del pecho", esto es, reconoció el valor positivo de los sustitutos maternos y cOinsiguió así que el destete fuera menos d'ifícit que en el caso de Y.

825

D. W. Winnicott

e Y recuerda esta actividad, así como una dureza que se le formó en uno de los pulga~es a causa de ella. Ahora, en su condición de padre, observa con interés esa actividad en sus hijos y el uso que hacen de todo tipo de "baos". La historia de los siete niños en esta familia, pone de relieve los siguientes puntos, presentados de tal manera que su comparación resulte posible: Objeto

pulgar X

varón

y

varón

+ 'Bao'

¡niña , varon

Mellizos Hijos

niña

de

niña

Y

varón

Utilidad

O Madre

permite

Fijado

pulóver

libre

(tranquilizador)

Psicópata

O 'BAA' ...

frazada

Buen desarrollo

a la madre

Madurez

madre

EE (protector)

+ Pulgar + Mimi*

(amigo)

a la

O 'EE' .....

(reaseguramiento)

..

pulgar

..

culto (compañia)

(satisfacción)

tardía latente

/1

11

"

/1

clínica con los padres

de las técnicas

y posesiones

establecer

sus características

La contribución

conejito (ccnsolcdor) burrito

En las entrevistas

comparar

...

Tipo de niño

O Muñeco.

en la historia

ción acerca

..

transicional

a menudo

resulta

útil solicitar

informa-

de todos los niños de la familia.

una comparación

entre

Ello

sus hijos y recordar

y

como bebés.

del niño

Un runo puede proporcionarnos información con respecto a sus objetos transicionales. Por ejemplo, Angus (once años y nueve meses) me dijo que su hermano "tiene toneladas de ositos y cosas"; y pasó luego a referirse a su propia historia. Afirmó que nunca hábía tenido ositos. Cerca de su .cuna había un cable del cual pendía una perilla, que Angus hacia balancear hasta quedar826

*

Innumerables abietos blandos similares, distinguidos por el color, la longitud tidos desde temprano a un sistema de clasificación.

y el ancho,

y some-

Objetos y fenómenos transicionales

se dormido.

Probablemente

algo más, acerca

terminó

de lo cual se mostraba

ojos rojos. "Yo no lo quería,

lo tiraba

Yo se lo di. Se lo di a Jeremy caía

de la cómoda.

quedó sorprendido

Todavía cuando

este niño de once años, tico de su edad,

por caerse

y así terminó

muy remiso:

un conejito

por todas partes.

porque me visita.

el conejito

Ahora

se portaba

Me gusta

del excelente

habló como si ccreclero

Pero había púrpura

sentido

con

lo tiene Jeremy. mal.

Siempre

que me visite".

dibujó el conejito color púrpura. poseedor

todo.

se

El mismo

Como se observará, de realidad

de él al describir

las cualidades

caracterísy activi-

dades del objeto transicional. Cuando me entrevisté más tarde con la madre, también ésta manifestó sorpresa al enterarse de que Angus recordaba el conejito, que reconoció fácilmente en el dibujo hecho por su hijo. Abundancia

de ejemplos

Me abstengo deliberadamente porque no quiero dar la impresión En casi todos los historiales clínicos en los fenómenos transicionales, otros ejemplos y desarrollar temas

de ofrecer aquí de que se trata de siempre se puede o en su ausencia. subsidiarios en un

otros ejemplos, sobre todo un fenómeno poco común. encontrar algo interesante (Me propongo presentar próximo trabajo.)

Estudio te6rico Sobre la base de la teorla siguientes comentarios: 1)

psicoanalítica

El objeto transicional representa al primera relación. 2) El objeto transicional es anterior al de realidad. 3) En relación con el objeto tronslcloncl, potente (mágico) al control mediante el erotismo muscular y. el placer de 4) El objeto transicional puede llegar

aceptada,·

pecho,

es posible

hacer

o bien al objeto

establecimiento

los

de la

de. la prueba

el niño pasa del control omnila manipulación (que implica la coordinación). a convertirse en un fetiche y

