MURALLAS DE SILLARES DE CIUDADES Y FORTALEZAS IBEROMUSULNANAS (siglosviii-xi) Basilio Pavón Maldonado

MURALLAS DE SILLARES DE CIUDADES Y FORTALEZAS IBEROMUSULNANAS (siglosVIII-XI) Basilio Pavón Maldonado RESUMEN. Estudio artístico-arqueológico de las m

0 downloads 34 Views 3MB Size

Recommend Stories


PROPONENTE: BASILIO RIVAS SANCHEZ
RELATORIO DE IMPACTO MEDIOAMBIENTAL (RIMA) PROYECTO: ESTACION DE SERVICIOS. PROPONENTE: BASILIO RIVAS SANCHEZ Consultor: Lic. Orlando Oporto . Agos

PAVIMENTACIONES Y REPAVIMENTACIONES CON CARPETA ASFALTICA EN DISTINTAS CIUDADES DEL DEPARTAMENTO DE MALDONADO
PAVIMENTACIONES Y REPAVIMENTACIONES CON CARPETA ASFALTICA EN DISTINTAS CIUDADES DEL DEPARTAMENTO DE MALDONADO 1. OBJETO El objeto del presente llamado

Story Transcript

MURALLAS DE SILLARES DE CIUDADES Y FORTALEZAS IBEROMUSULNANAS (siglosVIII-XI) Basilio Pavón Maldonado RESUMEN. Estudio artístico-arqueológico de las murallas hispano-musulmanas y lusomusulmanas con una introducción de murallas romanas en el momento de la llegada de los árabes a la Península Ibérica de acuerdo con las fuentes árabes. Se trata de estudio sistemático de murallas de período omeya de las marcas Inferior, Central y Superior con respaldo de 700 ilustraciones comprendidas en 87 figuras presentadas a toda página. ABSTRACT. The walls of cities and fortress Iberican Muslim until the elevent century. Artistic and archaeological study of the hispanic Muslim walls and Potuguese walls Muslim with an introduction of roman walls en the moment of the arrival of the arabs to the Iberian Peninsula according to muslim sources. It is a systematic study of ashlar walls with gear umayyad in the lower central and upper mark supported by 7000 ilustrations in 87 figures included full-page.

Murallas omeyas del castillo de Gormaz (Soria) y de la ciudad-fortaleza de Vascos (Toledo)

INTRODUCCIÓN

I- Roma y el Islam occidental según las crónicas árabes. Pervivencia antigua en la arquitectura de al-Andalus. 1. Ciudades y ruinas antiguas en el momento de la conquista árabe de Hispania. Al-Razi (s. X). Dice que eran ciudades antiguas con ruinas y a veces edificios espectaculares o imperecederos: Tarragona, Lérida, Niebla, Beja, Mértola, Sidonia, Málaga, Coimbra, Aracena, Talavera, Mentesa, Játiva, Murviedro (Sagunto), Gibraleón, Carmona, Orihuela, Huelva, Mérida, Écija, Recupel (Recópolis), Ercávica, Medinaceli, Novella-Bilbilis, Laqqa, Tukurunna (zona de Ronda), Coimbra, Alcántara (puente romano), Arnedo, castillo de Oreto, Játiva, Huesca, Jaén, Tucci (Marto),Granada, Zaragoza, Toledo, Beja. Ajbar Machmua (s. X): Mentesa (hoy La Guardia de Jaén). Ibn Hawqal (s. X): en sus itinerarios pasa por alto la antigüedad de la ciudades mencionadas; dice, antiguas villas célebres: Jaén, Toledo, Guadalajara (¿), de la más remota antigüedad. Ibn Hayyan (s. X): Clunia (utilizada como acampada de ejércitos omeyas), Calahorra (destruida por Abd al-Rahman III), de pasada Orihuela. Crónica anónima de Abd al-Rahman III an-Nasir (s. X): Medina Sidonia, Balsaña. Al-Bakri (s. XI): a quien cabe juzgar como especialista en ruinas antiguas del Norte de África; en España restos de la Antigüedad en Sevilla, Mérida; Norte de África, Ceuta, Tetuán, Melilla. Monastir de Túnez, Qayrawan, Susa. Al-Udri (s. XI): Illy (h), Huesca, Zaragoza, Denia, Orihuela. Al-Zuhri (s. XI): Illy (h), Mérida, Cádiz, Hisn Alarun de Formentera Ibn Galib (s.XI-XII): Niebla, Huesca, Tarragona. Ibn Baskwal (s. XII): restos de construcciones antiguas en el Alcázar de Córdoba. Idrisi (s. XII): es el más explicito, insistiendo en la antigüedad de Niebla, Cartagena, Mérida, Coria, Cáceres, Talavera, Sanlúcar, (iglesias o templos paganos), Zaragoza,, Almuñécar (artificio de agua probablemente antiguo), Córdoba, Niebla, Sevilla. Menciona el hisn Tuya (Jaén). Ibn Idari (s. XIII): Illy (h), Murcia, Castulo (Castalunna), Ceuta. Yaqut (s. XII- XIII): Recópolis (Recupel), Málaga, Antequera, Cartagena, Córdoba, Mérida, Málaga, Talavera, Lérida, Écija, Sevilla, Tarragona, Murviedro, Carmona, Niebla, Sidonia, Cartagena, Toledo, Mértola, Coria. Niebla, Cádiz, Trujillo, Cáceres. Himyari (s. XIV): Niebla, Laqqa (Cádiz), Sevilla, Mérida, Huesca, Itálica, Illy (h), Almuñécar, Bayyara “madina reconstruida por Recadero”, tal vez sucedánea de la Epora romana por donde está Montoro y su castillo; bóvedas de albañilería de la Antigüedad en Jaén, Coria, Murviedro, Málaga, Marbella, Granada, Coria, Carmona, Orihuela, Huelva, Beja (de las más antigua de al-Andalus), Takuranna (Ronda), Jerez, Zaragoza, Jaén, Barcelona. El Dirk ( s. XIV): Cádiz, Jaén.

II- Resumen de ciudades antiguas a la conquista árabe con ruinas en ese momento y en la actualidad (A). Cádiz, Illy (h) (ahora supuesta Algezares o Tolmo de Minateda) (A), Mérida (A), Coria (murallas y puertas semi enteras) (A), Sevilla (A), Huesca (restos murallas y casas) (A), Itálica (A), Málaga (A), Zaragoza (A), Mentesa ( restos romanos y godos de museos) (A); Tukuranna con la romana Licipo (A), Bilbilis (Calatayud) (A), Laqqa, (en la cora de Sidonia, restos en el siglo XIII-XIV) (Yaqut), Medinaceli (A), Ercávica (en la zona de Molina de Aragón) (A), Recópolis visigoda (A), Martos (la antigua Tucci (restos en los museos) (A), Écija- Astigi (restos en museos) (A), Huelva (restos en museos) (A), Carmona (Carmo) (A), Gibraleón (¿), Aracena (¿), Coimbra (Conimbriga) (A), Medina Sidonia (restos en museos) (A), Mértola (A), Beja (A), Niebla (A), Lérida, Tarragona (A), Murviedro- Sagunto (A), Játiva (A), Talavera de la Reina (sillares aprovechados en las murallas árabes) (A), Clunia (A), Alcántara, Caceres (A), Almuñecar (antigua Sexi) (A), Castulo (Qastalunna) (A), Jaén, Toledo (A). En el Pacto de Teodomiro del siglo VII de las siete ciudades mencionadas cinco se identifican con Elche (A), Alicante (A), Lorca, Orihuela, y Mula, entendiéndose que los dos primeros enclaves corresponderían a las romanas Illici y Lucentum respectivamente, habilitadas por los árabes por algún tiempo (E. A. LLobregat, Teodomiro de Oriola, 1973). Igual sería el caso de la visigoda Recópolis antes de la fundación árabe en la vecina Zorita de los Canes (Guadalajara) (A) (en aquélla distinción entre argamasa de barro en sillares antiguos y argamasa de cal y yeso árabe en sillares repuestos, argamasas de barro también se dan en Cástulo y en Úbeda). En esos enclaves citados, al igual que el caso de Lixus y Volúbilis, pudo darse oración islámica en los templos antiguos con que se encontraron los conquistadores en un primer momento. Al-Bakri refiriéndose al Norte de África dice que “en Djezaib Beni Mezghanna, grande y de construcción antigua, con monumentos ántiguos e iglesia con muralla en forma de ábside de E. a O. que ahora sirve de qibla legal”. Tal vez lo mismo en el caso de Tolmo de Minateda también con basílica excavada y donde han aparecido cerámicas omeyas, o Mérida y en último término Toledo. III- ciudades antiguas no incluidas en las fuentes textuales árabes con restos preislámicos en la actualidad. Augustóbriga=Talavera la Vieja, Segóbriga, Libisosa o Lezuza,, Lamino, Cartayana (Cádiz), Lucentum=Alicante, Illici=Elche, Ugia= Alcalá del Río (Sevilla), Regina (Badajoz), Uxama (Soria), Teba la Vieja (Málaga), Saldaba y Barbesala (Málaga); Barbesala supuesta Marbella con muralla omeya y restos romanos aprovechados, Villajosoya (Alicante), Caesa=Hita (¿) (Guadalajara), Termes, Compluto (Alcalá de Henares), Augustobriga=Muro de Ágreda, Cauca=Coca. Todas, excepto Lucentum e Illici, abandonadas. Lisboa y Cáceres, Bolonia, Acinipo (Ronda). IV- Una ojeada de conjunto de restos romanos en ciudades islámicas Empezando por Niebla (material visigodo aprovechado en la mezquita de Santa María), Mérida y Coria en las que las prospecciones e investigaciones van confirmando la convivencia de lo romano y lo árabe a niveles arquitectónicos y de cerámicas que en su momento se estudiarán con detenimiento: en las dos últimas, piedras decoradas y con inscripciones latinas incrustadas en la muralla preislámica y la omeya. En las restantes

ciudades, Carmona (murallas y puertas de Sevilla y de Córdoba con torres poligonales), Zaragoza (muralla con fustes aprovechados en el núcleo), Tarragona (murallas y un largo etcétera), Medinaceli (murallas y arco de triunfo), Évora (murallas y puertas), Beja (murallas y puerta), Mértola, murallas, pasaje elevado entre la ciudad y el río Gudiana y cliptopórtico del castillo, Cartagena (murallas y edificios públicos), Málaga (monumentos públicos y piedras aprovechadas en puertas islámicas), Cáceres (murallas de la Puerta del Cristo, torre redonda de ángulo y trozo en ángulo cerca de la torre Bujaco), Badajoz (restos tardorromanos y visigodos aprovechados en puertas, torres y muralla de la alcazaba, desmintiendo a Ibn Idari que dice “ ciudad en donde antes hubo una alquería”. En Lisboa, piedras romanas y godas aprovechadas en la catedral. En el castillo de Trujillo piedras labradas, lapidillas latinas y sillares antiguos aprovechados en las torres y puertas de la fortaleza omeya; sillares en torres de Juromenha de Portugal. La muy castigada Toledo, abundante sillería romana aprovechada en lienzos de muralla y torres del lienzo que corre paralelo al río Tajo y hasta la zona del Miradero, y piedras reutilizadas en otras puertas e incluso en el alminar de la mezquita de El Salvador de la ciudad y en la base de algunas torres mudéjares primitivas. En Talavera los sillares del hábitat romano aprovechados, incluidas piedras con engatillados, en gran parte en la muralla omeya de la madina y alcazaba atribuida a Abd al-Rahman III. Otros restos preislámicos adecuados a obra arquitectónica árabe o mudéjar: castillo de Montanchez (Cáceres), torres de la muralla de Segovia, con inscripción latinas reutilizadas, Sagunto, torres medievales con basas y capiteles romanos embutidos; piedras antiguas aprovechadas en edificios religiosos de Ecija, fustes antiguos aprovechados en la muralla de Tarifa. En Medina- Sidonia, fuste y capitel reutilizados, Belalcázar= Gafiq, zócalo de una muralla con sillares romanos aprovechados, algunos con molduras. Alcalá de Henares, torres de la muralla mudéjar del Palacio arzobispal con lapidas romanas con texto latino derivadas del romana Compluto, Jimena de la Frontera, jambas de piedra romanas y trozo de fuste aprovechados en la puerta principal del castillo, algunas piedras con inscripción latina, en Talamanca trozos de piedras antiguas y visigodas decoradas incrustadas en la muralla medieval. V- sobre los términos, Qasr, Bury y Hisn. Usos y significado Qasr. Las ruinas romano-islámicas de murallas y puertas anunciadas y que estudiaremos en adelante, tamaña superposición de credos edilicios aparentemente diferentes creo que precisa de un fundamento filológico que iniciamos aquí con el caso del término qasr, que en principio llevado al campo arquitectónico sería equivalente del castrum romano, en el sentido de fortaleza principesca el primero y fortaleza residencial de limes o frontera en el segundo. Realmente qasr empareja de alguna manera con Caesar= César, el señor, al que algunos cronistas árabes atribuyen fundación de ciudades (Sevilla, Zaragoza, Laqqa, Beja). Idrisi e Himyari dicen: Mérida una de las capitales escogidas como residencia de los reyes césares-qaysariya- y cristianos-godos- (qayasir plural de qaysaríya). Al-Udri dice de Zaragoza: “Saraqusta en lengua latina Cesar Augusto (Qaysar Agustus) que es quien la fundó”; pero al-Maqqari, añade Fernando de la Granja, dice de Zaragoza, “Qasr al-Sayyi= el Alcázar del Señor”; Ibn Hayyan menciona el Qasr primitivo de Zaragoza de los gobernadores de Abd al-Rahman III. También tenemos Norba Caesarina, colonia, que se aplica a Cáceres a la que los árabes llaman Qasras (Ibn Hawqal); Idrisi y Yaqut dan Hisn Qasras, para Torres Balbás Qasr Ras. Aún permanece en pie como vimos la puerta romana del Cristo y sillares de la misma

identidad aprovechados por los árabes en zócalos de algunas de las torres del siglo XII. Aquí con todo ello tenemos bastante terreno por dilucidar sobre el topónimo Cáceres, Qasras o Qasrix, este último nombre propio, según Callejo Serrano; de castris, según Menéndez y Pidal, de algún término como Caesar para Torres Balbás; y además las equivalencias ya tradicionales de Qastra=Qasr defendidas por Sauvaget y Dozy para los casos del Qasr omeya de Oriente. Pudo fraguarse el híbrido árabe Hisn qasr = castillo y alcázar, repetido en la toponimia de al-Andalus según las crónicas árabes, o el Aznalcázar de Sevilla; como no fue así hay que tomar partido por qasr=castra-castris, que avalan aquellos restos arquitectónicos romanos referidos. De otra parte tenemos el término qaysariya=alcaicería sobre el que diversos autores dan versiones distintas o parecidas, adjetivo griego que dio origen al latino Caesrea, a través del bizantino kaisareia, abreviación de “mercado imperial” o cesáreo, institución de estado, a diferencia del árabe funduq, de particulares: estas últimas líneas son de Torres Balbás. Se ha querido ver su prototipo en la Qaysariya fundada por el emperador romano en Antioquia, basílica cubierta y cerrada con tiendas y almacenes en el interior (Dozy). Se han manejado interpretaciones como alcaicería, del nombre romano de César-qaysar para los árabes-, casa del César, alcázar. Como vemos andan muy entrelazados los términos caesar, castra, qars e incluso hisn, y es preciso calcar de Sauvaget esta frase: “en un principio los omeyas de Oriente se sirvieron de los castra o fortalezas romanas y bizantinas: el Qusayr al-Hallabat omeya era la fortaleza bizantina reconstruida por los omeyas a la que añadieron una mezquita”. Qasr es topónimo de al-Andalus que está presente desde la llegada de los árabes con respaldo firme en los qusur (plural de qasr) omeyas de Oriente y otras fortalezas romano-bizantinas de Tunicia (fuertes) que los árabes llamaron y siguen llamando qasr. En Córdoba el Qasr era la residencia fortaleza de los emires y califas, próxima a la mezquita mayor, donde a la llegada de los árabes había residencia goda que los emires copiaron para su nuevo alcázar; es decir, allí había restos o ruinas de palacio o palacios que los conquistadores fueron aquilatando hasta constituir un conglomerado de palacios de espacio entre los 5 y 10 hectáreas, ciudadela principal llamada qasr o alcázar, término que se aplicó también a pabellones regios individualizados de intramuros. Ibn Baskuwal dice que allí en donde el alcázar omeya de Córdoba había construcciones antiguas y monumentos maravillosos de los griegos, romanos, godos y otros pueblos aún más antiguos que son indescriptibles. Hoy que tanto ya se sabe de ruinas de edificios antiguos oficiales gracias a las excavaciones de la parte norte de la medina de Córdoba, imaginemos que allí se hubiera instalado el Alcázar omeya del que venimos ocupándonos. Qasr en los tres primeros siglos del Islam es o significa residencia palatinna, palacio, ciudadela regia, clisé que pasaría a Sevilla apropiándoselo los gobernadores de otras ciudades importantes leales al estado omeya, si bien en estos casos otra voz muy empleada es qasaba=alcazaba o fortaleza, la ciudadela en la Antigüedad, dentro de la cual estaba el palacio o qasr. Suenan entre el siglo VIII y el X, aparte de Córdoba, el qasr de Toledo, Sevilla y Zaragoza y otros ejemplos más. En la Marca Superior capitalizada por Zaragoza, suenan, según al-Razi y al ´Udri, Qasr Abbad, Qasr Bani-Jalaf, Qasr Muñiz e Hisn al-Qasr=Alquézar, según Fernando de la Granja. El uso y a veces abuso del genérico qasr en esos tres primeros siglos se debe en mi opinión a que cristalizó en hábitat antiguo con que se encontraron los árabes, plagado de edificios o ruinas de los mismos. Así se identificaba hábitat antiguo de prestigio en ruinas con qasr como lugar relevante o privilegiado, algo que los conquistadores consideraban superior, de civilización mítica por la que sentían

admiración o veneración. A veces a esas ruinas abandonadas se las llamaba madina: dos casos en torno a Bobastro según Ibn Hayyan, Recópolis en Yaqut y otros “medinas” perdidos en el campo; también a esas ruinas la llamaban kanisa=iglesia, ejemplos registrados por al-Bakri en el Norte de Africa e Idrisi refiriéndose a Sanlúcar dice “al-masadjid” o lugar de las mezquitas por los templos antiguos paganos que por allí había. Son varios los lugares en España en que ha perdurado el término “las mezquitas”, también “las iglesias”; en la provincia de Soria el término “Fuentearmegil”, de las mezquitas, quizá por las ruinas de la villa romana de Santervás del Burgo; en zona entre Salamanca y Cáceres, según Ibn Hayyan, un “Fay al-Masayd”=Puerto de las Mezquitas, tal vez de la Iglesias en opinión de Vallvé Bermejo. Por Plasencia y en Portugal se da el topónimo Masid, variante vulgar muy frecuente de masyid=Almagil=almagide, según Corominas. Este trueque de templo islámico y templo cristiano aplicado a edificios sacros antiguos no es inhabitual entre los primeros árabes. La literatura árabe, según María Jesús Rubiera, habla de construcción de Jerusalén por Salomón : “cuando estuvo terminada la medina ordenó construir la mezquita”, es decir, el templo. Y es muy probable que los árabes llamara “madina” o “ciudadela” a campamentos romanos yermos, cual es el caso del campamento de Rosinos de Vidriales (Zamora), recinto ahora llamado “la ciudadela” que los árabes habrían llamado “alcazaba” o “al-askar”=campamento. En determinados parajes españoles suenan voces populares aplicadas a lugares donde han aparecido ruinas y mosaicos romanos: por Mandayona de Guadalajara el “Palazuelo”, “Palazuelos” por Sigüenza, en la misma provincia Romanones y Romancos. No falta la voz arabizada “alcazarejo”=palazuelo, y cabe citar “Los Alcázares” de la provincia de Murcia. Madoz habla de caserío llamado el “Palacio” con la pared de la “mezquita”, en la provincia de Badajoz. Qasr al-Atiyya (Ibn Hayyan) que suena ya en el siglo X, supuesto nombre de alcázar de San Juan (Ciudad Real), sería por restos de ruinas y mosaicos aparecidos allí en excavaciones de 1953-4, y en el siglo XVII en el mismo lugar edificios llamados “Palacio”. El mismo Madoz dice no sé bajo que inspiración que allí estaba la antigua Alces romana. En Almuñécar edificación funcional de los romanos en la hoy llamada “Cueva de siete Palacios”. En el Norte de África Qasr, junto al río Negro, entre Ceuta y Tánger, donde al decir de al-Bakri estaba qasr Ilyan,, alcázar o castro con muchos restos de los antiguos. Este mismo cronista da Qasr Awval-antiguo o primitivo, también llamado Qasr Masmuda, Qasr al- Mayaz y Qasr as-Sagir, actual Alcazarseguer, con restos antiguos o villa romana. Tambien tierra adentro el Alcazarquivir- Qasr al-Karim-, mencionado por Ibn al.Jaldún, inicialmente un oppidum romano seguido de fortaleza árabe del siglo VIII. En al-Andalus, Marca Superior, al ´Udri menciona un Qasr al-Rum= de los romanos o cristianos, otro del mismo nombre en el Norte de Africa según al-Bakri, donde bastantes poblaciones llamadas qasr, bury o madina tenían muchas ruinas antiguas. También al-Bakri menciona un castillo o hisn llamado qasr, como nuestro “Aznalcázar”= Hisn al qasr y otros no localizados. Estos compuestos dan y deberían darnos el “palacio fortificado” que figura en la literatura árabe de Oriente y en Sevilla del siglo XI de los abbadíes, Qasr al-Zair indistintamente llamado en las crónicas árabes hisn y qasr que se ubica donde luego los almohades levantan Hisn Alfaray o Aznafalrache, a la puertas de Sevilla. Estos últimos ejemplos nos ponen en la pista de que con el correr del tiempo el término qasr cristaliza en fortaleza, lo mismo que su diminutivo qusayr=alcocer; es decir, en al-Andalus habría qasr y qusayr que no eran necesariamente palacios sino fortalezas de grande o escasa envergadura. Caben

interferencias como ésta, hisn llamado qasr porque en la construcción habitaba personaje relevante ya que de lo contrario las fuentes croníticas dirían hisn o qal´a, expresiones más idóneas de la campiña. Así pensaba Codera de aquel Qasr o Alquezar de la Marca Superior. Volviendo al Norte de África donde como se vió qasr se aplicó a fortalezas complejas cuadrangulares romanas y bizantinas, no reutilizadas por los árabes, el término continuó aplicándose por ejemplo a los ribat-s de Susa y de Monastir, de planimetría semejante a la de aquéllos, en los que consta que había restos antiguos e incluso templo de Trajano y basílica cristiana destruida por los vándalos. Idrisi dice del primero, refiriéndose a la mezquita mayor de la ciudad, “masyid Qasr qasabat al.Ribat”, hoy se le conoce como Qasr el Ribat o Qasr Ribat. Mosaicos de tradición romana han aparecido en otros qusur tunecinos de los siglos IX y X: Qasr al-Bahr de la ciudad de Raqqada, Qasr de Çabra-Mansuriyya y Qasr del soberano fatimí al-Qa´im en Mahdia, madina en la que al igual que en Susa aparecen basas y capiteles de tradición tardorromana y bizantina. La ruinosa ciudad de Abbasiyya, cerca de Qayrawan, recibió también el nombre de Qasr al-Qadim=Palacio viejo o antiguo. Los árabes tienen en el Qasr su construcción preferida en la que se acumulan jardines, estatuas, materiales preciosos, agua, todo de hechura paradisíaca relacionado con los míticos palacios de soberanos antiguos, Cosroe y Salomón. Donde hay Antigüedad había la riqueza y el poder, el Al-Mulk. En esta línea hay que entender Madinat al-Zahra, ciudad palatina fundada por Abd al-Rahman III en 936, donde se mencionan alcázares, el Qasr, cúmulo de palacios y pabellones (maylis) sucesivos con férreas murallas con aparejo de soga y tizón tomado de los antiguos. Allí había antes, dice Ibn Hayyan, la aldea de Qarqanir probable villa preárabe, pues las excavaciones a partir del año 1936 dieron restos escultóricos romanos y capiteles del mismo estilo, aparte de qanat-s o conducciones de agua antiguas que llevaban el agua a Córdoba, algunos tramos aprovechados por los omeyas, el mismo caso de los acueductos romanos tendidos entre Cartago y Túnez. Es sabido de la admiración de los árabes por lo antiguo o romano reflejada en esas conducciones del agua, a veces llamadas al-haniyya. Refiere alMaqqari que la conducción hecha por Abd al-Rahman III para llevar el agua desde la Sierra al Qasr de la Noria se parecía a aquellos monumentos de los Reyes de la Antigüedad por todas las características de ambos, dimensiones, formas y métodos de construcción. Semejantes expresiones cabría dárselas a las férreas murallas con que se envolvió toda Madinat al-Zahra. Existe la leyenda de estatua de al-Zahra, favorita de Abd al-Rahman III que estaba sobre la puerta principal de la ciudad palatina, tal vez estatua femenina antigua que existió sobre puertas de otras ciudades hispanomusulmanas, o el caso de baños sevillanos, según al-Maqqari y al-Himyari, con estatua de una mujer con niño, tal vez una Venus con Cupido. Sobre la aportación de piedras decoradas o epigraficas de la Antigüedad en las murallas omeyas ya dimos algunos ejemplos en páginas anteriores. En un aparte se puede hacer referencia de los siguientes términos de la Antigüedad: oppidum, castellum, castella, arces, equivalentes de castillo árabe o hisn o modalidades de construcción defensiva, diferenciados por la estructura fortificada que sería el caso del último término. Se han querido encajar dentro de la misma línea defensiva, fortin, castellum, castella, castrum y burgus. El fortín en el Norte de África romanizado y abizantinado era una pequeña unidad militar edificada como protección de ciudad desprovista o mal dotada de murallas, tal sería el caso de Madauros o Thamugadi dando paso a otros fortines más amplios o complejos de Túnez y Argelia: Timgad, Agbia, Anastasiana, Laribus, Tigisi o Tignica, entre otros, estudiados por Dany Prigle,

cuadriculados en el clásico formato bizantino del quadribugium con torres en los ángulos. Tal sería el caso, según J. Vizcaino Sánchez, de la fortaleza antigua de Ceuta aludida por Procopio destruida por los vándalos o la del Tolmo de Minateda, en Hellín, sin descartar la antigua Malaqa. Castella o Castellum quadrabugium equiparable al castrum, el caso de Mollida de Málaga y el castellum de Can de Pins, en Formentera, al que al-Zuhri llama Hisn Alaron, “ en el que los romanos resistieron después de que los omeyas tomaron la isla hasta que se agotaron los víveres”. Pues bien, en todo este amasijo de construcciones militares tardorromanas y bizantinas del área africano el denominador común eran las murallas en su mayor parte construidas con material disponible ya tallado aprovechado de la Antigüedad: muros de doble paramento con núcleo o relleno interno de piedra, cal y morrilo, opus caementicium, sillares reutilizados, opus quadratum, con alternancia irregular de sogas y tizones y todo tipo de redientes o engatillados para dar cierta regularidad al aparejo de muros de 3 a 5 metros de espesor, técnicas edilicias que significan o deberían significar un claro exponente de cara a la cronología y pertenencia cultural de tal ciudad o fortaleza. Tales extremos a veces pervivientes en las murallas ibéricas de dominio islámico en las que no se sabe a ciencia cierta, dentro de una misma ciudad o fortaleza, donde termina Roma o Bizancio y empieza la edilicia árabe. Como exponente de sillares ya labrados reaprovechados por los árabes el caso de las ciudades de Mérida, Coria y Toledo. Faltaría saber donde y cuando surge en al-Andalus la planta cuadrada con torres en los ángulos que se dibuja por ejemplo en la Aljafería de Zaragoza o en los ribat-s tunecinos o de Ifriqiya, al parecer en principio derivado de los alcázares omeyas de Oriente. En este sentido el Alcázar omeya de Córdoba nos daría una lección, siguiendo modelo del quadribugium tardorromano y bizantino que los árabes llamaron qasr, según teoría de Richard Krautheinmen (Arquitectura paleocristiana y bizantina). En nuestro territorio occidental, aparte de los ribat-s árabes mencionados la planta cuadrada puede verse en fortalezas o castillos de dentro o fuera de las ciudades: Alcazaba o Conventual de Mérida, Aljafería de Zaragoza, Alcázar de Sevilla, el Alficem (al-Hizam) de Toledo, Carmona, castillo de Guadalajara, alcazaba de Talavera de la Reina, Marbella, la Suda de Olite, alcazaba de Jerez de la Frontera, castillos de Trujillo y de Sadaba, alcazabas de Mallorca e Ibiza, el castellum o hisn de Can Pins de Formentera, “El Castillejo” de Murcia, castillo de Triana, castillo de Cartaya y el de Saltés (Huelva), alcazaba de Elche, castillo cordobés de Albacar, alcazaba de Antequera, alcazaba de Jerez de la Frontera, castillos de Linares y Bujalance, en la provincia de Toledo castillos de Guadalerzas y de Ceboya, en la de Málaga castillo de Álora. Bury Dejo para este aparte el término no bien definido en al-Andalus de bury (plural burudj, abray, diminuto burayja), en lengua latina burgus por derivada del griego; digo poco definido porque al igual que qasr debió tener varios significados con el correr del tiempo, en los tres primero siglos de dominación árabe se aplicaría a fortaleza o castillo, un recinto acotado por murallas terreadas, según consta en sendas lápidas fundacionales del siglo X de los castillos omeyas de Baños de la Encina y de Tarifa, además del castillo cordobés de Bujalance. Se aplicaba también a torre mayor que las de simple flanqueo de un recinto fortificado, añade Félix Hernández. Lápidas fundacionales de torres fuera de su lugar con el término bury escrito son una de Játiva (Carmen Barceló), la de Silves (Nyñk) y la del Museo Arqueológico de de Murcia (Lévi-Peovençal), las tres del siglo XIII. Luego bury es torre prominente aislada. En el primer caso pequeña

fortaleza generalmente rodeada de cerca muraria y con población campesina al exterior lo que daría el topónimo “Bujarrabal”, en la provincia de Guadalajara, o bury con arrabal; el arrabal del bury en Andalucía y Extremadura pudo dar lugar al “cortijo”. Existen dos expresiones un tanto simbólicas en las crónicas árabes: se llama bury a toda una ciudad, Guadalajara o la romana Volúbilis (para los árabes Walili), según al-Bakri. En el norte de África consta el genérico bury para fortaleza compleja o ribat, como la romano-bizantina Yungga, en Ifriqiya, que avala el primer significado para al-Andalus del siglo X comentado de Baños de la Encina y Tarifa. Para el significado “torre de la campiña” con puebla nos ilustra al-Bakri: en los alrededores de Gafsa hay burgs bien poblados con el nombre de qusayr=pequeño alcázar. También Idrisi nos habla de la campiña de Sagunto con burgos bien poblados rodeados de vergeles regados por agua corriente. A la vista de estos modos de bury islámico se cae fácilmente en la propuesta de la equivalencia burgus romano= bury, Bujarrabal o cortijo árabe en el sentido de fortaleza de aspecto torreado con puebla campesina independientemente de que esa fortaleza ejerciera como torre de señales, como simple atalaya o de vigía tan reiterada en paisajes agrestes, senderos y en el curso de los ríos desde la época romana. El clisé de burgos vistos en al-Bakri e Idrisi sería prácticamente el mismo que los burgos romanos y anteriores griegos por la insoslayable razón de la secular funcionalidad castrense, defensa y punto vital de referencia del campesinado. Es conocido el uso y abuso en la campiña romana de torres cuadradas o rectangulares con puerta muy por encima del suelo y pisos interiores que como ha señalado M. Guichón a partir del siglo II d. C. se popularizó bajo el nombre de burgus. A partir de la “torre almenara” (bury) de la alcazaba aglabí de Susa casi todas las torres atalayas de la Península Ibérica tenían puerta elevada sobre el nivel del suelo y dos, tres y hasta tres pisos generalmente de tablas, a veces incluso con mezquitilla dentro. De hecho aún no se ha podido decidir la identidad romana o árabe de la torre de la Rapita leridana, aislada y construída con recios y grandes sillares almohadillados que en principio se resisten a ser adjudicados a los musulmanes, caso prácticamente idéntico al de la torre de Toya de la provincia de Jaén. Las anteriores exposiciones y reflexiones romanistas aplicables a los primeros siglos del Islam occidental tienen una clara confirmación en los soportes (fustes, capiteles y basas e incluso ménsulas e impostas) antiguos romanos y godos que viajaron por encantamiento por toda la cuenca del Mediterráneo con meta en las mezquitas metropolitanas de Qayrawa, Túnez, Susa y Córdoba, donde sus múltiples naves inéditas en lo antiguo exigían verdaderos ejércitos de columnas que los árabes no se molestaron acuñar ex novo pues la dilatada geografía en la que se asentaron estaba repleta de ellas. El diligente al-Bakri nos dice que el gobernador de Muhammad I llevó de Mérida, ciudad romana por entonces desmantelada, menos la alcazaba, sus más bellos mármoles a Córdoba para emplearlos en baños y palacios. Sin duda Mérida en competición con Itálica en este aspecto tendría un papel similar al de Cartago, inagotable cantera de mármoles con destino a palacios y mezquita ifriqíes, empezando por la Gran Mezquita de Qayrawan. Son muchas las murallas y torres, romanas, bizantina y árabes con fragmentos de soportes antiguos depositado como relleno en el grueso colmatado de de argamasa y canto. Esta política de acarreo y aprovechamiento a costa de la cantera romana, goda y bizantina se dio por finalizada en la mezquita aljama de Madinat alZahra y en la ampliación de al-Hakam II de la aljama de Córdoba, ambas con soportes labrados ex profeso. La fecha de esta frontera es 936-941. En esto se repetía lo que

acontecía con los sillares de las murallas, sillares aprovechados de la civitas romana en los tres primeros siglos islámicos, al menos en al-Andalus y sobre todo en la Marca Media. La continuidad Roma- Islam o romanidad de éste arroja muchos más aspectos de los aquí expuestos en síntesis. Se me puede objetar que la romanidad e incluso la pervivencia de lo bizantino, de que hablo es lógica consecuencia de civilizaciones que de seguido se suceden prestando la precedente materiales constructivos y prototipo de ciudades, fortalezas e incluso edificios funcionales, premisa que implica ya la no tajante ruptura o distancia entre los pueblos predisponiendo al que llega el último, el árabe, a descubrir y beneficiarse de la enorme herencia anterior. Los árabes de Occidente descubrieron la Antigüedad en su más dilatada extensión y significado y en consecuencia hicieron uso de ella a su manera. La romanidad de los siglos VIII, IX y X de al-Andalus hoy es un hecho incontestable: las primeras ciudades musulmanas tuvieron asiento en las ruinas de las tardorromanas y godas, pero por causas de muy diversa índole ese locus en bastantes casos fue abandonado dando paso a hábitats ex novo no muy distante de aquél, las ciudades hispanomusulmanas que permanecieron en el viejo solar romano quedaron sumergidas en lento pero progresivo proceso de islamización que a simple vista las hace tan distantes y diferentes de la civitas o urbs. En nuestro estudio que damos a continuación de la murallas árabes de Occidente veremos desfilar todas las peculiaridades edilicias tomadas o aprovechadas de civilizaciones precedentes, empezando por la fragua del aparejo de los sillares hasta tal punto construidas las murallas que los más expertos estudiosos de las mismas no acaban de darnos una visión clara sobre donde termina Roma y empieza el Islam, poniendo por caso la ciudad de Coria o las torres de la Rapita leridana y de Toya. Se dan murallas mitad romanas y mitad árabe, Tarragona y Carmona; otras arrojan altos zócalos de sillares rematadas por lienzos de tapial o mampostería, sólo Madinat al-Zahra y Córdoba surgen límpias de sillares extraños de foráneas civilizaciones y procedencia en las que los engatillados estaban a la orden del día. Allí por donde caminan nuestros emires y califas van dejando el testimonio del tipo de murallas de la metrópolis cordobesa, oficializándose el aparejo de soga y tizón heredado, uno, dos y hasta res tizones por cada soga, hábito que de manera muy elocuente y sorprendente se da en la lejana Marca Superior capitaneada por Zaragoza y en parte Tudela en las que sobrevivió la modalidad del almohadillado bruto o de refinados listeles de la Antigüedad.

