Lectura N 1 APUNTES PARA EMPEZAR A CHARLAR ACERCA DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA CULTURA

Lectura N° 1 APUNTES PARA EMPEZAR A CHARLAR ACERCA DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA CULTURA Liliana Seró (Inédito) Posadas, noviembre de 1996 1. PERSON

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Lectura N° 1 APUNTES PARA EMPEZAR A CHARLAR ACERCA DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA CULTURA

Liliana Seró (Inédito) Posadas, noviembre de 1996

1. PERSONAS ESTUDIANDO A OTRAS PERSONAS Los seres humanos siempre se interrogaron respecto de sí mismos y de su sociedad, incluso mucho antes que las Ciencias Sociales existieran y que el concepto de sociedad fuera inventado. En esa búsqueda incesante de explicaciones acerca de la existencia, de lo que somos, fueron (y son) utilizadas diferentes perspectivas o puntos de vista: se explica desde los mitos, desde el arte, desde la religión, desde la filosofía. Es importante aclarar que nos estamos refiriendo a todas las sociedades humanas, no solamente a los personajes que más aparecen en los libros: griegos, romanos, u otros europeos, etc. Sin embargo, es recién a fines del S. XVIII cuando se comienza a constituir un tipo de conocimiento que llamamos científico, donde teorías, métodos y técnicas empiezan a ser aplicadas a los seres humanos, ya no en su biología sino en lo que tienen de social. Antes, esas teorías, métodos y técnicas eran empleados en el área de la física o de la biología, pero no a las personas como seres sociales. No vamos a hacer aquí una historia de las Ciencias Sociales (aunque algunas cosas diremos a lo largo de este texto). Simplemente, para iniciar este diálogo con Ud. acerca de la vida social de las personas nos interesa plantear algunas ideas que le ayudarán a comprender mejor qué es esto del área de sociales o, para decirlo de otra forma... dónde estamos parados. Una primera cuestión a tener en cuenta es que: Las Ciencias Sociales, como el resto de las ciencias, no existieron siempre, tienen una historia. Ud. se preguntará, ¿qué pasó con las otras explicaciones? Con sólo observar a nuestro alrededor o pensar en nosotros mismos, sabemos que los mitos, el arte, la religión, la filosofía continúan formando parte de la reflexión y de los comportamientos humanos. Son pues otras maneras de conocer, otros tipos de conocimiento, distintos del que llamamos científico. Es más, las propias Ciencias Sociales se interesan por conocer y estudiar estas perspectivas, estos otros puntos de vista, tratando de ofrecer a su vez una explicación científica de ellos, Veamos algunos ejemplos para entender mejor esto. Sin haber estudiado ciencias, todas las sociedades, del pasado y del presente, han tenido y tienen formas de trabajar la tierra, de clasificar a los animales, de identificar a las plantas. Es más, muchas de ellas, tienen además formas de curarse con esas plantas y animales que conocen. Pues todo esto son cosas que la gente sabe. Son además, conocimientos que se transmiten a los hijos, a los demás miembros de la sociedad. Como así también, todas las sociedades tienen religiones que explican cómo se creó el mundo, cómo deben actuar las personas, qué pasa después de la muerte, etc. En este caso también podemos decir que existen conocimientos. La gente sabe estas cosas. Ahora bien, desde la ciencia también existen explicaciones para estos temas. Se hablará de cuáles son los componentes del suelo, las técnicas de trabajo de la tierra. Se construyen categorías con nombres científicos para clasificar a animales y plantas. Se utilizan hierbas para hacer comprimidos o gotas medicinales. Con respecto al surgimiento del mundo, también se elaborarán teorías a partir de experimentos, búsqueda de restos antiquísimos de animales y seres humanos, etc. Pero en los dos casos decimos que existen conocimientos. Son conocimientos diferentes, con otras explicaciones, otras formas de nombrar a las cosas y otras prácticas. No hay sociedad humana sin conocimientos. El saber es algo que forma parte de la vida de las personas porque, a partir de lo que conoce, la gente da un orden, ordena su forma de vivir. Piense. Si nadie sabe nada: cómo relacionarse con los otros, cómo resolver los problemas cotidianos, cómo comunicarse, etc. sería un verdadero caos, un lío, para decirlo más de entrecasa.

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Como comentaremos más adelante, esto tiene que ver con lo que las personas somos, con nuestra capacidad de crear cultura. Hemos dicho antes que los diversos tipos de conocimientos tienen que ver con una necesidad de la gente de poner un orden a la vida. Un orden que se busca a partir de conocer las cosas y de cómo manejarse en la vida. Detengámonos* un poco en esta idea. Marc Augé, un antropólogo, dice que todas las sociedades han "intentado dominar intelectualmente el mundo" en el cual viven. Pero agrega que "esa tentación" (de conocer el mundo) "procede menos del deseo de conocer que de la necesidad de sentido", que "los hombres desean menos conocer el mundo que reconocerse en él" (1996: pág. 84). Lo que está expresando Augé es que las personas no intentan conocer sólo por el puro gusto de saber, sino porque mediante el conocimiento le dan un sentido, un significado a lo que ellas -como personasson. Pensemos, si no tengo ninguna idea de lo que es el mundo para mí, tampoco puedo tener idea de lo que soy ni de cómo formo parte de este mundo. Por eso dice Augé que las personas buscan reconocerse en el mundo a partir de cómo lo conocen. Esto incluye los distintos tipos de conocimientos de los que hablamos y reafirma lo que dijimos al comenzar nuestra charla con Ud.: "los seres humanos siempre se interrogaron respecto de sí mismos y de su sociedad... " Las Ciencias Sociales, como el resto de las ciencias, son una manera de conocer, un tipo de conocimiento, distinto a otros tipos de conocimiento. Por supuesto que como las Ciencias Sociales buscan comprender a los seres humanos en sus relaciones con otros seres humanos no dejan de lado aquellas cuestiones que mueven a las personas a pensar o actuar de una determinada manera. Ni tampoco ignora las diferentes explicaciones que la gente ofrece, sean éstas religiosas, artísticas, etc. Al contrario, estos son materiales muy valiosos para el estudio. Lo que pasa es que, precisamente para estudiarlos, se utilizan una serie de herramientas que son propias del ámbito científico: teorías, métodos, conceptos, técnicas de trabajo. Así, las Ciencias Sociales no van a explicar las cosas igual que lo hace la gente desde la religión, el arte, los mitos, etc., sino que lo hará desde su manera de conocer. Agreguemos una idea más a lo que ya mencionamos. Incluso, hay muchas personas que utilizan el discurso y las herramientas de las ciencias en algunos momentos y lugares. Pero en otras ocasiones son profundamente artísticos o religiosos. Pero, bueno ¿qué estudian las Ciencias Sociales? Dijimos antes que las Ciencias Sociales están interesadas en el estudio de los seres humanos en su relación con otros. Añadiremos aquí que también le importan la relación que éstos mantienen con la naturaleza y con el mundo sobrenatural. Y, otra cuestión más, nos referimos al pasado, al presente y al futuro de las personas en las diversas partes del mundo. Detallamos un poco lo anterior; Al decir seres humanos en su relación con otros, estamos hablando de relaciones sociales. Quizás esto sea lo más sencillo de entender porque siempre nos dijeron que las personas "somos sociales", que "vivimos en sociedad", etc. Además, uno está siempre interactuando, actuando junto con otros, y sabemos que nadie vive totalmente solo y aislado de los demás (aunque a veces soñemos con irnos a una isla desierta). Pero cuando agregamos la relación que los seres humanos mantienen con la naturaleza, también estamos hablando de relaciones sociales, porque las personas se vinculan con ella según sea su organización social y sus pautas culturales. La lluvia, como fenómeno de la naturaleza será estudiada por las ciencias naturales. Sin embargo, si tomamos a la lluvia en relación a las personas, la cosa cambia. Si, por ejemplo, después de una sequía se pone a llover y la gente rezó para esto suceda, pues entonces la lluvia no será considerada por gente como un simple fenómeno meteorológico. Podrá ser pensada y sentida como el resultado de sus plegarias o un regalo del cielo. Lo más probable es que

