LA REVOLUCION TECNOLOGICA DE LAS COMUNICACIONES Y SUS CONSECUENCIAS

Universidad Surcolombiana Programa de Comunicación Social y Periodismo Seminario de Teoría de la Comunicación II Prof.: Carlos Arturo Monje Álvarez

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LA REVOLUCION TECNOLOGICA DE LAS COMUNICACIONES Y SUS CONSECUENCIAS (Daniel Bell) Las sociedades humanas han sido testigos de cuatro revoluciones diferentes en la conducta del intercambio social: la palabra, la escritura, la imprenta y, ahora, las comunicaciones. Cada una de estas revoluciones ha estado asociada con una manera característica de vivir basada en la tecnología. El lenguaje fue fundamental entre las bandas de cazadores y colectividades primitivas; servía para permitir a aquellos hombres a actuar juntos en la consecución de fines comunes. La escritura fue la base de los primeros asentamientos urbanos en la sociedad agrícola, fundamento de la conservación de informes y de la transmisión codificada de conocimientos y artes. La imprenta fue la columna vertebral de la sociedad industrial, la base de una amplia expansión de la capacidad de leer y escribir, y el fundamento de la educación de masas. Las telecomunicaciones (del griego tele = lejos) —los enlaces por cable, radio, telégrafo, televisión y, ahora, nuevas tecnologías- son la base de la . Las sociedades humanas existen al ser capaces de poder coordinar las actividades de sus miembros para conseguir un fin determinado. (¿Qué es una empresa sino una invención social para la coordinación de hombres, materiales y mercados para la producción en masa de mercancías o servicios?). Las sociedades humanas prosperan cuando, mediante transacciones pacíficas, estos bienes y servicios pueden ser intercambiados de acuerdo con las necesidades individuales de sus miembros. Para que es esencial la información. La información abarca todo, desde las noticias de los acontecimientos hasta las etiquetas de precio en el mercado. El éxito de una empresa depende en parte de la rapidez de transmisión de una información exacta. Los cimientos de la fortuna de los Rothschild se basaron en la información anticipada, por medio de palomas mensajeras, de la derrota de Napoleón en Waterloo, que permitió a los Rothschild tomar decisiones más rápidas en el mercado de valores. (La rapidez de la información en las empresas de hoy constituye una garantía superior sobre la teoría del paseo al azar de los mercados de valores, ya que tal rapidez minimiza la ventaja temporal de la información anterior.) La economía, la teoría del equilibrio general depende de la , de modo que los compradores y vendedores conozcan la completa gama de precios disponibles de los diferentes bienes y servicios, y los mercados se desenvuelvan con base en/a precios relativos y servicios ordinales. Los que en otras épocas se podía conseguir mediante un paseo por el mercado local ahora tiene que llevarse a cabo apoyándose en las complejas transmisiones de noticias, presentando a los clientes la información requerida y en el . Una audiencia de hombres de negocios, interesados como ellos lo están en la información —desde datos sobre la balanza de pagos a las fuentes de financiación, desde las cifras de natalidad a las mutaciones interregionales y cambios de costumbres y gustos de compra- reconocerá antes que nadie

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la importancia de cualquier cambio en el tipo de características de la información. Por este motivo, el mundo de los negocios comprendería la naturaleza y extensión de la poderosa revolución tecnológica que está teniendo lugar en el campo de las comunicaciones, así como su capacidad y amenazas de cambio sobre las maneras de dirigir la gestión de los negocios.

