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La Gran Tarea del Discipulado Mateo 28:19‐20
«Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.» Mateo 28:18‐20 RVR
¿En qué consiste la Gran Tarea?
Tarea mal entendida • La no muy bien comprendida tarea de la llamada Gran Comisión ha devenido a lo largo de la historia de la fe cristiana en una suerte de esfuerzo colonizador. • Esto se ejemplifica muy bien en la historia de nuestros pueblos, que supuestamente fueran evangelizados juntamente con la llegada de Colón a estas tierras.
Tarea mal entendida • Este patrón o modelo de evangelización se ha institucionalizado, involuntaria e inconscientemente, y así determinó un paradigma que procura tan solo que las personas se conviertan en ‘cristianos’, ignorándose el imperativo de hacer de ellos verdaderos ‘discípulos’ de Jesucristo. • Jesucristo no nos mandó a ganar adeptos, ni mucho menos a ser estadísticamente exitosos, nos mandó a «hacer discípulos a todas las naciones».
“Id, y haced discípulos” «La palabra la cual se traduce “id” es un participio en el original y no un imperativo. Probablemente, debería traducirse “yendo” o “mientras va”. Pero eso no debe quitar la fuerza de la palabra. La misma construcción se encuentra en Hechos 16:9: “Pasa y (o, pasando) ayúdanos”. ¡Obviamente, si Pablo no “pasa” no puede “ayudar”! Y si nosotros no “vamos” no podemos cumplir nuestra misión. Por otro lado, el énfasis no está en el “ir” sino en la razón para ir.» David Hesselgrave, “Estableciendo Iglesias Transculturalmente”, citado por J. Reed en “Hechos: Claves para el Establecimiento y la Expansión de la Iglesia”, pp. 102‐103
“Id, y haced discípulos” «“Haced discípulos” es el único imperativo y la actividad central indicada en la Gran Comisión. Traer personas a la fe está ciertamente involucrado. Pero la fe y el discipulado nunca pueden estar divorciados. La obediencia es requerida, no sólo de parte del que toma el mensaje, sino de parte del que escucha, se arrepiente y cree el evangelio. Los “convertidos” y los “creyentes” como es concebido popularmente podrán “hacer lo que quieran”. Pero los “discípulos” obviamente deben hacer la voluntad de su Maestro.» David Hesselgrave, “Estableciendo Iglesias Transculturalmente”, citado por J. Reed en “Hechos: Claves para el Establecimiento y la Expansión de la Iglesia”, pp. 102‐103
Hacer Discípulos • Hacer discípulos no es una tarea fácil, pero dejar de hacerlos es incumplir el mandato y abandonar el compromiso. • La labor de aquel que se compromete seriamente con la tarea del discipulado pasa prioritariamente por el camino de la obediencia a la instrucción: – «…enseñándoles que guarden todas las cosas que yo les he mandado.»
• La mal entendida Gran Comisión trajo consigo consecuencias lamentables.
Fuente: "Operation World": The Americas, pg. 49
«Durante la última década, la población de los Protestantes en América Latina creció de 18.6 millones a 59.4 millones. . . un aumento del 220 por ciento, nueve veces la tasa de crecimiento de la población general.» David Miller, “Latin America s Sweeping Revival” en Charisma. Junio de 1996.
• ¡Investigadores seculares calculan que 400 latinoamericanos se convierten al cristianismo evangélico cada hora! • Sin embargo, debemos preguntarnos, ¿por qué el evangelio no está afectando de manera eficaz las estructuras sociales de nuestros pueblos?
El autor, Darrow Miller, quien fuera vice‐presidente de la Fundación Contra el Hambre sostiene firmemente la tesis de que la verdad de Dios no sólo rompe las ataduras espirituales del pecado y de la muerte, sino que puede liberar a sociedades enteras del engaño y la pobreza en las que se hallan inmersas. Todo parte de nuestra personal concepción de la cosmovisión bíblica.
