MODELO MES D EL
2016
OCTUBRE Los modelos más representativos de la exposición
El mantón chino (de Manila) Por: Lucina Llorente Domingos: 12:30 h. Duración: 30 min. Asistencia libre y gratuita
Texto Lucina Llorente es Licenciada en Geografía e Historia, especialidad de Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 2003 trabaja como técnico especialista en materiales y técnicas texiles en el Museo del Traje, de cuya colección de textiles es la responsable. Es profesora de diferentes postgrados relacionados con moda e indumentaria y ha comisariado, entre otras, la exposición temporal Tejiendo la Moda que traza la evolución del tejido en España. Corrección de estilo Ana Guerrero Maquetación Amparo García ** Todas las imágnes de este folleto corresponden a piezas de la colección del Museo del Traje CIPE, son imágenes de dominio público o están liberadas bajo licencias libres.
NIPO: 030 - 16 - 007 - 8
EL MANTÓN CHINO (DE MANILA)
“[Ayún] es el ingenio bordador de los pañuelos de Manila, el inventor del tipo de rameado más vistoso y elegante, el poeta fecundísimo de esos madrigales de crespón compuestos con flores y rimados con pájaros. A este ilustre chino deben las españolas el hermosísimo y característico chal que tanto favorece su belleza, el mantón de Manila, al mismo tiempo señoril y popular, pues lo han llevado en sus hombros la gran señora y la gitana. Envolverse en él es como vestirse con un cuadro. La industria moderna no inventará nada que iguale a la ingenua poesía del mantón, salpicado de flores, flexible, pegadizo y mate, con aquel fleco que tiene algo de los enredos del sueño y aquella brillantez de color que iluminaba las muchedumbres en los tiempos en que su uso era general. Esta prenda hermosa se va desterrando, y sólo el pueblo la conserva con admirable instinto. Lo saca de las arcas en las grandes épocas de la vida, en los bautizos y en las bodas, como se da al viento un himno de alegría en el cual hay una estrofa para la patria. El mantón sería una prenda vulgar si tuviera la ciencia del diseño; no lo es por conservar el carácter de las artes primitivas y populares; es como la leyenda, como los cuentos de la infancia, candoroso y rico de color, fácilmente comprensible y refractario a los cambios de la moda”. Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta (parte primera, cap. II.2, pág. 127, ed. 1984)
con flores, pájaros o fantasías, y rematado en todo su perímetro por flecos. Los mantones de Manila toman su nombre de la capital filipina, donde hacían la primera escala en su viaje desde China hasta España. Algunas fuentes fijan su origen durante la dinastía china Shang (entre los años 1600 y 1046 a.C.), hipótesis sustentada en el hecho de que fueron los chinos los descubridores de la seda y los primeros en bordar con hilo de este material. La más antigua muestra de bordado chino se ha encontrado en una tumba de la dinastía Zhou, del siglo VI a.C., que se ilustra en la figura 1.
Fig. 1 Vestido bordado, siglo VI a. C. China, dinastía Zhou
Los bordados chinos se producían en varias localidades, entre las que destacaba Cantón (hoy Guangzhou), y eran exportados bajo la supervisión del Consejo Mercantil o Cohong, cuyos trece miembros eran los únicos autorizados a comerciar con los posibles compradores extranjeros.
Introducción al mantón y su origen: viaje de China a España ¿Qué es un mantón de Manila? Es un lienzo cuadrado de seda decorado en colores vivos 3
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China comerciaba con Occidente a través de la Ruta de la Seda, por lo que antes de finalizar el siglo XVI los objetos chinos circulaban con profusión por los reinos europeos. Para facilitar el comercio con el lejano Oriente se crearon grandes corporaciones llamadas “compañías de las Indias Orientales”, que eran las que negociaban directamente con el Consejo Mercantil de Cantón anteriormente citado.
Como apunta Encarnación Aguilar1, los primeros bordados chinos en seda no utilizaron como soporte el mantón, sino portadas de libros, tapices y estandartes, en primer lugar, y más adelante vestidos, colchas y cojines. Los primeros bordados en complementos de hombros los encontramos en los chales que empezaron a usar las mujeres chinas en el siglo VII por influencia de la India. Las figuras 2 y 3 muestran dos magníficos chales bordados
Buena parte de este comercio se realizaba a
de los conservados en el Museo del Traje.
