El libro del profeta Habacuc

  El libro del profeta Habacuc  Sobre el avivamiento “Dado que los miembros de nuestras iglesias no apetecen la exposición de la Palabra y protestan

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LA IDOLATRÍA EN EL LIBRO DEL PROFETA OSEAS Hernán Rodríguez Castro Recibido: 6-6-08 / Aprobado: 22-10-08 ABSTRACT It analyzes and discusses the theme

BREVE COMENTARIO INTRODUCTORIO AL LIBRO DE HABACUC
1 BREVE COMENTARIO INTRODUCTORIO AL LIBRO DE HABACUC _______________________ A. BEENS BARTOLO H. 2 BREVE COMENTARIO INTRODUCTORIO AL LIBRO DE HA

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El libro del profeta Habacuc 

Sobre el avivamiento “Dado que los miembros de nuestras iglesias no apetecen la exposición de la Palabra y protestan contra los sermones que duren más de media hora; dado que los requisitos para formar parte de la membresía de muchas iglesias son bien escuetos y poco exigentes; dado que ni nuestras reuniones de oración, ni tampoco las de estudio bíblico son las más concurridas; dado este panorama, bien podemos suponer que estamos lejos de un auténtico avivamiento” (José Grau).

Habacuc El nombre hebreo Habaqquq es de sentido incierto, posiblemente signifique “abrazo ardiente” de hâbaq, abrazo. Aparte de una breve indicación, no sabemos nada de este profeta ni de la época en la que predicó. La redacción del capítulo 3 se acerca mucho a la de los salmos escritos para la adoración colectiva, comprendidas las indicaciones musicales (3:1, 3, 9, 13, 19). Algunos han sugerido que Habacuc ha podido ser un levita asociado al templo de Jerusalén, pero igualmente un profeta. Es el profeta filósofo, que requiere de Dios una respuesta a sus dudas. Si sabe esperar en Dios, este le revelará la verdad y obtendrá la respuesta. El único indicio a nuestra disposición es la referencia a los caldeos o babilonios (1:6). El debate sigue abierto todavía para saber si Habacuc vio de antemano el desarrollo de los acontecimientos o si él los describe porque ha sido testigo. Tanto una como otra hipótesis nos permite situarlo a finales del siglo VII a.C. En esta época el Imperio asirio dejaba paso a Babilonia (612 a.C.). Después de haber derrotado a los egipcios en la batalla de Carquemis (605 a.C.), Jerusalén cayó bajo su poder (597 a.C.). Veinte años más tarde la destruyeron (586 a.C.). De esta manera los babilonios cerraron una época de la historia de Judá. “La fecha de la profecía de Habacuc suele calcularse a partir de Hab. 1:6 y la referencia que en dicho texto se hace a los caldeos. Estos alcanzaron su apogeo y hegemonía entre el 720 y el 538 a.C. Habacuc nos transmite el temor de un peligro inminente más que una caída consumada ya bajo las garras de los caldeos. De ahí que la profecía sea fechada generalmente al final del siglo VII a.C., poco después de la batalla de Carquemis (605 a.C.) que otorgó a Nabucodonosor el próximo Oriente y las posibilidades del primer asalto a Jerusalén (597 a.C.), época en que los babilonios –es decir: los caldeos- representaban ya una seria amenaza para la existencia misma del reino de Judá” (José Grau). 1. Su estructura a) ¿Por qué, Señor? (1:1-4). El profeta clama a Dios porque a su alrededor ve iniquidad y violencia. b) Hace faltar esperar (1:5-11). Dios anuncia que va a levantar a los caldeos con la descripción de la crueldad de sus ejércitos. c) ¿Cómo puedes hacer esto Señor? (1:12-17). ¿Cómo un Dios santo puede permitir la brutalidad de los caldeos si son peores que los que va castigar? d) Dios sabe lo que hace (2:1-5). El profeta espera la respuesta de Dios, la cual viene con la afirmación de que el orgullo de los caldeos será la causa de su caída. e) Dios odia la injusticia (2:6-20). Esta porción es un cántico de vituperio (mâsâl) dirigido contra los caldeos a base a cinco ayes sobre las consecuencias de los actos de barbaridad cometidos. f) Dios viene con poder (3:1-19). Este salmo en conexión con los capítulos anteriores es una exposición de la revelación de Dios que viene para juzgar a las naciones y salvar a su pueblo. 2 Sus características                1 

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El libro del profeta Habacuc  a) El problema del sufrimiento. Algunos han pensado que el libro tal cual lo tenemos fue redactado a partir de textos diversos, sin embargo, parece que existe un tema único a lo largo de todo el libro. Así, trata el problema del sufrimiento, tal como se ve en la sociedad y, a un nivel mucho más horroroso, en la política internacional. A la vez que el profeta está convencido de la soberanía de Dios, y que, en consecuencia nada se podrá producir sin que él lo vigile, sabe también que Dios es santo y justo. ¿Cómo, pues, podrá Dios utilizar los servicios de los malvados sin mancharse? b) La queja a Dios. La primera parte del libro es un diálogo entre el profeta y Dios a quien dirige su queja y del que quiere obtener una respuesta, pero ninguna solución es dada realmente a su problema. Cuando se ve que el hombre sigue siendo tan cruel hacia sus semejantes, solo se puede confiar en Dios para restablecer la situación según su plan y en el tiempo que considere oportuno. “En el pensamiento de Habacuc, el concepto de justicia –la justicia de Dios- constituía el tema central alrededor del cual tenía que girar cualquier reflexión para comprender la historia desde una perspectiva religiosa. Si los primeros dos capítulos los interpretamos como una forma de diálogo entre el profeta y Dios, nos daremos cuenta de que el siervo y el hombre de Dios que fue Habacuc no estaba más que reflejando su propia experiencia y meditación. Experiencia y meditación que el Espíritu tomó para a través de ellas, comunicarnos su propio mensaje y darnos Palabra de Dios” (José Grau). 3 Su mensaje En una época de violencia, opresión y falta de justicia, el profeta plantea el problema moral que ocasiona la utilización de los babilonios como instrumento del castigo que merece Judá. a) El mundo está lleno de sufrimiento. En todas partes donde el profeta dirige su mirada en la sociedad, hay sufrimiento y, lo que es peor, este golpea de manera injusta. No parece afectar a los malvados, ya que sus oraciones a favor de la justicia no son contestadas. Habacuc debe hacer frente a un dilema: Si Dios es justo, ¿por qué permite que las cosas continúen así? Lejos de hacer las cosas más fáciles de aceptar, Dios le revela por medio de una visión una situación peor: los babilonios, que no hacen caso de la vida humana ni de sus derechos, invadirán el país (1:5-11). A esta perspectiva espantosa se une el hecho que los invasores prescindían totalmente de Dios. Contaban solamente con sus propias fuerzas (1:7, 11, 15, 16). b) Dios ejerce la autoridad. No había ninguna duda para Habacuc que Dios es el Señor de toda la tierra y en consecuencia es el que va a permitir estos acontecimientos. Ve a Dios que va a utilizar las fuerzas del mal para servir a sus propósitos (1:5,6, 2:20, 3:19). Por otro lado, el profeta estaba seguro que Dios es justo y que él juzgaría esta injusticia y esta maldad. La repetición de la palabra juicio sella el destino de los malvados (1:12, 2:6-20, 3:3-15). Esta certeza le deja todavía con la pregunta de saber cómo Dios –que es santo y justo- puede realmente permitir esta situación (1:13). c) La confianza en Dios. Aunque Habacuc se queja a Yahweh y espera una respuesta, Dios verdaderamente no le contesta (2:1). Por el contrario, la palabra que le dirige –exigiendo que sea escrita fielmente para ser leída por todos- es que el hombre justo pasará por la prueba y no se verá afectado en su fidelidad (2.2-4). Habacuc tiene derecho a la visión de un futuro maravilloso, en que todos los hombres reconocerán a Dios y sus leyes. Reafirmado en su confianza de lo que Dios es y hará, es posible para él, no solamente soportar las circunstancias inquietantes, sino de estar realmente gozoso (2:14; 3:17-19). 4. Comentario al libro 4.1. ¿Por qué Señor? (vv. 1-4). El término “profecía” (v.1) se ha traducido también por “carga u oráculo” según las versiones. Literalmente es “carga” (Nah. 1:1, Is. 13:1, Jer. 23:33-40), expresión que indica el peso de la responsabilidad del que debe dar el mensaje profético y también su carácter judicial. Se trata de una visión o revelación en que se anuncia un juicio divino dirigido contra alguien. Porque el profeta dice que “vio”. Como oráculo sería el recibido por revelación de Dios. Por eso, en algunos casos a los profetas se les llama también videntes (1 S. 9:6,9). Hay tres términos que se emplean para referirse a los profetas: ro’eh                2 

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El libro del profeta Habacuc  (vidente), nabhi (profeta, uno que es llamado por Dios) y hozeh (se suele traducir por profeta porque no existe un equivalente exacto en castellano). Aquí se usa la palabra hozeh. En el v. 2, el profeta formula una pregunta a Yahweh que es como si dijera ¿por qué no  castiga Dios de una vez los pecados del que se dice  su pueblo? Habacuc había estado orando por Judá, pues dice:  ¿Hasta cuándo clamaré? Su oración era un clamor de intercesión y estaba sorprendido de que Dios no le escuchara,  hasta  el  punto  de  dar  voces.  Dios  siempre  escucha  nuestras  oraciones,  pero  muchas  veces  tarda  en  responder,  porque el tiempo de Dios no es el nuestro y nos impacientamos, pero en el momento oportuno él da la respuesta.  La situación en la que vivía Judá, el cual se consideraba el pueblo de Dios, era realmente alarmante: había violencia,  iniquidad, destrucción, pleito, contienda, desprecio por la ley y abuso de poder de los impíos sobre los justos (vv.3‐ 4). La época en que sucedía esto era la del reinado de Joacim (609‐598 a.C.) y coincide con el testimonio de Jeremías  (26:1‐27:11) Los términos “ley” y “juicio” del v. 4 aluden en el AT a los mandamientos dados por Dios a Moisés. Si la  primera era despreciada, en consecuencia el juicio no podía ser recto o según la verdad. La queja del profeta era  debida a que no entendía como el Dios de Israel podía tolerar este estado de cosas y es una queja parecida a la que  hallamos en los salmos13, 22:1‐5 y 73.                                Cuestionario para reflexión y aplicación    

