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El valor de la salud en el ámbito laboral, programa de intervención con incidencia en los estilos de vida: actividad física y asesoría nutricia. Sofía Margarita Morfín Zepeda Raúl Armando Romero Esquivel El valor del cuidado de la salud entendida como un estado de existencia, como una meta lograda, como un estilo de vida, así como el bienestar que ofrece el permanecer corporalmente saludable, como responsabilidad personal que obligadamente tiene consecuencias sociales, el deseo de mantener la autoestima en sus mejores condiciones, que al parecer por visibles razones se ha olvidado en la sociedad tapatía, y en particular en los trabajadores de carácter administrativo del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, es la problemática que motivó el inicio del trabajo académico que presentamos. La modernidad que se experimenta en las grandes ciudades permite percibir ritmos de vida acelerados que son producto de los nuevos estilos de vida; los tiempos para la convivencia, para el ocio y para hacer en el presente cotidiano algo más que trabajo y obligaciones familiares puede ser cosa del pasado si es que no recapacitamos en la forma en que desarrollamos nuestra vida cotidiana, tener presente que el compromiso del cuidado de la salud es un acto meramente personal y que al parecer evadimos, tiene graves consecuencias. Las cotidianeidades laborales a las que se enfrentan las personas que participaron en este estudio, son la permanencia obligada en sus lugares laborales por ocho horas al día, generalmente en espacios reducidos que les obliga a un mínimo de movimientos físicos, así como el ingerir alimentos fuera de casa, el regreso a su vivienda para continuar una serie de acciones entre obligaciones y necesidades, se vuelve un círculo vicioso que con toda certeza conduce al sedentarismo. El tiempo para realizar acciones que favorezcan valorar lo que representa el cuidado corporal al parecer no está entre sus actos prioritarios; Gervilla (2000) citado por Melchor (2003:42) hace referencia a los valores del cuerpo educado en el cual considera la existencia de una serie de valores de la persona como sujeto
de educación y entre un grupo de valores mencionados establece el valor corporal, entendido desde nuestro punto de vista como el cuidado y educación de nuestro cuerpo, en este particular caso visualizamos un conflicto valorativo entre los trabajadores que revisamos en el presente trabajo. Ante una población sedentaria y con evidentes problemas de sobrepeso, obesidad y todas las consecuencias que estos estilos de vida presentan, se decidió implementar un programa de intervención desde donde participaron como orientadores egresados y pasantes de dos licenciaturas, Nutrición y Cultura Física y Deportes, ambas pertenecientes al Centro Universitario de Ciencias de la Salud, su labor, circunscrita en la normatividad que establece la obligatoriedad de prestar horas de servicio social al término de su carrera, el programa en cuestión se realizó por un periodo de dos años y seis meses, teniendo los siguientes objetivos:
Incidir desde las áreas de la actividad física y los hábitos alimenticios, para que estas personas adquieran la voluntad de una modificación en sus estilos de vida en tanto su salud lo requiera.