¿Qué exige de mí la Gran Tarea?
• La demanda de nuestro contexto exige de nosotros una renovada perspectiva de discipulado, más bíblica e integral de lo que hasta aquí ha sido. • El pecado creó en nosotros una profunda división, no solo con nuestro Creador, sino dentro de nosotros mismos. • Nos distanció también del prójimo, y del propósito de Dios en la administración de la creación.
«En su libro The Wounded Healer [El sanador herido], Henri Nouwen habla acerca de ministrar en un mundo herido y dislocado, poblado por una generación de “hombres desesperados”, sin raíces, ministrados por un “sanador herido”. En el capítulo que se refiere al “ministerio de un ministro solitario”, Nouwen escribe: “Debido a que su tarea es mostrar a otros los rudimentos de la liberación, debe tener cuidado de vendar sus propias heridas a fin de estar preparado para cuando se lo necesite. Está llamado a ser el sanador herido, aquel que debe cuidar de sus propias heridas pero al mismo tiempo estar preparado para sanar las heridas de otros. Es a la vez el ministro herido y el ministro que sana […]” (p. 82).»
Fuente: http://www.movimientolausana‐lac.com/religiones_mundiales/evangelio‐de‐reconciliacion/
«Esta es una descripción adecuada del ministerio de la reconciliación en la iglesia. En cada nación donde se necesita reconciliación, los “ministros sanadores” forman parte de la población y también están heridos. Pero es solo cuando han sido sanados que pueden ministrar sanación a otros al compartir con ellos la experiencia de una vida sanada.» Antoine Rutayisire "Redescubramos el Evangelio de la Reconciliación" Fuente: http://www.movimientolausana‐lac.com/religiones_mundiales/evangelio‐de‐reconciliacion/
Narra la historia de Paul Rusesabagina, quien durante la masacre perpetrada en Ruanda tuvo que luchar con suma astucia y valentía para liberar a más de 1200 refugiados de una muerte segura, propiciada por la sangrienta guerra entre hutus y tutsis.
″Tomé la decisión más dura de mi vida, mi conciencia decía que me quedara y así lo hice; si me hubiera ido hubiera sido preso de mi mismo.″ Paul Rusesabagina
• Lo anecdótico de esta historia es que estos hechos tuvieron lugar en una nación que había sido declarada evangelizada. • Estadísticamente hablando, tres años antes de que el genocidio acabara con la vida de más de un millón de personas, la población de Ruanda estaba compuesta por un 89% de cristianos (62% católico romanos y 27 % evangélicos) • El evangelio predicado nunca abordó los problemas sociales para corregirlos, tan solo convivió con ellos, ‘discipulando’.
Tomar Conciencia «Necesitamos tomar conciencia de las fallas de la iglesia, sentir que ellas son una ofensa a Cristo y al mundo, llorar por la distancia entre lo que la iglesia dice y sus caminos, arrepentirnos de nuestra facilidad para excusar y aprobar nuestros fracasos, y proponernos hacer algo al respecto. Me pregunto si hay otra cosa que sea más urgente hoy, por el honor de Cristo y por la extensión del evangelio, que la iglesia sea lo que debe ser; y que se la vea así, como lo que ya es por el propósito de Dios y la obra de Cristo: una única humanidad nueva, un modelo de comunidad humana, una familia de hermanos y hermanas reconciliados que aman a su Padre y se aman unos a otros, la morada visible de Dios por su Espíritu. Sólo entonces el mundo creerá que Cristo es el Pacificador. Sólo entonces Dios recibirá la gloria debida a su nombre.» John Stott, "El Mensaje de Efesios", p. 104
¿Cómo sé si estoy cumpliendo con la Gran Tarea? «El discipulado consiste en algo más que llegar a saber lo que sabe el maestro. Es llegar a ser como el Maestro.» Juan Carlos Ortiz
ACM San Borja – mayo 2011