1. ¿Es correcto quejarse a Dios? Citar otro texto de una queja a Dios. 2. ¿Cuál es nuestra reacción frente a la violencia, iniquidad, abuso de autoridad, el pleito, la contienda, la injusticia y el desprecio de la Palabra de Dios? 3. ¿Nos preocupan estos problemas o pensamos que no nos afectan? 4. ¿Oramos a Dios por estos problemas en nuestro país y en la Iglesia?                    4.2.  Hace  falta  esperar  (1:5‐11).  Sabemos  que  Dios  no  responde  siempre  a  nuestras  oraciones  de  la  misma  manera. El profeta, como veremos más adelante, no podrá entender cómo Dios usará a un pueblo peor que Israel  para  castigarles.  Realmente,  los  caminos  del  Señor  son  inescrutables  y  sus  pensamientos  no  son  nuestros  pensamientos. Ahora, Yahweh declara por medio del profeta que va a levantar a los caldeos o babilonios para castigar  a Israel. ¿Quiénes eran los caldeos? ¿Cómo era su religión?    La  religión  caldea,  así  como  la  nación,  se  caracterizaba  por  su  crueldad.  Sus  dioses,  tanto  asirios como babilonios eran señores sanguinarios. Cuando el rey partía a la guerra lo hacía  en nombre de su dios para vengarse de los enemigos. Una inscripción de Asurbanipal dice lo  siguiente: “Los hombres cuya boca han tramado complots contra Asur y contra mí han tenido  su lengua arrancada… Los he arrojado a la zanja, he cortado sus miembros y se los he dado a  comer a los perros… Cumpliendo estas cosas he hecho gozar el corazón de los grandes dioses  mis señores”. Los caldeos eran implacables con sus víctimas imponiéndoles suplicios, como  por ejemplo, sacarles los ojos, cortarles la nariz, los labios y las orejas, y les arrancaban la  barba y la uñas o los desollaban vivos. En un bajo relieve conservado todavía perfectamente,   si  los  bárbaros  asesinos  del  estado  islámico  no  lo  han  destrozado  todavía,  se  ve  como  los  soldados presentan las cabezas cortadas de los enemigos y en la parte inferior del bajo relieve,  otros soldados juegan con ellas haciéndolas botar como pelotas. Los babilonios, el segundo                 3 

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El libro del profeta Habacuc  gran imperio caldeo, del que tratan estos versículos, siguieron por los mismos caminos que  los asirios. Según algunos historiadores, los asirios tuvieron el dudoso honor de ser los que  perfeccionaron las artes de la guerra y las matemáticas y la astronomía corrió a cargo de los  babilonios. No obstante, aún estos avances estaban marcados por su mentalidad pagana y se  convirtieron en nuevos elementos idólatras, pues la astronomía se transformó en astrología  y la matemática en magia. Cada astro representaba a un dios y era objeto de culto. Según  ellos, la vida de cada individuo dependía de la posición de los astros al nacer, lo que los griegos  llamaron  después  “horóscopos”  y  a  esta  práctica  llamaron  “astrología”.  Por  medio  de  combinaciones de cálculos formularon exorcismos y hechizos para conjurar a los demonios.  Como podemos ver, el mundo de hoy no ha cambiado mucho porque todo esto continúa.  La principal divinidad de Babilonia era Marduk, dios del planeta Júpiter. Nebo, era el dios del  planeta Mercurio, Ninip del planeta Saturno. Istar era la diosa del planeta Venus, diosa de la  guerra y del amor sensual, que fue adorada con este nombre por griegos y romanos después.  Sin, el dios Luna, Chamas, el dios Sol, Nergal, el dios león, Asur, el dios de Asiria y Ramán el  dios de la tempestades. Además estaban auxiliados por  genios. Según una inscripción de la  época del apogeo babilónico, en Babilonia había 53 templos dedicados a los grandes dioses,  55 capillas de Marduk, 300 capillas a las divinidades terrestres,600 a las divinidades celestes,  180 altares de la diosa Istar y cerca de 200 a otros dioses.         Una vez hemos conocido la religión de los caldeos, estamos en mejores condiciones para afrontar el significado de  estos versículos.  





El v. 5 es una invitación o llamada dirigida a Judá, el cual se asombrará ante la obra que Yahweh hará, porque el pueblo de Dios no entenderá la manera cómo Dios va a obrar. Los judíos no podían creer que les vendría una catástrofe de parte de Dios. Pensaban que por al ser el pueblo elegido estaban muy seguros. Cuando se producen situaciones difíciles es cuando se pone al descubierto el desconocimiento que tenemos de Dios. El pueblo de Dios debería conocer a su Señor, pero se llenará de asombro y aunque se le contare dicha obra, no creerá. En esta incredulidad se incluye también al profeta, como se verá a partir del v.12. Los receptores de esta profecía tenían que mirar entre las naciones, porque sería en medio de ellas que verían cómo actúa Dios. Dios obra por su providencia en muchas situaciones, pero no nos damos cuenta porque nuestra visión de lo que ocurre en el mundo es corta y lo reducimos todo a nuestro ámbito. Pablo mencionó este versículo en Hch. 13:41 de la versión de los Setenta, en que cambia “entre las naciones” por “menospreciadores” y lo aplica de este modo: La obra de salvación que ha estado exponiendo no puede ser rechazada sin consecuencias, ya que implicaría el juicio de los que la menosprecian. En el v. 6 se descubre la obra que Dios va a hacer: levantará a los caldeos. Ya hemos descrito quienes eran los caldeos que coincide con lo que Dios dice aquí de ellos. Se trata de una referencia a los babilonios que en el siglo VI a.C. construyeron un gran imperio, el cual llegó a su máximo esplendor con el monarca Nabucodonosor. En aquel tiempo era un pueblo muy antiguo (cf. Jer. 5:15). Este v. nos lleva al año 625 a.C., cuando Nabopolasar realizaba sus campañas para liberar a Babilonia del dominio asirio, al que vencería en el año 612 a.C. y tomaría su lugar como imperio mundial, cuando destruyó Nínive. Yahweh levantaría a los caldeos, no solo como un poder hegemónico, sino como instrumento de su providencia para castigar a Judá.                      DINASTÍA NEO‐BABILÓNICA O CALDEA                                        



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El libro del profeta Habacuc  Monarca Nabopolasar Nabucodonosor II Amel-Marduk Neriglisar Labashi-Marduk Nabonido

Inicio reinado 625 a.C. 605 a.C. 562 a.C. 560 a.C. 556 556 a.C.

Final reinado 605 a.C. 562 a.C. 560 a.C. 556 a.C. -----539 a.C.

En el año 539 a. C., Ciro II el Grande de Persia tomó Babilonia y nunca volvió a ser un estado independiente. La conquista de Babilonia se debió a la retirada de Nabonido, que dejó el reino a cargo de su hijo Belsasar, del cual no se tenía registro histórico a excepción de la Biblia (cf. Dn. 5:1-31), pero en 1861 se publicaron unas tablillas cuneiformes donde se presentó su papel en asuntos gubernamentales y militares dentro de Babilonia. Veinte años más tarde se distribuyó "Las Crónicas de Nabonido" donde su nombre apareció y finalmente en 1924 se transmitió otro texto cuneiforme llamado "Relato en verso de Nabonido" donde no deja duda de su existencia y la veracidad de la autoría del libro bíblico de Daniel. Belsasar entregó la ciudad en manos de Ciro II el Grande el 16 de Tisri (11 de octubre) del 539 a.C. 



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En el v. 7, Babilonia no reconoce a Dios, solo a sí misma. Ejercita un poder despótico y como los asirios, los caldeos eran arrogantes. Se negaban a admitir a otra autoridad por encima de ellos, como era habitual en los imperios mundiales de entonces. La frase de ella procede su justicia y su dignidad, es también aplicable a nuestros días. Vemos como el mundo rechaza la existencia de la ley moral de Dios y las naciones prefieren guiarse por su propia justicia que en ocasiones no es más que injusticia. Las legislaciones sobre el aborto, la eutanasia y otras se acercan peligrosamente al modelo caldeo. Los valores eternos de las Escrituras han dejado de ser normativos para las naciones y este es un peligro al que estamos expuestos, porque cada nación se fabrica su propio código. Se pone de relieve que los judíos que debilitaron la ley y no hacían juicio según la verdad (v. 4) sufrirían ellos mismos los efectos de un pueblo sin ley y sin temor de Dios. En los vv. 8 y 9. Se manifiesta el poder avasallador de los caldeos. En el v. 9, hay una variante que procede de un comentario de Habacuc que se descubrió en Qumrán en 1947 y que la NVI recoge: avanzan sus hordas como el viento del desierto o del este en otras versiones. En Palestina, el viento del este viene del desierto y lleva enormes cantidades de polvo y arena. Se emplea como símbolo de las invasiones que procedían de Oriente que eran muy temidas. En cualquiera de las dos frases, lo que está claro es que el ejército invasor lo haría impetuosamente y se llevaría muchos cautivos, como así pasó en tres invasiones sucesivas (606 a.C., 597 a.C., y 586 a.C.). El v. 10 refleja perfectamente lo que hacían los caldeos: no respetaban a nadie, fueran reyes o dioses. No había fortalezas que se les resistieran. Eran especialistas en levantar terraplenes con tierra apisonada y así asaltaban las fortalezas. Hay inscripciones antiguas que testifican de esto. El v. 11 expresa el avance irresistible de los caldeos como si fuera un huracán. Según los eruditos, la frase final del texto hebreo de este versículo presenta dificultades de traducción. La RVR77 dice: se cargan de culpa, haciendo de su fuerza su dios. Y la NVI, lo expresa bien: su pecado es hacer de su fuerza un dios. También la BJ lo expone en el mismo sentido: aparece culpable por hacer de su fuerza su dios. Su soberbia, vanagloria y orgullo les llevaba hasta el extremo de adorarse a ellos mismos.                 