Analizar y dar cuenta de los resultados de la implementación del programa de intervención en trabajadores de oficina desde la valoración en el cuidado de la salud. Se abordaron diferentes vertientes teóricas, desde lo propio en valores,
estilos de vida saludables, los referentes de actividad física, alimentación adecuada, tipos de obesidad, sedentarismo, y la descripción normativa de los sujetos de investigación que son los trabajadores administrativos según lo establece en la norma universitaria que los rige. Enseguida abordamos algunos de estos puntos. Los valores, según Prat (2003:26) suelen tener múltiples usos, pueden referir un valor estético, económico, político, cultural, moral, etcétera. Plantea varias definiciones al respecto entre las que destaca la de Bolívar (1992:96) quien señala que “Los valores son ideales abstractos que representan las creencias de una persona sobre los modelos e ideales de conducta y sobre los fines últimos. Los valores son autoconcepciones que el individuo tiene de sí mismo, de los
demás y del resto del mundo, para los cuales elige y actúa de una determinada manera”. También los considera como creencias duraderas que nos conducen a un estado final en la existencia personal con obligadas repercusiones sociales. De acuerdo con estas apreciaciones, nuestros actos cotidianos estarían determinados por las valoraciones personales, el tiempo dedicado a cada acción es directamente proporcional al valor que le asignamos a cada una de nuestras acciones, y con ese día a día de acciones se perfila el estilo de vida personal. Gutiérrez (2003:36) por su parte menciona que “Los valores no existen por sí mismos necesitan de un depositario en que descansar”, los valores los adoptamos las personas existiendo grandes diferencias personales en cuanto a ello, el valor que le damos a las acciones, a las situaciones, a las actitudes a la moral, es algo muy particular y por supuesto con repercusiones sociales, en este particular estudio, el valor que le damos al cuidado de la salud nos conduce a tener un estilo de vida que puede ser o no saludable dependiendo de los ideales personales y de los fines que se proponga cada individuo de acuerdo con sus propias valoraciones respecto al tema. Respecto de las teorías sobre los estilos de vida encontramos dos aristas: desde una vertiente algunos autores se refieren a los estilos de vida casi exclusivamente enfocando los actos personales del consumismo, los efectos de esos actos en las economías de los países y las conductas ligadas al consumo y desecho de los bienes y satisfactores, donde se procura evitar a toda costa la posible reparación o reutilización de éstos y se prioriza su sustitución por compra nueva, situación que tiene sus propias consecuencias. Desde una perspectiva diferente, otros autores los relacionan con las cuestiones de salud, sin embargo es viable considerar este término de una manera más amplia conjuntando las dos vertientes en conjunto puesto que todas las conductas y actitudes personales que tienen consecuencias en el propio individuo o en la sociedad (medio ambiente, ecología, economía regional) deben ser considerados dentro de los estilos de vida, esto es, los hábitos alimenticios, corporales, sanitarios, el uso del tiempo libre, la decisión de realizar o no actividad física, el consumo de sustancias tóxicas, el tipo
de productos que adquirimos, las preferencias del vestuario, etcétera, por tal motivo para este trabajo utilizaremos el término estilo de vida, tomando como base a los autores que se inclinan por la vertiente de la salud. Los estilos de vida también incluyen los hábitos alimenticios y el consumo o no de sustancias tóxicas, además de la actividad física, situación que concuerda con las decisiones tomadas en el presente trabajo al abordar la problemática de salud desde las dos áreas del conocimiento implícitas en el desarrollo del programa de intervención: la nutrición y la actividad física. Sedentarismo.- Tipo de vida que implica la ausencia de ejercicio habitual o que tiende a
la ausencia
de
movimiento. Modo de vida
típicamente
contemporáneo. (Diccionario Paidotribo de la actividad física y el deporte) (2008:1902). Una definición del concepto más conveniente para este trabajo la encontramos en Romero (2011) quien en un artículo publicado en la Revista Chilena de Cardiología, describe el sedentarismo en términos de energía total empleada en la actividad física diaria, considerando sedentario a quien tiene un gasto menor al 10% del total de su energía. Refiere que dentro de la Encuesta Nacional de Salud de ese país publicada el año 2003 se consideró activa a toda persona que fuera de su horario de trabajo practicara alguna actividad física por 30 minutos tres veces por semana y sedentarios aquellos que no cumplían esas metas. Actividad física, “Se considera actividad física cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía.” Esta es la definición que al respecto ofrece la Organización Mundial de la Salud (OMS), (Salud, 2011). El término actividad física suele ser demasiado amplio y puede crear ambigüedad en distintos medios sociales, sin embargo hay estudios donde se delimita el concepto, Dosil (2003:18) cita varias definiciones que son acordes a la de la OMS, tales como: “Cualquier forma de movimiento corporal que crea una demanda metabólica significativa (Caspersen et.al., 1985:127)”. “Cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueletales que conlleva un
