El cumple de Corita. de Gastón Quiroga

El cumple de Corita de Gastón Quiroga 1 EL CUMPLE DE CORITA Personajes: Corita. 50 años Kevin. 20 años Adriana. 48 años Luisa. 70 años Jorge. 55 a

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Horacio Quiroga ante la pantalla1 Horacio Quiroga before Screen Pablo ROCCA Universidad de la República Montevideo-Uruguay RESUMEN Recibido: 26-04-0

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El cumple de Corita de Gastón Quiroga

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EL CUMPLE DE CORITA Personajes:

Corita. 50 años Kevin. 20 años Adriana. 48 años Luisa. 70 años Jorge. 55 años

(Pequeño departamento en completo desorden. En el centro, una cama donde Corita se encuentra durmiendo. Hacia ambos costados, paquetes y cajas apiladas. Una puerta conduce al exterior, otra a la cocina y otra al baño. Suena un teléfono celular. Corita se despierta desganada y busca el teléfono. Atiende). Corita-. Hola. Me quedé dormida, ¿qué hora es?... (Pausa) No, me tomé una pastilla… (Pausa) Gracias. ¿Alguna novedad de la denuncia? ¿Te llamó la inspectora? (Pausa) ¿Pero no te dijo cuándo puedo volver a trabajar? (Pausa) ¿La inspectora habló con ella? ¿Y que le dijo? ¿Insiste en que abusé del chico? (Pausa) ¿Y el padre del nene que dice? (Pausa) No, no voy a moverme de acá. Si a esta mujer se le ocurre ir a los medios no se con qué cara voy a salir a la calle. (Pausa) ¿Qué sorpresa me vas a mandar? ¿Un delivery de qué? (Pausa) ¿A Jorge lo llamaste? ¿Cómo para qué? Por lo del divorcio. (Pausa). No, mejor llamalo vos. ¿Pasás a la tarde? OK. Te espero, gracias. (Suspira profundamente. Se agarra la cabeza. Toma el frasco de pastillas que se encuentra sobre la cama. Se queda un rato mirándolo. Suena el timbre. Entra Kevin, un joven de 20 años muy bien parecido. Trae un paquete en la mano). Corita-. Hola, ¿Qué tal? Kevin-.Feliz cumpleaños (Le da un beso, a ella la toma por sorpresa) Corita-. (Riendo) Gracias.

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Kevin-. (Le entrega el paquete) Esto te manda tu amiga. Corita-. Ah, sí. Debe ser algún postre, soy muy dulcera yo. Kevin-. Sí, me dijo que eras súper dulce. Corita-. No. Dulcera. Que me gustan los dulces, los postres… Kevin-. ¿No lo vas a abrir? Corita-. A ver… Kevin-. (Avanzando) Permiso. Corita-. Son buñuelos de manzana. Adriana es mi mejor amiga, sabe que me encantan. Bueno… (Espera que el se vaya pero por el contrario, permanece parado frente a ella). Ah… esperá. (Busca la cartera y saca un billete, se lo entrega). Tomá. Y gracias. Kevin-. Pero esto no es lo que habíamos acordado. Corita-. ¿Cómo? ¿No pagó? Kevin-. Me dijo que pagaba después. Corita-. Ah, claro. (Por el billete) Eso es tu propina. (Kevin mira el billete. Los dos están algo desconcertados) Bueno… tengo que limpiar…y acomodar un poco esto. Kevin-. ¿Te estás mudando? Corita-. Más o menos. Hasta luego. Y gracias. Kevin-. También me dijo que me ibas a echar. Corita-. ¿Adriana te dijo? ¿A echar de dónde? No entiendo. Kevin-. ¿Vos sabés quién soy? Corita-. No. Bueno, sí. El delivery. Kevin-. Eso me pidió tu amiga que dijera, que era el chico del delivery. Corita-. Ah, ¿y no sos? Kevin-. No. Parece que no te contó todo lo del regalo. Corita-. ¿De qué regalo? No entiendo nada, ¿de los buñuelos hablás? Kevin-. El regalo no son los buñuelos. Corita-. ¿Y entonces cuál es? Kevin-. Soy yo. Corita-. ¿Qué? Me estás mareando. Kevin-. Yo soy el regalo que te manda Adriana. Me dijo que no ibas a querer, que me ibas a echar, yo le aposté que no.

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Corita-. Mirá, no sé de que hablás, te voy a pedir que te retires porque no tengo ganas de… Kevin-. (Cierra la puerta) No me voy a ir. Corita-. ¿Qué hacés? ¿Qué querés? ¿Qué, vas a robarme? Kevin-. ¡Tranquila! ¿No te explicó nada? Corita-. (Retrocede, muy asustada) Andate de acá. Por favor, no sé qué querés, andate. Kevin-. Quiero pasarla bien con vos nada más. Corita-. No me hagas nada, por favor. Llevate todo. Kevin-. ¿Vos estás mamada que me voy a llevar todas estas cajas? Ni aunque me pagues el flete. Hacé una cosa, hablale a tu amiga. Corita-. ¿Para qué? Kevin-. Llamala y decile que te explique, antes de que empieces a los gritos y de que yo termine en cana. (Marca un número en su celular). Llamala. Corita-. ¿Cómo tenés el número de Adriana vos? Kevin-. Llamá, dale. Corita-. (Al teléfono, rápido) ¿Hola, Adri? Llamá a la policía tengo un tipo acá que se metió, estoy en el departamento. Llamá, por favor, hacé algo. ¿Qué? ¿Cómo querés que me quede tranquila con un tipo que se me metió acá?... Si… ¡Sí, te escucho!... Estoy calmada, sí… Ya sé que lo mandaste vos, pero… ¿Qué lo mandaste para qué?... (El tono va cambiando de temeroso a agresivo) ¿Qué? … ¿Pero me estás jodiendo?... (Enojadísima)¡Ah, no, pero vos sos una reverenda hija de puta! ¡A vos no te funciona! ¡Hacete ver! ¿No pudiste tener una idea mejor? Ahora sí que te fuiste al carajo. ¡No, no, no, escuchame vos a mi! ¡Tenés podrida la cabeza! ¿No pensás en lo que hacés? Estás tan acostumbrada a joder a la gente, que hagas lo que hagas vas a joder siempre a todo el mundo… ¡No te perdono un carajo! ¡No quiero hablar! ¡No quiero que me expliques más nada! ¡Puta! … (Comienza a llorar mientras grita) ¡Puta, puta, puta! (Corta el teléfono y se sienta sobre la cama llorando desconsolada. Kevin no sabe muy bien qué hacer. Pausa.) Kevin-. ¿Querés que te alcance un vaso de agua? Corita-. Mirás muchos talks shows vos que te creés que todo se soluciona con un vaso de agua. Kevin-. ¿Te explicó? 4

Corita-. Me explicó todo, sí. (Imitando a Adriana) “Me pareció que iba a ser una linda sorpresa que pases la tarde con un muchachito” ¡Se cree que soy puta como ella! Kevin-. ¡Yo me imaginaba que algo no iba a andar bien! Ya cuando me dio el paquete dije… esto no va a andar bien. Pero uno necesita el laburo. La mandaste a la mierda, ¿y ahora quién me paga? Corita-. (Sigue llorando) No sé, andate. Kevin-. Ah, no. Me hacen venir hasta acá con un paquete de buñuelos como un pelotudo, me hace comprar un perfume… desde Merlo me vengo, ahora hasta que no me den la guita no me voy. Corita-. ¿Te vio entrar el portero? Kevin-. Claro, dije que era el delivery y me dejó pasar. Tu amiga dio las instrucciones. Mirá me anotó todo por si no me creés: “Tocá en el octavo “C”, decí que sos el delivery que viene a traer un paquete, entregale el paquete y decile feliz cumpleaños. Ponete un rico perfume, y el boxer que te compré. No vayas fumado. Llevá todos los juguetes que tengas más los que yo te di. Corita se separó hace dos días pero no la atienden bien hace como un año, hace todo lo que sabés, al principio no va a querer, te va a echar, es súper mojigata…” Corita-. ¡Hija de puta! (Le saca el papel) Es la letra de ella. Mojigata me dice, ¿no será que ella es muy puta? Kevin-. Mojigata, sí. Esa palabra no…no entendí la muy bien… Corita-. ¿Sabés qué? No te voy a echar. Por mi quedate ahí parado todo el día. Y comete los buñuelos. Y ese perfume de mierda que te hizo comprar devolvelo porque tiene olor a naftalina. Es un espanto. Kevin-. (Oliéndose a sí mismo) ¿En serio? Cien mangos me costó el perfume. La cuestión más importante ahora es quién me paga. Corita-. Cobrale a la que te contrató. Kevin-. Pero si sabe que me fui sin hacer nada no va a querer largar un mango. Me quedo un rato, le digo que hicimos un rapidito, después voy, le cobro y ya fue. Si querés una vez que me dio la guita le contás la verdad. Corita-. No le pienso volver a hablar. Kevin-.Bueno, tampoco es para tanto. Corita-. ¿Y vos que sabés? Me arruinó el día. Esta desubicada me arruinó el día. 5