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El libro del profeta Habacuc                                       Cuestionario para reflexión y aplicación    

1. 2. 3. 4. 5.

¿Nos sorprende la manera de obrar de Dios y la de los judíos de aquel tiempo? ¿Hasta qué punto nosotros idolatramos la fuerza y el poder? ¿Somos conscientes de la providencia divina en los hechos cotidianos? ¿Qué hacemos cuando vemos que los valores eternos son despreciados? ¿Cómo podemos denunciar la injusticias de este mundo? 4.3. ¿Cómo puedes hacer esto, Señor? (1:12-17). La respuesta de Yahweh a las preguntas del profeta, deja a este desconcertado de tal manera que le plantea nuevos interrogantes: ¿Cómo puede un Dios santo y puro servirse de los caldeos como instrumentos de juicio a los judíos? Al profeta se le presenta un dilema moral: los medios de juicio que Dios va a usar son todavía peores que los mismos judíos.                                  EL NOMBRE PERSONAL DE DIOS El nombre personal de Dios está compuesto de cuatro consonantes YHWH, las letras hebreas Yod, He, Wau y He y se conoce como tetragramaton (las cuatro letras sagradas). La vocalización de estas letras para poder ser leído, se hizo desde los masoretas con las vocales de adonay (Señor), cambiando la “a” por una “e” y de ahí que surgiera el nombre Jehová. ¿Es correcta esta vocalización? Según los análisis filológicos, en que hay consenso unánime entre los eruditos, es incorrecto porque se vocalizó de manera arbitraria sin ningún fundamento. Los traductores de la NVI (Nueva Versión Internacional) se han inclinado por poner en lugar del tetragramaton el término “Señor”, siguiendo la versión de los Setenta. Sin embargo, reconocen que Jehová es incorrecto y no existe en la Biblia En la Biblia Textual lo han dejado sin vocalizar, lo que es un buen criterio como texto. ¿Pero cómo lo leerán los creyentes sencillos? Lo normal es que cuando lo lean en voz alta o para sí, digan Yahweh, ya que respeta las cuatro letras. El término Señor, en lugar de Yahweh, es fruto del prejuicio de los judíos que regresaron del exilio al no querer pronunciar el nombre personal de Dios por creer que atentaba contra el tercer mandamiento. Dice Edesio Sánchez Cetina, traductor de la NVI, con relación a Jehová: “Esta palabra es una forma híbrida, está formada por las consonantes de Yahweh y las vocales de Adonay. La palabra Jehová no existe, pues, en sí, en el texto original hebreo de la Biblia. Es una invención del siglo XII d.C. que resultó de la combinación de las consonantes del término Yahweh, con las vocales de la palabra Adonai. Cuando se tradujeron biblias como la Reina Valera, en el siglo XVI, se siguió esta práctica: por eso es que hasta el día de hoy todas las revisiones y versiones basadas en la Reina Valera usan Jehová para referirse al nombre de Dios. Si se quisiera traducir literalmente el nombre original de Dios se deberían usar las formas de Yahvé o Yavé. Así hacen algunas versiones contemporáneas, como la Nueva Biblia de Jerusalén y la Biblia latinoamericana”. Sin embargo, yo creo que se deben respetar las cuatro letras y escribirlo, no como dice Sánchez, sino así: Yahweh. Al llevar consonante al final no se acentúa, sin la “h” se acentúa. Cuando me enteré que la Sociedad Bíblica Iberoamericana iba a editar una nueva versión de la Reina Valera, revisada a partir de los manuscritos hallados en el siglo XX en donde se hace eco del trabajo de la crítica textual y por eso se llama Biblia Textual, envié dos solicitudes: una personal como Secretario General de la Unión Bíblica, señalando que desde 1995 habíamos tomado la decisión de escribir en todos nuestros materiales el nombre Yahweh y pedirles que en la nueva versión eliminaran el nombre Jehová. Escribí otra carta con la firma de todos los profesores del CEEB en que por unanimidad de todo el claustro les pedíamos que en la nueva versión no apareciera el nombre Jehová. Nos han hecho caso y como digo más arriba han dejado las cuatro letras sin vocalizar. En lugar de seguir la tradición prejuiciada de los judíos, ¿por qué no seguimos los escritos del cristianismo antiguo en donde encontramos varios intentos de transcribir el nombre divino en griego y en todos ellos se sugiere la pronunciación Yahweh. Por ejemplo, Clemente de Alejandría, en el 200 d.C. escribía Iauoe, un paralelismo obvio de Iabé que era la traducción más corriente, porque el idioma griego no permite encontrar equivalentes exactos para las consonantes He y Wau y de ahí que Clemente trate de prescindir de ellas. Teodoreto en el siglo V, cuando la consonante B en griego se pronunciaba casi como la V, traduce simplemente Iabe, lo que significa que a lo largo de más de cuatro siglos, los discípulos de Cristo solían pronunciar Iabe que es el equivalente más próximo de Yahweh. Teodoreto se basaba, además, en el testimonio de los samaritanos, quienes aferrados a las prácticas y tradiciones propias desde el siglo V

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El libro del profeta Habacuc  a.C., diez siglos más tarde seguían pronunciando Yahweh, porque ellos no reverenciaban falsamente el nombre de Dios. En la misma línea se expresaron Epifanio y Orígenes.

• En los vv. 12-13 el profeta presenta su queja formulando dos preguntas. La cuestión que expone es extraordinariamente compleja, porque tiene que ver con el gobierno de Dios en el mundo. Es decir, el problema de la violencia y la maldad en el mundo, un mundo creado por Dios, un Dios Santo y justo. Aunque se halla desconcertado y tiene dudas, no por eso deja de reconocer los atributos de Dios, porque precisamente, el concepto que tiene de Dios es el que le provoca un problema teológico. Observamos como destaca los grandes atributos de Dios: a) Dios es eterno. ¿No eres tú desde el principio? Esta frase expresa claramente la eternidad de Yahweh (cf. Sal. 90:2 e Is. 40:28). En el v. anterior hemos visto que los caldeos se habían erigido en su propio dios, una forma de idolatría muy burda. ¡Qué contraste con el Dios de Israel! La eternidad de Dios daba confianza a los justos que le invocaban con tres vocativos: ¡Oh Yahweh, Dios mío, Santo mío! b) Dios es un ser personal. El profeta invoca a Dios por su nombre personal, el nombre revelado por Dios mismo a Moisés, el cual expresa lo que él es: Yo soy el que soy (Éx. 3:14-15). El nombre de Dios por excelencia es YHWH sin vocales, pues al leer había que sobreentenderlas. El nombre personal de Dios es inefable y transmite dos cosas: 1) que es autoexistente y no se le puede comparar con nadie, salvo con sí mismo y 2) que no solamente es Creador, sino que es un Dios personal que busca el diálogo y la comunión con los seres humanos. Yahweh es el Dios del pacto que concertó con los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. En contraste con Elohim (genérico de la divinidad .Gn 1:1), Yahweh expresa personalidad, es el Dios de la historia que dialoga con su pueblo, que le salva y le protege. Se presenta a Dios como un ser personal y como tal, entabla relación con otros seres personales. Los judíos podían referirse al Dios verdadero en oposición a los falsos dioses, pero jamás mencionaban al Yahweh verdadero, porque precisamente Yahweh es el nombre del Dios verdadero. c) Dios es santo. El profeta estaba perplejo por lo que Dios iba a hacer, por ser precisamente un Dios santo. Notemos la manera familiar cómo el profeta se refiere a Dios, llamándole Santo mío. Su estupefacción viene dada por el concepto que tenía de Dios. ¿Cómo un Dios santo podría tratar así a su pueblo Israel usando a los malvados caldeos para castigarlos? En el v. 13 se amplía este concepto, cuando Habacuc se queja a Dios, diciéndole que es muy limpio de ojos para ver el mal. d) Dios es inmutable. Se desprende del nombre Roca, un término metafórico que expresa su perfecta estabilidad. Entendemos, pues, con este término que podemos tener plena confianza en Dios. La figura de Dios como roca o piedra es usada también por otros textos del AT (Dt. 32:4, 15, 18,30-31; Sal. 42:9, 118:22; Is. 8:14-15, 28:16) y vendrá a ser una figura del Mesías (1 P. 2:4-8). e) Yahweh es Dios de vivos. Se desprende de la frase no moriremos. En un tiempo crítico como el que iba a vivir Judá, la convicción en el Dios vivo era su esperanza. Jesús enseñó también que el Señor es un Dios de vivos, pues la muerte es el resultado del pecado. El profeta habla en plural porque forma parte de aquellos que tienen su esperanza en Dios, los justos que viven por fe como dirá más adelante. La frase Oh Yahweh, para juicio lo pusiste, se trata del juicio por el que clamaba Habacuc en v.2, un juicio que estaba cerca y sería ejecutado por los caldeos. • Los vv. 14-17, Sigue con la pregunta del versículo anterior, estableciendo una comparación entre los peces y los reptiles con los hombres, en el sentido que lo que hacen algunos y Dios lo permite, en realidad es el Señor quien lo hace. Esta idea se halla en el pensamiento hebreo que desconoce las causas secundarias a través de las cuales se cumple la voluntad de Dios. Es decir, en este contexto, significa que Dios permite que un pueblo impío destruya a otro que no lo es tanto. La mención de que no tienen quien los gobierne, parece querer decir que no son las leyes de la naturaleza las que rigen el universo, sino la intervención directa de Dios sin el empleo de estas leyes por él creadas, que                7 

