EL CUERPO HUMANO EN LA MEDICINA ÁRABE MEDIEVAL. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA

EL CUERPO HUMANO EN LA MEDICINA ÁRABE MEDIEVAL. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA Camilo Álvarez de Morales Escuela de Estudios Arabes (CSI

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EL CUERPO HUMANO EN LA MEDICINA ÁRABE MEDIEVAL. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA ANATOMÍA

Camilo Álvarez de Morales Escuela de Estudios Arabes (CSIC) Granada

El concepto del cuerpo humano En general, para los autores que se ocuparon de este tema en el origen del mundo se hallan cuatro principios fundamentales, que son el fuego, el aire, el agua y la tierra, que, a su vez, poseen los cuatro elementos inmutables: el calor, el frío, la humedad y la sequedad. El fuego es caliente y seco, el aire es caliente y húmedo, el agua es fría y húmeda y la tierra es fría y seca. Siendo el hombre parte del universo, participa de los cuatro principios fundamentales y de los cuatro elementos. Las partes que componen el cuerpo son sustancias nacidas de la mezcla de los humores, lo mismo que los humores son sustancias nacidas de la mezcla de los elementos Rāzī dedica, en otros, varios aforismos1 al tema de la constitución del hombre. Según dice, el hombre está compuesto por tres géneros de cuerpos: los espíritus, los fluidos y los sólidos. Los espíritus son los vapores que hay encerrados en él; los fluidos son los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra); los sólidos son el cartílago, el hueso, la carne y todo lo que le rodea, como la piel y cosas similares. Todas las cosas que forman parte de los componentes del hombre poseen cuatro cualidades: calor, frío, humedad y sequedad. Suelen coincidir los autores en que el cuerpo se divide en cuatro partes, según la función que desempeñan: 1: psíquica, que se ocupa de la percepción y el movimiento; 2: animal o vital, que se ocupa de crear y mantener el calor natural; 3: nutritiva; 4: reproductora. Cada parte, a su vez, posee un órgano rector, ayudado por otros secundarios. El órgano principal de la función psíquica es el cerebro del que salen los nervios y la médula espinal. El encéfalo es la fuente, la médula es como un gran río que fluye de

1. Guide du médecin nomade, trad. El-Arbi Moubachir, Paris 1980, págs. 51-54.

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ella y los nervios son canales de este río, que son los encargados de transmitir sus órdenes. El órgano principal de la función vital es el corazón, del que salen las arterias, que reparten el calor natural y la fuerza vital por el resto del cuerpo. El órgano principal de la nutrición es el hígado, que es donde el alimento se convierte en sangre. Las venas que salen de él llevan la sangre al resto del cuerpo para nutrirlo. Los otros órganos le ayudan a preparar los alimentos para ser digeridos y a eliminar los restos superfluos. Los órganos principales de la generación son los testículos y la matriz y los órganos conductores son la uretra y los canales deferentes. En las mujeres desempeñan este oficio los oviductos. Cada una de las partes del cuerpo, además de realizar una función propia, colabora con las demás, de modo que todas hacen posible el funcionamiento del cuerpo. Todas las partes provienen del esperma y de la sangre. Esta es básicamente, la noción del cuerpo que tenían los autores árabes. Como repetidamente se ha señalado, siguen a Galeno2 con gran fidelidad, y sólo disienten de él en muy contadas ocasiones. Incluso, cuando hacen la enumeración de los huesos, los nervios o los músculos, terminan señalando que la cifra total se da según el método de Galeno. Estas cifras son de 248 huesos, 529 músculos y 38 pares de nervios y uno impar3 Junto a estos datos puramente materiales, sigue presente la idea del espíritu como animador de la materia y condicionador de ella. Así, Ibn al‘Abbās, en la exposición general que precede a su obra4, indica que el cuerpo, tanto en el hombre como en el animal, es un órgano adaptado al alma y a sus acciones. Por ej. el cuerpo del león, cuya alma es brava y colérica, tiene garras, es fuerte, posee grandes dientes; el de la liebre, cuya alma es tímida y blanda, es ligero y hecho para correr y escapar. Y añade que Dios ha creado para el cuerpo partes diferentes que convengan a sus acciones. Las manos, con los dedos separados, para coger cosas grandes y pequeñas; ha hecho rojo el

2. Sobre versiones árabes de los conocimientos anatómicos de Galeno, vid., A. Iskandar, " Bibliographical studies in medieval and scientific arabic works ", Oriens, 25-26 (1976), 133-144. 3. La anatomía actual señala 210 huesos, más de 500 músculos y 31 pares de nervios. 4. Kitāb Kāmil al-sinā‘a al-tibbiyya, también conocido como al-Malikī, ed. F. Sezgin, . . 3 vols., Frankfurt, 1985.

