LA ORACIÓN RAFAEL LEMES Ha pensado en algún momento en la oración?, para la mayoría de las personas puede ser un tema trivial o sin importancia porque consideran que no debe haber complejidad en un sinnúmero de palabras con las que se pretende alcanzar o lograr algo, y no es así; ese conjunto de palabras lleva implícitos sentimientos de humildad, confianza, sinceridad y amor. “Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.” Lucas 11:1(NVI) Los discípulos piden a Jesús que les enseñase a orar, significa entonces que se requiere de algo más que pronunciar palabras, si ellos encuentran necesario aprender a orar es evidente que algo pasaba con sus oraciones, no eran oraciones eficaces, teniendo en cuenta que eran Judíos y habían crecido en oración, que se atreviesen a pedir que se les enseñase a orar dice mucho de la importancia de orar correctamente y de que la oración parte de un sentido de necesidad humana hacia un padre anhelante de dar consuelo y esperanza a su hijo. Para que la oración sea eficaz, efectiva, es decir que produzca resultados, se requiere de algo más que hablar. Estructurar nuestra oración es importante, se estructura a través de La Palabra, La Palabra trae garantía de eficacia. Santiago 5:16(NVI) dice “... La oración del Justo es poderosa y eficaz.”, desglosemos esta parte del versículo: 1. Justo, qué es justo? Justo es quien tiene una posición correcta delante de Dios, los que viven bajo la justicia imputada de Cristo, los que se mueven bajo la justicia donde Dios es la
fuente y el autor. Como lo afirma 2 Corintios 5:21(NVI) que dice: “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios”, significa entonces que somos llamados JUSTOS. 2. Poderosa y eficaz, es decir, que trae resultados a nuestra vida, oramos conforme a la palabra (la voluntad de Dios), La Palabra no regresa vacía, trae resultados. Con lo anterior podemos concluir que cuando no obtenemos resultados, no es Dios el problema, nosotros somos el problema. Una oración ineficaz puede ser
Los discípulos encuentran necesario aprender a orar, es por esta razón que acuden a Jesús, es evidente que algo pasaba con sus oraciones, las cuales no eran eficaces a pesar de su recorrido religioso.
decepcionante para el cristiano, es necesario identificar las razones por las cuales se presenta esta situación, en la oración se suele caer en varios errores que explicarían la ineficacia de la misma:
En la oración reflejamos nuestros temores, cuando oramos en muchas ocasiones demostramos cuanto tememos, que no evidencian la verdad en la que ahora vivimos, la realidad de la cruz (la obra terminada de Cristo) convirtiendo nuestra oración en un momento de pesadez y tristeza. En Santiago 4:5(NVI) dice “¿O creen que la escritura dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros?, el espíritu dentro de nosotros está buscando la comunión con EL Padre, y la oración nos debe llevar a ello, una vez que entendemos La Gracia (El Evangelio), la oración no debe ser un peso más, tenemos que aprender a descansar en nuestra relación (comunión) con Dios. Mateo 6:5(NVI) dice “Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en la esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa.” Hipócrita del griego Hypocrites se refiere a un actor bajo una máscara, una persona de dos caras,
que dice una cosa y hace otra contraria. Jesús rechaza con vehemencia a este tipo de personas, con lo cual su oración tampoco es vista con agrado; este es un punto relevante en la oración: las motivaciones, aquello que nos lleva a orar. Entender la necesidad de entrar en comunión con El Padre es fundamental, disponer nuestro corazón de manera sincera, sin mascaras (sin fingir ser lo que no somos), para expresar a Él nuestros anhelos y deseos, nuestra alabanza y adoración nos va a permitir sentir la llenura y el gozo de sabernos escuchados, comprendidos y amados; para que esto se pueda dar de manera efectiva se hace necesario tener claro que la relación con nuestro Padre es cercana, Mateo 6:9(RV) nos enseña: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre Nuestro…,” esta expresión nos confirma que nuestra relación con Dios es una relación de Padre a hijo y de hijo a Padre, relación amorosa, confiada y segura que distingue con claridad su posición como Padre y no juez y la nuestra como hijos y no criados.