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luego se agradezca por "habernos enviado el agua que tanto necesitábamos" y se cumplan las promesas hechas a cambio. En ese caso, la tan ansiada lluvia participa de un hecho social. Como vemos, lo que hace que un fenómeno forme parte de un hecho social es lo que las personas hacen en torno a él, el significado que le dan (que, como veremos, después serán distintos conforme al contexto sociocultural donde viven). Demos otro ejemplo, uno muy cercano a todos nosotros. El nacimiento de un niño es un fenómeno que la biología se encarga de explicar. Depende de la sociedad donde el niño nazca, se lo bautizará enseguida o después de un tiempo. Los familiares le pondrán el nombre o será el bautista quien lo haga. Todos conocerán el nombre o será un nombre secreto. En ese sentido entonces, cuando lo observamos desde las relaciones sociales que se establecen, el nacimiento es un hecho social. Seguramente a Ud. se le ocurrirá muchos ejemplos más. Y, al decir la relación que mantienen con el mundo sobrenatural, de igual forma estamos hablando de relaciones sociales. Hacemos referencia a las relaciones que la gente tiene con seres o entidades que no pertenecen a la naturaleza ni son, por otra parte, seres humanos. Según sea la religión de que se trate habrán Dioses, personajes sagrados, en los cuales las personas creen y con quienes también interactúan en su vida. Las Ciencias Sociales estudian hechos sociales, no cualquier tipo de fenómenos. Una característica de los hechos sociales es que tienen muchas causas. Por eso decimos que: Las Ciencias Sociales trabajan con hechos que son multicausales. Retomemos uno de los ejemplos anteriores. Podemos decir que la gente rezó, hizo promesas y agradeció por la lluvia, porque cree en Dios, pero también puede ser que lo hayan hecho porque todos los vecinos hicieron lo mismo, o porque el cura o pastor sugirió que esa podría ser una forma de resolver el problema, o porque la gente recordó que años atrás los antiguos vecinos sufrieron una sequía y se juntaron a rezar. O por muchas causas más. Sin embargo, lo más probable es que hayan existido todas estas causas juntas. Una segunda cuestión respecto de los hechos sociales es que son irrepetibles. Nunca las relaciones sociales se dan exactamente de la misma manera. Volvamos a nuestro conocido ejemplo. Aunque un año después ocurriera otra sequía y las personas actuasen de la misma manera, no sería exactamente igual. Los gestos, los movimientos, las palabras, los sentimientos de la gente no podrían reproducirse en forma idéntica, ni tampoco el momento histórico sería el mismo. Pero además, tendríamos que esperar a que ocurra otra sequía para ver cómo reacciona la gente. En esto nos separamos muchísimo de otras ciencias que realizan experimentos en laboratorios y los repiten las veces que sean necesarios. Un investigador de ciencias naturales, por ejemplo, puede soltar a las ratas de laboratorio en un laberinto o estimularlas con algún elemento químico para registrar el resultado y reiterar el experimento cuando desee. En ese caso se dice que hay un control de las condiciones en que son efectuados los ensayos. O, por lo menos, cierto control. (Quisiéramos hacer una aclaración para que científicos naturales que trabajan de otra manera no se enojen con nosotros. Muchos de estos estudiosos prefieren ahora, por ejemplo, estudiar a los animales en su propio hábitat, ya no en cautiverio). Sin embargo, en Ciencias Sociales no podemos hacer algo así. Hay muchas razones que impiden una práctica semejante. Como Ud. ya habrá pensado, la primera tiene que ver con la ética. Es decir, con lo que está bien o mal en las conductas, con las consecuencias de los actos. Sería totalmente incorrecto juntar a un grupo de personas y tenerlas en un laboratorio para observar cómo actúan ante este u otro estímulo. Pero eso no es todo. El laboratorio jamás podría reemplazar los lugares donde las personas viven y actúan socialmente. Piense, si a Ud. le dicen: "actúe como si estuviera en su casa". Si es que Ud. está de acuerdo, podrá hacer cosas parecidas a las que realiza en su propia casa, pero jamás sería igual, ni Ud. se sentiría

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realmente "como si estuviera en su casa". Si no está de acuerdo, lo más probable es que le diga algunas palabras no muy agradables al estudioso y se vaya a tomar un mate bajo su árbol preferido. Así es que en esta área del conocimiento no existe un laboratorio. El lugar de trabajo está donde las personas viven. Y el momento de observar tal o cual hecho social no lo determina el investigador, sino que está marcado por la historia y las contingencias de la vida. Entonces, podemos afirmar que las Ciencias Sociales estudian fenómenos humanos que no pueden reproducirse ni controlarse. Ah!, podrá pensar. Sí hay cosas que se repiten: crisis, revoluciones... o hasta mi fiesta de cumpleaños! Esto es cierto, pero en cuanto a formas generales, no en los actos, sentimientos, pensamientos, lugares, momento, etc. más particulares. Finalmente, algo crucial en estas disciplinas es que somos personas estudiando a otras personas. Por una parte, nuestra propia historia, formación, prejuicios, valores, etc. van a influir en la manera de tratar a los hechos sociales. Por otra, como señala Da Matta, aquí -a diferencia de otras ciencias- la mejor de nuestras hipótesis, el más brillante esfuerzo por explicar las cosas, pueden ser echados por tierra en cualquier momento. Porque nuestro objeto de estudio, los seres humanos, también hablan y pueden dar su opinión respecto de lo que estamos proponiendo. Pensemos. Si estudiamos al colibrí, al tigre, al cedro, podemos elaborar las más variadas explicaciones acerca de ellos. Lo máximo que puede pasar es que otra persona que realice el mismo estudio nos diga que en esto o en aquello no está de acuerdo. Pero el propio colibrí, el tigre, el cedro nunca podrán decirnos nada. Pero cuando estudiamos a personas, no sólo otros científicos pueden confrontar ideas con nosotros, sino que esas mismas personas pueden decirnos lo que piensan, si están de acuerdo o no, si lo que decimos les hace sentir bien o mal , etc. En Ciencias Sociales somos personas estudiando a otras personas. Por tal razón, la ética en eil estudio es un condicionante . Los campos sin alambrado Retomemos nuestro ejemplo de la lluvia. Si deseamos analizarlo más profundamente, nos preguntaremos por muchas otras cosas: qué cultivos existen en el lugar y cuáles fueron las pérdidas, cómo son las características del suelo y del régimen de lluvias, cuál es la historia de esta gente, cómo se comunican entre ellos, cuál es su lengua, cómo se organizan las familias, quiénes tienen autoridad, etc. Para ello, podemos solicitar sus aportes a varias disciplinas del área de Ciencias Sociales como: la Antropología, la Sociología, la Economía, la Historia, las Ciencias Políticas, la Geografía, la Lingüística, la Psicología Social. Esto no significa que cada una tomará una causa o un "pedacito" del problema. Quiere decir que verán al hecho social desde diferentes ángulos o puntos de vista, utilizando los conocimientos y herramientas de estudio que les son propios. Un sociólogo de apellido Bourdieu explica muy bien esto. El nos dice que entre las diferentes disciplinas científicas no hay algo así como un "conflicto de límites" que nos haga afirmar: "yo me ocupo desde acá hasta acá, el resto te toca a vos". Lo que diferencia a las disciplinas son los distintos puntos de vista, formas de ver y de trabajar los hechos sociales. , Es como si estuviéramos hablando de campos, pero sin alambrados. No hay pues alambrados (límites) que separan la porción que pertenece a cada ciencia social. Lo que existe sí son distintas miradas, diversas formas de ver el campo. Por eso mismo, la integración entre disciplinas permite estudiar mejor y romper las visiones parciales, por "pedacitos", de lo que son los hechos sociales. Cada una ofrecerá sus herramientas de trabajo... sus dudas y preguntas. Las distintas disciplinas son maneras de explicar los hechos sociales Sin embargo, como en todas las ciencias, las explicaciones se siguen construyendo día a día. No es posible decir entonces -pues esto sería muy poco científico- que existen conocimientos acabados y cerrados.