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hígado para que esté dispuesto para la formación de la sangre y blancas las mamas y los testículos para la formación de la leche y del esperma. el famoso polígrafo Creo interesante incluir la opinión de Ibn Habīb, . granadino que, sin ser médico, dedicó a esta ciencia una obra5, la primera escrita en al-Andalus, que permite conocer diversas facetas de la medicina árabe del momento, en la que los conocimientos de los primeros años del Islam, la que se ha llamado Medicina del Profeta por ser él quien dictaminaba en temas y casos concretos, alterna con prácticas mágicas en uso también en aquellos momentos e incluso siglos más tarde, y, sobre todo, porque siendo coetáneo de los primeros traductores de obras griegas, mezcla las teorías humorales de los griegos con opiniones propias o suministradas por anónimos médicos medineses ("gentes de ciencia, conocedores de la medicina y los medicamentos").

Lo que ha llegado acerca de la constitución del cuerpo Oí a algunos medineses de la gente de Dijo ‘Abd al-Malik b. Habīb: . la ciencia médica de los árabes, conocedores de la enfermedad y de los medicamentos, decir: El cuerpo está compuesto de cuatro partes. La primera es la cabeza y lo más importante de ella es el cerebro, que es el órgano rector del cuerpo. Cuando el hombre posee un cerebro bien organizado, es una persona admirada en su entorno, que lleva sus asuntos con sensatez [...]. El pecho es la segunda de las partes. Lo gobierna el corazón, que está situado entre los dos pulmones que lo enfrían. La tercera parte es el vientre, que se extiende hasta la vejiga. Está regido por el hígado que es el que organiza el proceso alimenticio. Hace que se cueza el alimento en el estómago. Luego, él mismo, el hígado, purifica este alimento, toma la parte limpia y la convierte en sangre, la cual vierte en el corazón, el cual, a su vez, la lleva a las venas. En cuanto a las impurezas, las rechaza y las lleva a los intestinos y, de allí, al ano. [...] Si no fuese por el hígado, no se digerirían los alimentos en el vientre. La vejiga y lo que hay bajo ella, constituyen la más inferior de las cuatro partes. Está regida por los riñones, que son los que la gobiernan. [...].

1992.

5. Mujtasar fī l-tibb , ed. y trad. C. Alvarez de Morales y F. Girón Irueste, Madrid . .

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Todo ello por la voluntad de Dios, Poderoso y Sabio. se reproduce, En este fragmento vemos como en el libro de Ibn Habīb . casi exactamente, el esquema que luego aparecerá en los textos de los grandes maestros. Si, como parece deducirse de su relato, no fueron ellos sus informadores, sino médicos comunes ("conocedores de la enfermedad y los medicamentos"), podría pensarse que la medicina griega estaba implantada ya en esta época en Oriente. mantiene en su exposición una línea de coherencia con las Ibn Habīb . ideas griegas, pero, a veces, sin transición en el texto, cambia de tono, coincidiendo con el cambio de sus informadores, que pasan de ser médicos a tradicionistas o compañeros de Mahoma, es decir hombres sin formación científica, que basan sus opiniones en la tradición o en los relatos transmitidos oralmente. Dijo ‘Abd al-Malik, tomándolo de Wahb b. Munabbih: Cuando Dios creó a Adán puso en su cuerpo nueve puertas: siete en su cabeza y dos en su cuerpo. Colocó la inteligencia en su cerebro, el secreto en sus riñones, la cólera y la misericordia en su hígado, el arrepentimiento en su corazón, el deseo y el aliento en el pulmón, la risa en el bazo, la alegría y la tristeza en el rostro, el gozo en el pecho, la concupiscencia en las partes pudendas, la descendencia en la espina dorsal y la fuerza en su semen. Le puso diez dedos en las manos que le dan fuerza, y otros diez en los pies, por la misma razón. Le colocó dos puertas por las que oyera su corazón y dos puertas por las que viera, que son la luz del cuerpo. Le puso una puerta por la que el cuerpo recibiera la vida y colocó en ella una lengua para exponer sus palabras y un paladar para apreciar la bondad de cualquier alimento; también le puso dos fosas nasales con las que poder percibir el olor de todas las cosas. Colocó dos puertas para que salieran los residuos de la comida y de la bebida y puso trescientas sesenta articulaciones, trescientos sesenta huesos trescientas sesenta venas que están quietas y trescientas sesenta venas que se agitan. Si las venas que se agitan estuviesen quietas no serían útiles para la vida, y si se agitaran las venas que están quietas, tampoco lo serían. Dios esté satisfecho de él: Dios creó la Dijo ‘Alī b. Abī Tālib, . garganta para la voz, la lengua para las palabras, el corazón para la inteligencia, el hígado para la tristeza, los riñones para la prudencia y la astucia, el pulmón para respirar y el bazo para la risa.

