FORMAS DE GOBIERNO EN DON QUIJOTE DE LA MANCHA Por J. Mauricio Chaves-Bustos

FORMAS DE GOBIERNO EN DON QUIJOTE DE LA MANCHA Por J. Mauricio Chaves-Bustos Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hech

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DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Con el propósito de que los más jóvenes se acerquen a la obra maestra de Cervantes, el novelista Eduardo Alonso ha compuesto una cuidada y respetuosa

Don Quijote de la Mancha
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DON QUIJOTE DE LA MANCHA
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FORMAS DE GOBIERNO EN DON QUIJOTE DE LA MANCHA Por J. Mauricio Chaves-Bustos Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a lo que los tienen príncipes y señores; porque la sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale. 1 M. de Cervantes S. Por lo que más se nos castiga es por nuestras virtudes. 2 F. Nietzsche.

INTRODUCCIÓN Muchas son las interpretaciones que a lo largo de los siglos se han hecho sobre la obra más importante de la humanidad, toda vez que en don Quijote de La Mancha se recrea el acontecer de todo ser humano: la cordura y la locura, lo sacro y lo banal, la euforia y el ensimismamiento, los excesos y las continencias… El golpe psicológico que Cervantes le da a la humanidad, no es fácil de sobrellevar, pues le permite una mirada al espejo, en donde recrea al humano en su exterioridad y en su propia psiquis, mostrándole el ángel o el monstruo que puede llegar a ser. Qué es obra de realismo, qué es obra ideal, es la discusión que ha imperado. Sin embargo, y es la tesis que recojo para este ensayo, Cervantes crea y recrea, hay algo de fantasía en su papel de poietes, y es un poder que el autor encuentra para construir realidad en la autoconciencia, así lo advierte el romántico Novalis cuando describe a la fantasía como punto referencial de la inspiración:

Genio es la facultad de tratar tanto objetos inventados como objetos reales, y de tratar objetos inventados como objetos reales. Presentar el talento mismo, observar correctamente, describir las observaciones conforme a su finalidad, son cosas distintas del genio. Sin ese talento sólo se ve a medias y el genio lo es sólo a medias; puede contarse con disposiciones 

Ponencia presentada en el marco del X Seminario de la Federación Internacional de Antiguo Alumnos Iberoamericanos del INAP de España, “Retos del funcionario iberoamericano ante los nuevos escenarios”, Madrid, 30 de septiembre a 3 de octubre de 2008. 1 Miguel de Cervantes Saavedra. Don Quijote de La Mancha. Barcelona: RBA Editores, S.A. 1994. Tomo II. Capítulo XLII. p. 935 (Esta edición para toda referencia a la obra) 2 F. Nietzsche. Más allá del bien y del mal. Madrid: Alianza Editorial. 1983. Aforismo 132. p. 103

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geniales que, a falta del nombrado talento, no llegan a desarrollarse3.

Pero en Cervantes hay esta combinación y de una manera inusitada hasta entonces, pues el realismo está presente en su propia experiencia de vida.

El Quijote no podía ser sin la España de Cervantes, y esta es la faceta de realidad que no se puede desconocer. No olvidemos que Cervantes inaugura el genero literario de novela en su acepción moderna, y este difícil género exige una compenetración más grande con la realidad y con la sociedad a la cual se pertenece, pues a diferencia de la lírica, cuya subjetividad se tranza en los vericuetos del sentimiento y la abstracción, ésta requiere un dejo de mirada espacio temporal más concreta, construyendo una especie de paralelogramo entre el sentir y el decir, entre el ver y el observar, es decir que el ejercicio del poietes está directamente concatenado con la cultura y el momento histórico singular y particular de una nación o de un pueblo. No quiere decir que la novela pierda vigencia al paso del tiempo y al cambio de lugar, ¡no!, porque entonces ¿dónde el lugar de los clásicos?, ¿dónde el gusto por las obras foráneas?, ¿dónde el sentimiento de humanización con nuestras creaciones?, pero no se podría entender el realismo mágico sin el Caribe colombiano,

