Nuestra copla, nuestro patrimonio

Nuestra copla, nuestro patrimonio Nieves Iglesias Martínez y Alicia García Medina La copla en la Biblioteca Nacional de España Del 3 de febrero a 12

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Nuestra copla, nuestro patrimonio Nieves Iglesias Martínez y Alicia García Medina

La copla en la Biblioteca Nacional de España Del 3 de febrero a 12 de abril de 2009 Exposición organizada por: Biblioteca Nacional de España Comisarias: Alicia García Medina y Nieves Iglesias Martínez

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Nieves Iglesias Martínez Alicia García Medina

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anción española, copla andaluza, canción folclórica y copla son los diversos términos que identifican un género musical propio de España que forma parte del patrimonio cultural español. Preferimos la denominación de patrimonio cultural porque de hecho la copla, palabra más actual, no sólo forma parte del patrimonio musical, siempre hay una composición musical que trasciende lo meramente melódico y se une y se expande en otros ámbitos, como es el literario y el plástico, formando un conjunto indivisible. Junto a la música encontramos una letra, que en la mayoría de las creaciones son auténticas poesías o relatos y que forman parte de la cultura literaria española. Las letras contribuyen a la popularidad de la composición dado que, debido a su estructura, favorecen la

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comunicación con el público. Toda narración, y la letra de la copla es una narración, necesita de un emisor, en este caso el intérprete, y un receptor, el oyente, que se siente de alguna manera involucrado en los sucesos que escucha a través del sentimiento, de los recuerdos que pueden despertar en él los sucesos narrados, sensaciones reforzadas por la música. La mayoría de los relatos que nos cuentan las coplas tienen una estructura similar y están compuestos por una descripción que nos sitúa en el lugar en el que se desarrollan los hechos y de una narración donde describen los sucesos que acaecen. Los temas preferidos son aquellos que hablan de temas de pasión, de amor en sus diversas facetas, amor filial, materno y amor de parejas. También de desamor, de celos, abandonos y traiciones. Igualmente, en las letras podemos descubrir una crítica social y la complicidad con los marginados por la sociedad: prostitutas, pobres, trabajadores que realizan duros trabajos o los que deben emigrar para poder comer, comida que era un bien escaso en los años de la posguerra y que también es glosada en algunas coplas. La copla nace para ser interpretada y por ello rápidamente pasa a las salas de espectáculos, cafés, teatros y finalmente al cine, donde

puede ser vista por un público variado que incluye desde las clases más favorecidas a las clases populares en una democratización de esta modalidad cultural que no duda en emplear todos los medios de comunicación de masas, la radio, el cine, la imprenta, a través de una rica variedad de publicaciones, partituras, cancioneros, programas de mano cinematográficos, folletos publicitarios. La copla a través de los años ha sufrido diversos cambios. Nunca se ha estancado en el tiempo, muy al contrario, se ha renovado con nuevos intérpretes, nuevas creaciones artísticas en un continuo intercambio entre lo antiguo y lo moderno, características esenciales de lo que se conoce en la actualidad como identidad cultural según la propia Unesco en la Conferencia Mundial de Políticas Culturales celebrada en México en 1982 que la define en los siguientes términos: … la conciencia de reconocerse históricamente en su propio entorno físico y social crea el carácter activo de la identidad cultural, por la acción de conservación y renovación que genera. Se conserva porque nos reconocemos en él, se reemplaza aquello carente ya de significado. El aceptar la copla como patrimonio cultural español es un hecho que no nos deja indiferentes por el hondo calado que ésta tiene den-

García Lorca, Federico (1898-1936) Canciones populares antiguas Barcelona, La Voz de su Amo, 1958 Intérprete: La Argentinita

