EL SANTUARIO DEDICADO A ROMA DENTRO DEL EXCEPCIONAL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE CALESCOVES

EL SANTUARIO DEDICADO A ROMA DENTRO DEL EXCEPCIONAL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE CALESCOVES Margarita Orfila y Elena Sánchez, Universidad de Granada EL

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EL SANTUARIO DEDICADO A ROMA DENTRO DEL EXCEPCIONAL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE CALESCOVES

Margarita Orfila y Elena Sánchez, Universidad de Granada

EL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO: INTRODUCCIÓN Posiblemente el conjunto arqueológico de Calescoves, Monumento Nacional desde 1931 y con declaración de Bien de Interés Cultural, sea uno de los monumentos de Menorca con referencias más antiguas dentro de la bibliografía moderna (Figura 1).

Figura 1 Las inscripciones romanas que se hallan en la entrada de la llamada cueva Dels Jurat o de l’Esglesia son, en parte, las culpables de ese hecho debido a su inclusión en el libro de Ramis y Ramis de 1817: Inscripciones romanas que existen en Menorca, y otras relativas à la misma sacadas de varios Escritores; suplidas, é ilustradas en quanto se ha podido, Imp. de Pedro Antonio Serra. Y, como no, Calescoves es citada en el libro que al año siguiente este insigne menorquín publicó, Antigüedades Célticas de la Isla de Menorca. A fines de ese mismo siglo, tanto R. Oleo y Quadrado, como P. Riudavests, en sus sendas historias de Menorca, hacen mención a este lugar. Y, como no, en la visita a la isla del eminente arqueólogo francés Emili Carthailhac tomó buenas fotografías, de este yacimiento, tal como se puede comprobar en su libro Monuments primitifs des Iles Baleares, de 1892. Recordemos también el escrito aparecido en la Revista de Menorca de 1896-97, firmado por F. Hernández Sanz bajo el título: Antigua población de Cales Coves. Isla de Menorca.

En el siglo XX Calescoves ha continuado llamando la atención a los investigadores, de tal manera que existen dos monografías dedicadas a este conjunto arqueológico que es Calescoves dentro de las series que desde el estado español se han editado sobre arqueología. Me refiero al libro de Cristóbal Veny, reflejo de sus campañas de excavación iniciadas en 1966 y editado el año 1982, La necrópolis protohistórica de Cales Coves, Menorca, editado en Madrid en la prestigiosa colección Bibliotheca Praehistorica Hispana con el nº 20. Y, por otra parte, el firmado por María Belén y Manuel Fernández-Miranda, de 1979: El fondeadero de Cales Coves (Menorca, Islas Baleares), en Excavaciones Arqueológicas en España 101, resultado de las excavaciones subacuáticas que en este enclave realizaron en 1975 por parte del profesor Manuel Fernández Miranda y su equipo, financiadas gracias a la concesión de una beca por parte de la Fundación Juan March. Hoy en día puede decirse que los elementos que componen el conjunto arqueológico de Calescoves son (Figura 2): -Necrópolis protohistórica. -Asentamiento costero defensivo. -Pozo ¿ritual? -Calescoves como fondeadero. -Calescoves y sus santuarios: a) Posible santuario frente al Coberxo Blanc. b) Santuario de la Cova dels Jurats o Esglesia -Su uso interno. -Su uso externo: las inscripciones romanas

Figura 2 Y eso teniendo en cuenta los elementos más cercanos, los que rodean propiamente la cala, porque si se amplía a escasos dos kilómetros desde el centro de la misma, se