INDICE DE MURALLAS DE SILLARES EN LA ANTIGÜEDAD Y EN ALANDALUS A. MURALLAS EN LA ANTIGÜEDAD Y EN BIZANCIO I. Murallas y acueductos antiguos del Norte de África (figuras 1, 2, 3, 4). II. Murallas, puentes y acueductos de la Antigüedad y al-Andalus (figuras 5, 6, 7, 8, 9.) III. Sillares almohadillados de Hispania en la Antigüedad (figuras 10, 11, 11-1, 12, 13.) IV. Sillares bizantinos en Nicea y Pérgamo (figura 14). V. Arquitecturas visigoda y mozárabe (figura 15). B. MURALLAS DE AL-ANDALUS

I. Córdoba (figuras 16 a 26). II. Murallas de la Marca Inferior (figuras 27 a la 37). III. Murallas de la Marca Media: Mérida y Coria (figuras 38 a la 46). Toledo (figuras 47 a la 52). Vascos, Talavera de la Reina (figuras 53, 58). Guadalajara. Provincia de Soria: castillo de Gormaz, Medinaceli, Ágreda, Soliedra, Mezquetillas. Provincia de Guadalajara: Bujarrabal, Zorita de los Canes, Peñafora., Beleña. Sepúlveda. Madrid: Talamanca (figuras 59 a la 66). IV. Sharq al-Andalus e Islas Baleares (figura 67 a la 70. V. Murallas de Portugal (figuras 71 a la 74) VI. Murallas de Ceuta y Tánger (figura 75) VII. Sillares almohadillados en al-Andalus (figuras 76 a la 81) VIII. Murallas de la Marca Superior (figuras 82 a la 86).

A. ANTIGÜEDAD Figura A. El relleno o grueso de las murallas hispanomusulmanas

Murallas y acueductos antiguos del Norte de África

Constructivamente las murallas desde remotos tiempos tenían un núcleo de argamasa con cantos o sillarejos (opus caementicium) entre las dos caras con sillares tallados debidamente trabados con tierras o barro, argamasa de cal o de yeso, o a hueso, sin argamasa, los que enseñan aparejos muy diferentes si bien el más adecuado desde Roma era la alternancia de la longitud y el canto del sillar siguiendo la cadencia un largo o soga por un canto puesto de pie o tizón, modalidad llamada opus isodomo ( piezas en paralelepípedo iguales unas a otras) u opus quadratum (hiladas de piedra con una misma altura). En la figura A vemos el núcleo de una muralla de época bizantina derivada de las murallas romanas: B,

Figuras 1 y 2. Acueductos romanos de Túnez y tipos de aparejo de sillares de la Antigüedad y Bizancio en el Norte de África. Figura 2, ruinas romanas bizantinas del Norte de África: Tignica (1, 2, 2-1); 3, Mustis; 4, Agbia; 5 Tipasa; 6, 7, 8, tipos de aparejos

(muro de la fortaleza de Tignica, Túnez). Los restantes son de murallas hispanomusulmanas: A, de la ciudad fortaleza de Vascos; C, E, dos aspecto de la muralla de la alcazaba de Mérida; D, cara con el núcleo al fondo visto de torre del castillo de Trujillo; F, el núcleo de argamasa y canto entre tongadas de cal y piedras dispuestas a tizón de refuerzo, sin el careado de sillares, muralla de la alcazaba de Talavera de la Reina. Escusado decir que lo mismo en la Antigüedad que en la baja Edad Media árabe los especialistas de sillares tallaban la piedra indiferentemente para murallas protectoras de ciudades y fortalezas que para puentes y acueductos. Habitualmente los canteros de Roma labraban el sillar rectangular de cuatro caras trabándolos de seguido sin arrepentimientos del tipo de los engatillados, es decir, la continuidad en el aparejo era reglada o regular, aparejo clásico, mientras en el Bajo Imperio y Bizancio se puso de moda el engatillado como solución de continuidad. En la figura 1, 1, 2, 3, tres aspecto de acueductos que desde las fuentes de Zaguán llevaban el agua a Cartago y Túnez, el tramo 3 con fábrica mixta, igual que el arrepentimiento de tramo 1; en 2 y 3 sillares almohadillados por el método rápido o sillar bruto Las caras exteriores de murallas con aparejo de una soga por un solo tizón estaban ya a la orden del día en fortalezas afrorromanas y bizantina de Tunicia y Argelia (4, Tiddis, 5, ribat de Monastir, 51,Tebbesa, Timgad; 6, Appena; 7, Táchira; 8, Bury Dougga; el 9, aparejo “opus quadratum” en soga y tizón romanos, según García y Bellido; los engatillados de 10, 11 y 12, de Tiddis y Tebessa (Argelia). Clásicas en este sentido son las murallas 1, 2, 3 de la figura 3: de Dougga, Makhtan y Sbeilla; Cartago no era muy dada a enseñar la alternancia de soga y tizón, sustituida por lo general por el “opus africanum” que vemos en el número 4; el opus isodomo del 5 es del foro de Leptis Magna (Argelia). Es difícil encontrar en la Antigüedad o Bizancio la alternancia de una soga por dos o más tizones que al parecer nace y se oficializa en la Córdoba omeya. En las fortalezas de Tignica, Mustis y Agbia (figura 2, 1 y 2, 3 y 4) de origen bizantino se da todo tipo de aparejo basado en que los muros aprovechan sillares lisos e incluso piedra con decoración de construcciónes anteriores romanas, así fueron surgiendo caras de murallas poliglotas

Figura 3. Tipos de aparejos de Dugga, Makhtan, Cartago y Leptis Magna

Figura 4. Arco de triunfo de Volúbilis; ruinas de Lixus, 2, 3, 4; aparejos de Lixus, 5

con negativa para la regularidad de sillares; en Mustis vemos ya un escalón o zarpa actuando como zócalos del muro que veremos privatizado en al-Andalus, a partir de Córdoba. Luego tenemos el caso de la muralla 4 de Agbia con sillares de distinta altura, hiladas alternadas, opus pseudoisodomo, que Roma utilizó en algunos puentes; el aparejo 5 de Tipasa (Argelia) tiene en la base sillares cortados en diagonal que en su momento veremos en las murallas de Coria y otras hispanomusulmanas. En la misma figura esquemas de murallas con engatillados diferentes del Norte de Africa: 6, Mustis, 7, Tipasa.

Murallas, puentes y acueductos de la Antigüedad en Al-Andalus Tal vez la Antigüedad de la Península Ibérica se vea reflejada en la figura 5. El dibujo 1 con simulacro de izado de sillares en época romana que deja huella de los ganchos en el sillar, agujeros o ferrei fortifices prácticamente inexistentes en los sillares hispanomusulmanes; 2, puerta del alcázar de Sevilla en Carmona, vista del interior. Buena sillería de opus isodomo de puerta del anfiteatro de Mérida con huella de engatillado sencillo; isodomo en el acueducto de Segovia, (4) y en el puente de Mérida (6) evidenciado el punteado de la máquina elevadora sobre todo en las dovelas y en los sillares de suave almohadillado. Mas sofisticado o mejor trabajado es el tallado del almohadillado de muralla romana de Carmona (5) en que alterna con sogas limpias o completamente lisas uno o dos tizones. En la figura 6 (1) (2) dos aspectos más del acueducto de Segovia con variedad de aparejo en el encuentro de hiladas horizontales y extradós de arcos. El 3-1, romano primigenio; el 3 con tímpano añadido posiblemente medieval árabe, significándose también en este sentido los números 1 y 2, este último con engatillados en los sillares horizontales de contacto. En la provincia de Sevilla algunos puentes tienen pilas y tajamares con sillería de opus quadratum, cual es el caso del puente del Ronquillo, provincia de Sevilla, con tizones cuadrados, según Félix Hernández (4). Este tipo de sillar y aparejo, ejemplarizado en la Carmona romana

Figura 5. Proceso de construcción romana, 1; Carmona, Puerta de Sevilla, 2; aparejos de sillares de Mérida romana, 3, 4, 6; exterior Puerta de Sevilla de Carmona, 5.

Figura 6. Acueducto romano de Segovia, 1, 2, 3, 3-1 (el 3 probable reposición árabe); aparejo del puente romano de Ronquillo (Sevilla), 4

(figura 8, 8, 9), se aproxima bastante al empleado por los omeyas en la muralla de la Plaza del Triunfo de Sevilla. De la Zaragoza en época romana, siglo I al III, se conservan lienzos de murallas muy elocuentes de la cerca que los árabes en cierto modo imitarían en la Aljafería si nos detenemos a considerar las torres semicilíndrica (figura 7, 1, 2, 3, 3-1, 4). Muros de 10 metros de altura y hasta 7 m. de latitud con el núcleo de opus caementicium, relleno de piedras y fustes aprovechados (4). La factura de las caras de sillares, más sogas que tizones, es bastante cuidada, las hiladas de sillares colocados a hueso, en las que el largo aventaja al número de tizones, éstos por lo general cuadrados, como en la muralla romana de Barcelona, que serán característicos en la murallas árabes de la Marca Superior. Respecto a Calahorra, Calagurris romana, ciudad de la Marca Superior, en el territorio de La Rioja, mencionada por al-Razi (889-955), para al-Udri (s. XI) un hisn en territorio con lugares de asentamientos antiguos anteriores al siglo X; de su parte Yaqut la llama madina. La muralla, sin duda la antigua (figura 7, 5, 6), sería derribada por Abd al-Rahman III (924), según Ibn Hayyan, lo que se contradice con el informe del Bayan II que reza que la muralla fue reforzada y ampliada por al-Hakam II (968). Muralla de las mismas características comentadas en la muralla zaragozana: sillería de opus quadratum esta vez alternando con grandes sillares intercalados, el núcleo de opus caementicium relleno con materiales de derribo. La romana Lucus Augusti, Lugo, mantiene en pie buena parte de la muralla inicialmente del siglo III, de la que me interesa destacar ahora la obra de sillería de torres redondas y algún lienzo junto a las puertas muy reformadas (figura 8, 1, 2, 2-1, 3, 4). La tendencia es de aproximación al opus quadratum si bien a veces interrumpido por hiladas de desigual altura que conlleva buen número de ocurrentes engatillados reseñados en los dibujos de 4; en algunas torres las primeras hiladas rozando el suelo se forman con sólo tizones de caras estrechas, modalidades todas que llevan a considerar probables reformas o restauraciones llevadas a cabo en la alta Edad Media a base de aprovechar sillares romanos de la localidad; en este sentido estas murallas lucenses evocan las árabes del siglo X de la Marca Media: Talavera de la Reina, Coria e incluso Mérida. Al igual que en murallas de Mértola, Beja y Coria, los lienzos de sillería alternan con paños de sillarejo o lajas de pizarra unidas por argamasa o simplemente tierra. De la Toletum Romana, Toledo, llegan algunas ruinas del viejo acueducto romano que salvaba el cauce del río Tajo (figura 8, 5, 7, el 6 de arquillos romanos de la Cueva de Hércules en la ciudad). En el acueducto las hiladas adheridas al hormigón romano formadas por sillares cuadrados predominantes sobre la caras largas o sogas. También el quadratum es el predominante en las murallas romanas de Carmona, de 3 m. de grueso, aparejo a hueso, el careado con el tizón de 40 a 54 cm. de lado (figura 8, 8, 9). Figura 7. Murallas romanas de Zaragoza (1, 2, 3, 3-1 4) y Calahorra, 5, 6

Excluidos los sillares almohadillados que dejamos para más adelante quiero destacar tres tipos de puertas con arco de medio punto, a parte de la puerta de Sevilla en Carmona ya aludida (figura 5, 2). La puerta 1 (figura 9), con arco de medio punto enjarjado se ve en las ruinas romanas y bizantinas de Tunicia, con reflejo en los arcos de Bab al-Madum de Toledo; la puerta 2 del anfiteatro romano de Mérida y la 3 de la muralla romana de Beja (Portugal), localidad de la que al-Himyari dice ser una de las más antiguas villas de al-Andalus construida en época de los césares y a la que César dio el nombre de Bagia. De la muralla romana de Cáceres es la Puerta del Cristo, 4, con discreta sillería de opus quadratum. Al estudiar las torres de la muralla almohade de esta ciudad veremos que la fábrica del tapial descansa en zócalos con hiladas de sillares romanos aprovechados, Torre del Aver, viniéndonos a primer plano algunos trozos de lienzos auténticamente romanos de la Plazuela del Socorro (figura 9, 5) que cercarían la Norba Caesarina, con hiladas regularizadas de una soga por un tizón de cara estrecha que encuentro en las murallas romanas de Évora, Beja y Coria. En esta línea introduzco paramentos del puente romano de Alconétar (Cáceres) (figura 9, 6, 7, 7-1), su fábrica romana, opus quadratum, muy ortodoxo con alternancia de hiladas de sogas y tizones y a veces hiladas muy personalizadas de sólo tizones que vimos en las murallas de Lugo y veremos en la Córdoba omeya y otras murallas hispanomusulmanas andaluzas y de la Marca Superior. Sorprendentemente en Alconétar replicando lo visto en Lugo se dan engatillados muy variados (dibujos 7-1). De momento de la cerca de Coría una de las puertas romanas rehecha (figura 9, 8) con buena sillería romana, en su mayor parte rehecha, y un trozo de acueducto de Mérida esta vez las hiladas regularizadas u obra isodoma alternado con tiras de opus testaceum o hiladas de ladrillos, al estilo de las murallas de Constantinopla; sin olvidar de la Córdoba omeya los arcos de su mezquita aljama desde el siglo VIII, con alternancia de dovelas de piedra y dovelas de ladrillo. No faltan casos en Madinat al-Zahra en que alternan sillares y ladrillos en paramentos de edificios oficiales.

Figura 8. Aparejos de la Antigüedad: 1, 2, 2-1, 3, 4, murallas de Lugo; 5, 6, 7, Toledo; 8, 9, Carmona

Figura 9, Aparejos de la Antigüedad. 1, Dugga y Cartago; 4, 5, de Cáceres; 2, 9, Mérida; 3, Beja (Portugal); puente de Alconétar, 6, 7, 7-1; puerta de Coria, 8

Sillares almohadillados de Hispania en la Antigüedad

Figura 10. Sillares almohadillados

La romana Tarraco (figura 10, 1) es ejemplar por su recias murallas con careado de opus isodomo, los sillares almohadillados de buena talla, listeles lisos muy limpios (4, del Palacio Arzobispal según T. Hauschild) y (5) (6), sin la alternancia de sogas y tizones en regla que se advierte en murallas romanas de Itálica (2, según Gómez-Moreno). El mismo almohadillo trascendió al acueducto romano de la misma Tarragona (7). El (3) de puente romano de Bibei. Idrisi nos habla de murallas de mármol, construcciones reforzadas y torres fortificadas, para al-Razí poblado de la Antigüedad, vestigios antiguos y sólida construcción indestructible. Sobre si los árabes destruyeron las murallas tarraconenses Francisco Codera desmiente a quienes han dicho que los árabes en sus destrucciones no dejaban piedra sobre piedra. Tal creencia desde luego no rezó con Tarragona cuyas “murallas ciclópeas” ni los bárbaros ni los árabes” pudieron con ellas. A partir de la conquista cristiana de Tarragona realizada en 1118 por Ramón Berenguer IV las murallas antiguas mantenidas por los árabes serían repuestas o ampliadas con el mismo o parecido tipo de aparejo latino que se verá en otro apartado.

Figura 11. Puente de Villa del Rio (Sevilla), 1-1, 2, 3 4, 4-1; el 5 del Puente de los Pedroches de Córdoba

Figura 11-1. Puente de Pinos Puente, 1, 9; puente de los Pedroches, 2; dovelaje engatillado de la Antigüedad e hispanomusulmanes

Triunfa el almohadillado en el polémico puente de Villa del Río (Sevilla) (figura 11, 1, 2, 3, 4), interesante obra por los engatillados de las dovelas de los arcos y aliviaderos o desaguadores sólo replicado en el arco central del cordobés puente de los Pedroches en la afueras de Córdoba (5 y figura 11-1, 2). El almohadillado de dovelas también presente en el puente andaluz de Alcantarilla, estudiado por Félix Hernández, pero en ambos casos las almohadillas son un tanto toscas que desdibujan la lisura de los listeles, o sea, almohadillas distantes de las tarraconenses. Lo estudiaron como viaducto romano Thouvenot, Cean Bermúdez y García y Bellido encuadrándolo en el opus quadratum Algunos arquitectos e ingenieros, como Manuel Durán, dudan de la romanidad del viaducto sevillano y del cordobés en base a que no existen otros ejemplos con engatillado en todo el Imperio y el hecho de que esta zona andaluza estuvo bajo dominio de los omeyas procedentes de Siria, por lo que sería permisible dudar de la fábrica conservada como obra romana y se trate de reconstrucción con técnicas bizantinas manejadas por alarifes árabes de un puente anterior del cual se conservaría la cimentación (¿). Se hace hincapié como originalidad insólita la “disposición constructiva de los dos arcos laterales apoyados en el dovelaje de los desaguaderos, de tal modo que comparten en estrecho pie derecho”. Realmente semejante detalle constructivo parece inédito, insólito a la vez que improcedente en la edilicia clásica. Pero de otra parte, el almohadillado ciertamente de tallado muy por debajo del analizado de Tarragona a lo que se une la presencia del engatillado de arcos que llamaran ya la atención de Creswell al estudiar el engatillado de la arquitectura árabe oriental (figura 11-1, 4), si bien este autor omite por falta de información el engatillado cordobés de los Pedroches e igual el engatillado del arco central de puente de Pinos Puente (figura 11-1, 1, 9) que para algunos autores (Camps Cazorla y F. de Olaguer-Filiu) pudo ser obra de los visigodos. Engatillado romano en puerta del teatro de Orange (figura 11-1, 3) y en la misma Tarragona por partida doble ( 4) y (6), en Leptis Magna una puerta (5) que nos lleva a una de las puertas de la fachada occidental de la mezquita aljama de Córdoba de al-Hakam II (7). Y antes que en ésta, arco del mausoleo de Teodorico de Ravena (figura 11-2, B) y Puerta Dorada del palacio de Dioclecinao en Split (figura 11-2, A, según dibujo restitución). Arcos con dovelas engatilladas en obras árabes o de tradición árabe tardías en el castillo de Tarifa, s. XIV (figura 11-1,10) y fachada exterior de la Puerta de Sevilla en Carmona (s. XII) (figura 11-1, 11). Respecto al puente de los Pedroches de Córdoba mi criterio siempre ha sido que se trataba de viaducto árabe en base al engatillado y la arquivolta o ceja salediza del arco de la cara de aguas arriba, repetida en los arcos de los puentes árabes cordobeses de los Nogales y de la Tejera y en arco de puerta omeya de las murallas de Maqueda (Toledo), sin embargo los pocos sillares conservados en las hiladas horizontales resultan demasiados grandes para lo que se llevaba en el emirato y cordobés. En el gran patio alto del aljibe del Alcázar de Sevilla de Carmona se deja ver en estado ruinoso parte de muro o basamento con almohadillado muy rudo y anchos listeles lisos (figura 12, 1) y de la misma puerta de este alcázar en su faz exterior el gratificante almohadillado del opus quadratum (figura 12, 4) de caras muy lisas y limpios listeles; en este Figura 11-2. Palacio de Split de Dicleciano, Puerta Dorada (A) y engatillado de ventanas (C); Mausoleo de Teodorico (B); 1, 2, Sagunto y torre romana de sillares almohadillados de la ciudad

caso a diferencia de Tarragona se dibujan tizones por pares ciertamente que con regularidad algo confusa, distanciándose en ello del teatro romano de Acinipo de Ronda en donde el abuso de tizones nubla prácticamente la visión de sogas (figura 12, 5). Curiosamente en esta obra se ve almohadillado del primer cuerpo remontado por otro cuerpo de sillares lisos con cierta cadencia regularizada de sogas y tizones, obra mixta por tanto que nos lleva a uno de los tramos del acueducto romano de Túnez (figura 1, 1). Sobre la Cartagena romana pese a sus abundantes ruinas de ese tiempo poca cosa se sabe de sus murallas, tal vez sillares de las mismas aprovechados en obras modernas de la ciudad, De esta ciudad es un aparejo romano de opus quadratum con refinado almohadillado (figura 12, 2), almohadillas semejantes a las que salieron en muralla de Carteia, San Roque (Cádiz) (figura 12, 3), la Qartayana árabe de la que al-Himyari dice ser construcción de los antiguos; han salido restos de recia muralla de cuatro metros de grosor con núcleo de mampuesto. Del yacimiento romano de Regina (Badajoz) procederán algunos sillares almohadillados de buena talla aprovechados en el siglo XII en una de las torres de la fortaleza árabe de Reina de la misma provincia (figura 12, 6).

De la Mérida romana es un aparejo de recios sillares con la innovación de llevar listeles sólo en el sentido horizontal provocando una visión decorativa distinta del almohadillado entero habitual (figura 13, 1). Es el mismo aparejo que apareció en el ángulo de la muralla meridional de la Córdoba supuestamente romana a la que se arriman una o dos murallas más de refuerzo árabes. Sobre este tema volveremos en el apartado monográfico de Córdoba omeya. La rusticidad de almohadillados se pone de manifiesto mayormente en obras públicas como acueductos y puentes, de éstos últimos los extremeños de Alcántara y de Alconétar (figura 13, 2). Cástulo, Kastalon, es otra

Figura 12. Almohadillados hispanos de la Antigüedad. 1, del Alcázar de Sevilla, Carmona, 1, 4; Cartagena, 2; de Carteia, 3; Acinipo, 5; sillares aprovechados en torre del castillo de Reina

Figura 13. Almohadillados: Mérida, 1; puente Alconétar, 2; Cástulo, 3; Lixus, 4; Coria, 5; Dugga, 6; acueducto de Zaguan, Túnez, 7

ciudad yerma de vieja tradición romana que se supone del siglo III, rehecha en el IV. De ella se conserva parte de muralla de opus quadratum con rústicos o insinuados almohadillados que descansan en un ligero escalón o zarpa al ras del suelo (figura 13, 3) como el que dimos cuenta de algunas fortalezas bizantinas del Norte de África o el caso de la muralla romana de Coria con grotesco almohadillado en el mismo escalón (figura 13, 5). Sillares romanos troceados fueron aprovechados en la muralla y torre del vecino castillo medieval de Santa Eufemia. Torres Balbás se ocupó en este lugar en sus Ciudades yermas que los textos árabes conocen como Hisn Qastaluna, antes tal vez oppidum, citado ya en el reinado de Abd al-Rahman I con motivo de la sublevación de Yusuf al-Fihri. Otro yacimiento con almohadillado es el de la ciudad romana de Ercávica, en el cerro del Castro de Santaver (s. II a. C.). Descendiendo al Norte de África, ya se vio el amohadillado de diferentes tramos del acueducto de Zaguán de Túnez (figura 1, 1, 2, 3), del mismo un trozo de opus quadratum (figura 13, 7). En Lixus, ciudad romana-paleocristiana de cuyas ruinas se aprovecharon los árabes construyendo casas y baños con rezos en mezquita de trazas de iglesia basilical (Pousih), doy un ejemplo de opus quadratum con almohadillado de irregular factura, con presencia de engatillados. Otro paño de la fortaleza de Dougga con almohadillado y sillares lisos dispuestos alternativamente.

Murallas bizantinas en Nicea (Iznik) y Pergamo

Nicea acopia bastantes ruinas romanas de las que los bizantinos hicieron cantera para obtener material de relleno en la edificación de sus murallas, sobre todo sillares. La ciudad tenía doble muralla de la que restan largos paños bien conservados, la muralla del interior reconstruida por el emperador Claudio, provista de cuatro puertas colosales, tres sobrevivientes. Sobresalen sus torres, casi un centenar erigidas con sillares si bien en algunos tramos se superponen obra de canteria y obra de ladrillo. Muralla reconstruida o retaurada en el siglo IV por Justiniano después de haber sido destruida la ciudad. En la figura 14 doy varios aspectos de las murallas bizantinas, en el 6 plano de la urbe (según Semavi Eyice, Iznik, 1991), en 3 alzado de una de las puertas cuyo esquema central tripartito recuerda en buena Figura 14. Murallas y puerta de Nicea; las dos fotos de X de muralla y puerta bizantinas de Pérgamo

parte la fachada de la Puerta de San Esteban de la mezquita emiral de Córdoba. Interesa destacar trabazón de los sillares en el ángulo que se produce entre el lienzo de muralla y una torre (figura 14, 5) que nos llevaría a semejante intercalado de sillares de las murallas romanas de Coria que veremos en otro lugar. A diferencia de ese trozo con las juntas de sillares limpias, en los tramos 1 y 2 las llagas enseñan cantillo remetido de recalzo hundido en la mezcla de cal y arena. No se aprecian en ellos señales de engatillados ni el juego de sogas y tizones cuadrados acusan regularidad alguna, al contrario de lo que se aprecia en algunos tramos de la muralla también bizantina de Pérgamo (figura 14, X y X-1).

Arquitectura visigoda y mozárabe Únicamente entretenerme en el exterior de la iglesia de San Fructuoso de Montelius (figura 15, 1, 2) y en la ciudad visigoda de Recópolis (figura 15, 5), la primera con pseudoisódomo o hiladas sentadas a hueso de dos tamaños alternantes en las que no faltan tizones, pero ello a todas luces sin evocación cordobesa. Interesa en cambio el paño (1) por el retallado de arco ciego de medio punto en la misma piedra de escasísimo fondo que veremos repetido en otra escala en una de las puertas de la ciudad-fortaleza de Vascos (Toledo). De lo mozárabe la morfología apaisada de sillares o sillarejo de muros de templos, sobre todo Santa María de Melque (Toledo) (figura 15, 2), en la provincia de Cáceres algo en iglesia de Alcuescar, esta vez con robustos sillares esquineros reutilizados de edificios más antiguos o de época romana y algo de engatillado (figura 15, 4), iglesia clasificada de mozárabe por Caballero Zoreda. En las murallas de Recópolis (figura 15, 5), se aplicaron también los sillarejos apaisados trabados con barro cuando lo habitual en sillería goda es que las llagas vayan en seco o a hueso de tradición romana; de la muralla salen sólo las primera hiladas. Esa misma tendencia de sillares apaisados o tableados reservados básicamente para la confección de bóvedas de medio cañón: bóvedas de las iglesias citadas de Melque y Alcuescar y la de la entrada del aljibe de la alcazaba de Mérida. El mismo tipo de sillarejo tuvo alto predicamento en las construcciones de Ifriqiyya desde la etapa aglabida con la excepción de opus quadratum con abuso de hiladas de sólo tizones de caras cuadradas del ribat de Susa o de la Mezquita Mayor de esta misma ciudad y la aljama de Sfax. Hasta aquí el núcleo entre paramentos de las muralla se rellenaba con argamasa y material aprovechado encajonado entre bloques perpendiculares a modo de tirantes explicitado entre otros yacimiento en el del Tolmo de Minateda (Albacete) (J. Vizcaino Sánchez) de naturaleza bizantina o visigoda.

Figura 15, San Fructuoso de Montelios, 1, 2; iglesia de Melque, 3; iglesia de Alcuescar, 4, 4-1; ruinas de la ciudad visigoda de Recópolis, 5.