Kevin-. Bueno, ¿Qué te parece lo que te dije? Corita-. ¿Lo que me dijiste de qué? Kevin-. Me quedo un rato, así salgo de acá, paso a cobrarle y me vuelvo a Merlo. Corita-. Debes cobrar bastante bien… para venirte de Merlo… Kevin-. No, le hice precio, porque la conozco del grupo. Corita-. ¿De qué grupo? Kevin-. De la terapia. Corita-. ¿Adriana hace terapia con vos? ¿Qué terapia hace con vos? Kevin-. Bueno, conmigo exactamente, no. Con una psicóloga. Somos un grupo, vamos ahí todos los jueves, nos contamos nuestras cosas, nos escuchamos entre nosotros… Corita-. ¡Y ella te contó que le gusta encamarse con pendejos! Kevin-. No, no contó eso, pero… ¡Che que boquita que tenés vos para ser maestra eh! Corita-. ¿Y cómo sabés que soy maestra? ¿Esta turra va a la terapia a hablar de mí? ¡A que también contó lo de la denuncia! Kevin-. ¿Qué denuncia? Corita-. Nada, mejor, comete esos buñuelos que trajiste y dejame en paz. Kevin-. Adriana no habla de las amigas en terapia. Habla de los clientes, de los kilombos que le traen… Corita-. ¡Mira que bien la doctora! Parece que el capítulo del secreto profesional no se lo enseñaron en la facultad. Mañana mismo me busco otra abogada. Kevin-. ¿Ah es tu abogada, también? Che están buenos los buñuelos estos. Bueno a la final, hacemos como te dije. Le decimos que… fue breve… pero bueno. Corita-.Al final se dice. Kevin-. “Al final”. Jaj, ahora sí se nota que sos maestra. Corita-. Decile lo que se te antoje. Y hacé lo que quieras pero andate de una vez. Kevin-. ¿Tenés marido vos? Corita-. Sí. Digo no. Tenía hasta hace unos días. Kevin-. ¿Y viven acá? 6

Corita-. Yo vivo acá. Me acabo de… independizar. Kevin-. ¿Te viniste acá y el se quedó con la casa? Corita-. Nunca tuvimos casa. Siempre alquilamos. Kevin- Así que recién mudada. Ahora entiendo. Corita-. ¿Ahora entendés qué? Kevin-. El kilombo. Está peor que mi cuarto esto. Corita-. No debería preocuparte eso, total ya te vas. Kevin-. No, no, fue un comentario nomás. Está lindo el bulo. Corita-. No es un “bulo”, es mi departamento de separada. Y es provisorio además. Fue lo primero que encontré. Kevin-. Adriana vive acá también, ¿no? En el tercero. Corita-. En el cuarto. Kevin-. ¿Y lo de la separación porqué? ¿Te metía los cuernos? Corita-. Sí. Kevin-. ¿Con la secretaria? Corita-. Jorge maneja un taxi, no tiene secretaria. ¿Adriana te dijo eso? Kevin-. No, no ella no me contó nada. Me imaginé nomás, viste que es típico eso de la secretaria. Corita-. ¿Y Adriana y vos… que tipo de relación tienen? Ya sé, ya sé, no me digas nada. Kevin-. Del grupo nomás, ya te dije. Fuera de eso no nos vemos. A veces me llama nomás cuando me consigue alguna clienta. Yo después le tiro una propina. Corita-. ¿Ella te consigue las clientas? ¿Y te cobra comisión? Kevin-. No me cobra, yo le doy algo como en agradecimiento digamos. Corita-. Nunca se termina de conocer a la gente. Kevin-. Pero si es copada tu amiga. Cuenta cada historia en el grupo que nos hace cagar de risa. Ella y Nancy son las más copadas. Corita-. ¿Quién es Nancy? Kevin-. Otra del grupo. Es torta. Lesbiana. La otra vez en medio de la terapia, la psicóloga le pregunta: ¿En qué estás pensando? “En comerte la boca”, le contestó. (Ríe a carcajadas) ¡A la psicóloga! ¿No es una genia? Corita-. (Irónica) Divertidísima. Lo deben pasar re bien en el grupo ese. Kevin-. En general sí. Nos reímos, lloramos, todo junto. 7

Corita-. Y hacen negocios también. Al menos Adriana y vos. Kevin-. Nos ayudamos recíprocamente. Corita-. ¡Que generosos! Kevin-. Bueno, ahora si me voy. Cualquier cosa ya sabés… lo pasaste… Corita-. ¡Diez puntos! (Suena el timbre) Esperá. Voy a ver quién es. (Sale y vuelve a entrar enseguida) ¿Qué hacés vos acá? Te dije que no quiero hablar más con vos. Estás enferma. Adriana-. No seas escandalosa, querés. Corita-. ¡Mandarme a un chico acá, un pibe que no conozco, que lo doblo en edad! Adriana-. Tiene veinte años. Corita-. ¿Cómo veinte? ¿Es menor? (A Kevin) ¿Sos menor? Kevin-. Pero cumplo veintiuno en quince días. Corita-. ¿Quién te dio el título de abogada a vos? ¿El doctor Chapatín? ¿Sabés lo que me puede pasar por tu chistecito de mandarme un menor a que me haga la fiestita? Adriana-. No mucho más de lo que ya te pasó. Corita-. ¿Vos te drogás a la mañana, no? ¿Qué fumás? ¿Qué pastillas tomás? Adriana-. (Mostrándole el frasco que ve sobre la cama) Las mismas que vos. Corita-. Andate de mi casa y no te quiero volver a ver. Adriana-. ¿Me estás echando? ¿A mi me estás echando? ¿Por qué no lo echaste al sorete de tu marido cuando te metió los cuernos? ¡No, claro, no tuviste los ovarios! ¡Te fuiste vos! ¡Y ahora me echás a mi! ¡A tu mejor amiga! ¡Con todo lo que hice por vos! Corita-. Informame qué hiciste por mi porque hasta la fecha, que yo sepa, nada más que meterme en problemas. Adriana-. ¿Cuándo te metí yo en problemas? Corita-. ¡Toda la vida! Adriana-. ¡No seas cínica! Corita-. ¡Memoria hay que tener querida! Desde los quince años cuando tus viejos descubrieron que fumabas y dijiste que el atado de puchos que guardabas en la cartera era mío. Después tu mamá se lo contó a la mía. Kevin-. (Ríe) ¡Jajajaj, Adriana qué jodida!

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Corita-. ¿Y cuándo se te aparecieron tres de tus novios en tu casa y le dijiste a tus viejos que dos de ellos andaban conmigo? ¡Como una atorranta me hiciste quedar! Kevin -. (Ríe) ¡Jajajjj, que hija de mil! Adriana-. No puedo creer que seas tan rencorosa. Venís a echarme en cara cosas de hace mil años, cosas que nadie se acuerda. Corita-. ¡Yo sí me acuerdo! Adriana-. Por el veneno que tenés adentro, porque sos cornuda y estás resentida entonces te la agarrás conmigo, con el pobre chico, con cualquiera. Kevin-. No, no, no, a mi me trató muy bien, ¿eh? Adriana-. (Pícara) ¿Ah, si? ¿Y por qué no me cuentan? Corita-. ¿Te pensás que soy puta como vos? Adriana-. (Ofendidísima) ¿Puta me decís a mi? Corita-. ¡Si, puta! ¡Puta! Váyanse ya mismo de mi casa. Los dos. Adriana-. ¡Pará un poco, Corita! Con este ataque de menopausia no vas a solucionar nada. ¡Y cortala con decirme puta! Yo pensé que te podría venir bien algo de diversión en tu cumpleaños, olvidarte un poco de tus cuernos, del inepto de tu marido. Corita-. Resentida, cornuda, ¿qué más me vas a decir? Adriana-. Cornuda es cornuda. No hay otra palabra. Te mandé a Kevin como una atención, me pareció un regalo original, creativo… es muy común ahora entre amigas, como los desayunos, los saludos cantados… ¿Sabés la cantidad de minas que conozco que viven haciéndose este tipo de regalitos? Corita-. Y vos les recomendás a tu compañerito de terapia. Él hace el trabajo y vos serías la manager, la madama, la cafisha, la proxeneta… Adriana-. Te estás yendo al carajo. Corita-. Supongo que al menos lo probaste antes de recomendarlo. Adriana-. Nooo… ¿Pagar yo por sexo? ¡Ni loca! Ahora pagué para hacerte el regalo a vos nada más. Corita-. ¡El regalo! Hablás como si el chico fuera un juego de sábanas. Adriana-. (A Kevin) ¿Vos te ofendés? (Kevin niega). Corita-. Bueno mirá, no me importa si se ofende o no. No me importa nada de ustedes ni de lo que hacen esas amigas tuyas con las que salís a bailar. Sabés que no soporto a ninguna. Soy muy distinta de esa gente. 9