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Dijo ‘Abd al-Malik: El origen de la inteligencia se halla en el corazón y su emplazamiento en el cerebro. Dijo ‘Umar, Dios esté satisfecho de él: Los órganos del cuerpo son los auxiliares del corazón, que es su rey. Así, los pies son como dos manos, las manos son como dos alas, los ojos son dos vigías, la lengua es una intérprete, los oídos dos avisadores, los riñones son dos administradores, el bazo sirve para la risa y la alegría, el hígado para la tristeza, la cólera y la compasión, el pulmón para la respiración, el cerebro para la inteligencia, los testículos para la procreación, el pecho para la preocupación, la nariz para oler y los labios para gustar. El corazón es el rey de todos ellos y si el rey es bueno, sus soldados son buenos, pero si el rey es malo, sus soldados son malos. Se puede observar en este fragmento una mezcla de ideas científicas con otras de corte popular, tónica que se mantendrá en los fragmentos que siguen. [...] Tomado de Wahb b. Munabbih quien había dicho: Cuando creó Dios a Adán mezcló en su cuerpo cuatro cosas: la sequedad, la humedad, el calor y el frío. Ello se debe a que lo creó de polvo y agua y luego puso en él el aliento vital y el espíritu (Aquí vemos sustituidos el aire y el fuego por el aliento vital y el espíritu.). La sequedad procede del polvo, la humedad del agua, el calor del aliento vital y el frío del espíritu. Más tarde, [...] le puso Dios cuatro humores, que son el soporte del cuerpo y su fundamento, sin que el cuerpo pueda subsistir más que con ellos y sin que ninguno de ellos pueda ser ayudado más que con sus iguales. Estos humores son la sangre, la flema, la bilis roja y la bilis negra. Luego instaló cada principio en cada uno de los humores: la sequedad en la bilis negra, el calor en la bilis roja, la humedad en la sangre y la frialdad en la flema. El cuerpo debe presentar equilibrio entre los cuatro humores que Dios puso en él como soporte, y cada uno de los humores es dentro de él una cuarta parte, sin que ninguno aumente por encima de los otros cuatro ni disminuya. Así, será perfecta su salud si está equilibrada su naturaleza, conservando el resto del cuerpo también su igualdad. Pero si aumenta uno de los cuatro humores, éste altera a los otros tres y los violenta y la enfermedad entra en el cuerpo a consecuencia de la disminución de los restantes humores y de la debilidad de sus enlaces. A continuación, la idea de espíritu toma fuerza frente a la idea de materia. Una vez más, se nos ocurre la comparación con lo que, más tarde,

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diría Ibn al-‘Abbās, a propósito de la influencia en la materia y en sus funciones. Añadió: Dios, en su creación, [...] puso en los hijos de Adán estas naturalezas, que se manifiestan por sus acciones. Quien tiene una naturaleza seca es un hombre decidido y quien la tiene húmeda es precavido, un hombre de carácter suave; quien la tiene caliente es violento y quien la tiene fría es moderado. Si se desborda la sequedad, el carácter firme llega a la dureza; si se desborda la humedad, el carácter suave se hace lento; si aumenta el calor, el carácter se vuelve imprudente y atolondrado y si se desborda la frialdad el carácter moderado se vuelve apático y débil. Si cualquiera de estas cuatro cosas, sequedad, calor, frialdad y humedad, aumentan o disminuyen, entra la enfermedad por tal causa [...]; si hay equilibrio, permanece estable su estado natural, es buena su disposición y no se altera su ponderación, su conocimiento, su discernimiento, su frialdad, su calma, su capacidad de juzgar, de reír, de angustiarse o de ser arrojado. Y por el espíritu, es benévolo, paciente, honesto, modesto, comprensivo, prevenido, honrado, sincero, bondadoso y sufrido. Y por el espíritu el hombre oye, ve, come, bebe, se pone de pie, se sienta, se alegra, ríe, llora, se entristece. Y por el espíritu el hombre puede reconocer lo auténtico de lo falso, lo recto de lo equivocado y lo verídico de lo erróneo. Por él aprende, enseña, se instruye, es indulgente, previsor, planifica, es precavido, decidido, prudente, noble, tolerante, mantiene sus costumbres y vela por ellas. Cuando temas que predomine en él alguna de las características propias de la sequedad del polvo, añade alguna de las características del agua, mezclándola con él. Si temes que predomine alguna de las características propias del aliento vital, ordena las características propias del espíritu. es que El comentario final que sugiere la lectura del texto de Ibn Habīb . se lanza a exponer las ideas griegas, con algunos comentarios propios, basándose en las informaciones que los médicos de Medina difunden y que en aquellos momentos debieron suponer una gran novedad. Pese a que se haya dicho que los árabes tenían contacto con la ciencia bizantina y persa desde hacía muchos años, la accesibilidad total a los textos de los clásicos griegos sólo se produce entonces y debió tener gran impacto entre los hombres de ciencia.

