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NATURALEZA DEL NUEVO PLAN Y CRITERIOS PARA SU FORMULACIÓN
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ESTRATÉGICO ABIERTO PARTICIPATIVO SOSTENIBLE EQUILIBRADO 29
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La naturaleza social e histórica de la ciudad determina la naturaleza del Plan General: si las demandas, las expectativas, las necesidades sociales son cambiantes a lo largo del tiempo, no podemos proponer un Plan que no tenga la virtualidad de adaptarse a los problemas a los cuales tiene que dar respuesta eficazmente. Por esta razón, se tiene ya por inexcusable -en los debates urbanísticos- la necesidad de construir un planeamiento con capacidad para acomodarse a las nuevas demandas urbanas. Un nuevo Plan entendido como proceso y no como resultado. Para conseguir, por tanto, que la naturaleza del Plan se acomode a la naturaleza de la ciudad debemos ser capaces de diseñar un planeamiento que tenga las siguientes características:
ESTRATÉGICO En el sentido de que reflexione también sobre el desarrollo económico, social y cultural de la Ciudad y no sólo sobre los elementos más propiamente urbanísticos: calificación de suelos, construcción de viviendas, equipamientos, sistemas generales
Esta visión intersectorial del sistema urbano debe formular objetivos prioritarios para la Ciudad equilibrando el nuevo Plan General desde la perspectiva estratégica del desarrollo local, que pretende, en definitiva, el fortalecimiento del tejido social y la visión territorial de las potencialidades de la ciudad.
ABIERTO
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Significa entender el nuevo Plan como proceso más que como resultado, lo cual no debe impedir que existan unos elementos esenciales -concretos y claros- que constituyen la espina dorsal del nuevo planeamiento y, por tanto, difíciles de modificar sin las correspondientes y máximas garantías para los ciudadanos. Este Plan entendido como proceso dialéctico entre las necesidades de la ciudad y las soluciones que la misma ciudad se da a sí misma en un momento dado de su devenir histórico permite, además, someter su gestión y ejecución a un proceso de evaluación continua, desde su inmediata puesta en vigor.
Criterios, Objetivos y Contenidos. NUEVO PLAN GENERAL MUNICIPAL DE ORDENACIÓN. SEVILLA
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PARTICIPATIVO Como garantía de que exprese un gran pacto ciudadano con la Ciudad para recoger los grandes retos de futuro y el compromiso para elevar la calidad de vida de todos, especialmente de los colectivos tradicionalmente menos favorecidos en el reparto de la plusvalía social. El nivel máximo de participación debe comenzar en el momento de la gestación del nuevo Plan, hasta su posterior administración, gestión, seguimiento y evaluación.
SOSTENIBLE
No solo porque exprese un verdadero respeto por el medio ambiente sino por adoptar una visión más amplia del desarrollo local que potencie los recursos endógenos del territorio en el que la Ciudad se encuentra estructurada.
EQUILIBRADO El nuevo Plan considera esencial el equilibrio entre las propuestas a corto, medio y largo plazo: es imprescindible pensar en el futuro, pero las propuestas a largo plazo deben concebirse de una forma más flexible, pues su realización puede depender de una serie de factores que hoy no podemos controlar; ésta es la diferencia entre Plan y Programa. Con la actualización del Programa de Actuación, dependiente en gran medida de la coyuntura económica, el Plan General podrá ir adaptándose en el tiempo, sin perder de vista los objetivos generales.
La conjugación de estos enfoques en un todo armónico enmarcado por la importancia que la sociedad urbana actual otorga al cuidado del medio ambiente, debe ser la nueva dirección de un planeamiento dirigido fundamentalmente a conseguir una notable mejora de la calidad de vida de los sevillanos.