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El libro del profeta Habacuc  serían las causas secundarias. Lo que estaría diciendo en el v. 15 es que como resultado Dios se muestra indiferente ante la destrucción de los pueblos por los caldeos en su imparable marcha. De ahí que los hombres son como peces atrapados en las redes por los pescadores. Lo que Habacuc cree es que Dios en su providencia es el que se halla detrás de todos los acontecimientos, por vía permisiva soberana y nada escapa a su control. En la NVI se ve más claramente: Babilonia los saca a todos con anzuelo, los arrastra con sus redes, los recoge entre sus mallas y así se alegra y regocija. Ya hemos visto que los caldeos salían a la guerra para satisfacer a sus dioses, o sea, a ellos mismos y de ahí lo que dice el v. 16, en que ofrece culto a los medios que emplea para proveerse de un buen botín de guerra. La pregunta del v. 17 equivale a decir: ¿hasta cuándo seguirá Babilonia con su escalada terrorífica? Aquí tenemos otra mención de la crueldad de los caldeos como una actividad inagotable con la figura de la red que se vacía continuamente. Cuestionario para reflexión y aplicación 1. ¿Qué atributos de Dios menciona el profeta? ¿Quién es Dios para nosotros? 2. ¿Cuándo nos enfrentamos a un dilema moral o espiritual, cómo lo solventamos? ¿Tenemos en cuenta lo que conocemos de Dios? 3. ¿Por qué no hay nada que suceda por casualidad? 4. ¿Cuándo pone fin Dios a la maldad de aquellos que han sido sus instrumentos de juicio? 5. ¿Qué aspectos de la crueldad de los caldeos percibimos en nuestra sociedad? 4.4. Dios sabe lo que hace (2:1-5). El profeta, de manera figurada aguarda la respuesta divina sobre la fortaleza, manteniéndose en vela como si fuera un centinela. Está expectante esperando la respuesta de Yahweh. El v. 1, la NVI lo traduce de manera algo distinta: Me mantendré alerta, me apostaré en los terraplenes, estaré pendiente de lo que me diga y de su respuesta a mi reclamo. Como podemos observar, el énfasis recae en que está velando, lo que puede incluir la oración, y en la expectación con que aguarda recibir la palabra del Señor. Según Lloyd-Jones, su espera de la respuesta divina es una actitud de fe que comporta tres aspectos en que podemos aplicar este versículo: “1) Dejar nuestros problemas completamente en las manos de Dios y alejarnos un poco de ellos para que no nos sigan preocupando (cf. Fil. 4:6-7). 2) Esperar una respuesta de Dios, como Habacuc estaba pendiente de Dios para ver lo que se le diría. 3) Esperar paciente y persistentemente, como el guardia sobre los muros de una fortaleza o en un terraplén desde el que vigila esperando noticias. Los hombres de fe no solo oran sino que esperan respuestas”. Quizás pasó algún tiempo entre las quejas del profeta en el capítulo 1 y la respuesta de Dios en el capítulo siguiente. Ocurre muchas veces que oramos y deseamos obtener una respuesta inmediata de Dios, pero la actitud correcta es la de Habacuc que aguarda con certeza lo que Dios tenga que decirle. • En el v. 2 llega la respuesta divina. Yahweh le ordena escribir la visión y grabarla en tablillas de arcilla, de manera que la Palabra de Dios quede como un testimonio permanente. Este es el objetivo también de que la divina revelación haya sido puesta por escrito, ya que es el medio más fiable para perpetuarse y siempre hay la posibilidad de comprobar el cumplimiento de las promesas divinas. De ahí la importancia de las Sagradas Escrituras. Desde Moisés, pasando por los profetas y hasta llegar a los apóstoles, Dios insiste en que su revelación fuera puesta por escrito, inscripturada, es decir, reducida y fijada en escritura, porque nada puede substituir a un documento escrito y eso aún ahora en la era digital. La frase para que corra el que leyere en ella, es un hebraísmo y como hemos dicho en más de una ocasión, debemos buscar su equivalente, ya que literalmente puede inducirnos a interpretarlo de un modo erróneo, cuando en realidad significa otra cosa. La equivalencia correcta la tenemos en la NVI y DHH: para que pueda leerse de corrido; en la BJ: para que se pueda leer de                8 

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El libro del profeta Habacuc  corrido. El significado es: para que puedan leerla todos, hasta aquellos que tienen prisa o disponen de poco tiempo. Pero como los modismos se prestan a tener más de un sentido, la BC (Bover Cantera) traduce: para que el heraldo la lleve corriendo. El significado de esta última versión sería que quien pueda leer la visión se convierta en un heraldo que la propague corriendo. Finalmente la BI en catalán traduce: perquè es pugui llegir sense entrebancs. • El v. 3 se refiere al cumplimiento de la visión a su tiempo, es decir, cuando Dios determine que va a suceder y nada impida que tenga su ejecución en el momento oportuno, aunque al profeta le podía parecer que se demoraba demasiado. Si bien la frase se apresura hacia el fin, puede inducir a pensar en el final de la historia, en realidad la idea es como lo traduce la NVI: marcha hacia su cumplimiento. El contexto echa la luz suficiente para que no nos confundamos: tiene que ver con los designios de Dios sobre los caldeos y no con el tiempo del fin. También son aleccionadoras y consoladoras estas dos expresiones: Dios no mentirá, vendrá, no tardará el cumplimiento de la visión. Pero también hay que decir que el autor de la carta a los Hebreos, tomó esta frase de la versión de los Setenta y la aplicó a la promesa de la segunda venida de Cristo (He. 10:37). Repetimos lo que hemos señalado en varias ocasiones y que veremos también en el v. siguiente, una palabra o frase iguales en contextos diferentes pueden tener y de hecho tienen significados distintos. En Habacuc se trata de la espera de la respuesta divina al asunto planteado por el profeta con sus preguntas y en la carta a los Hebreos alude a la segunda venida de Cristo. • El v. 4 es, sin duda, el texto áureo de esta profecía por el hecho de encontrase en el NT en tres epístolas distintas (Ro. 1:17, Gá. 3:11, He. 10:38). Sin embargo, debemos recordar una vez más, que aun tratándose de la misma frase, su significado no es exactamente el mismo en todos los textos, el cual se determina por el contexto. La fe en Habacuc tiene el sentido de “fidelidad” como traduce la BJ y la BI: mas el justo por su fidelidad vivirá. Es la fidelidad que debe caracterizar al “justo” en el sentido que este término tiene en el AT. Si vive fielmente alcanzará la seguridad de la vida (Sal. 37:3, Pr. 10:25). El término traducido por “fe o fidelidad” es emunah y está relacionado con amén y con emet que significa “verdad” y expresa confianza en el pacto de Dios. El que tiene emunah es una persona que se apoya en quien puede confiar, en el Señor del pacto, en Yahweh que no miente ni defrauda jamás. Fe, fidelidad, es confianza y lealtad absolutas en Dios. Su sentido es, pues, ético y significa rectitud moral. El hombre justo sobrevivirá, obtendrá la victoria vital si mantiene su integridad. “Resulta altamente significativo que la palabra hebrea EMUNAH –fe, fidelidad-, se emplea en el Antiguo Testamento para designar el cumplimiento fiel de un oficio público (2 Cr. 19:9), para describir la fidelidad que debe existir entre marido y mujer (Os. 2:20-22), para hacer referencia a un testimonio fiel (Pr. 14:5), la equidad en el juicio (Is. 11:5), a la verdad en el discurso (Pr. 121:17; véase también Jer. 9:2), a la sinceridad y a la conducta honesta (Pr.12:22, 28:30). La fe en el Señor es el secreto de la vida. El verbo del que se deriva EMUNAH es el término corriente en hebreo para creer. Más también es el temperamento, el talante, el carácter que la fe produce: fortaleza, estabilidad e integridad. Fe, pues, en el Antiguo Testamento es una palabra rica, compleja, llena de matices y de dimensiones existenciales. No podía ser de otra manera puesto que resume el estilo de vida creyente, fiel, de los hijos de Dios. Frente a los avatares de la existencia personal y colectiva, y contra las experiencias que parecen desafiar a nuestra fe, el deber de todo creyente es mantener la lealtad a su Señor. Esta fue la lección que aprendió Job, después de mucho sufrimiento; quien en medio de las circunstancias adversas supo mantener su fidelidad a Dios” (José Grau).

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El libro del profeta Habacuc  El autor de la carta a los Hebreos, toma el versículo de la Septuaginta adaptando el texto para aplicarlo a la segunda venida de Cristo. En cuanto a Romanos y Gálatas, Pablo muestra que el justo es aquel que ha sido justificado por la fe en el Evangelio por medio de Jesucristo. La vida surge de la relación de fe entre el hombre perdido y el Dios salvador. Pablo, en comparación con Habacuc, amplia el vocablo vida ya que lo aplica a la vida venidera y no simplemente al bienestar temporal. Volviendo a Habacuc, por vía de contraste, vemos que el impío arrogante, cuya alma no es recta, se dirige hacia la perdición. Los arrogantes son aquellos que carecen de la rectitud de la fe, o sea la fidelidad a Dios y van a la perdición tanto si son judíos como gentiles. En cambio, aquellos que de entre el pueblo sean justos, los rectos moralmente, forman el remanente fiel que comprenderá el mensaje del profeta. En este v. lo contrario a la fidelidad no es la incredulidad, sino el orgullo. El fin de las almas que no son rectas –literalmente “hinchadas”- no puede ser otro que la perdición. El justo, en cambio, por su fidelidad alcanza la vida. • El v. 5, es una frase cuyo significado ha llevado de cabeza a los eruditos. El manuscrito de Qumran, un comentario, en lugar de “vino” dice “riqueza”, término que ya ha sido recogido e incorporado por la BJ: ¡Oh, ciertamente es traidora la riqueza! Quizás, lo que este versículo quiere afirmar es que la conducta del dirigente perverso es parecida a la que produce el abuso del vino. Su deseo de obtener riquezas es tan obsesiva que le lleva a la traición y no se sacia nunca, como la muerte, como el Seol, que se describe como un monstruo que ensancha sus fauces y reúne a las naciones para engullirlas.

1. 2. 3. 4. 5.

Cuestionario para reflexión y aplicación ¿Por qué es importante que tengamos la revelación divina por escrito? ¿Cuál es la diferencia entre fe y fidelidad? ¿Quién es el justo en el AT? ¿Y en el NT? ¿En qué ámbitos de nuestra vida tiene que manifestarse nuestra fidelidad? ¿Cómo son los efectos desastrosos del vino y de las riquezas?