Fig. 3 Chal bordado, ca. 1860. Museo del Traje, Madrid (MT014194)
Fig. 2 Chal bordado, ca. 1860. Museo del Traje, Madrid (MT014193)
1 Aguilar Criado, E. (2001). “El mantón de Manila”, en Transporte, arte y artesanías. Publicaciones Comunitarias, vol. II, pp. 140-160. Sevilla.
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EL MANTÓN CHINO (DE MANILA)
través de Filipinas, que era desde 1564 colonia de la corona española, incorporada por el conquistador Miguel López de Legazpi, fundador de la ciudad de Manila en 1571. A su puerto llegaban numerosas mercancías chinas que proseguían su viaje en galeones hasta España, vía islas Marianas, Alta California y Acapulco. Descargadas las mercancías en este último puerto, se trasladaban por tierra al mejicano de Veracruz, desde donde partían hacia España. Esta travesía, entre Filipinas y Sevilla, se realizaba de dos a cuatro veces al año. El paso por Méjico permite entender por qué el historiador Joaquín Vázquez Parladé atribuía al mantón chino un origen mejicano. Los mantones llegaban en perfecto estado de conservación gracias a que realizaban el viaje metidos en unas cajas de madera que en sí mismas son obras de arte, decoradas con incrustaciones de madreperla y motivos chinescos, y dentro de cada una de estas cajas se alojaba otra de cartón, cuyo interior entelado
Fig. 5 Mantón chino, ca. 1900. Museo del Traje, Madrid (MT016838)
constituía la cama sobre la que reposaban los mantones. Se conservan muy pocas de estas cajas, ya que su belleza hizo que se reutilizaran como muebles tipo veladores. El uso de los mantones en China no perduró, por no estar relacionados con la vestimenta tradicional de sus mujeres. Sin embargo, se mantuvieron como producto para la exportación, con enorme éxito en las rutas comerciales con Occidente, especialmente a partir del siglo XVIII. Desde 1820, y por influencia de los antiguos chales indios, el diseño de los mantones evo-
Fig. 4 Caja lacada para transportar mantones, siglo XIX. Colección particular
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luciona, desde el formato rectangular original hasta el cuadrado ilustrado en la figura 5.
tones es el definido como bordado erudito al matiz, en el que los motivos se van cubriendo por bandas estrechas con los motivos en movimiento, y cada una va tomando una tonalidad inferior o superior a su inmediata, dentro siempre del mismo color para cada motivo. Este escalonamiento de tonos es lo que le hace ser un bordado matizado, realizado con sedas de colores, de gran vistosidad, conocido por ello también como “pintura a la aguja”. La hebra de la bordadura debe ser “seda flor”, que es una seda lasa, sin torsión, muy apropiada para que las puntadas queden bien unidas y proporcionen una sensación de brillo como si de una pintura se tratara. La puntada va ligeramente inclinada, y se emplean principalmente el punto de pasada, el de tallo y el de arenilla.
Proceso de elaboración: tejido, bordado y flecado En cuanto a los materiales para los mantones, es obligado el empleo de la seda, tanto en el tejido base, confeccionado en crespón, como en el bordado. En cuanto a los flecos, estos pueden ser de seda o de perlé, si se quiere aumentar el peso del mantón.
Tejido El tejido base que se emplea en la inmensa mayoría de los casos es el tafetán de seda, el más simple de los ligamentos básicos, que se realiza entrecruzando los hilos de las pasadas de trama con los hilos de la urdimbre en un orden de uno a uno. Como los mantones fueron ganando peso con la incorporación de los grandes flecos, y en otras ocasiones además con bordados realizados en perlé, se hizo necesario utilizar el crespón, mucho más resistente que un sencillo tafetán.
Flecado El mantón se remata con un fleco, labor de macramé que se realiza sobre una pieza conocida como bandera que se apoya en la propia silla de la flequera. Inicialmente, los flecos se extraían del propio tejido y eran de pequeña longitud, pero después evolucionaron como labor de macramé, y llegaron a medir hasta 50
La palabra crespón viene del latín crespo, que significa ensortijado, rizado, pues se trata de un tafetán de seda con los hilos de urdimbre y de trama muy torsionados. Estas ondulaciones o irregularidades de la superficie hacen que el tejido produzca unos interesantes juegos de claroscuros. A este tipo de crespón originario de China y empleado en los mantones es al que llamamos crespón chino.
centímetros. El cambio de longitud se produjo porque el precio de los mantones dependía de su peso; de ahí que los comerciantes estuvieran interesados en añadir grandes flecos de perlé.