Hay que establecer la diferencia entre la oración y la petición, si bien en nuestra oración
podemos
hacer
nuestras
peticiones, las peticiones no hacen la oración, no es el propósito de ella; es fácil caer en este error y privarnos a nosotros mismos de pasar un tiempo real y maravilloso con Dios por pensar en lo queremos y necesitamos.
Hipócrita del griego Hypocrites se refiere a un actor bajo una máscara, una persona de dos caras, que dice una cosa y hace otra contraria. Jesús rechaza con vehemencia a este tipo de personas, con lo cual su oración tampoco es vista con agrado
Establezcamos la diferencia entre oración y petición. Oración es comunión con Dios, es la relación de intimidad con Él, es hablar y escuchar, es un dialogo, es una relación de dos. Petición es una solicitud que le hacemos a Dios, es pedir, es demandar algo que lleva implícito el recibir.
La oración nos permite pensar, alabar, adorar, amar y estar en la presencia de Dios, en la oración constante, en la intimidad constante con EL Padre demostramos cuán importante es, cuanto le valoramos y necesitamos, establecemos una relación de dependencia que gratifica y llena de seguridad nuestra vida, además de crear una fuerte e intensa fe que nos da la confianza en el poder que Dios posee de obrar a favor nuestro. El pedir y el recibir está contenido en las oraciones y es lícito, pero no debe ser el objetivo. Juan 16:23 (NVI) dice “... Ciertamente les aseguro que mi padre les dará todo lo que pidan en mi nombre.”, si nos aferramos a esta afirmación y promesa, y vivimos en esa verdad con una vez que expresemos nuestros deseos y necesidades al Padre va a ser suficiente, primero porque Mateo 6:8(NVI) dice “…, porque su padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan”, sin necesidad de caer como suele pasar, en horas interminables de pedir y pedir, de repetir y repetir como si la oración estuviese sujeta al tiempo o a determinada cantidad de palabras.
La oración nos permite pensar, alabar, adorar, amar y estar en la presencia de Dios, en la oración constante, en la intimidad constante con EL Padre demostramos cuán importante es, cuanto le valoramos y necesitamos
Cabe anotar que en sus tres años de ministerio, solo en dos ocasiones lo registran las Escrituras Jesús oró toda la noche, pero al hacer mención de ello en los cuatro evangelios, parece que fuera la forma habitual de orar de Jesús. Mateo 6:7(NVI) dice “Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras”.
Jesús deja clara su censura frente a las vanas repeticiones y la palabrería; y segundo porque debemos buscar que nuestros momentos de oración y de intimar con Dios estén llenos de gozo,
paz, tranquilidad y serenidad ya que cuando estamos en comunión con Él el canal de recepción está abierto y se recibe. Retomando Juan 16:23 debemos tener en cuenta que orar en el nombre de Jesús significa que nosotros sabemos y entendemos que estamos en Él, quienes somos en Él y bajo qué autoridad nos paramos. No solo añadiendo al final de nuestra oración “en el nombre de Jesús”, significa que nuestra oración califica y eso va a obligar a Dios a responderla, no es una fórmula mágica, estas palabras lo que hacen es atar la solicitud a la obra del Hijo y hacer la voluntad del Padre, hay que recordar que Dios no nos ha salvado por lo que nosotros podríamos hacer por Él, sino para que Él pueda trabajar a través de nosotros. Podemos concluir entonces que nuestra oración debe ser efectiva, que el fundamento de ella deben ser La Palabra y la obra terminada de Jesús, lo que denota que debemos orar desde la victoria y terminar en la victoria ya que en Efesios 2:6 (NVI) se afirma que: “Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con Él en las regiones celestiales”, significa esto que Satanás perdió la batalla y la victoria es nuestra. La oración es una parte vital de lo que somos y como establecemos una relación cercana con nuestro Padre ya que Dios ministra nuestras vidas cuando estamos en comunión con Él. La oración es el canal directo de comunicación con Dios
Empresario en el Campo de Construcción y Desarrollo de Tierras Inversionista Miembro de FCF (Faith Christian Fellowship) Representante de Blaze Ministries Intermational para Latino América Profesor Bíblico / Conferencista
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