         

4.5. Dios odia la injusticia (2:6-20). Esta nueva sección del libro describe la diferencia que media entre el justo y el impío. El profeta explica el carácter de los enemigos del pueblo de Dios. Se trata de un relato en que encontramos cinco ayes contra los caldeos sin mencionarlos. Asimismo indica el principio de autodestrucción que se halla en todas las acciones y resultados de la impiedad. Estos cinco ayes anuncian el proceder de un imperio entregado a la injusticia y al mismo tiempo son también advertencias para todos los opresores, tanto de ayer como de hoy, los de siempre hasta el día de juicio. Estos ayes se hallan en forma de sátiras enigmáticas. En el castigo del opresor, Dios no interviene directamente porque los que practican la maldad acaban por autodestruirse, es suicida. • En el v.6 tenemos expresiones que se han traducido por “refrán”, “sátira”, “proverbios”, “sarcasmos, “adivinanzas”, “enigmas” etc. El primero de ellos refrán, toma el sentido de una parábola, pero como no hay ninguna, tiene que entenderse como sinónimo de proverbio enigmático. Este estilo estriba en la utilización de un refrán conocido al que se le da una segunda intención sobreentendida por los oyentes o lectores. a) El primer ay (2:6b-8). Es una crítica del que codicia bajo la figura del usurero que presta dinero a intereses abusivos. Los que han tenido que recurrir a él, preguntan: ¿Hasta cuándo? Esta denuncia hunde su raíces en el Pentateuco (Éx. 22:25, Lv. 25:36-37), en los libros poéticos (Sal. 15:5, Pr. 28:8). En el período exílico (Ez. 18:13, 17, 22:12) y posexílico también se condena (Neh. 5:7). Los caldeos habían cargado de impuestos a los países en que ejercían su influencia, de manera que llevó a la ruina a muchas poblaciones. ¿Nos recuerda eso a episodios modernos en                10 

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El libro del profeta Habacuc  que entidades bancarias han estafado a sus clientes y se apoderan de las viviendas de los que se han hipotecado y no pueden pagar? El v. 7 nos plantea un problema contable. En donde la RVR60 dice “deudores”, la mayoría de versiones ha traducido por “acreedores”, aunque literalmente es “los que te van a morder”. El verbo “morder” también significa “interés”, “usura”. Ser acreedor o deudor es según la perspectiva del que lo contempla. Los que fueron despojados de sus bienes y arruinados por la usura, eran contemplados por los caldeos como sus “deudores”, pero ahora los deudores van a convertirse en acreedores. Los que fueron despojados se convertirán en despojadores. Aunque los babilonios actuaban como acreedores, de hecho era el genuino deudor. Los pueblos humillados se levantarán de repente y se convertirán en acreedores. (Ejemplo: Si yo ingreso dinero en el banco, este es mi deudor, pero para ellos yo soy su acreedor). Con los caldeos se hará lo mismo que ellos han hecho con sus víctimas. Según el v. 8, el despojo se llevaba a cabo mediante la violencia y el derramamiento de sangre. b) El segundo ay (2:9-11). En realidad es una continuación del primero. Empieza también con la codicia desmedida de riquezas, pero con el agravante de la injusticia. Ellos pretendían justificar su codicia y deseo incontrolado de riquezas con fines que aparentemente eran lógicos y justos. ¿No hemos caído alguna vez en la misma tentación aunque sea solamente con el pensamiento? ¿Qué tiene de malo que queramos labrarnos un buen porvenir para nuestra familia? ¿Quién no desea poner su nido en las alturas? La frase poner en alto su nido es una comparación con las águilas que aseguran su presa en los lugares más inaccesibles y altos de las montañas. La metáfora es precisa: el que codicia ganancias injustas para su casa no solamente acumula riquezas robando, sino que busca proteger sus posesiones en sitios seguros, como por ejemplo, en un banco de un paraíso fiscal. La frase injusta ganancia para su casa, puede entenderse tanto el beneficio del que extorsiona, como el del usurero o del estafador. La casa, lo mismo puede referirse a la familia, a un clan o a un pueblo y se puede aplicar tanto a los caldeos como a los judíos. La ganancia injusta es un beneficio inmoral, aunque sea legal, porque a veces lo legal no siempre es ético. Encontramos aquí cierto paralelismo con lo que hacían los edomitas, como vimos al estudiar el libro de Abdías. Se creían que por habitar en lugares inexpugnables estaban seguros, pero no les sirvió de nada cuando Dios decidió castigarles. El v. 10, manifiesta que pensando hacer el bien a los suyos, lo que hicieron los caldeos fue atentar contra ellos mismos. Es lo que ocurre con el que se enriquece a costa de la desgracia del prójimo, asolando muchos pueblos, pues piensa que se labrará un buen futuro y lo que hace es arruinar su propia vida. El consejo procedía de ellos mismos y de hecho pecaron del mismo modo. En esto consiste la impiedad. Se destruye a sí misma como consecuencia del pecado. En el v. 11, se personifica la piedra y la tabla, las cuales clamarán contra el invasor, es decir, las piedras de las paredes y las vigas de madera demandarán a la “casa” edificada con riquezas obtenidas del expolio y la rapiña. En el supuesto que nadie dijera nada, hasta las piedras del muro claman y resuenan las vigas del enmaderado. c) El tercer ay (2:12-14). Lo pronuncia contra la violencia. Estas palabras no se dirigen exclusivamente a los caldeos, sino también contra Israel y Judá (cf. Mi. 3:9-10). Algunos intérpretes piensan que de manera concreta se refieren al gobierno deplorable de Salum, hijo de Josías (cf. Jer. 22:13-17). Tanto los déspotas de la antigüedad como los dictadores de hoy, han tenido y tienen la obsesión de perpetuar su memoria con la construcción de grandes monumentos. Los faraones de Egipto, el padre del actual dictador de Corea del Norte, son dos ejemplos de ello, aunque hay muchos más. Por regla general estas construcciones se han hecho al precio de muchas vidas humanas. Edificar con sangre se ha convertido en una frase distintiva para expresar la iniquidad de muchas culturas. El v. 13 es muy significativo: todo el trabajo de los edificadores impíos no servirá de nada, expresado con una frase metafórica impactante: trabajarán para el                11 

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El libro del profeta Habacuc  fuego. Esto es debido a que nadie puede enfrentarse a la soberanía de Dios y triunfar, pues su voluntad prevalece sobre todas las cosas. El versículo menciona a los pueblos de manera genérica y de ahí que pueda interpretarse en relación con todos los que se oponen a la voluntad de Dios, Yahweh Tsebaoth. Con este título se designa al Señor del universo, el Dios Omnipotente y Soberano Señor de la creación y de la historia. El v. 14 está tomado de Is. 11:9b, en que subraya que el futuro está en las manos de Dios y no de los hombres. Aunque existe una diferencia entre ambos textos: en Isaías, la tierra será llena del conocimiento de Yahweh y en Habacuc de la gloria de Yahweh. El matiz es que aquí se refiere a la manifestación del poder y la majestad de Dios para el juicio de los impíos. De la manera que el mar está cubierto de agua, así también se manifestará la gloria de Dios a todos los hombres. El profeta estaba lleno de dudas por el hecho de que un pueblo impío fuera usado por Dios para castigar a Judá; ahora el Señor le anuncia el juicio sobre ellos, pero además le muestra que en el día del Señor, un día de juicio, surge también la esperanza de que la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Yahweh, una esperanza escatológica. Cristo volverá sobre la tierra “El hecho decisivo, tal como ocurrió la primera vez bajo Poncio Pilato, sucederá sobre la tierra, porque también la materia debe ser recreada. El Nuevo Testamento, ciertamente, no nos dice nada de esta vuelta, pero nos habla siempre de una venida de Cristo, que viene, y no de Cristo que vuelve. Solamente en los discursos de despedida del Evangelio de Juan encontramos la afirmación: él viene de nuevo. Todo los demás pasajes dicen sencillamente: él viene. Pero las dos palabras griegas empleadas en estos versículos (parusía y epifanía) tanto una como otra expresan en lengua profana la aparición de un rey en su gloria. Ahora bien, el Nuevo Testamento distingue perfectamente la venida de Cristo en su gloria de su primera venida en la humillación. Sustancialmente, si no formalmente, podemos hablar con fundamento de una vuelta de Jesucristo. Es él mismo, quien, unido como siempre a la historia divina de la salvación, introduce este último acto triunfando definitivamente de las fuerzas y poderes (1 Co. 15:24 y ss.), a los que él ya había despojado de su poder con su resurrección (2Ti. 1:10). La esperanza del Nuevo Testamento no puede ser, pues, más que esperanza en la vuelta del Señor, si, como hemos intentado demostrarlo, el mensaje entero del Nuevo Testamento, de la que ella es uno de los elementos, culmina en Cristo, Salvador de los hombres y del cosmos, principio, medio y fin de toda la historia de la salvación, desde la primera hasta la nueva creación. Cristo, en cuanto es mediador en el pasado y en el presente, debe serlo también en el futuro. Solamente cuando todo, absolutamente todo, haya sido sometido por él al Padre, entonces el Hijo, según 1 Co. 15:28, se someterá también él mismo a quien le sometió todo, para que Dios sea todo en todos. Solamente entonces terminará su función de mediador. Y exactamente como en la primera decisión de la cruz y de la resurrección, estos acontecimientos finales deberán suceder en la tierra. Cristo volverá como Salvador glorioso, esta vez rodeado de los suyos e inaugurando el nuevo eón (1 Ts. 4:14). Al principio de este nuevo período, en el que el tiempo cederá su puesto a la eternidad, Cristo desempeñará todavía la función de realizador y de juez” (Oscar Cullmann).