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tro de la cultura popular. La copla levanta pasiones a favor y en contra. Se ha usado y abusado de ella. Ha habido épocas en la que ha existido una saturación de coplas en las emisoras radiofónicas y en el cine, posteriormente se ha vivido una añoranza de esas coplas que llenaban nuestras vidas y, en la actualidad, hay una recuperación de la misma que obliga a hacer una relectura de su historia. El hecho de su aceptación no implica hoy en día que uno sea más antiguo o más moderno, ni falso patriota. Estos prejuicios se han superado hoy en día, lo que permite encarar el hecho cultural de la copla libre de complejos y ofrecer una visión diferente, apreciar su valor a través del análisis objetivo de sus documentos sonoros, impresos y audiovisuales para colocarla en el lugar que merece en nuestra historia y cultura. Cierra la Sala de Exposiciones sus puertas a la conmemoración del ciento cincuenta aniversario de la creación del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos escudados en el difícil lema «Sic vos, non vobis» —poco claro, vox populi— para abrirlas a la copla, sin aprovechar ninguna conmemoración especial, simplemente con el deseo de sacar a la luz aspectos poco conocidos de nuestra Biblioteca. Y no poca relación, en el fondo, podríamos encontrar con la labor de aquel Cuerpo, obstinado en la defensa del patrimonio documental, fuera de toda censura y de cualquier actitud discriminatoria. No pretendemos ahora definir qué es la copla, sino solo justificar la exposición que la pre-

senta.Y se diría que hay una característica visible a la primera ojeada. La exposición tiene un tono algo extraño en esta institución. Seguramente todo resulta un tanto excesivo. Excesivo el número de piezas seleccionado (más del 100% de lo habitual), excesiva la proliferación de documentos de distinto carácter, formato, estilo, soporte..., excesivo el color general, que salta, chillón, de portadas de partituras a programas de mano para el cine, de carteles de espectáculos a carátulas de vinilos, CD, videos y DVD. Excesivo, en fin, como corresponde a la desmesura en los gestos, en las palabras, en la manifestación de sentimientos o en el atrezo general con el que actúa la copla. La secuencia que sigue la exposición, dividida en varias secciones encabezadas por títulos de coplas (El día que nací yo, Suspiros de España, Yo soy esa, Y sin embargo te quiero, Pasó tu tiempo, Te he de querer mientras vivas, Bien se ve, Son las cosas de la vida) es levemente cronológica, rompiendo así también una organización tradicional. Llega un momento, de vitrina en vitrina, de panel en panel, en que todo estalla y hay una explosión en la que saltan al aire todas las manifestaciones de la copla: grabaciones sonoras (rollos de pianola, discos de pizarra y de vinilo, casetes, cartuchos y CD), cancioneros, programas de cine, fotografías, videograbaciones, que no tienen más remedio que refugiarse en el suelo de la vitrina central. Precisamente en esta vitrina un traje negro y una mantilla de blonda oscurecen un tanto el conjunto, como una de las muchas coplas de contenido dramático. Algu-

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Filigrana Valencia, Gráficas Valencia, [1951]

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nas las podemos contemplar y escuchar en el audiovisual que se presenta. También en contra de una cierta tradición de echar a andar de exposición en exposición a las joyas bibliográficas, no hay unas piezas más importantes que otras, ni, a lo mejor, ninguna con un valor excepcional de documento único. La mayor parte pueden estar en otras bibliotecas... o en nuestras casas, si hemos sido cuidadosos. Y eso es algo en lo que, deliberadamente, hemos insistido. Los elogios de la copla en sus diversos aspectos, musicales, literarios, como fenómeno social y fuente de investigación de una época, la hacen otros, especialistas que ya han escrito o que escriben ahora; nosotros, representantes de la gestión bibliotecaria de la Biblioteca Nacional, hemos querido enseñar lo que la copla ha ido trayendo a nuestras colecciones. Y ahí están las piezas que se pueden considerar mayores (libros, partituras, grabaciones sonoras) y otras muchas que entrarían dentro del calificativo de menores o, incluso, de efímeras. Y todas constituyen nuestro patrimonio documental. Todas han llegado aquí porque hace muchos años, cuando la copla, que empezaba a caminar con su nuevo nombre tras recoger la tradición de la tonadilla, del teatro popular…ya estábamos allí para ir recogiendo, guardando lo que se iba a necesitar en el futuro. Ya se ve claramente que, egoístamente, desde los últimos cuplés a las voces más actuales en la copla, como la de Plácido Domingo, hemos aprovechado la oportu-