Un nuevo sistema de comunicación Hoy, a 135 años de la creación del primer dispositivo de telecomunicaciones efectivo, la telegrafía, nos encontramos en el umbral de una nueva evolución que, asociando todos aquellos sistemas y uniéndolos a los ordenadores, merece el nombre de a causa de las variadas posibilidades de comunicación que se están llevando a cabo. Esto es lo que Simón Nora y Alain Minc, en un extraordinario informe presentado al presidente de la República Francesa, llaman telemática, o lo que mi colega de la Universidad de Harvard, Anthony Oettinger, llama compunications. Telemática o teleproceso es la unión del teléfono y la televisión en un único, aunque diferenciado sistema que permite la transmisión de datos y la interacción entre personas u ordenadores a través de cable, repetidores de microondas o vía satélite. De aquí resultan unas comunicaciones más rápidas pero que están organizadas de un modo completamente nuevo. Quedaría totalmente fuera del panorama de este artículo la especificación de estos sistemas en detalle, pero es posible proponer algunos de los medios de ilustrar un poco las consecuencias. Redes de proceso de datos. Estas redes registran automáticamente las compras efectuadas en los almacenes a través de terminales, que actuarían como transmisores de datos. Los pedidos de automóviles, por ejemplo, pueden ser enviados a través de las redes de trabajo de ordenadores, y transformase en órdenes para planificar los distintos programas de fabricación de las diferentes piezas de acuerdo con las especificaciones individuales de los componentes solicitados. En un sentido más amplio, se podría sustituir con esto gran parte del sistema de por un sistema electrónico de base de datos. Bancos de datos y sistemas de lectores. Estos reclamarían o buscarían la información a través de los sistemas de ordenadores y la presentarían escrita dando, por ejemplo, una citación judicial, un desarrollo de fórmulas químicas datos de censo de población, información sobre investigación de mercados y cosas parecidas. Sistemas . Por estos sistemas, tales como el PRESTEL del Servicio de Correos Británico (inicialmente llamado View Data), o los franceses y Antiope, pueden verse en las pantallas de los receptores de televisión domésticos, las noticias, la información financiera, la meteorología, anuncios clasificados, catálogos de compras, material de investigación, etc., viniendo a ser una combinación de las páginas amarillas de las guías telefónicas, hojas de anuncios de los periódicos, materiales de información estándar y noticias. Sistemas de reproducción. Con ellos pueden transmitirse electrónicamente, y antes que por correo, documentos, fotografías y otros materiales (facturas, órdenes de compra, etc.). Red de ordenadores on-line. Permiten a los equipos de investigadores, gerentes o agencias de gobierno mantener comunicación. De modo que puedan traducir los nuevos resultados de las investigaciones, pedidos o quizá, información financiera en nuevas acciones. Todas estas cosas no son especulaciones ni fantasías de ciencia ficción: son teologías en pleno desarrollo. El grado de introducción y difusión variará, por supuesto, teniendo en cuanta el costo y la competencia de varios sistemas rivales y las políticas de los gobiernos que tenderán a facilitar o a frenar el desarrollo de algunos de estos medios. El grado de difusión implica, además, problemas de

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capital. La necesidad de un giro a gran escala hacia fuentes nuevas e independientes de energía requiere de una grande y desproporcionada inversión de capital para fines que son, esencialmente, de gastos de capital más que de ahorro de capital (como se refleja en las tasas de rendimiento de capital social) tiende a disminuir. La incertidumbre de la inflación lleva, a veces, al aplazamiento de la inversión de capital o la sustitución, a corto plazo, de recursos laborales más que de capital, arrastrando hacia abajo, más aún, la productividad total de la sociedad. Pero éstas son cuestiones económicas y políticas que, una vez más se salen fuera del ámbito de este artículo. Si damos por sentado, no obstante, que muchas de estas nuevas tecnologías y sistemas van a ser introducidos con el tiempo, ¿qué podremos decir acerca de sus consecuencias? Es arriesgado, si no imposible, predecir los cambios sociales y los resultados. Lo que no puede hacer, sin embargo, es un esbozo de los amplios cambios sociales que probablemente tendrán lugar cuando todas estas nuevas modalidades estén en funcionamiento. Y éste es el propósito de las dos siguientes secciones.

Infraestructura social Toda sociedad está conectada interiormente por tres clases diferentes de infraestructura: los transportes, las redes de energía y las comunicaciones. Modalidades de transporte. La más antigua de estas infraestructuras es el transporte que, al principio, se realizaba a través de senderos, carreteras y ríos, luego por canales. La industria fue el medio de romper el aislamiento de las aldeas y sirvió como medio de comunicación entre zonas distantes. De aquí que el transporte haya constituido la principal conexión entre zonas pobladas. Las ciudades importantes de todo el mundo fueron construidas cerca del agua. El corazón industrial de Estados Unidos, por ejemplo, se creó para compaginar los recursos naturales con el transporte fluvial. De este modo, el mineral de hierro de Mesabi Range podía trasladarse por el Lago Superior, y el carbón a Illinois del Sur. El oeste de Pennsylvania podía enlazarse con los Grandes Lagos por medio de un sistema fluvial. Esta red de transporte permitió el desarrollo de una gran industria del acero y después del automóvil. EL transporte fluvial sirvió para mantener el enlace entre las ciudades industriales de Chicago, Detroit, Clevelan, Buffalo y Pittsburgh. En Alemania, ya en los siglos XVIII y XIX, la mayor parte del comercio brotó del norte y del sur, aprovechando el curso de los principales ríos como el Rin, el Elba, el Oder y el Weser. La llegada del ferrocarril que unió el este con el oeste, facilitó en gran manera la unificación de Alemania hacia 1870 y su desarrollo como potencia industrial y militar. Fuentes de energía. La segunda infraestructura ha sido la energía. Al principio se emplearon las ruedas hidráulicas como fuerza motriz a orilla de los ríos, seguidas de las centrales hidroeléctricas, el combustible, el gas y la electricidad. La utilización continua de los sistemas de transporte con energía permitió la expansión de industrias y ciudades, al poderse transportar la energía eléctrica a través de sus redes a cientos de millas de distancia. El resultado fue el desarrollo de grandes complejos industriales establecidos en vastos espacios a lo largo de las enormes redes de transporte alta tensión. Sistemas de comunicación. La infraestructura más antigua en las comunicaciones es el servicio postal. Los diferentes sistemas de telecomunicaciones llegaron más tarde. La revolución en las comunicaciones hace posible un cambio fundamental en la importancia relativa de las infraestructuras; las comunicaciones serán el núcleo central que mantenga la conexión interna de una sociedad. Un sistema así aumenta la interacción personal y reduce drásticamente los costos de las distancias. Afecta a la ubicación de las ciudades, ya que las economías externas —las ventajas conseguidas por

