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ESTUDIOS Apuntes de viaje
por los Estados Unidos (1941)
Cosas dominicanas en Washington que llegue al maravilloso Washington y quieE L ra,dominicano tras las saudades del viaje, sentirse como en su propia. Patria, que se encamine' a nuestra hospitalaria Legación, a casa. de los Pastoriza, dé los Vega, de Minerva Bhrnardino. Entre esas acogedoras residencias hay la de un americano, tandominicano de sentimiento como cualquiera que haya nacido en. Azua o en el Seybo: el Dr. John Thomas Vance. Armas de la. época colonial de la Española; muebles de caoba, de Jarabacoa o de las Matas, decoran la casa. En la mesa, nuestros platos criollos,. mientras Vance y su esposa, en deleitoso español-dominicano, los condimentan con refranes y recuerdos de nuestra tierra. En la. biblioteca, libros dominicanos. Cuando Vance recorria las orillas del Sena, cuajadas de viejos libros de ocasión, no buscaba obras de su patria, sino libros de Santo Doniingo. Allí están los más raros. de nuestra bibliografía: desde Charlevoix hasta Sánchez Valverde. Al salir de la biblioteca, dice Vance: "Quiero conservar esos libros. para cuando allá tengan Biblioteca Nacional". i He aquí un dominicano como pocos! En el Departamento de Estado hay verdaderos conocedores de" nuestra Patria, de sus tierras y de su historia. Basta mencionar a
REVISTA 4
14
Sumner
Welles, autor
IBEROAMERICANA
las mejores
de una de
Santo Domingo, Noboth Vineyard; Irene
a
Wright, a quien debemos el mejor
la
obras de historia de
admirable investigadora
estudio acerca de
Penn Venables Pattee, a Willard Domingo,
la frus-
trada invasión de y en 1655 ; a Charles Thomnson, a Richard Barber, que conocen y admiran a Santo por sus paisajes, por sus y por su amor
al
progreso
manifestado
en
la
monumentos
acción de su
actual gobernante,
el ingreso de la República, en la guerra, junto a los Estados Unidos, antes de que lo hiícieran otros pueblos americanos. Pero todavía hay muchas cosas dominicanas que admirar. Maa quien se debe
Washington
ravilla de
y del mundo es
la Biblioteca
del Congreso.
Millones de libros y de periódicos, de manuscritos, de
planos. Allí
estáni, custodiados por altos
los
mapas y de
policías, los originales del
Unidos la
Acta de Independencia de Estados ; Carta Magna inglesa ; folleto que acaba de salir de nuestra imprenta.
el último
te
Entre los mil de la
sabiduría
Rubio, la señorita
la
funcionarios'y empleados de esta
universal, están
Ker, ninguno Ker
Hanke, Vance,
ajeno a
lento Biblioteca. Bella, los
las cosas
prodigiosa fuenChild, el Padre
de nuestra Pa-
tria. Basta señorita para el y emocionado recorrido por la estupenda sabía, inteligente, infatigable en cortesía, se inicia el recorrido por "barrios dominicanos" de
la
esta iran ciudad del libro. Dos volúmenes, en resplandeciente encuadernación roja, son de
los primeros
en
llamar la atención,
como
amigos que se adelantan a saludarnos :Al amtor del bohío, de Ranión Emilio Jiménez. Allí mismo, un folleto, ¡Alerta dominicanos!º, primero
el todos
publicado en Santiago de
los
Caballeros.
Allí
también
nuestros historiadores, prosistas y poetas, malos y buenos, an-
tiguos y modernos.
En la sección de mapas y planos hay centenares de la Isla : malos tiempos coloniales ; pIanos antiguos de diversos pueblos de la Española, entre los cuales principalmente atrae la atención un bello y curioso plano de Samaná, del Puerto N1apoleón proyecpas de
tado por
el General Ferrand : las calles y avenidas muestran
bres : Avenida
sus nom-
Napoleón, Avenida General Ferrand, Avenida de la bellísimo a
Concordia. Admirando el parques y edificios públicos junto
la ciudad, con sus línea del mar, y pen-
trazado de la blanca
sando en lo que.es y ha sido Samnaná, nos pareció lamentablemente prematura la batalla de Palo
Luis Ferrand."
Hincado y el suicidio
del progresista
ESTUDIIOS En la vasta Sección de papeles
de. Manuscritos hay también centenares
dominicanos :
de los
; de los la ReconquistaPapeles días
nante y guero, en
1844.
