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El Psicoanálisis: Sigmund Freud (1856-1939) Carlos Muñoz Gutiérrez
1. Introducción. El Psicoanálisis: Inconsciente e Irracionalidad El Psicoanálisis se ha convertido en la visión más influyente y difundida de la psicología humana. Más que una mera teoría psicológica es una visión global, transformadora y revolucionaria de la cultura occidental. Su iniciador, Sigmund Freud, se ha convertido en una referencia en muchos campos de la ciencia, de la cultura y del arte. Sin embargo, la comunidad científica mira con recelo sus teorías y las de sus seguidores por no satisfacer los criterios de falsabilidad y publicidad que debe reunir toda teoría científica. Ha sido acusado de no científico y de conceder excesiva importancia a la sexualidad a la hora de explicar el comportamiento humano. Como quiera que sea hay dos elementos que no se pueden negar: el primero, es la gran difusión de sus prácticas terapéuticas, el segundo su difusión en contextos tan dispares como la filosofía, la sociología, el arte y, sobre todo, la psicología popular. Efectivamente, sin ningún tipo de evidencia o prueba reconocida, hoy se habla del inconsciente, de la frustración, de la represión de contenidos de conciencia o de impulsos como algo natural. Se cree que los sueños pueden interpretarse y que los seres humanos obran por motivos inconscientes difíciles de determinar. Hoy aceptamos que en los seres humanos hay zonas de irracionalidad que nos llevan a la acción de forma inevitable. Creemos, también, que determinados episodios de nuestras vidas influyen decisivamente en nuestra conducta posterior y que dichos episodios pueden tener una acción inconsciente de manera perdurable y patológica. El Psicoanálisis en gran medida supuso una ruptura de los valores e ideales de la Ilustración. La racionalidad contenía zonas inaccesibles e inconscientes de irracionalidad; pero a la vez, servía de método terapéutico para recuperar el control racional de esa zona inconsciente e irracional del ser humano. Las ideas de Freud sufren diferentes elaboraciones a lo largo de su vida, hasta el punto en que se pueden diferenciar claramente diversos periodos en su pensamiento: Periodo del trauma afectivo (1883-1897), Primera Tópica (1905-1920) y Segunda Tópica (a partir de 1920). En estas reelaboraciones de la teoría se mantienen constantes algunas ideas sobre el modelo del ser humano y la explicación de su comportamiento. Para Freud, el dinamismo que manifiestan las personas se produce en un nivel inconsciente y desconocido desde donde emergen pulsiones e instintos que luchan 1
por concretarse y expresarse ante las resistencias que presenta el nivel consciente del individuo. Estas pulsiones son fundamentalmente dos: la Libido o instinto sexual y el instinto de conservación, sustituido después por el Thanatos o instinto de muerte. Lo singular de esta división topográfica del individuo es que la zona más activa, la que causa y permite comprender las conductas, es una zona oculta, desconocida, frecuentemente inaccesible, inconsciente e irracional por cuanto no sigue ninguna regla lógica. Visto de este modo el sujeto contiene un otro que le induce a la acción y que está fuera de control.
2. Biografía Sigismund Freud, que, a los veintidós años, habría de cambiar ese nombre por el de Sigmund, nació en Freiberg, en la antigua Moravia (hoy Príbor, Checoslovaquia), el 6 de mayo de 1856. Su padre fue un comerciante en lanas que, en el momento de nacer él, tenía ya cuarenta y un años y dos hijos habidos en un matrimonio anterior; el mayor de ellos tenía aproximadamente la misma edad que la madre de Freud -veinte años más joven que su esposo- y era, a su vez, padre de un niño de un año. En 1859, la crisis económica dio al traste con el comercio paterno y al año siguiente la familia se trasladó a Viena, en donde vivió largos años de dificultades y estrecheces, siendo muy frecuentes las temporadas en las que, durante el resto de su larga vida (falleció en octubre de 1896), el padre se encontraría sin trabajo. Freud detestó siempre la ciudad en la cual, por otra parte, residió hasta un año antes de su muerte, cuando, en junio de 1938, se vio obligado, dada su condición de judío -sus obras habían sido quemadas en Berlín en 1933-, a emprender el camino del exilio hacia Londres como consecuencia del Anschluss, la anexión de Austria al rancio proyecto pangermanista de la Gran Alemania. La familia se mantuvo fiel a la comunidad judía y sus costumbres; aunque no fue especialmente religiosa; al padre cabe considerarlo próximo al librepensamiento, y el propio Freud había perdido ya las creencias religiosas en la adolescencia. En 1873, finalizó sus estudios secundarios con excelentes calificaciones. Después de considerar la posibilidad de cursar los estudios de derecho, se decidió por la medicina, aunque no con el deseo de ejercerla, sino movido por una cierta intención de estudiar la condición humana con rigor científico. A mitad de la carrera, tomó la determinación de dedicarse a la investigación biológica, y, de 1876 a 1882, trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke,
