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EL TIRANO Y SU ASESINO
Por: Pedro José Arteta Jefe de redacción de “VISTAZO” EN QUITO. Fuente: Revista Vistazo Marzo de 1958.
Una Entrevista a Faustino Rayo y un Parecido Inquietante Introducción Nuestro jefe de Redacción en Quito, Pedro José Arteta, ha logrado una entrevista magnífica, después de vencer grandes dificultades, con el presunto hijo de Faustino Lemus Rayo, quien se encuentra, ciego en el Hospicio capitalino. Y, de inmediato, le ha venido el recuerdo del trabajo intitulado “El Crimen Pasional de Faustino Rayo”, de la señora Laura Pérez de Oleas Zambrano, publicado, por primera vez, en el “Suplemento Dominical” del diario “La Nación” del 27 de mayo de 1951. La mencionada publicación causó gran revuelo, y en nuestro carácter, entonces, de Director del mencionado “Suplemento”, debimos contestar varias cartas sobre la misma, incluso de familiares de Don. Gabriel, e igual le ocurrió a la autora, que se ratificó en sus afirmaciones. Para mejor ilustración sobre el asunto copiamos algunos párrafos de la leyenda, o tradición, de la Señora Laura Pérez de Oleas Zambrano: “El Hospicio de Quito guarda entre sus tristes muros un asilado, un anciano, ciego a causa de un frustrado intento de suicidio. Este hombre ingresó al asilo de la miseria hace 22 años. Actualmente tiene 75 años de edad (83 años al presente). “Los rasgos fisonómicos del hijo de Rayo son interesantes, y admirarlos y examinarlos detenidamente, una inquietud, una sospecha se nos prende en el alma, y nos
viene a la memoria, el recuerdo de un retrato popular que han contemplado nuestros ojos….”.
Uno de los más hermosos y fieles, retratos de García Moreno. Es un grabado del artista francés F de Mare, realizado en el año 1886, y publicado en la edición, de 1887, de “Escritos y Discursos de Gabriel García Moreno”. El grabador se inspiró en un retrato del “gran tirano” hecho en 1875; posteriormente, la estampa de F. de Mare, ha sido imitada en la iconografía garciana, con simples variantes de vestidura. Son, notables, la amplitud de la frente y la profundidad de las órbitas, dentro de las cuales relampaguean sus miradas. (Archivo F. H. E.)
FUE UN “CRIMEN PASIONAL” EL DRAMA DEL 6 DE AGOSTO? Sobre la tesis que plantea la autora de “El Crimen Pasional de Faustino Rayo”, las líneas que vamos a transcribir, del tantas veces citado trabajo, nos dicen lo suficiente: “¿Qué no se supone quién armó el brazo del Faustino Rayo para que asesinara a García Moreno? Inútiles e injustas persecuciones. Clérigos y masones debieran quedar en paz. FAUSTINO RAYO DIOLE LOS CATORCE MACHETAZOS POR TODOS LOS BESOS QUE SU ESPOSA LE DIO EN ESA CABEZA DE SUBYUGADOR DE PUEBLOS Y MUJERES”. Nosotros no quitamos ni ponemos rey, simplemente informamos, estudiamos, comparamos. Cada lector puede formarse su propio Juicio con los elementos que le
brindamos, y de acuerdo -¡esto es muy humano!- con sus antipatías o simpatías a las figuras de nuestra Historia. Quizá la verdad –o lo que más se le aproxime- esté en suponer que tres conspiraciones, vinculadas, únicamente, por el fin común, acabaron con la vida de García Moreno.
Faustino Rayo, hijo, en su lecho del Hospicio de Quito, cuando era entrevistado por nuestro jefe de Redacción en la Capital, Pedro José Arteta, quien logró romper su obstinado mutismo.
Faustino Rayo Carpio, quien tenía ocho meses de nacido al producirse el asesinato de García Moreno, fuma un cigarrillo ofrecido por su entrevistador. Obsérvese el vigoroso perfil del anciano.
La presente extraordinaria fotografía, que se publica por primera vez en una revista ecuatoriana, es el resultado de un paciente y complejo trabajo de Carchi, Betancourt y los hombres de nuestro equipo de foto-mecánica, que de un original en deplorables condiciones, del Museo Municipal, han logrado la imagen del discutido mandatario cuando, luego de su asesinato, se le expuso embalsamado en la Catedral de Quito, sentado en el sillón presidencial, vestido de gala con su uniforme de General en Jefe del Ejército, la banda que dice: “Mi poder en la Constitución”, espadín al cinto y guantes blancos. Así presidió su propio funeral, con su guardia de honor, que se realizaron el día lunes 9 de agosto de 1875. Muy pocas personas en el Ecuador, saben donde está enterrado; algunos afirman que sus restos se encuentran en Roma, en la Capilla Gregoriana, junto al monumento del Papa Clemente XIII; otros, que en la catacumbas de la Catedral de Quito.