Adriana-. ¡Ayyyy, “soy muy distinta de esa gente”! Perdón, habló la señora docente del establecimiento educativo no sé cuánto. Te falta ponerte el guardapolvo, y cantarnos el “Himno a Sarmiento”. ¡Por favor! Tenemos casi la misma edad, somos todas iguales. Corita-. ¡Vos sos igual a ellas! Yo no. Yo soy distinta. Adriana-. ¿Distinta en qué? Corita-. En todo. Desde chicas, desde la secundaria somos distintas en todo. Kevin-. ¿Iban al colegio juntas ustedes? Corita-. Yo le hacía las pruebas de matemáticas, porque ella… (Hace gestos de que la otra no entiende nada), y cuando el profesor se avivaba, ¿sabés lo que pasaba? Nos ponían un cero a las dos. A mí también, por ayudarla. Adriana-. Lo que pasa es que vos eras tan tonta en esa época. Corita-. Yo siempre fui tonta. Adriana-. Bueno pero antes un poco más que ahora. (A Kevin) Imaginate, tenía como veinticuatro y todavía era virgen… Corita-. ¡Dejá de ventilar mis cosas! Adriana-. ¡Si no hay nadie! Corita-. ¡Ah, perdón! (Señalando a Kevin) ¡Recién me percato de que es un helecho lo que me mandaste de regalo! Kevin-. Igual por mí… hablen lo que quieran. Yo muzzarella. Estoy acostumbrado, por el grupo y todo eso… Corita-. ¡El grupo ese de desquiciados en el que se divierten tanto, cierto! Donde todos se ríen mientras la lesbiana se voltea a la psicóloga. ¡Un divertimento! ¿Y ustedes dos mientras tanto que hacen? ¿Agarran la guía telefónica y llaman a mujeres separadas para venderles sus servicios? (Adriana enciende un cigarrillo). ¡No fumes acá! Adriana-. No me vengas con que te molesta el olor a pucho, con el olor a naftalina que tenés acá adentro. (Kevin se huele). ¡Que jodida que sos, eh! Tendrías que venir, tendrías que participar de un grupo de terapia y ver de qué se trata antes de hablar. Corita-. No, no por favor. Si el helechito que me regalaste ya me estuvo contando bastante. ¿Y qué otra cosa hacés en la terapia aparte de hablar de mi vida conyugal? Adriana-. Yo no hablo de mis amigas en el grupo. 10

Corita-. ¿Ah no? ¿Y el helecho como sabe? ¿Se lo contó un pajarito? Adriana-. Puedo haber hecho algún comentario al azar, pero hablar de tu vida íntima jamás. Como tampoco te conté nunca a vos lo que hablamos en el grupo. (A Kevin) Eso no se cuenta. No se cansa de repetirlo la psicóloga. Lo que se hace y se habla ahí no sale de esas cuatro paredes. Corita-. Una secta son, una especie de logia… Adriana-. (A Kevin) Sigue irritada. Corita-. Quiero que me devuelvas todos los papeles que te di. No quiero que seas más mi abogada. Adriana-. ¿No te parece que ya estás exagerando un poco? Te desubicás. Corita-. ¡Vos me mandas un taxi boy a mi casa con un paquete de buñuelos y la desubicada soy yo! Kevin-. (Alza el dedo corrigiendo) Acompañante. Corita-. Encima menor de edad. Sabiendo que estoy denunciada por un abuso. Kevin-. ¡Ahhh! ¿Vos sos la que le tocó el culo a un pibito de cinco años? Corita-. ¿Qué sabés vos? ¡Yo no le toqué nada a nadie! No sé las boludeces que hablará ésta en la terapia, pero yo no hice nada de eso, ¿sabés? (Se larga a llorar) El pibe se había cagado, y los compañeros vomitaban por el olor que había en la salita, entonces lo tuve que llevar al baño y lavarle el culo y las piernas porque chorreaba mierda por todos lados, y la hija de puta de la madre, me denuncia porque le toqué el culo al hijo. ¡Al hijo que siempre se caga! ¡Todos los días! ¡No hay un día que no se cague! ¿Pero cómo en la casa van a perder tiempo para enseñarle al chico que tiene que ir al baño? ¡Nooo, que se siga cagando en el jardín! ¡Que se lo aguante la maestra! ¡Un mes entero se lo devolví al chico todo enchastrado a la salida! Hasta que me harté y decidí limpiarle el culo y ahora… toda una carrera a la basura, ahora que me estoy por jubilar…me denuncian y falta que llamen a los medios y ahí sí que me meten presa. Porque los padres siempre van a tener la razón. Siempre. (Continúa llorando). Adriana-. (La acaricia) Ya está, Corita, ya está. No va a pasar nada de todo eso. Yo te voy a defender. No vas ir presa. Confiá en mí. Kevin-. ¿Cómo que te estás por jubilar? No parecés tan vieja. Corita-. ¿Se supone que eso es un piropo? Kevin-. ¿Un qué? 11

Corita-. Nada. Ya está. Se me parte la cabeza. Me voy a lavar la cara. (Sale.) Kevin-. (A Adriana) Bueno, ¿ya me podés pagar? Adriana-. Pero hiciste algo ¿o te lo pasaste contándole lo que hablamos en la terapia? Kevin-. ¡Hicimos! ¡Sí, hicimos! Adriana-. ¿Hicieron qué? Contá a ver. Kevin-. Bueno, completito fue. Rápido pero completo. Perrito, misionero, cowboy…, después un rato contra la pared… Adriana-. ¿Entre las cajas esas? Kevin-. Sí, bueno, tu amiga… jej, descontroló un poco, ya sabés lo que soy, como se ponen conmigo… Adriana-. No te agrandes. Igual no sé… es raro… no me la imagino a Corita… en realidad no me la imagino garchando a Corita. Nunca me la pude imaginar en esa situación. Kevin-. Estas maestritas que se las dan de seriecitas son las peores. Adriana-. ¡Ah esa es clavada! ¡Las que se hacen las mosquitas muertas…! Kevin-. ¿En serio le tocó el culo al pibe? Adriana-. ¡Shhhh, pero no! ¡Callate, querés! ¡Entendiste cualquier cosa vos! Eso es porque vas fumado a la terapia y no cazás una palabra de lo que se habla. Fue todo así como ella lo contó. El nene se defecó encima. Kevin-. No lo contó así. Adriana-. Estoy usando lenguaje académico. (Se mira en el espejo) Decime una cosa. ¿Vos me ves más gorda? Kevin-. Yo te veo re bien, como siempre. Adriana-. Vengo de la nutricionista, me dio una dieta nueva. (Suena el timbre. Adriana sale a abrir. Se oye la voz de Luisa, la madre de Corita, quien entra enseguida.) Luisa-. ¡Gracias, señor, muy amable! ¡Muy gentil de su parte! (Entrando) ¿A ver si alguien me ayuda? Adriana-. ¡Luisa! Luisa-. ¡Adrianita querida, tanto tiempo! ¡Qué linda que estás! Adriana-. Gracias. ¿Me ve más gorda? Luisa-. ¡Pero, no, mi amor, estás igual que siempre! ¿Me das una mano con esto? (Adriana la ayuda a entrar algunas cajas y paquetes que han quedado en 12