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interesándose en algunas estructuras nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro humano. De esa época data su amistad con el médico vienés Josef Breuer, catorce años mayor que él, quien hubo de prestarle ayuda, tanto moral como material. En 1882 conoció a Martha Bernays, su futura esposa, hija de una familia de intelectuales judíos; el deseo de contraer matrimonio, sus escasos recursos económicos y las pocas perspectivas de mejorar su situación trabajando con Von Brücke hicieron que desistiese de su carrera de investigador y decidiera ganarse la vida como médico, título que había obtenido en 1881, con tres años de retraso. Sin ninguna predilección por el ejercicio de la medicina general, resolvió adquirir la suficiente experiencia clínica que le permitiera alcanzar un cierto prestigio, y, desde julio de 1882 hasta agosto de 1885, trabajó como residente en diversos departamentos del Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en neuropatología. En 1884 se le encargó un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína y, no sin cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se convirtió en un toxicómano, pero causó algún que otro estropicio, como el de empujar a la adicción a su amigo Von Fleischl al tratar de curarlo de su morfinomanía, agravando, de hecho, su caso. En los círculos médicos se dejaron oír algunas críticas y su reputación quedó un tanto ensombrecida. En 1885, se le nombró Privatdozent de la Facultad de Medicina de Viena, en donde enseñó a lo largo de toda su carrera, primeramente neuropatología, y, tiempo después, psicoanálisis, aunque sin acceder a ninguna cátedra. La obtención de una beca para un viaje de estudios le llevó a París, en donde trabajó durante cuatro meses y medio en el servicio de neurología de la Salpêtrière bajo la dirección de Jean Martín Charcot, por entonces el más importante neurólogo francés. Allí tuvo ocasión de observar las manifestaciones de la histeria y los efectos de la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma. De regreso a Viena, contrajo matrimonio en septiembre de 1886, después de un largo noviazgo jalonado de rupturas y reconciliaciones como consecuencia, en especial, de los celos que sentía hacia quienquiera que pudiese ser objeto del afecto de Martha (incluida su madre). En los diez años siguientes a la boda, el matrimonio tuvo seis hijos, tres niños y tres niñas, la menor de las cuales, Anna, nacida en diciembre de 1895, habría de convertirse en psicoanalista infantil. Poco antes de casarse, Freud abrió una consulta privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y la hipnosis para el tratamiento de las enfermedades nerviosas. Su amistad con Breuer cristalizó, por entonces, en una colaboración más estrecha, que fructificaría finalmente en la creación del psicoanálisis, aunque al precio de que la relación entre ambos se rompiera. Entre 1880 y 1882, Breuer había tratado un caso de histeria (el de la paciente que luego sería mencionada como «Anna O.»); al interrumpir el tratamiento, habló a Freud de cómo los síntomas de la enferma (parálisis intermitente de las extremidades, así como trastornos del habla y la vista) desaparecían cuando ésta encontraba por sí misma, en estado hipnótico, el origen o la explicación. En 1886, luego de haber comprobado en París la operatividad de la hipnosis, Freud obligó a Breuer a hablarle de nuevo del caso y, venciendo su resistencia inicial, a consentir en la elaboración conjunta de un libro sobre la histeria. Durante la gestación de esta
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obra, aparecida en 1895, Freud desarrolló sus primeras ideas sobre el psicoanálisis. Breuer participó hasta cierto punto en el desarrollo, aunque frenando el alcance de las especulaciones más tarde características de la doctrina freudiana y rehusando, finalmente, subscribir la creciente convicción de Freud acerca del papel desempeñado por la sexualidad en la etiología de los trastornos psíquicos. En 1896, luego de romper con Breuer de forma un tanto violenta, Freud empezó a transformar la metodología terapéutica que aquél había calificado de «catarsis», basada en la hipnosis, en lo que él mismo denominó el método de «libre asociación». Trabajando solo, víctima del desprecio de los demás médicos, el tratamiento de sus pacientes le llevó a forjar los elementos esenciales de los conceptos psicoanalíticos de «inconsciente», «represión» y 'transferencia'. En 1899, apareció su famosa La interpretación de los sueños, aunque con fecha de edición de 1900, y en 1905 se publicó Tres contribuciones a la teoría sexual, la segunda en importancia de sus