B. MURALLAS DEAL-ANDALUS

I. Córdoba

Figura 16. Córdoba. Muralla romana meridional o del Guadalquivir (1, con muralla árabe añadida) y (3, sólo muralla romana); 3-1, supuesto aparejo de la romana, de hiladas alternanas de soga y tizón, como en el puente romano de fraixo, (A) (Montejo y Carriguet Mata)

Figura16-1.Sección de muralla romana,1; muralla hispanomusulmana, 2; plano de la medina de Córdoba según Stylow (A), sin la muralla meridional esquematizada en mi plano (B). Trayectoria de la muralla meridional hasta alcanzar el ángulo del Alcázar Cristiano, 3, 4, sobre datos de Montejo y Carriguet Mata

La Córdoba romana y la árabe en la edilicia poliorcética coincidieron básicamente en el aparejo quadratum de soga y tizón de caliza alternados en una sola hilada, ligeros almohadillados un tanto aislados de morfología cuadrada, sólo que en las murallas romanas el grueso o distancia entre los paramentos de sillares puede alcanzar hasta los 6, metros (en Lugo, 5,45, para Tarragona 4,5 a 6, en Coria 3,80, hasta 3 metros en Évora), mientras que en lo árabe habitualmente se fija en torno a 2,50 m. y los 2,60 m. de la

Figura 17. El muro del costado oriental de la mezquita aljama de Abd al-Rahman I desde la base de cimientos, 2, según Marfil Ruiz; muro actual, 1; aparejo del alminar del siglo X, A; aparejo siglo VIII, según Gómez-Moreno, 5.

alcazaba de Mérida, recrecidos a 2,75 únicamente que se sepa en la muralla meridional paralela al Guadalquivir revelada en las excavaciones llevadas a cabo por los señores Montejo y Garriguet (1999): supuesta muralla romana de 3, 16 m. de grueso a la que se adhieren por refuerzo adicional otras dos dadas como árabes; reinciden una y otras en el mismo aparejo de soga y tizón, a hueso, la romana con sillar almohadillado de listeles horizontales seguidos sin marcar listeles verticales que en páginas anteriores veíamos en aparejo romano de Mérida (figura 161, 1), también en el fuerte de Tignica y algunos sillares de torres de la puerta del castillo de Baños de la Encina. En el caso cordobés el almohadillado tal vez reaprovechado de edificios romanos anteriores de la ciudad. Los tizones con ancho razonablemente estrecho tirando al cuadrado en las tres murallas colocados hasta tres o más seguidos al ras del cimiento. Ahora bien lo que se desprende de las fotografías de las tres murallas es que la romana arroja alternancia de hiladas de solo sogas e hiladas de sólo tizones (figura 16, 1, 2, 3, 3-1) que de otra parte ya se conocía en las murallas de la ciudad, modalidad de otra parte que se deja ver en determinados puentes romanos, el de Fraixo como ejemplo (A). En cambio la primera muralla dada comoárabe árabe (4) da a entender aparejo de soga seguida de tres o más tizones Estas murallas romanasárabes cordobesas del tramo meridional a estas alturas, según Molina Mahedera y Valdivieso Ramos, de cronología no precisada (figuras 16 y 16-1) Como quiera que fuere en mi criterio se tiene ya constancia de la presencia de muralla junto al río de la urbe imperial que avanza hasta el patio del crucero del Alcázar Cristiano donde se producía el ángulo suroccidental (figuras 16-1, 2, 3, 4). En las murallas romanas lejos del río se han advertido los orificios de las garras o ganchos metálicos para transporte el sillar y su colocación en el muro, modalidad absolutamente negativa en las murallas y muros omeyas emirales y califales de Córdoba y de Madinat al-Zahra y si se produce es porque los sillares son romanos reutilizados, casos de Mérida, Coria, Niebla e incluso Toledo. Y una diferenciación básica es que en la muralla romana el sillar arroja las dimensiones 161-40 cm. longitud, 62-3 cm. de ancho y 61-28 cm. de alto, mientras la muralla primera árabe da 1, 20-1 a 1,16- 45-25 - 73-43 de alto. El sillar árabe de tiempos de Abd al-Rahmán I da 1,10-0,50 alto- 0,50 ancho; en la llamada puerta del Chocolate de al-Hakam II de la mezquita aljama de Córdoba sillar de 1, 20 de longitud. En Madinat al-Zahra el sillar más habitual s el de 1, 10- 0.40- 0,25. La relación longitud-latitud del sillar árabe cordobés se puede establcer en ½ en el emirato, 1/3 en el califato y hasta 1/10 en tiempos de Almanzor; en Madinat al-Zara se ven ¼ y 1/6. Muy excepcionalmente en la Marca Superior las caras de los tizones son cuadradas, en el castillo de Balaguer sillar de 1,37-0, 47-0,45; en Huesca 1,06-0,38-0,36.

He hablado aquí de opus isodomo y opus quadratum de soga y tizón alternados, juntas a hueso de sillares y el almohadillado, un lenguaje como vamos viendo común para Roma y la arquitectura hispanomusulmana hasta tal punto que en ciudades romanoislámicas como Mérida, Coria, Évora, Beja e incluso Cáceres, la misma Tarragona o Toledo, no se sabe a ciencia cierta donde termina una y empieza otra. Lo que sí va siendo cierto de cara a la edilicia árabe es que los tizones vistos en la fábrica abandonan definitivamente la cara cuadrangular, aunque vista en la muralla norte del Alcanzar califal, tal vez por síntoma de antigüedad, (figura 18, 1), para adoptar el rectángulo de 0, 53 m. alto por 0, 47 m. ancho con progresiva disminución esta segunda dimensión a lo largo de los siglos IX, X y XI: 0, 35, 0, 22, 0, 15, 0, 08. cm. Naturalmente una descripción completa de murallas urbanas omeyas en tierra cordobesa no es factible porque no las conocemos al completo, únicamente paramentos exteriores de las calles Feria y de Cairuan con hiladas de sólo tizones. Otra cosa son los muros, valederos para evaluar esas murallas, de las mezquitas cordobesas, toda Madinat al-Zahra y muralla norte del Alcázar de Córdoba antes aludida. En este punto sería gratificante que las murallas meridionales descritas cerca del Guadalquivir fueran obra de Abd al-Rahman I casando con la noticia suministrada por el cronista árabe al-Nuwayri de que a ese emir se debe la “RECONSTRUCCIÓN” del recinto murado de la madina, en el año 766. ¿En qué estado estaría la vieja muralla tardorromana en ese tiempo? Este caso desde luego se dio en Coria también en muy temprana edad. Y el ejemplo del puente del Guadalquivir que al-Razi e Himyari adjudican al emperador Octavio, el cual fue reconstruido en 719-720 con piedras de la muralla de la ciudad, que sería la romana. Abd al-Rahman I, año 779, también reconstruyó el puente derribado por las avenidas del río (Lévi-Provençal), las mismas que obligarían a reforzar la muralla romana meridional ya comentada del ángulo suroccidental mediante la adicción de una o dos murallas. Paso a dar caracterizaciones de muros omeyas cordobeses. Sillares trabados a hueso o en seco, de tradición romana y visigoda, concretamente constatados en la muralla romana de Córdoba: muralla y cimientos del lado oriental de la mezquita aljama de Córdoba de Abd al-Rahman I (figura 18, 1, 2, según Marfil Ruiz, 3, según Gómez-Moreno). Sillares a hueso en el alminar de al-Hisam I, según exploraciones de Félix Hernández. Sillares con almohadillado : muralla romana incluida la meridional de cerca del río, cimientos del muro de qibla de la mezquita de al-Rahman II, según Félix Hernández quién lo vió también en sillares de cimientos del gran alminar de Abd al-Rahman III y según exploraciones de Marfil Ruiz cimiento del muro sur del patio correspondiente a la ampliación de Almanzor, gran sillar aprovechado en los baños árabes de la Plaza de los Mártires, y así hasta que se asiste a un renacimiento arabizado en muros emergentes del siglo X, a partir de la Figura 18. Cófdoba, Madinat al-Zahra y puentes cordobeses

mezquita de Madinat al-Zahra, en la modalidad de soga y tizones simulados o retallados en un mismo bloque de piedra inédito hasta entonces (figura 20, 5) que tendré oportunidad de mostrar en otro apartado.

Sogas y tizones por hiladas. Figura 19. Nuevos aparejos cordobeses

Parece que inicialmente en la mezquita aljama de Córdoba del siglo VIII tanto en muros exteriores emergentes como sus cimientos se aplicó la alternancia de soga por un tizón (figura 17, 2, 3, en A, alminar de Abd al-Rahman III, según Félix Hernández, aparejo reiterado en ciertos paramentos del puente del Guadalquivir, fígura 23, 1). En esta misma figura reseño aparejo de soga y tizón fingido o pintado en estuco (4) sacado de Madinat al-Zahra que por lo visto es el mismo disfraz de cimiento del paramento (2) de la mezquita aljama. En Madinat al-Zahra desde su fundación en 936 hasta 968 en que según Ibn Hawkal la muralla exterior no estaba terminada, a comienzos del reinado de al-Hakam II), el aparejo más habitual es soga-tizón (figura 18, A), de tradición romanabizantina, sin duda presente en las murallas romanas de Córdoba, y sogados tizones y no se descarta la soga-tres tizones, también soga-tizón y soga-dos tizones en una misma hilada; por último se da en grado ascendente la soga-cuatro, cinco tizones hasta alcanzar el clisé de hiladas de sólo tizones, lo mismo en muro emergente que en sus cimientos, cuya cronología abarca desde el advenimiento del califato hasta las postrimerías del mismo cerrado por Almanzor. Esta modalidad de sólo tizones no rehusada en el mundo romano se da básicamente en la primera o primeras hiladas de nuestros puentes omeyas, bien entendido que el tal aparejo a efectos de cronología no debe confundirse con la cadencia soga-mas de tres tizones fechable a partir de la época de Almanzor, mientras el sólo tizones puede llevarse a los inicios Figura 20. Aparejos de sillares de Madinat al-Zahra

del emirato ininterrumpidamente por razones técnicas aplicable hasta finalizar el siglo XI (figura 22, 4, cimientos corrido de columnas, mezquita aljama de Córdoba de Almanzor). De todos estos aparejos disponemos de varios ejemplos detectados en muros y en los puentes de Córdoba y de sus inmediaciones. Puente sobre el río Bembezar: figura 18, 3; puente de los Nogales, figura 18, 4; puente de Cantarranas, figura 18, 5; puente sobre el río Guadiato, llamado puente del Negro, figura 18, 6. En esta modalidad de puentes con sólo tizones a ras de cimiento encaja el acueducto de Valdepuentes próximo a Madinat al-Zahra (figura 19, 1, 2). Aquí los paramentos frontales de los arcos acusan aparejo de hiladas de soga- uno, dos, tres tizones que hemos visto dentro de la ciudad palatina, los dos tizones reiterados en el alminar de la mezquita de Santa Clara de Córdoba (figura 21, 4, 5), de la segunda mitad del siglo X. (Félix Hernández) y en este mismo tiempo la almunia de Rumaniyya de las cercanías de Madinat al-Zahra (Velásquez Bosco). A efectos cronológicos Félix Hernández ya hizo distinción en el muro occidental del patio donde se sitúa la Puerta de Deanes: de la puerta hasta la esquina suoeste y muro sur, zona de patio según ampliacion de Abd alRahman III, el aparejo es el de la figura 18, 7, A, mientras a la derecha de dicha puerta el muro, sin modificar, da aparejo de soga-un tizón, B, probablemente de tiempo de Abd al-Rahman II y de Muhammad I. Por último, el sugerente muro con sillares entendidos como rústicos almohadillados fotografiados por Arjona Castro del yacimiento arqueológico de Terruñuelos, a 4 kilómetros de Madinat al-Zahra (figura 24, 6) en el que dicho autor quiere ver los restos de la almunia de Abd al-Rahman I conocida como la al-Rusafa, lugar en que salen restos cerámicos romanos y árabes, también algún sillar suelto de 0.88-0,50- 0,30 de ancho, y aquí mismo en excavación de emergencia de Vallejo Triano sale muro con cimientos de fábrica de aparejo de sogatizón y soga-dos tizones que pudo ser según ese autor de estructura militar, tal vez campamento (recinto de 400 por 290 m.); como quiera que sea construcción de las caracteristicas califales de al-Zahra y de su entorno.

Figura 21. Aparejos de sillares de Córdoba, 1, 2, 4, y de Madinat alZahra, 3

Figura 22. aparejos de la mezquita Aljama de Córdoba, ampliación de Almanzor

Hasta ahora los engatillados en obras omeyas brillan por su ausencia, únicamente en casas de al-Zahra próximas al “Salón Rico” el modelo 8 de la figura 18, subrayado por Vallejo Triano que este autor llama “engatillados o muro discontinuo” que se puede comparar con el modelo 9 de la misma figura que he extraído de aparejo griego y romano. Desde luego se puede decir que semejante discontinuidad no se ha detectado en sillería omeya de Andalucía, por el contrario de la Marca Media con un máximo de engatillados para al-Andalus. En los últimos años las excavaciones de Córdoba y de su entorno han revelado modelo de aparejo con hiladas de sólo tizones, en supuesta almunia de la carretera de Trasierra (figura 19, 3, 4, pozo), la muralla oriental de la madina de la Calle Feria (figura 21, 1), en el costado oriental de la mezquita aljama de Córdoba, a la altura de la ampliación de Almanzor, la

Figura 23. El puente romano-árabe de Córdoba 1, 2, 3; puente de los Pedroches, 4

Figura 24. Muralla del foso de la Arruzafa, 1, 2, 3, 4; muralla de Marrubial, 5; sillares pseudoalmohadillados de Terruñuelos, 6

mid´a con reveladores paramentos de solo tizones formando escalón o zarpa en la base seguidas de hiladas con soga-tizón y soga-dos tizones alternados (figura 21, 2) que su descubridor Sr. Montejo atribuye a Almanzor, si bien yo estimo que se trata de mid´a de al-Hakam II reseñada por ese lugar en las crónicas árabes. En la propia Madinat alZahra muros del puente o pasadizo que conectada la terraza del “Salón Rico” con la mezquita aljama, con sus primeras hiladas de tizones y encima hiladas de soga-dos tizones (figura 21, 3, foto de Vallejo Triano). Volviendo a la figura 19 nos encaramos con el corredor militar de la izquierda del “Salón Rico” de Madinat al-Zahra (7) cuyas paredes lucen falso despiezo pintados de sogas y tizones (figura 17, 4) y otros casos con decoración pintada de almagra (5). En el extremo de ese corredor o ronda militar los muros enseñan un escalón o zarpa que aflora por continuación del ancho de los cimientos, zarpas habituales en lo omeya también en este caso por sucedaneidad de la Antigüedad , que vemos en el muro 3 de la figura que nos ocupa, de la almunia de los aledaños de Córdoba. De tales zarpas dan fe los muros laterales y de qibla de la mezquita aljama de al-Zahra, fechada en 942 (figura 20, 1, 2 3, 4), muros con zarpas sucesivas de abajo a arriba metidas incluso en obra de cimientos, en realidad escalones que arrancan de la misma base cimental; así un muro de 1, 68 m. aflora en la cima con 1, 14 m que resulta ser el grueso de los muros de la mezquita aljama de Córdoba. En este caso de la mezquita de al-Zahra las hiladas de soga y tizón se inician en cimientos como lo manifiesta el segundo muro de qibla, torres de los ángulos (2), aparejo de soga-dos tizones o tres tizones. Este tipo de aparejo con variantes lo vemos en pilares de salas regias de la ciudad palatina: en la figura 20 de la letra A a la D; el caso de la E con ladrillo puesto de cantos haciendo las veces de tizones por cada soga. El esquema F corresponde al macho del alminar de Santa Clara de Córdoba. En la figura 22 un monográfico de los paramentos del muro oriental de la ampliación de la mezquita aljama de Almanzor, con aparejo de juntas o yagas finísimas con leve capa de yeso por argamasa, difundida en todas las fábricas omeyas al menos de Andalucía Con Almanzor, aparte de verse cimientos corridos de sólo tizones de las columnas del haram, se normaliza la soga- dos tizones, soga-tres tizones y soga -cuatro tizones y más. Respecto al puente del Guadalquivir (figura 23, 1) subrayar los siguientes aspectos: en los paramentos una soga-un tizón como exponente de antigüedad, como lo es el dovelaje de arcos con alternancia de dovela entera y dovela partida, modalidad que heredada de la Antigüedad se da en otros puentes cordobeses, el de Guadalbacar (A) y gran arco de la llamada “Torre Vieja” de la alcazaba de Badajoz, y lo veremos en los dos arcos de la albarrana de la Puerta de Sevilla de Córdoba; la edilicia de semejantes dovelas vista en uno de los tramos del acueducto romano de Túnez recrecido por los árabe entre el siglo IX y el X ( ver figura 1, 3). Dado que las dovelas engatilladas se dejan ver en una de las puertas del muro occidental de la aljama cordobesa correspondientes a al-Hakam II (ver figura 11-I, 8) por herencia de la Antigüedad, sobre todo A. muro de la de Calahorra del puente puent de Córdoba: es aparejo supuesto tipo romanomeya anterior al os, siglo XIII (Sogados tizones). B. entre paramento tipo ellos omeya supuestamente aprovechado en mansión de Córdoba del siglo XVI (sogaun tizón)

el cordobés de los Pedroches (2), nada de extraño tiene que esta técnica aflorara en puertas de las desaparecidas murallas omeyas de la metrópoli. Aquí las murallas desde la etapa almorávide y en la cristiana medieval se estilaban muros de tapial con recalzo o zócalo de sillarejo apaisado, cuales son los casos de la muralla del Marrubial (figura 24, 5) y la del Arroyo del Moro de la parte occidental (figura 24, 1, 2, 3 4).

2. Marca Inferior o Andalucía

Figura 25. Ciudades hispanomusulmanas: Sevilla, Alcázar, Belalcázar, Antequera, alcazaba de Almería, Tarifa, Niebla, Carmona, Albaicín de Granada, Marbella, Alora, Alcalá la Real.

Málaga, alcazaba y Gibralfaro

la, 1, 2, 4-1;

Doy a continuación murallas islámicas de los siguientes ciudades o fortalezas, cuyas plantas vemos reflejadas en la figura 25: Sevilla, Belálcázar, Almería, Tarifa, Marbella, Puente de Pinos, Pechina, Niebla, Carmona, Antequera, Alcalá la Real de Jaén, Málaga, ermita de Medina Sidonia, Granada, Baños de la Encina, Álora, torre de Toya y muralla de la medina de Aguilar de la Frontera.

Sevilla

Figura 27. Muralla y torre del Alcázar de la Plaza del Triunfo, 1, 2, 3; murallas de Belalcázar, 4, 5

La ciudad romana a juicio de varios expertos tenía paramentos de sillería con núcleo de mortero, a juicio de Thouvenot los restos de muralla que él pudo ver era de saxum quadratum con espesor de 1, 59 a 3 metros, éste para Tabales Rodríguez sobrepasaba los 2, 72 metros. Sillares de sogas y algún tizón. Nada tiene de particular que los omeyas dueños de la ciudad copiaran en sus murallas del Alcázar el tipo de sillería que se encontraron que desde luego no era la misma romana que analizamos en Córdoba, ello constatado en las murallas omeyas de toda la parte de la Plaza del Triunfo y de la calle Joaquín Romero Murube (figuras 26, 1, 2, 3 y 27, 1, 2, 3): opus quadratum, regularizada la altura de sillares aunque las disposiciones omeyas de Córdoba sogatizón, soga-dos tizones y soga-tres o más tizones, perfectamente regularizadas, no se dan en la Hispalis árabe; la cara del tizón tiende al cuadrado de tradición romana que ya vimos en el puente de Ronquillo y en las murallas de Carmona. Desde luego no se ven

materiales romanos reutilizados, como lápidas, fustes o cuppae que ilustran las murallas árabes de la Marca Media, Mérida o Coria. La irregularidad hispalense lleva a ver a veces hiladas de sólo tizones o como expresa Tabales Rodríguez “repetición diacrónica en los tizones en grupos de dos a cuatro en muros de soga y tizón por hiladas”. Esta vez la muralla de 2 metros de espesor. Por iniciativa del profesor Hernández Díaz fue retirado el revoco de la muralla del Alcázar que mira a la plaza del Triunfo, antes llamada de los Cantos, con la revelación de aparejo descrito de grandes sillares y zarpas en la parte inferior propias de la arquitectura omeya cordobesa; a continuación la exposición de la tesis doctoral de Guerroro Lovillo, año 1957, y sustanciosas aportaciones anteriores de Gestoso y el arquitecto Tubino. Hoy con las reveladoras aportaciones de Tabales Rodríguez. En síntesis este es el paso de los omeyas por Sevilla: Abd al-Rahman III antes de ser proclamado califa en 929, año 914, sustituye al desleal gobernador de Sevilla por Sa´id b. al-Mundir quien restablece o reinicia el recinto de la vieja acrópolis emiral aludida por Ibn al-Qutiyya levantando murallas de pìedra y sólidas torres (al-Bakri e Idari, el Bayan II), trece hoy reconocidas y planta rectangular de aspecto trapezoidal (figura 25, 2, 3) al igual que se hizo en Écija y Ojen pocos años después. El nuevo recinto conocido como Dar al-Imara estudiado entre otros por Manzano Martos. Ayudan a fechar esta muralla, al menos datarla en época omeya, la puerta abierta en el ángulo de la calle Joaquín Romero Murube (figuras 25, 2, 3, torre 5, y 26, 1, 3): arco de herradura enjarjado, alfiz rehundido que desciende hasta la base de las impostas sobre el que cabalga un medio punto por reflejo de la bóveda del pasadizo interior. Puerta abierta entre una torre y una segunda esquinera, esquema reiterado en los castillos de Sadaba (Navarra), Trujillo y oppidum o hisn de Can Pins de Formentera o Hisn Alarun, según al-Zuhri. El esquema superposición herradura y medio punto ciego, de vieja ascendencia romana, presente en una de las fachadas de la mezquita del Cristo de la Luz de Toledo, en la puerta de las Pesas del Albaicín granadino y la almohade Bab Alou de Rabat (figura 26, A). Como referencia cronológica de la muralla omeya del Alcázar el alminar de la mezquita emiral de San Salvador tenía en la parte baja del cuerpo inferior hiladas de sogas y tizones de proporción cuadrada pero de alternancia muy irregular, mandado levantar por Abd al-Rahman II (figura 26, 4, el alzado de la torre publicado por Torres Balbás). En la misma línea de sillares está el alminar de la mezquita del Salvador de Toledo, que veremos en otro lugar, y tal vez lo estaría el alminar de piedra que tuvo la mezquita aljama de Badajoz que al-Bakri la da por construida a finales del emirato de Muhammad, hijo de Abd al-Rahman II, el fundador de la primera mezquita aljama de Sevilla Belalcázar (Gafiq) Lugar a 100 kilómetros de Córdoba llamado Gafiq (Gehere) por los árabes dentro de la comarca de los Pedroches, a juicio de cronistas y viajeros del siglo X que aquí vieron una sólida fortaleza; para Idrisí lugar de refugio mas que ribat de los musulmanes atacados por los cristianos. Félix Hernández se ocupó básicamente de la geografía del asentamiento árabe, al lado mismo del arroyo Caganchas, sus muros árabes levantados en diferentes momentos, inicialmente muralla de los siglos IX-X, o contorno general con cinco hiladas de sillares robustos aprovechados de la Antigüedad a modo de zócalo sobre el que descansa fábrica de lajas pizarrosas del lugar (figura 27, 4, 5). La imagen se aproxima bastante a la de las murallas de Coria, Lugo y Mértola e incluso Mérida. Las murallas de Gafiq junto con las del castillo de Tarifa las estudie en el año 1989.

Almería Viejos planos de la alcazaba almerienses venían dando planta de una puerta de la zona residencial (figura 25, 5, zona 2, palacio) que Cara Barrionuevo atribuye a la residencia de Abd al-Rahman III fundador de Almería y su alcazaba. La tal puerta (figura 28, 1, 2, 3, 4) deja ver espacio de cuatro mochetas clásicas del siglo X desde Córdoba y por alzado arco desaparecido, que sería de herradura, con interesantes jambas aparejada con sillarejo apaisado de buena talla dispuestos en horizontal que alternan con hiladas de tizones muy estrechos, modalidades que nos trasladan de una parte a la Torre Vieja de la alcazaba de Badajoz (A) que feché más en el siglo XI que en el X, así como el aparejo de la Puerta de Santa Margarita de Palma de Mallorca (5), además de las construcciones del Albaicín de Granada. Traspasada la puerta se ven hiladas sueltas de sólo tizones (4). Anterior sería la mezquita aljama de la ciudad de Almería, inaugurada por Abd al-Rahman III, cuyo frente interior del mihrab, últimamente tratado por

Figura 28. Almería, alcazaba y mezquita de San Juan, 1,2, 3, 6, A; alcazaba de Badajoz, 4; puerta árabe de Santa Margarita de Mallorca 5.

Cressier, todavía permite distinguir hiladas de sillares de sólo sogas, su arco del mihrab de arco de medio punto enjarjado con aspecto muy desfigurado, segundo ejemplo por tanto de empleo de sillares califales en la ciudad a lo que hay que añadir parte de muralla califal con aparejo de soga y tizón aparecida entre la Calle Atarazanas, la de la Reina y el Parque Nicolás Salmerón, según publicación de J. J. Alonso de la Sierra y otros.

Figura 29. Castillo alcazaba de Marb

Tarifa Destacada población con castillo califal de planta cuadrangular de lados desiguales, sus muros y puertas con interesante aparejo mayoritariamente hiladas de soga-uno, dos y hasta tres tizones visto en la Córdoba califal (figura 29, 1, 2, 3, 4, 4-1, 5). Cuando yo lo estudié la puerta principal tenía borrado el dovelaje de arco excepcionalmente de medio punto (4), hoy visible (4-1), así como el arco interior de once dovelas, las jambas con retranqueo en el descanso del arco (2); otra puerta del interior (5) (6) la que frente al aparejo de soga- un tizón del paramento exterior deja ver en el interior de las jambas soga-tres y hasta cuatro tizones. Las dos puertas, ahora publicadas por A. Pérez Malumbres Landa, con su espacio interior de cuatro mochetas, modalidad que junto con las sillerías descrita nos sitúa perfectamente en el año 960 que se lee en la lapidilla fundacional de encima de la puerta exterior:“ bury construido bajo la dirección del visir y liberto de Abd al-Rahman III (Lévi-Provençal). Marbella Figura 30. Murallas de Marbella, 1, 2, 3; Pinos Puente, 4, 5, 6, 7; Pechina, 8,

Erigida probablemente en el emplazamiento de la romana Berbesala, Himyari la ve como villa pequeña rodeada de murallas dándola como construcción antigua. La antigüedad de la villa testimoniada por varios fustes, capiteles y recios sillares romanos aprovechados en la muralla con sus torres de la alcazaba árabe (figuras 25, 10, 29, 6, 7, 8, 9 y 30, 1, 2, 3). El aparejo más usado es la soga de más de un metro de longitud por un tizón de inusitada delgadez en parte ya insinuado en los muros de la vecina Tarifa, ambas plazas erigidas por el mismo tiempo. En uno de sus frentes se ve la primera hilada con sólo los cantos de tizones (figura 30, 1) y al estar aprovechados bastante sillares algunos lienzos se resiente de la falta de regularidad propia de Córdoba lo que conlleva presencia de varios tipos de engatillados (3) y el que las hiladas arrojen diferentes alturas, 54 a 60 cms. y 35 cms, además en algunos tramos, siguiendo en parte el ejemplo de Madinat al-,Zahra, las fábricas más deficientes cúbrensen con fina capa de estuco con falsas sillería pintada, también vista en las murallas tarifeñas. Es muy probable que la parte superior de los lienzos cambiara la sillería por mampostería y sillarejo conforme se ven en fortalezas de la misma época sobre todo en la Marca Media. El puente de Pinos Puente

De él ya me ocupé en páginas anteriores del que importaba su inédito dovelaje con piezas engatilladas y algunos sillares con almohadillado de fina factura asemejándose tal despiezo al almohadillado fingido del alminar de la mezquita granadina de San José (figura 30, 4, 5, 6, 7). Destaco ahora los sillares de las hiladas del interior del viaducto y de los tajamares básicamente vistos los tizones esta vez cuadrados con excelente almohadillado, aunque en otros puntos del viaducto aparecen tizones seguidos de muy reducida latitud y la modalidad soga- un tizón, aunque descentradas las juntas de hilada a hilada en expresión de Gómez-Moreno, autor que compara los paramentos del puente con los muros de la ampliación de la mezquita aljama de Córdoba, obra de Abd alRahman II, la que en definitiva parece ser la sillería real marbellí sobre la que se labró el almohadillado de los tizones cuadrados. Los sillares miden 1,00-0,50- 0,34. Así describe Gómez-Moreno el aparejo de Pinos Puente: “y así como en Córdoba se tuvo empeño en que el aparejo de sillería resultase perfecto, revistiéndolo y pintando encima, aquí se obtuvo el mismo resultado enrasando las juntas tan sólo y tallando encima un nuevo despiezo, como el isodomos clásico, y teñidas de rojo las fajas intermedias, levemente rehundidas, cuyo ancho es de seis centímetros” (7). Pechina Población llamada Bayyana por los árabes de la que se tiene noticias en la etapa emiral época en que se levantaría su mezquita mayor, en el emirato de Muhammad I, según Torres Balbás, y califal con motivo de la fundación de Almería a la orilla del Mediterráneo como desembarcadero natural de aquélla por obra de Abd al-Rahman IIIl. La ciudad que tuvo gobernador propio cesa en importancia al surgir la Almariyat marítima (922). En los aledaños de Pechina se ve aparejo soterrado de sillares atizonados, restos sin duda de muralla de cierta envergadura dentro de la etapa omeya (figura 30, 8). Niebla Esta madina onubense (Madinat al- Lablat) asentada en la antigua Ilipla romana junto a la margen izquierda del río Tinto, fue cabeza de provincia o cora asentándose en ella en el siglo VIII árabes de ascendencia siria. Al-Himyari la describe como ciudad antigua con muchos vestigios y sólidas murallas con figuras esculpidas sus puertas, también menciona su puente de las cercanías. Yaqut afirma que era capital- qasabade una gran provincia llamada Hamra. La ciudad omeya fue remodelada casi en su totalidad por almorávides y almohades hasta el extremo de dejar sólo en pie las viejas murallas que dan cara al río, en mi criterio de facturas omeyas aunque retocadas con posteriridad (figura 31, 1, 2, 3, 4). Aparece aquí despìezo de sogas y tizón muy estrecho, alguna soga con marca Figura 31. muralla del río, Niebla, 1, 2, 3, 4; murallas de Carmona, 5, 6, 7, 8; Antequera, 9; Alcalá la Real, 19,11.

rehundida al parecer de época romana, y las llagas con argamasa en la que se incrustan castillos finos de río, juntas que a veces se dejan notar en el acueducto de Segovia o en las murallas de Coria y Vascos. Semejante fábrica quiere casar con las hiladas de sólidos tizones del puente granadino aludido inicialmente también de factura omeya (figura 33, 1). A tenor del puente los sillares más antiguos de la Niebla árabe dan las siguientes dimensiones: 0,90 a 1,30-0,60-0,28 a 0,30 de ancho. No olvidamos que en la Crónica anónima de Abd al-Rahman III figura Madinat al-Lablat, a cuyas afueras acamparon las tropas y que las prospecciones de estos últimos años han proporcionado aparte de terra sigillata restos de vasijas vidriadas de los siglos X, XI y XII, además de restos de piedras visigodas aprovechadas en la mezquita de Santa María de la ciudad. Sobre el tránsito de la ciudad de opiidum a la madina han escrito últimamente J. A. Pérez Macias, J. M. Campos Carrasco y F. Gómez Tuscano. Carmona La romana Carmuna que dio asiento a una de las primeras ciudades árabes, sus viejos muros romanos como vimos en otro apartado conservado casi integramente en la dominación musulmana, con aparejos de sillería predominantemente tizones de caras cuadradas tal como vemos en uno de los torreones de la Puerta de Córdoba que tanto nos recuerdan las murallas omeyas de Sevilla (figura 31, 5), en tanto que determinados tramos antiguos dejan paso a murallas por lo visto reformadas o aumentadas por los árabes en las que privan aparejo de sillares con sogas alternando con tizones en demasía de diferentes anchos que interiormente se incrustan en el hormigón u opus caementicium (6) (7) (8). Este tipo muralla más la romana son las que vería al-Himyari que nos dice ser de piedra con 40 hiladas y 43 codos de altura. Al sobrevenir la fitna o desmembramiento del califato parte de las murallas fueron rehechas con tapial. Como monumentos romanos imperecederos respetados por los árabes han llegado la mencionada puerta de Córdoba y el Alcázar de Sevilla que comprende todo el pasaje de la puerta de este nombre, incluido el paramento exterior romano de excelente aparejo almohadillado. Antequera Torres Balbás en su artículo “Antequera islámica” nos anticipó que el municipio de Anticaria estaba en el Itinerario de Antonino que en lápidas imperiales conservadas se ve el gentilicio de ANTIK. De su existencia en la etapa árabe nos habla un poema de Samuel ibn al-Nagralla (1046). Para Idrisi el lugar estaba poco poblado desde los tiempos de Almanzor; mencionada como fortaleza entre Málaga y Granada. Su actual alcazaba formada por un rectángulo tipo quadribugium con ocho torres conservadas. Debió ser reedificada muy a fondo en los siglos XIII y XIV de dominación nazarí. En medio del aspecto efectivamente árabe que ofrece hoy la villa sobresale una vieja torre casi derribada de la alcazaba del lado que mira a la que fuera mezquita principal del lugar. (figura 31, 9). Torre gruesa de mampostería con grandes sillares aprovechados en las esquinas con la intención de dar regularidad a las hiladas de piedra o sillarejos, que en cierto modo recuerda una de las torres del castillo de Orihuela. Tal vez se trate de torreón omeya con bloques antiguos reutilizados parejos de otros vestigios romanos recolocados en otros lienzos de la fortaleza. Antequera al igual que otros asentamientos árabes sería prueba de que la perfeccionada y costosa edicilicia omeya de Córdoba no llegó a todas las provincias o coras que hubieron de valerse de los rudimentarios

materiales existentes a pie de obra siguiendo modelos castrenses tradicionales desde la época de Roma. Alcalá la Real (Jaén) Al-Himyari la llama “roca de al-Andalus que se aferra a los broches del cielo para lograr las primicias de la gloria y de la majestad”, de la cora de Elvira conocida por los nombres, Qal´at Yahsub (Muqtabis V) y Qal´at Banu Sa´id o de Benzayde. En el año 1341 cae en poder de Alfonso XI. Su alcazaba muy reformada a todos los niveles conserva partes interesantes de muros entre los que cuenta aparejo atizonado exclusivo (figura 31,9) y en torres más modernas dentro de la Edad Media aparejo de soga- un tizón generalizado en paramentos exteriores de la llamada torre de la Cárcel (figura 31, 10), probablemente copiado de muros omeyas desaparecidos, fábricas a las que se suman lienzos de sillarejo apaisado de buena labra que pueden situarnos entre el siglo X y el XI. Granada Idrisi, al-Himyari, Ibn al-Jatib e Ibn Jaldún coinciden a grandes rasgos en que Granada surge como ciudad o madina cuando en los primeros años del siglo XI el soberano Zawi ordena el traslado a Granada de los habitantes de Elvira, destruida en 1010. Los sucesores de Zawi, Habbus, Badis y Abd Allah, se encargarían de levantar los muros de la alcazaba en la que fue aprovechado el viejo hisn y la medina del llano. Es el siglo en Andalucía por obra de los ziríes en que el aparejo soga y tizón alcanza sofisticada imagen basada en la excelente talla, el tableado de sogas alternando con dos o tres y más tizones de extremada delgadez y listeles o cantos vistos de sillares tumbados de hilada a hilada. Es el caso del puente sobre el rio Genil (figura 33 2), en el Albaicín aparejos dibujados por Gómez-Moreno (5) (7), también de este autor el apunte del alminar de San José visto por dentro. Este aparejo reflejado en la planta de la puerta de Hernán Román (figura 34, 1, según Gómez-Moreno, 2, según Basilio Pavón), con el añadido de las fachadas de dicha puerta y la de Elvira de grabados de Heylan del siglo

Figuras 32 y 33. Restos del puente musulmán de Niebla, 1; puente sobre el Genil de Granada, 2; Arco- puente del Darro de Granada, 3, 4; muralla del Albaicín 5, 7, según Gómez-Moreno; del alminar de San José, 6. Figura 33. Puerta de Hernán Roman del Albaicín, 1, 2, 3; Puerta de Elvira, 5; torre de Toya, 4, 5, 6, 7; muralla de árabe de Aguilar de la Frontera, 8

XVII, de este mismo grabador el alminar de la mezquita mayor en el momento de su derribo, su aparejo exactamente el mismo del puente del Genil, soga-dos rizones y cinta de canto entre hiladas, que debió generalizarse en toda la ciudad ziri al igual que el paramento fajeado con sillarejo largo y estrecho que se ve en el Puente del Cadi (figura 33, 3) y en la puerta de Monaita. En la mencionada puerta de Elvira en el cuerpo inferior las hiladas enseñan solo tizones como lejana evocación de este tipo de aparejo de la Córdoba de fines del siglo X.

