EL ÚLTIMO CREYENTE –ENLOQUECIDIOPOR VER AL PAPA1 El ocaso del PAPA y de una organización obsoleta Por Camilo E. Ramírez Garza* “Dejad que los niños vengan a mí, y no se los impidáis porque De los que son como éstos es el Reino de los Cielos” (Mt, 19;14)
“Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: “Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré” Inmediatemante se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había saludo de él, se volvió entre la gente y decía: ¿quién me ha tocado los vestidos?” (Mc 5;25-30)
El día de hoy, miércoles 6 de junio de 2007, día en que –como todos los miércoles- el Papa realiza su audiencia pública, programada en ésta ocasión para 40 mil personas, mientras hacía un recorrido por la plaza de San Pedro, en un jeep blanco conocido como el “papa móvil” Un joven alemán, de 27 años, saltó la valla protectora, que divide a la muchedumbre (turba) de la comitiva papal, para intentar subirse al vehículo donde viajaba Benedicto XVI. Pudo ligeramente tocarlo. Siendo rápidamente controlado por el personal de seguridad del santo padre. Quienes, ante la sorpresa, no alcanzan a desenfundar sus armas, solo llevándose la mano dentro del saco.
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El joven que se le acercó al Papa, pasó de estar enloquecido de la emoción por verlo, a “estar-ser” enloquecido clínicamente, es decir, psiquiátricamente, enviado al manicomio (maní-comió j aja ja) y lo que pudo resolverse con una bendición y un abrazo fraterno pasó a ser, higiénicamente, controlado (por representar un peligro para si mismo o para otros, bla, bla, bla) por el discurso (mirada) de una de las armas de la biopolítica. * Psicoanalista. Profesor y supervisor Facultad de Psicología Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) en México. Profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC)
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El suceso que se estima duró breves 15 segundos, fue filmado, así como hecho secuencia fotográfica2, en pocos instantes la noticia recorre el mundo entero. Como en una secuencia de película, el joven se eleva sobre la valla protectora cruzándola, se sube al vehículo, al tiempo que es amagado por el personal de la guardia suiza, ante unas espaldas “ciegas” de
un papa, pues durante todo momento no advierte nada del
incidente, continuando con los saludos y bendiciones a la muchedumbre congregada. Al final, el joven yace en el piso, mientras el jeep continúa su trayecto. Siendo detenido por el servicio de orden del Vaticano y llevado e interrogado por el juez del tribunal del Estado Vaticano, Gianluigi Marrone, y posteriormente sometido a valoración médica y psiquiátrica, para ser ingresado en un hospital (El Norte, 6.06.07)
Dos cosas son las que se declaran: el joven no representó un peligro, pues no se encontraba armado, además de determinarse que su intención no era atentar contra la vida del papa, sino atraer la atención, comentó el padre Federico Lombari, director del servicio de prensa del Vaticano, y que posiblemente se trata de alguien afectado de sus facultades mentales; que se trata de una persona perturbada. Por lo que se le levanta la detención judicial, para ingresársele en un servicio sanitario de atención psiquiátrica.
Además también se comenta que desde el 11 de septiembre de 2001, del ataque a las torres gemelas en EUA, la seguridad en el Vaticano se ha intensificado, sometiendo a los peregrinos a mayores escrutinios de acuerdo a protocolos de seguridad más exhaustivos.
Independientemente de ello. Lo sucedido hoy, representa la puesta en acto de una situación ya presente desde hace ya tiempo en la humanidad en general y en la iglesia en particular: la caída del padre; el ocaso de las ideologías y religiones. Debido a la reducción del sujeto a sus elementos básicos, como es el genoma humano, o a sus aspectos neurológicos y psiquiátricos, es que este joven alemán, no encuentra -ni siquiera un lazo con aquel de su misma nacionalidadademás de ser el sumo pastor, aniquilando con ello todo lazo de “fe”, puesto que lo que se muestra con al interpretación que se hace y con el sometimiento a una estructura sanitaria psiquiátrica es que la unión que éste feligrés tenía con su papa, es el de una locura.