la puerta) ¡Ay, Dios mío! ¡Pensé que no llegaba más! ¿Viste lo que es el tránsito? ¿Y mi nena? Adriana-. Está en el baño. Luisa-. ¿Y este chico? ¿Algún amiguito tuyo? (Kevin va a hablar pero Adriana enseguida interrumpe.) Adriana-. No…, es… esteee…, es amigo de Corita. Luisa-. ¡Ah! ¡Qué raro nunca te vi! Kevin-. No, porque… recién hoy… Adriana-. No viene muy seguido. En realidad acá, a este departamento ninguno de nosotros vino muy seguido, ¿no? Luisa-. Es verdad, yo es la segunda vez que vengo. (A Kevin) ¿Y de dónde se conocen con Corita? Kevin-. Bueno, yo vine porque… del… (Señala un lugar impreciso) No, quiero decir… de la… terapia. Luisa-. ¿Qué terapia? (Adriana le hace señas a Kevin de que no siga por ese lado, que invente otra cosa). Kevin-. No, la terapia… quise decir… yo… (Abre y cierra las manos tratando de inventar algo) Luisa-. ¿Qué hacés así con las manos? Kevin-. Masajes hago. Masajes. Luisa-. Ah, vos sos… Adriana-. Es kinesiólogo. Luisa-. ¡Ahh, qué divino! ¿Y vos te tratás con él? Adriana-. ¡No, yo no! ¡Corita! Luisa-. ¡Ah!!! (Sale Corita del baño) Corita-. ¿Mamá qué hacés acá? Luisa-. ¡Mi nena de mamita! Venga para acá. (La abraza y la besa) ¡Feliz cumpleaños! Corita-. ¿Por qué no avisaste que venías? Luisa-. Te quise dar la sorpresa. Corita-. ¿Cómo entraste? Luisa-. El portero me dejó subir. Me vio con todo esto… Le dije soy la mamá de la chica nueva, la del octavo “c” ¡Qué hombre tan caballero! Me acompañó hasta arriba, me ayudó con los paquetes… 13

Corita-. ¿Qué es todo eso que trajiste? Luisa-. (Hace seña de taparse la boca) ¡Sorpresa…! (Ríe) Por ahora dejá todo por ahí. Ah, no, no, no, te tengo que dar algo porque sino… me van a matar. (Tantea diferentes paquetes) A ver si es este… No, es éste. Fijate qué regalito te manda tu hijo de Brasil. Corita-. ¿Nacho? Luisa-. Bueno, a decir verdad, no lo compró en Brasil, lo compró acá antes de irse. Me dejó encargado que te lo entregara hoy, dijo que te iba a servir muchísimo. Yo ya sé lo que es pero… (Vuelve a hacer el mismo gesto) ¡Sorpresa! (Ríe). ¡Abrilo!, ¿qué esperás? Te va a encantar. (Corita comienza abrir la caja. Luisa mira alrededor). ¿Todavía no acomodaste nada? Seguís con todo tirado ahí. ¿Querés que te ayude a ordenar? Corita-. Después ordeno yo, más tarde. Luisa-. No, no, no, hoy es tu cumpleaños. Hoy no tenés que mover un dedo, además venís de unos días agitados con la mudanza y bueno… todo lo otro… Nosotros vamos a ordenar. Adrianita me va ayudar, ¿no Adrianita? Y el chico… ¿cómo te llamás? Kevin-. Kevin. Luisa-. ¡Ay, pero qué lindo nombre! Como el actor… el de El Guardaespaldas… Kevin… (Hace memoria). Adriana-. Kevin Costner. (Se besa la punta de los dedos como diciendo “qué bueno que está”). Luisa-. Corita, no me contaste que estabas haciendo kinesiología. (Corita la mira desorientada, Adriana y Kevin le hacen señas cómplices) Corita-. Ah, no, es que empecé ayer. Luisa-. Lo bien que hacés. (A Kevin) Yo cada tanto me hago unas sesiones, me dejan nueva. ¿Atendés PAMI vos? Kevin-. No…obras sociales todavía no. Adriana-. Se recibió hace poco, por eso. Luisa-. Aparte tiene brazos fuertes, se nota, ¡qué masajes debes hacer nene! ¡Qué masajes! ¡Si me agarrás a mi me dejás hecha pomada! (A Luisa que ha desenvuelto el regalo y muestra una computadora portátil) ¿Qué me contás del regalo? Corita-. ¡Una Netbook! 14

Luisa-. ¡Ahora vas a poder estar comunicada las veinticuatro horas! Corita-. Para eso tengo el celular mamá, no hacía falta esto. Luisa-. ¡Pero nena! ¡Esto tiene camarita! Podés hablar con el otro y verlo al mismo tiempo. Y a propósito, tengo otra sorpresa… Adriana-. ¿Otra más? Luisa usted es una caja de Pandora. Luisa-. A las once en punto se conecta Nachito desde Río de Janeiro, me dijo que abras el… bueno, eso que tienen ustedes para comunicarse por la pantalla, él ya te dejó todo configurado, todo ordenado, tenés que prenderla y listo. Ah, y el portero me dijo que acá hay “guaifai” en todo el edificio así que no tenés necesidad de salir. Corita-. No sé si tengo ganas de hablar con Nacho hoy. No sé que le habrá dicho el padre, y… me va a empezar a hacer preguntas. Luisa-. ¡Ay, nena! Te quiere saludar por tu cumpleaños. Y si pregunta algo le decís la verdad. “Me separé porque descubrí que tu papá me hacía cornuda”. Bueno ahora… mi regalo. (Le entrega otro paquete). No sabía qué comprarte porque ropa te sobra. Espero que te guste. Y si no te gusta me la das a mí. (Corita abre el regalo, es una peluca). Corita-. ¿Una peluca? Luisa-. ¿No es genial? ¡En mi época se usaban tanto! Ahora ya no, pero yo pensé… ahora que está soltera otra vez… Corita-. Estoy separada, no soltera. Luisa-. Ahora que está separada, va a querer salir, divertirse de noche, y una maestra jardinera…de tu edad…, bueno, según donde vayas…, pero no queda muy bien ¿viste?, entonces se me ocurrió: se pone una peluca, un par de anteojos, y sale a reventar la noche sin tener que preocuparse porque la llegue a ver otra maestra, o la inspectora, o lo que es peor, las arpías de las madres de tus alumnos que eso sí sería una catástrofe. Ponetela, ¿a ver cómo te queda? Corita-. Después, mamá. Ahora me duele la cabeza. Luisa-. (Haciendo pucheros) ¿No te gustó el regalo que te hizo mamita? Corita-. Sí, me gustó pero… Luisa-. Cuando vas a los boliches te la ponés bien peinadita. Corita-. ¿A qué boliches? Luisa-. Los hombres van a quedar impresionados. 15

Corita-. Van a pensar que estoy haciendo quimioterapia. Luisa-. ¿Y Adriana vos qué le regalaste? Adriana-. (Se queda sin saber qué decir, mira a Kevin. Pausa). Un helecho. Luisa-. ¡Con lo que me gustan las plantas! ¡Y ahora a preparar la torta! Iba a comprarte una pero sé que te gusta la que hace mami, así que traje todo. (Entrega unos paquetes a Kevin) Tomá, mi amor, llevá a la cocina. Lo que no encontré fue la batidora eléctrica, ¿vos tenés la tuya? Corita-. Sí, debe estar por ahí. Luisa-. Tenemos mucho trabajo. (A Kevin) Vos ayudame con la torta. (A Adriana) Y vos querida ordená un poco este desastre, ¿si? Adriana-. Quédese tranquila, Luisa. (Luisa y Kevin se van a la cocina. Adriana comienza a acomodar las cajas). Corita-. Yo no quería festejar mi cumpleaños. Yo no quería un cumpleaños. Ni torta, ni chatear con mi hijo, ni visitas, ni pelucas, ni taxi boys, ni nada de nada. Yo solamente quería estar tranquila. Cumplir los cincuenta sola, descansando, en mi cama. Adriana-. Como una momia. Corita-. Le podés pedir a tu amigo, socio o lo que sea, que se vaya de una vez. No tiene nada que hacer acá. Adriana-. Hay que poner una excusa. A tu mamá le encantó. Y a vos también me parece. Contame, dale. ¿Cómo se portó? Corita-. ¿Vas a empezar de nuevo? No pasó absolutamente nada. Adriana-. ¿Seguro? ¡Y quería que le pagase igual el guacho! Me quiere cagar. Yo lo ayudo para que se gane unos pesos y el me quiere cagar. Corita-. Me pone nerviosa que esté con mi mamá en la cocina. Los dos solos, a ver si… Adriana-. ¿Tu vieja es capaz de darle, no? Corita-. Quiero decir que va a meter la pata. Llevatelo, por favor. Adriana-. (Llamándolo) ¡Kevin! Kevin-. (Desde la cocina) ¿Qué pasa? Adriana-. Nos vamos. (Aparece Kevin seguido por Luisa, ambos con delantal de cocina y las manos llenas de harina. Kevin se ha quitado la remera.)