nidad de dejar un poco patente nuestro trabajo. Y vamos a contar cómo gran parte de lo presentado deriva de la legislación de Depósito Legal, leyes de 1957 y anteriores. Por eso en una de las vitrinas nos hemos atrevido a hacer pública una cara oculta del proceso de ingreso de los documentos, unas hojas declaratorias que avalan la entrada en la Biblioteca de la primera colección de discos, de la que hablaremos más tarde. Un programa hábil y atento a las diversas necesidades de la institución y de sus funciones ha permitido también ir comprando lo que no había recogido la normativa legal, por eso podemos presumir de que la participación particular en la exposición es muy limitada y siempre relacionada con el deseo de añadir una nota extra que rompiera un poco los límites oficiales: el traje, la mantilla, el aparato de radio, pequeños folletos o un álbum de postales y fotografías. Porque en esta exposición se puede afirmar que ha participado toda la Biblioteca en un alarde de cumplir con una política de transversalidad en la que por encima de las divisiones administrativas la colección pasa de los depósitos de Música a los de Bellas Artes, a los de Patrimonio o al Depósito General. Y, a pesar de que hemos hablado de la cantidad desacostumbrada de piezas presentadas, tenemos que decir que muchas se han quedado sin salir a escena. Habrá que hacer algo. Lo mejor de estas actividades es que no se quedan cerradas en sí mismas, sino que forman

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un puente hacia otras y que pueden modificar actitudes un tanto anticuadas. Para decidir esquema y contenido de la exposición hemos atendido a lo que es la copla. Al ser una canción tenían que estar presentes partituras y grabaciones sonoras, los documentos que nos dejan ver esos dos elementos que intervienen: la música y la letra. Pero la letra, además, se fijaba en los cancioneros, que se publicaban agrupándolos por intérpretes o por autores. En el teatro creó una estructura nueva que casi siempre se llamó espectáculo y que, con una base de folclore, iba de estampa en estampa sin un hilo argumental y estaba llamado a no dejar huella en la literatura teatral, pero sí a dar lugar a múltiples manifestaciones dedicadas sobre todo a la publicidad. El cine estaba atento a los éxitos teatrales y, o los trasladaba tal cual a la gran pantalla o, con muy parecido formato, los creaba ex profeso. Y es mucho lo que movía el cine: carteles de locales, programas de mano, guiones acompañados de series de fotos fijas o cualquier otro recurso publicitario. Mucho se puede aprender de mirar con cuidado los documentos que han esperado largo tiempo su momento para darse a conocer. La presentación de partituras y cancioneros son un intento de conseguir un diseño que

Compañía del Gramófono Odeón. Nuevos discos. Suplemento 13 D (diciembre, 1961) Fotografía de Conchita Piquer en la portada.

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Lucia, Luis (1914-1984) Gloria Mairena: adaptación cinematográfica de la comedia de… Jorge y José de la Cueva… «Creo en tí». [Madrid, s.n., ca. 1952]

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llame la atención del comprador y no pocas veces están firmados. La publicidad de las contracubiertas y de las últimas páginas nos permite relacionar la copla con la literatura popular, con las novelas, con las biografías, y la noticia que dan los pequeños programas de cine nos sitúa a las puertas de los locales que en los años cuarenta y cincuenta nos llamaban para que entráramos en la magia de las salas oscuras. Como la copla ha vivido, sobrevivido y revivido, hemos aceptado los documentos contemporáneos de la creación de las obras (partituras, discos, cancioneros), pero también hemos recogido las nuevas ediciones, las nuevas versiones, los nuevos sistemas de difusión y las nuevas voces. Las partituras están representadas en la muestra por varias casas editoriales, Unión Musical Española, Hispania, Fiesta en Triana (de Sevilla) y, en la parte en la que se recoge la relación con el anterior cuplé, está muy presente la editorial Alier, con sede en Madrid y en Barcelona, que antes de la Guerra Civil había dedicado colecciones completas a Pilar Alonso, Mercedes Serós o La Goya. Pero hay que destacar especialmente las empresas de los maestros Quiroga y Monreal, dos compositores que crean su propia editorial, igual que harán otros, como Juan Solano y Manuel Gordillo. Ediciones Quiroga, en un tamaño folio, casi siempre con el mismo formato musical de voz y piano y la misma iconografía en sus cubiertas, en las que, alrededor de la fotografía de un intérprete, varias imágenes hacen alusión al ámbito de la copla: Andalucía, por su-