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La secuencia de fotografías se puede apreciar en la página del periódico mexicano, El Norte www.elnorte.com y el video es publicado por el periódico norteamericano The Chicago Ttribune http://www.chicagotribune.com/
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Al hablar de perturbación, efectivamente se trata de un asunto con el père3 y la turba (Un padre que perturba) la muchedumbre, que le mira y anhela tras la valla protectora, limite entre la fe posible, y la real que toca el cuerpo. Como el de un rock star, lo que queda asentado es que el joven mete el cuerpo en al relación con su “Papa”. Recordemos que “Papa” es padre en italiano. A la letra, hay algo con el padre y la multitud que lo busca. Ante eso, él permanece indiferente, solo saluda, bendice.
Lo mejor que hubiera podido pasar es que volteara, se detuviera, le tocara y también le hablara al joven, y en alemán hubiera sido mejor. Pero en vez de eso, la seguridad y la guardia suiza lo controlan, lo bajan del papa-móvil, lo llevan al suelo, para esposarlo, llevárselo detenido, interrogarlo e ingresarlo en el pabellón psiquiátrico de un hospital: pues se dice que está pèreturbado. Más bien el Père-turbado (el padre rodeado por las muchedumbres, es Benedicto XVI) Quedándose finalmente sin “Papa”, condenado al encierro por su “bien”.
Ello tiene otra lectura, en relación a las posibilidades de la fe en la actualidad postmoderna. Parecería que hasta la misma fe tiene que estar regulada por el “Nada con exceso todo con medida” No se aceptan más las locuras por la fe, lejos están los arrebatos de aquellos los “locos” por el reino de Dios, así se tratase de un grano de mostaza. Se ha añadido una fase más a la secuencia sobre el padecer y el sufrimiento humano. Si para el Antiguo Testamento aquel que sufría y padecía, lo hacía como un efecto-castigo del pecado de sus padres o de sí mismo (¿Quién ha pecado, su padre, su madre, sus antepasados, o él mismo? –se preguntan) en un segundo momento, ya en el Nuevo Testamento, este sufrimiento tendrá otra lectura como coparticipación de la pasión de Jesucristo: diciéndole a todo el genero humano que las tribulaciones, sufrimientos y padecimientos que vives día a día, son parte de su pasión, es decir, de su padecer en la cruz; en ese sentido el sufrimiento une, hace lazo, vinculo filial, ya no por la raza, sino por el amor, al mismo tiempo que nos redime. Se dirá “Si yo no tengo amor, nada soy”.
Hasta ahí consistía el mensaje cristiano, mismo que es retomado y controlado por la Iglesia católica, es decir aquella que se asume universal. Y finalmente la tercera secuencia, una ya depurada de religión y fe, una donde la filiación queda rota, diluida, afectada. En donde los actos realizados o los sufrimientos padecidos son producidos por el cuerpo de la biología, aquel estudiado y controlado por el poder de la tecnociencia biopolítica. Al interpretarse un acto, como el de un joven acercándose al papa, como un acto de perturbación mental, deja mal parados a todos: al joven primeramente, pues la poca o mucha fe que le quede, quedará entonces
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Père, en francés es padre. Donde Le Saint- Père: le pape, nombra al santo padre.
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reducida a una enfermedad mental, que se buscará tratar seguramente con psicofármacos y sesiones de psicoterapia, bajo el supuesto de “salud y bien estar” que moviliza los esfuerzos de los “especialistas” sanitarios. ¿Dónde quedará la fe? ¿La creencia? ¿La obediencia al Papa, al jerarca? ¿Cómo un tipo de alienación mental? ¿Habría sido mejor solo verlo a través de la vaya de seguridad, ver al representante de san pedro, al vicario de Cristo –con medida, poquito porque es bendito- pasar, sin quedar afectado? Tal vez el Papa se encontró ante el último verdadero creyente, sin él saberlo, ni advertirlo. Afecta a la iglesia y principalmente a la investidura del Papa, supuesto padre de la iglesia, quien no sabe qué sucede con una de sus ovejas que ha saltado el redil, mientras otras de ellas lo someten, hacen llaves y esposan. Para el después se declare a la prensa que se trataba de un enfermo mental, alguien que padece de sus facultades mentales. ¿Habrá que esperar cuales son las declaraciones del Papa en cuestión? De seguir en la misma línea sustentando la tesis de la perturbación mental ¿No sería lo mismo que en lugar de haber recitado a Lázaro, Jesús hubiera salido a decir que se trataba de una muerte por trombosis y complicaciones cardiacas? ¿En lugar de curar a los endemoniados, mandando expulsar a los demonios a cada uno por su nombre, diagnosticar al sujeto que se contorsionaba en el suelo y con espuma en la boca, una quiebre psicótico, consultando el DSM V a. C.?