gasto de energía (Blasco, 1994:24)”, entre otras más definiciones bajo los mismos términos. En su trabajo hace una comparación entre los planteamientos de varios autores y resume que la definición tiene que ver con la intencionalidad, la intensidad y los tipos de ejercicios ejecutados. “Ejercicio Físico: es un tipo de actividad física que está planificada y estructurada, que es repetitiva y tiene por objeto el mantenimiento o la mejora de uno o más componentes de la forma o condición física (Pate, 1988). Para efectos de este trabajo partimos del concepto de “actividad física” propuesto por el autor mencionado en el párrafo anterior, pero matizando lo siguiente: en nuestro programa de intervención se aplicaron ejercicios que estuvieron planificados, estructurados y fueron repetitivos, sin embargo no se tuvo la intención de mejorar la condición física puesto que los niveles de intensidad de las actividades no perseguían esos objetivos, no obstante estuvieron presentes los movimientos musculares y esqueléticos. Damos por sentado que la práctica de cualquier tipo de actividad física aporta beneficios tanto físicos como emocionales, en el aspecto físico está comprobado que la práctica cotidiana de cualquier ejercicio le permite a nuestro cuerpo el incremento de la fluidez del torrente sanguíneo, concentrándose la sangre en las partes del cuerpo que se están ejercitando, un beneficio más es la liberación de endorfinas que nos conducen a un mejor estado anímico, la fuerza que se desarrolla en los músculos nos permite en la vida cotidiana mantenernos con equilibrio y seguridad, mejora nuestro aparato respiratorio, ayuda en los problemas de sueño, nos produce un estado de bienestar físico y anímico. Con relación a la teoría de lo que se considera alimentación adecuada o saludable, encontramos lo siguiente, “Una alimentación saludable se logra combinando varios alimentos en forma equilibrada, lo cual satisface las necesidades nutritivas para un correcto crecimiento y desarrolla las capacidades físicas e intelectuales. La alimentación es una cadena de hechos que comienza en el cultivo, selección, preparación del alimento, hasta las formas de presentación y el consumo de un grupo de ellos.” (Izquierdo y Armenteros, 2004).
Los alimentos nos proporcionan nutrientes necesarios para hacer funcionar a las células organizadas en tejidos y estos en órganos y sistemas para llevar a cabo una serie de funciones en el organismo de los seres vivos, la importancia del consumo de alimentos es vital, puesto que la alimentación está ligada directamente con el estilo de vida, ya que el tipo de alimentos que consumimos tanto nos puede causar enfermedad como brindar salud, nuestro cuerpo manifiesta
físicamente
nuestros
hábitos
alimenticios.
Los
trabajadores
administrativos del CUCS cuentan con 30 minutos para ingerir sus alimentos, por lo que con frecuencia no prevén, ni destinan el tiempo suficiente para vigilar el tipo de alimentos que consumen, lo que buscan es satisfacer la necesidad de la manera más rápida y sencilla posible, situación que favorece los problemas de obesidad y sobrepeso en esta población. A lo anterior Banet y Buisa (2004) hacen notar que si bien la alimentación tiene una incidencia en nuestro estado de salud, difícilmente observamos los efectos que se manifiestan a largo plazo pero que estos son irreversibles. El estudio se realizó con base en la metodología científica de modelo mixto, puesto que presentamos análisis de datos estadísticos (modelo cuantitativo), así como la interpretación de experiencias en un entorno y ambiente específico (modelo cualitativo), estas interpretaciones emitidas por los actores ejecutivos en el programa a través de la técnicas de cuestionarios y entrevistas con respuestas abiertas y por los estudiantes/pasantes de las licenciaturas involucradas que pusieron en práctica dicho programa. La primera acción fue informar sobre los riesgos de salud en los que están inmersos si es que
no
modifican sus estilos de vida, para combatir el
sedentarismo se propuso la realización de actividad física dentro de sus espacios y horarios laborales con la finalidad de que los trabajadores experimenten en su cuerpo los beneficios inmediatos que esto les ofrece, en el entendido que lo que en ese espacio se realiza no es suficiente, será necesario que incluyan en sus cotidianeidades la práctica de actividades físicas.