incluirían los poblados talayóticos de Son Rotger, Biniadris de Dalt, talayot y las salas hipóstilas aisladas de LLoc Nou des Faser, So Na Caçana, .... Necrópolis protohistórica Posiblemente de este conjunto inserto en la cala, lo que más destaque desde el punto de vista visual sea su casi centenar de hipogeos recortados en la roca de los acantilados de este fin de barrancos que la naturaleza le confirió una curiosa forma en Y, con esas pequeñas ensenadas en el extremo de cada brazo, hace de Calescoves una de las más espectaculares necrópolis de la cultura talayótica de Menorca. Para quienes han investigado sobre este tema, especialmente C. Veny, el uso cementerial de esas cuevas abarca un abanico cronológico que va desde el siglo IX hasta el III a.C. La diversidad de los ajuares que acompañaban a los difuntos, junto a la de las propias cuevas, hacen posible que hoy se pueda datar tan bien esa función funeraria del lugar. Aunque debe señalarse la presencia en un par de esos hipogeos de cerámicas romanas del siglo I d.C. Los rituales desarrollados en época talayótica en este yacimiento fueron cambiantes con el tiempo, pasando de unos en donde están presentes ataúdes de leña, a otros en los que su característica fue el haber enterrado a los difuntos en cal viva. En ambos casos se aprecian huesos de bóvidos; los objetos que los acompañaban dan a entender un mayor poder adquisitivo de sus propietarios, tal como se pronunció Simón Gornés en sus publicaciones, véase en ese sentido la de 1997, Arqueología de la muerte y cambio social. Análisis e interpretación de la necrópolis de Cales Coves, Menorca, en la revista Complutum, o el artículo de este mismo autor junto a Joana Gual, editado en 2000: El hipogeo XXI de la necrópolis de Cales Coves, Minorca, en L’ipogeismo nel Mediterráneo: sviluppo, quadri culturali, celebrado en 1994 en Sassari y Oristano de Cerdeña. Asentamiento costero defensivo Es Castellet Continuando en la cultura talayótica, llama mucho la atención de este conjunto que es Calescoves un muro defensivo que se halla en la finca de Sant Domingo, en la zona que es conocida como Es Castellet. Este asentamiento, ya fue citado por Ramis y Ramis en la publicación de 1817, página 87, así como R. Oleo en su Historia de Menorca de 1876, fue definido por Plantalamor como “…un amplio recinto fortificado, con unos 2000 m2 de superficie”, tal como se puede apreciar en su obra de 1991 Los asentamientos costeros de la isla de Menorca, en Atti del II Congreso Internazionale di Studi Fenici i Punici. Es decir, un asentamiento costero defensivo o de vigilancia del mar, inicialmente de época talayótica. Le confiere una característica diferente al resto de elementos arqueológicos identificados en Calescoves, el de ser un hábitat, del que podemos presuponer fuese con actividad permanente. En esta campaña de 2011 en Calescoves, bajo la dirección de las que suscriben esta nota, Margarita Orfila y Elena Sánchez, y gracias a la colaboración de todo el equipo que trabajamos en el actual proyecto de investigación sobre Calescoves, se ha llevado a cabo un levantamiento topográfico y planimétrico de lo que resta de él: unos 150 metros lineales de pared de unos 4 metros de anchura que en algunos puntos aún hoy en día casi alcanza los 3 m de altura. Su inicio se puede ubicar en el filo del acantilado que da a mar abierta, y de ahí hacia el interior perpendicular al acantilado, hasta alcanzar un borde de un barranco inferior que viene de Santo Domingo, punto en el que se aprecia una inflexión del muro casi en ángulo recto hacia el levante, tal como

se aprecia en el dibujo adjunto (Figura 3). En su conjunto debía formar un recinto fortificado espectacular, seguramente semejante en función a los localizados en Cap de Forma, Son Bou, Macarelleta, Cala Morell, …

Figura 3

Pozo Debe considerarse que un pozo con escalinata, también presente en Calescoves, estuvo situado dentro del recinto defensivo Es Castellet. La planimetría que tanto Veny en su libro de 1982, como la que L. Plantalamor realizó en la publicación que acabamos de mencionar de 1991, son de los pocos referentes que sobre este elemento tenemos, a parte de la cita de Oleo en el libro de este erudito del siglo XIX ya citado (Figura 4). Pozo del que hoy se pueden visualizar unos 10 de su profundidad, contabilizándose hasta llegar a un cúmulo de piedras un total de 40 peldaños y que, evidentemente, debe ser comparado con otros conocidos de la isla, desde el espectacular de Na Patarrà junto al poblado de Torralba d’en Salort, al de Alcaidus, o el de Binimimut, etc.