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Luisa-. ¿Cómo que se van? ¿Adónde se van? El chico me está ayudando con la torta. Se me volcó la harina en la mesada y se hizo un engrudo terrible en la pileta. (A Kevin) Andá y agregale los huevos como te expliqué. (Kevin vuelve a la cocina). Nena, ¿dónde metiste la batidora? Corita-. No sé, mamá, por ahí. Luisa-. A ver Adrianita querida, ayudame a buscar. (Buscan en las cajas). Corita-. Como si no tuviese suficiente con todas esas cajas, encima me trajiste más. Luisa-. (Abandona la búsqueda). Bueno, está bien. Te lo voy a decir. Traje esos paquetes porque… estuve pensando mucho en vos y tomé una decisión. (Corita la mira espantada). Me vengo a vivir acá. Corita-. ¿Es un chiste? Luisa-. No, no, es una decisión tomada. No podés estar en esta mugre, todo el día tirada en esa cama, tenés que distraerte, charlar con alguien que te levante el ánimo, que te ayude a ordenar la casa, así que traje algunas de mis cosas para instalarme acá hasta que vos estés mejor. Si no querés que compartamos la cama, mañana mismo compro un colchón. Corita-. ¿Pero por qué no me consultaste? Luisa-. Ibas a decir que no. Corita-. Tendrías que haberme avisado antes de traer tus cosas. Luisa-. Te quería dar una sorpresa. Corita-. Esto tenemos que discutirlo, el departamento es muy chico, y además… Adriana-. (Que buscando, ha encontrado un álbum de fotos) Ah, no, no, no esto es demasiado... ¿Quién sacó esta foto? Nunca la había visto. (Acerca el álbum). Luisa-. ¡No me digas que encontraste el álbum! Corita-. (A Luisa) Sabés que no me gusta que decidan por mí. Adriana-. Esto es una reliquia, Luisa. (A Corita) Mirá lo flacas que estábamos. Las dos raquíticas. Kevin-. (Entrando) Luisa, ya puse los huevos, ¿y ahora? Luisa-. (A Kevin) Vení que te presento a la familia. Mirá el álbum que encontramos.

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Corita-. Mamá, ¿me podés escuchar? Este departamento es muy chico para dos personas. Luisa-. Mientras no guardes todo esto no va a resultar chico, sino mugriento, desordenado, ¡se te va a llenar todo de humedad, nena! Encima sentí, sentí ese vaho a naftalina que hay, ¡no se aguanta! (Kevin se huele. Luisa le muestra el álbum). Mirá, nene, mirá esta foto. ¿A que no sabés quien es esta chica tan linda? Kevin-. ¿Corita? Luisa-. ¡Soy yo, tontuelo! ¿Viste que figura tenía? Éstas son de Corita cuando empezó a trabajar de maestra. Corita-. ¿Mamá, podés guardar ese álbum? Luisa-. Salís hermosa en estas fotos. Pasó tanto tiempo. Parece mentira que cumplas cincuenta ya. Kevin-. ¿Cincuenta? Corita-. ¡Mamá! Luisa-. ¡Ay, nena! Es tu cumpleaños. Ponete linda, dale. Arreglate un poco, ponete la peluca, estás hecha un desastre. Mirala a Adrianita. Tiene tu misma edad y parecés la tía abuela. Adriana-. La misma edad no. Dos años menos. Kevin-. (Que continúa viendo las fotos) ¿En qué jardín trabajabas? Corita-. En muchos. Luisa-. Esta es de los primeros años. En el jardincito “Sueños de colores”. (Kevin comienza a reir a carcajadas) ¿Qué pasa? ¿Te causa gracia el nombre? Sueños de colores, ¿no es lindo? Corita-. Ya ni existe más ese jardín. Kevin-. Esto es increíble. (Mira fijamente a Corita). ¡Jaj, no se puede creer! Corita-. ¿Qué es lo que no se puede creer? Kevin-. Esta foto. ¿A que no saben quién es el flaquito pecoso de la punta? (Las mujeres miran la foto. Lo miran a Kevin). Adriana-. ¡Estás jodiendo! Kevin-. Yo fui al jardín “Sueños de colores”. (A Corita) Si no veía la foto no te hubiese reconocido. Luisa-. ¡Noooo…! ¿Fuiste alumno de Corita? Corita-. Esto es demasiado. 18

Kevin-. La señorita Corita. Yo también tengo esta foto en casa. Luisa-. Ella vive diciendo que una vez que crecen no sabe más nada de sus alumnos. Y yo le digo que seguramente todos deben ser profesionales exitosos. ¿No te lo digo siempre? Acá tenés la prueba: un kinesiólogo. Corita-. ¡No es kinesiólogo! (A Kevin) Andate de mi casa de una vez. Luisa-. ¡Ay, nena! ¿Cómo vas a echar así a un ex alumno? No le hagas caso, nene. Yo también quedé medio trastornada cuando cumplí los cincuenta. En un par de meses se le pasa. Kevin-. (Recordando) La señorita Corita, de salita verde. Luisa-. ¡Ay, que amoroso! Corita-. (A Adriana, por lo bajo) Sacame a este pibe de acá ya mismo. Adriana-. Ay, pobre. Es un primor. Corita-. Me traés a un ex alumno para que se acueste conmigo, ¿qué clase de abogada sos? Me vas a hacer meter presa antes de lo previsto. Adriana-. Kevin, mi amiga no está en su mejor momento. Quiere que te vayas. Kevin-. Está bien, me voy pero… ¿quién me paga? Corita-. ¡Nadie te paga! ¡Te vas de acá ahora mismo! Luisa-. Pero nena, ¿cómo no le vas a pagar la sesión? Corita-. Acá no hubo ninguna sesión. Y callate mamá. Dejá de meterte en todo. No entendés nada, no sabés ni de qué estamos hablando, pero como siempre tenés que meter las narices en cosas que no te incumben. Luisa-. Todo lo que se trata de mi hija es de mi incumbencia. Y vos te pensás que no entiendo nada, que soy una estúpida. Ya sé que el chico no es kinesiólogo. Ya me di cuenta que es un taxi boy que contrataste para que te festeje el cumpleaños. Kevin-. ¿Cómo supo…? Luisa-. Se te nota en la cara, nene. Corita-. No, mamá. ¿Cómo podés pensar eso? Luisa-. Vamos, nena. Soy vieja pero no soy idiota. Corita-. Estás equivocada, yo no lo contraté. Me lo mandaron. Luisa-. Jaj, ¿un regalito de cumpleaños? ¿A quién se le puede ocurrir hacer semejante regalo? (Mira a Adriana). Adriana-. (Incómoda) No sé por qué me mira a mí.