La torre de Toya (Jaén)

De la antigua Tugia. De este lugar y de su antigüedad dentro de época romana se ocupó J. Cabré que da cuenta de restos en estos parajes de piedras labradas, columnas, inscripciones e incluso mosaicos. Así pues aquí estaban la Tugia ibero- romana y la Tuya árabe. Por informe de Fr. Salvador Laín y Rojas de 1818 publicado por F. Fita sabemos “… en la parte más septentrional de la aldea se levanta alto cerro de figura cónica y encima una torre por lo que se deja conocer edificada por los moros, compuesta de sillares labrados al gusto romano, y muchos de ellos con inscripciones romanas de diversas épocas…”. En otro pasaje dice siguiendo a Martin de Ximena (1654) que “la población antigua de Toya estuvo desde la falda de la torre mora hacia la parte norte”. Fr. Salvador dice que una lapida encontrada al pie de la torre que nos ocupa alude a la Colonia Salariae que al parecer- anota Fita- estuvo en Úbeda la Vieja. En el costado norte de la torre hay otra inscripción de breve contenido sobre la que Fita siguiendo a Conde añade que era visigótica del siglo VII, piedra que ya no está según mi entretenida inspección del lugar en el año 1994. En el costado del sur otra inscripción más amplia (figura 34, 5) en la que Fr. Salvador lee los años 221 ó 222, dedicada a Marco Antonino, si bien Fita lee el emperador Antonino Augusto añadiendo que parecen ser cristianos los dedicantes. Otra inscripción desaparecida. También Ceán Bermúdez se entretuvo en la torre de Toya. Dice que en el cerro próximo a la aldea hay una torre árabe labrada por el gusto romano, con muchas inscripciones romanas de diferentes épocas. Idrisi habla de hisn o castillo de Tuya, entre Jódar y Quesada, lugar cedido por Fernando III al arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada. El cerro de Toya tiene efectivamente una torre (figura 34, 4, 5, 6, 7) de grandes sillares, incluidas inscripciones (5), bloques grandes de piedra labrados por romanos, las hiladas sin regularizar el aparejo de manera que la disciplinada sillería omeya no tiene cabida aquí, distintas alturas de hiladas a tenor del aprovechamiento de piezas recalzadas por eso con cantos y cantillos. Esta sillería al modo de lo visto en Belalcázar o Gafiq tiene de altura 3,75 m. El hormigón en que encaja la sillería romana es extremadamente sólido, sin cara sillarizada en el interior de la torre que es de tapial o de esa misma argamasa, procedimiento de doble y distinta fábrica en una misma muralla presente por ejemplo en las murallas omeyas del castillo de Gormaz y en la muralla de la Vega de Madrid, en Portugal muro del castillo de Cintra. El grosor del muro es de 1,70 m. Por lo de las dos fábricas superpuestas de diferente contexto entona con otras murallas islámicas,Vascos, la misma Terifa, Marbella, castillo de Bujalance y otros más, si bien no hay que olvidar que muros romanos de Volúbilis, Tarragona y de la misma Ampuerias enseñaban esa superposición de obras, piedra y tapial o tierra bien prensada encima. Los sillares de Toya con longitud de hasta de 2 metros, otros 1,50 por 0.50, nunca he visto sillares tan

monumentales aprovechados en fortalezas árabes, sólo en el castillo de Trujillo detecto en la parte baja sillares colosales asentados sobre la roca, también en la leridana torre de la Rapita. Cuando se trata de piedras aprovechadas de edificios romanos los musulmanes las troceaban y relabraban como se aprecia entre otros lugares en Mérida, Talavera de la Reina o en Cástulo. Hasta ahora no se había probado que la torre fuera árabe, pudo ser tardorromana con material, incluidas inscripciones, reutilizado ya en esta época, con ejemplos en la alcazaba de Mérida, Coria y Évora, pero la presencia de piedra visigótica, al parecer del siglo VII lleva a atribuirla a los árabes. Lo costoso que fue el transporte de bloques romanos tan pesados cuesta arriba es una objeción para la atribución árabe. Sin embargo, la identidad árabe pudiera ser ratificada por cúmulo de restos cerámicos árabes que salen entre fragmentos de la época ibérica y la romana, la clásica a la vez que encontradiza superposición de culturas en un mismo punto geográfico; por tanto la torre inicialmente atalaya que se rodearía de hábitat pues salen tejas y ladrillones confundidos con lo romano. Respecto a la cerámica árabe no hay que olvidar que gracias a ella pudo ser atribuida con certeza la ciudad-fortaleza de Vascos, el mismo caso en la Alcallería de Guadalajara, la torre atalaya de Saelices de Guadalajara y otros castillos de esta provincia. Últimamente se han ocupado de la torre de Toya Irene Montilla Torres y Sonia Pérez Alvarado en el artículo “La torre de Toya. Consideraciones acerca de su Cronología”, quienes la sitúan en el siglo VIII. Paramento interior de la torre de Toya

El alminar califal de la ermita de Santiago del Camino (Medina Sidonia) Con este titulo han publicado artículo revelador P. Gurriarán Daza, C. Gómez de Avellaneda y A. Saez Rodríguez (2002) (figura 35, 8). Inicialmente pudo ser torre vigía con paramento de sillares de hiladas con soga- dos tizones, tres tizones en las esquinas que nos lleva a aparejo propio del siglo X cordobés a juzgar por Madinat al-Zahra. Se aprecia que el tallado no es muy correcto con juntas de argamasa fina a la que se arriman cantillos. Existen en la Marca Media otras torres atalayas con este tipo de aparejo califal que veremos más adelante. El supuesto alminar gaditano por su rara ubicación dentro del templo cristiano actual nos recuerda el de la mezquita de Santa María de Niebla en contradicción con la dirección del muro de qibla. Málaga Esta ciudad de ascendencia romana, con restos de piedras antiguas labradas aprovechadas en las murallas árabes de los siglos XIII y XIV de la alcazaba ubicada al pie mismo de las ruinas del teatro romano, debió ser remodelada entre el siglo X y XI conforme lo van indicando trozos de muralla registrados en el primer y segundo recinto de la fortaleza (figura 35, plano A, muros en negro) localizados en la torre 9 de la Vela, fachada interior de la Puerta del Cristo y muralla del primer recinto de palacio próximo a la puerta de Arcos de Granada. Sobre la ascendencia árabe de la mezquita y alcazaba en el Muqtabis V de Ibn Hayyan se lee que Málaga era “alcazaba leal de la cora de Rayya”, Al-Himyari menciona oratorio árabe construido en la alcazaba por el jurista Mu´awiya b. Salih al-Hinasi (774-775) (Joaquín Vallvé), la mezquita mayor de la

medina según al-Bakri del siglo IX. Este mismo autor árabe alude a la muralla de la medina con cinco puertas y al-Maqqari expresa que fue el soberano Badis de Granada (1057-1063) quien ordenó terminar las fortificaciones de Málaga. Badis junto con Habbus soberanos ziríes de Granada debieron configurar definitivamente este asentamiento como madina siguiendo un proceso semejante al que esos mismos jerarcas impusieron en Granada: alcazaba con las murallas por debajo de la cual en el llano se instaló la madina protegida por murallas, y luego los arrabales. Una muestra de las murallas omeya-ziríes de la alcazaba doy en la figura 35 (1) (2) (3) (4) (5) (6); en (7) y (B) esquemas de despiezo de sillares más generalizados, a veces de hiladas de sólo tizones, soga-dos tizones y hasta tres tizones, el mismo tipo de aparejo que apareció en la madina, calle de almacenes, 6, murallas dada a conocer por varios autores (Anuario de Arqueología de Andalucía, III, 1993) (figura 35, C). Una feliz frase de Torres Balbás sobre la Málaga árabe es “supervivencia de multiplicidad de cercas- doble muralla en la alcazaba- barbacana e ingresos en codo- igualmente presentes en Málaga- desarrollados en España a partir del siglo XI, pudieron responder a supervivencia de esas disposiciones tan corrientes en la arquitectura bizantina y que se podían encontrar en Ceuta, Cartagena, Mallorca ya en el siglo VI”.

Castillo de Baños de la Encina, Alhama de Granada, castillo de Álora Baños de la Encina (Jaén) es fortaleza o castillo llamado bury en la lápida fundacional que había sobre la puerta principal con la fecha del mes de ramadán de 968 levantado por Maisur general de al-Hakam II. Sin entrar en la polémica sobre si esta inscripción era o no de esta fortaleza interesa ahora la fábrica de la fortaleza, toda ella con muros de tapial, la puerta de entrada de sillería aunque el arco de dentro y de fuera fueron reformados en época cristiana, no obstante permanece la sillería de aspecto antiguo que

Figura 34, 35. Aparejo soga-tizón de la alcazaba de Mlaga, 1, 2, 3, 4 5, 5-1, B; A, plano de la alcazaba de Málaga; muralla de la medina, C; alminar de la ermita de Medina Sidonia, 6, 7.

Figura 36. Castillo Baños de la encina, 1, 2, 3; puerta de la muralla de Alhama (Granada), 4; castillo de Alora, 5, 6, 7, 8

afecta mayormente a las dos torres de flanqueo (figura 36, 1, 2, 3); en la base sillares grandes, dos con la soga almohadilla, con informal aparejo al ser los bloques traídos probablemente de Cástulo, ciudad romana de la misma provincia por entonces en trance de desarticulación, piezas juntadas con espesa argamasa o conglomerante con cantillo entremedias. No se conoce otro castillo omeya de tapial con puerta de piedra. Alhama de Granada En época árabe fue de la cora de Rayya, villa nombrada ya en el remirato de Muhammad I, únicamente destacar restos de muros medievales de sillares bien escuadrados en uno de los costados de la cerca y restos de puerta de sillería de grosera fábrica confundida con despojos de la muralla (figura 36, 4). Alora Más interesante es el castillo de Álora (Málaga) (figuras 25, 11 y 36, 5, 6, 7 8). El arabista Medina Conde pensaba que Álora era municipio romano del año 85 al 96 de J. C que llegó a acuñar moneda. Se habla de la existencia de inscripción con Municipium iluritinun. La fortaleza árabe se levanta en el Cerro de las Torres, de la cual se desprende una cerca de tapial que rodearía a la población árabe cuya mezquita dice Madoz se situaba en la iglesia de Jesús Nazareno. El castillo de planta cuadrangular con torres en los ángulos y otra más en el centro de los costados, su puerta en codo añadida en el siglo XIII, según mis dibujos, los primeros dedicados a esta fortaleza, que debió erigirse mucho antes como lo indican recios sillares de la parte baja de algunas torres recrecidas con tapial; en un ángulo de la parte de la entrada la torre llamada del Homenaje sus frentes plagados de sillarejos rejuntados con argamasa (6) que difiere claramente de los sillares de las otras torres (5) (7) (8) excelentemente escuadrados y con buena argamasa de trabazón con añadido discreto de cantillos. Al parecer este Álora, Alura, no es el que figura en el Muqtabis V, sobre el que M. J. Viguera-F. Corrientes dicen “fortaleza que dominaba Bobastro, no debe ser Alora en el Guadalhorce, ni tampoco Lawra, cerca de Algeciras”. Últimamente Joaquín López Baldón ha publicado interesante articulo bien ilustrado de Alora bajo el título “Recuperación del castillo de Álora y su entorno”, dejando la supuesta antigüedad árabe de los siglos X-XI a cargo de futuros análisis o prospecciones arqueológicas. Aguilar de la Frontera Hasta el siglo XIII se la conocía como Poley (en árabe Balay, concretamente en el año 889 según las crónicas árabes hisn Baly; figura en el Muqtabis V. En el año 1996 A. León Muñoz publicó el articulo “Evolución arquitectónica de la fortaleza de Aguilar de la Frontera (Córdoba)”, sobre el que interesan restos de torre de la muralla de la villa (figura 33, 8) de tipo omeya por lo que afecta a hiladas inferiores de sólo tizones y otras dos cimeras de soga-dos y tres tizones, el mortero del núcleo es de cal, arena y fragmentos de cerámica machacados. El módulo del sillar, 0.60 longitud- 0,30 ancho0,14 alto, el aparejo que para el autor se aproxima a los de una puerta del recinto de Madinat Baguh (Priego) publicado por R. Carmona Villa y León Muñoz, da como aparejos paralelos los de Gormaz, Marbella (¿), Alpont y Mezquetillas, tomándome a mí como referencia para fechar el muro en cuestión, refiriéndose sobre todo a la hilada de sólo tizones que dí como generizada en la época de Almanzor y primeros años del

siglo XI en que el ancho del tizón se estrechaba gradualmente desde los 0,30 cm. para abajo 3. Marca Media (Extremadura: Mérida, alcazaba de Badajoz, Medellín Coria, Cáceres, Trujillo 3-1. Marca Media (Las dos Castillas: Toledo, Talavera de la Reina,Vascos, Guadalajara, Gormaz, Medinaceli, Ágreda, Soliedra, Mezquetillas, Cuenca, Huete, Bujarrabal, Zorita de los Canes, Peñafora, Sepúlveda, Beleña, Talamanca, Madrid). Mérida

Figura 37. Mérida, 1, 3, 4, 5, 6, 7; castillo de Trujillo, 2, 8; Plasencia, 2-1. Plano 1, de J. M. Alvarez (La ciudad romana de Mérida).

Figura 38. Alcazaba de Mérida. Muralla árabe que mira al río Guadiana (4, paramento interior)

Las numerosas ruinas romanas de la Emerita Augusta (figura 37, 1) que encontraron los árabes posibilitaron que surgiera con cierta celeridad una formidable alcazaba islámica (figuras 37, 1, núm. 1 y 3) mandada construir por Abd al-Rahman II en 835 según reza una lápida de encima de la puerta principal, inscripción en que este fuerte responde por el nombre hisn= castillo. Su construcción se debe al gobernador Abd Allah Ibn Kulai Ibn Yha´Laba (Lévi-Provençal). Ciudad fuertemente castigada anteriormente por ese emir y luego por su hijo Muhammad I, quien al decir de las crónicas en 868 destruyó un pilar del puente correspondiendo al gobernador Sa´id Ibn Abbad al-Qurasi el derribo de las murallas dejando sólo en pie la alcazaba. Lo de la destrucción de Mérida que desapareció hasta los cimientos, según el Dirk, no deja de ser una hipérbole. Pero es

cierto que en el momento actual Mérida y Cartagena coinciden en la invisibilidad de sus murallas antiguas. La estructura de la fortaleza árabe se apoya sobre otras romanas y visigodas, directamente sobre un dique romano (figuras 37, 5, 7 y 38, 3), parte de una calzada y tal vez fortaleza junto al río Guadiana. Buena parte por no decir todos los materiales preárabes fueron aprovechados en la fabricación de los nuevos muros emirales, además de sillares, la mayoría con la huella de los ganchos romanos, lápidas, fustes, cupaes, piedras decoradas y otras de aspecto visigótico (figura 39, 1, 3, 4, 5, 6, 7). Idrisi ya nos dice que en la alcazaba había construcciones antiguas y al-Bakri agrega que un célebre general durante el emirato de Muhammad I, hijo de Abd al-Rahman II, extrajo de la ciudad para trasladarlos a Córdoba hermosos mármoles destinados a baños y palacios omeyas. En estos años las excavaciones han puesto al descubierto viviendas, termas, aljibes y una calle pavimentada de época romana, todo ello del interior de la alcazaba, lo que prueba que los árabes no sólo se aprovecharon de materiales constructivos, sino que se aposentaron en viejos edificios previamente modificados. La alcazaba, de planta cuadrangular (132 por 157 metros de lado) junto al Guadiana y el puente romano de 64 arcos, el que junto con los acueductos es ponderado por alHimyari e Idrisi. En el interior se instaló un interesante aljibe cuyas puertas enseñan hermosas pilastras visigóticas además de sillares reutilizados con presencia de sillares colocados todos a soga; por una galería se descendía al agua que se filtraba del Guadiana (figura 37, 4, 6) (Félix Hernández); sobre él se ha probado que había torre vigía con una pequeño oratorio con su mihrab. En la transición de la dominación árabe a la cristiana se levantaron torres albarranas en número de cuatro con sillares romanos aprovechados (figura 40, 2, 7) y se restauraron torres de ángulo (figura 40, 4), muy probablemente de la etapa almohade, cuando se erigiría un muro de barbacana ya desaparecid. De la fábrica y factura de las murallas omeyas dan fe las figuras 38 y 39, incluida la entrada principal con frente interior formado por arco de medio punto en lugar de la herradura del frente exterior (figura 39, 2). La muralla más ejemplar y más ampliamente divulgada es la de suroeste que hace ángulo con la puerta principal, de 2, 70, m. de grosor, reforzada con cuatro torrecillas de 3.10 a 3, 50 de frente por 1, 80 m. de profundidad, más las dos de ángulo, unas y otras por estos conceptos y por estar completamente macizas semejantes a los contrafuertes que dispuso Muhammah I en la ampliación del oratorio de la mezquita aljama de Córdoba iniciada por su padre. Menos conocido es el paramento del interior (figura 38, 4), de 2,70 m. de grosor y 10 m de altura media, aquí los cimientos de 3, 50 a 4, 20 m. de altura, dos zarpas a ras del suelo e hiladas de sólo tizones en este caso muy seleccionados (figura 38, 4), repetido lo mismo aunque con mayor ejemplaridad en el paramento exterior (figura 38, 1, 2 3,5, 6) donde sorprenden los seis escalones o zarpas de la base, asentada en el dique de contención romano, por anuncio de una de las torres de ángulo del castillo califal de Gormaz, con mayor número de escalones, otra del castillo leridano de Balaguer, y en la provincia de Córdoba muralla omeya del castillo de Almodóvar del Río (ver figura 18, 2) amén de algunas torres de la Marca Media, Coria y Toledo. En Córdoba como máximo dos escalones o zarpas en torrecillas de la mezquita aljama de al-Zahra (figura 40, 9) y en el exterior de la segunda qibla de la mezquita aljama cordobesa de al-Hakam II, esta vez a modo de rampas o taludes sobre zócalo y entre contrafuertes (figura 40, 8) que por lo visto se daba en el andén lateral del muro oriental del oratorio de Abd al-Rahman I (Marfil Ruiz). Recordar de paso los escalonados entre contrafuertes del patio de la mezquita mayor almohade de Sevilla e igualmente talud entre torres de la muralla sur del siglo IX de Susa (A. Lezine).

El paramento emeritense que comento con hiladas de 0,50 a 0,60 m. de altura no se distingue precisamente por la disciplina en la aplicación en las sillería de alternancia de sogas y tizones por hiladas que hemos visto en la mezquita emiral cordobesa (soga-tizón y soga -dos tizones ininterrumpidamente), por el contrario el aprovechamiento de material antiguo, que no fue necesario en la mezquita cordobesa, todos sus sillares labrados ad hoc, impuso consecuentemente el desorden de colocación de piezas si bien dando prioridad a los tizones como llamada técnica de reciedumbre aplicada en los puentes lo mismo romanos que omeyas, y con la novedad de no darse prácticamente ningún tipo de engatillados sustituidos en algún caso por recalzos de cantos de ladrillo (figura 40, 1, 7-1). Por lo que se refiere a la argamasa de las juntas o llagas la mezcla de cal y arena a veces con cantillo es la modalidad más generalizada (figura 39, 1, 3, 4). Solamente las torrecillas del muro suroeste se atienen si cabe a una alternancia de sogas y tizones razonable aunque no de codificación árabe establecida en Córdoba: hiladas alternadas de sólo tizones o sólo sogas ya empleadas en construcciones romanas. Mis dibujos de la figura 40 (7 y 7-1) dan fe por la vía de síntesis del aparejo practicado en la Mérida omeya, las irregularidades de aparejos también presentes en obras de silleria añadidas en época almohade (figura 40, 2, 4, 7). La relación alcazaba emeritense y ampliación de la mezquita aljama de Córdoba emiral obra de Abd al-Rahman II (822-852) que terminó su hijo Muhammad I, ambos seriamente comprometidos en los asuntos bélicos de Mérida, vine a cuento porque en mi criterio ambas estructuras tienen por base erigir una obra nueva con materiales

Figuras 39 y 40. Muralla de la puerta principal de la alcazaba de Mérida y otros paramentos. Figura 40, muralla de Mérida, 1, 2, 4, 7, 7-1; mralla de Plasencia, 3; castillo de Castros, 5, 6; muro del mihrab, mezquita aljama de Córdoba, 8; torre con doble zarpa de la aljama de Madinat al-Zahra, 9

antiguos existentes a pie de obra. Naturalmente en el caso de la mezquita, razonando los criterios de Muqtabis I y textos de al-Razi e Ibn Nazzam, recogidos por Leví-Provençal, los muros periféricos de oratorio de nueve naves de Abd al-Rahman I serían derribados para establecer otros costales que acogieran las once naves agregadas por aquellos emires obra terminada en 848, ello conllevaba un uso masivos de sillares del haram suplantado en beneficio de los paramentos de la ampliación costal, con lo que lo mismo en la alcazaba extremeña que en el haram de la mezquita cordobesa del siglo IX se ahorraron costes y tiempo. Alcazaba de Badajoz Su fundación con los almohades, tesis mantenida desde los tiempos de Torres Balbás, lo desmienten en mi criterio dos obras referidas a torres de sillería, mientras como es sabido el grueso de la fortaleza se va con el procedimiento del tapial propio del siglo XII (figura 41, 3). El nombre árabe de la ciudad, según las crónicas, era Batalyaws, medina de fundación moderna debida a Abd al- Rahman b. Marwan, el Gallego, con la autorización del emir Abd Allah (s. IX), según al-Bakri y al-Himyari su mezquita hecha de ladrillo tenía alminar de piedra o sillería; también dice ese cronista que las murallas eran de tapial o tabiyya, aunque no se sabe si se refiere a los muros de la medina o a los de la alcazaba. La opinión de Félix Hernández es que Badajoz no era ciudad de fundación árabe, por los materiales conservados algunos aprovechados en las puertas de la alcazaba, y lleva al siglo XI su construcción, si bien ampliamente remodelada por los almohades. Interesantes por su fábricas, a mi juicio del siglo XI, es la llamada Torre Vieja, albarrana (figura 41, 1, 4), cuyo arco mayor da rosca de medio punto con dovelas enteras y partidas que vimos en puentes omeyas cordobeses, las jambas de ese arco y de otro menor revestidas de sillares tableados puestos de plano y de canto que hemos detectado en puerta de la alcazaba de Almería y otra de Palma de Mallorca, atribuibles al siglo XI. La otra torre dada a conocer por Fernando Valdés según él también de época aftasí (figura 41, 10), da sillares de buena talla con aparejo de soga-tizón de alguna manera emparentada con torre de la fortaleza portuguesa de la vecina Juromenha. A propósito de este lugar portugués al-Himyari lo menciona cuando dice que un inseparable del rebelde Marwan de Badajoz se refugió en hisn Yalmaniyya. Por lo demás se comprueba que los almohades apelaron a los sillares labrados ad hoc para revestir las puertas de la alcazaba (figura 41, 2) con aparejo de sogas y tizones, a imitación de las torres albarranas y torre de ángulo de la alcazaba de Mérida. En este sentido no se debe olvidar el masivo empleo de sillares de las puertas y el gran alminar de la ciudad de Rabat y los mismos

Figura e41. Alcazabade Badajoz y castillo de Medellín

edificios de Niebla reconstruida en el siglo XII.

Figura 42. Castillo árabe de Trujillo;

Figura 42-1. Castillo de Trujillo, 1, 2, 3; torres árabes de Cáceres, 4, 5, 6; muralla árabe de Coria, 7, 8; torre del castillo de Gormaz, 9

Y nos queda antes de pasar a Coria el castillo de Medellín, el de Trujillo y la cerca de Cáceres. El primero, estaría ya en pie en tiempos de Abd al-Rahman I (771) pues se le cita entonces bajo el nombre de hisn Madellin. Recientemente explorado por P. Gurriarán Daza y S. Márquez Bueno, con la novedad de aparejos de aspecto omeya en algunas torres de la fortaleza (figura 41, 5, 6, 7, 8, 9), sillares sin duda procedentes de ruinas romanas del lugar con aparejo, como en Mérida, sin disciplina cordobesa, las juntas con argamasa de cal-yeso con cantillo remetido (6) (8) que esos autores ven entre otros ejemplos en muralla del castillo de Trujillo, Toledo e incluso en la ciudad fortaleza de Vascos (Toledo). El castillo de Trujillo (figuras 37, 2, 42 y 42-1, 1, 2), el nombre árabe Turyiluh, figura en varias ocasiones entre los años 794 y 886 y en el siglo X citado como madinat Turyiluh, al parecer dependiente de la cora de Mérida. Lévi-Provençal en La España musulmana dice que en los primeros años de Abd al-Rahman III Trujillo como Mérida era porción reintegrada ya al califato de ese mandatario. Idrisi lo menciona como sólida fortaleza. La plaza es conquistada en 1189 por los almohades y recuperada por Alfonso VII. Nuevamente aquí nos enfrentamos con sillares y sillarejos, incluidos grandes

bloques en la base y sobre la roca, algunos con el punteado romano de los ganchos, todo ello reutilizados, su aparejo muy diversificado en el que se dejan ver engatillados como los reflejados en el dibujo 3 de la figura 42-1. En algunos tramos del exterior de la muralla se ve triple zarpa. Al igual que en Mérida no podían faltar piedras preislámicas con texto latino y otros decorados (figura 42, 7). Los sillares trabados por la argamasa de cal y arena con algo de yeso a la que se adhiere por refuerzo cantillos de roca o escoria que vimos en el castillo de Medellín, técnica rehecha o imitada en la restauración del pasado siglo de la fachada del castillo (figura 42, 6). Y para terminar me referiré a lapidillas mortuorias con inscripción árabe de procedencia desconocida, (figura 42-1,2) hoy en el Museo Arqueológico Provincial de Cáceres, otra del castillo de Trujillo en la que F. Codera leyó el año 1018, fecha más antigua conocida a nivel tangible de esta fortaleza, y dos más de la Casa Municipal de este pueblo (figura 42, 3, 4). De ellas me ocupé en los años 1967 y 1970 en artículos publicados en la revista AlAndalus, en el segundo daba la lectura a cargo de Manuel Ocaña con los años 1085 y 1105, por lo tanto antes de la ocupación almohade. Por conclusión estimo que la aludida triple zarpa, el arco de herradura de la fachada principal, puerta de postiguillo con superposición de arco y dintel, a la manera omeya, con el concurso de las fechas dentro del emirato cordobés de las crónicas arriba referidas y las lapidillas epigrafiadas del siglo XI, arrojan una cronología para las murallas de época entre emiral y califal, tal vez con restauraciones en la última, lo que naturalmente a la vista del material reutilizado implica el reconocimiento de un importante asentamiento anterior romano. C. FernándezDaza Alvear ha dedicado un interesante estudio a Trujillo y su tierra en la Edad Media (1993). Postigo del castillo de Trujillo

Cáceres fue ciudad romana fortificada, Coloniia Norba Caesarina, con los árabes plaza militar fronteriza en la Marca Media occidental. Idrisi la da como plaza fuerte y lugar de reunión para el saqueo y devastación del territorio cristiano. Sobre sus murallas romanas ya me ocupe en el apartado segundo de este estudio (figura 9, 5). Sobre esta ciudad romana utilizada en mucha parte los almohades o tal vez ya en el siglo XI surgió la cerca de tapial con sus torres albarranas por obra de aquéllos, algunas de estas torres edificadas sobre zócalos de hiladas de sillares romanos (figura 42-1, 4, 5, 6) que para algunos autores, entre ellos Torres Balbás, serían la base de torres preislámicas. Recordamos que en Toledo sus murallas del arrabal fabricadas con mampostería tiene altos zócalos de sillares aprovechados, dando a modo de tapiería mixta que es lo estamos viendo en Cáceres. En los zócalos de ésta la hilada inferior de sólo tizones descansa en cimiento de mortero aún visible. También dí imagen de la fachada de la puerta llamada del Cristo, ubicada en el ángulo nordeste de la actual cerca almohade con fábrica romana bien conservada en el interior y el exterior. Cáceres es definitivamente tomada por Alfonso IX entre los años 1221 y 1229. De esta ciudad se han ocupado últimamente (2003) S. Marquez Bueno, P. Gurruarán Daza (“La muralla almohade de Cáceres, aspectos constructivos y funcionales”). La dominación almohade de este extremo de la Marca Media como vamos viendo dejó prácticamente incólume el legado monumental omeya, sus defensas fácilmente recrecidas en aquellos casos en que las cercas fueron más castigadas por los cristianos.