La primera, la más pura, encendida en el corazón de jóvenes románticos por los escritos de Juan Montalvo; es la conspiración de Roberto Andrade, Manuel Cornejo, Abelardo Moncayo y sus otros compañeros, en quienes revive la sombra atormentada de Bruto y los “idus de Marzo”. La segunda, es la venganza del honor ultrajado; es la reencarnación del Otelo implacable –con razón o sin ella-, que representa Faustino Lemus Rayo.
La tercera, la más ruín, la más vil, la menos conocida, la más misteriosa, es la que se engendra en el propio Palacio Presidencial, entre los que querían el mando no importa a que precio… Hay nombres, ¡varios nombres!, que los historiadores conocen pero no escriben. Es la última conspiración: ¡La del silencio!
UNA ENTREVISTA DIFÍCIL En un solitario cuarto del Hospital quiteño yace un viejo ciego, imponente, autoritario y silencioso: Faustino Rayo, hijo del matador de García Moreno. Tendido en su camastro, deja que sus gastados huesos descansen, engrillados por la parálisis que ha detenido sus movimientos, cruelmente. Aferrado a sus secretos, espera la muerte, exclamando con amargura y orgullo: "no tengo amigos, no quiero amigos en este mundo...". Antes de sentarnos a su lado, los dirigentes del Hospicio nos advirtieron: "Es inútil que pretenda entrevistarlo; vive encerrado en su mutismo y, especialmente, cuando le preguntan sobre su padre y su pasado, cierra la boca férreamente. Jamás ha hablado"... Sin embargo de esta advertencia, logramos en la entrevista más difícil de nuestra vida periodística, levantar esa cortina, arrancándole, palabra por palabra, trozos de los años idos y de la misteriosa tragedia que protagonizó su padre hace ochenta y tres años. Interesante entrevista ésta, porque tocamos puntos de íntimo contacto con el hecho que se ha convertido en el vértice de acaloradas discusiones en nuestra Historia. Unos bendicen el machete de Rayo, que libró al Ecuador del más grande tirano; otros le califican de cruel asesinato, cometido con la más condenable de las sañas y venganzas. En el fondo se han tejido leyendas y comentarios que han envuelto este episodio en una red misteriosa de dudas, hasta hoy no rasgada definitivamente. Por qué Rayo mató a García Moreno...? Fue por libra a la República de un hombre sanguinario...? Fue por el triunfo de las ideas liberales o por venganza personal...? En la entrevista, conseguida con inmensa dificultad, salieron de la boca del orgulloso y paralítico anciano, palabras que entregamos al severo juzgamiento de estas generaciones.
Faustino Lemus Rayo, el colombiano cuyo machete abatió a García Moreno el 6 de Agosto de 1875. Era alto, delgado, de piel blanca, y de barba rojaza. (Cortesía del Museo Municipal).
QUIÉN ES FAUSTINO RAYO HIJO? De cabello cano, con grandes entradas sobre la frente amplia y arrugada; el anciano descansa sobre su pobre camastro. Blanco, de rostro un tanto alargado, nariz de imponente perfil griego; labios autoritarios, dictatoriales. Sus gestos demuestran su férreo carácter, pese a la ancianidad y a las dolencias. En unas hondas e impresionantes cuencas obscuras, aparecen sus dos ojos azules, hoy apagados por la ceguera, pero que son el vestigio de un carácter de hierro. En determinados momentos parecía brillar con antiguos destellos, especialmente cuando nos repetía con insistencia: "No quiero hablar... a nadie diré mi vida; retírense... qué les importa mi vida!. -
Tengo ochenta y tres años, comenzó balbuceando como un silbido casi ininteligible.
-
Recuerda en qué mes nació...?
Fotografía del hijo de Rayo, Faustino Rayo Carpio, tomada hacia 1950, cuando ya estaba ciego a consecuencia de su fallido intento de suicidio; compárese el rostro con el retrato de su padre que damos aquí (Archivo F. H. R.).
Un nuevo silencio testarudo cerró sus labios. Insistimos, sin revelarle que somos periodistas, para infundirle algo de confianza. Lentamente contestó: -
Creo que nací entre el 19 al 20 de diciembre de 1874. Sus manos blancas, alargadas, huesosas, temblaban sobre la manta rosada que cubría su cama estrecha. Se adivinaba la violencia de la parálisis en sus piernas que, hechas un nudo, permanecían cubiertas por las sábanas.
-
Desde cuándo está recluido en el Hospicio?
-
Desde hace veinte y siete años.
-
Paralítico desde hace tanto tiempo?
-
No... ¡Por favor, váyanse... No quiero hablar para nadie! Volvimos a la carga con paciencia, buscando algún pasadizo para escurrirnos en esa vida que tiene la decisión de apagarse llevando consigo muchos secretos.