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La literatura médica árabe. Recordemos que a partir del siglo IX los médicos árabes, asimiladas ya las ideas científicas griegas, persas e hindúes que les sirvieron de fuente, se lanzaron a la producción de una literatura médica propia. Los tipos de obras más extendidos fueron los recetarios, los códigos hospitalarios, (ambos, especie de actuales farmacopeas en los que se describen preparaciones medicamentosas para curar determinadas enfermedades, que solían ordenar desde las que afectaban a la cabeza hasta llegar a los miembros inferiores), y los llamados tratados de simples, que consistían en una larga relación de productos vegetales, minerales o de origen animal, de los que se hacía un estudio de sus características y se veían, luego, sus aplicaciones médicas. Tratados dedicados específicamente a la anatomía apenas si hubo, b. Ishāq, Tašrīh. ālāt al-giO dā’6. siendo una de las excepciones el de Hunayn . . Otro tipo de obra médica en uso eran unos manuales en forma de preguntas y respuestas, en los que el modo de exponer los conceptos resultaba fácil de retener por su estilo conciso y su prosa rimada, y debía ser así, ya que se solía aprender de memoria por los estudiantes. Uno de los ejemplos más (Libro de cuestiones sobre antiguos y clásicos fue el Kitāb al-masā’il fī l-tibb . b. Is hāq, que es, básicamente, una exposición del medicina) del citado Hunayn . . conocimiento del galenismo alejandrino, obra de la que extracto algunos fragmentos7. Como veremos, las preguntas se van haciendo por grupos de dos: ¿Cuantas ? ¿Cuáles? y la respuestas a cada una de ellas va preparando el grupo siguiente, de manera que todo resulte de un modo encadenado, posiblemente buscando con ello una argucia pedagógica para facilitar su aprendizaje de memoria, como antes señalaba. Traemos un fragmento relativamente amplio en el que se puede apreciar que los conceptos que contiene son los mismos a los que hemos hecho referencia al hablar del cuerpo humano y serán, también, los mismos que, más tarde, introducirán en sus obras los grandes sabios Avicena, Razi o Averroes. Veamos lo que dice el texto de Hunayn: . ¿En cuántas partes se divide la medicina?: En dos partes. - ¿Cuáles son? : La teoría y la práctica" 6. Cf. F. Sezgin, GAS, III, pág. 253. 7. Tomado de la obra de D. Jacquart y F. Micheau, La médecine arabe et l' occident médiéval, Paris 1990, págs. 47-53.

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" ¿En cuántas partes se divide la teoría? : En tres partes- ¿Cuáles son? : La teoría de las cosas naturales..., la teoría de las causas; la teoría de los signos" " ¿Cuántas cosas naturales hay? : Siete - ¿Cuáles son?: Los elementos, las complexiones, los humores, los miembros, las fuerzas, las acciones y los espíritus". " ¿Cuántos elementos hay? : Cuatro- ¿Cuáles son?: El fuego, el aire, el agua y la tierra..." " ¿Cuántas complexiones hay?: Nueve- ¿Cuáles son?: Ocho no equilibradas y una equilibrada. De las ocho equilibradas hay cuatro simples. a saber, la caliente, la fría, la húmeda y la seca..." " ¿Cuántos humores hay?: Cuatro- ¿Cuáles son? : La sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis negra [...] Y llegamos a la parte que más interesa a nuestro estudio: ¿Cuántas clases de miembros hay?: Cuatro: ¿Cuáles son?: Hay miembros principales, que son como los fundamentos y las fuentes, en número de cuatro, a saber: el cerebro, el corazón, el hígado y los dos testículos. Hay también miembros que sirven a estos principales. Así, el cerebro está servido por los nervios, el corazón por las arterias, el hígado por las venas y los testículos por los vasos espermáticos. Entre los miembros, algunos poseen una fuerza propia que les hace regirse y mantenerse por sí mismos; tal es el caso de los huesos, los cartílagos, las membranas, los ligamentos, la grasa y la carne. Otros están movidos a la vez por una fuerza propia y por otra que les llega procedente de los miembros principales; tal es el caso del estómago, los intestinos, los riñones, el bazo y todos los músculos [...]

