E D I T O
El Papa viene a México por quinta ocasión. Este acontecimiento ha puesto a trabajar, de manera especial, a una multitud de agentes de pastoral. Se trata no sólo de recibirlo una vez más, sino de aprovechar el momento para crecer en nuestra fe, para fomentar la unidad de la Iglesia Arquidiocesana, para manifestar la comunión con la Iglesia Universal. Viene a canonizar al Beato Juan Diego y a beatificar a los mártires Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles; aunque su visita será de apenas unas horas, el esfuerzo de preparación es de días y meses. Promoción, diálogo con autoridades civiles, patrocinadores, lugares de encuentro, celebraciones litúrgicas, catequesis preparatorias, actividades culturales, jornadas de oración y reflexión... se han multiplicado y se agregan al trabajo pastoral ordinario. La labor es pesada pero vale la pena. Creíamos, luego de la cuarta visita en 1999, que el Papa ya no estaría más en México. Su salud frágil, el cansancio propio de la edad, algunas situaciones imprevistas en el acontecer mundial... sirvieron a cuántos comunicadores para dudar sobre su viaje a nuestra Patria y hasta para sugerir el retiro del Santo Padre. Ciertamente la quinta visita a México es un peso que racae sobre sus hombros, pero es un peso que Cristo mismo le ha encomendado y que viene a ser una parte, apenas, de la gran responsabilidad que tiene ante la Iglesia y el Mundo. Gracias a Dios, Juan Pablo II no está sólo, ni sus colaboradores inmediatos son los únicos que preparan actividades y organizan su quehacer. Es la Iglesia toda quien comparte su ministerio. Por eso lo apoyamos con nuestra oración cotidiana en la Santa Misa. Por eso atendemos sus enseñanzas y valoramos su calidad moral. Por eso nos preparamos con gusto y emoción. Y aunque el trabajo ordinario aumenta con este acontecimiento, sabemos realizarlo como parte de nuestro compromiso bautismal. El Papa volverá a Roma y nos dejará a Juan Diego canonizado, y a los mártires indígenas Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles beatificados. Valga el contenido de este número 10 de Caminando Juntos como un aporte que enriquece los preparativos de la quinta visita de Juan Pablo II a la tierra escogida por Santa María de Guadalupe, Estrella de la Evangelización.
Caminando Juntos 1
SANTIDAD
MISIÓN PERMANENTE
La santidad es la vocación de Dios a todos sus hijos e hijas, cada uno en las circunstancias del propio estado de vida. Y esta es la finalidad última de nuestra tarea misionera en la perspectiva de la nueva evangelización: colaborar para que cualquier persona y todas las personas caminen y colaboren en la construcción de una nueva sociedad junto con Cristo, hasta llegar al reino preparado para todos desde la creación del mundo.
2 Caminando Juntos
Consolidar el Proceso Misionero, n. 29
Pentecostés en Misión Permanente «El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido venido del cielo... aparecieron lenguas de fuego que se distribuyeron y se posaron sobre cada uno de ellos... cada uno de los presentes los oía hablar en su propio idioma...» (Cf. Hch 2,1-11). El acontecimiento de Pentecostés implica diversos elementos. Culmina el Misterio Pascual y Dios se hace presente en el interior de cada uno de los que sigan a Cristo y es la expresión más fuerte del envío que hace la Iglesia. Aparece, pues, la Iglesia misionera que se va encarnando en los distintos pueblos y culturas. La lengua es un rasgo de expresión cultural. El proceso de Reiniciación Cristiana que estamos viviendo es una opción de toda la comunión para convertirnos en misioneros. La conversión y la comunión como Iglesia Particular son frutos del Espíritu. Otro fruto importante es que la Iglesia vaya tocando las diversas culturas en la ciudad de México. La familia y los jóvenes son el ambiente primero, los destinatarios, las opciones, de este objetivo de evangelización. Ciertamente hemos dado una serie de pasos en que muchos jóvenes y muchas familias se están acercando más a la vida de la Iglesia. Pero hace falta más presencia en otros ambientes, que la Iglesia hable hoy otras «lenguas»: muchos jóvenes de universidades, personas que participan en la cultura de la sociedad como intelectuales, comunicólogos...
para resolver las necesidades de la comunidad. La opción pastoral ha sido precedida siempre por un proceso de discernimiento en el que se incluye oración y reflexión, comunicación viva de experiencias reales, de anhelos; esto supone trabajo individual, de grupo y comunitario. De tal manera que no se trata sólo de resolver problemas, sino de recordar constantemente que la Iglesia tiene una identidad, una misión, una fuerza, una riqueza. El anuncio es Cristo mismo; la dinámica es la del Espíritu; el Plan es el que ha trazado el Padre desde el principio de los tiempos. Pentecostés es una dimensión permanente de nuestra misión. No podemos
Mons. Guillermo Ortiz Mondragón Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México detenernos en el caminar, porque se trata no de nuestros programas o inquietudes, o de una solución a nuestras necesidades; es el Plan de Dios que las implica y las trasciende en la dimensión de la comunión y la salvación. Ojalá que desde la parroquia se reelabore el proceso de discernimiento para la opción diocesana; que desde la parroquia se abran espacios (más allá de la familia y los jóvenes) hacia los alejados, para hablar en distintas lenguas a las diversas culturas de nuestra ciudad; los pobres serán evangelizados no de manera romántica o ideológica, sino con la fuerza del Espíritu que los llevará a la plenitud de la vida. Sin que le queden a deber nada a nadie, serían deudores en el amor con Dios solamente. La Misión Permanente es oportunidad de atraer la misericordia de Dios para actualizar el Pentecostés que nos fortalezca y nos siga enviando a evangelizar la cultura y las culturas de nuestra Ciudad.
La opción, según hemos venido caminando en las asambleas diocesanas, no es obra sólo de un raciocinio coherente Caminando Juntos 3
PARTICIPA
Te presentamos el documento que recopila los trabajos del II Sínodo Diocesano; contiene el Itinerario de fe, discernimiento y compromiso pastoral de la comunidad de nuestra Iglesia local. El II Sínodo fue concluido en 1992, tuvo su su empeño humilde y decidido de hacer más y más presente, con la luz y fuerza del Espíritu, el Reino de Dios en esta porción de la humanidad y a la que seguimos siendo enviados en nombre de Cristo. No es una crónica de los hechos que acontecieron, ni tampoco una simple yuxtaposición de los documentos emanados en los diversos momentos o etapas de este «caminar juntos» en el proceso sinodal. Esta obra nos revela el paso de Dios en medio de nuestra Ciudad que sigue necesitando la luz de Dios. Consulta este documento en: www.vicariadepastoral.org.
La vida y continuidad de este medio depende también de tus sugerencias. Te invitamos a que nos hagas conocer tus opiniones y dudas. Puedes estar seguro que las recibiremos con gusto, pues ayudarán a los trabajos de la Misión 2000. Si tú eres catequista, coordinador de grupo, líder en tu movimiento laical... seguramente podrás darnos tu información u opinión. Comunícate con nosotros a través del correo ordinario: Revista Caminando Juntos Durango No. 90 Col. Roma Deleg. Cuauhtémoc C.P. 06700 México, D.F.