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Con estas bases de aproximación a la naturaleza del nuevo Plan se hace necesario plantear los criterios generales que a nuestro entender deben tenerse presentes para la redacción del Plan General: 1. Elaboración de un Nuevo Plan siguiendo un método inductivo-deductivo que evite fórmulas apriorísticas aunque éstas sean coherentes y racionales. Es decir, que parta de datos objetivos para elaborar un modelo de ciudad como un todo que integra y supera las distintas partes separadas. Este todo ya no es algo vacío, algo abstracto que ha surgido de la mera reflexión urbanística, sino que está anclado en la consideración de las demandas y necesidades de los usuarios, y deviene así en algo nuevo que satisface los déficits actuales formando un continuo urbano en el que las partes encuentran sentido y razón. No es, ni debe ser, una suma de realidades heterogéneas y sectoriales, sino el resultado de una dialéctica en la que surge un todo nuevo que da sentido y justificación a todos los elementos en la nueva idea de ciudad. 2. Entender el Nuevo Plan como un documento canalizador, en espacio y tiempo, de los impulsos públicos y privados tendentes a construir la Ciudad. Entenderlo, por tanto, como un documento-marco aglutinador de análisis, estudios, trabajos previos, proyecciones, demandas, carencias, etc., que con la flexibilidad precisa vaya dirigiendo las inercias que se produzcan en la Ciudad durante los años de su vigencia. Por tanto, el Nuevo Plan contendrá aquellos rasgos básicos y esenciales con un nivel de detalle suficiente como para que definan la ciudad futura, debiendo concretarse el resto de sus previsiones en cada momento, permitiendo de esta forma una continua adaptación y puesta al día del Nuevo Plan a la realidad socioeconómica. 3. Ahora bien, el carácter de abierto y flexible del Nuevo Plan no significa que éste no deba mantener la apuesta por el protagonismo del tratamiento morfológico de la Ciudad, reforzando en consecuencia el papel del
Entender el Nuevo Plan como un documento canalizador, en espacio y tiempo, de los impulsos públicos y privados tendentes a construir la Ciudad. Entenderlo, por tanto, como un documento-marco aglutinador de análisis, estudios, trabajos previos, proyecciones, demandas, carencias, etc.
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diseño urbano, en la línea de lo preconizado por el Plan de 1987, pero extendiendo esta apuesta por el control de las formas también a las estructuras básicas productoras de la ciudad contemporánea y metropolitana, y no sólo en la ciudad existente. Por tanto, el Nuevo Plan General debe ser un proyecto, en el sentido más radical del término. Tiene que contener, pues, compromisos de soluciones concretas. Por otra parte, este carácter de proyecto que se va encarnando en programas facilitará, lógicamente, la evaluación continua a la que debe someterse su cumplimiento. 4. Concebir el Nuevo Plan como el resultado de un amplio proceso de participación ciudadana, que implique al vecino de Sevilla en la transformación de su Ciudad. El Nuevo Plan es una magnífica ocasión para que los ciudadanos renovemos el pacto que venimos suscribiendo con la Ciudad desde su nacimiento, hace casi dos mil años, y seamos capaces de convertir a Sevilla en la más fiel aliada de los ciudadanos para enfrentar con éxito los nuevos desafios de nuestro tiempo. El Nuevo Plan debe hacer de Sevilla un territorio abierto a los signos de nuestro tiempo, algo imprescindible para que los ciudadanos podamos ser capaces de tomar las decisiones de futuro acertadas.
Proceso de participación y Plan fácilmente comprensible para el conjunto de la población.
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Contraste o complementariedad entre historia-tradición y futuro-innovación tecnológica.
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5. Sevilla es el territorio en el que los sevillanos tomamos el pulso a nuestro tiempo y tomamos, en función de nuestra percepción del momento, nuestras decisiones. Por ello, el Nuevo Plan debe resultar comprensible para el conjunto de la población, sobre todo en aquellos aspectos que directamente le puedan concernir. Por tanto, es necesario poner de relieve el papel del ciudadano en el proceso de construcción de la Ciudad, siendo de suma importancia que el ciudadano se integre en todas las fases del proceso de planeamiento. Solamente de esta forma podrá garantizarse una aceptable interpretación de la realidad en la elaboración del Nuevo Plan, y un entendimiento suficiente de las consecuencias que para cada ciudadano tendrá la ordenación que se adopte.