puesto, Madrid, el espectáculo teatral... está prácticamente en todas las vitrinas y paneles. Una de sus producciones aparece abierta por la hoja en la que, como publicidad, ofrece su repertorio. Sus ediciones se han seguido reimprimiendo incansablemente y el año unido al número de Depósito Legal indica una nueva reutilización de la primera edición. Genaro Monreal, en su marca «El Momento musical» suele ofrecer un formato diferente: la versión para las orquestinas que funcionaban en las salas de fiesta. La difusión, centrada en los directores de estas agrupaciones, era gratuita, confiando las ganancias en el control de la Sociedad de Autores sobre las ejecuciones. En las cubiertas, animadas por la silueta, no siempre la misma, de una bailarina, aparecen la letra de la composición publicada, y en las contracubiertas el repertorio ofrecido. Como estamos hablando de comercio, la partitura no olvida la referencia a la grabación sonora, referencia a veces completísima, algo que con el tiempo nos permitirá llegar a conocer el catálogo total de la copla. En estos últimos años el trabajo de las editoriales tradicionales se centra en la recuperación de la copla con recopilaciones por compositores o por intérpretes: — Los grandes éxitos del maestro Mostazo (Fiesta en Triana, 2002) — Grandes creaciones de Manolo Caracol (Quiroga, 2005)

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— El gran maestro Solano (Unión Musical Española, 2005) — Grandes éxitos del Maestro Monreal (El Momento Musical, Seemsa, 2006) La edición discográfica está representada en el caso más antiguo por un rollo de pianola que recoge una versión de El relicario. A partir de ahí los discos de pizarra, los vinilos, las casetes etc. hasta los CD. La primera colección de discos que entra en la Biblioteca el año 1945, siguiendo la normativa de Depósito Legal, se hace cuidadosamente con la entrega de unas hojas declaratorias por duplicado en las que constan las señas de identidad de cada documento: entidad creadora, entidad depositaria, número de matriz y de catálogo, fecha de puesta en venta, tirada y precio. Con una fe extraordinaria en los beneficios que para la edición representaba la ley, se entregan discos que ya estaban desde hacía años en el comercio —lo mismo sucedió con las partituras—, de manera que se recibieron discos muy anteriores. Esta colección se completó con nuevos ingresos de registros sonoros editados antes de 1957, descritos en el Catálogo de discos de 78 rpm en la Biblioteca Nacional, aparecido en 1988. Son unos siete mil discos producidos entre los años 1924 y 1957, principalmente de los sellos Columbia y La Voz de su Amo. Quiere decir que entre otros géneros, la presencia de la copla es consi-

Román, Manuel Memoria de la copla: la canción española, de Conchita Piquer a Isabel Pantoja. Madrid, Alianza Editorial, 1993

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derable y que nos encontramos con las voces de Mari Paz, Angelillo, Antonio Molina, Carmen Morell, Pepe Blanco, Conchita Piquer, Estrellita Castro, Gracia de Triana, Juanito Valderrama, Manolo Caracol, Lola Flores, Antoñita Moreno, etcétera. Ya es bastante que hayan llegado, pero si además sabemos cuándo se pusieron a la venta, con qué tirada y a qué precio... eso ya es un lujo. Ahora es imposible detenerse en el estudio de estos datos, pero fijándonos en la tirada declarada podemos asegurar que entre los habituales mil, dos mil ejemplares o los tres mil de Gracia de Triana o Juanita Reina o de la versión de Ojos verdes y La bien pagá de Miguel de Molina en Odeón en 1944, destacan sobre todo Imperio Argentina y Conchita Piquer. De las canciones interpretadas por Imperio Argentina en Morena Clara ( Échale guindas al pavo, Odeón, 1940), en Nobleza baturra (Odeon, 1940) o las Sevillanas Imperio y Niño que en cueros y descalzo ... de La Hermana San Sulpicio (La Voz de su Amo, 1940) se hicieron diez mil ejemplares. Conchita Piquer llegó a la misma cifra en Dolores la Petenera; Tus ojos negros (Odeón, 1940), La caramba; No me llames Dolores (La Voz de su Amo, 1942)... y a los quince mil en A la lima y al limón; La Parrala (La Voz de su Amo, 1940), No te mires en el río; Ojos verdes (Odeón, 1940), Tatuaje; La Lirio (Odeón, 1941) Siguen los vinilos de Hispavox, Columbia, Belter, Regal, RCA, Philips, que llegan a utili-