Hay un teléfono/fax a tu disposición: 55•25•33•87 Visita nuestra página de Internet: www.vicariadepastoral.org Mándanos tu correo electrónico:
[email protected] [email protected]
4 Caminando Juntos
todos • Misión para todos • Misión para todos• Misión para todos • Misión para todos •
Evangelización de las Culturas en la Ciudad de México
Misión para todos • Misión BIEN, BIEN, BIEN por las diversas actividades en torno a la canonización del Beato Juan Diego: conciertos, exposiciones, congreso mariológico, obras de teatro, concursos de cantos, recitales, libros y demás publicaciones..., todo esto con el propósito de conocer más a «Juanito, Juan Dieguito», como cariñosamente le llamó la Virgen. De las actividades señaladas algunas ya están en curso, otras en preparación, aquellas más a la venta en librerías católicas... MAL, MAL, MAL por los comentarios y opiniones que fulano y zutano han vertido con ocasión de la visita del Papa México, y que recalcan, malévolamente, que es una injusticia que «se le obligue» a venir, que ya «está muy acabado», que «mejor debería retirarse»..., parecería que se le quiere hacer lo mismo que a tantos ancianos de nuestros rumbos y de todas partes: marginarlos laboral, familiar, cultural, espiritualmente... SI EL PAPA JUAN PABLO ha insistido en su deseo de venir a México es porque él mismo se siente en posibilidades reales de venir, y a menos que haya un obstáculo insalvable, creemos que debe dársele su lugar y que continúe con su actividad como pastor; por otra parte no debemos olvidar que, a fin de cuentas, son los médicos y los asesores y los responsables tales y cuales, quienes deben estar al pendiente de que todo se realice de la mejor manera... Y CON MOTIVO DE LA CANONIZACIÓN no dejes de darte una vuelta por cualquier librería católica, porque los materiales de catequesis, devocionales, promocionales, artísticos, nos ayudarán a vivir momento tan importante en nuestra historia particular; te hacemos la recomendación porque no alcanzaríamos aquí a dar una reseña, siquiera, de lo que se está produciendo al caso... LA INFORMACIÓN DETALLADA de actividades y eventos en torno a la canonización de Juan Diego la puedes tener en los números telefónicos de P APA APATEL TEL (52 08 32 33 y 55 14 38 68): es un servicio que la Arquidiócesis de México ha preparado para la ocasión y ciertamente que continuará luego de que hayamos vivido todos estos acontecimientos... CIERTAMENTE TU FORMACIÓN como catequista, misionero, coordinador de grupo, director de coro, etc., se puede enriquecer con los cursos que se ofrecen en los centros de formación apostólica; los tiempos, programas, niveles y lugares son variados; por ejemplo: el Centro de Investigación y Entrenamiento en Pastoral (CIEP), ofrece cursos de fin de semana, durante los meses de septiembre, octubre y noviembre; pide informes al tel. 5573 29 46... SI ACASO PREFIERES LA ZONA CENTRO por la cercanía de tu hogar o trabajo, el (PASA A LA PAG. 15)
Te presentamos una síntesis de la Carta Pastoral por la Canonización del Beato
Juan Diego Cuauhtlatoatzin INTRODUCCIÓN (nn. 1 - 4) Con espíritu lleno de alegría y de agradecimiento al Padre de nuestro Señor Jesucristo, me dirijo a ustedes, hermanos y hermanas, ya que S.S.Juan Pablo II ha decidido canonizar al Beato Juan Diego Cuauhtlatoatzin. «Juanito, Juan Dieguito», será el primer indígena inscrito en el Catálogo de los Santos, el misionero de Jesucristo, vidente y mensajero de María, Madre del verdadero Dios por quien se vive, el Creador de las personas, el Dueño de la cercanía y de la inmediación, el Dueño del cielo, el Dueño de la tierra. El Papa reconoce la acción del Espíritu divino en la vida de Juan Diego y la propone ante el Pueblo de Dios, para suscitar la acción de gracias y animarnos a participar en la misión que el Padre le encomendó a su Hijo. María de Guadalupe sigue manifestándose como la Madre del amor y de la santa esperanza. Ella le encomendó a Juan Diego llevar su mensaje al obispo Fray Juan de Zumárraga: «Es necesario que tú, personalmente, vayas, ruegues». Ahora cumple la promesa que le hizo: «Mucho lo agradeceré y lo pagaré, que por ello te enriqueceré, te glorificaré».(1) En este nuevo milenio, la canonización del indígena Juan Diego es signo del reinado de Cristo en una persona, puente entre la cultura náhuatl evangelizada, los españoles, y la naciente cultura mestiza. Caminando Juntos 5
Urbaniana y Gregoriana de Roma, en 1998 presentó el resultado de la investigación, y fue aprobada por unanimidad. 1. ITINERARIO DDEE LLAA C AUSA AUSA
3. Convergencia de las pruebas documentales (nn.38-114)
1. Juan Diego y el Acontecimiento (nn. 5 - 34)
Las obras analizadas afirman, de manera convergente, la historicidad del Acontecimiento Guadalupano. La investigación ha seguido un método crítico-histórico.
La historia de la causa de canonización de Juan Diego está unida a la del Acontecimiento Guadalupano: las apariciones de nuestra Señora de Guadalupe, del 9 al 12 de diciembre de 1531. 1974:: En el V Centenario del nacimiento de Juan Diego, algunos católicos mexicanos piden su canonización para proponerlo como ejemplo de laico cristiano. 1990:: Juan Pablo II preside en la Basílica de Guadalupe la lectura del Decreto de Beatificación. El Papa comentaba: Juan Diego es un ejemplo para los fieles, pues nos enseña que todos somos llamados por el Señor a la perfección de la santidad… Con seguridad consta el testimonio de un culto peculiar dado sin interrupción a Juan Diego.(2) 1998:: Se presenta el resultado de la investigación de la Comisión Histórica. Se confirma la verdad del Acontecimiento Guadalupano, y la historicidad del indio Juan Diego. Se publica en «El Encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego». 1999:: Juan Pablo II habla de la importancia del mensaje comunicado por el beato Juan Diego, y de la perfecta evangelización de María de Guadalupe. 1990-1994:: Se realiza la investigación diocesana acerca de una curación: Juan José Barragán Silva, de 20 años, cayó de una altura de 10 metros y sufrió un impacto con fractura múltiple del hueso craneal y fuertes hematomas. El riesgo de mortalidad instantánea superaba el 80%. Era naturalmente inexplicable que Juan José estuviese vivo y sano. La madre del joven había invocado al Beato Juan Diego. En 2001, los consultores teólogos, los cardenales y los obispos aprobaron el milagro. 2001:: El decreto «acerca del milagro» se promulga en el Vaticano ante Juan Pablo II. La tradición centenaria del pueblo de Dios en México, España y el Vaticano es una expresión de fe de algo que realmente aconteció.
2. Oposiciones y problemas (nn. 35 - 37) Algunos dicen que el Hecho Guadalupano es un mito religioso. Otros lo consideran como un instrumento misionero. Otros más lo tienen por invención de los criollos del siglo XVII. Se habla de la ausencia de fuentes claras en los primeros veinte años, en especial del obispo fray Juan de Zumárraga. Las diversas oposiciones han obligado a revisar la documentación histórica. El R. P. Fidel González Fernández, m.c.c.j., catedrático de las Pontificias Universidades 6 Caminando Juntos
Los escritos españoles que mencionan a «Guadalupe» son numerosos a partir de 1548, año de la muerte de Fray Juan de Zumárraga. El silencio del obispo ni prueba ni niega nada. A partir del dominico Fray Alonso de Montúfar, segundo arzobispo de México, el guadalupanismo cobra auge, y desde el siglo XVII es ya un elemento esencial de la conciencia católica mexicana, incluyendo a los mestizos. El Hecho Guadalupano inspiró movimientos sociales, culturales, religiosos y políticos, que desembocaron en la Independencia. La tradición oral continua y los diversos escritos indígenas, mestizos y españoles, el arte y la arqueología muestran cómo en el Tepeyac comenzó una devoción incontenible de indios, españoles, criollos y mestizos que nadie ha podido frenar. Guadalupe se ha convertido en el punto de llegada y de partida de todos los católicos mexicanos. Los peritos concluyen: La investigación histórica sigue abierta; pero los datos actuales son suficientes para afirmar con certeza que Guadalupe de México es distinta de la española y que con Juan Diego comienza una nueva historia religiosa en este país.
II. J UAN UAN DIEGO IEGO PREEVANGELIZADO REEVANGELIZADO
1. Algunos datos biográficos (nn. 45 - 49) Juan Diego nació hacia 1474 y murió en 1548 en Cuauhtitlán, Tulpetlac. Contrajo matrimonio con María Lucía, y tuvo descendencia. En Tlatelolco funcionaba un centro de evangelización desde 1524. Para 1528 Juan Diego y su esposa solicitaron el Bautismo, al que fueron preparados por Fray Toribio de Benavente, “Motolinía”.
2. La base de valores familiares y sociales (nn. 50-55) Fray Bernardino de Sahagún habla de la educación esmerada, amorosa y severa que recibían los indígenas en la cultura náhuatl. Se les enseñaba a acercarse a Dios, a vivir en paz con todos, a ser prudentes y laboriosos. El Calmécac y el Tepochcalli formaban personas virtuosas, generosas, abiertas a Dios. Podemos deducir que en Juan Diego florecieron las semillas recibidas en su niñez.
3. Su muerte (nn. 56 - 57) Después de servir a la Señora durante 16 años, Juan Diego murió a la edad de 74 años, en 1548. Fue sepultado en la ermita, igual que su tío Juan Bernardino. El Códice Escalada (1548), descubierto en 1995, es considerado como el acta de defunción de Juan Diego. Al calce, lleva la firma de «Sahún» y el glifo de Antonio Valeriano, como juez. Lo complementa el «Códice de la Universidad» o «Códice de Bartolache». (3)
III. JUAN UAN DIEGO IEGO EVVANGELIZADOR (nn. 58 - 60) Las culturas náhuatl y española representaban a dos pueblos enfrentados uno contra otro. El Hecho Guadalupano se convirtió en el puente de unión, en eje religioso que dio cohesión e identidad y que desembocó en la formación de la raza mestiza. Juan Diego fue uno de los protagonistas de esta síntesis admirable con Fray Juan de Zumárraga y Juan Bernardino.
1. Un laico contemplativo (nn. 61 - 64) María sale al encuentro de su elegido. Como Dios en el Antiguo Testamento, la Señora llama por su nombre al escogido. Lo hace con delicadeza indígena teñida de afecto, ternura y reverencia: «… oyó que lo llamaban de arriba del cerrillo, le decían: Juanito, Juan Dieguito». Juan Diego es un hombre con-
templativo, disfruta la belleza de un paisaje y de la música. «Oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros finos… sobremanera suaves, deleitosos…Y cuando llegó frente a ella, mucho admiró en qué manera, sobre toda ponderación, aventajaba su perfecta grandeza…” ¡Cómo necesitamos recobrar la capacidad de admiración! El fin último de nuestra vida será la «contemplación del rostro de Dios». Hay que recuperar la dimensión humana de la vida, del encuentro armonioso con el hermano, gozar la belleza de la música, experimentar cómo el amor transforma la realidad, apreciar el fruto del trabajo honesto, valorar el cuidado de la creación.