827

D. W. WinnicoH

persistir como una característica de la vida sexucl adulta. (Véase el enfoque de Wulff sobre este tema.) 5) Debido a la organización erótica anal, el objeto transicional puede representar a las heces (pero no es por tal motivo que suele ser maloliente y sucio). Relaci6n een el objeto

interno

(Klein)

Resulta interesante comparar el concepto de objeto transicional con el de objeto interno que propone Melanie Klein. El primero no es un objeto interno (que constituye un concepto mental), sino una posesión; con todo, para el niño tampoco es un objeto externo. Es necesario formular la situación de la siguiente manera, sin duda algo compleja: el niño puede utilizar un objeto transicional cuando el objeto interno está vivo y es real y suficientemente bueno (no demasiado persecutorio), pero las cualidades de éste dependen a su vez de la existencia, la vitalidad y la conducta del objeto externo (pecho, figura materna, cuidado ambiental general). la maldad o las fallas de este último tienen, como resultado indirecto, la muerte o bien la cualidad persecutoria del objeto interno. Cuando las fallas del objeto externo son persistentes, el objeto interno no encierra significado alguno para el niño y sólo entonces el objeto transicional corre idéntica suerte. Por lo tanto, el objeto transicional puede representar al pecho "externo", pero sólo indirectamente, esto es, debido a que representa un pecho "interne". El objeto transicional nunca está sometido a un control mágico como ocurre con el objeto interno, ni tampoco se encuentra más allá de todo control, como sucede con la madre real. Ilusión - desilusión A fin de preparar

828

el terreno

para

hacer mi propia

contribución

positiva

a este tema, debo hacer explícitos algunos de los fenómenos que se dan por sentados en muchos trabajos psicoanalíticos sobre el desarrollo emocional infantil, aunque en la práctica no resulte difícil comprenderlos.

Objetos

y

fenómenos

transicionales

El runo no tiene ninguna posibilidad de pasar del principio del placer al principio de la realidad o de superar la identificación primaria (véase Freud, The Ego and the Id, pág. 14) * si no cuenta con una madre suficientemente buena**. La "madre" suficientemente buena (no necesariamente la madre verdadera) es la que realiza una adaptación activa a las necesidades del niño, adaptación que va disminuyendo gradualmente a medida que se acrecienta' la capacidad de aquél para tolerar las fClllas en la misma y los resultados de la frustración. Naturalmente, lo más probable es que la propia madre del niño, y no otra persona, sea suficientemente buena, dado que esa adaptación activa requiere una preocupación sincera y sin resentimiento por el propio hijo; hecho, el éxito en el cuidado infantil depende precisamente de la devoción y no de la inteligencia o la cultura de la madre.

'de

Como ya señalé, la madre sufiicientemente buena hace al comienzo una adaptación casi perfecta a las necesidades del niño y, a medida que transcurre el tiempo, esa adaptación se va reduciendo gradualmente, de acuerdo con la creciente capacidad del niño para tolerar las fallas de la madre. Los medios que utiliza el niño para los siguientes:

hacer frente

a tales fallas

incluyen

1) La frecuente experiencia de que toda frustración tiene un límite temporal. Naturalmente, al principio dicho límite corresponde a un período breve. 2) Una creciente sensación de proceso. 3) Los comienzos de la actividad mental. 4) El empleo de las satisfacciones autoeróticas.

* **

Véase,

asimismo,

Freud, Group

Psychology

"nI Ihe Analysis

of Ihe Ego, pág.

65.

Uno de los efectos, sin duda el principal, de la deflclenclo materna en este sentido al comienzo de la vida de un niño, es objeto de un esc:larecedor (en mi opinión) examen en el trabajo. de Marion Milner incluido en el Melanie Klein Birtf1day Volume, Hogarth Press, 1952, y también en el Int. J. of Psycho-Anal., XXXII, 1952, pág. 181. Marion' Milner señala que las fallas de la madre tienen como consecuencia un desarrollo yoico prematuro y una discriminación precoz entre el objeto bueno y el malo, lo cual perturba el período de ilusión (o mi fase transicional). En el curso del análisis o en diversas actividades de la vida diaria es posible observar que un individuo prosigue su búsqueda de ese velloso lugar de descanso que es la ilusión. la 'ilusión, pues, tiene un valor positivo. Véase, asimismo, Freud, Aus den Anféingen' der Psychoanalyse: Briefe an Wilhelm Fliess. En 1895 Freud escrlbié (págs. 402 y 413) que sólo la ayuda exterior permite que ciertas funciones tempranas se realicen en f()rma satisfactoria.