obras. Estos dos fueron los únicos libros que Sigmund Freud revisó puntualmente en cada una de sus sucesivas ediciones. Hasta 1905, y aunque por esas fechas sus teorías habían franqueado ya definitivamente el umbral de los comienzos y se hallaban sólidamente establecidas, contó con escasos discípulos. Pero en 1906 empezó a atraer más seguidores; el circulo de los que, ya desde 1902, se reunían algunas noches en su casa con el propósito de orientarse en el campo de la investigación psicoanalítica, fue ampliado y cambió, incluso, varias veces de composición, consolidándose así una sociedad psicoanalítica que, en la primavera de 1908, por invitación de Karl Gustav Jung, celebró en Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico. Al año siguiente, Freud y Jung viajaron a Estados Unidos, invitados a pronunciar una serie de conferencias en la Universidad Clark de Worcester, Massachusetts, comprobando con sorpresa el entusiasmo allí suscitado por el pensamiento freudiano mucho antes que en Europa. En 1910 se fundó en Nuremberg la Sociedad Internacional de Psicoanálisis, presidida por Jung, quien conservó la presidencia hasta 1914, año en que se vio obligado a dimitir, como corolario de la ruptura fallada por el mismo Freud en 1913, al declarar improcedente la ampliación jungiana del concepto de «líbido» más allá de su significación estrictamente sexual. En 1916 publicó Introducción al psicoanálisis. En 1923, le fue diagnosticado un cáncer de mandíbula y hubo de someterse a la primera de una serie de intervenciones. Desde entonces y hasta su muerte en Londres el 23 de septiembre de 1939, estuvo siempre enfermo, aunque no decayó su enérgica actividad. Sus grandes contribuciones al diagnóstico del estado de nuestra cultura datan de ese período (El porvenir de una ilusión [1927], El malestar en la cultura [1930], Moisés y el monoteísmo [1939]). Ya con anterioridad, a través de obras entre las que destaca Tótem y tabú (1913), inspirada en el evolucionismo biológico de Darwin y el evolucionismo social de Frazer, había dado testimonio de hasta qué punto consideró que la importancia primordial del psicoanálisis, más allá de una eficacia terapéutica que siempre juzgó restringida, residía en su condición de instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el comportamiento de los hombres.
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3. Evolución teórica del psicoanálisis freudiana 3.1. Período del trauma afectivo (1883-1897) Punto de partida: Imposibilidad de curar enfermedades mentales desde el enfoque fisiológico habitual, lo que le lleva a indagar otras etiologías y otro tipo de terapias. -
Planteamiento de un origen psíquico de la enfermedad mental.
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Estudios de la histeria en París con Breuer y Charcot.
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El caso de Anna O. Va a ser el punto de partida de los conceptos psicoanalíticos claves de trauma y represión.
Conclusión: -
Toda enfermedad nerviosa funcional tiene su origen en acontecimientos traumáticos cargados de afecto de la vida pasada.
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El impulso de expresar o manifestar este episodio traumático se ve reprimido por la conciencia. Al no poder entonces manifestarse, el impulso adopta formas de expresión diferentes. Esta conversión constituye el síntoma de la enfermedad.
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La terapia es lograr que el impulso se exprese: -
Hipnosis
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El habla (método asociativo-catárquico).
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El psicoanálisis. (Método hermenéutico).
El Trauma Definición: Exceso de entrada de energía en un organismo. Trauma mental: experiencia fuerte, inesperada e inasimilables. Proceso: El trauma de origen sexual La seducción sexual provoca el desbordamiento de energía (la libido). El niño se defiende reprimiendo esa energía fuera del aparato psíquico, ya exteriorizándola al exterior ya mandándola al inconsciente. -
El síndrome neurótico.
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Se disocia la energía del suceso quedando un recuerdo del mismo frío.
Procedencia: concepto homoestático de la vida: El organismo ante el exceso de energía se desequilibra. La represión es el proceso autoregulativo para volver a un estado de equilibrio. Pero la represión no desactiva ni elimina esa energía sobrante y
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es lo que provoca el síndrome. Una forma que Freud considera para liberar este exceso de energía es lo que denomina sublimación que es la transformación de la cantidad de energía en cualidad, el arte. Este planteamiento dinámico del funcionamiento del aparato psíquico le lleva a diseñar una teoría estructural del mismo. Considera que hace falta un aparato psiquico que sustente los procesos psíquicos.