En parajes abiertos fuera de las medinas esta tierra extremeña conoció castillos de sólidos muros aún erectos realizados con sillerías de buenas trazas que a veces incluyen grandes bloques de piedra como los indicados en el castillo de Trujillo, por lo tanto la construcción en lugar ya habitable con los romanos. Me estoy refiriendo al castillo de Castros (Cáceres) (figura 40., 5, 6), fortaleza mencionada en 1296. Sus ruinas las visité con la compañía de Sergio Martínez Lillo. Esta fortaleza se rodeó de especie de arrabal cuyos restos árabes incluida cerámica se rastrea con facilidad por todo el entorno que comprendía un puente sobre el río Tajo. Muros de pequeños sillares y a veces piedras irregulares enseñan buen aparejo, prodigándose los tizones a veces en sardinel, las torres de ángulo con recias repisas o zarpas. La tal fortaleza, estudiada por primera vez por Jiménez de Gregorio junto con el castillo de Alija debió erigirse cuando la ciudadfortaleza de Vascos (Toledo) vecina de Talavera de la Reina, Por último Coria, Caurium romana, su nombre árabe Quriya, Ibn Hayyan en el siglo X por la vía de Idari y de al-Himyari la llama Madina Qawriyya, semejante topónimo aparece aplicado a una puerta del Alcázar omeya de Córdoba, si es que tal nombre es una mala lectura del término Qawrayya dado que las puertas de alcázares y alcazabas por lo general no aludían a poblaciones en el sentido direccional. Coria fácil de equiparar a Carmona y Évora por la conservación de importantes porciones de la muralla, torres y puertas romanas que llegan a nuestros días. Pertenecería a la cora de Mérida si bien las crónicas árabes y el mismo Félix Hernández enmudecen a este respecto. El recinto amurallado tiene forma cuadrangular de lados desiguales, con 24 torres en pie, comprendidas las gemelas de las puertas de la Guía y de San Pedro con pasadizos interiores de 5 a 6 metros de profundidad (figura 43, 1). Inicialmente toda la muralla es de fabricación antigua levantada con recios sillares dispuesto en general a soga y tizón, soga- un tizón (figura 43, 2, 5, 6) , nunca soga-dos o tres tizones, aunque sí hasta cuatro tizones de seguido (figura 43, 3, 4), y en la primera hilada a ras del suelo todo tizones parodiando obras romanas y omeyas de Córdoba (figura 43, 6), también en este último paño se dan hiladas de tizones trapezoidales o forma de pirámide truncada vistos en los fuertes bizantinos del Norte de África ya estudiados. Y variedad de piedras decoradas romanas con o sin inscripciones latinas (figura 43, 7), aprovechadas también parejas de cupaes como en Mérica (figura 44, 8). Hasta aquí la sensación por exponente de obra romana es el grosor de la muralla de 4 m., aparejo a hueso, al menos la argamasa de juntas prácticamente invisible, el núcleo de opus caementicium que se deja ver en algunas torres (figura 43, 5), si bien es cierto que la presencia de argamasa con cantillo de las juntas pudo imponerse en época omeya, como ejemplo en la figura 44, tramos (10) y (11), este último con lapidilla de caracteres latinos aprovechada que serían abundantes tanto en época romana como en la islámica, a juzgar por las murallas de Mérida y Trujillo, entre otras. Volviendo al apartado de sillares almohadillados en la figura 13 (10) Figura 43. Murallas árabes de Coria. Plano (1), lecturas de las letras: A, B, C, D, puertas; AR, obra árabe; LR, lápida romana aprovechada; D, desagües; M C, marcas cristianas; Z, zarpas.

di hilada base sobre cimiento de hormigón con almohadillado rústico, en mi opinión fundamento romano de Coria reiterado en construcción romano-bizantinas del Norte de Africa. Curiosamente en el paño (8) de la figura 44 se ve un engatillado en forma de ángulo recto. Para mejor comprensión de tales engatillados en la figura 45 he depositado como rúbrica de los mismos varios modelos (6) que prefiero dárselo a la obra omeya añadida a la romana. En la primera no faltan escalones o zarpas a ras del suelo y sobre el hormigón de cimientos (figura 44, 10). Por testigo un desagüe en vertical, el número 9 de la misma figura. En algunos tramos de partes superiores se ven recrecimientos de mano árabe con mampostería de lajas de pizarrra con cadenas verticales de sillares, hábito constructivo de ascendencia romana que prevaleció en fortalezas bizantinas del Norte de África. Aquí en la Peninsula Ibérica casos en la muralla de Lugo, Mértola, Beja, Toledo e incluso en las murallas de Talavera. Últimamente en el año 2011 las murallas de Coria han sido estudiadas por M. A. Muñoz García y M. E. Gutierrez Millán (“Medina Cauria. Análisis de las defensas de una medina avanzada de laMarca Media”), autores que tras citar a Zozaya y Pavón Maldonado se fijan mayormente en las propuestas al respecto de Sergio Martínez Lillo para quien al parecer la muralla es más de estilo árabe que romana en base al estudio por el mismo de las murallas de Talavera de la Reina, si bien este autor últimamente ha radicalizado su tesis arabista frente a autores ya antiguos que la vieron absolutamente romana, entre ellos Diez Martos (1956). Es posible que en un tiempo, cuando Martinez Lillo y yo visitamos juntos poir primera vez Coria entre los años 80 y 90 del pasado siglo, con afán metodológico de cara a la murallas coincidiéramos en la propuesta de alternancia de tramos romanos y tramos omeyas, la sucesión romano-árabe, sobre todo tomando por consideración la torre (7) (8) de la figura 42-1, con hiladas de soga-un

Figura 44. Diferentes aparejos de las murallas de Coria.

Figura 45. Murallas de Coria. 1, 2, 3, 4, 5, según fotos de M. A. Muñoz García y M. E. Gutierrez Millán.

tizón, a veces dos y sólo tizones o abuso de los mismos en la triple zarpa de la base que se corresponde felizmente con el zarpeado sucesivo por ejemplo de la torre de ángulo del castillo de Gormaz (9). Del artículo de los señores Muñoz y Gutierrez son las ilustraciones 1, 2, 3, 4 y 5 de la figura 45, aparte de interesantes análisis estatigráficos y la conclusión de que los tramos islámicos podrían datarse en los siglos VIII y IX en base a relatos bélicos entre árabes y cristianos relacionados con Coria, en ellos por completo silenciadas las murallas con sus torres y puertas. Y por conclusión sólo nos queda decir que Coria en lo referente a murallas se aproxima a Córdoba en lo de primero conservación por los árabes de la muralla romana, segundo, en el traspaso de la técnica edilicia de la misma a la fábrica omeya ya desde el siglo VIII, e igualmente la tendencia o hábito a aprovechar piedras antiguas decoradas o epigrafiadas, sin descartar el sillar almohadillado, por relleno de los paramentos exteriores. En este sentido cabe encuadrar también a Carmona y Tarragona. Respecto a Plasencia (figura 37, 2-I) tradicionalmente viene siendo aceptada su fundación por Alfonso VIII, sin descartar un pequeño hábitat beréber asentado sobre el curso del río Jerte y en lugar destacado de la frontera con los cristianos. Ceán Bermúdez en su Sumario dice que la ciudad tiene restos romano tipo inscripciones. Se acepta que la ciudad fue arrasada por los almohades en 1196, reconstruyéndola Alfonso VIII. Si bien nada se ha dicho hasta ahora de restos islámicos en ciudad cuyas murallas y torres lucen por doquier mamposterías cristianas; no se puede silenciar el aspecto francamente arcaico, árabe o beréber, que ofrece una muralla por debajo del Alcázar (figura 40, 3): paramento exterior con fajas estrechas de piedras escuadradas dispuestas todas a tizón, a veces ligeramente inclinadas, fábrica muy habitual en la Marca Media en las provincias de Guadalajara y Cuenca, también muros del castillo cacereño de Montanchez que en su momento veremos. 3-1.

Marca Media: Toledo, Talavera de la Reina, Vascos, Gudalajara, Gormaz, Medinaceli, Ágreda, Soliedra, Mezquetillas, Cuenca, Huete, Bujarrabal, Zorita de los Canes, Peñafora, Sepúlveda, Beleña, Talamanca, Madrid.

Toledo Toletum romana y Tulaytula islámica, probablemente una de las ciudades españolas que arroja mayor número de datos para reconstruir su vieja configuración urbana castrense de sello islámico. A la misma orilla del río Tajo, su recinto amurallado, incluido el arrabal, tiene 4. 400 metros que encierran 106 hectáreas (figura 46, 1). Dada su envidiable posición estratégica o militar fue importante centro de concentración de tropas en el avance musulmán hacia la Marca Superior, en un principio capital de la Marca Media luego cedida a Guadalajara. La mayor potencia militar se centra en el llamado Alficem (con los árabes al-hizam), entre la plaza de Zocodover y el río Tajo, donde se centró la autoritas de los gobernadores en tiempos de Abd al-Rahman III (figura 46, 2). En el al-Hizam reparamos en su sólida cerca muraria con fábrica de sillares, muralla de Zocodover, con la Puerta de los Caballos (Bab al. Yayl) centrada ; en el extremo opuesto Bab Qantara así llamada por el puente sobre el Tajo que tiene por vecino y más aguas abajo puerta o postigo de los Docecantos. Del primitivo alcázar ubicado donde el actual de Carlos V nada ha llegado, de manera que las murallas fiables de la etapa omeya de la ciudad son las que a continuación expongo a partir de la

abe en el sector del teriores, muralla C.

perspectiva 1 de la figura 47 donde vemos las murallas A, de Zocodover, la B, hipotética, desaparecida, la C toda la barrera de Alcántara la que a la altura del puente tuerce a la derecha monte arriba con dirección al “Miradero”, por donde se asentaban los palacio árabes del taifa al-Mam´un del siglo XI.

Figura 48. Plano de la ciudad árabe y mudéjar, 1; murallas del Alficem, 2.

La muralla de Zocodover (figura 47, 2) ya desaparecida, estudiada por Martinez Román era doble tal vez sobre cepa romana, árabe segura la marcada por la Puerta de la Sangre, o Bab al- Yayl, con grosor de 2, 60 m., de sillares aparejados a la manera omeya, sogas y tizones, según fotos de aquel autor que Torres Balbás y yo mismo dimos como islámica, todavía visible en un trozo de muro hacia el Convento de Santa Fe cerca del “Miradero” (figura 49, 11). La fábrica omeya de lienzos y torres aún visibles en la cerca del Alficem paralela al río en la figura 46, 2. El paño con sillares árabes labrados ad hoc, único de esta categoría, se deja ver en el inicio de la muralla del río (figura 47, 3), aparejo de sogas y tizones seguidos tal vez por tratarse de las primeras hiladas; cerca la torre que precede al postigo de Docecantos (figura 47, 4) con la que se inicia la reutilización masiva de material constructivo romano, sillares dispuestos ahora de

Puerta de Alcántara, restituida

manera anárquica o de espalda al aparejo omeya de Córdoba, la argamasa de las juntas con cantillo adherido y en el núcleo el clásico opus caementicium, todo ello en parte muy en consonancia con lo que hemos visto en el extremo occidental de la Marca Media. A continuación nos dirigimos al lienzo de muralla presidida por Bab al-Qantara que algunos autores, Félix Hernández y H. Terrasse, quieren fechar en el siglo IX sin duda por cita del Bayan II de Ibn Idari (mencionada la puerta en el año 806, en los tiempos de al-Hakam I y Abd alRahmán II) (figura 48, la foto 4 de H. Terrasse). Este masivo aprovechamiento de material romano o preislámico, antes visto en la alcazaba de Mérida, también en Talavera de la Reina, nos pone en la tesitura de imaginar la categoría del Tuletum así como pensar como, cuando y porqué su prácticamente erradicación en los niveles castrenses en tiempos medievales; en este sentido se da entender precipitación o situación de emergencia en el arte edilicio o poliorcético de los mandatarios árabes de la Tulaytula que en su mayor parte afianzaría Abd al-Rahman III tras la toma de la madina hacia el año 932 según se desprende del Muqtabis V de Ibn Hayyan. Este tema de la sucedaneidad de Roma-Islam en la ciudad del Tajo lo dejó bosquejado Torres Balbás de la siguiente manera: “varios de los muros y torres de Toledo han sido atribuidos a época romana, lo que no confirma su comparación con otros de aparejo más regular y cuidado que seguramente lo son, como los conservados en Cáceres y Coria”, en mi criterio también las murallas de Évora y Beja. Las fotografías de la figura 48 permiten ver que los operarios de obras machacaron materialmente los sillares romanos en aras de mayor comodidad y celeridad de las nuevas obras, siempre dejando ver las juntas con argamasa de cal y cantillo, a veces con rejuntado de cal-yeso y escorias adheridas (5) que se han visto en los castillos de Medellín y Trujillo, y veremos en Vascos y algunos asentamientos más de la Marca Media. En la torre (6) (7) de la Puerta Alcántara dos zarpas en la base. Tal vez más

Figura 48-1. Muralla y puerta de la parte del puente Alcántara (foto 5 de H. Terrasse).

Figura 49. Murallas del Alficem, 8, 9, 10, 11; restos árabes conservados del Puente de Alcántara, 12, 13, 14, 15, 16; restos del acueducto romano, 17.

formalizados nos llegan los aparejos de la cuesta del “Miradero” (figura 49, 8, 9, 10) en donde cabe pensar que los alarifes aprovecharon mayor número de sillares enteros antiguos sobre todo en las primeras hiladas que presumo serían romanas por su apariencia de almohadillado ya muy desgastado; pero de todas formas el clásico aparejo de soga-tizón o soga-dos tizones cordobés completamente ignorado también en este paño. Sin embargo, no fue así en las pilas y tajamares del Puente Alcántara, en mi criterio olvidados, varias veces demolido (797 y 859) y rehecho, año 932 según el Muqtabis V por los mismos árabes y las aparatosas avenidas del río, la última reparación o refundación a cargo de Almanzor en el año 997, según lápida en romance copia del texto árabe conmemorativo desaparecido (Amador de los Ríos). De la parte exterior del viaducto se conservan la parte inferior de la torre de entrada (figura 49, 13), dos arcos de herradura enjarjados del aliviadero de esa parte (figura 49, 12, 14, 15) y en el pilar del arco central sus bajos dejan ver aún nueve hiladas con razonable distribución de sillares a soga y tizón, dos hiladas de sólo tizones; este mismo ritmo reiterado en un tajamar (figura 49, 16). A título de referencia arqueológica en la foto 17 vemos un resto de pilar del desaparecido acueducto romano erigido aguas abajo del puente árabe, con sogas y tizones en aparejo muy limpio que puede compararse con las muralla romana estudiada de Córdoba; nada de este tipo de aparejo antiguo visto en Toledo hasta hoy. Comparadas con aquéllas hiladas de la Puerta Alcántara en poco difieren las de los sillares o sillarejos reutilizados en la parte inferior de la Puerta de Bisagra Vieja de Toledo (figura 50, 1, 2), con argamasa de las juntas de cal y arena y cantillo remetido, entrada árabe mencionada en texto de Ibn Baskuwal, año 1009 (Torres Balbás), fábricas reiteradas en las torres de la fachada exterior de la Puerta del Cambrón, también llamada Bab al-Yahud o Puerta de los Judíos, de la que Gómez-Moreno escribió “sillares de gran corpulencia de granito aprovechados con piezas decoradas godas, una con el nombre escrito Ahmed y fuste o cipo con letrero cúfico”. En esta muralla comprendida entre las dos puertas comentadas se conserva la torre llamada de los Abades (figura 51, 1, 2, 3), por su exagerada proyección hacia el exterior, verdadera torre albarrana, todo un escaparate de material preislámico, romano y godo, aprovechado con grandes sillares en las esquinas de impecable cuadratura, mármoles remetidos como el que hace de dintel en pequeña hornacinas de escaso fondo en donde iría lapidilla fundacional (otra similar veremos en una torre de la alcazaba de Talavera de la Reina), como la que debió existir en el arco de la entrada de Bab al-Yahud, según creencia de Porres. A título de orientación edilicia gratifica bastante que el frente mayor de la Torre de Abades se pueda comparar con la imagen de otra torre, prototipo en este sentido, del fuerte bizantino de Tignica (Túnez) plagado de sillares de diferente módulo y labrados de técnica romana (figura 50, A). En este sentido los bizantinos se adelantaron a los árabes de al-Andalus en la acomodación en los nuevos paramentos de material romano de la cantera a pie de obra. Y por la vía de nueva regresión en el tiempo tal vez se debería establecer paralelo entre Abd al-Rahamn III, gran reconstructor de la Toledo omeya y tal vez de Talavera del año 932 en adelante, y el rey godo Wamba quien al decir de la Crónica mozarábe de 754 (Torres Balbás) en 674 llevó a cabo obras de renovación y embellecimiento en la primera, que delatan las inscripciones conmemorativas grabadas en losas de mármol blanco y se pusieron en puertas y en algunas torres. Entre los engatillados de la Torre de Abades destaco los del dibujo 3-1 de la figura 50 que incluye cadeneta o pilar formado por sillar horizontal y sillar vertical, propio de la fábrica opus africanum, reiterada en

torrecilla semicircular vecina de la muralla toledana (6). Este tipo de fábrica constatado en Mérida, Volúbilis, Carmona, Dugga, Mértola y en parte se dejar ver en las murallas de Coria. Cerrando este relato de muros omeyas introduzco estampa del alminar de la mezquita de El Salvador de Toledo (figura 51, 4, 7) fabricado con sillares antiguos, el aparejo aunque irregular al menos nos llega en buen estado de conservación que me recuerda el alminar de la mezquita emiral de la misma advocación de Sevilla (ver figura 26,4). De puertas castrenses árabes de piedra en Toledo sólo se conserva la de Bisagra Vieja (figura 50, 2), en el nivel de edificios intramuros la de vieja mezquita que nos ha llegado con la titularidad de Santas Justa y Rufina (figura 51, 5), en ambos casos las roscas tiene dovelaje enjarjado de estilo omeya. En la comarca toledana el arco de las murallas de Maqueda (figura 50, A), esta vez la rosca con el dovelaje completo propio de los años de Abd al-Rahman III en adelante; tiene como nueva modalidad de esta cronología ceja o resalte en el extradós que hemos visto en puente omeya cordobes y en el arco central del toledano puente Alcántara. Dejo para lo último arcos árabes de medio punto de la Puerta del Cambrón y de la del Mayordomo vecina de la mezquitilla del Cristo de la Luz (figura 50, 3, 4, fachada exterior rehecha e interior), Aquí el arco de medio punto tiene dovelaje enjarjado, inédito en al-Andalus si se excluyen los dos arcos de la puerta principal del castillo de Tarifa (figura 29, 2, 4-1), documentada la fecha dentro del siglo X. tal vez por esto la puerta toledana del Mayordomo deba adjudicarse inicialmente a ese tiempo, correspondiéndose con las obras de reconstrucción llevadas a cabo en Toledo por Abd al-Rahman III a partir del año 932. De todas formas no descarto su evidente estampa romana a la vista de arcos con el mismo enjarje de puentes

Figura 50. Torre de Abades árabe, 1, 2, 3, 3-1; A, torre bizantina de Tignica, Túnez; alminar del Salvador, 4, 7; arco de herradura de Santas Justa y Rufina, 5; torre redonda de la muralla toledana; alminar del Salvador, 7. Figura 51. Puerta de Bisagra Vieja, 1, 2; Puerta del Mayordomo, 3, 4; arco de herradura de la fortaleza árabe de Maqueda (Toledo), A. Figura 51-1. Nichos para inscripciones o decorativos: 1, torre de Talavera de la Reina; 2, Torre de Abades; 3, castillo de Oreja (Toledo); 4, castillo de Buitrago; 5, 6, Tarifa; C, alcazaba Mérida.

como el cacereño de Alconétar (figura 50, B) y en Túnez arcos de Cartago y de la fortaleza de Dugga (C). En consideración a que los dos arcos del Mayordomo van separados 5, 5 m., al uso romano, visto por ejemplo en Coria y Cáceres, frente a los 3 m. habituales en puertas omeyas, casándolo ello con el enjarje de roscas igualmente de ascendencia antigua cabría pensar en algo semejante en puertas bajo romanas de Toledo incluido el rastrillo del interior que hoy se ve el Mayordomo. Mampostería árabe. Interior de la Puerta Alcántara

Talavera de la Reina Plaza importante de la Marca Central con capital en Toledo. En los años 929 y 930 esta plaza tenía ya gobernadores nombrados por Abd al-Rahman III (Muqtabis V), mientras Toledo estaba en manos de la rebeldía contra ese califa sometida en 932. Ambas ciudades equipadas para hacer frente o combatir a los cristianos del Norte. Sobre Talavera M. Tearrasse escribió interesante artículo (“Talavera hispanomusulamn”) y más tarde Sergio Martínez Lillo en cualificados estudios (Arquitectura militar andalusí en la Marca Media. El Caso de Talavera, 1998). Suena la plaza ya en el siglo VIII, a juicio de al-Himyari era puerta para acceder al país de los cristianos, tras los años finales de ese siglo el IX en que figura personajes como ´Amrús, gobernador de esta plaza y de Toledo, y acciones del emir Muhammad I, pero la importancia de la plaza surge con Abd al-Rahman III quien implanta gobernadores en los años arriba expresados. Por al-Razi y al-Himyari se sabe de la importancia y del valor estratégico de la plaza: sólidos muros y altas torres; en el año 925 el califa ordenó establecer una separación entre la villa y el exterior y la construcción de ciudadela para residencia de los gobernadores, después de terminadas estas obras Talavera siempre se ha podido defender gracias al buen sistema de fortificaciones. No cabe duda de la importancia de Talavera dada la extensión que la dedica al-Razi frente a otras ciudades o plazas fuertes de al-Andalus. El plano de la plaza con la trayectoria de las murallas torreadas omeyas subsiste en gran parte (figura 52, A, de M. Terrasse), el río Tajo bañando el costado en el que estaba la ciudadela o alcazaba de planta cuadrangular o quadribugium, al parecer rehecho por Abd al-Rahman III. Sergio quiere arrancar todolo que se ve hoy del siglo IX y hasta Juan Zozaya lo ve en el sigloanterior,sin pruebas convincentes al respecto, pues la presencia de cerámica omeya en el recinto no acava Figura 52. Talavera de la Reina

Figura 53. Las murallas árabes de Talavera

de despejar esta incógnita. Entre las torres figura una semicircular de excelente sillería las piezas aquí al parecer asentadas a hueso, hiladas alternadas de soga y soga-un tizón en las más inferiores, probablemente esta vez labradas ad hoc. Otras torres rectangulares enseñan en sus parte bajas buena sillería con el aparejo cordobés bien definido de soga-uno y dos tizones, característico de la etapa emiral y primeros decenios del califato (figura 52, 1); más en los otros lienzos prima como denominador común el aprovechamiento de sillares romanos que estarían a pie de obra, probándolo los diferentes módulos y abundancia de engatillados de ángulo recto, en hélice o escalera, pequeños tacos, a veces como reajuste de hiladas se ven ladrillos ya constatados en Mérida, los tizones asoman casi cuadrados, argamasa de cal y arena con finos cantillos o escorias por refuerzo entremedias en gran parte desaparecida (figuras 52, 2, 4, 5, 6 y 53, 1). Los engatillados en (3) (4), destacada la parte superior de la torre de ángulo de la alcazaba (5) con el pseudo opus africanum esta vez con la participación de hiladas de ladrillo y fajas de mampostería presentes en la mezquita toledana del Cristo de la Luz y en torre exterior de la Puerta del Mayordomo de Toledo. En algunas torres volvemos a encontrar zarpas o tres escalones a ras de la cimentación. Respecto al núcleo entre paramentos argamasa muy compacta con canto de río por el sistema romano de emplecton de tongadas, verdadero opus caementicium, con sillares perpiaños de refuerzo (figura 53, 2) al uso romano e incluso visigodo, con presencia en obras romanas de Mérida y en el Tolmo de Minateda (Albacete). Sillares con ladrillo. Talavera

La ciudad- fortaleza de Vascos. Pequeña ciudad de no más de 9 hectáreas que junto con los castillos de Castro, Alija y Espejel defendía la línea del río Tajo frente a los ataques e incursiones de los cristianos de Ordoño II (914-924), después por la zona de Mérida incursiones de Ramiro II, según perspectiva apuntada por Torres Balbás. Erigida no lejos del Puente del Arzobispo y de Talavera, al pie del río Huso, afluente del Tajo, y del arroyo de los Cirios del que se beneficiaban unos baños próximos y los habitantes de la plaza. El recinto encierra un castillo o alcazaba provista de antemural o barbacana. Es probable que anteriormente hubiera allí un Figura 54.Vascos.

asiento romano (presencia de terra sigilata), si bien la fundación de la ciudad es completamente árabe, ciudad por tanto de nueva fundación junto con Guadalajara y Cuenca de cuantas venimos ocupándonos de la Marca Media. Aunque durantes años se ha venido identificando Vascos con la ciudad

s de Vascos; figura 58, 5, ventana de la mezquita aljama de Córdoba,

bereber de Nafza, tesis impuesta por Felix Hernández, ahora en base a texto árabe de Ibn GaIib revelado por Joaquín Vallvé se sabe que era hábitat denominado Bask o basku que figura también en texto de Yaqut, Bassak. El reconocimiento de este lugar como población árabe se debe a cerámicas vidriadas tipo omeya de Córdoba rescatadas por Manuel Gómez-Moreno, tras del cual son varios los autores que han escrito sobre la fortaleza, el Conde de Cedillo, F. Jiménez de Gregorio, Torres Balbás, Basilio Pavón hasta que se hizo cargo de las excavaciones Izquierdo Benito, autor de los descubrimiento de estos últimos años, incluidos algunos oratorios o mezquitillas. Por mi parte en distintas publicaciones me preocupé de dar a conocer las murallas, puertas y torres de la fortaleza que vengo a resumir a continuación. Trayectoria de la muralla bastante irregular con lienzos con torres o sin ellas rectangulares, todo erigido con sillares de aceptable escuadría hecha ad hoc, sin asomo de material romano aprovechado, a diferencia de la vecina Talavera, hasta una altura de cuatro metros continuada con mampostería o sillarejo y a veces tabyya. No todos los bajos de la muralla es de sillería, los tramos 3 y 5 de la figura 57, de mampostería, tal vez

organizados junto con casas próximas por cristianos, pues el nombre de Vascos aparece por primera vez en escritura del convento de San Clemente de Toledo del año 1215. Lo de superposición de murallas de distinta fábrica, vista sobre todo en Coria, Trujillo, Talavera y en parte Toledo, es un viejo hábito prácticado por Bizancio, en la Tunicia islámica, murallas de Susa y de Sfax, y remontándonos a Roma las mismas murallas de Ampurias. En todos estos casos frente a la estética se impuso el pragmatismo del factor técnico-económico además del carácter improvisador que deja la urgencia en rematar la obra en el menor tiempo posible teniendo tan próximo el enemigo, y el añadido de que con el paso del tiempo se iba tomando conciencia que los materiales o procedimientos constructivos bien realizados y madurados eran tan eficaces como la misma piedra de los sillares. Se conservan dos puertas de ingreso directo flanquedas por sendas torres cuadradas muy próximas y de escaso saliente, la del oeste mejor conservada que veremos después. Los muros tienen 1,90 m de espesor, el núcleo esta vez relleno con sillares enteros y partidos Fiogura 59. Estudio de la Puerta Oste de Vascos: 1, 2, 3, 4

con escasa presencia de argamasa, a imitación de la muralla árabe de Mérida y otras bizantinas del Norte de África (ver figura A, A de la página 10). Aparecen zarpas al ras del suelo en algunos lienzos (figura 56, A), engatillados de ángulo recto (figura 56, E, F) y tacos cuadrados o rectangulares formando escalera (figuras 55, 3 y 56, B, D), unos y otros presentes en la muralla de Talavera, Trujillo y muralla árabe de Coria. El sillar tiende a ser bloque cuadrangular o soga de escasa longitud, para mayor fortaleza el sillar enseña prácticamente sólo tizones cuadrados (figuras 55, 1, 2, 4, 5), ello ejemplarizado en el paño A de la figura 56 en que se aprecia presencia de una leve zarpa, aquí excepcionalmente tizones muy estrechos que podrían llevarnos a fechar estos muros dentro del siglo X por comparanza con muros y murallas de la Córdoba califal. No faltan algún ajuste de sillares vía ladrillo (figura 56, E). Los canteros se recrearon a veces en ofrecer cara biselada o segadas en bastantes sillares como medio de mejor trabazón (figuras 56, D y 58, A, B, C, D, E) dando por ello a la muralla una marcada especificidad frente a las otras de la Marca Media, aunque sin llegar a verse el sillar trapezoidal antiguo o de pirámide truncada de los bajos de la muralla romana de Coria. Será este tipo de biselado el que junto con la puerta de la muralla oeste nos lleve a garantizar que estamos ante unas murallas hechas ex profeso por canteros árabes de la región. Respecto a las juntas lo hay de todo, creo que mayoritariamente con leve argamasa de cal con cantillo, otras veces a hueso y juntas con revoco muy blanco con cantillo o escoria añadido (figura 57, 1) que hemos visto en murallas toledanas de la Puerta de Alcántara y los castillos de Trujillo (figura 57, 6) y Medellín (figura 57, 4). Distintas argamasas se aprecian en muros supuestamente cristianos (figura 57, 3, 5). Es muy probable que la imponente cantera de roca local que dio abasto a tanto sillar de granito, si no es por motivación económica, compartiera su abastecimiento con rocas amorfas a medio tallar, a veces cantos rodados, según apreciamos en las dos torres de puerta 2 de la figura 57, tan diferente de la puerta del oeste, sin ésta duda la oficial de la ciudad en que la sillería en lo que cabe está mejor vista (figuras 58, 1 y 59, 1, 2, 3). Esta puerta con la otra dan planta de pasadizo de no más 2 metros de profundidad con sólo dos mochetas (figura 54, 1, 2 y 3 de la alcazaba), equiparadas a la de la alcazaba de Mérida, alcazaba y medina de Ágreda, puerta de Soria de Calatayud, Zorita de los Canes e incluso puerta califal del castillo de Gomaz, cuando lo usual en el siglo X es planta de puerta de cuatro mochetas, todas las árabes de Toledo, la del castillo de Tarifa, la de Baños de la Encina, y Madinat al-Zahra. Las puertas romanas de Coria tienen mayor profundidad y por obligación cuatro mochetas, con rastrillo por medio, por estos conceptos relacionadas con la Puerta del Mayordomo de Toledo. El frente exterior de la puerta del oeste de Vascos (figura 58, 1) es el que ayuda quizá a despejar dudas sobre la cronología de la ciudad. Ciertamente por la planta del silgo IX, si bien la fachada lo contradice al enseñar arco de herradura labrado en el paramento de sillería sin presencia alguna de dovelas las que se reservan al dintel desaparecido de debajo de la rosca (figura 59, 1, 2, y la restitución 4), según lo apreciara por primera vez Torres Balbás. Mi dibujo 4 complementado con el 4 de la figura 54, fachada exterior de la puerta. El esquema de portada es superposición de arco y dintel, conocido en puerta romana de Tarragona, (3), Puerta Dorada del palacio de Split, otra de Leptis Magna, (B) y en Cordoba las de la mezquita aljama, a empezar por la emiral de San Esteban (D). La novedad del arco relabrado sin dovelas se explica tal vez por arquillos superiores del exterior de la iglesia goda de San Fructuoso de Montelius pero mayormente por una de las puertas de la mezquita califal de Santa Clara de Córdoba (C) que ofrece el mismo dibujo de mi representación de Vascos, para mayor aproximación cronológica basta ver una de las ventanas de la fachada oriental de Almanzor de la mezquita aljama

metropolitana (figura 58, 5), su arco marcado por ligero rebaje del paramento de sillares, y además traigo aquí el arco de la puerta árabe de Maqueda que vimos en la figura 51. Guadalajara Sería ciudad de nueva fundación árabe pues sigue sin resolverse el emplazamiento de la romana Arriaca que algunos autores creen que precedió in situ a Guadalajara actual nombre árabe escrito Wadi- l- hiyara= río de la piedras, también conocida como Medina al-Faradj nombre de personaje que en el siglo XI se hizo dueño de la tierra de Guadalajara. No existen vestigios romano, pues el puente para algunos romanos, lo fundaron los árabes, así estimado por Torres Balbás y por mí (Guadalajara medieval, 1984). Surge esta ciudad junto al río Henares camino vital que desde Toledo iba a morir a Zaragoza, trayecto muy frecuentado por los ejércitos en la etapa califal. Su importancia militar viene de que en ella radicó la capitalidad de la Marca Media, heredada de Toledo, hasta que se traslada a Medinaceli. Las crónicas árabes a veces la llaman bury= torre o baluarte importante e incluso qasaba en el sentido de lugar militar de privilegio. Esta tierra fue escenario de señaladas incursiones de los ejércitos tantos árabes como cristianos, Ordoño I y Muhammad I por protagonistas, el segundo (825886) fundador de Talamanca, Madrid, Peñafora, Olmos, Canales y Zorita de los Canes. Claro exponente del relevante papel que jugó Guadalajara en la época califal es el puente que la une al camino o vía de Toledo a Zaragoza, cuya fábrica al pleno corresponde en mi criterio al califato de Abd al-Rahman III (figura 61, 1, 2 3, A). Es curioso que algún cronista árabe diga que las murallas de la ciudad eran de piedra (Ibn Hawqal), para Idrisi “villa fortificada de fuertes murallas”. Siendo así serían de sillares dispuestos a soga-tizón, como el aparejo del puente, que empiezan a verse en el arranque de la ciudad en el mismo punto en que termina el viaducto (figura 61, 4, 5); luego desaparece la muralla a lo largo de toda la Alcallería (A) al final de la cual está el castillo el que sorprendentemente era y es en su mayor parte de tapial hormigonado de gran resistencia a juzgar por trozos de lienzos del suroeste que puede rescatar (figura 61, 6), ahora cubierto de cemento eliminándose así el único resto sin duda de la fortaleza árabe de época omeya muy reformada en los siglos de la dominación cristiana que se inicia tras la conquista de Toledo por Alfonso VI (1085). En todo este sector de la Alcallería y el castillo pude rescatar gran cantidad de Figura 60. Planos de Zorita de los Canes (1) (2), Peñafora (3) (7), castillo de Gormaz, (4), Ágreda (5), Cuenca (6), Madrid árabe (8), Talamnaca, (9).

cerámica islámica de diferentes técnicas correspondientes a los siglos X y XI. Desde el punto de vista técnico de la sillería del puente y del comienzo de la Alcallería sobresalen por novedad en la Marca Media occidental hiladas niveladora interpuestas de escasa altura o sillares enseñando el canto de la soga de seguido que vamos a ver en el castillo de Gormaz, murallas de Ágreda, Zorita de los Canes y torre de Bujarrabal

Figuras 61 y 62. Puente y muralla árabe de Guadalajara ( 4, sector de la Alcallería; 6, muralla de tapial hormigonado árabe del castillo). Figura 62. Castillo de Gormaz. Muralla, torres, puerta principal y postigos.