829

D. W. WinnicoH

S} Recordar, revivir, fantasear, el presente y el futuro.

la ensoñación;

la integración

del pasado,

Si todo anda bien, la experiencia de la frustración puede llegar a ser verdaderamente beneficiosa para el niño, ya que la adaptación incompleta a sus necesidades confiere realidad a los objetos, tanto los odiados como los amados. En consecuencia, si todo anda bien, el niño puede resultar perjudicado por une adaptación exacta a sus necesidades que persiste durante demasiado tiempo, que no va disminuyendo en forma gradual, ya que la adaptación perfecta se parece a la magia, y el objeto que se comporta sin fallas no es más que una alucinación. No obstante, al comienzo es necesario que la adaptación sea casi perfecta y, a menos que ello ocurra, el niño no puede empezar a desarrollar la capacidad para experimentar una relación con la realidad externa, o siquiera una concepción de dicha realidad. La

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ilusión y el valor

de la ilusiÓn

Al principio, y mediante una adaptación casi total, la madre proporciona al niño la oportunidad de abrigar la ilusión de que su pecho forma parte de él; por así decirlo, el pecho está sometido a un control mágico. lo mismo puede afirmarse en términos del cuidado Jnfantil en general, en los períodos de calma entre una excitación y otra. ls, omJ:1ieotencia es casi un hecho de la experiencia. la tarea eventual de la madre consiste en desilusionar gradualmente al niño, pero no tiene perspectivas de lograrlo a menos que al comienzo haya podido proporcionarle suficiente oportunldcd para la ilusión. ,En otros términos,' el niño crea el pecho una y otra vez a partir de su propia capacidad de arriar o, también, de la necesidad. En el bebé se desarrolla un f,enómeno subjetivo que podríamos llamar el pecho materno la madre coloca el pecho real precisamente allí donde el niño está listo para crearlo y también en el momento adecuado.

*.

* 830

Incluyo aquí todas las técnicas inherentes al cuidado materno. Cuando se afirma que el primer objeto es el pecho, la 'palabra "pecho" se emplea, según creo, para ,referirse a dichas técnicas osi como al pecho mismo. En mi formulación, una madre puede ser suficientemente buena aunque alimente a su hijo con una mamadera.

Objetos

y fenómenos

transicionales

Por lo tanto, el ser humano debe ocuparse desde que nace del problema que significa la relación entre lo que se percibe objetivamente y lo que se concibe subjetivamente, y no hay perspectivas de salud para el ser humano que no ha tenido un comienzo suficientemente bueno en este sentido. El área intermedia a la que me refiero es aquella de que puede disponer el niño entre la creatividad primaria y la parcepcién objetiva basada en la prueba de realidad. los fenómenos transicionales representan las etapas tempranas en el empleo de la ilusión, sin la cual el ser humano no encuentra sentido alguno en la idea de una relación con un objeto que los otros perciben como exterior a él. >."

:

~

ILUSION

Figura 1

Figura 2

la idea ilustrada en la figura 1 es la siguiente: en algún momento teórico a comienzos del desarrollo humano, y dentro de cierto marco provisto por la madre, un niño es capaz de concebir la idea de algo que puede satis. facer la creciente necesidad que tiene su origen en la tensión instintiva. No cabe decir que al principio el niño sabe qué es lo que ha de crearse. En ese preciso momento aparece la madre y hace su aporte habitual del pecho y su urgencia potencial de alimentar. Cuando la adaptación de la madre a las necesidades del niño es suficientemente buena, el niño tiene la ilusión de que Si se tiene presente este significado más amplio de lo palabro "pecho", y si se considero que lo t&cnica materno está incluido en él, se podrá establecer un puente entre los concepciones de Melanie Klein y Anna Freud acerco de los comienzos de lo vida. Quedaría 5610 uno divergencia en cuanto o fechas, que es de hecho uno diferencio trivial, destinado o borrarse autom6ticamente con el correr del tiempo.