Figura 4 Fondeadero Estos dos últimos elementos deben ser asociados a otra acción identificada en esta ensenada de Calescoves, la de ser lugar en donde desembarcar bienes procedentes de fuera de la isla. Esta ensenada fue, especialmente entre los siglo IV y II aC., un importante fondeadero a donde arribaban barcos procedentes especialmente de

nuestra vecina Ibiza. María Belén y Manuel Fernández-Miranda trabajaron en este lugar en la década de los ‘70, pudiendo comprobar como en este lugar atracaron embarcaciones hasta incluso del siglo V d.C., aunque ya en esos siglos a posteriori de los mencionados más arriba, con mucha menos intensidad que los que he citado antes. Para más información remitimos a la publicación citada al inicio de este escrito, de la que son responsables los investigadores que acabamos de nombrar. Aunque no es un buen puerto en invierno, sí que se puede recalar en los meses de estío, período del año en que se navegaba en época clásica. Por otra parte no podemos dejar de mencionar el hecho de tener unos puntos de aguada imprescindibles en lo que son puntos marcados en las rutas marítimas. Santuario frente al Coberxo Blanc La navegación es algo especial, pues conlleva siempre peligros, de hecho un repentino giro de viento puede desatar una tormenta imprevisible. Salvarse de ellas era, como no, el objetivo de los marineros, sí como el dar las gracias por ello. En ese sentido era habitual colocar exvotos en lugares especiales (Figura 5). Puede que los cubos recortados en la roca frente al abrigo natural Coberxo Blanc podrían haber servido como lugar en donde encajar exvotos, en principio figuras en bronce. Y así han sido valorados, en un primer momento, estos elementos por parte de los directores del actual proyecto iniciado en Calescoves en 2010, una de las firmantes de estas notas, Margarita Orfila, Giulia Baratta de la Università di Macerata, y Marc Mayer de la Universitat de Barcelona, reflejado en el artículo: “Los santuarios de Calescoves (Alaior, Menorca): Coberxo Blanc y Cova dels Jurats o de L’Esglesia. Informe preliminar”, editado en la revista Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la universidad de Granada número 20 ¿Era esa la función de esos elementos recortados en la roca de Calescoves, o estuvieron asociados a rituales durante los enterramientos en las cuevas protohistóricas y en ellos en vez de exvotos de marineros se ubicaron betilos? Esperamos se pueda dar respuesta en un futuro no lejano.