Cronologías y usos en el proceso de adaptación al gusto occidental
Bordado
Según Caroline Stone, el mantón chino asentado en Occidente ha pasado por varias eta-
El tipo de bordado que se emplea en los man6
EL MANTÓN CHINO (DE MANILA)
pas durante el siglo XIX, en las que ha ido cambiando de forma, de técnica y de motivos decorativos.
4. En el último tercio del siglo XIX se aprecia un horror vacui en su decoración. Es en este momento cuando aparecen los mantones con personas cuyas caras se cubren con aplica-
1. 1820-1830. Las piezas se bordaban sobre una tela de forma cuadrangular muy fina, a veces resbaladiza y lustrosa, del tipo crespón de China. Van decorados con una sencilla cenefa con pequeñas flores bordadas. No aparecen todavía ni animales ni escenas con personas. Los flecos son pequeños, inferiores a 10 centímetros, y provenientes de la urdimbre del propio tejido, sin emplear la técnica del macramé. 2. 1830-1850. En estas décadas aparecen dos cenefas que van aumentando de tamaño: la exterior, con flores y hojas, es fina, mientras que la interior puede tener hasta 20 centímetros de ancho y contiene escenas de la vida cotidiana china. Las flores permanecen en las esquinas y se reserva un espacio cruciforme vacío en el centro. Los flecos oscilan entre los 10 y los 20 centímetros, y están unidos a la tela por el pie de macramé. 3. 1850-1870. En esta etapa el diseño de los mantones vuelve a cambiar, retornando a cenefas más finas y sencillas para dejar protagonismo al centro del mantón: las flores se expanden desde las esquinas combinándose con mariposas, pavos reales y pajarillos. El fleco alcanza y supera los 20 centímetros, lo que exige que aumente el grosor de la seda en los hilos del tejido. Al extenderse el uso del miriñaque, los mantones adquieren mayor popularidad: el escenario adecuado para su lucimiento es sobre el volumen de las grandes faldas.
Fig. 6 Cartel publicitario, 1897, Ramón Casas. Museo del Traje, Madrid (MT025722)
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ción de láminas de marfil. Normalmente las figuras suelen ubicarse en pabellones chinos evocando escenas de galantería, ocupan dos esquinas y alternan con otras dos en las que aparecen aves y flores. Los flecos pueden llegar a alcanzar una longitud de hasta 50 centímetros.
las ferias. También se pueden encontrar mantones como protagonistas de cuadros costumbristas de pintores tanto españoles como extranjeros, como es el caso de Ramón Casas, cuyo cartel de Anís el Mono se conserva en el Museo del Traje.
Mantones de producción española: tipologías
5. A partir de 1920 la popularidad de los mantones disminuye. Si bien es una prenda que ha llegado hasta nuestros días, en la práctica ha dejado de utilizarse de la manera habitual en que se habían vestido en el siglo XIX. Actualmente se reserva su uso para ocasiones especiales, para acompañar los vestidos de fiesta o para completar el “traje de gitana” en
El periodo entre finales del siglo XIX y principios del XX es en el que, en España, y más concretamente en Sevilla, se concentra la producción nacional de los mantones. Esta labor se convirtió para las mujeres en una tarea cotidiana con la que contribuir a mejorar la econo-
Fig. 7 Ángeles Espinar, bordadora de mantones. Villamanrique de la Condesa (Sevilla)
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EL MANTÓN CHINO (DE MANILA)
mía familiar. En un primer momento se mon-
En el estreno de La verbena de la Paloma el 17
taron talleres a los que acudían a trabajar las
de febrero de 1894 en el Teatro Apolo de Ma-
mujeres, pero cuando la rentabilidad de esta
drid, con libreto de Ricardo de la Vega y parti-
actividad empezó a decaer, desaparecieron
tura del Maestro Chapí, terminada por Tomás
los talleres y las mujeres siguieron bordando
Bretón, se le dedicó al mantón de las chulapas
en sus casas. Todavía hoy se siguen bordan-
de la capital algunas de las coplillas más po-
do mantones de manera artesanal, como el
pulares de la historia de la Zarzuela. En una de
mostrado en la figura 7.