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D. W. Winnicott

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existe una realidad externa que corresponde a su capacidad de crear. En otras palabras, hay una superposición entre la provisión de la madre y lo que el niño podría concebir. Para el observador, el niño percibe lo que la madre realmente le presenta, pero ésta no es toda la verdad. El niño percibe el pecho sólo en la medida en que éste es susceptible de ser creado precisamente en ese instante. No hay intercambio alguno entre la madre y el niño. Desde el punto de vista psicológico, el niño toma un pecho que forma parte de él,. Y la madre amamanta a un niño que forma parte de ella misma. En psicología, la idea de intercambio está basada en una ilusión. En la figura 2 se da forma al área de la ilusión, a fin de ilustrar lo que a mi entender es la principal función del objeto transicional y de los fenómenos transicionales: proporcionar desde el comienzo a cada ser humano algo que siempre será importante para él, esto es, un área neutral de experiencia que nada ni nadie pueden recusar. Con respecto al objeto transicional, cabe decir que existe una especie de acuerdo entre nosotros y el bebé en el sentido de que jamás le preguntaremos: "¿Lo concebiste tú mismo o te fue presentado desde afuera?". Lo importante aquí es que no se espera ninguna determinación en este sentido: la pregunta jamás será formulada. Este problema, que 'al comienzo no se pone de manifiesto, se hace gradualmente evidente debido a que la principal tarea de la madre (posterior a la de proporcionar una oportunidad para la ilusión) es precisamente la de desilusionar al niño. Esta tarea es previa con respecto a la del destete, y sigue siendo luego una de las que incumben a los padres y los educadores. En otras palabras, el problema de la ilusión es inherente a los seres humanos y ningún individuo llega a resolverlo por sí mismo, aunque la comprensión teórica del problema puede proporcionar una solución igualmente teórica. Si todo anda bien, este proceso de desilusión gradual prepara el terreno para las frustraciones que incluimos bajo el término destete, pero es necesario recordar que, cuando hablamos de los fenómenos (específicamente esclarecidos por Melanie Klein) relacionados con el destete, damos por sentado el proceso subyacente, el proceso mediante el cual se proporciona una oportunidad para la ilusión y para la desilusión gradual. Si el proceso de ilusión-desilusión ha sufrido trastornos, el niño no puede llegar 'a algo tan normal como el destete,

Objetos y fenómenos transicionales

ni siquiera a una reacción frente al destete, y entonces es completamente absurdo utilizar ese término. la mera terminación de la lactancia no implica el destete. En el caso del niño normal la tremenda importancia del destete resulta evidente. Cuando observamos la compleja reacción que ese proceso pone en marcha en un niño determinado, sobemos que ello ocurre en ese niño porque el proceso de ilusión-desilusión tiene lugar con tanta eficacia que podemos dejarlo de lado mientras examinamos el destete en sí mismo.

Desarrollo de la teoría de la ilusión-desilusión Suponemos aquí que la tarea de aceptar la realidad jamás se completa, que ningún ser humano está libre de la tensión que significa relacionar la realidad interna con la externa, y que el único alivio con respecto a esa tensión proviene de un área intermedia de la experiencia * que no esta expuesta a recusación (las artes, la religión, etcétera). Este área intermedia tiene una continuidad directa con el área de juego en el niño pequeño que se "pierde" en la octividad lúdica. . En la primera infancia, este órea intermedia es indispensable para el comienzo de una relación entre el niño y el mundo, y resulta posible gracias a un cuidado materno suficientemente bueno en esa temprana fase crítica. Para todo ello es esencial que exista una continuidad (temporal) en el medio emocional externo y en los elementos particulares dentro del medio físico, tales como el o los objetos transicionales. los fenómenos transicionales están al alcance del niño debido a que los padres reconocen intuitivamente la tensión inherente a la percepción objetiva; los adultos no nos oponemos al niño en lo que se refiere a la subjetividad o la objetividad precisamente en el área correspondiente al objeto transicional. Si un adulto nos exigiera que aceptáramos la objetividad de sus fenómenos subjetivos, haríamos un diagnóstico de insania. Con todo, si el adulto se las ingenia para disfrutar del área intermedia personal sin esa exigencia, entonces podemos reconocer nuestros propias áreas intermedias correspondientes y" nos complace encontrar puntos de coincidencia, esto es, una expe'"

Cf. Riviere, Int. J. Psycho-AnaJ.,

XVII, 1936, pág. 399.