Más adelante habla de las fuerzas y plantea al final: ¿De dónde provienen las fuerzas naturales? : Del hígado" " ¿De dónde provienen las fuerzas vitales? : Del corazón" " ¿De dónde provienen las fuerzas psíquicas? : Del cerebro" [...] Relacionado con ello, y ahora referido a los espíritus, expone, luego, las siguientes cuestiones:

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¿Cuántos espíritus hay? : Tres - ¿Cuáles son?: El espíritu natural, el espíritu vital y el espíritu psíquico". " El espíritu natural procede del hígado; es transportado por las venas a todo el cuerpo; sirve a las fuerzas naturales. El espíritu vital proviene del corazón; es transportado por las arterias a todo el cuerpo; sirve a las fuerzas vitales. El espíritu psíquico proviene del cerebro; es transportado por los nervios a todo el cuerpo; sirve a las fuerzas psíquicas. El resumen de lo expuesto, que podría valer igualmente para lo dicho al referirnos al concepto del cuerpo humano entre los árabes, es que este cuerpo, como todo lo que hay en la Naturaleza, está formado por una serie de elementos que, a su vez, están en relación con unos humores concretos. Dicho cuerpo, además, posee unos órganos dotados de unas propiedades concretas y aptos para realizar unas funciones determinadas. Todo este conjunto y el proceso de su funcionamiento está bajo la custodia de unos espíritus o principios rectores.

La anatomía La palabra que en árabe sirve para designar la anatomía (tašrīh) . tiene dos sentidos. El primero es el de "exposición de una ciencia", "comentario de un libro". El segundo, que es el que de modo específico se refiere a la anatomía, es "apertura" y explicación del cuerpo humano8. En el árabe actual se emplea para designar la autopsia. Junto con la fisiología formó una unidad casi inseparable dentro de la medicina árabe medieval, sirviendo de preludio a las demás ramas médicas9. Su estudio se consideró del mayor interés dentro de la sociedad islámica tanto religiosa como intelectual, puesto que el conocimiento del cuerpo humano suponía, al mismo tiempo, un reconocimiento a la grandeza creadora de Dios. Alguien tan cualificado como el cordobés Averroes consideraba que el estudio de las partes del cuerpo, es decir la anatomía, es el objeto material de la medicina, mientras que la salud y la enfermedad entran más dentro del campo

8. Cf. B. Carra de Vaux, E.I., IV, pág. 725, s.v. Tashrīh. 9. S.H. Nasr, Islamic Science. An ilustrated study, s.l. 1976, pág. 162

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de la ciencia o filosofía de la naturaleza. Averroes ve la anatomía como una ciencia establecida desde tiempos de Galeno. Paradójicamente, a pesar de ello, la anatomía fue la rama menos desarrollada dentro de la literatura médica árabe, y la causa parece deberse a condicionantes religiosos, comunes a las tres grandes religiones, cristiana, musulmana y judía, que impedían la disección de cadáveres. Se aduce como argumento a este veto que se asociara la disección con la práctica nigromántica de utilizar los diferentes órganos del cuerpo con fines mágicos10. Se dice que se autorizaba disecar ciertos monos muy parecidos al hombre o incluso cerdos11 y que con esta práctica y lo que la cirugía permitía ver, se deducían los conocimientos anatómicos. Incluso se recoge la noticia de mandó traer de Nubia, en el 836, una especie de que el califa al-Mu‘tasim . b. Masawayhī pudiera hacer con ellos monos para que el médico Yuhannà . prácticas anatómicas en una sala especialmente preparada para ello12. Ante la falta de información propia, los médicos árabes repetían en todos sus tratados que las noticias sobre anatomía las habían tomado de los griegos, especialmente de Galeno, y, en menor medida, Oribaso y Aetio. Grecia, como en las demás facetas de la medicina, sería, pues, la principal informadora, aunque en los textos de grandes autores como Avicena o ‘Alī b. al-‘Abbās se incluyeron numerosos datos de tipo anatómico cuyo origen se hallaba en la antigua Persia y la India. El propio Averroes, tan libre en su pensamiento y tan abierto a todo cuanto fuera curiosidad científica, se sujeta a las mismas limitaciones que los demás y manifiesta desde el principio que nada puede añadir por sí mismo, no haciendo más que repetir lo dicho antes por otros autores. Esta falta de conocimientos propios, o mejor, este descuido del estudio de la anatomía fue considerado en el siglo X por el cordobés al-Zahrāwī como causa que justificaba la falta de buenos cirujanos. Por ello, en su obra alprocuró exponer conocimientos anatómicos amplios como paso previo Tasrīf, .