1ª Tópica (1905-1920) -
Interpretación de los Sueños (1900)
Superficie
MUNDO EXTERIOR
CONCIENCIA
PRECONSCIENTE CENSURA
INCONSCIENTE Profundidad
El aparato psíquico se divide por líneas de superficialidad o de profundidad en tres instancias o sistemas. Cada uno de estos sistemas tiene una funcionalidad propia y cada instancia somete a crítica la actividad de la siguiente ocurriendo la desaparición de las actividades de las instancias profundas. La Conciencia -
Relaciona el aparato psíquico con el mundo exterior. Es la experiencia inmediata
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Tiene la función de realidad: darse cuenta de lo otro-que-yo.
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No dispone de memoria. Es una propiedad transitoria, solo se produce cuando hay una estimulación.
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No tolera contradicciones lógicas.
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Distingue entre conciencia moral y psicológica. La moral es el sistema de valores del individuo o aquello de donde surge la voz de la conciencia.
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Según Freud, no tiene ningún protagonismo en la medida en que los fenómenos de conciencia son productos de otras instancias. Aunque tiene propensión a negar la entrada a determinados contenidos,
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El paso de lo inconsciente a lo consciente requiere de la palabra.
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La conciencia parece requerir un yo que atienda a los contenidos presentes –lo que abrirá el camino a la segunda tópica-, pero la cuestión es de dónde le viene la energía a ese yo que atiende que además debe ser cualitativa.
El Preconsciente -
Es el lugar del aparato psíquico donde las pulsiones endógenas son sometidas a vigilancia, realizando con ellas una serie de operaciones
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Se clasifican por peligrosidad.
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Se depuran, se retienen o se devuelven.
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Se retrasa su salida.
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Se modifican para permitirlas salir de modo reflejo o a la conciencia.
Su función principal es proteger a la conciencia de los excesos de energía que ofrecen las pulsiones del inconsciente. Intentando a dichas pulsiones hacerlas útiles o adaptativas al servicio de la función de realidad.
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Contiene: -
Contenidos ideacionales: Representaciones de situaciones gratificantes anteriores.
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Pulsiones que se pueden investir sobre los contenidos
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Representaciones mentales
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Representaciones fantásticas de carácter sexual (dormir despierto).
El Inconsciente Definiciones: “El depósito de la energía psíquica con la que trabaja el aparato psíquico”. “La totalidad de lo heredado psíquico; las representaciones cateptizadas1 y reprimidas infantiles, lugar de los deseos instintivos e insatisfechos”. “Foco activo de pulsiones que buscan repetir las descargas del periodo infantil, 1
Concepto económico, la catexis hace que cierta energía psíquica se halle unida a una representación o grupo de representaciones, una parte del cuerpo, un objeto, etcétera.
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pero como esto no es posible buscan ramificaciones o derivativos”. -
Es, pues, el substrato mental del individuo. Para Freud, el psiquismo es originalmente inconsciente. Todo acto psíquico comienza siendo incosnciente, puede seguir siéndolo o evolucionar hasta lo consciente según encuentre trabas o represiones psíquicas.
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Está dotado de pulsiones y manifestaciones propias.
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Se manifiesta a la conciencia bajo condición onírica o condición de síntoma.
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No sigue leyes lógicas, hay solo represión, no imposibilidad física.
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No tiene ordenación temporal, son fenómenos ubicuos.
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Son fenómenos internos sin relación con el exterior. Se sustituye, pues, la realidad por el deseo.
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El medio de expresión o de enlace con el inconsciente es el símbolo. A esta descripción topológica del aparato psíquico habría que añadir una teoría
de los instintos, que son el contenido de lo inconsciente. En este momento del desarrollo teórico, el instinto tendría dos partes, la pulsión o carga energética y los contenidos ideacionales donde se vierte y establece la energía.
2ª Tópica (a partir de 1920) La reelaboración del aparato psíquico que Freud inicia a partir de 1920 y que se denomina tradicionalmente segunda tópica, no prescinde de la dualidad consciente/inconsciente aunque reestructura las instancias pasándolas a denominar ahora id, ego y superego. La segunda tópica añade a la dirección vertical superficial / profundidad una dimensión horizontal donde coloca estas nuevas instancias. Así, en el superego hay una parte consciente y otra inconsciente, en el ego también aunque la mayor parte es inconsciente y el ello o id es todo inconsciente. Igualmente la represión es inconsciente y el yo también reacciona mediante mecanismos de defensa de las amenazas del superego.