2. Un laico de fe (nn. 65 - 71) Juan Diego se alegra y se pone a escuchar con toda atención al estilo indígena. La Señora llama a Juan Diego su pequeñito, su hijo predilecto. Juan Diego le responde con una mezcla de cariño, confianza, admiración y reverencia: «Mi Señora, Reina, Muchachita mía…»(4). Ante el semblante de la Virgen de Guadalupe se ablanda hasta el más recio. Contemplar ese rostro es una invitación a admirar en cada persona la belleza de Dios Padre. La Virgen dice ser la Madre del «verdaderísimo Dios» ante los españoles y ante los indígenas, sin ofender o desplazar a ninguno. Juan Diego se abre al Evangelio, que transforma su vida y su religiosidad. Hoy las múltiples culturas en la ciudad de México necesitan un eje que les dé sentido y armonía dentro del tejido social: el Evangelio. Caminando Juntos 7
3. Puente entre Dios y los hermanos (nn. 72 - 75)
6. Observante de sus deberes religiosos (nn. 85 - 87)
«Edificar un templo» en la mentalidad náhuatl significa construir la nación, la raza. Con el mensaje evangélico de Guadalupe comenzaba una etapa gloriosa de la historia del pueblo náhuatl. El templo es de la Virgen, pero no para ella, sino para gloria del pueblo, que podrá experimentar desde allí los efectos de la presencia de Dios mismo. Y Juan Diego colabora en esto.
Juan Diego no aduce su calidad de embajador de la Señora para faltar a sus deberes dominicales de cristiano. Y de nuevo ante el obispo, se muestra humilde. El tesón por cumplir una encomienda es la actitud de futuros catequistas indígenas que llevarán el mensaje del Evangelio, con riesgo de su propia vida. La conversión de los indios fue apostolado de los mismos indios, infatigables misioneros a partir de lo sucedido en 1531. Como afirma Mendieta: «Eran muy fieles y verdaderos, y en extremo hábiles, que no solamente decían lo que los frailes les mandaban, más aun añadían mucho más».(7) Juan Diego no se descorazonó ante la severidad del obispo, que lo hizo seguir por sus servidores. ¡Cómo ilustran la hermosura de la Iglesia tantos laicos que encuentran tiempo para evangelizar a sus hermanos!
El Beato es el mediador entre María y el obispo de México: «Y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del obispo de México, y le dirás cómo yo te envío, para que le descubras cómo mucho deseo que aquí me provea de una casa, me erija en el llano mi templo; todo lo contarás, cuanto has visto y admirado, y lo que has oído». Si Guadalupe quiere un «Templo», significa que desea promover la fraternidad entre los moradores de esas tierras. “Porque allí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores». (5) En nuestra ciudad donde se están perdiendo tantos valores humanos y sociales en atentados contra la unidad familiar, contra la vida… Necesitamos reconciliarnos unos con otros y todos con Dios. Como hijos de un mismo Padre santificados por el mismo Espíritu y hermanos entre nosotros, gracias a Jesucristo.
4. Un laico de su cultura y de su tiempo (nn. 76 - 81) María de Guadalupe prepara a su mensajero. Delante del jerarca, Juan Diego aparece obediente, discreto y diligente. Estas virtudes enseñaban los padres a sus hijos: «No hables demasiado… habla, pero cuerdamente». (6) La respuesta del obispo dejó al indio «triste porque no se realizó de inmediato su encargo». Al referir a la Virgen la respuesta de Zumárraga, Juan Diego manifiesta otro rasgo de su personalidad india: Sabiendo que no puede quejarse ante la Señora sin ofenderla, suaviza su informe y disculpa el rechazo del obispo. Para un indígena, enojarse significaba humillación; mantenerse imperturbable, superioridad; confesarse indigno e inepto era un signo de cortesía, honestidad y educación. Nunca ha sido fácil anunciar el Evangelio. En el mundo encontrarán dificultades y tendrán que sufrir, pero tengan ánimo, yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33).
5. Corresponsabilidad en la evangelización (nn. 82 - 84) María de Guadalupe manifiesta que la Evangelización de México tiene que ser obra conjunta de españoles y mexicanos. Como laico disponible, Juan Diego cumplirá su misión. La nuestra implica una participación activa para recomponer el tejido social. La restauración es obra del Espíritu, pero El quiere que seamos sus colaboradores. Todos los agentes tenemos que trabajar en comunión, para llevar el Evangelio a los alejados de su influjo, sean familias, jóvenes, pobres, sectores, o ambientes. 8 Caminando Juntos
7. Apostó por la caridad (nn. 88 - 92) La Virgen tranquiliza a Juan Diego. Pero Juan Bernardino, tío de Juan Diego, está enfermo de muerte. Juan Diego atiende primero a su tutor. Cuidar a los enfermos –imágenes de Dios–, era una riqueza del patrimonio cultural indígena. Juan Diego la practica como herencia de raza, madurada ahora por su fe. Juan Bernardino pide un sacerdote. Juan Diego responde a esta urgencia familiar, pero para no herir a la Virgen, toma otro camino. La Virgen le sale al paso y lo trata con gran delicadeza. Juan Diego responde con finura y confianza hasta llamarla cariñosamente: «Mi hija chiquita», «Mi niña del cielo». En ella abandona su congoja al explicarle su proceder. En sus hechos y en sus palabras, Jesús expresó un amor total a su Padre y un amor incondicional a sus hermanos. Juan Pablo II invita a que la práctica del amor concreto, especialmente hacia los pobres en sentido material, moral o cultural, sea la mística que caracterice nuestra vida cristiana, el estilo de ser Iglesia y la programación pastoral (NM 49.50).
8. ¡No temas! (nn. 93 - 95) Este apoyo de parte de Dios lo recibieron: Abraham, Isaac, Moisés, Josué, Gedeón, Jeremías, Isaías. Y en el Nuevo Testamento, María de Nazaret, José, los pastores… Jesús se lo dijo a Pedro. La Señora promete a Juan Diego que podrá confiar en ella sin reservas. Juan Pablo II ha asegurado: La esperanza está fundada en la presencia diaria de Cristo: «Y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos» (Mt 28,20).
9. El hijo cuenta con una madre excepcional (nn. 96-98) María dice a Juan Diego: «¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?». (8) . María de Guadalupe se compara a una madre mexicana: «cría a sus hijos», «cuida de ellos, para que no les falte nada». Hoy ha
cambiado esta dinámica familiar; pero persiste la importancia central de la figura materna. La maternidad de María es espiritual, personal y comunitaria. Viene a consolar, pero también nos pide profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz.
10. La fe envuelta en flores (nn. 100 - 104) Usamos flores para expresar amor. La Reina envía su proyecto evangelizador a través de un puñado de rosas. Juan Diego corta variadas flores, las coloca en su ayate y las lleva a María. Así comenzaba una nueva etapa en la historia del pueblo indígena, la que ya había sido ya inaugurada por la encarnación del Hijo de Dios. Todo misionero debe estar consciente de su dignidad como enviado para anunciar el Evangelio, y de la necesidad de poner su persona entera en manos de Dios, para dar a conocer su amor inmenso.
11. Intercesor de absoluta confianza (nn. 105 - 109) María indica a Juan Diego qué, a quién, y cómo tiene que hablar. Le enseña a obedecer a Dios y a dar su lugar al obispo. Así Juan Diego podrá ser un referente para sus hermanos evangelizadores. La Madre canoniza a Juan Diego al declararlo su mensajero o embajador de «absoluta confianza». Juan Diego va con la autoridad recibida de la Señora. Las diversas y preciosas flores son la señal para Juan Diego y para Juan de Zumárraga. Ante el clamor contra la corrupción, tenemos que sembrar semillas de esperanza. Un joven sabrá respetar la palabra dada; un servidor público se comprometerá por el bien común; un profesionista responderá a la confianza que se deposite en él: los padres de familia aceptarán colaborar con Dios en el cuidado de la vida de sus hijos.
12. El nuevo rostro de la fraternidad (nn. 110 - 113) Juan Diego indica al obispo la voluntad de la Señora: que se le edifique un Templo en el lugar donde se daba culto a la Tonantzin, «nuestra Madre». Las flores son el instrumento para pintar en la tilma la imagen de María. Tilma y flores unen al obispo y al macehual. Juan Diego es el precursor escogido por Dios para que Cristo uniera los dos pueblos:
«…haciendo las paces y reconciliando con Dios a ambos en un solo cuerpo». (Ef 2,16) En el hoy y aquí de la ciudad de México, obispos y laicos nos descubrimos diversos en nuestra función, pero unidos en la única misión que el Padre encomendó a su amado Hijo: «Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo». (Jn 17,18)
13. Buen indio, buen cristiano, varón santo (nn.114-120) Juan Diego se dedicó al servicio de su Señora. «A diario se ocupaba en cosas espirituales y barría el templo. Se postraba
delante de la Señora del Cielo y la invocaba con fervor». (9) Se puso también al servicio de la comunidad: Como intercesor ante la Virgen, ya «que cuanto pedía y rogaba… todo se le concedía». Y también como evangelizador. En el proceso de 1666 se afirmó: «… vivía honesta y recogidamente… era muy buen cristiano y temeroso de Dios…» «varón santo» y «varón santísimo». (16) En el Nican Motepacna se lee: «¡Ojalá que así nosotros le sirvamos (a Dios)… para que también podamos alcanzar los eternos gozos del cielo!». La tradición oral indígena acredita: «Apareció, en el Cerro del Anáhuac: una Mujer con gran importancia más que los mismos Emperadores. Esta Mujer se para frente al Sol, pisa la Luna y se viste con las Estrellas, pero su rostro nos dice que hay alguien mayor que Ella, porque está inclinada en signo de respeto». (10) Caminando Juntos 9
3. Religiosidad popular y Evangelización (nn. 135-138)
IV. JUAN D IEGO Y EL D ESAFÍO PARA L A MISIÓN D E LOS LAICOS Hoy día (nn. 121 - 124) La misión de los laicos es hacer presentes los criterios del Evangelio en la sociedad. Juan Diego asimiló los valores familiares y culturales de su tiempo, y con el conocimiento del Evangelio descubrió al único «Señor del cerca y del junto», como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
1. Compromiso evangelizador (nn. 125 - 128) Tomar conciencia de la propia identidad y de los valores de cada uno… reconocer la presencia de Dios en la vida y dejarse amar por El. Juan Diego vivió este itinerario por Santa María, Madre del Verdaderísimo Dios por quien vivimos, somos y existimos, Madre compasiva y misericordiosa, Madre del Amor y de la santa esperanza. Los laicos están llamados a participar en la nueva civilización del amor. Su vocación es de servicio: llevar a todos el Evangelio que anuncia y realiza la salvación.