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Las ciencias existen porque son elaboradas y practicadas por las personas. A su vez, como las personas (incluidos los científicos, por supuesto) formamos parte de la sociedad, de sus cambios, sus conflictos, su historia, las ciencias también siguen esa dinámica social (o sea, cambian, tienen conflictos, historias). Las dudas, las preguntas que permanentemente formulan los científicos sociales promueven el estudio, la investigación y el avance de las Ciencias Sociales. Por lo tanto, este texto tampoco intenta ser un conjunto de certezas o verdades indiscutibles. Al contrario, la idea es ofrecer herramientas e información que sean útiles para que Ud. participe activamente en el trabajo que iniciamos juntos y lo continúe. Por eso mismo, cuando Ud. estudie le sugerimos que se haga preguntas, como si estuviese dialogando con nosotros a través de! texto. Sonría, póngase serio, enójese con el texto, busque ejemplos propios, discuta con la familia y amigos. Y piense, piense mucho para después poder ofrecer sus propias explicaciones. Trabajando con muchas herramientas Otro punto interesante para ir entrando en este mundo de las Ciencias Sociales es tener presente que: en todas las disciplinas científicas existen diversas teorías. O sea, más de un punto de vista para estudiar y trabajar. Algunas son complementarias, se completan unas a otras. Algunas son contrarias, afirman posiciones tan diferentes que no pueden ser utilizadas juntas. Sería imposible resumirlas o utilizar todas en este texto, como también es imposible emplearlas en su totalidad en cualquier tarea educativa, de investigación, etc. Eso significa que aquí Ud. estará dialogando con algunos puntos de vista, los que hemos considerado pertinentes para elaborar este libro, lo que no implica que sean los únicos. Es importante añadir que la variedad de enfoques que permiten las diversas teorías ofrecen muchas herramientas de trabajo a las Ciencias Sociales, enriqueciendo así las posibilidades de estudio.

2. LAS "MAÑAS" DEL TIGRE NO SON LAS DEL TATU. Y LAS DE LOS SERES HUMANOS ¿COMO SON? A lo largo del texto repetimos varias veces que las Ciencias Sociales estudian a las personas, a los seres humanos. Pero ¿qué es lo que nos caracteriza como seres humanos?, ¿qué tenemos de particular? Quizás Ud. habrá visto alguna vez documentales en la televisión donde se explican cómo viven ciertos animales. O quizás conozca aspectos de la vida animal, ya sea porque los tiene en su casa o porque, viviendo cerca del monte, conoce sus hábitos. Sabrá entonces que las "mañas" del tigre no son las mismas que las del tatú. Estamos diciendo con esto que los animales tienen formas de vivir y de organizarse. Hay diferencias entre las funciones que cumplen el macho y la hembra. Pero también entre los miembros más viejos y los más jóvenes. Se suele hablar del macho dominante, el que tiene mayor autoridad Asimismo, sabemos que a partir de sonidos, gestos, olores, etc. ellos se comunican advirtiendo, por ejemplo, peligro, comida, momento de celo, señalan sus territorios, etc. Claro que la comunicación animal es muy particular. Está basada en signos. ¿Esto qué quiere decir? Bueno pues, que cada uno de los sonidos, gestos y olores tienen un solo significado. Un gruñido indicará ¡peligro! pero solamente eso. Un olor indicará ¡este es mi territorio! pero solamente eso. Otro tipo de olor indicará ¡es momento para aparearse! pero solamente eso. No caben aquí diferentes interpretaciones. Pues estas son formas de sociabilidad animal que se establecen en función de las edades, el sexo, la división del trabajo, la comunicación. Pero más todavía, actualmente también se habla de que ¡en una célula también existe transmisión de información, división del trabajo, especialización jerárquica dé las tareas! (No vamos a detenernos en explicarlo ahora, pero Ud. puede consultar los materiales de Ciencias Naturales). Lo que interesa plantear a través de estos ejemplos es que el concepto de sociedad es aplicado no sólo a los seres humanos, sino también a los animales (¡y hasta a las propias células!).

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Volvamos a nosotros mismos. Una familia se organiza a partir ele las relaciones que existen entre sus miembros. Entre los padres, de éstos con los hijos, de los hijos entre sí. De los abuelos y otros parientes. Esas relaciones están basadas en la edad, el sexo, la manera de dividirse el trabajo... o sea, los papeles que cada uno cumple. A la vez, dentro de la familia existe una jerarquía. Esto quiere decir, por ejemplo, autoridad de los padres sobre los hijos, o de los hijos mayores sobres los menores. De los abuelos sobre los padres, etc. Pero, a su vez, la familia puede formar parte de una colectividad o grupo étnico. Por ejemplo, en nuestra provincia puede pertenecer a la colectividad alemana, suiza, brasileña, etc. O será miembro del grupo étnico mbyá-guaraní. De igual manera, se van a relacionar con las colonias, pueblo o ciudad. Y también con otros conjuntos mayores provincia, nación, etc. Siempre podremos observar en estos conjuntos más pequeños (familia, colectividad, colonia, por ejemplo) y también en los conjuntos más grandes (provincia, nación) que hay formas de relacionarse unos con otros. En esas formas de relacionarse encontraremos lo que ya mencionamos antes, distintos papeles que se cumplen según las edades, sexos, jerarquías. Y asimismo hallaremos formas de comunicación. Conforme a lo que dijimos recién, veamos esta definición de sociedad: La sociedad es la totalidad de interrelaciones entre grupos, segmentos, personas, papeles sociales. Esas interrelaciones están basadas en una división de las actividades, organizadas en función de jerarquías. Como Ud. puede ver el texto alude a las relaciones sociales, o sea a la manera en que se organiza la gente dentro de un mismo grupo y en relación a otros grupos. Por supuesto que los animales o células no se agrupan en etnias, naciones, etc. Pero al observar que ellos también tienen formas de organizarse, que también hay diferentes papeles y maneras de comunicarse, según detallamos hace un ratito, reconocemos que la idea de sociedad no es exclusiva de los agrupamientos humanos. Sin embargo, hay algo que es específicamente humano: la capacidad de crear cultura. Esto es lo que nos diferencia de las otras sociedades, animales o celulares. Fíjese que dijimos crear cultura y no solamente tener cultura. Y bueno, lo que ocurre es que las personas tenemos cultura porque la creamos, la inventamos, la producimos constantemente (aunque no nos demos cuenta). ¿Cómo podemos hacerlo? Porque podemos simbolizar. En ese sentido, la forma de comunicación propiamente cultural - o sea, humana - se da a través del intercambio de símbolos y no de signos, como sucede entre los animales. ¿Qué es eso de simbolizar? Es la capacidad de otorgar a una misma cosa diferentes significados. Pongamos algunos ejemplos. Un departamento en el sexto piso puede ser para algunas personas un excelente lugar para vivir. Pero para otras representará un lugar horrible. El feijáo con arroz puede ser para algunas personas la comida necesaria de todos los días, pero otras la consideran como "muy pesada" o "alimento de pobres". Claro que si alguien sale como turista dirá otras cosas: "comí un plato típico del lugar" o "¡ cómo engorda esa clase de comida !, ¡ tendré de ponerme a dieta!" Las larvas pueden resultar para algunas personas algo asqueroso y ni se les ocurriría comérselas, pero para otras pueden ser exquisitas. Pues, como vemos, una misma cosa puede tener diferentes significados para la gente. Y esos significados distintos son construidos culturalmente. Lo que para unos puede ser interpretado como bueno, rico o lindo para otros puede ser malo o feo. Si nos ponemos a pensar, no hay nada en el departamento del sexto piso, en el feijáo con arroz o en las larvas que nos diga que son buenos o malos. Nosotros les atribuimos un significado, según sean nuestras formas de vivir y de pensar.