Similares sucesos. ¿Qué efectos tiene en la fe, la serie de artículos médicos en donde se va narrando –en términos biológicos- la pasión de Cristo? ¿Ya no es suficiente saber que murió por los pecados de la humanidad? ¿Sino saber la “realidad real” de lo que fue sucediendo en el viacrucis, a su organismo, a su corazón, cerebro, vísceras, huesos, desgarres, asfixias? ¿O el llamado “gen de Dios”, la explicación genética del por qué el humano busca re-ligarse a algo trascendente? ¿Reducir al amor a una explosión de noradrenalina y dopamina?
El evento hacer recordar aquellos tres atentados contra el papa Juan Pablo II, dos fallidos y uno certero. El primero, en 1979 un joven fue detenido con un chichillo; el segundo -el
certero- en 1981, el papa fue atacado por el turco Alí Agca, siendo visitado en prisión posteriormente por el sumo pontífice. Y en 1982, de visita a Portugal, al santuario de Fátima, es detenido un sacerdote católico, de nacionalidad española, el padre Juan Fernández, quien empuñaba una bayoneta de fusil. Sin embargo en aquellos momentos el papado de JPII se mostraba fuerte y muy cercano a la gente, por lo que tales atentados aumentaban aún más el fervor y el amor por la iglesia y el papa. A diferente al actual, en donde la lejanía de la gente y el papa Benedicto XVI, Joseph Alois Ratzinger4 su poco
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Coincidencias de humor negro, el segundo nombre del papa Benedicto XVI es Alois, como aquel también compatriota suyo, Alois Alzheimer, psiquiatra alemán, quien descubrió en 1906,
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carisma, es evidente, así como una búsqueda por la ortodoxia en la doctrina de la iglesia, su recrudecimiento y poca apertura al diálogo. Lo cual se nota en todo lo que sucede a sus espaldas y él ni se inmuta. Alguien quiere tocarlo y los guarda-espaldas, lo someten., sin que el sepa nada. Quedando el joven sin padre ni fe, ni vinculo amoroso, sino reducido a su perturbación mental, psicológica5, encontrando un sistema “sanitario” que lo trate ya no como creyente católico, sino como paciente, como enfermo mental. Su lectura postmoderna: la fe ya no pertenece exclusivamente al terreno de la fe, sino al de la enfermedad mental, a los genes, al cerebro… ¡La carne ya no es solo carne! ¿Dónde ha quedado la fe, el amor y la caridad? ¿Es de locos querer acercarse al papa, a Dios, hoy en día?
¿Del leproso al enfermo venéreo, de éste al loco enfermo mental, no solo en cuanto al expulsado, sino al feligrés? cual fue estudiado y descrito por el filósofo francés Michel Foucault.
Por lo que hoy es un momento histórico: ¡Hemos acontecido a la muerte de un padre, que otrora fungiera como PAPA! lo que se tiene ahora es un interpretador de la ley de la iglesia y de sus estatutos.
Jueves 7 de junio 2007 Monterrey, Nuevo León, México
la enfermedad de demencia, que lleva su mismo nombre. En este acto el papa “Alios” fingió demencia ante su feligrés, su oveja; “fue llevado al manicomio por querer acercarse a la iglesia” 5 Lo mismo ha sucedido con Seung-Hui Cho, joven sud-coreano, de nacionalidad norteamericana, quien asesinara el 16 de abril de 2007 a 32 estudiantes, suicidándose después, en la Universidad Tecnológica de Virginia, en EUA. A lo cual la institución, el país, sus amigos y familias, se han separado de sus actos, adscribiéndoles una explicación de perturbación mental, en donde “nadie tiene nada que ver” ni la familia donde vive, ni la escuela, ni el país. ¿Qué hubiera sucedido en caso de que Cho Seung-Hui hubiera sido medallista olímpico o Premio Nóbel? ¡Tendríamos a unos padres y país receptor y original, sintiéndose sumamente orgulloso de su hijo prodigio, identificando el origen en lo mejor de lo propio –del país y de los padres! En lugar de ello tenemos un “loco” enajenado y descontextualizado, que quien sabe de dónde salió.
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