o

el

existencialismo

sin

la

Francia

de

la

posguerra,

o

el

trascendentalismo norteamericano sin el movimiento abolicionista, ello sin desmedro de poder degustar una obra de cualquier tiempo y de cualquier lugar en nuestra propia realidad, con razón Antonio Arango apunta certeramente al decir que: el buen novelista no debe olvidar su condición de hombre, su conciencia individual frente a la conciencia colectiva, o mejor, su compromiso. El mensaje del novelista generalmente sigue la línea del testimonio, la protesta y el combate4.

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Novalis. Granos de polen (1797-1798). En: Fragmentos para una teoría romántica del arte. Madrid: Editorial Tecnos, 1987. p. 49. 4 Manuel Antonio Arango L. Origen y evolución de la novela Hispanoamericana. Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1988. p. 31

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Así las cosas, quiero de manera muy general mostrar un paneo de la España de los siglos XVI y XVII, luego veremos las formas de gobierno que se proponen: las del idealismo y las del realismo, posteriormente se hará el ejercicio académico de paralelo entre esa época y la nuestra, viendo el enclave de posibilidades de buen gobierno que encontramos en don Quijote de la Mancha y sus aplicaciones frente a nuestra propia realidad espacio temporal.

LA ESPAÑA DE LOS SIGLOS XVI Y XVII La España de Cervantes ya había tomado una forma institucional, existían bases legales definidas en donde se imponían penas y castigos a quienes infringieran la ley, todo centrado en la figura de un gobierno central: El Rey. Pero en esa misma España aun no estaba bien definida la pretensión aristotélica de lo que debería ser el gobierno: los buenos gobiernos son aquellos que mejor sirven al bien general; los malos gobiernos son los que subordinan el bien general al bien de las personas en el poder. Claro, no podemos desconocer que la España de los siglos XVI y XVII experimentaba una forma de consolidación en su propia monarquía, pues los estados europeos se debatían en guerras intestinas por dominio de poder con el pretexto de las religiones. La monarquía hispánica, época de Cervantes, tuvo como enclave principal la defensa de la ortodoxia católica frente a los protestantes, a tal punto que encontramos a un Felipe II, el rey lego, a quien la defensa de su religión le acarreó a su país el enfrentamiento con musulmanes, protestantes anglicanos ingleses y calvinistas flamencos. El esplendoroso trasegar de los Austrias en Castilla, enriquecidos con el oro y la plata americanos, permitió generar una clase social privilegiada: la alta nobleza, los miembros destacados del clero o los letrados, quienes disfrutaron de los principales cargos de la monarquía; pero, así mismo, generó también su antípoda, el pueblo llano, sobre quienes recaía una carga fiscal impresionante, siendo además quienes engrosaban las filas de los ejércitos. Sin embargo, la región en que se desarrolla la trama de la obra, Castilla –La Mancha, experimentaba ya para fines del XVI una decadencia, fruto de la usura de los comerciantes, de la ociosidad y del excesivo peso fiscal generado para sustentar una guerra con los países bajos. Al menos desde la gran crisis epidémica de finales del 3

siglo XVI hasta mediados del siglo XVII, el interior castellano sufrió una fuerte crisis demográfica y económica que acabó con su prosperidad. Sus ciudades perdieron el papel que habían tenido en la economía y se despoblaron. La sociedad se polarizó y los exponentes de la incipiente burguesía, los sectores intermedios que protagonizaron la actividad manufacturera, mercantil y financiera del siglo anterior, desaparecieron. La obsesión por el ennoblecimiento y por vivir de las rentas agrarias sirvieron de base a una sociedad con fuertes diferencias entre los ricos y poderosos y la gran masa popular, empobrecida. Don Quijote y Sancho son fieles reflejos de esta aparatosa sociedad.