La
Bobadilla,
la
Ahí duermen, sueño de un
rigurosamente
Cambiaso
la
de
días de Núñez de Cáceres y
expediente acerca de
relación del Almirante Todo
de
de Duarte.
abultado
la Colonia;
tiempos. de
época de de los
15 1
Santana ;
de
apasio-
batalla. naval de Tortu-
siglo, la
y animada
breve
testigos oculares. papel impreso. En
y testimonios de
clasificado.
Sección de Periódicos es un océano de
periódicos de los Estados Unidos, Cuba, México, Venezuela, Francia, hay dilatados ecos de la proclamación de. la República y de
guerra
favor
la
de causa con Haití ; en todos se habla en nuestra desdominicana. Relaciones de intrigas políticas, de Duarte y de Juan Isidro Pérez, conocidas acerca de En de furibundos enemigos de a quienes tildan atención fin, son tantas cosas de nuestra Patria que
batallas,
la prisión
siempre
noticias Francia.
atraen la
las
Biblioteca, que es necesario verlas ligeramente, porque un año sería escaso si nos detuviésemos ante cada incitación. No lejos de la Biblioteca del Congreso se alza imponente el en esta formidable
los Archivos Nacionales.
bellísimno edificio de siete plantas de
el
severo despacho
del
Director Dr.
Conner,
la
hasta
sala de exhibiciones de documentos, se nos van
Desde majestuosa
los días en la
sabia
Hill, admirando minuciosamen-
Mr. Roscoe
R. y gentil comnpañía de sorprendente funcionamiento del Archivo. Luete,
maravillados, el
go, a
la Sección del Departamento
los
durante una semana,
fuente para días,
nuestra
los prolijos
llenan largos
historia
informes
de Estado, a ver
dominicanos.
documentos
! Desde
consulares
antes de 1844 hasta y de
los
estantes de acero. Cartas de
Caminero, de Luperón ; periódicos volúmenes.
ahí, en 178 gruesos Arzobispo cadta, de
1850, del
nombre de la
Dr.
nuestros
Agentes especiales
Santana,
de
Báez,
de
y proclamas antiguas ; todo está Entre esos documentos hay Podtes, por medio de
República, le obsequiaba
construía
rápidamente,
¡yQué preciosa
el
una
la cual,
a una iglesia de
a
Washing-
antiguo altar que existía, como entonces, ton que se de Jesuitas vieja destino, en último vestigio de su
que es hoy
Washington
cristiano
Secretaría
estará esa
de
Estado
reliquia?
En otra Sección del Archivo, cumentación relativa
a la
la
del Tesoro.
Casa
¿En
la de Marina,
ocupación
militar
qué iglesia de
está
la vasta
do-
nodteamericana:¡170
6REVISTIA IBEROAMERICANA
16
Pasamos
pies cúbicos de documentos ! rápidamente por ahí, como pasaba el por algunos parajes del Purgatorio.
Dante
Para el iberoamericano que llega a esta fantástica ciudad, una
Unión Panamericana.
Rowe, -símbolo
de las primeras visitas ha de ser a la. está Mr. del panamericanismo. Allí está,
Allí
junto al
patio tropical, como queriendo extenderse sobre árboles de nues-
En la sala de exhibiciones, muestras República. Y más allá, el despacho de
tro suelo, la bandera cruzada.
de cuanto se' produce en la
Minerva Bernardino, una de las mujeres ibeocupan más alta posición en Washington. Aquí
una dominicana, de rcamericanas que crece nuestro
dominicanismo.
En nuestro país se dice que somos
ignorados. Pero la realidad es que. ignoramos que nos conocen y.
imaginamos. Aquí se publican más limás universitarios que estudian
nos estudian más de lo que bros que tratan de la Isla y hay
nuestra historia que en nuestro propio país. Tamnbién hay cosas dominicanas en el prodigioso S'mithsonian. Desde
la
asombrosa estructura, huesos que parecen
columnas,
de
la especie animal que existía hace miles de años, hasta el minúsculo, insecto ; desde la máquina de Fulton h4sta avión de en cuyas alas algo de cielo, se admira en las vastas.
vemos
museo.
salas del monedas de
el
nuestro
Lindbergh,
Sección
En la de Numismática están las viejas Domingo en solemne reposo. otras gran-
Santo
En
la
des salas, innumerables piezas de arqueología y de la zoología quisqueyanas : hachas de, piedra, ídolos, vasi jas, representan los tiempos de Anacaona,
los arcabuces, las
mientras
en
la impresionante Sala
de Armas,
espadas de copa y las espuelas de- alarmantes es-
polones representan los
dramáticos
tiempos de la Conquista.