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la proximidad, puestas de relieve claramente en el caso de la publicidad, imprenta, y servicios de los bancos-, que en una época pasada sólo eran posibles en los distritos centrales de la ciudad, se obtienen ahora mediante los sistemas de comunicación mejorados, que no implican, para el correcto funcionamiento de sus servicios las sevidumbres de la proximidad o cercanía forzosas. Aún más importante, las nuevas comunicaciones amplían las zonas de actuación de las actividades sociales. No hace más de 30 años, aproximadamente, que muchos países, a causa de la revolución del transporte aéreo y de las comunicaciones, han llegado a convertirse en sociedades nacionales, y en las que los impactos en una parte de su sociedad se transmiten y se sienten inmediatamente en otra parte. En el más amplio sentido, tenemos por primera vez, una economía genuinamente internacional en la que los precios y el valor del dinero se conocen al mismo tiempo en cualquier parte del globo. Así resulta que, por ejemplo, los tesoreros de los bancos o los financieros de las empresas pueden suscribirse al servicio internacional Reuter del mercado de moneda y obtener, en el momento adecuado, las cotizaciones de las distintas monedas en 25 diferentes mercados de divisas, desde Frankfurt a Londres, Nueva York, Tokio, Singapur o Hong Kong, de modo que pueden aprovecharse de los diferentes cambios y aplicar sus recursos y valores de acuerdo con las informaciones disponibles. Cualquier parte del mundo queda inmediatamente visible a través de circuitos de televisión vía satélite. La multiplicación de las interacciones y la expansión de los escenarios sociales son las consecuencias más importantes del cambio en las modalidades de la infraestructura. Este es un problema sobre el que vamos a volver más adelante.

Sociedad Postindustrial La revolución de las comunicaciones y la aparición de una sociedad inmersa en la informática aceleran también el desarrollo de lo que he llamado una . La tabla compara esquemáticamente los tipos de desarrollo de las tres sociedades: preindustrial, industrial y postindustrial. La mayor parte del mundo de hoy, principalmente en Asia, Africa y América Latina, es preindustrial en cuanto a que al menos el 60% o más de su fuerza de trabajo está ocupada en industrias de extracción de recursos naturales. La vida en estos países es una lucha contra la naturaleza en la que la riqueza nacional depende de la ciudad de aquellos recursos naturales y de las vicisitudes de los precios del mundo del consumo. Una parte más pequeña del mundo, los países próximos al litoral del Atlántico Norte, además de la Unión Soviética y del Japón, está constituida por países industriales donde la fabricación de bienes, mediante la aplicación de la energía y la tecnología de las máquinas, es la base de la riqueza y del desarrollo económico. Algunos de estos últimos países están entrando ya en el mundo postindustrial. En el estado postindustrial, hay, en primer lugar, un cambio desde la producción de cosas hacia la venta de servicios. Los servicios existen en todas las sociedades pero en las preindustrias éstos son originalmente servicios domésticos. En las sociedades industriales, aquéllos figuran como auxiliares para la producción de bienes, tales como los transportes, empresas de servicio público y de finanzas. En las sociedades postindustriales, el énfasis en los servicios al hombre (educación, salud, servicios sociales) y en servicios profesionales (ordenadores, sistemas analíticos, investigación operativa y desarrollo científico). La segunda dimensión de la sociedad postindustrial es aún más importante: el hecho de que, por vez primera, la innovación y el cambio provienen de los conocimientos teóricos y de las técnicas de la