Las sesiones de actividad física consistieron en una etapa de calentamiento y estiramiento muscular, una segunda fase medular y por último, invariablemente se trabajó con ejercicios de relajación. La frecuencia con que se realizaban estas sesiones de ejercicio tuvo variantes en cuanto a frecuencia y tiempo, algunas oficinas se visitaron cinco veces por semana, y de allí en número descendente hasta llegar a un solo día a la semana todo obedecía al interés de las dependencias participantes. Con relación al tiempo de duración de las sesiones fue de diez minutos al inicio del programa, y conforme avanzó el tiempo se fue incrementando hasta que se lograron veinte minutos de activación física. Una herramienta metodológica utilizada
fue la aplicación de una hoja
clínica nutrimental que nos proporcionó información relativa a dichos hábitos, así como indicadores clínicos que refieren al padecimiento de enfermedades y/o antecedentes de éstas, un reporte habitual de la ingesta de alimentos, datos sobre los aspectos ginecológicos, situaciones de toxicomanías, situaciones de hábito en reposo/sueño, su actividad física y/o ejercicio cotidiano, y la frecuencia de consumo de algunos alimentos. En la parte de incidencia en los estilos de vida que es la actividad física cotidiana encontramos que de un total de 80 participantes solamente 2 manifestaron realizar actividad física de manera cotidiana, el resto no realiza actividad física alguna y por lo tanto 78 se consideran personas sedentarias. Como se puede esperar, son individuos que están dentro de la estadística como personas con sobrepeso y los diferentes tipos de obesidad, sin embargo las dos personas que manifestaron practicar cotidianamente actividad física, según la definición anteriormente presentada se consideran personas no sedentarias. Con los resultados emitidos de la hoja clínica nutrimental y con base en los resultados de las mediciones antropométricas los asesores de nutrición se dieron a la tarea de realizar asesorías nutricias y elaborar menúes quincenales para cada uno de los participantes en el programa. Los menúes incluían tres alimentos
diarios y contaban con sugerencias para la preparación de los mismos y opciones de sustitución de algún alimento en caso necesario. En este estudio se tuvo el propósito de medir grados de relación entre dos o más variables en circunstancias particulares, el resultado de la aplicación del programa con el estado corporal de los trabajadores, sus hábitos alimenticios y de actividad física, así como los estados de ánimo y otras características personales del área cualitativa. La muestra fue de 142 personas de ambos sexos de entre 20 y 62 años de edad, trabajadores todos de oficina en el turno matutino, 105 de ellos pertenecientes al CUCS y 37 a las oficinas de la Coordinación General de Planeación y Desarrollo Institucional (COPLADI), de este total solamente 80 participaron en la totalidad del programa, esto indica que esas ochenta personas recibieron
masajes de
oficina
anti estrés,
se
les
tomaron
mediciones
antropométricas, se les ofreció asesoría alimenticia personalizada y realizaron las sesiones de activación física, asimismo, de ese grupo de 80 personas solamente 76 colaboraron con la herramienta del cuestionario, el resto 62 personas únicamente asistieron a las sesiones de activación física. Para dar cuenta de los datos arrojados en las historias clínicas nos enfocaremos primeramente en los datos de los hábitos alimentarios donde se reporta la ingesta habitual de alimentos, puesto que son los datos de interés para esta investigación. De las 80 personas
participantes solamente 16 de ellas
afirman que sus alimentos los hacen fuera de casa pero que son preparados en su hogar y se considera por los especialistas que son alimentos balanceados y nutritivos, las 64 personas restantes manifestaron consumir alimentos de preparación rápida procurando únicamente satisfacer la necesidad alimenticia descuidando tanto la higiene en la preparación, como la variedad en los mismos. Conclusiones Abordando el tema de los hábitos hacia la actividad física podemos concluir que al menos el 71% de los participantes en la totalidad del programa experimentaron cambios en sus hábitos unos reiniciando actividades físicas que