Ojeda, Ovando, Esquivel, hoja maravillar
¿A
cuál conquistador, perteneció aquella espada en cuya brilló el sol de nuestra Patria? no se limita a al visitante ; su labor es más activa: produce libros dominicanos> el mejor acerca de nuestra arqueología ; mne jor acerca de aves la Isla. En Washington, pues, nuestra acogedora donde bri-
el
las
-de
El Smithsonian
Legación,
lla nuestro sol en la clara belleza y en la gracia de Matildita Pasto-
no es . el único refugio dominicano que nos consuela de las Bibliotecas y Museos hay parte de nuestra amada tierra; esa porción de nuestro espíritu, disriza,
nostalgias del terruño. En los Archivos, persa y errante, que
nos saluda en todos los caminos del mundo.
E sTUDIOS017
Tales
17
vistas, las Y civilización
son,' rápidamente principales cosas dominicanas que en ciudad del Potomac. es nuestro gozo ver que en baño de que significa conocer esta ciu-
hay
al
dad
tra
el
la
maravillosa, también
algo nuestro,
hay
mayor
de nuestra vida, de nues-
cultura, que apenas conocíamos y que aquí
de y más
tropicales
valioso,
de
estremecida
como
nos pareció
mnás
bella, junto a
la Unión Panamericana, la amada bandera en el viento para saludar al visitante.
Recuerdos de Filadelfia
Impresor en Llegar
Santo Domingo y
a Filadelfia,
la rota campana
mirar
Hall
la. Libertad
los
árboles
de
cruz
la
Yorktowun
Soldado en
"llena de gloria.de
toda
de
gran-
nos parece más
Franklin",
es ad-
celosamente guardada en
el
los
Independence -donde se proclamó lia independencia de Unidos- y pasear por Park, uno de grandes mnundo.
Estados.
los más Pero
entre
las
largamente
del
maravillas
el Fairmont
Filadelfia
de
papeles,
ninguna
me
causó
la Historical
la
inesperada emoción de unos viejos en Society Pennsylvania, porque en la inmensa fuiera de bilosa de nuestro eran únicos que mostraban en sí un refle jo de patria distante, por sugestiva historia que enlazaba su de los
of
hospitalidad
y
urbe,
Consulado, ellos
la
Francia.
nombre al
al de Esos papeles son dos cartas manuscritas
Blocquerst, del
la julos hermoseado Estados Unidos
del
ignorado
Domingo,
Andrés
Joseph primer impresor de Santo de que haya noticia, que apenas se sabía' que era ciudadano francés y que su imprenta estaba servicio gobierno en tiempos del
General Ferrand,
al
por sus cartas, escritas en
lo menos desde
-del
1800. de de 1820 y del 20 de enero de Blocquerst le hace interesantes revelaciones a su amigo el imnpresor y librero Mathiew Carey, de lk ciudad : tiene ochenta está inválido y en pobreza ex,~
En
1821,
misma
treinada;
del 14
le ha sido retirada
desconocidos
noviembre
Filadelfia,
años;
la escasa pensión que cuatro piadosos
le ofrecían ; y espera
marcada con el número 75, "Small and Shipen Street". 2
que
la
caridad
llegue a su
Street, near 7th, between
casa,
Cedar
IBEROAMERiCANA
REVISTA 8
18
En
su solicitud, Blocquerst
habla de su vida : vino a la Amné-
rica, por primera vez, con el célebre Marqués de Lafayette, en ca-
las
lidad de voluntario, y siempre estuvo a su lado ; peleó contra Batalla de Brandywine el 11 tropas de Cornwalis y-de Ilowe en
de septiemnbre de
la Lafayette fué gravemente herido en 1777, 'donde octubre;
una pierna ; en la batalla de
el 28
Freehold,
de junio de
Germantown 1778,
un destacamento ; y en la memorable octubre de
tares
1781
en la de
el 4 de
Lafayette
en la que
toma de
comandaba
Yorktown,
el 19 de
-coronación de la dilatada serie de acciones
realizadas por el genio de
Washington-,
en la que f ué
mili-
herido
la pierna derecha por una bala de mosquete. Después de acompañar a Lafayette en viajes y'en otras actividades militares, pasó a la colonia francesa de~ Santo D7omingo, con en
tropas de Francia que hablan servido en la guerra de la independen-
cia americana, y se estableció más tarde en la ciudad de Santo Domingo, donde pas del
tenía
cuando
su imprenta y de donde salió Ramírez la ocuparon,
Reconquistador Sánchez
entonces sus documnentos personales.