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Mundo Exterior E G
Consciente
O
Preconsciente
Amenaza
Mecanismos de defensa Inconscientes
Superego
Id
Represión
Inconsciente Primitivo
Esquema del dinamismo del psiquismo humano según la 2ª Tópica freudiana
El Id (Ich) -
Lo que hay de no personal, de necesario por naturaleza en nuestro ser.
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Es igual que el inconsciente de la primera tópica (instintos y pulsiones innatas)
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Tiene una función transversal importante: los procesos primarios del id se arreglan para fabricar una imagen irreal que sirve para descargar el deseo.
El Ego (Es) -
Es la organización integrada de los procesos psíquicos.
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Es parcialmente consciente, pero también inconsciente. Es nuestra idea de mente como proceso gestor de las otras entidades que nos conforman y que las dirige en la búsqueda de un equilibrio del organismo.
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Sin embargo depende energéticamente del id.
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Asume y desarrolla la función del preconsciente y de lo consciente: -
Formaliza el pensamiento
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Función de realidad
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Órgano ejecutivo de la personalidad: toma decisiones, percibe y proyecta.
El superego (Úberich) -
Lo constituyen elementos del mundo ideal que a través de la conciencia de los padres entran a formar parte del ego del niño. Estos elementos se deslindan del yo y pasan a formar parte del superego.
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Es la representación subjetiva de las demandas morales de la sociedad, transmitidas por el yo ideal de los padres.
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Funcionalmente, es el sistema de prohibiciones que se oponen a cosas factibles, pero no realizables. Inhibe pulsiones sexuales y agresivas.
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Estructuralmente: -
El ideal del yo
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Instancia crítica que se preocupa del ajuste de ese modelo ideal. (La voz de la conciencia)
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El yo idealizado del narcisismo que coincide con el ideal del yo y tiene un alcance público.
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Económicamente: No se conoce bien de dónde proviene su energía, quizá del significado o sentido, pues no es fuerza sino valor de significación. Termina siendo una energía destructiva que opera contra el ego y materializa a la energía por el lenguaje.
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Dinámico: Es un polo de conflicto que nutre al psiquismo: -
Acusa al ego.
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Interfiere al id.
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Hace de censor y represor.
Patológico: El exceso o defecto del superego es relativo al id. Los impulsos son debilitados por la civilización.
Teoría de los Instintos Esta teoría intenta dar respuesta al dinamismo del Id. Este dinamismo queda representado por las nociones freudianas de los instintos y las pulsiones. Freud distingue entre: a) Pulsión: Una fuerza que se postula como trasfondo de las tensiones que operan en el ello y son las que generan las necesidades. Las pulsiones son: -
Indeterminadas y polimorfas: es un flujo que dota de energía al aparato psíquico, es la energía prima que busca una descarga inmediata.
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Las pulsiones surgen por estímulos externos e internos. Por eso, si el 10
estímulo es interno no es posible huir del estímulo. b) Instinto: Necesidad inherente a la vida orgánica, cuyo sentido es el de restaurar un equilibrio originario del organismo que ha ido perdiendo por influencias y agresiones externas. Quedan caracterizados de la siguiente manera: -
Perentoriedad: la exigencia del trabajo
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Finalidad: El instinto tiene un fin que es la satisfacción del deseo.
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Objeto: Aquello por lo que el objeto puede alcanzar la satisfacción. Esta será el origen de su teoría de la erotogénesis y de cómo el instinto pierde por fijación su movilidad y su variada satisfacción.