Juan Diego va y viene entre la Reina del Cielo, Fray Juan de Zumárraga y Juan Bernardino. Las peregrinaciones de diócesis y parroquias, de obreros, comerciantes, voceros de periódicos, familias, extranjeros, danzantes, son expresiones vivientes de gran fuerza evangelizadora. Este peregrinar constante nos enseña que formamos parte de un pueblo que camina hacia la casa del Padre. Junto a la Morenita siempre encontraremos a su mensajero, como una personalidad que inspira a todos.
4. Aportación de la Iglesia en México para la Iglesia en América (nn. 139 - 145) El Acontecimiento Guadalupano y Juan Diego tienen un marcado sentido eclesial. Los misioneros españoles asumieron la defensa de los derechos humanos de los conquistados. Guadalupe confirmó esta metodología misionera. El Acontecimiento Guadalupano ha influido también en la consolidación de la Iglesia en toda América. Juan Pablo II llama al Tepeyac: «corazón mariano de América», «camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América» y ha declarado el 12 de diciembre Fiesta de Santa María de Guadalupe obligatoria para todo el Continente.
2. El idioma del cristiano en conversión (nn. 129 - 134) El ser evangelizadores requiere un cambio de actitudes, criterios y conducta para hacer presencia de Cristo misionero. Esto lo lograremos siendo: hondamente contemplativos - ambiciosamente dialogantes - siempre marianos. En México y en toda América la Evangelización pasa por la mediación de María. Volver a su imagen. Releer nuestra historia a la luz del Acontecimiento Guadalupano, despertará en nosotros el deseo de acercarnos a Juan Diego para aprender de él sus diversas virtudes.
CONCLUSIÓN (nn. 146 - 148) Vivimos en una etapa difícil de nuestra historia. Necesitamos participar todos para hacer realidad la construcción del «templo» que pidió Santa María de Guadalupe, el templo de nuestra ciudad, de nuestra nación y de otras naciones. Querido Juan Diego, muéstranos dónde quiere la Reina del Cielo que le edifiquemos su templo; en cuál corazón, en cuál alma, en cuál espíritu… Dinos por cuál sendero debemos caminar para llevar a este pueblo delante de María de Guadalupe, para que sean escuchados sus ruegos, sus tristezas, sus llantos. Condúcenos, Juan Diego, a nuestra Madre amorosa y compasiva. Por ti sabemos que Ella nos ha colocado en su corazón, que estamos bajo su sombra y resguardo, que es la fuente de nuestra alegría, que estamos en el hueco de su manto, en el cruce de sus brazos; estamos seguros de que es ella quien nos conduce al verdadero Dios por quien vivimos y somos. Gracias, Juan Diego, varón santo, para felicidad de México, de América y de la Iglesia entera. Amén.
10 Caminando Juntos
Notas: VALERIANO, Antonio, Nican Mopohua, traducción del náhuatl. Ed. Fundación la Peregrinación, México 1998, vv.34-35 2 CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO, El Acontecimiento Guadalupano Hoy, n. 3 3 ESCALADA SJ, Xavier, Enciclopedia Guadalupana, vol. 5. 4 VALERIANO, Antonio, o.c. v. 12 5 Ibid., v. 32 6 MENDIETA Fr. Jerónimo de, o.c., Lib. 2 c 20, p. 113 7 MENDIETA, o.c. Lib. 3, c. 19, p. 225-226 8 VALERIANO, Antonio, o.c. v. 119 9 IXTLILXOCHITL, Fernando de Alva, Nican Motecpana, p. 305 10 Tradición oral de S. Miguel Zozocalco, Ver., recogida por el P. Ismael Casa en 1995. 1
El Culto a los Santos Hay Un Solo Dios «Yo, Yahveh, soy tu Dios,… no habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto…» (Ex 20, 1-5) Éste es el texto que citan nuestros hermanos evangélicos y «cristianos» (así, entre comillas) para demostrarnos a los católicos que somos idólatras porque «adoramos a los santos». ¿Qué les respondemos?
Solo Adoramos a Dios Nuestros católicos sencillos no son tontos. Quizás no conozcan mucho de Biblia ni de su propia doctrina religiosa, pero distinguen muy bien entre Dios y la Virgen María y los santos. Ellos saben muy bien que ni la Virgen ni los santos son Dios. El problema es que no saben usar las palabras con propiedad.
Pbro. Sergio Román del Real
Si un novio dice que adora a su novia no vamos a pensar que está cayendo en la idolatría. Usamos la palabra «adorar» con el sentido de «amar mucho» y por eso nuestro pueblo dice que adora la Virgen y a los santos. Las distinciones son propias de los intelectuales. Hablando con propiedad, adoramos solamente a Dios.
do besamos una imagen, no es al objeto material al que besamos. Sino a la persona que representa. Tal como un novio besa el retrato de su novia y no decimos que está enamorado del retrato. Técnicamente llamamos a ese tipo de culto «relativo» porque el gesto de adoración o veneración no se queda en el objeto, sino que pasa a la persona representada.
Técnicamente decimos que a Dios le damos culto de latría (adoración). A la Virgen María la veneramos de manera especial, es decir, le damos culto de hiperdulía (veneración especial). Y a los santos los veneramos, es decir, les damos culto de dulía (veneración).
Una vez unos testigos de Jehová me molestaban con eso de que los católicos adoramos a las imágenes: tomé uno de sus libros en el que representaban a Jesús, lo puse respetuosamente en el suelo y les dije: «Dicen que ustedes no adoran a las imágenes; vamos a ver: pisen esa imagen». Fue cruel de mi parte, pero no la pisaron. Ellos también aceptan que esa imagen representa a Jesús y que merece respeto.
Aquí está, queridos hermanos evangélicos, nuestra respuesta católica, y, por favor, no nos vuelvan a calumniar diciendo que adoramos a los santos.
¿Adoramos imágenes? No; no somos tontos. Todos sabemos que una imagen es un objeto hecho de madera o de algún otro material. Cuan-
La Iglesia nos enseña que es lícito representar a Dios y a los santos por medio de imágenes y que la prohibición bíblica se refiere a la adoración de falsos dioses, como lo prueba el que el mismo pueblo hebreo recibió el mandato divino de hacer dos ángeles para el arca de la alianza, y de hacer una serpiente de bronce en el desierto para sanar de las mordeduras de víbora. Hubo en la historia de la Iglesia una tendencia que se llamó iconoclasta (destructores de imágenes), la Iglesia los condenó y nos enseñó que era lícito representar a Dios y a los santos, con la condición de que no atribuyéramos a las imágenes (objetos, a fin de cuentas) características personales o poderes propios. Dios se vale de una imagen para mostrar su misericordia, pero no es la imagen la que hace favores o milagros, es Dios mismo. Lo mismo podemos decir de algunos lugares santos que nuestro pueblo visita en peregrinación pidiendo a Dios una gracia. Caminando Juntos 11
Nuestros Santos
¿Los Santos hacen milagros? Un milagro es un hecho maravilloso que sobrepasa las leyes de la naturaleza. Algo inexplicable por la ciencia pero que ella constata y acepta. ¿Quién puede sobrepasar las leyes de la naturaleza? Solamente Aquél que puso esas leyes: Dios. Nada más Dios, nunca un hombre. Precisamente los milagros son una prueba de la divinidad de Jesús. La Santísima Virgen y los santos no hacen milagros. No pueden hacerlos porque no son Dios. Ellos tan sólo abogan por nosotros, como un hermano lo hace por otro hermano. Dios escucha nuestra petición ¡y escucha la de ellos! Por eso cuando recibimos un favor celestial, lo agradecemos a Dios, pero también agradecemos a los santos que hayan rogado por nosotros. A la Virgen le decimos: «Santa María, ruega por nosotros».