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comunicación. El saber es en cierto modo el fundamento de todo tipo de sociedad, pero es sólo recientemente cuando los cambios técnicos han llegado a depender tanto de la codificación de los conocimientos teóricos. Podemos fácilmente comprobar esto al examinar la relación de la tecnología con la ciencia. La industria del acero, la del automóvil, los servicios públicos y la industria aeronáutica se inician en el siglo XIX, en el que fueron creadas en gran parte por inventores -- que sabían poco de leyes básicas o descubrimientos científicos. Esto era así con un genio de la categoría de Thomas A. Edison, que inventó, entre otras muchas cosas, la lámpara eléctrica, el gramófono y el cinematógrafo. Sin embargo, Edison sabía muy poco de los trabajos que estaban realizando Mazwell o Faraday sobre electromagnetismo y, precisamente es la unión de estos dos campos de la ciencia, estaba la base de casi todos los trabajos posteriores de la física moderna. Igualmente sucedía con Siemens con su invención del dínamo, Bell con el teléfono y Marconi con la radio. La primera industria es la química, en la que el científico debe tener unos grandes conocimientos teóricos de las propiedades de las macromoléculas que están manipulando, de modo que, sepa hacia dónde va y tenga control de sus procesos. Los que es cierto en todas las industrias basadas en los conocimientos científicos de los últimos cincuenta años, así como de todo lo que aquellas producen -equipos electrónicos, polímeros, láser, hologramas, etc.- es que todos ellos provienen de los trabajos de la ciencia teórica y precisamente la teoría es el foco al que se dirigen las futuras investigaciones y el desarrollo de nuevos productos. El punto crucial de todo sociedad postindustrial lo constituye el hecho de que el conocimiento y la información llegan a convertirse en recursos estratégicos y transformadores de esa sociedad, igual que el capital y el trabajo lo han sido en la sociedad industrial. La variable fundamental para cualquier sociedad, por consiguiente, es la fuerza de su investigación básica y de los recursos de la ciencia y al tecnología (en sus universidades, es sus laboratorios, y en su capacidad para la investigación y el desarrollo científico y tecnológico). En este aspecto, la informática se ha convertido en el fundamento de una nueva tecnología intelectual, en la que los conocimientos teóricos y sus nuevas técnicas (tales como los sistemas analíticos, la programación lineal y el cálculo de probabilidades), en conexión con lo ordenadores, llegan a ser decisivos para las innovaciones militares e industriales.

Problemas inducidos Para completar el cuadro de cambio social, tenemos dos consecuencias importantes de la revolución de las comunicaciones. Una, que a causa de la combinación de las fuerzas del mercado y de la política, se está sintiendo una nueva división internacional del trabajo en el mundo de la economía; la otra implica una expansión de la gama de efectos políticos en todo el mundo. Cambio económico. Los países en expansión, al proclamar un nuevo orden económico internacional en Lima en 1975, exigieron que para el año 2000, el 25% de la capacidad de la industria manufacturera esté en manos de los países del Tercer Mundo, lo que considero una meta terriblemente quimérica. Sin embargo, ya se están realizando algunos cambios estacionales. Hay un grupo de países en desarrollo. -entre ellos Brasil, México Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Argelia y Nigeria- que están empezando a industrializarse rápidamente. Es probable que en las próximas décadas las habituales manufacturas tradicionales, tales como la textil, construcción de

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buques, acerías, calzado y las industrias de los aparatos para el pequeño consumidor, desaparezcan de los países industrialmente avanzados y se asienten en este nuevo nivel. La respuesta de los países altamente industrializados será al mismo tiempo , de proteccionismo y de escisión de la economía mundial o el fomento de una ventaja comparativa, principalmente en las industrias basadas en la electrónica y avanzadas en ciencias tecnológicas que son lo más característico de la sociedad postindustrial. La manera en que se lleva a cabo esta evolución va a constituir la cuestión fundamental de la política social y económica de las naciones de todo el mundo en la próxima década. Aplicación de las arenas políticas. El segundo problema más sutil y, sin embargo, quizá más importante, consiste en que la revolución en las comunicaciones lleva consigo, necesariamente, un cambio de escala, una ampliación de los ruedos políticos en el mundo, la entrada en escena de nuevos demandantes y la multiplicación de actores o grupos de votantes. En los últimos diez o quince años, hemos oído hablar mucho de la aceleración de la marcha de cambio (o aceleración de la historia). Es una idea seductora y, sin embargo, a la postre resulta sin sentido, como una metáfora. En efecto, tiene uno que preguntarse ¿Qué cambio? ¿De qué? Y ¿Cómo se puede medir la marcha del cambio? No hay métrica que sirva para todo y además la palabra cambio es muy ambigua. Como Mervyn Jones, el autor inglés, resaltó en una ocasión, un hombre nacido en 1800 y muerto en 1860 habrá visto la llegada del ferrocarril, el barco de vapor, el telégrafo, la luz de gas, los objetos producidos en fábricas y la expansión de grandes centros urbanos. Un hombre que hubiese vivido desde 1860 a 1920 hubiese conocido el teléfono, la luz eléctrica, el automóvil y el cinematógrafo. También habrá estado familiarizado con las ideas de Darwin, Marx y Freud. Hubiese sido testigo de la destrucción final de la mayoría de las monarquías, de la expansión de las ideas de igualdad, así como del oro y el ocaso del imperialismo. ¿Cómo mide uno los acontecimientos de los pasados 40 años para poder decir que la marcha de la historia se ha acelerado? En todo caso, uno podría decir que, ya que el crecimiento nunca es exponencial en una forma lineal sino que sigue una curva en forma de S o curva logística, nos encontramos próximos a una congelación de muchos de los llamados cambios que han trasformado nuestras vidas (por ejemplo, el transporte y las comunicaciones no aumentarán apreciablemente en velocidad). En el aumento de la población mundial, parece que hemos pasado ahora al punto de inflexión, aquél punto donde la curva —s-, representativa del fenómeno del cambio, comienza a moderar progresivamente su crecimiento. Pero lo que está claro es que la escala en la que se llevan a cabo los cambios ha crecido. Y un cambio en escala, como bien saben los físicos y los teóricos, quieren un cambio en la forma. El crecimiento de una empresa, por ejemplo, necesita de la especialización y diversificación, y de clases de control y sistemas de gestión muy diferentes cuando las escalas varían, pongamos por caso, de diez millones de dólares a cien millones y a mil. El problema se agudiza políticamente para los sistemas políticos. Rousseau en El contrato social estableció como ley natural que, cuanto más crece un estado, más concentrado estará su gobierno, es decir, el número de gobernantes disminuye al aumentar la población. Rousseas trataba de demostrar que, necesariamente, un régimen cambia con el crecimiento de los gobernados, ya que las interacciones entre las personas se multiplican y sus objetivos e intereses se hacen más diferentes y complicados.