ellas, del dúo de Julián y Susana, se alude al mantón con el nombre en que se reconoce el
El proceso técnico completo de realización de
origen de la prenda:
estos mantones incluye unas etapas que se suceden en el siguiente orden. Primero, se fija
“Por ser la Virgen de la Paloma,/ un mantón
la tela del mantón a la base del telar donde se
de la China-na, China-na/ me vas a regalar./
borda. Después se traza el dibujo del diseño
Venga el regalo,/ si no es de broma,/ y llévame
sobre la tela, tarea realizada por una maestra,
en berlina-na/ al Prado a pasear”.
o en su ausencia se copian diseños anterio-
Dependiendo del tamaño y de la calidad de
res. A continuación se ejecuta el bordado, en
los materiales, del momento en que se vestía
el que pueden intervenir una o varias bordado-
y del lugar en que se colocaba, han surgido
ras. Finalmente se añade el flecado, actividad
distintas tipologías de mantones españoles.
que desarrollan otras trabajadoras denominadas flequeras.
Mantón de cigarreras
En cuanto a los motivos decorativos, se mo-
Cuenta la leyenda que los barcos traían las
difican siguiendo los dictados del gusto occi-
hojas de tabaco desde Filipinas a la Fábrica de
dental, sustituyendo los crisantemos chinos
Tabacos de Sevilla envueltas en paños de seda
por grandes rosas y dando a las aves que los
para su mejor conservación. Las cigarreras
adornaban unas características menos exóti-
que trabajaban en esta fábrica aprovechaban
cas
esos paños como rebozos para protegerse de
Cuando las modas europeas impusieron sus
la humedad cuando cruzaban el Guadalqui-
tonos grises y opacos en el vestido femenino,
vir de madrugada desde Triana, donde resi-
el mantón de Manila cayó en desgracia entre
dían. Los paños venían bordados con motivos
la burguesía, y su uso se limitó a los sustratos
asiáticos, y ellas les añadían los flecos. Este
sociales más bajos; se mantuvo vivo gracias
mantón se caracteriza por una decoración de
al casticismo. Su presencia en la ceremonia
rosas, que pueden ser cuatro grandes -una
del baile flamenco es uno de los principales
en cada esquina-, con otros motivos florales
recursos de la gracia de la “bailaora”, además
alrededor, o bien de menor tamaño ocupando
de un atributo femenino rico en simbolismo.
toda la superficie del mantón. 9
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Mantón “a la moronga” Una de las maneras de vestir un mantón de Manila es la llamada “a la moronga”, muy popular en el cambio del siglo XIX al XX: el mantón, muy grande, se coloca con el pico en la parte delantera y los otros dos picos a la espalda, para volver al delantero por encima de los hombros. Las mujeres más atrevidas, como las prostitutas de lujo, recibían a los clientes en un sofá vestidas con el mantón como única prenda; se levantaban, soltaban los picos del mantón y quedaban desnudas, como si de una escenografía se tratara. Así fueron retratadas por algunos de los más grandes pintores españoles de la época como Rusiñol, Anglada Camarasa, etc.
Isabelino Suele estar decorado con aves y elementos florales. Alcanzó popularidad durante el reinado de Isabel II, lo que justifica su nombre.
Mantón de luto o Jacobiano Es negro y con los bordados en el mismo color, pues surgió cuando el mantón se tiñó para acompañar el luto. Fig. 8 Mantón chino, último tercio del siglo XIX. Museo del Traje, Madrid (MT092934)
Chinesco Presenta una decoración menuda de carácter
Costumbrista
narrativo, en la que se unen arquitecturas, ele-
Estos mantones estaban decorados con escenas de fiestas populares, como corridas de toros, la feria de abril o la romería del Rocío (con carretas o el “Simpecado de la Virgen”); con monumentos de Sevilla como la Giralda o la Torre del Oro; y también había mantones negros con nazarenos de Semana Santa.
mentos vegetales y animales con personajes, que pueden llevar sus caras talladas en marfil.
Mantoncillo de talle De menor tamaño, para acompañar el traje de gitana.