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Son reversibles, es decir, susceptibles de convertirse en su contrario. De todas formas Freud habla de instinto o pulsión de una manera confusa y su
pensamiento a este respecto sufre variaciones y una evolución teórica. En la época de la primera tópica (1905), Freud formula los instintos en pares opuestos: la libido o instinto sexual y el instinto de conservación. La libido: el término sexual es un término amplio que se relaciona también con el hambre y la alimentación. Se encuentra fragmentado en el cuerpo, encontrando diversas zonas erógenas que se satisfacen con objetos diversos. Esto da lugar a su teoría de la erotogénesis. Más adelante, se identifica la libido con todo lo que da placer. Es decir, se rige por el principio de placer. Instinto de conservación: No tiene una energía específica, quizá la agresividad. Se incluye aquí la libido dirigida al propio ego. En cualquier caso, no hay un desarrollo de esta energía ni zonas determinadas. Más delante en su evolución teórica, la agresividad aparece unida a la libido. El sexo tiene como componente natural cierta agresividad. Es el exceso de agresividad lo que constituye el sadismo. Finalmente en el intento de compaginar narcisismo y sexualidad, terminará equiparando en la libido el instinto sexual y el de conservación. Eros/Thanatos: A partir de 1920, influenciado por la experiencia de la guerra, su enfermedad, etc., modifica el emparejamiento de las pulsiones o instintos, quedando enfrentados en eros/thanatos. Eros: Es el superinstinto de vida en el que había devenido la libido. Es decir, el instinto de conservación y el sexual, manteniendo también la libido objetal y la 11
narcisista. Thanatos: Es el superinstinto de muerte que integratodas las posibles energías agresivas y destructivas que estaban, en origen, en el principio de conservación. Al final de su pensamiento la energía de muerte toma mayor relevancia. Afirma de ella que no puede ser domesticada por la civilización, no se puede reprimir y no se descarga por vía sexual. Incluso afirmará que el Eros no es sino una anticipación de la muerte, las descargas de energía es una aproximación a la muerte que consiguen el mismo fin: la consecución del nirvana, del equilibrio natural. La Erotogénesis: El desarrollo de la personalidad -
La idea fundamental freudiana es que los rasgos fundamentales de la personalidad se establecen en la infancia según se genera y desarrolla en diversas fases evolutivas la libido del niño.
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Este desarrollo evolutivo de la libido se encuentra en diversas partes o zonas (zonas erógenas).
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El concepto de fase, a diferencia del estadio de Piaget, tiene una dimensión dinámica y se organiza alrededor de una fijación, de ahí el interés dinámico. Este interés que tiene consecuencia para la personalidad adulta, es detectar que fases han quedado más grabadas en la vida del sujeto.
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La organización de la libido se desarrolla según se establecen fijaciones en determinadas zonas erógeneas del cuerpo que provocan placer. Son estadios psicosexuales que divide en:
Adulto
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Pregenitales (5 a 6 años).
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Después un periodo de latencia donde cede esta actividad.
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Genital Latencia
Para pasar a estadios genitales.
Fálica
Cada nivel de organización supone el
Uretral
anterior. Cada ordenación de la libido se
Anal
monta sobre el que se apoya y al que supera.
Oral
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L I B I D O
Fase Oral (1-18 meses): Estadio inicial inconsciente en la cual la libido se organiza en torno a la boca que sirve de experiencia de placer y de alimentación. Es un estadio de narcisismo primario donde el niño tiene un sentimiento de placer total, de omnitud. No hay una distinción entre el niño y la madre. La madre es experimentada como parte del cuerpo del niño, al menos hasta el destete. Se caracteriza por una búsqueda perentoria del placer que se fija en devorar alimento. Todo es preverbal, por lo que no podrá objetivar lo ocurrido. No hay inhibiciones y se aproxima a un ello puro. Consecuencias de la frustración o gratificación de la fase oral: Depende del momento del destete: -
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Temprano: Provoca el tipo oral frustrado: -
Retraído.
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Con ambición, pero sin competir.
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Con un sentimiento de injusticia generalizado
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Pesimistas.
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Con un factor de agresividad.
Tardío: El tipo oral gratificado: -
Generoso.
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Social.
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Extrovertido.
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Flexible.
Fase Anal (18 meses – 2 años): Tiene como foco anatómico el esfínter y como actividad la defecación y como objeto las heces. Es el foco a partir del cual se constituye la conciencia de sí al darse cuenta del proceso de defecar y por un control voluntario del cuerpo. El niño se encuentra con ciertas prohibiciones, hacerlo a ciertas horas y lugares, lo que provoca una experiencia de autocontrol. Se distinguen tres fases: a) Anal Pasiva: fase egogénica. Se comienza a generar un rudimento de ego. b) Anal Activa Eyectiva: Experiencia más voluntaria del esfínter, puede provocar la eyección de las heces. Ingrediente sádico. c) Anal Activa Retentiva: Carácter masoquista, el niño quiere retener las heces. Consecuencias características de la fase anal: La frustración de esta etapa provoca una fijación que provoca -
Obstinación.
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Meticulosidad. 13
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Avaricia.
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Coleccionismo
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Egolatría
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Susceptibilidad
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Beligerancia.
Fase Uretral (2-3 años): Estadio post-anal, donde el pasaje de la orina por la uretra ofrece caracterizaciones semejantes a la de la fase anal. La uretra añadiría placer sexual a lo anal. Es una etapa breve donde el pasaje y control de la orina desempeña una función parecida a la anterior. Tiene pocas consecuencias caracteriales: -
Ambición
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Competitividad.