Castillo de Gormaz (Soria). Fortaleza de la línea del río Duero tenida por obra o reconstrucción de la segunda mitad del siglo X, pudo ser del califa al-Hakam II (lápida con inscripción fundacional del Museo Diocesano de la Catedral de Osma, que estuvo en la ermita de San Miguel de Gormaz, aunque sin saberse si la inscripción venía del castillo); plaza citada en el Muqtabis V y por al-Maqqari. Sus muros que a veces alcanzan excepcionalmente en la Marca Media los 3-4 metros de grueso enseñan cumplida sillería tipo califal al exterior en tanto que por el interior el grueso del muro incluido el paramento es de provinciana

Figura 62-1. Puerta principal del castillo, según A. Almagro.Reconstrucción omeya en la parte superior

mampostería alineada entre tongadas de cal, arena y cantos, a veces hiladas con sólo spicatum, sardinel o estrechas fajas de mampuesto desorganizado (figura 62, 4). Poco formalizada la sillería de sogas y tizones con alternancia variable por hilada en la puerta principal, en el arranque del muro hiladas escalonadas de sólo tizones, asentadas en la roca, en las torres huecas de los flancos (figura 62, 1, 6, este dibujo mío del año 1999) repetidas en la torre de ángulo del sector occidental de la fortaleza (figura 62, 5) de hasta 12 zarpas de hiladas mayormente de sólo tizones (figura 62, 3), el paramento de encima de hiladas poco regularizadas incluidas las tiras estrechas niveladoras de sillares puestos de canto en sentido horizontal que vimos en Guadalajara. Para no ser esta fortaleza almacén o museo de sillería antigua reutilizada sus aparejos e incluso la talla de sillares se distancian bastante de la regularidad advertida por ejemplo en Vascos, con excepciones en algunos tramos de la fachada de la puerta principal y torrecillas (figura 62, 2). Confirma la cronología constatada en la lápida fundacional aludida el programa del gran arco de la entrada del mediodía: arco de herradura al parecer con dovelaje completo, propio de la segunda mitad del siglo X, dibujado dentro de alfiz de anchas fajas que descienden hasta la línea base de las impostas (figura 62, 6), el mismo programa de fachada que en el año 958 impuso Abd al-Rahman III en el muro sur del patio de la mezquita aljama de Córdoba, en el “Salón Rico” de Madinat alZahra, según restitución de Félix Hernández y puerta de las murallas omeyas de Ceuta. Últimamente la fachada de Gormaz dibujada por A. Almagro (2008, en Arqueología de la arquitectura, 5), esta vez con la sillería aproximada completa (figura 62-1). El arco principal secundado por el de dentro rehecho esta vez la rosca enjarjada, buhedera entre ambos (figura 63, 1), y además dos novedosos postigos, adintelado uno y con arco de herradura enjarjada el segundo, además de portillo de codo topográfico por planta (figura 62, 8). Piedras decoradas, algunas de aspecto godo y otras árabes, fueron colocadas en las restauraciones del castillo llevadas a cabo por cristianos en épocas posteriores (figuras 63, 2). Los modillones de la fotografía tal vez sugiere Torres Balbás formaran parte de alero sobre el arco de la puerta principal, algunos relacionados con los aparecidos en el siglo pasado en Madinat al-Zahra. A propósito de muralla con conglomerado en el núcleo y paramentos de diferentes fábicas que veremos en otras fortalezas Ibn Hayyan dice que las de Écija estaban fraguadas con mortero entre dos paramentos, uno de piedra blanca y otro de piedra roja, murallas demolidas por Abd alRahman III en 913. Las actuales son de tapial de origen almohade. Ägreda (Soria) En un cerro sobre el río Queiles estan los restos del primitivo recinto árabe o alcazaba en donde luego los cristianos levantaron el castillo de la Muela, en un extremo de la pequeña madina omeya fronteriza entre el siglo IX y el X de no más de una hectárea (figura 60,5). Aunque las crónicas árabes silencian Ágreda, se trata de importante plaza fortificada surgida al pie de las estribaciones del Moncayo y en el paso de las sierras de Soria a las aragonesas. La atribución a los árabes se debe a dos puertas, de la alcazaba y la de la medina, con arcos de herradura, el primero al parecer de dovelaje completo y enjarjado el segundo (figura 63, 3, 4) y entre ellas sólidas murallas de facturas variables

dentro de la época omeya, en mi criterio del siglo IX (figura 63, 3, 5, 6, de la alcazaba, el 6-1, de la madina). El paramento de la fortaleza de buena sillería pese a que la organización de sogas y tizones en hiladas de sogas y tizones se ajusta poco al canon cordobés, salvo el paño (5) con soga-un tizón, aparejo que en Córdoba correspondería a los siglos VIII-IX), Tal vez corrobore tal cronología el que la planta de la puerta de la alcazaba lleve sólo dos mochetas. Estas puertas muy en consonancia con la Puerta de Soria de Calatayud. La muralla continúa a la derecha de la puerta de la medina aunque esta vez los paramentos se distancian progresivamente de la perfección del sillar y aparejo omeya anterior (6-1), dejándose notar algunos engatillados de hélice con cuadradito central. En unos y otros paños se advierte la inclusión de sillares puestos de canto en disposición horizontal o hiladas niveladoras que advertimos en Guadalajara y Gormaz.. Soliedra y Mezquetillas (Soria) Dos atalayas de aparejos califales (figura 64, 1, 2), la de Soliedra, torre incompleta en planta y altura, aparejo de sogas y tizones predominando éstos en número, de la planta rescatadas las dimensiones 7, 40 m. por 3, 80 m., abajo dos zarpas. Debió ser más importante la torre de Mezquetillas, 14, 43 m. por 10,05m., de apariencia de calahorra, la mitad inferior en talud y aparejo de sillares atizonados al completo mientras la superior da hiladas de soga-tres tizones fechables en el siglo X según criterio califal de Córdoba; la altitud llega incompleta. Tal vez estemos ante dos torres de las muchas que se construirían o reconstruían en la segunda mitad del siglo X, tras la conquista de Toledo por Abd al-Rahman III (932), en tierras sorianas entre las que se incluye torre de Bardecores de buenos sillares omeyas la parte inferior ( estudiada por Zazaya) y la de Liceras, por el Burgo de Osma, de planta circular y fábrica omeya a juzgar por la mitad inferior con hiladas regularizadas de sillares de piedra caliza, sogas y tizones, abajo sólo tizones. De la provincia de Madrid yo publiqué torre vieja aprovechada del castillo- palacio de Manzanares el Real (figura 65, 6), obra islámica construida con un tipo de mampostería diferente de la fábrica de la capilla próxima y el resto del palacio del siglo XV. Abajo dos o tres zarpas sobre las que monta hilada de sillarejo a modo de psedotizones de otras obras militares de la Marca Media, además de la argamasa de las juntas con escorias y barro quemado añadido asegurando una mayor fortaleza al paramento que hemos visto en murallas omeyas de Vascos, Medellín, Trujillo, Toledo, modalidad todavía en alza en torres mudéjares de los siglos XIII y XIV toledanas (figura 65, 7) y de Alcalá la Vieja. De norte a sur y hasta la misma plaza de Madrid pululaban atalayas sobre montículos o junto a la rivera de ríos cuyas fábricas dieron la espalda a la sillería oficial cordobesa al adscribirse la mano de obra a expertos lugareños de uno y otro bando reclamados al compás de la Reconquista, el tipo de fábrica más o menos el descrito de Manzanares el Real, mampostería con algunas hiladas formalizadas de estilo beréber. Novedosa en esta línea es la monumental torre en solitario de Noviercas (Soria) (figura 65-1, 1) de mampostería informal con puerta en alto animada con arco de herradura de tres dovelas radiales al centro de la línea de impostas, en la primera piedra de las dos jarjas se aúnan la caída del arco y la nacela de su arranque sin necesidad de impostas labradas ex profeso, según técnica vista en uno de los postigos del castillo de Gormaz y en atalaya de Doña Urraca de Covarrubias (Burgos) estudiada por Iñiguez Almech (figura 65-1, 2).

En Osma una torre cuadrangular y otra redonda con espacio abarbacanado de sillares y sillarejo (figura 65-1, 3). En tierras castellanas la provincia de Guadalajara da varias atalayas de curiosas mamposterías de sillarejos bien dispuestos por hiladas en donde tienen cabida fajillas de piedras inclinadas, a sardinel o imitando tizones seguidos (figura 65-1, 4, Torre de Saviñan, 5, torre circular entre Membrillera y La Toba, 6, torre de la parte de Sigüenza, y 7, en zona ya toledana, torre de San Vicente).

Figura 63. Castillo de Gormaz, 1, 2; puertas y muralla de Ágreda, 3, 4, 5, 6, 6-1; muralla de Medinaceli, 7.

Figura 64.Soliedra y Mezquetillas, 1, 2; Huete, 3: Cuenca, 4, 5

Supuesta torre atalaya del castillo de . Almodóvar (Córdoba), probable modelo de Mezquetilla

Medinaceli (Soria) Un trozo de muralla medieval de Medinaceli

Dice al-Razi que en Medinaceli había muchas cosas antiguas que no se podían deshacer, aserto que nos

recuerda a Tarragona vista por los cronistas árabes, si bien en la plaza soriana se cebó el expolio de viejas o ruinosas glorias romanas referidas a la ciudad de Ocilis, desierta y abandonada sobre la que el general Galib por encargo de bd al-Rahman III fortifica el lugar dada su importancia en el paso de Toledo a Zaragoza. Dice Ibn Idari en su Descripción del Norte de África que ese general comenzó a erguir Medinaceli de la Frontera Media de largo tiempo abandonada empleándose en la obra albañiles de toda la frontera en el alzado de las murallas. Rodeóse la plaza de sólidas murallas haciendo de puerta el arco de triunfo romano de tres vanos aún en pie. Las últimas excavaciones han facilitado abundantes fragmentos de cerámica árabe de los siglos X y XI, aparte de restos de casas y pavimentos romanos a sólo unos centímetros por debajo del nivel actual de la villa. Medinaceli cayó en manos cristianas el año 1124. De las murallas árabes han llegado varios paños, entre ello el 7 de la figura 63, de gran espesor según opus caementicium, paramento de sillares de diferentes tamaños sin duda aprovechados de obras romanas, en el ajuste del aparejo se dan algunos engatillados presididos por un cuadradito. Otros paños permiten ver entre sogas de sillarejos poco trabajados comparables con paramentos de la parte de la medina de Ágreda, en ambos casos acuse de fábricas realizadas con relativa urgencia y dando la espalda al clásico aparejo cordobés de soga-un tizón, dos tizones. Figura 65.Cuenca, 1, 2, 3, 4; Huete, 4-1; torre del castillo de Manzanares el Real, 6, 7

Cuenca y Huete

Cuenca (Quwanqa) suena en el año 784 y conoce un primer florecimiento con Muza Ben Zenún (1011) descendiente del fundador de la dinastía toledana de los Banu Di-l-Num, ciudad por tanto integrada al reino de taifas de Toledo; segundo florecimiento con los almohades, siglo XII. En 1177 es conquistada por Alfonso VIII. Erigida entre los ríos Júcar y Huecar se dibuja cual islote, a juicio de Idrisi

Figura 65-1. Torres atalayas de la Marca Media.

ciudad pequeña, antigua, con murallas y sin arrabales e Ibn Sahib al-Sala habla de pasadizo que parte de la alcazaba hacia el río por pasaje oculto, ambos cronistas dan sus respectivas estampas propias del siglo XII. La ciudad en pie tal vez en la transición del siglo X al XI, pues la muralla aparecida hace pocos años en la zona que debió figurar como alcazaba así parece indicarlo: interesante obra de sillería publicada por Antonio Almagro Gorbea (1981) (figuras 64, 4) y esquema del paramento en figura 65, 4, el aparejo corre a cargo de hiladas plagadas de sillares dispuestos en tizón de talla bastante descuidada, con algunas sogas intermedias y espaciadas hiladas de estrechas fajas niveladoras propias de toda esta zona. Semejante obra con las mismas características referidas me llevan a pensar que sería erigida por el mismo tiempo y los mismos operarios que levantaron la torre principal del castillo de valenciano de Alponte. Todo ese aparejo seguía a lo largo del recinto irregular de la medina hasta la altura de la Torre Mangana según pude inspeccionar y estudiar (“Arte islámico y mudéjar en Cuenca”, 1983) (figuras 64, 5, y 65, 1, 2, 3). Respecto a Huete, Wabda en árabe, era una de las plazas árabes importantes de la tierra conquense. Mutarrif ben Muza ben Di-i Num la fortifico como plaza fuerte. Ciudad erigida sobre el río Huete y en cruce de caminos entre Cuenca, Zorita, Santaver y Uclés. Plaza aludida por al-Himyari, sitiada en varias ocasiones por los almohades (1184). Sobre el promontorio que domina este hábitat los árabes levantaron una fortaleza o hisn, tal vez en el siglo IX si bien rehecho o perfeccionado en el siguiente. Excavaciones a partir del año 1985 han desvelado muros y torres de diversas facturas y épocas, la obra árabe de los lados E. y O. con sillares aparejados a soga y tizón y sobre todo tizones seguidos, sobresaliendo pequeñas torres macizas con zarpas. En este lugar no faltan restos de cerámica tipo califal (J. Jiménez Esteban, 1986) (figuras 64, 3 y 65, 4-1).

Bujarrabal (Guadalajara) Como lo indica el propio nombre era torre o bury con rabad o arrabal añadido de los muchos que pudieron existir en la Marca Media entre Zaragoza y Toledo, fortificaciones debidas a Abd al-Rahman III y descendientes, entre las que se cuentan Alija, Azutan (bury al-Sultan), Talavera, Maqueda, Alamin, Calatalifa, Madrid,, Salamanca, Peñahora, Atienza, tierra de Guadalajara, Alcolea, Esteras de Medinaceli, Medinaceli, aparte de la zona conquense estudiada. Bujarrabal es torre en la que volvemos a ver sillería omeya de informal aparejo con hiladas de sólo tizones y estrechas fajas niveladoras, obra que excluye material antiguo aprovechado, los sillares bien incrustados en el núcleo de sólido opus caementicium (figura 66, 1)

Figura 66. Torre de Bujarrabal, 1, 2; aparejos de Zorita de los Canes, 2, 3, 4, 5, 8; Peñafora, 6, 7

Muralla del siglo X de Hagar al-Nasir (Marruecos), según Patrice Cressier

Zorita de los Canes (Guadalajara) En árabe Surita, junto con Santaver fue refugio de rebeldes de la autoridad central de Córdoba, que encarnaba Abd al-Rahman III, que encabezados por los Banu Di Nun, entorpecían las expediciones emirales y califales a su paso por estas tierras camino de Zaragoza (Muqtabis V de Ibn Hayyan). Plaza vinculada a la visigoda ciudad de Recópolis a 4 kilómetros y aguas arriba del río Tajo, rodeada de muralla según la Crónica de Juan de Biclaro que la llama “Ciudad Regia”. Al-Razi dice que Zorita era ciudad fuerte y muy alta, construida con la piedra de la ciudad goda donde hay excelentes canteras (no dice piedras o sillares procedentes de los edificios godos). Zorita suena en las crónicas árabes como hisn y como madina (926), conquistada por Alfonso VI en torno al año 1085-1086 (figura 60, 1, 2). El castillo conserva sillares de excelente labra y puerta con parte de arco de herradura sin duda del siglo X (figura 66, 4, 8) según publicación mía del año 1984; la medina a partir del castillo rodea a la población asentada en la misma orilla del río Tajo. A diferencia de los restos analizados del castillo la muralla urbana se fabrica con las clásicas hiladas estrechas con abuso de tizones a veces niveladas con fajillas estrechas (figura 66, 2, 3, 5). No existen en ella prueba convincente de que estos sillares fueran traídos de Recópolis, y además la población disponía de una cantera propia dentro de sus muros. Respecto a las hiladas de sólo tizones en las que venimos insistiendo como patrimonio o sello de población beréber Patrice Cressier ha publicado muralla con hiladas superpuestas de sólo tizones correspondiente a “Hagar al-Nasr”, capital idrisida de Marruecos Septentrional, erigida en el siglo X. Pañahora o Peñafora (Guadalajara) Nuevamente la obra tipo Zorita se da en este lugar despoblado y fortificado junto al río Sorbe, fortaleza sobre prominencia con muralla adicional en la misma ribera del río que rodearía a población avecindada, tal vez a título de campamento militar (figura 60, 3, 7). Su privilegiada situación convertía esta plaza en indiscutible llave de los valles del Henares y el Sorbe, importantes vías militares lo mismo para árabes que para cristianos. El emir Muhammad I funda esta plaza para contener el avance de los cristianos, ha escrito Torres Balbás. Efectivamente al-Yaqut lo llama hisn de al-Andalus de los a´mal de Guadalajara, construido por aquel emir, el mismo que fundó Talamanca y Madrid en expresión de este mismo cronista. La cerámica árabe que rescaté en las faldas del monte certifica cronología de período omeya. Figura 67. Beleña, 1, 5; Madrid, 3, 4, 6; Talamanca, 5; Sepúlveda, 7

Uno de los autores que primero reparo en estas ruinas fue Catalina Gracia aunque nada dijo de su descendencia islámica. Parte de esta muralla (figura 66, 6, 7) deja ver aparejo de sillarejo con dos o tres hiladas de sólo tizones en la base, sobre sendas zarpas, hiladas con alturas de 25, 30 y 35 centímetros, dimensiones muy propias del puente de Guadalajara. La atribución de estas obras a Muhammad I indicaría que estos tipos de aparejos un tanto desalineados y presididos por hiladas de tizones puedan ser fechados a partir del siglo IX. Es obra muy aproximada a las murallas de los pueblos alcarreños de Almoguera y Beleña (Guadalajara) (figura 67, 1, 2) esta vez con tizones de sillarejo mal trabajado difundido en hábitats beréberes tanto de al-Andalus como del Norte de África. Madrid y Talamanca Como decía arriba plazas inauguradas por Muhammad I. Madrid (Mayrit) tratada en las crónicas árabes como hisn y madina, al decir de Ibn Hayyan era una marca militar (Tagr Mayrit), provista de sólidas murallas, foso y mezquita mayor. Abd al-Rahman III en el año 936 reforzó la vía militar de Toledo a Medinaceli dejando a Madrid en condiciones muy favorables para resistir las embestidas cristianas. La conquista de Toledo en 1085 precipitaría la caída de la ciudad. La madina propiamente dicha no sobrepasaría la 16 hectáreas con sus puertas de Guadalajara y de la Vega y dentro de la cual estarías las mezquitas de Santa María y del Salvador (figura 60, 8). Sólida y robusta ha llegado a la altura de la Puerta de la Vega una muralla con paramento exterior de sillería mientras el paramento interior se organiza con diferente procedimiento constructivo en línea con lo visto en el castillo de Gormaz y otras fortalezas de la provincia de Toledo. El afán por racionalizar el aparejo omeya en la Marca Media que nos ocupa podría llevarnos ahora al aparejo de soga-uno y dos tizones (figura 67, 3, 4), fábrica de canon cordobés de época emiral ya que no acabo de reconocer en Madrid los tres tizones seguido propios ya del siglo X o de Madinat alZahra. Los zócalos de las torres (6) son de roca de silex del lugar de gran tamaño en la cara externa con zarpas, modalidades reiteradas en la atalaya de la Plaza de Oriente, mientras el resto de los paramentos son de piedra caliza. Talamanca, la Talamanka árabe, al decir de Yaqut es obra trazada por Muhammad I (figura 60, 9). De su pasado islámico son algunos de los lienzos de sus murallas, parte inferiores de sillería muy imperfecta recrecidas con tabiyya (figura 67, 5) aparte tapiería con zarpa abajo y muros de mampostería, un todo revuelto, en la que intervienen piezas rotas de piedra labrada, como capiteles decorados omeyas y fragmentos adornados al estilo godo, con imbricaciones y hojillas, que pudieron proceder de iglesia goda del lugar, a juicio de Gómez-Moreno; muros todos ellos profundamente modificados a partir de la dominación cristiana de la plaza hacia el año 1085-1086. Y en la provincia de Segovia, Sepúlveda, al parecer yerma desde una rebelión beréber del año 741, lugar repoblado en 940 por el conde Castilla Fernán González, según los Anales Toledanos desierto en el siglo XI. De la villa quedan algunos lienzos de murallas de sólida fábrica que habría que encajar en la dominación musulmana, algunas partes con material labrado aprovechado e incluso lápidas de inscripciones latinas. Por el muro 7 de la figura 67 se sabe que nos encontramos con paramento de sillería muy irregular en todos los niveles con bloques de módulos exagerados procedentes de cantera aprovechable romana, cada hilada renunciando a ser semejante o hermanas de las otras, ninguna que empieza conoce un final lo que conlleva varias soluciones anómalas de

trabazón incluidos ciertos engatillados de ángulo recto, en definitiva obra no se sabe a ciencia cierta si árabe o cristiana. Si bien con la línea fronteriza situada entre el siglo X y el XI. Estas murallas segovianas fueron estudiadas por María Dolores Martin y Teresa Tardito, Alonso Zamora (1989), quienes la clasifican en tres tipos, el más antiguo a su juicio fechables en dominación musulmana, entre 796 y 1035. En la misma ciudad de Segovia los zócalos de cuatro o más hiladas de sillería romana aprovechada en torres, el resto de ladrillo, pudieran estar insinuando presencia de muralla de piedra omeya. Teoría de dos fábricas en una misma torre en la Edad Media. Dos torres de la muralla de Segovia (2,): silleria romana aprovechada a título de zócalo y aparejo mudéjar de ladrillo encima, dicotomía advertida en torres bizantinas de Nicea (1), en torres de Cáceres zócalo de sillares aprovechados árabes y encima tapial (3). Este tema todavía aflora en algunas torres mudéjares de Toledo (4) y en dos torres del castillo de Orihuela. Para el caso de Segovia se puede avanzar propuesta de torres cristianas sobre fábricas antiguas romanas que según Torres Bañbás sería el caso de la torre (3) de Cáceres. La propuesta segunda es que las torres al igual que las murallas tenían dos fábricas diferentes de jornada constructiva única, con ejemplos diferentes, bien de época árabe, bien de época cristiana.

Torres mixtas: muralla de . Susa (s. IX); torre del castillo de Orihuela

4. Islas Baleares Ibiza En árabe Yabisa, Idrisi la ve como madina. Los planos históricos de la isla la muestran con tres recintos correspondientes a la Almudayna con el castillo (figura 68, B) en la parte superior, la medina y el arrabal, la mezquita del lado del castillo. Las torres de éste y de la Almuayna son trece asentadas sobre la roca viva, los lienzos de murallas en los frentes O. y S. conservan en la parte inferior recios sillares con asomo de pseudo almohadillado de aspecto romano y almohadillado básicamente en las esquinas, las hiladas apenas uniformadas , sin asomo de aparejo de soga y tizón, únicamente algunos engatillados obligados en este tipo de sillería irregular; hay casos en que asoman los cantillos de las juntas al parecer sin argamasa o a hueso (figura 68, 1, 2); una de las torres acusa ligero talud. Con esta descripción habría que llevar las fábricas ibecenzas a los siglos X y XI. A juzgar por las excavaciones por frente del baluarte de Santiago entra en lo posible que a excepción del castillo y la Almuayna, que eran de piedra, el resto de murallas y torres de la medina y del arrabal fueran de tapial hormigonado con mechinales. Mallorca

Mayurqa árabe, ganada por Jaime I el Conquistador en el año 1229. De sus nueve puertas destaco Bab al-Kuhl, llamada de Santa Margarita, ya desaparecida, que en otro lugar consigné como obra árabe entre el siglo X y el XI, de acuerdo con aparejos de soga y tizón con finas hiladas niveladoras de ese tiempo de Granada nazarí, Almería y alcazaba de Badajoz (figura 68, D); el arco de salida de medio punto tiene de particular que en el dovelaje alternan piezas partidas y piezas enteras. La idea conservada por Torres Balbás, Gabriel Alomar y Roselló Bordoy es que sobre un viejo núcleo o hábitat romano, situado al Sur y junto al mar, se inició la génesis de la ciudad islámica entre los siglos IX y X, con asiento de la Almuayna y el añadido del Alcázar (figura 68, A). Ello podría ser probado a la vista de viejos muros disfrazados de otros muy posteriores que ofrecen las fotografías 3 y 3-1, dibujo incluido, de la figura 68. Del Alcázar procede un bello capitel califal conservado en el Museo Arqueológico de la ciudad. Menorca y Formentera De la primera isla, sujeta a la autoridad omeya de Córdoba de 903 a 1014, y hasta 1115 incorporada a la taifa de Denia, destaco la fábrica de la torre de la catedral de la ciudad que se viene considerando con acierto como alminar de la mezquita que allí existió (figura 69, 1, 2, 3 4): una ventana ciega de medio punto enjarjado dibujado en paño de sillería de piezas apaisadas, en otros paramentos los sillares acusan excelentes engatillados con ángulo recto que venimos contemplando en las murallas árabes de la Peninsula. En la base de la torre (4) muy acusadas tres zarpas o escalones a título de cimientos habituales en obras musulmanas, como ejemplo el mismo alminar de la aljama de Madinat al-Zahra (figura 69, A), y por techo de la escalera un adintelamiento según losas montantes visto en el alminar de San José de Granada. Por último, el interesante dato arqueológico del mihrab de piedra excavado estos últimos años en la costa norte de la isla, en el estrecho de “Port de Sanitja” (figura 68, C) ( dado a conocer por Ferrán Lagarda y Mata, 2007). De Formentera es el castillo conocido por el nombre

Figuras 68 y 69. Ibiza, 1, 2 B; Mallorca, 3, 3-1, A, D; mihrab de mezquita de Menorca. Figura 69. Alminar de mezquita mayor de Menorca, 1, 2, 3, 4; castilo de Can Pins, Formentera, 5, 6.

de Can Pins que se tiene por un castellum romano del que se ocupan las fuentes cristianas y árabes. Pau Marimón Ribas en un agraciado artículo sobre los tiempos romanos de la isla nos pone sobre pista árabe cual es la información del cronista alZuhri ( s. XI) que dice:” en esta isla hay una gran fortaleza construida en un lugar alto y yermo, sin igual en el mundo habitado; es conocida por el nombre de Hisn Alarun cuando la isla fue conquistada en la época de Muhammad, hijo del quinto emir Umaya en al-Andalus, los rum (romanos) se hicieron fuertes en esta fortaleza durante ocho años y cinco meses después de la conqusita, sin que nadie pudiera nada contra ellos”. Este tema sacado a la luz en varios artículos de M. Barcelo Bordoy. No es difícil identificar este hisn con el quadribugium en planta de Can Pins (figura 69, 5), su puerta desviada hacia un ángulo entre torre de la esquina y otra añadida según se ve en el castillo de Trujillo y en el recinto omeya del Dar al-Imara del Alcázar de Sevilla, por más señas también el castillo navarro de Sádaba. La particularidad de los muros de este hisn balear es que las sogas en forma de gruesas tablas alternan rítmicamente con tizones finos de escasos centímetros de latitud, al parecer las hiladas separadas por el nivelador canto puesto en horizontal de la soga; ello únicamente comparable con obras granadinas entre los siglos X y XI (figura 33, 2) y la puerta de Santa Margarita de Mallorca (figura 68, 6).

5. Sharq al-Andalus Estas tierras (mayormente Valencia, Alicante, Murcia), proclives a las fábricas de sillares omeyas, son básicamente producto de las denominaciones almorávides y almohades del siglo XII, la tabiyya impuesta en todo el contexto urbano y castrense del Levante peninsular del que solo se salva la fortaleza valenciana de Alpont (figura 70, A, 1, 2) y porción de muralla en asentamiento ibérico-árabe de Sierra Segaria de aparejo muy irregular (figura 70, 8). Por lo demás dentro de los siglos IX y X habría que investigar por qué las crónicas árabes nos hablan ya en esa temprana edad de castillos que hoy nos han llegado con murallas de mamposterías rurales de muy diversos aparejos hermanadas con paramentos interiores vistos de la muralla del castillo de Gormaz ( Azuar Ruíz) o las fajas estrechas de mampuesto de plazas significadas de la Marca Media, como Beleña y Peñafora, incluidos paramentos del interior de la Puerta Alcántara de Toledo y paramentos de este mismo puente de la época de Almanzor, todo ello con la tendencia a fingir registros de sólo tizones de la sillería omeya. Es decir, en este contexto se puede decir que se ruralizan o ridiculizan tal vez por obra de población beréber fábricas de raíz o firma cordobesa, siendo ejemplos de ello en tierra alicantina el muro de Elche del lado del río Vinalopó (figura 72, A), muros de qibla de las mezquitillas de Guardamar (figura 72,

Figura 70. Alponte, A, 1, 2, 7; Orihuela, B, 3, 4, 5, 6; sierra de Segaria, 8

B), fechadas en el siglo X (Carmen Barceló y R. Azuar), y paramentos del castillo de Callosa de Segura ( hisn Qalyusa) (Azuar Ruíz, Castellología, 1981) (figura 72, C), citas de este mismo castillo referidas al año 924 en Ibn Hayyan y al-Udri. La prueba de este desierto de muros de sillería es que Roma, salvo el caso del teatro y de restos de muro con sillares almohadillados de reciente aparición de Sagunto, no dejó rastro de monumentos de material noble, aunque en el castillo de Orihuela (Uryula) se ven grandes y buenos sillares en las esquinas de dos torres erigidas con tiras de mampostería en toda la parte inferior a título de zócalo, incluidas zarpas, el resto es de tapial hormigonado de gran resistencia con mechinales (figura 70, B, 3, 4), el muro (4) con muestras de cal con cantillo en las juntas tal vez como testigo de obra árabe local anterior al siglo XII lo que sería corroborado por fragmentos de cerámica vidriada de los siglos X y XI que pude rescatar en el cerro. En Orihuela, antigua capital de la cora de Tudmir, de cara a las citas de fuentes antiguas latinas y árabes debe tenerse en cuenta por separado el castillo (hisn) (figura 70, B) y la ciudad (madina) que monte abajo llegaba hasta la misma orilla del río Segura (figura 70, 5), tanto en una como en otra parte no ha llegado nada de buena sillería, romana, goda o árabe, sustituida por la tabyya y la mampostería de las dos torres citadas del castillo que para Azuar Ruiz serían de fabricación almorávide, primera mitad del siglo XII, y propone este autor que las murallas de tabiyya que descienden del castillo hasta el río abrazando la ciudad son de la fase taifal. En las primeras citas de Orihuela efectivamente se habla de la existencia de ciudad o madina, al-Razi y al-Udri, sobre cuyos muros bajorromanos o árabes nada se sabe. Los mismos cronistas y al-Nuwayri, que escribe en el XIII, hablan del hisn=castillo, a partir del año 859, lo que da lugar a que Azuar nos diga que por tanto la fortaleza es precalifal, tema no indiscutible. Esta misma configuración de ciudad repartida entre la montaña y el llano tuvo inicialmente la ciudad de Alicante, sólo que en ésta de la parte del mar han salido restos de hábitat seguro romano (P. Rosser Limiñana), repetido el clisé en la plaza de Alponte. En mi criterio la parte inferior de las dos torres mencionadas del castillo de Orihuela pudieran ser testimonios del siglo X, sus fajeado de mampostería reglada pionera en esa centuria, en cuyo caso nos metemos en el apartado de dual fábrica de torres como las de Segovia, Cáceres y Toledo precedidas de otras bizantinas y de la muralla árabe de Susa. Me arrastra a estas consideraciones la propia fábrica generalizada en Levante de mampostería aldeana y abrumadora mayoría de tapiales del siglo XII en medio de las cuales las torres de Orihuela son una isla..