10. Cf. R. Pottier, Initiation à la mèdecine et à la magie en Islam, Paris, s.d., pág. 70. 11. Véase, por ej., lo que indica G. Sarton, Introduction to the History of Science, vol. I, Baltimore 1927, pág. 770, a propósito de un tratado de anatomía, compuesto en Salerno en la segunda mitad del siglo XI y atribuido a Copho, con el título de Anatomia porci. El texto tenía influencias griegas y musulmanas, y estaba basado en el cerdo como animal más parecido al hombre. 12. V. J. Vernet, La cultura hispanoárabe en Oriente y Occidente, Barcelona 1978, pág. 267, n. 65.

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para ejercer una cirugía eficaz. Su principal fuente fue Pablo de Egina. No sólo copiaban las ideas, sino también las imágenes, de modo que se reproducían figuras de obras antiguas que se tradujeron al árabe13, además de ilustraciones propias de los autores árabes. A este respecto, existe una obra, escrita por específicamente dedicada a la anatomia, titulada Tasrī . hi . Mansūrī, . b. Muhammad, conteniendo distintas el médico persa del siglo XV Mansūr . . ilustraciones, entre las que destaca un grupo de dibujos coloreados de los huesos, los nervios, las venas, las arterias y un cuerpo femenino con un feto en el útero14. Es, sin embargo, curioso que la terminología anatómica prácticamente no contenga más que voces árabes, sin mezcla de griego ni de persa, como suele suceder en farmacología15, aunque, tal vez, convendría matizar esta afirmación. Frente a la casi total ausencia de términos griegos, hay una presencia, aunque pequeña, de palabras persas y una posible explicación a este hecho sería que, salvo raras excepciones, los nombres griegos no fueron transcritos sino traducidos, más o menos acertadamente, mientras que el persa se asimiló rápidamente al árabe y ambas lenguas tomaron préstamos mutuos. A ello se uniría un mayor desarrollo de la medicina persa y así se podría justificar la aparición de términos anatómicos en la medicina árabe16. De acuerdo con esta norma de la falta de desarrollo de una anatomía árabe, parece que hubo que esperar a que los médicos cristianos renacentistas se ocuparan de ello. A propósito de este aspecto, el historiador de la ciencia George Sarton17 aduce un curioso argumento. Dice, textualmente, que el progreso de la anatomía se debe casi exclusivamente a los cristianos, "lo cual no sorprende, considerando el aborrecimiento de los semitas hacia la sangre". Sin generalizar a los semitas y limitándonos a los árabes, resulta extraño leer tal opinión de un pueblo que practicaba las sangrías de forma habitual, como medida no sólo curativa sino puramente higiénica. El argumento de Sarton para justificar el poco desarrollo de la anatomía árabe no parece muy

13. V. H. Schipperges, La medicina árabe en el Medievo latino, trad. R. Velasco, Toledo 1989, pág. 39, n. 35. 14. Cf. Sarton, Introduction, vol. III/2, Baltimore 1948, pág. 1729. Estos y otros dibujos aparecen reproducidos en la obra de S.H. Nasr, Islamic science, págs. 163-165. 15. Cf. B. Carra de Vaux, art. cit., pág. 726. 16. Cf. J.J. Barcia Goyanes, " Términos persas en escritos anatómicos árabes ", Asclepio, XLVII/1 (1995), 23-24. 17. Introduction, vol. II/1, Baltimore 1931, pág. 71