• Felipe de Jesús • Miguel Pro • Rafael Guízar y Valencia • Elias del Socorro Nieves • Vicenta Chávez Orozco • José María Robles • David Galván • David Roldán • Salvador Lara • Manuel Morales • Luis Batis • Jenaro Sánchez • Mateo Correa • Julio Alvarez • David Uribe • Sabás Reyes • Román Adame • Cristóbal Magallanes • Agustín Caloca • José Isabel Flores • Miguel de la Mora • Justino Orona • Rodrigo Aguilar • Margarito Flores • Pedro Esqueda • Jesús Méndez M • Atilano Cruz • Toribio Romo • Tranquilino Ubiarco • Pedro Maldonado • José María de Yermo • Ma. de J. Sacramentado • Juan Diego Cuauhtlatoatzin
12 Caminando Juntos
Religioso Sacerdote Sacerdote Laico Laico Sacerdote Sacerdote Laico Laico Laico Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Sacerdote Religiosa Laico
¿Cómo debemos venerar a los Santos? No es correcto tener devoción a un santo sólo porque es muy milagroso. Hay santos que se ponen de moda y ni siquiera sabemos quiénes son. La verdadera devoción comienza cuando nos interesamos en conocer la vida de un santo y tratamos de imitar su amistad con Dios. Solamente después de esto se va pedirles su intercesión delante de Dios. Exageramos nuestro amor a la Virgen y a los santos cuando los ponemos antes que a Dios. Entonces sí, como dicen nuestros hermanos evangélicos, somos idólatras. Lo mismo podemos decir en torno a las imágenes. Si damos a una imagen un culto deformado, estamos siendo idólatras. La Iglesia recuerda una vez al año, normalmente en el día de su nacimiento al cielo, es decir: el día de su muerte, la memoria de un santo y celebra la misa en su honor. La Iglesia venera las reliquias de los santos y las expone para su veneración pública. Lo hace así desde sus principios, ya que acostumbraba celebrar la Misa sobre la tumba de los mártires.
Todavía, en los altares de las iglesias antiguas, se guardan restos de los mártires y se celebra la Misa sobre ellos. En el altar de la Basílica de Guadalupe hay una reliquia del Beato Miguel Agustín Pro, mártir de la persecución contra los católicos en México. La Iglesia nos propone a los Santos como modelos de vida y patronos de nuestras comunidades. Honramos a los santos cuando ponemos su nombre a nuestros hijos en el bautismo. Es deplorable el que esa costumbre se vaya perdiendo entre los católicos. Hemos perdido, también, la costumbre de leer las vidas de los santos y ahora son unos perfectos desconocidos para los fieles católicos. Todos deberíamos conocer por lo menos la vida del santo cuyo nombre llevamos y el del patrono de nuestra parroquia. Nuestros santos son los hermanos mayores de los que nos sentimos orgullosos porque nos animan, también, a ser santos.
Pbro. Arturo M. Barranco Pastoral Misionera La actuación eficaz de los laicos exige una profunda y seria preparación en orden a favorecer la maduración apostólica, el ejercicio de la libertad cristiana y el florecimiento de los carismas. El laico necesita, igualmente, de vida interior y espíritu de responsabilidad. Esto supone, pues, una formación espiritual adecuada, y tanto más, cuando el ambiente cultural frecuentemente se orienta en sentido contrario a los valores cristianos.
Espiritualidad del laico Hablamos de una espiritualidad basada en la oración personal y comunitaria, en la lectura de la Biblia y en la vida sacramental, capaz de sostener a los laicos en su acción en el mundo; una espiritualidad que abarque a la familia, la educación, el trabajo, la ciencia, la cultura, la política y los compromisos sociales y civiles. Ahí es donde hace falta la presencia de los laicos para testimoniar el Evangelio y transformar la sociedad.
La espiritualidad de los laicos es, ante todo, caminar por las calles de la vida junto a Cristo, con la fuerza del Espíritu Santo, al encuentro del Padre, construyendo su reino. Los laicos de hoy han de ser como aquellos de Emaús: personas en camino, desalentadas, sí, pero que han encontrado a un desconocido que les acompaña y hace arder su corazón mientras les habla de las Escrituras. El laico es el cristiano llamado a ser santo y apóstol en las estructuras humanas a modo de fermento, es decir, «en el corazón del mundo» (EN 70). «A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios... Viven en el mundo... Allí están llamados por Dios, para que, desempeñando su propia profesión, guiados por el espíritu evangélico, contribuyen a la santificación del mundo desde dentro, a modo de fermento» (LG 31). Con estos matices de espiritualidad y de apostolado, el laico camina por el sendero de la fe, la esperanza y la caridad, para ser transparencia del Evangelio en medio del mundo. Son tres sus características básicas:
El primero capítulo de Christifideles Laici sintetiza admirablemente lo que es la Espiritualidad del laico: 1. La espiritualidad laical no es algo negativo, ni prestado, ni funcional, ni aislado del contexto eclesiológico. 2. Dicha espiritualidad se fundamenta en la espiritualidad cristiana, enmarcada de tres coordenadas o dimensiones: antropológica (desde la índole secular), eclesiológica y cristológica. 3. Deriva de la vocación misma del laico y participa de la única misión de toda la Iglesia. 4. Se alimenta de la fe sacramental. 5. Hunde sus raíces en la común llamada a la santidad y en la vivencia del triple oficio de Jesucristo: en el sacerdocio bautismal; en su condición profética; y en su condición regia. 6. Se expresa en dones, ministerios y funciones del Espíritu para la edificación de todo el cuerpo de Cristo.
1. Secularidad . El laico debe insertarse en el mundo, es decir, en los asuntos temporales. 2. Fermento evangélico : De ellos se espera que impregnen de Evangelio el mundo, actuando desde dentro de las mismas realidades temporales. 3. Siendo miembro peculiar del Pueblo de Dios : siempre en la «comunión y misión» de la Iglesia, participando responsablemente de su misma naturaleza en todos sus niveles proféticos, sacerdotales y reales. Caminando Juntos 13
a. en la vida social, política y económica, nacional e internacional; también cuando se trata de «opciones» o campos opinables, para colaborar en la construcción de la justicia y de la paz (GS 40-43, 63, 82; EN 70; SRS 41); b. en la familia, como protagonista y formando parte responsable de la vida del hogar y de la educación de los hijos (LG 11, 31, 35; AA 11; GS 47-52; EN 70-71; FC 49-64, 86); c. en el mundo del trabajo con todas sus implicaciones de derechos fundamentales, asociaciones y reivindicaciones, etc. (GS 33-39, 67-72; LG 24-27; AA 13; EN 70); d. en el campo de la juventud, educación y cultura, con plena responsabilidad y como protagonista del Evangelio (GS 53-62; EN 19-20, 72). e. en los medios de comunicación social con plena responsabilidad y con disponibilidad generosa (EN 45); f. En la migraciones o «movilidad humana» según las propias posibilidades (AA 10, 14). Se trata de líneas de espiritualidad que podríamos sintetizar como: 1. Encarnación con el anuncio y testimonio. 2. Cercanía evangélica a las situaciones humanas. 3. Formando parte integrante y responsable de la Iglesia. La disponibilidad misionera de los laicos y su capacidad de inserción evangélica en las cosas temporales dependerá esencialmente de su encuentro con Cristo y de su sintonía de comunión y misión de la Iglesia. «Cada laico debe ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del Dios vivo» (LG 38). Finalmente, el laico debe saber que no es protagonista único e irremplazable: es sólo mediación o sacramento de Jesús, el Cristo, y voz de los sin voz. Tal vez, por eso, sea necesario vivir la mística del Padre nuestro pero leído al revés: Hijo mío, que estás en el mundo, eres mi gloria y en ti está mi reino. Tú eres mi voluntad y querer. Te sostengo y mantengo cada día. Te perdono siempre para que sepas hacerlo Y puedas perdonar a los demás. No temas: yo te libraré de todo mal. Y de tus dudas y tentaciones.
14 Caminando Juntos
Misión para todos • Misión pa
todos • Misión para todos • Misión para todos• Misión para todos • Misión para todos •
En esta línea, el laico llega a los diversos niveles de la vida integrándose al quehacer de otras vocaciones. El laico debe hacerse presente:
(VIENE DE LA PAG. 4)
Instituto Sedes Sapientiae tiene seminarios, cursos de verano, y cursos a largo del año; los temas son de catequesis, de pastoral, de teología, de religiosidad popular, de liturgia, de Biblia; los teléfonos a tu disposición son 52 08 49 58, 52 08 29 60 y 52 08 32 00 (pide la extensión 1414)... SI ESTAS CAPACITADO para estudios superiores (es decir, si tienes la preparatoria terminada), puedes integrarte a los cursos que se dan en la Universidad Pontificia de México; se ubica al sur de la ciudad y es necesario que cuentes con el apoyo de tu párroco así como con el tiempo adecuado para profundizar en los estudios; el número telefónico de la UPM es 55 73 06 00... PERO NO TODO SON ESTUDIOS y libros, también con el canto se puede profundizar en la fe y evangelizar a los demás; para eso te recomendamos el vigésimo séptimo festival de la canción cristiana, organizado por el grupo Adonai, de la parroquia de la Sagrada Familia que está en la colonia Roma, a unos pasos del metro Insurgentes; la final será el sábado 31 de agosto a las 17 hrs... EN NUESTRA ARQUIDIÓCESIS, COMO en cualquier rincón del planeta, hay personas con algún tipo de discapacidad intelectual, y la Comisión de Catequesis está organizando un programa para atender a estos hermanos nuestros que casi siempre descuidamos; es un trabajo que requiere de esfuerzos especiales y de una formación precisa, para esto se están dando cursos que preparan a papás y catequistas de quienes portan algún tipo de discapacidad; tal vez en tu casa o cerca de ti hay alguien que necesita acercarse a Cristo desde su situación de discapacidad... Y VAYA UN SENTIDO APLAUSO para los patrocinadores y colaboradores de dicho servicio; sabemos que la comunidad católica de Chicago está aportando su experiencia y también su ayuda material: ¡Son los excluidos (en este caso discapacitados) quienes nos llevan a otros a la integración, a la fraternidad!... SE ESTA PREPARANDO YA la Asamblea Diocesana de este año (la novena en todo el conjunto) y el tema central aprobado por el Sr. Cardenal será La Parroquia, así que hemos de prepararnos a nivel decanal o vicarial, para los resultados reflejen nuestra realidad y propongan caminos a seguir con un impulso renovado... Y MUY ACORDES A tal asamblea diocesana, los señores párrocos se están preparando con una reunión que tendrá lugar en el Seminario Menor; están convocados dos párrocos por decanato para que asistan el viernes 9 de agosto próximo; no dejes de poner tal reunión en las manos de Dios, para que lo que ahí se diga, se celebre, se proyecte y se evalúe, sea de acuerdo a la voluntad de nuestra Padre del cielo...