6. Ello implica que el Nuevo Plan tienen que ser, en primer lugar, el resultado de un amplio e intenso proceso de participación ciudadana, en la exigencia de contar con las aspiraciones, opiniones y demandas expresadas por los ciudadanos, y como mecanismo clave para garantizar su operatividad. A tal fin, la legislación actual regula una participación mínima de los ciudadanos en el planeamiento, que es imprescindible pero que en absoluto resulta suficiente, por lo que todos los esfuerzos dirigidos a propiciar la incorporación de los vecinos en la toma de decisiones, y para explicitar y explicar las propuestas que implican la ordenación, serán pocos. 7. Un Nuevo Plan con una mayor iniciativa del Ayuntamiento en las actuaciones, que sirva de motor y dinamizador de los objetivos de política urbanística. Para ello es necesario, en primer lugar, una presencia suficiente en el mercado de suelo introduciendo en el Plan los mecanismos necesarios para que la comunidad socialice los beneficios que genera el proceso público de urbanización, así como para fomentar la edificación donde convenga y cuando se deba. En segundo lugar, articular la calificación del suelo y de los actos que permiten la edificación, imponiendo requisitos adicionales, en especial el precio y las características de las viviendas que en cada suelo se permita edificar, y estableciendo los mecanismos de gestión adecuados en cada caso. Y en tercer lugar, entender el planeamiento como un instrumento capaz de corregir desequilibrios urbanos y distribuir justamente los beneficios y cargas que de su propia aplicación se deriven, controlando los procesos especulativos que provocan un desmesurado aumento del precio del suelo y una degradación progresiva de la Ciudad. 8. El Nuevo Plan debe ser capaz de impulsar un nuevo papel de Sevilla en Andalucía, en España, en Europa, en el Mediterráneo y en Latinoamérica. El Nuevo Plan tiene que ayudar a Sevilla a salir de su ensimismamiento. Ciudad de larga historia, Sevilla debe ser capaz de de conjugar sus sabias tradiciones con el espíritu de los tiempos modernos,
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tiempos de la innovación y del culto a la tecnología, tiempos en los que desaparecen las fronteras entre territorios, razas y culturas. Sevilla tiene que ser una sólida plataforma desde la cual asomarse sin complejos al nuevo escenario internacional, y proyectar sobre éste la densa sabiduría acumulada durante siglos en sus calles, plazas, casas, barrios y parques. 9. Sevilla, capital de Andalucía. Si la capitalidad ha ofrecido, hasta ahora, para Sevilla un saldo de signo heterogéneo, es en estos momentos cuando la Ciudad debe realizar un esfuerzo adicional para asumir todas las funciones propias de la capitalidad de Andalucía. Ésta llegará a ser un factor relevante, una caracterización que le permitirá desarrollar una sinergia integradora para sus ciudadanos y para su propio futuro, una potencialidad para alcanzar un desarrollo equilibrado y autónomo. Por tanto, el nuevo Plan General deberá ser coherente con esta dialéctica de restricción/oportunidad, de la cual dependerá, en gran medida, el logro de objetivos irrenunciables: ser la verdadera capital de Andalucía -con el nivel socioeconómico de las principales ciudades europeas- y liderar el desarrollo compartido con el conjunto de la Comunidad Autónoma. 10. Un esfuerzo suplementario que el Nuevo Plan General debe realizar se refiere al tratamiento del patrimonio histórico, modificando un planeamiento básicamente defensivo, por la alternativa de una auténtica recuperación del patrimonio heredado. La mera protección ya no sirve; es necesario avanzar un paso más y desarrollar una nueva propuesta en términos positivos para conseguir una auténtica revitalización del Centro Histórico. El futuro de la ciudad histórica pasa, ineludiblemente, por la renovación de sus funciones urbanas como única garantía para que sigan siendo espacios vivos. Ello hace que no se trate únicamente de llevar a cabo actuaciones de carácter conservacionista -aspecto esencial en cualquier caso- sino que han de ponerse en relación con políticas de vivienda,