-
Don Faustino, por favor... nos interesa su salud... Desde cuándo está paralítico?
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Desde hace unos meses.
-
Vino en nuestra ayuda un enfermero, añadiendo:
-
El señor está paralítico desde hace más o menos un año. Nuestro viejo entrevistado se animó unos breves momentos, expresando: "Un día asomaron algunas hinchazones en mis piernas y desde allí estoy paralizado... Espero la muerte... Qué más da, para la vida que llevo? Volvimos a preguntar:
-
En dónde cogió Ud. la enfermedad?
-
A lo mejor fue en el Oriente, porque he andado por esas tierras. Cuatro años viví en Archidona, en el Napo y en el Tena. Fuí Gobernador de Archidona. Mi General Leonidas Plaza creó ese cargo para darme... Le recuerdo con cariño... Poco a poco se fue animando. Instantáneamente rayos brillantes iluminaban sus apegados ojos azules entre la oscuridad de sus impresionantes cavidades. Cuando nos declaró esto, nuestro pensamiento atravesó la Historia para descubrir una coincidencia: su padre Faustino Rayo Fue también empleado en Archidona, unos meses antes del asesinato. Se ha escrito que a esas selvas le envió García Moreno… ¿Por qué lo hizo…? Nadie lo sabe con certeza.
FUE SOLDADO LIBERAL Seguimos buscando la forma de arrancarle frases y palabras, como se estuviéramos perforando un escondido pozo en el subsuelo. -
Fue soldado Ud. En esos tiempos?
-
Claro, Fui soldado de Alfaro. Llegué hasta Alférez. Intervine en algunos combates en el año en que penetró el liberalismo en el país.
-
Liberal por convencimiento?
-
Por todo. Por mi familia, por lo sucedido, por mis propias ideas.
Vimos un cuadro de la Virgen del Rosario sobre la cabecera de su destartalada cama y en el mugriento velador un rosario, ya gastado por el continuo contacto de devotos dedos. Preguntamos: -
Católico, verdad?
-
Si, señor. Liberal católico. Acaso no se puede ser ambas cosas…? Mi madre fue también liberal católica. Pobrecita…
-
Cómo se llamaba?
-
Mercedes… La quería mucho. Murió hace unos cuarenta o cincuenta años. Volvió el rostro hacia la pared y como que sus apagados ojos se humedecieron. Hubo un largo silencio embarazoso… Volvimos a preguntar:
-
Peleó con el General Leonidas Plaza también?
-
Sí… Ah… mi General. Estuve con él en el combate del Chambo.
-
Conoce a Galo Plaza?
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Claro… Era muy pequeñito Don Galo… Llegó a la Presidencia, verdad? Se cambiaron los papeles, ahora el orgulloso viejo nos entrevistaba. respondimos:
Le
-
Sí, señor. Llegó a la Presidencia. Tuvo noticias de eso Ud?
-
Unas pocas. No puedo ver, soy ciego… De vez en cuando alguien me lee algún periódico atrasado… Mi mundo es este cuarto y mi humilde cama.
-
Tiene parientes?
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Unos pocos… ya lejanos.. Se preocupan por su salud?
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Si. Mire, señor… Déjeme en paz…¿Para qué le importa mi vida?
-
Le miramos largamente. Esos rasgos autoritarios volvieron a aparecer en el rostro arrugado. Se dibujaban en él una línea de tanta firmeza que nuestro pensamiento comenzó a volar por otros confines… Preguntamos nuevamente: Cuáles son sus sentimientos para los Conservadores?
-
Pues… tengo algunos amigos entre ellos… Creo que ahora están en el poder… Sin embargo los de hoy no son los de antes… Me han dicho que el Gobierno es bueno en la actualidad. El Presidente actual es el Dr. Camilo Ponce, contestamos. No es conservador, es socialcristiano… Ha oído hablar de él; le conoce?
-
No, Le conocí al abuelo. Creo que Don Clemente fue su abuelo… sino me falla la memoria. Era conservador, aunque algunas veces le oí gritar “Viva Alfaro”.
-
Tiene Ud. Amistad personal con Alfaro?
-
Mucha. Me apreciaba con toda su alma. Yo nunca he abandonado mis ideas liberales. En mi familia unas tías eran conservadoras, pero mi madre, liberal… No faltaría más…
-
En qué barrio nació?