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Las modernas sociedades políticas —especialmente aquellas que quieren mantener las instituciones democráticas. El control del gobierno por medio del consentimiento del pueblo y el grado de participación en constante aumento- necesitan compaginar las fuerzas y actividades de las instituciones económicas y políticas. El hecho de que los gobiernos se van haciendo cada vez más distantes, y sin embargo más poderosos frente a las vidas de cada individuo en particular, está llevando, cada vez más, tanto al separatismo, como a los localismos y movimientos de independencia y separación de la sociedad. Al mismo tiempo, las escalas de actividades económicas en todo el amplio marco mundial nos indica que nos faltan los mecanismos adecuados del gobierno para abordar, por ejemplo, los problemas monetario, los precios del consumo, y la reestructuración industrial de acuerdo a las nuevas bases en las que estos hechos están teniendo lugar. Lo que está sucediendo hoy día es que para muchos países, el estado nacional se está haciendo demasiado grande para los pequeños problemas de la vida diaria y demasiado pequeño en cambio, para los graves e importantes problemas de la vida de sus súbditos.

Consecuencias para la libertad personal La suma de todos estos cambios estructurales nos lleva a la cuestión apuntada sobre la suerte que correrá la libertad individual y personal en este . Ya hemos podido ver las predicciones horribles que, desde Aldous Huxley a George Orwell, y sobre los tipos de controles — expansión del Hermano Totalitarismo-, pueden llegar el día de mañana como consecuencia de tales cambios tecnológicos. Por cierto, un viejo chiste ruso pregunta ¿Quién es Satalin?- respuesta: Gengis Kan con teléfono-. Hay además numerosos ejemplos humorísticos sobre la manera en que las nuevas tecnologías permiten el crecimiento de los mecanismos y las intrusiones en la vida privada. Un artículo en el Times de Londres, que trata sobre el incremento de los sistemas y procedimientos de seguridad en Alemania, cuenta que los movimientos de un consultor de empresas alemán, que tenía que cruzar la frontera suiza varias veces al día, eran registrados por un centro computador de modo que este señor se encontró de repente en una lista de personas vigiladas. Pero la moraleja de la historia no quiere decir que el uso de los ordenadores para el paso de las fronteras aumente el poder de la policía, sino que se han tenido que adoptar estos procedimientos a causa de las amenazas de terrorismo. El planteamiento del control social puede clasificarse bajo tres encabezados: 1.- Expansión de las técnicas de vigilancia 2.- Concentración de la tecnología del almacenamiento de información. 3.- Control del acceso a la información estratégica por el monopolio, o bien, por la declaración gubernamental de materia reservada. En estas tres áreas, ha habido un aumento enorme de la sensación de amenaza de sus poderes y, en una sociedad libre, como es la nuestra, una creciente aprensión sobre las consecuencias de un posible mal uso de todo ello. Las técnicas de vigilancia, al ser las más dramáticas, han recibido una mayor atención. George Orwell, en su libro 1984, relata cómo el gobierno de Oceanía, está vigilando continuamente mediante monitores a los miembros del partido por medio de sensores remotos de los latidos del corazón. Los sensores están conectados al sistema dúblex de televisión en las casas, oficina de gobierno y plazas