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D. W. Winnicott riencia común entre los miembros o la filosofía. Referencia

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al trabajo

de un grupo en el campo del arte, la religión

de WulH

Quisiera referirme en particular a un trabajo de Wulff, ya mencionado, en el que se ofrece excelente material clínico para ilustrar precisamente el tema que examino aquí bajo el nombre de objetos transicionales y fenómenos transicionales. Existe una diferencia entre mi punto de vista y el de Wulff, que se refleja en mi empleo de esta denominación especial y en el hecho de que él utilice el término "objeto-fetiche". Un análisis del trabajo de Wulff parece demostrar que, al emplecr la palabra fetiche, el autor ubica en la infancia algo que, según la teoría corriente, corresponde a las perversiones sexuales. No he podido encontrar en su artículo suficientes elementos para considerar el objeto transicional del niño como una experiencia temprana sana. No obstante, pienso que los fenómenos transicionales son sanos y universales, y que, si ampliamos el alcance del término fetiche a fin de incluir fenómenos normales, quizás se perderá parte del valor que dicho concepto encierra. Preferiría reservar la palabra fetiche para describir al objeto que se utiliza debido a un delirio del falo materno, y diría que debemos reservar un lugar para la ilusión del falo materno, esto es, una idea universal y no patológica. Si ahora ponemos el acento no en el objeto, sino en la palabra ilusión, nos acercaremos al objeto transicional del niño; la importancia radica en el concepto de ilusión, un concepto universal en el campo de la experiencia. Así, podemos aceptar que el objeto transicional sea potencialmente un falo materno, pero originalmente el pecho, esto es, lo creado por el niño y, ál mismo tiempo, lo que el medio le proporciona. De tal manera, creo que el . estudio del uso que el niño hace del objeto transicional y de 105 fenómenos transicionales en general, puede contribuir a esclarecer el origen del objeto-o fetiche y del fetichismo. Con todo, hay algo que inevitablemente se pierde cuando la investigación parte de la psicopatología del fetichismo' y retrocede hasta los fenómenos transicionales que corresponden a los comienzos de la experiencia, y que son universales e inherentes al desarrollo emocional normal.

Objetos y fen6menos transicionales Resumen Se llama la atención sobre el fructífero campo de observación que ofrecen las primeras experiencias del niño sano, en particular tal como se expresan en la relación con la primera posesión. Se establece, retrospectivamente, la relación de esa primera posesión con los fenómenos autoeróticos y la succión del puño y el pulgar y, prospectivamente, con el primer animalito o juguete blando y con juguetes duros, y también con el objeto externo (pecho mcrerno) y los objetos internos (pecho mógicamente introyectadol, distinta en cada caso.' Los objetos transicionales y los fen6menos transicionales pertenecen al campo de la ilusión que estó en la raíz del comienzo de la experiencia. Esta temprana etapa del desarrollo es posible gracias a la capacidad especial de la madre para adaptarse a las necesidades de su hijo, con lo cual le permite tener la ilusión de que lo que él crea existe realmente. Este órea intermedia de la experiencia, a la que no se le exige una definición con respecto a su pertenencia a la recllded interna o a la externa (compartida), constituye la mayor parte de la experiencia del niño y persiste durante toda la vida en la intensa experiencia correspondiente a les artes yola religión, y también a la vida de la imaginación y a la labor científica creadora. E'n consecuencia, cabe postular el valor positivo de la ilusión. Por lo corriente, el objeto tronslclonol de un niño queda desprovisto gradualmente de cargas, sobre todo a medida que se desarrollan los intereses culturales. En el campo de la psicopatología: La adicci6n puede formularse en términos de una regresión a la temprana etapa en la que los féhomenos transicionales son irrecusables. El .fetiche puede describirse en términos de la persistencia de un objeto específico o de un tipo de objeto que data die la experiencia infantil en el campo transicional, vinculada con el delirio de un falc) materno. Las mentiras y los robos pueden describirse en términos' de la urgencia inconsciente de un individuo por ·salvar una brecha en la continuidad de la experiencia con respecto a un objeto transicional. Summary Attention is drawn experiences of the healthy firs! possession. This first possession