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Luisa-. Yo te quiero mucho, Adrianita. Te conozco desde chiquita. Siempre, fuiste tan… (Busca la palabra) ¡ putona…! Sabés que te lo digo cariñosamente. Adriana-. (Se larga a llorar) ¿Por qué me dice eso? Si la que se acostó con el chico fue su hija, no yo. Corita-. Yo no me acosté con nadie, dejá de decir pavadas. Luisa-. ¿Y sino se acostó con nadie para qué lo trajeron? ¿Para que haga el bizcochuelo? Corita-. Si no me querés creer, allá vos. Váyanse todos. Este cumpleaños es una mierda. Luisa-. ¿Cómo vas a decir mierda delante de tu alumno? ¡Sé un poco educada, carajo! Y cambiá esa cara de tragedia, que únicamente los muertos dejan de cumplir años. Hoy es un día de fiesta. ¡Y a festejar se ha dicho! Adrianita, poné música. (A Kevin) Y vos, sacate la ropa. Kevin-. ¿Me está hablando en serio? Luisa-. Si querés que te paguen te lo vas a tener que ganar. No te voy a exigir que te acuestes conmigo, quedate tranquilo. Pero hacé algo, levantá esto que parece un velorio. Desvestite y bailanos el ula-ula. (Adriana pone música. Luisa comienza a bailar, toma a Kevin de los brazos y lo hace bailar también). ¡Eso, con ganas, con alegría! ¡La vida es una fiesta! (Kevin se sube a la cama, se quita el pantalón y queda bailando sólo con el delantal de cocina. Adriana y Luisa bailan y aplauden excitadas. Corita permanece sentada a un costado tomándose la cabeza. Adriana le coloca la peluca. Luisa toma un buñuelo y se lo da en la boca a Kevin, quien termina sacándose el delantal y exhibiendo un calzoncillo del que cuelga una larga trompa de elefante. Corita se toma el estómago y corre al baño a vomitar. Suena el timbre varias veces). Luisa-. (A Adriana) Apagá la música. (Adriana obedece) ¡Shhh! ¿Quién es? Jorge-. (Desde afuera) ¡Soy Jorge! Luisa-. ¡Es Jorge! Adriana-. ¡No…! Kevin-. ¿Quién es Jorge? Luisa-. El marido. Rajá para la cocina. (Kevin toma el delantal y obedece). Jorge-. (Desde afuera) ¡Luisa déjeme entrar, tengo que hablar con su hija! Luisa-. Mi hija no quiere hablar con usted, ya no hay ningún vínculo sentimental que los una. 20

Jorge-. ¡Quiero hablar con Corita, no con usted! Luisa-. En este momento se encuentra ocupada. Cuelgue, espere unas horas e intente nuevamente. Jorge-. ¿Corita estás ahí? ¡Abrime! Adriana-. Va a ser mejor que le abra sino va a hacer un escándalo. Luisa-. Actuemos como si no pasara nada. (Abre la puerta. Entra Jorge). Jorge-. Hola. (Adriana lo saluda con un gesto. Luisa le desmuestra “indiferencia”) Luisa-. Corita está en el baño, arreglándose. Nos agarraste de casualidad, estamos a punto de ir a una boat a festejar el cumple. Jorge-. ¿A esta hora? Luisa-. ¿Qué tiene que ver la hora? Jorge-. No son ni las once de la mañana. Luisa-. Es una boat que abre desde temprano. Sólo para mujeres. (Guiña un ojo a Adriana. Vuelve Corita del baño). Corita-. ¿Qué hacés vos acá? ¿Cómo entraste? Jorge-. El portero me hizo pasar. Luisa-. Ese portero deja entrar a cualquiera. Jorge-. Le dije que era tu marido. Luisa-. ¡Ex marido! Corita-. ¿A qué viniste? Jorge-. A buscar el…. nebulizador. Te lo llevaste, y estoy que no doy más de la alergia. Luisa-. ¡Ay, que desgracia, que tragedia irremediable! ¿Con ir a la farmacia y comprarse una pastillita no se solucionaba? Jorge-. (A Corita) ¿Qué hacés con esa peluca? Corita-. Quiero cambiar el look. Arreglarme un poco. Dejar de ser la tarada que sólo iba a trabajar y después se la pasaba cocinándote y fregándote los calzoncillos. Jorge-. ¿Así que están por festejar? Corita-. Sí, y no estás invitado. Luisa-. Es una fiesta femenina. Jorge-. (Estornuda). Hay olor a quemado. Luisa-. ¡El bizcochuelo! (Corre a la cocina). 21

Corita-. (A Adriana). Amiga, ¿me hacés un favor? ¿Le buscarías el nebulizador a mi ex marido así se retira por donde vino? (Adriana revuelve en las cajas). Jorge-. ¡Qué olor a humedad que hay acá adentro! (Estornuda). Corita-. No me vengas a contaminar la casa con tus estornudos. Jorge-. ¿Te pensás que lo hago a propósito? Sabés que soy alérgico a todo. Corita-. Menos a las mujeres. Jorge-. A los olores soy alérgico. Corita-. ¿A todos los olores? Me parece que hay uno al que no. Jorge-. Que divertida que estás. Corita-. Y… ya era hora de que empezara a divertirme, ¿no? (Entra Kevin. Sólo lleva puesto el delantal de cocina). Kevin-. Seño, dice tu mamá que le mandes la batidora. (A Jorge, le extiende la mano llena de harina). Hola, soy Kevin. Jorge-. ¿Y quién sos vos? Kevin-. Soy… un ex alumno de Corita. Jorge-. Ah, pero dejaste el jardín hace mucho, estás bastante grandecito ¿Y qué sos, cocinero? Kevin-. Kinesiólogo. Corita-. Y stripper. Jorge-. ¿Cómo stripper? Kevin-. Jej, si, pero… ahora… vine por otra cosa… Jorge-. (A Kevin) ¿Y de dónde saliste, vos? ¿De repente te levantaste y dijiste “voy a salir a buscar a mi maestra jardinera”? Kevin-. (Ríe) Jajaj, no, no… jej… ¡Qué cómico! No. Bueno, mejor, explíquenle ustedes. Jorge-. ¿Qué me tienen que explicar? ¿Por qué te reís así como un tarado? (Estornuda. A Corita) ¡Dame el nebulizador! (Corita se lo alcanza). ¿Te vas cuatro días de casa y te traés un pendejo para enfiestarte? ¡Tenés un hijo, Cora! Corita-. No metas a mi hijo en esto. ¡Y decime Corita, como me dice todo el mundo! Jorge-. Todo el mundo pelotudo. Tenés cincuenta años. ¡Mirate! ¡Te hacés la pendeja con esa peluca y encima pretendés que te diga “Corita!.

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Corita-. No me hago la pendeja. Es cariñoso, ¿no entendés? Todos los que me tienen un poquito así de cariño me llaman Corita. ¡Pero vos, no! ¡Él es el macho, el que se las sabe todas! ¿Cómo le va a decir Corita a la mujer? (Ahuecando a voz) ¡Cora, cebame mate! ¡Cora, lavame el pantalón nuevo! ¡Cora…, Cora….! ¡Como a una vaca me tratás! Jorge-. ¡Y si te llamás Cora! ¡Reclamáselo a tu vieja! ¿A mi qué me decís? (Estornuda nuevamente. Entra Luisa). Luisa-. ¿Qué problema tiene usted conmigo? Jorge-. Yo ninguno, su hija que tiene un complejo con el nombre. (Estornuda). ¡La puta que lo parió, que baranda a naftalina que hay acá adentro! (Estornuda). Luisa-. Es que entró una polilla y no hay manera de que se vaya. Jorge-. (A Corita) Las pastillas para la alergia esas que me comprabas, ¿cómo se llamaban? Se me terminaron y no sé el nombre. ¡Siempre me las compraste vos! Luisa-. Pregunte en la farmacia qué hay para la alergia y para la estupidez. (A Corita) La torta, ¿la querés con cobertura de crema o de chocolate? Kevin-. De chocolate mejor. (Luisa sale). Jorge-. (Alteradísimo, a Luisa) ¡Claro, métale chocolate nomás! ¡Que chorree el chocolate por todas partes! ¡Como yo soy alérgico al chocolate métale sin asco! Corita-. Vos sos alérgico a todo. Hasta me prohibí de tener un perro por vos. Porque el señor también es alérgico a los pelos del perro. ¡A lo único que no le tiene alergia es a las mujeres! ¡Y mucho menos si andan por los veinticinco! Jorge-. (Estornuda) ¿Pero qué decís veincitinco? ¡Como te hacés la cabeza! Yo nunca te metí los cuernos. La foto esa se la dejó una pasajera en el auto y yo… Corita-. (Haciéndole burla) “La guardé para llevársela a la casa”. Me lo contaste veinte veces. Y no te creo ni una palabra. Jorge-. Sos terca. Estás alterada por la denuncia esa que te hicieron y te la agarrás conmigo. ¡Tomá! ¡Acá tenés la foto! (Saca una foto del bolsillo y la arroja sobre la cama) ¡Quemala, rompela, o dásela a tu abogada, hacé lo que quieras! Si anduviese con una mina no voy a ser tan gil de andar con una foto de ella encima. (A Adriana). ¿Y vos qué me mirás? 23