d) El cuarto ay (2: 15-17). Esta denuncia va dirigida contra la brutalidad del opresor. La primera parte del v. 15 comparado con otros textos del AT, nos lleva a considerar que necesariamente no debemos entenderlo de manera literal (cf. Jer. 25:15,16; Is. 51:17; Sal. 75:8). Se refiere a los excesos del déspota, que además de esclavizar al prójimo, le somete a todo tipo de vejaciones. Bajo la forma de tortura psicológica los que han sido ultrajados son como si estuvieran embriagados a merced del invasor. El que hayan sido embriagados para mirar su desnudez alude                12 

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El libro del profeta Habacuc  a la falta total de decoro y respeto por la dignidad humana del prójimo. Por eso, en el v. 16, vemos la contrapartida de eso, ya que Yahweh se encargará de que lo mismo que ha hecho al prójimo también le harán a él. El caldeo, embriagado asimismo, será expuesto a la deshonra en vez de la honra. Las palabras de condena son fuertes, pues el Señor vomitará sobre su gloria. Todo lo que dice este versículo se cumplió literalmente, cuando los medo-persas invadieron Babilonia mientras el rey Belsasar y sus príncipes estaban celebrando una orgía vergonzosa (cf. Dn. 5). La rapiña que hicieron en el Líbano (v. 17) se volverá contra los caldeos, pues el Líbano fue asolado por ellos y la madera de sus cedros fue usada por Nabucodonosor para adornar sus edificios (cf. Is. 37:24). No fue el rey caldeo el único en talar los árboles de aquel país, pero sí el que con más ahínco se apoderó de sus riquezas naturales. No tuvo suficiente con apropiarse de la madera de los árboles, sino que mataron innecesariamente a muchos animales y de ahí que mencione la violencia hecha a las fieras, a los hombres, a las ciudades y a sus habitantes. Este versículo es también un toque de atención sobre el uso de los recursos naturales de la tierra y del cuidado que debemos tener de la naturaleza, por lo que podríamos designarlo como un texto ecológico (cf. Ap. 11:18). No podemos abusar de los recursos que nos brinda la tierra, pues lo cristianos deberíamos ser los primeros en defender la administración sostenible de la tierra que Dios nos dio en beneficio del hombre. Nosotros somos los mayordomos y usufructuarios de la tierra, no sus propietarios, ya que esta pertenece a Yahweh (Gn. 1:27-31, Éx. 19:5, Is. 24). e) El quinto ay (vv.18-20). Es una clara condena de la idolatría. El v. 18, en algunas versiones de la Biblia, como la BJ y la NBE, lo colocan después del v.19, porque al tratarse de la idolatría debería ir después del ¡ay! y no antes. No obstante, expositores de este texto como Eaton, en el Comentario Bíblico Torch, consideran que las dos preguntas de dicho versículo lo que hacen es preparar el camino para seguir subiendo la tensión del juicio. Aparte de este detalle textual, lo que importa es lo que dice con relación a la idolatría y sus consecuencias. La fabricación de los ídolos mudos solo sirve para enseñar mentiras. Calvino dijo que “la idolatría extravía a las almas simples; son instrumentos del diablo para engañar a las gentes sencillas”. En España hemos convertido la idolatría en tradición folclórica nacional de interés turístico internacional, como las procesiones de “semana santa”. Al ver a unas mujeres vestidas de negro, con mantilla y peineta, que iban detrás de una imagen llevada por costaleros, una turista inglesa preguntó cómo es que en España había tantas viudas. La señora estaba despistada, pero la imagen que damos al visitante es deplorable. La censura de la idolatría es el final perfecto de los cinco ayes. “La idolatría es la perversión de la religión; es su manifestación más grosera y equivocada; también la más alienante” (José Grau). Como vimos en el primer capítulo, los caldeos crearon a sus dioses a imagen de ellos mismos. Por eso no es de extrañar que en la conclusión de este capítulo condenatorio, figure la idolatría como la característica que señalaba la línea de actuación de un pueblo cruel, insensato y supersticioso. Un proverbio alemán dice que cada pueblo tiene la religión que merece. El v. 19 se caracteriza por un lenguaje irónico y hasta cáustico al denunciar la insensatez de la idolatría, una forma bastante habitual en los profetas. Recordemos al profeta Elías cuando se enfrentó a los profetas de Baal. Pero la burla no fue formulada solamente por los profetas de Yahweh, sino también los mismos caldeos paganos la manifestaron, como por ejemplo, en la inscripción hallada debajo del altar del dios Bel: “¿Cuánto tiempo dormirá todavía el señor somnoliento?” El v. 20, que cierra los cinco ayes, manifiesta la grandeza de Yahweh en su santo templo. Algunos intérpretes entienden que es una mención al templo de Jerusalén, sin embargo, si lo comparamos con expresiones semejantes en el libro de los salmos y en los históricos, veremos que se trata del templo del cielo en donde mora Yahweh (cf. Sal. 11:4, 18:69, 2 S. 22:7,10) el cual vendrá para juzgar. En la segunda parte del versículo, una frase expresada                13 

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El libro del profeta Habacuc  en forma imperativa, se ordena a toda la tierra a guardar silencio. El original hebreo usa un término más fuerte: ¡silencio! Dios va a cumplir con lo que ha prometido, respecto al juicio, cuyo anuncio se amplía en el capítulo siguiente. Asimismo a tenor de la oración del profeta, debemos mantener una actitud de silencio para escuchar la palabra de Dios. Mientras los ídolos mudos no enseñan nada y su presencia es una mentira, el creyente debe guardar silencio en su interior para escuchar la voz de Dios que le habla por su Palabra. Cuestionario para reflexión y aplicación 1. ¿Por qué es perjudicial la codicia? 2. ¿Hemos sido tentados para obtener ganancias injustas? ¿Qué hemos hecho para no caer en la tentación? 3. ¿Qué ocurrirá a los que se oponen a la soberanía de Dios? 4. ¿Cómo podemos cumplir nuestro deber hacia la naturaleza? 5. ¿En qué formas de idolatría podemos caer?       4.6. Dios viene con poder (3:1‐19) 

 

        Estructura comparativa con los salmos       HABACUC 3     Tipo de salmo: oración     Autor: Habacuc     Género del salmo: sobre Sigionot     Dedicatoria: al jefe de los cantores      Instrucción musical: sobre mis instrumentos  de cuerda         

    SALMO 88     Masquil     Hemán ezraita     Sobre Mahalat     Al músico principal     No  hay.  Pero  en  el  Salmo  5,  dice:  sobre  Nehillot: instrumento de viento                     

Este salmo es una oración, es decir, una plegaria del profeta escrita poéticamente. Asimismo contiene el  término selah, el cual es de significado incierto y del que podemos decir dos cosas: a) deriva de la raíz  salal que significa subir o elevar. En este sentido se trataría de una instrucción al cantante para subir la  voz  en  intensidad  o  en  tono.  Algunos  piensan  que  también  incluye  la  elevación  del  corazón  ante  las  palabras que está cantando, es decir, que reflexiona a la vez que canta y eso le lleva a la adoración; b) La  versión de los Setenta, lo traduce por diapsalma, lo que demuestra que ya se había perdido su sentido  original cuando lo tradujeron. Este término griego significa interludio musical o instrumental y se trataría  de una pausa o descanso en el canto. Si se aplica a la lectura sería una indicación para el recitador de  hacer una pausa en este punto para reflexionar. Observemos como la dedicatoria viene al final, así como  la instrucción musical.  4.6.1. Introducción a la oración del profeta (3:1). Estamos ante el principio de una oración  intercesora  que el profeta eleva a Dios sobre Sigionot. El sentido exacto de este término no está muy claro y la prueba  es que cuando alguna versión de la Biblia  ha pretendido traducirlo no hay acuerdo. Como la Vulgata lo                 14 

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El libro del profeta Habacuc  tradujo por pro ignorantiis, la NBE lo vertió como “delitos inadvertidos” lo que a luz de la profecía no  tiene sentido. Lo mejor es transliterar el término tal como está en el original y siguen buena parte de  versiones. La mayoría se intérpretes piensan  que se trata de una indicación musical para los cantores,  el tono para las lamentaciones, pues este salmo formaba parte de los cánticos litúrgicos del templo.     4.6.2. La palabra de Dios base para el avivamiento (v.2). En la BJ y la NVI, traducen “he oído tu fama”,  aunque literalmente dice: “he oído lo que tú haces oir”, es decir, se trata de una referencia al mensaje  divino o a las noticias de parte de Dios. O sea, es una mención a su revelación. Lo que Yahweh transmite  es  lo  que  provoca  el  temor  reverente  del  profeta.  Las  intervenciones  de  Dios  en  la  historia  están  recogidas    en  las  Escrituras,  es  decir,  su  “fama”  son  las  que  demuestran  que  Dios  es  justo  y  misericordioso.  Historia  y  palabra  siempre  van  juntas,  por  la  primera  Dios  se  manifiesta  y  obra,  la  segunda interpreta las acciones de Dios y le da sentido. Sobre la base de la revelación divina y el carácter  de Dios, el profeta pide misericordia. Es la Palabra de Dios la que estimula a la oración y a la reflexión en  petición de que Dios avive su obra en medio de los tiempos. Avivar aquí,  no se trata únicamente de una  renovación de lo que ya existía en el pasado, como por ejemplo que un rescoldo se encienda. Este verbo  tiene dos sentidos, por un lado es el que origina la vida y, por otro el que preserva vivo lo que existe. Es  una petición de que Dios muestre sus propósitos por medio de una acción vivificante. ¿A qué obra se  refiere el profeta? En primer lugar a la que se menciona en 1:5. Pero si lo entendemos de manera amplia  corresponde a la obra salvífica de Dios en cada una de sus etapas en medio de los tiempos. Si repasamos  la historia de Israel desde su liberación de Egipto hasta la llegada del Mesías, veremos que hay muchas  experiencias colectivas que constituyen los grandes avivamientos del pueblo de Dios:   