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Por eso decimos que una misma cosa puede simbolizar diferentes significaciones. Pero, insistimos, sólo ocurre algo así entre los seres humanos. Recordemos entonces que la capacidad de crear cultura está ligada, va de la mano, con la capacidad de simbolizar. Pero, sigamos hablando un poco más acerca de lo es la cultura y, por lo tanto, de lo que somos nosotros. Hay unos cuantos temas para charlar todavía. Uno de ellos es que: los comportamientos culturales no están determinados por lo biológico. ¿Qué quiere decir determinados? Y... es un verbo con fuerza. Si decimos que una cosa determina la otra, estamos afirmando que sí o sí una da como resultado la otra. No habría lugar para otros resultados.

Claro que las personas somos capaces de pensar, simbolizar, porque tenemos un cerebro de gente (y no un cerebro de animal), así como podemos hablar dado la estructura del aparato fonador. El cerebro y el mencionado aparato fonador forman parte de nuestra conformación biológica. De igual manera, todos tenemos necesidad de comer, etc. Y esa es una necesidad que tiene que ver con el organismo. Aunque le parezca raro, es precisamente esto que biológicamente tenemos de común, lo que nos ayudará a ver por qué la cultura no está determinada por lo biológico. Vamos por parte... y hagámonos unas preguntas para reflexionar sobre este tema. Todos los seres humanos tenemos cerebro humano y un aparato fonador. Pero eso ¿nos permite explicar por qué hay tantas lenguas distintas en el mundo? Por estos lugares se habla castellano, guaraní, portugués, mbyá, etc. En otros hablan inglés, francés, bantú, etc. Recordemos además que las lenguas son una manifestación cultural. Pues bien, ahora juntemos estas ideas. Si fuera lo biológico lo que determinaría la cultura, corno todos tenemos biológicamente el mismo cerebro y el mismo aparato fonador ¡todos hablaríamos igual!, no existiría la diversidad lingüística que conocemos. Por otra parte, sabemos que el organismo de todas las personas en el mundo necesita alimentos. Pero eso ¿nos permite explicar por qué hay tantas maneras distintas en el mundo de satisfacer esta necesidad? Entre el menú de los seres humanos figuran las más variadas comidas y bebidas: mandioca, víboras, arroz, sangre de buey, leche, testículos de toro, etc. A la vez que las más diversas formas de preparación y combinación de los alimentos: carne asada, carne cruda, bananas con larvas, fideos con salsa, etc. Recordemos que las maneras de alimentarse son una manifestación cultural. Nuevamente juntando las ideas. Si fuese lo biológico lo que determina la cultura, como todos compartimos la necesidad de ingerir alimentos ¡todos comeríamos lo mismo! Seguramente Ud. estará pensado: "pero, la gente come lo que hay en el lugar donde vive, por eso comen diferentes cosas". Esto es cierto, pero sólo en parte. Por supuesto que no se puede comer lo que no hay. Pero de entre lo que hay las sociedades humanas seleccionan. Comen algunas cosas y otras no. Digamos que no es verdad eso de que "todo bicho que camina va a parar al asador". Por distintos motivos, desde que la gente anduvo caminando por este mundo hubieron restricciones respecto de lo que es bueno o malo para comer. Por supuesto que el tipo de restricciones varía según las culturas. Mientras a veces se enfatizan razones religiosas, en otras ocasiones los fundamentos son estéticos, médicos, etc.

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En Semana Santa, por ejemplo, quienes son católicos evitan comer carne, pero sí aceptan el pescado. Los hindúes consideran a las vacas como animales sagrados y, por lo tanto, no se las comen. Muchos rechazan el pan para no engordar y tener un cuerpo culturalmente aceptado como lindo. Otros eligen los alimentos en función del tipo de nutrientes que indica la medicina. En definitiva, nuestro organismo biológico marca lo que necesitamos o podemos hacer: comer, dormir, caminar, hablar, pensar, etc. Pero no marca, no determina, cómo lo vamos a hacer. Ese cómo lo hacemos pertenece al ámbito de la cultura. Ahora bien, no estamos planteando con esto que lo biológico y lo cultural están separados. Al contrario, están bien juntos. Nadie se separa de su cuerpo para vivir en este mundo. Sin embargo, la manera en que usamos y pensamos nuestro cuerpo va a variar según la cultura. Hasta aquí hemos hablado de significación, o sea ideas, como una parte importante de lo cultural. Dimos algunos ejemplos. Pero mencionamos asimismo ejemplos que estaban relacionados a la fabricación de cosas materiales: comidas, casas. Pues bien, quiere decir que tanto las ideas como los objetos que la gente construye muestran aspectos de su cultura. No obstante, para poder comprender cómo funciona una cultura es necesario relacionar las ideas con los objetos. Es decir, si hacemos un listado de objetos pero no sabemos qué significan en el contexto cultural donde fueron producidos, tampoco será posible empezar a comprender a la gente que los fabrica o utiliza. Una aclaración breve servirá para darnos cuenta de esto. Los objetos (o artefactos) son ideas que se materializaron, o sea, ideas que la gente convirtió en objetos materiales. Antes de fabricar un objeto, las personas -como se suele decir- "tienen la idea en la cabeza". Pero como, además, ya vimos que las ideas dependen de la cultura, podemos agregar ahora que los objetos materiales tienen un significado que variará según la cultura de que se trate. Veamos un ejemplo. Todas las sociedades fabrican algún tipo de objeto que, por ahora llamaremos adornos: pulseras, aros, de distintas formas y materiales. Ahora bien, una pulsera o unos aros puede ser para nosotros algo que usamos para estar más lindos o más arreglados. Pero en otros grupos humanos una pulsera o unos aros tienen no sólo un significado estético (relacionado a la belleza) sino también significados religiosos o son utilizados para señalar qué posición ocupan los individuos, si son jóvenes o viejos, si tienen alguna función de autoridad en el grupo, si son hombres o mujeres, etc. Incluso, entre nosotros mismos muchas parejas utilizan el anillo de casamiento. Si nos ponemos a pensar qué significado tiene, es más que un adorno. Está indicado también que tal mujer o tal hombre son casados. O sea, señala una posición en la sociedad (dejaron de ser solteros). Otro ejemplo, quizás más reciente, son los dijes con forma de niños que muchas mujeres usan colgados en una cadenita al cuello. La cantidad de dijes representa la cantidad de hijos que la mujer tiene. Acá tampoco podemos decir que se trata sólo de un adorno, pues señala asimismo una posición en la sociedad (ser madre, y de cuántos niños). Así es que los artefactos (u objetos materiales) son importantes para estudiar una sociedad, pero hay que preguntarse ¿qué significado tienen para la gente? Agreguemos algo más. Así como tenemos cultura porque creamos cultura, así también lo cultural se aprende. Las reglas o pautas culturales se transmiten de generación en generación por el aprendizaje. Estamos hablando entonces de una herencia social, no de una herencia genética. Nuevamente, comparemos con las sociedades animales. ¿Alguna vez vio un nido de boyero? Si lo vio sabe de qué estamos hablando: es un nido colgante, como una especie de bolsita larga. Si no tuvo la oportunidad de verlo, ¡no sabe lo que se pierde!, ¡son realmente llamativos! (por lo menos para quienes escribimos este libro, urbanos que como mucho encontramos gorriones y uno que otro hornero cuyo nido forma parte del paisaje de la ciudad... pero pegado a los postes de luz).