Llegó
el
1809
las tro-
perdiendo
y allí trabajó coa Filadelfia 3 de noviembre de en que la edad y los mo impresor hasta el añlo de
1818,
herida recibida
aumentados a causa de la
quebrantos,
en el sitio de Yorktown,
le imposibilitaron ganarse el sustento. También habla de otras cosas
Blocquer nuestra
de menor importancia, y de sus crueles padecimientos. Así, el humilde y desconocido Andrés Joseph nuevas proporciones, y aquel hombre que sólo era en toria un
simple
compañero de
toma his-
imnpresor extranjero, tiene ahora la alta calidad de
Lafayette,
y de héroe en aquella
memorable batalla
Washington venció a los ingleses. Blocquerst, la Yorktown, Santo Domingo, hace pensar en José Núñ"ez de Cáceres, prócer ausente en que
soldado de
libertad en
de su patria, que se lleva su imprenta
impSresor en
a Venezuela
y que en ella
imiprimne proclamas de Bolívar. En la vida, ent la historia, los hechos se repiten y se confunden como si la gloría sólo se sustentara de sacrificios y de vicisitudes.
Bajo
casa de
enorme nevada
Small
dejé
a Filadelfia, sin
hallar
lay humilde
Street, donde moriría este olvidado legionario de la
libertad y del trabajo, de cuyos labios recogerían nuestros antepasados, en las veladas de la triste ciudad del Ozama; gloriosos y y del Marqués de Lafayette. patéticos recuerdos de
Washington
E S TUD
1
IOS
19
Recuerdos de MountVTernon
Mount Vernon, para sepultura
Basta asomarse a ese paraíso que es
lo
comprender que quien escogió pana hogar y ser un grande allí pasaron reyes y magnates :Eduardo
hombre.
Por
Foch,
Clemenceau.
Por
larga y
allí pasan en
había de
VII, Alberto
I,
secular romería los
dlevotos de los héroes o de los bellos panoramas.
Entre- altas. colinas,
sembradas de altos y centenarios olmos,.
Washington.
está la vieja estancia de George
la
El ancho y sereno
Potomac junto a casa solariega que llenaban el amor y la gracia de Martha Curtiss. Jpnto a la alcoba "Padre de su Patria", la alcoba en que
el Marqués de
del
Lafayette recibía reverente hospedaje;
y en un muro, solemne y grave,
histórica llave de la Bastilla.
.la
Cuando Lafayette le envió a vas de la revolución francesa,
Washington las portentosas
nue-
juntamente con esa llave que era el pidió
la
mnás claro símbolo de la revolución, le que conservara como recuerdo de la libertad y le dijo estas palabras memora-
naciente,
bles :"Esa llave guardada por usted está en su justo lugar". Frente a esa reliquia, las demás palidecen. Pero hay algo mucho más emocionante : en los viejos libros que tienen huellas de manos venerables ; en los expresivos
sitamente aristocrática ;
Yorktown
óleos
en las
de
armas
la mansión,
que
aún
severa y
conservan
exqui-
fulgores
de ; en la vetusta carroza que parecería' en espera del jovial auriga y cuyo lento rodar conocían desde lejos los vecinos
de la comarca ; en
en los
jardines
cubiertos por
la flor
de la nieve ;
el lecho en que Washington le di jo adiós a sus conciudadanios ;
y en entre
su modesta
árboles,
tumba de rojos ladrillos, al pie de una en lo más agreste paisaje, esa
del
hay
ladera,
soberana gran-
dezaamrc.de la sencillez y de la austeridad, que es la suprema grandeza Vernon es el mejor espejo de esa grandeza: allí está amrn.Mount
el espíritu
de la gran nación ;
Un día, en el año cido
no
en sus
maravillas
de 1751, George
bablónicas.
Washington salió del 'plá-
Mobunt Vernon y vino a las Antillas
Menores, vecinas
de~
20
REVISTA IBEROAMERICANA
Santo
Domingo, en compañía de su hermano Lorenzo
-
que bus-
caba salud en el clima de las Barbadas. El que más tarde sería "el primero en el corazón de sus con-
entonces,
Diario,
ciudadanos", escribió en su sus impresiones de las y mnétodo de vida que "se observaba en ellas. Pero jamás
Antillas el
Patria
Colón,
y la de la Isla, amada de que mirapensara que su ría con los ojos del las lejanas brumas ondeantes soen la cruenta lucha de la bre el mar, se verían un día,
espíritu entre unidas
historia.
Ni
pensara jamás que
llevaría
en la más antigua ciudad del
más
su -nombre,
en esta misma
Nuevo ~ Mundo, uno
de los
paseos de la América, digno de las riberas del Potomaiýc y de tos olmos de
Mount Vernon.
EMILIO RODRÍGUEZ
Isla,
más bellos
IDEMoRIzzI
los al-