to the rich field for observation infant as expressed principally is related

backwards

provided by the in the relationship

in time to auto-erotic

earliest to the

phenomena

and

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D. W. WinnicoH fist and thumb sucking, and also forwards to the first soft animal or doll and lo hard toys. It is related both to the external object (rnother/s brecsr) and lo internal objects (magically introjecled brecst), bul is dislincl from eoch. The transitional objects and transitional phenomena belong to the realm of illusion which is at the basis of initiation of experience. This early stage in development is made possible by the mother's special capacity for making adaptation to the needs of her infant, thus alowing the infant the illusíon that whal the ínfant crea tes really exísts. This intermediate area of experience, unchallenged in respect of its belonging to inner or external (shcred) recllrv, constitutes the greater part of the infant's experience and throughout life is retained in the intense experiencing that belongs to the crts and to r~ligion and lo imaginative living, and to creative scientific work. A positive value of illusion can therefore be stated. An infant's transitional object ordinarily becom~s gradually decathected, especially as cultural interests develop . . In psychopalhology: Addiction can be stoted in lerms of regression lo the early stage at which the transitional phenomena are unchallenged; Fetish can be described in terms of a persistence of a specific object or type of object daling from infantile experience in the transitional field, linked with the delusion of a maternal phallus; Pseudologia and thieving een be describedin terms of an individual's unconscious urge to bridge a gap in continoity of experience in respect of a transitional object. Résumé

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On attire I'attention sur le fructlfére chornp d'observation qu'offrent les premiares expériences de I'enfant sain, en parliculier tel qu'elles s'exprlment dans la relaHon avec la prerniére possession. On étcbllt, par rapport a cette premiare possession, la relation de celle-ci avec les phénornénes autoérotiques et la succion du poignet et du pouce et, de fa~on prospective, avec le premier petit animal ou jouet mou et avec les jouets durs, et aussi avec I'objet externe (sein maternel) et les obj ets internes (seln magiquemenl íntrojeté) qui est différente en choque caso Les objets transitionnels el les phénornénes transitionnels appartiennent au domaine de I'illusion qui est a la base du commencement de I'expérience. Cette précoce stade du dévéloppement est possible grace a la capacité spéciale de la mare pour s'adapter aux beso ins de son enfant, que lui permet -d'cvoir I'illusion de croire que ce qu'il créé existe réellement. Ce domaine intermédiaire de I'expérience, a laquelle on n'exige pas de définition

Objetos y fenómenos

transicionales

en ce qui concerne sa pertinence el la réalité interne ou el la réalité externe (partagée), constitue la plus grande portie de I'expérience de I'enfant, et elle persiste pendant toute la vie dans I'intense expérience qui appartient aux arts et a la religion, et aussi a la vie de I'imagination et el son ouvrage scientifique de création. Par conséquent, on peut postuler le valeur positive de I'illusion. D'habitude, I'objet transitionnel d'un enfant reste dépourvu graduellement de charges, surtout el mesure que les lnteréts culturels se dévéloppent. Dans le domaine de la psychopathologie I'addiction peut se formuler en termes d'une regression au stade précoce dans laquelle les phénornénes transitionnels sont irrécusables. On peut décrire le féliche en termes de la pertinence d'un objet spécifique ou d'une sorle d'objet qui date de I'expérience enfantine dans le domaine transitionnel, lié au délire d'un pénis maternel. On peut décrlre les mensonges et les vols en termes de I'urgence inconscient de I'individu pour sauver une breche dans la continuité de I'expérience par rapport a un objet transitionnel.

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