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Bueno, sigamos... Un boyero hace su nido de una determinada forma porque esto está en su constitución biológica. Por eso, todos los boyeros hacen el mismo tipo de nido. Igual pasa con el hornero. Todos los horneros construyen sus nidos iguales. Quien conoce de pájaros puede saber a qué especie corresponden los nidos, porque cada una tiene su manera particular de hacerlos. Aquí existe una herencia genética: o sea, la información de cómo hacer el nido es transmitida biológicamente. Lo mismo ocurre con los comportamientos de todas las especies animales. Sin embargo, con la gente no es así. Los comportamientos culturales no se transmiten por la herencia genética, sino a partir del aprendizaje. Pensemos en qué pasa con los lugares que las personas construyen para vivir. Las casas que se construyen no son todas iguales. Su forma, materiales, tamaño, etc. variarán según la cultura a la pertenezcan. E, inclusive, dentro de una misma cultura habrán muchas diferencias –como en nuestro caso- o podrá observarse el "toque personal" que cada uno le da. Por supuesto que en sociedades como la nuestra influye la posición económica, el dinero que se tiene. Pero aún así, los modelos varían. Y ¿qué decir de los planes de vivienda, donde las casas son todas iguales? Pues, si Ud. observa, al poco tiempo empiezan a aparecer los "toques personales": en la forma de arreglar los jardines, en los árboles que se eligen para dar sombra, y en muchas cosas más. Aunque se usen los mismos materiales, porque es lo hay disponible, sucede igual que con lo que se come: la gente selecciona, dándole formas y tamaños adecuados a su forma de vivir, a sus pautas culturales. Una antropóloga que estudia este tema de las casas en diversas culturas cuenta que el material usado es prácticamente el mismo en las tierras bajas de América del Sur: madera, hojas de palmera, tiras de hisipó. Sin embargo, la manera en que los distintos grupos utilizan esos materiales es muy diferente de uno a otro. ... Dimos varios ejemplos, y Seguramente a Ud. se le ocurrirán muchos más. Recordemos entonces la idea inicial. La manera en que los seres humanos transmitimos nuestras pautas culturales es a través del aprendizaje. Este aprendizaje es social, los conocimientos no se heredan biológicamente Pero acá no termina la cosa. La cultura que creamos y aprendemos es transformada por las personas. Precisamente porque aprendemos y practicamos la cultura todos los días, la vamos modificando. En esa práctica cotidiana, las personas también ponen su "toque personal". Aunque compartan una misma cultura, nadie actúa exactamente igual a los otros. Y, además, siempre existen situaciones nuevas en la vida que producirán cambios. Por ello se dice que la cultura -como la sociedad- es dinámica, se mueve. Ninguna es exactamente igual en el tiempo. Pese a los cambios, una cultura sigue existiendo como cultura. Por ejemplo, si Ud. pertenece a la colectividad polaca, ucraniana, etc. seguro que no vive completamente igual a sus abuelos. Pero eso no significa que Ud. no pertenezca a su colectividad o que la colectividad haya desaparecido. (A veces, las culturas y las sociedades desaparecen. Pero eso tiene que ver con condiciones que vamos a trabajar después). Ahora que hemos charlado bastante respecto de lo que es la cultura, le proponemos la siguiente definición: "Fenómeno únicamente humano, la cultura se refiere a la capacidad que tienen los seres humanos para dar significado a sus acciones y al mundo que los rodea. La cultura es compartida por los individuos de un determinado grupo, no se refiere pues a un fenómeno individual". THOMAZ, O. R.

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3. ¿VER PARA CREER? Al hablar del aprendizaje, del conocimiento que se adquiere socialmente, surgen preguntas acerca de cómo se aprende y qué relación tiene esto con la cultura. Pueden decirse muchísimas cosas al respecto. Sin embargo, deseamos ahora centrar nuestra atención en los sentidos a partir de los cuales captamos información en nuestra vida cotidiana: la vista, el oido, el tacto, el olfato, el gusto. ¿Y por qué podría interesarnos este tema? Bueno porque todos los sentidos participan en el aprendizaje. Volvemos a nuestro viejo amigo: el cuerpo, para profundizar acerca del aprendizaje y lo cultural. Por lo general, se utiliza la palabra percepción al referirnos a "captar información a través de los sentidos". Por ejemplo, se percibe un ruido, se percibe un color, se percibe un olor, etc. Lo que vamos a plantear aquí es cómo la percepción (lo que se percibe), está relacionada a la concepción. ¿Y qué es la concepción? pues es la manera de pensar las cosas, de darles signficados, que Ud. ya sabe varía según la cultura de que se trate. Bueno, en la percepción de las cosas todos los sentidos están presentes. Digamos que actúan juntos. Aunque Ud. en este momento esté leyendo y -por lo tanto- utilizando su sentido de la vista, actúa conjuntamente su sentido del tacto, a través del cual percibe las hojas de papel. Si logró refugiarse en algún lugar silencioso para estudiar, al menos oirá el ruido del papel al dar vuelta las páginas. De todas maneras, pese a que Ud. tenga disponible sus cinco sentidos siempre, depende de la situación, habrán algunos que tendrán mayor peso e Importancia. En el caso anterior es la vista, lo que no significa que los otros se anulen. Lo mismo pasa al comparar diferentes culturas. Hay sociedades que le otorgan más peso e importancia a la visión, al tacto, otras al olfato, etc. Nosotros nos basamos muchísimo en lo que vemos. Tal es así que la relevancia que le damos al sentido de la vista aparece representada en la manera de hablar... o de escribir. En este mismo texto, Ud. Habrá encontrado que reiteradas veces escribimos "veamos un ejemplo", "ahora vamos a ver", "como vimos antes", etc. José Carlos Rodrigues (es con "s" y no con "z" porque es brasileño) –otro antropólogo- comenta dichos y formas de expresarse que muestran lo importante que es la visión en nuestra sociedad. Transcribimos algunos: "necesitamos ver para creer", "decimos que las personas de mayor arrojo o sensibilidad son visionarios ", "decimos que los ojos son el espejo del alma", "cuando nos despedimos de alguien le decimos hasta la vista", "cuando comprendemos bien algo decimos que vemos claramente", "de una persona estimada se dice que es bien vista". Mientras tanto, los Andamaneses elaboran un calendario basado no tanto en lo que ven, sino en "una sucesión de perfumes que las flores y los árboles exhalan en los diversos períodos del año", dice el mismo antropólogo. En este caso, es el olfato el sentido privilegiado por esas personas para captar información y saber en qué época del año están. Lo que ocurre es que hay un entrenamiento social para utilizar los sentidos y captar información a través de ellos. Fíjese que dijimos entrenamiento social. Para comprender mejor la Idea piense en los deportistas que entrenan para tener habilidades especiales según sea el deporte que practican. Las sociedades humanas también entrenan habilidades especiales. Y eso que se entrena está ligado a la cultura que practican. Un ejemplo muy mencionado es el de los esquimales. Ellos, teniendo físicamente el mismo aparato visual que cualquiera de nosotros, pueden distinguir diversos tipos de blanco. El color blanco, que para nosotros es uno solo, para ellos tiene diferentes tonalidades. Claro que eso está relacionado con el lugar donde viven, entre el hielo y la nieve. Pero es necesario aclarar que si han desarrollado la habilidad de ver más tonos de blanco que nosotros no es porque el lugar haya modificado sus órganos de la visión. 10 Edición 2011 - Agrupación Nuevo Espacio