Fase Fálica (3-5 años): Fase pregenital. Hay una localización heterosexual con primacía del falo, tanto para niños como para niñas. Freud afirma que la libido tiene un carácter masculino, lo que provoca en la mujer la envidia del pene. Hay un temor a la castración que conforme declina permite resolver el complejo de Edipo propio de esta etapa. Es una fase competitiva donde el éxito en las competiciones fálicas de erección va a promover seguridad y confianza. El Complejo de Edipo: El niño por la madre; la niña por el padre (Electra). Existen celos por parte del hijo hacia el padre y amor por la madre. Para Freud, este complejo está organizado de forma innata en la dinámica infantil ante el despertar sexual del niño y centrar la atención en la madre al ser la figura más próxima. Fase de Latencia (5-6 a 10 años): Se caracteriza por un aquietamiento de las pulsiones sexuales, hay una regresión de los impulsos llegando incluso a producirse una amnesia infantil sexual, que después se recuperará. Hay una identificación con los padres y con sus actitudes. Se desarrollan los mecanismos de sublimación. Es también el momento de superar el complejo de Edipo. El niño para superar el miedo a la castración se identifica con los mandatos del padre, desarrollándose su conciencia moral y formándose un superego que acepta la estructura de la sociedad y el hecho religioso de amar a Dios Padre. (Psicoanálisis de la Cultura).
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4. El éxito de Freud La difusión de las ideas de Freud y del psicoanálisis como terapia psicológica ha tenido un éxito sin igual en la historia de la psicología. Este éxito se advierte sobre todo en la elaboración de una psicología popular que se ha difundido por todo Occidente que ofrece una explicación de la actividad psíquica del ser humano, de sus conflictos y de sus deseos y ha producido una narrativa que se ha extendido en todos los campos del saber y de la producción social y cultural. ¿A qué responde este fenómeno? Siguiendo de cerca el trabajo de Eva Illouz, La salvación del Alma moderna2, a grandes rasgos podemos resumir que el éxito del Psicoanálisis se debe a tres grandes temas que desarrolla con cierta coherencia sistémica: 1. Confrontaba con las normas sexuales prevalecientes 2. Ofrecía nuevos modelos narrativos para otorgar sentido y moldear las historias de vida. 3. Desplegaba una batería de metáforas para captar la naturaleza del conflicto humano. Veamos con más detalle este desarrollo, a partir de la presentación inicial que Freud hace del Psicoanálisis en sus Conferencias de la Universidad de Clark en Estados Unidos en 1909 vemos que los temas freudianos que el psicoanálisis asume como elementos para comprender la psicología humana son los siguientes: -
Lapsus linguae.
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El rol del inconsciente en la determinación de nuestro destino.
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La centralidad de los sueños para la vida psíquica.
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El carácter sexual de la mayoría de nuestros deseos.
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La familia como origen de nuestra psiquis y causa final de sus patologías.
Alrededor de estos temas, el psicoanálisis se presenta como una ciencia de la interpretación que descifra síntomas y otorga significado a los hechos cotidianos, todo esto reunido va a conectar con la cultura de su tiempo para conformar y difundir con un éxito asombroso una nueva comprensión de la psicología humana y ofrecerse como una terapia del trastorno mental.
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Illouz, Eva, La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda, especialmente el cap. 2 «Freud: un innovador cultural». Traducción de Santiago Llach, Katz editorial, Madrid, 2010, pp.37-80. 15
a) Lapsus linguae, actos de olvido y omisiones tienen un significado. Al prestar atención a estos insignificantes sucesos de la vida cotidiana, Freud coloca a la vida diaria en el lugar más significativo en el que el yo es hecho y deshecho. Del mismo modo en el que Marx había ubicado el valor y la lucha humana en la esfera del trabajo, Freud lo ubica en la esfera de lo doméstico, hasta convertila en el escenario supremo para la formación del yo. b) El foco en la familia. En esta vida cotidiana y doméstica en el que se representan los dramas del yo, la familia nuclear ocupa un lugar central. Es el punto de origen del yo, donde comienza su relato y su historia. El psicoanálisis es sobre todo una narrativa d ela familia. A finales del siglo XIX, la estructura tradicional de la familia ha cambiado en la siguiente dirección: •
Disminución de la tasa de natalidad.
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Una diferencia de edad en aumento entre padres e hijos.
•
Una especialización de los roles de género.
•
Una intensificación de los vínculos emocionales entre madre e hijos
•
La mujer comenzó a ser definida como madre, desempeñando sobre todo un rol emocional.