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EL MANTÓN CHINO (DE MANILA)
Mantón del Museo del Traje
pinceles de un solo pelo. El mantón es reversible, pues muestra la misma decoración en ambos lados, anverso y reverso. Las figuras aparecen en pabellones chinos en escenas de la vida cotidiana, que ocupan dos esquinas enfrentadas; en las dos esquinas alternas se muestran aves y flores (figuras 9, 10 y 11).
La pieza elegida es un mantón realizado en China perteneciente a la colección del Museo del Traje, a la que pasó a formar parte tras su adquisición en 2004. Está fechado en el último tercio del siglo XIX. Aunque los mantones chinos se confeccionaban ya en España desde finales del siglo XIX, esta pieza es de producción oriental
Recorriendo todo el mantón por su borde hay una cenefa en cuyo interior aparecen motivos vegetales, florales y algunos frutos. La cenefa está separada del resto por cuatro líneas, tres de diferentes azules y una en blanco. Todo el bordado está ejecutado con hilos de seda de
Es en este momento cuando aparecen los mantones con caras realizadas con aplicación de láminas de marfil. Son plaquitas de marfil recortadas, cosidas y pintadas a mano con
Fig. 9 Detalle del mantón chino, último tercio del siglo XIX. Museo del Traje, Madrid (MT092934)
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colores variados: azules, verdes, amarillos, rosas, rojos, negros, grises, marrones, blanco, etc. de gran calidad y belleza.
Esta pieza excepcional tiene un paralelo en los llamados “abanicos de mil caras”, también de fabricación china, en los que se colocaban caritas de marfil semejantes a las de este mantón, superpuestas sobre un país de papel en que se pintaban los personajes, y en ocasiones también se aplicaban además sedas en las ropas de las figuras.
El mantón va rematado con un fleco en color amarillo-vainilla, trabajado con la técnica de macramé. En esta época los flecos suelen ser de gran longitud, y pueden superar los 50 centímetros.
Fig. 10 y 11 Detalles del mantón chino, último tercio del siglo XIX. Museo del Traje, Madrid (MT092934)
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Bibliografía
- Aguilar Criado, E.: “El mantón de Manila”, en Transporte, arte y artesanías. Sevilla, Publicaciones Comunitarias, 2001. V. II, pp. 140-160. -AA.VV.: Orientando la mirada. Arte Asiático en las colecciones públicas madrileñas. (Cat. Exp. ), Ayuntamiento de Madrid, 2009. -Ruiz Olmedo, A.: El mantón de Manila, (Cat. Exp.), Ayuntamiento de Madrid, Concejalía de Cultura, Educación, Juventud y Deporte y la Fundación Loewe, 1999. -Santamaría, C.: “Mantón de Manila: la revolución del comercio con Oriente por la ruta de Acapulco”,
Revista Filipina, T. XIII, núm. 3, otoño, 2009. -Seco Serra, I.: The Traditional Costumes of Spain. Nueva York, 2011. 98, fig. 8 (detalle); Joaquín Sorolla & the Glory of Spanish Dress, pp. 89-101. -Stone, C.: “El mantón de Manila” en El mantón de Manila, (Cat. Exp.), Granada, Fundación Caja de Granada, Fundación Rodríguez Acosta, 1998. 14
EL MANTÓN CHINO (DE MANILA)
MODELO DEL MES. CICLO 2016 En estas breves conferencias, que tienen lugar en las salas de exposición, se analizan e interpreta un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes se les entrega gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia. Domingos: 12:30 h. Duración: 30 min. Asistencia libre ENERO Ilustración de moda. (1934-35) Paloma Calzadilla FEBRERO Traje de alcaldesa de Zamarramala Mª Antonia Herradón MARZO Vestido camisa y spencer, (1800-10) Beatriz Bermejo ABRIL Miniatura de la reina Henriette Marie de Inglaterra, Escocia e Irlanda, y sus 29 looks, Ca.1640 Concha Herranz MAYO Conjunto para hombre de Antonio Alvarado, 1987 Juan Gutiérrez JUNIO Geometria y traça ALBAIZETA María Prego SEPTIEMBRE Abarca cántabra Ana Guerrero y Américo López de Frutos OCTUBRE Mantón de Manila, ca. 1870 Lucina Llorente NOVIEMBRE Polisón infantil Elvira González DICIEMBRE Pieza por determinar
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