Torre árabe de Alponte

El rosario de ejemplos de esquemas de mampostería rural con mayor o menor acabado de la figura 72 prueba que tales diseños trascendieron a toda la Península ruralizada e incluso en fortalezas marroquíes (alcazaba de Taza, castillo de Amergó y ribat de Tit) con el denominador común que es la tendencia a copiar registros o hiladas de sillares formadas por sólo tizones, obras que junto con las mamposterías sin fajas niveladoras se pierden en el más profundo anonimato de los tiempos, pongo por casos muros de opus incertum en las romanas

Mérida, Ampurias Ullastres, Castulo y Évora, el mismo podium del templo romano de esta ciudad y más ejemplos. En este sentido dentro de la provincia de Alicante surge ahora el interés por las escasas ruinas existentes en el llamado Castellar de la Morera, aledaño de Elche, que un equipo de arqueólogos de Alicante cree identificar como la ciudad campamento de al-Askar citada en los textos árabes hasta ahora de desconocido paradero dentro de la provincia. En el Muqtabis V de Ibn Hayyan citase la plaza que comentamos como “madina al-Askar de los Alfoces de Valencia” con motivo de la campaña de Pamplona de Abd al-Rahman III del año 924. En este yacimiento de momento sólo nos llega estructura castrense de muros de escaso calado y fábrica de mampuesto muy rural o desorganizado (figura 72, D) que encuentro entre otros muchos castillo en el de Moclin de Granada o torre de Benafallín de Alicante, cuando sería de esperar fábricas más nobles, a tenor con la cerámica efectivamente árabe que sale sin necesidad de excavar en todo el recinto o albacar del lugar de Castellar, por ahora vaciones de construcciones. Este tipo de asentamiento, castillo o castillete con amplio recinto por albacar, con o sin muralla, simplemente como asiento de campamento de paso de los ejércitos, resulta ser privativo lo mismo de los árabes que de los cristianos sin distinción de marcas o regiones. La villa y castillo valenciano de Alpuente (A-Bunt) es un caso aparte (figura 70, A). Lugar de máxima importancia estratégica para la defensa de la ruta Valencia-CuencaTeruel. El castillo elevado en un cerro calcáreo de paredes verticales que hacen de la fortaleza un lugar inexpugnable recordando la roca- castillo de Atienza. Alpuente suena con motivo de la expedición comentada de Abd al-Rahman III del año 1924. En el siglo XI era señor de la fortaleza Abd Allah Ben Qasim al-Fihri. En este tiempo la taifa alcanzó alto nivel cultural y económico. Castillo y villa cayeron en manos cristianas entre los años 1238-1242. De esta plaza publicó excelente estudio Agusti Ribera i Comez (1985). El castillo se iniciaría como pequeña fortaleza presidida por torre rectangular de 10 por 7, 50 metros, verdadera torre atalaya hoy colmatada, cuyos paramentos enseñan aparejo tipo califal de hiladas de sólo tizones, únicamente presencia de sogas en las esquinas y otras sueltas intercaladas en el paramento; en la base se suceden varias zarpas usuales en obras emirales y califales, incluida la torre Soriana de Mezquetillas y torre y fachada del castillo de Gormaz, con la misma profusión de tizones. Más allá del baluarte que nos ocupa los muros del castillo dan señales de haber tenido al menos inicialmente aquel mismo aparejo omeya. Bien entendido que el baluarte da obra de núcleo hormigonado al que se fueron adhiriendo diversas paredes superpuestas con las hiladas de tizones, en la parte superior dos hiladas estrechas en horizontal para nivelar la obra (figuras 70, 1, 2 y 71, 1), juntas de tizón a tizón, de mediocre tallado, las llagas ligeramente tocadas por conglomerante de cal-yeso. En el interior del castillo se ven hasta 21 aljibes de épocas distintas, para provisión tanto de los lugareños como de las ejércitos itinerantes, frente al aljibe único del castillo de Orihuela, con bóveda apuntada de recio hormigón, y arco fajón de ladrillo añadido (figura 70, 6, 7) Figura 71. Torre árabe de Alponte, 1 (fotografía de P. López Elum); puerta de la alcazaba de Denia, 2; arcos árabes de Nuestra Señora la Real de Lorca, 3, 4, 5 (dibujo de Ponce Gracia y Martínez Rodríguez).

que Azuar dice como propuesta ser obra califal aunque sin paralelos que lo confirmen. De sendos extremos del castillo parten murallas que rodean la población, muros de resistente tapial, inicialmente de la época del castillo, que dejan espacio para una puerta aún vigente aunque modificada su planta de ingreso directo por un recodo. La puerta antigua tiene arco de medio punto ligeramente apuntado de dovelaje incompleto por lo tanto enjarjado (figura 70, 8), sillares apaisados en el paramento y en las jambas por dentro sillarejos bien tallados formando tejido de tres tizones y otro horizontal. Esta puerta que estimo coetánea del torreón del castillo, finales del siglo X y comienzos del XI, me lleva a las siguientes tesis: primero, establecer paralelo entre Alponte y Orihuela en lo de las murallas de tapìal de la medina, que en la segunda ciudad, como dice Azuar Ruiz, serían de época taifa; segundo por confirmación de que la puerta aludida tiene la cronología consignada tenemos paralelos del arco de medio punto enjarjado en el castillo de Tarifa y Puerta del Mayordomo de Toledo, y el tableado de jambas de erectos tizones y tabla horizontal ya visto en la Torre Vieja de la alcazaba de Badajoz (8-1) y en puerta de piedra de la alcazaba de Almería, además de la puerta de Santa Margarita de Mallorca. Queda pendiente supuesta construcción palacial localizada en Lorca (Lauraqa-Lueqa), ciudad de las más importantes de la cora de Tudmir, una de las siete ciudades del Pacto de Teodomiro de 713, plaza mencionada en el Muqtabis V de Ibn Hayyan. Y antes en tiempos de Abd al-Rahman II, año 822, en este sentido al-Yakubi habla de mezquita aljama del siglo IX. A la caída del califato de Córdoba Lorca se erige en taifa independiente por obra de Banu Lubbun (1050). Nada se conserva de murallas de sillería de época omeya en el castillo y en la ciudad o madina, si bien fragmentos de cerámica vidriada rescatados en aquél apuntan a los siglos IX y X. No obstante, situándonos a extramuros del contexto urbano, de piedra son tres arcos ubicados en el convento de Nuestra Señora la Real de la Huerta (figura 71, 3, 4, el dibujo 5, publicado por Juan Ponce Gracia y Andrés Martínez Rodríguez), uno de siete lóbulos, el dovelaje pintado, alternativamente dovelas de color rojo y blanco, tema propio de la ampliación de la mezquita aljama de Córdoba de Almanzor, otro arco central de herradura apuntada con leve recuadro de alfiz; el tercer arco rehecho por entero.

Figura 72. Mamposterías de Sharq al-Andalus. Muralla del Vianlopó de Elche, A; mezquitas de Guardamar, B; muralla del castillo de Callosa de Segura (Azuar Ruiz), C; construcción del Castellar de la Morera, D. Mamposterías medievales en general: 1, interior de la Puerta de Alcántara, Toledo; 2, Calatrava la Vieja; 3, castillo de Castros (Cáceres); 4, alcazaba de Málaga; 5, muralla del Vinalopó, Elche; 6, mezquitas de Guardamar; 7, cimientos murallas de Molina de Aragón; 8, castillo o alcazaba de Cuenca; 9, atalaya de San Vicente (Toledo); 10, Beleña; 11, 12, torre vieja de castillo de Manzanares el Real (Madrid); 13, Plasencia; 14, torre de Sabiñán (Guadalajara)

El aparejo de sillería es en principio califal de puro acento cordobés, hiladas de sogas y tizones, estos últimos muy estrechos, como los de los últimos años de Madinat al-Zahra y los de la ampliación de Almanzor de la mezquita aljama de Córdoba.

La alternancia de sillares es soga- uno, dos, tres y quizá cuatro tizones, la herradura apuntada se constata en la aljama cordobesa de al-Hakam II y de Almanzor. La soga da de 0,70 a 0,80 m de longitud por 0, 30-0,30 m. ancho y 0, 40 m. alto. Dadas estas características por buenas y considerando que el muro de los tres arcos sale en extramuro se podía pensar en restos de palacio o almunia fundada por personaje relacionado con los dos o tres últimos califas de Córdoba. A este respecto la doctora Rubiera Mata dice que en los tiempos de Muyahid y tras la caída de los ameríes de Córdoba muchos ilustres cordobeses, entre ellos artistas y artesanos, emigraron a Sharq al-Andalus contando con que ese personaje tenía sólida cultura recibida en la corte de Almanzor; por lo que sería lógico que los artistas emigrados, al igual que ocurrió en Toledo, continuaran su oficio en su nueva patria de adopción. De otra parte en la taifa de Denia iniciada en la primera mitad del siglo XI, dentro del territorio de la alcazaba, figuran las puertas del Mig y otra llamada de la alcazaba (figura 71, 2), ambas en mi criterio de la primera mitad del siglo XII, pese a que sus arcos sean ligeramente apuntados, como el de la puerta de Alponte, con dovelas completas alternativamente enteras y partidas de vieja prosapia antigua y omeya a partir de puentes y acueductos. . Esquema de aparejo de ladrillo árabe, castillo de Elche

. Ceuta y Tánger

De la historia de Ceuta (Sabta) omeya ha escrito Joaquín Vallvé Bermejo quien dice que muy pronto Abd al-Rahman III interviene activamente en los asuntos del Norte de África, ocupación, dice, de la plaza en 919 seguída de la fortificación de la ciudad y ordena años después la construcción de las murallas Melilla. Las acciones consecutivas del primer califa y de al-Hakam II y Almanzor afectaron igualmente a Tánger y Melilla. De su parte al-Bakri (s. XI) dice que “Ceuta es una gran ciudad rodeada por una muralla de piedra construida con gran solidez por Abd al-Rahman III, al oriente alta montaña en la que Almanzor había comenzado la construcción de un muro, inacabado”. Quien primero trató la muralla y torres árabes de la ciudad fue H. Terrasse asentando con autoridad época omeya de las mismas (figura 73, 1, 2 y mi dibujo 3). Las torres tenían zarpas, hiladas bien organizadas de soga- uno, dos y tres tizones, por necesidad de Figura 73. Muralla de Ceuta (1, 2, 3, 4) y Tánger (5, 6).

ajuste se ven también en las esquinas cuatro tizones, el ancho de éstos da 0, 20 a 0,28 metros. Naturalmente viendo la muralla omeya de Tánger (figura 73, 5, 6), últimamente revelada por El Boudjaya (2000), no cabe duda que esta y la Ceuta son hijas de una misma jornada constructiva a cargo de alarifes enviados por Abd al-Rahman III. En Ceuta también en estos años ha aparecido interesante puerta califal (figura 73, 4) que conozco por dibujo enviado por Barceló, aparecida tras la muralla del Foso Real de los portugueses, cuyas características son las siguientes: puerta abierta en un ángulo, arco de herradura tipo califal de dovelaje completo, moldeada o en relieve la curva del extradós junto con las del marco del alfiz de ancha calle en los costados y la horizontal respondiendo al tipo de puerta vista en el castillo de Gormaz con modelo inicial en el patio de la mezquita aljama de Córdoba y en Madinat al-Zahra. Por novedad frente a éstas tiene sobre el alfiz recuadro ligeramente hundido sin duda destinada a inscripción fundacional que hemos visto en puertas de la fortaleza de Mérida, Baños de la Encina y castillo de Tarifa. Sobre muros de hiladas organizadas de sogas y tizones en suelo africano, preislámicos e islámicos, disponemos de dos claros ejemplos, uno publicado por Saladin de Qasr Maizhra (Túnez) (figura 73, A), el islámico del ribat de Monastir, probablemente añadido entre los siglos IX y X (figura 73, 7), curiosamente en los dos casos la alternancia de sillares se acomoda al clisé soga-un tizón que inicialmente veíamos en la mezquita aljama de Córdoba del siglo VIII. Últimamente los señores arqueólogos Noé Villegas de Vega y Villaverde Vega por rersultado de intervenciones arqueológica llevadas a cabo en Ceuta al filo del año 2000 han dejado escrito que estas murallas omeyas son de época anterior, romanas con probables retoques posteriores, en contra de la opinión de D. Bernal Casasala (1999) que las da como omeyas según criterio incuestionable de H. Terrasse, Torres Balbás y mio. Por complemento de esta exposición las crónicas árabe referidas a las intervenciones de Abd al-Rahman III en el Norte de África para la construcción de fortalezas, siguiendo al Muqtabis V se envía nada menos que al protoarquitecto del califa, albañiles, carpinteros, cavadores, cualificados canteros y estereros. No se menciona cual era la procedencia de estos operarios especializados pero que a la vista de las fábricas descritas no cabe duda que sería cordobesa. 7. Portugal. Mértola, Beja, Évora, castillo de Sintra Por introducción de temas militares en Portugal J. Almeida (Roteiros militares portugueses, I, II, 1947). Sucintamente las tres primeras poblaciones corresponde situarlas entre las medinas más significativas de al-Andalus con un interesante legado romano aprovechado por los árabes en consonancia con lo visto en las plazas occidentales de la Marca Media en la que estaban comprendídas esas plazas lusas a las que dediqué espacio de favor en mi librito Ciudades y fortalezas lusomusulmanas (1993, con crítica entre negativa y positiva a cargo de Juan Zozaya de autoridad desconocida en este tema por entonces ). Mértola, la Myrtilis romana, en árabe Murtula. Su interés centrado en el castillo y pasadizo o viaducto que parte de la medina hasta desembocar en el río Guadiana. En el siglo XI formaba parte del reino de al-Mu´tamid de Sevilla (Idrisi), en el siglo XII es del dominio de almorávides y almohades hasta la conquista cristiana en 1238 (figura 74, 1, 1-1). Beja al sur del río Tajo, al-Himyari dice que era de las más antiguas villas de al-Andalus, construida en la época de los Césares, respondiendo por el nombre de Pax Julia en la dominación romana, y añade que César la dio el nombre de Baga, ciudad asediada por abd al-Rahman III en el año 930. La Évora de Portugal, Yabura de los árabes, para los romanos Liberalitas Julia. Según García y Bellido tras la conquista romana es incorporada a la colonia de su vecina Beja.

También al-Himyari dice que la ciudad era del círculo de Beja (figura 74, 2). Évora según García y Bellido digna de estudiar junto con las murallas de Coria. Para Évora y su distrito tiene utilidad el Inventario artistico e Portugal (1978). De Mértola obra romana conservada y en parte rehecha por los árabes cual es el puente o pasadizo que partiendo de la ciudad llega hasta el río facilitando el embarque y desembarque de la población romana (figuras 74 3, 4, 5, 6 y 75, 1, 2). Su construcción a cargo mayormente de fábrica compacta de lajas de pizarra que los romanos popularizaron en las murallas de Lugo, Coria, y Beja, hábito que retoman y aplican los árabes en esas mismas plazas y obras ad hoc de Belalcázar o Gafiq, Alcántara de Cáceres y muros de Albalate (Cáceres). Toda la estructura obedece a modelos de puentes romanos incluidos los pilares de tajamares curvos de un lado y en punta del otro la mayor parte de ello con revestidos de sillería labrada ex profeso, aunque se advierten algunas piezas aprovechadas de otros edificios antiguos (figura 75, 2). En este caso se aprecia ausencia de aparejo de soga y tizón al igual que la muralla de la misma época de la ciudad (figura 76, 1, 2) en cuyo castillo se conserva cliptopórtico romano (Mértola, villa Museu, 1989, de los señores Torres y Alves da silda). Como en Coría en esta muralla figuran zarpas y las lajas de pizarra y los sillares manejados a la par; en el lienzo (2) asomo de sillares sueltos, dispuestos en vertical u horizontal de refuerzo, con apariencia del opus africanum. En Beja (figura 76, 3) y Évora (5) (5-1) por el contrario se da muralla de fábrica mixta, abajo de sillares con el aparejo de soga y tizón, una soga-un tizón visto en Coria y murallas norteafricanas, sin embargo, la misma alternancia propia del emirato cordobés, por lo que en ambas ciudades caben a efectos del crono postulado romano y postulado árabe, en Beja una de sus puertas de piedra (4) incuestionablemente romana. Portuguesa es la muralla de Alcobaça (figura 76, 6) con asomo de aparejo omeya más informal y cantillo visto en las juntas. Y de la fortaleza de Juromenha (figura 75, 6), vecina de Badajoz, torres con sillares antiguos aprovechados mayormente en las esquinas que en paralelo con torres de la alcazaba de esa ciudad extremeña se pueden fechar en el siglo

Figura 74. Mértola antigua y árabe; 2, plano de Évora.

Figura 75. Mértola, 1, 2; Beja, 5, 4; Évora, 5; Alcoçaba, 6

XI, mientras casi todo lo demás, exceptuada una puerta de cuatro mochetas, es de tabiyya (F. M. Branco Correira tiene estudio que yo sepa inédito, “O arabe-medieval de Juromenha castelo”). En el castillo de Cintra, llamado Castelo dos Mouros, lugar dependiente de Lisboa, Idrisi ve dos fuertes recintos amurallados, interesantes algunos de sus lienzos y torres semicirculares huecas hoy en pie (figura 75, 1, 3, 4) al presentar el paramento interior y el exterior diferentes fábricas, modalidad vista en Gormaz y Madrid, el primero (4) de rural mampostería con hilas de 0. 25 m. de altura, piedra corriente de horizontalidad bien trazada, mientras que el segundo tanto el lienzo como las torres redondas con zarpas enseña pseudosillares dispuestos ordenadamente, cual si fueran sillares, hiladas de 35 a 40 cm. de altura, separadas unas de otras por cantos siguiendo la horizontal de no más de 9 cm., en suma verdugada de cantos metidos en el conglomerante de cal y arena, en cierto modo con paralelos en muros antiguos de Lixus y una de las murallas de Antequera (B). Pese a no estar trabajado el muro con sillares de buena escuadría, la presencia de algunas piezas de cara a bisel tirando a sillar trapezoidal y la trabazón de paramentos de torre y lienzo mural con el ritmo de si-no, si-no (si, sillares de la torre que penetra en el muro, no, sillar de la torre que no penetra) me lleva a pensar que los albañiles del lugar en su peculiar aparejo están imitando fábricas de sillares de esta parte occidental de la Marca Media, romanas o árabes, incluido el carácter mixto de las mismas, pues a los 4 o 5 metros el paramento portugués descrito da paso a un tipo de mampostería más ruda o industrializada de otros muros del castillo; en ello como modelos a imitar las muralla mixta de Evora, Beja y la misma Silves. En el dibujo (A) una de las puertecillas de piedra de torre redonda, con dintel conseguido por la aproximación de sillarejo en escalera característica de puertillas y postigos árabes de toda la Marca Media. Por conclusión o resumen Castelo dos Mouros de Sintra nacería en la dominación árabe en época muy temprana (tal vez siglo X), ofreciendo su lienzo de muro más primitivo aspecto constructivo muy relacionado con murallas califales hispanas todavía con impronta romana-bizantina. En este sentido cabe traer aquí dos torres del castillo de Orihuela de fajas de mampuesto muy organizadas. Sobre la muralla primitiva o vieja de Évora avanzamos algunas connotaciones de orden históricoy arqueológico que pudieran ser aplicadas a otras ciudades hispanomusulmanas. Nuevamente en esta ciudad portuguesa asistimos a lo de erradicación por avatares

Figura 76 . Castillo de Sintra, 1, 3, 4, A; Mértola, 2; Juromenha, 6,

Cliptopórtico romano del castillo de Mértola. Dovela clave de piedra

bélicos de muralla antigua para después ser reconstruida, en nuestro caso muralla y torres romanas radicalmente derribadas por cristianos (913) (Ordoño II, Crónica anónima de an-Nasir) y un año más tarde muralla según reconstrucción árabe (914) (a cago de Abd Allah b. Muhammad al-Yilliqi de Badajoz, Muqtabis V de Ibn Hayyan), esta reconstrucción, tal vez restauración, inmortalizada en lápida conservada en el Museo de la ciudad (Adel Sidarius). De ahí en Évora la incertidumbre sobre estilo y crono de sus murallas más antiguas, que después de todo es lo mismo que vimos en Coria e incluso en la misma Córdoba en el tránsito del Bajo Imperio al dominio omeya. Lo que hemos visto en el muro (5) y (5-1) de la figura 75 es una imagen romana-omeya, en mi criterio árabe sobre modelo de algún paño o lienzo romano subsistente tras el año 913, pues en el lienzo oriental de los palacios de Bastos y Cadaval hay trozos en que los sillares tienen el punteado de los ganchos elevadores de obras romanas así como la tendencia a presentar tizones en “quadratum”. En cualquier caso esta muralla da pistas sobre como sería en firme la muralla de Cordoba en ese tiempo, porque parece que la restauración de Évora se realizaría por operarios de Abd al-Rahman III, tal vez los mismos empleados por ese mandatario en levantar las murallas de Ceuta. Desconozco el grueso de la muralla de Évora, la romana de Coria situada en algo más de los 3 metros, y a juzgar por el ancho o profundidad de puerta romana de aquélla, de 7 metros, al muro correspondería bastante más de los 2, 60 o 2,70 de grueso estipulados para murallas omeyas. En Évora el sillar mide: 0,94 a 1 m., 0,43 a 0, 53 y ancho tizón 0, 42 m. El aparejo soga-tizón alcanza sólo a los 3 o 4 metros de altura, el paramento de encima de grosera mampostería, por tanto muralla mixta que al repetirse con insistencia en Coria, Talavera, Vascos, Beja, Mértola y Cintra, Gafiq, Marbella e incluso en Tarifa y Toledo, murallas de la Marca Superior, aparte de Susa y Sfax de Túnez, da lugar a que lo habitual en lo árabe eran muros mixtos forjados en una misma jornada constructiva, tal vez moda tomada de los romanos; no sería así por lo visto en Ceuta.

8. Sillares almohadillados hispanomusulmanes Las figura 77, 78, 79, 80 y 81 nos dan imágenes de almohadillados de diversos tipos y procedencias. FIGURA 77, 1, 2, de fortalezas tradorromanas y bizantinas de Túnez; 3, de muralla omeya de Tudela, siglos IX-X; 4, evolución de almohadillado andaluz a

Figura 77 y 78. Almohadillado. 1, 2, de murallas bizantinas de Túnez; 3, de Tudela; 4, evolución del almohadillado hispanomusulmán a partir de Medina al- Zahra. Figura 78. 1, 2, Tudela; Aljafería, 3, 4

partir de sillares de la mezquita aljama de Madinat al-Zahra y de la mezquita de Santa Clara de Córdoba. FIGURA 78, 1, 2, murallas de Tudela, siglo IX-X; 3, Torre del

.Figura 79. Fortaleza de Alberuela de Tubo, Marca Superior, 2; castillo de Trujillo, A, B; paramento exterior muro norte del patio, mezquita aljama omeya de Córdoba, 3; paramento del Alcázar Cristiano de Córdoba, 4.

Figura 80. Mezquita de Santa Clara de Córdoba, 1, 2; Madinat al-Zahra, 3; Alminar de San José de Granada, 4; Pinos Puente, 5

Trobador de la Aljafería de Zaragoza, siglo IX-X; 4, muralla y torres de la Aljafería del Siglo XI. FIGURA 79, 1, 2, Marca Superior, Alberuela de Tubo y ciudad de Olite, siglos X; A, B, del castillo de Trujillo, sillares reutilizados romanos; 2, del muro norte del patio, mezquita aljama de Córdoba del siglo X; 3, paramento exterior del Alcázar Cristiano de Córdoba, siglo X. FIGURA 80, 1, 2, mezquita de Santa Clara de Córdoba, siglo X; 3, piedras de la mezquita aljama de Madinat al-Zahra, siglo X; 4, alminar de la mezquita de San José de Granada, siglo X-XI; 5 del puente de Pinos Puente (Granada), siglo X. FIGURA 81, torreón y arcos de la puerta de Sevilla de Córdoba, siglo IX-X.

Figura 81. La torre albarrana de la Puerta de Sevilla, Córdoba

9, Murallas de la Marca Superior Estas murallas y fortificaciones, arquitectura militar en el Tagr al- ´Ala entre los siglos IX y XI, han sido objeto de estudio de investigación a cargo de F. Iñiguez Almech (1934), Guitart (1959), R. Pita Mercé (1966), L. Diez Coronel (1963, 1969), C. Guitard (1976), A. Naval Mas (1980), C. Josue Simonena (1985), J. C. Escó Sampériz (19861097), M. T. Iranzo Muñio, (1986), B. Pavón Maldonado (1986), F. Galtier Marti, (1987), A. López Asensio (1989), PH. Senac (1991), Peter C. Scale (1990), Bernabé Cabañero (1991), J. L. Corral Lafuente (1991), J. Giralt i Balagueró (1986 y 1991), Carles Esco y Ph. Sénac (1987, 1988), J. A. Souto Lasala (1993), R. Gonzalez Pérez, J. Mercalan Torres, D. Rubio Ruíz, J. García Biosca. Para el tema de mezquita-iglesia, A. Duran Gidiel y F. Balaguer, Blecua, A. M. Hernández Navarro. La marche Supérieure d´al-Andalus et l´Occident Chrétien (1991): artículos de Escó, Senac, Giralt i Balagueró, M. Barceló, B. Cabañero Subiza, Souto, Galtier Marti, Araguas. En el aspecto histórico, F. Codera, “Límites probables de la conquista árabe en la Cordillera Pirenaica” (1906), M. J. Viguera Molins, La Rioja en al-Andalus (siglos VIII-XII, F. de la Granja, La Marca Superior en la obra de al-´Udri (1967), J. Oliver Asín, “Origenes de Tudela” (1971. Por mi parte en el Tratado de arquitectura hispanomusulmana, III. Ciudades y fortalezas (1999) di resúmenes y avances sobre este tema. Mi propósito ahora es dar un perfil histórico, arqueológico y artístico conexionando con la arquitectura militar omeya de las otras marcas siempre con el fin de dejar en claro los tipos de aparejo y procedimientos constructivos empleados en las provincias de Lérida, Zaragoza, Huesca, Tarragona, Navarra y la Rioja musulmana. Ciudades. Había de todo, de ciudades antiguas perdidas para siempre a las respecadas o resucitadas en la etapa omeya, renacidas al calor de las viejas capitales episcopales: Tarazona, Zaragoza, Huesca, Borja, Calahorra, Pamplona. Gerona, Barcelona y Tarragona, adapatadas todas ellas a las viejas murallas romanas. TARRAGONA romana permaneció casi intacta dando cobijo a los árabes, en el siglo X pertenecía a Abd al-Rahman III, tal vez en su tiempo ampliado el hábitat romano con muros de sillares lisos o almohadillados aprovechados recrecidos en altura con tapial hormigonado según se aprecia de detrás del Ayuntamiento (figuras 82, 6 y 84, 4, 5), conquista cristiana en 1118. CALAHORRA antigua destruida por Abd al-Rahman III en 924, al igual que Tarazona y Borja, sin testigos árabes seguros en la actualidad (ver figura 7, 5, 6). LÉRIDA (Larida) surgiría sobre los restos de la romana Ilerda, al igual que Ejea y Borja, reconstruida en 888 en el emirato de Muhammad. I por el principe

Figura 82. Planimetría de ciudades de la Marca Superior. Castillo de Balaguer, 8

independiente Ismael b. Musub Lubb (Lope) b. Qasi, a la orilla del río Segre. Restos de muralla en el barrio de la Suda hecha con bloques de piedra romanos reutilizados, al parecer del siglo X, conquista cristiana en 1149. TORTOSA (Turtusa) de la que alHimyari nos dice que la fundó Abd al-Rahman ibn an-Nazzam sobre un recinto antiguo, Idrisi la ve protegida por fuertes murallas; por inscripción árabe conservada se sabe que Abd al-Rahman III construyó atarazanas o astillero en 944-45. Hoy con escasos vestigios islámicos referidos mayormente a cerámica omeya, conquista cristiana de la ciudad en 1148. ZARAGOZA (figura 82, 1). Los árabes ocuparon la ciudad en 714, aposentados sobre la romana Caesaraugusta cuyas murallas encerraban entonces 50 hectáreas, inicialmente campamento romano recordando dice al-Udri a Astorga, también este sería el caso de Cáceres.Villa Blanca la llama al-Himyari por sus murallas antiguas de mármol blanco, para Idrisi porque sus casas estaban revestidas de estuco y cal. La suda o alcazaba, residencia de los gobernadores, estaba situada en el ángulo noroeste. Para derrocar al señor de la ciudad Muhammad b. Hasim al Tuyibi acudió Abd al-Rahman III que la gana en 937 (ver murallas romanas en la figura 7, 1, 2, 3). La construcción merecedora de toda atención de la ciudad árabe es la TORRE DEL TROBADOR, de época omeya sus dos primeras plantas, que figura como capturada en la muralla norte del palacio de la Aljafería del siglo XI (figura 82, 4, torre en negro de la muralla superior). De este baluarte árabe se conservan en la parte baja al exterior hiladas de sillares lisos con irregular aparejo de sogas y tizones que no acaban de definirse, el aprovechamiento de piezas antiguas de alabastro lo delatan sus diferentes tamaños que provocan el uso de engatillados a modo de tacos intercalados en las hiladas (figura 82-1, 9, 10) que por comparanza nos traslada a paramentos estudiados de la Marca Media de cronología entre el siglo IX y el X, si bien muy aisladamente se ven engatillados en las murallas de Tudela y Pla d´Almata e incluso en Olite. La sillería comentada es continuada en altura por encofrado de hormigón de cal y yeso, mientras que los paramentos del interior lucen sencilla mampostería, muros que de abajo arriba decrecen en espesor, este aspecto replicado en la Torre de la Vela de la alcazaba de la Alhambra; sus dos primeras plantas divididas en seis espacios por dos pilares cruciformnes. A la torre se accede por puerta ubicada en alto proclamando ello su función de atalaya o vigía en otro tiempo, torre aislada tal vez con empalizada en su entorno, un clisé que nos traslada a la torre burgalesa de Noviercas y otras atalayas de la Marca Media, por más señas dentro del Islam Occidental la Almanara de la alcazaba de Susa, torre vigía llamada Halaf del siglo IX asimilada por la actual alcazaba del siglo X (A. Lézine) (figura 82-1, 5). La puerta de entrada del Trobador completamente desdibujada su fachada exterior de piedra al extremo de no dejarnos dibujar su esquema con

Figura 82-1. La Torre del Trobador de la Aljafería

perfección (figura 66, 9). Tiene arco de herradura enjarjado superpuesto a dintel adovelado, programa de puerta inédito en la Marca Superior árabe con modelo en las puertas de la mezquita aljama de Córdoba correspondiente a Abd al-Rahman II y Muhammad I (figura 82-1, 1, 2). Ello muy a tono con la incuestionable influencia o huella cordobesa en la arquitectura religiosa de Zaragoza y de Tudela dentro de los siglos IX y X. En la planta baja se vuelve a ver el arco de herradura enjarjado separando los seis espacios, inéditos en adelante en Marca Superior mientras un eco de ellos alcanza a la Torre del Homenaje de la alcazaba de la Alhambra y a torre mayor mudéjar del castillo de Segura de la Sierra (Jaén). Únicamente como veremos en la atalaya oscense de San Emeterio (figura 85, 2) arco de puerta de medio punto adovelado sobre un dintel monolítico, esquema de traza antigua muy visto en obras preislámicas tanto en nuestra Península como en el Norte de África romano y bizantino, ruinas tunecinas (figuras 82-1, A) y en el castillo omeya de Trujillo el postigo en línea con el frente de la entrada. Por conclusión, la Torre del Trobador dadas las últimas características que vengo apuntado puede adelantarse en dos siglos al palacio de la Aljafería, propuesta de Iñiguez Almech (s.IX), para Cabañero Subiza (La Aljafería, I, 1998) tal vez del siglo X, en base de que el baluarte pudo haber formado parte del campamento establecido por Abd al-Rahman III en las afueras de Zaragoza con todo tipo de edificios dentro con motivo de la toma de la ciudad entre los años 936-38, según el Muqtabis V de Ibn Hayyan, lugar elegido por Mu´tadir para erigir aquí su palacio de la Aljafería. Como ultima anotación me detengo en inventariar arcos de herradura enjarjados en construcciones de época omeya no religiosas, exceptuadas los de la mezquita aljama de Córdoba ( puertas de los oratorios del siglo VIII y IX, puertas de la fachada oriental de la ampliaciones de al-Hakam II y Almanzor, segunda mitad del siglo X): atalaya de Noviercas, torre burgalesa de Doña Urraca de Covarrubia estudiada por Iñiguez Almech, puerta de la muralla de Calatayud, puerta de la medina de Ágreda, postigo del castillo de Gormaz, puerta del castillo de Zorita de los Canes, en Toledo puertas de Bisagra Vieja y del Mayordomo y aliviaderos del Puente Alcántara, en Madinat al-Zahra arco-nicho de la sala que precede a los baños califales, puentes cordobeses califales de Los Nogales, de Bembezar y puente de Guadalajara, en Sevilla puerta de ángulo en la muralla de la Plaza del Triunfo del Alcázar y puertas del castillo de Tarifa (arcos de medio punto). Respecto a arcos de dovelaje completo, a partir de los palacios de Madinat al-Zahra y de puertas fachada occidental de la aljama de Córdoba de al-Hakam II, puerta del castillo de Gormaz, puerta de la alcazaba de Maqueda (Toledo), puerta del castillo de Trujillo, una puerta de la mezquita del Cristo de la Luz de Toledo, puerta de las murallas de Ceuta y adelantándose a todos ellos arco de la entrada principal de la alcazaba de Mérida (s. IX). Excepcionalmente por tratarse de arco de mihrab, a imitíación del mihrab de al-Hakam II de Córdoba, el arco del nicho sagrado del oratorio de la aljafería. El palacio de la Aljafería erigido por alMuqtadir de la disnatía de los Banu Hud en el siglo XI, verdadera fortaleza al uso de los ribats tunecinos y de los castillos omeyas de siria, torres semirredonta tirando a ultrasemicirculares como en el ribat de Susa, con ligero talud (torres

Figura 82-2. Sillares almohadillados de la Aljafería

redondas en las mismas murallas romanas de Zaragoza, Cartagena, Recóplis, tal vez coetáneas de la aljafería las torres del primitivo Albaicín de Granada, Talavera de la Reina, en Portugal Castillo de los Moros de Sintra y en Túnez murallas y ribat de Susa y la madina de Sfax). En la Aljafería dos torres muy próximas custodiando la puerta de entrada con la tipicas cuatro mochetas propias del siglo X en al-Andalus, según prospecciones de Souto Lasala de 1985, dándonos el esquema tripartito de torres y entrada visto en la ciudad fortaleza de Vascos, Alcázar de Sevilla omeya, puertas árabes de Toledo Bisagra Vieja, Alcántara y Bab al-Yahud), castillos de Baños de la Encina y Tarifa, en Extremadura castillo de Castros y de Trujillo). Sobre la fábrica de las torres, que en total eran dieciséis, las actuales totalmente restituidas en altura, quedan restos de sus zócalos (figura 82-2, 2) con apararejo degrandes sillares de alabastro almohadillados muy descuidados los liteles de separación dejándose ver finisima capa de argamasa sin duda de yeso. Todo el alzado 3 de la figura es recrecimiento llevado a cabo por Iñiguez Almech. HUESCA (Wasqa), para al-Udri ciudad buena y grande de fundación antigua, rodeada por el rio Bansa (Isuela,), erigida sobre la antigua Civitas ibero-romana, Qasabat alQadima la llama este cronista. Los representantes del poder omeya central residian en la suda, en la cumbre de la madina. Las primeras murallas romanas, que eran dobles según al-Himyari, suplantadas por las actuales construidas en época emiral a cargo del gobernador Amrús a las órdenes del emir Muhammad I (874-75) (figura 82, 2), reconstruídas en 902. Las murallas de Huesca han sido objeto de estudio por María Teresa Iranzo Muñio (1986), A. Naval Mas (1980) y sobretodo C. Esco y Ph. Sénac (1986 y 1987). Habla al-Udri de una puerta de la muralla árabe: “comenzó, pues, la edificación y por eso está la inscripción que hay en la puerta llamada Bab Lubun que reza, esta puerta es parte de la obra construida por Ámrús ibn Umar Amil del Imam Muhammad, Dios le guarde por su fidelidad”. Esta cita suple a las puertas urbanas desaparecidas de la Marca Superior, a nivel del urbanismo iberomusulmán la quinta con inscripción fundacional (puertas de la alcazaba de Mérida, castillos de Baños de la Encina y de Tarifa y puerta omeya de Ceuta (ver figura 51-1). La muralla exterior árabe

Figura 83. Aparejos de sillares: Tudela, Pla d´Almata, Ager, Olite, Alberuela de Tubo, Iglesieta, Balaguer, Huesca.