No hay en esta España posibilidades de libertad, ni de locomoción dentro de su propia geografía, pues era menester contar con una buena suma de dinero para desplazarse, y hasta necesario demostrar la pureza de sangre, toda vez que aún existía el sentimiento xenofóbico hacia judíos y moriscos –hechos por demás que el mismo Cervantes sufrió, al serle negada la solicitud de un humilde puesto en América en 1590 y al serle necesario también demostrar su linaje de viejo católico- ; así se recreará gran parte de la historia Europea, por medio del domino de las conciencias, hasta el punto de generar la contrarreforma con la odiosa y repudiada inquisición. El silencio, entonces, era un tesoro, y pocos se atrevían a exponer sus ideas por medios escritos; criticar al Rey y al gobierno era criticar al mismísimo Dios, así no lo hace entrever Nietzsche en su apología sobre el bien y el mal:

La prolongada falta de libertad del espíritu, la desconfiada coacción en la comunicabilidad de los pensamientos, la disciplina que el pensador se imponía de pensar dentro de una regla eclesiástica o cortesana o bajo presupuestos aristotélicos, la prolongada voluntad espiritual de interpretar todo acontecimiento de acuerdo con un esquema cristiano y de volver a descubrir y justificar al Dios cristiano incluso en todo azar, -todo ese esfuerzo violento, arbitrario, duro, horrible, antirracional ha mostrado ser el medio a través del cual fueron desarrollándose en el espíritu europeo su fortaleza, su despiadada curiosidad y su sutil movilidad: aunque admitimos 4

que aquí tuvo asimismo que quedar oprimida, ahogada y corrompida una cantidad grande e irremplazable de fuerza y de espíritu (pues aquí, como en todas partes, “la naturaleza” se muestra tal cual es, con toda su magnificencia pródiga e indiferente, la cual nos subleva, pero es aristocrática)5.

Cervantes se atreve no sólo a describir su entorno socio-político, sino que además se atreve a desafiarlo y a querer expurgarlo en la figura grotesca de Sancho en su gobierno de la ínsula Barataria, como veremos luego.

FORMAS DE GOBIERNO Los libros de caballería son en la obra un pretexto para abordar el tema del gobierno; si bien hay una clara referencia del libro como texto para acabar con los temas de caballería, hay también una burla, pues el mismo don Quijote es un libro de Caballería, veo que se quiere atacar una realidad por medio de un ideal, se respeta el espíritu caballeresco centrado en el idealismo del servicio, representado en la figura de don Quijote de la Mancha. Un ejemplo claro de la novela en esta perspectiva es la escena ante la reprimenda que da el amo a Andrés 6, don Quijote se aleja confiado en que el amo ha de cumplir su promesa, sin embargo vemos como el pobre Andrés es castigado con más sevicia cuando el ideal se ha alejado. Don Quijote representa así el ideal del buen gobierno, es el conocimiento que Cervantes tiene de los neoplatónicos y que los pone en cabeza del personaje de su creación; pero así mismo hay la referencia al gobierno desde lo fáctico, no todo puede quedar en la pura intención, don Quijote es el ser de la intención, bueno, noble, desfacedor de entuertos y de agravios, pero no puede quedarse ahí la cuestión, por eso la necesidad de la figura de Sancho, que el mismo Cervantes lo ha vislumbrado al inicio del capítulo en mención:

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F. Nietzsche. ob. cit. p. 117. Don Quijote I. Capítulo IV. La aventura de Andrés.

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Más viniéndole a la memoria los consejos de su huésped cerca de las prevenciones tan necesarias que había de llevar consigo, especial la de los dinero y camisas, determinó volver a su casa y acomodarse de todo, y de un escudero, haciendo cuenta de recebir a un labrador vecino suyo, que era pobre y con hijos, pero muy a propósito para el oficio escuderil de la caballería7.