1. El avivamiento en el Sinaí (Éx. 32 y 33) 2. El avivamiento bajo Samuel (1 S. 7:1-17 3. El avivamiento en el Carmelo ( 1 R. 18) 4. El avivamiento de Nínive (Jon. 3) 5. El avivamiento bajo el rey Josafat (2 Cr. 17-20 6. El avivamiento bajo el rey Asa (2 Cr. 15 7. El avivamiento bajo el rey Joás (2 Cr. 24:1-27) 8. El avivamiento bajo el rey Ezequías (2 Cr. 29-31) 9. El avivamiento bajo el rey Josías (2 Cr. 34-35) 10. Los avivamientos al regreso del exilio (Esd. 5-6; Neh. 8)                  El  estudio de cada uno de estos avivamientos muestra la existencia de una serie de aspectos que se  repiten  de  manera invariable: un  profundo sentido  de culpa, convicción de pecado, arrepentimiento,  renovación  de  vida,  retorno  a  las  enseñanzas  de  la  Palabra  de  Dios  y  celeridad  en  el  servicio  y  el  testimonio. Cuando examinamos  también los avivamientos que han existido a lo largo de la historia de  la  Iglesia,  percibimos  los  mismos  aspectos.  Un  avivamiento  es,  en  primer  lugar,  una  manifestación  soberana de Dios en que él toma la iniciativa para darla a conocer. No se trata de una obra humana, sino  que la iniciativa parte de Dios. Hemos de orar por un avivamiento en el pueblo de Dios, pero no es como  premio  a  lo  que  nosotros  estamos  haciendo  o  dicho  de  otro  modo  no  es  cuestión  que  nosotros  decidamos  hacerlo  con  la  ayuda  de  Dios.  Es  todo  lo  contrario,  es  una  obra  soberana  de  Dios.  El  avivamiento no es el estado normal de la iglesia, sino que como dijo Gesswein representa siempre una                 15 

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El libro del profeta Habacuc  anomalía. Me explicaré: Oraciones como la de Habacuc las hace el pueblo de Dios cuando se da cuenta  que el juicio de divino va a caer sobre él. Cuando la Iglesia es consciente de estar viviendo alejada de la  fidelidad al Señor y a su Palabra, cuando se entiende la apatía y la indiferencia como algo normal es que  algo anormal le sucede y necesita cambiar. Es una comunidad que se enfrenta con una enfermedad y   con unos enfermos que necesitan ser rescatados de su estado de desidia  para volver a tener una vida  plena. El avivamiento es consecuencia de haber escuchado la Palabra de Dios y temido, lo que produce  una convicción de pecado seguida de una confesión y vuelta al Señor. A veces se confunde el avivamiento  con  el  fervor,  con  el  entusiasmo  o  con  el  servicio;  pero  no  es  eso,  el  punto  de  partida  es  el  arrepentimiento  y  la  confesión  sincera  (2  Cr.  7:14).  En  este  versículo  tenemos  tres  aspectos  fundamentales sobre lo que es el avivamiento: a) Es una obra de Dios; b) es un juicio de Dios; c) Es un  renovado conocimiento de Dios por medio de su Palabra.   Nota textual: La versión de los Setenta tradujo incorrectamente este versículo de la siguiente manera:  “En medio de dos animales te manifestarás; cuando estén próximos los años serás conocido; cuando  haya llegado el tiempo aparecerás”. Un conocido teólogo luterano del siglo XVIII, llamado Bengel, gran  erudito en griego, lanzó la idea de que aquí teníamos el anuncio del nacimiento de Cristo y de la tradición  sobre los dos animales que estaban en el pesebre de Belén. Con anterioridad Agustín de Hipona, había  dicho: “Y este misterioso enigma, ¿qué significa sino que daría a conocerse el Verbo del Padre en medio  de los dos testamentos o en medio de dos ladrones o en medio de Moisés y Elías, cuando en el monte  Tabor  hablaron  con  el  Señor?”.  Mera  alegorización  de  un  versículo  mal  traducido.  Luego  unido  a  la  fabulosa (de  fábula) interpretación  de  Is. 1:3 ayudó a que se consolidara la tradición  de  que los dos  animales  eran  el  buey  y  el  asno.  Lógicamente,  ningún  intérprete  serio  puede  asumir  esto.  Los  que  interpretan la Biblia de este modo sería mejor que se les colgase al cuello una piedra de molino de asno.     4.6.3.  La  visión  del  profeta  (vv.3‐16).  La  oración  de  Habacuc  es  una  súplica  en  medio  de  un  juicio  inminente de Dios sobre Judá. El instrumento sería el ejército del  imperio babilónico. Lo que pide el  profeta a Yahweh es que en su propio tiempo, en medio de los años en que vive, Dios hable y obre como  en el pasado. Como respuesta Dios castigó y sanó a su pueblo, hablándole y juzgándole. En esta porción,  el profeta se expresa por medio de las imágenes y palabras relacionadas con el Éxodo, que constituye un  tipo de la liberación (cf. Is. 40:3 y 1 Co. 10:5‐11). A partir de este asunto desarrolla la descripción de la  actividad  del  Señor.  Sin  embargo,  aunque  el  lenguaje  y  las  imágenes  proceden  del  argumento  fundamental del Éxodo, que es la liberación de Israel, en Habacuc hay mucha originalidad en el modo de  describirlas. Por ejemplo, se refiere a las montañas que se desmoronan y a las colinas que se desploman  (v. 6 NVI).     • En el v. 3 se mencionan dos lugares: Dios vendrá de Temán, una ciudad grande al norte de Edom que  se hallaba en una cima rocosa inaccesible (cf. 2:9). También vendrá desde el monte de Parán, un área  desértica al oeste del Arabá y al N.E. del monte Sinaí. Fue el desierto que cruzaron los israelitas al salir  de  Egipto.  Pero  el  nombre  de  Temán  se  aplica  igualmente  al  territorio  oriental  de  Parán.  Estos  dos  nombres sugieren que la venida de Dios, llamado también  el Santo (cf. 1:12), desde Parán, nos conduce  al monte Sinaí y como Dios descendió en otro tiempo en aquellos lugares para establecer un pacto con  su  pueblo,  así  ahora    vendrá  en  juicio  sobre  los  que  se  llaman  su  pueblo.  En  cuanto  a  Temán,  una  población importante de Edom, anuncia juicio contra los invasores crueles que se han excedido con Judá.                 16 

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El libro del profeta Habacuc  Dios viene por el sur de Palestina glorioso como el Santo (cf. Dt. 33:3; Is. 6:3) y desciende para ejecutar  su  juicio  de  manera  triunfal:  y  la  tierra  se  llenó  de  su  alabanza.  No  se  refiere  a  la  alabanza  de  los  habitantes de la tierra, sino a la gloria que toda la creación ofrece al creador, tanto en el cielo como en  la tierra. Aquel desierto evoca el lugar en que Israel había comprobado la redención divina y establecido  un pacto con Yahweh, pero también allí, perecieron los de la generación rebelde e incrédula. 

• El v. 4 sigue con la descripción de la gloria Dios, cuyo resplandor era como la misma luz, es decir, un  rayo  deslumbrante  que  salía  de  su  mano,  un  antropomorfismo  que  expresa  el  poder  divino,  como  redunda  en  la  segunda  parte  del  dístico.  Este  resplandor  procedía  de  la  fuente  misma  del  poder  omnipotente de Dios.  

• El v. 5 ha sido traducido de varias maneras: En lugar de rostro, otra versión tiene trono y la NVI, dice  simplemente  que  una  plaga  mortal  lo  precede  con  relación  a  la  mortandad.  Este  término  es  una  derivación  del  dios  fenicio  del  relámpago  que  designa  el  granizo  e  incluye  las  calamidades  como  las  epidemias. Por eso en la NVI menciona una plaga mortal. Como Dios aparece para un juicio  muy terrible,  se entiende que su aparición venga acompañada de mortandad. De los pies sale la fiebre abrasadora  (BJ), de manera paralela con la epidemia de la peste; un fuego abrasador en la NVI. La BI tiene: La peste  camina delante de él y la fiebre le sigue los pasos que describe perfectamente la escena. 

•  El v. 6, tal como tiene  la NVI y la BI se detiene,  es más apropiado que se levantó.  Porque estamos  todavía en el contexto de  la venida de Yahweh en juicio y muestra como hace un alto en su camino  triunfal  para  mirar  la  tierra,  examinarla  y  decidir  el  tipo  de  juicio  que  va  a  desencadenar  contra  sus  moradores. Si con solo detenerse y mirar, la tierra se estremece,  las montañas se desmoronan y las  naciones tiemblan, con mayor motivo los seres humanos temblarán en la manifestación de la ira divina  porque los caminos del Señor son eternos, su conducta es siempre la misma, es decir invariable. La BI,  en lugar de montañas antiguas, dice perpetuas porque sigue el mismo criterio  que se encuentra en la  bendición de Jacob a José (Gn. 49:26). 

• En el v. 7, si nos guiamos por la forma propia de la poesía hebrea que es el paralelismo, las tiendas de  Cusán y las de Madián se refiere al mismo lugar o región. Madián era el hijo de la concubina de Abraham,  Cetura, cuyos descendientes constituyeron un pueblo que habitaba en lugares desérticos desde Moab  hasta más allá de Edom. La mujer madianita que se casó con Moisés es llamada cusita (Nm. 12:1). Aunque  no hay un acuerdo unánime, la mayoría de eruditos opinan que Séfora, la mujer de Moisés (Éx. 2:21, 3:1)  es la misma persona que la mujer cusita, pues Cusán era una región de Madián. 

• Las preguntas del v. 8 están formuladas de manera retórica. El verdadero objetivo es señalar  la venida  del Señor en juicio, en primer lugar, y después la salvación. ¿Por qué está airado Dios? En el contexto de  este libro encontramos el motivo en el 1:4: la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por  cuanto el impío asedia el justo, por eso sale torcida la justicia.    Los elementos de la naturaleza, como los ríos y el mar, con tomados como metonimia (el signo por la  cosa significada) para el juicio de los habitantes de la tierra. La segunda parte del v. es como un eco de  la destrucción del ejército del faraón cuando Israel salió de Egipto y cruzaba el mar Rojo.   