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explicable. Debemos suponer que la prohibición de disecar cadáveres se cumpliría, de acuerdo con la ley, pero no sabemos si, ante tal prohibición, el médico buscó otros medios para observar el interior de los cuerpos humanos. Como reflexión personal apunto la posibilidad de que los médicos árabes examinaran los cuerpos de los muertos en batallas o en el curso de una intervención quirúrgica y de su observación extrajeran datos de primera mano, sin necesidad de recurrir a las referencias escritas de los médicos griegos o persas anteriores. De esta observación directa hay, al menos, un testimonio: al-Bagdādī (1162-1231), con ocasión de un viaje el sabio iraquí ‘Abd al-Latīf . a una región de Egipto supo que allí existía un lugar en el que se encontraban restos humanos y acudió para examinar los esqueletos18. Puede haber otras razones que muevan a pensar que la anatomía no estuvo tan abandonada como se ha venido diciendo tradicionalmente. Pensemos que la cirugía era muy practicada (cirugía militar, entre otras) y que su soporte lógico previo era el conocimiento anatómico. Cuando el médico abría un cuerpo debía saber lo que se iba a encontrar. No parece, pues, que existiera una repugnancia lógica para examinar restos humanos, ni la "repugnacia a la sangre" que señalaba Sarton. Y, junto a todo ello, multitud de datos quirúrgicos que presuponen un conocimiento muy completo de los distintos miembros y órganos del cuerpo. b. Ishāq A pesar de todo, tras leer lo que en el siglo IX Hunayn . . escribió y cotejarlo con lo que los grandes sabios de los siglos X al XII dijeron , se ve que la evolución es muy pequeña. Hay matices más desarrollados, pero la base no ha cambiado. Si, por otra parte, pensamos que en el origen de todo están las ideas griegas y, fundamentalmente galénicas, habrá que concluir que, efectivamente, avanzaron poco. A modo de ejemplo, puede servir como muestra de los conocimientos de los autores árabes sobre anatomía las noticias que proporcionan cuatro de los más grandes autores de la historia de la medicina medieval, tanto oriental como occidental. Se trata de Avicena, al-Rāzī, ‘Alī b. al-‘Abbās, todos ellos orientales del siglo X, y nuestro Averroes, cordobés del siglo XII, cuya obra

18. Cf. B. Carra de Vaux, art. cit. p. 725.

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se basa en un tanto por ciento muy alto en las tres anteriores19. Tales noticias no son objeto de obras específicas de anatomía sino que corresponden con los primeros capítulos de obras fundamentales de cada uno de ellos: el Qānūn fī 21 el Kitāb al-Mansūrī, el Kitāb al-Malikī20 y el Kulliyyāt fī l-tibb , l-tibb, . . . respectivamente. El orden de exposición de los cuatro textos es, básicamente, el mismo, y, además de responder a los esquemas de los clásicos griegos, resulta lógico y claro. Tras unas consideraciones generales sobre la constitución y funcionamiento del cuerpo humano, se ocupan de la osteología, tanto a nivel general como de modo particular, siguiendo un orden (clásico en las obras médicas árabes de todos los géneros) que va desde los huesos de la cabeza a los de los pies, pasando por la columna vertebral, los huesos del tórax y los del brazo; sigue el estudio de los músculos, del mismo modo que se hizo con los huesos: análisis general y estudio particular siguiendo un orden establecido; luego se ocupan del sistema nervioso, que suelen mezclar con el venoso y arterial, estudiando los distintos nervios, el encéfalo, la médula, las arterias y las venas; finalmente, se procede al estudio de los principales órganos, tanto externos como internos: ojos, oído, nariz, lengua, laringe, faringe, pulmones, corazón, estómago, intestinos, hígado, bazo, riñones, vejiga y órganos genitales masculinos y femeninos. En general cada hueso, cada músculo, cada nervio y cada órgano se describen por sí mismos y por su finalidad y función dentro del conjunto del cuerpo. Una distinción cabría hacer respecto al texto de Averroes. Prácticamente todos los tratadistas siguen a Galeno y para ellos la forma de cada órgano está determinada por su función; es decir, tal cosa es así porque sirve para hacer esto. Sólo Rāzī se limita a decir cómo es el cuerpo humano y sus componentes, aunque esta descripción la precede de un capítulo en el que explica la función y utilidad de los órganos. Averroes se ciñe a la descripción desnuda, como Rāzī, de quien tanta influencia tiene, pero, incluso, 19. F.X. Rodríguez Molero, "Originalidad y estilo de la anatomía de Averroes", AlAndalus, XV (1950) pág. 49, establece las influencias de los tres en la obra de Averroes, resultando un 80% debido a Rāzī, un 15% a Ibn al-‘Abbās, y el 5% restante originales de Averroes. De Avicena toma más las ideas que las palabras. 20. Las noticias referidas a las tres obras han sido recogidas por De Koning, Trois traités d'anatomie arabes, Leiden 1903 (reimp. Frankfurt 1986). 21. Según edición crítica de J. M. Fórneas y C. Alvarez de Morales, 2 vols., Madrid 1987.

CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES

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omitiendo el capitúlo precedente. Deja la información sobre la función del cuerpo y sus partes para el libro II, que trata de la fisiología. Haciendo un rápido repaso y una breve reflexión sobre los autores y los textos que aquí se han recogido, podríamos concluir que Ibn Habīb, . hombre de gran curiosidad y de amplísima cultura, se lanza hacia aquellas nuevas ideas y las recoge en sus escritos, pero parece como si, de repente, mirara hacia atrás y se preguntara cual sería la opinión de otros hombres no "científicos" y si tal opinión se debería o no tener en cuenta. Parece claro que pensó que no debía dejarlas fuera y el resultado es que, sin transición ni aclaración alguna, mezcla ambas, sin comentarios de ningún tipo. ¿ Hasta que punto podía valorar uno y otro tipo de medicina ?. ¿Realmente pensaba que ambas eran equiparables ?. Aún no tratándose de un especialista, parece difícil que no supiera discernir lo que era científico de lo que no lo era, pero intentemos pensarlo. Sin embargo, en casos como Avicena o Averroes, plenamente aceptados como dos de los hombres de mayor talla en la historia de la ciencia, vemos que siguen repitiendo lo que los griegos, Galeno sobre todo, dijeron sin atreverse a más, y, como en el caso de Averroes, advirtiendo desde el primer momento que nada nuevo dirá. Puede resultar desolador que dos personajes de tal altura intelectual, que reconocían el gran valor del estudio de la anatomía, en casi trece siglos de historia no avanzaran, prácticamente, nada, salvo apostillas aisladas a las obras clásicas griegas. Tal vez podría preguntarse si fueron convicciones religiosas o impedimentos legales los que actuaron sobre ellos con tal rigidez que casi los inmovilizaron. Cabe una posibilidad más: que sus estudios les hicieran ver que poco podían añadir y no merecía la pena enfrentarse con la ley.

Mansūrī .

Malikī

Qānūn

Kulliyyāt

Consideraciones generales

Consideraciones generales

Naturaleza: generalidades

Consideraciones generales

-Huesos -Músculos -Nervios -Venas -Arterias

-Huesos -Cartílagos -Nervios -Médula espinal -Ligamentos y

-Huesos, articulaciones -Uña -Generalidades sobre nervios,

-Huesos cabeza -Huesos cuerpo -Arterias -Venas -Nervios

EL CUERPO HUMANO EN LA MEDICINA ÁRABE MEDIEVAL

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Mansūrī .

Malikī

Qānūn

Kulliyyāt

-Encéfalo -Ojo -Nariz -Oido -Lengua -Faringe y laringe -Torax, tráquea y pulmón -Corazón -Esófago y estómago -Intestinos -Hígado -Bazo -Vesícula biliar -Riñones -Vejiga -Utilidades órganos nutrición -Pared del vientre -Testículos y verga -Mamas -Matriz

tendones -Venas -Arterias -Carne y grasa -Piel y membranas -Uñas y pelo -Músculos -Encéfalo -Médula espinal -Ojo -Organos olfato -Oido -Lengua -Uvula -Laringe -Tráquea -Pulmón -Corazón -Diafragma -Boca -Esófago -Estómago -Intestinos -Epiplón -Hígado -Bazo -Vesícula biliar -Riñones -Vejiga -Matriz -Mamas -Testículos -Verga

músculos, tendones y ligamentos -Músculos -Nervios -Arterias -Venas -Utilidad de la cabeza -Encéfalo -Ojo -Oido -Nariz -Boca y lengua -Labios -Faringe -Laringe, tráquea, arteria, pulmón -Corazón -Mama -Esófago, estómago -Hígado -Vesícula biliar -Bazo -Intestinos -Riñón -Vejiga -Testículos, verga -Matriz -Formación feto -Epiplón y membranas abdomen

-Ligamentos -Tendones -Carne -Membranas -Humores -Músculos -Cabeza -Ojo -Nariz -Oido -Lengua -Faringe, boca -Pulmón -Corazón -Estómago, esófago -Intestinos -Hígado -Bazo -Vesícula biliar -Riñón -Vejiga -Testículos, verga -Mamas -Matriz

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