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públicas. Por medio de estos monitores, y mediante la sintonía selectiva individual y el análisis de los latidos del corazón, el puede descubrir si cualquier individuo está ocupándose de actividades que no le corresponden. Recientemente, un joven psicólogo descubrió, para su consternación, que él mismo había inventado un dispositivo como aquél (tratando de medir las actividades fisiológicas de las salamandras, de un modo menos cruento que introduciendo dolorosos electrodos dentro del cuerpo de los animales), había creado un delicado sensor de tensión capaz de medir el campo electrónico, extremadamente débil, que rodea a los cuerpos de todo organismo viviente, de modo que podía detectar y grabar a distancia los latidos del animal, la respiración, la tensión muscular y los movimientos corporales. Al saber que acababa de inventar el ingenio que Orwell había imaginado, hizo un estudio de las predicciones de la novela 1984 y comprobó que los 137 aparatos que Orwell había descrito, cerca de 100 eran factibles de nuestros días, 30 años después de la publicación del libro. También puede recordarse EL primer círculo de Solzhenitsyn, en el que se relata cómo los prisioneros —científicos en el laboratorio secreto de la policía- trabajaban en aparatos para identificar a las personas que hablaban por teléfono, por medio de grabaciones de imagen de voces, así como en decodificadores de conversaciones telefónicas- aparatos de hoy en día. El tratamiento de la información empleados pos los servicios de inteligencia, policía, entidades de crédito, etc., está verdaderamente avanzado, hasta el punto de que los individuos están siendo constantemente observados para observar si sus calificaciones de crédito están siendo registradas con exactitud en los bancos de datos del ordenador, no se que se cancelen, especialmente cuando, en ocasiones de transacciones sin pago al contado ni cheques, el cliente necesite efectuar una compra. El problema del secreto es viejo y permanentemente. Recientemente, Science magazine informaba que, a instancias de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), el Departamento de Comercio había impuesto una orden de secreto que prohibía la comercialización de un aparato de comunicaciones, inventado por un grupo de Seattle, y para el que se había solicitado la patente. La técnica desarrollada en la solicitud de la patente va más allá de la tecnología de mezclado de frecuencias, que se emplea en las comunicaciones policiales y militares, y se aprovecha del amplio espectro de la banda de comunicaciones para ensanchar la cobertura de la banda ciudadana, (CB) y de las radios marítimas. La revista Science informa: . Aunque estas cuestiones son realmente importantes para la libertad en el campo personal y en el de la economía, no constituyen sin embargo el verdadero meollo del problema. No es la tecnología , la cuestión, sino el sistema político y social en el que está embebida esta tecnología. El sistema de vigilancia más perspicaz fue inventado por aquel maligno individuo, Joseph Fouché, que sirvió como jefe de policía a Napoleón I. Primeramente cura católico, llegó a ser líder militante de la revolución francesa y dirigió la masacre de Lyon; después de Napoleón continuó como jefe de policía durante la restauración borbónica de Luis XVIII. Fouché fue el primero que organizó a cada portero en París, como un agente de policía que tenía que informar al cuartel general de todos los movimientos diarios de cada residente de su inmueble. La gama de operaciones se ha ampliado desde los tiempos de Fouché. La tecnología constituye un instrumento para estar al tanto de la gestión de dichas operaciones. El asunto puede hacerse más abstractamente, y sin embargo más sencillamente. La tecnología no determina el tipo de estructura