tenían en el olvido y otros al menos teniendo en mente por las
mañanas el
ejercicio y practicar una que otra actividad motora, podemos considerarlo como un logro cuando en el inicio del programa de intervención el 99% de los participantes se declararon individuos sedentarios. La parte menos favorecida fue el intento por modificar los hábitos alimenticios, la ingesta de alimentos poco nutritivos está por mucho arraigada en las personas, en sus proyectos de vida no tienen pensado modificar sus actitudes hacia el valor del cuidado corporal, puesto que en su totalidad abandonaron las recomendaciones plasmadas en los menúes, por lo anterior consideramos que debe ser un esfuerzo múltiple para lograr revertir el deterioro en su salud, es necesario invertir tiempo por los afectados para la preparación de sus alimentos en casa y llevarlos a su área laboral, situación que parece complicada para la mayoría, aquí reiteramos que es la propia persona quien va construyendo y definiendo sus normas y con estas su sistema de valores, puesto que estos se eligen libremente, “tanto las actitudes como los valores son fenómenos psicosociales intrapersonales muy característicos y por lo tanto son conformados a partir de la interacción del sujeto con su ambiente” Gutiérrez (2003:37), en su escala de valores están otros con mayor prioridad que su salud corporal, en la actualidad
la sociedad busca todo fácil y rápido, en este tema no es rápido
requiere su tiempo, dedicación, constancia y disciplina, la actividad física tiene efectos inmediatos en la persona, sin embargo hacia los demás lleva su tiempo para que esto se haga visible. La obesidad en la actualidad está etiquetada como un problema de salud social, por lo tanto todos los problemas que afectan a una sociedad no se pueden modificar en corto plazo, se necesita una intervención de largo plazo para que puedan verse resultados favorables. Consideramos que, para que los estilos de vida se modifiquen será necesario incidir desde las normas y actitudes que tenemos de vida transformando poco a poco sus valores. Evaluar los beneficios del ejercicio físico y la ingesta de alimentos simultáneamente, puesto que si solamente recurrimos a la modificación
de los hábitos alimenticios de manera disciplinada lo más seguro es que se reduzca nuestro peso corporal, sin embargo nuestra masa muscular seguirá sin modificación alguna, los beneficios que nos puede aportar la actividad física estarán ausentes, y viceversa. BIBLIOGRAFÍA Banet, E., & Carmen, B. (2004). Educación para la salud: la alimentación. España: Graó Chan Margaret (2009) Centrarse en la salud es clave para procurar el bienestar de la humanidad. Ginebra Suiza. Consultado 6 de julio de 2009.http://www.who.int/dg/speeches/2009/health_focus_20090706/es/extra Dosil, J. (2003). Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. España: Síntesis. Gutiérrez Sanmartín Melchor (2003), Manual sobre valores en la educación física y el deporte. Paidós, Educación Física. Barcelona, España. Izquierdo, A., & Armenteros, M. (abril de 2004). Revista Cubana de Enfermería. Recuperado el 30 de junio de 2011, de Revista Cubana de Enfermería: http://scielo.sld.cu Jiménez Martín Pedro. (2008) Manual de estrategias de intervención en actividad física, deporte y valores. Editorial Síntesis. Madrid Prat Grau María, Soler Prat Susanna (2003), Actitudes, Valores y Normas en la Educación Física y el Deporte. Colección Educación Física. Editorial INDE España. Romero, T. (2011). Hacia una definición de sedentarismo. Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Recuperado el 27 de junio de 2011, de http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S071885602009000300014&script=sci_arttext&tlng=pt