Si Ud. toma un libro de biología verá que dichos órganos son iguales en todos los seres humanos. No encontrará ningún dibujo que abajo diga "órganos visuales de los esquimales" o "órganos visuales de los que no son esquimales". Recalcamos, lo que a ellos les permite ver lo que nosotros no vemos es el entrenamiento social y la significación que "los blancos" tienen en su forma de vivir. Los mismos esquimales, percibiendo la dirección y el olor del viento son capaces de viajar muchos kilómetros en un territorio que para nosotros sería "todo igual". Pero, regresemos del frío polar... Sin irnos tan lejos en este mundo, comentemos un ejemplo cercano. Para eso le pedimos que nos deje contarle algo que nos pasó hace un tiempo: meses atrás nos reunimos a ver unas diapositivas de una isla del Paraná. La proyección se hizo en casa de la familia que vivió en esa isla hasta que fue relocalizada por Yacyretá en un barrio de Posadas. Las imágenes mostraban la antigua casa de esa familia, el río, la vegetación isleña, el sol. Era, a nuestros ojos, un bello lugar. Y confesamos que nos hizo sentir cierta nostalgia al saber que desaparecería bajo el agua. Sin embargo, la primera expresión de una de las hijas, una niña de 9 años, al ver las diapositivas fue: "¡montón de leña!" La niña vio algo significativo para ella: la leña. Juntar leña era una tarea que compartía con sus hermanos cuando vivían en la isla y, además, era lo que se usaba para preparar los alimentos y resguardarse del frío. Por otra parte, en la nueva vivienda del barrio esas mismas actividades se transformaban en un problema, porque allí las casas están construidas para usar gas, combustible caro para el magro presupuesto familiar. Y conseguir leña en la ciudad no es tarea fácil. Lo cierto es que nosotros, viendo las mismas imágenes, vimos muchas cosas pero no nos dimos cuenta de que allí había leña. Pero no la vimos porque para nosotros, viviendo siempre en la ciudad, buscar leña no es una actividad cotidiana, usamos cocina de gas. Pues bien este es un ejemplo de cómo nuestra forma de vivir, nuestra cultura, condiciona lo que percibimos. Frente a las mismas imágenes no todos identificamos o resaltamos las mismas cosas, porque nuestros entrenamientos sociales son diferentes. Permítanos comentar un caso más. Este tiene que ver con la manera en que se perciben las formas y los tamaños. Quien mira televisión y sabe lo que es un aparato de este tipo tiene un entrenamiento para reconocer que las personas y las cosas aparecen en la pantalla con diferentes tamaños a los que tienen en la realidad. Un personaje puede aparecer de cuerpo entero o sólo parte de él. Pero nunca tendrá las dimensiones de un hombre, mujer o niño en la vida real. Un insecto, cuyo tamaño natural es pequeñísimo, puede ser presentado con un tamaño mucho mayor al real, precisamente para que el espectador lo pueda ver "mejor que cuando anda revoloteando por su casa". Dejemos otra vez a Rodrigues que relate lo ocurrido cuando un grupo de personas que jamás había visto televisión, pues esta tecnología no formaba parte de su vida en sociedad, se encontraron -de repente- frente a las pantallas de un televisor. "Algunos programas de prevención de la salud, al exhibir películas que mostraban los efectos dañinos de las moscas y de las hormigas, recibieron la siguiente respuesta: ustedes tienen razón en preocuparse por estos animales, ¡pero los nuestros no son tan grandes!' Quizás uno esté tentado de decir: "¡qué tontosl, ¡cómo no se dan cuenta que son imágenes agrandadas por la cámara!" Pero si decimos esto, también los esquimales podrían decir de nosotros: "¡qué tontos!, ¡cómo no se dan cuenta que este blanco es diferente a este otro y a este! ¡Cómo no pueden percibir algo tan simple!" O, la niña de la isla podría decir: "¡qué tontos!, cómo no se dan cuenta que en la diapositiva de la isla se ve leña por todas partes!" Como Ud. habrá pensado ya, no se trata de una cuestión de mayor o menor inteligencia, ni de que unos sean más tontos que otros.

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Se trata de habilidades que entrenamos en nuestra vida social. De maneras de percibir las cosas y, por lo tanto, de conocerlas. Pero, insistimos, esas distintas maneras de percibir las cosas no significa que se produzcan modificaciones de los órganos o que uno tenga los ojos, los oídos, etc. biológicamente diferentes a otros (ya lo dijimos al hablar del libro de biología). Es la forma de vivir y de pensar el mundo (la cultura) lo que nos hace tener distintas percepciones. Volviendo a nuestro punto inicial: la concepción influye en la percepción. Lo cultural y lo social van de la mano Hasta aquí hemos hablado de dos aspectos de la vida humana: lo social y lo cultural. Mientras lo social indica el conjunto de relaciones y acciones, lo cultural señala la manera en que las personas y grupos vivencian, viven esas relaciones y acciones a partir de la significación que les dan. Por ejemplo, en todas las sociedades hay relaciones que constituyen, organizan, grupos familiares. Sin embargo, existen distintas formas de pensar y vivir esa organización familiar. Para algunos será muy importante la relación del padre con el hijo, para otros la relación del tío materno con el sobrino. Esas diferentes valoraciones están ligadas a la manera en que la gente le da significación a las diversas categorías de parientes. Y, como ya sabemos, esto depende de la cultura. Las ciencias, los mitos, el arte, la filosofía, etc. -como tipos de conocimientos- son creados por las personas en un contexto cultural determinado y practicados por la sociedad.