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políticas culturales, políticas de fomento económico o políticas sociales para conservar su diversidad social. Por demás, El valor histórico y cultural de Sevilla es uno de sus principales activos, tanto para sus propios habitantes, como por ser sustento de uno de sus sectores económicos más estratégicos. La protección y conservación de la Ciudad no es, pues, un objetivo meramente estético o culturalista. Debe ser una política activa fundamental para hacer de Sevilla una ciudad marcada por la calidad de vida en un medio urbano de excepcional valor, y para fomentar el desarrollo de un modelo turístico de calidad. 11. El progresivo calado de los postulados medioambientalistas en las conciencias de los ciudadanos y la constante mejora de los niveles de vida de la sociedad, han hecho aparecer nuevas demandas y aspiraciones que se añaden a las tradicionales preocupaciones -trabajo, vivienda, eficientes servicios públicos, buenas comunicaciones, etc.- Y conforme aumenta el tamaño del hábitat se va acentuando la percepción de los problemas ambientales y va creciendo el interés por solucionarlos. De ello se puede colegir que Sevilla es la ciudad andaluza más preocupada por estas cuestiones. Esas nuevas demandas, que se dirigen a la consecución de un orden socioterritorial en el que la calidad de vida y la sostenibilidad local y global- ocupen un lugar privilegiado, deben ser atendidas por el Nuevo Plan. 12. Y para ello es necesario, pero no suficiente, proteger los recursos naturales del territorio municipal por su valor medioambiental o paisajístico, mediante la supresión de expectativas urbanísticas que puedan deteriorar su competitividad económica. Y en esa línea, conservar, proteger e incrementar los grandes espacios abiertos del municipio, tanto por razones metropolitanas de ocio y esparcimiento, como por estrictas razones ecológicas y económicas. El Nuevo Plan debe incorporar un concepto positivo de estos espacios para que, aunque queden excluidos del proceso urbanizador, cumplan funciones territoriales relevantes.
Sevilla, capital de Andalucía. El esfuerzo para la revitalización del Casco Histórico: Patrimonio y vida cultural de la ciudad. Cuidado del medio ambiente urbano: calidad de vida. Protección de los recursos naturales del territorio municipal.
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13. Mantener el justo equilibrio entre los usos residenciales y los no residenciales como componente esencial de la riqueza y diversidad urbana, evitando la excesiva especialización, y procurando una cierta promiscuidad de usos. De la misma forma, el Nuevo Plan debe apostar por mantener y potenciar el empleo existente, la diversificación de las actividades económicas que, tanto para las actividades de transformación como para la industria punta, limpia o tecnológicamente avanzada, garantice el incremento absoluto del empleo. En ese sentido, el Nuevo Plan debe conocer que los modos de producción empresarial han sufrido transformaciones radicales en los últimos años. La terciarización de la economía experimentada por las áreas urbanas más desarrolladas ha convertido a Sevilla en una importante concentración, a nivel nacional, del sector servicios.
El Nuevo Plan debe apostar por mantener y potenciar el empleo existente, la diversificación de las actividades económicas. La terciarización de la economía experimentada por las áreas urbanas más desarrolladas ha convertido a Sevilla en una importante concentración, a nivel nacional, del sector servicios. 34
El reconocimiento del hecho metropolitano.
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14. Por otra parte, la importancia de este sector se refuerza por su interrelación con la industria, siendo la principal causa de la evolución cualitativa que ha tenido el sector secundario sevillano. Es indiscutible, por tanto, la importancia actual del sector servicios, y ello desde una doble vertiente: por su generación de valor añadido y empleo, así como por su apoyo y animación al desarrollo económico. El Nuevo Plan deberá tener en cuenta estas consideraciones y, por ello, modificar cualitativa y cuantitativamente las propuestas actuales, para conseguir una dispersión del terciario por el territorio, a través de la creación de diversas zonas de centralidad, así como facilitar la creciente demanda de asentamiento de pequeñas y medianas empresas, notablemente especializadas y tecnológicamente cualificadas, que actualmente tienen dificultades para su implantación. 15. El reconocimiento del hecho metropolitano, aunque obvio, tiene una importancia manifiesta en los procesos y vicisitudes de la ciudad de Sevilla y ha de ser un punto crucial a la hora de enunciar tanto el modelo territorial como las diferentes propuestas del nuevo Plan.