Se desarrolla así un contenido ético en el libro, pero una ética al modelo kantiano: el del ser y el del deber ser, es decir el hombre en el presupuesto de unas necesidades tanto espirituales como corporales. Se despliega así la mezcla de realismo e idealismo que da universalidad a la novela. Cervantes nos muestra que es menester no caer en los absolutismos tanto del idealismo como del racionalismo. Sigue habiendo una burla a ese Estado español casi teológico con que se enfrenta nuestro autor, pues él mismo tuvo la desgracia de topar con la iglesia, como le dice don Quijote a Sancho, pues siendo administrador de rentas, vio de manera cercana la hipocresía eclesial, en donde la predica tomaba camino yuxtapuesto con la práctica, siéndole a él mismo negada toda forma de caridad cristiana. No suene raro que mezcle aquí términos de estado y religión, pues bien sabido es el contubernio que históricamente se ha da entre los dos.

Pareciera que Cervantes juzga anacrónico el ejercicio de la caballería andante, como anacrónico le parece el gobierno en el estilo puramente idealista, la intención no vale para un país empobrecido, son necesarias acciones reales y concretas que respondan a esas necesidades humanas; habiéndose frustrado las propias intenciones de trabajo burocrático de Cervantes, bien por que no se accedió a sus pretensiones, o bien por la inoperancia misma del autor frente al manejo de rentas, cosa que le acarreó la cárcel, éste propugna por un verdadero ejercicio político de las clases menos favorecidas: uno es el Quijote con sus buenas intenciones, como hemos visto, y otro es Sancho en el ejercicio del poder; el hidalgo se queda en la pura intensión, en tanto que el pueblerino gobierna con honradez y lucidez; nuestro 7

Don Quijote I. p. 122.

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autor hace ejercicio de burla a los gobernantes, pues un hombre sin estudio, pero bueno; sin títulos, pero noble en su condición natural, ejerce un modelo de gobierno ante el asombro hasta de sus burladores. Es que con Sancho hay un juego literario frente a lo que pareciera grotesco, Cervantes tiene la magia de mostrarnos en éste parte de nuestra personalidad, pero con la madurez del reconocimiento de nuestras limitantes, para ello tomaré nuevamente a Novalis, quien en sus estudios sobre el humor descubre para el interés de este ensayo, la importancia de la ocurrencia dentro del pensamiento de Sancho, así nos dice nuestro recurrido autor:

Allí donde entran en contacto la fantasía y la imaginación surge el chiste, la ingeniosidad, donde se aparean la razón y la arbitrariedad surge el humor. Lo insignificante, vulgar, tosco, feo, grosero, se hace sociable por medio de la ingeniosidad. Únicamente lo es, por así decirlo, en virtud de la ocurrencia; su determinación final es la gracia8,

Pero es una gracia en la genialidad. Cervantes sigue en el juego de lo ideal y lo real, para ello nos detendremos en los capítulos 42 y 43 de los consejos de don Quijote a Sancho de la II parte de la obra, para luego adentrarnos en el ejercicio de su gobierno, pasajes estos que muestran la añoranza a un pasado mejor, en donde la justicia obraba con razón a la equidad y a la cordura de los jueces, frente a una España decadente, donde hasta la nobleza era posible de adquirir, no en vano en diferentes pasajes de la obra se nos muestra como los reos y prisioneros son gentes del pueblo llano, frente a delincuentes de mayor cuantía, como el rico Juan Haldudo, quienes por la influencia del dinero detentaban una libertad convertida en libertinaje. Frente a los consejos que da don Quijote a Sancho, ha de tenerse en cuenta la clasificación misma que de ellos se hace: los primeros consejos son dirigidos al fuero interno, es decir al animus, al espíritu si se quiere, que no es más que el juicio de los actos ante la conciencia, y los segundos consejos dirigidos a gobernar persona y casa, es decir a los de la parte física, los de la apariencia, Cervantes ve en ellos la 8

Novalis. Ob.cit. p. 50.