Organización Pastoral de la Arquidiócesis de México
Los Secretariados En la organización pastoral de nuestra arquidiócesis tenemos los secretariados, una instancia que está plasmada en el Decreto de Organización y Gobierno Pastoral de la Arquidiócesis de México de noviembre de 1998. Los secretariados son organismos de carácter funcional para promover, dinamizar, coordinar y ordenar las diferentes acciones pastorales a nivel arquidiocesano. De esta manera favorecerán la comunión y participación, la unidad dentro de la pluralidad y la necesaria descentralización exigida por la extensa y compleja realidad arquidiocesana (OPAM 62). En esta ocasión presentamos los secretariados que dependen del Vicario Episcopal de Áreas de Pastoral, Mons. Alberto Márquez Aquino. La característica principal de los secretariados de esta área es que inciden, manera particular, en las acciones fundamentales de la evangelizaciónn . De ahí que su importancia en la Arquidiócesis sea de primer nivel; tales secretariados son tres: pastoral profética, pastoral litúrgica y pastoral sociall (Cfr. Ib. 65). Nos dice el documento referido que estos secretariados deben favorecer una pastoral de conjunto, que son órganos de servicio y que, por lo tanto, no tienen autoridad jurídica; más bien su autoridad es funcional, derivada de la capacidad y competencia para realizar los objetivos y tareas propias de su área (Ib. 66). El trabajo de los secretariados tendrá que estar en íntima coordinación con las Vicarías Territoriales y sus respectivos responsables, es decir, el Vicario Epis-
Pbro. Eduardo Mercado Guzmán
copal, Decanos, Delegado de Pastoral y encargados de áreas.
formar un equipo operativo en la tarea que les es propia (Cfr. Ib. 71).
Es conveniente tener muy claro que cada secretariado se conforma de un conjunto de comisiones que atienden áreas específicas, como la catequesis, la educación, la cultura, la música sacra, la liturgia... Cada comisión ha de trabajar para
En su documento de organización pastoral, el Sr. Cardenal nos señala que cada Vicaría Territorial tendrá que estar estructurada de manera análoga a la organización arquidiocesana, de ahí que entre las instancias que deben estar presentes se cuenten los secretariados de pastoral profética, litúrgica y sociall. Son nueve las comisiones del secretariado de pastoral proféticaa : la comisión de catequesis, de pastoral bíblica, de pastoral misionera, de ecumenismo, de pastoral educativa, de cultura, de pastoral vocacional, la comisión para la formación en la fe de las escuelas particulares, y la comisión para la doctrina de la fe; al frente de este secretariado está el P. Eduardo Mercado. El secretariado de pastoral litúrgicaa está presidido por el P. Ricardo Valenzuela y son parte de este secretariado la comisión de liturgia, de música sacra, de arte sacro, de piedad y religiosidad popular. Finalmente el secretariado de pastoral social lo preside el P. Manuel Zubillaga, y sus comisiones son seis: comisión de pastoral de la caridad (Cáritas), la comisión de estudios y promoción socio-pastoral, de Justicia y Paz, de la salud, de pastoral penitenciaria, de pastoral obrera y de pastoral de emigrantes. En números siguientes de nuestra revista te presentaremos más sobre las tareas especificas de los secretariados y comisiones que prestan un servicio pastoral en esta Arquidiócesis de México. Caminando Juntos 15
Los Juan Diego de Hoy «Señora y niña mía», pronuncia Juan Diego extasiado ante la belleza de María. Estas palabras siguen resonando en nuestro México como fuerza que levanta y define a muchos mexicanos; como expresión de una búsqueda intensa de Dios y de una confianza ilimitada en su Madre. Son también las primeras palabras que Ella escuchó en nuestra tierra; el vocablo náhuatl pronunciado –Nochpochtziné-, puede traducirse también por «Virgencita, mía». Es el privilegiado indígena quien da inicio a la costumbre que seguimos manteniendo los mexicanos hasta hoy, al referirnos a la Virgen de Guadalupe como: «Mi Virgencita» 1. Juan Diego nos puso el ejemplo para invocarla así, como parte de nuestra vida y de nuestra historia. Las actitudes y virtudes de Juan Diego Cuauhtlatoatzin se siguen reflejando en el pueblo necesitado y modesto; nacido en Cuautitlán y residente en Tulpetlac, caminaba hacia Tlatelolco, «acudía no a la misa obligatoria del domingo, sino a la devocional
del sábado, en honor de Nuestra Señora. Los testigos indios de 1666 afirmaron ‘que le llamaban el peregrino’ por esas largas caminatas emprendidas sistemáticamente por devoción»2. Hoy, como «otros» Juan Diego, los fieles venidos en peregrinación a la Basílica de Guadalupe demuestran una profunda fe e innegable capacidad de contemplación; sin importarles el cansancio vienen desde sus lugares de residencia, algunos lejanos, caminando de día y de noche. Todo queda compensado con tal de postrarse ante la Madre de Dios para presentarle sus necesidades, para corresponder a un beneficio recibido (man16 Caminando Juntos
Hna. Celia Noemí Baquedano López (Misionera Guadalupana del Espíritu Santo)
cumplimiento a los requerimientos de la Señora del cielo. Todo ello, sin duda, hería la fina sensibilidad de su corazón, sólo el amor a la Virgencita lo sostenía, su asistencia a Tlatelolco en sábado lo confirma. Nuestro pueblo también está acostumbrado al sacrificio, a tener paciencia, a la marginación, a la pobreza, a las privaciones, a la aflicción que produce la enfermedad de su seres queridos y a los escasos recursos para curarlos; como «otro» Juan Diego sabe esperar, aguantar, sufrir. Peregrinar hasta el Tepeyac, significa también esfuerzos, renuncias, carencias, pero igual que a nuestro Beato, lo consuelan las palabras: «Escucha, ponlo en tu corazón, Hijo mío el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió; que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad ni ninguna otra enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva». (Nican Mopohua). Las flores y los cantos de los pájaros embelesaron a Juan Diego, y fueron como la «credencial» para aceptar que su fe
das), o simplemente por devoción, para contemplar extasiados su bello rostro mestizo. Todo ello es sin duda, reflejo de su sed de Dios y de su generosidad y sacrificio muchas veces heroico3, es el patrimonio de los pobres y sencillos. Consideramos a Juan Diego muy dichoso por el privilegio de ser el enviado de María de Guadalupe; pero él fue un hombre de gran espíritu de sacrificio, paciencia4 y aceptación plena de la voluntad de la Madre de Dios. En efecto, sufrió la angustia de no ser creído, de ser marginado, sufrió la aflicción que le causaba la enfermedad de su tío, y de modo especial, de no poder dar
pies de la Virgen Morena en las múltiples manifestaciones religiosas de nuestro pueblo, que asume una manera de expresar la fe cristiana a partir de sus matrices culturales. Desde el punto de vista pastoral, ante la piedad popular, estamos invitados a actuar como María de Guadalupe, imitar su pedagogía que eleva y dignifica la fe de Juan Diego. Teniendo en cuenta que es una forma en la cual el pueblo se evangeliza a sí mismo (Puebla 450), es necesario reconocer sus valor y contribuir a superar sus limitaciones; además, este catolicismo popular ofrece un lugar privilegiado para la evangelización. En el Santuario de Guadalupe se da la principal expresión de la religiosidad popular en México. (Cf. ECUCIM 2731, 2998). La fe de «los Juan Diego de hoy» nos interpela, nos evangeliza y nos recuerda que es la siempre inacabada inculturación del Evangelio en nuestra cultura mestiza, que necesita mayor atención, pues no podemos negar que es una fuerza de apoyo en la fe católica, una fuente de revitalización del cristianismo; más ahora que abundan tantas ofertas de nuevas formas religiosas.
antigua estaba en continuación con la predicada por los misioneros. En la complicada belleza de la mente india, no sólo los cantos, sino los pájaros mismos, o al menos los «pájaros preciosos» evocaban a Dios por su bello plumaje. También creían que la flores eran un «sacramento» de Dios» 5. «Para los sabios aztecas (tlamatinime) la única forma de decir palabras verdaderas, capaces de introducir raíz en el hombre, es por el camino de las flores y los cantos, o sea del simbolismo y la poesía» 6.
La IV Conferencia Episcopal Latinoamericana en Santo Domingo, nos exhorta a poner «una especial atención a la valorización de la piedad popular, que encuentra su expresión especialmente en la devoción a la Santísima Virgen, en las peregrinaciones a sus santuarios» (53). En efecto, la devoción a la Virgen María ha sido siempre el distintivo del México antiguo y el México actual pues «la primera cosa que aprendieron y cantaron los indios fue la misa de Nuestra Señora que comienza con el introito Salve, Sancta parens» 7. Y muchos de nosotros, lo primero que aprendimos desde niños en casa o en el catecismo fue: «Desde el cielo una hermosa mañana... para el mexicano ser Guadalupano es algo esencial».