Figura 5

EL SANTUARIO DE LA COVA DELS JURAT O L’ESGLESIA. Como ya se ha indicado más arriba, desde inicios del siglo XIX son conocidas, dentro de la comunicad científica, una serie de cartelas rectangulares recortadas en la roca y con epígrafes latinos que se encuentran en la entrada de la gruta conocida desde tiempo inmemorial como Sala de Els Jurats y también como L’Esglèsia, tal como Veny indica en su libro de 1982. Hübner, filólogo alemán del siglo XIX, encargado de reunir en un corpus las inscripciones romanas procedentes de España, también las incorporó en el volumen II del Corpus Inscriptionum Latinarum editado en 1886, identificadas ahí con los números del 3718 al 3724. C. Veny las recoge de nuevo en su libro de 1965, Corpus de las inscripciones baleáricas hasta la dominación árabe, editado en Roma, abarcando en su inventario de los números 135 al 156. El investigador italiano R. Zucca resaltó en su libro de 1998: Insulae Baliares. Le Isole Baleari sotto il dominio romano, la presencia de una fecha reflejada en esas inscripciones, XI Kal(endas) Maias, el actual 21 de abril. Ese mismo detalle fue valorado por el profesor de la universidad de Barcelona, Jaume Juan Castelló, el título de su trabajo en prensa refleja la interpretación hecha a los escritos en esas cartelas: “La celebración del natalis Vrbis en Cales Coves: ritual y oficiantes”. Interior de la gruta Las investigaciones iniciadas en 2010, y continuadas en 2011, han permitido no sólo revalorizar las mencionadas escrituras, de las que hablaré un poco más adelante; se puede hoy indicar, gracias a esa intervención, una primera funcionalidad de la gruta dels Jurats como santuario, incluso con anterioridad a la llegada de los romanos a la isla en el año 123 a.C., y, por tanto, con varios siglos de anterioridad a la realización de las mencionadas cartelas. En ese sentido cabe destacar, en primer lugar, la forma de esta gruta, una cueva alargada acabada con un gran ábside central que es flanqueado por dos recortes a cada uno de sus lados. Originariamente tendría unos 20 metros de profundidad por 4 de altura y unos 9 de anchura, eso antes de que se produjeran una serie de desprendimientos en la gruta que abarcan, hoy en día, más de dos tercios del total del espacio de este santuario. El pequeño ábside del lado Este tiene un recorte en la roca a modo de cubilete para recoger agua, lo que da a entender que parte del ritual desarrollado en el interior de esta cueva estuviese relacionado con ese líquido elemento. En el flanco Oeste el otro recorte en la roca no llega a conformar una figura concreta, y no se ha intervenido aún en ella. El inicio de uso de esta cueva como santuario debe ubicarse en el siglo III a.C., según delatan los bienes muebles recuperados en las dos intervenciones arqueológicas que se han llevado a cabo, una en 2010 y la otra en 2011. Desde esas fechas y hasta el fin del siglo I d.C., esta gruta debió ser un santuario funcionando al modo de lo que debieron ser los santuarios talayóticos menorquines al aire libre, como lo fueron los recintos de Taula, con rituales en los que el comer y beber, especialmente ovicápridos, fue una práctica habitual, la misma que delatan los restos recuperados en estas intervenciones en Calescoves. Desde los restos óseos, a pequeños boles de cerámica de barniz negro itálicos, otros hechos aquí a mano imitando esas piezas importadas, a platos de pescado ebusitanos, algunos fragmentos de ánforas de ese mismo origen, continuando con fragmentos de lucernas o vasos de paredes finas del cambio de era,

hasta platos de cerámica de cocina norte-africana de fines del siglo I d.C., son parte de los bienes recuperados. La estratigrafía que se ha documentado en las intervenciones arqueológicas de estas dos campañas de excavación permite, a la par, que se puedan identificar algunas acciones que parece se fueron repitiendo a lo largo del tiempo. Como inicio de uso de este lugar como santuario debe constatarse la nivelación del suelo de la cueva y, sobre él se llevó a cabo una posible combustión, dada la cantidad de carbones recuperados en este estrato de uso; sobre ese nivel se aprecia la realización de un piso a base de piedras y arenisca que forma un suelo de paso sobre el que se aprecia primero un uso, y posteriormente haber realizado de nuevo la combustión, recuperándose en esta unidas estratigráfica de nuevo carbones, huesos calcinados, etc. Ese hecho se repite en varias ocasiones, incluso a posteriori del siglo I d.C. Esta gruta siguió utilizándose como santuario hasta, al menos, el siglo III d.C., tal como rezan las cartelas epigráficas ubicadas justo al exterior de la cueva, seguramente con un ritual que cambió totalmente, dado que a partir de fines del siglo I d.C. no se identifican materiales muebles en su interior. Existen una serie de repisas internas en la pared de la gruta que puede tuviesen una función dentro de los rituales desarrollados en este santuario, aunque la realidad es que no podemos saber con exactitud su funcionalidad, ni si tuvieron uso desde el primer momento en que la gruta se convirtió en santuario o más adelante (Figura 6).