BIBLIOGRAFIA • • • • • • •

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UNNE FACULTAD DE HUMANIDADES DEPARTAMENTO: CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

Asignatura: Corrientes del pensamiento contemporáneo

Equipo de cátedra: Profesora Adjunta a cargo de cátedra: Esp. Prof. Mariela del Carmen Fogar Profesores Auxiliares a cargo de trabajos prácticos: Marcelo Javier Sodero, Analía Inés Flores y María Isabel Cardozo

DOCUMENTO DE LA CÁTEDRA DE BIOLOGÍA DEL APRENDIZAJE LA BIOLOGÍA Y SUS CONCEPCIONES SOBRE EL FENÓMENO BIOLÓGICO ...la unidad biológica inteligible no es el organismo en sentido estrecho, y menos aún determinado detalle de su fisiología o de su bioquímica, sino el campo íntegro del sistema. F. Meyer, 1979.

Aníbal R. Bar

Primera Parte Las concepciones sobre la vida y los seres vivos 1. El origen de la biología como ciencia. Los modelos de fenómeno biológico El siglo XVII marca el nacimiento de la ciencia moderna. Tal vez el rasgo más distintivo entre esta nueva ciencia y la que la precede radica en la calidad del conocimiento. La ciencia premoderna se caracteriza por presentar límites poco precisos en todo sentido; no se halla taxativamente diferenciada de la filosofía, ni tampoco claramente delimitada en sus objetos. La ciencia antigua y medieval mantuvieron una perspectiva más holista del conocimiento. Las cosmologías imperantes en las respectivas épocas lo concibieron de manera integrada, al modo de un gran híbrido donde confluían la filosofía y el saber sobre la naturaleza. En este marco la filosofía es la ciencia mayor, siendo el resto del conocimiento subsidiario de ella y fundamentado desde ella. Las pregunta centrales de la filosofía son, qué son las cosas y cuál es su devenir, preguntas que en algún momento de la historia y ante el abrumador peso del racionalismo imperante ameritan respuestas también “racionales”. Este momento histórico, el siglo XVII, ya no se conforma con el saber indiferenciado, sino que requiere de un conocimiento cada vez más puro, o sea, aquel donde la filosofía y las concepciones científicas asuman su máxima pureza. Justamente Descartes, el racionalista, es quien propone el método analítico como medio para desagregar el conocimiento y llegar así a lo más particular, a lo más atómico, a lo más puntual de las cosas. La biología del siglo XVII se configura a partir de dos preguntas que la van a separar de su raíz, la filosofía. Ellas son, qué es la vida y qué es un ser vivo. La primera es una pregunta sumamente difícil de responder, ya que ésta es una propiedad emergente que no es observable por

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sí misma, sino en los seres vivos, de tal modo que el conocimiento sobre la vida como fenómeno se desliza hacia el conocimiento de los seres vivos. La biología naciente se pregunta por los seres vivos acudiendo a modelos de realidad para la comprensión de su objeto. Se entiende aquí el término modelo como una simplificación conceptual de la realidad, donde los hechos que la componen quedan reducidos a un número determinado de variables, las que en la óptica de quienes los construyen, son las más relevantes y más significativas.

2. La analogía máquina-ser vivo. El mecanicismo. La biología del siglo XVII configurará sus modelos a partir de modelos preexistentes que darán el conocimiento de base para una construcción analógica. La ciencia sobre la cual se modelizará la biología es la física mecánica, ciencia que por entonces tenía un gran auge, no sólo por su desarrollo conceptual, sino por sus aplicaciones en el campo de la relojería y otras tecnologías de la época. El modelo mecánico, tal el nombre dado al mismo, concibe a los seres vivos de modo similar a una máquina y, por ende, a la vida como una gran maquinaria. Los seres vivos asimilados a una máquina del siglo XVII son organismos que, al igual que éstas, operan linealmente a partir de un estímulo externo que lo pone en marcha, sin cuya presencia no existe posibilidad de funcionamiento. La idea de estímulo externo se inspira en la noción de causa eficiente de Aristóteles. Este filósofo suponía que las cosas se ponían en movimiento a partir a un factor externo necesario y suficiente y, por lo tanto, eficiente para producir cierto efecto. La causa eficiente pone en marcha un mecanismo que se propaga a través de una cadena causal lineal, donde cada eslabón de la cadena (excepto el primero y el último) cumple una doble función, primero es causa y luego efecto. A modo de ejemplo, en un mecanismo de relojería la cuerda es la causa que pone a funcionar el reloj. La energía cinética se transmite a través de los engranajes de la cadena, el último de los cuales mueve las agujas. Así, la cuerda es la causa primera (sólo es causa) y las agujas el efecto último (sólo es efecto). El movimiento de los engranajes intermedios es a la vez efecto de la causa que lo precede, y causa del movimiento del engranaje conectado con él. La máquina-ser vivo mantiene sus funciones estables en tanto la causa primera siga actuando sobre la cadena causal; cuando ésta cesa, todo el mecanismo se detiene hasta que la causa vuelva 2

a actuar. El equilibrio funcional que la máquina-ser vivo mantiene es estático, es decir, se halla siempre en los mismos valores a menos que aparezca en escena algún factor externo que lo desequilibre. Así, la máquina-ser vivo sólo puede poner en marcha los mecanismos de recuperación del equilibrio, mas no puede ella misma autodeterminarse. Cada parte de la máquina-ser vivo es importante, dado que en ausencia de alguna de ellas, ésta no puede funcionar. Dicho de otro modo, la totalidad del organismo sólo existe en virtud de la conjugación de sus partes. Esta forma de entender a los seres vivos y a los procesos biológicos conlleva a una tesis ambientalista, en tanto que es el ambiente el único motor de cambio y movimiento, y que está ausente la posibilidad de determinarse a sí mismo. La concepción de fenómeno biológico a la manera mecánica se conoce con el nombre de corriente mecanicista, o simplemente mecaninicismo. Si bien el mecanicismo da respuestas simples ante la vida y sus manifestaciones, no es menos cierto que éste se constituye en una primera manera de entenderla, lo que no es poco ante el escaso y vago conocimiento que entonces se tenía de ella como fenómeno objetivo. Una virtud del mecanicismo fue la de aportar los primeros esquemas para la experimentación en biología, al dar elementos para la manipulación de causas y la medición de efectos.

3. El ser vivo no es sólo materia y energía. El vitalismo. En el siglo XIX, como respuesta al mecanicismo, nace el vitalismo científico, corriente que asume a la vida como algo más que materia y energía. El vitalismo rechaza la simplicidad de las respuestas mecanicistas argumentando que la vida, aunque comprende procesos materiales y energéticos, implica la presencia de un plus vital o entelequia que lo pone en marcha y desarrolla. El modelo organísmico, tal el nombre con el que se identifica a aquel asumido por el vitalismo, ya no supone que la causa eficiente sea la protagonista del fenómeno biológico, sino que la causalidad adopta la forma de lo que Aristóteles denominó causa final. Ésta se halla a futuro, es decir, se constituye a partir de fines o metas que el organismo persigue en virtud de los designios de la entelequia, logos o inteligencia que lo dirige. Lo interesante de la idea de finalidad es su relación con el concepto de función. Tal parece que los seres vivos y/o sus partes desarrollan funciones cuyos fines parecen contribuir a la totalidad, 3