1
Cf. JOSE LUIS G. GUERRERO, El Nican Mopohua. Un intento de exégesis. p.166 (U.P.M.)
2
Idem, 124.
En las peregrinaciones al Santuario Guadalupano, no pueden faltar las flores y los cantos, las primeras siguen siendo las palabras del corazón, el homenaje agradecido a la Madre de Dios; le ofrecen desde los ramilletes más humildes hasta los más caros y finos. Los cantos dan colorido a la peregrinación con los más variados instrumentos musicales, «es la capacidad de expresar la fe en un lenguaje total que supera los racionalismos (canto, imágenes, color, danza...)» (Puebla 454).
3
Cf. Evangelii Nuntiandi 48.
4
El historiador Jerónimo de Mendieta enumerando las virtudes de los indios expresa: «La paciencia de los indios es increíble.. vemos que sufre el indio a una mala visión de mandones sin saberse quejar, ni chistar, ni murmurar, llevándolo todo con igual voluntad como si fuese obligado a todo». Historia Eclesiástica Indiana. Capítulo XXI, Libro IV.
5
Cf. JOSE LUIS GUERRERO, o.c. 133.
6
MIGUEL LEON PORTILLA, Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares. p. 139.(F.C.E.)
Por lo demás, el Domingo de Ramos se hace presente la lucida y pintoresca peregrinación de los «pajareros», para ofrendar a María el canto de cientos de pájaros, de bonitas y variadas especies de nuestro suelo, que hacen revivir las apariciones del Tepeyac. Es Juan Diego quien sigue postrándose con amor a los
7
JERÓNIMO DE MENDIETA, Historia Eclesiástica Indiana. p. 412 (Ed. Porrúa). La traducción en español de esta antigua antífona Mariana es: «Salve, Santa Madre, que pariste virginalmente al Rey que rige cielos y tierra por los siglos de los siglos».
Caminando Juntos 17
LA PAJA
jeno en el ojo a
A mí no me gusta el fútbol. No obstante, aprendí mucho con la reciente fiebre futbolera. Un primer punto es el ambiente de fraternidad con que los diversos países se reúnen para competir. Dicen que se han sustituido encuentros bélicos por competencias deportivas. Eso habla bien de nuestra civilización. Otro punto que valoro es la cercanía que han favorecido los medios de comunicación. En otro tiempo yo no hubiera imaginado un enlace transoceánico con la facilidad actual. ¡Cuánto hemos avanzado! Y lo digo no porque sea una novedad, sino porque a mis setenta y tres años sigo maravillado por los adelantos técnicos. Un aprendizaje más: los favoritos (entre otros Argentina y Francia) pronto tuvieron que volver a casa y derrotados. Veo que los proyectos humanos no siempre se cumplen y entonces quedamos frustrados. ¿Estarían preparados los galos y los gauchos para volver cabizbajos y/o paticojos a su respectiva patria? El último aprendizaje que quiero señalar: la escuadra mexicana avanzó como no lo había hecho, según dicen, en otro campeonato semejante. Eso despertó, otra vez, un apasionado fervor que nos hace olvidar los afanes de todos los días. Pero el gusto no duró tanto y el equipo mexicano perdió ante un rival de historia reciente. Vuelvo a repetir que no me gusta el fútbol y de hecho no vi partido alguno. Pero esto no es obstáculo para que esté enterado de lo que sucede a mi alrededor y, mejor todavía, obtenga algún aprendizaje útil. Me vienen a la mente aquellas palabras de la Biblia en donde se dice que todas las naciones se reunirán en paz. Tengo claro que el fútbol no es cumplimiento profético, pero da gusto que los países puedan competir sin las guerras de antaño. ¡Ah! Y ¿cómo olvidar, ante los que rápido perdieron, el cántico del Magnificat que dice: «destronó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes y a los pobres»? ¿Cómo olvidar la advertencia de Jesús que nos dijo: «Estén preparados porque no saben ni el día ni la hora»? Estoy muy consciente que la Palabra de Dios no es para aplicarla a estos casos, pero es ella quien me ha enseñado a ser previsor. Por último, y ante la afición fanática de mis compatriotas, me atrevo a interrogarme: ¿Cómo despertar un interés hacia las cosas que duran para siempre? ¿Cómo lograr que en lugar de tanto grito y porra, aparezcan el empeño y la perseverancia, la fidelidad y la honradez, el ahorro y el buen aprovechamiento, el civismo y la educación, el amor al trabajo y el respeto a los demás? A mí no me gusta el fútbol. Pero por ahora me ayudó a reflexionar. Ceferino Sánchez
18 Caminando Juntos
El Espíritu Pbro. Eduardo Lozano
La vida de todos los días Es un hecho cotidiano que el padre y la madre de familia se preocupen por la vida, el crecimiento y la educación de sus hijos. Sabemos que el fruto del trabajo, las atenciones domésticas, la preocupación por el desempeño escolar, la procuración de la salud de los hijos… son algunos caminos para resolver la gran responsabilidad de ser papá o mamá. Y parecería que todo se queda ahí: en dar las cosas materiales suficientes para que los hijos sean felices. He oído con frecuencia que buscamos ofrecerles lo que nosotros no pudimos tener en nuestra infancia y entonces los llenamos de juguetes sofisticados, de comida a toda hora, de golosinas a placer, de antojos domingueros, así como de escuelas de paga, de ropa, y de todo tipo de superficialidades que les alegran pasajeramente. Les damos una niñez «feliz» a costa de un futuro incierto. Se nos olvida que los hijos tienen otro tipo de necesidades que no siempre son satisfechas, tal vez porque nosotros mismos, como adultos, ya no las sentimos.
Atendemos la carne, pero se nos olvida el espíritu Los hijos tienen necesidad de sentirse queridos, aceptados, valorados. Tienen necesidad de estabilidad emocional y afectiva, de ejemplo y testimonio, de orientación y consejo. Muy bien que alimentemos su cuerpo; qué mal que descuidamos su espíritu. Atenderlos en esa dimensión, que no es visible directamente, nos cuesta trabajo por falta de experiencia propia, es decir, porque tampoco hemos procurado nuestro crecimiento interior. ¿Quién dedica una parte de su semana a reflexionar sobre los valores morales, familiares o religiosos? ¿Quién tiene un tiempo dedicado al diálogo serio y meditado sobre el cariño y el afecto, la reconciliación, la fraternidad, la fidelidad, el amor a la verdad, el cumplimiento de la palabra dada?
Crecimos según la carne y estamos enanos en el espíritu Como conclusión de la Pascua, celebramos el día de Pentecostés, cuando Jesucristo envió al Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en oración junto con la virgen maría. Es una celebración que nos enseña cómo Jesús quiso enriquecer a su Iglesia naciente con el Espíritu Divino. Jesús no quiso que la comunidad de los creyentes fuera una sociedad humana sin más. No vino a fundar ni un club, ni un partido político, ni una organización social, ni una institución de asistencia pública. No quiso una estructura meramente humana, de carne, para comunicar su redención a todos los hombres. Quiso que la Iglesia estuviera llena del Espíritu desde su origen mismo. El Espíritu, dijo Jesús, es el que da vida. Y lo necesitamos con más urgencia en cuanto que la carne
arne a l C más nos agobia con sus caprichos y gustos. Necesitamos el Espíritu para que haga crecer nuestro corazón, para que renueve nuestro interior. Necesitamos del Espíritu Santo para que transforme la faz de la tierra. Somos, en efecto, como niños en la fe y corremos el riesgo de crecer en lo pasajero y olvidarnos de lo fundamental.
Es necesario hacer mucho más ¿Bastará con ir al templo y hacer una oración individual? ¿Será suficiente que nos aparezcamos en la misa sólo en el aniversario o con ocasión del fallecimiento del familiar? ¿Estaremos viviendo y creciendo según el Espíritu cuando el único interés es quedar bien con el santo de nuestra devoción? ¿Nos conformaremos con ser católicos de agua bendita y miércoles de ceniza? Las palabras que he escrito pueden ser agresivas y a más de uno le dolerán. Pero sigo pensando que todo crecimiento supone una fatiga, un dolor, un despertar a nuevas realidades. La carne la tenemos alimentada. El espíritu anda desnutrido. No descuidemos lo material: es necesario. Pero atendamos a lo espiritual, que a fin de cuentas es lo que nos garantiza el crecimiento ante Dios. Jesús nos envió su Espíritu, porque sabía que la carne no era suficiente.