Figura 6 Los actos llevados a cabo en el interior de la misma debieron iluminarse con lucernas, de las cuales se han recuperado en las excavaciones un importante número de fragmentos, y que debían estar colocadas originariamente en pequeños recortes que se aprecian en los laterales de la gruta. Cartelas epigráficas al exterior de la gruta

A partir del siglo II d.C., tal como se puede leer en las cartelas recortadas en la repisa al exterior de la cueva, este antiguo santuario fue dedicado a una advocación relacionada con la fundación de la ciudad de Roma, tal como se ha citado anteriormente. Lo que se ha podido transcribir en estos dos años de investigación por parte de uno de los miembros del equipo, Marc Mayer, ayudado por G. Baratta, ha permitido llegar a esa primera conclusión, además de la advocación a Roma. El estudio de los campos epigráficos, de los cuales hasta ahora se ha individualizado una treintena, ¡ y con alta probabilidad para la existencia de otros!, es lo que permite hoy dar esos datos interpretativos. Esos paneles presentan señales indudables de presencia de rubricatura que en algunos casos no se limita a la escritura incisa sino que constituye textos por si misma, que tienen como único medio de escritura el atramentum, rojo de nimio. Esta rubricatura sirve también para delimitar campos epigráficos y realzar las ansae en forma de cola de milano de las tabulae identificadas con este elemento decorativo (Figura 7).

Figura 7 La estructura de los textos parece responder siempre a un mismo esquema. Para empezar siempre se inician con una datación consular, es decir, se pone quienes eran los cónsules en Roma el año en que se escribió la cartela correspondiente. A continuación se escribía una fecha, que en la mayor parte de los caso es el XI Kal(endas) Maias, lo que hoy es 21 de abril, sigue a continuación la fórmula hoc venimus, a la que sucede una abreviatura aedi- o aed-, que parece responder a aeditui, aunque no se haya dejado de pensar en aediles. En algunos casos está presente la forma ine- que quizás pueda responder a ineuntes. Cierra siempre los textos lo que parece ser un elenco o una lista de nombres, posiblemente los de los mencionados aeditui.

Esa fecha indicada en buena parte de los casos, el XI Kal(endas) Maias, corresponde a lo ya indicado, el día de la celebración en Roma de los llamados Parilia o del dies natalicius Vrbis, es decir el nacimiento de metrópoli, dado que se considera que fue en ese día de ese mes del año 753 a.C. cuando Rómulo fundó la Urbs. También se ha documentado otra fecha que podría responder quizás a la celebración de los Cerialia o ludi Ceriales en uno de los epígrafes analizados en estos dos veranos. No será ocioso recordar el impulso dado por el emperador Adriano a la celebración de natalis Vrbis y al hecho de que ninguno de los documentos que hemos podido hasta el momento datar resulte ser anterior a ese momento. Recordemos, hasta el momento se han podido datar con precisión, gracias a la lectura de los nombres de los cónsules que ya se ha indicado, un total de siete de ellas, correspondiente a los siguientes años: El más antiguo es el año 140, le siguen 150, 179, 192, 214, 216 (éste con dudas), y el más moderno, el año 230.

Repisa inmediata a los paneles epigráficos. Llama la atención la existencia de una repisa en la pared de roca, aún más al exterior de la repisa de los paneles epigráficos, situadas aproximadamente a un 1,60 m del nivel de circulación actual. Su limpieza y estudio dio como resultado la identificación de unos recortes en la parte superior de la misma, a modo de plataformas regularizadas y muy cuidadas, que seguramente tuvieron como uso el ser el emplazamiento de estatuas. Estos encajes, en número de tres, parecen poder hacer suponer la presencia de un culto dedicado a tres divinidades, que quizás podrían formar una tríada. Como curiosidad recordamos aquí cómo esos recortes fueron interpretados por Juan Ramis y Ramis, en su publicación de 1817, como dos sillas en donde debieron sentarse los magistrados de la “población” de Calescoves.

INSCRIPCIÓN DEL SIGLO XVIII Por último, no podemos dejar de mencionar una inscripción junto al Cobertxo Blanc, considerada en ocasiones antigua, y que hoy puede decirse que, según lectura de Marc Mayer, se trata, evidentemente, de una inscripción moderna de un dragón, quizás de un destacamento que hubiese podido recalar en el siglo XVIII en esta ensenada. Su transcripción es la siguiente: TOM[AS] VRBIN[A] DRAGO[N] DEL V REG(imiento) REG.

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