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El libro del profeta Habacuc  • El v. 9. Hay un acuerdo general entre los eruditos que este versículo presenta muchas dificultades de  comprensión y que es el versículo más difícil de explicar de este libro. Se ha dicho que de él se han hecho  más de cien traducciones, algunas de ellas modificando el texto hebreo. Lo que ocurre es que se han  adoptado dos criterios: a) seguir el texto masorético y b) seguir la versión de los Setenta. Sería prolijo  citar  todas  las  versiones  y  ver  las  variantes.  Si  no  lo  aislamos  de  su  contexto  y  lo  vemos  como  una  continuación del texto anterior dentro del capítulo sobre el juicio divino, la primera parte del versículo  se  trata  de  una  descripción  metafórica  del  poder  de  Dios  descubriendo  su  arco.  Por  otro  lado,  los  juramentos a las tribus serían las promesas divinas a su pueblo relacionadas con el pacto del Sinaí, unos  juramentos que fueron palabra segura. Por eso dice el v. 2 he oído tu palabra y temí, una declaración de  confianza  en  la  revelación  divina.  La  Palabra  de  Dios  es  una  palabra  segura  porque  es  verdadera.  La  última parte del versículo nos lleva a ver el poder de Dios en la creación.  

• El v. 10 se relaciona con el v.6 en cuanto a la referencia sobre el temor de los montes, sin embargo, se  acompaña con una nueva metáfora: el profeta contempla la inundación de las aguas como si se tratara  de alguien que empieza a gritar y levanta las manos lleno de miedo, como si se estuviera ahogando.  

• El v. 11, se refiere a los dos astros más importantes de nuestro sistema solar, el sol y la luna, los cuales  alumbran la tierra y sirven además para fijar su tiempo. Si ellos se detienen, se detiene la vida habitual  de la tierra. Refleja las consecuencias de la venida del Señor en juicio rodeado de magnífico poder. Si en  el  v.  9,  las  saetas  eran  una  expresión  del  poder  de  Dios,  la  lanza  con  su  brillo  deslumbrante  aquí  es  también una declaración de su potencia en juicio.   

• El cuadro que vemos en el v. 12, es el de un adalid victorioso comparando su juicio, ya que su ira es la  manifestación de su juicio. La figura que  aparece en el cuadro es la de un labrador en la era pasando el  rodillo  sobre  las  gavillas  para  separar  el  trigo  de  la  paja.  Esta  figura  recuerda  la  visión  del  juicio  que  tenemos en la parábola que explicó Jesús del trigo y la cizaña (Mt. 13:24‐30).  

•  La  primera  parte  del  v.  13,  trata  sobre  el  ungido  como  representante  del  pueblo  fiel.  Aparte  de  socorrer, se puede traducir también por liberar a su pueblo del pacto, es decir, al remanente fiel, aunque  no se  use la  palabra remanente.  En buena parte  de la historia de Israel, no era Israel todo el  que se  llamaba Israel (Ro. 9:6). La liberación divina se extiende hasta los que esperan la consolación de Israel en  la persona de su rey mesiánico (Is. 40:1‐11). En la segunda parte del v. 13, el paralelismo contrastado  expresa el fin de la casa del impío y que la NVI identifica con la estirpe babilónica: aplastaste al rey de la  perversa dinastía, ¡lo desnudaste de pies a cabeza! Es decir, hasta sus propios cimientos, completamente. 

• El v. 14 refleja con toda perfección las consecuencias de la maldad la cual se vuelve contra aquellos  que la había practicado con otros. Como hemos expuesto más arriba, los caldeos tenían unas prácticas  militares bestiales, las cuales se reflejan aquí, solo que ahora ellos son los que las sufren. Por si este juicio  divino nos parece excesivamente cruel, tenemos otra referencia a la maldad de los caldeos y también de  los judíos, quienes por placer cometían todas estas barbaridades.  

• La visión del v. 15 refleja el gran poder del Señor que ejecuta  su juicio sobre los impíos. La NVI es más  impactante porque en lugar de caminaste dice pisoteaste  el mar, un  término más apropiado  que se  ajusta a la imagen de unos caballos galopando sobre el mar.                  18 

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El libro del profeta Habacuc  • El v. 16 cierra la visión del profeta. En la visión lo importante no es lo que se ve sino lo que se oye que  en este caso es la voz. La palabra es siempre necesaria para explicar el significado de la visión. El profeta  ha  transmitido  un  mensaje  de  juicio  al  pueblo  en  el  que  está  incluido.  Esto  le  provoca  un  estado  de  estremecimiento que le afecta a todo el cuerpo (sus entrañas, labios, huesos y piernas). Sin embargo, en  la segunda parte del versículo, su desasosiego se pone a un lado y la paciencia con esperanza toma su  lugar, porque aguarda  el día en que la calamidad venga sobre la nación que los va a invadir.            

4.6.4. Alegato de fe en Dios (3:17-19). Estos versículos finales son muy conocidos, pues hasta se les ha puesto música y se han convertido en una canción. Cada uno de los árboles que se mencionan en el v. 17, así como los campos de labor y los animales domésticos, pertenecen a la economía de Judá de aquel tiempo. Los pueblos que habitaron aquellas tierras eran sociedades agrícolas y ganaderas. La invasión de los caldeos paralizaría la economía de la zona y dejarían de recolectar el fruto de sus frutales y de lo sembrado en los campos con la consiguiente ruina material. Los ejércitos de los grandes imperios obtenían su botín apropiándose de lo que encontraban en las tierras que invadían. Era habitual que arrasaran lo que encontraban a su paso incluidos los bosques y se apoderaran de los ganados (cf. 2:17).

• El v. 18 es una preciosa reafirmación de fe en Dios, pues en vez de lamentarse por la pérdida de sus  medios de producción, el profeta expresa su confianza total en Dios. Puede resultar fácil decir que en  situaciones adversas debemos tener fe en Dios que es el único que puede cambiarlas. Sin embargo, nadie  ni nada debiera arrebatarnos nunca la alegría en Dios ni el gozo de la salvación, pase lo que pase en  medio de las circunstancias de la vida.  

• El último versículo es el fundamento de la fe expresada en el v. anterior, por cuanto el Señor es la  fortaleza  del  profeta.  Observamos  que  se  refiere  a  sí  mismo  por  medio  del  pronombre  personal  mi.  Yahweh el Señor de todas las cosas en quien pueda depositar su fe. Dos cosas hace Dios con su siervo:  a) da sus pies la ligereza  de una gacela o cierva. La gacela es un  antílope de tamaño medio, ágil y de  patas largas. El nombre femenino gacela procede de la palabra persa Ghazal, que significa "elegante y  rápida". Pueden alcanzar velocidades de 97 km/h, y mantener una velocidad de 56 km/h por un periodo  prolongado. Escapa rápidamente cuando ve una situación de peligro. La figura de la gacela transmite la  idea de la máxima confianza del que se sabe guiado por Dios a través de las circunstancias de la vida. b)  me hace caminar por las alturas. Es una forma poética de expresar cómo el Señor dirige al profeta en  medio  de  la  prueba  que  debería  soportar,  pues  a  pesar  de  ella  podría  andar  por  encima  de  las  contingencias y darle la salida.  

4.6.5. Instrucciones para el canto. La oración de Habacuc iba destinada al canto de los coros en el templo, por lo que es también un salmo. Como tal fue usado tanto en el templo como en la sinagoga y más adelante también por la Iglesia. Es muy útil para expresar la plena confianza en Dios aún en medio de las pruebas. El himno debía ser acompañado con instrumentos de cuerdas. Conclusión  El mensaje de este libro pone de relieve que aún el que se llama pueblo de Dios, puede ser objeto del  juicio  divino  y  esta  advertencia  es  para  que  miremos  cómo  andamos  en  los  caminos  del  Señor.  Recordemos que la fidelidad es un  valor esencial para el cristiano, pues el justo vivirá por fe y en fidelidad                 19 

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El libro del profeta Habacuc  a Dios. Yahweh tiene el control de la historia y nadie podrá librarse de su juicio a menos que se refugie  en Cristo, el Salvador y Señor. Por otro lado, debemos saber que tanto en tiempos de prosperidad como  de necesidad, en la felicidad o en la adversidad, deberíamos mantener nuestra fidelidad y confianza en  el Señor. Debemos discernir el hecho de que Dios edifica a su pueblo dándole madurez por medio de la  disciplina.  Asimismo, nuestra oración es la de pedirle al Señor  un avivamiento, para que en nuestro  tiempo la obra del Cristo sea conocida por todas partes empezando por los círculos más próximos. Por  último,  las  palabras  con  que  se  cierra  el  libro  son  de  una  magnitud  grandiosa  como  expresión  de  la  confianza  absoluta  en  nuestro  Señor  y  Dios.  Aunque  que  carezcamos  de  las  bendiciones  terrenas  normales,  el  creyente  seguirá  alegrándose  y  gozándose  en  su  Dios  y  Salvador.  Pidamos  al  Señor  que  seamos capaces de alcanzar la madurez espiritual de Habacuc con una fe robusta y el discernimiento  cabal por el  que el Señor sea amado por lo que es y no por lo que nos da. Esta perspectiva corresponde  a la espiritualidad más elevada a la que somos llamados a alcanzar.                         Cuestionario para reflexión y aplicación    

1. 2. 3. 4. 5.

¿Tenemos temor reverencial cuando escuchamos la Palabra de Dios? ¿Qué condiciones deben darse para que se produzca un verdadero avivamiento bíblico? ¿Qué hacemos para que la obra de Dios sea conocida en todas partes? ¿Somos conscientes de que el juicio debe empezar por la casa de Dios? ¿Cómo imaginamos que será el día del juicio? Habacuc lo ilustra con los montes y los collados desplomándose. ¿Cómo no van a temblar las naciones en aquel día? 6. ¡Qué entendemos por la ira de Dios? ¿Está airado Yahweh con la naturaleza o con los impíos? ¿Por qué? 7. ¿De qué formas ha librado Dios a su pueblo a lo largo de la historia? 8. ¿Sabemos esperar con paciencia en el día de la calamidad? 9. Cuando pasamos por privaciones, ¿Sabemos alegrarnos y gozarnos en Dios? 10. ¿Amamos al Señor por lo que él es o por lo que nos da?

   

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