-
En San Roque. Allí teníamos una casita que no era de mi padre. Aprovechamos la oportunidad que nos dio y volvimos a la carga:
-
Su padre…? Le conoció? Se hizo un silencio solemne en el cuartucho. Un viejo medio baldado que nos escuchaba en otro rincón, volvió el rostro a Faustino Rayo, como asombrado, al oírle nombrar a su padre… Esperamos ansiosamente. Por fin se animó a hablar con lentitud. Casi no le oíamos:
-
No le conocí. Como iba a conocerle si cuando sucedió “eso” yo había quedado de ocho meses. Pobre mi madre… Ella me conversaba de vez en cuando… Pero eso está tan lejos… tan lejos…
-
Dónde se educó? Quizá en la Escuela de los Hermanos?
-
No. Cursé primaria en la Escuela de La Merced. Recuerdo que mi profesor era un señor Daniel Román, Quien se hizo sacerdote. Le encontré luego de muchos años en Guayaquil. Aunque Ud. No lo crea, pero se hizo Cura. No cursé secundaria. Éramos pobres.
-
Efectivamente la Historia dice que su padre y su familia eran pobres.
-
Así es.
-
No le han molestado por lo que hizo su padre?, - nos aventuramos a preguntar, poniendo el dedo en el centro de la llaga. Nuevo silencio y nuevas ansias…
-
No, Pero… ¿Por qué debían molestarme?
-
Ud. Tiene las facciones de su padre?
-
No. Le digo que no. Volvió a aparecer en su rostro ese rasgo de firmeza y de orgullo.
-
Su padre era blanco como Ud.?
-
No. Mi hermano mayor José María se parece a mi padre. Así me decía mi madre cuando nos contaba “eso” en el hogar.
-
Conoció a su padre siquiera en fotografía?
-
Si. En esos tiempos ya había la fotografía.
-
Dice que cuando sucedió lo de García Moreno, su padre estaba con un sobretodo gris, hecho de paño nacional…
-
Nuevo silencio profundo…
¡NO TANTO… NO TANTO…! -
Díganos, su padre está enterrado en San Diego?
-
Bueno fuera. Pobrecito. Le despedazaron después de lo que hizo.
-
Dice la Historia que García Moreno murió después de su padre…
Cabeza del magnífico retrato de cuerpo entero, de García Moreno, obra del artista, obra del artista Mario Kirby, forma parte de la galería de grandes hombres del Ecuador, de la “Academia Juan Gómez Rendón”, de General Villamil (Playas).
-
Eso es mentira. Qué iba a vivir García Moreno si estaba completamente despedazado por los machetazos... El murió en la plaza como mi padre.
-
Faustino Rayo murió de un balazo, verdad?
-
Eso me contaron en el hogar. Yo era muy niño. Me decían que después de haberle pegado un balazo, en el lado izquierdo de la Plaza Grande, los esbirros se lanzaron contra él con venganza. ¡Pobrecito.!
-
Sus familiares no lo recogieron?
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Creo que unas tías mías trataron de buscarle en esa tarde, pero no le encontraron. Le habían arrastrado. Luego desapareció el cadáver.
-
Fue gobernador en Archidona su padre?
-
Si. Conmigo se repitió eso. Yo fui también. Son los altos designios de Dios.
-
Dejó fortuna su padre?
-
Dicen que en el Oriente.
-
Ud. es casado?
-
Si. Con clara Soto. Ella vive todavía.
-
Le visita, le cuida? Calló en forma terminante. respuesta.
Su silencio fue más contundente que su
Volvemos a preguntar: -
Conoció al hijo de García Moreno?
-
Claro. Gabriel García Alcázar. Dicen que no era como el padre.
-
Muchos dicen que su padre hizo un bien al país, matando a García Moreno, al que la Historia le pinta como un Tirano...
-
No tanto... No tanto... No puedo hablar, señor. No quiero hablar...
-
Conoció la casa de García Moreno en la Plaza de Santo Domingo?
-
Claro. Me contaban que allí el hijo reunía los sábados a muchos pobres. Esa gente menesterosa se pasaba dese el mediodía hasta las cinco la tarde sólo para recibir un miserable centavo... Se imagina Ud.? Algo como una ola de rabia subía hasta el rostro del viejo que se movía en su camastro nerviosamente.
-
Vive solo en este cuarto?
-
No. Me acompaña un negro que se llama Justo Espinoza. Para lo poco que me sobra de vida... A mi padre le quitaron todo después de "eso". Hoy no tengo nada. Creo que la casa de mi madre en San Roque la vendieron hace años.
-
Quiere fumar?
-
Gracias. Le brindamos un cigarrillo rubio. Se animó y nos dijo:
-
Antes no fumábamos de éstos... Recuerdo que yo comencé a fumar a los catorce años... Pero eso ya paso... Me puede dejar en paz?
-
Si, Don Faustino. Gracias Adiós. Salimos de este lóbrego ambiente con miles de pensamientos en la cabeza. Qué secretos se lleva a la tumba ese viejo imponente? Sólo Dios lo sabe.
Fuente: Hemeroteca de la Biblioteca Municipal de la ciudad de Guayaquil.