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social; simplemente, amplia toda clase de posibilidades. La tecnología está inmersa en el sistema de soporte social y cada estructura de la sociedad tiene que elegir el modo de empleo del sistema. Tanto la Unión Sovietica como los Estado Unidos son sociedades industriales que utilizan una tecnología muy parecida en sus sistemas de producción, sin embargo, la organización de sus industrias y los derechos de cada ciudadano difieren mucho en ambas sociedades. Se puede elegir la misma tecnología y ver cómo emplean los distintos sistemas de soporte social de diferente manera. En cuanto al automóvil, poe ejemplo, podemos ver los distintos patrones o normas de utilización y los consecuentes costes sociales, sin cambiar un sólo aspecto del automóvil en sí. De aquí resulta que, en una clase de sociedad podemos tener un sistema de total propiedad privada en el que el individuo puede ir y venir totalmente a su gusto. Pero tal sistema, implica un alto coste para el individuo por la compra del coche, el seguro, la gasolina y depreciación, así como un coste a la comunidad para más carreteras, aparcamientos, garages y demás. Podemos, en cambio, plantearnos un patrón de empleo muy diferente, que ya han inventado algunas ciudades, en las que se establecen zonas acotadas, prohibidas para los coches, en grandes áreas, organizándose en su lugar un sistema de servicios públicos en el que cada individuo está suscrito a un servicio de coches (se trata de una distancia corta —no más lejos, digamos, que una parada normal de autobús- hasta un aparcamiento); coge un coche empleando un tarjeta magnética, conduce ese coche hasta su destino y sencillamente lo dejan en el otro aparcamiento otra vez, no más lejos que una parada de autobús hasta el sitio al que quiere ir. El usuario tiene un grado de movilidad (como con un sistema de taxi son el coste de conductor), pero así, en ese tipo de sistema distributivo, se necesitan menos coches. El coste social para el individuo es el paseo desde y hasta el aparcamiento y la breve espera, que puede ser necesaria en ciertos momentos de escasez, para tener un coche a su disposición. Un sistema como el descrito representa una expansión del servicio de alquiler de coches que se ofrece en los aeropuertos y por toda una ciudad en muchos países hoy en día. El ejemplo es trivial (y que conste que no estoy tratando de imponer uno u otro patrón en una sociedad); sin embargo, el valor del ejemplo no es tan trivial: es decir, una simple tecnología es compatible con una amplia variedad de patrones sociales y la decisión acerca del empleo de aquella tecnología es, principalmente, una función del patrón social que una sociedad haya elegido. Para ampliar este proposición, el siguiente teorema sostiene que la nueva revolución en las comunidades hace posible dos cosas: un intenso grado de centralización del poder, si la sociedad ha decidido usarlo de un modo, y una gran descentralización, a causa de la multiplicidad, diversidad, baratura de las modalidades de comunicación. Está muy claro que un sistema evolucionado de teleproceso tiene en consideración la intensificación de lo que en argot militar de denomina sistemas de mercado y control. Mediante tales sistemas, las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos pudieron establecer, hace una docena de años, un sistema de observación y vigilancia que seguía la pista de toda aeronave u objeto volador no identificado sobre el espacio aéreo del Atlántico Norte y transmitía la información a través de repetidores, en el minuto exacto, a una estación de control centralizada, que a la vez procesaba dicha información. Sin un sistema como ése, no hubiese sido posible tener la seguridad esencial contra un ataque enemigo. Sin embargo, en la guerra de Vietnam, el desarrollo del sistema de mando y control llevó consigo el que las decisiones tácticas, que en el pasado se tomaban por los comandantes de campo,

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fuesen tomadas frecuentemente de acuerdo con las decisiones políticas de Washington. La guerra de Vietnam constituyó un extraordinario ejemplo de la centralización de las decisiones militares hasta un grado rara vez conocido anteriormente. En Chile, desde 1971 a 1973, el teórico de organización inglés Stafford Beer, dedicó un gran esfuerzo para preparar un sencillo programa de ordenador para fabricar un modelo -y luego controlar- cada nivel de la economía chilena. Bajo su dirección, y con la cooperación del gobierno de Allende, se creó una sala de operaciones para planificar el control centralizado de la industria chilena. No se trataba de un modelo de simulación como el que usaron Jay Forrester y sus socios para demostrar sus posibilidades en caso de darse ciertos supuestos, sino de un modelo polietápico recurrente (es decir, un conjunto de pequeños subsistemas, que se integraban a otros subsistemas mayores, sucesivamente, hasta componer el sistema global) destinado a dirigir desde un centro único la marcha de la economía. Es discutible afirmar si eso hubiese sido posible; el intento quedó prematuramente interrumpido con el derrocamiento del gobierno de Allende en septiembre de 1973. Y sin embargo, aplicando exactamente la misma teoría, se puede ir en direcciones totalmente diferentes. Mediante la expansión de la comunicación de dos vías, como se efectúa en varios sistemas de televisión por cable, podríamos tener un sistema por medio del cual podrían realizarse referéndums sobre una gran variedad de materias a través de las respuestas recibidas de unas terminales instaladas en cada domicilio. Para algunas personas, esto sería ; para otras podría significar una sociedad más manipulada, incluso la tiranía de la mayoría, o el aumento en la inestabilidad de los conflictos y las discusiones políticas en la sociedad. Sin irnos a ambos extremos (y, a veces los extremos se tocan), lo que está claro es que la revolución de las comunicaciones permite una gran diversidad de expresiones culturales y el perfeccionamiento de diferentes estilos de vida, simplemente a causa del aumento del número de canales a disposición del público. Esto está ocurriendo ya en el radio, donde las emisoras se encargan de complacer a audiencias de gustos muy diferentes desde el rock a la música clásica, desde serias charlas a noticias y espectáculos ligeros. Con la multiplicación de los canales de televisión y de los video-cassettes, la variedad de elección llega a marear. En condiciones de libertad, los individuos pueden crear sus propias modalidades de comunicación y sus propias comunidades nuevas. Nadie, por ejemplo, hubiese imaginado la proliferación, como los hongos, de las emisoras de la banda ciudadana, y los modos como han llegado a emplearse, permitiendo a desconocidos comunicarse fácilmente uno con otro. La primera y fascinante moda social fue el empleo por los camioneros de un sistema informal de comunicaciones, mientras viajaban por las principales carreteras e iban avisándose unos a otros de las trampas de los agentes de tráfico, y de las condiciones del tráfico que iban encontrándose a cada paso. Algunas veces los camioneros utilizaban sus emisoras de CB (citizen band) para ampliar el círculo social de su profesión esencialmente solitaria. La CB (banda ciudadana, que emplea frecuencias de 127 MHZ en la banda de 11m. de longitud de onda) se ha convertido en el medio fundamental de comunicaciones en aldeas y pueblos aislados, como en Nueva Escocia: una especie de línea telefónica para la comunidad. Y con la televisión por cable en dos sentidos, pueden hacerse posibles los intercambios comunitarios entre personas jubiladas, radioaficionados u otro tipo de gente con necesidades y objetivos especiales.