Adriana-. Yo no emití palabra. Jorge-. Ahora no emitís palabra, pero bien que le llenaste la cabeza para que se fuera de casa. Adriana-. Andá con tus cuentos a otra parte. Lo que tenga que discutir con vos va a ser en el juzgado no acá. Jorge-. ¿Qué juzgado? ¿Qué decís? Corita-. Adriana es mi abogada, y vos andá buscándote uno que invente algo mejor que el cuentito de la foto para defenderte, porque el divorcio es inminente y perentorio. Jorge-. ¡Perentorio! ¿Dé dónde sacás esas palabras? ¿Te las enseña tu abogada? Corita-. Dejá de agredir a todo el mundo y andate con tu nebulizador a otra parte porque a esta fiesta nadie te invitó. Jorge-. ¡Ay, que mal me siento! ¡Qué angustiante no haber recibido la invitación! Tu vieja, tu amiga solterona y un alumnito del jardín. ¡Una joda bárbara! (A Kevin) Decime, pibe, ¿sos marica vos, no? Kevin-. No, ¿por qué? Jorge-. Porque hay que ser muy marica para ir al cumpleaños de una maestra jardinera que tuviste a los cinco años. Corita-. ¿No te das cuenta que sí estábamos de joda? ¡Hasta que llegaste vos a interrumpir todo! (A Kevin) ¡Sacate el delantal! (Kevin obedece). ¡Nunca me bailaste así en la cama! ¡Nunca me sorprendiste con un calzoncillo como ese! (Jorge mira a Kevin que ha quedado nuevamente semidesnudo, sólo con el calzoncillo del que cuelga la trompa de elefante. Se acerca lentamente hacia él. Kevin mira a las mujeres cauteloso. Jorge comienza a respirar hondo, se toma la garganta, parece ahogarse, hasta que se queda sin aire y cae sentado en la cama intentando respirar). Adriana-. ¡Ponele el nebulizador! Corita-. (Le pone la mascarilla y enciende el nebulizador. Jorge, agitado, se deja hacer mientras no deja de observar a Kevin). No se asusten que en un minuto se le pasa. Kevin-. ¿Siempre le agarra así? Corita-. Cuando está nervioso o se impresiona con algo. Luisa-. (Entrando desde la cocina). No puedo prender el horno. 24

Kevin-. A lo mejor no hay gas. Luisa-. ¡Pero querido! Este es un edificio de categoría. Mirá si va a haber “guaifai” y no va a haber gas. Corita-. (A Jorge, quitándole la mascarilla) ¿Estás mejor? Jorge-. (Asintiendo, habla pausadamente, intentando calmarse). No puedo creer que para divertirte hayas traído…. (Señala a Kevin con la mano). Corita-. Bueno, si te deja más tranquilo, no lo traje yo. Fue un regalo que me mandó una amiga para mi cumple. Jorge-. ¿Quién es la atorranta que te hace un regalo así? (Mira a Adriana, quien inmediatamente le esquiva la mirada). ¡Mirá que sos puta, Adriana, eh! Adriana-. ¡No me vengas a culpar a mi de lo que hace tu mujer! Jorge-. ¡Siempre metiéndole cosas raras en la cabeza, siempre inculcándole cosas indecentes! ¡Es para lo único que servís! Adriana-. ¡Sirvo para muchas otras cosas que ni te imaginás! Luisa-. ¡El horno no prende! Adriana-. Acá el único inútil sos vos, que a tu edad seguís manejando un taxi que ni siquiera es tuyo. ¡Y no me vengas a hablar de indecencia cuando la hacés cornuda a tu mujer! ¿No te das cuenta que es una pobre estúpida que te quiere? ¿No te das cuenta que es una tarada que todavía sigue enamorada de vos? Es mi amiga, y la quiero, pero es limitadita de acá (se toca la cabeza), y todavía cree en el matrimonio, en la familia, y en todas esas boludeces… Jorge-. ¿No será que la envidiás porque ella tiene una familia y vos no? ¿Por qué nadie te eligió como yo la elegí a ella para toda la vida? Luisa-. ¿Qué hago con el horno? Adriana-. (Muy ofendida) ¡Yo se lo prendo, Luisa! (Sale rápidamente hacia la cocina). Luisa-. Y a todo esto, ¿qué hora es? Kevin-. Once y cinco. Luisa-. ¡Nachito! ¡La videoconferencia! ¡El Chat! (A Kevin, por la computadora). Encendela, nene, que vos seguro sabés. Corita-. No es momento, mamá. Luisa-. Siempre es momento cuando se trata de una madre y de su hijo. Nachito te está esperando. Dijo que a las once en punto se conectaba. ¡Quiere saludarte! ¡El pobre está solito en Brasil, no sabe nada de todo esto! 25

Kevin-. ¿Nachito es el hijo? Luisa-. Tiene tu edad. Está de vacaciones en Brasil. ¡No hay que meter la pata! No sabe que los padres se separaron. Dale, Corita, meté ahí tu contraseña y hacé de cuenta que no pasa nada. (Se escucha una fuerte explosión y un grito en la cocina. Todos se asustan. Regresa Adriana con el pelo revuelto, cubierta de harina y manchas de humo en la cara). Corita-. ¿Estás bien? Adriana-. (Tras una pausa). No. No estoy bien. Tiene razón este infeliz. Soy una solterona, una inútil. No sirvo ni para prender un horno. Jorge-. ¡Que olor a quemado! (Vuelve a ponerse la mascarilla y enciende el nebulizador). Luisa-. (Mirando el monitor de la Netbook) ¡Ahí está! ¡Nachito! ¡Vengan todos! ¡Hola Nachito! (Kevin entrega la Netbook a Corita, que se sienta en la cama, y el resto, hace lo mismo a su alrededor. Corita está al borde del llanto. Adriana lo mismo, y hecha un desastre, Jorge con la mascarilla, Kevin mira el monitor curioso y Luisa con alegría y ansiedad, se pone un gorrito de cumpleaños y les pone también a los demás). Voz de Nacho-. ¿Vieja? ¿Vieja me escuchás? ¡Hola! ¿Me ven? ¡Feliz cumple, vieja! ¡Jaj! ¿Qué hacés con esa peluca? ¿Hicieron fiesta de disfraces? ¿Qué hace papá ahí con esa mascarilla? ¿Está bien? Jorge-. (Apaga el nebulizador) Estoy bien, hijo. Voz de Nacho-. Vieja, ¿por qué lo dejaste a papá? ¿Te volviste loca? ¡Te pegaron mal los cincuenta, eh! ¡No hizo nada el viejo! Corita-. (A Jorge) ¡Le contaste! Jorge-. (A Nacho) Explicale vos porque a mi no me cree. Voz de Nacho-. Papá ya me contó todo. La foto esa que le encontraste es de una pasajera que se la dejó en el taxi. Y el viejo, ¿viste cómo es? Siempre pensando en los demás, siempre queriendo ayudar a la gente, la guardó para llevársela a la mina. (Jorge asiente) ¡Re buena estaba la mina, pero qué se yo! ¿No confiás en el viejo? ¡Es un capo! ¡Volvé con él, dale! ¿Quién te va a dar mejor vida que él, eh? ¡Además mirá el bomboncito de hijo que te hizo, jej! Luisa-. ¡Pero ese bombón no salió al padre, salió a su abuela! ¡Nachito tus papis ya están grandes, dejálos que arreglen ellos sus problemas. No hay que meterse. Además no es momento para hablar de esas cosas. Hoy es el 26

cumpleaños de tu mami, hasta vino un ex alumno a saludarla. Vino Adrianita… (A Adriana) ¡Adrianita, decile algo a Nachito! Adriana-. (Que ha quedado absorta en sus pensamientos, sumida en su angustia, dice lo primero que se le ocurre) ¿Me ves más gorda, Nacho? Luisa-. Mi amor, tuvimos un accidente con la torta pero igual vamos a cantarle el feliz cumpleaños a mami. ¡Uno, dos y tres! (Todos, incluso Nacho, cantan el feliz cumpleaños, sin abandonar la actitud. Los únicos que aplauden son Luisa y Kevin). Voz de Nacho-. Mirá donde estoy, vieja, en Copacabana. Mirá lo que es esta playa, impresionante. ¡Me corro para que la veas! ¡Mirá las olas! (Canturrea) “Cidade maravilhosa… cheia de encantos mil…” (Se escuchan voces en portugués y se adivina una discusión). Corita-. ¿Qué pasa? Luisa-. ¡Está discutiendo con alguien! Corita-. ¡Nacho! ¿Nacho me oís? Jorge-. ¿Nacho estás ahí? Luisa-. ¡Parece un forcejeo! Voz de Nacho-. (Se escucha a lo lejos) ¡Traé eso para acá, negro de mierda! Kevin-. ¡Le afanaron la Netbook! ¡Se la afanaron! Luisa-. ¡Ay, Dios mío! ¡Jorge, llame a la policía, haga algo! Kevin-. ¡Un robo en vivo y en directo! Corita-. ¡Esto es el colmo! Jorge-. ¿Nacho, estás bien, hijo? Kevin-. ¡No está más Nacho! ¡El tipo salió corriendo! Corita-. ¿Qué hace? Kevin-. ¡Ahí muestra la cara! ¡Muestra la cara! Luisa-. ¿Y ese negro quién es? Kevin-. ¡Es el chorro con la compu de su nieto! Jorge-. ¡Shhh, algo dice…! Voz del ladrón-. O Pelé é o melhor jogador do mundo ¡Vão à merda, argentinos filhos da puta! (Todos quedan sorprendidos. Corita se levanta de la cama). Jorge-. ¿Y ahora qué hacemos? Luisa-. Llamelo para saber que pasó, como está. 27