Es necesario, por tanto, potenciar el papel de Sevilla en el sistema urbano metropolitano mediante propuestas que favorezcan la mejora de las relaciones y vínculos con el resto de los municipios metropolitanos. Y en ese sentido, satisfacer las necesidades de accesibilidad al trabajo, a los servicios y a los equipamientos de todos los grupos que conforman la sociedad metropolitana. 16. Mantener todos los usos colectivos, garantizando la permanencia del dominio público, de suelos y edificios actualmente con ese carácter y cohesionar el territorio completando y articulando el tejido urbano de la periferia, aprovechando las oportunidades que ofrecen los vacíos intersticiales y orientar el crecimiento hacia áreas cuya ocupación entrañe menor coste, y dentro de ellas, a las que presenten condiciones objetivas y dotaciones más favorables. 17. La vida pública municipal gira, en gran medida, en torno a la ordenación local, una competencia que no se acaba con el control del proceso de urbanización. La ordenación local tiene que ir más allá del urbanismo, en el momento actual. Sin disminuir la gran importancia -territorial, ambiental, económica, social- que tiene la edificación del suelo, hay otros muchos aspectos de la realidad que deben formar parte del proceso de ordenación, del modelo territorial, de las propuestas del Nuevo Plan, porque también tienen incidencia en el orden territorial. 18. El planeamiento urbanístico debe aspirar a convertirse en una pieza más de un conjunto más amplio de instrumentos de política urbana. Para hacer posible esta intención, que no es otra que adecuar el planeamiento a su gestión y puesta en práctica, tenemos como primera exigencia la asunción del planeamiento por los responsables de la ejecución del mismo, ya que solamente así se podrá evitar su falta de aplicación. En este sentido es necesario destacar que el nuevo Plan General Municipal de Ordenación se inicia con el desarrollo del Plan Estratégico.
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Algunas de las estrategias que contenga dicho Plan tendrán una producción urbanística, otras tienen reflejo directo en el territorio, pero no son resolubles desde el planeamiento urbanístico, aunque deban coordinarse con él. Dentro de la primera categoría, es decir, las decisiones estratégicas que tengan respuesta urbanística, y que coincidan con el diagnóstico, objetivos y criterios del Nuevo Plan, se traducirán en propuestas directamente. Aquellas decisiones estratégicas no concordantes con el diagnóstico urbanístico, deberán ser objeto de un proceso de concertación para su concreción en propuestas de planeamiento. 19. Arquitectura, Ciudad y Nuevo Plan. Si entendemos el hecho urbano como un fenómeno complejo, como la propia sociedad que lo genera, la arquitectura que lo materializa debe ser, en la misma proporción, compleja y plural. La ciudad contemporánea no puede ser leída como un tejido. Una mirada transformadora sobre los fenómenos urbanos contemporáneos determina un modelo complejo de conjuntos de relaciones que no precisan ser articulados formalmente. El valor de un Plan General como proyecto reside en su flexibilidad y, por tanto, no debe producir estrategias basadas en objetos ni en conexiones arquitectónicas atrapadas por coyunturas. Sevilla no ha sabido, o no ha querido, descubrir el potencial propagandístico de la arquitectura, ni siquiera durante la etapa optimista en torno al 92. La atmósfera creada por el Nuevo Plan debe restablecer los lazos asociativos entre cultura metropolitana y arquitectura singular, de modo que la Ciudad sepa responder a la potencial concentración de inversiones e incluso ayude a delimitar la esfera de lo público en su dinámica.
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que el reparto no sólo debe afectar a los propietarios del suelo de nueva promoción, sino también al conjunto de la población residente. Garantizar la participación de la comunidad en los beneficios generados por el crecimiento de la Ciudad, creando un importante patrimonio público de suelo, a medio y largo plazo. Garantizar una inversión pública mantenida que desarrolle una política de dotaciones comunitarias que permita superar los déficits actuales en términos y plazos realistas. Y asegurar la viabilidad económica y financiera de todas las iniciativas urbanísticas, ya sean éstas públicas o privadas. Coordinar la intervención urbanística de todas las administraciones públicas sobre la Ciudad.
20. Como criterios generales de gestión, ligados esencialmente a los anteriormente señalados y que a su vez condicionan la ordenación, se proponen: Buscar un reparto proporcional de cargas y beneficios derivados del desarrollo y mantenimiento de la Ciudad, entendiendo
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Arquitectura, Ciudad y Nuevo Plan.
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