esto es, el ser vivo o el conjunto de seres vivos. Aquí, a diferencia del modelo mecánico, el equilibrio ya no se supone estático, sino como la resultante de las relaciones entre el todo y la parte. Si la finalidad asume la contribución de las partes, éstas ya no tienen la importancia que les asigna el mecanicismo, pues la función de cada una es la de mantener la constancia del todo. No obstante que las nociones de totalidad y finalidad parecen ser conceptos interesantes en biología, el vitalismo no puede avanzar más allá al no poder dar cuenta de qué es la entelequia o ente vital, lo que la aproxima más a las ideas religiosas que científicas. La entelequia en este marco es concebida como una entidad metafísica y, por ende, fuera de la ciencia. Así, el vitalismo científico arrastra con una pesada carga de la que no se puede desligar, pues es heredero del vitalismo precientífico, concepción desplazada en su momento por el mecanicismo. El vitalismo precientífico tiene sus raíces en los mitos y relatos fundacionales de la antigüedad. Dichas concepciones expresan que la vida se origina de lo no vivo a partir de la intervención de la divinidad. Así, ambos vitalismos parecen ser una misma cosa y el mecanicismo el único modo de entender la vida científicamente. En el siglo XIX, el mecanicismo triunfa ante el vitalismo al poder objetivar el fenómeno biológico, aunque la imagen de éste no pudiera dar cuenta de toda la complejidad de la vida. Habrá de esperarse el siglo XX para imaginarla en toda su dimensión.

4. El ser vivo como sistema. El modelo adaptativo. A mediados del siglo XX Ludwig von Bertalanffy publica “Teoría General de los Sistemas” y pone en consideración una nueva manera de entender los procesos biológicos, esto es, como sistemas. Si bien este autor es el primero en acuñar el término, simultáneamente con su obra aparecen en escena los trabajos de Shannon (teoría de la información) y Wiener (la cibernética), quienes enuncian conceptos similares pero para otras áreas del conocimiento. Un sistema es un conjunto de partes interactuantes, donde cada una no es independiente de las demás ni de la totalidad. La idea de partes que contribuyen al todo no es nueva, ya que se inspira en el vitalismo científico del siglo XIX. Tampoco lo es la noción de meta o finalidad, ya presente en esa misma corriente. La virtud de las teorías sistémicas reside en recuperar nociones vigentes en el siglo XIX, pero resignificadas en el marco de nuevas perspectivas. 4

La causalidad de los modelos anteriores se reconfigura en un nuevo esquema causal que supera a la causa eficiente y a la causa final artistotélica, la causalidad circular o en circuitos de retroalimentación. Ésta no tiene un principio absoluto como la eficiente, ni persigue metas como la final, sino que se recicla en una red causal donde cada eslabón o punto de unión se conecta simultáneamente con los demás. La causalidad aquí no tiene necesariamente una dirección determinada, pues la que el sistema asuma tendrá que ver con la plasticidad para resolver las cuestiones que el medio le plantea. La ductilidad para resolver cuestiones se conoce habitualmente con el nombre de inteligencia. Se concibe aquí la inteligencia no como un bien intrínseco, sino como una facultad relacional, esto es, sólo vinculado con otros y existente en un espacio y en un tiempo determinado. Un sistema inteligente tiene la capacidad de recabar información del medio y operar en consecuencia, entendiéndose que la respuesta emitida será la más eficiente y eficaz posible en ese medio. Si la inteligencia se vincula con la recepción de información, un sistema inteligente será un sistema comunicado. Cuanto mayor sea la información captada por el sistema, mayor será la posibilidad de operar en el medio, siempre y cuando el sistema disponga de mecanismos para responder. El sistema muestra inteligencia cuando no se queda atado a un único esquema causal y ensaya alternativas equifinalistas y multifinalistas. Se denomina equifinalidad a la propiedad de responder unívocamente ante diferentes estímulos, y multifinalidad a la capacidad de ensayar distintas respuestas ante la presencia de un único factor. En el marco sistémico la finalidad sin entelequias significa que es el propio sistema el que, sobre una base (la genética), construye sus propias normas de funcionamiento, pero que éstas no persiguen objetivos a futuro, sino sólo resuelven la situación en un momento y en un espacio determinado. Dicho de otro modo, lo único predeterminado son los genes, pero no la resultante de éstos. Una característica esencial de los sistemas es su integración en diferentes niveles de complejidad que asumen forma jerárquica. Una organización jerárquica es aquella donde cada nivel guarda relaciones de subordinación respecto del nivel mayor, de coordinación respecto de otras estructuras del mismo nivel y de supraordinación en relación con el nivel menor. A modo de ejemplo, un tejido es subordinado de un órgano, coordina con otros tejidos, y supraordina a las células. 5

Cada nivel jerárquico presenta propiedades que no están presentes en los niveles de mayor o menor integración. Cada una de éstas de denominan propiedades emergentes. En el ejemplo anterior, las propiedades de los tejidos no se corresponden con las propiedades celulares, ni con la de los órganos. Lo que el modelo adaptativo recupera es la noción de ser vivo en su propia esencia y sin referenciarlo a modelos ajenos a la biología. Los seres vivos a diferencia de otros entes parecen contradecir leyes físicas, cual es el segundo Principio de la Termodinámica. Éste establece que en todo sistema aislado, lo único que ocurre espontáneamente en el tiempo es su desorden o desorganización (entropía). Esta aparente contradicción no es tal, ya que los seres vivos son sistemas abiertos, es decir, intercambian materia, energía e información con el medio, situación que le posibilita mantener la organización dentro de ciertos límites. Esta propiedad de la materia viva en aparente inobservancia del Segundo Principio de la Termodinámica se denomina neguentropía. Una propiedad importantísima de los sistemas complejos es su propia capacidad de regulación, lo que significa que ésta no deviene exclusivamente del ambiente, ni de alguna entelequia. La autorregulación es imposible sin organización, y la organización es una utopía sin canales de comunicación hacia dentro del propio sistema, y con el ambiente. Segunda Parte Algo para discutir sobre las concepciones de la vida y los seres vivos Lo que puede advertirse de la lectura de los párrafos anteriores es que las concepciones sobre la vida a partir del siglo XVII, cuando la biología asume el estatuto de ciencia moderna, evolucionan desde el concepto de ser vivo aislado (en el mecanicismo) hasta la idea del organismo vinculado con su medio (en la sistémica). La concepción de individuo aislado constituye un artificio, toda vez que no existe en la naturaleza organismo alguno que cumpla esa condición. Los individuos sin referencia al medio proporcionan información fragmentaria al no poder percibirse cómo interaccionan sus estructuras con los elementos del medio. El simplismo mecanicista obvia las múltiples determinaciones de los fenómenos, reduciendo la vida a un conjunto de variables rígidas. El organicismo por su parte tiene la virtud de reconocer en cada organismo un todo funcional, pero no puede desprenderse del concepto de entelequia una entidad metafísica a la que no es posible objetivar. La finalidad en este marco es inaceptable, independientemente de que ésta sea 6

establecida por la entelequia o por el propio organismo, ya que es el hombre la única entidad que puede proponerse a sí mismo algún propósito. La perspectiva sistémica constituye un modo mucho más rico de interpretar los fenómenos biológicos, toda vez que lo muestra vinculado, dinámico, flexible e inteligente. Esta última propiedad, la inteligencia, puede traducirse en términos biológicos como adaptable, es decir, los organismos pueden resolver favorablemente los problemas que el medio le plantea. Es importante resaltar que el concepto de inteligencia no sigue aquí una perspectiva antropomórfica, sino que alude a una propiedad de los sistemas (adaptabilidad), independientemente de su naturaleza.

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