Figura 83-1.Calatayud, 1, 2, 3, 3-1, 4; Pla d´Almata, 5; atalaya de Leguín, 6; Tudela, 7; tapial de Alguaire, 8

se ha conservado en distintos puntos de la ciudad con recorrido por las calles del Coso, Calle Cuesta y el Trasmuro (figura 83, 10), de sillares cuadrados con almohadillado rústico, con zarpas y torres cuadradas, a semejanza de las murallas de Tudela, prácticamente gemelas de las del castillo oscense de Bolea (figura 84, 6), lugar mencionado en las crónicas árabes junto la Iglesieta (figura 83, 8), Alberuela de Tubo (figura 83, 7) y Santa Eulalia la Mayor, en que se insiste en los sillares almohadillados de rústica talla. Para fortalezas oscenses se impone la consulta del mapa de los castillos del distrito de Huesca de J. M. Pesqué e igual “La arquitectura militar medieval. Hoya de Huesca” y “Torres y castillos del Alto aragón (1004) de A. Custán Sarasa. TUDELA (Tutila) (figura 82, 7). Asentada en la confluencia de los ríos Ebro y Queiles, en el extremo norte de la Marca Superior con su capital en Zaragoza. Ciudad árabe de nueva fundación surgida como plaza militar de primer orden para contener el avance de los cristianos del otro lado del Ebro (Torres Balbás). La funda el emir al-Hakam I su construcción a cargo de Amrús ibn Yusuf entre finales del siglo VIII y principios del IX. El personaje Amrús gobernador de Talavera y Toledo, luego de Zaragoza que hizo todo lo posible para hacer de Tudela plaza inexpugnable. Al-Udri habla de primitivo castillo aprovisionado y reconstruido por Amrús probablemente hacia el año 802, por tanto esta plaza fortificada sería la más antigua entre las árabes de la Marca Superior, por delante de Lérida y Huesca. La expansión de la medina hasta la orilla del Queiles y más allá del mismo debió realizarse bajo el dominio de Muhammad Ibn Asumí al-Tuyibi (950) aliado por algún tiempo de abd al-Rahman III. Del lado opuesto al puente y en la falda del monte del castillo han aparecido lienzos de muralla árabes con sillares de rústico almohadillado parecidos a los de Huesca y Zaragoza fechables dentro del gobierno de Amrús (figuras 83, 1, 83-1, 7, y 78, 1, 2). La mezquita aljama suplantada por la catedral que gracias a las últimas excavaciones se ha podido saber que en planta era un calco de la mezquita aljama de Madinat al-Zahra. En las murallas referidas no consta presencia de material antiguo aprovechado, liso o decorado, pese a darse algunos engatillados (figura 83, 1). Para Tudela estudio de Jaime Oliver Asín (“Origenes de Tudela”, 1971), Basilio Pavón Maldonado (Tudela, ciudad medieval.., 1978 y “La muralla primitiva de Tudela”, 1986). CALATAYUD (Qal´at Ayyub) (figura 83-1, 4, primer recinto superior en blanco). Fundada por Ayyub b. Habib al-Lahmi, gobernador de principios del siglo VIII, en el año 884 era del dominio, junto con Daroca, del tuyibi Abd alRahman b. Abd al-Aziz, restaurador de las murallas de ambas ciudades en su lucha contra los Banu Qasi de Zaragoza, más tarde en rebeldía frente a Abd al-Rahman III; para alUdri fue el Iman Muhammad el que en 862 reconstruyó Calatayud. Dicho cronista añade que la ciudad tenía desde el año 935 una alcazaba, probablemente el castillo de Ayyub que hoy corona un promontorio de 534 metros de altitud. El cronista Yaqub la llama medina. Inicialmente núcleo preurbano con el centro en fortaleza o qal´a de la comentada cumbre. La ciudad-fortaleza tenía y tiene dentro una Puerta árabe de Calatayud

depresión u hoya rodeada por los castillos de Ayyub y Torre Mocha unidos por murallas de piedra yesosa en las que se encuentras otras dos fortalezas más próximas a la medina, los castillos de Doña Martina y del Mal Rejoj (figura 83-1, 4, castillos 3 y 4); del primero es el lienzo de muro y torre (3) (3-1) de la figura 83-1, que se puede fechar entre los siglos IX y X, tal vez anterior al castillo de Ayyud, dos de sus frentes con paramentos de buena silleria de piedra caliza aunque sin distinguirse bien la clase de aparejo, el núcleo de fuerte hormigón. A mitad de camino de la muralla que relaciona el castillo de Ayyub y el Doña Martina se abre una puerta árabe últimamente dibujada por A, Almagro Gorbea (figura 83-1, 1), puerta de ingreso directo de sólo dos mochetas, arco de herradura enjarjado; por dentro, prácticamente semiderruida, se aprecia aún nacelilla y gorronera de las hojas de puertas (2), pasadizo con arco de medio punto, todo ello perfectamente comparable con la puerta de la medina de Ágreda (ver figura 63, 4), única puerta por tanto por hoy conocida hasta que no se demuestre lo contrario de las ciudades y fortalezas de la Marca Superior, hecha la excepción del arco de la puerta de la torre del Trobador de la Aljafería de Zaragoza y otra en la atalaya oscense de Tormos o de San Emeterio. Souto Lasala (1993) ha estudiado la ciudad a la luz de las fuentes árabes, mucho antes el conjunto defensivo a cargo de Guitart (1959). Otras fortalezas Al compás de la presión in crescendo cristiana la marca Tagr al-´Ala, básicamente fronteriza y tierra de campamentos o al-askar omeyas desde los primeros tiempos con ampliación y actualización del sistema en la segunda mitad del siglo X. Así fueron surgiendo fortalezas y ciudades entre el siglo VIII y el X con algo de prolongación en el XI. Entre los gobiernos de Abd al-Rahman III y al-Hakam II surgirían ciudades campamentos, equiparables a la ciudad-fortaleza castellana de Vascos: a las puertas de Balaguer Pla d´Almatá, la avanzada Ager, Alguaire y la navarra Olite, ciudades campamentos que capitalizarían junto a las ciudades mayores descritas amplias tierras en pie de guerra en las que los castillos (husun), hoy morfológicamente devastados y

Figura 84. Castillo de Balaguer, 1, 2, 3; murallas medievales de Tarragona, 4, 5; muralla de Bolea, 6; puente omeya en la localidad de Cairat, Barcelona.

Figura 85.Atalaya de Tornos (Huesca), 1, 2; castillo de Castelldans, 3, 4, 5; atalaya del castillo de Trasmoz, A; torres de castillo de Suburella y Albiol

apenas estudiados, daban cobijo y protección temporera a los habitantes de zonas rurales. En la frontera musulmana de Cataluña fortificaciones en los alrededores de Panadés y Anoia y la parte relacionada con Balagory y Ager, toda una línea fortificada islámica a lo largo del rio LLobregat, según visión de Jordi Bolos, de escasa fiabilidad arqueológica al darse fábricas de mampostería y tapiales o encofrados de identidad ambivalente, árabe- cristiana. Esta zona inspeccionada por Ph. Senac y J. Giralt quienes llevados de la mano de al-Razi piensan pudieron existir antes del año 1000 fortalezas al Norte de Balaguer: Pedro, Albelda, Montessar, LLorenç de Montgai y otras. Torres atalayas que según el Muqtabis V Abd al-Rahmán III mandó reparar y levantar entre Atieza y Lérida en las orillas de los ríos, sin duda en sustitución de las anticuadas atalayas de madera de otros tiempos. Todo un destacado sistema de las mismas en torno a Tortosa que inspeccionó Scales, la torre leridana de la Rápita (siglos IX-X), estudiada por Diez Coronel, capturada por castillo cristiano, de recios sillares reaprovechados en la mitad inferior recordando el caso de la torre jiennense de Toya. A lo largo del rio Segre pequeños castillos y atalayas localizados por Giralt i Balagueró y Segi Bassols; en Aragón atalaya en Torrejón que dicen “Torre de los moros” y el topónimo Alborge derivado de al-bury, otro topónimo de origen árabe el Cuarte de Huerva que Souto Lasala identifica con la Talj´a al-Quwar citada en Ibn Hayyan. En la Hoya de Huesca atalaya rectangular de formidable sillería lisa o almohadillada incluidas zarpas, conocida por el nombre de Tormos también llamada ermita de San Emeterio ((figura 85, 1, 2), estudiada inicialmente por F. Galtier Martí. Sobre su vetustez habla la superposición de arquillo de medio punto con gruesas dovelas y dintel de una sola pieza (2) que nos retrotae a modelos de puertas preislámicas de fortalezas bajorromanas y bizantinas, con ejemplos aún en pie en el Norte de África (figuras 82-1, A y 85, 6); en esta zona otra torre redonda, 6 metros diámetro, de buenos sillares alargados dispuestos a tizón con algunos engatillados a la vista. En tierras leridanas el castillo Castelldans que se identifica con Qal´at al-Amir (P. Balaña, 2002) en el que sorprendentemente aparece un muro en el costado norte con sillares de aparejo arcaico omeya, alternancia de soga-un tizón (figura 85, 3), como anterior al siglo X, y al sur otro aparejo en bajo de una soga-dos y tres tizones tipo califal (4) cuando no hiladas de tizones cuadrados en liso (5). En tierras navarras atalaya redonda de Leguin, (figura 83-1, 6, fotografía de Cañada Juste), de sillares alargados, 3, 75 metros de diámetro en el interior. En tierras tarraconenses entre sus torres hoy aisladas cuentan la del castillo Suburella de muros de sillares y sillarejo de aceptable aparejo y la del castillo de l´Albiol de mampostería regularizada (figura 85, 7, 8), pues no siempre la sillería de soga y tizón estuvieron en boga en la campiña en los inicios del siglo XI (Joan Menchón i Bes, “Necrópolis y husun. Dos aspectos de la arqueología de Tarragona anterior a la conquista”). De Balaguer destaca su interesante castillo (figura 62, 3), muy estudiado por arqueólogos locales (Giralt i Balaguero, 1988), sus murallas ciertamente omeyas de gran parecido con las omeyas de la Marca Media, como Mérida, por su triple y más zarpas en la base (figuras 82, 8, 83, 9 y 84, 1, 2); aparejo de sillares en liso de soga-un tizón, más propio de los siglos VIII y IX a partir de la mezquita aljama de Córdoba del siglo VIII, mientras en la base de las tres zarpas predominan hiladas de sólo cuadrados o tizones, como en Merida y Gormaz. Interesante en el frente principal de la fortaleza es la repisa o falsa barbacana que precede al muro de 2, 10 metros de grueso y sus dos torres de ángulo que nos lleva a fortalezas musulmanas de Andalucía, por ejemplo barbacana repisa de la alcazaba de Antequera y del castillo del interior del Alcázar de Marchena en Carmona, y otras fortaleza de la Marca Inferior, tales repisas inicialmente

se pueden llevar a la dominación bajoromana,un ejemplo en la alicantina ciudad de Lucentum con andanadas al pie de la muralla, y de paso agregar las pasarelas repisas que rodean el exterior de los muros de mezquitas omeyas cuales son las aljamas de Córdoba y de Madinat al-Zahra. Pasando a tierras aragonesas en Biota de las Cinco Villas, al norte de Ejea de los Caballeros,un torreón musulmán con sillares almohadillados muy cuidada la elaboración de sus listeles y con tendencia a cuadrar los tizones. Castillo de Trasmoz (figura 85, 6-1) con torre homenaje que antes funcionó como atalaya, con bloques de piedra almohadillados además de sillares lisos en aparejo de soga-uno y dos tizones. En Novillas otro torreón de hiladas de sillares almohadillados de buena escuadratura, casi siempre tizones seguidos con sogas intercaladas. Y en tierras navarras el castillo de Sádaba que figura en documento de 1115, en sus partes bajas se ven hiladas de sillares, algunos con almohadillado. Tiene planta quadribugium con torres en los ángulos, en uno de sus frente pegada a torre angular se abre la puerta protegida por torre añadida dando esquema de puerta que vimos en el Alcázar de Sevilla, castillo de Trujillo y fortaleza de Can Pins de Formentera. Campamentos o al-Askar Como tales he mensionado Ager, Pla d´Almata, Alguaire y Olite que autores especializados tienen como plazas avanzadas de la Marca Superior comprendidas entre los siglos IX y X (estudios de R. Pita Merce (1966), Giralt i Balaguero y Cabañero Subiza).Son plazas que vienen bien a mi aserto de que las ciudades hispanomusulmanas y del Norte de África nacieron fundamentalmente con una finalidad militar potenciada en todo momento por la islamización en el sentido de que el Dar del Islam avanzaba de ciudad en ciudad. La voz fath- conquista- abrigaba la intención de ganar terreno y fortificarlo a la vez que entrar en terreno enemigo. Es aquí donde entra el término ribat (vida de combate, muyahid) palabra aplicada a la defensa de la fe y la guerra santa. AlBakri dice que al-Andalus es territorio de la guerra del Islam y zona de defensa fronteriza, al referirse a Talavera afirma que es una de las puertas de los politeistas. Nada más fijarse en que a las puertas de Zaragoza Abd al-Rahman III como previa jornada de su conquista, según vimos, erige en 935 una ciudadela provisional a la que Ibn Hayyan y al-´Udri llaman dar, muhalla, mandil, askar, mu´askar e incluso madina; no ribat. Tenia oratorio al aire libre. Sobre al-askar ver que al-Udri da fortaleza con tal nombre en el término de Huesca que para Fernando de la Granja corresponde a Alguascar, hoy Angoscari. Y en los alfoces de Valencia según el Muqtabis V de Ibn Hayyan había una madinat al-Askar, por ahora de ignorado paradero; se trata de un término muy usado en la costa arabizada del Norte de África. Una fortaleza campamento en la extremosa plaza de AGER (topònimo bereber para Puigert Gurt, 1995), citada en al-Razi (889-955), para al´Udri existente en 922. Según F. Codera quizá no fue árabe hasta 1050-1061 en que se dieron devastaciones y era villa de cristianos. Sus muros y torres conservadas, al menos en las hiladas bajas, con aparejo de sillería lisa o almohadillada, los tizones prácticamente cuadrados seguidos con algunas alternancias de soga-uno o dos tizones (figura 83, 3, 5) que nos llevarían inicialmente al siglo IX, sin duda una fortaleza de abultada extensión, no tanta como PLA D´ALMATÁ (figuras 83, 2 y 83-1, 5), extensa llanura al noroeste del castillo de Balaguer con entre 15 y 20 hectáreas de extensión, conservadas aunque alicaidas murallas al norte y al oeste, torres cudradas; en algunos tramos de muralla se ven parte baja o zócalo de sillares y tapial encima, otros dan paramentos, exterior e interior, de buena sillería de soga y tizón, éste con tendencia al quadratum romano, con núcleo de

tierra bien prensada, técnica o sistema que los almorávide emplearon en las murallas de la alcazaba de Marrakech; las torres, separadas a intervalos de 20 a 22 metros, miden 4, 90 por 2 metros de salientes. ALGUAIRE, campamento de 11 a 12 hectáreas, esta vez las murallas de sólo tapial (figura 83-1, 8). OLITE (figuras 83, 4, 6). Población navarra, estudiada por Cabañero Subiza como plaza omeya en lugar de romana como se venía creyendo, sin embargo no figura en las campañas de castigo de esta tierra navarra orquestadas por Abd al-Rahman III en 924 por lo que es probable sea fundación del califa al-Hakam II. Se conserva el viejo recinto de la Suda y otro poblacional impropiamente llamado arrabal, ciudad más avanzada que Tudela, muros de torres de exiguas dimensiones, avalando la cronología apuntada, aparte de torres los sillares pseudoalmohadillados, aparejo de sogas y tizones, presencia de zarpas y el estar huecas las torres, caracteristicas propias de otras fortalezas de la Marcas Superior y Media que nos llevaría a los fuertes bizantinos de tierras tunecinas. La planta quadribugium de la Suda yéndose con el castillo de El Vacar de Córdoba, alcazaba de Mérid castillo de Trujillo y las almudainas de Ibiza y Mallorca, en Sevilla su alcázar de la etapa omeya. Era pues Olite pequeña población de suma importancia estratégica, junto con Arnedo y Tudela, solar de los poderosos Banu Qasi. Figura 86. fortificación árabe de Amposta

Tal vez se pudiera considerar una escalada campamental la fortaleza tarraconense de AMPOSTA sobre el rio Ebro, en tierras de Tortosa de cuya arqueología se ocuparon A. Curto Homedes y Martínez Landin (1987). Las citas a Tortosa en el Muqtabis V de Ibn Hayyan son constantes, nulas para Amposta comprendida tal vez en los “alfoces de Tortosa” que se lee en esa obra de Ibn Hayyan. En este sentido tiene interés la publicación del “Museo d´Amposta” de Joan Valldeperez. Excavaciones llevadas a cabo en 1986 revelaron cerámica de tipología y técnica árabe junto con sólida estructura del castillo. En la figura 86 (1) (2) dos esquemas de la fortaleza de Amposta musulamana y cristiana, esta última con la llamada torre de San Juan asentada sobre obra islámica que en el primer plano figura con trazos de color marrón. Las restantes fotografías dan fe de la clase de aparejo empleado en la fortaleza: sillares almohadillados de listeles bastantes cuidados, alternancia muy irregular de soga y tizón, finisimas juntas propias de aparejo a hueso y núcleo de opus caementicium; se deja ver alguna zarpa, pero sin asomo de engatillados, la obra de una perfecta regularidad. Semejantes caracteristicas nos llevan a los aparejos de Balaguer, muralla de Huesca, Tudela, Pla d´Almata, Ager, Alberuela de Tubo y Olite. El tipo de aparejo de Amposta que en definitiva tanto se aproxima a las murallas romanas de Tarragona hasta el punto de que como ocurriera en Olite es fácil confundirla con obra preislámica, debió darse en Tortosa.

En la Marca Superior la sucesión de dominación musulmana y dominación cristiana al filo de los siglos XI y XII no permite diferenciar claramente torres y castilletes de la una y la otra orilla, dificultad que a veces, al igual que ocurre en la castellologías de las otras marcas, puede ser paliada por la presencia de restos cerámicos árabes de los siglos X y XI. En Aragón tan sólo una torre rectangulat de Maleján enseña el atributo de un arco de herradura. En todo este almacén o rustico museo al aire libre de obras de uno y otro bando, con la interferencia del caso de continuidad en el uso de fortificaciones musulmanas bajo el dominio cristiano, cabría establecer orientación de aplicación a todo el orbe ibérico de dos maneras de entender los procedimientos constructivos de atalayas y castillos. Una es la de mampostería desorganizada sin asomo de hiladas regularizadas tiradas en horizontal, fábrica cristiana con oscuros orígenes en la Antigüedad dentro y fuera de Roma, por llamarla de alguna manera fábrica popular de bajo coste. La otra más formalizada con aplicación de horizontalidad en las hiladas, el material de piedra tosca o irregular, sillarejos en disposición de tizones por evocación de la sillería omeya, e incluso canto grande de río, modalidad que se puede denominar bereber, efectivamente localizable en tierras árabes del Norte de África. Ésta es obra muy de los musulmanes en tierras fronterizas de las tres marcas de al-Andalus que in crecesdo tal vez a partir de la segunda mitad del siglo X dejan ver verdugadas de cantillos horizontalizados en las juntas sustituidos por el largo de ladrillo puesto de canto, sobre todo en toda la Marca Media, a partir de la mezquita toledana del Cristo de la Luz y Talavera de la Reina y otras obras árabes locales de las primeras décadas, sin olvidar que en Madinat al-Zahra a veces en determinados paramentos el ladrillo de plano o de canto entra en el juego de los sillares de variable posicionamiento. Si bien todo este aserto se resiente bastante considerando que los albañiles de uno y otro bando de la Reconquista se copiarían mutuamente, operarios cautivos trabajando a su manera en tierra de adopción, el fenómeno mudéjar urbano, con o sin ladrillo, llevado a la campiña siempre en pie de guerra. El ladrillo es el gran ausente de las fortificaciones catalanas, en Aragón en el interior de la Torre del Trobador luego entronizado en la Aljaferia. Un estudio pormenorizado de los tapiales podría reafirmar la deriva de los catalanes y aragoneses de obras preislámicas de zona. Para finalizar avanzo dimensiones extraídas de aparejos de sillares omeyas y de tapias de la Marca Superior. SILLARES (curiosamente los de la Marca Superior coinciden con los de paramentos de fortalezas de la Cilicia armenia del siglo X al XII, de fuerte hormigón en el núcleo): Castillo de Balaguer (1,37, sillar de más acusada dimensión- 0, 47- 0, 47); Huesca (0, 90 a 1,05-0,36 a 0,38-0,36 a 0,40); Tudela (0,55 a 0,60-0,43-0,40, listeles de 8 a 10 cms., longitudes en centímetros 45, 47, 56, 59, 63, 70, 71, 2 metros de espesor de la muralla); Pla d´Almatá ( 0,90 a 1,09-0,60-0,40); Ager (81-0,34 -0,36); Alberuela de Tubo (0,900,40-0,31); Olite, la Suda (0,80- 0,32 a 0,37- 0,28). Los referentes del sillar omeya de Córdoba que ya se vió en otro logar son: muralla del Guadalquivir, 1, 20- 0, 60- 0, 45; muro mezquita Abd al-Rahman I, 1,10- 0,50-0, 50; muro al-Hakam II, 1, 20 de longitud. Madinat al-Zahra, 1,10- 0, 40- 0,25. TAPIALES. El alto de la caja de madera u horma empleada en el encofrado romano era de 0,60 m. por término medio, mientras que la altura media de tapias árabes está entre 0,80 y 0,85, siendo curioso que en Granada del siglo XI (y casos aislados de Sharq alAndalus y Albalate de Cáceres) la tabiyya era de 0,60, pudiéndose registrar tapiales de hasta 0, 90 a 1 metros, según las regiones. En Cataluña, por ejemplo se registran alturas

entre 0,90 y 1, 20 y de 0,90 a 1 metros en Aragón. Las tablas de la plancha de la horma de una tapia tenían normalmente de 1,50 a 2,10 m. de longitud. En Aragón, Calatayud da 0,85 y 0,90 y excepcionalmente 1 metro, que algunos autores estiman que se trata de distintas jornadas constructivas en un mismo muro; Daroca, 0,85. Zonas de tapiales se registran en Lérida (Pla d´Álmatá y Alguaire), Tarragona y Tortosa, debiéndose apuntar que estos tapiales probablemnente deriven de construcciones anteriores a la dominación árabe, léase el caso, entre otros, de Ampurias. En Navarra- La Rioja se registran muros de tierra prensada, tapiales en ciertas torres a veces recubiertos con encofrados quizá posteriores (Valtierra y fortalezas de Milagro y Enciso). Bastantes tapiales con base o zócalo de piedra o encofrado, ello generalizado a nivel peninsular. Como orientación viene bien evocar aquí una lápida de torre de epigrafía árabe del Museo Arqueológico de Murcia en la que según lectura de Levi-Provençal la tal torre- llamada bury- tenía una altura de 25 lawh. Dicho arabista comenta que si el lawh o altura de la tapia era como en Marruecos de 0,70 m. (en realidad sería de 0,80 a 0,85) la altura de la torre daría 17, 50 metros. BIBLIOGRAFIA Arte y arqueología: Sin hacer caso de quienes quieren enemistar la arqueología y el arte, cosa que no conviene radicalizar, como viene haciéndose últimamente, tratándose de la Edad Media española, se deben considerar obras básicas de iniciación y consulta L.TORRES BALBÁS, “Arte hispanomusulmán hasta la caída del Califato de Córdoba”, en Historia de España, de R. Menéndez Pidal, Madrid, 1957, y Ciudades hispanomusulmanas, I-II, Madrid, 1971. H. TERRASSE, «Une vestige des fortifications omeiyyades de Ceuta”, Al-Andalus, XXVII, 1962 ; « Les forteresses de l´Espagne musulamanes, B. R. A. H.,CXXXIV. B. PAVON MALDONADO, Tratado de arquitectura hispanomusulmana, I. Agua, Madrid, 1990, Tratado de arquitectura hispanomusulmana, II. Ciudades y fortalezas (1999). J. ZOZAYA, “Islamic fortifications in Spain. Some aspects”, Paper in Iberian Archaeology, B. A. R., 1984. Para Madinat al-Zahra, A. VALLEJO TRIANO, La ciudad califal de Madinat al-Zahra. Arqueología de su arquitectura, Córdoba, 2010. Para la mezquita aljama de Córdoba, M. GÓMEZ-MORENO, Ars Hispaniae, III y P. MARFIL RUIZ, “Avance de los resultados del estudio arqueológico de la fachada este del oratorio de Abd al-Rahman I en la mezquita de Córdoba”, Cuadernos de Madinat al-Zahra, 4, 1999. VVAA, La Marche Supérieure d´al-Andalus et l´Occident chrétien, Madrid, 1991 (artículos de autores : Chalmeta, Zimmermam, Esco, Segnac, Giralt i Balagueró, Bazzana, M. Barceló, Cabañero Subiza, Souto Lasala, Viguera Molins, Durán Gudiol, Galtier Martí, Araguas). G. MARÇAIS, L´architecture musulmane d´Occident, Paris, 1954. Fuentes árabes: Ajbar Maymu´a. Crónica anónima conocida por el título de Ajbar Maymu´a, ed. y trad. por Lafuente Alcántara, E., Crónica anónima del siglo XI, Madrid, 1867. Anales Palatinos: GARCIA GÓMEZ, E., Anales palatinos del Califa de Córdoba alHakam II, por ´Isa ibn al-Rasi (360-36=975 J.C,. Madrid, 1967. AL- BAKRI, Description de l´Afrique Septentrionale, trad. Slane, Paris, 1965. BASKWAL, Kitab al-Sila, edic. F. Codera, Madrid, 1882-1883.

Crónica Anonima. Una crónica anónima de Abd al-Rahman III al-Nasir, ed. y trad. E. LEVI-PROVENÇAL y E. GARCIA GÓMEZ, Madrid-Granada, 1950. AL- HIMYARI, La Péninsule Iberique au Moyen Age d´après le Kitab ar-Rwad alMi´tar fi habar al-aktar d´ibn Abd a-Mun´im de al-Himyari, trad. Lévi-Provençal, Leiden, 1938. Dikr bilad al-Andalus. Una descripción anónimade al-Andalus, edic., trad. Luis Molina, Madrid, 1983. IBN GALIB. “La descripción de España de Ibn Galib” de J. Vallvé Bermejo, Homenaje a Pedro Sainz Rodríguez, III, vol. III: Estudios Históricos, t. III, Madrid, 1986. IBN HAYYAN, Crónica del califa ´Abd al-Rahman III An-Nasir entre los años 912 y 942 (al-Muqtabis V), trad. María Jesús Viguera, Federico Corriente, Zaragoza, 1981. IBN HAWQAL.Configuration de la Terre (Kitab Surat Al- Ard). Trad. J. H. Kramers, 1964. IBN IDARI, Histoire de l´Afrique et de l´Espagne intitulée al-bayano, trad. Fagnan, 1901-1904. IDRISI. Description de l´Afrique et de l´Espagne par Idrisi, trad. R. Dozy- M. J. Goeje, Leiden, 1968. IDRISI. Al-Idrisi. Los caminos de Al-Andalus en el siglo XII, trad. Jassim Abid Mizal,, Madrid, 1989. MAQQARI. Versión parcial inglesa de Pascual de Gayangos, The History of the Mohammedan Dynasties in Spain, Londres, 1940-1943. RAZI, al. “Description de l´Espagne de Ähman al-Razi” por E. Lévi-Provençal, AlAndalus, XVIII, 1953. RAZI, al. Crónica del moro Rasis, edic. Catalán, D. y M. S. de Andrés, Madrid, 1975. UDRI, al. La Marca Superior de al-Udri, de Fernando de la Granja, Zaragoza, 1966. YAQUT. Kitab mu´yam al-Buldan, trad. de Gamal Abd al-Karim: “La España musulmana en la obra de Yaqut (s. XII-XIII)”, Cuadernos de Historia del Islam, 6, 1974. ZUHRI, az. “El Levante peninsular andalusi en la geografía de az- Zuhri” de D. Dolors Bramón, Al-Qantara, VI, 1985. ZUHRI, az. El mundo en el siglo XII. El tratado de al-Zuhri, de D. Dolors Bramon, 1991

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.