Esta transformación de la estructura y función de la familia encaja perfectamente en la estructura triangular del complejo de Edipo: -
Identidad alrededor de la familia.
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Intensos vínculos emocionales.
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Relaciones ambivalentes de amor y competencia.
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La distinción de género se vuelve más rígida: Mujer-madre, Padre-agente activo cuya identidad está fuera del hogar.
c) Narrativa de Salvación Rasgos: 1.
Lineal y finita. Acontecimientos clave son imprevistos que producen una diferencia dramática y significativa en las vidas de os protagonistas.
2.
El presente es imperfecto y deficiente y se proyecta al futuro su mejora.
3.
Presenta un dilema: Cómo prosperan los pecadores y sufren los virtuosos.
4.
Los personajes son Dios, la humanidad y el alma.
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Este patrón está presente en el psicoanálisis, en su narrativa del desarrollo psicológico del yo. Freud presentó al psicoanálisis como una ciencia de la psiquis en general (ya fuera enferma o saludable) en donde articula un desarrollo que va de la experiencia de acontecimientos nocivos (separación, pérdida, desengaño, frustración, imperfección, capacidad de destrucción) a la liberación en forma de autonomía, individuación e intimidad. Freud conecta “lo cotidiano” con el concepto de salud. Los acontecimientos corrientes en la vida de toda persona son el material con el que se produce la patología. Borra la distinción entre patología y normalidad. Es más, la normalidad es un estado completamente precario, el punto final de un proceso complejo y bastante infrecuente de maduración. d) La Postura hermenéutica Esta continuidad entre normalidad y patología suscita una hermenéutica de la sospecha respecto de la conducta corriente. Sueños, actos fallidos, lapsus linguae, etc., están dotados de significado que hay que desvelar pacientemente. La esencia del psicoanálisis reside en la actividad de producción de sentido. En cada síntoma hay procesos inconscientes que contienen el sentido del síntoma. El psicoanálisis nos invita a ser intérpretes de nuestras vidas cotidianas. Los conceptos freudianos de resistencia y de negación –aquello acerca de lo que no se piensa o no se habla y no se hace- definirán una narrativa de la personalidad. Hay que interpretar y transformar. Interpretar la conexión inconsciente del síntoma para transformar o curar aquello que perturba la identidad del yo. El proceso de relatar la historia del propio yo sería el proceso de ejercer un nuevo arte de la memoria personal, transformando el pasado en un fantasma que onda, estructura y explica el presente. e) El foco en el placer sexual. En el contexto social de la segunda mitad del siglo XIX, la sociedad empieza a vivir un conflicto entre el yo, cada vez más asentado en una dimensión emocional, y las normas sociales que la sociedad impone precisamente a la manifestación emocional del yo. Freud supo ofrecer una gran narrativa de la relación entre el placer individual y la restricción colectiva. Colocó a la sexualidad erótica en el centro 17
mismo de la personalidad al hacerla motor interior, secreto y verdadero de la acción. Freud legitima el placer sexual y lo convierte en el lugar primario de la formación de la psique como un todo. Pone en escena y visibiliza: -
La sexualidad infantil: Al afirmar que la psique de los niños y niñas es sexual.
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La negación de los deseos sexuales.
-
El instinto sexual es el aspecto central de las civilizaciones y de su desarrollo.
-
La sexualidad femenina: •
Al proponer que procesos mentales básicos similares en ambos géneros llevan a la neurosis.
•
Al sostener que tanto hombres como mujeres tienen instintos homosexuales, Freud contribuyó a sexualizar a las mujeres y acercarlas a los varones.
f) Un método racional de autoconocimiento. El
psicoanálisis
logró
reconciliar
dos
aspectos
centrales
y
contradictorios de la personalidad moderna: -
Un yo vuelto hacia el interior en busca de su autenticidad e individualidad única dentro de la vida privada.
-
La demanda de racionalidad que desde la cultura y las instituciones hacen al sujeto.
El psicoanálisis se presentó como un método racional que impone el autoconocimiento a través del uso de una mirada imparcial sobre uno mismo, en un proceso de autoexamen que nos brinda la libertad y el dominio de sí, Al final, el psicoanálisis es una terapia que busca crear las condiciones en las que el yo racional toma el control de la vida psíquica, comprendiendo y controlando lo no racional del sujeto: afectos, impulsos instintivos, miedos, predilecciones, sueños y pesadillas, la culpa, el reproche, nuestras obsesiones sexuales y nuestra agresividad.
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