LA VIGA
en el propio ojo
Yo era un buen candidato para ser testigo de Jehová. Había hecho la primera comunión y nunca más me preocupé por profundizar en mi fe. En la adolescencia mi tiempo y mi atención se iban tras del futbol. Sucedió que un domingo no pude salir a jugar por una lesión y llegó a mi casa la visita de dos personas de traje y portafolio... Su discurso, a mis 19 años, me dejó muy inquieto contra la Iglesia católica y sus ministros. Me llegué a espantar, además, con lo del fin del mundo y los 144 mil elegidos. Mientras estuve convaleciente, seguí recibiendo la visita de aquellos testigos de Jehová y cada vez me entusiasmaba más. El rompimiento vino cuando, estando sano, quise volver a jugar. No me gustó que rechazaran mi afición dominical y que me quisieran meter a su esquema de trabajo proselitista. Quedé inquieto en las cuestiones de mi fe y me acordé que en la Iglesia católica no me prohibían tener, en domingo, mi pasatiempo favorito. Ahí comenzó mi redescubrimiento de la fe. Llegué a ser catequista y organicé a los niños en un equipo; participábamos en torneos infantiles sin descuidar la catequesis. Hoy ya tengo 29 años y sigo jugando futbol. Pero comparto mi experiencia porque vi que los testigos de Jehová tienen un celo grande por tomar la Biblia y argumentar con ella todo lo que creen. En cambio, como católicos llegamos a preocuparnos muy poco por nuestra formación y damos paso a modas y costumbres que quién sabe de dónde salieron. Como el hecho de vestir la imagen del Niño Dios con los colores de la selección mexicana de futbol. Como aficionado, me entusiasmé con el Mundial de CoreaJapón, sí, pero como católico (y catequista de más de cinco años) me desilusionó ver en la televisión con qué facilidad damos paso a la ocurrencia y deformamos nuestra fe. Yo no creo que la Virgen María le hubiera gustado vestir a Jesús Niño de este o de aquel equipo, ni que Jesucristo deba estar a favor de unos y en contra de otros en cuestiones deportivas. Me pongo a pensar que todo esto es resultado de un fanatismo (como el de los testigos de Jehová con el fin del mundo), de una ignorancia (como la de quienes no conocemos nuestra fe), o de una emoción enfermiza (como la de quienes nos hicimos la idea de que la selección mexicana ahora sí iba a dar buen resultado). Me pongo a pensar y concluyo que, si yo no hubiera profundizado en mi fe, ahora estaría vistiendo al Niño Dios de futbolista y al rato, lo vestiría del Beato Juan Diego, y al rato de no sé de qué más. Me pongo a pensar y concluyo que puedo seguir jugando futbol, ser catequista y ser más realista con el papel de México en los mundiales. Juan Leal
Caminando Juntos 19
Glosario 5
Conocer el significado de las palabras que utilizamos como agentes evangelizadores es un buen paso para que lleguemos a tener un mismo código de lenguaje en nuestra comunicación pastoral.
Herramientas al Servicio del Reino
¿Qué quiere
5 Beatificación Beatificación
Desde el siglo XII, se ha nombrado así a la declaración papal oficial de que un cristiano ha vivido una vida santa y de que es digno de veneración. El proceso que lleva a la beatificación, actualmente conlleva un examen intensivo de la vida, obras y reputación de la persona considerada. Es, generalmente, un paso hacia la canonización.
5 Canonización
Es el acto por el cual el Papa proclama, de forma pública y oficial, la santidad de una persona que en vida se ejercitó en las virtudes en grado heroico, y a quien propone a la veneración universal de los fieles. La canonización es, en general, el acto final de un largo proceso que empieza con el decreto de la heroicidad de las virtudes, reconocimiento oficial de, al menos, dos milagros, y la beatificación. El decreto de beatificación es la declaración oficial de que una persona observó una vida santa y puede ser venerada. La canonización concede el título de santo.
5 Canónigo Canónigo
Es un t ítulo eclesiástico concedido a sacerdotes que están unidos a una iglesia catedral, basílica o a ciertos tipos de sacerdotes que viven bajo una regla semimonástica.
El gasto de las empresas Cada año a nivel mundial las organizaciones comerciales invierten millones de dólares para conocer las necesidades y deseos de sus clientes. Ponen a nuestra disposición números telefónicos y direcciones donde podemos dar nuestros comentarios, dudas y sugerencias sobre los productos y servicios que recibimos.
5 Cardenal
Basta ver la caja de los cereales, las latas de comida o los letreros frente a las cajas de los supermercados para ver el interés que tienen por obtener retroalimentación de los clientes. En un ambiente altamente competitivo, la clave es conocer y satisfacer las necesidades de los clientes.
Christi 5 Corpus Christi
Disciplinas como la mercadotecnia se encargan de detectar estas necesidades y traducirlas en productos y servicios. El área de investigación de mercados elabora cuestionarios y traduce estadísticas para obtener el perfil de los consumidores y segmentar el mercado, es decir, agrupar los diferentes sectores del mercado por afinidad de los consumidores. En todo esto, las empresas gastan sus buenos millones.
Es el más alto dignatario de la Iglesia católica después del Papa, del que es elector y consejero. Los Cardenales forman parte del Sacro Colegio o Consejo del Papa; ellos llegan a constituir el cónclave para la elección del Sumo Pontífice. Los cardenales son miembros principales de la Sagradas Congregaciones, que ayudan al Papa en el gobierno de la Iglesia.
Literalmente significa “El Cuerpo de Cristo”. Con este nombre nos referimos a la fiesta con que recordamos y celebramos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, entregados por amor para la redención de todos los hombres; Jesús se queda presente en lo que nuestros ojos ven como pan y vino, pero nuestra fe nos dice que son su Cuerpo y su Sangre. Desde su origen, la Iglesia ha cumplido el mandato del Señor: Cada vez que hagan esto, háganlo en memoria mía. Aquí, en la Arquidiócesis de México, esta fiesta ha sido un acontecimiento especial. Desde tiempo de la Colonia se dio mucho lustre a esta fiesta: eran los comerciantes y los nobles, junto con los campesinos y los indígenas, quienes se vestían con sus mejores ropas para participar en la procesión propia de este día. Vale recordar que los fuereños aprovechaban este día para intercambiar sus mercancías, mismas que traían en burros y mulas. De ahí el origen de nuestros actuales adornos de «mulitas».
20 Caminando Juntos
La necesidad del consumidor Es importante que así como la mercadotecnia se esfuerza para conocer a sus clientes, como cristianos nos esforcemos por conocer las necesidades de nuestros destinatarios y mejorar el trabajo pastoral, tal como lo requiere la sociedad en que vivimos. Detectar las necesidades pastorales del pueblo de Dios, nos llevará a un compromiso eclesial más formal y organizado. En una palabra: el evangelio tendrá, en nosotros, colaboradores eficaces.
s que haga por ti? Sucedió que al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando se hubo acercado, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El dijo: «¡Señor, que vea!» Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.» Y al instante recobró la vista y le seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios. (Lc 18, 35-43)
El ciego de Jericó clama y Jesús le contesta: ¿Qué quieres que haga por ti?, la respuesta parecería obvia: Ver. Sin embargo, el Señor necesita escuchar de los labios de la propia persona sus necesidades. En este caso la necesidad real era la de recuperar la vista. El ciego pudo haberse confundido con necesidades menos urgentes (pudo haber pedido comida o dinero) o con otras secundarias: tener, por ejemplo, unas sandalias nuevas, una túnica mejor, etc.
Abraham R. Flores Ramos Vicaría de Áreas de Pastoral
22,8) como proveyó a Abraham. Sin embargo, hemos de llenar las tinajas de agua, como en aquella boda de Caná (Jn 2,7); hemos de vivir en el mundo sin ser del mundo (Jn 17,16). La gracia de Dios es clave para ser luz de mundo y sal de la tierra (Mt 5,13-14), ya que con ella podremos sacar ventaja de nuestras flaquezas, podremos vernos alentados en las persecuciones y en las angustias sufridas por Cristo, pues en nuestra debilidad se mostrará mejor su fortaleza (2Cor 12,10). Hemos de pedir al Señor lo que necesitamos y lo que nos conviene. Esto es fruto de su gracia que mana de la meditación constante de su palabra y de la comunión eucarística, de acuerdo a lo que señala el Cardenal Norberto Rivera. (CPM 106)
Necesidad de la gente La labor pastoral no debe orientarse exclusivamente al anuncio de la Palabra, sino que ha de considerar las necesidades terrenas de los miembros de la comunidad. Es claro que, como cristianos, necesitamos del Pan vivo, del Agua viva, de la Palabra de Dios, del aliento del Espíritu Santo. Quien está lleno de Dios ¿qué le puede faltar? Sin embargo, a través de una acción inspirada por Dios y organizada por los hombres, debemos tender lazos de fraternidad y solidaridad con los que menos tienen. La pregunta seguirá insistente ¿qué necesitan los más necesitados? ¿Tiempo, vestido, alimento, compañía, consejo, medicinas...? La clave para iniciar una acción pastoral, entonces, es poder preguntar a Dios, a nuestros hermanos y a nosotros mismos ¿qué necesitas? ¿Qué quieres que haga por ti?
La respuesta del ciego (que concuerda con la voluntad del Señor: que yo vea) hace que Jesús obre el milagro y que por esto todo el pueblo alabe a Dios. Ahora bien, si el Señor nos interrogara, como al ciego, sobre nuestras necesidades para mejorar el trabajo pastoral, ¿qué responderíamos? Pediríamos sabiduría, fe, dominio de sí, alegría, paz, discernimiento... O tal vez pediríamos más obreros que colaboren en la construcción del Reino. ¿Acaso pediríamos dinero, fama, relaciones públicas, poder, espacio en los medios de comunicación... con el pretexto de que hacen falta para la evangelización?
Las necesidades del apóstol Jesús nos dice que busquemos primero el Reino de Dios y lo demás (casa, vestido y sustento) se nos dará por añadidura (Mt 6, 33). Con esto queda claro que el Señor proveerá (Gn Caminando Juntos 21