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necesidad social de cómo ha de ser el trato de jueces y gobernantes para con sus gobernados y recurrentes. Don Quijote como juez obra las más de las veces con la esquizofrenia, en donde transforma la realidad en la historia de sus afanes y desvelos; por ello generalmente hay cosas que ve de manera tal que no existen, y su obrar está, por tanto, guiado por sus visiones; pero así mismo hay pasajes donde no hay locura, pero si una visión fantasiosa de la dolida realidad, tal es el caso narrado en el capítulo de los galeotes9, en donde puede más la compasión que el rigor judicial, dando libertad a seres verdaderamente peligrosos; el concepto de justicia queda de esta manera en entredicho, pero es quizá la respuesta primera frente a un sentimiento de repulsión de un sistema criminal del que, como hemos dicho, el mismo Cervantes fue actor presencial. La justicia en don Quijote continua por el campo de su supuesto ideal; muchos estudiosos ven en este obrar un anacronismo, es decir una forma incorrecta de ideal aplicado a unos sucesos donde el ejercicio de la caballería estaba pasado de moda; sin embargo veo en ello una crítica cervantina a su momento concreto, a tal punto de corrupción y de burocracia había llegado el ejercicio de la justicia, que era menester recurrir a ese anacronismo para hacerla valer, así lo anota el académico Mario D´Filipo: Su gesto tiene una misión de protesta frente al poderoso. Sabe que los delitos no se hubieran perpetrado si aquellos galeotes hubiesen disfrutado de un nivel de vida menos bajo en el orden cultural y económico10, pero el bien pretendido que busca don Quijote no se concreta en la realidad, los mismos galeotes atacan a sus defensores y continúan con sus fechorías, ese es el problema del ideal de la justicia.

PERTINENCIA DE LAS FORMAS DE GOBIERNO EN NUESTROS DÍAS Habiendo leído a don Quijote con la atención necesaria para no caer en anacronismos, nos es pues menester recrearnos en nuestro propio siglo. Hemos visto como el propio Cervantes se nos presupone real e ideal. Una realidad inusitada en su propia experiencia de una España en decadencia, y pone en boca de su 9

Don Quijote I. Capítulo XXII, pp. 283-294. Mario Alario D´Filipo. De la justicia en el Quijote. En: El Penalista. Bogotá, octubre de 1975. Año 1. No. 2. pp. 9-22. 10

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protagonista la sentencia que sigue acompañando a la humanidad en su deliberada atención a sus problemas: Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre… si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva sino con el de la misericordia, ¿acaso no es esta una sentencia universal en su propia concepción sobre el ejercicio de la justicia?

La Latinoamérica del siglo XXI se nos presenta también angustiada y adolorida, hay una crisis social frente a la cual no podemos ser indiferentes; la intolerancia religiosa de tiempos de Cervantes, se nos presenta hoy en una disparidad económica en donde los más deben enfrentar la inoperancia de la institucionalidad; las respuestas, además, quieren darse con el quiebre de esa misma institucionalidad. Cervantes, como lo hemos mencionado, responde fantasiosamente a la ineptitud gubernamental de su época, por ello don Quijote es parodia de su propio momento, que como hemos dicho pareciera el nuestro, de ahí su pertinencia. Nuestra sociedad, diversa en su singularidad, nos preocupa y nos duele, ¿acaso no pululan en nuestra concreción los Juan Haldudos en sus severas reprimendas frente a los reclamos laborales de sus esclavos; los maeses Pedro Pérez confundiendo teología y practicidad, maculando las cabezas de los faltos de sal en las molleras; los bachilleres Sansón Carrascos, disfrazando la locura con sandez para socavar las utopías de los idealistas; los duques, en burla perpetua contra aquellos que pretenden afianzar sus vidas más allá de lo puramente racional, poniendo mentecatos como gobernantes, para alcanzar sus fines que se hunden en la sima de sus propias miserias? Sigue habiendo victimas de autoridades, de empelados, de personas de nombre y de prestigio. Victimas cuya única respuesta es la prisión. Victimas de las persecuciones, todas injustas. ¿Acaso la escasez de bienes temporales no sigue siendo la generalidad de nuestra población descontenta?