zar, como aparece en la exposición, fotografías de Conchita Piquer, Juanito Valderrama o Antoñita Moreno en las cubiertas de sus catálogos. La presencia del CD parece imponer la nueva filosofía de la recuperación de grabaciones antiguas, incluso dándole, como sucede con otros géneros (el flamenco, la zarzuela, algunas ejecuciones de música clásica) un carácter de conservación patrimonial que parece favorecer la intervención, como editores, de las instituciones oficiales junto a casas discográficas como Producciones El Delirio, de Madrid, Blue Moon, de Barcelona, o Calé Records de Sevilla. Los cancioneros a los que alude Vázquez Montalbán en su Crónica sentimental como «dificilísimos de encontrar» y que Terenci Moix, según Suspiros de España, compraba en los quioscos, están también en la exposición en diferentes estilos y formatos, desde los más o menos cuidados de las editoriales Alas y Bistagne de Barcelona a los mínimos, de extraños papeles y colores, de tintas corridas, que enlazan con las más antiguas formas de literatura popular. Lo normal es que se dediquen a un cantante, aunque, a veces, pretenden actuar como libreto de un espectáculo folclórico y se esfuerzan en mantener un hilo conductor, algo prácticamente imposible en una ilógica sucesión de estampas escenificadas que saltan de Andalucía a Aragón y pueden llegar hasta Galicia para retomar en la primera oportunidad el ambiente andaluz. La publicación era contemporánea de los éxitos, en lo cual se parecen mucho a las

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colecciones de argumentos y cantables que seguían a los estrenos de zarzuelas y sainetes líricos. Lo popular era la letra, lo que necesitaba la gente, que ya salía del teatro tarareando las melodías. Las canciones agrupadas por los intérpretes se basan en los autores y Rafael de León es una estrella indiscutible. Mantienen dentro de su pobreza un afán informativo en la presentación de artistas y autores, en las fotografías firmadas. La copla también es espectáculo y por ello todos los grandes intérpretes de la copla tienen una presencia considerable en el cine. Es importante recordar cómo en un género en el que la voz y la música son fundamentales, las primeras versiones son mudas, como sucedió —y volvemos a la comparación— con las zarzuelas. Para las películas como tales la Biblioteca solo puede disponer de las modernas videograbaciones, en Beta, VHS o DVD, que recuperan este patrimonio fílmico y en las que en algunas ocasiones los editores reproducen los carteles que sirvieron de reclamo en las paredes de los cines. Algunos de estos carteles se presentan en la muestra, como los de las memora-

bles películas Lola la piconera o La cruz de mayo. También hay carteles de espectáculos teatrales, por ejemplo, Luna y guitarra, de tan mala calidad de impresión que nunca se habría escogido para otro tipo de exposición, y que acompañados por su cancionero suponen una especial riqueza informativa. Los intérpretes son también protagonistas de los carteles, en solitario o en pareja artística, como el de Dolores Abril La mujer canela, en solitario, o junto a su inseparable pareja Juanito Valderrama. Continuando con el cine y la copla la Biblioteca Nacional cuenta con una rica colección de guiones que se han ido presentando en el Depósito Legal acompañados de una serie de fotos fijas y de una colección de folletos de publicidad en los que aparecen las críticas más favorables de la película. En ellos se hace un alarde de color cuando el entorno era en blanco y negro. La exposición se completa con una selección bibliográfica que recoge los variados aspectos de la copla: las biografías de sus más destacados protagonistas, pasando por su historia y su importancia en nuestro entorno social y cultural.

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