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En un sentido político más amplio, la ampliación de estas redes, a causa de los metafóricos contactos cara a cara, significarán una mejor reorganización de las unidades políticas para compaginar y corresponder a las clasificaciones de unidades sociales, desde el vecindario de barrio a la región. Al final, la cuestión de la relación entre tecnología y libertad es al mismo tiempo prosaica y profunda. Prosaica, porque, principalmente, la tecnología es capaz de facilitar o reprimir, y susceptible de aumentos y mejoras, cualquiera que sea el sentido elegido por el sistema político de la sociedad. Es también profunda porque, como ya he dicho, el hombre es un ser capaz de sentir compasión, y al mismo tiempo, de matar. La elección de una de estas sendas nos retrotrae a los esfuerzos, largos y angustiados, de las comunidades civilizadas para encontrar los pactos institucionales que permitan a los individuos la realización de su capacidad y respetar la integridad de la persona humano. En pocas palabras, la cuestión de la libertad constituye, como siempre, una consideración política. Incluso es un error hablar de las amenazas a la libertad a causa de la poderosa naturaleza de las nuevas tecnologías de vigilancia; tal punto de vista está enfocado exclusivamente hacia todo el aparato tecnológico, más que a las realizaciones organizativas. Orwell, con su fértil imaginación, podía evocar un , vigilando a los otros. Pero no es, y no puede ser, que el único cerebro gigante absorba toda la información. En la mayoría de los casos, la centralización de tales controles, multiplica simplemente la burocracia, y cada uno se vuelve tan incómodo y celoso de sus perrogativas (fíjense en los Estados Unidos!) como para impedir, frecuentemente, el tratamiento adecuado de la información. En todo caso, la amenaza real de tal megalomanía tecnológica estriba en la expansión de las agencias reguladoras cuyos crecientes cortes, normas burocráticas y demoras impiden la innovación y el cambio en una sociedad. En los Estados Unidos, por lo menos, el problema no es el sino el . No quiero minimizar el potencial para el abuso que existe en realidad. Pero hay otros agentes involucrados, tales como la prensa. El juez William Douglas escribió en 1972: . Los puntos álgidos son el acceso a la información y la restricción de cualquier monopolio sobre la información, asunto bajo riguroso control en lo concerniente a la seguridad nacional. La ley de seguridad de información fue el futuro de una larga compañía, en los años sesenta, para que se abriesen los informes de las agencias gubernamentales, de modo que los individuos tuviesen acceso a la información sobre sus personas, o a la de las actividades del gobierno en relación a cuestiones públicas. En un contexto un tanto diferente, cuando se crearon los primeros grandes ordenadores, los tecnócratas los comparaban a los grandes generadores de distribución de energía y suponían que los modelos más efectivos para su aplicación serían los servicios públicos regulados por ordenador, que podrían vender o servicios de datos a los usuarios. La rapidez del cambio tecnológico, causante de la multiplicación de mini y macroordenadores, así como de algunas nuevas ideas acerca de diversos mercados para el empleo de ordenadores, condujo al completo abandono de las ideas del ordenador como servicio, y al reconocimiento del mercado competitivo como la mejor estructura para el desarrollo de los ordenadores.

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EL posible crecimiento de los sistemas teletex, descritos anteriormente, de la televisión por cable y de los videocassettes, puede llevarnos al levantamiento de los principales sistemas de redes de televisión y a nuevos modos de presentación de noticias, como sucede con la nueva competencia con que AT&T se enfrente hoy en los sistemas de transmisión. En suma, de todo esto surge una moraleja diferente de la que podríamos esperar. En tanto que la tecnología es instrumental, la libre y competitiva utilización de las diversas tecnologías es uno de los mejores medios de romper los monopolios, tanto públicos como privados. Y esto es ya una garantía de libertad.

30-Mar-2002 http://mailweb.udlap.mx/~jpriante/bell.html

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