Jorge-. No tengo crédito. Corita-. Lo llamo yo. Luisa-. Al final no se puede estar seguro en ningún lugar del mundo. Kevin-. Ese negro de mierda nos puteó. No sé qué dijo de Pelé y nos puteó. Corita-. (Al teléfono) ¡Nacho! ¿Qué pasó hijo?.... ¿Salió corriendo?... ¿Pero vos estás bien?... Andá a hacer la denuncia… Me quedo tranquila, sí… Sí, sí, está bien. Bueno, bueno, no te molesto entonces. ¿Te llamo más tarde? Chau, mi amor, cuidate. Jorge-. ¿Y? Corita-. Lo agarraron. Estaba la policía cerca, le devolvieron la computadora a Nacho, y él está bien. ¡Qué cumpleaños, por favor! ¿Nada más me puede pasar? (Adriana, que ha estado en silencio, comienza a reir a carcajadas. Todos la miran. Tiene en sus manos la foto que Jorge arrojó hace un rato). Contá qué es lo gracioso así nos reímos todos. (Adriana, tentada de risa, entrega la foto a Kevin, quien también comienza a reir). Jorge-. ¿Qué les pasa a estos dos? Corita-. Parece que la foto de tu amante los divierte. Jorge-. ¡No es mi amante! ¡Terminala con eso! Kevin-. (A Adriana) ¡Es Nancy! Adriana-. ¡Es Nancy! (Continúan los dos tentados) Luisa-. ¿Quién es Nancy? Kevin-. ¡La torta! Luisa-. ¡Ay, la torta! (Alarmada, corre a la cocina) Jorge-. ¿De qué hablan? ¿Qué les pasa a tus amiguitos? Kevin-. (A Corita) Nuestra compañera de terapia, la que te contaba hoy, es la de la foto. Corita-. ¿La que le tiraba besos a la psicóloga? Jorge-. ¿Alguien me puede explicar de qué se trata esta conversación? Corita-. ¿Están seguros? Kevin-. Sí, es ella. Adriana-. En un segundo nos sacamos la duda. (Al teléfono) ¿Hola, Nancy?... Soy Adriana, del grupo… ¿Cómo estás? Te molesto por un temita… ¿Vos te olvidaste algo hace unos días en el asiento de un taxi?... (Ríe) ¿Una foto tuya?... De nada me río, de nada… ¿Y cómo pasó?... (Ríe) ¿Rodríguez Peña? 28

(Pausa larga) Mirá, estoy con Kevin, y de casualidad encontramos tu foto, después te cuento bien como fue. El jueves te la llevo a la terapia, ¿dale?... Chau, un beso. (Cuelga) Dice que iba a la calle Sáenz Peña y el pelotudo del taxista la llevó a Rodríguez Peña. El tránsito estaba terrible, y como llegaba tarde al trabajo, se bajó apurada, y al bajar se le dio vuelta la cartera en el asiento, creyó que había juntado todo pero después se avivó que le faltaba una foto… esta foto. Jorge-. (A Corita) ¿Qué te dije yo? ¿Qué te dije? Corita-. Ustedes me están cargando. Adriana-. ¿Alguna vez te mentí yo? No sé si hice bien en decírtelo. Con el marido que tenés lo mejor hubiese sido que te siguieras creyendo cornuda. A Nancy le gustan las chicas. ¡Mucho le gustan! Nunca tendría nada con ningún tipo, y mucho menos con éste. (Le suena el teléfono) Voy a hablar afuera, ya vengo. (Sale. Regresa Luisa de la cocina). Luisa-. La torta ya no tiene salvación. Y ese horno está a la miseria. La culpa es mía. No tendría que haber dejado que metieran mano todos. Muchas manos en un plato… Mejor compramos una en la panadería, ¿qué te parece? Corita-. Hacé lo que quieras, mamá. Kevin-. Bueno, seño, yo me voy. Corita-. ¡Al fin! Kevin-. Sí pero antes está el tema de… (Hace señas de que le deben dinero). Corita-. Arreglate con tu representante. Luisa-. ¡No me digas que tenés representante! O están hablando de… (Señala hacia donde se encuentra Adriana. Pone cara de sorpresa) ¡Ahhh…! Adriana-. (Entrando a los gritos, abraza y besa a Corita) ¡Retiró la denuncia! ¡Retiró la denuncia! Corita-. ¿Qué? Adriana-. Me llamó tu inspectora. La madre del chico retiró la denuncia. Luisa-. ¿Qué denuncia? Adriana-. Parece que el marido la cagó a pedos, y le dijo que antes de meterse en problemas con la justicia, le enseñe al hijo a limpiarse el culo. Corita-. ¡No lo puedo creer! Adriana-. ¡Te dije! ¿Viste? Que iba a salir todo bien. ¡Hay que festejarlo! Luisa-. No tenemos torta, el horno no funciona. 29

Adriana-. ¡Pero qué importa, Luisa! ¡Nos vamos todos a comer afuera! Kevin-. ¿Yo puedo ir también? ¡Tengo una lija…! Adriana-. Vos venís, pero considerá el almuerzo como pago por todo lo que “no hiciste”. Luisa-. Vamos al restaurant de acá a la vuelta que es tan rico y se come tan bien. Adriana-. ¡Vamos! Corita-. Vayan yendo, yo me voy a cambiar, y a arreglarme un poco. No se cumple medio siglo todos los días, ¿no? Luisa-. No tardes, tesoro. Mientras nosotros vamos pidiendo la carta. Adriana-. (A Jorge, por lo bajo) Me debes una vos. Esta solterona acaba de salvar tu matrimonio. (Adriana, Kevin y Luisa se retiran. Pausa incómoda entre Corita y Jorge). Corita-. ¿Vos no vas? Jorge-. No me invitaste. Corita-. Quiero decir si no te tenés que ir ya. A seguir trabajando. Me tengo que cambiar y… Jorge-. (La interrumpe) Es mentira lo del nebulizador. Corita-. ¿Qué? Jorge-. Que no vine a buscar el nebulizador. Era una excusa. Vine a saludarte. Vine a buscarte, a pedirte que vuelvas a casa. Corita-. Yo pensé que tenías otra. Pensé que ya no te gustaba más. Se me vino el mundo abajo. Jorge-. ¿Cómo pudiste pensar eso? Corita-. Pasaron tantas cosas en estos días. Todavía estoy tan confundida. Debería irme con ellos al grupo ese de los jueves. Jorge-. (Ríe). Estás loca. Corita-. No estoy loca. Estoy vieja. Jorge-. Estás linda. Corita-. No me mientas. Estoy hecha un monstruo. Jorge-. El monstruito que elegí para convivir toda mi vida. Corita-. ¿Todavía me querés? Jorge-. Mucho. ¿Y vos a mí? Corita-. Mucho. 30

Jorge-. ¿A pesar de que sea tan histérico? Corita-. Y a pesar de tu alergia. (Ríen) Perdoname por haber desconfiado tanto. ¿Será la crisis de los cincuenta? Jorge-. Será… Corita-. Voy a volver a casa. Este lugar es un espanto. Jorge-. Esto también hay que festejarlo. Corita-. Hace un minuto creía que me iba a volver loca, y ahora siento que puedo respirar tranquila. (Silencio. Ella lo mira). ¿En qué pensás? Jorge-. En que hay algo que todavía no te dije. Corita-. ¿Qué cosa? Jorge-. Feliz cumpleaños, Corita. (Se besan. Apagón).

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