La sola aplicación de una justicia ideal como la de don Quijote no nos es suficiente; sin embargo, debe seguir existiendo la presunción de esa idealidad, la misma que no puede quebrantarse si se quiere dar respuesta a nuestra doliente sociedad, la 9

pertinencia de esa idealidad radica en el supuesto aristotélico de lo que debe ser el buen gobierno: El fin de todo gobierno debería estar fundado en el bienestar común del los miembros de una nación. El gobierno de Sancho en su ínsula Barataria se nos muestra como modelo de una idealidad práctica y razonada, pero también de dolor en las angustias del gobernante. Sancho Panza, que es mezcla de razón y de pulsión, es aquí la parodia del gobernante afanado en la premura de su ejercicio, le sobran ganas para ejercer el dominio de su encomio gubernamental; al gobernante de hoy le es complejo el sustento honesto de sus apetitos, a Sancho, en cambio, se le priva de el, juega Cervantes aquí con una de las imitaciones quizá mejor elaboradas de toda la obra, es la crítica a aquellos gobiernos saciados en la hartazgo de sus ambiciones; Sancho, en cambio, puede avituallarse sin problema, no tiene el reato de culpa sobre su conciencia, por ello Cervantes idea al médico Pedro Recio de Agüero11 quien no permite que se le brinde alimento al gobernador de la ínsula Barataria, representando éste el pensamiento general de la España de entonces: no es posible que quien gobierne tenga reposo y calma, por ello les es extraño que Sancho pueda reposar con tranquilidad y añorar la satisfacción de sus apetencias; olvidan algo fundamental, y es que nuestro satírico personaje tiene la calma del que gobierna bien. Él, que en este caso representa al dolido Cervantes, desde el primer día de gobierne ejerce con quizá lo menos común en la humanidad: el sentido común, de ahí la admiración de sus burladores: Dice tanto vuesa merced, señor gobernador –dijo el mayordomo- que estoy admirado de ver que un hombre tan sin letras como vuesa merced, que, a lo que creo, no tiene ninguna, diga tales y tantas cosas llenas de sentencias y de avisos, tan fuera de todo aquello que del ingenio de vuesa merced esperaban los que nos enviaron y los que aquí venimos. Cada día se veen cosas nuevas en el mundo: las burlas se vuelven en veras y los burladores se hallan burlados12.

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Don Quijote II. Capítulo LXVII, pp. 963-962 Don Quijote II. Capítulo LXIX, p. 982-983.

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Hay únicamente el ideal noble de la justicia, pero puesto en la aplicación frente a problemas concretos, sabe así Cervantes que la justicia debe ser parte fundante de la naturaleza humana, tanto así que en el celebre pasaje de Roque Ginart, pone en boca de Sancho esta sentencia: Es tan buena la Justicia, que es necesaria que se use aun entre los mesmos ladrones13.

Justicia, es el eco que va y vuelve en nuestra angustiosa realidad; pero como lo expresa Cervantes, justicia en el ideal y en la práctica, sólo por medio de ella encontraremos la salida a las desigualdades sociales que nos socava y nos sigue hundiendo en la podredumbre de nuestras necesidades. Paz con justicia social, nos reclamaba a las naciones uno de tantos Quijotes sacrificados en nuestros pueblos, y desde esta óptica es la tesis que transcurre en las páginas del universal libro cervantino: la justicia ideal no tiene eficacia sin la respuesta concreta a los problemas sociales que nos aquejan; pero también sigue siendo el grito perpetuo que nos pide y nos reclama abandonar nuestra apatía social, de ahí la validez de la sentencia de don Juan Montalvo: ¡Desgraciado del pueblo donde los jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes no hacen temblar al mundo!14, y que hoy toma vigencia en esta tierra Española, que por prosapia e hidalguía fue, es y seguirá siendo Quijotesca, y Latinoamérica parte importante en la heredad de sus concreciones.

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Don Quijote II. Capítulo LX, p. 1075. Juan Montalvo. Las Catilinarias. Tomo II. Ambato: Clásicos Ambateños, 1982. p. 12

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